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256 Cristo en los evangelios del año litúrgico

Nazareno». Esto da al lector la certeza de que la misma persona


que al comienzo del evangelio había manifestado su poder sobre
el mal es aquella en la que Dios manifiesta ahora su poder sobre
la muerte. De principio a fin, Satanás ha sido derrotado por
Jesús el Nazareno.
Desde el primer acto de poder de Jesús, y durante todo su
ministerio, los que se sienten atraídos por él no pueden recono-
cerlo plenamente o creer en su identidad divina, porque no ha
padecido aún en la cruz (8,31-33; 9,31-32). Ahora, al final, el
joven puede añadir la identificación crucial de Jesús el Nazareno,
es decir, «el (que fue) crucificado». Únicamente a propósito de
Jesús el Nazareno, que murió en la cruz, adquiere sentido en el
plan de Dios la afirmación triunfal: «Ha resucitado» (16,6). Las
mujeres han entrado en el sepulcro y han mirado alrededor. Pero
no es tautológico que el ángel, después de haber dicho: «Ha re-
sucitado» (16,6), prosiga diciendo: «No está aquí, mirad el lugar
donde lo habían puesto»11. El significado del sepulcro vacío con
respecto a la resurrección del crucificado no es una cuestión de
simple observación. Gracias al mensaje del joven, las mujeres sa-
ben ahora que su buen propósito de buscar a Jesús era vano.
Pero la escena marcana es más que una revelación de la resu-
rrección, ya que 16,7 transmite una tarea encomendada por el
joven a las mujeres -una tarea que esclarece que Jesús de Naza-
ret, crucificado y resucitado, tiene aún algo que hacer-, Al co-
mienzo de la pasión, Jesús predijo la falta de fe (skandalízein) y
la dispersión de todos los discípulos que habían estado con él en
la Última Cena. No obstante, esta predicción no carecía de un
rayo de esperanza: «Cuando resucite, iré delante de vosotros a
Galilea» (14,28). El joven retoma aquella promesa: «Id ahora a
decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Ga-
lilea. Allí lo veréis, como os había dicho» (16,7)12. Los discípu-
los han sido débiles hasta tal punto que un probable seguidor de

11. Génesis 5,24 narra que Henoc no fue hallado porque Dios lo había trasla-
dado (al otro mundo), pero no se dice que Henoc muriera. Sin embargo, la
muerte de Jesús se afirma con toda claridad.
12. En 16,5-7, Marcos presenta una doble inclusión: una inclusión con el co-
mienzo de todo el evangelio (1,24-27) y otra con el comienzo de la pasión
(14,27-28).
La resurrección enJuan20 257

Jesús huyó desnudo (14,52) y Pedro lo negó, jurando incluso


que no conocía a aquel hombre (14,71). Pero Marcos indica que
esta debilidad puede ser superada si los discípulos retornan a
Galilea, donde Jesús los llamó al comienzo del relato (1,14-20 -
una inclusión más-) 13 . Así, los lectores de Marcos no se quedan
en una incertidumbre total a propósito del destino de los discí-
pulos de Jesús: él no tiene intención de abandonarlos perma-
nentemente. En 10,32, Jesús precedió a sus discípulos en el ca-
mino hacia Jerusalén, mientras les anunciaba que el Hijo del
Hombre iba a ser entregado, condenado a muerte, asesinado y,
después de tres días, resucitado. Todas sus palabras se habían
cumplido y ahora los precede en el camino de retorno a Galilea,
donde los reunirá. Los que fueron «dispersados» (14,27) por los
acontecimientos de la pasión en Jerusalén se convertirán de nue-
vo en comunidad cuando regresen al lugar donde por primera
vez fueron llamados juntos como discípulos. Esto sucederá por-
que Dios les hará ver a Jesús el Nazareno resucitado de entre los
muertos, el vencedor sobre la crucifixión, a quien ellos se han
comprometido a seguir.
Aun cuando el mensaje del ángel en 16,7 concierne a los dis-
cípulos y Pedro, Marcos sigue centrando su atención principal-
mente en las mujeres a quienes se les concedió esta revelación
angélica. Su reacción (16,8) debe ser una sorpresa total para los
lectores. En vez de ir en busca de los discípulos para proclamar
con alegría que Jesús ha resucitado y tiene proyectos positivos
para ellos en Galilea, las mujeres huyen del sepulcro tembloro-
sas, llenas de estupor y de miedo. No dicen nada a nadie. Inevi-
tablemente, los exegetas han especulado sobre las razones de es-

13. Nada en Marcos sugiere que esta dirección geográfica sea un medio para apo-
yar a los cristianos galileos frente a los cristianos jerosolimitanos. (Después
de todo, en los primeros años del cristianismo pospascual, Pedro, menciona-
do aquí de manera específica, estaba asociado con la comunidad cristiana de
Jerusalén y no con la de Galilea). No hay muchos argumentos para sostener
la tesis de que Marcos vinculó Galilea con la misión a los gentiles, como ha-
ce Mateo en 4,15. La mención específica de Pedro, que había fallado grave-
mente durante la pasión, muestra que «Galilea» es el medio para cambiar el
destino de los discípulos durante la pasión. No excluyo que exista también
la posibilidad de que Marcos use el nombre del lugar para recordar al lector
todo lo que Jesús enseñó y dijo allí en presencia de sus discípulos.

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