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CRISIS
El término “crisis” en una economía de mercado hace referencia a la cuestión de los ciclos o
fluctuaciones económicos. En la economía capitalista las crisis no son provocadas principalmente
por factores externos al sistema, sino por elementos internos o endógenos al sistema mismo.
Lo que caracteriza al período de contracción o recesión, cuya fase inicial o más aguda llamamos
crisis, es la disminución general de la actividad económica, reflejada en la baja producción de bienes
y servicios y del empleo, y acompañada por una reducción general del nivel de beneficios, precios y
salarios.
CICLO ECONÓMICO
1. Prosperidad
4 fases sucesivas 2. Recesión
CRISIS
3. Depresión
4. Recuperación
RECESIÓN
Caída de la actividad económica por varios meses seguidos, que puede o no convertirse en
DEPRESIÓN.
DEPRESIÓN
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2. CICLOS LARGOS Y CAMBIOS TECNOLÓGICOS
Ciclos largos
La teoría de los ciclos basada en los cambios tecnológicos explica como la aplicación de
descubrimientos científicos da lugar al surgimiento de nuevos tipos de tecnologías que estimulan la
inversión, la demanda y el empleo iniciando una fase expansiva. Pero ésta finaliza cuando los
mercados se saturan o se detiene el potencial desarrollo de esas tecnologías. Se produce entonces
una reversión del ciclo con una baja de precios, una caída de las inversiones, cierre de empresas y
desempleo.
3. MARXISTAS Y REGULACIONISTAS
Los análisis marxistas consideran como factor explicativo del ciclo económico de larga duración la
evolución de la tasa de ganancia, es decir de la relación entre la tasa de plusvalía (valor de trabajo
no remunerado del que se apropia el capitalista) y la composición orgánica del capital (que expresa
a su vez el vínculo entre la masa de capital invertida en medios de producción y la invertida en fuerza
de trabajo).
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En Marx hay distintas explicaciones de las crisis. Por un lado, expresan la lógica compleja del proceso
de acumulación y se manifiestan como crisis de sobreproducción. Mientras que otra explicación es
que las crisis pueden provenir también del subconsumo de las masas, o sea de la insuficiencia de su
poder de compra para adquirir todos los bienes durante un período determinado.
Los economistas de la teoría de la regulación parten de un análisis estructural que define a “las
grandes crisis como todo episodio en el cual la dinámica económica y social entra en contradicción
con el modo de desarrollo que impulsa”, poniendo en juego, a largo plazo, la reproducción del
sistema.
La relación salarial es para los regulacionistas un elemento esencial que permite comprender la
lógica de los modos de regulación y sus crisis. Pero lo regulacionistas incluyen como elemento
diferencial para la situación actual la esfera financiera.
La más completa explicación de las crisis en los mercados financieros se debe a Hyman Minsky. Su
hipótesis central es que la inestabilidad de los mercados financieros es endógena; en otros términos,
una “inestabilidad inherente” al comportamiento de los actores financieros y de las empresas. A los
dos grandes problemas del capitalismo, el desempleo y la desigualdad en la distribución de los
ingresos, Minsky les agrega un tercero: la persistente inestabilidad del capitalismo moderno
dominado por las finanzas.
Una variante explicativa que complementaría a la de Minsky es la de Harry Magdoff y Paul Sweezy,
que señalan que el estancamiento de la inversión está estrechamente interrelacionado con la
financiarización de la economía. De modo que las finanzas especulativas constituyen una usina
secundaria de crecimiento dada la debilidad de la inversión productiva; el resultado es la aceleración
del endeudamiento.
André Orleán amplía el análisis de la conducta de los mercados financieros señalando que la
competencia en ellos no produce su propia autorregulación. “Mientras que en los mercados de
bienes un aumento o disminución de los precios conlleva a una baja o un alza de la demanda que
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tiende a estabilizar la evolución de los precios, tal cosa no ocurre en los mercados financieros. En
éstos, una suba o una caída de los precios, puede provocar un alza o una disminución de la demanda,
generando una dinámica acumulativa de los precios al alza o a la baja y fuerte turbulencias en las
relaciones financieras.” Se originan así crisis permanentes. Esos mercados son estructuralmente
inestables “por su ineptitud para mantener los precios financieros dentro de los límites aceptables”.
La crisis de 1929, que provocó la depresión más profunda y prolongada del capitalismo, tuvo
diferentes orígenes.
En Gran Bretaña las condiciones sobre las que se sustentaba el proceso de acumulación se habían
agotado coincidiendo con la declinación de su poder financiero y comercial, mientras que el resto
del continente experimentaba profundos cambios con la Revolución Rusa y el surgimiento del
fascismo y del nazismo.
Bajo
nivel de Consumo limitado
salarios
Insuficiencia de la
demanda efectiva DISFUNCIONAMIENTO
DE LA ECONOMÍA REAL
CRISIS
Crisis de sobreproducción DEL ‘29
BURBUJA
ESPECULATIVA
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Las dos comienzan en Estados Unidos, el corazón del sistema capitalista, y rápidamente se
mundializan. Pero desde un principio están ya vinculadas con procesos que se desarrollan
en otros centros de la economía mundial.
Hay un predominio del pensamiento económico ortodoxo (ahora neoliberal).
Así como hoy hablamos de un régimen de acumulación basado en el capital financiero o de
una financiarización de la economía mundial, los mercados financieros tuvieron también un
alto grado de incidencia en el crack del 29. En los años 20, previos al estallido, se asistió
(como antes de la crisis reciente) a una sobrevaluación de títulos y acciones de empresas
mediante artificios especulativos. También, como ocurrió en los últimos años, los
movimientos internacionales de capital, totalmente liberalizados y atraídos por las altas e
irreales tasas de ganancias, contribuyeron a incrementar la inestabilidad del sistema.
Algunas de las principales modalidades y activos de especulación actuales ya estaban
presentes en 1929, como las sociedades de inversión; el aparcamiento; el esquema Ponzi y
otros. En ambas crisis estuvo presente el negocio inmobiliario.
Tanto en un caso como en el otro las burbujas especulativas se originan por los
disfuncionamientos de la economía real. En el 29 hay una evidente crisis de
sobreproducción (o insuficiencia de la demanda efectiva si lo vemos desde el punto de vista
keynesiano). La economía del siglo XXI padece un problema similar, que permanece
semioculto hasta el estallido del 2007, por un endeudamiento ficticio de gobiernos e
individuos.
Las crisis de 2007-10 se relaciona con fenómenos que actúan en el largo plazo, y en ese
sentido existe también una analogía con la crisis anterior. Su origen debe rastrearse a fines
de la década de 1960 y comienzos de la siguiente. La desestructuración y reestructuración
de la economía mundial en torno a la crisis de los años 30 fue también un proceso muy
extenso que se inicia alrededor del estallido de la Primera Guerra Mundial y se cierra
después de la Segunda, o sea que abarca más de tres décadas. En los dos casos se advierte
una tendencia secular a la caída de las tasas de ganancia.
Los directores de la Reserva Federal (Banco Central de Estados Unidos) fueron responsables
directos de ambas crisis.
En Estados Unidos, la desigualdad de los ingresos de los años previos al crack de 1929 era
semejante a la que existe actualmente como resultado de políticas en muchos aspectos
similares.
Las coyunturas específicas fueron más disímiles. Los precios de las materias primas estaban
cayendo ya desde mediados de la década de 1920 (en el presente subieron precediendo a
la crisis para luego disminuir); las políticas de altos aranceles empujaban a represalias de
otros países (en la actualidad el proteccionismo tiene la forma de subsidios y existen la
Organización Mundial del Comercio (OMC) y los bloques comerciales); no había organismos
financieros internacionales, como hay en la actualidad, que pudieran actuar como
prestamistas de última instancia (aunque no lo hagan y deba recurrirse a los gobiernos), ni
existían en la magnitud actual (porque también los había) los paraísos fiscales. Por supuesto,
la base tecnológica y productiva, así como el grado de mundialización de la economía son
muy diferentes.
Una posible semejanza a nivel geopolítico es que en el período de entreguerras se produjo
una crisis de hegemonía. Ahora, por la debilidad de la economía estadounidense, tanto
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Europa como los países emergentes contestan por ese rol. La existencia de una potencia
hegemónica tampoco garantiza la estabilidad de sistema.
Barry Eichengreen y Kevin O’Rourke han realizado una comparación gráfica estadística de
los indicadores de la economía mundial que muestra que en muchos aspectos la situación
presente no es mejor que la de 1929. Los autores parten de una comparación diferente de
la que hizo Paul Krugman para Estados Unidos entre ambas crisis, en la que demostró,
estadísticamente, que la actual es de menor intensidad. Ellos argumentan que si bien esos
resultados son válidos, lo que en realidad debe compararse son las dos crisis a nivel mundial.
También agregan que las medidas adoptadas por los gobiernos a fin de contrarrestar la crisis
reciente fueron más rápidas que en los años 30, pues en EE.UU. las principales políticas que
hicieron frente a las consecuencias del crack del 29 comenzaron a tomarse varios años más
tarde, en 1933.