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ASCENDIDOS
PLATICAN A LA HUMANIDAD I
MAESTROS
ASCENDIDOS
PLATICAN A LA HUMANIDAD I
EDITORIAL SOLAR
MAESTROS ASCENDIDOS
PLATICAN A LA HUMANIDAD I
ISBN: 958-33-7816-X
Impreso por:
IMPRESO EN COLOMBIA
PRINTED IN COLOMBIA
GRATITUD ETERNA
A
mado Dios Padre, que habeis permitido que los amados
Maestros Ascendidos hayan realizado este compendio de luz
para lucidez mental y consciencial de toda la humanidad, te
damos gracias, muchas gracias y nuestra eterna gratitud por tan grande
bendición que nos habeis dado. Padre Celestial gracias y permite que
estas sencillas, pero complejas verdades que en este texto se encierran
sean comprensibles y fáciles de discernir para las mentes que les corres-
pondan leer y practicar su contenido lleno de luz y de amor.
Y a vosotros amadísimos Maestros Ascendidos, reciban nuestra eter-
na gratitud envuelta en el amor de nuestros corazones, junto con el deseo
de ponernos incondicionalmente a vuestro servicio; muchas gracias por
el invaluable servicio y entrega amorosa que permanentemente están irra-
diando e impartiendo a toda la humanidad y a nuestro amado planeta
Tierra.
Estaremos eternamente agradecidos y damos nuestra infinita gratitud
a los Maestros Ascendidos que han inspirado este libro de divina sabiduría.
Maestro Ascendido Morya
Maestro Ascendido Pablo el Veneciano
Maestro Ascendido Sanath Kumara
Maestro Ascendido Jesús
Maestro Ascendido Saint Germain
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PRIMERA PARTE
PLEGARIAS Y ALABANZAS
AL PADRE NUESTRO
A
1. mada Presencia de Dios YO SOY te amo, te adoro, me vuel-
vo a ti Padre mío, eterno y misericordioso y vuelvo mi humil-
de rostro hacia tu magnificente rostro para con tu refulgente
luz lavar y limpiar mi sencilla y humilde existencia.
¡Oh! Divino Padre Celestial, ¡Qué grande eres! y cuán inmenso es tu
amor por Mí que soy insignificante criatura, obra de tu amor.
Hoy mi pequeño ser se regocija en ti y en tu divino amor.
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LIBRO I
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Te amo.
Gracias Padre.
21. Hoy es el día señalado para bendecir a mi creador.
Hoy en este maravilloso día de amor, beso con el alma al amor de los
amores y me postro humildemente ante su refulgente luz que baña de
paz y amor mi pequeño ser.
Padre Divino, ven a mi vida y actúa en mí, pues, quiero ser el agua
que tu fuerza mueve para lavar junto a ti toda la Tierra.
Padre soy como la hoja seca, que sedienta recorre empujada por el
viento hacia tu presencia luz.
Gracias Padre por haberme creado.
Gracias Padre.
22. En la soledad de la noche busco tu refugio, Padre mío, y me hallo en el
éxtasis de tu amor envuelto, renovado y vivificado.
Gracias Padre, porque tu ternura y tu consuelo son eternos y mi alma
sedienta, bebe incansable de la fuente eterna de tu amor.
En este día, busco en todo tu presencia y reconozco que tú, eres todo
y estás en todo. Cuán grande eres Señor y cuán infinita es tu presencia.
Gracias Padre.
23. Alabarte es poco, Padre mío, porque mi alabanza es la pequeña vi-
bración que canta en el cosmos al gran y único amor; mas, Padre mío
cómo podría expresarte mi amor sino con la pequeña vibración que
soy, de tu amor, Te amo Padre, soy tu pequeña vibración de amor,
únela a todas las vibraciones creadas por ti, para que juntas entone-
mos el canto excelso y alabarte eternamente.
Padre, hoy quiero que el amor cante en mí como canta el pájaro, su
bello trino al amanecer.
Gracias Padre.
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LIBRO I
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LIBRO I
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SEGUNDA PARTE
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TERCERA PARTE
Santo Aeolus
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LIBRO I
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“Salve, al creador de todo cuanto existe,
salve al Dios del Himalaya;
salve a todo lo creado”.
Introducción
E
n esta breve efeméride espiritual, se hará un recuento de la
historia planetaria y de la historia de la vida,cómo se formó
en sus comienzos y cómo se fue dando su evolución paulati-
namente a través de sus variadas manifestaciones.
En este breve recuento, recordareis que la vida ha sido siempre, pues
YO SOY la vida, por esta razón, este recuento cubrirá una parte úni-
camente del aspecto de la vida como una de las manifestaciones de la
divinidad.
En esta pequeña obra vais a aprender a discernir sobre la vida, ¿Qué
es la vida? ¿Qué pensais que es la vida? ¿Qué es el latir de la vida? Y
también os cuestionareis acerca de vuestro planeta Tierra, que por mu-
chísimos años ha sido creado y puesto a vuestro servicio.
También aprendereis la íntima relación que existe entre la vida y el
planeta Tierra y cómo este es el hábitat propicio para la clase de vida que
en ella se gesta y crece.
Serán temas sencillos y fáciles de comprender para que podais
deleitaros con su lectura.
Gracias.
MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
PRIMERA PARTE
De la vida
VI-DA es una palabra compuesta por dos partes y cada una de ellas
encierra acción, movimiento como son VI pasado de la acción ver y DA
presente de la acción DAR, con ello podeis comprender claramente, que
la vida desde su concepción conceptual significa acción, movimiento,
por lo tanto, todo cuanto se mueve, todo cuanto respira, todo cuanto
actúa encierra el principio de la vida.
La vida ¿de dónde proviene? Naturalmente que viene de la vida mis-
ma que es el Padre creador de todo cuanto existe, recordad las palabras
del Gran Maestro Jesús cuando dijo: “YO SOY el camino, la verdad y la
VIDA”, con ello os dijo claramente que la vida es acción hay que actuar
porque la misma fuerza intrínseca en ella os impulsa a la acción, por lo
tanto, podemos hacer la ecuación de la vida así: Vida es = Acción.
Cuando actúas movido por la fuerza intrínseca que hay en la vida, tu
vida entra en acción con todo lo que está constituido con el elemento
vida, y es así como la acción y el movimiento entran a formar parte de
este crucigrama de la vida.
Entonces, si la vida, desde su más elemental expresión es acción y
movimiento, ¿por qué no discernís qué es aquello que impulsa la vida a la
acción y al movimiento; acaso esa fuerza impulsadora que abarca todo
movimiento y que está presente en todo, no es la vida misma, aspecto de
la divinidad?
Amado lector de estas sencillas reflexiones, piensa por un momento si
la fuerza que es la misma vida que la impulsa a la acción, no es la misma
vida que os impulsa a obrar. Si es así, no cabe ninguna duda que la
fuerza que impulsa a la vida está intrínsecamente en ti, que sois también
la vida misma y por consiguiente, sois la fuerza impulsora de toda acción.
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Con esto os digo, amado hijo de la luz, que sois la vida misma como
acción y fuerza impulsadora y como tal no dejareis de existir jamás, pues
sería imposible atacar o cortar aquello que en el mundo tangible no se
puede palpar, mas, sin embargo, se sabe que existe. Entonces, ¿qué se
puede concluir con todo esto? Que sois la vida misma en acción y movi-
miento permanente, por consiguiente, sois eternos. Por lo tanto, te pre-
guntaría ¿quién puede matar la vida si aquel que la hace es también la
vida misma?
Por lo tanto, mis amados, sois hijos de la vida, lo que quiere decir que
sois hijos inmortales, hijos del Dios creador único, de todo cuanto existe.
Sois eternos inmortales y puros, ya que es vuestra esencia pura y perfecta.
Como os decía, que la vida se manifiesta en movimiento, sea éste
vertiginoso o lento, también es acción, por lo tanto vuestro planeta Tierra
es también vida en acción, es un planeta vivo que siente, piensa y actúa,
como cualquier otro ser viviente. Entonces ya me parece estar escuchan-
do vuestra pregunta: ¿es eterna la Tierra? ella se transforma sin dejar de
existir.
Ahora, os decía también sobre la relación que hay entre la vida y la
Tierra o vuestro planeta, esta relación es coherente y con características
propias de la vida misma con las condiciones planetarias que encierra
vuestro planeta Tierra, son correspondientes cualquier tipo de manifesta-
ción de vida con estas condiciones propias de vuestro planeta, por ello,
perteneceis como individualidad y como vida que sois a este planeta.
Todo, amados míos, está entrelazado y todo está en absoluta perfec-
ción dispuesto por el Dios único.
Como bien sabeis, el universo está compuesto por sistemas solares
con sus propios globos y soles, todo en orden divino, en estos universos la
vida existe y sigue siendo la vida misma, mas sin embargo, presentan
variables condiciones de vida que van acorde con estos sistemas solares,
sin dejar de ser el mismo principio de vida.
Este breve recuento que humildemente, os he hecho de la vida, el
planeta y la relación de estos entre sí, es con el fin de poder adentrar en
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vuestra vida interior, que al fin y al cabo también es vida y por lo tanto
acción, movimiento.
Es nuestra vida interior la acción más bella que vuestro Padre creador
os ha dado, con ella podeis realizar todo cuanto deseeis para cada uno
de vosotros y para con vuestros hermanos en Dios.
Tu vida interior, hermano mío, es el poder más grande que Dios te ha
dado, piensa por un momento acerca de tu filiación con Dios Padre y
reconocerás tu verdadera identidad divina y como tal, todo lo puedes,
entonces, amado mío, te invito a que reflexiones en vuestra vida interior,
esa vida llena de amor, de paz, de sabiduría, de iluminación y dotada de
todo el poder para crear tu propio mundo lleno de todas las cosas buenas
y bellas que vuestro Padre celestial os ha dado anticipadamente con amor.
Hermano hijo de la luz, despierta a la vida que late en vuestro interno
que os espera para que actúes y pongas en movimiento tu poder interior.
Comienza cada mañana reconociéndote tal como eres, el verdadero y
único hijo de Dios, como único heredero de las prevendas de su Padre y
acéptalo y comienza tu día lleno de alegría y felicidad porque eres el
único hijo de Dios, el heredero del mundo y de todo lo creado por vuestro
Padre celestial.
Y ahora verás, cómo vuestra vida interior comienza a actuar en cada
uno de vuestros pensamientos y sentimientos y vereis realizados todos
vuestros deseos.
Si alguna vez, amado mío, os habeis preguntado ¿por qué hay mise-
ria en el mundo?, hoy habeis tenido la respuesta. Reconócete siempre y
acéptate como el hijo de Dios que eres y vereis los resultados.
Una de las maneras como podeis comenzar desarrollando vuestra
vida interior es autoobservándote para que comenceis a conocerte a ti
mismo y podais hacer las correcciones que creais que debeis hacer en
vuestro sentir, es a través de vuestro autocontrol donde hallareis vuestra
santificación porque sólo aquello que se corrige llega a la perfección y la
santidad, es sinónimo de perfección.
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tos, por ello, debeis pensar bien y sentir bien para que vuestras acciones
sean buenas, amorosas y alabanzas a Dios.
Además, debeis recordar que toda acción trae una re-acción, o sea la
sagrada e infalible ley del karma está en vuestro poder el manejarla co-
rrecta o incorrectamente, con esto os digo que toda acción es karmática.
Estad siempre alerta, en guardia y así os auguro que entrar al reino de los
cielos.
Ahora veis, amados míos, cuan importante es vuestra vida interior y
hoy habeis comprendido que vuestra vida interior está formada por lo
que pensais, sentís, decís y actuais, por ello hermanos míos, os exhorto a
que os sumerjais en ella y busqueis allí la belleza y la dulzura de la vida
misma.
Pienso que os preguntareis, pero, ¿cómo voy a hacer, si no es fácil
cambiar lo que he pensado, sentido, hablado y actuado durante toda mi
vida? en eso teneis razón, pero, os doy el consuelo si lo aceptais, y es que
los maestros ascendidos estamos deseosos de ayudaros, asistiros y guiaros
en vuestro cambio, si aceptais esta humilde ayuda nosotros nos pondre-
mos a vuestro servicio incondicionalmente, únicamente basta con que
nos llaméis y allí estaremos prestando nuestra humilde asistencia.
También os digo, que presteis atención a vuestras palabras, bien lo
dijo el gran Maestro Jesús: “no es lo que entra por la boca lo que daña
sino lo que sale, porque del corazón proviene”, veis amado, ¿cómo vues-
tra palabra puede atentar o dañar a vuestros hermanos en Dios y ade-
más, cómo puede purificar, limpiar o dañar vuestro planeta? Piensa en
estas verdades y sabreis cuánto estais ayudando a vuestros hermanos y a
vuestro planeta con vuestro verbo ya sea bien o mal usado. Observa cada
palabra que modulas, cada frase que expreses, si es la ola del amor que
baña y limpia vuestro mundo, alégrate porque estais siendo el salvador
del mundo, de lo contrario consúmelo en el fuego sagrado y trata en lo
posible que vuestras palabras sean amorosas, dulces y vuestro acento
suave. Sé, de veras, que no es asunto fácil cuando se ha estado acostum-
brado a determinadas expresiones cambiarlas de un momento a otro,
pero también sé que si nos proponemos al cambio se logrará. Muchas de
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SEGUNDA PARTE
Del amor
Roma es una ciudad muy antigua, por todos vosotros, conocida, tuvo
grandes imperios con sus hijos, guerras, conquistas y los grandes amores
de sus emperadores. Hoy me he puesto a pensar sobre la palabra AMOR
y al leer en reversa observo que se forma la palabra ROMA, ¿no es curio-
so? Sí que lo es ¿verdad?
Pues, esto que os estoy diciendo es para daros una parábola entre lo
que fue esa antigua y gran ciudad y lo que ha sido en toda la Tierra el
AMOR.
Al igual que Roma antigua, el amor en vuestros corazones ha sido
construido, con conquistas provenientes de las guerras de vuestros senti-
mientos, trayendo por lo tanto enemigos, emboscadas y dolor. También
con momentos de alegría, festejos que engalanan vuestra vida y además,
habeis llegado a creer que la felicidad es esa y ninguna otra puede ser.
Luego cuando el enemigo del amor os pone una emboscada y sois ataca-
do, llegais al dolor y sufrís. Ahora os pregunto, ¿creeis verdaderamente
que esto es el AMOR? ¿donde los celos, resentimientos, envidias, apegos,
rencores y otros elementos destructivos os llevan al desamor? ¿Veis ama-
dos míos, como lo que hoy pensais que es el amor se enmarca en aquella
vieja ciudad con sus vicios y sus pasiones; en esa guerra de conquistas
permanentes para ser aprobados, pues, de lo contrario seríais rechazado?
Amado mío, hoy con profunda humildad y agradeciendo al Dios crea-
dor que me concedió llevar esta pequeña luz a vuestros corazones, voy a
deciros qué es el AMOR.
¿Qué es el AMOR?
Si te detienes a mirar la ternura de un pajarito, cuando de su boca da
de comer a su cría, sentirás en vuestro corazón la misma ternura; si
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De la verdad
Siempre os han enseñado a que digais la verdad, pues, no es bueno
decir mentiras, más sin embargo, observais comportamientos en vues-
tros hermanos en Dios y aún en vuestros hermanos de sangre, que no son
coherentes con lo que os enseñan o dicen. Entonces comienza la gran
tarea de saber cuándo debeis decir la verdad y cuándo no debeis decir la
verdad. Si que es un gran dilema para saber cuál es el momento preciso
para cada situación.
Como veis, amado mío, esta verdad está sujeta a circunstancias, lu-
gar, personas, asuntos. Me pregunto: ¿ésta es la verdad que practicais en
vuestra vida?
¿Es ésta la verdad que os conducirá a la libertad? Recordad bien al
gran maestro cuando os dijo: “Conoced la verdad y ella os hará libres”.
¿O es que existen varias verdades? ¿Qué piensas de todo esto herma-
no mío, no será que el oscurantismo ha envuelto la verdad para opacar
su esplendorosa luz?
Si el gran maestro, quien siempre habló con la verdad, fue la luz del
mundo, ¿podrá la verdad ser oscuridad?
Entonces ¿por qué en vuestro mundo personal la verdad está someti-
da a variantes que impiden que sea una sola?
Amado hijo del Dios creador, creado por el verbo creador que no fue
posible mentir en vuestra creación; ¿creeis aún que pueden haber varias
verdades? ciertamente que no puede ser, por ello, hoy la verdad entrará y
permanecerá en vosotros en la misma medida en que lo permitais.
Cuando se os dijo: “Conoced la verdad y ella os hará libres”, se os
estaba diciendo que la verdad está y ha estado siempre en vosotros des-
de vuestra creación. Pero, con el transcurrir del tiempo os habeis ido
durmiendo en el sueño de la ilusión y habeis ido reemplazando la verdad
por la ilusión; por esto creeis que pueden haber varias verdades. Por lo
tanto, amado mío, hoy deseo que salgas despierto y airoso de todas las
ilusiones que han llenado vuestra existencia y te centreis en la verdad que
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sois y así podais sentir que sois libre sin ataduras que os impidan volar
en vuestra grandeza.
Vuestras mayores ataduras son vuestras propias creencias por ellas
os aprisionais en un mundo de ensueños y si no es así ¿por qué a veces
os inhibís de realizar esto o aquello? Porque teneis en vuestra mente, los
grilletes de las creencias. Hoy os invito a que los solteis y salgais a respi-
rar el dulce aire de la libertad y con ella soltad también todo aquello que
ha conformado vuestra cultura y entonces sí que hallareis la verdad que
palpita en vuestro corazón.
¿Qué es la verdad?
Cuando observas una flor ves en ella su color, su textura, su forma, su
aroma, sus pétalos, sus estambres, el polen, el cáliz y todos aquellos pe-
queños detalles que la conforman, esa es toda la verdad acerca de ella,
igualmente sucede cuando observas una palomita, miras sus plumas, for-
ma, color, ojos, su pico con sus orificios, sus patitas, su andar y todo lo
que la conforma, eso es la verdad acerca de ella.
De la misma manera, si os observarais minuciosamente y vierais
como estais formado, también veriais la verdad acerca de vosotros. Si
observarais vuestra mente, vuestro cuerpo, vuestras emociones, vuestros
sentimientos, el principio de vida latiendo en vuestro corazón de carne,
vuestra procedencia divina, entonces sólo entonces conoceriais la ver-
dad porque la verdad es en vosotros en su totalidad, con esto os digo, que
la verdad que mora en la flor y en la paloma, también mora en vosotros y
esa verdad que mora en vosotros es la que os hará libres, porque de
cierto os digo, que la divina esencia que os creó, mora en vosotros con la
perfección absoluta como fuisteis creados. Esa es la verdad absoluta que
mora en vosotros.
Sois la verdad hecha carne y sois la verdad que engendró vuestro
espíritu por consiguiente sois la verdad pura, latiendo en vuestro corazón.
Dad, al Espíritu Santo la calidad de depositario de todas vuestras
ataduras para que logreis reencontrar la gran verdad que sois y vereis
como os abrazará las alas de la libertad.
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De la paz
Desde todas las civilizaciones que han existido en la humanidad, de
todas se ha sabido que grandes batallas han realizado que han pasado a
la historia de esas civilizaciones, como también se ha sabido de los trata-
dos de paz que han firmado y durante un largo tiempo se ha mantenido
la paz entre naciones.
Además, como sucede con los tratados de paz por una u otra razón
llegan a quebrantarse y nuevamente se reanudan las guerras. Esto como
es de saberse afecta la economía de las naciones en conflicto, pues,
las guerras causan altísimos costos y además, lamentables pérdidas
humanas.
Estas circunstancias se han venido dando de civilización en civiliza-
ción obteniendo igual resultado, la guerra nunca termina y la paz jamás
llega. Se ha observado, el tiempo y el dinero que se gasta en las llamadas
negociaciones de paz; alguna vez alguien preguntó, ¿cómo es que la paz
se puede negociar?
Y bien, como os venía diciendo, amados míos, ha sido siempre el
interés de la humanidad encontrar la paz entre hermanos y entre nacio-
nes, pero, siempre se llega al mismo resultado: “No hay paz”.
Inclusive, también en los últimos días las civilizaciones todavía siguen
buscando la paz. Hermanos míos, esto que habeis visto a través de la
historia de la humanidad, no creeis que sea merecedor de una reflexión y
deteneros a pensar, ¿el por qué aún no se ha encontrado la paz en el
mundo?
Hoy mis pequeños, deseo llevaros a un lejano bosque donde podais
observar los árboles, las aves, el viento, el Sol, las nubes, la hierba, la
tierra que pisan vuestros pies, las flores y os pido que mireis atentamente
cada una de estas partes que han conformado vuestro bosque. Si observais
bien mirad en los árboles la armonía con que sus ramas se mecen al
arrullo del vientecillo, las aves vuelan tranquilamente y suavemente se
posan en la rama que a su antojo escogen, las nubes caminan lentamen-
te impulsadas por el viento, la hierba crece en el silencio y la armonía, las
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Del perdón
Amados seres humanos, reciban mi humilde bendición y mi luz
envolvente.
Cuando estais en vuestras actividades cotidianas, os absorbeis en
ellas que os olvidais de muchas otras cosas que pueden estar sucediendo
en vuestro entorno, y esto os hace permanecer serenos y tranquilos sus-
traídos de ésta o aquella situación. Cuando habeis terminado vuestras
labores diarias y más adelante os enterais de lo ocurrido, comienza en
vosotros la angustia, las conjeturas, los pro y los contras, las lamentacio-
nes, las consideraciones, los reproches y un sinnúmero de cosas que os
perturba y os lleva al caos interior.
Cuando iniciais el nuevo día. Con las preocupaciones que ocasio-
nasteis y que conforma vuestro caos interior, os levantais confundido,
estresado y energúmeno. Por consiguiente, todo ese día se fue por la bor-
da, ya que será un día pesado y negativo. Pero, si encontrais en el trans-
curso del día algún hecho, suceso o persona que os traiga un poco de
alegría y logre sacaros de ese estado espiritual en que os encontrais, en-
tonces las cosas cambian y lo que era oscuro y confuso se vuelve claro y
bello. En una palabra se te arregló el día.
Así es todo, hermano mío, cuando permitís que en vuestro corazón
aniden sentimientos negativos de rencor, odio, resentimientos por las co-
sas, hechos o personas que se hallen en vuestro derredor, comienza para
vosotros la experiencia más negativa de infelicidad que podais vivir, el
malestar interior, no se dejará esperar, vuestro genio se descompone y
vuestro estado natural es estar malhumorado. De vez en cuando se esca-
pa de vosotros una pequeña risita y poco compartís con los demás, y
entonces, alegáis que nadie os comprende, sin daros cuenta hasta este
momento la carga pesada que llevais por dentro.
Mas, si alguien os lastima u ofende ahí sí que se forma la gorda, pues,
ya llegasteis al límite de vuestra amargura y llega a lo que es “natural” en
este estado, la explosión, las palabras duras, los insultos y hasta los gol-
pes. Con ello habeis echado una nueva carga a vuestro acumulado espi-
ritual y os sentís desesperado, ofuscado y aburrido.
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Con este depósito interior vuestra vida se hace dura y vivís prevenido
de todo y por todo.
Ahora, mi amado lector, deseo que observeis esta escena:
Es una humilde casa donde habitan un hombre solitario y un perro,
por mala fortuna, ese día el hombre solitario, sólo tenía por alimen-
to un pan, el cual ha guardado para comerlo en el atardecer, y de
esta manera disipar el hambre y tener un sueño tranquilo. Al llegar
al atardecer el hombre solitario se dirige al lugar donde había guar-
dado el pan y para colmo de males, el pan no está; por las huellas se
ha dado cuenta que el perro se lo comió, entonces coge a golpes al
perro y lo echa afuera de la casa. El perro se va muy acongojado. Al
día siguiente, regresa el perro a casa y encuentra a su amo tendido
en el suelo echando espuma por la boca, y el bendito animal toma
por el pie a su amo y lo arrastra hasta un arroyuelo cercano, coloca
la cabeza del amo a la orilla del arroyo le lame la espuma y comien-
za a ladrar en señal de auxilio, unos trabajadores que se pasan por el
lugar escuchan los ladridos y se acercan curiosos a ver qué ha pasa-
do allí, ven al hombre y le atienden inmediatamente y se recupera el
hombre solitario del desmayo que había sido preso.
Como veis en esta escena el perro que fue agredido por su amo, no
guardó en su corazón rencor alguno contra él y sí le prestó el auxilio
necesario para que su amo volviera a la vida.
Es la madre naturaleza que hoy nos enseña lo que es el perdón. El
perdón es la liberación divina que consume todas las cargas depositadas
en vuestro corazón y que os ha llevado a vivir en una vida hostil y
mezquina.
El perdón es el agua pura que disuelve las asperezas del alma. El
perdón lava, limpia y sana vuestro corazón.
Perdonar es la más sublime liberación que puede experimentar el que
perdona, es como si estuviese sofocado y una brizna de rocío refresca su
sed.
Cuando decidais perdonar todo cuanto habeis guardado en vuestro
corazón os sentireis como cuando se ha estado aprisionado con cadenas
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De la castidad
Una vez había en un castillo una bella princesa núbil, que por su
belleza y dulzura había conquistado el corazón de toda la comarca.
Sus padres vivían muy complacidos con la princesa y ella era muy
feliz.
Un día apareció en el castillo un apuesto y joven caballero deseoso
de conocer a la bella princesa que tanto había cautivado los corazo-
nes de los moradores de la comarca. Fue bien recibido por los pa-
dres de la princesa y durante una suculenta cena los padres le pre-
sentaron a la princesa; como es de saberse, el caballero quedó
enamorado de ella y pidió el consentimiento de los padres para ca-
sarse con la princesa.
Todo esto causó un caos en la comarca pues, tenían a bien que la
princesa, pura y casta jamás había tenido pretendiente alguno. Sin
embargo, la boda se realizó con bombos y platillos como toda boda
real.
Al día siguiente de la boda, regresó el caballero con la princesa,
llorosa y adolorida, para devolverla a sus padres porque había bur-
lado su honor de caballero, pues la princesa a su pensar no era ni
pura ni casta y allí la dejó y partió.
Pasado el tiempo, el caballero volvió al castillo y encontró que los
padres de la princesa habían muerto, y la princesa se había dedica-
do a bordar bellísimas telas que daba a los pobres de la comarca.
Cuán grande fue la sorpresa de la princesa al ver de nuevo al caba-
llero, sin embargo, le dio la bienvenida y lo hospedó en su castillo.
El caballero muy apenado se dirigió a ella y arrepentido le pidió
perdón por la actitud que años atrás había asumido, pues, se había
enterado, que la princesa cuando pequeña había sufrido un acci-
dente que le afectó sus genitales. Sabiendo esto el caballero com-
prendió la situación de la princesa y le pidió con llanto que lo perdo-
nara. Ella con su buen corazón lo perdonó y vivieron muy felices.
Amado mío, con este relato que acabais de leer, podeis haber com-
prendido cuán equivocados estais con lo que entendeis de la castidad. Al
igual que el caballero de la historia os dejais llevar por las creencias que
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De la piedad
Hoy es un día de recogimiento interior, por ello os pido que cerreis
vuestros ojos y os postreis dentro de vuestro corazón y haced esta sencilla
oración:
Padre Celestial, abrígame con el calor de la luz de tu amor, y permite
que hoy permanezca abrazado a ti. Enciende tu presencia en mí y
báñame con tu luz. Amén.
Ahora abrid vuestros ojos y ved ahora todo con ojos nuevos, llenos de
amor, de paz y felicidad, pues habeis bebido del elixir del amor que depo-
sitado está en vuestro corazón.
Cuántas veces habeis escuchado en vuestros hogares que debeis ser
piadosos, rezar, ir a la iglesia y si podeis participar en el óbolo para el
oficio, lo hagais.
¿Cuántas veces ha llegado a fastidiaros esa piedad que en una u otra
ocasión ha sido la causa para no poder compartir un encuentro, una
reunión o una fiesta?
Cuántas veces ha sido la piedad causa de rechazo, pues, os han llega-
do a ver como la rezandera de turno y por consiguiente muy aburrida
para compartir una charla amena o un paseo feliz.
Cuántas veces por no disgustar a vuestros padres, o mayores e inclu-
sive a los demás, os veis presionados a asistir a actos religiosos que no os
agradan, y
Cuántas veces quisierais decir NO a una invitación piadosa y por
pena aceptais.
Veis, amados míos, cómo este concepto que teneis de la piedad os
molesta y a veces es una tortura, un peso que debeis sobrellevar y que no
tiene solución.
Si veis bien, la piedad basada en este concepto a más de ser desagra-
dable, es muy molesta hasta tal punto que puede llegar a perturbar vues-
tra paz.
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TERCERA PARTE
En esta tercera parte del libro, deseo daros algunas pautas que os
lleven a mejores niveles de vida y a un mejor despertar espiritual. Con
esto os digo que estas sencillas pautas, darán a vuestra vida interior un
viraje rápido. No serán pautas largas ni de difícil aplicación en vuestra
vida, simplemente serán orientaciones pequeñas que os guiarán a per-
feccionar vuestra vida y mundo.
Convivencia fraterna
La primera pauta que os doy a conocer es la pauta de la convivencia
fraterna:
Esta pauta de convivencia fraterna, es fundamental y básica para
vuestro crecimiento interior. Porque cuando vosotros decidís vivir como
hermanos, hijos de un mismo padre, por lo menos si no os comprendeis
entre vosotros, os tolerais y os teneis paciencia, estas dos situaciones
permiten que vuestra convivencia con vuestros hermanos sea pacífica y
llevadera.
Ahora, en el caso de que os comprendais con vuestros hermanos, ni
qué decir todo es amor, paz, alegría, solidaridad, ayuda mutua y vivís en
el paraíso terrenal, pues, no hay disgustos ni contratiempos y todo lo
compartís amorosamente y cuando vuestro hermano os solicita, estais
listos inmediatamente a servir con amor.
Veis, amados hermanos, los dos espejos que se pueden ver en una
convivencia fraterna; pero, surge también el caso cuando convivís con
vuestros hermanos, porque no podeis hacer nada más, vivís con ellos
porque la vida os lo ha impuesto y no teneis salida para evadir esta situa-
ción. Entonces surgen circunstancias de enojo, de reproches, de disgus-
tos, en una palabra, sois infelices y amargados, y vuestra vida se vuelve
hostil y sin encantos.
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L IBRO II
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
De la luz
De la luz, he aquí, amados hijos de la luz la segunda y sencilla pauta
para vuestro re-nacer espiritual, crecimiento y evolución.
La luz, siempre se os ha hablado de un sendero de luz que debeis
recorrer para llegar al cielo, de no hacerlo, lo más probable es que os ireis
al infierno, sitio tenebroso donde os consumireis en el fuego eterno.
Hoy, mis pequeños seres, os digo, ¿habeis alguna vez preguntado qué
es la luz? ¿a qué luz se refieren cuando os hablan de un camino de luz?
Amados míos, cuando vais caminando por la vida en vuestros quehace-
res, unas veces cansado y agobiado, otras veces lleno de fe y optimismo,
os habeis detenido a pensar ¿si ese es el camino de la luz que debeis
recorrer o existe otro camino diferente de éste? ¡Que buena reflexión se-
ría! mas, sin embargo, vuestra vida transcurre sin meditación, sin re-
flexión y continuais por la vida, cual autómata que se deja llevar incons-
cientemente por las circunstancias, hechos, sucesos o acciones.
Como veis es una vida que transcurre rutinariamente y sin dejar nada
más que cansancio o una felicidad pasajera, que con el primer obstáculo
que encontreis en vuestro camino se derrumba. Entonces, hermano mío,
¿dónde está la luz que debeis buscar y hallar en vuestra vida? ¿será que
os han engañado o estais equivocado en vuestra búsqueda? ¡Piensa! y
¡Reflexiona! por un momento en el silencio de vuestro corazón, donde
únicamente escucheis sus latidos por donde vuestro Padre creador os
escuchará. Y podeis preguntarle algo así; ¿Padre dónde está la luz que
debo seguir, para poder encontrarte y así llegar al cielo?
Y así en el silencio de vuestro interno, Dios os hablará y entonces es
cuando la luz será en vosotros. ¡Oh! hijos de luz, cuando escucheis tan
nítidamente su voz en vuestro interno, comprendereis que la luz de Dios
resplandece en vosotros y esa luz maravillosa alumbrará vuestro camino
y os conducirá al reino de los cielos, a otro estado de consciencia donde
sólo la luz de su amor será vuestra única lámpara que brillará a todo
vuestro mundo.
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L IBRO II
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Despertar espiritualmente
La siguiente pauta es el despertar espiritualmente, muchas veces,
amados míos se os ha dicho que debeis despertar, que la hora del cam-
bio ha llegado, que la Tierra ha comenzado su período de purificación,
que debeis estar preparados porque no se sabe el día ni la hora; pero
realmente ¿qué entendeis por despertar espiritualmente? ¿Que receis más
y oreis con más frecuencia, que os cuideis de los peligros que vuestro
mundo puede daros?
No, amados míos, no confundais el despertar de consciencia, con la
devoción, realmente es muy lamentable esta confusión.
Cuando se os ha hablado de vuestro despertar espiritual, se os ha
querido decir, que asimileis con discernimiento y comprensión la verdad
de vuestra existencia. ¿Quién sois verdaderamente?, ¿a qué habeis veni-
do a este globo? y ¿qué estais haciendo actualmente? Con estas reflexio-
nes ireis dando luz a vuestro entendimiento o ireis asimilando con clari-
dad la verdad acerca de cada uno de vosotros, y al asimilar esta verdad,
estais conociéndoos y ampliando vuestra consciencia y esto a la vez os
va llevando a un cambio interior, cada vez que os habeis dado cuenta de
la realidad de vuestro ser.
Es el despertar en espíritu; cuando sepais con convicción quién sois y
por qué estais aquí habreis despertado a una nueva consciencia y cada
vez, que ahondeis esta verdad ireis ampliando vuestra consciencia y vues-
tro despertar será mayor.
Amado mío, buscad en vuestro corazón la verdad que os llevará al
despertar, a un mundo real, que siempre ha estado ahí, mas, sin embar-
go, vosotros sumergidos en sueños ilusorios no habeis podido disfrutar y
ver la luz que sois.
En este momento de intimidad amorosa, os invito a que desperteis a
vuestro verdadero ser, para que podais ver el camino de la luz que os
espera.
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L IBRO II
La sabiduría
Esta pequeña pauta es acerca de la sabiduría, que tanto se hace
hincapié en vuestro mundo. Siempre se os habla que debeis estudiar, leer
y aprender para que seais sabio, pues, de otra manera sereis unos
ignorantes y por consiguiente no servireis para nada. Esto, como es ob-
vio os lleva a devorar libros que comprendiéndolos o no, debeis asimilar,
pues, es la única manera de que llegueis a ser sabio y debeis por consi-
guiente someteros a las angustiantes torturas de las previas y evalua-
ciones que vuestro profesor sabiamente os impone, y os sentís acorrala-
do y preocupado cuando para vuestra mala fortuna, no habeis aprobado
las dichosas evaluaciones que a criterio de vuestro profesor no fueron
satisfactorias, os sentís deprimidos y hasta decepcionados, con ánimo
de tirar todo por la borda y no pensar más en estudiar. Pero, luego pen-
sais en ¿qué vais a hacer en la vida sin un título que os acredite como
versado y conocedor de las ciencias? ¿Qué pensarán vuestros amigos?
¿Vuestra familia? Y así, sucesivamente, surgen a vuestra mente un to-
rrente de pensamientos que al fin optas por continuar en la lucha por ser
sabio.
Amado hermano mío, ¿será éste el medio más indicado para encon-
trar la sabiduría? ¿O será esta sabiduría inculcada por vuestros padres y
por la sociedad? ¿Estareis confundiendo el conocimiento de conceptos, y
criterios que otros seres han experimentado y que vosotros asimilais?
¡Oh! amado mío, cuán complicada es la sabiduría que vosotros apren-
déis en vuestro globo, y cómo siente mi humilde corazón lo equivocados
que estais, pues, es tan sencilla la sabiduría y a la vez tan profunda que
no necesita ser escrita en libros ni textos parecidos, pues, la sabiduría
está siempre como libro abierto para que todo aquel que desee aprender
de ella, lo haga.
Acaso no habeis observado cómo el dulce pájaro después de cuidar y
proteger su cría y cuando ésta ya puede por sus propios medios defen-
derse y proveerse su propia comida comprende la sabiduría que da la
libertad y le permite que su vuelo hienda los espacios, para que comience
su propio aprendizaje, que a través de sus experiencias aprenderá e irá
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO II
El amor al prójimo
Amados hijos de la luz creadora, hoy trataremos una nueva pauta de
vida, donde aprendereis a complementar vuestra vida interior, y es el
amor al prójimo.
Una vez sucedió que un anciano que vivía en la montaña, donde
llevaba una vida austera y solitaria, olvidado del mundo y dedicado
a las cosas del espíritu, salía cada mañana antes de salir el Sol a dar
un paseo a lo largo de la cordillera; un día iba como de costumbre
en su paseo matutino, meditando en todo lo que encontraba a su
paso, encontró a una mujer herida y maltratada por los maleantes
del camino. El anciano de vida austera tomó a la mujer y con gran
esfuerzo la llevó a su casa, allí le curó las heridas, le dio de comer y
la colocó en un sencillo lecho, donde la pobre mujer, pudo descansar.
Al día siguiente, cuando el anciano se levantó para realizar su paseo
acostumbrado, tuvo la sorpresa, que la mujer no estaba en su lecho
sino que había partido silenciosamente, llevándose las pocas perte-
nencias que el anciano poseía en su modesta casa.
Esto llenó de amargura el corazón del anciano, pero, luego reflexio-
nó y pensó: “Esa pobre mujer necesitaba más esas cosas que yo”,
soltó una sonrisa y continúo su marcha por el filo de la cordillera.
Como veis, amados míos, en este relato se presentan dos situaciones
relevantes, la actitud compasiva y generosa del anciano y la actitud ne-
gativa de la mujer hacia su salvador.
Si observais bien, tanto el anciano como la mujer de este relato son
mutuamente prójimos y hermanos en el espíritu, mas sin embargo, los
comportamientos de cada uno de ellos difieren enormemente, pues, el
uno desplaza comportamientos de amor y el otro personaje no.
Os pregunto, ¿quién fue en este relato el que amó a su prójimo? Ob-
viamente el anciano que propició hacia la mujer actos de consideración,
compasión y ayuda.
Y ¿cómo os pareció el comportamiento de la mujer? Obviamente direis
que fue muy ingrato e indolente con su bienhechor.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO II
La oración
La siguiente pauta para llevar una vida espiritual cada vez mejor es la
oración, pues ésta es la comunicación del hijo con el Padre; es la comu-
nicación del espíritu con Dios.
Hermanos míos, sabed que cuando entrais en estado de oración, todo
el universo entra también en estado oracional y vuestras súplicas y peti-
ciones se elevan en todo el universo en favor de toda la humanidad. Por
esto, amados míos, no puede existir la oración egoísta donde sólo encie-
rra peticiones y súplicas para determinada familia o persona, en verdad,
que esto es imposible, pues, como bien sabeis que estais unidos por lazos
invisibles, que hace que todo funcione al unísono en el universo.
Amados míos, al comienzo de esta sencilla obra, se os ha dado unas
pequeñas pautas de cómo debeis orar a vuestro Padre Celestial, por ello
os invito a que sigais esas pautas y orad así al Dios creador.
Debeis recordar siempre que la oración es universal y es también el
medio por el cual el hijo expresa a su padre su amor, su alabanza, su
gratitud y el medio de ensalzar y glorificarlo también.
Sabed siempre, que debeis orar con más frecuencia de como lo venís
haciendo, pues, la oración es como el “Te amo” que los enamorados le
dicen al ser amado, y que se deleita el corazón al escucharlo y desea que
estas cortas palabras llenas del elixir de amor se pronuncien más frecuen-
temente al oído del ser amado. Es igual con vuestro Padre, oradle con
frecuencia y expresadle vuestro amor que al hacerlo también vosotros os
estais amando.
¿Cuántas veces el amor ha salvado de la turbulencia afectiva o emo-
cional a vuestros hermanos; cuántas veces el amor ha impedido situacio-
nes engorrosas y complicadas. Cuántas veces el amor ha sanado las al-
mas de vuestros hermanos y cuántas veces el amor ha evitado catástrofes
lamentables? de la misma manera, amados míos, la oración encierra
todo eso y mucho más, pues, os dais cuenta que cuando orais os estais
haciendo Uno con vuestro Padre creador y comprended ¿qué significa
esto? Es el poder actuando en vosotros cuando os unís en la oración con
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L IBRO II
La meditación
Finalmente os daré la última pauta para que vuestra vida sea lo que
verdaderamente es, bella y llena de felicidad, la meditación. Éste es otro
medio, muy poderoso de entrar en contacto con la divinidad y también es
muy sencillo. En la meditación lograis dominio de vuestros cuerpos, so-
bre todo el dominio mental, donde podreis escuchar a través de la quie-
tud de vuestra mente, la voz de vuestro maestro interno, que os guía y
asiste siempre, pero, debido a la turbulencia de vuestros pensamientos y
a la confusión de sentimientos en que vivís os perturban esa comunica-
ción, pero, la verdad es que Él siempre os ha estado hablando y siempre
os ha estado asistiendo.
En la meditación entrad en la quietud, en la armonía de vuestros pen-
samientos y sentimientos, abriéndose así la comunicación divina.
Existen muchas técnicas para meditar que se os han dado a través de
los siglos, podeis escoger la que más os complazca.
Este humilde servidor, podría daros pautas muy sencillas para que
podais meditar si es el caso que se os dificulte tener acceso a otras técni-
cas, de ser así aceptad mi humilde orientación: Cerrad vuestros ojos, en
posición adecuada y comenzais observando vuestro aliento y pensad que
el aliento que entra y sale en vuestro cuerpo es vuestro maestro, que está
entrando en el aula de clase para daros una amena charla, y así os
disponeis para escuchar guardando silencio.
Cuando esto suceda podeis decir: Habla maestro que os escuchamos
y él dirigirá, guiará y os asistirá en la meditación, por ello bien, sea dicho
que en la meditación Dios os habla y en la oración vosotros hablais con
Dios.
Lo importante, pequeños míos, es que aquieteis vuestro mundo inter-
no y entreis en el silencio, esa es la clave, pero ahora direis que no es
tarea fácil, claro que no lo es, pero si dedicais un momento cada mañana
seguramente lo lograreis, inténtalo y lo vereis.
También vuestro Padre os habla cuando contemplais su creación,
porque también allí estais meditando, por consiguiente, podreis, además,
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L IBRO II
CUARTA PARTE
De la soledad espiritual
Muchas veces os quejais de que os sentís solo, y llevados por esta
percepción os veis inducido a buscar la compañía de vuestros amigos,
parientes y conocidos, u os lanzais a nuevas aventuras para encontrar la
compañía anhelada o el ser que alejará la soledad que rodea vuestro ser.
Otras veces os consolais vosotros mismos, diciéndoos: “más vale solo
que mal acompañado”, pero en realidad estais deseando estar acompañado.
Otras veces decís: “Sociedad, ni en la cama”, pero, también en vues-
tro corazón estais deseando lo mismo.
Mas, sin embargo, continuais buscando muy disimuladamente la
añorada compañía y así seguís buscando, si para vuestra buena fortuna
encontrais al ser que va a llenar de dicha vuestro corazón, os casais con-
vencidos que por fin habeis sacado para siempre la soledad de vuestro
corazón; al comienzo sí que os sentís dichoso y feliz, pero, al transcurrir el
tiempo, y comenzais a conocer a vuestro acompañante, a través de la
convivencia, las cosas empiezan a cambiar y comienzan los trastornos
en el hogar, los disgustos, las frustraciones, esto o aquello, en fin, nueva-
mente os sentís solos.
Pero, para vuestro consuelo a la soledad llegan los hijos, igualmente la
alegría vuelve al hogar, todo es dicha y felicidad, mas, cuando van cre-
ciendo los hijos y sus metas y comportamientos no son los que se espera-
ban o simplemente se van, nuevamente vuelve la soledad y aún no os
habeis dado cuenta que sois ya viejos y todavía os sentís solos.
Amados de mi corazón, veis cómo agotais una existencia vanamente
y esto, sin contar que en la búsqueda de llenar el vacío que os ha creado
la soledad, buscais otros caminos con alucinógenos para llenar de felici-
dad vuestra existencia y así palpar y sentir vuestra vida plena y pletórica
de dicha; creando de esta manera un problema mayor a vuestra vida.
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L IBRO II
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L IBRO II
De la prosperidad espiritual
Cuando dos seres se unen en lazos matrimoniales, todos se alegran y
se hacen uno en la alegría que el acontecimiento amerita. Todos festejan
la nueva unión y auguran felicidad hasta que la muerte los separe y ade-
más, para completar la dicha, que tengan muchos hijos.
Al pasar el tiempo y al vivir las experiencias que el destino les depara,
poco a poco la alegría va desapareciendo, se van aumentando las pena-
lidades, las situaciones tensas, ya sea por los escasos recursos económi-
cos o por la incomprensión mutua de la pareja, o porque no pudieron
tener los hijos anhelados o porque los hijos que tuvieron salieron díscolos
y arbitrarios, no dejándose someter a las reglas del hogar o por otros
sinnúmero de razones por los cuales la alegría y la felicidad, fueron pa-
sando a segundo plano.
Pues bien, ante este hecho matrimonial que antes fue motivo de tanta
alegría, hoy es motivo de infelicidad, amargura, tristezas, depresiones,
desengaños, arrepentimientos y muchas cosas más que se llevaron la
paz, el amor y la felicidad en este hogar.
A pesar de que durante toda la vida anduvieron buscando no perder
la felicidad que al principio vivieron y disfrutaron, pasó la vida y lo único
que pudieron encontrar fueron mezquinos momentos de felicidad. Y todo
el tiempo transcurrió en la “lucha” con la vida, en la batalla sin fin para
hallar lo deseado.
Este drama, amados míos, es el pan nuestro de cada día del cual se
alimenta la humanidad. ¡Qué lamentable! es ver cómo vosotros pasais la
existencia, buscando la felicidad, la riqueza material, que tanto os ago-
bia, su búsqueda en un mundo material, sin la cual no valeis nada y todo
será pobreza y miseria, y todo aquello que para vosotros pensabais que
sería vuestro bienestar.
Si pudierais contemplar, por un momento la vida, en el más allá, den-
tro de sus profundas aguas, os asombraríais de la belleza exuberante que
se ve con todo su esplendor en la infinitud de sus criaturas, y os asombra-
ríais de la armonía y la paz que allí se vive; también, os asombrariais de
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L IBRO II
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
De la humildad
Había una vez un príncipe orgulloso y soberbio que sometía a sus
vasallos a dolorosas y crueles torturas y el trato para con ellos era
tosco, duro y despectivo.
Todos en el imperio, le obedecían ciegamente, pues, temían ser
castigados.
Una vez una de las doncellas de palacio, se acercó al orgulloso prín-
cipe y le dijo: “Majestad si observais por un momento las flores de
vuestros jardines, os deleitariais y podríais daros un apacible paseo
por sus fragantes caminos”. El príncipe, mandó a azotar a la donce-
lla, por semejante atrevimiento, al sugerirle que paseara por sus
jardines.
Pasaron los días y el príncipe pensativo meditaba las palabras de la
doncella. Una tarde de esplendorosa primavera, el príncipe salió de
palacio y se dirigió a los bellos jardines cargados de bellísimas flores,
en el camino tuvo la mala fortuna de pisar un charco que le salpicó
su impecable vestidura, esto enojó mucho al príncipe y se lamentó
no poder mandar azotar al charco; mas, sin embargo, continuó el
camino que conducía a los jardines cuando de repente posaba una
paloma en uno de los árboles que bordeaban el camino y con su
excremento ensució la rubia y hermosa cabellera del príncipe, y voló,
energúmeno el príncipe sacó su blanco pañuelo y limpió su cabeza.
Más adelante, el vientecillo, que hasta ese momento acariciaba su
rostro, se fue volviendo más fuerte que comenzó batiendo la copa
de los árboles, tan fuertemente que ya se doblaban hasta el suelo y
para mala fortuna del príncipe, se partió una rama cayéndole enci-
ma y lo dejó aprisionado; luego, se arreció un gran aguacero, que el
infeliz príncipe aprisionado y herido por la pesada rama quedó en-
vuelto en un denso manto de lluvia que salpicaba del suelo y la
tierra mojada manchaba su ropa y su rostro.
Sintiéndose el príncipe humillado y acongojado lloró amargamente
y se dijo: si llego a salir vivo de esta situación, juro por Dios que
nunca más le daré maltrato a mis vasallos y doncellas. Terminaba de
decir esto cuando aparecieron dos granjeros grandes y fuertes, ad-
mirados de ver aquel joven en esas condiciones presurosamente le-
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L IBRO II
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
De la felicidad
En un lejano país vivía un pequeño enano con su familia, también
enanos, vivían felices, en armonía, compartiendo y haciendo las la-
bores diarias.
Contentos disfrutaban de las bellezas que la naturaleza les daba,
cultivaban la tierra que les proveía su alimento. Todo era paz, amor
entre los miembros que formaban la familia incluyendo los parien-
tes más lejanos. Era una gran familia de enanos.
Una vez estando el padre en el bosque cortando la leña, observó
que aquel árbol, el cual, cortaba, para llevar la leña a su casa, lo
miraba, el padre de los enanitos, sintió la mirada del árbol y pensó:
“Este árbol me está mirando, y he percibido que mi hacha, entra
muy fácil en su tronco”. Estaba pensando en esto cuando sintió que
unos cazadores se acercaban al lugar donde él se hallaba, se aproxi-
maron y él quedó absorto y admirado de ver esos cazadores tan
altos y fornidos.
Ellos al ver al padre enanito, se miraron unos a otros y se echaron a
reír estrepitosamente. El padre se sintió muy mal, por la actitud de
los cazadores y echó a correr, sin terminar de cortar la leña.
Llegó a su casa muy triste y desconsolado y desde ese momento su
alegría y su felicidad se fueron de su vida. La esposa y los hijos,
además, de los parientes, no comprendían qué le había sucedido al
padre, ni cuál era la razón de su sufrimiento.
Pasaron los días y el padre seguía triste e infeliz, todo aquel mundo
que para él había sido su felicidad, hoy era tristeza, melancolía e
infelicidad.
Permaneciendo en este estado de infelicidad, generalmente, lo pa-
saba retirado del grupo familiar, haciendo labores en silencio solo y
cabizbajo, mientras él estaba en estos menesteres, pasaban por el
frente de la casa, los cazadores que venían nuevamente del bosque
con su presa, ellos se sorprendieron de ver tantos enanitos y se echa-
ron a reír a carcajadas burlándose de los enanitos. Pasaron de largo
y se perdieron en el camino.
En este momento comprendieron los miembros de la familia, el
motivo de la congoja de su padre. Fueron al lugar donde él se en-
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L IBRO II
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
De la devoción
Cuando se os dice que debeis ser devoto ya sea de un santo, de una
religión o de cosa parecida, entendeis que debeis ser fiel a ese santo o a
esa creencia de la cual habeis escogido para ser su devoto.
Además, siempre se os llama “devoto” a los feligreses de una comuni-
dad. Y es obvio, que a esos devotos de cualquier índole, tienen sus pro-
pias obligaciones con su “santo de devoción”, tanto es así, que se ha
generalizado en vosotros el dicho “como no soy su santo de devoción”,
refiriéndoos a alguna situación en la cual no os fue muy bien respecto a
la persona involucrada, en dicha situación.
Además, ya en nuestro mundo se ha establecido una clasificación en
las comunidades de los “devotos” y los “no devotos”, para distinguir los
deberes que le corresponden al “devoto”, que obviamente, no son los
mismos deberes que le corresponden a los “no devotos”.
También, entendeis ser devoto, frecuentar sitios y lugares que os llamen
la atención, como iglesias, parques, centros de diversión, y en fin todos
aquellos lugares donde tomais la disciplina de visitarlos frecuentemente.
Así, la devoción entendida unas veces la sentís como carga y otras
veces la llevais a la práctica automáticamente, sin pensarlo, sin conciencia.
Amados del amor, hoy es el día en que vais a comprender la verdade-
ra devoción que os ha asistido y es la devoción que impregna cada uno
de vuestras actividades diarias, por pequeñas que estas sean.
Es la dedicación y la concentración con que hagais las pequeñas y
grandes cosas que cada día debeis hacer, pues, de hacerlo con la santa
devoción, estais elevando una plegaria a vuestro Padre Celestial, ya que
la energía que estais usando en cada quehacer diario es la misma ener-
gía divina que vuestro Padre os da amorosamente. Luego, cada acción
que realiceis en cada momento, es la oración de gratitud al Padre y por
consiguiente, debe estar llena de devoción.
La devoción es, entonces, amados míos, la dedicación amorosa en
todas las circunstancias de la vida a todas las actividades que desarrolleis,
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QUINTA PARTE
Práctica espiritual I
Cerrad vuestros ojos por un momento, tratad de escuchar los latidos
de vuestro corazón, ahora bien, pensad por un momento que estos lati-
dos son como el sonido que tañen las campanas lejanas de un viejo cam-
panario, permitid que estos sonidos cada vez más vayan penetrando vues-
tros oídos y cada vez más los vais percibiendo más nítidamente.
Observad cómo cada sonido que penetra por vuestros oídos, se ex-
pande hacia vuestra cabeza, llenando de sonidos todo vuestro cerebro.
Ahora retornad los sonidos a vuestro corazón y despertad suavemente.
Con este breve ejercicio, que si lo aceptais, podeis lograr poco a poco
controlar vuestra atención, para que finalmente llegueis a la concentra-
ción. Pero, esto requiere que lo practiqueis las veces que lo deseeis.
Práctica espiritual II
Otro ejercicio podrá ser, cerrando vuestros ojos, ubicándoos en el
centro de vuestro corazón, y observais el flujo sanguíneo, como se mueve
con perfección impulsando la sangre a todas las partes de vuestro cuer-
po, y podeis daros un viaje por todo vuestro cuerpo, impulsado por la
corriente sanguínea y así podeis observar las células y cómo trabajan en
vuestro cuerpo. Luego podeis abrir vuestros ojos lentamente.
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L IBRO II
Práctica espiritual IV
Una vez, que hayais practicado y tengais el dominio de vuestra aten-
ción, podeis realizar el siguiente paso; cerrad vuestros ojos y ahora os
vais a ubicar en un espacio de vuestra mente, donde sólo hay vacío,
silencio y quietud, ahí permaneceis el tiempo que deseeis y finalmente
abrid vuestros ojos lentamente.
Este segundo paso es un poco más difícil, pero, al igual que los ante-
riores debeis practicarlo, hasta que lo logreis.
Por eso, mis amados, es importante, que os asegureis bien de estar
completamente seguros que dominais los primeros ejercicios; no debeis
apresuraros por nada, pues, debeis comprender que cada uno de voso-
tros tiene su propia medida de aprendizaje.
Os preguntais y ¿para qué sirven estos ejercicios, una vez que haya
logrado controlar la atención? Es muy interesante vuestra pregunta, pues,
una vez que hayais logrado el control de vuestra atención, y, además, que
podais sostenerla en el espacio vacío y silencioso de la mente; entonces,
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L IBRO II
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L IBRO II
El cuerpo físico
Todo esto que en esta parte del libro, os he indicado os ayudará a
vuestro adelanto en el camino del espíritu, pues, vais poco a poco,
encontrándoos con vosotros mismos, con vuestro verdadero ser, con vues-
tra esencia divina, como chispas emanadas del Padre, y vais compren-
diendo, cada vez con más claridad, que no sois el ropaje de carne que os
cubre, sino que sois espíritus puros dentro de un cuerpo.
Y vais comprendiendo que vuestro cuerpo es el servidor de vuestro
espíritu y que debeis cuidar para que su servicio sea eficaz y duradero, al
igual que hace el patrón con sus servidores, que los afilia a una entidad
de salud, para que cuide y proteja la salud de sus servidores y puedan
servir con un cuerpo sano y fuerte.
Así amados míos, también vosotros debeis cuidar vuestro cuerpo físi-
co, pues, es el vaso que contiene vuestro espíritu. Por lo tanto, debeis
procurarle alimentos sanos, ejercicios físicos que no sean para el cuerpo
motivo de tortura, tener contacto con la naturaleza, para que respireis
aire puro y podais tomar el Sol cada mañana y lo más importante, dadle
a vuestros cuerpos pensamientos y sentimientos sanos, puros y amoro-
sos y de esta manera reflejaréis salud y bienestar.
Amados míos, deseo que comprendais y que quede bien claro en
vuestra conciencia, que sois espíritu en un cuerpo, jamás os aparteis de
esta gran verdad, no os confundais con vuestro cuerpo de carne que es
mortal y se corrompe. Recordad siempre que sois inmortales y por con-
siguiente incorruptibles. Estais creados de la esencia misma del Dios
creador.
Eres espíritu puro, al igual que vuestro Padre, no lo olvideis.
Una vez, que hallais, tomado consciencia de esta gran verdad, estareis
preparado para escuchar vuestra voz interna, que a la vez es vuestra
propia voz que os habla desde vuestro propio ser, puro y perfecto.
En esos momentos os habeis sustraído de la carne y estais en vuestro
verdadero cuerpo, el cuerpo espiritual.
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L IBRO II
SEXTA PARTE
De las religiones
Todos vosotros, en vuestro globo, teneis un credo y una religión en la
cual os afianzais, creeis y seguís, son muy pocos entre vosotros que no
perteneceis a alguna agrupación religiosa que os dirija espiritualmente.
Cada una de estas agrupaciones religiosas o espirituales cumplen en
parte su misión de guiadoras y orientadoras de todos sus seguidores.
Mas, también habeis visto los genocidios que se han cometido, debido a
algunos líderes espirituales confundidos en su fe y en sus creencias.
Por ello, os decía que en parte estas agrupaciones de carácter religio-
so cumplen su objetivo.
Además, se ha observado que dirigentes y guías espirituales, han caí-
do en contradicción, lo cual os ha llevado a que perdais vuestra fe en lo
que creiais. Otros comportamientos que a vuestro aprecio, estimais que
no son los más adecuados de vuestros guías espirituales, también os des-
animan, y esto os impulsa a pasaros a otras agrupaciones religiosas. O
porque también estimais que vuestra vida no ha tenido ningún cambio
desde que estais perteneciendo a ésta o aquella agrupación religiosa. En
fin, son muchos los motivos que teneis para estar cambiándoos de reli-
giones y creencias.
En estos momentos de cambio planetario, es cuanto más sentís que
han pululado credos, grupos, religiones, lo que llaman la evangelización
en todas sus formas. Hasta habeis llegado al punto que podeis asistir a
todos, porque todos desembocan al mismo punto.
Además, amados míos, no sólo vivís cada uno de vosotros esta maratón
espiritual sino que también pretendeis involucrar vuestra familia, ami-
gos, vecinos y conocidos, pues, pensais que vuestra búsqueda es la mis-
ma búsqueda que cada uno de ellos necesita y os sentís que verdadera-
mente, estais haciendo el papel del “buen samaritano” pero, para vuestro
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L IBRO II
SÉPTIMA PARTE
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PRIMERA PARTE
El hombre solitario
¡S alve oh! hijos de la luz en este nuevo día de paz y amor vengo
a reuniros con vosotros para que compartais todo el saber
que hay en vuestro entorno y que muchas veces pasais
inadvertido.
Cuando se os dijo que la sabiduría está en los templos sagrados y
amorosos de la naturaleza, fue una gran verdad. Aunque muchas veces
en vuestra vida tomais, la naturaleza para vuestra recreación y descanso;
en verdad, que aunque no lo penseis, cuando os retirais ya sea sólo o
acompañado, estais aprendiendo de ella, en una manera inconsciente.
En vuestra vida cotidiana surgen situaciones poco placenteras que os
llevan a tensionaros y hasta alterar vuestro buen genio y estais preocupa-
dos y malhumorados, os volveis impacientes, en una palabra, intoleran-
tes con quienes compartís en vuestro alrededor.
Al finalizar vuestras actividades diarias, sentís la necesidad de des-
cansar, para relajaros y distensionaros, entonces buscais lugares que os
lo propicien o actividades distintas a las que realizais diariamente. Os
vais a los parques, a escalar montañas, a paseos donde podais estar
rodeado de agua, árboles y paz.
Percibís que al finalizar el día, retornais a vuestro hogar lleno de tran-
quilidad, de paz y comenzais a actuar más acordemente, con cordura y
comprensión, os sentís bien, de tal manera que cuando reanudais vues-
MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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LIBRO III
le, ¿cómo era que pudiera vivir así solitario y lleno de paz y sereni-
dad? Y él les respondió: este lugar es la escuela donde tanto he
aprendido. He aprendido de todos y cada uno de los maestros que
moran aquí y cada uno de ellos es especializado y versado en su
saber. De los maestros pájaros he aprendido la libertad que cada día
me van enseñando los distintos vuelos que debo aprender. De los
árboles he aprendido la generosidad y la incondicionalidad, pues,
me dan sus frutos sin mezquindad y me protegen de la lluvia y del
sol. Del agua, que ha sido mi maestra de música, he aprendido a
estar en actividad siempre contento y alegre cantando los sonidos
que me enseña noche y día; del maestro sol he aprendido que la luz
está dentro de mí, así como él resplandece con luz propia, mi propia
luz resplandece dentro de mí. Así que no estoy solo, pues, mis maes-
tros siempre me acompañan y esto me da paz y tranquilidad. El
grupo de caminantes alpinistas, salieron pensativos y reflexivos, se
despidieron y se marcharon.
Amados de mi humilde corazón, en verdad os digo, que busqueis
vuestro sosiego y vuestra paz en el bosque silencioso de vuestro interior,
donde los maestros de luz, os esperan, al igual que el bosque del relato,
para asistiros y daros el descanso y la paz que andais buscando en vues-
tro mundo exterior y que no habeis logrado hallarlos en forma permanen-
te; nosotros, amados, vuestros maestros de luz, al igual que los maestros
del bosque, estamos siempre presentes esperándoos con los brazos abiertos
para recibiros y daros nuestras humildes enseñanzas para que lleveis una
vida espiritual sana, pura y perfecta.
Invocad nuestra presencia, amados míos, cuando lo deseeis, y allí
estaremos humildemente amorosos para daros nuestros sabios consejos.
Recibid en vuestros corazones, amados míos, este ofrecimiento amo-
roso que hoy los Maestros de luz, os hacemos con sencillez y humildad y
aligeraremos vuestra carga para que vuestro paso sea rápido y seguro
por el sendero del amor.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
SEGUNDA PARTE
El niño interior
Amados hijos de la luz, la paz sea con cada uno de vosotros. Inicia-
mos nuestra plática de hoy con el siguiente diálogo:
En la escena aparece un hombre viejo, gruñón y quejumbroso; un
niño de aproximadamente unos doce años de edad y un leproso
joven, marcado por el sufrimiento de su enfermedad.
– El viejo sentado sobre un taburete de cuero, reclinado en el es-
paldar del asiento, observa el cielo azul.
– El niño juega sobre un gráfico que ha trazado en el suelo forma-
do de tres cuadros a lo largo, un cuadro más del cual se des-
prenden dos cuadros más a los lados de éste, más arriba hay
otro cuadro encima del cuarto cuadro y un nuevo cuadro enci-
ma del anterior que termina, también, con dos cuadros a los
lados y en la parte superior se cierra con una semicircunferencia.
El niño va dando saltitos en cada cuadro y llega hasta la semicir-
cunferencia y regresa nuevamente a los primeros cuadros.
– El leproso sentado a la sombra de una acacia, permanece absor-
to y silencioso.
Y comienza el viejo diciendo:
Viejo –Qué vida más tranquila y sosegada he tenido.
Niño –Cierto abuelito, pero, nunca es tan bonita como la mía.
Leproso –¿Qué es lo que estais diciendo? (interrumpiendo su
silencio).
Viejo –Que la vida es tan apacible, que hace sentir bien.
Leproso –Abuelo, ¿llamas apacible y bueno, el hecho de que ya no
os podais mover con la agilidad con que lo haciais tiempo atrás?
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TERCERA PARTE
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Amados míos, vosotros sois los reyes de la creación y como el rey del
relato, vuestro imperio se extiende, en la omnipresencia de Dios creador,
pero debeis estar alerta para que ningún intruso, que en vuestro caso, es
el mundo, que os aniquila con sus engaños y ardides os derrota y sea él
quien reine y gobierne vuestras vidas.
No os suceda, como el rey, estad despiertos y vigilantes para que
cuando lleguen las ilusiones que os da el mundo podais rechazarlas y no
tengais que abdicar, como muchos de vosotros lo habeis hecho,
sumiéndoos en la somnolencia del mundo irreal que percibís por vuestros
sentidos.
Siempre se habla del mundo, pero, hoy deseo deciros que como crea-
dores que sois, podeis dejar el mundo limitado e ilusorio por vuestro ver-
dadero mundo real donde lo percibís tal como él es y la luz que lo circun-
da, pues, éste es el único mundo que puede ser afín con vosotros que sois
seres de luz.
No os durmais ni permitais que la oscuridad cubra vuestra propia luz
que siempre ha sido en cada uno de vosotros.
Se ha dicho que el mundo os daña y os hace sufrir, después que os ha
engañado con halagos materiales, ya sean riqueza, poder, posición so-
cial, éxito en vuestras empresas, conquistas románticas, y como todo es
transitorio, todo al final se va al traste y el sufrimiento y la decepción,
para completar, invadirán vuestro corazón.
Hoy amados míos, deseo que penseis y reflexioneis acerca del mun-
do que os rodea y seais vosotros mismos que dilucidais que tan dormidos
estais abrigados por las sábanas de la ignorancia y de la oscuridad acer-
ca de lo que sois frente al mundo.
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LIBRO III
La voz en el silencio
“Amados míos de mi corazón, entrad, en el silencio de vuestro cora-
zón y escucharéis mi voz”.
Éste es el pensamiento que hoy nos vamos a ocupar. Cuando estais
en vuestras actividades cotidianas y en las ocupaciones que vuestro mundo
os impone, de verás, que estais muy abstraído y sumido en la turbulencia
de vuestro entorno, los ruidos, las voces, las interpelaciones de vuestros
hermanos, y estais tan ocupados que si en ese momento os llaman, lo
más probable es que no escucharéis, pues, la bulla que os rodea os impe-
dirá hacerlo.
Luego, que terminais, vuestra jornada os trasladais a vuestro hogar y,
en el camino de regreso también la turbulencia de ruidos os circunda y
llegais a casa y encontrais y hallais la misma cosa, los ruidos, el televisor
prendido y los comentarios de vuestros seres queridos que os hacen de
las faenas que han realizado durante el día.
Hasta que por fin llega la hora del descanso y caeis rendido en vues-
tro lecho para nuevamente en el nuevo día reanudar vuestros quehaceres
rutinarios.
Y así van pasando los días, meses y años y vuestra vida agitada se ha
ido desenvolviendo en las carreras, los afanes, la turbulencia, las tensio-
nes, el nerviosismo y hasta podeis ganaros una enfermedad.
Si bien, amados míos, observais en este breve recuento de lo que es
vuestra vida diaria, encontrareis que no habeis tenido un momento para
poder sosegar vuestro espíritu, para daros un poco de paz y quietud,
pues, más bien preferís la turbulencia que vuestro mundo circundante os
da, que la quietud y el silencio, porque temeis encontraros con vosotros
mismos. Y es por ello que si llegais a vuestra casa y la encontrais en
silencio inmediatamente, prendeis el televisor, el radio, o tomais el perió-
dico para leer las noticias, es decir, continuamente os estais rodeando de
ruidos, de información y de actividades que os impiden estar en la quie-
tud y en el silencio.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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LIBRO III
CUARTA PARTE
El agua
Empecemos con la sugerencia del agua. El agua como bien es sabido
en vuestro globo, abarca las tres cuartas partes de éste, lo cual significa
que es más agua que tierra y también vosotros en vuestros cuerpos teneis
la misma proporción de agua. También sabeis que el agua es la vida, es
el elemento importante para que la vida se manifieste en todas sus expre-
siones. Observais con regocijo, por ejemplo, el verdor de la naturaleza
después de la lluvia y la belleza y la vida que reflejan. Además, también
observais, vuestro cuerpo, después que os habeis bañado, como resplan-
dece en frescura y os veis rejuvenecidos y bellos. También habeis percibi-
do la sensación placentera que experimentais cuando estando sediento,
os tomais un vaso de agua fresca. Como también habeis experimentado
cuando por alguna razón se os escasea el agua momentáneamente y os
sentís preocupados y estais pendientes de su llegada.
Entonces, amados seres hijos de Dios Padre, sabeis muy bien de lo
importante que es el agua en vuestro planeta y en vuestra vida, pues, sin
ella os “moririais”.
Por todo esto, amados míos, he pensado que sería éste un buen tema,
para que podais comprender cómo vosotros no podriais existir sin el agua
de la vida que vuestro Padre Creador os da permanentemente sin cesar, y
por esta razón, mis amados, debeis agradecer con gratitud eterna al Dios
Padre, por daros la vida y por haberos creado porque sin él no existiriais.
¿No os parece maravilloso tener un padre que constantemente está
en sus hijos pensando y sintiendo con ellos, lo que estos piensan y sien-
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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LIBRO III
La vejez
En el atardecer de vuestra vida, todo es sabiduría, pues, habeis apren-
dido de las faenas del día y de ellas habeis sustraído las enseñanzas que
os han dejado. Esto en cada atardecer de vuestra vida va acrecentando
vuestro acerbo espiritual y con los años llegais a ser un libro viviente de la
sabiduría.
Esto os hace entender muchos aspectos de vuestra vida, que aunque
os parezca que no habeis aprendido nada, sin embargo, estais apren-
diendo. Cuando por circunstancias de la vida os quejais por ésta u otra
razón o porque las cosas no arrojaron el resultado esperado, lo único que
estais haciendo es quejándoos de que no habeis aprendido a extraer de
estas circunstancias la sabiduría que éstas encierran.
Cuando llegais, entonces, al ocaso de vuestra vida, mis amados y que
ya os sentís cansado y agotado por los años, es el momento de más luz en
vuestra existencia; pues, a esta altura de vuestra experiencia, por la vida,
sois sabios, y además, disponeis de tiempo, que antes no teniais para dar
la sabiduría que habeis aprendido.
Veis entonces, mis amados hijos de la luz que interesante se vuelve
vuestra existencia cuando llegais a esta etapa de vuestra vida y que voso-
tros llamais la “vejez”.
Por tanto, mis amados, hoy podríamos hablar de la vejez como el
postgrado que la vida os da que contiene todo cuanto habeis aprendido
en vuestra vida. Qué bella es la “vejez”, pues, es el resumen de todo
cuanto habeis aprendido. Y con este diploma de sabiduría comenzais
una nueva experiencia que comienza a partir desde este conocimiento
sabio hacia nuevos aprendizajes en otra existencia. Observad, amados
míos, que la maravillosa vejez es el pasaporte para que podais ingresar a
nuevos estadios de conciencia.
Por todo esto mis amados, debeis comprender qué hermoso y bello es
vivir y llegar a esta etapa de vuestra vida terrenal, por tanto no mireis la
vejez como aquello que es lo caduco e inservible y que sólo es un estorbo.
¡Jamás! Amados míos, alabad a vuestro Padre porque os permite que
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LIBRO III
La luz eterna
“Amados hijos de la luz, el Sol de vuestra existencia alumbra en este
día vuestro esplendoroso mundo”.
Había una vez en un lejano país un Sol radiante que permanecía
día y noche con su refulgente luz, por lo tanto, la noche no existía,
sólo un día perenne, la vida allí era totalmente distinta a los demás
países, sus costumbres variaban y sus moradores no dormían y per-
manecían laboriosos, lozanos y fuertes, por lo tanto ese país era
muy rico en abundancia.
Todos los días que eran de Sol resplandeciente, y, además no que-
maba, ni insolaba sus cuerpos, eran de amor y paz. Entre sus pobla-
dores se trataban amorosamente y se ayudaban como miembros de
una gran familia. Este país lo llamaban, el país de la luz eterna. Sus
moradores que nunca habían conocido la oscuridad de la noche
vivían como seres dorados en medio de la luz eterna.
Una vez, por razones cósmicas, un pequeño meteoro pasó por ese
país y por unos momentos se oscureció el Sol, y los moradores de
aquel país confundidos y desesperados por miedo a la oscuridad,
buscaban angustiados lugares donde pudieran hallar luz, lo cual fue
en vano.
Entonces, resolvieron agruparse y consolarse mutuamente y acep-
taron la oscuridad. Cuando nuevamente el Sol volvió a resplande-
cer salieron huyendo de la luz del Sol y buscaban refugios donde la
luz no los alcanzara y así sumidos en la oscuridad pasaron su exis-
tencia bajo un Sol que no volvieron a reconocer ni a aceptar.
Pasaron los años, y llegó a ese país de luz eterna un caballero de
buena estirpe que resplandecía de amor y paz, construyó su vivien-
da y se estableció allí, solitario llevando una vida sosegada y trataba
con amor y afabilidad a los moradores de la oscuridad, hasta que un
día invitó a los habitantes a compartir con él en su casa, pues, él
celebraba en ese día su llegada al país de la luz eterna, después de
haber estado sumergido por años en la oscuridad de donde venía.
Los moradores al escucharlo se admiraron y aceptaron la invitación
salieron de sus lugares apartados y oscuros y un poco temerosos se
dirigieron a la casa del caballero, y así, fue como nuevamente estos
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QUINTA PARTE
Signos y símbolos
Amados hermanos en la luz, vamos a iniciar esta parte con algunos
signos y símbolos que debeis recordar para que se os facilite vuestro ade-
lanto en la luz.
El primer signo que vais a visualizar es el del triángulo, que conoceis
muy bien, por vuestros sencillos conocimientos geométricos. Además, en
el campo espiritual, se os ha dado a conocer el triángulo y en la parte
superior un ojo, que es el símbolo del amado Elohim Vista, el ojo avizor
de Dios que todo lo ve, con este signo, representais en vuestro globo la
Presencia de Dios creador, omnipotente, omnisciente y omnipresente.
Además, de esta sabiduría que se os ha dado, sobre este signo, debeis
saber que también abarca la tríada divina, o sea la trinidad del Padre,
Hijo y Espíritu Santo, lo que equivaldría decir, poder, luz y amor, lo cual
forma el sagrado fuego que está presente en el corazón de cada uno de
vosotros.
Esta tríada divina, es también la Santísima Trinidad unificada en un
solo espíritu, es la unidad de la tríada divina que unifica los atributos de
la divinidad en el ser. Este signo podeis visualizarlo en el inicio de vuestra
meditación, en el momento en que entreis en el silencio, para, que este
fuego sagrado impreso en la trinidad divina os guíe y llene de luz vuestra
mente, y podais de esta manera soportar la luz de vuestro verdadero ser,
y así compartais de la plática de vuestro maestro interior. Es muy impor-
tante este signo, el cual debeis visualizar con nitidez, porque es el signo
que también os abrirá la puerta de la gruta de los símbolos.
El siguiente signo es la estrella de David, que como bien sabeis la
forman dos triángulos superpuestos formando la estrella de seis puntas,
es la estrella de la perfección, es el símbolo de la unidad de lo humano
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LIBRO III
SEXTA PARTE
Sol radiante
Amadísimos hermanos es muy placentero llevar a vosotros estas be-
llas páginas, llenas de amor y sabiduría. Hoy mi humilde ser se centrará
en daros la luz de la verdad acerca del “Sol radiante”. Este sencillo tema
abarcará unas pocas páginas, pero, sé que vuestro espíritu se recreará y
brillará en su luz.
“La luz del Sol radiante, es la luz del Sol viviente que sois”.
Había una vez en un lugar del mundo unos pequeñuelos felices,
que compartían con sus amigos sus juegos infantiles. Cada uno de
estos pequeñuelos vivían en casas separadas. Era muy común entre
ellos una vez que otra, se quedaran una noche en la casa del otro.
Así pasaban la vida estos pequeñuelos jugando, riendo y compar-
tiendo, también por las noches de su compañía.
Estando una vez uno de ellos en el jardín de su casa vio con tal
interés, el proceso de polinización que se daba en las flores y curioso
fue y llamó a la casa del otro pequeñuelo, para que también viniera
a su jardín y observara lo que había mirado. Estando los peque-
ñuelos concentrados en su observación, fueron sorprendidos por
sus padres, quienes les preguntaron qué estaban haciendo allí, ellos
les dijeron que estaban asombrados de ver cómo por la acción de
dos reinos de la naturaleza se realizara la polinización, y también
observaban y pensaban en la colaboración que el reino tanto ani-
mal como vegetal se prestaban entre sí.
Los padres admirados de las conclusiones de los pequeñuelos se
retiraron a sus casas y pensaban cuán importante es detenerse a
observar la naturaleza, pues, es mucho lo que se puede aprender
de ella.
Y así los pequeñuelos, seguían en sus juegos, risas y compartiendo
por las noches su compañía.
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Una noche miraban por la ventana de su alcoba las estrellas del cielo
extasiados contemplaban la cantidad de luceros que titilaban en el
firmamento, eran tantos que no terminaban de contarlos y se pre-
guntaban de donde recibirían esta luz, cada lucero, pues, eran mu-
chísimos y no dejaban de irradiar su luz. Estando en estas reflexio-
nes, vieron, para su asombro, descender uno de esos luceros que se
dirigía hacía la ventana del aposento, donde estaban los pequeñuelos,
aterrados con los ojos bien abiertos esperaron que el lucero llegara
hasta ellos.
Descendió el lucero y le habló a sus mentes así:
Amados hermanitos vengo del infinito del gran silencio para daros
las respuestas a vuestras reflexiones, os preguntabais, de dónde pro-
cede la luz que emana cada lucero, también os admiraba la cantidad
infinita, que se os dificultaba contarlos y también os asombrasteis
cuando visteis que me aproximaba hacia vosotros. Yo os digo
pequeñuelos, que la luz que da los destellos que mirais es la luz que
emana de nosotros mismos y con esta luz alumbramos vuestro mundo
para que no os tropeceis en la oscuridad de la noche. Y somos difícil
de contar porque somos innumerables e infinitos porque procede-
mos de la luz mayor que permanentemente emana pequeños luce-
ros ubicándolos en el lugar que deben estar, diciendo esto el lucero,
se desplazó vertiginosamente por el espacio. Los pequeñuelos no
tuvieron tiempo de decir nada, y silenciosos se dirigieron a sus ca-
mas y se durmieron profundamente.
Como veis, amadísimos hermanos, en este sencillo relato, aparecen
varias situaciones que debeis reflexionar. La primera, los personajes: los
chicuelos y los padres, además, del lucero. Los pequeñuelos, se podría
decir, que es la humanidad, sedienta ávida de descubrir su propio mun-
do, su mundo interior y los padres, podrían ser vuestros hermanos mayo-
res, los maestros que os vigilan y os observan. El lucero, podría ser vues-
tro maestro interior, que desde el silencio os habla y os recuerda que sois
chispas divinas emanadas del padre creador, la luz mayor, y además que
como tales teneis vuestra propia luz. Además, observad también la frater-
nidad y la unidad latente, en toda la creación, como también la coopera-
ción y la ayuda mutua en toda la naturaleza, que es el reflejo de vuestra
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LIBRO III
La vida misma
Amados hijitos míos, en este espacio, vamos a platicar sobre lo que
es la vida misma.
Muchas veces hablais sobre la vida, decís que la vida es dura, que se
lucha permanentemente, que todo es una brega, que todo requiere es-
fuerzo, que nada es gratuito y hasta llegais a pensar que vuestro Padre
celestial es injusto, al daros una vida de angustias, sufrimientos, zozobras
y dolorosa.
Ante esta percepción que hasta hoy habeis tenido de la vida, sí que
verdaderamente es desastrosa y llena de calamidades. Pero, amaditos
míos, os voy a referir una historia para que juntos dilucidemos su conte-
nido y sus enseñanzas.
En un restaurante donde se expendían ricas comidas y exquisitas
bebidas, ubicado en el sector más elegante de la ciudad, el cual era
muy concurrido por sus deliciosas comidas, y bebidas, y además,
por el excelente trato que los servidores daban a las personas que
allí iban.
Una vez llegó al restaurante de ricas comidas y exquisitas bebidas
una familia integrada por el padre, la madre, sus dos hijitos que eran
una bella niña y su joven hermanito. Entraron al restaurante, inme-
diatamente el servidor los recibió y los ubicó en el mejor de los pues-
tos que había, donde podrían apreciar un hermoso paisaje, buena
luz y respirar aire puro. La mencionada familia tomó la carta para
ver y escoger el menú del día.
Entre ellos intercambiaron opiniones y por fin se pusieron de acuer-
do, entonces, llamaron al servidor y le pidieron las ricas comidas y
las excelentes bebidas que habían seleccionado. El servidor recibió
el pedido y se retiró.
Mientras esto sucedía dentro del restaurante, en la parte de afuera,
había a la entrada del restaurante una humilde familia desarrapada,
sucia y hambrienta. Como es de suponerse, el portero que cuidaba
la entrada les ordenó que se retiraran de la entrada del lujoso hotel,
pues, estaba prohibido que personas de esa índole perturbaran con
su presencia la llegada de quienes entraban al restaurante.
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LIBRO III
El lago y el visitante
Abrid vuestro corazón, amados lectores de estas sencillas páginas de
amor y enciende la luz de vuestro corazón, para que veais con claridad y
podais comprender las pequeñas verdades que hoy vais a recibir.
Amados míos, dispuestos con un corazón encendido en amor, ini-
ciaremos la plática de hoy con el tema más bello y perfecto como es el
AMOR.
Estais sentados a la orilla de un lago, apoyados en un frondoso ár-
bol, que os sirve de asiento y a la vez de parasol; os sentís rodeados
de paz, tranquilidad y armonía; observais el lago que al contacto
con el viento, se mueven sus aguas en un vaivén suave y tranquilo,
y el vientecillo acaricia vuestro rostro. A lo lejos veis una bandada de
pájaros que cruzan el espacio y os saludan con sus trinos armonio-
sos. El vaivén, de las olas, llama vuestra atención y pensais en el
movimiento permanente, día y noche de las olas del lago. Pensais
también en la vida que en su seno, se gesta, se desarrolla, se multi-
plica y se extiende en toda la inmensidad del lago. Pensais también
en el alimento que el lago en sus entrañas encierra para la humani-
dad, no solamente contiene vida que puede ser alimento para el
hombre, sino también curación para sus enfermedades. Pensais tam-
bién en el comportamiento del hombre, frente o con respecto al
lago; pensais, además, que el agua es el símbolo de la vida, que sin
ella moriríais y toda la vida que él contiene.
En estos pensamientos estais sumergidos, cuando de repente se os
aparece un gallardo hombre, con sonrisa afable y después de un
afectuoso saludo, se sienta a vuestro lado, también apoyándose de-
bajo del árbol.
Vosotros estais asombrados de la llegada de este visitante, pues, no
lo esperabais, y comienza el siguiente diálogo.
Visitante –Que tranquilidad se siente en este bello lugar, se respira
aire puro, paz y nos lleva a profundizar en reflexiones, que lejos de
aquí no ocuparían espacio en nuestra mente. Pues, generalmente se
dedica la mente a pensar en aquello que cotidianamente experimenta.
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LIBRO III
Amados míos, pienso que habeis comprendido las palabras del visi-
tante, quien al comienzo de la plática os dijo que encendierais la luz del
amor en vuestro corazón, pues, solamente el amor que deis podrá ali-
mentar con una palabra de consuelo, de apoyo, de comprensión, a vues-
tros hermanos; como también el amor podrá curar las enfermedades del
alma y del cuerpo de vuestros hermanos.
Deseo, amados míos, que con esta sencilla plática, a partir de hoy
abrais vuestro corazón y encendáis la luz del amor para que seais las
lámparas vivas que alimenten y curen con su amor a quienes os rodeen,
que os deis como lo que sois el dulce pan del amor.
Amad, amad siempre en todo momento y en cada lugar sin
discriminación.
“El amor es eterno”.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La Madre Tierra
Amados hermanos en la luz, levantad vuestro corazón y elevad una
oración por vuestro Planeta, decid:
“Amado planeta Tierra, te amo, te bendigo y te envuelvo en mi amor
divino y te doy gracias por el servicio que nos has prestado y nos
sigues prestando, por vuestra acogida en cada una de nuestras exis-
tencias y porque siempre teneis abiertas las puertas de vuestra es-
cuela de donde, cada vez aprendemos más. Gracias planeta Tierra
por vuestro servicio incondicional.
Y a la vez os pedimos perdón por el mal uso que hemos hecho de la
energía divina, presente en vuestro ser y en todos vuestros reinos.
Le pedimos perdón a todas y cada una de las criaturas que confor-
man vuestros reinos y desde ahora nos proponemos a enmendar el
daño que hayamos causado consciente e inconscientemente.
Gracias Planeta Tierra”.
Con esta pequeña y sencilla oración, habeis reconocido vuestro pla-
neta como una creación más de vuestro padre creador, como también
habeis reconocido y aceptado que debeis gratitud a vuestro globo, y ade-
más, que también sabeis del gran daño que estais causándole con vues-
tros pensamientos negativos y destructivos y con vuestros sentimientos
tan pesados y hostiles capaces de generar guerras y conflictos en vuestras
vidas en vuestras familias, con vuestros vecinos y amigos y con toda la
humanidad. También en esta oración os habeis comprometido a borrar
el daño que le habeis hecho, lo cual ha traído graves y delicadas conse-
cuencias. Por ello mis amados, desde ahora, vuestros actos, si os com-
prometeis de corazón, deberán ser amorosos.
Con estos pequeños parámetros vamos a dar comienzo a nuestra plá-
tica de hoy: La Madre Tierra.
En un poblado no muy lejano, vivía un zapatero y un carpintero
que cotidianamente prestaban alegres y contentos sus servicios a la
gente del poblado. Los pobladores unas veces llevaban sus zapatos
desgastados para que fueran arreglados en la zapatería del poblado.
Otras veces se dirigían a la carpintería para que les hicieran algún
mueble de tal o cual madera.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
SEGUNDA PARTE
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LIBRO IV
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
TERCERA PARTE
La naturaleza y la abundancia
En esta corta y breve plática os traigo uno de los regalos más grandes
que el universo os ha dado y es la prosperidad.
Ubicaos, amadísimos hermanos, en el centro de un jardín donde hay
flores de todos los colores, de todas las fragancias, de todos los tamaños
y de todas las formas. Ahora, tomad en vuestras manos, un ramillete de
flores de este jardín. Observadlas y mirad la belleza que exhalan cada
una de ellas; ahora mirad en cada una de ellas las partes que las compo-
nen y vais a tratar tomando los elementos que la componen, de formar
una flor parecida a las que teneis en vuestras manos. Como veis bien mis
amados hermanos, cuán os ha parecido difícil elaborar una flor, mas,
para la naturaleza es algo sencillo.
Ahora intentad de nuevo elaborar ya no una flor, sino una sola parte
de ella, la que deseeis, obviamente que será más difícil, pues, no sabeis
donde encontrar el material de que está formada esa parte de la flor y
mucho menos como hacer el material de que está constituida, por ejem-
plo, cómo podrías elaborar un pétalo, sin embargo cuando tomasteis el
ramillete de flores no pensasteis en esto, simplemente lo tomasteis y dis-
frutasteis de la belleza y el regocijo que os proporcionó.
Carísimos hermanos, los he llevado a esta pequeña experiencia, para
que os detengais a pensar en la abundancia que se expresa a través de la
naturaleza, y como bien sabeis, es el templo de mayor sabiduría que
teneis a vuestra disposición, y habeis observado también la abundancia
en número y especie de los diferentes tipos de animales que se encuen-
tran en ella, todo si observais bien os muestra la abundancia.
Además, si os deteneis a mirar el océano es muy grande y la cantidad
de agua que contiene al igual que los ríos y las quebradas, los lagos y las
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LIBRO IV
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La bella princesa
Amados míos, vamos a disponernos para iniciar esta sencilla y bella
plática que traerá a vuestra vida consuelo y amor.
Cerrad vuestros ojos, ubicaros en el centro de vuestro corazón, mirad
allí la resplandeciente presencia de Dios, contempladla por unos momen-
tos y suavemente abrid vuestros ojos.
Había una vez en un país lejano una bella princesa que su fama se
extendía por todo el territorio por su belleza física; era tan bella y
resplandecía tanto su belleza que viajeros de toda estirpe venían a
aquel país para conocerla y poder aunque fuera por unos momen-
tos deleitarse de la belleza de la princesa.
Una vez estando la princesa sentada a la orilla del estanque en los
jardines de su palacio se miró en la superficie del agua del estanque
y vio cómo su bello rostro se retrataba en las aguas y con el movi-
miento del agua su rostro se desdibujaba, y unas veces su rostro era
alargado, otras veces se veía ancho y achatado y otras veces lo veía
ondulante y deforme. Esto causó en la princesa una profunda an-
gustia, pues, jamás había visto su bellísimo rostro desfigurado. Muy
apesadumbrada la princesita le preguntó al agua del estanque por
qué en el no se reflejaba la belleza que todos veían en ella. El estan-
que, con sus aguas tranquilas y armoniosas le respondió de esta
manera:
Princesita, habeis buscado la belleza que todos admiran, en la pro-
fundidad de mis aguas, pero, como habeis visto se ha presentado a
vuestros ojos desfigurada de tal manera que no concuerda con la
belleza que vuestro rostro irradia fuera de la profundidad de mis
aguas. Veis, amada princesita, ¿que fácil es distorsionar la realidad
cuando la buscais afuera y no en la profundidad de vuestro ser,
donde verdaderamente os vereis tal como sois?
Al escuchar esto la princesa corrió al palacio llorando.
Amados míos de mi corazón, ¿cuántas veces en vuestra vida habeis
hecho el papel de la bella princesa, cuando sois aplaudidos por esto o
aquello que a los ojos de los demás es merecedor de aplausos y adulacio-
nes, y entonces os creeis irresistibles, orgullosos y arrogantes?
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LIBRO IV
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Servicio a la humanidad
¡Alegraos! Hoy amadísimos hijos de la luz, pues, ha llegado la hora de
servir.
Disponeos mentalmente para este servicio que vais a realizar hoy con
vuestros hermanos, la humanidad.
Siempre se os ha hablado que debeis servir a vuestros hermanos,
padres y parientes, a vuestros vecinos y amigos, pero, muy pocas veces
se os ha hablado de servir a vuestro planeta Tierra, pues bien, hoy mis
amados y carísimos hermanos, vais a realizar un servicio universal de los
tantos que hay, con vuestro planeta.
Este servicio lo podeis realizar desde vuestro humilde hogar solo o en
compañía.
Con los ojos de la mente abiertos, mirad vuestro corazón y la luz que
en él resplandece, introducíos en ella y fusionaos en esa luz, ahora que
sois lo que realmente sois, ved vuestro planeta azul flotando en el cosmos
infinito y deslizándose vertiginosamente por la órbita marcada por el amor
del Padre Creador.
Ahora, vosotros como luz os vais a expandir por todo el cosmos infi-
nito y vais a irradiar vuestra luz vuestro planeta, cubridlo con esa radia-
ción de colores semejante a los colores que observais cuando contemplais
el arco iris; y vais a depositando al rededor de vuestro planeta una franja
de luz de cada color del iris, de tal forma que veais vuestro planeta des-
plazándose en el espacio en medio de siete franjas de color blanco, viole-
ta, rosa, dorado, anaranjado, verde y azul, de cada franja veis como de
su luz van descendiendo legiones de ángeles guiados por sus arcángeles
que a la cabeza de éstos van llegando a la Tierra envolviéndolo con las
características propias de cada franja, así los ángeles de la franja blanca
irradian pureza, resurrección a cada ser que mora en el planeta y al pla-
neta mismo, para que la luz de la pureza limpie cada mente y cada cora-
zón de sus pobladores y del planeta, que la luz pureza y resurrección
irradiada, lleve al despertar espiritual y asciendan a otro nivel superior de
conciencia.
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LIBRO IV
CUARTA PARTE
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LIBRO IV
La gratitud
En este día de paz y de amor, con infinito amor y profunda humildad,
vengo cargado de flores de amor que colocaré en vuestras existencias.
Hoy iniciaré mi sencilla plática, que llenará vuestra alma de regocijo y
esperanza. Vamos a cantar al Sol radiante, que sois el himno de la gratitud.
Una vez en un puerto lejano, donde buques de pesada carga carga-
ban y descargaban sus mercancías, como de costumbre los braceros
del puerto a las cinco de la tarde terminaban sus labores y se dirigían
a sus casa cansados del duro trabajo que durante el día realizaban.
Estando una vez uno de los braceros absorto en su trabajo no escu-
chó la alarma que sonaba indicando que el día de trabajo había
terminado y así fue que partieron los compañeros de trabajo y el
quedó muy entretenido bajando una carga que había llamado su
atención por lo ligero y suave, pues, el esfuerzo que había hecho
para transportarlo era muy poco. Lleno de curiosidad, pegó el oído
muy cerca de la carga para ver si podía percibir algo que le indicara
el contenido de la carga; pero fue en vano, pues, no lograba escu-
char nada, ni una pista que le diera indicios de tal contenido.
Cuando terminó de colocar la carga en su lugar, sintió un poco de
sueño se recostó sobre la carga y se quedó profundamente dormido.
Y soñó que de la carga donde él estaba recostado, salía un resplan-
dor que cada vez se hacía más intenso y se expandía conformando
una figura de resplandeciente luz, la figura, que ya había tomado la
forma de un hombre apuesto de facciones serenas y bellas se le
acercó y le dijo:
Todo el día he estado cargando tu pesada carga para que vuestros
hombros no se lastimaran, ni tu cuerpo sintiera cansancio, he pasa-
do todo el día realizando vuestras labores para que al llegar a vues-
tra casa, podais compartir con vuestra esposa y con vuestros hijos,
sin que el cansancio os perturbe, para hacerlo. He pasado todo el
día, llevando a mi espalda el ardiente Sol, para que no sufrieras las
quemaduras y el sofoco que éste os ocasiona.
He pasado todo el día soportando vuestra sed, para que no sintieses
la tortura de la sed y he pasado todo el día cantándoos mi canción
de amor para que no os sintieseis solo.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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LIBRO IV
Disciplina y constancia
Amados hijos de la luz, os envuelvo en mi luz y os doy mi amor.
Abrid vuestros ojos internos porque vais a leer en vuestra alma el
sencillo mensaje que esta pequeña plática encierra.
Todos los días al amanecer, las aves del mundo entero, elevan al espa-
cio trinos diversos, que conforman un concierto de trinos, que se podría
decir, que es una pieza musical entonada por un coro de aves de diferen-
tes especies, mas, sin embargo, se unen para entonar la misma página
musical.
Hoy amados míos, os invito a que percibais con vuestros propios
oídos los trinos que en cada amanecer cantan las aves sonoras. Como
también os invito a que trateis de identificar el trino que corresponde a
determinada especie de aves. Obviamente, que si estais versado en el
conocimiento acerca de las aves se os será mucho más fácil identificarlos
que aquellos seres que no lo tienen, mas también podrán identificar uno
que otro trino.
Una vez que hayais realizado esto, comienza a deleitaros en aquellos
trinos que lograste identificar y que son agradables a vuestros oídos.
Dejaros llevar por estos musicales trinos y tratad de darle sentido a cada
uno de ellos, hasta que logreis interpretar en vuestro idioma cada trino.
Tan pronto lo interpreteis comenzad a hilvanar los cantos para que ar-
méis en vuestro idioma la página musical que interpretan las aves sono-
ras cada amanecer al comenzar el día.
Estos trinos cuando lo descubrais, vais a quedar extasiados del men-
saje que cantan las aves sonoras.
Amados míos, hoy deseo que penseis en la oración musical que cada
mañana las aves cantan al nuevo día y que penseis si vuestra oración al
nuevo día se une a la oración de las aves sonoras con tal disciplina y con
tal constancia.
Pues, de no ser así, hoy os invito a que os detengais a pensar en esto
y aprendais de las aves sonoras ser disciplinados y constantes en cada
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una de las actividades que la vida os presenta cada día, pues, esa es la
oración que todos los seres que pueblan la Tierra entonan cada día en
sus labores cotidianas.
Amados míos Yo soy el Maestro de la Disciplina, por lo tanto os ex-
horto a que comenceis desde ahora a llevar una vida disciplinada y con
la perseverancia cogida de la mano muy pronto estareis caminando en el
sendero de la perfección.
Cuidaros, amados míos, de una vida indisciplinada y desordenada y
también cuidaros de vuestra inconstancia y abandono, pues, son los más
acérrimos enemigos para la evolución del alma.
Tomad pues, estas pequeñas y humildes orientaciones y llévalas como
el más valioso tesoro a vuestra vida práctica.
Recordad siempre, que además, con la disciplina y la constancia todo
lo lograreis.
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Las apariencias engañan, por esto debeis ver con ojos abiertos la
realidad, pues, de lo contrario estariais atrapado en un mundo irreal
que os traeriais confusión y equivocaciones.
Entonces, comprendió el niño, que el incidente del vidrio roto, ha-
bía sido un sueño.
Amados lectores de mi corazón, deseo que penseis en estos momen-
tos ¿cuántas veces habeis realizado un hecho y después no os acordais o
simplemente creeis que no lo habeis hecho? o ¿cuántas veces creeis que
habeis hecho esto o aquello y cuando vais a ver no habeis hecho nada?
Esto os puede ocurrir con mayor o menor frecuencia, pero, lo cierto
es que habeis tenido esta clase de experiencia.
Ahora mis amados pensad si eso que creeis que habiais hecho o no
son situaciones reales o son situaciones con apariencia de realidad, pero,
que jamás han existido y por lo tanto cuando caeis en la cuenta sí que lo
haceis realmente.
Todo ha sido un sueño o una jugarreta que vuestra mente os hace
para que creais que lo irreal es real, pero, que cuando despertais u os
dais cuenta lo haced con perfección y consciente de lo que estais haciendo.
De la misma manera, hermanos en la luz, es vuestra vida en el espíri-
tu, habeis olvidado quien sois realmente y por consiguiente no recordais
quien sois y os parece que ya lo sabeis y tomais como real un mundo
inverosímil e irreal y estais tan convencido de que ese mundo que perci-
bís es el mundo real, como el niño de la historia y el incidente del vidrio
roto.
Hermanos míos, hoy deseo que cada uno de vosotros dedique un
tiempo cada día a pensar y reflexionar en esta sencilla verdad, pero, que
a la vez es tan profunda que os llevará a liberaros de las ilusiones en que
vivís y os llevará al mundo real al cual perteneceis, el mundo del espíritu;
Debeis recordar que sois espíritu en un cuerpo, carnal, y por lo tanto
perteneceis al mundo espiritual.
“El espíritu divino que sois recorre en el cuerpo físico su camino por
la vida”.
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LIBRO IV
El mundo real
Salve ¡oh! hijos amadísimos del Dios Padre Madre, en este bello y
pacífico día nos vamos a concentrar en una pequeña plática, donde el
éxtasis y el amor os llevaran a vuestro mundo real. Debeis ubicaros den-
tro de la luz que brilla en cada uno de vuestros corazones y abierta vues-
tra mente tomaos de mis manos y venid conmigo.
Agobiado por el cansancio, el calor y la sed los caminantes de una
caravana, se desplazan por el gran desierto árido, van empolvados,
sucios por las arenas que el viento arrastra, sus labios resquebraja-
dos y resecos ansían una gota de agua; pero, todo es cielo y arena;
un cielo totalmente despejado con un Sol radiante y brillante.
Con pasos pausados y lentos van avanzando los caminantes de la
caravana; por las noches tiritan de frío y se detienen un poco para
descansar y pasar la noche con la esperanza que el nuevo día traiga
su amoroso consuelo que tanto necesitan.
Al siguiente día, continúa la caravana su lento camino y solo se ve a
lo lejos dunas, desierto y sol. Avanzando el día y con el sol cada vez
más resplandeciente, se sienten perdidos, perdidos, desubicados, des-
orientados sin saber que hacer. Pues, ven todos los paisajes iguales y
han perdido la noción del camino que debían seguir, unos han per-
dido ya sus fuerzas, casi no pueden andar y se apoyan en aquellos
que aún están más resistentes, las horas no existen, pues, han perdi-
do la noción del tiempo y únicamente desean llegar al lugar que se
les ha perdido, pero están seguros que al encontrarlo van a aliviar
sus apremiantes necesidades.
A lo lejos alcanzan a ver, por fin, una avecilla que vuela a lo alto
haciendo giros y batiendo sus alas declina, lo que hace pensar a los
viajeros que en algo se ha pasado esta ave. Siguen avanzando con
la esperanza de hallar donde se ha posado el ave; unos ya van arras-
trándose, pues, no pueden caminar, sus piernas no los sostienen,
han perdido toda la fuerza y han decidido haciendo un último es-
fuerzo llegar aunque sea arrastrándose. Otros se quedaron en el de-
sierto fallecidos por la sed; y los últimos caminantes tratan heroica-
mente ayudar a los caminantes que con vida no pueden caminar, ni
arrastrarse.
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LIBRO IV
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Parálisis espiritual
Amados hijos de la luz, os saludo amorosamente y con profunda hu-
mildad me inclino ante vuestra luz.
Nuestra plática de hoy ha sido bastante controvertida entre los maes-
tros ascendidos y más adelante comprendereis la razón.
En un recodo del camino se hallaba un paralítico sentado a la orilla
con su mano extendida para que cualquier caminante le diera una
moneda. Así pasaba la vida cada día el paralítico.
Una mañana pasaba por el camino un caballero muy apuesto de
ricas vestiduras al ver al paralítico le arrojó una moneda y continúo
su camino, al poco rato pasó una mujer viuda con cinco hijos y al
verlo se compadeció de él y junto con sus hijitos lo arrimó a un
arroyuelo que pasaba cerca de allí, lo bañaron y le dieron de comer
de las provisiones que ellos llevaban y nuevamente lo pusieron en el
recodo del camino. El paralítico se mostró muy agradecido y partió
la viuda con sus cinco hijos.
Otro día pasaba por el camino un maestro de la divina sabiduría y al
ver al paralítico le dijo: que más riqueza que la que estais viviendo,
¡disfrútala! Y pasó de largo sin darle moneda alguna.
El paralítico asombrado de la actitud del Maestro de la Divina Sabi-
duría, pensaba en las palabras que éste le había dicho y no alcanza-
ba a comprenderlas.
Transcurrieron los días y nuevamente pasaba por el camino el Maes-
tro de la Divina Sabiduría y al ver de nuevo al paralítico le dijo
nuevamente las mismas palabras y pasó de largo; el paralítico que
no podía caminar para alcanzarlo le gritaba confundido que por
qué le decía esas palabras, pero, el maestro no lo escuchó y así fue
que un día lleno de sol, de trinar de aves, de viento fresco se acerca-
ban por el camino un grupo de pequeñuelos que, retozaban y sus
risas se esparcían por el lugar y uno de aquellos niños al ver al para-
lítico se acercó y le dijo muy risueño, esa parálisis es vuestra fortuna,
pues, siempre, tendreis quien os de lo que necesitais sin tener que
trabajar, el resto del grupo soltaron la carcajada alejándose del lugar.
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QUINTA PARTE
La óptica espiritual
Amados hermanos en la luz, ¡salve! mi amor y mi luz os envuelven. En
este amanecer del nuevo día sentaos en el centro de vuestro corazón y
escuchad con oídos atentos la música que emana de vuestro propio ser.
Hoy estais dispuestos y preparados para recibir esta sencilla plática
que será el pequeño peldaño que os ayudará ascender en vuestra vida
espiritual.
Ubicaos en la entrada principal que conduce a vuestra metrópolis,
observad el camino lleno de gentes, vendedores, vehículos de toda clase y
un sin número de objetos para la venta que llaman vuestra atención y
todos os parecen tan interesantes que no sabeis cual de todos es el mejor.
Todo en esta entrada parece una feria. Hay mucho alboroto y mucho
ruido que os trata de atolondrar.
Os decidís a avanzar por la entrada que os llevará a la metrópolis, y
así lo haceis, llegais a las puertas de la ciudad que en estos momentos
están abiertas. Entrais y observais que hay un grupo de personas
aglutinadas en la plaza principal, esto os llena de curiosidad y avanzais
hacia allá.
Por medio de la gente tratais de mirar, aquello por lo cual se aglutinan
y están embebidos y por fin lograis ver un anciano de barba blanca que
está hablando a la multitud y alcanzais a escuchar que dice:
“Si tu ojo es causa de escándalo, no rechaceis lo que vuestro ojo ve,
pues, seguramente aquello que habeis visto no es tan escandaloso
como vosotros habeis pensado, más bien ¿será que habeis dado a
eso que visteis una errónea interpretación?…”.
Después de que habeis escuchado estas palabras os retirais del lugar
y os dirigís a la plaza de mercado donde la actividad de comercio es
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pero, también lo podeis ver como algo normal, rutinario y hasta de pre-
cios muy caros, “todo depende del cristal con que se mire”.
De la misma manera, amado mío, sucede en vuestra vida espiritual,
pues, si veis con ojos nuevos la esencia de vuestro ser, podreis ver la
perfección en él pero, si veis con ojos empañados y deformes, solamente
vereis en el imperfección y así vais a creer que sois. Por esto amado mío,
os invito a que desde ahora comenceis a veros tal como sois, espíritu
puro y perfecto emanado del gran espíritu puro y perfecto creador de
toda existencia.
Amados de mi corazón, solo buscando en la óptica de vuestro cora-
zón podreis conseguir los cristales que os permitan ver tal como sois, y
únicamente allí lo hallareis.
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LIBRO IV
El rico carruaje
Hoy amados míos, os voy a contar una historia que os dejará perple-
jos, pues es un poco singular.
Había una vez una doncella de gran estirpe, de exquisita belleza y
de considerable fortuna. Por estas razones, la doncella era pretendi-
da para matrimonio por muchos caballeros apuestos y también de
gran fortuna. Aún entre sus vasallos no faltaba quien soñara tomar a
la doncella por esposa.
Una vez estando la bella doncella sentada con sus damas de compa-
ñía en los balcones de su palacio, quienes bordaban sus pañuelos
entre conversaciones y risas, vieron pasar un carruaje ricamente ves-
tido, llevado por finos corceles que eran conducidos por un servi-
dor, este carruaje llamó la atención de la doncella, miró atentamen-
te, pero, no podía ver el interior del carruaje, porque las ricas cortinas
que cubrían las ventanas lo impedían. El carruaje pasó al ritmo del
trotecillo de los corceles. Lo vio alejarse hasta que se perdió en la
distancia.
Pasaron los días y la doncella pensaba en aquel rico carruaje en el
que no pudo mirar a quien transportaba en su interior.
Una tarde estaba asomada por la ventana de su habitación donde
podía mirar el camino cuando de repente apareció el rico carruaje y
ella emocionada abrió la puerta de la ventana para verlo de cerca, al
pasar por el frente de su palacio; sorprendida vio que el carruaje se
detenía y de su interior lanzaron un fino pañuelo que ella recibió un
poco confundida, abrió el pañuelo y en letras doradas decía: “Yo
soy quien te ama”. Cuando la doncella quiso mirar quien le había
lanzado el fino pañuelo ya el carruaje había desaparecido en la
distancia.
La doncella colocó el fino pañuelo en un cofre de oro y en sus mo-
mentos de soledad, abría el cofre, sacaba el pañuelo y lo contem-
plaba, pensando quien sería ese enamorado oculto que le amaba,
sin decir quien era.
Un día enfermó la doncella y en un delirio que le producía la fiebre
que la consumía, vio descender del carruaje una gran luz dorada
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
que de cada destello se iba formando una figura dorada que per-
manecía en el centro de la luz dorada, era un ser bellísimo y exten-
diendo sus manos como para asirla hacia él le dijo:
“Yo soy quien te ama y te he amado eternamente, he estado tan
cerca de ti, todo el tiempo, qué no me habeis visto, he llamado tu
atención varias veces, mas sin embargo, no te habías fijado en mi,
como ya sé que al fin me habeis mirado, os mostraré mi palacio
donde he morado toda vuestra vida y diciendo esto salía de sus
manos una luz intensa que penetraba el corazón de la doncella y
ella sentía abrírsele en el corazón”, la fiebre fue bajando y la doncella
quedó sumergida en un sosegado y tranquilo sueño.
A la mañana siguiente se levantó totalmente restablecida y con un
corazón nuevo.
Como veis amados míos, en esta historia, deseo que comprendais
dos situaciones: la primera situación es que cuando todo lo teneis es
poco el valor que dais a lo que teneis y os sentís insatisfechos y conti-
nuais buscando más cosas de las que poseeis, aún sin saber porque las
buscais y una vez que la encontrais, tendreis otra razón para estar insa-
tisfecho y así justificais vuestra insatisfacción. Que en vuestra historia
sera el caso de todos los dones y riqueza que poseía la doncella y de
todos los pretendientes, caballeros y vasallos que le manifestaban su amor,
mas, sin embargo teniendo tantos enamorados, puso su atención en el
enamorado del carruaje.
Os pregunto ¿cuándo vuestro Padre Creador podrá satisfaceros ple-
namente? ¿Cuánto tardareis en comprender que Dios Padre, siempre os
da lo que necesitais? Y ¿cuándo llegareis a comprender que únicamente
con lo necesario que vuestro creador os da podeis realizar lo que estais
haciendo?
Amado de mi humilde corazón, empieza desde ahora a desechar los
deseos ilusorios que os llevan a vuestras infelicidad y a vuestra insatisfac-
ción permanente, vivid feliz y satisfecho con lo que vuestro Padre Celes-
tial os ha dado, que en la medida en que vayais necesitando El os lo irá
prodigando con su infinito amor. Confiad en vuestro Dios creador que os
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El Sol galáctico
Salve ¡Oh! hijos de la luz, los envuelvo en mi amor y en este bello día
de cantos y trinos de toda la creación vengo muy alegre para daros mi
humilde asistencia en esta sencilla plática que si la aplicais a vuestra vida
diaria os ayudará en vuestra vida espiritual.
Recogeos, unos momentos en el interior de vuestro corazón y ubica-
dos allí, elevad vuestra mente y vuestro corazón al Dios Creador de todo,
cuanto existe, pedid su iluminación y comprensión divina.
Ahora, amados míos, este humilde servidor, os va a narrar una histo-
ria que en tiempos muy lejanos ocurrió en un lugar cósmico, donde se
habían unido dos radiantes soles de una misma galaxia, para conjunta-
mente prestar mejor servicio a los sistemas que en ese momento consti-
tuían la galaxia que fue conocida como la “galaxia de dos soles”.
El resplandor que emitían era refulgente y su calor irradiaba toda la
galaxia, dando energía y luz a todo aquello que contenía la galaxia de los
dos soles. Estos dos refulgentes soles, se cooperaban y ayudaban en su
servicio cósmico y el equilibrio y el orden divino se manifestaba con per-
fección. En esta perfecta armonía iban pasando los siglos, la galaxia cre-
cía y todo era luz, paz, servicio, amor y armonía, pero, un buen día deci-
dió uno de los soles ubicarse en otra galaxia, porque pensó que en ésta
todo estaba bien y que con un solo Sol sería suficiente y él serviría mejor
en otra galaxia que se hallaba sumido en gases y oscuridad.
Así fue que el sol le dijo al otro que se marcharía a otra galaxia donde
también podría prestar un servicio y que tal vez lo necesitaban más que
en ésta donde juntos habían servido. Marchó el sol a la galaxia de gases
y oscuridad y allí se instaló, al comienzo su luz era opacada por la gruesa
y pesada capa de gas que cubría la galaxia, y el sol tuvo que intensificar
su radiación para que algo de su luz que se irradiaba muy tenue pudiera
ir penetrando poco a poco la nueva galaxia.
Pasaron los siglos y fue, la galaxia organizando sus sistemas solares
que se habían formado de chispas desprendidas del sol galáctico y co-
menzó la nueva galaxia a formar parte activa del conglomerado cósmico.
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LIBRO IV
Mientras tanto la vieja galaxia llamada de los dos soles había crecido
tanto que el solitario sol se veía a veces en apuros para emanar de su luz
nuevos pequeños soles, pero, se sentía feliz, por el servicio que se estaba
prestando a su galaxia.
El sol de la nueva galaxia resplandecía cada vez más y sus sistemas se
alimentaban de él constantemente. Una vez estando el sol dando energía
y vida a su galaxia, como de costumbre observó que una estrella fugaz
venía directo contra uno de sus globos, pero, fue esto tan rápido que el
Sol no pudo hacer nada y la estrella fugaz se estrelló contra un globo de
un sistema que voló en pedazos creando un cataclismo universal. Esto
llamó la atención de la junta de soles mayores quienes en unión con los
ingenieros cósmicos tomaron cartas en el asunto y se declaró una emer-
gencia cósmica movilizándose los colaboradores cósmicos para ayudar
en el desastre planetario.
El sol de la galaxia se afligió mucho por lo sucedido y dicen que enve-
jeció y no volvió a dar más luz.
Amados hermanos en la luz, os invito humildemente a que reflexioneis
sobre esta historia. En el comienzo de la historia los soles siendo indivi-
dualmente cada uno, permanecían juntos sirviendo.
Luego decide uno de los dos soles separarse e irse a otra galaxia.
Más tarde las dos galaxias por separado prosperan en la luz y en sus
globos.
Pero, más adelante surge un cataclismo en la nueva galaxia que en-
tristeció al sol galáctico y desapareció.
Como veis amados míos, en esta historia deseo que os veveais como
los soles que servían juntos, unidos en una sola radiación, como cuando
estabais en la radiación de luz amor del todo poderoso creador y luego
decidisteis partir para servir y aprender en una nueva existencia, lo haceis
con entusiasmo y alegría y brilláis en vuestra experiencia y mientras todo
esté bien os sentís felices, radiantes, positivos y optimistas. Pero, cuando
os asalta la adversidad, cuando las cosas no resultan como esperabais,
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LIBRO IV
La libertad mental
Salve ¡oh! hijos de la luz, mi luz os envuelve; hoy os traigo un bello
tema para que platiquemos de un modo ameno y agradable.
Buscad un puesto donde os sintais cómodos y en principio vamos a
elevar al creador la siguiente oración:
Padre mío y de todo cuanto existe pongo a vuestro pies mi pequeña
existencia que en un acto de vuestro amor, me la disteis. Bendíceme
y derrama tu luz de la verdad sobre mi y muéstrame el camino por
donde puedo caminar bajo su luz. Me pongo a vuestra disposición y
haz en mi tu voluntad.
Gracias Padre.
Ahora, mis amados hermanos, disponeos a escuchar la historia más
insólita que ha podido suceder.
En un castillo medieval vivía un príncipe rodeado de lujos, belleza y
el amor de sus padres, hermanos y amigos. Todo se lo había dado el
buen Dios en abundancia, el príncipe al parecer, no era tan feliz
como aparentaba ser.
Un día se paseaba por los alrededores de su palacio seguido de su
séquito en busca de algún ave para cazar, pues, era la caza el depor-
te favorito del príncipe. Entusiasmado el príncipe con su deporte se
fue alejando de su séquito y adentrándose más y más al bosque
espeso de gigantescos árboles, atraído por el canto de los pájaros y
susurros de aves, no se había dado cuenta que se había alejado de
su palacio y se encontraba bien adentro del bosque.
Estando allí, le pareció que un concierto de trinos llegaba de lo alto
y era tan suave y agradable la melodía que escuchaba que quedó
en estado de éxtasis y escuchó una voz que decía:
“Estamos cantando a la vida, porque nos ha dado la existencia y
con nuestro canto llevamos la alegría que sentimos en nuestros co-
razones a todos los seres que nos aman y desean nuestra presencia.
Cantamos a la vida por la libertad que nos ha dado y así poder
llevar nuestro canto a todos, en nuestro vuelo”.
Cesó la voz y el concierto terminó. Nuevamente volvió el silencio al
bosque y solamente se escuchaban uno que otro trino, a lo lejos.
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SEXTA PARTE
La sirena y el pescador
Amados hijitos míos, hoy deseo iniciar esta sencilla plática con un
corazón amoroso y lleno de paz que deposito en cada mente y en cada
corazón de los lectores de estas humildes páginas.
Por un momento os vais a inclinar ante la Poderosa y Eterna Presen-
cia de Dios y con todo el amor dad gracias por estos instantes de luz que
vuestra alma recibirá como una dádiva de su amor por vosotros.
Ahora con vuestra alma tranquila y sosegada disponeos en un lugar
cómodo a escuchar.
En una bahía de playas muy bellas donde un mar azul apacible y
sereno entregaba sus aguas, vivían unos pescadores que se coope-
raban y ayudaban mutuamente, pues, formaban una especie de
fraternidad de pescadores; tenían sus actividades de pesca en co-
mún, las cuales alternaban y compartían. En sus horas de descanso
compartían sencillas tertulias familiares, jugaban a las cartas, referían
chistes y de esta manera hacían su vida amena y agradable.
Las playas de la bahía eran amplias, limpias y de vez en cuando uno
que otro pescador paseaba por las playas con sus familias. Disfruta-
ban de la puesta del sol mientras esperaban las noches para pescar.
Una vez estando sentado a la orilla del mar un pescador de la frater-
nidad, contemplando el bello paisaje que el mar, en lontananza di-
bujaba observó que del fondo del mar emergió una sirena muy
bella que rápidamente se dirigió hacia el y se le acercó.
El pescador anonadado, no podía salir de su sorpresa y fue enton-
ces, la sirena quien habló y le dijo:
“Cada vez que vienes a este lugar te observo pensando y creo que si
pudieras ver, lo que yo veo en las profundidades del mar, quedariais
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La rosa y el anillo
Amadísimos hermanos, hoy traigo el corazón cargado de amor y paz
para daros en abundancia.
Del jardín de vuestro corazón tomad una rosa roja y deteneos a mi-
rarla, obsérvala minuciosamente y quedaos fijamente viendo el centro
donde se forman los estambres y el polen que emana de ellos. Ahora vais
a tomar el polen de color amarillo y observad y palpad su textura, su
suavidad y su color.
Después que habeis realizado esta observación, cerrad vuestros ojos
y llevad a vuestra mente todos los detalles que hubisteis observado en la
rosa roja. Nuevamente colocais la rosa en el jardín de vuestro corazón.
Ahora vais a dar un paseo matutino por este bello jardín y con paso
lento vais avanzando por éste donde aspiráis una exquisita fragancia
que llena de regocijo y felicidad vuestro ser.
Estais caminando y decidís sentarte en medio del jardín, donde podeis
observar las variedades de rosas, de colores y de fragancias. Estais ab-
sorbido en esta meditación que os transporta al éxtasis os sentís infini-
tos, omnipresentes y llenos de paz tanto que preferiríais no moveros de
allí, porque allí sentís que todo lo teneis y por lo tanto no necesitais nada.
Ahora sabeis que teneis que regresar y os colocais de pie y comenzais a
andar muy serenamente, feliz y lleno de paz y de amor, hasta que nueva-
mente logreis ver nuevamente la rosa roja que observasteis atentamente
y comenzais el regreso a vuestro espacio y a vuestro tiempo, a la concien-
cia de vigilia.
Amados míos, este sencillo ejercicio que habeis realizado es el
abrebocas para que os vayais adentrando cada vez más en el disciplina-
do proceso de la meditación. Podeis practicarlo cuantas veces lo deseeis
y de esta manera comenceis a disciplinar vuestra mente, pues, no será
muy fácil controlarla. Pero si practicais cada día lograreis el dominio de
vuestra mente y podeis entrar al silencio puro.
Otro ejercicio, que este humilde servidor os da, es el del anillo, el cual
os debeis, después, que lo visualiceis ubicaros en su borde y comenceis a
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El lago y la barca
Salve ¡Oh! hijos de la luz, bendecidos sois en este día primaveral. En
este día, con todo mi amor, iniciaré una sencilla plática que pienso será
de mucha ayuda para vosotros.
Hermanos míos, vamos a trasladarnos a una barca que empujada
por vuestros remos sobre el inmenso lago se desplaza al vaivén de
las pequeñas olas que el vientecillo y el correr de la barca produce.
Vosotros os sentís muy contentos por la novedosa experiencia que
estais viviendo sentados en la barca que se desplaza sobre las aguas
del lago. En este corto viaje vais presurosos para llegar a la orilla del
lago que está bastante distante desde donde venís. Observais que
cada uno de los remos que moveis con destreza van a un mismo
ritmo y a un mismo compás, se ven totalmente sincronizados los
movimientos de los remos, que van conduciendo cada uno de vo-
sotros, llevando la dirección de la barca hacia la meta establecida.
Todo el lago está sereno y tranquilo, pero, de pronto comienza a
soplar más fuerte el viento y la barca empieza a tambalear de un
lado a otro golpeado por las olas que cada vez son más altas y más
continuas. Os angustiais y por el nerviosismo soltais los remos y que-
da la barca sin dirección, unos desesperados y llenos de miedo pre-
fieren tirarse a las agitadas aguas del lago, otros se aferran a los bor-
des de la barca para no caer al agua, unos gritan, otros piden auxilio
y lo que unos momentos antes era felicidad y alegría se ha tornado
en angustia, miedo y terror.
Comienza a disminuir la fuerza del viento, las olas disminuyen su
tamaño y su frecuencia y aquellos que se echaron a las aguas vuel-
ven a la barca y los que se quedaron dentro de ella, toman nueva-
mente los remos, ya restablecidos y serenos.
Por fin llegan a la orilla donde descansan y se sientan seguros recu-
perando su tranquilidad y su paz.
Hermanos, amados de mi amor, ¿cómo os pareció el sustito que os
llevasteis? Pues, bien analicemos este pasaje que habeis vivido intensa-
mente. Podeis comparar el lago con la vida que simplemente ES, la barca
con la experiencia que estais viviendo en esta existencia y como veis,
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El crudo invierno
Amados hermanos en la luz, desde la luz de mi presencia os envuelvo
y os irradio con todo mi amor. Hoy hermanos vais a comenzar este nue-
vo día con la plegaria del amor que dirigís a la fuente todo-amor agrade-
ceréis vuestra existencia en esta experiencia de vida actual. Cerrad por
un momento vuestros ojos y repetid:
Padre del amor y de la vida, poderoso Señor Creador y Padre de
todo cuanto existe me postro humildemente a vuestra majestuosa
presencia y os doy mi amor y mi gratitud eternamente. Amén.
Ahora amados os voy a dar una pequeña plática que alegrará vuestra
alma y vuestra existencia. Escuchad.
Había una vez en el polo sur una nevada muy fuerte por el crudo
invierno que azotaba toda esta parte de vuestro globo y los habitan-
tes de esta región morían por el exceso de frío. Mas, sin embargo, la
nevada que insistentemente caía, causaba cada vez más estragos y
más pérdidas de toda índole, las autoridades del lugar no sabían
que hacer, afanados y confundidos emitieron un S.O.S a todas las
naciones para que les prodigaran ayuda, pues, escaseaban de todo
lo necesario para atender las emergencias que continuamente esta-
ban presentando. Así fue que la hermandad internacional tomó car-
tas en el asunto y enviaron toda clase de ayuda para solucionar la
emergencia que se estaba viviendo en esa región del globo.
Por fin ceso la nevada y comenzó a armonizarse la situación y los
habitantes sobrevivientes a la tragedia restablecieron la calma e ini-
ciaron la recuperación de las pérdidas materiales que había causado
la fuerte nevada, ya que respecto a las pérdidas humanas fue muy
poco lo que pudieron hacer.
Pasó el tiempo y los habitantes aún seguían recordando la experien-
cia vivida con la fuerte nevada de ese crudo invierno. Un día pasó
por esta región un Maestro de Sabiduría que hablaba a los habitan-
tes de las bendiciones y prodigios con que la naturaleza ofrecía a los
hombres, pero, los habitantes se sorprendían de estas palabras, pues,
recordaban muy bien la experiencia tan difícil que habían vivido por
el crudo invierno, por ello, no podían comprender que la naturaleza
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El recorrido en la playa
Amados hijos de la luz hoy es el día de la fraternidad de amor puesta
al servicio de la humanidad.
Cerrad vuestros ojos por un momento y haced silencio mental.......,
ahora abridlos y vamos a dar un paseo a lo largo de las playas de un
cristalino mar bordeando sus playas y dejando que la salada agua lave
vuestros pies, al vaivén de las olas que entregan sus aguas a la playa,
sentís la caricia en vuestros pies, que os relaja y libera del cansancio,
estimulándoos para continuar vuestra caminata. Recibís el olor marino
que exhala vuestro mar, os deleitais observando las gaviotas y pelicanos
en su manera de atrapar su presa que pesca del mar; sentís la brisa que
os envuelve y refresca bajo el ardiente sol. Os sentís muy bien y una
sonrisa se dibuja en vuestros rostros.
Vais avanzando lentamente disfrutando el paisaje, una vez que otra
os agachais y recogeis algún caracol o alguna conchita de mar, que ha
llamado vuestra atención, seguís caminando y veis que el camino que
vais recorriendo es largo, mas, sin embargo debeis continuar y avanzar
aun sin saber donde terminarán las playas que bordean la orilla del mar,
pero, estais tan bien que el cansancio no lo sentís y continuais avanzan-
do, disfrutando de la belleza del paisaje, de las aves pasajeras que se
posan en las esbeltas palmeras cargadas de frutos ubicados tan arriba,
que pareciera un ofrecimiento a Dios Creador, vais avanzando, obser-
vando, mirando cada detalle de este paseo por la orilla del mar.
Ahora os deteneis y decidís sentaros bajo una palmera que os cubre
con su sombra y allí os quedais profundamente dormidos y soñais que
entrais por una puerta tridimensional que os conduce a un paraíso, que
lo llamais así por su belleza y esplendor y allí observais que los seres que
habitan el paraíso son seres de excelente belleza, jamás vista y difícil de
describir, ellos al veros os reciben y os invitan a que participeis de la
celebración que en estos momentos están realizando, entrais y allí os que-
dais participando de la celebración, luego después de unos momentos os
despertais y continuais vuestro camino.
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Un lugar perdido
Hermanos en el amor del mismo Padre, os saludo fervientemente y en
mi luz los envuelvo.
Hermanos, en esta mañana de luz celestial les traigo mi sencilla pláti-
ca que llenará vuestros corazones de gozo y paz en el amor de Dios Pa-
dre. Venid conmigo a la morada del altísimo en vosotros y allí anclados
en su amor vais a recordar este pasaje que alguna vez vivisteis.
En un lugar lejano de las actuales civilizaciones, se tejían entre sus
habitantes situaciones angustiosas de envidia, rencores, venganzas,
egoísmos, sexualidad aberrante, y un sinnúmero de pasiones que
únicamente iban llevando a los habitantes a la destrucción; los vicios
aumentaban cada vez más y la delincuencia estaba en su apogeo. El
más astuto envolvía en sus redes al más incauto y así vivían
devorándose como entre fieras.
En este estado de depreciación de valores, de normas y reglas viola-
das permanentemente se iba desenvolviendo esta civilización hasta
que un buen día llovió fuego del cielo que consumió este lugar y lo
sumergió en el olvido.
Amados míos, este breve relato, que fue verídico, continuamente se
está repitiendo en las existencias en todo tiempo y lugar, tanto en el plano
físico como en el plano espiritual.
En lo físico, pues, permanentemente estais percibiendo a través de
vuestro mundo los dramas que se originan por las actitudes que muchos
seres despliegan contra sus hermanos ya sean en espíritu o carnales; dra-
mas tan espantosos que únicamente una mente demente puede causar.
Y en el plano espiritual, el cual no se puede desligar del plano físico,
debido a que éste lleva en sí el aspecto espiritual.
Cuando os ubicais en el tiempo y en el lugar narrado al comienzo de
la plática, podeis palpar claramente cuales son los sentimientos que al-
bergaban en cada corazón los seres que habitaban ese lugar en aquel
momento, lo que os debe llevar a pensar, si ciertamente en esos momen-
tos estos seres estarían actuando en amor con sus hermanos; ciertamen-
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SÉPTIMA PARTE
La fuente proveedora
En mi corazón hay un lugar para cada uno de vosotros, amados lec-
tores, por eso hoy os invito a que vengais a mi corazón y ocupeis este
lugar y allí abrazados a mi amor recibais esta humilde plática que amo-
rosamente he preparado para cada uno de vosotros.
“El universo es la despensa de Dios”.
Empezamos hoy con este pensamiento pues, os vemos siempre an-
gustiados y preocupados por la consecución del dinero, que para voso-
tros es el símbolo que abre las puertas de la opulencia y la abundancia en
vuestro mundo. Pero, como os digo, el dinero que para vosotros es aque-
llo que os prodiga todo cuanto necesitais no deja de ser un símbolo y por
ello se os ha dicho que los símbolos son ilusiones que os conducen a un
mundo de ilusiones, que os atrapan y os envuelven hasta tal punto que os
olvidais de vuestro mundo real.
El dinero, hermanos míos, es una ilusión de la mente y muchas veces
lo percibís como tal, y por eso decís “el dinero es una ilusión”, mas sin
embargo, lo decís, pero no lo creeis y continuais en la rueda de las ilusiones.
Os daba al comienzo el pensamiento “El universo es la despensa de
Dios”, pensad, amados míos, cuán inmenso es el universo y cuán inmen-
so será todo lo que contiene para satisfaceros, únicamente podeis tomar
de él lo que necesiteis, es como cuando llegais a casa hambrientos y os
dirigís a la despensa doméstica para sacar de allí lo que necesitais para
saciar vuestra hambre, al dirigiros a la despensa sabeis que allí
encontrareis lo que buscais, pero no lo tendreis en vuestras manos hasta
que abrais la despensa y saqueis de su interior lo que necesitais.
De la misma manera, amados míos la energía vital todo lo tiene para
satisfacer vuestras necesidades, ella es la verdadera fuente proveedora
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Reliquias y antigüedades
Amados hijos del amor, os envuelvo en mi amor maternal y os envío
mi luz. Recibid en vuestro corazón esta sencilla y breve plática que os
traigo hoy para daros.
En medio del silencio de este bello amanecer os llevo de la mano
hacia un lugar que lleno de esplendor, la luz, amor y alegría os vais a
ubicar donde os sintais cómodos y tranquilos, ahora disponed vuestros
oídos y escuchad.
Había una vez un príncipe muy apuesto, de riquezas considerables,
poseía una gran fortuna en reliquias y antigüedades reales, tenía
una legión de vasallos que le servían fielmente y una bella esposa
con quien compartía dulces momentos de su vida.
Tenía el príncipe en su lujoso castillo un lugar muy especial que él
había ordenado que se dispusiera y utilizara únicamente para colo-
car y exhibir allí las reliquias de la familia real y las antigüedades que
habían pertenecido a sus antepasados.
Este lugar era muy apreciado por el príncipe y el predilecto para
mostrarlo a sus nobles visitantes que con frecuencia asistían a palacio.
El príncipe se sentía orgulloso de ser poseedor de tan grande riqueza.
Un día estando él contemplando las reliquias y antigüedades de sus
antepasados, comenzó a recordar y atraer a su mente los recuerdos
que cada pieza de esta colección significaba para él, unos recuerdos
le traían alegría otros le traían tristezas y otros le ocasionaban arro-
gancia, otros le traían satisfacciones y así acariciaba el príncipe cada
pieza coleccionada y una vez que terminó de mirar la colección se
retiró a su aposento lleno de sentimientos y emociones encontradas,
que no podía dormir. Pasó la noche en vela y al otro día malhumo-
rado por la mala noche que había pasado se fue a los jardines de su
palacio para relajarse un poco. Paseando por las bellos jardines se
dirigió a una pequeña cascada que se desprendía de unos peñascos
y con su murmullo alegraba el lugar; se sentó sobre una peña a
observar el correr del agua y a escuchar su murmullo, estando en
esta contemplación vio venir a uno de sus vasallos que con profun-
do respeto y humildad se dirigió a él, para llevarle una taza de té, el
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La luz eterna
Amados hijos de la luz, hoy comienza el nuevo día con cánticos uni-
versales, pues, ha llegado la hora en que toda la humanidad entone des-
de su alma el cántico del amor universal, por ello mis amados a través del
cántico de mi amor os envuelvo con las notas musicales que lo forman
para que hoy la música del amor os acompañe todo el día.
En la plática de hoy os vais a centrar en vuestro centro energético
frontal, allí donde la luz divina se concentra y alimenta y da vida a vues-
tros pensamientos y a vuestro cuerpo mental. Ahora ubicados allí os vais
a visualizar dentro de un resplandor luminoso que os conduce por un
sendero que os lleva hacia el Portal de luz, el cual se abre para que entreis
en él.
Veis solamente luz, y seguís avanzando hasta donde encontrais una
bella fuente de luz dorada que se alza hacia lo alto en su esplendorosa luz,
os quedais absortos contemplando esta llama de luz dorada y observais
como a través de su movimiento se va conformando una mansión de luz
dorada, entrais en ella y os sentais en cómodos sillones que están dis-
puestos al rededor de un espacio donde se observan potentes columnas
de mármol. Veis que del interior del salón se desplazan seres amorosos y
sonrientes que os abrazan y os invitan a sentaros junto a ellos, ved ahora
que de lo alto del recinto se desprende un rayo dorado que alumbra el
recinto y veis que de él desciende el Maestro de luz dorada que
sonrientemente os habla de esta manera:
Amados hermanos en la luz, en este bello y esplendoroso día os
envuelvo en mi luz y deseo que en el día de hoy comprendais el
motivo que os lleva a estar presentes en esta mansión-luz en estos
momentos, pues, como parte importante que sois de la LUZ ETER-
NA debeis saber que todo cuanto sois es luz. Por esta razón, herma-
nos míos, sois multiplicadores de haces de luz en vuestro mundo,
para que los otros haces de luz opacados por la ensoñación, tam-
bién resplandezcan y formeis la nueva edad dorada, que se avecina.
Hoy estoy intensificando en vuestros corazones mi luz dorada para
que la useis en vuestras vidas con tino y acierto para vuestro bien y
el de toda la humanidad.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La estrella y el Sol
Salve hijos de amor del Padre cuya presencia resplandece entre voso-
tros os envuelvo en mi amor y mi luz. En este día sereno y tranquilo os
voy a dar mi humilde plática que será mi pequeño aporte en vuestro
crecimiento espiritual.
En un punto del cosmos había una estrella que sobresalía su excesi-
vo resplandor, era tal su luz que llegaba a opacar las estrellas que
alumbran en su entorno. Su luz era brillante, refulgente y luminosa,
alumbraba toda su galaxia y resplandecía día y noche. Estando una
vez muy concentrada en la emisión de su luz, apareció un Sol que
venía de otra galaxia y al encontrarse con la estrella resplandeciente
se eclipso ante su luz y el sol salió muy mal logrado de su primer
encuentro. Regresó el sol a su galaxia desconcertado y pensativo
acerca de aquella estrella refulgente que había logrado eclipsarlo.
Pasaron los días y el tiempo avanzaba en su vertiginosa carrera y
estando el Sol más fortalecido en su radiación, decidió visitar por
segunda vez a la estrella refulgente pero, esta vez no salió mal libra-
do, pues, la refulgente estrella había envejecido y de ella no queda-
ba sino una tenue luz. El Sol compadecido por ella la tomó entre
sus destellos la envolvió y comenzó a irradiarla de tal manera que la
estrella de tenue luz comenzó a brillar.
Agradecida la estrella con el Sol le prometió que nunca más volvería
a usar su luz para eclipsarlo y que desde ahora permanecería en su
luz brillante eternamente.
Amadísimos, lectores de mi corazón os he narrado esta sencilla histo-
ria para llevaros a que penseis, en dos situaciones que os ha venido
agobiando y algunas veces no os dais cuenta. Una, es aquella cuando
llenos de sabiduría por vuestras experiencias vividas, os llenais de arro-
gancia y anulais con ella a quienes buscan vuestra luz del saber y enton-
ces os ufanais y os sentís superiores a ellos, lastimándolos con vuestra
arrogancia, petulancia y creimiento y se los dais, pero, al mismo tiempo
los estais eclipsando como la estrella refulgente de la narración. Muchas
veces amados míos vuestra soberbia es causa de dolor para vuestros
hermanos.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La jornada matutina
Hoy es el día de la reconciliación espiritual y del amor yacente en
nuestros corazones, listos a entrar a participar en la actividad amorosa
que la vida os presenta. Os envuelvo en mi actividad amorosa y entrego
mi luz a vuestra luz.
Amados míos, en la sencilla plática de hoy vais a recibir de lo alto el
candor que emana del corazón del Eterno, para que vayais siendo en
cada momento el Sol naciente en cada día del corazón-luz, como lo es
vuestra presencia YO SOY.
El sol que emana permanentemente, emite su luz electrónica con pu-
reza y perfección a vuestra mente y a vuestro corazón, dándoos su ener-
gía vital para que podais moveros, pensar, hablar, actuar y a través del
movimiento desplaceis todas las experiencias que vinisteis a realizar y a
través de ellos lograr el aprendizaje de todo cuanto habeis vivido. Esa
poderosa energía vital que es la que os da su amor permanentemente, es
la que viene de lo alto a darse a los pequeños soles nacientes que resplan-
decen en cada corazón.
Es a esa resplandeciente presencia a quien debeis adorar y agradecer
permanentemente vuestra existencia. Es esa presencia YO SOY quien os
permite estar donde debeis estar. Es esa poderosa presencia YO SOY que
continuamente os está irradiando para que no os falte nada, pues, todo
os lo da en su infinito amor.
Hoy amados míos vamos a comenzar nuestra acostumbrada plática
con la jornada matutina que se realiza en los templos de luz; por lo tanto,
os pido amorosamente que os visualiceis de pie al igual como lo hacen
los maestros que pertenecen a estos templos y entonad el canto de la
jornada matutina que los directores entonan.
Ahora que el director del oficio de la jornada matutina ha llegado
tomad asiento y escuchad:
Amados hijos de mi sencillo y humilde corazón, bienvenidos a este
humilde oficio de luz donde todos los maestros se reúnen en silen-
ciosa devoción para dar gracias por esta jornada en todos los tem-
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La ardilla y la garza
Salve ¡Oh! hijos de la luz, os envuelvo en mi luz y os cubro con el
resplandor de mi amor. Amados de mi humilde corazón disponed vuestra
mente y vuestro corazón para que esta sencilla plática tenga los efectos
que este humilde servidor desea en vuestro ascenso en la luz.
Hoy trataremos un tema de por sí muy conocido por vosotros, pero,
al mismo tiempo poco comprendido. Leed atentamente.
Había una vez en una isla próspera, en vegetación, en frutales, en
colorido de jardines, en aves y toda clase de animales de distintas
especies que en sus características similares se agrupaban y vivían
una vida laboriosa y tranquila. Esta isla que estaba rodeada por un
mar azul verde marino y sus aguas transparentes y límpidas resalta-
ban su belleza y llenaba el corazón de la madre Tierra de regocijo.
Una vez estando una ardilla escalando las altas palmeras, para dis-
frutar de sus deliciosos frutos, vio a lo lejos que se acercaba una
caravana de impecables aves garzas que con su blanco plumaje da-
ban la impresión de resplandor luminosos que avanzaba sobre la
isla. Absorta la ardilla contempló silenciosa la bandada en caravana
y observó detenidamente el ave guía de aquella bella bandada, vio
que se detuvieron en la playa a descansar de un largo vuelo. La
ardillita quiso aproximarse para ver mejor al grupo de garzas, bajó
rápidamente de la palmera y escondida por entre la espesa vegeta-
ción se fue acercando hasta que pudo apreciar de cerca la belleza de
las aves, pero, en especial del ave que guiaba la bandada, su peque-
ño corazón ardió de amor por él y quiso aproximarse aún más,
pero, no fue posible, pues, la bandada, levantó vuelo y partió. La
ardillita entristeció al ver que la bandada se alejaba. Al llegar a casa,
mamá ardilla le preguntó cual era el motivo de su tristeza y ella le
contó entre sollozos su efímero amor, la mamá ardilla le dijo:
“Hijita mía, cuánto no diera por veros feliz, pero, debeis comprender,
que esa ave cuya belleza ha robado vuestro corazón, no es quien
podrá compartir su existencia contigo, pues, veis bien que tú habeis
nacido para correr con gran agilidad, mas, no podeis volar como el
ave garza, y pensad ¿cómo podriais compartir con él sin poder volar
y cruzar el ancho cielo como él lo sabe hacer? Además, también
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PRIMERA PARTE
Ejercicios espirituales
A
mados míos, iniciaremos este bello día con la luz del Espíritu
Santo Cósmico y con el amor de nuestro Padre Celestial.
De este humilde servidor recibid mi amor eterno.
En la plática de hoy vamos a realizar unos ejercicios de relajación
espiritual, que os serán de gran ayuda para el control de vuestros cuerpos
inferiores, es decir vuestros cuerpos físico, etérico, mental y emocional.
El primer ejercicio se basa en vuestro propio ser, con esto os digo, que
debeis concentraros visualizando vuestra Presencia Divina, ubicada en
vuestra llama incandescente e inmortal de vuestros corazones. Allí vais a
mirar fijamente la llama que arde a vuestro lado izquierdo y quedaros allí
por unos momentos, luego que sintais que vuestro cuerpo se ha impreg-
nado de ese sagrado fuego de poder y protección, pasad al fuego amari-
llo-dorado que flamea en el centro y quedaos allí en éxtasis contemplan-
do esta llama, también por unos momentos hasta que os sintais parte de
esta llama y os veais impregnados de este fuego sagrado y avanzad aho-
ra a la llama roja que arde a vuestras derecha y allí como fuego azul y
amarillo que sois entregaos fijamente a este fuego y allí debeis sentir que
ardeis en el Divino Amor y en la medida que vais sintiendo el divino
amor vais viendo que el fuego rojo se va tornando color rosado brillante,
dejad que este sagrado fuego del amor divino os envuelva y os trascienda
e impregnados con el fuego del amor divino vais retornando al aquí y al
ahora.
MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
El Padre Celestial
Salve ¡Oh! hijos de la luz en esta mañana de luz y esplendor dispo-
neos para esta sencilla plática de amor que os traigo con la luz de mis
rayos personales.
Amados míos, sentaos en mi regazo y escuchad con oídos nuevos.
En un país lejano y próspero y abundante, vivía una familia muy
opulenta que compartía con su amigos y familiares su bienestar y
dicha. Un día estando el padre de la familia compartiendo con sus
hijos de un gran banquete, que se realizaba en la opulenta mansión,
debido a la llegada del hijo mayor que venía de lejanas tierras, lleno
de gloria, pues, el triunfo profesional había sido tal que el éxito y la
fama lo rodeaban. Así que el regocijo era total; todos departían feli-
ces entre risas y carcajadas, comentaban acerca de los triunfos del
homenajeado y toda la familia se sentía muy orgullosa y contenta.
Estando en esta celebración, se acercó al establo de la mansión un
pordiosero, pidiéndole al mayordomo un poco de pan, el mayordo-
mo se acercó y al mirarlo, cual sería su sorpresa cuando vio que
aquel pordiosero era su hijo mayor, que había partido de casa y
nunca más se supo de él; el mayordomo abrazó amorosamente a su
hijo, con los ojos cubiertos por el llanto y el hijo aún más sorprendi-
do se arrojó a los brazos de su padre. El mayordomo tomó al por-
diosero y lo entró a su habitación y le proporcionó todo para que se
bañara, se cambiara de ropa y le dio una excelente comida, el hijo
del mayordomo, que era en verdad el mayor y único hijo después
de reconfortado, contaba a su padre todos los sinsabores que la vida
le había dado, todas las penalidades y fracasos por los que había
pasado y la gran decepción de que había sido víctima, el mayordo-
mo, escuchaba a su hijo con dolor en su corazón.
Después de terminado el banquete de celebración de los dueños de
casa, el mayordomo contó al patrón lo sucedido con su hijo y éste
que era de buen corazón le dio albergue y trabajo en la opulenta
mansión.
Amados míos, como veis en esta narración se presentan dos situacio-
nes totalmente opuestas, en una se refleja la opulencia, el bienestar y la
felicidad y en la otra el dolor, la miseria y el sufrimiento.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Os pregunto, amados míos, ¿en cuál de las dos estais? Pues, en ver-
dad, os digo que aquel que busca a su padre, siempre lo encontrará ya
sea en la opulencia o en la pobreza, pues, el Padre Celestial siempre está
dispuesto a recibiros en su amor ya sea para alegraros con vosotros o
para consolaros en vuestras adversidades.
Amados míos, en estos días en que os habeis dedicado a leer estas
páginas de amor, os exhorto a que permanezcais unidos en mente y co-
razón con vuestro Padre Celestial, que es el Padre amoroso dispuesto
siempre a vuestro servicio y a exaltar vuestros pequeños sacrificios como
el más valioso tesoro, porque el ama a sus hijos y se da a ellos permanen-
temente en todo cuanto existe. Recordad, hermanos míos, que teneis un
padre, un padre que vive y siente en cada uno de vosotros y que os sigue
a todas partes donde vayais, y que silencioso espera que lo busqueis y lo
reconozcais como vuestro padre, tal como ES.
Amados míos, no os desconsoléis en vuestros infortunios, contad siem-
pre con el Padre Celestial, que es Amor, Amor Eterno, no lo olvideis, que
vuestro Padre que está presente en todo, también está en su hijo único y
amado, y ÉL os dará todo cuanto necesiteis para ser feliz.
Hermanos en la luz, hoy os hago mi humilde invitación que no os
olvideis de vuestro Padre Omnipresente, ni por las riquezas que preten-
dan alejaros de Él, ni tampoco por vuestros desaciertos en que renegueis
de ÉL. Pensad siempre que vuestro Padre Misericordioso, siempre está
esperándoos y siempre está amándoos en cualquier circunstancia de
vuestra vida, listo para celebrar o listo para consolar a su hijo único.
Volved vuestra alma siempre hacia ÉL.
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L IBRO V
La flor multicolor
¡Salve! hermanos de la luz, mi amor y mi luz os envuelven fraternal-
mente. En este día de sol amor os vengo con una sencilla plática para que
os animeis a caminar por el sendero del amor.
Envolveos por un momento en el fuego que alumbra en vuestro cora-
zón y permaneced allí por unos momentos. Ahora purificados y santifica-
dos en este fuego divino entrad en el silencio de vuestro corazón y despla-
zaos a un sendero que os conduce a un gran templo de luz resplandeciente
cercado por legiones de seres de exquisita belleza que tienen como fun-
ción la custodia del lugar, ellos amorosamente os reciben y permiten vues-
tra entrada al resplandeciente lugar. Allí todo es luz, paz, amor y armonía
tal que no podeis explicar lo que en estos momentos sentís, estais deslum-
brado de tanta belleza y de tanto esplendor que percibís dentro de vosotros.
Ahora vais desplazándoos por el interior de este recinto y os ubicais,
en un lugar donde están colocados varios escaños dorados en forma trian-
gular, teniendo cuidado de no sentaros en el escaño de la punta superior
del triángulo, pues, allí se sentará el guía espiritual que os asistirá con su
humilde sabiduría y amor.
Ahora visualizad vuestro maestro guía que en su cuerpo luminoso
hace su entrada en el sagrado recinto, os colocais de pie y entonad la
oración de la fraternidad:
“Hermanos elevemos nuestra plegaria al Dios Creador que presente
está en cada uno de vosotros y por su divino amor ha permitido este
encuentro de luz en este humilde recinto. Alabemos su santo nombre y
postrémonos en adoración eterna ante su presencia omnipresente”. Aho-
ra hermanos podeis sentaros y con el corazón dispuesto escuchad las
palabras de este humilde servidor:
Hermanos en Dios, me inclino con profunda humildad ante vuestra
luz y doy gracias a Dios Padre por haberme escogido para este servi-
cio de amor. Hoy hermanos míos deseo darle a cada uno una flor
que por mi amor hacia vosotros tomo del éter y os la entrego inme-
diatamente, con esta flor que habeis recibido, deseo que observeis
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El tiempo presente
Amados hermanos en la luz, mi sencillo y humilde corazón os irradia
con su amor.
Hoy comenzaremos nuestra plática con un rosario de luz amor, don-
de cada rosa que forme parte de él resplandecerá en amor divino, con
esto os digo, que ireis formando este rosario al paso de vuestra experien-
cia por la vida. Por esta razón hermanos míos, vais a partir de hoy a
colocar cada día en vuestra jornada rutinaria un pensamiento de amor a
vuestras acciones, que poco a poco irán conformando el rosario de amor
divino que terminareis de elaborar el día que cerreis vuestra experiencia
en esta incorporación; para que una vez que hayais partido lo lleveis
como el presente más preciado a vuestro Padre Celestial.
Amados míos, con esta pequeña introducción, vais a ubicaros en la
flor tripartita que flamea en vuestro corazón y allí recogidos con suma
reverencia os inclinais ante la Poderosa Presencia del Dios Padre Madre
y con profundo amor pronunciad su nombre “YO SOY” haced esto por
tres veces y retornad a vuestro estado de vigilia.
Ahora bien, carísimos hermanos vais a trasladaros a un lugar tran-
quilo apacible, rodeado de toda la belleza de la naturaleza, del murmullo
de las aguas que se deslizan por el lugar, del suave calor que emana de un
Sol radiante, del alegre canto de las aves, en sus diferentes trinos, de un
delicado vientecillo que roza vuestro rostro y os vais a sentar en un sitio
donde os sentís tranquilos y llenos de gozo por la belleza y la paz que allí
se vive.
Estais sumergidos en esa paz que suscita en vosotros un relajamiento
total, os sentís, libres de toda preocupación, de tensiones y respirais el
aire que armoniza vuestro cuerpo. En este estado de apacibilidad veis
todo con agrado, con regocijo y entusiasmo interior. El silencio del lugar
os va llevando al éxtasis y os sentís que vais siendo transportados a un
sopor que os quedais profundamente dormidos. Soñais que estais en el
paraíso, pues, así lo experimentais y os veis con un resplandeciente ves-
tido que alumbra toda la estancia, y llama vuestra atención, que allí se
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L IBRO V
encuentran seres que igual que vosotros, también visten trajes de luz, os
acercais a ellos y sentís que al aproximaros os llenais de paz y de amor, es
tal esta sensación que casi creeis que no lo podeis resistir, mas, sin em-
bargo, la disfrutais; os tomais de las manos y sois conducidos al eterno
presente y allí veis y palpais la felicidad, pues, en realidad os sentís muy,
muy felices, que ni siquiera podeis explicar con palabras la felicidad que
experimentais, es un estado en que os encontrais tan plenos que no
añorais, absolutamente nada. Después de esta breve experiencia os
despertais de este dulce sueño.
Amados míos, al comenzar la plática de hoy os dije que ibais a elabo-
rar un rosario de amor divino, pues, bien, por la experiencia que habeis
vivido, pudisteis haber comprendido el origen de vuestra felicidad y el
momento de vuestra felicidad. Con esto os digo que vuestra felicidad está
en la paz interior que siempre debeis experimentar, como la que experi-
mentasteis en el lugar apacible y si os disteis cuenta, no necesitasteis de
equipajes ni boletos para trasladaros al lugar apacible, lo que quiere de-
cir, que en vosotros está el lugar donde deseeis experimentar la paz inte-
rior, sencillamente buscad en vuestra menta la paz y la hallareis en el
lugar apacible de vuestros sentimientos. Además, si comprendisteis tam-
bién, el momento para ser feliz, es simplemente vivir con intensidad el
aquí y el ahora, es decir, el momento presente, entonces, amados míos,
¿por qué teneis que preocuparos por el pasado y escudriñar en él, pues,
solamente os traerá recuerdos que empañaran vuestra felicidad o por
qué preocuparos por lo que ha de venir que os traerá zozobras y os man-
tendrá en ascuas por aquello que aún no es real, pues, está ubicado en
un futuro lejano, que es todavía incierto, y este futuro también es motivo
de sufrimiento para vosotros, por qué no esperais que ese futuro llegue
hacer presente?
Por esto hermanos, deseo que hoy tomeis conciencia que la verdade-
ra felicidad está en vuestro presente, que es la rosa que debeis ir introdu-
ciendo cada momento para que formeis el rosario de amor divino, pues,
es allí en el presente que sois felices, alegres y amorosos. Si hasta este
momento no habiais caído en cuenta, os invito a que observeis en cada
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
La yegua briosa
Salve ¡Oh! hijos de la luz, mi amor os envuelve y mi luz os guía.
Hoy es un gran día de regocijo por tanto debeis disponeros para esta
amena plática que os reconfortará.
En un establo donde se hospedaban bestias de toda clase, y donde
el olor a heno era lo habitual, había en particular una yegua briosa
de piel brillante y de esbelto andar, que con su trotecillo cautivaba el
corazón de quienes tenían la oportunidad de mirarla. Un día estan-
do la yegua echada sobre el heno en el establo rumiando sus pensa-
mientos se detenía en aquellos con los cuales se divertía y un reflejo
de picardía se manifestaba en su cara. Divirtiéndose con sus pensa-
mientos llegó el servidor del establo y asombrado de lo apacible y
sonriente que aparentaba estar la yegua, se le acercó, un poco te-
meroso y extendió su mano para acariciar su lomo, mas asombrado
aún, observó que la briosa yegua se dejaba acariciar y aún más,
sentía que le agradaba que pasara la mano por su cuerpo.
El servidor del establo se fue muy pensativo, pues, no era común
que la yegua briosa se dejara tocar, excepto de su propio amo. Así
pasó ese bello día, la yegua, feliz, sonriente y tranquila. A la mañana
siguiente muy de madrugada, la yegua salió del establo sin rumbo
fijo, corría y corría sin detenerse, ya cansada de tanto andar y
desubicada de su propio establo echó andar muy despacio por ve-
redas y cañadas, estaba confundida y lo que al comienzo inició como
una pequeña picardía, ahora se tornaba difícil y preocupante, pasó
el día vagando de aquí para allá, sin rumbo.
Entrada la noche se acogió a la sombra de un arbusto donde se
reclinó y pensaba en su establo lleno de tibio heno y abundante
comida, lloró muy arrepentida de lo que había hecho y ahora no
sabía qué hacer. Amaneció en el solitario sitio donde casi no pudo
dormir. Al alba vio que venían un grupo de personas que le hicieron
pensar que la buscaban, pero, fue un vano pensamiento, pues, pa-
saron de largo sin fijarse en ella; esto aumentó la angustia en la
yegua y echó a correr desbocadamente y muy desconsolada cayó a
una hondonada donde no podía salir a pesar de todos sus esfuer-
zos, se sentía que ya iba a desfallecer cuando aparecieron el servidor
y el amo a rescatarla.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Amados míos, que muy atentos habeis leído estas páginas deseo que
hagais algunas reflexiones acerca de esta sencilla narración.
En vuestras vidas, habeis tenido espléndidas situaciones en las que
os habeis sentido dichosos, plenos y habeis experimentado la felicidad
que da el bienestar, pero, también habeis experimentado el abandono
hacia aquello que os proporciona esa felicidad, como un sutil rechazo a
lo que os hacía felices y entonces deseais buscar experiencias diferentes
y nuevas que os saquen del contexto donde habeis encontrado la felici-
dad verdadera y os dirigís hacia un mundo oscuro, solitario, frío disfraza-
do de nuevas y felices aventuras, al igual que la yegua de la narración y
cuando os sentís confundidos por vuestras propias equivocaciones os
deprimís y angustiais. Eso es, amados míos, lo que vuestra alma experi-
menta cuando se dirige a un mundo irreal lleno de ilusiones que os atraen
engañosamente, para después haceros sufrir, pero, os digo que aun cuan-
do os sentís atrapados y sin salida siempre llegará en vuestra búsqueda
vuestro ángel guardián (el servidor) y vuestro Padre Celestial (el amo) a
rescataros de las garras de las ilusiones para que volvais a vuestro mun-
do real, donde todo lo teneis y en opulencia y abundancia.
Amados míos despertad del sueño de aventuras por un mundo que
no existe sino en vuestra mente, despertad y recordad quien sois.
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L IBRO V
El labrador y la era
En esta mañana llena de paz y amor os saludo y os envuelvo en mi
luz. Entrad por unos momentos a la morada del Padre Celestial en voso-
tros y llenaos de todo el resplandor de su presencia, dad gracias por este
día.
Hoy comenzaremos una nueva jornada espiritual guiada por los siete
arcángeles que ansiosos, están de participar en estas páginas de luz y
amor.
En la plática de hoy vais a disponeros a recibir la luz que emana de
cada arcángel que en estos momentos están irradiándoos; ahora entrad
en un profundo silencio mental y escuchad.
“En una bella y fértil vereda había un labrador muy trabajador y
asequible con todos sus hermanos, era estimado y apreciado por la
comunidad y su vida sencilla se desenvolvía en la labranza y en los
cultivos a los cuales les dedicaba su tiempo y su trabajo.
Estando un día como de costumbre laborando en la tierra vio en el
cielo siete aves de diversos colores que volaban al rededor de su era,
intrigado el labrador por la insistencia de estas siete aves en sobrevo-
lar sobre su terreno, detuvo su trabajo y se puso a mirarlas, cual
mayor fue su asombro cuando vio que del pecho de cada ave se
desprendía una luz que era intensa de colores diferentes en cada
ave, fascinado el labrador, buscó un sitio donde sentarse para poder
contemplarlas con más comodidad. Estando en esta observación
vio que de sus picos fluían un torrente de semillas que iban espar-
ciendo por toda la era en distintas direcciones, esto fue tan rápido
que al momento se perdieron en el espacio infinito. El labrador des-
pués que volvió de su asombro, observó que en la era habían siete
surcos y cada surco tenía una siembra distinta que se diferenciaba
notoriamente de sus pequeños cultivos. Asombrado se acercó a cada
uno de los surcos y vio que en el primer surco florecían plantas de
floración morada, en el segundo surco florecían plantas de color
azul, en el tercer surco florecían plantas de color amarillo; en el cuar-
to surco florecían plantas de color rosado; en el quinto surco flore-
cían plantas de flores blancas; en el sexto surco florecían las plantas
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
SEGUNDA PARTE
El profeta
Amados hermanos en la luz, mi amor os envuelve y mi luz os guía en
esta sencilla plática de amor, que este humilde corazón os trae con suma
devoción.
Hermanos carísimos, hoy en este bello día iniciaremos nuestra pláti-
ca con frenética alegría, porque ha llegado la hora del amor que es el
dador de dicha felicidad. Comenzamos esta plática en nombre del Pode-
roso YO SOY y bajo la radiación de vuestro Cristo Interno.
Amados de mi corazón, “había una vez un soldadito de una legión
de seguidores del profeta que cada vez, como legionario de esta
agrupación compartía con el profeta su doctrina y sus vaticinios. Al
soldadito le llamaba la atención todo aquello que el profeta predica-
ba a sus seguidores y era su más fiel servidor.
Una noche mientras el profeta oraba, el soldadito, muy escurridizo,
se desplazó entre las sombras, para escuchar la oración del profeta,
pero, por mucho esfuerzo que hizo, no podía oír nada de la oración
que el profeta balbuceaba entre sus labios. Intrigado el soldadito se
acercó más aún, hacia el lugar donde el profeta oraba y sin darse
cuanta tropezó con una piedra y aquel ruido llamó la atención del
profeta, que preguntó, quién andaba allí, el soldadito, muy apena-
do, se dejó al descubierto y de rodillas pedía perdón por la osadía, el
profeta le preguntó el por qué husmeaba a hurtadillas y él le contes-
tó porque quería saber cómo era la oración que hacía un profeta,
pues, él deseaba orar como oraban los profetas.
El profeta enternecido en su divino amor, pasó su brazo por los
hombros del soldadito y caminando con paso lento lo llevó a un
riachuelo que pasaba cerca del lugar y a medida que se aproxima-
ban al riachuelo más intensamente percibían el murmullo del agua,
que casi el soldadito no alcanzaba a escuchar la voz del profeta.
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El estanque
Salve ¡Oh! hijos del amor, os envuelvo en mi luz y en mi amor. Es muy
maravilloso traeros en el día de hoy un nuevo y sencillo tema de luz en la
plática que este servidor os dará. Centraos por unos momentos en la
Presencia Divina de vuestro ser que flamea ardorosamente en vuestro
corazón, allí permitid que esta Presencia Divina os trascienda y os lleve
al palpitar de vuestro verdadero ser, y allí anclados en el divino amor
retornad nuevamente al estado de vigilia y escuchad.
En un pequeño estanque donde una población se proveía del ele-
mento agua para su diario vivir, cubriendo con éste sus necesidades
para saciar la sed y realizar sus actividades domésticas que requerían
del preciado líquido que cada vez agotándose debido al exceso con-
sumo de agua por parte de los pobladores y de un intenso verano
que azotó al lugar. Preocupados los pobladores por esta situación,
comenzaron a inquietarse y resolvieron hacer un nuevo estanque
en otro lugar más lejano de la población, pero, fue inútil, pues, por
el verano la tierra estaba seca y árida. Los pobladores que veían que
día a día el estanque agotaba sus aguas, resolvieron establecer cier-
tas normas de horarios y de la cantidad de agua que cada familia
debía proveerse con el fin de evitar el agotamiento total del agua del
estanque y de esta manera prolongar el tiempo para ver qué solu-
ción podrían dar a este serio problema. Así fue, que los pobladores
se sometieron a las horas establecidas y a la cantidad de agua que
cada familia podía disponer. Transcurrieron los días y el verano no
terminaba de pasar y día a día el agua disminuía; estando ya los
pobladores al punto de desfallecer, llegó el invierno cargado de agua
que reverdeció los prados, el estanque se desbordó en abundancia
de agua, los ríos y las quebradas crecieron, los cultivos prosperaron
y nuevamente retornó la paz y la tranquilidad a la población.
Amadísimos hermanos míos, en este sencillo relato deseo llevaros a
que penseis en dos situaciones; la primera situación en el relato es estan-
que como proveedor, en vuestra vida, el Estanque, que es el universo que
todo os lo provee para que podais actuar dentro de cada una de las
experiencias que vais a realizar, él os da todo lo necesario, pero, cuando
dilapidais o dais el uso indebido a la provisión, ésta se escasea llevándoos
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a la preocupación del no tener para hacer, pero, después que habeis caí-
do en la cuenta de vuestra equivocación y comenzais a corregir vuestro
actuar como lo hicieron los pobladores, cuando establecieron horas y
cantidad para proveerse del agua, entonces, aparece la segunda situa-
ción que es, en el momento justo cuando aparece nuevamente el equili-
brio universal, que en este caso de la narración fue el invierno, con su
abundancia y opulencia.
Amados míos, vigilad en todo momento vuestros pensamientos, vues-
tros sentimientos, vuestras palabras, y vuestros actos que son la
concretización o materialización de los anteriores para que jamás ago-
téis el estanque de vuestras provisiones, pues, únicamente el equivocado
manejo de éstos podrá lograrlo. Recordad siempre que todo lo teneis y
además, todo os llega en el justo momento; por lo tanto amados míos, no
os desespereis en los momentos en que os encontreis aprisionados por la
escasez, más bien revisad qué está pasando en vuestro actuar y observa-
reis cómo el universo, el Gran Absoluto se abrirá para daros todo cuanto
necesiteis en el momento justo.
Es mi humilde deseo que esta pequeña verdad sea de gran importan-
cia para vuestra vida espiritual.
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El pescador de río
Amados hermanos que atentamente leeis estas sencillas páginas de
amor, os saludo y me inclino con profunda humildad ante vuestra res-
plandeciente luz.
En la plática de hoy nuevos sueños se derrumbarán para dar paso a
vuestro mundo real donde mora vuestro verdadero ser. Inclinaos por un
momento ante vuestra luz y con el corazón y la mente en la Presencia
Divina disponeos a recibir este pequeño destello de luz.
Había una vez un pescador de río donde solía pescar todas las
noches en medio del silencio y debajo de la luz de la Luna. Era un
hombre humilde y sencillo y mientras llegaba la hora de pescar,
sentado en su canoa contemplaba el ancho río de aguas apacibles y
pensaba en el silencio que rodeaba el lugar como en el suave
murmullo que el agua producía. Pensaba en la inmensidad y exten-
sión del río, en la fuerza que de él emanaba impulsando el agua
permanentemente.
Una vez estando en esas reflexiones vio que de las pequeñas olas,
que el viento producía en el río, se desprendían destellos de luz
plateada reflejos de la luz de la resplandeciente Luna llena, se detu-
vo con su mirada escrutadora sobre aquellas olas y vio que peque-
ños seres se desprendían de ellas y formando círculos danzaban y
bailaban alegremente eran seres como chispitas de colores de forma
bellísimas y sus delicados cuerpecitos estaban formados de una sola
luz. Admirado el pescador del río, aproximó su canoa muy sigilosa-
mente y escuchó en su mente serena este diálogo:
Chispita dorada –¿Cómo os ha parecido el resplandor de la Luna
llena, hermana?
Chispita violeta –Para mi parecer ha estado fuerte la intensidad de
su luz que parece un Sol.
Chispita dorada –En esta noche de espectacular esplendor, os invito
a que naveguemos el gran río bajo la luz de la Luna, pues, ella
disipará las tinieblas que noches oscuras, no nos permitían navegar
el río.
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y consumiendo con vuestra propia luz todo aquello que sea menor que la
luz que irradiais y os vais expandiendo con vuestra propia radiación por
todo el recinto que conforma vuestra alma y la bañais con esta radiación
intensificándola donde lo creais necesario. Ahora veis el recinto alma
resplandeciente y os quedais en el centro en vuestra vibración más fuerte
de amor divino, allí podeis quedaros el tiempo que deseeis. Luego lenta-
mente retornad al estado de vigilia.
Otro símbolo de amor divino es la rosa de amor divino visualizad
una rosa formada por un triángulo que abarca la corola de pétalos color
luz rosa; otro triángulo color luz verde que abarca el cáliz y otro triángulo
color luz dorada que forma el pistilo, concentraos en esta rosa de amor
divino y poco a poco os vais entrando en ella primero os ubicais en el
centro del triángulo corola, luego pasais y os ubicais en el centro del trián-
gulo cáliz y finalmente os ubicais en el centro del triángulo pistilo. Luego
tomais los tres triángulos y fabricais la rosa más bella que os podais ima-
ginar y sembradla en el centro de vuestro corazón.
“La fragancia de la rosa del amor divino se extiende a toda la creación”.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
TERCERA PARTE
El servicio cósmico
En estos momentos en que mi amor os baña de luz y de amor, humil-
demente desciende mi radiación sobre cada uno de vosotros, amados
lectores de estas sencillas páginas de luz, para vuestro espíritu y así daros
mi más simple asistencia y orientación en la plática que el gran Dios del
Universo me ha concedido hoy.
Con mi corazón puesto a vuestro servicio inicia esta plática ubicando
a cada uno de vosotros en mi humilde corazón donde siempre he guar-
dado un lugar para vosotros.
Envueltos en el fuego trino de mi corazón iniciais un viaje hacia las
nuevas constelaciones creadas por el Dios Padre Madre creador de
todo cuanto existe, protegidos con mi sagrado fuego os vais despla-
zando como estrellas fugaces por el infinito cosmos, libres sin atadu-
ras y con el pensamiento de eternidad en vuestra conciencia. Así
vais avanzando hasta llegar aquel punto más resplandeciente de es-
tas constelaciones donde todo es luz, paz, silencio y belleza, Ahora
vosotros, pequeñas estrellas fugaces, deteneos en este punto y
sumaros a este punto más resplandeciente y visualizaros fundidos
con este punto. Ahora experimentais la luz que sois, sólo luz y nada
más que luz; luz resplandeciente que se intensifica con la fusión con
este punto más resplandeciente de las nuevas constelaciones. Aho-
ra, fortalecidos en vuestra luz os desplazais a la antigua constelación
de Sirio y allí vibrando el puro amor divino os unid con los seres
solares para participar por unos momentos de las actividades cósmi-
cas de amor que estos Seres Cósmicos realizan permanentemente;
en estos momentos sois colaboradores activos de la divinidad; ahora
después que sentís que vuestro servicio a la luz ha terminado, regre-
sad lentamente a vuestro espacio en el aquí y en el ahora.
Amados hijos de la luz, esto que habeis realizado es lo que, os suplico,
que lo hagais frecuentemente, pues, es la más grande ayuda que podais
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La mente positiva
Desde un pequeño ángulo de mi ser os veo tal como sois, radiantes,
puros y perfectos y con profunda humildad me inclino ante vuestra luz y
os envuelvo en mi tierno amor.
En esta mañana de resplandeciente Sol abro mi corazón para que su
luz sea la pluma con que se escriban estas páginas. Amados míos, la
plática de hoy os traerá paz y regocijo interior.
En una aldea, cerca a un espeso bosque vivían los aldeanos desa-
rrollando sus labores cotidianas las cuales compartían afablemente.
Del espeso bosque extraían la madera la cual comercializaban tra-
yéndoles una vida sosegada, sin apuros económicos, pues, el traba-
jo que realizaban en compañía les proporcionaba bienestar y vivían
en armonía y paz, así pasaban la vida entretenidos en sus quehace-
res diarios.
En una ocasión uno de los pobladores de la aldea se retiró al bos-
que con el fin de sentirse solo en medio de la vegetación que pobla-
ba el bosque y meditar acerca de su vida y todo lo que él recordaba
que había experimentado a lo largo de ésta. Se internó en el bos-
que solitario y silencioso buscó un frondoso árbol y se sentó sobre
su gruesa raíz. Allí comenzó a mirar y a observar las ramas de los
árboles, las flores, las aves que caprichosamente se posaban en uno
y otro árbol; estando en esta observación vio que de la copa del
árbol donde él descansaba descendía un ser muy pequeño que se le
figuraba a un enano, asombrado el aldeano se puso de pie, pero el
pequeño ser comenzó a jugar corriendo por el entorno del aldeano
e invitándolo a que también corriera tras él, el aldeano no sabía qué
hacer, estaba atolondrado con ese pequeño ser que lo invitaba a
jugar y además no experimentaba miedo ni temor ante aquel ser
sino por el contrario sentía que su corazón se llenaba de ternura y
amor hacia él.
El aldeano trató de cogerlo, pero, fue en vano, pues al tiempo que
estiró la mano para tocarlo, el pequeño ser desapareció y apareció
en otro lugar. El aldeano le dijo: eso que acabas de hacer es fantás-
tico, dime ¿cómo lo haces? El pequeño ser le contestó: es muy fácil
simplemente piénsalo y se dará, diciendo estas palabras desapareció
en la espesura del bosque.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Alta temperatura
Salve amados hermanos en la luz, mi amor os lo doy y os entrego mi
luz. En esta mañana fresca y bañado de rocío os invito a pasear sobre la
hierba mojada y percibais a través de vuestros pies descalzos la Presen-
cia del Todopoderoso confortándoos y llenándoos de energía y vigor al
mismo tiempo que vais escuchando mi sencilla plática de amor que dará
consuelo a vuestra alma.
“En un lugar lejano donde el Sol del medio día sofocaba por su
intenso calor, vivían seres muy particulares, pues, su constitución
soportaba intensos grados de calor. Eran seres propios de ese lugar,
por lo tanto, nadie que no fuera originario de allí podía vivir en ese
lugar. El medio propio para estos seres era el calor en alto grado, lo
cual les permitía llevar una vida acorde, estable y tranquilo; el Sol de
este lugar tenía la peculiaridad que era tres veces más grande que el
Sol de la galaxia a que pertenecía este lugar, por lo tanto, la radia-
ción solar era mucho más fuerte de lo común, sin embargo, estos
seres eran felices en el intenso calor.
Pasaron los años y todo esto era normal y tranquilo hasta que se
presentó un eclipse que oscureció aquel lugar lo cual permitió, ob-
viamente, el enfriamiento y sus moradores empezaron a enfermar
por la baja temperatura hasta llegar a la muerte.
Cuando se restableció nuevamente la alta temperatura del lugar, los
seres sobrevivientes al eclipse se recuperaron y volvió la calma y la
tranquilidad en aquel lugar”.
Amados hermanos en la luz, con este breve episodio os traigo dos
sencillas reflexiones: todos sois seres de alta vibración, pues, procedeis
de la magna vibración energética creadora, de todo cuanto existe, sois
seres originarios de la luz amor que arde permanentemente en vuestro
corazón, que es la llama del fuego eterno del amor divino y que os hace
seres especiales de una constitución muy particular, a semejanza de los
seres del relato. Pero, cuando olvidais vuestra esencia y os alejais del
fuego del amor del Padre, vuestra vida se eclipsa y os abate un cruel
enfriamiento espiritual que os puede llevar a vuestra propia destrucción,
debido a los desengaños que experimenteis al estar lejos del amor de
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L IBRO V
Dios. Cuando atraído por las cosas vanas os entregais a ellas, para luego
sentir el vacío espiritual vuestro interno comenzais la búsqueda en medio
de ilusiones y cosas vanas, lo que permite que aumenteis vuestra soledad
y vuestra ansia de felicidad, en estos estados emocionales os hallais hue-
cos por dentro, sin saber qué hacer y aún así seguís creyendo que en el
mundo material encontrareis vuestra felicidad, pero, solamente, amados
míos, cuando nuevamente desperteis de la ensoñación que os ofrece el
mundo y recordareis el fuego de amor que sois y que mora en vosotros
entonces, sereis felices y pletóricos de todo lo bueno que la vida os tiene
reservado.
Amados míos, os ruego humildemente que no os dejeis deslumbrar
por cosas vanas, fútiles y efímeras, buscad siempre lo eterno y verdadero
que flamea por siempre dentro de vosotros. Huid, amados míos, del en-
friamiento espiritual. Estad alerta y en expectativa del mundo que os ro-
dea. No os aparteis de la Presencia Divina Todopoderosa que mora en
vosotros, amadla siempre y permaneced en su abrazo amoroso, asidos
fuertemente.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Cenizas espirituales
Hoy es el día de la ceniza espiritual, Salve ¡oh! hermanos en la luz y
recibid mi calurosa luz y ardiente amor. He comenzado mi sencilla pláti-
ca dándoos el pensamiento central de ésta. Pues, ciertamente que cuan-
do hablais de cenizas, comprendeis por tal lo que queda después que el
fuego ha consumido todo lo que se le proporcionó para alimentar la ho-
guera y extinguida la llama sólo quedan cenizas que si están calientes son
riesgosas, pues, pueden quemar como el fuego encendido, pero, cuando
ha pasado un tiempo se enfrían y entonces las podeis coger y botar o
darle cualquier uso que creais conveniente.
Igualmente, amados hermanos en la luz, sucede en vuestra llama inte-
rior sino la avivais permanentemente, con sentimientos y pensamientos
de amor, lo más probable es que se vaya extinguiendo poco a poco y el
fuego devorador que el Dios amor puso en vuestro corazón se apagará y
al principio aún tendreis un poco de fuego amor en lo que quede después
de extinguirse, pero, al final se apagará y todo sentimiento de amor será
reemplazado por los fríos sentimientos que abarca el desamor. Y es allí,
hermanos míos, donde comienzan para vosotros las dificultades al emitir
sentimientos y pensamientos ajenos totalmente al amor, pues, ya habeis
comprendido hasta esta parte de las pláticas recibidas, que todo lo que
sale regresa al mismo punto de partida y es así como vuestra vida se
convierte en dureza, dificultades y todo lo que comprende el desamor.
Al llegar a este momento espiritual es cuando os sentís decepciona-
dos, tristes y aburridos, pues, el ingrediente más importante de vuestra
vida lo habeis consumido y permitido que se enfriara, el AMOR. Amados
hermanos en el amor, no acepteis que el fuego divino de amor que arde
en vosotros se apague, más bien, procurad desde ahora avivarlo cons-
tantemente con leña de paciencia, tolerancia, comprensión, perdón, com-
pasión, apoyo, ayuda, servicio y todas las manifestaciones que contiene
el amor.
Amados míos, no permitais que llegue ese gran fuego de amor redu-
cirse a cenizas de amor divino y os salvareis de vivir una vida tormento-
sa, mezquina y desagradable.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La paloma rosa
Salve amados hermanos en el amor, os envuelvo en mi luz y en mi paz
y amorosamente me pongo a vuestra disposición en esta sencilla plática
que traerá en vuestro mundo nuevos lineamientos de vida para que los
practiqueis cuando deseeis.
Hoy os traigo en el amor una blanca paloma dibujada en el centro de
la llama rosa del amor divino que arde en vuestros corazones. Centrad
allí vuestra atención y visualizad en el corazón de la paloma una pequeña
llamita rosa que arde y flamea armoniosamente abriendo a su paso un
suave latido de luz rosa que se intensifica dando a la blanca paloma
matices de color rosado brillante. Ahora soltad a esta bella paloma rosa
al espacio infinito y vedla como se desplaza llevando a lo largo de su
recorrido su luz rosa de amor divino. Además, vais en estos momentos a
identificaros con esta paloma y vais a analizar todos y cada uno de sus
partes, tal como sus alas que le permiten volar como lo es en vosotros la
imaginación, su pico con el cual susurra y alimenta su cría, como es en
vosotros vuestra boca que habla y con la palabra alimenta a quienes os
rodean, sus ojos inquietos que buscan el alimento azoradamente, como
cuando vosotros escudriñais con la mirada en el interior de vuestros her-
manos para conocerlo y así podais con una palabra oportuna dar el ali-
mento que su alma necesita para fortalecerse interiormente; sus patas
aunque pequeñas son lo suficientemente fuertes como para sostener su
cuerpo y caminar en tierra en busca de alimento, como cuando vosotros
caminais seguros y tranquilos llevando vuestros pies por senderos de paz
y sabiduría, alimento predilecto para el alma y al igual que la paloma
rosa irradiais a vuestro paso la radiación brillante de vuestra luz rosa que
arde en vuestros corazones.
Amados míos, esta sencilla y simple comparación es para que com-
prendais que la mano amorosa del Padre Creador hizo todas las cosas
dentro de un diseño universal genérico, que es el Divino Amor. Si observais
cualquiera de las criaturas que os rodean ya sean de índole vegetal, mi-
neral o animal, vereis en ellas el diseño universal presente en cada una,
pues, han sido creadas por amor.
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CUARTA PARTE
El príncipe pescador
Amados hermanos en la luz, en esta mañana de amor os envuelvo en
mi luz y mi amor. Hoy estaremos muy concentrados en esta plática que
traerá a vuestros corazones un consuelo celestial. Estad atentos:
“Había un príncipe opulento, que por su afición gustaba de la pesca;
con sus amigos de la realeza solía salir frecuentemente a los bellos
amplios lagos para pescar era un excelente pescador, pues, lograba
con precisión mandar el anzuelo y preciso que un pez grande y
gordo mordía su anzuelo. Por esta razón era muy admirado entre su
círculo real y era el preferido de sus padres. El príncipe orgulloso
por su pericia en la pesca había competido con otros príncipes de
otras comarcas y siempre era el triunfador.
Un día, pescando en un profundo lago cerca de palacio, junto con
su séquito, se retiró un poco más de la orilla del lago y se fue inter-
nando lentamente en su yate lago adentro, se detuvo en el centro
del lago donde el silencio era más profundo y la quietud de las aguas
sostenían su yate. Estando allí con el anzuelo y su equipo de pesca,
preparó la carnada y arrojó el anzuelo al fondo del lago, como de
costumbre esperó en el silencio y la quietud, después de un largo
rato sintió que algo había mordido la carnada y tiró rápidamente del
anzuelo, pero al sacar el anzuelo del agua vio un ser que tomando el
anzuelo en sus manos salió del fondo del lago, el príncipe se asustó
y el ser le habló así:
“Príncipe amado, ¿por qué os asustais?, no tengais miedo, pues, siem-
pre he estado acompañándoos en todo momento y he sido yo quien
os ha dado del fondo del agua los más gordos y grandes peces que
han sido vuestra vanagloria y hoy deseo que sepais que siempre
estaré dispuesto para ayudaros, cuando me lo pidais”; diciendo esto
desapareció el ser y el príncipe quedó admirado y regresó a la orilla
en busca de su séquito, pero profundamente pensativo.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Amados míos hoy con este breve relato he querido que os deis cuenta
y traigais a la memoria, todas aquellas situaciones que os han llenado de
triunfos y éxitos en vuestra vida, en que fuisteis ovacionados por vuestros
amigos, padres, conocidos y superiores, que además, os sentisteis felices
y orgullosos por los triunfos que os proporcionaron trofeos, premios y
estímulos en vuestra vida y que pensasteis que tú sólo tú los habiais
logrado.
Hoy amados míos, os habeis dado cuenta que nunca estuvisteis solos
y que únicamente con la Presencia Divina pudisteis realizar esas proe-
zas, que trajeron felicidad y satisfacciones a vuestra vida, pero, también
os habeis dado cuenta que nunca lo reconocisteis.
Deseo amados míos, que comprendais que la Presencia de Dios está
en todas partes y que todo cuanto haceis, sin Él nada podrías realizar,
pues, Él es la energía misma que os mueve y permite que actueis, por lo
tanto, hermanos carísimos, que a partir de hoy vuestra gratitud por el
Poderoso Dios, sea siempre y eterna, pues, Él es omnipresente y todo lo
abarca.
Reconoced siempre su presencia en vuestra vida y amadlo sobre to-
das las cosas, ya que es vuestro padre creador y es todo PODEROSO.
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L IBRO V
El velero
Hermanos en la luz con mi amor os envuelvo y me inclino ante vues-
tra poderosa luz.
Hoy es el día de la espectativa en la plática que vamos a iniciar en un
pequeño velero, que aunque pequeño tiene todo lo necesario para nave-
gar por un mar azul tranquilo de aguas claras y transparentes.
Vosotros vais al timón del velero orientados por una brújula que os
señala el punto cardinal por el cual os vais dirigiendo para llegar al
lugar que deseais y que habeis escogido en vuestro rumbo. Es un
mar maravilloso que se abre a vuestro paso, dejando atrás un cami-
no de blanca espuma formado por las olas que se abren al paso del
velero, a lo lejos alcanzais a ver el lugar a donde vais, vislumbrais
unas bellas y esbeltas palmeras que bordean una hermosa isla de
arenas blancas; llegais a la isla os bajais del velero y comenzais a
caminar en aquel lugar formado de Sol, arena, palmeras y brisas
marinas que lo refrescan. Os sentís plenos de alegría, felices y os
sentais a la sombra de una de esas esbeltas palmeras y os deteneis a
observar ese paisaje que a vuestra vista se muestra con toda su be-
lleza y estais tan absortos en esta observación que vais compene-
trándoos cada vez más con la inmensidad del cielo azul que cubre el
tranquilo mar y percibís en vosotros la sensación de un vuelo hacia
lo infinito que hiende el espacio azul y os sentís libres y en vuestro
corazón la alegría que da la libertad. Ahora tratais de ver el Sol por
entre las palmas que se mecen como abanicándoos y veis un Sol
con destellos del iris que os va absorbiendo en su luz y en estos
momentos vuestra alma se desplaza por los múltiples rayos iris que
forman los destellos del Sol, allí caminando por senderos de luz
avanzais hacia el centro solar y allí os quedais inmersos en esa pode-
rosa fuente de energía.
Después de un momento en que os sentís fortalecidos retornad a
vuestro sitio debajo de la palmera y comenzais a caminar hacia el
velero para regresar a vuestro entorno.
Amados hijos de la luz, con esta experiencia que habeis vivido podeis
sacar algunas conclusiones que podrán ser de gran ayuda en vuestra
vida interior. La primera es que debeis tener muy claro que vosotros sois
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
los que dirigís los derroteros de vuestra propia vida, nadie ni nada puede
hacer que os desvieis del camino señalado si vosotros no lo quereis. Se-
gunda conclusión, el camino que recorreis será para otros directrices que
podrán serles útiles en algunos aspectos para su propio recorrido por la
vida. Es el camino que vais abriendo con vuestras experiencias dejando
la esquela de la enseñanza para otros.
Tercera: vuestra vida tiene una meta a la que debeis llegar, si aún no
la habeis hallado búscala en la fuente de Energía Amor en vuestro cora-
zón y pedid allí la luz, para encontrarla, pues, una vez que logreis encon-
trar vuestra propia meta experimentareis la felicidad que da la seguridad
de saber para dónde vais y ahora sí que desplegareis vuestro vuelo para
realizar con perfección todo aquello que conforme vuestra meta.
Amados míos, no olvideis que sois los que llevais el timón de vuestra
propia vida, pedid de lo alto la luz para que ilumine vuestro sendero y así
no os equivoqueis ni os desvieis de la ruta señalada.
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L IBRO V
El Paraíso
Salve amados hermanos en el amor. Es muy grato y placentero iniciar
este bello día con el esplendor de vuestra presencia YO SOY flameando
en vuestro corazón.
Disponeos, amados míos y encended la luz del entendimiento, para
que podais comprender cada una de mis sencillas palabras.
Estais en un paraíso donde todo fluye en exuberantes belleza, allí
teneis todo lo que deseais y en estos momentos os sentís inmensa-
mente plenos de felicidad y alegría. Pues esta vida paradisíaca que
estais viviendo nunca la habiais experimentado; en este paraíso tal
cual como lo percibís en vuestra mente es realmente maravilloso y
allí lo inesperado y lo nuevo son cosas normales aunque sean inau-
ditas para vuestro parecer.
Por consiguiente, ahora estais sentados a la orilla de una fuente que
canta canciones de amor y danza desplazándose por su pequeño
cauce. Los pájaros os hablan de sus inquietudes y metas, los árboles
os saludan y os cuentan de sus experiencias vividas por siglos, el aire
os abraza y juntos caminais por los suaves y livianas nubes que os
transporta de un lugar a otro. Los insectos os asedian y amorosa-
mente forman sobre vuestras cabezas coronas de mariposas de to-
dos los coloridos y os hablan de su amor; el Sol radiante se inclina a
vuestro paso y os saludan con profunda reverencia; las flores se
unen en suave perfume y ungen vuestros cuerpos y todo aquello
que se encuentre en vuestro camino. En verdad que os sentís mara-
villados de lo insólito del paraíso.
Ahora decidís acostaros en las suaves y puras gazas que forma la
espesa niebla que lentamente pasa por aquel lugar paradisíaco, en
brazos del viento y dormís un sueño liviano y ligero que os entrega
a la fantasía y allí despertais a un mundo verdaderamente fantástico
y en este estado comprendeis que ese mundo paradisíaco y fantás-
tico es el que habeis añorado y donde deseabais estar.
Amados hijos de la luz, ¿cómo os pareció esta experiencia? Bella ¿es
verdad?, pues, sentaos a mi alrededor y escuchad: todos vosotros llevais
el paraíso en vuestro corazón donde tiene lugar lo insólito y lo inespera-
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
do, donde pueden suceder los eventos más maravillosos que ni espera-
bais y mucho menos comprendeis, pero, lo cierto es que suceden. Ese
paraíso está siempre abierto esperándoos pero para llegara a él debeis
tener un buen llavero donde coloqueis la llave de la paz, la llave de la
comprensión, la llave del perdón, la llave de la tolerancia, la llave de pa-
ciencia, la llave de la negación de vosotros mismos, la llave de la compa-
sión, para que con este manojo de llaves podais abrir las puertas del
paraíso y entreis a disfrutarlo en su plenitud.
Os invito, hermanos míos, que empeceis a formar vuestro llavero con
vuestros hermanos en la luz y juntos participeis de la pletórica felicidad
que experimentareis viviendo en el amor, que es el paraíso, que vuestro
padre celestial os ha dado por herencia.
“Amados los unos a los otros como YO los he amado”.
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L IBRO V
El escritor
Hermanos en la luz os envuelvo en mi amor y en mi luz y con profun-
da humildad os invito a que esteis muy atentos en esta sencilla plática
que comenzaremos con el nuevo día para alabanza y gloria del Dios
Padre Madre.
Había una vez en una pequeña aldea un humilde escritor que había
pasado su vida, anhelando escribir un libro que fuera tan interesan-
te que lo llevara a la fama y a la gloria. Sus anhelos estaban ahí
latentes, pues, en realidad todo lo que había escrito no era de gran
significación para el mundo y por esta razón se sentía frustrado y
fracasado, mas, sin embargo, continuaba escribiendo, pero, sin éxito
alguno que ya ni siquiera conseguía quien se interesara en sus escri-
tos para ser publicados, parecía que la musa de su inspiración no
tenía el encanto para cautivar el corazón de sus lectores. Así transcu-
rrieron los años y en una ocasión apesadumbrado se alejó hacia los
cerros que rodeaban la pequeña aldea en busca de sosiego y paz
para su alma abatido por el fracaso y la frustración; decepcionado
con la vida, pues, pensaba que todos los intentos realizados no va-
lieron la pena y que todo había sido infructuoso. Estando en estas
cavilaciones se internó en la montaña y se ubicó en medio de unos
zarzales y espinos para no sentirse cómodo y evitar que se durmie-
ra, pues, deseaba estar despierto para seguir en sus cavilaciones.
Estando en estas circunstancias, muy deprimido se puso a llorar y
observó cómo de cada una de sus lágrimas que brotaban torren-
cialmente al caer en los zarzales y espinos se iban formando letras y
una por una unidas formaron el siguiente pensamiento: “no sois
un fracasado todo cuanto habeis escrito es lo que debisteis
haber escrito, únicamente que vuestra fama y gloria no las
hallareis donde la buscais”. Sorprendido el escritor notó que de
los zarzales se formaban bellísimas plantitas de variados colores y de
los espinos se formaban delicadas rosas. Tomó una de esas plantitas
con unas cuantas rosas y formó un ramillete y lleno de regocijo re-
gresó a casa.
Amados de mi humilde y sencillo corazón que atentamente habeis
leido esta narración, pensad en vuestras vidas, cuántas veces os habeis
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
La vieja casona
Amados hermanos carísimos, en mi silenciosa paz os envuelvo y mi
luz os alumbra con amor.
Disponeos hermanos míos a recibir estas sencillas verdades que se-
rán luz para vuestro espíritu.
En una vieja casona donde por muchos años se albergaron muchas
familias, hoy vieja y solitaria sin huésped alguno, solamente el silen-
cio, la quietud, la soledad y oscuridad y uno que otro roedor o cual-
quier otro animalito estableciera allí su estadía; transcurrían los días
que al paso del tiempo aumentaban más su deterioro. En aquellas
olvidadas paredes yacían impregnadas las voces de aquellas familias
que alguna vez pasaron por allí siendo este el hogar de ellas, en esos
momentos. Hoy únicamente los recuerdos eran sus moradores
actuales.
Los ruidos y algazara que fueron alegrías en tiempos pasados, se
trastocaron en miedosos y lastimeros lamentos, hasta tal punto, que
nadie quería entrar allí. La triste y polvorienta casona cada vez se
derrumbaba más y sus bellos colores de algún tiempo habían
empalidecido de tal manera que apenas se percibía que alguna vez
había sido pintada y engalanada con bellos jardines. El espíritu de la
vieja casona, que había nacido poco a poco en la medida en que la
vieja casona se iba construyendo por expertos arquitectos, hoy se
sentía solo y acongojado por el abandono y la soledad, después que
durante muchos años había compartido las dichas y tristezas de sus
moradores. Pasaban por su mente los recuerdos a granel que lo
perturbaban y veía pasar a los peregrinos indiferentes a su presen-
cia, pues, lo que había sido su cuna y su casa había sido destruida
por los años. Unicamente quedaba él como habitante en ese lugar.
Se sitió abatido por el olvido y la soledad; suavemente penetraba
por la vieja casona un vientecillo, en estos momentos de tristeza del
espíritu, cuando de pronto fue el vientecillo aumentando su fuerza
hasta tal punto que arrasó con la casa que voló en pedazos quedan-
do en ruinas y escombros lo que una vez había sido la casa más
grande y bella de la región.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
La bella pradera
En este bello día de paz y de amor os envío mi amor y mi luz para que
os envolvais y recibais la radiación que emana de mi humilde corazón.
En la plática de hoy estaremos conectados con los mundos de luz donde
nos permitirán incursionar y podais ver con la luz de vuestros ojos espiri-
tuales la luz que sois y el mundo a que perteneceis.
Cerrad vuestros ojos físicos y dejad que vuestra imaginación os tras-
lade a una bella pradera donde la luz que desciende de lo alto la
cubre bañándola en su resplandeciente luz, toda la pradera es luz
desde donde colocais vuestros pies hasta el más pequeño de los
insectos que vuelan en el espacio, los árboles frondosos formados
también de luz y esta luz os envuelve y os veis como pequeños eres
dorados que se van desplazando por esta bella pradera de luz, se-
guís avanzando y visualizáis una gruta de luz custodiada por seres
resplandecientes de belleza y porte excepcional, increíblemente be-
llos, os dirigís allí, y estos seres de exquisita belleza y esplendor os
conducen con todo su amor y alegría al interior de la gruta donde la
luz es más intensa que la luz que bañaba la bella pradera.
Ahora estais dentro de esta gruta de resplandeciente luz y vosotros
sois en estos momentos pequeños soles que compagináis con el
ámbito y el esplendoroso ambiente ricamente decorado. Os sentais
sobre un elegante y radiante sillón ubicado en una gran sala de lu-
minosidad esplendorosa y allí reunidos con los seres de exquisita
belleza y esplendor os sentís llenos de una profunda paz e infinito
amor.
Vuestra luminosidad cada vez se intensifica más y os fundís con la luz
de vuestros maestros de luz y escuchais en vuestros corazones la voz
de ellos que os hablan en vuestro interior y vosotros también podeis
hablar con ellos y de esta manera iniciais una amena y agradable
conversación.
Estais en una de las más sencillas mansiones donde los seres solares
se reúnen una vez al mes, con el objeto de dilucidar y además, infor-
mar sobres las actividades que en servicio, prestan a los globos que
por ley les ha correspondido proteger y asistir. Os damos la bienve-
nida y deseamos que manifestéis vuestras inquietudes acerca de este
lugar luz.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
El recinto y la aldea
En este bello amanecer que nos trae un nuevo día de esperanzas y
consuelos, vamos a iniciar esta sencilla plática con la asistencia ilumina-
da del Espíritu Santo Cósmico.
Amados hermanos en la luz mi pequeño ser los saluda y los envuelvo
en la luz de mi amor.
Estais en un recinto donde todo es paz y quietud, desde este recinto
donde sentís que todo a vuestro al rededor es armonía, vais a con-
templar una pequeña aldea donde todos sus habitantes van y vie-
nen en todas direcciones ocupados y abstraídos en sus propios pen-
samientos desplazándose a sus lugares de trabajo y otros a cumplir
con una u otra diligencia.
Todos van acompasados por el ritmo de la vida, unos con el corazón
alegre y optimista, otros apesadumbrados y pensativos, otros
malgeniados, otros sin motivación por la vida y de esta manera van
viviendo los días de su existencia. Más adelante, observais otra parte
de la aldea, apacible y laboriosa, es la parte donde están ubicadas,
las empresas, fábricas e industrias de toda clase, donde los habitan-
tes laboran, silenciosamente y en forma continua. Allí el trabajo es
productivo, lo cual, mantiene la prosperidad tanto en las empresas
como en la aldea. En este lugar no es permitido que se hable o inter-
cambien palabras entre uno u otro compañero de trabajo y durante
la jornada de trabajo se escucha de fondo una música delicada y
suave que armoniza el lugar.
Amados míos, que habeis sido los espectadores de esta escena deseo
que os detengais y observeis la primera parte de la narración, donde
percibís la turbulencia que el propio ser vive por sus propios pensamien-
tos. Y en la segunda parte de la escena veis claramente que al mantener
los pensamientos concentrados en una actividad vuestra mente se relaja
y se entretiene de tal manera que os da la prosperidad interior represen-
tada en paz y armonía, que irradiais a todos aquellos que os contacten.
Pero, para que esto suceda debeis entrar en el silencio y no permitir que
se encuentren, ni hablen un pensamiento con otro; Amados míos, que la
música que emana vuestro propio ser sea el fondo musical que amenice
vuestra propia vida, con las suaves notas que sólo el amor sabe interpretar.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
QUINTA PARTE
Macrocosmos y microcosmos
Salve, amados hijos del amor, os envuelvo en mi luz y en mi amor
eterno.
En esta soleada mañana con el resplandor de mi amor os invito con
profunda humildad a esta sencilla plática que llenará vuestros corazones
de amor y paz.
Estando una vez con mis compañeros de viaje realizando una dulce
y tierna experiencia en el campo infinito cósmico, hallé en el camino
hacia la misión celeste un pequeño meteoro que flotaba por el espa-
cio cósmico sin rumbo definido. Decidí tomarlo entre mis manos y al
tocarlo percibí la intensidad de su calor que ardía en mis manos,
pensé en la manera de cómo poder ayudar a este pequeño ser para
que no padeciera de tanto calor y se ubicara dentro de un rumbo
determinado, pensando en esto vi venir hacia mi un gran globo que
se desplazaba vertiginosamente, me aproximé hacia él con el me-
teorito en mis manos y colocándolo entre la órbita del gran globo vi
como se enfriaba y entraba en el estado de congelación al igual que
el gran globo.
Proseguí en mi misión cósmica y más adelante hallé un pedazo de
pesado granito cósmico que se desplazaba velozmente hacia uno de
los soles de la galaxia de Sirio, apresuradamente envié mi rayo per-
sonal y lo atrapé en el rayo y allí quedó aprisionado eternamente.
Luego de haber inspeccionado que los universos estuvieran en per-
fecto orden divino, me desplacé a mi mansión de luz.
Amados hermanos, les he querido contar esta pequeña experiencia
para que sepais que también el cosmos infinito es un lugar de trabajo,
donde constantemente se están desarrollando trabajos de prevención y
protección cósmica, pues, bien es sabido que todo cuanto el buen Dios
Padre ha creado lo ha puesto a nuestro servicio y por lo tanto hay que
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L IBRO V
La Santísima Trinidad
Amados hermanos en el espíritu, os envuelvo con la luz de mi amor y
os ilumino con la luz de mi corazón. Hoy comenzaremos esta sencilla
plática guiada de lo alto con la luz de la tríada divina que en forma de
lenguas de fuego flamea en vuestros corazones.
Ubicaos en el centro de vuestro corazón y visualizad allí tres sende-
ros de luz que os conducen a un templo luz que abre su entrada a
vuestra llegada. De los tres senderos que escogisteis al final todos
llegarán a la misma entrada del templo luz. Ahora veis a la entrada
una portentosa llama de visos azul, dorada y rosa y os sentís profun-
damente atraído hacia ella y sin poder deteneros entrais en ella,
pasando por cada uno de sus visos y os vais impregnando de fuerza
interior y poder; de sabiduría e iluminación y del divino amor. Os
sentís en estos momentos como pequeñas partículas de aquella por-
tentosa llama, vais ahora, desplazándoos hacia el interior del templo
luz y veis la belleza manifiesta en este reciento, ricamente decorada
y todo resplandeciente y tallado con pequeñas llamas de colores en
toda su decoración, va a iniciarse el oficio de la trinidad sagrada y os
ubicais en los puestos que se os ha señalado por los maestros de luz
guías de esta ceremonia. El director entra y todos os poneis de pie.
Entonad el canto de entrada y recitad la oración convenida. Ahora
os sentais y el director de la ceremonia comienza diciendo:
“Carísimos hermanos, hoy la Divina luz de sabiduría, La Divina luz
de la voluntad del absoluto y la Divina luz del Amor Divino os ha
reunido aquí para que recibais la triple presencia de la Santísima
Trinidad y tomeis conciencia que cada uno de vosotros sois la Santí-
sima Trinidad en acción, pues, es en vosotros donde Ella puede
manifestarse en el mundo material. Bien sabeis que en vuestros co-
razones está el Poder del Altísimo esperando que lo invoqueis a ac-
tuar en vuestras vidas, y que este poder actuará en la medida en
que confiéis en él y le ordeneis que actúe.
Además, hermanos en la luz, la Presencia Trinitaria es la esencia
divina de que estais formados, observaros y vereis como esta pre-
sencia se manifiesta en vosotros constantemente en el fluir de sabios
pensamientos iluminados con la luz del espíritu y con sentimientos
de amor que os hacen actuar con misericordia y compasión con
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
algo muy importante, pues, podeis considerar vuestro albedrío como los
padres cuando por vuestra propia decisión tomais actitudes que no os
permiten dar a conocer a vuestro niño interior, hasta llegar a olvidaros de
él y cuando lo echeis de menos ya será tarde, pues, su inocencia y ternu-
ra habrán sido robadas por los agentes extranjeros que merodean la casa
tales como la malicia, la dureza, la amargura, la tristeza donde vuestro
niño se disipará y esfumará.
Por ello amados de mi sencillo corazón, hoy os pido de todo corazón
que rescateis el niño que deambula en vuestros corazones y dediqueis la
atención a ese ser que es dulzura, pureza e inocencia para que actúe en
vosotros por siempre.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
La familia de luz
En este día de luz comenzaremos una sencilla plática de amor.
En una aldea del sur del globo galáctico existía una familia de espe-
ciales condiciones físicas que aunque eran similares a sus congéneres
discrepaban en algunos rasgos que los hacían diferentes del común
de los demás. Esta familia del globo galáctico, no consumían alimen-
tos físicos, no necesitaban dormir y laboraban día y noche en su
propia empresa, eran prósperos y ricos y toda su riqueza la distri-
buían en centros de ayuda para seres enfermos o que sufrieran al-
gún impedimento físico o espiritual que no les permitiera llevar una
vida normal; también repartían alimentos a centros de albergues y
todo lo producido de su trabajo lo destinaban al servicio de los al-
deanos. Únicamente disponían de lo esencial para hacer su trabajo
que les arrojaba ganancias abundantemente.
Por esta razón eran muy amados en la aldea y respetados aunque la
gente no comprendía, el sistema de vida que ellos vivían, les visita-
ban frecuentemente y les llevaban pequeños regalos.
Así se desenvolvía la vida de esta familia generosa que se dedicaba
únicamente a servir aliviando las necesidades de aquellos seres.
Amados hermanos míos, he iniciado hoy nuestra humilde plática con
este corto relato para que hoy llegue a vuestro entendimiento la luz acer-
ca del servicio que permanentemente están prestando los seres de luz a
vuestro planeta.
Los seres de luz, los seres solares y los maestros ascendidos son la
familia de los que os hablaba en la narración que viven en el globo infini-
to en sus mansiones doradas y desde allí os sirven permanentemente.
Esta jerarquía de luz siempre está dándoos su riqueza que es su asisten-
cia, su guía y orientaciones y todo cuanto necesiteis tanto para vuestro
bienestar físico como espiritual.
Son la familia de amor que únicamente viven para servir a sus her-
manos enfermos de oscuridad espiritual dando, cuando lo pidais la luz
para que no tropeceis y caigais en abismos de ilusiones, donde no podais
salir. Esta jerarquía de luz permanentemente está lista y dispuesta para
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
El rosal
Hoy es un día para la reflexión, amados hermanos míos, os envuelvo
en mi amor y en mi bendición.
En esta bella mañana entramos tomados de las manos al sagrado
recinto del amor ubicado en vuestro corazón y allí con suma reverencia
nos inclinamos ante esta poderosa luz llenándoos de sus atributos divi-
nos y oramos algo así:
Padre nuestro fuente de manantial luz que refulges con tu intenso
amor en mí, te adoro y me postro ante ti con todo mi amor y vene-
ración, me envuelvo en tu divino amor y allí quiero permanecer
siempre, recibiendo de tu amor el consuelo que necesito para saciar
de esta manera la ansiedad por tu amor y tu presencia. Gracias
Padre.
Ahora amados míos entrad en el recinto sagrado de vuestra llama
triple y ubicaros como pequeñas llamas de luz en el centro y escuchad
bien.
En un rosal de silvestres rosas y flores se anidaban con su familia una
especie de aves cantoras que permanecían laborando en sus queha-
ceres, también vivían en este rosal de flores y rosas silvestres un
enjambre de abejas que laboriosamente, también trabajaban en el
proceso de la miel.
Todos los miembros de aquellas familias permanecían entretenidas
en sus diversos trabajos; entre ellos reinaba la armonía y el orden
perfecto en la distribución de los pequeños trabajos que compren-
dían la jornada. Estando en sus actividades cotidianas una de las
más pequeñas de las abejas, dentro de su jerarquía de especie, esta-
ba extrayendo el polen cuando la flor de habló así:
“Hermanita abeja, me siento feliz porque me haceis sentir útil y ne-
cesaria para la elaboración de vuestro trabajo y por ello muy con-
tenta trabajo fabricando mi polen, para cada mañana, poder ofre-
cértela con alegría y amor. Hoy deseo que bebas del dulzor que
para ti he preparado y que sea éste el fundamento para que lleveis
a todos, mi amor transformado en miel”.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
SEXTA PARTE
La verde pradera
En esta mañana de luz os saludo, y os envuelvo en mi amor eterna-
mente. Amados hermanos venid y escuchad mi sencilla plática la cual he
elaborado con mi pequeña luz de la verdad.
Recibid desde lo alto la luz de la verdad que os da el Espíritu Santo
Cósmico y de esta manera sea más entendible para vosotros esta peque-
ña verdad.
Amados, purificados con el resplandor divino desplazaos por la luz
de la verdad que mora en vuestro corazón y visualizaos en una
pradera de luz verde, donde toda ella canta a la verdad que se refle-
ja en sí. En esta verde pradera, las plantas manifiestan su verdad, las
flores manifiestan su verdad, los árboles manifiestan su verdad, las
aves manifiestan su verdad, los montes manifiestan su verdad, la
hierba manifiesta su verdad, el agua que en su cauce bordea la pra-
dera también manifiesta su verdad. El cielo despejado y azul mani-
fiesta su verdad, el Sol brillante y radiante también manifiesta su
verdad.
Y allí vosotros incursionando en esta verde pradera os vais impreg-
nando de este ambiente límpido y transparente. Avanzais con pie
firme y con el alma llena de paz y de júbilo. Ahora penetrais en el
interior de un robusto y alto árbol, entrais en el, allí comenzais a
andar a través de su sabia que os va llevando cual góndola que se
desplaza armoniosamente por un tranquilo río, así vais observando
detenidamente los tejidos internos que a vuestro paso veis de cerca,
además observais las células vegetales que en trabajo rítmico y cons-
tante permanecen desarrollando su actividad con sabiduría y per-
fección, os asombrais de la perfección cómo cada célula entrelaza
sus funciones con todas las demás y veis la armonía con que se en-
tretejen dichas funciones, seguís avanzando a lo largo del árbol y
vais a cada rama en cuyo interior observais la inteligencia que actúa
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
La diadema
Salve o hijos de la luz, mi amor os envuelve y os bendice. En este día
de luz resplandeciente y de infinito amor, os ruego que os dispongais
para que recibais mi humilde y sencilla plática que será mi pequeño aporte
a vuestra vida en el espíritu.
Amadísimos hermanos con alegría y amor hoy doy a cada uno de
vuestros corazones la diadema de doce estrellas que coronará y llenará
de gloria vuestra resplandeciente corazón; ahora que disponeis de la dia-
dema de las doce estrellas deseo que comprendais el significado de cada
una de las doce estrellas que la conforman. Tomad en vuestras manos la
primera estrella de color azul marino, esta estrella es la luz que os lleva a
la firmeza y fuerza interior y cada vez que deseeis fortaleceros, concen-
traos en esta estrella luz y os vigorizareis espiritualmente, cuando os sintais
débiles y flaqueeis en vuestros propósitos, recordad que en la diadema
hallareis la estrella de luz azul marino.
La segunda estrella es la estrella que con su radiación desarrollará en
vuestro corazón el amor divino es el rojo intenso que son su esplendor
consumirá todo aquello que no brote del divino amor, cuando experi-
menteis el desamor de vuestros hermanos mirad y fijais vuestra atención
en la estrella del amor para que revivais, vuestro divino amor, pues, será
la señal que estais dejando de amar y allí bajo la luz de la estrella, del
amor nuevamente, vuestro corazón se revitalizará y crecerá de nuevo la
luz del divino amor.
Cuando observeis la tercera estrella, hallareis allí la luz de la adora-
ción a la deidad, que encenderá en vosotros la luz dorada cristal, a través
de la cual todas las deidades descenderán a vuestro mundo, para recibir
vuestra adoración e irradiar vuestro hogar con su divina Presencia.
Con la cuarta estrella podreis hallar el consuelo que sentís cuando se
os da lo que pedís, es la estrella de la provisión espiritual, esta luz verde
esmeralda os dará, lo que necesiteis, al contemplarla fijando vuestra aten-
ción en ritmo permanente, podeis tomarla en vuestras manos y contem-
pladla fijamente y la provisión se dará en el momento justo.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El campo de concentración
Hoy es el gran día de la luz gracia que se reflejará en vuestras vidas y
mundo. Hijos amados, os envuelvo en la luz de la verdad y de la ilumina-
ción, que esta sencilla plática profundice en vuestra propia verdad.
Había una vez un campo de concentración militar, donde eran lle-
vados todos los seres que se consideraban rehenes de las fuerzas
triunfadoras, en este campo de concentración se desarrollaban acti-
vidades desastrosas, que hacían muy difícil la estadía de los seres,
que se hallaban en ese lugar. Los trabajos pesados y forzosos, au-
mentaban cada día más y el número de víctimas que morían por el
mal trato, la mala alimentación y agotamiento físico se incrementaba
cada vez más.
En estas circunstancias tan críticas y sin ninguna esperanza de mejo-
ramiento de las condiciones de vida de estos seres, pasaban la vida.
No se hicieron esperar las enfermedades y las epidemias, que tam-
bién contribuían a la disminución del número de rehenes.
Pero, cuando todas las esperanzas de liberación de esta forma de
vida se habían perdido, llegó la gran noticia de la derrota de los que
anteriormente habían triunfado; por consiguiente, la alegría volvió a
los corazones y con ella el retorno a casa, a la patria que los había
visto nacer.
Amadísimos corazones, reflexionad sobre esta brevísima narración
que encierra pequeñas verdades que se revelan en vuestra vida interior.
Si pensais bien, el mundo con sus aparentes atracciones os seducen y os
llevan a la destrucción de vuestro ser, al igual que en el campo de concen-
tración, llegais allí atraídos por la efímera y temporal felicidad que el mundo
os ofrece, el dinero fácil, el engaño, la envidia, la drogadicción, el abuso
del sexo, el alcoholismo, la extorsión, todo aquello que pensais debe traeros
la alegría y la felicidad y una vez que entrais en ello comienza para voso-
tros la experiencia de dolor y sufrimiento, de desasosiego e impotencia
para salir adelante. Os sentís perdidos sin esperanzas al igual que los
seres del campo de concentración militar; todo esto llevados por las ilu-
siones que os ofrece el mundo material, que en estos momentos es el
triunfador en vuestras vidas.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La fe iluminada
Hermanos en la fe iluminada les doy mi humilde protección y mi luz
de fe iluminada. En estos días en que vuestro planeta y sus moradores se
encuentran convulsionados por el gran cambio que se avecina, os ruego,
que me permitais daros estas directrices espirituales, para que podais
sosteneros de las sacudidas que os dará vuestro planeta y que os está
dando, y así podais superar vuestra crisis espiritual y la de vuestro planeta.
Todo cuanto hagais a partir de estos momentos por crear en vuestro
mundo, un mundo de paz, de amor, de perdón, de reconciliación, deten-
drá poco a poco las grandes sacudidas que están previstas para vuestro
globo. Por esta razón, es de vital importancia que inicieis desde hoy vues-
tro cambio interior, que todo aquello que venía dándose en vuestro cora-
zón, perturbando vuestra paz interior, sea hoy sacado a fuera y arrojado
de vuestra consciencia y de esta manera comenceis a resembrar la per-
fección y el amor en vuestro interior. El cambio de que os he hablado,
comienza en vuestro corazón, pues, así de esta manera lograreis también
el cambio de vuestro globo, atacado en este momento por tanta turbulen-
cia espiritual emanada desde vuestros corazones.
Hermanos carísimos, hoy os he dado mi fe iluminada y deseo que
comprendais el valor espiritual que ella contiene, pues, sin la fe ilumina-
da difícilmente lograríais un cambio radical interior. Por ello, hermanos,
sé que si acudís a mi pequeña ayuda, grandes logros internos alcanza-
riais, por lo tanto, hoy me pongo incondicionalmente a vuestro servicio,
para daros siempre que lo pidais mi luz, de la fe iluminada y que será el
báculo fuerte y poderoso que os llevará al cambio interior dejando atrás
todas vuestras limitaciones, que han hecho de vosotros, seres confundi-
dos, convulsionados e inseguros.
Tomad, hoy hermanos, mi humilde regalo de la fe iluminada que ella
os llevará a experimentar la perfección necesaria para el cambio y con
vosotros, el planeta Tierra, también lo experimentará, recordad la uni-
dad, por esta razón este humilde servidor estará siempre dispuesto y pre-
sente cuando me invoqueis.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El sismo
Amados hermanos en la luz, mi amor os envuelve y en este resplande-
ciente día será la luz que hollará vuestros pies. Hoy iniciamos nuestra
plática ubicados dentro de vuestra llama pura y perfecta que arde en
vuestros corazones y desde allí comenzais un cántico de alabanza al
creador.
Te alabo, ¡oh! Padre de amor, en la esencia de mi ser, porque es allí
donde soy uno contigo, tu hijo amado, te alabo y te glorifico Padre
Dios Creador, de todo lo que existe, por tu infinito amor, recibe mi
pequeña alabanza que es el cántico nuevo que entono en este día a
mi Padre quien amo por encima de todas las cosas y a quien hoy
honraré y bendeciré por siempre. Amén.
En un lugar donde únicamente pueden llegar seres de condiciones
únicas, debido a las condiciones atmosféricas, ambientales y físicas,
existía una población muy reducida en número, pero, muy admira-
da por el resto del mundo por sus condiciones de vida, que hacían
de ellos seres especiales, que aquellos quienes los conocían queda-
ban arrobados por tanta comprensión y ternura. Una vez estando
estos habitantes absorbidos en sus labores, se presentó en el lugar
un movimiento telúrico que alcanzó a ocasionar algunos daños ma-
teriales. Los habitantes serenos y tranquilos asumieron con respon-
sabilidad los daños causados y los repararon en la medida en que les
fue posible hacerlo. Después de esta pequeña calamidad, se reunie-
ron para dilucidar acerca de las causas de lo sucedido, no encontra-
ban razón alguna, aparentemente, pues, según el estudio que los
expertos hicieron del lugar no había motivo aparente que hubiera
ocasionado ese desequilibrio. Así, que buscando, investigando y ana-
lizando, después de hacer un minucioso examen de todos y cada
uno de sus moradores hallaron que uno de ellos había sentido en su
corazón, ese día, un sentimiento de orgullo, pues, había inducido a
un compañero de trabajo que se inclinara ante el cuando lo fuera a
saludar. Esta actitud generó una energía tan fuerte que logró que se
produjera el sismo que vivieron.
Llamaron al hermano que había generado ese trastorno en el lugar
y fue reprendido y aislado de la hermandad por un tiempo.
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L IBRO V
Amados míos esto que habeis leído con mucho interés, es una re-
flexión que debeis hacer cada momento que vivais, pues, sois vosotros
esos seres únicos, hijos únicos de Dios Padre y como tal, debeis expresarlo
continuamente con vuestros actos amorosos y comprensivos, que quie-
nes os traten sientan vuestra ternura, para que no seais autores de cata-
clismos internos en la vida espiritual de vuestros hermanos en la luz, como
sucedió con el ser de la narración.
Debeis recordad siempre que como hijos únicos del Dios Padre,
disponeis de todo el poder que el Padre Dios os ha dado y si lo usais de
manera egoísta, dañais y perjudicais a todo vuestro mundo. Por ello, os
digo, amados míos, que no seais de esos que con sus actos ocasionan
malestar a quienes os rodean, pues, se lo estariais haciendo a todo vues-
tro globo. Por esto debeis mediros antes de actuar y pensar y sentir bien
para que vuestros actos sean siempre de amor.
No olvideis que sois los ciudadanos únicos que habitáis en un lugar
especial, que es vuestro globo, por lo tanto ámalo con vuestros actos.
Que ésta sea la reflexión de hoy que este humilde servidor os invita a que
hagais.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
La estancia
Hermanos carísimos, reciban mi humilde luz de paz y de amor. En
este bello día preparaos para escuchar la sencilla plática que de lo alto
me ha sido permitido llevarla hacia vosotros.
En una estancia cómoda y dotada de confortables y ricos enseres
que resaltaban su confort y belleza, vivía una familia sencilla de co-
razón, aunque rodeada de riquezas y opulencia. En esta lujosa es-
tancia se realizaban semanalmente grandes encuentros y eventos
sociales donde se reunían los más opulentos del lugar.
En estos encuentros y eventos se intercambiaban conceptos, opi-
niones, puntos de vista respecto a los eventos que se desarrollaban
en ese momento, compartían alguna bebida y finalmente un peque-
ño ágape.
Cotidianamente resultaban de estos encuentros, nuevos planes para
la próxima reunión y así siempre se preparaba la actividad que se
realizaría la próxima semana.
Cada vez más aumentaban los participantes conocidos en los en-
cuentros y eventos, lo cual traía más opiniones y puntos de vista
para compartir. Se enriquecía con ello, las charlas y conversaciones
amenas lo cual daba un matiz de cordialidad y familiaridad.
Estando en uno de esos encuentros apareció entre ellos un nuevo
participante que los dejó perplejos por su rica vestidura y por su
porte elegante y distinguido, todos admirados y a la vez llenos de
curiosidad por saber quién era ese caballero, se acercaron a él y
comenzaron a hacerle preguntas con el fin de conocer su proceden-
cia; el elegante y apuesto caballero con una sonrisa de complacencia
respondía cortésmente sus preguntas. Entrada la noche y para fina-
lizar la reunión el apuesto y elegante caballero tomó un instrumento
musical de la orquesta que amenizaba el acto y comenzó a entonar
la siguiente canción:
“Hoy estoy aquí cantando en este lugar, con el corazón alegre y el
pensamiento feliz. Mañana en otro lugar llevaré también el son de
mi amor y a todos diré que aquí volveré, Yo soy el que canto el trino
del amor en todo lugar”.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El leñador y el bosque
Amados hermanos en la luz, en este bello día os saludo con amor y mi
luz se une a vuestra luz en esta pequeña plática que encierra una verdad
que deseo germine en vuestros corazones.
En Atlanta había, hace muchísimos años, un leñador que pasaba su
vida cortando los árboles de los espesos bosques para extraer la leña
y la madera que vendía a los pobladores de la ciudad más cercana,
lo cual le representaba a él los dineros para su sustento y el de su
familia. El leñador de Atlanta, por las noches cuando no podía dor-
mir, cavilaba sobre su situación acerca del oficio que desde joven
desempeñaba y aún en la edad madura, en que se encontraba,
continuaba realizando. También pensaba sobre lo que para él era la
materia prima de su trabajo, como eran los árboles, qué sería de él y
su familia sin los árboles que le proveían el sustento, y a la vez pen-
saba en cómo la Tierra le colaboraba dando cada vez más y más
árboles maderables que le habían permitido vivir de ellos. Estando
en estas reflexiones, se durmió y en su profundo sueño, vio cómo se
levantaba en el bosque, una hoguera que poco a poco consumía los
árboles y toda la vegetación, dejando arrasado el bosque en la de-
solación sin ningún vestigio de vida y vio como su familia se empo-
brecía padeciendo necesidades que no podían suplir. Sobresaltado
el leñador, de un salto salió de la cama y se dirigió al bosque, y sintió
un profundo alivio al ver el bosque verde en su espesura con sus
gigantescos árboles. Luego arrodillándose en medio de la vegeta-
ción lloró y dio gracias a Dios por todo cuanto le había dado.
Amados míos, así como al leñador, la madre Tierra le proveía su sus-
tento, a través de los árboles del bosque, de la misma manera vuestro
Padre Celestial os provee de todo cuanto necesitais, pues, Él es la verda-
dera fuente de provisión, no hay otra, aunque algunas veces llegueis a
pensar que esto no es así, ya sea, porque muchas veces recibís la provi-
sión necesaria de los seres que os rodean, de vuestro trabajo, como el
leñador, o de vuestros parientes y amigos, pero, en verdad que estos seres
solamente han sido los medios a través de los cuales Dios Padre os ha
hecho llegar la provisión que necesitais en el justo momento, para que su
hijo no sufra y tenga lo necesario para su subsistencia, pues, el amor de
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L IBRO V
Dios por sus hijos es eterno y por tanto en todas las circunstancias de
vuestra vida Él está presente y atento para consolaros.
Amados míos, cuando perdeis la fe en Dios Creador es como el in-
cendio que soñó, el leñador, todo en vuestro corazón es desolación y
tristeza, pero, al igual que el relato, Dios creador siempre está presente,
como le sucedió al leñador al ver el bosque en su verde espesor y gigan-
tescos árboles, de la misma manera, vuestro Padre Celestial siempre está
presente esperándoos para daros vuestra provisión.
Pensad siempre que vuestro Padre Celestial jamás os abandona sino
que sois vosotros quienes os apartais de Él, ya sea porque os impacien-
tais al creer que vuestra petición no ha sido escuchada y entonces perdeis
la fe y os olvidais de Dios Padre o porque os sumergís en el sueño de las
ilusiones que también os apartan de Él.
Amados míos, si hoy os habeis alejado de vuestro Padre creador,
retornad a Él y dadle gracias por estar siempre con vosotros para darse
en su eterno amor.
Recordad hermanos míos, que el bosque de la narración representa
al Buen Dios listo siempre para daros vuestro sustento físico y espiritual.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
SÉPTIMA PARTE
La ladera
Amados hermanos en la luz eterna, os doy mi amor y me fundo en el
amor de cada uno de vuestros corazones y deseo que esta plática de
amor encienda en vosotros el amor divino.
Hermanos, en esta soleada y tranquila mañana os vais a trasladar a
una inmensa y extensa ladera donde os sentais, después de haber
realizado una larga caminata y allí descansando sobre el verde pasto
os acostais con vuestra mirada al cielo y allí os extasiais y os dormís
apaciblemente, permitiendo que vuestro ser se relaje y se expanda
por todo el lugar, ahora os dirigís al ser regente de la ladera, quien
envuelto en su resplandeciente luz con todos los seres que allí mo-
ran os reciben con amorosa bienvenida, dándoos la entrada a sus
reinos de luz que yacen en el interior de la ladera. Allí os quedais
muy perplejos, por la belleza de estos reinos que jamás habiais visto
y que ahora están expuestos a vuestros ojos, estais maravillados del
encanto y la hermosura presente en ese lugar. Otros seres guardia-
nes de los reinos internos os guían llevándoos a todos los espacios
del reino, dándoos a conocer todas sus riquezas y todos los tesoros
acumulados por muchísimo tiempo.
Vais, avanzando cada vez más, y vais asombrándoos más y más al
ver la grandeza que allí se encierra y que nunca habiais pensado
que existieran realmente. Estos seres amorosos, guardianes del rei-
no, os invitan a continuar la inspección del lugar donde ellos han
vivido por siempre y hoy desean que vosotros participeis de su mo-
rada; vais avanzando lentamente, observando cada detalle que os
va llenando de regocijo y paz.
Terminado el recorrido os sentais en el lugar que más os agrada y
por sugerencia del ser guía, veis venir al ser regente que se ubica
muy cerca de vosotros, y os saluda así:
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Un día en la playa
Amados hermanos míos, hoy vierto sobre vosotros mis rayos de luz
oro amor y os envuelvo con mi humilde radiación de paz.
Paseando por la playa, un día de verano, observaba no solamente el
paisaje que a mi vista se alzaba, sino también el actuar de las innu-
merables familias y seres que allí se hallaban. Me llamó mucho la
atención dos seres, que complacidos y conversadores exponían sus
cuerpos al Sol para darle a su piel un color dorado que a su pensar,
se verían más bellos aún. Me detuve en estos seres y analizaba la
complacencia con que disfrutaban su exposición al Sol y lo alegre
de su conversación, pues, reían y hacían gestos que manifestaban
alegría y felicidad. Entre ambos se turnaban para untar en sus cuer-
pos los aceites que ayudaran a aligerar el proceso de doración de la
piel.
Cuando consideraron que habían tomado el Sol necesario para dorar
sus pieles, se retiraron del Sol, se sumergieron al agua y luego retor-
naron a sus lugares de alojamiento. Contentos y satisfechos por ha-
ber logrado broncear sus cuerpos, que al parecer los hacía más her-
mosos y atractivos.
Amados hermanos, de este momento en que me detuve a observar en
la playa a estos seres, pude considerar lo siguiente: Que la playa es el
sendero por donde los hijos de Dios transitan por la vida, acompañados
siempre por el gran Dios, que en mi observación la compararía con el Sol
de verano, radiante y resplandeciente, dando el calor de su amor para
todos sus hijos.
Que unos seres en el recorrido por la vida, no se percatan totalmente
de la presencia de este Sol amor, que baña constantemente sus existen-
cias y pasan a lo largo de la playa recibiendo el Sol amor sin prestarle
mayor atención.
Que sin embargo, también hay otros pocos seres, que buscan el Sol
amor, como los seres de mi observación, y se recrean y deleitan en El
hasta sentirse saciados y satisfechos de su Presencia y de su amor hasta
sentirse renovados y fuertes interiormente para traer a su entorno su atrac-
ción espiritual.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El plantío
Amados hermanos de mi corazón hoy les doy mi amor y mi luz para
que enciendan vuestro amor y luz por siempre.
En un rincón muy apartado de vuestro globo se desenvolvía la vida
misma, en un plantío lleno de árboles frutales de variadas especies.
En el silencio de la naturaleza, se ensanchaba día a día la vida en
cada uno de los árboles que trabajaban constantemente impulsados
por el principio vida en la elaboración de los procesos necesarios
para el desarrollo de cada ser que formaba el plantío. Con ahínco y
tenacidad crecían y se iba manifestando poco a poco la vida útil de
cada árbol, con la ayuda de los demás seres que habitaban el lugar,
el plantío fue aumentando y su follaje cada vez era más espeso y su
ramaje fuerte y grande, de un brillante verdor. El plantío que traba-
jaba incesantemente le llegó al fin la hora del florecimiento, lo cual
engalanó el lugar de exquisita aroma y belleza; su colorido atraía
insectos y pájaros, formándose de esta manera un concierto de cán-
ticos y sonidos.
Pasado el florecimiento la alegría fue mayor aún, pues, comenzaron
a brotar los frutos en cada árbol y la expectativa fue mayor y se
intensificaron los cuidados y la vigilancia del plantío por parte de los
dueños, y así pasaban los días en espera de la llegada del día de la
gran cosecha, la cual representaría riqueza y bienestar. Así, fue que
llegó el día deseado, se hizo la recolección y los productos fueran
llevados al mercado para ser vendidos y comprados por otros seres
que probablemente tomarían sus semillas para hacer otro plantío.
Amados míos, en el relato que acabais de escuchar deseo que anali-
ceis junto con este humilde servidor, ¿qué sería el plantío en vuestra vida?
Podrían ser vuestras obras o acciones, que en el silencio de vuestros pen-
samientos y sentimientos se van gestando poco a poco con los morado-
res que allí habitan, y cuando afloran a vuestra consciencia esparcen su
aroma sean agradables o no y son percibidas por los seres que os rodean
a quienes alegrarán o no y luego aparece el fruto que habreis sembrado
en el sentir de vuestros hermanos y entonces, recogereis la cosecha de
cada corazón, que unas veces os enriquecerán con el amor y la gratitud
de vuestros hermanos, o podrá ser lo contrario y estas acciones u obras
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO V
tros tiempos, son muy escasos los seres que visten ropajes de luz amor
para lucir a los demás. Hermanos, que hoy sea el día en que os cambieis
de vestidura, dejad a un lado aquellos vestidos que hasta hoy habeis
llevado puestos, tales como el desamor, el resentimiento, el odio, el ren-
cor, la envidia, los celos y todas aquellas bajas vibraciones que única-
mente la falta de amor puede dar y os coloqueis los vestidos de la luz
eterna del amor.
Recordad en cada momento que las circunstancias en vuestra vida lo
requieran, a los excursionistas del relato. Despertad, hoy al amor, ama-
dos míos y vestíos con su luz para que la irradieis en todos vuestros actos.
Haz que todos vean vuestros vestidos de amor.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
El hermano y el ruiseñor
En este esplendoroso día, os doy mi amor y mi luz envolvente.
Había una vez un ruiseñor que todas las mañanas se posaba a can-
tar en lo alto de un cerezo que bordeaba el contorno de la casa,
donde vivía un hermano solitario y aislado del mundo exterior. El
ruiseñor con su alegre canto despertaba al hermano diariamente
para iniciar sus labores diarias, era ya costumbre esperar el cántico
trinar para despertar al nuevo día lleno de actividades y alegría.
Estando el hermano, una vez profundamente dormido, fue arreba-
tado por sus guías guardianes y lo llevaron a un espléndido y con-
fortable lugar, donde el trinar de ruiseñores formaban una pieza
musical fascinadora que éste vibraba de emoción al escucharla y
estando en este éxtasis el ruiseñor mayor le habló así:
“Hermano mío a quien he acompañado por muchos años y a quien
de cerca he vigilado día tras día, os digo, que en todo ese tiempo en
el cual os he acompañado, me he sentido complacido por atender
mi llamado al nuevo día, cada mañana y de veros trabajar silencio-
samente, escuchando únicamente mi trinar. Hoy mi trinar se queda-
rá por siempre en vuestro corazón, pues, no volveré al cerezo a
cantar sino que lo haré en vuestro corazón”.
Después de estas palabras escuchadas por el hermano, se despertó y
asombrado vio que el ruiseñor no había ido al cerezo esa mañana.
Amados hermanos míos, este bello relato os debe llevar a que
descubrais y escucheis la voz interior que os habla permanentemente.
Que permitais en el silencio, al igual que el personaje del relato, escuchar
el canto del ruiseñor, que desde el cerezo de vuestra mente os ha estado
cantando, para que le permitais entrar y cantar desde dentro.
Amados míos, hoy os exhorto a que abrais vuestro corazón a la luz de
Dios y pueda cantar su amor a todas las criaturas; a que escucheis la voz
de Dios, cada día del nuevo amanecer y podais saber vuestra participa-
ción en el plan divino hoy; a que busqueis el silencio, pues, únicamente
allí podeis escuchar la voz de Dios, para que como el ruiseñor del relato,
Dios se sienta complacido por que habeis escuchado su voz y atendais
su llamado.
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L IBRO V
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Remembranzas
Amados hermanos, todos en este día vamos a ofrecer al Dios creador
nuestro cáliz de amor y entonemos desde nuestros corazones, los más
dulces cantos para ensalzar a Dios en su creación.
Hoy es el día de las remembranzas, por ello, vais a recordad algunos
episodios de vuestra vida en sus diferentes etapas de experiencias, hoy
traeréis a vuestra memoria aquellos recuerdos de infancia que os hicie-
ron felices y que aún cuentas a quienes os rodean, la dicha que experi-
mentasteis en esos momentos, y todo aquello que sentisteis que llenó vuestro
mundo de alegría y felicidad. También vais a recordar aquella experien-
cia en el colegio, cuando vuestros superiores alguna vez reconocieron
vuestros esfuerzos y os sentisteis halagados y contentos frente a vuestros
compañeros de clase. Y ahora vais a recordad, cuando entrasteis a la
juventud, aquellas experiencias que aún están grabados en vuestras me-
morias por el impacto feliz que recibisteis de ellas, y así, amados míos,
podriais traer a vuestra memoria muchísimos recuerdos que han alegra-
do vuestra existencia y que os han hecho muy feliz.
Hoy hermanos, he deseado que penseis que vuestro padre celestial
que os ha dado la vida y os ha creado con su amor y jamás ha querido
para sus hijos sufrimiento y dolor, por eso con esas remembranzas que
habeis hecho de vuestras experiencias que han traído dicha y felicidad a
vuestras vidas han sido señales muy tangibles y concretas del deseo de
vuestro Padre Celestial, que seais felices y que lo seais siempre.
Por esto amados míos, hoy deseo que reflexioneis acerca de aquellas
experiencias que trajeron a vuestra vida alegría y felicidad y penseis ¿qué
fue aquello que verdaderamente motivó ese estado de alegría y felicidad
en esos momentos? ¿De dónde procedió ese sentir alegre y feliz? Después
de estos sencillos interrogantes os pregunto ¿podeis nuevamente traer a
vuestro mundo la alegría y la felicidad en todas las experiencias de vues-
tra vida?
Si de vuestros corazones provienen la alegría y la felicidad ¿será posi-
ble que en este manantial de luz se dé únicamente en determinadas expe-
riencias y otras no?
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L IBRO V
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La paz sea con vosotros
E
n estos días de reflexión y meditación a lo largo de las plá-
ticas recibidas, os doy mi saludo de paz y deseo que estas
sencillas palabras lleguen a vuestros corazones, como han lle-
gado las sencillas verdades que mis hermanos ascendidos, han dado a
vuestras mentes y corazones de quienes han seguido abiertamente las
lecturas y prácticas diarias de cada plática.
Amados míos, me he reservado este espacio en este pequeño com-
pendio de verdades, para deciros que como vuestro hermano mayor que
SOY de ustedes deseo que os apresureis a tomar las riendas de vuestras
vidas, pues, ha llegado la hora del cambio, del cambio no solamente de
vuestro planeta, o lo que llamais el final de los tiempos, sino también el
cambio en cada corazón, pues, es la hora de decidir si deseais seguir
adelante para lograr la cruz de la victoria o quedaros en mitad del cami-
no cansados y sedientos.
Hermanos míos, ha llegado la hora del despertar espiritual, abrid los
ojos del alma y ved con ojos nuevos la realidad de vuestro ser; que
hoy, amados míos, caiga el velo que ha nublado vuestra visión interior y
os ha llevado a la confusión, a la incertidumbre, a la duda y hasta a la
incredulidad.
¡Despertad!, hoy deseo hablaros del Reino de los Cielos, el cual en mi
última encarnación os hablé tanto de ello y si bien pudisteis comprender,
el Reino de los cielos es un estado de consciencia donde el ser debe lle-
gar; es el estado de perfección, pues, si analizais las comparaciones que
se hacían con el Reino de los cielos todas concluían en perfección, es
decir, en todo aquello que llevará al ser a realizar comportamientos bue-
nos, sanos, justos y de amor.
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LIBRO VI
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LIBRO VI
dad que momento a momento se revela en vuestra vida, pero, que vues-
tra inconsciencia no permite ver.
Despertad amados míos, y venid conmigo que os estoy esperando
con los brazos abiertos, venid a Mí ¡oh! ¡puertas abiertas! para que sintais
cuanto os amo.
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M
is amados hermanos en la luz, os traigo en este día un
ramillete de flores que he fabricado para vosotros y para
que las guardeis en vuestros corazones y las coloqueis
en el altar de vuestra poderosa presencia YO SOY.
Es muy placentero para mí tener estudiantes consagrados como vo-
sotros, pues, el haber llegado a esta parte de la lectura y práctica reflexiva
de estas bellas páginas, me han señalado vuestra dedicación y atención
a estas sencillas enseñanzas que han fortalecido vuestra vida espiritual.
En mis anteriores enseñanzas, os he dado una serie de decretos para
que en cada situación determinada las useis y así os podais dar cuenta
del Poder que teneis dentro de vosotros y de esta manera lo pongais a
actuar cuando lo necesiteis. Pero, es importante que los estudieis, los
aprendais y así, de este modo los podais aplicar en vuestra vida; aquellos
que los han comprobado habrán visto los poderosos resultados.
Mis humildes orientaciones y asistencia siempre se han enfocado a
llevaros una pequeña luz en vuestra vida, para que creais realmente lo
que sois y creais que también vosotros podeis lograr la ascensión, como
innumerables seres lo han hecho y en la Tierra no han tenido conoci-
miento de ello. Siempre, amados míos, os he dado las herramientas para
que trabajeis en los asuntos espirituales y logreis los ascensos poco a
poco, de acuerdo a vuestro propio ritmo, hasta que llegueis a la ascen-
sión. Se han escrito muchos libros donde la guía y la orientación al res-
pecto ha sido abundante.
Vosotros, amados míos, que estais aún en las octavas no ascendidas,
teneis como mayor preocupación, el dinero, mas, personalmente os he
dado decretos para que lo traigais a la manifestación, únicamente debeis
practicar con ritmo constante.
MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
Los decretos que os he dado son palabras de gran poder que debeis
utilizar con frecuencia en forma repetitiva comprendiendo cada una de
ellas, hasta traerlas a la manifestación. Voy a daros unos nuevos decretos
para que los afirmeis con ritmo constante y de esta manera os convenzais,
primero, que teneis el poder de precipitar lo que deseeis y segundo, si
escaseais es resultado de vuestro propio poder.
Decretos
En esta soleada mañana con el Sol de mi luz os envuelvo y os digo
que YO SOY EN VOSOTROS COMO VOSOTROS SOIS EN MÍ.
Deseo, amados estudiantes de la luz, que memoricéis estos sencillos
decretos que darán a vuestra vida el verdadero sentido de ella.
– YO SOY LA LUZ ILUMINADA ACTUANDO SIEMPRE EN TODO.
– YO SOY EL SILENCIO PRESENTE LLEVANDO MI VOZ VIBRANTE EN
TODO.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO VII
El poder precipitador
En este día primaveral os saludo y me inclino ante vuestra luz. Her-
manos, cuando deseeis podeis traer a vuestra memoria uno de los decre-
tos que os he dado, aplicadlo a cualquier condición que os esté inquie-
tando o incomodando, para que manifieste el equilibrio y la perfección,
pues, se os ha dicho que teneis todo el poder de manifestar en el mundo
material lo que deseeis.
Ahora deseo que comprendais que este poder es ilimitado y está siem-
pre latente en vuestros corazones, de manera, que no podeis decir que no
lo vais a usar, pues éste actúa permanentemente en vuestras vidas. Lo
que estais viviendo hoy es el resultado de vuestro poder en acción, es
aquello que habeis pensado y sentido trayendo a la forma vuestro deseo.
Meditad, amados míos y observad como habeis traído al mundo de
las formas cuanto os rodea y os convencereis que habeis sido vosotros
con vuestro poder interior quienes lo habeis precipitado, entonces, pen-
sad en aquellas circunstancias que os han traído malestar y molestias y,
juzgasteis que por ésta o aquella razón os aconteció y comprendereis
hoy, de dónde procedieron.
Todo esto, amados hermanos, os debe llevar a la reflexión y comenceis
a invertir vuestro sistema de pensamiento y sentimientos y de esta mane-
ra podais precipitar un mundo de amor y paz. En cada momento de
vuestra vida, estais poniendo en acción este gran poder precipitador que
está en cada latido de vuestros corazones. Por lo tanto, estad alerta para
que este poder lo utiliceis bien, para vosotros como para con vuestros
hermanos en espíritu.
Observad por unos momentos todo cuanto os rodea y reconoced que
esto es lo que habeis precipitado. Con esto os digo que no culpeis nadie
de cuanto os acontece y sucede, pues, el poder precipitador está dentro
de cada uno de vosotros. Que hoy, amados hermanos, mediteis esta sen-
cilla verdad, pero, que al mismo tiempo debeis prestar vuestra vigilante
atención y podais llevar a vuestro mundo todo lo bueno que el Padre
Creador desea para vosotros. No continueis precipitando más limitacio-
nes con vuestro cuerpo mental, comenzad el cambio ahora.
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El poder liberador
En mi luz y mi amor os envuelvo, hermanos, a través de estas sencillas
pláticas que los maestros ascendidos os han dado en estas páginas, habeis
recordado la Presencia de Dios Trino en vosotros, la presencia de la trini-
dad Padre, Hijo y Espíritu Santo en vuestros corazones representados en
el fuego sagrado de la llama tripartita simbolizando el amor, la luz y el
poder que mora en vosotros.
En estas pláticas me he dedicado a explicaros con profunda humil-
dad, la Presencia Poderosa que poneis a actuar incesantemente en vues-
tras vidas con vuestro Poder interior, que es el verdadero Poder, Eterno,
Poderoso e invencible.
Hoy quiero hablaros de vuestro poder liberador que yace y actúa
cuando decidís ponerlo en acción. Este poder liberador lo empleais con
el simple hecho de tener conocimiento de la llama violeta, porque por
medio de la llama violeta podeis liberar toda situación o toda acción
humana inarmónica en vuestro mundo. Con esto os digo, que con el uso
frecuente de la llama violeta podeis prestar un valioso servicio a la huma-
nidad liberándola de toda atadura.
Amados hermanos estudiantes de la luz, hoy deseo que aprendais a
usar la llama violeta, pues, aún son pocos quienes conocen y usan esta
alquimia divina. Se os han dado muchos decretos para poner en acción
la llama violeta y de esta manera libereis energías a vuestro paso, mas,
sin embargo, hoy os doy uno más para que lo utiliceis en la liberación de
energías que están perturbando vuestra paz o la de vuestros hermanos
“YO SOY LA PODEROSA Y LIBERADORA LLAMA VIOLETA QUE LIBERA A
ESTE SER O CONDICIÓN DE ESTA SITUACIÓN”.
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MAESTROS ASCENDIDOS PLATICAN A LA H UMANIDAD I
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L IBRO VII
El poder de la invocación
YO SOY, YO SOY, YO SOY, quien os impulsa a la invocación. Amados
hermanos estudiantes de la luz, me inclino ante vuestra poderosa presen-
cia YO SOY y con profunda humildad os hablaré del poder de invocación
que teneis en vuestros corazones. Algunas veces en vuestras oraciones y
plegarias invocais al Dios Padre Madre o algún ser de luz de quien seais
devotos y le implorais que os conceda éste o aquel favor que en ese mo-
mento esteis necesitando y observais al poco tiempo el “milagro” realiza-
do y dais gracias a este ser de luz por la gracia que os concedió.
Esto lo habeis experimentado en muchas ocasiones a lo largo de vuestra
vida. Hoy, amados míos, deseo daros una nueva luz a vuestras conscien-
cias acerca del uso del poder de la invocación. Generalmente, cuando
invocais la ayuda o la asistencia de algún ser de luz, vuestro corazón está
lleno de fe y de esperanza que lo que necesitais os será concedido, esa
energía divina que en esos momentos estais sintiendo, acompañada de
la invocación, trae a la manifestación lo que habeis perdido. Por esta
razón es de suma importancia que practiqueis la invocación con ritmo
constante, que unida a vuestro deseo se precipitará en el mundo de las
formas.
La invocación hecha conscientemente es de gran poder y ese poder
que os pertenece a cada uno de vosotros lo estais utilizando sin daros
cuenta, pues, en muchas oportunidades haceis invocaciones, que ya no
son plegarias, sino tal vez llevados por la ira, traen a vuestras vidas des-
equilibrio y descalabros. Estad alerta, estudiante de la luz, en las
invocaciones que haceis, pues, debeis recordar que también es un poder
del que el Padre Creador os ha dado como herencia divina.
Cuando invocais en el nombre de vuestra Poderosa Presencia YO
SOY, estais poniendo en acción este gran poder, de esto no os debe que-
dar la menor duda, por esto, amados míos, deseo que toda invocación
que hagais, sea con la convicción que sois vosotros mismos quienes es-
tais poniendo en movimiento el poder de invocación, por ello, hoy os
invito a que toda invocación sea hecha con sumo cuidado y consciente
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ÍNDICE GENERAL
LIBRO I .................................................................................. 7
Primera Parte. Plegarias y Alabanzas al Padre Nuestro ................... 9
Segunda Parte. Plegarias del Hijo ................................................... 20
Plegaria de confusión y desorientación ..................................... 20
Plegaria de retorno a la casa del Padre ...................................... 21
Plegaria de glorificación por estar en la casa del Padre .............. 21
Tercera Parte. Plegarias al Espíritu Santo ........................................ 22
Gracias al Espíritu Santo ........................................................... 22
El Espíritu Santo vive en mí ...................................................... 23
Yo Soy Espíritu Divino .............................................................. 23
LIBRO II ................................................................................. 25
Introducción .................................................................................. 27
Primera Parte ................................................................................. 28
De la vida .................................................................................. 28
Segunda Parte ................................................................................ 36
Del amor ................................................................................... 36
De la verdad ............................................................................. 39
De la paz ................................................................................... 42
Del perdón ................................................................................ 45
De la castidad ............................................................................ 48
De la piedad ............................................................................. 50
Tercera Parte .................................................................................. 52
Convivencia fraterna ................................................................. 52
De la luz .................................................................................... 54
355
Despertar espiritualmente .......................................................... 56
La sabiduría .............................................................................. 57
El amor al prójimo .................................................................... 59
La oración ................................................................................. 61
La meditación ........................................................................... 63
Cuarta Parte ................................................................................... 65
De la soledad espiritual ............................................................. 65
No deseeis para vuestros hermanos lo que no deseais para
vosotros .................................................................................... 67
De la prosperidad espiritual ...................................................... 69
De la humildad ......................................................................... 72
De la felicidad ........................................................................... 74
De la devoción .......................................................................... 76
Del regocijo interior ................................................................... 78
Quinta Parte ................................................................................... 80
Práctica espiritual I .................................................................... 80
Práctica espiritual II ................................................................... 80
Práctica espiritual III .................................................................. 81
Práctica espiritual IV .................................................................. 81
La presencia del Padre Creador ................................................ 83
El cuerpo físico .......................................................................... 85
Hablar con Dios ........................................................................ 86
Sexta Parte ..................................................................................... 87
De las religiones ........................................................................ 87
Séptima Parte ................................................................................. 89
De los convenios espirituales ..................................................... 89
356
La vejez ..................................................................................... 107
La luz eterna ............................................................................. 109
La familia del bosque ................................................................ 111
Quinta Parte ................................................................................... 113
Signos y símbolos ...................................................................... 113
Sexta Parte ..................................................................................... 117
Sol radiante .............................................................................. 117
Semillas de pensamiento y sentimiento ..................................... 120
El devenir de las edades ............................................................ 122
La vida misma ........................................................................... 125
Séptima Parte ................................................................................. 128
El tren de los siete vagones ....................................................... 128
El lago y el visitante ................................................................... 131
La Madre Tierra ........................................................................ 134
357
Sexta Parte ..................................................................................... 182
La sirena y el pescador .............................................................. 182
La rosa y el anillo ...................................................................... 184
El lago y la barca ...................................................................... 186
Las clases sociales ...................................................................... 188
El crudo invierno ...................................................................... 191
El recorrido en la playa ............................................................. 194
Un lugar perdido ...................................................................... 196
Séptima Parte ................................................................................. 198
La fuente proveedora ............................................................... 198
Reliquias y antigüedades ........................................................... 200
Una historia de amor ................................................................ 203
Los maestros hablan ................................................................. 206
La luz eterna ............................................................................. 208
La estrella y el Sol ..................................................................... 210
La jornada matutina .................................................................. 212
La ardilla y la garza ................................................................... 214
358
La paloma rosa ......................................................................... 260
Reflexiones acerca de la oración ............................................... 262
Los súbditos del Rey ................................................................. 265
Cuarta Parte ................................................................................... 267
El príncipe pescador .................................................................. 267
El velero .................................................................................... 269
El Paraíso .................................................................................. 271
El escritor .................................................................................. 273
La vieja casona .......................................................................... 275
La bella pradera ........................................................................ 277
El recinto y la aldea ................................................................... 279
Quinta Parte ................................................................................... 281
Macrocosmos y microcosmos .................................................... 281
La Santísima Trinidad ................................................................ 283
Los seres especiales ................................................................... 285
Un bello y tierno niño ............................................................... 287
Las moradas luz ........................................................................ 289
La familia de luz ........................................................................ 291
El rosal ...................................................................................... 293
Sexta Parte ..................................................................................... 295
La verde pradera ...................................................................... 295
La diadema ............................................................................... 297
El campo de concentración ....................................................... 300
La fe iluminada ......................................................................... 302
El sismo ..................................................................................... 304
La estancia ................................................................................ 306
El leñador y el bosque .............................................................. 308
Séptima Parte ................................................................................. 310
La ladera ................................................................................... 310
Un día en la playa ..................................................................... 312
El plantío .................................................................................. 314
Una nueva civilización ............................................................... 316
El portal y los excursionistas ...................................................... 318
El hermano y el ruiseñor ........................................................... 320
Remembranzas ......................................................................... 322
359
YO SOY la luz del mundo ............................................................... 331
YO SOY la puerta abierta que ningún hombre puede cerrar .......... 332
YO SOY el camino, la verdad y la vida ........................................... 334
Toma tu cruz y sígueme .................................................................. 336
No es lo que entra por la boca lo que contamina sino
lo que sale, pues, del corazón procede .......................................... 337
360
COLECCIÓN SOLAR
MEDICINA ALTERNATIVA
TÍTULO AUTOR
100 PLANTAS MEDICINALES WANDER
AIKIDO CURSO BÁSICO WAGNER
CIENCIA DE LA SALUD RAMACHARAKA
CURAS DE URGENCIA WANDER
EMBARAZOYNACIMIENTO LEINGTH
ENFERMEDADES DE LA MUJER CALDUCH
FALUN GONG HONGZHI
FISICOCULTURISMO MATHUSCOOK
GUARDIÁN DE LA SALUD SWARTOUTH
GUÍA PRÁCTICA DE PRIMEROS AUXILIOS CAPO
IRIS DE TUS OJOS REVELA TU SALUD LEZAETA
LASFRUTAS WANDER
LIBRO DE LAS DIETAS ATKING
LIMÓN, EL AJO Y LA CEBOLLA CAPO
MANUAL DE URINOTERAPIA ATOM INQUE
MANUALESOTÉRICO BLANCO
MASAJE ZONAL EN LOS PIES EREDE
MEDICINAS SAGRADAS BRELET
PLANTAS MEDICINALES WANDER
REIKI, SANACIÓN DEL MILENIO VELÁZQUEZ
SALUD DEL NIÑO COL. FAMILIAR
TRATADO DE MEDICINAOCULTA SAMAEL
VISIÓN DE SALUD JENSEN
YOGUI CIENCIA HINDÚ DE LA RESPIRACIÓN RAMACHARAKA
ZÁBILA GUZMÁN
ASTROLOGÍA Y MÉTODOS
DE INDAGACIÓN
TÍTULO AUTOR
ARQUEÓMETRO ALVEYDRE
ASTROLOGÍACEREMONIAL T. III FORERO
BREVARIO DETU ZODIACO INTERNO SAMAEL
361
CIENTO SETENTAHORAS CON LOS EXTRATERRESTRES VITKONOVI
CLAVE MAYOR DELREYSALOMÓN GREGOR
GALAXIA X-9 VITKONOVI
GENIALIDAD DE LA ASTROLOGÍA BLUGNER
GUÍA FÁCIL DEL FENG SHUI KOPPEL
GUÍA FÁCIL DEL FENG SHUI PARA NEGOCIOS KOPPEL
I CHING CÓMO CONSULTAR DOUGLAS
I CHING EL LIBRO DE LAS MUTACIONES WILHEM
LIBRO DELTAROT QUEROL
TAROTANGÉLICO ELYAZAY
TAROTEGIPCIO EGIPCIOS
TAROTDE LAS GALAXIAS ELYAZAY
TAROT DE LAS HADAS ELYAZAY
TAROTDE MARSELLA ANÓNIMO
TAROTDE SAINTGERMAIN SAINTGERMAIN
TAROTI CHING HOLITZKA
TAROTRIDERWAITE ANÓNIMO
PARASICOLOGÍAYPODERES EXTRASENSORIALES VLENTE
PODER DE LOS CRISTALES RIVAS
SAGA DE LOS MAHAS NUMA PERSEU
TRATADO DE QUIROLOGÍAPRÁCTICA SOLAR
AUTOAYUDA Y SUPERACIÓN
TÍTULO AUTOR
A LOS PIES DEL MAESTRO KRISHNAMURTI
ADIVINACIÓN Y TRASMISIÓN DEL PENSAMIENTO ANÓNIMO
ARTE DE LAGUERRA SUNTZU
ARTE DE SER UNO MISMO LEVI
BRUJOSHABLAN BAINES
CIENCIA DEL AMOR BAINES
CIENCIA DEL SER Y ELARTE DE VIVIR MAHARISHI
CÓMO ADQUIRIR UNA SUPER MEMORIA LORAINE
CÓMO DISCIPLINARYAUMENTAR TU MEMORIA LEONARDO
¿CÓMO ES LA MOVIDA CHUECA? BRENSON
CÓMO SUPRIMIR LAS PREOCUPACIONES CARNEGIE
DEFIENDE TUS ENERGÍAS MARDEN
EJERCICIOS PARADESARROLLAR FACULTADESEXTRASENSORIALES BENAVIDES
HOMBRE ESTELAR BAINES
ILUSIONISMO ANÓNIMO
LLAVE DE LAVIDAY EL ÉXITO TORRES
LUZ, PODER Y SABIDURÍA BENNER
MIRADA INTERNA SILO
MORAL PARAEL SIGLO XXI BAINES
362
PENSAMIENTO Y SU PODER SIVANANDA
PERFECCIONAMIENTO DE SÍ MISMO WOOD
PODER DEL PENSAMIENTO MARDEN
PODER DEL PENSAMIENTO HAMBLIN
PODER ESTÁ EN TI ADOUM
PSICOLOGÍA DE LA POSIBLE EVOLUCIÓN DEL HOMBRE OUSPENSKY
REGRESO DEL INFIERNO TRUJILLO
REINO DE LO NUESTRO BRENSON
SIEMPRE ADELANTE MARDEN
SU PASAPORTEALÉXITO CLARK
TÉCNICASEXUALADULTA BAUMER
VUELO DEL ÁGUILA KRISHNAMURTI
ESOTERISMO Y METAFÍSICA
TÍTULO AUTOR
A LOS QUE LLORAN LAMUERTE DE UN SER
QUERIDO LEADBEATER
ACLARACIÓNALADOCTRINASECRETA BLAVATSKI
AMOR Y PODER O SEXUALIDAD EN LAPAREJA CARULLA
ARPAS ETERNAS TOMO I LUQUE
ARPAS ETERNAS TOMO II LUQUE
ARPAS ETERNAS TOMO III LUQUE
ARPAS ETERNAS TOMO IV, cumbres y llanuras LUQUE
ARPAS ETERNAS TOMO V, cumbres y llanuras LUQUE
ARTE DE HACER ELAMOR ANÓNIMO
AURA HUMANA KUTHUMI
ASCENSO DEL DR. JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ DÍAZ
AUTOBIOGRAFÍA DE UN YOGUI YOGANANDA
BHAGAVAD GITA APÓCRIFO
CIENCIADE LAMEDITACIÓN SARAYDARIAN
CIENCIA DEL AURA OUSELEY
CINTURÓNFOTÓNICO ARROYO
CÓMO CONVERSAR CON DIOS YOGANANDA
CONCEPTO ROSA CRUZ DEL COSMOS MAX HEINDEL
CONCIENCIA INTERNA ATKINSON
CORAZÓN DE LA CONCIENCIA DIVINA CELTIN
CORDÓN DE PLATA RAMPA
CORONAMÍSTICA VARIOS
CUARTOCAMINO ORIÓN - OM
DIOSESATÓMICOS HORUS
DISCURSOS DEL YO SOY SAINTGERMAIN
DRAMÁTICAS PROFECÍAS DE LA GRAN PIRÁMIDE BENAVIDES
ENCUENTRO CON HOMBRES NOTABLES GURDJIEFF
363
ENERGÍA CREADORA SIEGMEISTER
ESDRASRASIT MEJIA
ESTUDIOS SOBRE ALQUIMIA VOL. I SAINTGERMAIN
ESTUDIOS SOBRE ALQUIMIA VOL. II SAINTGERMAIN
EVANGELIO DEACUARIO DE JESÚS EL CRISTO LEVI
EVANGELIO DELTAO TE CHING
EVANGELIOSAPÓCRIFOS (DOSTOMOS) ANÓNIMO
FALUN GONG LI HONGZHI
GHERANDASAMHITA ANÓNIMO
GRANDES INICIADOS SCHURE
HACIA MI MÁGICA PRESENCIA SAINTGERMAIN
HOMOSEXUALIDAD Y EL KARMA YAZAY
IMITACIÓNDECRISTO KEMPIS
INCERTIDUMBRESHUMANAS SARMIENTO
INICIACIÓN ALFONSO
INICIACIONES SECRETAS DE JESÚS SCHURE
INTRODUCCIÓN A LA GNOSIS SAMAEL
KYBALIÓN TRES INICIADOS
LABORATORIO DELALMA FRÍAS
LECCIONES ACERCA DE LA VERDAD KADY
LECTURADELTABACOY LACENIZA AKSAKOW
LIBRITO AZUL DEL ARCÁNGEL MIGUEL LADY NADA
LIBRITO AZUL DEL ESPÍRITU SANTO LADY NADA
LIBRO DE CEREMONIA T. I SAINTGERMAIN
LIBRO DE CEREMONIA T. II SAINTGERMAIN
LIBRO DE HENOCH ANÓNIMO
LIBRO DE LALLAMAVIOLETA SAINTGERMAIN
LIBRO DE LOS DECRETOS DIAZ
LIBRO DE LOS SÍMBOLOS KOCH
LIBRO DE ORACIÓN SILENCIOSA FILLMORE
LIBRO DE ORO SAINTGERMAIN
LIBRO MAGNO DE SAN CIPRIANO ANÓNIMO
LIBRO SIN TÍTULO DE UN AUTOR SIN NOMBRE ADOUM
LIBROTIBETANO DE LOS MUERTOS BENNER
LIBROS DE HERMES TRISMEGISTO TRISMEGISTO
LOS 12 TRABAJOS DE HÉRCULES BAYLE
MAESTROS Y EL SENDERO LEADBEATER
MAGIA DE LA PALABRA PASCUAL
MAGIA SEXUAL PREINCAICA LEAL
MÁGICO Y MISTERIOS LENGUAJE DE LOS SUEÑOS C.D FRISCH
MANTO AMARILLO RAMPA
MARÍAROSAMÍSTICA WHITE
MATRIMONIOPERFECTO SAMAEL
MÉDICO DEL TÍBET RAMPA
MEDITACIÓN EN LALUZ SAI BABA
364
MEDITACIÓNMÉTODOYPRÁCTICA VARIOS
MEDITACIONES DIARIAS PRINTZ
MEDITACIONES METAFÍSICAS DESCARTES
MEDITACIONES PARALA ERA DE LA LUZ WHITE
METAFÍSICAPREYPOST DEL UNIVERSO HERNÁNDEZ
METAFÍSICA T. I SAINTGERMAIN
METAFÍSICA T. II SAINTGERMAIN
METAFÍSICAYARMONÍA WHITE
MI PREPARACIÓN PARAGANÍMEDES IBRAHIM
MI VIDA CON EL LAMA RAMPA
MISTERIO DEL ÍDOLO DE ORO IBRAHIM
MOISÉS, EL VIDENTE DEL SINAÍ LUQUE
MÚSICA PARAEL CUERPO, SENSOTERAPIA RAMÍREZ
NAVES DE CRISTO, LAPROFECÍA BEDOYA
NUESTRAS FUERZAS OCULTAS LEADBEATER
OCULTISMOPRÁCTICO FORTUNE
ORACIONES PODEROSAS LADY NADA
ORARÁSAL PADREASÍ ANÓNIMO
PALABRA DE DIOS SAINTGERMAIN
PARACOMPRENDER LAMUERTE LADY LAZO
PLEGARIAS DEL ARCÁNGEL MIGUEL LAZO
PODER DE LA FE EN LA ORACIÓN BARRIOS
PODER MARAVILLOSO DE LAS MANOS LADY LAZO
PRÁCTICA DE LAS LLAMAS SAINTGERMAIN
PROFECÍAS DE LOS MAYAS GALÁCTICOS GALLEGO
PROFECÍAS SOBRE EL KARMA DE LA TIERRA SAINTGERMAIN
PROFETADE LA EDAD DE HIERRO WAGNER
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA JUNG
REENCARNACIÓN O LA LEY DEL KARMA ATKINSON
RELATOS DE BELCEBUA SU NIETO (2 TOMOS) GURDJIEFF
RELIGIÓN PSÍQUICA DOYLE
RUNAS, ELPORTAL MÁGICO JUNCAL
SABIDURÍA DE LAS EDADES KUTHUMI
SANTACRUZ DE CARAVACA ANÓNIMO
SANTERÍA YORUBA BLANCO
SANTÍSIMATRINOSOFÍA SAINTGERMAIN
SECRETO DE LA FLOR DE ORO EDIC. OJEDA
SECRETO DE LOS SALMOS SELTO
SECRETOS DEALTAMAGIA YAZAY
SÉPTIMORAYO SAINTGERMAIN
SERMÓN DEL MONTE EMMETFOX
SEXO BAYLE
SEXO OSHO
SIDDARTHA HESSE
SIETE LEYES ESOTÉRICAS WHITE
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SIGNIFICADO ESOTÉRICO DELPENTAGRAMA SAMAEL
TABLAS ESMERALDA TRISMEGISTRO
TAOTE KING LAOTZU
TEAMO MIRANDA
TERCEROJO RAMPA
TESORO ESPIRITUAL SIVANANDA
TESOROS DEL CIELO SAINTGERMAIN
TESTAMENTO RAMPA
TIERRAPLANETAPRISIÓN SUCKRA
TODOS SOMOS UNO RAMÍREZ
ULISES JOYCE
UN CURSO DE MILAGROS INNER PEACE
URANTIA FUND. URANTIA
USTED Y LA ETERNIDAD RAMPA
VIAJANDO HACIA LA LUZ PALACIOS
VIDA IMPERSONAL BENNER
VISUALIZACIÓN CON ÁNGELES ORTEGA
VOZ DELDESIERTO VIVEKA
YO SOY J. ADOUM
YO SOY EL CAMINO SAINTGERMAIN
YO SOY LA MÁGICA PRESENCIA SAINTGERMAIN
YO SOY LA PUERTAABIERTAAL INFINITO OSHO
YO VISITÉ GANÍMEDES IBRAHIM
REVISIONISMO HISTÓRICO
TÍTULO AUTOR
150 GENIOS OPINAN SOBRE LOS JUDÍOS RECOPILACIÓN
ABSOLUCIÓN PARAHITLER HONSIK
ADOLFO HITLER GOEBELS
ADOLF HITLER ELÚLTIMOAVATARA SERRANO
ADOLFO HITLER GENIAL ARQUITECTO DEN LINDEN
CONTRA LA USURA SERRANO
CONVERSACIONES ENTRE HITLER Y YO LENIN
CONVERSACIONES SOBRE LAGUERRAY LAPAZ T. I ADOLFO HITLER
CONVERSACIONES SOBRE LAGUERRAY LAPAZ T. II ADOLFO HITLER
CORDÓNDORADO SERRANO
ELANTICRISTO NIETZSCHE
ENCUENTROS CERCANOS CON JEHOVÁ FIERRO
¡GOD SAVEAMERICA! VALENZUELA
GOOD MORNING CALÍGULA VALENZUELA
HIJO DEL VIUDO SERRANO
HITLER PARAMILAÑOS DE” GRELLE
HITLER Y SUS FILÓSOFOS EDIC. OJEDA
366
INFORME LEUCHTER LEUCHTER
JUDÍO INTERNACIONAL FORD
LA OTRA CARA DEL CHE M.BRAVO
MANÚ SERRANO
MEMORIAS DE ÉLYYO T. I SERRANO
MEMORIAS DE ÉLYYO T. II SERRANO
MEMORIAS DE ÉLYYO T. III SERRANO
MEMORIAS DE ÉLYYO T. IV SERRANO
MI LUCHANUEVAEDICIÓN HITLER
MI LUCHA PEQUEÑO HITLER
NACIONAL SOCIALISMO ANÓNIMO
NADIE SEATREVEALLAMARLE CONSPIRACIÓN ALLEN
OPUS JUDEI ESCRIBA
OVNIS DE HITLER SERRANO
PEORES ENEMIGOS DE NUESTROS PUEBLOS BOYER
PROLONGADA GUERRA VALENZUELA
PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN JOUIN
REALIDADES DEL III REICH HANS KEHRL
RECUERDOS Y REFLEXIONES SAVITRIDEVI
RESURRECCIÓN DEL HÉROE SERRANO
RUDOLF HESSE, LUGARTENIENTE DE HITLER J.MOTA
SUMERIA, CUNA DE LA CIVILIZACIÓN J.JFIERRO
TALMUDDESENMASCARADO PRANAITES
ÚLTIMOANATEMA ITALICUS
UN DIÁLOGO ENTRE HITLER Y YO ECKART
VENDA SOBRE LOS OJOS J.J. FIERRO
POSTERS
TÍTULO AUTOR
LÁMINA DE GANESHA SOLAR
LÁMINA DE JESÚS SOLAR
LÁMINA ÁRBOL DE LA VIDA SOLAR
LÁMINA DEL ARCÁNGEL MIGUEL SOLAR
LÁMINA DEL YO SOY SOLAR
LÁMINA DEL DIAGRAMA DE ACUPUNTURA SOLAR
LÁMINA GUÍA FÁCIL DEL FENG SHUI SOLAR
LÁMINA KUNDALINI Y LOS CHAKRAS SOLAR
LÁMINAKUTHUMI SOLAR
LÁMINAMORYA SOLAR
LÁMINA IRIDIOLÓGICA SOLAR
LÁMINAOCTAGRAMA(BAGUAS) SOLAR
LÁMINADELPENTAGRAMAEXPLICATIVO SOLAR
LÁMINA DE REFLEXOLOGÍA SOLAR
367
LÁMINA DE SAINT GERMAIN SOLAR
LÁMINASANATKUMARA SOLAR
LÁMINAVENUS SOLAR
NARRATIVAS DE ORO
Y AUTORES COLOMBIANOS
TÍTULO AUTOR
ÁNGELTRISTE NEGRETE
BAJO UN MANTO DE ESTRELLAS ROJAS
CIUDAD DE GIGANTES BERNAL
CONCIENCIADE VALDEZ NEGRETE
CUANDO LLEGA LA NOCHE NEGRETE
FABULISMOSYREALIDADES DE ÁLVARO PÁEZ
GIGANTES EN SURAMÉRICA BERNAL
HOMBRES DE GOMA NEGRETE
LA TIERRA HUECA R.BERNARD
PLANETAMEDIEVAL HERNÁNDEZ
POEMAS DE AYER, DE HOYY DE SIEMPRE PÁEZ
PRINCIPITO SAINT EXUPERY
ÚLTIMAESPERANZA NEGRETE
VERSO Y PROSA EN EL MUNDO DE LOS ANIMALES PÁEZ
VERSOS DE PROVINCIA PÁEZ
VIEJO PLEITO DE LA NOBLEZA CRIOLLA OVIEDO
LIBROS UNIVERSITARIOS
Y DE CONSULTA
TÍTULO AUTOR
CEREBRO DEL MUNDO SALBUCHI
COLECTORES SOLARES VARIOS
DEL TRANVÍA AL TRASMILENIO GUZMÁN
OTRA CARA DEL CHE BRAVO
MANUAL DE PROPIEDAD HORIZONTAL SÁNCHEZ
500 SECRETOS INDUSTRIALES WOLMANN
ULISES JOYCE
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