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Gen.

3:1 Biblia Andrews


La serpiente.
Con la serpiente aparece una nueva figura en la narración, figura
que ejerció una tremenda influencia sobre la historia subsiguiente del
mundo. Moisés se aparta de su descripción de las condiciones
perfectas del paraíso y va a la historia de la caída, por la cual esta
tierra se transformó de un mundo de felicidad, amor y perfección en
un mundo de dolor, odio y maldad. Moisés deja sin mencionar el
período bienaventurado del Edén, el tiempo pasado en completa
felicidad, en el estudio de la historia natural, en el cuidado del huerto
como Dios había ordenado y en diaria comunión con el Creador en
las horas frescas del atardecer (Gen. 3:8).

Astuta, más que todos los animales.


La serpiente es presentada como una criatura más astuta que
otros animales. La palabra "astuto", 'arum, se usa en la Biblia unas
pocas veces para indicar una tendencia desfavorable de carácter (Job.
5:12; 15:5), con el significado de ser "diestro" o "hábil"; pero
generalmente se la usa en el sentido favorable de ser prudente (Prov.
12:16, 23; 13:16; 14:8, 15, 18; 22:3; 27:12). Este último significado
favorable pareciera preferible aquí pues la serpiente era uno de los
seres creados que Dios había declarado "bueno", y hasta "bueno en
gran manera" (Gen. 1:25, 31). El mal carácter de las serpientes de
hoy es un resultado de la caída y maldición subsiguiente y no una
característica de ese animal cuando fue creado.
La objeción de que la serpiente no era un animal verdadero, sino
un ser sobrenatural, difícilmente necesita una refutación seria en
vista de la declaración explícita de que era, ciertamente, un animal.
Sin embargo, todas las Escrituras aclaran ampliamente que la
serpiente misma no fue responsable de la caída del hombre sino
Satanás (Jn. 8:44; 2Cor. 11:3, 14; Rom. 16:20). Con todo, Satanás, en
un sentido figurado, ocasionalmente es llamado serpiente porque usó
de ella como un medio en su intento de engañar al hombre (Apoc.
12:9; 20:2).
La caída de Lucifer, que había sido primero entre los ángeles del
cielo (Isa. 14:12, 13; Eze. 28:13-15), obviamente precedió a la caída
del hombre (ver PP 14). Dios, que conversaba diariamente con el
hombre en el huerto, no lo había dejado en la ignorancia de los
sucesos del cielo, sino lo había enterado de la apostasía de Satanás y
de otros ángeles, de cuya venida debía precaverse Adán. Adán y Eva
quizá esperaron que Satanás apareciera como un ángel y se sintieron
preparados para hacerle frente como a tal para rechazar sus
tentaciones. En cambio, habló a Eva mediante la serpiente y la tomó
por sorpresa. Sin embargo, esto en ninguna manera excusa a nuestra
primera madre, aunque es cierto que ella así fue engañada (1Tim
2:14; 2Cor. 11:3).
La prueba de nuestros primeros padres se permitió para probar
su lealtad y amor. Era esencial para su desarrollo espiritual, para la
formación del carácter. Felicidad eterna habría sido el resultado para
ellos si hubieran salido indemnes de la prueba. Puesto que Dios no
quería que fueran tentados por encima de su capacidad para resistir
(1Cor. 10:13), no permitió que Satanás se les acercara a la semejanza
de Dios y en cualquier otro lugar, sino en ese árbol (1SP 34). Por lo
tanto, Satanás vino en la forma de un ser no sólo muy inferior a Dios,
sino muy por debajo del hombre mismo. Al permitir que Satanás
-usando como medio un mero animal- los persuadiera a quebrantar la
orden de Dios, Adán y Eva quedaron doblemente sin excusa.

LBLA. - El comportamiento de la serpiente le daba la apariencia


de astucia, viveza y artificio (Mt 10:16).

Biblia Andrews
ASTUTA. - El término puede tener connotaciones positivos o
negativos y se usa a menudo en la literatura bíblica sapiensal.
Aparece traducido como <<prudente>> (Prov. 12:16; 13:16) o
<<cuerdo>> (Prov. 12:23). En un contexto más amplio, cuando se
destaca la astucia de una persona en comparación con los demás, la
connotación es generalmente negativa. La astucia traslada a los
habitantes del huero de un estado de perfecta armonía con el entorno
a otro de egocentrismo, al darse cuenta de que están desnudos (Gén.
3:10-11).
Se destaca la sagacidad de la serpiente por su capacidad de hablar
y por la manera como fórmula su pregunta, la cual no constituía un
ataque frontal, sino un comentario sutil que sembraba dudas. En la
mitología de la época, las serpientes a menudo se oponían al Dios
Creador. Apoc. 12:9; 20:2 identifica esta serpiente como Satanás,
quien desafío a Dios en el contexto de gran conflicto.

Gén. 3:2-3 - Biblia Andrews


El primer error de Eva es entrar en diálogo con la <<astuta>>
serpiente. No tiene categoría para enfrentar a su oponente de igual a
igual e inmediatamente se pone a la defensiva. El texto destaca la
vacilación de Eva con las palabras finales del vers. 3, <<para que no
muráis>>. El hebreo pen-temetún también puede entenderse <<no
sea que muráis>>, lo cual parece aludir a un peligro que amenaza
más que a la certeza de unas consecuencias, y no refleja
adecuadamente la taxativa orden de Dios en 2:17, <<ciertamente
morirás>>. Adán y Eva no murieron inmediatamente, pero al perder
el acceso del árbol de la vida (3:22-24) sus cuerpos comenzaron a
debilitarse y finalmente fallecieron (5:5)

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