You are on page 1of 4

UNIVERSIDAD DEL SUR

ODONTOLOGIA PREVENTIVA
INTRODUCCION A LA INMUNOLOGIA

DAVID MARTINEZ AGUILAR


2º “A”

TAREA 2

Tuxtla Gutiérrez Chiapas


Introducción a la Inmunología
Todos los individuos tienen la necesidad de defender constantemente su integridad
biológica frente a agresiones externas, causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos,
para poder sobrevivir. Para que este fenómeno defensivo se lleve a cabo, los organismos
disponen de una serie de barreras naturales de aislamiento, como son la piel y las mucosas,
y de un sistema especializado de defensa conocido como sistema inmune (Figura sistema
inmune), que tiene la capacidad de identificar y destruir todo lo extraño que invada nuestro
organismo.La inmunología es precisamente la ciencia que estudia los procesos moleculares
y celulares implicados en la defensa de la integridad biológica del organismo a través de la
identificación de las sustancias propias y la detección de las sustancias extrañas, al objeto
de tratar de destruir y así evitar infecciones por microorganismos patógenos (Figura
Respuesta Inmune) En su conjunto en la respuesta inmune participan (Figura Principales
componentes del sistema inmune): Moléculas, entre las que destacan las inmunoglobulinas
(anticuerpos), las citocinas y sus receptores, el sistema de complemento, entre otras;
Células inmunocompetentes, entre las que destacan linfocitos, monocitos, células
dendríticas y otras; Órganos linfoides (Figura Principales órganos y tejidos linfoideos), que
es el sitio donde se agrupan las células inmunocompetentes y entre los que destacan los
primarios, como timo y médula ósea y los secundarios como ganglios linfáticos, bazo y
tejidos linfoides asociados a mucosas y epitelios. En cada organismo, los mecanismos de
defensa son de tipo innato y de tipo adaptativo, que en general son muy diversos y
heterogéneos (Figura Tipos de respuesta inmune), aunque siempre existe una actuación
integrada de todos los componentes de ambos mecanismos. Los mecanismos que
conforman la inmunidad de tipo innato están cons- tituidos por las barreras naturales, que
las componen junto con la piel que aísla lo interior de lo exterior otra gran cantidad de
elementos naturales, dentro de los cuales están las mucosas que actúan como un puesto
fronterizo entre dos compartimientos y otros factores particulares como la lisozima de la
saliva y las secreciones lagrimales y nasales que tienen la capacidad de romper la unión de
los azúcares presentes en las paredes bacterianas, favoreciendo su destrucción, y la
respuesta inmune innata propiamente dicha, en la que intervienen diversas moléculas
como el complemento y ciertas citocinas; así como un conjunto de células, que en general
se caracterizan por su capacidad para actuar de manera inmediata sin requerir de un
aprendizaje previo Adicional a los mecanismos de defensa innatos, existe la respuesta
inmune adaptativa, que corresponde con la segunda línea de defensa del individuo y se
caracteriza por desarrollarse solo y específicamente frente a cada una de las sustancias
extrañas que han conseguido penetrar en el organismo y que no han sido previamente
eliminadas por los mecanismos de la respuesta innata. En esta respuesta participan
prioritariamente linfocitos T, linfocitos B y las moléculas liberadas por estas células
producto de su activación, como son los anticuerpos y las citocinas. A diferencia de la
respuesta innata, cuyas células siempre poseen un número limitado de receptores
preformados con una amplia capacidad de reconocimiento que permite que con pocos
receptores se reconozcan prácticamente la mayoría de las bacterias, en la respuesta
adaptativa los linfocitos T y los linfocitos B en su conjunto sí poseen receptores para la
mayoría de patógenos existentes en la naturaleza. Por otra parte, el sistema inmune
adaptativo genera memoria de un estímulo antigénico a otro de la misma índole, debido a
la permanencia por tiempos indefinidos de poblaciones linfoides sensibilizadas luego de un
estímulo antigénico y a diversos mecanismos internos de control que permite que la
intensidad de la respuesta inmune se automodule y regule. Basado en todas estas
propiedades descritas, la respuesta adaptativa a diferencia de la respuesta innata posee las
características de especificidad, clonalidad, memoria y autorregulación.Hemos dicho que el
sistema inmune defiende y preserva lo propio de lo extraño, pero comencemos por
reflexionar y analizar sobre “lo propio” y lo “extraño” para el sistema inmune de cada
individuo. Concepto de lo propio y extraño para el sistema inmune El primer gran objetivo
del sistema inmune es el reconocimiento de sí mismo y la identificación selectiva de lo
extraño al objeto de neutralizarlo. Sin embargo, la estrategia de defensa utilizada por el
“sistema inmune” no parece ser rígida; sino adaptable y flexible, ya que en unas
circunstancias ciertas bacterias son identificadas como extrañas y destruidas, y en otras
circunstancias el organismo decide que puede convivir con ellas e incluso utilizar las
vitaminas que producen en beneficio propio. Componentes extraños para el sistema
inmune Se entiende por extraño todo aquello que no haya sido reconocido adecuadamente
por el sistema en su entorno durante el desarrollo fetal o en las primeras semanas de vida.
Estos componentes biológicos o sustancias extrañas se denominan antígenos y pueden
formar parte de los miles de microorganismos como bacterias, virus, parásitos y hongos que
tanto abundan en la naturaleza o incluso de un tejido u órgano proveniente de otros
individuos.En este sentido, todas las sustancias que tienen la capacidad de estimular al
sistema inmune y generar una respuesta inmune, se conocen como antígenos, mientras que
las zonas o partes del mismo que tienen capacidad inmunógena, se conocen como
determinantes antigénicos o epítopos. Sabemos que prácticamente cualquier tipo de
molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos, hormonas, metabolitos intermediarios,
carbohidratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucleicos y proteínas pueden ser antígenos.En
general los antígenos son de mayor tamaño que la zona que participa en la unión con el
anticuerpo denominado determinante antigénico o epítopo de modo que un anticuerpo
solo se une a una zona muy restringida del antígeno. La mayoría de los antígenos poseen
múltiples epítopos, con lo que pueden unir múltiples anticuerpos a la vez siempre que los
epítopos estén suficientemente alejados entre ellos para que no existan interferencias
estéricas que lo impidan. Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de
generar un anticuerpo, pero en la actualidad se considera antígeno a cualquier molécula
capaz de unirse a un anticuerpo independientemente de que pueda, por si sola generarlo.
Aquellas moléculas que además sean capaces de generar un anticuerpo se les denomina
inmunógenas. En este sentido existen moléculas muy pequeñas que llamamos haptenos,
que para generar anticuerpos necesitan ir unidas a moléculas más grandes llamadas
transportadoras. Una vez que se han generado de este modo, anticuerpos contra el
hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno es por lo tanto, una molécula
antigénica pero no inmunógena.La capacidad de unión antígeno-anticuerpo (AgAc), es la
característica más importante y común de todas las inmunoglobulinas. Esta unión es no
covalente y débil, de tal forma que la reacción es reversible, encontrándose los antígenos y
los anticuerpos libres en equilibrio dinámico con los unidos. Tras la unión Ag-Ac, as
sustancias extrañas o antígenos son neutralizadas y posteriormente destruidas por las
inmunoglobulinas a través de mecanismos, que pueden ser diferentes según el tipo de
inmunoglobulina que participa. Por ultimo, debemos considerar que el sistema inmune se
constituye en el elemento de control de todo el universo bioquímico interno, tomando en
cuenta el hecho de que la piel nos sirve de primera barrera para aislar lo interior de lo
exterior y las mucosas actúan como puestos fronterizos a fin de permitir la necesaria
interacción entre lo interno y lo externo. Pero decíamos antes que a veces toleramos incluso
bacterias que nos son útiles a pesar de que no son propias, lo cual se explica porque el
organismo es mucho más receptivo a lo extraño cuando no hay una señal de alarma. En
definitiva, parece que no estamos ante un sistema exclusivamente centrado en la
autodefensa frente a la amenaza de “contrarios”, sino que más bien se trata de un sistema
dedicado a la protección de la integridad biológica vital de cada individuo, para que éste
pueda sobrevivir de manera independiente en un universo altamente biodiversificado.

You might also like