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HOJAS INFORMATIVAS

Artículo Nº 81
epoca II
noviembre
2005

RASGOS ESENCIALES DEL COUNSELING

NURIA ESTHER VEGA LÓPEZ, col. P-1135


Asoc. Canaria de Cáncer de Mama y Ginecológico (ACCM) y Asoc. Canaria
de Psicooncología y Cuidados Paliativos (ACPC)

Publicado en Hojas Informativas de l@s Psicólog@s de Las Palmas, nº 81 de


noviembre de 2005, pp. 33-35 (D.L.: G.C. 502-2000; ISSN: 1576-2157)

RESUMEN
A lo largo de este artículo, intentaremos reflejar la
necesidad de búsqueda de ayuda o “consejo” por parte del
ser humano; pero no cualquier ayuda o de cualquier forma,
sino desde el punto de vista terapéutico. El counselling
refleja esta relación, manteniendo una visión integradora,
observando no sólo el problema, sino a la persona en todo
su contexto y considerando al ser humano dotado de todas
las potencialidades necesarias para su completo desarrollo.

INTRODUCCIÓN
Cuando una persona comienza su andadura profesional en el campo
de la salud, es inevitable preguntarse por los aspectos prácticos a la
hora de abordar temas trascendentales; “el cómo lo hago”. Así pues,
surgen preguntas sobre cómo acercarse al enfermo cuando se tiene
necesidad de huir, cómo perder el miedo a hablar de la muerte y de
sus consecuencias, qué hacer para no dar falsas esperanzas y/o
ocultar ciertos aspectos relevantes y comprometedores para el
paciente y su familia, cómo entablar y mantener una relación basada
en el respeto y la confianza, qué hacer para que fluya la
comunicación entre el paciente, su familia y el sanitario, cómo evitar
hacer comentarios y dar consejos superficiales, intentando ir más allá
de la simple palmadita detrás de la espalda... Para hacer frente a
estas y otras cuestiones, en el ámbito de la salud en general y de los
cuidados paliativos en especial, es necesaria la adquisición y el
desarrollo de ciertos conocimientos, actitudes, habilidades y
estrategias relacionales por parte de los profesionales sanitarios.
Éstas se encuentran enmarcadas en un modelo conceptual de
interacción y potenciación cuyo instrumento básico es el
Counselling.
Es de vital importancia que no se deje la calidad de las relaciones que
se establecen y la comunicación entre los distintos implicados al azar.
Por eso, insto al lector a reflexionar sobre las consecuencias
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derivadas del manejo adecuado e inadecuado de la comunicación,


además del modo en el que se comunica. Según Albert Jovell
(1999) 1, la comunicación sanitario-paciente es el mejor
procedimiento para favorecer una relación basada en la confianza
mutua, el respeto, la comprensión y el afecto.
Muchos profesionales de la salud2 abogan por una asistencia de
calidad, para lo que es imprescindible la no improvisación en el
cuidado emocional del paciente. Se considera necesaria una gestión
más efectiva y eficiente en los cuidados paliativos, traducida en una
mayor calidad de los procesos, de la relación de ayuda que se
establece y del cuidado del profesional. El counselling permite una
exploración sistemática de las necesidades de diversa índole que
pueda presentar un paciente a la vez que activa su propia capacidad
de cuidarse y la expresión de emociones con el fin de poder planificar
entre sanitarios, paciente y familia unos cuidados a su medida. No es
fácil llevar a cabo el “asesoramiento terapéutico”, requiere esfuerzo e
implicación por parte del profesional sanitario. Para su consecución se
hace necesario aparcar el miedo a hablar a nivel emocional y hay que
tener en cuenta la importancia de una apropiada formación en el
abordaje psicológico y emocional del paciente. En este punto,
debemos plantearnos qué es más doloroso: si la comunicación, con el
impacto emocional que conlleva en los casos en los que el diagnóstico
y/o pronóstico son negativos, o las barreras y murallas que levanta la
incomunicación, tomemos como ejemplo el fenómeno de la
“conspiración del silencio”.
Así pues, se puede decir que la práctica del counselling es un
coadyuvante de las técnicas y terapias médicas, tanto de las que van
dirigidas a curar como a paliar. Desde esta premisa y desde la
psicología como profesión clínica y de la salud, veo necesaria la
incorporación de la intervención psicológica a los servicios médicos, lo
más precozmente posible, con el fin de facilitar la adaptación y evitar
desajustes posteriores. Este tipo de intervención ya se está llevando
a cabo en el Hospital Universitario La Paz bajo la supervisión de la
Dra. Pilar Arranz; en un modelo de intervención interdisciplinar,
denominado “Acogida”3.
FUNDAMENTOS Y PRINCIP IOS DEL COUNSELLING
El counselling es un conjunto de herramientas que maximizan el
nivel de competencia tanto del sanitario como del propio paciente, al
menor coste emocional posible. Se sustenta en una filosofía que
promueve la potenciación, la equidad, el respeto y la autonomía del
paciente. Es una herramienta que vuelve más eficaz la comunicación
1Jovell A. J. “Medicina basada en la afectividad” Med Clin, Barcelona, 1999.
2Arranz, P, Barreto, P, Bayés, R., Die Trill, M.,... Son sólo algunos de los profesionales
españoles que defienden este modelo de actuación.
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con el paciente, que le ayuda a la toma de decisiones y a la búsqueda


de nuevas opciones. Confía en la persona y en sus recursos como el
mejor elemento de cambio. Apoya el cambio, no por la imposición,
sino por la elección; es un elemento de persuasión racional, no
manipulador ni coactivo; por ello, utiliza la pregunta y la
confrontación para que el paciente reflexione y tome la decisión que
considere más adecuada para él mismo ante una situación
determinada (Arranz y cols, 2001).
Los objetivos que se persiguen son que el paciente experimente
aspectos de sí mismo que antes estaban distorsionados o negados,
facilitando la apertura y potenciando su autoestima y autoconfianza a
través de la aceptación incondicional. El counselling se centra en el
presente y en la experiencia y expresión de sentimientos desde una
comunicación abierta, sincera y cercana.
Los cuatro pilares del counselling son: 1) habilidades de
comunicación asertiva, 2) soporte emocional, 3) modelo de
solución de problemas y 4) autocontrol. De esta manera, no es
una técnica que se limita a dar información al paciente, sino que
también ayuda a asimilarla e intenta minimizar su impacto emocional,
promoviendo el autocuidado y la responsabilización del individuo
sobre su propio bienestar, ya que realiza un papel activo en la toma
de decisiones que le conciernen, fomentando así el autocontrol y la
percepción de control sobre el manejo de la situación. El hecho de
apoyarse en el método socrático para un aprendizaje y asimilación
más activa del paciente, hace que se facilite la adhesión al
tratamiento y se fortalezca su capacidad de cuidado y autoayuda.
Podemos encuadrarlo dentro de un modelo de competencia , que
prefiere apoyarse en el desarrollo de las capacidades de la persona
que en sus deficiencias. Se parte de la premisa de que las personas
tienen los recursos que necesitan para hacer frente a su situación y
que solo hace falta un contexto facilitador para que éstos se pongan
en marcha. Desde el poder de influencia que poseemos los
profesionales de la salud, podemos mediar para que se den los
factores propicios para ello; no obstante, este poder de influencia no
debe ser confundido con la manipulación, ni la imposición.
Actualmente existe un concepto novedoso que lo define muy bien:
resiliencia . Concepto que proviene de la mecánica, equivale a
“resistencia al sufrimiento”, y señala tanto la capacidad de resistir las
magulladuras de la herida psicológica como el impulso de reparación
psíqui ca que nace de esa resistencia.
Entre otros, el counselling se fundamenta en lo que se ha dado a
llamar “principio de beneficencia no paternalista”, es decir, se
evita a toda costa esta actitud ante los pacientes y los familiares, se
prefiere la sugerencia al consejo sistemático, la negociación a la
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imposición. Es el paciente junto con su familia el que toma las


decisiones según sus preferencias, prioridades y circunstancias tanto
físicas como psicológicas y/o espirituales.
Es obvio, que defendiendo estas características a la hora de enfrentar
y afrontar la eficacia en los servicios de salud, nos demos cuenta del
cambio de paradigma que se ha fraguado bajo la sombra de un
modelo médico obsoleto, paternalista, asimétrico y donde los
pacientes han sido unos meros receptores pasivos. Esta forma de
trabajo “centrada en el cliente” fue llevada a cabo y defendida por
Carl Rogers, en un intento por humanizar la relación terapeuta-cliente
y por “hacer algo con alguien” en vez de “hacer algo a alguien”. De
esta forma se promueve una relación más sana entre los
profesionales de la salud y sus pacientes, pues éstos últimos son
autores de sus cambios, ya que han tenido la libertad de elegir dentro
de su marco de referencia, potenciando su percepción de control y la
no dependencia con su terapeuta.
Para este mismo autor, existen una serie de actitudes básicas que
configuran la relación comunicativa inherente al counselling. Estas
actitudes serían la empatía, la aceptación incondicional y la
congruencia/veracidad terapéutica.
Todavía hoy en día son muchos los profesionales del ámbito sanitario
que piensan que si el paciente padece un momento de nervios,
necesita un sedante; si tienen una crisis de llanto, necesita
antidepresivos; o si muestra una expresión de enfado, está atacando
personalmente al profesional. La familia se considera todavía en
algunos ámbitos sanitarios un factor de entorpecimiento de las tareas
profesionales, más que una unidad a tratar. Es por ello que la
“educación psicológica” es una tarea que nos concierne a todos y que
tiene tanta o más relevancia que una intervención psicológica
concreta.
Con demasiada frecuencia, las necesidades emocionales del paciente
y de la familia no reciben la atención profesional en el momento
adecuado. El psicólogo tiene el importante papel de sensibilizar a los
profesionales sanitarios sobre las necesidades emocionales de sus
pacientes y familias, educar, ofrecer criterios adecuados de derivación
y formar en soporte emocional. Asimismo, trata de adecuar sus
servicios profesionales al plan general de tratamiento de su equipo
interdisciplinar, de tal modo que todos los profesionales del equipo
compartan los objetivos emocionales y los apoyen, y su propia
actuación pueda ser coherente con los objetivos de las otras
especialidades, trabajando en colaboración para conseguir el máximo
bienestar para el paciente y la familia.
CONCLUSIÓN
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Para finalizar me gustaría dejar al margen el bagaje formativo y


profesionalizado, para dar un mensaje más personal e íntimo, un
mensaje de amor, solidaridad y respeto hacia el prójimo, más
específicamente hacia los que sufren. Ante ellos, nuestro trabajo es
más fácil y más efectivo si hablamos desde el corazón, desde el trato
afectivo, sincero y cercano. Defiendo una formación óptima ante
cualquier trabajo, pero los profesionales que lo hacemos con
personas, debemos minimizar los errores posibles, siendo honestos
con nuestros pacientes y con nosotros mismos. Podemos haber
estudiado y leído mucho sobre counselling, pero nuestra valía como
profesionales se pone a prueba cada día, con nuestro trato hacia los
demás y nuestra calidad como personas. Debemos acercarnos al
dolor del otro, no como expertos, sino como aprendices, de esta
manera compartiremos desde nuestra humildad, historias y
acontecimientos de incalculable valor. Demos gracias por ello, pues
son nuestros pacientes y sus circunstancias las que nos hacen
mejores profesionales y personas.

BIBLIOGRAFÍA
- Arranz, P. “La comunicación en cuidados paliativos” en apuntes del Prácticum de
Psico-oncología de la Universidad de La Laguna (2002-2003).
- Arranz, P., Barbero, J.J., Barreto, P. y Bayés, R. “Intervención emocional en
cuidados paliativos. Modelo y protocolos”. Ed. Ariel. Ciencias Médicas. (2003).
- Arranz, P., Barreto, P., Barbero, J.J. y Bayés, R. “Intervención psicológica con
personas en la fase final de la vida” en Caballo, V. E., “Manual para el tratamiento
cognitivo conductual de los trastornos psicológicos”. Vol. II. Ed. S. XXI. Madrid.
(1998).
- Bayés, R. “Principios de la investigación psicosocial en cuidados paliativos” en Die
Trill, M. y López Imedio, E. “Aspectos psicológicos en cuidados paliativos: La
comunicación con el enfermo y la familia”. Ed. ADES. Madrid. (2000). p. 651-668.
- Die Trill, M. “Más allá de las palabras: Principios generales de la comunicación
con el enfermo oncológico” en Die Trill, M. “Manual de psico-oncología”. Ed. ADES.
Madrid. (2003) . p. 661-674.
- Die Trill, M. “El manejo de situaciones difíciles en la comunicación con el enfermo
oncológico adulto e infantil” en Die Trill, M. “Manual de psico-oncología”. Ed. ADES.
Madrid. (2003) . p. 675-688.
- Jovell, A.J. “Medicina basada en la afectividad”. Med Clin. Barcelona. (1999).
- Schröder Pujol, M. “Impacto emocional y tratamiento psicológico durante la fase
terminal” en Die Trill, M. “Manual de psico-oncología”. Ed. ADES. Madrid. (2003) .
p. 629-645.
- VV.AA. “Intervención psicológica en cuidados paliativos domiciliarios”.
http://www.fefoc.org/educacion/rincon/psico_oncologia.jsp

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