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Dios Posmodernista

Escrito por: Belén Tapia Ledezma – Pedagogía en inglés – Teológico:


Posmodernismo

Introducción

Este ensayo pretende ser, ante todo, una explicación con visión crítica sobre la necesidad
existencia de un dios en el posmodernismo para el individuo.

No pretende desmentir ni afirmar la existencia de dios, si no que pretende explicar del


siguiente modo el por qué no hay cabida en el posmodernismo para dios.

Basándome en la teoría de Abraham Maslow sobre las necesidades del ser humano y la
forma en que deben ser saciadas, trataré de dar una idea básica sobre la disminución de
creyentes.

Por último este ensayo pretende dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Es necesario
un dios para sentirnos seguros actualmente?
Después de la modernidad.

Podemos definir el posmodernismo como la etapa de la liberación ante las limitaciones


que la distancia geográfica dispone entre el individuo y el mundo en sí. La asequibilidad
de la información en esta época de la historia, afortunadamente, es abundante para quien
quiera conocer.

Según (Perez-Tapia & Flores, 2004) el posmodernismo y la globalización: “se conjugan


para dar cabida a la configuración socio-espacial que requiere el capitalismo."

El posmodernismo es la etapa de las múltiples realidades que chocan entre sí,


inhabilitando la postura contraria al proclamar todas las ideas como válidas. Si mi idea es
válida, cualquier idea que se contraponga a ella no lo es, entonces ninguna idea es válida.

En la etapa moderna el eje central de la formación en materia de creencias propias del


individuo comenzó a ser la ciencia, dejando de lado lentamente el teocentrismo existente
hasta esa época como tema secundario.

Entonces, ¿Qué es dios para el postmodernismo?

Dios en el pasado.

Partiendo por la teoría de Abraham Maslow (1954) que en su postulado “Motivación y


Personalidad” propuso que el ser humano debe satisfacer sus necesidades de forma
jerárquica y secuencial, es decir, no se puede satisfacer una necesidad sin antes haberlo
hecho con la necesidad anterior.

Maslow propone seis estratos de necesidades del ser humano. Primeramente encontramos
las necesidades fisiológicas, las cuales consisten en todas aquellas que tengan que ver
para la sobrevivencia fisiológica del ser humano (respirar, alimentarse, hidratarse, etc.),

Segundamente, Maslow propone el estrato de las necesidades de seguridad, las cuales


consisten en dar la seguridad necesaria para llevar a cabo una existencia plena. Estas
necesidades pueden traducirse en elementos que van desde la seguridad física hasta tener
un techo donde vivir. La salud también forma parte de este estrato así como la moral. Es
en este estrato donde me detengo para tratar de explicar la necesidad de la existencia de
un dios en tiempos de posmodernismo.

Es sabido por todos que en épocas pasadas de la historia de nuestra civilización


predominaba ante todo y como verdad absoluta la creencia de que dios era la respuesta
para la gran mayoría de fenómenos que no podían ser explicados a través de la razón.
Este dios, perteneciente al cristianismo, era el estandarte de la seguridad para todos
quienes creían en él, pero también era el verdugo de quien no lo aceptase como tal.

La necesidad de seguridad era saciada por la creencia de que dios proveería todo a quien
le fuese fiel.

En tiempos antiguos, cuando la medicina estaba en una etapa primitiva, la salud de las
personas eran puestas en manos de médicos que debido a la tecnología de la época poco
podían hacer ante enfermedades graves. Para las enfermedades más graves los familiares
del paciente en cuestión, y el mismo paciente, ponían a disposición de la voluntad de dios
su salud.

La nobleza, antiguamente, estaba formada por ricos, militares, políticos y religiosos, lo


cual daba la impresión de que si eres fiel como un obispo vivirías tranquilamente. Quizá
en esa época las personas creían que el hecho de ser fiel a dios les garantizaría la seguridad
de tener un techo donde vivir, y quizá, al ver que la religión significaba poder, pensaban
que para ellos (la gente común y corriente, campesinos, obreros) también llegaría el fruto
de esa fe.

La moral en tiempos antiguos, y por sobre todo entre los siglos XIV y XVII era regida
por la palabra de dios. La moral propuesta por la biblia fue la moral predominante en gran
parte de la historia de la civilización tal y como la conocemos. Quizá la constitución
fundamental para las personas eran los diez mandamientos, que de por sí, y, bien
aplicados hubieran sido extraordinariamente buenos hipotéticamente hablando.

Dios en tiempos antiguos era a respuesta para casi todo. Sería un crimen decir que incluso
la misma iglesia católica creía en esto. Bartolomé de las Casas fue el primero en declarar
que las enfermedades mentales eran eso, solo enfermedades y no un acto de posesión por
algún esbirro de satanás. Bartolomé de las Casas pertenecía a esa institución, la iglesia
católica.

Dios posmodernista

En el punto anterior traté de explicar que dios era la respuesta para casi todo en épocas
antiguas. Para el individuo, dios era el factor que saciaba sus necesidades de seguridad.
Para (Sloterdijk, 2007) la no reacción de dios ante el llamado de sus clérigos se debía a:

Se trata, en primer lugar, de un simple caso de inaccesibilidad, nada más, y


tendrían que cumplirse una serie de difíciles condiciones antes de poder llegar a
la conclusión de que quien no reacciona es precisamente por eso un en-frente
superior, sí, trascendente.

Si el problema de la no atención de dios es la inaccesibilidad, y basándonos en la premisa


del posmodernismo como facilitador de la globalización, ¿Qué cabida tiene dios para con
las necesidades de seguridad?

Dios era quien satisfacía la seguridad de la mayoría en tiempos donde la salud, el acceso
a la información para la autoeducación, la libertad de elección de empleo eran escasos,
además de una existente moral regida por la religión predominante en aquel entonces.

Actualmente la medicina ha hecho avances importantes en materia de curas para


enfermedades que anteriormente podían considerarse mortales. El avance que hizo la
ciencia en el período moderno facilitó de gran manera el acceso a la salud que actualmente
tenemos.

En materia de seguridad social, llámese vivienda, llámese empleo, también se ha


avanzado notoriamente. Debido a la creación de reformas dependiente de cada país.

Y en la moral ya no es válido regirse por lo que dice la biblia, y para ello, se crearon
distintos acuerdos globales sobre derechos humanos que actualmente rigen el actuar de
países, comunidades e individuos.
Conclusión

Podemos concluir que la necesidad de un dios para el individuo se basa, básicamente, en


las necesidades que este mismo puede saciar para el individuo. En épocas antiguas,
inclusive más antiguas que las tratadas en este ensayo, dios, independiente de la creencia,
era la explicación para los fenómenos inexplicables, y también se le atribuía el proveer
alimentos.

Por parte de las épocas tratadas, se le atribuyen a dios la seguridad, por tanto, en un mundo
globalizado, con la ciencia totalmente avanzada, esas necesidades fueron desapareciendo.

Si bien no desmiento la existencia de dios, y tampoco la creo inútil debido a que gran
parte de la moral que reina actualmente se la debemos al cristianismo, es innegable que
preferentemente los individuos prefieren dejar en manos de la ciencia y el estado la
seguridad que anteriormente se le atribuía a un dios.

¿Es necesario un dios para sentirnos seguros actualmente?, la respuesta a esa incógnita es
no y sí.

No, porque la salud está más avanzada, la moral ahora es regida por estatutos creados de
acuerdo a la ética y no a una religión en sí, y, no porque la sociedad está cada vez más de
acuerdo, según mi percepción, en dejar lo que es del cesar al cesar.

Sí, porque si bien gran parte de la seguridad depende de la salud, vivienda, trabajo, moral;
también está la seguridad física y además la espiritual, y ante eso, lamentablemente el
humano sigue siendo humano, es decir, está propenso a falencias. Sí, porque cada quien
es libre de creer en lo que quiera y tiene derecho a no ser juzgado por ello.

Referencias
Maslow, A. (1954). Motivación y personalidad. Harper & Rows.

Perez-Tapia, V., & Flores, A. (2004). Globalización y posmodernidad. Intellector, 11.

Sloterdijk, P. (2007). Celo de Dios. Trivilus.

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