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3. LENGUAJE NATURAL Y LENGUAJES FORMALES.

1. EL LENGUAJE.
1.1 DEFINICIÓN DEL LENGUAJE.
El lenguaje (L) es “el elemento mediador de la comunicación humana, un tipo de código que posee
un sistema de significados que relacionan signos y realidades, con un conjunto de reglas que dan las
claves de utilización de los signos.”

Hierro Pescador establece una serie de requisitos que debe tener todo lenguaje:
 Sus elementos constitutivos podrán combinarse de unas formas y no de otras.
 Cada elemento podrá ser sustituido por ciertos elementos y sólo por ellos.
 A partir de una combinación correcta de signos podrán formarse otras mediante
determinadas transformaciones.

1.2. EL LENGUAJE COMO ACTIVIDAD Y EL LENGUAJE COMO ESTRUCTURA.


Para encontrar un poco de luz y claridad, así como centrarnos en los lenguajes humanos,
atenderemos a la distinción que realiza Ferdinand de Saussure (1996) entre Lenguaje como actividad y
Lenguaje como estructura.

El Lenguaje como actividad es el habla, que abarca todas las operaciones verbales posibles;
aunque en la mayoría de los casos se entiende como “hablar” 1, también incluye escuchar, entender,
malentender, no responder, escribir, leer, etc. Cada una de estas operaciones puede incluir actos
lingüísticos diferentes (descripciones, mandatos, preguntas, etc.) y realizarse de diferentes modos
(monólogos, diálogos, razonamientos, etc.). Tales operaciones están enclavadas en sociedades, culturas y
grupos concretos en los que se realizan, teniendo como referencia los códigos compartidos por estos. La
actividad lingüística tiene resultados objetivables en productos culturales (conversaciones, cartas,
exclamaciones, discursos, etc.), aunque se diferencia de alguna manera de éstos, lo que podemos ver en
las siguientes características:

 Su implicación necesaria con el resto de actividades: permite hablar de todas, incluso de él


mismo.
 El carácter sistemático de su objetivación; aunque no es exclusiva del lenguaje, sin embargo el
carácter especialmente lingüístico destaca sobre las otras actividades.

La última característica nos remite a la consideración del Lenguaje como estructura, la lengua
en el sentido que le da Saussure. La estructura, el sistema, sirve de referencia para la actividad lingüística
y sus resultados. Según Saussure el lenguaje tiene una doble vertiente: individual y social 2. El lenguaje
como actividad incluye ambas, mientras que el lenguaje como estructura es puramente social. La lengua
es el sistema establecido socialmente que sirve de referencia al habla.

Las relaciones entre ambas son problemáticas, porque la lengua es estática, mientras que el habla
es dinámica, versátil y en constante evolución. Veamos su intento de solucionar los problemas derivados
de esta diferencia esencial.

 Planteamiento: relaciones problemáticas entre lengua y habla.


 Dilema: o bien tomamos partido por uno solo de los lados del problema (habla o lengua) o bien
estudiamos el problema por muchos lados a la vez. Si seguimos la primera opción no
percibiremos las dualidades existentes; si lo hacemos con la segunda, el objeto aparecerá
confuso y heterogéneo, así como desordenado, lo que podría abrir paso al intrusismo de otras
ciencias.
 Solución: Hay que situarse en primer lugar en la lengua y tomarla como norma de las otras
manifestaciones.

Sin embargo, sigue habiendo problemas parecidos: sincrónicamente, la lengua es criterio de


corrección y construcción del habla, pero diacrónicamente el criterio entra en dialéctica con la evolución
de los actos del lenguaje que cambian la misma estructura y por ende el criterio 3.

1.3 EL ESTUDIO DEL LENGUAJE


La semiótica es la ciencia general de los signos; estudia el L como conjunto de signos y se
subdivide en:
1.3.1 Semántica.

1
Cf. Ferrater Mora, Indagaciones sobre el lenguaje, Madrid, Alianza, 1980.
2
Saussure, F. Curso de lingüística general, Buenos Aires, Losada, 1975.
3
Podemos encontrar múltiples ejemplos de esto en las sucesivas ediciones del DRAE.

1
Es la ciencia que estudia las significaciones de los signos, las relaciones entre los signos y lo que
significan (Morris), es decir, la relación entre significante y significado. Según Carnap, esto implica que
hay que abstraer los individuos o grupos que usan el lenguaje.

La semántica contiene una teoría del significado de las expresiones, por lo que sus estudios llevan
a la construcción de un diccionario que traduce el lenguaje estudiado (lenguaje objeto) usando un
lenguaje de referencia (metalenguaje).

Tarski define la semántica como disciplina que estudia las relaciones entre determinadas
expresiones del L y los objetos a los que se refieren dichas expresiones. Esto introduce una distinción
entre teoría de la referencia y teoría del significado, realizada por Quine.

1.3.2 Sintaxis.
Estudia los signos independientemente de lo que designan y significan, ocupándose de las
relaciones de los signos entre sí. Es una disciplina formal cuya misión es elaborar una teoría general de la
construcción de lenguajes (Ferrater Mora).

Carnap afirma que la sintaxis se refiere a las estructuras de posibles órdenes seriales compuestas
por cualquier tipo de elementos de los códigos lingüísticos. Especifica las reglas de formación y
transformación de las expresiones y examina si una construcción cualquiera de elementos del L es
correcta o no.

1.3.3 Pragmática.
Estudia las relaciones entre los elementos de un L y los sujetos que usan este L. Ferrater Mora la
define como el estudio de las significaciones: lo que es un signo para el sujeto.

Charles Morris, desde un planteamiento behaviorista (conductista), la define como la parte de la


semiótica que estudia el origen, los usos y efectos producidos por los signos en la conducta de la que
aparecen4.

Carnap, en Introduction to Semantics (1942) propone como ejemplos de investigación pragmática


el análisis fisiológico de los procesos que tienen lugar en los órganos del habla y en los centros nerviosos
relacionados con la actividad lingüística, el análisis psicológico de las connotaciones de cada palabra para
distintos individuos, estudios etnológicos y sociológicos sobre hábitos lingüísticos en distintos grupos,
sociedades, culturas, etc.

1.4 FUNCIONES DEL LENGUAJE.


1.4.1 Bühler.
El estudio científico de las funciones fue iniciado por Karl Bühler, en su teoría sobre las tres
funciones, definidas en sentido biológico: actividades desarrolladas por un órgano. Distingue tres
aspectos del lenguaje relevantes: cosa significada, hablante y oyente, que dan origen en las tres
funciones:
 Apelativa: centrada en el oyente, ya que el hablante requiere su atención; es la típica del
lenguaje animal y la más primitiva del lenguaje humano. Se basa en la identificación entre
signo y señal. Ejemplo: “¡Oye!”
 Expresiva: centrada en el hablante, que expresa su situación psíquica, afectiva, yoica.
Ejemplo: “¡Qué bien!”
 Representativa: centrada en la cosa significada, el hablante transmite un sistema de
signos que representa una realidad externa. Es la característica del lenguaje humano que
se convierte en un sistema semiótico con sus tres partes. “El barco ha sido secuestrado”.

La teoría de Bühler fue criticada por biologicista, aunque tiene una utilidad: sirve para diferenciar
los lenguajes animal y humano.

1.4.2 Jakobson.
En su libro Lingüística y poética, Jakobson explica las relaciones entre ambas analizando los
elementos de lenguaje con detalle y precisión. La función primordial según él es comunicar ideas a través
de mensajes, pero hay otras funciones importantes. Las funciones dependen del predominio de uno de los
elementos del lenguaje, lo que puede entenderse mejor con este cuadro:
ELEMENTOS FUNCIONES
contexto referencial
hablante mensaje oyente emotiva poética conativa
contacto fática
código metalingüística

2. EL LENGUAJE NATURAL.

4
Cf. Morris, Signs, Languaje and Behavior, 1996.

1
2.1 CARACTERÍSTICAS.

 Cumple con los requisitos de Hierro Pescador, pero no lo describen con suficiente precisión.
 Hockett da una definición basada en el lenguaje hablado, considerando subsidiarios y
dependientes al lenguaje escrito, los códigos de señales de comunidades y sociedades, etc.
Estableció 9 características que deben tener todos los lenguajes naturales.

1. Ser aptos para producir mensajes nuevos.


2. Los mensajes producidos deben referirse a cosas espaciotemporalmente alejadas del
lugar y el momento de la conversación.
3. El sistema total del lenguaje debe contar con al menos dos subsistemas: el fonológico
y el gramatical.
4. Deben existir vínculos asociativos convencionales entre ciertos elementos del sistema
y rasgos de la realidad.
5. Los mensajes lingüísticos deben constituir un repertorio discontinuo (que no se repitan
siempre).
6. Los miembros de la comunidad lingüística deben ser indistintamente emisores y
receptores.
7. El emisor de una señal lingüística debe ser a la vez emisor y receptor (se comprende a
sí mismo).
8. Las consecuencias de las señales deben ser triviales biológicamente hablando.
9. Las señales deben transmitirse de forma difundida, recibirse en una dirección
determinada y desaparecer rápidamente.

 Lengua, sociedad y cultura son solidarias. Así, el lenguaje natural depende también de las
estructuras físicas y psíquicas de los hablantes, lo que implica estas características:
1. Se adquiere mediante el aprendizaje.
2. Es articulado (mediante el aparato fonador).
3. Es simbólico, gracias al distanciamiento de la realidad y su capacidad de
representación de realidades ausentes; es, por tanto, abstracto y convencional.
4. Es productivo, ya que los signos, al no estar relacionados directamente con la
realidad representada pueden combinarse indefinidamente de diferentes formas.

Benveniste: gracias a estas características, el lenguaje puede ser considerado un instrumento


privilegiado para la comunicación y la conceptualización.

2.2 PROBLEMAS.

El lenguaje natural tiene una potencialidad infinita, tanto que saber hablar una lengua consiste en
la capacidad de recrearla indefinidamente produciendo nuevos mensajes que pueden, además emitirse
en distintos contextos. Pero la dependencia hacia la comunidad de hablantes y las variaciones en su uso
conducen a una serie de problemas para asegurar una comunicación efectiva y una expresión clara de los
pensamientos del hablante.

Antes de continuar hagamos un inciso para recordar el tema de los elementos de la comunicación.
Umberto Eco, en su Tratado de Semiótica General, establece un modelo esquematizado en el siguiente
cuadro:
ruido
ruido

fuente → transmisor → señal → canal → señal → receptor → mensaje → destinatario
→ código ←
Después de recordar los elementos de los procesos de comunicación, volvemos al planteamiento de
los problemas. Para comprender estos problemas debemos considerar el proceso comunicativo tal como
se da en un acto de habla cualquiera. El emisor realiza siempre una codificación de sus pensamientos en
forma de lenguaje, que depende de la variante del código lingüístico de la comunidad, de sus
capacidades individuales, de sus experiencias personales, su nivel de aptitud lingüística, el subgrupo
social, etc. Lo que nos hace pensar sobre la posibilidad de expresar fielmente lo pensado o percibido por
medio de un código concreto. Además, una vez codificada la información y emitido el mensaje, debe
producirse la recepción. En este proceso pueden darse también problemas, pero no del lenguaje natural,
sino de la transmisión (ruido, interferencias). Y por último, una vez recibido el mensaje, el receptor debe
descodificarlo, lo que añade más incertidumbre o posibles alteraciones del mensaje.

Por tanto, los problemas de comprensión son consustanciales al propio lenguaje natural.
La fuente de estos problemas es la equivocidad producida por su origen histórico y social; dicha
equivocidad se centra en dos aspectos fundamentales:
1. La polisemia: es la pluralidad de significados en palabras o frases del lenguaje. Ej: “Dame el
gato”. Aunque es fuente de problemas, produce riqueza expresiva, así como la diversión, ya
que es uno de los instrumentos básicos de los chistes y el humor.

1
2. La imprecisión, tanto explícita como implícita. La explícita responde a la intención del emisor,
manifestada por medio de pronombres (“niño dame eso”, “vinieron algunos perros”) o adjetivos
indefinidos. No es problemática porque comunica una imprecisión en el pensamiento del
emisor. La implícita casi siempre es fuente de confusión, porque suele provocar que el receptor
entienda algo que no estaba incluido en el origen (“el examen va a ser fácil” puede crear falsas
expectativas en un alumno que no estudie lo suficiente y suspenda.)

2.3 LENGUAJE NATURAL Y LENGUAJES FORMALES.

La mayor virtud del lenguaje natural, es decir, su flexibilidad y por tanto capacidad de crear,
matizar e innovar, es sin embargo fuente de su equivocidad y por tanto de problemas de comunicación.
Para solucionarlos se ha planteado la construcción de unos lenguajes artificiales, sometidos a códigos
convencionales totalmente explícitos que expresan de un modo unívoco sus mensajes, evitando la
imprecisión y la confusión.

Estos lenguajes pierden la expresividad y la flexibilidad, pero ganan mucha seguridad y precisión en
la comunicación y en la instrumentalización del pensamiento individual. Por eso las ciencias han ido
construyendo en primer lugar su propio vocabulario, y después las reglas sintácticas que lo rigen.

Para comprender mejor la distinción entre lenguaje natural y lenguaje artificial recurriremos a la
metáfora de Wittgenstein 5: el lenguaje es como una ciudad antigua. Es un laberinto de pequeñas calles y
plazas, de casas viejas y nuevas, de casas con añadidos de épocas distintas y rodeadas de multitud de
barrios nuevos con calles rectas y casas uniformes. Si comparamos las ciudades antiguas con los tipos de
lenguajes, podemos decir que las casas viejas representan el lenguaje natural, que heredamos; mientras
que las casas nuevas representan los lenguajes artificiales, que son construidos. Aunque en rigor,
también los naturales han sido construidos, pero de un modo extremadamente lento.

Los lenguajes artificiales son el producto de la necesidad de controlar científicamente el medio. Por
tanto son lenguajes de precisión, medios artificiosos construidos por los científicos para poder formular
mejor las relaciones existentes entre los objetos estudiados.

Si hablar es recrear el lenguaje, el hecho de construirlos es la pura y premeditada explotación de


esa posibilidad. ¿Cómo? A través de una formalización más o menos intensa. Por este motivo, a partir de
ahora llamaremos a los lenguajes artificiales lenguajes formales o formalizados.

3. LOS LENGUAJES FORMALES.


3.1 FORMALIZACIÓN DE UN LENGUAJE.
Formalizar un lenguaje “L” equivale a especificar, por medio de otro lenguaje “L1”, llamado
metalenguaje de L, la estructura del mismo. Consiste en especificar, por medio de L1, exclusivamente la
forma de las expresiones de L. La formalización debe cumplir unos requisitos 6:

1. La enumeración de todos los símbolos formales, en la que se hace un inventario de lso


signos, constantes y variables en que se basa el lenguaje L. (Esta enumeración
equivale al alfabeto de los lenguajes naturales).
2. Especificar las condiciones en que una expresión compuesta por los símbolos
pertenezca a L (es una “expresión bien formada del lenguaje L”). También se
denomina, reglas de formación de fórmulas.
3. Finalmente, las reglas de transformación de fórmulas que permiten pasar de unas
expresiones a otras; son las reglas de inferencia aceptadas para realizar deducciones
en el lenguaje L.

Estos requisitos se corresponden con la construcción de un cálculo, que no es propiamente un


lenguaje, sino un código que expresa una codificación de relaciones, una estructura sin interpretar, es
decir, sin contacto con la realidad, sin significado.

3.2 LOS CÁLCULOS.

Un cálculo está formado por una serie de elementos y reglas que deben poseer ciertas
características como conjunto. Veamos cuáles son, acompañados de un ejemplo sencillo.

3.2.1 Elementos del cálculo.


Un cálculo debe tener un conjunto de símbolos de dos tipos:

1. Símbolos elementales: piezas que pueden manejarse dentro del sistema.


2. Operadores: instrumentos que permiten poner en relación las piezas del sistema.

5
Cf. Investigaciones filosóficas, 18.
6
Garrido, Manuel, Lógica simbólica, Madrid, Tecnos, 1977, págs. 52 y 53.

1
Este conjunto debe estar definido de un modo efectivo, es decir, que ante cualquier objeto
debemos poder decidir si es o no es un elemento del cálculo.

Ejemplo:
a) Como símbolos elementales tenemos:
1. Números seguidos de la letra A: 1A, 2A, 3A, 4A, …
2. Números seguidos de la letra B: 1B, 2B, 3B, 4B, …
b) Como operador tenemos uno que pone en relación los elementos 1 y 2 o viceversa: ↔
c) Ningún símbolo u operador diferente es un elemento del cálculo.

Este conjunto está definido efectivamente: podemos decidir si un símbolo pertenece o no al cálculo:
por ejemplo 1A pertenece, mientras que 1C no; o que ↔ pertenece, pero no →.

3.2.2 Reglas de formación.


Las reglas de formación establecen cuáles son las combinaciones correctas posibles de símbolos y
operadores. El conjunto de reglas debe proporcionar a su vez una definición efectiva de la noción
“expresión bien formada del cálculo”, es decir, decidir si una expresión está bien o mal formada.

Ejemplo:
a) Regla de Formación 1: Cualquier número seguido de A es una expresión bien formada.
b) Regla de Formación 2: Cualquier número seguido de B es una expresión bien formada.
c) Regla 3: Una expresión compuesta por cualquier número y la letra A (nA) seguido de ↔ y de
cualquier número y la letra B (nB) es una expresión bien formada.
d) Regla 4: Una expresión compuesta por cualquier número y la letra B (nA) seguido de ↔ y de
cualquier número y la letra A (nB) es una expresión bien formada.
e) Nada más es una expresión bien formada.

Aquí también podemos decidir si una expresión está o no bien formada: “1A ↔ 2B”, “4B ↔ 2A” y “5A
↔ 5B” son expresiones bien formadas, mientras que no lo son “↔ 3A", “1A ↔ 2A" o “2B ↔ 3B”.

3.2.3 Reglas de transformación.


Las reglas de transformación permiten transformar una expresión bien formada en otras y decidir si
la transformación es correcta o no.

Ejemplo:
a) Regla de Transformación 1: Una expresión de un “número A” puede convertirse en una
expresión compuesta por un “número A” seguido de “↔” y “número B” (Ej. “1A" puede
transformarse en “1A ↔ 1B”).

b) R.T. 2: Una expresión de un “número B” puede convertirse en una expresión compuesta por un
“número B” seguido de “↔” y de “número A” (Ej. “1B" puede transformarse en “1B ↔ 1A”).

c) R.T. 3: Una expresión compuesta por “número A ↔ número B” puede convertirse en dos
expresiones simples “número A” o “número B” (Ej. “1A ↔ 1B" puede transformarse en “1A" o
“1B” por separado).

d) R.T. 4: Una expresión compuesta por “número B ↔ número A” puede convertirse en dos
expresiones simples “número B” o “número A” (Ej. “1B ↔ 1A" puede transformarse en “1B" o
“1A” por separado).

En este caso también podemos decidir si una transformación es correcta o no: por ejemplo, “4A ↔
3B” se transforma en 4A es correcto, porque sigue la regla de transformación 3. Pero “4A ↔ 5B” no puede
transformarse en “5B ↔ 4A” directamente porque no hay ninguna regla que lo permita. Sin embargo sí
puedo aplicar la regla 3 y así obtener 5B; luego, aplicando la regla 2 puedo conseguir “5B ↔ 4A”.

3.2.4 Características de los cálculos.


Un cálculo es comparable a un juego autárquico que no hace referencia a nada exterior. Su esencia
es que es puramente formal, de carácter estrictamente sintáctico 7. Como sistema o estructura
meramente formal, un cálculo bien construido debe tener una serie de características derivadas de los
requisitos mencionados anteriormente. A saber:

1. Consistencia: Ausencia de contradicciones entre las expresiones bien formadas.


2. Completud: Capacidad de demostrar, siguiendo las reglas del cálculo, todas las expresiones
bien formadas o sus negaciones.
3. Decibilidad: Posibilidad de establecer siempre si una expresión bien formada es o no
demostrable por medio de las reglas del cálculo.
7
Podemos compararlo con el ajedrez, que es un juego de estrategia con unas piezas y unas reglas de movimiento que tienen el objetivo
de derrotar al adversario como si de un campo de batalla se tratase, pero no tiene ninguna referencia a la realidad, es un juego sin más.

1
3.3 CÁLCULOS INTERPRETADOS Y LENGUAJES FORMALIZADOS. LA LÓGICA COMO CONJUNTO DE
CÁLCULOS INTERPRETADOS.

Los cálculos suelen diseñarse como instrumentos para su aplicación en algún aspecto del quehacer
científico. Esto implica la necesidad de interpretarlos, dotarlos de aspectos semánticos, es decir, de
aspectos relacionados con el significado, y por tanto, convertirlos en lenguajes. Por tanto, podemos definir
un lenguaje formal como la suma de un cálculo y su interpretación: sintaxis más semántica.

El ejemplo utilizado anteriormente, puede interpretarse de la siguiente manera: imaginemos una


experiencia de trabajo por parejas en un instituto con dos grupos de 1º de Bachillerato (A y B). Los
símbolos “nA” y “nB” representan a los alumnos y alumnas de 1ºA y 1ºB, mientras que el operador ↔
indica que los individuos designados forman pareja de trabajo. El cálculo rige las reglas de formación de
parejas. Así, las reglas adquieren significado:

 Cualquier persona, del grupo que sea, puede inscribirse individualmente en la lista (Reglas
de Formación 1 y 2).
 También pueden formarse parejas mixtas formadas por un individuo de cada grupo (Reglas
de Formación 3 y 4).
 Nadie más puede formar grupo (Regla de Formación 5).
 Una vez apuntadas, las parejas pueden separarse (Reglas de Transformación 3 y 4) y los
individuos sueltos pueden formar nuevas parejas (Reglas de Transformación 1 y 2).
 1A es una persona de 1ºA, mientras que 1B es una persona de 1ºB. “1A ↔ 1B” indica que
ambas forman pareja de trabajo.

La diferencia principal entre los lenguajes naturales y los formales es que en los primeros, una
expresión mal formada puede entenderse sin ningún problema, mientras que en los formales no tienen
ningún sentido. Así, la proposición “Pienso de que hay que venir más temprano al instituto” se comprende
en todo su sentido aunque esté mal escrita (Lo correcto sería decir “Pienso que hay que venir más
temprano al instituto”). En cambio, en nuestro ejemplo anterior, si escribo “↔ 1A ↔” la expresión no tiene
ningún sentido.

Esta última característica permite reinterpretar algunas de las características de los cálculos en
sentido semántico:
1. Completud: Capacidad de demostrar, siguiendo las reglas del cálculo, la verdad o falsedad de
todas las expresiones bien formadas del cálculo a partir de las reglas.
2. Decidibilidad: Posibilidad de establecer por medio de las reglas si una expresión bien formada
es verdadera o falsa.

Ejemplos en la ciencia: Hilbert intentó convertir la lógica y las matemáticas en un sistema de


símbolos son más significación que la que sus relaciones dentro del sistema les daban. Otro ejemplo es la
concepción actual de la lógica como conjunto de cálculos interpretados.

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