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orc WACQUANT
Parias urbanos
Marginalidad en la ciudad
a comienzos del milenio
MANANTIAL
Buenos Aires
Índice
Auitude» Toward Poverty Policy", Social Problems n° 21-5 (junio 4. Marginalidad urbana
de 1974), págs. 634-647. .
Wirth, Louis: 011 Citics and Social Life, editado y con una mtrodue-
en el próximo milenio-
cion de Albert J. Reiss, .Ir., Chicago, University ofChicago Press,
Todos los fenómenos sociales son, hasta
1964. cierto punto, la obra de la voluntad colectiva, y
ésta implica la elección entre diferentes opciones
posibles. [... ] El ámbito de lo social es el ámbito
de la modalidad.
MARca MAUSS
"Les civilisations. Élcments et formes"
( 1929)
Atlántico? Sostengo <¡ue la respuesta es negativa: la relegación Mientras que antaño, en las metrópolis oceidentales, lo. po-
urbana tiene una dinámica social y espacial diferente en ambos breza era en gran medida residual o cíclica, estaba fijada en co-
continentes. No obstante. las sociedades europeas deben estar niunidades de elase obrera, era geográficamente difusa y se la
en guardia contra las políticas públicas que aislan distintas zo- consideraba remediable mediante una mayor expansión del
nas y poblaciones urbanas, lo <¡ne las alienta a adoptar estrate- mercado, hoy parece ser cada vez de más largo plazo si no per-
gias de vida divergentes y hasta opuestas que pueden inducir manente, y está desconectada de las tendene ias lllaeroeconómi-
ciclos autoalimentadores de involución social, no diferentes de cas y establecida en barrios relegados de mala farua en los que
los que subyaccn a la guetificación en Estados Unidos. el aislamiento y la alienación sociales se alimentan uno al otro
Pese a Sll titulo, entonces, este trabajo no es 1111 aporte a la a medida que se profundiza el abismo entre las personas allí
novelera cclebración rnilcnarista del "2000". Más bien, es un confinadas y el resto de la sociedad.
intento de dinguosiicar las fuerzas y las formas sociales de que La consolidación de este nuevo réuimcn de maraiuulidad ur-
b b
estú llena nuestra actual penuria urbana, y quc promereu mode- bana se mueve por diversos caminos y asume difercntes formas
lar las metrópolis del mañana, a menos <¡ue ejerzamos nuestra cn los distintos países del Primer Mundo. En Estados Unidos V
"voluntad colectiva" v actuemos para frenar mecanismos y en- el Reino Unido se ha visto enormemente facilitada por la polf-
cauzar tendencias en una dirección diferente. tica de achicamiento tolal del Estado llevada adelante tanto por
partidos conservadores como liberales [progrcsistas] en las úl-
timas décadas, y por la rígida o creciente separación espacial y
Sintonn,: de nunoinatí.l.u! OI'IIIEOdo social de personas blancas y de color en los grandes centros ur-
banos. En otras naciones con fuertes Estados benefactores cor-
ti filial dcl siglo xx presencia una trasccndentul trausfonua- poratistas o socialdemócratas y ciudades menos segregadas, co-
e ion de las raíccs. la composición y las consecuencias de la po- nio las del norte de Europa y Escandinavia, esa política ha sido
hreza urbana el) la sociedad occidental. Junto con la moderniza- atenuada en parle, pero no completamente descartada. y se
ción económica acelerada, provocada por lu reestrucuunciou complicó con el conflictivo tenia de la intcaración
D de los. inmi-
global del capitalismo. la cristalizució» de una llueva división in- granles y refugiados del Tercer Mundo, tal como se expresa en
tcruacioual del trabajo (fomentada por la velocidad frenética de la angustia por la cristalización de "uuetos"
<....- -- ..t:!. - , de inmiurantes
. b· , (IUf"
'"
los flujos financiero- y los trabajadores a través de fronteras na- cubren el continente, de Marsella a Munich y de Bruselas a
ciouales porosas) v el desarrollo de nuevas industrias de uso in- Brindisi.?
teusivo del conocimiento, basadas en revolucionarias tecnologías
de la información y generadoras de una estructura ocupacional
dual, se ha producido la modernización de la miseria: el ascenso Nature and Implications", Acta Sociologicu, n° 39-2, 1996, págs. 121-139, se
de un lluevo rcuimcn de desiuualdad v maminalidnd urbanas.' encontrará un desarrollo más completo del argumento.
~ ~ J •
Cualquiera sea la etiqueta utilizada para designarla "infra- Cuatro lógicas estructurales
clase" ["zlI1derc1ass "] en Estados Unidos e Inglaterra, "nueva alimentan la nueva marginalidad
pobreza" en Holanda, Alemania y el norte de Italia, "exclusión"
en Francia, Bélgica y los países nórdicos-; los signos revelado- Pero las propiedades estructurales distintivas de la "miseria
res de la nueva marginalidad son inmediatamente reconocibles rnodernizada' son mucho menos evidentes que sus manifesta-
incluso para el observador casual de las metrópolis occidenta- ciones concretas. Esquemáticamente, el régimen de marginali-
les: hombres y familias sin hogar que bregan vanamente en bus- dad emergente puede caracterizarse C01l10 el producto de cuatro
ca de refugio: mendigos en los transportes públicos que narran lógicas que, en conjunto, reconfiguran los rasgos de la pobreza
extensos l' desconsoladores relatos de desgracias y desamparo urbana en las sociedades ricas. Estos rasgos marcan 1111 agudo
personales; comedores de beneficencia rebosantes no sólo de contraste con las características dominantes de la pobreza en la
vagabundos sino de desocupados y subocupados; la oleada de era de expansión fordistn, desde el final de la Segunda Guerra
delitos y rapiñas, y el auge de las economías callejeras informa- Mundial hasta mediados de la década del setenta.
les (y las más de las veces ilegales), cuya punta de lanza es el
comercio de la droga: el abatimiento y la furia de los jóvenes l. Dinámica macrosocial. el resuryhnicnto de la desigualdad
impedidos de obtener empleos rentables, y la amargura de los social
nntiguos trabajadores a los que la dcsindusüializaciún J' el
avance tecnológico condenan a la obsolescencia: la sensación La nueva marginalidad urbana no es la resultante del atraso,
de retroceso, desesperación e inseguridad que gana las barriadas la ociosidad o la declinación económica, sino de la desigualdad
pobres, encerradas en una espiral dcsccndcntede ruina aparen- creciente en el C017te.Yto de un avance J' una prosperidad econó-
temente imparablc, y el crecimiento de la violencia etnorracial, mica global.
la xenofobia y la hostilidad hacia los pobres y entre ellos. En to- El atributo más enigmático de la nueva marginalidad posi-
dos lados, las elites estatales y los expertos en politicas públicas blemente sea, en efecto, el hecho de que se difunde en una era
están marcadamente preocnpados por impedir O contener los de caprichoso pero resuelto crecimiento que provocó una espec-
"desórdenes" que se preparan dentro y en torno de los enclaves tacular mejora material para los miembros más privilegiados de
en expansión de declinación y abandono urbanos." las sociedades del Primer Mundo. No obstante las menciones ri-
tuales de la "crisis" entre los políticos, todos los grandes paises
capitalistas experimentaron una expansión de su PBl y un rápi-
do aumento de 18 riqueza colectiva en las últimas tres décadas.
La opulencia y la indigencia, el lujo Ji la penuria) la abundancia
y la miseria florecieron lado a lado. Así, la ciudad de llarnbur-
3. Así, e! florecimiento de investigaciones sobre declinación y mi-crin ur- go, que de acuerdo con algunas mediciones es la lllás rica de
banas promovidas por diversos organismos nacionales y Iransnacionales en-
Europa, exhibe tanto la proporción más alta ele millonnrios co-
tre ellos la Comisión Europea (COI1 su Programa SoCiOCC0J1Ó111ko Dirigido so-
bre Exclusión e Integración), la OCDE y hasta la OTAN por el lado europeo, y mo la incidencia más elevada de beneficiarios de la asistencia
grandes fundaciones Filantrópicas en 185 riberas norteamericanas. pública en Alemania, mientras que Nueva York es el hogar de
172 PAIUAS URBANOS MARGINALlDAD URBANA EN EL PRÓXIMO MILLNIO 173
la clase alta más grande del Planeta, pero también del mayor índice de pobreza norteamericano había sufrido en diez años un
ejército de personas sin techo e indigentes de todo el hcmisfe- alza del 15,1 por ciento (para llegar a un pasmoso total de cua-
rio occidental." renta millones de pobres), pese a dos años de sólida expansión
Aunque aparentemente contradictorios, ambos fenómenos económica. Entretanto, la Unión Europea registra oficialmente
están en realidad vinculados. En efecto, las nuevas formas ele un récord de cincuenta y dos millones de pobres, diecisiete mi-
búsqueda de productividad y rentabilidad en la "alta tecnolo- llones de desocupados y tres millones de personas sin techo -y
gía" de.l'..radaron
'-... ,-.
la industria manufacturera, y los sectores de la cuenta sigue- en e! marco de la reanudación del crecimiento
servicios empresarios y financieros que impulsan el capitalismo económico y la mejora de la competitividad global.
fin-de-siecl> dividen la fuerza de trabajo y polarizan el acceso En otras palabras, la marginalidad avanzada parece haberse
al empleo duradero y las retrihuciones procuradas por él. Por "desacoplado" de las fluctuaciones cíclicas de la economía na-
un lado, la modernización postindustrial se traduce en la multi- cioual. La consecuencia es que las alzas en la ocupación y el
plicación de puestos altamente calificados para el personal pro- ingreso agregados tienen pocos efectos benéficos sobre las po-
fesional v técnico C011 íormnción universitaria )', por el otro, en sibilidades de vida en los barrios relegados de Europa y Esta-
la descalificación y la eliminación lisa y llana de millones de clos Unidos, mientras que las bajas producen más deterioro y
empleos para los trabajadores sin preparación." Más aún, la aflicción en ellos. Si esta desconexión no se remedia ele aluún
b
producción y el crecimiento sin empleos en muchos sectores modo, un mayor crecimiento económico generará iuevirablc-
cconomicos no es en la actualidad una posibilidad utópica sino mente más dislocación urbana y depresión entre quienes han si-
una agridulce realidad. 1.0 testimonia el virtual vaciamiento del do empujados hacia el fondo de! orden urbano emergente y es-
puerto de Rorterdam. tal vez el más moderno de! mundo y uno tán atrapados en él.
de los grandes responsables del aumento de la desocupación
por encima del 20 por ciento en esa ciudad holandesa. 2. Dinámica económica: la mutación del trabajo asalariado
Cuanto más avanza la economía capitalista remodelada, más
amplio y profundo es el alcance de la nueva marginalidad y más La nueva margiualidad urbana es el subproducto ele una do-
concurridas las filas de las personas arrojadas ti la agonía de la ble transformación de la esfera del trabajo. Una es cuantitativa
miseria sin tregua ni remedio, aun cuando caiga el índice oficial y en tralla la climinaciou de millones de empleos sernicalifica-
de desocupación y aumente el ingreso en el pais. En septiembre dos bajo la presión combinada de la automatización y la com-
de 1994. la Oficina de Censos de Estados Unidos informó que e! petencia laboral extranjera. La otra es cualitativa e implica la
degradación y la dispersión de las condiciones básicas de em-
pleo, remuneración y seguridad social para todos los trabajado-
4. Johu H Mollcnkopfy Manuct Castclls (cnmps.], Duol Cuy Restrucíu- res, salvo los más protegidos.
Fill}!, /Vn1' Yorl: (Nucva Yorle Rus-"cll Sage loundarion. 1991). Desde la época en que Friedrich Engels escribió su clásico
S. Sask¡a Sassen. [he Global Cnv. "VCH' York. l.ondon, Tokyo (Priuccton,
tratado sobre la condición de la clase obrera en las fábricas de
Princcton Univcrsity Prcss. 19lJ]): Martin Carnoy ct al.. The New Global
L:co!l()II1.1' in {he 111j(ml7otioll /Igc (Baltimorc, Johns l lopkins Univcrsity Press, Manchcster, hasta la crisis de los grandes enclaves iudustriales
1(93). del capitalismo curonorteaniericano un siglo y medio después,
174 PARIAS URBANOS l\fAR01NALlDAD URBANA EN r.r. PR6XI!\IO l'v!lí.ENIO 175
se suponía correctamente que la expansión del trabajo asalaria- les como la cobertura de salud, el mismo contrato salarial se
do representaba una solución eficaz y viable al problema de la ha convertido en unafuente deji-agmentación Ji precariedad. y
pobreza urbana. Bajo el nuevo régimen económ ico, ese supues- no de homogeneidad y seguridad socia les para quienes están
to es a lo sumo dudoso, y en el peor de los casos lisa y llana- confinados en los segmentos periféricos de la esfera del cm-
mente erróneo. pleo.? En síntesis, mientras que antaño el crecimiento económi-
Primero, una fraccion significativa de la clase obrera se ha co y la expansión correlativa del sector asalariado representa-
convertido en superflua y constituye una "población excedente ban la cura universal contra la pobreza, hoy son parte de la
absoluta" qne probablemente nunca vuelva a encontrar trabajo. enfermedad.
Sea como fuere, dado el aflojamieuto del vínculo funcional en-
tre la actividad macrocconómica y las condiciones sociales en 3. Dinámico politlca: la reconstrucción de los Estados
los enclaves pobres de les metrópolis del Primer Mundo, y con- de Bienestar
siderando los aumentos de productividad posibilitados por la
nutomatización )! la computación, ni siquiera índices milagro- La fragmentación y desocialización del movimiento obrero
sos de crecimiento podrían reintegrar a la fuerza de trabajo a no son los únicos factores que alimentan el ascenso de la llueva
quienes han sido dcsproletarizados, es decir, duradera y forzo- pobreza urbana En efecto, junto con 1"5 fuerzas del mercado,
samente expulsados dclmercado del trabajo asalariado para ser los Estados de Bienestar son grandes productores y modelado-
reemplazados por una comhinación de máquinas, mano de obra res de desigualdad y 111arglnalidad urbanas. Los Estados no
inmigrante ha rata y trabajadores extranjeros." lo despliegan programas y. políticas destinados a "enjugar" las
Segundo, y más importante, el carácter mismo de la relación consecuencias mús evidentes de la pobreza y' amortiguar (o no)
salarial cambió en las dos últimas décadas de una manera tal su impacto social y espacial. También contribuyen a determinar
que ya no otorga una protección a toda prueba contra la amena- quién queda relegado, cómo, dónde y durante cuánto lICl11pO.
za de pobreza, ni siquiera a quienes están incluidos en ella. Con Los Estados son grandes motores ele estratificación por pro-
la expansión del trabajo temporario, de tiempo parcial y"ncxi- pio derecho: )' en ningún lado lo son tanto como en la hase del
ble" ~que acarrea menores beneficios-. la erosión de la protec- orden sociocspacial:" proporcionan o impiden el acceso a una
ción sindical. la difusión de escalas remunerativas de dos nive- escolarización y una formación laboral adecuadas: fijan las
les, el resurgimiento de talleres negreros. trabajo a destajo y condiciones para ingresar en el mercado laboral )' salir de él, a
salarios de hambre, y la creciente privatización de bienes socia-
través de las normas administrativas atinentes a las contratacio- al bienestar y acelera la incipiente privatización de la política
nes, los despidos y lasjubilaciones; distribuyen (u omiten dis- social.
tribuir) bienes básicos de subsistencia, como la vivienda e in- Una lógica similar de recortes y traspasos presidió las modi-
gresos complementarios: apoyan 1I obstaculizan activamente ficaciones generales o graduales de los sistemas de transferen-
ciertos ordenamientos farniiiarcs y hogarefios, y codetertn ixan cias sociales en el Reino Unido, Alemania, Italia y Francia,
tanto la intensidad material como la exclusividad y densidad Aun Holanda y los paises escandinavos implementaron medi-
geogrúlicas de la miseria mediante una multitud de programas das destinadas a reducir el acceso al sostén público y contener
administrativos Y' fiscales. el crccimicntc de los gastos sociales. Ll mantra de la "globali-
F/ aehiemllicll/o)' Iu desnrticulacion del Es/ar/o r/e Bienes- zación" y las restricciones fiscales impuestas por el Tratado de
{UI' son dos de las grandes causas del deterioro y la indigencia Maastricht sirvió en todas partes para justificar esas medidas y
sociales visibles en las metrópolis de las sociedades avanzadas. disculpar la desinversión social en antiguas zonas obreras ex-
Ls!o es part icnlarmcnte notorio en Estados Unidos, donde la tremadamente dependientes de la provisión estatal de bienes
población cubierta por los planes de seguridad social se redujo públicos. [as crecientes deficiencias de los programas nacioua-
progresivamente durante dos décadas, en tanto que los progra- les de seguridad social indujeron a las autoridades regionales y
mas dirigidus a los pobres fueron recortados y convertidos cada locales a establecer, como meros parches, sus propios planes de
ve7 nlÚS en instrumentos de vigilancia y control. La reciente asistencia (especialmente cn respuesta a la falta de techo y la
"reforma del bienestar social" urdida por el congreso republica- desocupación de larga data).
IlO v traustonnada en ley por el presidente Clinton en el verano La irrelevancia del "Estado nacional" se ha convertido en
de -19%, cs emhlemúti~'a de esta lógic3." La ley reemplaza el un lugar común de la conversación intelectual en todo el mun-
derecho a la ayuda pública por la obligación de trabajar, si es do. Hoy está dc moda lamentar la incapacidad de las institucio-
necesario cn puestos inseguros y con salarios por debajo del nes politicas centrales para poner un freno a las cada vez mayo-
promedio. Y' es aplicable a todas las personas sanas, incluidas res dislocaciones sociales resultantes de la reestructuración
las madres jóvenes con hijos a su cargo. Disminuye de manera capitalista global. Pero grandes y duraderas discrepancias en la
drúslica los fondos de asistencia J' establece un tope para la co- incidencia y persistencia de la pobreza, así como en los niveles
hertura ele scu,uridad social que un Individuo puede recibir en de vida, la (in)movilidad y la distintividad espacial de los 1'0-
Sil vid». Por ultimo, transfiere la responsabilidad administrativa brcs urbanos en diferentes países, sugieren que las noticias so-
del Qobit'!110 Cederal a los cincuenta estados y sus condados, bre la defunción del Estado Nacional de Bienestar fueron su-
enn Jo que agrnva las desigualdades ya existentes en el acceso ruamcnte exageradas, Hacia fines de la década de 1980, los
programas impositivos y de transferencias elevaron a la mayo-
ria de los hogares pobres casi hasta el nivel del ingreso medio
nacional en Holanda (62 por ciento) y Francia (52 por ciento);
~_ Gosra Espiug-Auderscn (comp.}, ChOligillg Clusses. Stratificatíoll and
slobiiitv ¡JI Pon-lndusmo! Socicííes (Ncwburv Pnrk , Sage, 19(3).
en Alemania occidental, sólo un tercio de las familias pobres
9. 1~.oYC Wacquant, "Les pauvrcs en pfíturc: la nouvctlc pnlitique de la mi- salió de esa situación gracias al apoyo gubernamental, y en Es-
sére en Amétique". Hérodote ni' 85, primavera de 1997, págs. 21-33. tados Unidos virtualmente ninguna. [a indigencia extrema en-
178 PARIAS URBANOS MARGINAllDAD URBANA FN EL PRÓXIMOlvllLENIO 179
tre los niños fue eliminada en los países escandinavos, mientras monización
•
referidos a ellos, que han brotado como. houuos
. b"'
que azota a uno de cada seis (y a uno de cada dos en el caso de solo tengan tenues conexiones con la realidad de su vida coti-
los negros) en Estados Unidos. 10 diana. Un penetrante estigma territorial recae firmemente so-
Los Estados marcan efectivamente una diferencia; elaro es- bre los residentes de esos barrios de exilio sociocconómico v
tá, cuando se preocupan por hacerlo. Por lo tanto, es imperativo suma su peso a la mala fama de la pobreza y el prejuicio rena-
volver a ponerlos en el epicentro de la sociología comparativa ciente contra las minorías etnorraciales y los inm igrantes."
de la marginalidad como instituciones tanto generadoras como Acompaña a la estigmatización territorial una pronunciada
rcp arodoras . disminución del sentido de comunidad que solía caracterizar a
las antiguas localidades obreras. En la actualidad, el barrio va
4. Dinámica espacial: concentración y estigmatizacion no representa un escudo contra las inseguridades ;/ las prcsio-
nes del mundo exterior, un paisaje familiar v rcafirmante im-
Durante las décadas de expansión industrial de la posguerra, buido de significados y formas ;Ie
mutuali(lad colectivos. Se
por lo general la pobreza se distribuía en las metrópolis a través convierte en un espacio vacío de competencia)' conflicto, un
de los distritos obreros y tendía él afectar una sección transver- campo de batalla Ilcno de peligros para la lid diaria de la su-
snl de trabajadores manuales y 110 calificados. En contraste, la pervivcncia y la huida. Este debilitamiento de los lazos comu-
nueva marginalidad muestra tilla tendencia distinta a conglO1~le nitarios con base territorial alimenta a su vez una retirada a la
rarsc y acumularse en áreas "irrcductiulcs' y a las que "no se esfera del consumo privatizado y las estrategias de distancia-
puede ir", que son claramente identificadas -no menos por sus miento ("no soy uno de ellos") que socavan aún más las solida-
propios residentes quc por las personas ajenas a cllas- como ridades locales y confirman las percepciones despreciativas del
pozos urbanos infernales repletos de depr ivacion, inmoralidad barrio.
y violencia donde sólo los parias de la sociedad tolerarían vivir. Debemos estar en guardia ante la posibilidad de que éste sen
Nantua en f ilndelfia. Moss Side en Mancuester, Gutlcut- un fenómeno transicional (o cíclico) conducente en definitiva a
viertel en Hamburgo, Brixton en Londres . Niewe Westeu en la desconccntración o difusión espacial de la marginalidnd ur-
Rotterrlam, Les Minguettes en los suburbios de Lyon y Bo- bana. Pero para quienes est-án en estos momentos confinados en
higny en la periferia parisina: estos barrios en los que se atrin- el fondo del sistema jerárquico de lugares que componen el
chera la miseria se han "ganado un nombre" como depósitos de nuevo orden espacial de la ciudad, el futuro es hoy. De manera
todos los males urbanos de la época, lugares que hay que evi- conexa, debe destacarse que esos barrios de relegación son
tar, temer y desaprobar. Importa poco que los discursos de de- criaturas de las politicas estatales en materia de vivienda, urba-
nismo y planificación regional. En el fondo, entonces. su sllrgi-
miento, consolidación y dispersión final son en esencia una ción socioespacial segmentada y paralela que cumple la doble
cuestión política. finalidad de la explotación y el ostracismo de una categoría et-
norracial limitada), entonces la respuesta es claramente negati-
va.l ' En contra de las primeras impresiones y los informes su-
El espectro de la convergencia transatlántica perficiales y motorizados por los medios, la alteración de las
metrópolis continentales no disparó un proceso de guetificación:
Todo el mundo tiene presente una cuestión cuando se trata no está produciendo conjuntos socioespaciales culturalmente
del deterioro de las condiciones sociales y las oportunidades de uniformes basados en la relegación forzada de poblaciones es-
vida en las metrópolis del Viejo Mundo: ¿se~ala el ascenso de tigmatizadas en enclaves donde éstas desarrollan organizaciones
esta llueva marginalic1ad un acercamiento estructural entre Euro- específicas del grupo y dcl lugar que sustituyen, y duplican el
pa y Estados Unidos según el modelo de este último pais?12 marco institucional de la sociedad más general, si bien en un ni-
Planteada en términos tan simplistas ,"o bien, o bien... di- vel inferior e incompleto.
fícilmente pueda darse una respuesta analiricatncntc rigurosa a No hay un gueto turco en Berlín ni un gueto árabe en Marse-
esta pregnnta. En efecto. los regímencs de marginalidnd urbana lla ni un gueto surinamés en Rotterdam ni un gueto caribeño en
son bestias complejas y caprichosas: están compuestos por con- LiverpooL Si existen en todas estas ciudades sectores residen-
juntos imperfectamente articulados de mecanismos instituciona- ciales o comerciales alimentados por la afinidad étnica. La dis-
Ics vinculantes de la cconomia, el Estado. el lugar y la sociedad crirninación y la violencia contra los inmigrantes (o presuntos
que no evolucionan al unisono y. por otra parte, difieren de ma- inmigrantes) también son datos concretos de la vida en todos
nera sigllificativa de país en país, según las concepciones e ins- los grandes centros urbanos de Europa.!! Combinado con su
titucioues nacionales de la ciudadanía. Por lo tanto, ante todo es distribución de clase típicamente más baja y los mayores índi-
necesario refonuular este interrogante. ces de desempleo, esto explica la representación desproporcio-
Si pOI" convergencia entendemos la completa "norteamerrca- nada de las poblaciones de origen extranjero en los territorios
nizacióu" dc los patrones urbanos de exclusión en la ciudad eu- urbanos de exilio. Pero la discriminación e incluso la segrega-
ropea, que nos adentran en el camino de una guetificacion del ti- ción no significan una guetificación. Tal como existen, esas
po impuesto a los afroamerieauos desde que se urbanizaron a concentraciones de inmigrantes no son el producto elel encierro
principios del siglo xx (es decir, la constitución de una forma- institucional del presunto grupo en un confinamiento espacial
! 2. \' 0:1115:C. por cjemp!o. Malcoltu Cross (comp.), Ethníc Minorities and 13. Loic Wacquaüt, "Red Belt, Black Belt: Racial División, Class lncqua-
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182 PARIAS URBANOS
MARG1NAUDAD URBANA EN EL PRÓXIMO MlIFNJO 183
rígido; así lo demuestran los índices crecientes de matrimonios respuesta es un "sí" limitado y provisorio, aunque con las si-
mixtos v la difusión espacial cuando mejoran la educación y la guientes y sólidas salvedades. Primero, esto no implica necesa-
posició¡; de clase." En rigor, si hay algo que caracteriza los ba- riamente que esté en marcha un proceso de "racialización" del
rrios de relegación que brotaron en todo el continente cuando espacio y que las sociedades del Viejo Mundo sean testigos de
los mecanismos de reproducción de la clase obrera empezaron a la formación de "minorías", en el sentido de comunidades étni-
sufrir tropiezos, es su extrema heterogeneidad étn ica, así como cas movilizadas v reconocidas como tales en la esfera pública.
su incapacidad de satisfacer las necesidades hásicas y englobar Segundo, el conflicto etnorracial no es un fenómeno novedoso
la rutina diaria dc sus habitantes, dos propiedades que los con- en la ciudad europea: irrumpió repelidas veces en el siglo pasa-
vierten en antigurtos. do durante períodos de rápida reestructuración social y econó-
Si la convergencia implica que los ciclos antoalimentadores mica, lo cual también significa que hay poco en él que sea dis-
de degradación ecológica, deprivacion social y violencia, que tintivamente "norteamericano". 17
terminan en el vaciamiento espacial y el abandono institucio- Para terminar, y en contra del patrón estadounidense, 13 COIl-
nal. están hoy vigentes en el continente, entonces la respuesta
tienda putativamente racial en las ciudades del Viejo Mundo no
vll~lve a ser negativa, porque las áreas europeas de exilio si- es alimentada por la brecha en aumento entre inmigrantes y na-
gucn estando, con pocas excepciones (como las ciudades del tivos sino por su mayor cercanía en el espacio social y' físico.
sur de Italia), profundamente penetradas por el Estado. El tipo
El exclusivismo etnonacional es una reacción autóctona a In
de "triage " [selección] y deserción deliberada de las áreas ur-
abrupta movilidad descendente de la clase obrera nativa, antes
banas para "economizar" en servicios públicos que ha afectado
que la expresión de un profundo cambio ideológico hacia un
las metrópolis estadounidenses, es inimaginable en el contexto
reaistro
b racista (o
. racialista). No obstante fantasiosos pronuu-
político europeo, con su denso monitorco burocrático del terri- ciamientos generales sobre la "globalización de la raza". la ere-
torio nacional. Al mismo tiempo. no puede haber dudas de qne ciente preponderancia de la etnicidad en el discurso público y
la capacidad de los Estados europeos de gobernar los territorios la vida cotidiana de Europa, corresponde tanto a una política de
de relegación está sometida a una severa prueba, y tal vez de-
clase como a una política de identidad.
muestre no estar a la altura de la misión si recientes tendencias
hacin la concentración espacial de 13 desocupación persistente
continúan intactas.!" Enfrentar la marginalidad avanzada,' el turno del
Por último, si la convergencia pretende, más humildemente,
Estado penal
destacar la prepondcnlncia creciente de las divisiones y las
tensiones etnorracinlcs en las metrópolis europeas, entonces la En su esfuerzo por abordar las formas emergentes de relega-
ción urbana, los Estados-nación enfrentan una triple alternativa.
15. Nico!c Ttibalat, Faire Fmnce. Une enquéte sur les ínnnigres el leurs
enfants (París, La Découverte, 1995),
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MARGlNALIDAD URBANA EN EL PRÓXIMO MILENIO 185
184 PARIAS URBANOS
los poderosos obstáculos politices y culturales que enfrenta la pe and North Ameríco, Cambridge. Cambridge University PI'CSS,
carcelarización al por mayor de la miseria, inherentes a la com- 1992
posición de los Estados socialdemócratas de Europa, la contén- Damer, S: From Moorepark lo "IVine Aller" ¡he Risc and Fall a
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