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PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN PAÍSES EUROPEOS

Europa está agotando sus recursos hídricos esenciales

Aunque Europa no sea un continente árido, el suministro de agua preocupa ahora a casi la
mitad de la población de la Unión Europea (UE). El gráfico que figura más abajo muestra la
situación de cada Estado miembro. El índice de explotación del agua indica la proporción que
la cantidad extraída cada año representa dentro del total de los recursos de agua dulce
disponibles a largo plazo. Se trata de un indicador de la presión o del estrés que ejercemos
sobre los recursos de agua dulce: cuando se sitúa por encima del 20 %, indica que el recurso
hídrico está sometido a estrés, y, si su valor supera el 40 %, advierte de que el recurso sufre un
grave estrés hídrico y un uso claramente insostenible. Bélgica, Bulgaria, Chipre, España, Italia y
Malta están consumiendo anualmente el 20 % o más de sus suministros a largo plazo. En el
caso de Chipre, que ha atravesado un episodio de fuerte sequía, se ha consumido ya
sobradamente más del 40 % de sus suministros renovables.

La geografía y el clima de Europa hacen que el reparto del agua sea desigual dentro de la UE, y
esta situación no hace más que empeorar por causa de la actividad humana. En el sur de
Europa, por ejemplo, el desarrollo del turismo ha aumentado la demanda de agua, y esto ha
traído como resultado fenómenos de desertificación y de salinización de acuíferos localizados
en zonas costeras de agua dulce. Pero, aunque la escasez de agua sea más preocupante en las
regiones del sur, ello no significa en modo alguno que este problema se limite a ellas: la mayor
parte de los Estados miembros ha sufrido episodios de sequía desde 1976, y muchos de ellos
informan ahora de frecuentes problemas de escasez de agua y de acuíferos sobreexplotados.
Escasez de agua

La escasez de agua es un fenómeno cada vez más frecuente y preocupante que afecta a no
menos del 11 % de la población europea y al 17 % del territorio de la Unión.

Los episodios de sequía en Europa han venido aumentando desde 1980 y su gravedad se ha
intensificado también, con un coste estimado de 100 000 millones de euros en los últimos
treinta años. Una de las peores sequías sufridas en el continente tuvo lugar en 2003, cuando se
vieron afectados un tercio del territorio de la UE y más de 100 millones de ciudadanos. Entre
1976 y 2006, el número de personas y de zonas golpeadas por la sequía se elevó casi un 20 %,
al tiempo que el coste medio anual se cuadruplicó.

La demanda de agua sigue intensificándose en toda Europa, ejerciendo presión sobre nuestros
recursos. Se calcula que entre un 20 y un 40 % del agua disponible en Europa se está
malgastando (fugas en el sistema de distribución de agua, instalación insuficiente de
tecnologías de ahorro de agua, exceso de actividades de riego innecesarias, goteo de grifos,
etc.).

De mantenerse sin cambios la tendencia actual, el consumo de agua de los ciudadanos, de la


industria y de la agricultura habrá aumentado en 2030 un 16 %.

El cambio climático acentuará los problemas de escasez de agua y de sequía.


Medidas tomadas por la Unión Europea

Hoy día se están aplicando en la Unión Europea diversos enfoques para preservar las aguas de
Europa. A ello pueden contribuir positivamente tanto el establecimiento de normas como la
utilización de los instrumentos de mercado y la realización de actividades de seguimiento, de
proyectos de investigación y de campañas de sensibilización.

La Unión adoptó el año 2000 la Directiva marco sobre el agua, que es el acto normativo de la
Unión más ambicioso y completo jamás aprobado en el ámbito de la política de aguas.
Haciendo suyo un enfoque genuinamente europeo, la Directiva establece un sistema de
gestión que se basa en las demarcaciones hidrográficas naturales más que en las fronteras
regionales y nacionales. Se trata de reunir en el esfuerzo por un objetivo común a todos
quienes gestionan el agua —desde los gobiernos hasta las comunidades locales—, así como a
los ciudadanos y a la totalidad de los sectores afectados. El objetivo es salvaguardar las aguas
subterráneas y de superficie y alcanzar así antes de que finalice 2015 un «buen estado
ecológico».

La Unión, además, publicó en 2007 una Comunicación titulada «Afrontar el desafío de la


escasez de agua y la sequía en la Unión Europea». Esta Comunicación apuntaba siete iniciativas
que debían emprenderse para que Europa pudiera avanzar hacia una economía caracterizada
por la eficiencia hídrica y el ahorro de agua. Cada año se presenta un informe sobre los
avances registrados en la aplicación de las orientaciones establecidas. La política de la Unión
Europea en materia de escasez de agua y de sequía se basa en el principio de «jerarquización
del agua». Esto significa que las infraestructuras adicionales de suministro de agua, tales como
los trasvases o las plantas desalinizadoras, solo han de tomarse en consideración cuando
hayan quedado agotadas todas las medidas que sean posibles del lado de la demanda, como,
por ejemplo, el ahorro de agua, la tarificación de este bien o las mejoras de la eficiencia
hídrica. En un documento de la Unión consagrado en 2009 al tema de la adaptación al cambio
climático, se hace hincapié en la necesidad de adoptar nuevas medidas para aumentar la
eficiencia hídrica y reforzar la resistencia a ese cambio. Se insiste también en la necesidad de
coherencia entre las medidas de la UE y las medidas nacionales y se establecen las condiciones
para una mayor acción europea.
PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN PAÍSES DE AMÉRICA

77 millones de personas carecen de acceso a agua potable: La región ha logrado grandes


avances en las décadas recientes. El porcentaje de personas en Latinoamérica y el Caribe con
servicios de agua potable se ha incrementado del 33 por ciento de la población en 1960 al 85
por ciento al año 2000, lo cual deja aún 77 millones de personas sin dicho servicio: 51 millones
en las áreas rurales y 26 millones en las áreas urbanas.

100 millones de personas carecen de servicios sanitarios: El porcentaje de personas en


Latinoamérica y el Caribe con conexión a servicios sanitarios entre 1960 y 2000, aumentó del
14 al 49 por ciento de la población; dejando un número aproximado de 256 millones de
personas utilizando letrinas y fosas sépticas, además de 100 millones de personas sin servicio
sanitario alguno.

Falta de tratamiento de aguas residuales: Menos del 14 por ciento de las aguas residuales es
tratado en plantas de saneamiento, incrementando el riesgo de daños ecológicos a largo plazo,
pues dichas aguas en las corrientes de ríos, lagos, acuíferos subterráneos y océanos.

Gran desigualdad entre las tarifas de agua: Las estadísticas al año 2000 demuestran que la
gente pobre pagó entre 1.5 y 2.8 veces más por el agua que las familias de mayor solvencia; en
términos reales, a un porcentaje mucho mayor considerando sus ingresos económicos. La
calidad del agua que recibieron también fue menor, aumentando el riesgo de enfermedades
diarreicas sobre todo en infantes.

Graves limitaciones financieras: Los recursos financieros destinados al sector hidráulico son
relativamente escasos limitando por igual las habilidades de los gobiernos locales y centrales
de países ricos, de ingresos medios y países pobres del hemisferio oeste a tomar decisiones
difíciles en lo que se refiere a la distribución de dichos recursos y al impacto que esto tiene
sobre todo en los sectores involucrados; es decir, entre aquéllos que usan el agua para el
consumo, la industria y la agricultura. Algunas de las alternativas de financiamiento han
promovido el establecimiento de fondos solidarios, sociedades público-privadas, la
participación comunitaria y otros esquemas alternativos.

Aguas subterráneas: Importantes acuíferos en el oeste de los Estados Unidos, México y


América del Sur son amenazados por la sobreexplotación y la contaminación. En América del
Sur, del 40 al 60 por ciento del agua utilizada proviene de acuíferos que enfrentan una
creciente contaminación producida por los residuos provenientes de los desechos de las
actividades mineras y agrícolas. En México, el agua subterránea representa la fuente principal
de abasto del 65 por ciento de la población. De los 653 acuíferos de la nación 102 se
encuentran sobreexplotados.

Contaminación de Lagos y Ríos: Muchos de los principales lagos y cuencas de ríos desde
América del Norte hasta América del Sur se encuentran bajo una gran demanda debido al
incremento de la población y a la contaminación procedente de actividades industriales y
agrícolas, entre ellos se encuentran los lagos en Estados Unidos y el lago de Chapala en
México.
Huracanes y los efectos de El Niño: En décadas recientes, el aumento de la población en las
zonas costeras que están en la ruta de los huracanes ha sido enorme, incrementando el peligro
de mortandad y pérdidas económicas. En 1998, el huracán Mitch causó la muerte de 9,000
personas en Centro América, la pérdida de $6 billones de dólares en daños y un trastorno
temporal al 75 por ciento de la población hondureña. Un líder político comentó que esa
tormenta por sí sola destruyó 75 años de progreso económico. Los efectos periódicos de
cambios en la corriente del Océano Pacífico frente a la costa de América del Sur, conocidos
como El Niño, provocan sequías y tormentas severas alternadamente y en gran escala, en
áreas altamente pobladas tanto en América del Norte como en América del Sur. De seguir
desarrollándose el cambio climático, como es la creencia de algunos científicos, los huracanes
se volverán más potentes y dañinos.

Asuntos transfronterizos: Los problemas en la administración de recursos hídricos


transfronterizos necesitan modelos de gestión que permitirían una repartición al nivel de la
cuenca y que, a la vez, respetarían la soberanía de los estados. Muchas cuencas están
compartidas entre las Américas − Canadá y los Estados Unidos, entre México y los Estados
Unidos, entre los estados centroamericanos, entre Brasil, Paraguay y Uruguay. Los países ricos
como Canadá y Estados Unidos no han desarrollado aún un plan para limpiar los Grandes
Lagos, que sufren de contaminación debido a décadas de escurrimiento industrial y agrícola,
afectando la fauna y la flora de los mismos. Al mismo tiempo, importantes acuerdos en la
cuenca del Rió de la Plata (compartido por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) han
permitido importantes desarrollos de recursos en agua en esta región, sobre todo energía
hídrica así que navegación.

La riqueza no significa agua limpia: Las regiones de Norteamérica no están exentas de


problemas de agua debido a su status entre los países más ricos. Por ejemplo, en los Estados
Unidos 21 por ciento de las cuencas de agua tienen serios problemas de calidad de agua,
mientras que otro 36 por ciento de las cuencas tienen problemas moderados. Más de dos
tercios de la población total de dicho país, 218 millones de personas, viven en las cercanías de
un lago, río, arroyo o área costera contaminada.
PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN PERÚ

Algunos especialistas han vaticinado que si no se hace algo desde ahora, en el


2030 el Perú empezará a sentir seriamente los estragos de la falta de agua.
Como se sabe, el país tiene el 77% de los glaciales tropicales del mundo, cuyas
aguas en su mayoría recorren la franja costera para el provecho de la agricultura
y la población que se asienta en dicha región. Precisamente por esta razón es
que el Perú sería uno de los países más afectados por el cambio climático y el
incremento de la temperatura.

Más allá de los efectos que nuestros glaciares vienen sufriendo, un aspecto que
preocupa es la falta de conciencia de la gente con respecto al buen uso del agua.
Según un estudio, el 92% del agua dulce en el país es consumida por la
agricultura y ganadería, este abismal porcentaje se debe al uso ineficiente e
inadecuado de la práctica de riego, producto de la escasa o nula información que
perciben los agricultores sobre técnicas y mecanismos que ayuden a una buena
utilización del líquido elemento en sus actividades agropecuarias. Si a esto
agregamos, los problemas de contaminación de aguas relacionados al uso
minero, industrial y urbano, la situación es más que complicada.

Es importante señalar que de los 53 ríos de la costa, 16 ya se encuentran


contaminados por los relaves mineros y los vertederos poblacionales, lo que
habla de un alto nivel de precariedad ambiental en la que vivimos.

En el Perú uno de los ríos que se verá más afectado por el calentamiento global
de la Tierra será el Mantaro, que deriva del nevado Huaytapallana y de la Laguna
Junín, donde se origina el glaciar.
La importancia de este río, es que sus aguas alimentan la Central Hidroeléctrica
del Mantaro, que representa aproximadamente el 40% de la energía del país.
La disminución del líquido elemento en el Mantaro sería devastador para el Perú,
pero sobre todo para el 70% de la industria nacional que está concentrada en
Lima.
Por la importancia de los glaciares para el adecuado ciclo hidrológico peruano,
en 1998 el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) encargó un estudio al
glaciólogo Julio Arnao. Luego de varios meses de trabajo, el especialista observó
una deglaciación alarmante en los nevados de Yanamaré, Grosbi, Santa Rosa y
Huaytapallana.
Para la Autoridad Autónoma del Agua (ANA) la deglaciación en el país es más
alarmante como lo señaló Julio Arnao. Según esta entidad, también los nevados
de la Cordillera Blanca en Ancash y La Libertad; la de Huayhuash en el norte de
Lima y oeste de Huánuco; la Cordillera Vilcanota y Urubamba en Cusco y Puno;
y las cuencas de Ocoña y Majes en Arequipa, entre otros, están seriamente
afectados.

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