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VOCABLOS EMOCIONALES BÁSICOS EN ESPAÑOL

Una aplicación desde la lingüística cognitiva del modelo de Ekman


Did I listen to pop music because I

was miserable, or was I miserable

because I listened to pop music?

Rob en Alta Fidelidad

2
INTRODUCCIÓN

El estudio de la expresión ha sido considerado tradicionalmente como una de

las partes de la lingüística, sin embargo, también ha sido considerado

como el menos desarrollado dentro de la disciplina.

El que un componente fundamental de la expresión sea el emocional no

simplifica el problema: tampoco las emociones han sido trabajadas en el

estudio del lenguaje con acuciosidad.

No obstante lo anterior, en los últimos lustros se ha venido desarrollando un

acercamiento al tema de lo emocional desde una de las orientaciones de

la lingüística, la lingüística cognitiva.

Esto se debe a que el campo de lo emocional responde a patrones que

consideran lo fisiológico y lo cognitivo. Los avances en la investigación

del campo desde las disciplinas que tienen como objeto la fisiología y la

cognición han abierto líneas de estudio, perspectivas e hipótesis, que

una orientación como la lingüística cognitiva, atenta a los logros y

proyecciones de sus disciplinas pares, puede considerar de suyo como

fundamento e inspiración para su propio trabajo.

3
La investigación que se propone como Tesina sintoniza con lo anterior y

pretende moverse dentro de dicha órbita asumiendo los supuestos esenciales y

los compromisos básicos.

I. Delimitación del Problema e Hipótesis

El campo por investigar será el de las emociones en el idioma español. Se

atenderá específicamente a los vocablos que se refieren a las emociones.

Asumiendo lo que se plantea desde otras disciplinas cognitivas, se considerará

la hipótesis de que el campo de las emociones está fuertemente estructurado

desde condiciones fisiológicas universales; y que dicha estructura determina en

gran medida la organización lingüística en español del campo emocional. La

primera parte del marco teórico, desplegará extensamente el desarrollo del

estudio de las emociones desde dichas disciplinas, a fin de perfilar de manera

clara el contexto en que esta tesina se enmarca y las opciones teóricas

consecuentes.

Como hipótesis de trabajo se utilizará la taxonomía de las emociones básicas

de Ekman, considerando que ella permite establecer con mucha precisión la

estructura que se pretende hallar.

4
En adelante se hará referencia a los ítemes del español que corresponden a las

emociones básicas como “Vocablos Emocionales Básicos”. Esta nomenclatura

es una réplica del concepto de “Vocablos Básicos de Color” 1 planteado por

Berlin y Kay, que se detallará en su momento.

II. Objetivo General

El objetivo general de esta tesina es determinar si los vocablos emocionales del

español se adecúan a las emociones básicas. Se entiende por

emociones básicas las seis que ha propuesto Ekman en una serie de

trabajos desde 1971 (ver Lakoff, 1987a; Iglesias, Loeches y Serrano,

1991; Ekman, 1985), a saber: alegría, enojo, tristeza, miedo, sorpresa,

desagrado.

III. Objetivos Específicos

Objetivos específicos son:

1.) Elaborar un corpus de vocablos emocionales en el español representado

en el DRAE.

1
“Basic Colour Terms”.

5
Esto se hará a través de un rastreo de la versión en CD-Rom del Diccionario de

la Real Academia Española 21ª Versión (DRAE), y se desarrollará a partir de

una metodología de rastreo elaborada especialmente para el caso.

2.) Testear el uso de los vocablos emocionales en niños,

a partir de las respuestas que ellos den ante el estímulo de un set de fotografías

preparado también para el caso.

Ambos conjuntos de vocablos serán posteriormente comparados con el fin de:

3.) Determinar un corpus organizado de vocablos emocionales confirmado por

el uso.

Junto con los anteriores y durante el desarrollo de la investigación, se

plantearán algunos otros objetivos específicos, a saber:

4.) Plantear el método de búsqueda en el DRAE como una estrategia para

encontrar con facilidad conjuntos de metáforas asociadas que permitan definir

metáforas conceptuales.

Dentro de este objetivo específico, particularmente, se intentará:

6
4.1.) Encontrar los equivalentes en español de la metáfora conceptual

descrita en inglés como Anger is Heat.

5.) Determinar la validez de una afirmación de Gombrich respecto del efecto

que provoca la imagen de la Mona Lisa en los observadores, en cuanto a la

adscripción de una emoción específica; y utilizar dicha hipótesis como

validación del estudio mismo.

IV. Desarrollo

El desarrollo de la Tesina contempla dos momentos generales.

IV.I. Momento Teórico

En él se despliega el Marco Teórico que subyace en el fondo del estudio y

desde el cual se orienta el trabajo. Consta de dos partes. Luego de introducir la

naturaleza del problema (el estudio lingüístico de la expresión de las

emociones) y esbozar cómo se ha llevado a cabo en la lingüística moderna, se

inicia el desarrollo del estudio de lo emocional desde las ciencias cognitivas,

concentrándose en el proceso que ha llevado a considerar la percepción e

interpretación de las emociones como una de las capacidades más relevantes

de la cognición. Con posterioridad se despliega lo que se ha hecho

7
paralelamente desde la lingüística cognitiva, contextualizando en particular

desde las teorías de prototipos y los modelos cognitivos idealizados.

IV.II. Momento de la Investigación Empírica

En él se desarrolla la investigación propiamente tal. También consta de dos

partes. En la primera se plantea la necesidad de determinar un corpus de

vocablos emocionales, por lo que se propone una metodología que ya han

ocupado Lakoff y Kövecses (Lakoff, 1987a; Kövecses, 1995), aunque con

alguna diferencia que se propone y justifica. Esta parte se concentra en dos

aplicaciones sucesivas del método, las que generarán dos corpus diferentes

que luego se compararán, cada uno de ellos dependiente de una apuesta

teórica distinta respecto de lo emocional, la de Ekman y la de Wierzbicka. El

modelo de generación del corpus permitirá además medir la validez de una

propuesta de Lakoff y Kövecses respecto de una metáfora del enojo; y

eventualmente, proponer una metáfora conceptual nueva (la metáfora

conceptual de la alegría como una celebración religiosa).

La segunda parte de la investigación corresponde al test hecho con niños

respecto del reconocimiento de las expresiones faciales de las emociones

básicas y la asignación léxica consecuente. Es aquí donde se pone a prueba de

manera más contundente el modelo ekmaniano.

8
Estas dos partes se complementan por el hecho de que la taxonomía general

ekmaniana se comparará con la estructura de los vocablos emocionales que se

hayan rescatado a través del rastreo según la metodología de Lakoff y

Kövecses. Pero, también, porque el resultado del testeo a los niños proporciona

usos y aplicaciones léxicas que deberían validar el corpus y también el

planteamiento de las seis emociones básicas.

9
CAPÍTULO 1

Marco Teórico

1.1. PRIMERA PARTE: De la teoria de la expresión a la Teoría de la Mente

El origen del estudio moderno de la expresión desde las ciencias del lenguaje

se puede datar con precisión en 1934, cuando Karl Bühler publica su célebre

Teoría del Lenguaje. La teoría del lenguaje de Bühler propone una tricotomía

que considera las funciones de representación (Darstellungfunktion), expresión

(Ausdruckfunktion) y apelación (Appellfunktion). Estas funciones se apoyan en

los tres vértices del triángulo comunicacional compuesto por el mundo externo,

el emisor y el receptor. Si el signo concreto se concentra en la referencia al

mundo externo, predomina la función representativa; si lo hace respecto del

mundo interno del emisor, predomina la función expresiva y, por fin, si lo hace

respecto del receptor, predomina la función apelativa.

Un año antes de eso el mismo Bühler había publicado su Teoría de la

Expresión. Ortega y Gasset, en la edición que hiciera de ella “Revista de

Occidente”, prologa respecto de los contenidos de ambos libros: “El gesto

expresivo y la palabra son los Géminis en el zodiaco de los problemas

humanos” (Ortega y Gasset, 1950: 9). Bühler mismo da inicio a su Teoría de la

Expresión, tomando “la expresión como una suerte de lenguaje” (Bühler, 1934:

13). De este modo, se tiene que en el pensamiento bühleriano la expresión

10
(Ausdruck) es, por una parte, un lenguaje en sí mismo y, por otra, una función

del lenguaje (hablado).

En el prólogo de la Teoría de la Expresión, Bühler se refiere al plano secundario

que la función expresiva ha tenido respecto de la función representativa:

“La lingüística de todos los tiempos, no ha situado en primer plano la

expresión, sino la función representante del idioma (...) Ningún teórico

puede detallar satisfactoriamente los pasajes en que la voz o el habla

contienen expresión ni aun siquiera proveerles de un nombre alusivo, si

antes no se ha descrito sistemáticamente los medios expositivos del

idioma” (Bühler, 1933: 14).

Estas palabras, a la vez que describen un hecho común en la lingüística previa

a los escritos del autor, resultan un vaticinio de lo que ocurrirá también con

posterioridad a él. Si bien la tricotomía de Bühler resultará ampliamente

aceptada por la comunidad académica lingüística, ocurre que los estudios

seguirán concentrándose en la función representativa, mientras que la función

expresiva se mantendrá relegada a un segundo plano.

Lo anterior no quita que muchísimos lingüistas de renombre hayan dedicado

algún trabajo a la descripción de esta función expresiva. Así, por ejemplo, en

11
Chile Rodolfo Oroz y Ambrosio Rabanales tienen sendas publicaciones al

respecto. En ellas manifiestan la importancia de la expresión y su vínculo con la

afectividad. Así, Rabanales cita en el epígrafe a Bally cuando en El lenguaje y

la Vida escribe que “lo que la estilística de la expresividad estudia son los

procedimientos, los signos por medio de los cuales produce la lengua la

emoción” (Rabanales, 1959: 205). Más abajo, cita también a Navarro Tomás

con su “no hay vocablo, ni frase, ni momento de la comunicación oral en que,

junto al sentido lógico, no se advierta la presencia de elementos afectivos”

(Rabanales, 1959: 205). Y a renglón seguido, añade que la “lengua ofrece a la

persona que la habla, múltiples posibilidades de expresar aquella afectividad

mediante ciertos recursos que le son inherentes” (Rabanales, 1959: 205). Oroz,

por su parte, comenta que “los fenómenos de orden afectivo, que obran sobre

las formas de expresión de diversas maneras, se manifiestan especialmente en

la lengua hablada” y que “la frase carente de todo elemento emotivo (...) no se

hallará, comúnmente, en la lengua hablada, pues esta es siempre más o menos

afectiva” (Oroz, 1937-1938: 36).

Otros trabajos, como el de Stankiewicz (1964), aun cuando crítico de la

tricotomía de Bühler porque, según él, “tiñó la definición de estas funciones con

nociones psicológicas y fisiológicas” (Stankiewicz, 1964: 316), reconocen que

“prácticamente todas las palabras están dotadas de connotaciones emotivas si

se las ubica en una situación social o en un contexto verbal adecuados”

12
(Stankiewicz, 1964: 319). Besnier (1990), por su parte, entrega un detallado

listado de autores y textos no sólo lingüísticos sino también antropológicos que

adhieren a la tricotomización, entre los que se cuentan, Sapir, Bally, Ullman,

Firth y miembros de la Escuela de Praga.

De este modo, se tiene que existe un reconocimiento extenso de la importancia

de la función expresiva, así como del carácter medular que tiene dentro de ella

el mundo emocional. “La función expresiva está relacionada con las emociones.

En ella lo que se expresa y comunica son las emociones del hablante” (Foolen,

1997: 15)2.

Sin embargo, estos mismos autores critican que el estudio de la función

expresiva suele ser impresionista y asistemático. Ya se ha citado a Bühler

(1933, 14). Rabanales suma que

“el que toma conciencia de los hechos, sabe positivamente que tanto el

que se manifiesta como el que analiza el resultado de esta

manifestación, a causa de las limitaciones impuestas por la lengua, se

mueven en el plano de insuperables aproximaciones. Y aproximaciones


2
En adelante las citas de textos originales en inglés se transcribirán
en español, según traducciones realizadas por Scott Sadowsky y, en
nota al pie se consignará el original en inglés. En este caso: “The
expressive function has to do with emotions. It is the emotional
feeling of the speaker that is expressed and communicated in the
expressive function”.

13
serán también, muchas veces, en este sentido, las afirmaciones

nuestras” (Rabanales, 1959: 208).

Y Stankiewicz, que escribe que

“tal como están las cosas, esta función y sus peculiaridades son lo que

menos se ha estudiado en los trabajos lingüísticos a pesar de los

repetidos intentos por parte de los lingüistas de sacarlas del limbo de los

apéndices gramaticales, de las notas al pie de página y de las listas de

excepciones” (Stankiewicz, 1964: 317).

Foolen (1997), siguiendo a Brown, hace ver que en paralelo con la división

tricotómica del lenguaje existe una división sicológica análoga que se expresa

en tres “partes” de la mente: cognitiva, afectiva y conativa. Luego, siguiendo a

Ullman, simplifica en una dicotomía que opone cognición y emoción

(subsumiendo lo conativo-social en lo emotivo).

La dicotomía cognitivo-emocional puede rastrearse hasta Descartes, y desde

ahí a través de todo el desarrollo del paradigma racionalista empirista (Bacon,

1620; Descartes, 1637; Pascal, 1669; Locke, 1690; Berkeley, 1734; Hume,

1739; Y para un análisis crítico del desarrollo, Berman, 1981; Shaliff y Lewin,

1987; Damasio, 1994). No falta quien hace ver que es la influencia de dicho

14
paradigma la que ha normado el hacer de la lingüística durante la era moderna

(Chomsky, 1966; Sarmiento, 1982), lo que en último término puede ser una de

las condicionantes que expliquen el porqué de la relegación del componente

emotivo en los estudios del lenguaje3.

En los estudios sicológicos de la dicotomía hay una larga tradición enfocada en

el aspecto emocional (Foolen, 1997). Se podría, sin embargo, establecer una

analogía con el modelo bühleriano y mostrar que, así como lo expresivo es un

lenguaje en sí mismo, pero, también una función del lenguaje hablado, la

emoción es un área de la mente, pero también una función que interactúa y se

manifiesta en lo cognitivo (racional). Esta perspectiva ha sido desarrollada por

un Damasio (“ciertos aspectos del procesamiento de emociones y sentimientos

son indispensables para la racionalidad”, 1994: 12) o un Jackendoff (en su

propuesta de una cognición social4, 1994, 1996, citado por Bocaz, 1998).

Hay, en particular, un campo de desarrollo de la ciencia cognitiva donde la

inclusión de lo emocional como objeto de estudio permite deshacer la

dicotomía. Es el de la asignación de estados mentales y la Teoría de la Mente.

3
Dicha relegación no es, sin embargo, una constante absoluta.
Algunas escuelas, como la neo-idealista, han destacado la “primacía
de la emoción por sobre el aspecto intelectual mecánico del lenguaje”
(Stankiewicz, 1964: 317).
4
Recuérdese que en la reducción de la tricotomía a una dicotomía
cognitivo emocional, Foolen (1997), siguiendo a Ullman, ha
subsumido el componente conativo-social en el emotivo.

15
1.1.1. La Teoría de la Mente

La Teoría de la Mente se apoya en la noción de la mente como un procesador

de información (Gardner, 1985; Johnson-Laird, 1988; Jackendoff, 1994)

“merced a la transformación de las representaciones mentales” (Perner, 1991:

15). Dichas representaciones pueden también denominarse “estados mentales”

(“estados mentales son lo que observamos en nuestra conciencia interior”

Perner, 1991: 122). Los estados mentales más sencillos de comprender son

aquellos que corresponden a las imágenes perceptuales (Damasio, 1994: 119 y

ss), como las visuales o auditivas. Un nivel más complejo son los estados

mentales de conocimiento (Frith, 1994: 219). Hay también estados mentales

que corresponden a creencias, deseos e intenciones (Karmiloff-Smith, 1992:

147). Por fin, existen los estados mentales asociados a emociones.

Una definición de la Teoría de la Mente, llamada a veces psicología del sentido

común, se puede desprender del siguiente texto:

“Para participar en las interacciones humanas, para predecir el

comportamiento de los demás, para comprender sus intenciones,

creencias y deseos, para interpretar lo que dicen, los gestos y las

acciones que hacen, para entender la ironía, para interpretar

16
afirmaciones y expresiones faciales contradictorias con los sentimientos

que de verdad se tienen y para muchas otras cosas, cada uno de

nosotros cuenta con una psicología del sentido común o con una teoría

intuitiva que nos capacita para atribuirnos estados mentales a nosotros

mismos y a los demás” (Karmiloff-Smith, 1992: 147).

La definición clásica, sin embargo, pertenece a Premack y Woodruff:

“Cuando decimos que un individuo posee una teoría de la mente,

queremos decir que se atribuye a sí mismo o les atribuye a los otros (de

la misma especie o de especie diferente) estados mentales. Un sistema

de inferencias de este tipo puede considerarse, en sentido propio, como

una teoría. En primer lugar, porque tales estados no son directamente

observables. En segundo lugar, porque el sistema puede utilizarse para

hacer predicciones, específicamente predicciones sobre la conducta de

los organismos” (citado por Hobson, 1991: 135).

Aunque los modelos que consideraban la existencia de una sicología de sentido

común se desarrollaron a lo largo de toda la década de los setenta (Karmiloff-

Smith, 1992, da un par de listas de investigadores que desarrollaron dichos

modelos), la importancia de la disponibilidad de una Teoría de la Mente como

una herramienta de la cognición sólo llegó a declararse de manera definitiva

17
cuando en 1985 Uta Frith, Simon Baron-Cohen y Alan Leslie postularon la

ausencia de una Teoría de la Mente como deficiencia específica del mal

conocido como autismo.

Hasta ese momento el autismo era una de las patologías más inexplicables

para los sicólogos (Frith, 1994, para una reseña histórica del estudio de la

patología). El primer caso fue presentado por Kanner en 1943, calificándolo de

“perturbación del contacto afectivo”. Se trataba de un mal que se hacía patente

sólo desde los tres o cuatro años. Los niños que lo padecían eran incapaces de

tener una comunicación “normal”, fuera con de sus padres, fuera con cualquier

otra persona. Lo extraño, y lo que impedía hacer un diagnóstico preciso,

radicaba en el hecho de que quienes presentaban las características de

autistas, a menudo, pero no siempre, presentaban deficiencias en otras áreas, e

incluso algunos manifestaban habilidades especiales. Había autistas retrasados

mentales, pero también había otros que eran capaces de una retención

memorística desacostumbrada, o de efectuar cálculos matemáticos

extraordinariamente complejos (los idiots savants).

Con la postulación de Frith, Baron-Cohen y Leslie, se focalizaba la deficiencia

específica. Además, por primera vez se hacía claro que una de las

características de una mente humana “normal” es la posesión de una Teoría de

la Mente (Karmiloff-Smith, 1992: 147).

18
1.1.2. Las Pruebas de la Teoría de la Mente

La instancia que se implementó para poder establecer la posesión de una

Teoría de la Mente en autistas se conoce como el “experimento de Sally y

Ana”5.

“Se ocupan dos muñecas (Sally y Ana), la primera tiene una cesta y la

segunda una caja. Sally tiene una bolita que guarda en su cesta, para

luego salir de escena. Cuando ello sucede, Ana saca la bolita de la cesta

de Sally y la esconde en su caja. Sally vuelve y se hace entonces la

pregunta: ¿Dónde va a buscar Sally su bolita?” (Frith, 1994: 220-223).

[Ver Figura 1]

5
Este experimento se inspira en uno anterior que llevaron a cabo
Zimmer y Perner en 1983, “Maxi y el Chocolate” (Perner, 1991: 196 y
ss).

19
FIGURA 1

Frith (1994: 222)

20
Los participantes del experimento eran sujetos normales, con síndrome de

Down y autistas, todos con edades mentales superiores a los cuatro años.

Mientras los miembros de los dos primeros grupos contestaron: “En la cesta”;

los autistas respondieron mayoritariamente: “En la caja”. El problema no estaba

en el hecho de que los autistas no recordaran que la bolita había sido cambiada

de lugar (respondían correctamente a la pregunta: “¿Dónde está la bolita?”),

sino simplemente en que no podían comprender que, dado que Sally no vio el

cambio, no lo sabía. No eran capaces de representarse la representación de

Sally, en vez de ello, asumían que su propio conocimiento correspondía al de la

muñeca.

Para apoyar el resultado se ideó un segundo experimento (Frith, 1994: 223),

esta vez con sujetos reales, porque era posible que los niños autistas no

reconocieran estados mentales en muñecas por el hecho de que estas no eran

humanas. En este experimento, Uta Frith pedía a un niño que le ayudara a

esconder una moneda, para luego salir de la habitación. Entonces, Alan Leslie,

a la vista del niño, cambiaba la moneda de lugar y preguntaba al niño dónde

estaba, en qué lugar pensaba Uta Frith que estaba, y por fin, dónde ella la

buscaría. El resultado fue el mismo, los niños autistas no eran capaces de

asignar a Frith un estado mental con la representación errónea.

21
El tercer experimento (Frith, 1994: 225), “el experimento de la caja de

Smarties”, consistía en presentar a un niño una caja de dulces (Smarties) y

preguntarle qué había en su interior. Si bien todos ellos fallaban en la respuesta,

porque la investigadora sacaba de la caja un lápiz, los autistas no podían

predecir lo que diría un segundo niño. Respondían incorrectamente: “un lápiz”.

[Ver Figura 2]

FIGURA 2

Frith (1994: 224)

Desde entonces hasta la fecha se ha realizado todo tipo de pruebas con la

intención de reducir y acotar al máximo las conclusiones, y el estudio de la

22
Teoría de la Mente se ha convertido en uno de los campos más desarrollados

en las investigaciones acerca de la cognición humana. Las propuestas para

entender el origen y desarrollo de la Teoría, así como los elementos que

determinan su falencia en autistas, son múltiples. Alan Leslie (1987) sostiene, y

en esto lo sigue Frith (1994), que el defecto en los autistas radica en una

incapacidad de ficcionalizar (a partir del juego del Acting as If o Pretense). Para

Josef Perner (1991) lo esencial en el desarrollo de la Teoría es el paso de una

teoría de la conducta a una teoría representacional de la mente 6. Fodor (1992) y

Karmiloff-Smith (1992), aunque con diferentes rótulos para los diversos niveles

de representación, plantean básicamente lo mismo que Perner. Un fuerte apoyo

a la explicación basada en modelos de cambio representacional fue el trabajo

de Alison Gopnik (1993), quien constató que los niños que eran incapaces de

predecir la falsa creencia de terceros, también lo eran para recordar su propia

falsa creencia original. Así, por ejemplo, en el experimento de la caja de

Smarties, si se les preguntaba cuál era el contenido que ellos creían que tenía

antes el tubo, respondían: “un lápiz”.

6
La idea de Perner considera el desarrollo de la “Teoría de la Mente”
como de dominio específico (domain specific), mientras para Leslie es
de dominio general (domain general) en la línea de Piaget (sobre esto
ver Karmiloff-Smith, 1992, y también Bates, 1994).

23
1.1.2.1. Engaño

La posesión de una Teoría de la Mente que permite atribuir estados mentales a

otros, así como predecirlos, es fundamental para el engaño. Engañar a alguien

es inducirle un estado mental que no se corresponde con los hechos del mundo

(como en el experimento de Sally y Ana). Karmiloff-Smith (1992) y Perner

(1991) dedican en sus textos espacio para referirse al engaño (y en

consecuencia a la Teoría de la Mente) en especies no humanas. El tema

propone desde el inicio un dilema: dado que los seres humanos operan en su

comprensión del comportamiento con una sicología del sentido común, es en

cierto modo natural que asignen a las acciones de los animales motivaciones

originadas en estados mentales, e incluso en una intencionalidad relacionada

con una Teoría de la Mente. Así, al chorlito que se echa “a volar de su nido para

alejar a un intruso de sus crías” (Karmiloff-Smith, 1992: 155), se le puede

catalogar en un primer momento como un engañador, mas, al conocer que ese

es el único contexto en que actúa de tal manera, tal catalogación se vuelve

inválida. Se debe entonces distinguir muy precisamente entre acciones que

intentan influir sobre lo que otro organismo hace, de aquellas en que se intenta

influir sobre lo que otro organismo cree (Karmiloff-Smith, 1992: 156)7.

7
Publicaciones como la de Linden (1999), que consagra una serie de
ejemplos de “engaños” realizados por animales en cautiverio,
muestran, sin embargo, que la distinción no es tan fácil de aplicar.

24
1.1.2.2. Protodeclarativos

Hay un fenómeno en el cual las influencias en el hacer y en el sentir parecen

sincretizarse, se trata del señalar “protodeclarativo”. El señalar

“protodeclarativo”, que fue descrito ya por Piaget (cf. Perner, 1991: 149) hacia

1936, consiste en la indicación que hacen los niños a partir de alrededor del año

de edad, de objetos externos. “Entre los nueve y los catorce meses los niños

comienzan a señalar de una manera claramente discernible (...) Además (...) de

los doce a los dieciséis meses, más o menos, los niños no sólo señalan con

precisión, sino que también controlan la mirada del adulto cuya atención tratan

de atraer” (Perner, 1991: 147). El “protodeclarativo” se ejecuta de manera

idéntica al “protoimperativo” (que consiste en un señalar que pretende influir en

el adulto para que alcance algún objeto, por ejemplo). La diferencia radica en

que en el primero no hay instrumentalidad (no se persigue provocar una

acción). Karmiloff-Smith (1992: 157) y Perner (1991: 149) discuten si en el

“protodeclarativo” hay una intención de influir sobre el estado mental del adulto

por parte del niño. Para la primera; el fenómeno requiere de “una actitud

representacional con respecto a la realidad, cuya meta sea influir en la atención

y/o pensamientos de los otros más que en su comportamiento”, mientras que

para el segundo esa “interpretación apela a nuestra intuición de adultos, pues

sentimos que esta es la razón por la cual nosotros señalaríamos una situación”.

25
La discusión no se despliega más que en nivel ontogenético. Tanto Karmiloff-

Smith como Perner defienden la existencia de una sicología del sentido común

(Teoría de la Mente) como un elemento constitutivo esencial de la cognición

humana. También hay un acuerdo ampliamente compartido respecto de que

dicha sicología completa su desarrollo hacia los 4 años (como demostraba el

experimento de “Maxi y los Chocolates”, Perner, 1991: 196 y ss). El tema es

cuáles son sus constituyentes primarios y cuáles son los estadios por los que

pasa antes de completar su desarrollo.

Todos los investigadores de la Teoría de la Mente que se han citado reconocen

que existen varias categorías diferentes de estados mentales 8, y que sus

manifestaciones externas difieren ampliamente. Así, los estados mentales que

dicen relación con las aspiraciones son muy difíciles de deducir por un

observador externo; en cambio, aquellos que tienen que ver con conocimiento

del entorno inmediato resultan mucho más fáciles de elucidar o predecir. Por fin,

los estados mentales asociados a emociones suelen ir acompañados de

manifestaciones físicas gestuales indubitables. Esto último permite y obliga a

establecer un vínculo entre el desarrollo de la Teoría de la Mente y la operación

del módulo de reconocimiento de rostros y de expresiones faciales.

8
Frith (1994); Gopnik (1993); Hobson (1991, 1992); Leslie (1987);
Perner (1991); Fodor (1992).

26
1.1.3.1. El Reconocimiento de Rostros y de Expresiones Faciales

En la Introducción de The Language of Emotions, Sussane Niemeier (1997: viii)

cita a Anna Wierzbicka, quien ha declarado que el renovado interés en

emocionología de las últimas décadas se origina en el centenario en 1972 del

libro de Darwin (1872) The expression of emotions in man and animals. Uno de

los asertos fundamentales de dicho texto es citado a su vez por Bühler (1933:

118) en su Teoría de la Expresión: “Me he esforzado por demostrar, con

prolijidad harto detallista, que todos los modos principales de la expresión que

el hombre nos ofrece son los mismos en toda la tierra”.

La constatación darwiniana permite concentrar la investigación del origen de la

expresión en el sustrato biológico, como él mismo defiende al establecer nexos

entre la expresión humana y la animal desde su perspectiva evolucionista

(Darwin, 1872). Damasio (1994: 164) lista una serie de neurocientistas que se

han encargado de determinar el alojamiento de la “elaboración básica de las

emociones (...) de manera preferente en el hemisferio cerebral derecho” 9.

Watzlawick (1977) y Eccles y Zeier (1981) mencionan también, al desarrollar las

diferencias funcionales hemisféricas, el alojamiento del aparato de

reconocimiento de rostros en el hemisferio derecho.

9
Sobre la lateralización hemisférica y las implicaciones consecuentes:
Watzlawick (1977); Eccles y Zeier (1981); Danesi (1986, 1994);
Gleason y Ratner (1993); Reyes (1993); Swerdlow (1995).

27
El reconocimiento de rostros y descubrimientos como la atención preferencial

que muestran recién nacidos ante “estímulos cuyos elementos poseen una

configuración espacial correspondiente a la de una cara” (Karmiloff-Smith, 1992:

149) permiten que investigadores como Jackendoff (1994 y 1996, citado por

Bocaz, 1998) elaboren la idea de la existencia de un módulo central

especializado en una facultad de cognición social configurada por los

submódulos de reconocimiento de rostros, reconocimiento de la voz, y de

percepción del “affect” (Bocaz, 1998).

El vínculo entre el reconocimiento de un rostro y el reconocimiento de un gesto

o expresión facial en ese rostro ha sido resaltado por el propio Jackendoff

(1994: 210 y ss), e incluso antes por Wittgenstein (1958: 204 y ss); mientras

que el vínculo entre el gesto y la emoción ha sido desarrollado modernamente

desde Darwin (1872).

De este modo, se tiene que las emociones son estados mentales “internos”

(Damasio: 1994) que se manifiestan en gestos o expresiones faciales (pero, no

sólo faciales) “externas” (Darwin, 1872; Bühler, 1933), que pueden ser

reconocidos por terceros (Jackendoff, 1994, 1996).

28
Es por esta “transparencia” entre lo interno y lo externo por lo que los

estudiosos de la Teoría de la Mente suelen ubicar y analizar la percepción de

gestos como uno de los estadios iniciales de la ontogénesis de la sicología del

sentido común (Frith, 1994; Perner, 1991). Un autor, sin embargo, va más lejos

en esta vinculación entre la órbita de lo emocional/social y la Teoría de la

Mente, se trata de Peter Hobson.

1.1.3.2. Los argumentos de Peter Hobson contra la teoría de la Teoría de la

Mente

Peter Hobson (1992) precisa que la idea básica de la teoría acerca de la

existencia de una Teoría de la Mente es contradictoria. Uno de los argumentos

principales que esgrime para defender su postura es que en el constructo de la

teoría acerca de la Teoría de la Mente se asume que los niños asignarían

estados mentales a cuerpos, como si antes de la asignación los cuerpos

humanos hubieran sido objetos indiferenciados del resto de los cuerpos físicos.

Un ejemplo de esta aseveración se encuentra, por ejemplo, en el trabajo de

Mandler, quien ha analizado la percepción de la agentividad de los cuerpos

humanos (cit. Por Karmiloff-Smith, 1992: 63-64; Lakoff, 1987a: 54-57). Mandler

ha determinado algunos primitivos perceptivos, como movimiento propio,

movimiento provocado, trayectoria, soporte, agente. En esta misma línea

Hobson (1991), siguiendo a Dennett, plantea que ya desde la más temprana

29
edad los niños manifiestan una percepción diferenciada entre personas y cosas,

en un desarrollo progresivo que termina por identificar a las primeras según una

serie de condiciones: racionalidad, intencionalidad, actitudes que permiten,

reciprocidad, verbalidad, conciencia y autoconciencia. Concluye que: “si

partimos de una escisión radical entre la ‘percepción del cuerpo’ y la

‘comprensión de la mente’, nunca llegaremos a juntar las piezas de este

rompecabezas” (Hobson, 1991: 132-133).

Un segundo argumento en contra de la Teoría de la Mente descansa en el

hecho de que ella parte de la base de que los estados mentales se hallan

ocultos y deben ser teorizados. Hobson (1991) niega esto para algunos estados

mentales y propone, en cambio, que el desarrollo cognitivo en esta área se

inicia por la atribución de estados mentales a partir de evidencia empírica,

elaborándose hasta llegar a la atribución de racionalidad (mental), en un

continuum.

La noción medular de Hobson es que “desde los comienzos más tempranos de

la vida, los bebés parecen percibir a las personas, y a responder a ellas, de tal

manera que se hace posible la coordinación entre las experiencias subjetivas

de los propios bebés y los adultos” (1991: 148). En un segundo trabajo añade

que “la tesis central es que los niños adquieren sus conocimientos sobre la

naturaleza de las personas --es decir, gente con cuerpo y mente-- a través de

30
sus experiencias con las relaciones interpersonales con carga afectiva”

(Hobson, 1992: 44)10.

Es esta particular valoración del componente afectivo en el desarrollo de la

Teoría de la Mente lo que distingue la postura de Hobson del resto de los

teóricos reseñados, y permite estalecer un nexo entre dichas teorías y el objeto

de estudio de esta tesina.

1.1.4. La coordinación interpersonal del afecto y la percepción de

emociones. El modelo Ekman-Friesen

En su desarrollo de la coordinación interpersonal del afecto, Hobson (1991: 83-

97) establece un vínculo solidario entre la expresividad emocional y la

percepción de expresión facial de emociones. El autor recurre al modelo

Ekman-Friesen de 1975, que considera seis gestos emocionales básicos

estandarizados.

Los modelos que proponen la existencia de gestos emocionales básicos están

ampliamente difundidos e Iglesias, Loeches y Serrano (1991) dan cuenta de

algunos de ellos. Dichos modelos definen un reducido número de gestos

10
The central thesis is that children arrive at knowledge about the
nature of persons, i.e. people with bodies and minds, throught
experience of affectively charged interpersonal relations.

31
faciales característicos que se pueden reconocer por un conjunto de acciones

generadas desde una base muscular específica.

El modelo Ekman-Friesen (descrito por Iglesias, Loeches y Serrano, 1991)

considera que los seis gestos emocionales más básicos son alegría, enojo,

miedo, sorpresa, desagrado y tristeza. Lakoff (1987a: 38) explica que aun

cuando Ekman no es un teórico de los prototipos (para la teoría de prototipos

ver Lakoff, 1987a y aquí mismo más adelante), su desarrollo de las emociones

básicas tiene dicho carácter. Las emociones básicas que se representan en los

gestos tienen la función de miembros centrales (focales) de categorías de

emociones. Como el mismo Ekman comenta, “no hay una expresión única para

cada emoción sino decenas de expresiones, y en algunos casos centenares”

(1985: 133). Las emociones en su teoría forman familias que se construyen en

torno a cada una de las seis emociones básicas. Así, por ejemplo, en el caso

del enojo, este tendría como variables: “intensidad, desde el fastidio hasta la

furia; grado de control, desde la ira explosiva hasta el enfado; tiempo de

arranque, desde la irascibilidad de quienes pierden la calma en un instante,

hasta los que arden a fuego lento; tiempo de descarga, desde la descarga

inmediata hasta la descarga prolongada; temperatura, de caliente a fría;

autenticidad, desde la cólera real hasta el enojo fingido que muestra un padre

arrobado ante las encantadoras travesuras de su hijo” (Ekman, 1985: 133).

32
Junto con esta diversidad de experiencias que se pueden rotular de manera

estandarizada como enojo, alegría, tristeza, etc., existen otras que consideran

fusiones entre emociones básicas distintas, como en los ejemplos de Ekman

(1985: 133) de la ira gozosa, la culpable o la desdeñosa; o las que citan

Iglesias, Loeches y Serrano (1991: 98) mediante la reproducción del círculo de

las emociones según Plutchnik, donde entre otras se define al terror como una

combinación de sorpresa y miedo.

El Diagrama 1 presenta los prototipos fundamentales de la expresión emocional

según Ekman y Friesen.

33
DIAGRAMA 1

Emoción Base muscular de la expresión Acción principal


Alegría Cigomático mayor Retrae oblicuamente la comisura de los labios
Orbicular de los párpados, porción orbitaria Eleva las mejillas
Ira Superciliar: piramidal; depresor superciliar Aproximan y descienden las cejas
Elevador del párpado superior Eleva el párpado superior
Orbicular de los párpados, porción parpebral Eleva el párpado inferior
Elevador propio del labio superior Eleva el labio superior
Orbicular de los labios Estrecha los labios
Relajación del masetero, del temporal y del
pterigoideo interno Desciende la mandíbula
Miedo Frontal, porciones medial y lateral Eleva las cejas
Superciliar: piramidal; depresor superciliar Aproxima las cejas
Elevador del párpado superior Eleva el párpado superior
Risorio Alarga las comisuras de los labios
Cuadrado de la barba, o relajación de la borla del
mentón o del orbicular de los labios Separa los labios
Sorpresa Frontal, porciones medial y lateral Eleva las cejas
Elevador del párpado superior Eleva el párpado superior
Relajación del masetero, del temporal y del
pterigoideo interno Desciende la mandíbula
Elevador común del labio superior y del ala de la
Desagrado nariz Arruga la nariz
Cuadrado de la barba Desciende el labio inferior
Triangular Desciende las comisuras de los labios
Relajación del masetero, del temporal y del
pterigoideo interno Desciende la mandíbula
Tristeza Frontal, porción medial Eleva la cabeza de las cejas
Superciliar: piramidal; depresor superciliar Aproxima las cejas
Triangular Desciende las comisuras de los labios
Borla del mentón Eleva la barbilla

(Iglesias, Loeches y Serrano, 1991: 102-103)

1.1.4.1. Experiencia interna de las emociones y reconocimiento de

expresiones faciales.

Iglesias, Loeches y Serrano (1991) muestran que ya en la fase de lactancia los

gestos que manifiestan emociones, cuando son sometidos a estímulos

adecuados, se corresponden en sus características de ejecución con los

prototipos que propone el modelo Ekman-Friesen. En un segundo momento de

34
su trabajo y en el paradigma de la habituación visual, estos autores muestran

que lactantes de tres a nueve meses prestan particular atención a los gestos

emocionales básicos (Iglesias, Loeches y Serrano, 1991: 105). Por fin, en un

tercer momento, han determinado las respuestas gestuales de los bebés a los

gestos básicos: “encontramos que los lactantes tienden a reproducir los mismos

cambios expresivos que observan en la pose del adulto, aunque sin llegar a

imitar la configuración total” (Iglesias, Loeches y Serrano, 1991: 107).

1.1.5. La crítica de Wierzbicka al modelo de Ekman

Anna Wierzbicka, quien ha desarrollado investigaciones en semántica en un

gran número de lenguas, se ha planteado particularmente frente a las

propuestas de Ekman defendiendo que “no es posible determinar si existirían

sentimientos universales, como postula el psicólogo Ekman, porque toda

concepción de los sentimientos se basa en la cultura” (Niemeier, 1997: ix) 11. La

posición de Wierzbicka se mantiene aun cuando el modelo Ekman-Friesen

reclama haber sido aplicado transculturalmente (Iglesias, Loeches y Serrano,

11
It is not possible to say whether there are universal emotions, as
claim by the psychologist Ekman, because all concepts of emotions
are culturaly based.

35
1991: 99; Lakoff, 1987a: 38), pues, en palabras de Niemeier (1997: ix) 12:

Wierzbicka

“ha podido demostrar que investigadores como Ekman (e.g. 1990) y

Osgood (1996) nunca lograron comprobar la existencia de "emociones

universales", las cuales se creían innatas y genéticamente determinadas.

Examinaron las reacciones de personas de diferentes culturas, pero los

test que les tomaron se basaban siempre en la terminología tal como

existe en inglés. Por tanto, no sabían si el objeto del examen era

siempre la misma emoción (...) y sus resultados son altamente

cuestionables”.

La propuesta alternativa de Wierzbicka, desde la que surge la crítica del modelo

ekmaniano, descansa sobre su método del Metalenguaje Semántico Natural

(Niemeier, 1997; Wierzbicka, 1980) o NSM por sus iniciales en inglés. El

método considera un número limitado de primitivos semánticos que,

combinados adecuadamente, deberían generar todos los significados posibles

en cualquier lengua. En el caso de los conceptos asociados a las emociones su

12
Is able to demonstrate that researchers such as Ekman (e.g. 1990)
or Osgod (1996) could never show the existence of “universal
emotions” wich were seen as inborn and genetically determined: they
tested reactions of people from different cultures, but the tests were
always administered on the basis of terminology as found in the
English language. Thus, they did not know whether they were testing
the same feeling (...) and their results are highly questionable.

36
trabajo habría arrojado que, por ejemplo, el significado de la palabra Anger

inglés no correspondería a la rabbia italiana. En consecuencia sería un error de

Ekman el considerarlas intercambiables como puntos focales de la emoción

correspondiente.

Aunque la teoría de Wierzbicka no considera la emoción como un primitivo

semántico, sino al concepto de “feeling”, los autores y autoras de los textos que

se incluyen en el volumen en su homenaje (Niemeier y Dirven eds., 1997)

continúan refiriéndose a sus estudios como relativos al área de la emoción. En

esto siguen a la propia autora, quien en 1995 declaraba: “Debido a que el

estudio de las emociones y la ‘emocionología’ son denominaciones ya

consagradas, preferimos utilizarlos para evitar nuevos problemas

terminológicos” (Niemeier, 1997: x)13.

1.1.6. Resumen

En esta primera parte se ha desarrollado una reseña de las principales líneas

de investigación y propuestas teóricas respecto de la existencia de una Teoría

de la Mente que ocuparían los seres humanos para comprender y predecir el

13
Since the study of emotions and emotionology are such firmly
established labels, we prefer to stick to them instead of creating new
terminological problems.

37
comportamiento y las creencias de los otros seres humanos, y en consecuencia

como un importante factor en la interacción social.

Algunos de los elementos principales en los procesos que dicha Teoría lleva a

cabo son las unidades que se han llamado “estados mentales”. Son los estados

mentales los que son intuidos o predichos cuando se ejecuta la Teoría.

Los estados mentales forman diferentes categorías que todos los autores

especialistas reconocen. Algunas de estas categorías son los estados mentales

perceptuales, los de conocimiento y, por fin, los emocionales.

De entre todos los autores reseñados, sólo Peter Hobson da una importancia

medular a los estados mentales emocionales, al considerarlos el estadio inicial

del desarrollo de la Teoría de la Mente.

Desde la perspectiva anterior, se ha detallado la caracterización de los estados

mentales emocionales a partir de las emociones básicas según el modelo

Ekman-Friesen.

Por último se ha presentado la crítica que ha hecho Anna Wierzbicka al intento

de aplicación del modelo de las seis emociones básicas en el área de la lengua.

38
1.1.7. Opciones Teóricas Consecuentes

Para efectos del estudio que se llevará a cabo se considerará que:

a) El modelo de Teoría de la Mente que plantea Hobson, especialmente

respecto de la valoración del componente afectivo-emocional, será el fondo

teórico sobre el cual se establecerá el desarrollo de las investigaciones. Esto

es, la noción de que el componente emocional es primario en el proceso de

la Teoría de la Mente en particular, y de la cognición en general.

b) La taxonomía de Ekman, desde el planteamiento de la existencia de

emociones básicas, será el modelo particular sobre el cual se realizará el

trabajo.

c) Se reconoce que el modelo de Ekman parece tener una debilidad cuando se

aplica al análisis de los vocablos emocionales lingüísticos, según lo discutido

por Wierzbicka. A raíz de esto se plantearán restricciones a la investigación,

con el fin de evitar la aparente petición de principio que produce la

aplicación directa del modelo ekmaniano.

39
1.2. SEGUNDA PARTE: De la teoría de la mente a la lingüística cognitiva

La aseveración hecha al inicio de la Primera Parte, respecto de que la

“lingüística de todos los tiempos, no ha situado en primer plano la expresión,

sino la función representante del idioma” (Bühler, 1933: 14), tiene, como toda

aseveración, un contraejemplo. En el desarrollo de la lingüística cognitiva se ha

dedicado una permanente atención al campo de las emociones, y si bien ellas

se han estudiado desde la perspectiva de su categorización (o sea en tanto sus

“representaciones” lingüísticas), por la naturaleza misma de esta orientación los

logros en el nivel representacional se traspasan al estudio de la expresión.

1.2.1. La Lingüística Cognitiva frente a las Lingüísticas Estructural y

Generativa

Tanto Taylor (1989-1995: 19) como Cuenca y Hilferty (1999: 11) precisan que el

origen de la lingüística cognitiva puede datarse en 1987 y que sus textos

fundantes son Foundations of Cognitive Grammar de Ronald Langacker y

Women, Fire and DAngerous Things de George Lakoff. Por cierto que no son

las primeras aproximaciones que pueden catalogarse con el rótulo de

cognitivas, pero sí son las primeras que asumen dicha perspectiva como un

compromiso teórico de fondo.

40
Taylor propone que la lingüística cognitiva se contrapone tanto a la lingüística

estructural como a la lingüística generativa, pues en la estructural “el significado

de una forma lingüística es determinado por el sistema lingüístico mismo”

(Taylor, 1989-1995: 16)14, mientras que la generativa “opta por la idea mucho

más controvertida de la modularidad de la mente” (Taylor, 1989-1995: 16) 15.

El autor subsume, entonces, a ambas escuelas bajo un compromiso común,

que denomina autonomía: las lingüísticas estructural y generativa entienden al

lenguaje como una facultad autónoma. La lingüística cognitiva en cambio, y en

una definición negativa asume que: “no es realista hablar de una facultad

lingüística independiente del desarrollo sensorial-motor y cognitivo, la

14
Meaning of a linguistic form is determined by the language system
itself.
15
Goes with the much more controversial claim of the modularity of
mind.

41
percepción, la memoria, la atención, la interacción social, la personalidad y

otros aspectos de la experiencia” (Taylor, 1989-1995: 19) 16 17 18.

La lingüística cognitiva apuesta por un modelo de arquitectura de la mente

donde el lenguaje no es autónomo. Sin embargo, lo anterior no define la forma

en que el lenguaje se relaciona con el resto de las funciones de la mente. Así,

por ejemplo, Gibbs (1996) postula que hay cuatro maneras en que el

pensamiento conceptual puede influenciar el lenguaje ordinario y la

comprensión:

“(1) El pensamiento conceptual juega algún papel en el cambio del

significado de las palabras y locuciones a lo largo del tiempo, pero no

16
O en palabras de Cuenca y Hilferty (1999: 94): “La frontera entre
conocimiento lingüístico y conocimiento del mundo es artificial, ya que
el significado lingüístico se fundamenta directamente en nuestro
conocimiento del mundo y el considerarlo separadamente no hace
más que ocultar aspectos que son centrales para el estudio de las
lenguas”.
17
Taylor no es el único que empieza a conceptualizar los modelos
estructural y generativo como participantes de una visión común del
lenguaje que se contrapone a la de la lingüística cognitiva. Love
(1995: 378-379) desarrolla un análisis similar aunque no idéntico.
Esto se asimila bastante a lo que antes ha hecho Karmiloff-Smith
(1992) respecto de los modelos sicológicos de Piaget y del
conductismo, al definirlos en conjunto como dominiogeneralistas en
oposición a la orientación dominioespecificista.
18
It is unrealistic to speak of a language faculty independent of
‘sensory-motor and cognitive development, perception, memory,
attention, social interaction, personality and other aspects of
experience.

42
motiva el uso ni la comprensión del lenguaje por parte de los hablantes

contemporáneos.

(2) El pensamiento conceptual motiva los significados lingüísticos que

prevalecen en una comunidad lingüística, y podría jugar un papel en la

comprensión del lenguaje por parte de un "hablante / oyente" idealizado.

Sin embargo, el pensamiento conceptual no desempeña ningún papel en

la capacidad efectiva del hablante individual de comprender o procesar el

lenguaje.

(3) El pensamiento conceptual motiva el uso y la comprensión del

hablante individual de por qué distintas palabras y locuciones significan lo

que significan, pero no desempeña ningún papel en la producción y

comprensión on-line común y corriente del lenguaje diario.

(4) El pensamiento conceptual funcional automática e interactivamente

en el uso y la comprensión on-line del significado lingüístico” (Gibbs,

1996: 35-36)19.

19
(1) Conceptual thought plays some role in changing the meanings
of words and expressions over time, but does not motivate
contemporary speakers’ use and understanding of language.
(2) Conceptual thought motivates the linguistic meanings that have
currency within linguistic communities, or may have some role in an
idealized speakers’/hearers’ understanding of language. But
conceptual thought does not actually play any part in an individual
speakers’ ability to make sense of language or to process it.
(3) Conceptual thought motivates individual speaker’s use and
understanding of why various words and expressions mean what they
do, but does not play any role in people’s ordinary on-line production
or comprehension of everyday language.

43
Gibbs opone, en la misma línea de Taylor y a partir de estas cuatro posibles

relaciones, una apuesta generativa (generative wager), que se definiría como:

“Es altamente probable que la mayoría de los aspectos universales del

lenguaje sean el resultado no de restricciones cognitivas generales, sino

de restricciones que afectan funciones lingüísticas específicas, y que

afectarían específicamente una facultad lingüística autónoma. Por lo

tanto se puede suponer a priori la existencia de restricciones psicológicas

autónomas y dejar la tarea de demostrar lo contrario a otros

investigadores” (Gibbs, 1996: 37)20.

a una apuesta cognitiva (cognitive wager), caracterizada de la siguiente

manera:

“Es altamente probable que la mayoría de los universales lingüísticos no

hayan resultado de restricciones lingüísticamente autónomas, sino de

restricciones que afectan a otras funciones cognitivas de manera general.

(4) Conceptual thought functions automatically and interactively in


people’s on-line use and understanding of linguistic meaning.
20
It is highly likely that most aspects of language that are universal
are a result not of general cognitive constrains, but of constrains
specific to language functions- specific to an autonomous language
faculty. It is therefore appropiate a priori assume autonomous
psychological constrains and to leave it to others prove otherwise.

44
Por lo tanto, se puede suponer a priori que los universales derivaron de

restricciones cognitivas y dejar la tarea de demostrar lo contrario a otros

investigadores.” (Gibbs, 1996: 37)21.

Y luego de dar algunos ejemplos concluye que: “Los lingüistas que toman

partido por la apuesta cognitiva se abren a toda una serie de nuevas

explicaciones teóricas que rara vez son consideradas por aquellos que adhieren

a las suposiciones generativistas” (Gibbs, 1996: 38) 22.

En el sentido contrario añade que a través del análisis de patrones sistemáticos

en el lenguaje, como los ICM, image schemas, mapeos metafóricos y

metonímicos, espacios mentales y estructuras radiales, se puede inferir algo

acerca del conocimiento conceptual (Gibbs, 1996: 40).

Así, y concluyendo su argumentación acerca de lo cognitivo en la lingüística

cognitiva (el título de su artículo): “la lingüística cognitiva es especialmente

cognitiva por (a) su manera de incorporar las conclusiones empíricas de otras

disciplinas a la teoría lingüística, y (b) porque busca examinar el contenido


21
It is highly likely that most language universals are a result not of
linguistically autonomous constrains, but of constrains general to
other cognitive functions. It is therefore appropiate a priori to assume
that language universals derive fron general cognitive constrains and
to leave it to others to prove otherwise.
22
Linguists who bet on the cognitive wager open themselves up to a
whole new range of theoretical explanations that are rarely considered
by those adhering to the generativist assumptions.

45
específico --y no sólo la arquitectura-- del conocimiento conceptual del ser

humano” (Gibbs, 1996: 29)23.

1.2.2. Hacia las Teorías de Prototipos

Tanto Gibbs (1996) como Taylor (1989-1995) y Cuenca y Hilferty (1999)

destacan que una de aquellas “conclusiones empíricas de otras disciplinas” es

el desarrollo de las Teorías de Prototipos.

Propiciadas en las reflexiones de Wittgenstein (1953: 171) acerca de la

naturaleza del concepto “juego” y la proposición de sus “semajanzas de familia”,

las teorías de prototipos y su evolución cubren gran parte de los textos aquí

consultados acerca de lingüística cognitiva (Taylor 1989-1995; Cuenca y Hilferty

1999; Rosch 1978-1999; Armstrong et als 1983; Lakoff 1987a, 1987b; Margolis

et al 1999; MacLAury 1995)

Un buen punto de arranque para explicarlas pasa por Margolis et al (1999),

quienes en el compilatorio libro Concepts realizan una introducción que muestra

23
Cognitive linguistics is especially cognitive because of (a) the way
that it incorporates empirical findings from other disciplines into
linguistic theory, and (b) because it seeks to examine the specific
contents, and not just the architecture, of human conceptual
knowledge.

46
a estas teorías en el contexto de las teorías acerca de la conceptualización y,

en especial, en contraposición a la Teoría Clásica (desde ahora TC).

1.2.2.1. Definición de la Teoría Clásica

La TC se explicita así:

“La mayoría de los conceptos (especialmente los conceptos léxicos) son

representaciones mentales estructuradas que codifican un conjunto de

condiciones necesarias y suficientes para su aplicación, si es posible, en

términos sensoriales o perceptuales” (Margolis et al 1999, 10) 24.

Taylor (1989-1995: 8) agrega (refiriéndose a la categorización, pero siempre

dentro de la TC) algunas características:

“(1) las categorías se definen en términos de un conjunto de rasgos

necesarios y suficientes;

(2) los rasgos son binarios;

(3) las categorías tienen límites claros”25.

24
Most concepts (esp. lexical concepts) are structured mental
representations that encode a set of necesary and sufficient conditions
for their application, if possible, in sensory or perceptual terms.

47
1.2.2.2. Inconvenientes de la Teoría Clásica

Este esquema que define la TC encuentra una serie de inconvenientes que

Margolis et al resumen como:

1. el problema de Platón: prácticamente no hay conceptos definidos;

2. el problema de la realidad sicológica: diversos experimentos muestran que

los conceptos léxicos no influyen en las definiciones;

3. el problema de la analiticidad;

4. el problema del error y la ignorancia;

5. el problema de la difusión conceptual;

6. el problema de los efectos de tipicidad (cf. Margolis et al 1999: 27)

Este último problema es el más importante en el inicio del desarrollo de las

Teorías de Prototipos (desde ahora TPs). Margolis et al (1999: 24-26) explican

que los efectos de tipicidad se empezaron a investigar a principios de la década

de 1970, cuando algunos sicólogos descubrieron que sujetos puestos a prueba

25
(1) Categories are defined in terms of a conjunction of necessary
and sufficient features
(2) Features are binary
(3) Categories have clear boundaries.

48
mostraban ciertas dificultades para catalogar ciertas entidades como “mejores

representantes” de alguna categoría.

1.2.2.3. Definición de las Teorías de Prototipos

Margolis et al definen las TPs, como:

“La mayoría de los conceptos (especialmente los conceptos léxicos) son

representaciones mentales estructuradas que codifican las propiedades que los

objetos suelen poseer en su extensión” (Margolis et al, 1999: 31) 26.

El hecho de que se use el término Teorías de Prototipos en su forma plural y no

en singular respecta a uno de los errores de conceptualización más divulgados

respecto de estas teorías. Las Teorías de Prototipos no son unitarias porque no

corresponden a una definición sino a una explicación (“El hablar de prototipos

no es más que una ficción conveniente: a lo que se refiere, en realidad, son

juicios de prototipicidad” Rosch 1978-1999: 200 27).


26
Most concepts (esp. lexical concepts) are structured mental
representations that encode the properties that objects intheir
extension tend to posses.
27
To speak of a prototype at all is simply a convenient grammatical
fiction: what is really referred to are judgements of degree of
prototypicality.

49
Los trabajos señeros de Berlin y Kay en 1969 (véanse, al respecto, MacLaury,

1995; Taylor 1989-1995) acerca de la categorización de los colores, y sobre

todo los trabajos de Eleanor Rosch, han establecido un paradigma experimental

muy bien replicado que da cuenta no de la naturaleza de la categorización, sino

que de algunas características que se manifiestan en ella (“Los prototipos no

constituyen ningún modelo de procesamiento en particular de las categorías”,

Rosch 1978-1999: 20028).

1.2.2.4.1. Principios Básicos en la Formación de Categorías

Rosch establece dos principios básicos para la formación de categorías:

(a) economía cognitiva y (b) estructura percibida del mundo. El primero refiere

al hecho de que las categorías deben proveer el máximo de información con el

menor uso posible de recursos. El segundo tiene que ver con que los estímulos

provenientes del mundo no son no-estructurados, sino que poseen una alta

estructura correlacional (plumas y alas coocurren más que piel y alas, un actor

con programación motora para sentarse percibirá los objetos con atributos de

sillas como “sentables”, etc.) (Rosch 1978-1999: 190)

28
Prototypes do not constitute any particular processing model from
categories.

50
1.2.2.4.2. Las Dimensiones Vertical y Horizontal

Rosch plantea la existencia dos dimensiones de categorización , una vertical y

otra horizontal.

1.2.2.4.2.1. Dimensión Vertical: Nivel Básico

En la dimensión vertical aparecen los objetos de Nivel Básico (NB) así como las

categorías superordinadas y subordinadas. Rosch propone que el NB es aquel

que “puede formalizarse en términos de la validez del "cue" (gatillo, indicación)

o en términos de la representación teórica fija de la similitud” (Rosch 1978-

1999: 192)29.

Rosch entrega, además, algunas definiciones operacionales del NB:

1. Atributos en común: “Los objetos de nivel básico constituyen el nivel de

clasificación más incluyente, en el cual los objetos tienen una serie de

atributos en común” (Rosch 1978-1999: 193)30.

2. Movimiento motor: “Las distintas maneras en que los seres humanos

interactuamos habitualmente con los objetos son inseparables de la


29
Can be formalized in terms of cue validity or in terms of the set
theoretic representation of similarity.
30
Basic level objects are the most inclusive level of classification at
which objects have numbers of attributes in common.

51
percepción de los atributos de aquellos objetos” (Rosch 1978-1999: 194) 31.

Así, por ejemplo, una silla y una silla de cocina no difieren en cuanto a la

operación de sentarse en ellas.

3. Similitud de formas: los diversos miembros del nivel básico son más

similares entre sí que los de la categoría superordinada.

4. Identificabilidad de forma promedio: “Los objetos básicos constituyen las

categorías más generales e incluyentes en que los objetos representados

pueden ser identificados” (Rosch 1978-1999: 195) 32.

En la misma línea, pero concentrándose en la relación de los objetos de NB

entre sí y respecto de otras categorías, Taylor (1989-1995: 51) 33 establece que

el NB:

(a) maximiza el número de atributos compartidos por los integrantes de la

categoría; y

(b) minimiza el número de atributos compartidos por los integrantes de otras

categorías.

31
Inseparable from the perceived attributes of objects are the ways in
which humans habitually interact with those objects.
32
Basic objects were the most general and inclussive categories at
which the objects depicted could be identified.
33
(a) maximize the number of attributes shared by members of the
category; and
(b) minimize the number of attributes shared with members of other
categories.

52
Y Cuenca y Hilferty (1999: 43) agregan, citando a Kleiber, que:

“El Nivel Básico es cognitivamente el más rico y eficiente de los tres

(1990)

(a) perceptivamente, los elementos de dicho nivel son los que se

identifican de manera más rápida porque están asociados a una imagen

simple y global;

(b) comunicativamente, suelen corresponder a palabras más cortas, son

las más frecuentes en el uso, el punto de referencia en contextos neutros

y, además, se identifican con las primeras palabras que entienden y

utilizan los niños;

(c) desde el punto de vista de la organización del conocimiento, es el

nivel más informativo, por cuanto a un esfuerzo cognitivo mínimo se

corresponde una cantidad de información muy elevada, debido al hecho

de que la mayor parte de atributos de la categoría se memorizan en este

nivel”.

Rosch describe algunas implicancias de los objetos de NB:

(a) imaginería: “El hecho de que los objetos de nivel básico constituyan las

categorías más incluyentes en las cuales un integrante promedio puede ser

identificado, sugiere que los objetos básicos podrían constituir las categorías

53
más incluyentes para las cuales es posible formar una imagen mental que tenga

una relación isomorfica con la apariencia de los integrantes de la clase en su

totalidad” (Rosch 1978-1999: 195)34;

(b) percepción: al ser visto un objeto se le categoriza primero en el nivel básico;

(c) desarrollo: el NB es la primera categorización que realizan niños;

(d) lenguaje: los vocablos que denominan a los objetos de nivel básico serían

los más usados (y lo son) (Rosch 1978-1999: 196).

1.2.2.4.2.2. Dimensión Horizontal: Prototipos

Rosch plantea que “al hablar de prototipos o categorías, por lo general nos

hemos referido a los casos más claros de pertenecencia a una categoría,

definidos de manera operacional por los juicios de los hablantes respecto de lo

apropiado que sería la pertenecencia a la categoría” (Rosch 1978-1999: 196) 35

En palabras de Langacker en 1987:

“El prototipo es una plasmación típica de una determinada categoría; los

demás elementos se asimilan a la categoría a base de lo que se percibe


34
The fact that basic level objects were the most inclusive categories
at which an averaged member of the category could be identified
suggested that basic objects might be the most inclusive categories
for which it was possible to form a mental image isomorphic to the
appearence of members of the class as a whole.
35
By prototypes of categories we have generally meant the clearest
cases of category membership defined operationally by people’s
judgements of goodness of membership in the category.

54
como su semejanza al prototipo. Existen grados de pertenecencia

basados en el grado de semejanza. Un esquema, en cambio, es una

caracterización abstracta totalmente compatible con todos los integrantes

de la categoría que define (de modo que la pertenecencia no es

graduable); es una estructura integrada que manifiesta lo que los

integrantes tienen en común, que son conceptos de mayor especificidad

y un mayor nivel de detalle, los cuales elaboran el esquema de maneras

contrastivas” (citado por Taylor 1989-1995: 66)36.

Los prototipos no son ni miembros específicos, ni estructuras mentales (Rosch

1978-1999: 196), lo que hay son grados de prototipicidad (cf. supra), o mejores

ejemplos. Así, se puede hablar de miembros centrales y periféricos. Los grados

de prototipicidad (efecto de prototipicidad) se manifiestan de manera que es

posible someterlos a diversas pruebas experimentales y testeos de uso.

Algunos modelos de testeo son:

36
A prototipe is a typical instance of a category, and other elements
are assimilated to the category on the basis of their perceived
resemblance to the prototype; there are degrees of membership
based on degrees of similarity. A schema, by contrast, is an abstract
characterization that is fully compatible with all the members of the
category it defines (so membership is not a matter of degree); it is an
integrated structure that embodies the commonality of its members,
which are conceptions of greater specificity and detail that elaborate
tha schema in contrasting ways.

55
(1) rapidez de procesamiento: tiempo de reacción. Los sujetos participantes

del test deben contestar rápidamente a la consulta si un x es miembro de

la categoría y. los ejemplos más prototípicos se responden más rápido;

(2) rapidez de aprendizaje de categorías artificiales (errores) y orden de

desarrollo en niños. Los niños aprenden primero los miembros que son

mejores ejemplos de las categorías y luego los peores;

(3) la lógica del uso del lenguaje natural de términos categoriales: hedges,

sustituibilidad en oraciones, superordinación en ASL. (rosch 1978-1999:

198-199)

Este último conjunto de modelos considera que los ejemplares periféricos se

caracterizan de cierta manera en algunos tipos de oraciones; y que estas no

tienen sentido cuando se intenta hacer lo mismo con los ejemplares centrales (o

viceversa).

Así, los hedges, propuestos originalmente por Lakoff en 1972, son calificadores

como “casi”, “virtualmente” y “técnicamente”, que participan en construcciones

como “virtualmente un pingüino es un ave” o “técnicamente un aparato de

televisión es un mueble” (cf. Rosch 1978-1999: 199. Lakoff 1987b: 122-124.

Taylor 1989-1995: 75-80). Otro ejemplo son las construcciones dobles de Dray

(MacLaury, 1995: 256)37, como “ensalada ensalada, no ensalada de frutas”.

37
Salad salad, not fruit salad

56
La sustituibilidad respecta al hecho de que en ciertas construcciones es posible

reemplazar un miembro de la categoría superordinada por un buen ejemplo de

la categoría de NB, pero no así con los ejemplares periféricos. De este modo

en: “un ave vuela sobre el granero” se puede reemplazar el superordinado “ave”

por el NB “gorrión”, pero no por “pingüino”. Este es, además, “un efecto que no

es simplemente una cuestión de frecuencia” (Rosch 1978-1999: 199) 38.

1.2.2.4. Inconvenientes de las Teorías de Prototipos

Margolis et al (1999: 43) consignan, sin embargo, los problemas a que se ven

también enfrentadas las Teorías de Prototipos:

(1) el problema de los primos prototípicos: los efectos de tipicidad no significan

que exista una estructura prototípica pues conceptos bien definidos también la

presentan.

(2) el problema del error y la ignorancia: es particularmente difícil precisar las

inclusiones y exclusiones de las categorías.

(3) el problema de los prototipos perdidos: como “U.S. monarch”, que resulta

vacío.

38
An effect which is not simply a matter of frecuency.

57
(4) el problema de la composicionalidad: los prototipos de conceptos complejos

no se derivan de los prototipos de conceptos simples. Como pez mascota (“pet

fish”), en que ni las características del pez prototipo (color plomo, tamaño de

dos o tres palmas, hábitat marino) ni las de la mascota prototípica (cuatro patas,

meneador de cola, hábitat terrestre) se mantienen. El “pet fish” prototípico mide

un par de pulgadas, es de colores, y habita en una pecera.

El primer inconveniente (el problema de los primos prototípicos) ha sido

elaborado por Armstrong et als (1983), quienes han aplicado los mismos

modelos experimentales de los teóricos de los prototipos a categorías bien

definidas (o sea, caracterizadas de acuerdo a la TC) como los números pares, y

han encontrado que el resultado es que también aquí se dan efectos de

prototipicidad. Armstrong et als concluyen de sus estudios que: “Los resultados

de nuestras investigaciones sugieren que fue prematuro atribuir una estructura

de semblanza familiar a ciertas categorías naturales” (1983: 246) 39. Ello porque,

si los efectos de prototipicidad implican la existencia de una estructura

prototípica, entonces habría que otorgarle dicha estructura también a las

categorías bien definidas lo que es incoherente.

1.2.2.4.1. Interpretaciones erróneas de los efectos de tipicidad según

Lakoff
39
The results of our studies suggest that it has been premature to
assign a family-resemblance structure to certain natural categories.

58
La respuesta de Lakoff a la crítica de Armstrong et als (1983) rebate la idea de

que los efectos de tipicidad muestren algo directo acerca de la naturaleza de la

categorización humana (Lakoff 1987b: 391). El autor da cuenta de dos comunes

(y erróneas) interpretaciones de los efectos de prototipicidad:

(1) la interpretación efectos = estructura. Las valoraciones de lo apropiado

del ejemplo reflejan directamente el grado de pertenecencia a una

categoría;

(2) la interpretación prototipo = representación. Las categorías son

representadas mentalmente en términos de prototipos (es decir, los

mejores ejemplos). El grado de pertenecencia a la categoría de otras

entidades es determinado por su grado de semejanza al prototipo.

(Lakoff 1987b: 391)40.

Dos variantes habría de esta última: (a) el prototipo es una abstracción, un

esquema o un conjunto de rasgos; (b) el prototipo es un ejemplo particular.

40
(1) The Effects=Structure Interpretation. Goodness-of-example
ratings are a direct reflection of degree of category membership.
(2) The Prototipe=Representation Interpretation. Categories are
represented in the mind in terms of prototypes (that is, best
examples). Degrees of category membership for other entities are
determined by their degree of similarity to the prototipe.

59
De acuerdo con lo que se ha reseñado hasta este punto, los efectos de

prototipicidad son eso mismo: efectos. No pueden decir nada acerca de qué los

causa. Lo importante de ellos es que: “En resumidas cuentas, los prototipos

restringen, pero no especifican, los modelos de representación y de procesos”

(Rosch 1978-1999: 200)41.

Lakoff propondrá una teoría general del conocimiento que permita dar cuenta

de los efectos de prototipicidad, tal teoría es la de los Modelos Cognitivos

Idealizados (ICM por sus siglas en inglés).

1.2.3. Modelos Cognitivos Idealizados (ICM)

Lakoff se refiere a los MCI caracterizándolos dentro de su trabajo de la

siguiente manera:

“La tesis principal del presente libro es que el ser humano organiza sus

conocimientos mediante las estructuras llamadas Modelos Cognitivos

Idealizados (ICM), y que las estructuras de las categorías y los efectos

prototípicos son productos secundarios de dicha organización” (Lakoff

1987a: 68)42.
41
In short, prototypes only constrain but do not specify representation
and process models.
42
The main thesis of this book is that we organize our knowledge by
means of structures called idealized cognitive models, or ICMs, and
that category structures and prototype effects are by-products of that
organization.

60
El autor reconoce los trabajos que en la misma orientación ya han hecho otros.

Así, los modelos cognitivos se desarrollarían desde los esquemas, marcos y

guiones43 a partir del temprano concepto de case frame (estructuras de casos)

de Fillmore. Habría cuatro modelos más: imaginístico esquemático, metafórico,

metonímico, simbólico (Lakoff 1987b: 392-393).

Lakoff va mostrando que los ICMs dan cuenta, en primer lugar, de los efectos

de prototipicidad, incluso cuando se trata de categorías definidas según la TC,

como en el ejemplo del bachelor de Fillmore (Lakoff 1987a: 70-71, 1987b: 393;

Cuenca y Hilferty 1999: 74-76).

Ciertas entidades se caracterizarían por conjuntos de ICMs, más que por algún

ICM aislado, como el caso de “madre” (donde existe un modelo del nacimiento,

otro genético, uno nutricional, otro marital, etc.). Aquí habría patrones culturales

que definirían el ejemplar prototípico (la madre dueña de casa, más que la

madre que trabaja fuera).

Lakoff añade dos fuentes más de efectos de prototipicidad, las metonimias y las

categorías radiales.

43
Para una reseña de los modelos de comprensión como los marcos
de Minsky, los esquemas de Rumelhart y los guiones de Schank y
Abelson, cf. Donoso (1995) y Hofstadter (1980).

61
1.2.3.1. Metonimias

“Dado un ICM y una determinada condición de trasfondo (e.g. que las

instituciones se ubican en lugares), hay una relación de representación

que puede mantenerse entre dos elementos, A y B, de modo que un

elemento del ICM, B, puede representar otro elemento, A. En este caso,

B es el lugar y A es la institución. A estos ICM, que abarcan relaciones

de representación, los llamaremos “modelos metonímicos” (Lakoff 1987a:

78)44.

Cuenca y Hilferty (1999: 111) definen en este mismo sentido (y siguiendo un

trabajo posterior de Lakoff en 1989) la metonimia como la asociación de dos

entidades conceptualmente contiguas pertenecientes al mismo dominio: el

punto de referencia (PR) y la zona activa (ZA). De este modo, algunas de las

metonimias tradicionales se caracterizarían de la siguiente manera:

“LA PARTE POR EL TODO

Es un turbo diesel precioso


44
Given an ICM with some background condition (e.g. institutions are
located inplaces), there is a ‘stands for’ relation that may hold
between two elements A and B, such that one element of the ICM, B,
may stand for another element A. In this case, B=the place and A=
the institution. We will refer to such ICMs containing stands-for
relations as metonymic models”.

62
PR: turbo diesel ZA: coche con motor turbo diesel

EL TODO POR LA PARTE

En verano lavaba el coche una vez por semana

PR: el coche ZA: el exterior del coche

EL CONTENIDO POR EL CONTINENTE

Se bebió tres copas de vino

PR: la copa ZA: el contenido de la copa” (Cuenca y Hilferty 1999:

112)

1.2.3.2. Estructuras y Categorías Radiales

Esta es la última fuente de prototipicidad que citará Lakoff en sus dos trabajos

aquí explanados (1987a y 1987b).

En el primero establece que:

“Una estructura radial es una estructura en la cual existe un caso central

y variaciones convencionalizadas del mismo que no pueden ser

predichas por reglas generales. Las categorías generadas por los casos

centrales más principios generales, como por ejemplo los números

naturales o el informe de Lounsbury de la categoría "tío materno" en Fox,

63
no son estructuras radiales según nuestra definición. Limitamos las

estructuras radiales a aquellos casos en los cuales las variaciones son

convencionalizadas y deben aprenderse” (Lakoff 1987a: 84) 45.

Mientras que en el segundo:

“(1) No puede haber un sólo modelo cognitivo que represente la totalidad

de la categoría;

(2) existe un submodelo central que caracteriza una subcategoría central;

(3) las representaciones de las subcategorías no centrales no pueden ser

predichas por una regla ni por un principio general como la semejanza;

(4) existen vínculos no arbitrarios entre las subcategorías centrales y no

centrales. Estos vínculos son otros modelos cognitivos que existen de

manera independiente en el sistema conceptual;

(5) aunque las subcategorías no centrales no pueden ser predichas a

base de la categoría central, son motivadas por la subcategoría central y

otros modelos cognitivos que existen de manera independiente;

45
A radial structure is one where there is a central case and
conventionalized variations on it which cannot be predicted by general
rules. Categories that are generated by central cases plus general
principles –say, the natural numbers or Lounsbury’s account of the
category maternal uncle in Fox- are not radial structures, as we are
defining the term. We are limiting radial structures only to cases
where the where the variations are conventionalized and have to be
learned.

64
(6) las subcategorías motivadas pueden ser aprendidas, recordadas y

utilizadas más eficientemente que las subcategorías arbitrarias y no

motivadas” (Lakoff 1987b: 406)46.

1.2.3.2.1. La respuesta de Lakoff a Armstrong et als (1983)

Ahora resulta bien sencillo de comprender. Armstrong et als (1983) cometen el

error i e=e (interpretación efectos = estructura). Por ejemplo, para el caso

mentado de los números pares, Lakoff muestra que lo que produce el efecto es

el hecho de que un número como 2 pertenece a un ICM extra, el de la

generación de los números por los dígitos, por lo que es visto como un número

más ideal (Lakoff 1987b: 418-420).

46
(1) There can be no single cognitive model that represents the
entire category
(2) There is a central submodel characterizing a central subcategory
(3) Representations for noncentral subcategories cannot be predicted
either by rule or by a general principle such as similarity
(4) There are nonarbitrary links between the central and noncentral
subcategories. These links are other cognitive models existing
independently in the conceptual system
(5) Thought the noncentral subcategories cannot be predicted from
the central subcategory, they are motivated by the central
subcategory plus other, independently existing cognitive models
(6) Motivated subcategories can be learned, remembered, and used
more efficiently than arbitrary, unmotivated subcategories.

65
En esta misma perspectiva, una respuesta igualmente incisiva es el trabajo de

Malt (1996), quien desarrolla un ejemplo que muestra que la conceptualización

no se hace a base de la Teoría Clásica. Malt (1996) testea la clasificación como

agua de diversas sustancias líquidas y al mismo tiempo pide a los testeadores

que entreguen un porcentaje estimado de presencia de H2O en las

composiciones.

Aguas clasificadas como tales (como la de un radiador) sólo llegan a un 67,3%

de H2O en las estimaciones, mientras que líquidos definidos como no acuosos

como el té tienen un 91% de H2O estimado. Esto le lleva a interrogar que: “Si la

gente no emplea la palabra "agua" para señalar aquellos líquidos compuestos

de H2O, ¿qué es lo que esta palabra recoge?” (Malt 1996: 158) 47. El modelo

que Malt plantea refuerza la idea de que son las agrupaciones de Modelos

Cognitivos Idealizados (como en el caso de las “madres” de Lakoff) y su

interacción, la causa de la aparición de fenómenos de tipicidad en conceptos

con una definición según la TC.

1.2.3.3. Metáfora

No obstante el desarrollo de los ítemes anteriores, donde el trabajo de Lakoff se

ha revelado como pionero ha sido en el área de la descripción y comprensión


47
If people are not using the word ‘water’ to label liquids that share
the composition H2O, what IS the word ‘water’ capturing?

66
de los procesos de metaforización. Sus primeros trabajos datan de 1980,

cuando junto a Mark Johnson publican Metáforas de la Vida Cotidiana

(Metaphors We Live By). Allí se propone la existencia de metáforas

conceptuales: “Las metáforas conceptuales son esquemas abstractos, que

sirven para agrupar expresiones metafóricas” (Cuenca y Hilferty 1999: 100)

En Cuenca y Hilferty se encuentra la siguiente precisión:

“Siguiendo a Lakoff y Johnson (1980), la estructura interna de las

metáforas conceptuales se analiza de la siguiente manera: llamaremos

dominio origen al dominio que presta los conceptos y dominio destino al

dominio sobre el que se superponen dichos conceptos. La metáfora se

entiende, pues, como la proyección de unos conceptos desde un dominio

conceptual (el dominio origen) hacia otro dominio conceptual (el dominio

destino)” (1999: 101)48.

1.2.3.3.1. El estudio de Anger

48
Hay que entender, eso sí, los términos dominio origen y destino
según la idea de dominios cognitivos: “Conviene destacar que el
término dominio cognitivo (ingl. cognitive domain) equivale
aproximadamente a lo que Fillmore (1975, 1985) y Lakoff (1987a)
denominan marco (ingl. frame) y modelo cognitivo idealizado (ingl.
idealized cognitive model), respectivamente. Dicho concepto es
también comparable con lo que otros investigadores han denominado
guión (script) y esquema (schema)” (Cuenca y Hilferty 1999: 70
nota).

67
En la segunda parte de Women, Fire and DAngerous Things, cuando llega el

momento de aplicar ejemplarmente las nociones desplegadas en

teoría, George Lakoff decide partir por el estudio de Anger49, el que

justifica como sigue:

“Esto se ha tomado del ámbito de los sentimientos por varios motivos.

Es frecuente que se considere que los sentimientos carecen de

contenido conceptual. Pero además de sentir lo que sentimos, también

aplicamos una interpretación a lo que sentimos. Cuando actuamos

impulsados por los sentimientos, no sólo nos impulsa un sentimiento,

sino también una interpretación. Por lo tanto, los conceptos emocionales

son ejemplos muy claros de conceptos abstractos que se fundamentan

obviamente en la experiencia corporal. Como veremos, el enojo en un

ejemplo especialmente rico: tiene una estructura conceptual muy

compleja. El enojo también tiene una estructura categorial muy rica ya

que hay muchos tipos de enojo, que van desde la indignación de las

víctimas inocentes, hasta la ira ‘gélida’, la rabia, etcétera” (Lakoff 1987a:

377)50.
49
No se traduce, ni se traducirá el concepto Anger consecuentemente
con la asunción de la crítica de Wierzbicka reseñada en el cierre de la
Primera Parte.
50
It is taken from the domain of emotions for a number of reasons.
Emotions are often viewed as feeling devoid of any conceptual
content. But in addition to feeling what we feel, we also impose an
understanding on what is that we feel. When we act on our emotions,
we act not only on the basis of feeling but also on the basis of that

68
Como se señaló con anterioridad, la elección de Anger como objeto de estudio

no es casual: las emociones tienen un estatus privilegiado dentro de la

perspectiva teórica de la lingüística cognitiva, pues estas representan una

interfaz donde convergen: (1) la terminología lingüística, (2) la

conceptualización y (3) la experiencia fisiológica (Kövecses 1995: 191). Las

emociones son, así, un particular espacio donde es evidente que se da lo que

plantea Casad: “La idea de que el uso del lenguaje tiene su fundamento en la

experiencia diaria es central para la lingüística cognitiva” (1996: 1) 51.

Lakoff desarrolló el estudio de Anger en colaboración con Zoltan Kövecses.

Este último es quien ha planteado primero que se puede investigar el área de

las emociones usando el modelo de Lakoff y Johnson, y también quien primero

ha aplicado dicho modelo exclusivamente en un estudio de lenguaje (Matsuki

1995: 139; Taylor 1995: 12-13).

understanding. Emotional concepts are thus very clear examples of


concepts that are abstract and yet have an obvious basis in bodily
experience. Anger, as we shall see, is a particulary rich example: it
has a very elaborate conceptual structure. Anger also has a very rich
category structure, in that there are many kinds of Anger, from
righteous indignation, to wrath, to cold Anger, and the like.
51
Central to the endeavor of Cognitive Linguistics is the idea that
language use is grounded in our daily experience.

69
Kövecses ha propuesto que “todas y cada una de las expresiones relacionadas

con un concepto debe ser examinada si queremos descubrir los detalles más

minúsculos del concepto” (citado por Geeraerts y Grondelaers 1995: 174) 52.

De este modo, Lakoff y Kövecses llegan a una colección expresiones

metafóricas que se detallarán a continuación 53:

- He lost his cool

Perdió la capacidad de actuar con racionalidad. (Lit. "Perdió la frescura"; en

inglés, la palabra "cool" se refiere a un estado emocional desapasionado, y no

debe confundirse con los conceptos emocionales de frialdad o frescura del

castellano54). Se le calentó la cabeza.

- She was looking daggers at me

Me miraba de manera hostil. (Lit. "Me apuñalaba con su mirada") Me apuñalaba

con su mirada.

- I almost burts a blood vessel

Casi me reventé de rabia. (Lit. "Casi se me reventó una vena"). Tenía la vena

hinchada / Andaba con la vena.

52
Each and every expression related to a concept has to be examined
if we wish to uncover the minute details of the concept.
53
Dado que lo relevante de las frases que se citan es justamente su
valor metafórico, se colocan primero en el inglés original;
posteriormente en una traducción no metafórica; luego, entre
paréntesis, en una traducción literal, y por fin, si corresponde, se
añade una frase equivalente en español.
54
Las traducciones corresponden, al igual que las del resto de la
Tesina, a Scott Sadowsky.

70
- He was foaming at the mouth

Estaba furibundo. (Lit. "Se le salía espuma por la boca". Invoca la imagen de

un perro con la rabia). Echaba espumarajos por la boca. (Lakoff 1987a: 380-

381).

1.2.3.3.1.1. Metonimias para Anger

Aplicando las ideas populares de que 1.) “Los efectos fisiológicos del enojo son

el aumento del calor corporal, una mayor presión interna (presión vascular,

presión muscular), la agitación y la interferencia con la precisión de la

percepción” (Lakoff 1987a: 381)55, y 2.) “En la medida que crece el enojo, sus

efectos fisiológicos aumentan” (Lakoff 1987a: 382) 56, entre otras, se pueden

establecer las siguientes metonimias:

Body heat

Calor corporal

- Billy’s a hothead

Billy es enojón. (Lit. "Es un cabeza caliente"). Se le calienta la cabeza con gran

facilidad.
55
The physiological effects of Anger are increased body heat,
increased internal pressure (blood pressure, muscular pressure),
agitation, and interference with accurate perception.
56
As Anger increases, its physiological effects increase.

71
Internal pressure

Presión interna

- Don’t get a hernia

No sobrerreacciones. (Lit. "Que no se te de una hernia").

Redness in face and neck area

Sonrojo de la cara y el cuello / nuca.

- He got red with Anger

Se enojó mucho. (Lit. "Se puso rojo de rabia"). Se puso rojo de rabia.

Agitation

Agitación

- She was shaking with Anger

Estaba furibunda. (Lit. "Temblaba de rabia"). Temblaba de rabia.

Interference with accurate perception

Interferencia con la precisión de la percepción.

72
- She was blind with rage

Estaba furibunda. (Lit. "Se puso ciega de tanta rabia"). Estaba enceguecida de

rabia (Lakoff 1987a: 382-383).

1.2.3.3.1.2. Metáforas conceptuales para Anger

Por último, se establecen dos metáforas conceptuales:

ANGER IS HEAT

El enojo es calor

ANGER IS HEAT OF A FLUID IN A CONTAINER

El enojo es el calor de un fluido en un contenedor (Lakoff 1987a: 383)

1.2.3.3.1.3. Correspondencias de proyección entre los dominios origen y

destino

73
Origen: HEAT OF FLUID IN CONTAINER. Destino: ANGER

Origen: El calor de un fluido en un contenedor. Destino: Enojo.

Correspondencias Ontológicas:

-The container is the body

El contenedor es el cuerpo humano.

-The heat of fluid is Anger

El calor del fluido es el enojo.

-The heat scale is the Anger scale, with end points zero and limit

La escala térmica es la escala del enojo, con sus puntos terminales en cero y

un límite.

-Container heat is body heat

El calor del contenedor es el calor corporal.

-Pressure in container is internal pressure in the body

La presión en el contenedor es la presión interna dentro del cuerpo humano.

-Agitation of fluid and container is physical agitation

La agitación del fluido y el contenedor es una agitación física.

-The limit of the container’s capacity to withstand pressure caused by heat is the

limit of the Anger scale

74
El límite de la capacidad del contenedor de aguantar la presión producida por el

calor corresponde al límite de la escala de enojo.

-Explossion is loss of control

La explosión corresponde a la pérdida de control.

-DAnger of explosion is dAnger of loss control

El peligro de que se produzca una explosión equivale al peligro de que se

pierda el control.

-Coolness in the fluid is lack of Anger

El frescor del fluido corresponde a la falta de enojo.

-Calmness of the fluid is lack of agitation.

La tranquilidad del fluido equivale a la falta de agitación. (Lakoff 1987a: 387)

1.2.3.3.1.4. Detalles del escenario prototípico

Junto con el componente biológico se halla el componente cultural que

mediatiza la manifestación de Anger. Según el modelo de Shank y Abelson (ver

Donoso 1995), este componente se estructura de acuerdo con un guion.

“El modelo tiene una dimensión temporal y puede concebirse como un

guión que incluye una serie de actos” (Lakoff 1987a: 397) 57.

57
The model has a temporal dimension and can be conceived of as a
scenario with a number of stages.

75
“Acto 1º: La provocación

Acto 2º: El enojo

Acto 3º: El intento de control

Acto 4º: La pérdida de control

Acto 5º: La venganza ” (Lakoff 1987a: 397-398) 58.

1.2.3.3.1.5. Casos no prototípicos

Los casos centrales de Anger son aquellos que se manifiestan de acuerdo con

el guión de 5 estadios. Los ejemplos que se alejan del guión serán los ejemplos

periféricos, algunos de ellos son: el enojo insaciable, el enojo frustrado, el enojo

desviado, la respuesta exagerada, la respuesta controlada, la cesación

espontánea, etc. (Lakoff 1987a: 401-404)59.

1.2.3.3.2. Conclusiones del estudio de Anger por Lakoff

Lakoff concluye la sección estableciendo que: “Las metáforas conceptuales y

las metonimias que se utilizan para entender el enojo se basan en una teoría

58
Stage 1: Offending event
Stage 2: Anger
Stage 3: Attempt at control
Stage 4: Loss of control
Stage 5: Act of retribution
59
Insatiable Anger, frustrated Anger, redirect Anger, exaggerated
response, controled response, spontaneous cessation, etc.

76
popular de la fisiología del enojo, la mayor parte de la cual emplea el calor y la

presión interna” (1987a: 407)60.

Luego de citar el resultado de las investigaciones de Ekman, Levenson y

Friesen en 1983, quienes concluyeron que ciertas emociones tienen un

correlato en la frecuencia de las pulsaciones y la temperatura corporal (y Anger

en específico se representa con un aumento en ambas variables), Lakoff dice

que

“Los resultados del grupo de Ekman sugieren que la teoría popular de la

fisiología del enojo corresponde sorprendentemente bien a la realidad

fisiológica: cuando la gente se enoja, se le sube la temperatura de la piel

y la velocidad del pulso” (Lakoff 1987a: 407) 61.

Por último, y como propuesta:

“Sobre la base de los resultados del grupo de Ekman, junto a nuestra

hipótesis sobre la encarnación conceptual, se puede hacer una

predicción interesante: que si examinamos las metáforas y metonimias

del enojo en los distintos lenguajes del mundo, no encontraremos

60
The conceptual metaphors and metonymies used in the
comprehension of Anger are based on a folk theory of the physiology
of Anger, the major part of which involves heat and internal pressure.
61
The Ekman group’s results suggest that our folk theory of the
physiology of Anger corresponds remarkably well with the actual
physiology: when people experience Anger their skin temperature and
pulse rates rises.

77
ningunas que contradigan los resultados fisiológicos que ellos habían

encontrado” (Lakoff 1987a: 407)62.

1.2.3.3.3. Estudios sucesivos

Particularmente en Taylor y MacLaury (1995) se encuentran tres trabajos que

profundizan los alcances de la investigación de Lakoff y Kövecses. En la

introducción de la colección de textos antologados, Taylor (1995: 10-15)

entronca los estudios sobre emocionalidad realizados con la metodología

kövecsiana con intuiciones y reflexiones de Austin (1979) y Fodor (1981) acerca

del “problema de las otras mentes”.

Austin proponía que una persona que nunca hubiera tenido la experiencia del

enojo sería incapaz de reconocer el escenario (Taylor 1995: 11), sin embargo,

esto parece dudoso cuando se consideran las características innatas del enojo,

en especial la expresión facial, que está demostrada universalmente. Da la

impresión de que hay que distinguir entre el guión del enojo en una cierta

cultura y las bases biológicas del mismo que son universales.

62
From the Ekman group’s results, together with our hypothesis
concerning conceptual embodiment, we can make an interesting
prediction, that if we look at metaphors and metonymies for Anger in
the languages of the world, we will not find any contradict the
physiological results thet they found.

78
Fodor, por su parte, sostenía la idea de que atribuir estados internos

emocionales como la rabia es hacer una inferencia teórica desde un

comportamiento observado (Taylor 1995: 11-12).

Taylor (1995: 12) propone que las nociones de Fodor y Austin comparten que

diferentes personas tendrán modelos comunes acerca de las emociones (en

Austin un mismo guión, en Fodor una misma teoría). Sin embargo, Taylor

admite que quizá diferentes personas, o grupos que hablan distintos idiomas, o

que pertenecen a culturas diferentes, o a épocas diversas construirían

diferentes teorías sobre las emociones.

Respecto de esto último, el trabajo de Matsuki (1995), a un tiempo que

confirmar la hipótesis de Lakoff y Kövecses: “si examinamos las metáforas y

metonimias del enojo en los lenguajes del mundo, no encontraremos ninguna

que contradiga los resultados fisiológicos que ellos habían encontrado” (Lakoff

1987a: 407)63, empleando abundantes muestras lingüísticas en japonés,

presenta un modelo cognitivo que es propio de dicha cultura y que determina

una serie de expresiones particulares.

63
If we look at metaphors and metonymies for Anger in the languages
of the world, we will not find any contradict the physiological results
thet they found

79
El modelo propuesto por Matsuki (1995) divide el cuerpo en tres zonas

ascendentes llamadas hara, mune y atama. En dicho modelo hara corresponde

al vientre y a la zona desde donde surge fisiológicamente el enojo; mune

corresponde al corazón; y atama, a la cabeza. El proceso de desarrollo del

enojo es ascendente desde hara, pasando por mune, y llegando a atama.

Pero no solo en diferentes lugares se dan modelizaciones distintas que

determinan gran parte de las expresiones referidas a Anger, Geeraerts y

Grondelaers (1995) proponen una base histórica de las formas que expresan

Anger, de acuerdo con la teoría clásica de los humores desarrollada por

Hipócrates.

Los autores plantean que la distinción de los cuatro humores: flema, bilis negra,

bilis amarilla y sangre, con todas sus especificaciones, permite explicar ciertas

formas remanentes en el lenguaje, como valling, en algunos dialectos de las

regiones de habla holandesa de Bélgica, con el significado de “resfrío,

inflamación de las mucosas de la nariz y la garganta” (Geeraerts y Grondelaers

1995: 154)64, y con una etimología que le vincula con vallen (caer), referido al

humor cerebral: la flema.

64
Cold, inflammation of the mucous membrane of nose and throat.

80
Tomando la frase ya citada de Kövecses, “todas y cada una de las expresiones

relacionadas con un concepto deben ser examinadas si queremos descubrir los

detalles más minúsculos del concepto” (Geeraerts y Grondelaers 1995: 174) 65,

Geeraerts y Grondelaers explanan que una serie de ejemplos del legado léxico,

particularmente en inglés, como cólera, bilis (hiel), despertársele la cólera,

revolvérsele la bilis (hiel), "embilisante" / "enhielador" (mortificante), colérico

(1995: 163)66, apuntarían a que el modelo cognitivo occidental de fisiología de

las emociones descansaría y hallaría sus metáforas conceptuales en estos

cuatro humores, antes que en una interpretación directa de la fisiología de la

emoción.

“La metáfora del enojo como el calor de un fluido en un contenedor que

identificó Kövecses (1989) puede considerarse uno de estos remanentes.

Así no es motivada por los efectos físicos del enojo, como sugiere

Kövecses, sino --en parte-- por el legado histórico (reinterpretado) de la

teoría de los humores” (Geerarts y Grondelaers 1995: 176) 67.

65
Each and every expression related to a concept has to be examined
if we wish to uncover the minute details of the concept.
66
Choler, gall, rouse one’s choler, stir one’s bile, galling, choleric.
67
The “Anger is the heat of a fluid in a container” metaphor identified
by Kövecses (1989) can be seen as one of those traces. It is then not
motivated dircetly by the physiological effects of Anger, as Kövecses
suggests, but in part of the historical (and reinterpreted) legacy of the
humoral theory.

81
Geerarts y Grondelaers cuestionan que los resultados experimentales de

Ekman, Levenson y Friesen (1983, citados por Kövecses y Lakoff 1987a: 407),

en que Anger fisiológicamente conlleva un aumento de temperatura, impliquen

necesariamente la percepción del mismo. Según ellos: “Se requiere evidencia

independiente para demostrar que estos aumentos objetivos se correlacionan

con la experiencia subjetiva de la tibieza” (1995: 168) 68. Sin embargo, matizan

su posición proponiendo que “específicamente, no queremos dar la impresión

de que los factores fisiológicos no sean importantes para la estructura del

vocabulario emocional, ni tampoco que no puedan interactuar con la influencia

histórica de los humores” (Geeraerts y Grondelaers 1995: 170) 69.

En la discusión final de su trabajo concluyen que:

“Si las culturas son tales sólo porque tienen una tradición, y si, por lo

tanto, los modelos cognitivos sólo son modelos culturales si tienen una

continuidad temporal y una permanencia histórica, entonces para la

semántica cognitiva es metodológicamente indispensable estar

consciente de la historia de las ideas” (Geeraerts y Grondelaers 1995:

177)70.
68
Independent evidence is needed to show that these objective
increases correlat with subjective experience of warm.
69
Specifically, we do not wish to imply that physiological factors are
unimportant for the structure of our emotional vocabulary, nor that
they could not interact with the historical humoral influences.
70
If cultures are only cultures because they have a tradition, and if,
therefore, cognitive models are only cultural models if they have a
chronological continuity and historical permanence, an awareness of

82
Los estudios de Matsuki (1995) y Geeraerts y Grondelaers (1995) ejemplifican

que los modelos cognitivos varían de una cultura a otra tanto en el tiempo como

en el espacio. Kövecses (1995) recensiona ambos trabajos, desarrollando el

tema de Anger desde una perspectiva transcultural. El autor sugiere que los

modelos cognitivos idealizados que sustentan las metáforas conceptuales son

perfilados en un nivel general por la fisiología, pero se instancian en los

lenguajes de acuerdo a mediaciones culturales: “Parece que el esquema de

nivel general es motivado por la fisiología, y que los detalles de dicho esquema

en el nivel específico los proporciona el sistema cultural” (Kövecses 1995:

193)71.

1.2.4. El estudio del lenguaje de las emociones desde la perspectiva de

Wierzbicka

Al igual que en el cierre de la Primera Parte, acá también se debe hacer una

mención de trabajos paralelos acerca de emocionalidad, desarrollados desde la

perspectiva del NSM propuesto por Wierzbicka. De la colección de ponencias

que recogen Niemeier y Dirven eds. (1997), se pueden mencionar tres

the history of ideas is methodologically indispensable for cognitive


semantics.
71
A generic-level container schema seems to be motivated by
physiology and the details of the schema at the specific level seem to
be filled out by cultural system.

83
enmarcadas en este enfoque: Bamberg (1997), Kauschke y Klann-Delius (1997)

y Kryk-Kastowsky (1997).

Mientras que en la línea abierta por Kövecses y Lakoff el desarrollo ha corrido

fundamentalmente hacia una descripción de modismos en diferentes idiomas y

el estudio de cómo en ellos se instancia (por ejemplo) la metáfora Anger,

estableciendo la universalidad de los condicionantes biológicos como fuertes

constrictores de los modelos cognitivos posibles, desde la línea abierta por

Wierzbicka se pretende mostrar que “las emociones (...) son un dominio

semántico (...) que deberá investigarse con un lenguaje semántico, es decir, en

términos de los indefinibles o primitivos (universales semánticos) que todos los

lenguajes humanos comparten” (Bamberg 1997: 211) 72.

Una de las diferencias esenciales entre ambas líneas es que la de Lakoff-

Kövecses vincula el lenguaje emocional a un sustrato biológico universal,

mientras que la de Wierzbicka pretende definirlo respecto de un sustrato

semántico universal.

Que Wierzbicka no considere las emociones como primitivos semánticos, sino a

elementos como feel, want, good, bad (Bamberg, 1997: 210), no significa que

72
Emotions (...) are a semantic domain (...), to be investigated in a
semantic language, i.e. in terms of indefinables or primitives
(semantic universals) that are shared by all human languages

84
reniegue de los alcances de estudios transculturales de reconocimiento de

gestos (e incluso más allá de la especie humana, cf. Iglesias, Loeches y

Serrano 1991: 100). Lo que ella critica son los rótulos con que se caracterizan

dichos gestos como emociones y el etnocentrismo consecuente.

Esta última asunción contradice fuertemente la sicología de sentido común,

que, por ejemplo, atribuiría a expresiones como las interjecciones que

manifiestan sorpresa, una espontaneidad y desculturación que las pretenderían

universales. Kryk-Kastowsky (1997) muestra que ello no es así, pues existen

interjecciones eufemísticas altamente convencionalizadas.

1.2.5. Resumen

Esta segunda parte se ha iniciado destacando la diferencia central entre la

lingüística cognitiva, de un lado, y la estructural y la generativa, del otro; a

saber, el hecho de que la primera no sustenta la autonomía del lenguaje. En un

segundo momento, se han descrito las teorías de prototipos, presentando sus

diferencias respecto de las teorías clásicas de categorización.

El texto se ha concentrado en el modelo de Rosch y en especial en sus dos

dimensiones: la vertical con particular desarrollo de la noción de Nivel Básico, y

la horizontal, con la explicación de la idea de prototipo. Se han descrito

85
someramente las críticas que se hacen al modelo de los prototipos,

deteniéndose en la elaborada por Armstrong et al. A continuación, se ha

presentado la defensa que hace Lakoff del modelo, y cómo, desde ella, se

establece la teoría de los Modelos Cognitivos Idealizados. Estos modelos se

han explicado para dar cuenta de las nociones lakoffianas de metonimia,

categorías radiales y metáforas conceptuales.

Posteriormente, esta segunda parte ha descrito cómo el modelo de Lakoff se ha

utilizado para dar cuenta del tratamiento de las emociones en el lenguaje, en

especial en el caso de Anger; y los estudios consecuentes que proyectan dicho

trabajo transcultural y diacrónicamente. Por fin se ha vuelto sobre los estudios

repecto a emoción que se desarrollan siguiendo los planteamientos de

Wierzbicka.

1.2.6. Opciones Teóricas Consecuentes

Para efectos del estudio que se llevará a cabo se considerará que:

a) Los modelos de las Teorías de Prototipos en general, y la teoría de los

Modelos Cognitivos Idealizados de Lakoff en particular, serán las estructuras

sobre las que se establecerá la categorización de las emociones básicas.

86
b) El método de rastreo de expresiones metafóricas desarrollado por Lakoff y

Kövecses será aplicado prácticamente para determinar su utilidad, generar

un corpus para estudiar.

c) La proposición de la metáfora Anger is heat de Kövecses se asumirá como

una hipótesis que se contrastará con los resultados de la investigación.

87
1.2.7. Conclusiones

Dos tricotomías análogas se han presentado para el lenguaje y para la

cognición. Según ellas, existirían las función representativa, la apelativa y la

expresiva/emotiva. En el campo de la lingüística se conviene en que la última

de estas funciones ha sido la menos estudiada y, en consecuencia, es sobre la

que existe menos desarrollo.

La Primera Parte de este marco teórico se ha concentrado en mostrar cómo

investigaciones y propuestas realizadas desde la ciencia cognitiva a lo largo de

los últimos 30 años han ido revelando una profunda imbricación del área

emotiva en la constitución y desarrollo del área representativa.

La Segunda Parte se ha concentrado en los trabajos que desde hace unos 15

años se vienen realizando acerca de la lingüística de las emociones, y cómo

ellos tienden a mostrar que la función emotiva, lejos de ser arbitraria y

espontánea, resulta estar fuertemente determinada, por un lado, por

determinaciones fisiológicas, y por otro, por patrones culturales.

Así, ni la cognición carece de emoción, ni la emoción carece de cognición. Lo

que se entiende por emoción implica un componente biológico (por una parte

los gestos faciales, por otra las especificidades del sistema nervioso autónomo

88
-SNA) y también un componente cultural (las mediaciones determinadas por los

guiónes y esquemas aprendidos).

A partir de lo anterior, se considerará aquí la apuesta de que cualquier estudio

sobre el componente emotivo del lenguaje debe definir primero, con precisión,

la estructura de las emociones (como sus guiones, metáforas, marcos, modelos

cognitivos idealizados, etc.) en la cultura asociada a dicho lenguaje. Esto, en

vez de resultar una dificultad, es en realidad una ventaja, pues al delimitar la

estructura de las emociones se tiene de inmediato un sistema coherente que

puede dar cuenta de la expresión emocional de manera no intuitiva y no

arbitraria.

Sin embargo, si sólo se tuviera el componente cultural, el estudio de las

emociones caería en una petición de principio: sólo se podría categorizar el

componente emocional de acuerdo a las mismas categorías.

Es en este nivel en el que el trabajo de Paul Ekman adquiere una especial

relevancia. Los gestos básicos que ha definido como universales (y los estados

del SNA asociados a ellos) son los datos biológicos que habrá que emparejar,

en último término, con los modelos emocionales que se eluciden.

89
Asumiendo la crítica de Wierzbicka a Ekman cuando este pretende dar cuenta

del “lenguaje de las emociones”, el modelo de los seis gestos se debe tomar en

tanto los gestos mismos y no según sus definiciones a priori.

Por fin, en la integración de los postulados descritos en las partes primera y

segunda se puede plantear una definición del concepto de “vocablo emocional

básico”.

1.2.8. Vocablos Emocionales Básicos

Los vocablos emocionales básicos serán aquellos que correspondan a las

emociones básicas en el sentido planteado por Ekman. Como hipótesis se

entenderá por emociones básicas a aquellas que se asocian a un gesto básico

como alegría, enojo, pena, miedo, sorpresa y desagrado.

Los vocablos emocionales básicos serán además aquellos que correspondan a

lo que se denomina punto focal de una categoría con estructura prototípica, y

que cumplan los principios que Berlin y Kay han establecidos respecto de los

vocablos que denominan colores, a saber, que:

(a) no estén subsumidos por otros vocablos (como en el caso de escarlata

respecto de rojo)

90
(b) sean morfológicamente simples (se excluyen, así, casos como

amerengado)

(c) no estén restringidos colocacionalmente (como rubio, que refiere a un color

de cabello)

(d) sean de uso frecuente (se evitan vocablos raros, o técnicos como cyan)

(cit. por Taylor 1989-1995: 8)73.

73
Basic colour terms:
(a) Are not subsumed under other terms.
(b) Are morphologically simple
(c) Are not collocationally restricted
(d) Are of frequent use

91
CAPÍTULO 2

El Estudio

La presente investigación se propone perfilar y delimitar el campo de la

expresión de las emociones en español desde la perspectiva de la lingüística

cognitiva. Para ello, se asume que el dominio de la emoción trasciende lo

autónomo del lenguaje al encontrarse sus fundamentos en la fisiología, pero,

también, que se trata de un campo fuertemente constreñido y elaborado en su

interpretación por patrones culturales.

Se toma como punto de partida el planteamiento de Ekman respecto de la

existencia de seis emociones básicas que actuarían como puntos focales en el

rico campo de lo emocional. Estas emociones tienen una representación en

gestos faciales simples que han sido reconocidos universalmente e incluso en

miembros de otras especies.

El estudio se desarrollará en dos momentos sucesivos y complementarios.

2.0.1. Primer Momento

En el Primer Momento, se ocupa una metodología propuesta por Lakoff y

Kövecses (Lakoff, 1987a :380; Kövecses, 1995). Ellos plantean que un primer

92
acercamiento a la estructuración del campo de las emociones en una lengua

puede hacerse a través del rastreo de las construcciones (formas complejas)

que refieran a ellas en un diccionario de dicha lengua. Así lo han hecho para la

forma Anger del inglés con el Roger’s University Thesaurus.

En la aplicación para este estudio se utilizará la versión de CD-ROM del

Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, 21ª edición

de 1992 (DRAE), que permite hacer búsquedas de todas las palabras.

El método se aplicará en dos sentidos diferentes. Una primera aplicación

buscará entradas simples y complejas asociadas a cada uno de las seis gestos

emocionales básicos definidos y descritos por Ekman y Friesen. Una segunda

aplicación buscará vocablos asociados a emoción en general hasta generar un

corpus extenso (unas dos mil a tres mil palabras y formas complejas).

Esta segunda aplicación obedece a la crítica de Wierzbicka a las

instanciaciones del modelo de Ekman y Friesen en el orden lingüístico. Si sólo

se rastreara el campo de lo emocional a partir de las seis emociones básicas

que proponen estos autores se correría el riesgo de dejar fuera posibles

vocablos existentes en español que no están cubiertos por la definición.

93
Con posterioridad a las dos aplicaciones, se contrastarán ambos corpora con el

objetivo de decidir cuál estrategia ha sido más exitosa en el rastreo de vocablos

emocionales.

Por fin, se intentará a partir de los resultados validar o falsar la aseveración de

universalidad de la metáfora conceptual de Kövecses y Lakoff del cuerpo como

contenedor de las emociones como presión de un fluido caliente.

2.0.2. Segundo Momento

En el segundo momento se elaborará un registro y análisis de respuestas de

niños chilenos ante un set de fotografías de personas que manifiestan alguna

emoción básica según la propuesta de Paul Ekman.

El resultado de dicho test permitirá, en primer lugar, contrastar el resultado del

rastreo a través del DRAE; en segundo lugar, definir grados de prototipicidad de

los vocablos asociados a emociones; y en tercer lugar sentar las bases para la

propuesta de una estructura de los vocablos emocionales básicos del español

desde una perspectiva trascendentalista.

94
2.1. PRIMER MOMENTO:

Rastreo de los vocablos emocionales en el DRAE

2.1.1. Método

Para determinar el corpus de vocablos correspondientes al campo de la

emoción en DRAE se ha utilizado la versión en CD-ROM de la edición de 1992.

Dicha versión considera un motor de búsqueda denominado: “Índice de todas

las palabras”. En el archivo de ayuda del programa se explica su

funcionamiento:

“Inicialmente, el programa está configurado para buscar las palabras

contenidas en definición y con formato de letra redonda o negrita.

Ejemplo:

Si quiere saber en qué definiciones aparece la palabra "ferrocarril",

escriba esta palabra, elija el modo de consulta "Índice de todas las

palabras" y, a continuación, pulse INTRO (si está activado el modo

automático de ejecución, aparecerá directamente). La lista inferior

contendrá las siguientes palabras:

autovía

billete

95
caletear

…”

De este modo, es posible registrar con cierta facilidad cada una de las entradas

que en su definición consideran cualquier palabra en particular.

2.1.1.1. Filtro

Se debe tener especial cuidado en que el uso de la palabra buscada en la

definición corresponda al sentido o acepción adecuados.

Por ejemplo, si se busca alegría, el motor arroja 97 apariciones, la primera de

las cuales es en la definición de ajonjolí y reza como sigue:

ajonjolí

Del ár. al-yulyulan, el coriandro, el sésamo, con imela.

1. m. Planta herbácea, anual, de la familia de las pedaliáceas, de un

metro de altura, tallo recto, hojas pecioladas, serradas y casi

triangulares; flores de corola acampanada, blanca o rósea, y fruto

elipsoidal con cuatro cápsulas y muchas semillas amarillentas, muy

menudas, oleaginosas y comestibles. Llámase también alegría y

sésamo.

96
En este caso la aparición no es considerada, pues alegría aparece en un

sentido que no corresponde al buscado.

2.1.1.2. Aplicabilidad recursiva

Cada vez que se aplica el método de rastreo se genera un conjunto de entradas

que están asociadas al vocablo ingresado en la búsqueda. El método puede

volver a aplicarse para cada resultado. De este modo, se genera un conjunto de

vocablos asociados a su vez a cada entrada de dicho conjunto generando un

árbol. Los vocablos aparecidos tras la primera búsqueda se llamarán de

segundo nivel, los aparecidos tras la segunda búsqueda se llamarán de tercer

nivel, y así sucesivamente.

2.1.2. Primera Aplicación

En una primera aplicación se han rastreado los vocablos en cuyas definiciones

se consideran cada uno de los seis vocablos siguientes: alegría, enojo, pena,

miedo, sorpresa y desagrado. Se ha aceptado todo tipo de resultados, desde

interjecciones hasta formas complejas.

97
Una vez definido el corpus de vocablos asociados, y de acuerdo con lo

explicado en la sección Aplicabilidad recursiva, se ha vuelto a aplicar el método,

ahora para cada vocablos asociado. Así, si “alegría” aparecía en la definición de

“alboroto”, luego se ha ocupado esta última palabra para realizar una segunda

búsqueda.

Se ha optado por no efectuar más que dos búsquedas sucesivas, puesto que

ellas han arrojado resultados, para cada caso, del orden de los 300-400

vocablos, y esta cifra es similar a la encontrada en inglés por Lakoff y

Kövecses.

Se ha previsto que las primeras entradas no correspondieran necesariamente a

los vocablos de mayor uso en las definiciones. Así, en el caso de ocurrir que un

vocablos de segundo nivel arrojara numéricamente resultados similares a los de

la entrada primera, se reestructuraría el proceso ocupando ahora dicho

vocablos como de primer nivel.

2.1.3. Resultados

Luego de aplicar el método de rastreo se ha encontrado que en el caso de la

entrada sorpresa, existe un segundo vocablo, asombro, que genera un número

98
considerable de entradas de segundo y tercer nivel: 37. Consecuentemente con

lo propuesto, se ha procedido a ubicar el vocablo asombro en el primer nivel.

Las demás entradas iniciales han sido dominantes en cuanto al número de

casos cubiertos de segundo y tercer nivel.

Alegría: el árbol contiene 325 vocablos. En el segundo nivel aparecen por

ejemplo, alborozo, alegre, algaraza, contentura, éxtasis. El el tercer nivel

aparecen, entre otros, albuérbola, recrear, animado, ufano, solaz.

Enojo: el árbol contiene 379 vocablos. En el segundo nivel aparecen por

ejemplo, aspar, bufar, ceño, desesperación, enfado. En el tercer nivel aparecen,

entre otros, fruncir, rebufar, colérico, casacarrabias, disgusto.

Pena: el árbol contiene 289 vocablos. En el segundo nivel aparecen, por

ejemplo, agonía, apenamiento, desahogar, desgarrar, dolor. En el tercer nivel

aparecen, entre otros, apenar, lastimar, desahogado, desgarrado, angustia.

Miedo: el árbol contiene 239 vocablos. En el segundo nivel aparecen, por

ejemplo, acobardar, aterramiento, cobarde, desvalor, espantada. En el tercer

nivel aparecen, entre otros, acojonar, amilanar, cobardón, desvalorar,

desbandarse.

99
Sorpresa/Asombro: el árbol contiene 93 vocablos. En el segundo nivel

aparecen, por ejemplo, admirar, anonadar, sorprender, asombramiento,

desorbitado. En el tercer nivel aparecen, entre otros, admiración,

anonadamiento, alucinar, desconcertar, escandalizar.

Desagrado: el árbol contiene 84 vocablos. En el segundo nivel aparecen, por

ejemplo, bronca, descontento, desgrado, displicencia, gritar. En el tercer nivel

aparecen, entre otros, despagamiento, malcontento, desapego, extrañeza, lata.

El detalle de los resultados de esta primera aplicación se encuentra en los

Apéndices 1a-1f.

2.1.3.1. Comparación transversal

Al comparar transversalmente los resultados de la aplicación del método

aparecen vocablos que son definidos conjuntamente con más de uno de los

vocablos de emoción iniciales.

El resultado de los cruces de definiciones es el que sigue:

Alegría/Enojo: alharaca, botar, excitar, exclamación, herir, reventar.

100
Alegría/Pena: ¡oh!, alarido, alharaca, botar, desahogo, exclamación, extremo,

quillotrar.

Alegría/Desagrado: reventar.

Alegría/Sorpresa-Asombro: ¡oh!, bueno, exclamación, partir.

Enojo/Pena: aburrir, acharar, alharaca, aspar, botar, brotar, sangre, crujirle a

alguien los dientes, exclamación, fastidio, gazmiar, patalear, patear.

Enojo/Miedo: ahuevar, arrugar, arrugar uno la frente, entripado.

Enojo/Sorpresa-Asombro: escandalizar, exclamación.

Enojo/Desagrado: aburrir, bronca, desagradar, disgusto, está bien, fastidio,

fuñar, hablar alguien entre dientes, hocico, marmotear, patear, pateo,

refunfuñadura, refunfuñar, refunfuño, relatar, renegar, repelar, reventar, rezar,

rezongar, roñar, rosigar, torcer.

Pena/Miedo: ¡ay Dios!, ¡ay!, ¡Jesús! o ¡Jesús, María y José!, angustia,

atravesársele a uno un nudo en la garganta, disimular, hacer uno de tripas

corazón, repudrir.

Pena/Sorpresa-Asombro: ¡ah!, ¡ay bendito!, ¡huy!, ¡oh!, admiración,

desorbitado, exclamación, intejección.

Miedo/Sorpresa-Asombro: ¡cata la cruz!, asombro, despatarrar, espanto,

petrificar, repullo, susto.

Miedo/Desagrado: repugnancia, volver uno el rostro.

Pena/Desagrado: aburrir, patear.

Alegría/Pena/Sorpresa-Asombro: ¡oh!

101
Enojo/Pena/Desagrado: aburrir, fastidio, patear.

Alegría/Enojo/Pena: alharaca, botar.

Alegría/Desagrado/Enojo: reventar.

Alegría/Enojo/Pena/Sorpresa-Asombro: exclamación.

Este resultado ya permite sugerir que efectivamente las emociones básicas son

composicionales en español.

2.1.4. Segunda Aplicación

La segunda aplicación del método ha pretendido ser más general. Se ha optado

por iniciar la búsqueda con la palabra “gesto”. En su propia definición se

presenta como: “Del lat. gestus. 1. m. Movimiento del rostro o de las manos con

que se expresan diversos afectos del ánimo”.

El método se ha aplicado cuatro veces hasta generar vocablos de quinto nivel y

un corpus de 2719 palabras.

102
Se ha cuidado especialmente de:

(1) filtrar aquellos vocablos que no pueden ser predicados de personas

individuales (por ejemplo, vocablos que sólo se apliquen a caballos o

multitudes);

(2) rastrear no sólo los vocablos que consideran la palabra inicial (o de

segundo nivel y así sucesivamente), sino que también sus flexiones

como formas femeninas o plurales (se ha buscado gesto, pero, también

el plural gestos).

El resultado de esta segunda aplicación se ha guardado en formato de planilla

Excel; sin embargo, dadas sus dimensiones es imposible adjuntarla en su

totalidad como anexo en formato escrito. Para resolver esta dificultad se adjunta

un CD que contiene el resultado completo y en el Anexo 1g se muestra parte de

dicha plantilla.

2.1.5. Contraste de los Corpus de la Primera y Segunda Aplicaciones

Una comparación de los corpora a que se ha llegado en ambas aplicaciones ha

revelado que el que se generó desde la perspectiva de Ekman y Friesen no

deja fuera ninguno de los vocablos de emociones que se pudiera considerar

como básica. Casos como la “compasión” o la “piedad”, que no han tenido

103
ocurrencias como resultado de la aplicación, pueden no ser considerados como

emociones básicas. En cambio el corpus generado desde el concepto de

“gesto”, y que ha pretendido ser exhaustivo, deja fuera gran parte de los

vocablos que corresponden a la sorpresa-asombro.

De este modo, el modelo de Ekman y Friesen ha demostrado ser muy completo

al aplicarlo con la metodología de Lakoff Y Kövecses.

2.1.6.1. La metáfora del cuerpo como continente de las emociones como

presión de un fluido caliente en castellano

Particularmente en la segunda aplicación, se ha pesquisado todo vocablos o

forma compleja que pueda emparejarse con la metáfora conceptual Anger is

Heat de Lakoff y Kövecses.

Así, por ejemplo, se han rescatado los siguientes ítemes (a continuación del

caso se cita la definición de la acepción pertinente en el DRAE):

(1) abrasarse vivo

1. fr. fig. abrasarse de calor o a causa de una pasión.

(2) atizar el fuego

1. fr. fig. Avivar una contienda, fomentar una discordia.

104
(3) calentarse el horno

1. fr. fig. Enardecerse una persona, irritarse.

(4) echarle a uno un jarro de agua, o de agua fría

1. fr. fig. y fam. Quitarle de pronto una esperanza halagüeña o el entusiasmo o

fervor de que estaba animado.

(5) estar alguien hecho unas brasas

1. fr. fig. Estar muy encendido de rostro.

(6) estar bien, o mal, templado

1. fr. fig. y fam. Estar de buen o mal humor.

(7) mojar la pólvora a uno

1. fr. fig. Templar al que estaba colérico o enojado sin motivo justo, dándole una

razón que le convence y le da a conocer su engaño.

Estos son sólo siete ejemplos de más de un centenar que se han rescatado en

la segunda aplicación. El total, que incluye formas simples (esto es palabras

individuales), corresponde al Anexo 1h.

No se han encontrado ejemplos que falseen la aseveración de Lakoff y

Kövecses:

“Sobre la base de los resultados del grupo de Ekman, junto a nuestra

hipótesis sobre la encarnación conceptual, se puede hacer una

predicción interesante: que si examinamos las metáforas y metonimias

105
del enojo en las distintas lenguas del mundo, no encontraremos ninguna

que contradiga los resultados fisiológicos que ellos habían encontrado”

(Lakoff 1987a: 407)74

2.1.6.2. La metáfora conceptual de la alegría como una fiesta religiosa

En la segunda aplicación, se ha encontrado, asimismo, una serie de usos

metafóricos que comparan la alegría con las celebraciones religiosas.

Así:

(1) boda

7. fig. Gozo, alegría, fiesta. A BODAS me convidan

(2) cara de pascua

1. fig. y fam. La apacible, risueña y placentera

(3) echar las campanas a vuelo

1. fr. fig. y fam. Dar publicidad con júbilo a alguna cosa

(4) estar uno como una pascua, o como unas pascuas

1. fr. fig. y fam. Estar alegre y regocijado

74
From the Ekman group’s results, together with our hypothesis
concerning conceptual embodiment, we can make an interesting
prediction, that if we look at metaphors and metonymies for Anger in
the languages of the world, we will not find any contradict the
physiological results thet they found.

106
(5) estar uno en la gloria

1. fr. fig. y fam. Estar muy contento y gozoso

(6) estar uno en sus glorias

1. fr. fam. Estar haciendo una cosa con gran placer y

contento por ser muy de su genio o gusto

(7) hacerse con bendición una cosa

1. fr. fig. Hacerse con acierto y felicidad

El total de ejemplos encontrados asciende a 40 y se incluye en el Anexo 1i.

También acá aparecen formas simples (palabras individuales) que en uso

figurado actualizan la metáfora conceptual que se propone.

Siguiendo el modelo propuesto por Lakoff y Johnson (cit. Por Cuenca y Hilferty,

1999: 101 y ss; Lakoff, 1987a: 380 y ss) para analizar las metáforas

conceptuales, se puede plantear el siguiente esquema:

Dominio origen: LAS FIESTAS RELIGIOSAS Dominio destino: LA ALEGRÍA

(a) La manifestación de la fiesta es la manifestación de la alegría

(b) La persona que ejecuta la manifestación es la persona que experimenta

la alegría

(c) La persona que ejecuta la manifestación es la que expresa la alegría

107
(d) La persona que es hecha partícipe de la manifestación es la que es

“invitada” a la alegría

Siguiendo a Geeraerts y Grondelaers (1995), se puede hacer ver que varias de

las expresiones metafóricas contenidas en esta metáfora conceptual aparecen

en la actualidad como oscuras. Así, “júbilo” o “gozo” por alegría. En ambos

casos, históricamente hubo un momento en que significaban una manifestación

religiosa de fiesta: júbilo era el sonido del jobel, un instrumento cuyo sonido

daba inicio a la fiesta jubilar; gozo, por su parte, del latín <gaudium, era una

composición poética cantada que alababa a la Virgen o a algún santo durante

sus fiestas.

Por último, en la investigación acerca de las metáforas conceptuales se ha

convenido en que el dominio origen nunca puede ser más abstracto que el

dominio destino. Eso parece contradecirse en este caso. Sin embargo, hay que

señalar que el dominio origen: las fiestas religiosas parece ser enfocado en su

manifestación externa, a menudo multitudinaria, y no como el estado interno

que puede ir asociado. Esto último deberá ser estudiado con mayor detención.

108
2.2. SEGUNDO MOMENTO

Test de Reconocimiento de Expresiones Faciales

2.2.1. Método

2.2.1.1. Discusión y elección de las imágenes

Se ha diseñado un set de 20 imágenes que representan personas que

experimentan alguna emoción (una copia en versiones reducidas de las mismas

se encuentra en el Anexo 2a).

Las primeras 19 fotos se extrajeron, a través de Internet, de páginas web que

graficaban por medio de ellas las nociones de los gestos emocionales básicos

de Ekman.

Las fotos 1 y 2 muestran a una misma persona haciendo el gesto de reír, en el

primer caso se trata de una risa fingida y eso se manifiesta en que, como indica

el Diagrama 1, hay ausencia de movimiento del músculo orbicular de los

párpados, y en consecuencia, no se elevan las mejillas. En el segundo caso,

esto sí ocurre pues es una risa auténtica.

109
Las fotos 3 a 7 representan a personas que fueron captadas expresando

emociones auténticas de tristeza, alegría, tristeza, tristeza y enojo

respectivamente.

El grupo que va desde la foto número 8 a la número 19 corresponde a ejemplos

con un modelo femenino y uno masculino de los gestos de: interés (8, 9),

sorpresa (10, 11), enojo (12, 13), dominancia (14, 15), tristeza (16, 17) y miedo

(18, 19).

La foto 20 corresponde al detalle del rostro de la Mona Lisa de Leonardo da

Vinci.

El hecho de que se hayan agregado cuatro imágenes que no corresponden a

ninguna de las seis emociones básicas (las dos de interés y las dos de

dominancia), así como la ausencia de imágenes que correspondan a

desagrado, se justifica en el intento de dar un espacio para el falseamiento del

postulado de las seis emociones básicas.

En particular la inclusión de las fotos 8 y 9, que representan el interés, se

justifica por el hecho de que en las primeras versiones del modelo (1971, 1971

cit. Por Lakoff 1987a: 38) este se consideraba la séptima emoción básica.

110
Así, si las respuestas a estas dos imágenes fueran preponderantemente

“interés” o algo similar, debería aceptarse esta como séptima emoción básica.

La ausencia de imágenes que muestren desagrado se justifica con una

argumentación inversa. Dado que el desagrado es propuesto como una de las

emociones básicas y en el set de imágenes se halla ausente, los resultados no

deberían mencionar esta emoción. Si la mencionan, entonces, es probable que

no se trate de una emoción básica asociada a un gesto básico.

2.2.1.1.1. El efecto Mona Lisa

La inclusión de la imagen de la Mona Lisa de Leonardo corresponde a una idea

que planteó el historiador del arte E. H. Gombrich

“Si volvemos ahora a contemplar la Mona Lisa, comprenderemos algo de

su misteriosa apariencia. Vemos que Leonardo ha empleado el sfumatto

con deliberación extrema. Todo aquel que ha tratado de dibujar o

bosquejar un rostro sabe que lo que nosotros llamamos su expresión

reside principalmente en dos rasgos: las comisuras de los labios y los

extremos de los ojos. Precisamente son esas partes las que Leonardo

dejó deliberadamente en lo incierto, haciendo que se fundan con

sombras suaves. Por este motivo nunca llegamos a saber con certeza

111
cómo nos mira Mona Lisa. Su expresión siempre parece escapársenos.”

(1950/1995: 303).

Si la explicación de Gombrich es acertada, entonces debería existir cierta

dificultad en adjudicar un estado mental emocional a la modelo de Leonardo,

puesto que el observador sería incapaz de reconocer las caraterísticas

fisonómicas de las emociones básicas, tal como se han detallado en el

Diagrama 1. La legitimidad de este efecto se podrá establecer tras analizar las

respuestas a la foto número 20.

2.2.1.2. Sujetos

El test se aplicó durante la primera quincena de diciembre de 1999 a 80 niños y

niñas con edades que van desde los 3 años 2 meses a los 12 años 7 meses. 40

sujetos eran alumnos y alumnas de un colegio particular subvencionado de

Olmué, 17 pertenecían a uno de similares características de Villa Alemana y los

restantes 23 estudiaban en un colegio particular pagado de Viña del Mar.

2.2.1.3. Instrumento

Para definir el corpus de respuestas se utilizó un set de 19 fotografías impresas

en colores en páginas individuales, que representaban a personas que

112
experimentaban o expresaban alguna de las seis emociones básicas que Paul

Ekman ha propuesto, y una vigésima imagen que correspondía a una

reproducción del cuadro de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci.

2.2.1.4. Procedimiento

Los sujetos fueron entrevistados por sus profesoras en jefe en su sala de

clases. A ellas se les entregó una copia del set de 20 imágenes, dos plantillas

de datos y un pequeño manual con la explicación del desarrollo del test (ver

Anexo 2b). Las profesoras le pidieron a cada niño o niña que diera una

respuesta al estímulo de cada imagen en el contexto de la pregunta abierta:

“¿Esta persona está...?” Para evitar regularidades que se pudieran originar en

el orden de presentación de las imágenes, se sugirió a las profesoras que no

ordenaran el set una vez realizada cada prueba.

2.2.2. Criterios de Análisis

Las respuestas se clasificaron en primer lugar según la dicotomía

mentalización/no mentalización (en el segundo grupo quedaron todas las

respuestas que no se referían a un estado mental o una emoción). En un

segundo nivel, se caracterizó las respuestas “mentalistas” de acuerdo a la

diferenciación entre estado mental cognitivo/estado mental emocional. Un tercer

113
nivel distinguía dentro de los estados mentales emocionales, aquellos que

correspondían a alguna de las 6 emociones básicas de Ekman, de aquellos que

no lo hacían. Por fin se rotuló a los que correspondían a dichas seis emociones

básicas de acuerdo a la que respectaran.

La asignación de una respuesta a una de las seis emociones básicas se hizo

emparejando las respuestas con los ítemes del corpus de emociones que

resultó de la primera aplicación del Rastreo de Vocablos Emocionales en el

DRAE.

Para ser consistente con los resultados de dicha aplicación se consideraron las

respuestas que consistían en alguno de los vocablos anfibológicos como

representantes simultáneas de cada una de las emociones básicas que se

pueden representar por ella. Así, por ejemplo, “aburrida” se catalogó como pena

y como enojo y como desagrado.

2.2.3. Resultados

Mentalización/No Mentalización

En la dicotomía mentalización/no mentalización se obtuvo que, del total de 1600

respuestas, 1499 correspondieron a respuestas que manifestaban la

adscripción de un estado mental, mientras que sólo 101 no lo hacían. Esto

114
significa que en el 93,69% de las respuestas los sujetos interpretaron las fotos

desde la perspectiva de los estados mentales de las personas representadas.

Esto aun cuando el contexto de la consulta no pretendía inducir directamente

este tipo de respuesta. La consulta: “Esta persona está...” permitía respuestas

no mentalistas, como lo prueba el hecho de que en algunos casos eso haya

ocurrido efectivamente.

Emoción/Cognición

Para la disyunción entre estados mentales emocionales y estados mentales

“cognitivos”, se obtuvo que, del subtotal de 1499 respuestas, 1410 pudieron

rotularse como emocionales y sólo 89 como cognitivas. De este modo, en el

94,06% de dichas respuestas el factor preponderante al contestar fue la

adscripción de una emoción al sujeto representado en las imágenes.

Emociones Básicas/Otras

La disyunción capital para el estudio correspondía a la que delimitaba entre los

gestos emocionales que podían rotularse como alguno de las seis básicas que

propone Ekman y los que no. En este caso, del subtotal de respuestas

“emocionales” (1410), 1353 fueron calificadas como alegría, pena, miedo,

enojo, sorpresa o desagrado. Esto significa un 95,96%.

115
2.2.3.1. Emociones Básicas

Las seis emociones básicas tuvieron el siguiente número de respuestas:

Alegría: 513

Enojo: 332

Pena: 379

Miedo: 76

Sorpresa: 30

Desagrado: 23.

El siguiente diagrama despliega el contenido de las respuestas clasificado

concéntricamente. Los números en negrita corresponden al total de respuestas,

los números en formato tradicional que aparecen a la izquierda de cada

casillero corresponden al número de respuestas diferentes. Por ejemplo: si dos

niños respondieron ante una foto que la persona estaba “con pena”, entonces

en el casillero “Pena” aparecen representados a la izquierda solo una vez y a la

derecha dos veces. Nótese que “Sorpresa” sólo tuvo 4 respuestas diferentes qie

se repitieron hasta dar un total de 30 instancias.

DIAGRAMA 2

Tipo de Respuesta
Mentalización No Mentalización
Emocional Cognitiva
Emociones Básicas de Ekman Otras
Alegría Enojo Pena Miedo Sorpresa Desagrado
35 513 22 332 46 379 13 76 4 30 12 23 46 57 37 89 52 101

116
2.2.4. Discusión

Los resultados porcentuales en cada nivel de dicotomización, en el orden del

90% siempre, son categóricos para concluir que los sujetos tendieron

fuertemente a concentrarse en el estado interno de las personas representadas

más que en características externas como su vestimenta u otros. Respecto del

estado interno, la tendencia dominante fue la asignación de un estado

emocional por sobre lo cognitivo. Por fin, el resultado cercano al 96% de

asignaciones correspondientes a alguna de las seis emociones básicas,

confirma dicha tesis en este paradigma experimental 75.

El Anexo 2e contiene el detalle de las respuestas de cada niño a las imágenes

del test.

75
Los porcentajes siempre se consideran sobre el universo
inmediatamente superior de cada dicotomía. Así, en el caso de la
dicotomía emocional/cognitiva los porcentajes no corresponden a total
absoluto de respuestas sino sólo a las que se rotularon como
mentalización.

117
2.2.4.1. Análisis de Contraejemplos

Respecto de la categorización de las emociones básicas es interesante

presentar las respuestas emocionales que no pudieron rotularse en alguna de

las seis categorías. El listado es el siguiente:

1. serio 15. debería estar más contento

2. tranquilo 16. desilusionado

3. nerviosa 17. exaltado

4. afligida 18. generoso

5. como si tuviera problemas 19. gruñón

6. más o menos 20. llorando impactado

7. aceptando obligado una 21. mira con desprecio

invitación 22. muy serio

8. alegre o serio con risita 23. nervioso y asustado

9. arrepentido 24. ojos despreciativos

10. bondadoso 25. orgulloso

11. cara de desprecio 26. retando a alguien

12. como que no quiere hacer algo 27. serio y cara de malo

13. como que perdió 28. tenso

14. como serio

118
En estos casos no se encontró ningún vocablo en el corpus de

vocablos extraido del DRAE que pudiera corresponderse.

De estas respuestas, serio, fue dada en 35 ocasiones, mientras que la tranquilo

lo fue en 9, nerviosa ocurrió 3 veces y afligida, como si tuviera problemas, y

más o menos, fueron dadas 2 veces cada una, el resto son casos únicos.

El caso más significativo es el de serio, que no había sido encontrado por el

método de rastreo en DRAE. Un análisis a posteriori muestra que serio

aparecería como vocablo de cuarto nivel a partir de la entrada enojo. Lo mismo

ocurre con nervioso, que sería un vocablo de cuarto nivel para la entrada

miedo.

La marginalidad de estos casos, así como el análisis posterior que muestra que

se encuentran en el árbol de alguna de las emociones básicas implica para este

estudio que el modelo de Ekman es lo suficientemente comprensivo como para

integrar una mayoría muy evidente de los vocablos asociados a emociones; y

también, que el método de rastreo en el DRAE, si se aplica recursivamente de

manera adecuada, puede dar también cuenta de un porcentaje muy alto de

miembros de estas categoría.

119
El único caso que parece rebatir las nociones de Ekman es el de tranquilo. Será

necesario otro tipo de análisis y testeo para determinar dónde se ubica este

vocablo en el entramado del lenguaje emocional.

Por fin, hay un tipo de respuestas de orden causalista, en que el niño o la niña

trataron de crear un contexto que explicara el estado de la persona de la foto.

Así: 5, “como si tuviera problemas” o 26, “retando a alguien”. Ambas respuestas

corresponden a niños de 11 años; la primera, es una niña de Villa Alemana de

11 años 8 meses de quinto básico; la segunda, a un niño de 11 años 9 meses

de sexto básico.

2.2.4.2. Análisis etario, de género y diatópico

Para el análisis etario la muestra se ha dividido en 3 subgrupos: de 3 a 5 años

(17 sujetos), de 6 a 9 años (45 sujetos) y de 10 a 12 años (18 sujetos) 76.

Grupo de 3 a 5 años:
Mentalización/No mentalización 97,14% 2,86%
Emocional/No emocional 98,24% 1,76%
Emociones Básicas/Otras 98,8% 1,2%

Grupo de 6 a 9 años:
Mentalización/No mentalización 90,58% 9,42%
76
No se ha emocional
Emocional/No hecho un análisis de 94,68%
significatividad estadística de las
5,32%
diferencias.
Emociones Básicas/Otras 94,64% 5,36%

120
Grupo de 10 a 12 años:
Mentalización/No mentalización 84,22% 15,88%
Emocional/No emocional 85,80% 14,20%
Emociones Básicas/Otras 90,85% 9,15%

El proceso es bastante claro, desde una adscripción mayoritariamente de

emociones, y emociones básicas en los 3-5 años, se pasa a una

adscripción en que predominando lo emocional, aumenta lo cognitivo, y es

más compleja en la asignación de estados emocionales.

El análisis de género considera 39 mujeres y 41 hombres.

Mujeres:
Mentalización/No mentalización 89,8% 10,2%
Emocional/No emocional 93,3% 6,7%
Emociones Básicas/Otras 93,7% 6,3%

Hombres:
Mentalización/No mentalización 91,09% 8,81%
Emocional/No emocional 93,74% 6,26%
Emociones Básicas/Otras 95,97% 4,03%
Aunque las diferencias son mucho menos acentuadas que en el caso del

análisis etario, es interesante anotar que las mujeres mentalizaron un poco

menos y también adscribieron menos las emociones a las 6 básicas.

121
El análisis diatópico considera 40 sujetos de Olmué, 17 de Villa Alemana y 23

de Viña del Mar.

Olmué:
Mentalización/No mentalización 98,15% 1,85%
Emocional/No emocional 97,11% 2,89%
Emociones Básicas/Otras 98,32% 1,68%

Villa Alemana:
Mentalización/No mentalización 83,38% 16,62%
Emocional/No emocional 85,85% 14,15%
Emociones Básicas/Otras 90,26% 9,74%

Viña del Mar:


Mentalización/No mentalización 82,80% 17,20%
Emocional/No emocional 92,31% 7,69%
Emociones Básicas/Otras 90,83% 9,17%

Acá las diferencias son más amplias; sin embargo hay que apuntar que hay una

correspondencia entre edades y lugares. Los niños de Olmué eran los más

pequeños de la muestra, mientras que los de Viña eran de segundo básico y los

de Villa Alemana de sexto.

El primer lugar (Olmué) no añade mucho al análisis pues resulta redundante

con el detalle etario. Las diferencias y similitudes entre Villa Alemana y Viña del

Mar son más ricas. Mientras que los niños de Villa Alemana correspondían a un

colegio particular subvencionado, los de Viña del Mar pertenecían a un colegio

122
privado. Llama la atención que, siendo aún de segundo básico, los sujetos de

Viña del Mar hagan más adscripciones no mentalistas que los de Villa Alemana,

pues ya se había presentado el proceso de no-mentalización como creciente en

el desarrollo. En las adscripciones de emoción o cognición los sujetos de Villa

Alemana muestran una tendencia “cognitivista” que no tiene paralelo en Viña

del Mar.

De estos datos se puede considerar que: la no mentalización no depende

exclusivamente de la edad, sino que también es influenciada por el medio

socioeconómico, mientras que la “cognización” parece independiente de dicho

factor. Lo más relevante de este análisis es que, de todas las variables, la más

constante es la de las seis emociones básicas. En ningún caso la adscripción

de emociones dentro de esas categorías baja del 90%.

feliz 20 aburrido 1 modelando 1


alegre o
contento 15 serio 1 nariz grande 1
2.2.4.3.
mirando El efecto
5 conMonaLisa1 pensativo
risita 1
riéndose
riéndose 4 como alegre 1 pero normal 1
sonriente
Las respuestas ante la imagencomo
sonriendo 4 enojado 1 de lafeliz
Mona 1Lisa fueron las siguientes:
riendo 3 fea 1 tranquilo 1
sonriente 3 linda 1 triste 1
un poco
alegre 2 más o menos 1 amarillo 1
mirando de mirando un poco
lado 2 hacia 1 riendo 1
la izquierda
normal 2 sonriendo 1
123
misterioso
entre feliz y
pensando 2 aproblemado 1
De un total de 80 respuestas hubo 29 diferentes. Las clasificaciones según las

dicotomías son:
Mentalización/No mentalización 80,45% 19,55%
Emocional/No emocional 95,71% 4,29%
Emociones Básicas/Otras 94,02% 5,98%

Los sujetos tendieron muy por sobre la media a adscribir en la categoría no

mentalización. En los casos de adscripción mental, el polo emocional es

mayoritario, como en la mayoría de las otras medidas; lo mismo ocurre con la

dicotomía Emociones Básicas/Otras.

A pesar de que hubo alguna dispersión de respuestas, como la adscripción de

triste o enojada, el catalogamiento como feliz fue muy mayoritario. Otros

ejemplos del set de fotos tuvieron incluso más dispersión.

124
Entonces, si existe un efecto Mona Lisa este tiene que ver con que los sujetos

evitan adscripciones mentalistas. No hay suficiente información como para

proponer qué es lo que genera esto. Puede ser la ambigüedad de la expresión

de la modelo, como sugeriría Gombrich, pero eso no se condice totalmente con

el hecho de que, cuando hay adscripción mental, esta es de orden emocional

en un porcentaje muy alto. Otra posibilidad es que los sujetos capten que se

trata de un retrato y no de la imagen de una persona, por lo que quizá les

resulte más complicado asignarle estados mentales.

2.2.4.4. Los gestos no emocionales básicos

El testeo consideró, asimismo, cuatro imágenes que representaban gestos no

considerados básicos según la taxonomía de Ekman. De estos, dos eran de

interés (8 y 9) y dos de dominancia (14 y 15).

feliz 23 con lástima 1 normal 1


normal
contento 12 con sueño 1 conversando 1
con sueño ojo arriba y
sonriendo 6 decaída 1 abajo 1
Los resultados para cada una de ellas son los siguientes:
ojos
enojado 4 emocionado 1 despreciativos 1
riéndose
Foto 8 3 fea 1 ojos turnios 1
aburrido 1 feliz (bien) 1 pálido 1
hablando
aceptando obligado mirando a piensa en
una invitación 1 alguien 1 hacer algo 1
posando para
alegre 1 impresionado 1 foto 1
boca grande 1 interesado 1 riendo 2
burlándose 1 lo molestan 1 serio 2 125
cara de desprecio 1 llorando 1 sorprendido 1

como gracioso 1 más o menos 1


Foto 9
como que no
quiere hacer
serio 6 algo 1 molesto 1
dice ("no me
triste 4 gusta") 1 normal 2
feliz 3 emocionado 1 opinando 1
feliz/no pensando
aburrido 2 enojado 1 algo 1

haciéndose
malvado 2 el misterioso 1 pintada 1
pensando 2 interesado 1 sale bien 1
yo me creo la
muerte 1 mal 1 soñando 1
boca grande 1 malo 1 sospechoso 1
cabeza medio
chueca 1 enojado
cara de 1 tranquilo
japonés 1
triste 19 mira conya")
("bueno 1 un poco
oriental 1
cara de malo 1 desprecio
como de 1 contento 1
enojado 12 pregunta 1 mal 1

Foto 14
pensando 9 como serio 1 mirando triste 1
con cara de
serio 5 ("no sé") 1 normal 1
pensativo 4 con pena 1 orejón 1
consuela a prefiriendo
feliz 3 alguien 1 algo 1
aburrido 2 contento 1 preocupado 1
cara de flojo 2 creído 1 tranquilo 1
trata de
curioso y superar
¿qué pasó? 1 pensativo 1 tristeza 1
un poco
menos 126
alegre 1 duda 1 enojado 1
feliz/no
cabezón 1 enojado 1
Foto 15
con cara de no capta la
enojado 36 odio 1 idea 1
diciendo
("que te
triste 8 pasa") 1 normal 1
pensando 5 espía 1 orejón 1
pensando
contento 4 feliz 1 algo 1
ladrón
serio 4 malvado 1 rabioso 1
más o menos
triste o serio y cara
mal 2 alegre 1 de malo 1
mira algo
aburrido 1 asqueroso 1 sospechoso 1
alguien lo mirando
pela 1 (techo) 1 tenso 1
como
llorando 1 narigón 1 tranquilo 1

En este grupo hubo una dispersión bastante alta: 36 respuestas (foto 8), 32

(foto 9), 36 (foto 14) y 27 (foto 15). Sólo esta última tuvo una dispersión menor

que la de las respuestas para la Mona Lisa.

La moda para cada caso es, feliz (foto 8), triste (foto 9), enojado (foto 14),

enojado (foto 15). La segunda respuesta más repetida en cada caso fue

contento (foto 8), enojado (foto 9), contento (foto 14) y triste (foto 15).

127
Para el par de fotos rotuladas como interés sólo hubo un par de adscripciones.

Interés, adjudicado una vez a la foto 8 y curioso y pensativo adjudicado una vez

a la foto 9.

Hay que anotar también que las respuestas para ambas fotos fueron bastante

disímiles. Mientras que para la 8 las tres respuestas mayoritarias fueron feliz,

contento y sonriendo (41 entre las tres, 51,25%), para la 9 fueron triste, enojado

y pensando.

Las caracterizaciones para cada una de ellas son las siguientes:

Foto 8

Mentalización/No mentalización 84,91% 15,09%


Emocional/No emocional 92,57% 7,43%
Emociones Básicas/Otras 91,57% 8,43%
Alegría 84.21%
Enojo 9.36%
Pena 4.09%
Miedo 0.00%
Desagrado 0.58%
Sorpresa/Asombro 1.75%

128
Foto 9

Mentalización/No mentalización 88.13% 11.88%


Emocional/No emocional 70.21% 29.79%
Emociones Básicas/Otras 85.86% 14.14%
Alegría 14.12%
Enojo 34.51%
Pena 47.45%
Miedo 2.35%
Desagrado 1.57%
Sorpresa/Asombro 0.00%

En ambos casos las respuestas mentales descienden respecto de la media. En

las otras dos dicotomías se producen diferencias considerables. La foto 8

mantiene porcentajes por sobre el 90% en estados mentales emocionales

respecto de estados mentales y emociones básicas respecto de estados

mentales emocionales. Acá la asignación de alegría es mayoritaria. Para la foto

9 hay mucha clasificación en vocablos de estados mentales no emocionales y,

dentro de ellos, de emociones que no están catalogadas bajo alguna de las seis

básicas.

El par de fotos que representaban dominancia se caracterizan de la siguiente

manera:

Foto 14
Mentalización/No mentalización 79.38% 20.63%
Emocional/No emocional 88.98% 11.02%
Emociones Básicas/Otras 84.07% 15.93%
Alegría 25.26%
Enojo 59.30%
Pena 11.93%
Miedo 0.00%
Desagrado 3.51%
Sorpresa/Asombro 0.00% 129
Foto 15
Mentalización/No mentalización 84.38% 15.63%
Emocional/No emocional 89.63% 10.37%
Emociones Básicas/Otras 89.26% 10.74%
Alegría 10.19%
Enojo 70.99%
Pena 18.21%
Miedo 0.00%
Desagrado 0.62%
Sorpresa/Asombro 0.00%

Esta pareja se comporta de manera más común entre sí, aunque se mantiene el

descenso de todos los valores dominantes de las dicotomías, siendo

especialmente significativo el descenso a un 79% de la asignación de estados

mentales en la foto 14.

Una conclusión importante del análisis de estas cuatro fotos es que los rótulos

de emociones básicas se siguen ocupando incluso cuando la imagen que se

observa no corresponde a ninguna de ellas. En este paradigma experimental el

interés no sería una emoción básica77.

De este modo, se puede plantear que los estados mentales emocionales

básicos siempre son usados como referencia. Esta característica es un fuerte

apoyo a la idea de estos estados como puntos focales.


77
Para fines del cáculo las respuestas interés se calificaron como
respuestas de estados mentales no emocionales.

130
Una segunda conclusión importante es la que se puede desprender de la

aparición de respuestas del tipo de:

(1) "yo me creo la muerte"

(2) aceptando obligado una invitación

(3) alguien lo pela

(4) cara de ("bueno ya")

(5) como que no quiere hacer algo

(6) con cara de ("no sé")

(7) consuela a alguien

(8) dice ("no me gusta")

(9) diciendo ("que te pasa")

(10) hablando mirando a alguien

(11) haciéndose el misterioso

(12) mira algo asqueroso

(13) no capta la idea

(14) piensa en hacer algo

(15) trata de superar tristeza

Este tipo de respuestas más allá de sus características de definición causal, ya

destacadas, tiene un fuerte componente explicativo en términos de guiones.

131
“Aceptando obligado una invitación”, por ejemplo, implica una serie de pasos

que el participante del test conoce y aplica porque eso parece dar una

explicación de que esa imagen tenga ese gesto.

Las respuestas con formato de guión son las de los niños mayores de la

muestra, mientras que los más pequeños siguen adscribiendo a partir de

emociones sencillas.

2.2.4.5. Tipicidades

Este es el listado de respuestas que se dieron tres o más veces:

enojado 268 pensando 33 tranquilo 9

triste 205 riendo 29 impresionado 6

feliz 181 normal 14 sonriente 6

contenta 137 pena 14 furioso 5

llorando 95 sorprendida 14 susto 5

asustado 51 aburrida 12 boca grande 4

riéndose 49 mirando 11 fea 4

alegre 39 pensativo 11 nariz grande 4

sonriendo 39 asombrado 9 orejón 4

serio 35 mal 9 preocupado 4

132
cabezón 3 interesado 3 narigón 3

enojón 3 llorando con pena 3 nervioso 3

feo 3 loco 3 pelo corto 3

gritando 3 miedo 3

gritona 3 muy enojado 3

Para las cinco emociones básicas testeadas las respuestas más recurrentes

fueron:

Alegría: Feliz 181

Enojo: Enojado 268

Pena: Triste 205

Miedo: Asustado 51

Sorpresa: Sorprendido 14

Estas respuestas corresponden a los vocablos emocionales básicos en

español. De acuerdo con el modelo de Berlin y Kay se puede establecer que:

(a) efectivamente los vocablos hallados no están subsumidos por otros

vocablos;

133
(b) son morfológicamente simples, con excepción de “asustado”, que es una

derivación de “susto”, aunque susto no es aplicable a personas más que de

esta manera (o a través de la forma compleja: “tiene susto”);

(c) tampoco están restringidos colocacionalmente;

y (d) el test muestra que son de uso frecuente.

Por fin, respecto del caso de “desagrado”, su aparición como vocablo fue muy

marginal (14 respuestas de un total de 1600). De este modo se confirma la

predicción de que el vocablo no aparecería.

134
CONCLUSIONES

El objetivo primario de este trabajo era enfrentar el área de la expresión de las

emociones postulando la hipotética existencia de una estructura reconocible.

Dicha hipótesis era esbozada con la explícita aspiración de que la revelación de

la estructura podría permitir acercarse al área de manera sistemática.

Para efectos de la investigación, y como hipótesis de trabajo se planteaba el

uso de la taxonomía de las seis emociones básicas de Ekman.

Los resultados que se han descrito en el capítulo anterior revelan que dicha

taxonomía es suficientemente precisa y comprensiva como para dar cuenta de

la estructuración de los vocablos asociados a emociones en español.

Varias conclusiones se desprenden del trabajo de investigación:

3.1.1. Las emociones básicas de Ekman son reconocidas y expresadas

por hablantes del español.

Estas emociones son seis: felicidad, enojo, tristeza, susto, sorpresa y

desagrado. El test que se ha aplicado ha revelado que en el caso de las cinco

primeras existe un vocablo básico que es el nombrado. Dicho vocablo básico es

135
análogo a los vocablos básicos que para colores han establecido Berlin y Kay.

En segundo lugar, se trata de nombres que designan gestos muy bien definidos

en sus características musculares y fisonómicas.

Aunque no es el objetivo de una tesina de lingüística, esta conclusión apoya

igualmente la teoría planteada por algunos neurocientistas y otros cientistas

cognitivos acerca de la existencia de un módulo de reconocimiento de gestos,

pues, en el caso de las imágenes que correspondían a gestos básicos, la

adscripción por parte de los participantes del test ha sido muy precisa,

coherente y sistemática.

3.2.1. El método de rastreo de vocablos en el DRAE aparece como

suficientemente comprensivo

3.1.2.1. En el caso de la aplicación del método a partir de los vocablos

correspondientes a los gestos emocionales propuestos por Ekman, esto ha sido

más evidente que en la aplicación más general siguiendo las nociones de

Wierzbicka.

3.1.2.2. Una segunda implicancia de este corresponde al acceso a formas

complejas. Aunque DRAE no es un tesoro, contiene formas complejas, y el

136
acceso a ellas permite fundamentar análisis de usos metonímicos y aportar

ejemplos de metáforas conceptuales.

Junto con esto último, hay que establecer que no parece haber razones para

omitir la referencia a vocablos simples (palabras individuales) en este tipo de

investigación, como han hecho Lakoff y Kövecses, pues en ellas también se

revelan usos metonímicos y metafóricos conceptuales. En el caso de las

palabras individuales, el mismo proceso de rastreo revela la metaforización o

metonimia. Así, por ejemplo, que desde “riña”, al hacer la búsqueda de todas

las palabras, se llegue a “caliente”, revela la metáfora con bastante

transparencia.

3.1.3. El efecto Mona Lisa no ha sido posible de demostrar

En el contexto de esta investigación no se ha podido recabar suficiente

información como para determinar si la tesis de Gombrich respecto del efecto

que provoca la imagen de la Mona Lisa en quienes la observan es acertada o

no. Lo único que ha cambiado relativamente en la adscripción a dicha imagen

ha sido el grado de asignaciones no mentalistas, pero estas bien pueden haber

ocurrido por factores diferentes al que el historiador del arte planteaba.

137
3.1.4. Las críticas de Wierzbicka a Ekman no parecen suficientemente

fundamentadas

Se ha reconocido dicha crítica y según ella se ha tratado de elaborar un árbol

de vocablos relativos a emociones en la segunda aplicación del método de

rastreo de vocablos en DRAE. El resultado de dicha búsqueda ha sido un

conjunto de vocablos altísimo, pero sin una ordenación clara.

3.2. Proyecciones

Cuando Rodolfo Oroz (1937-1938) o Ambrosio Rabanales (1959) rotulaban los

casos de expresión en el lenguaje con vocablos como: sorpresa, asombro,

disgusto, desagrado, miedo, angustia, alegría, estaban de alguna manera

ocupando su conocimiento de las emociones básicas. Su conocimiento

metaligüístico les permitía establecer una caracterización, que, si bien ellos

mismos definían como impresionista, resultaba bastante próxima a lo que sería

una estructuración del área de lo emocional.

A partir de ese punto, que ha sido el de arranque de esta tesina, y luego de

establecer los resultados de la investigación, se pueden plantear algunas

proyecciones del trabajo.

138
1.) La primera proyección posible es que, a partir de la estructura emocional

básica presentada en los Apéndices 1a a 1f, deberían someterse a prueba

ejemplos de usos lingüísticos de emoción. Este tipo de investigación debería

responder a la interrogante de si los vocablos emocionales básicos se pueden

aplicar a hechos diferentes de los gestos básicos.

2.) Respecto del propio campo emocional, un fenómeno que parece insinuarse

en el análisis etario de las respuestas es el de una evolución ontogenética. Esta

partiría desde un uso de lenguaje emocional básico, hasta la elaboración de

complejas teorías emocionales basadas en guiones u otros modelos cognitivos

idealizados.

2.1.) El resultado del trabajo de Geeraerts y Grondelaers (1995) mostraba que

en la cultura hay modelos cognitivos idealizados que median las

interpretaciones de los datos sensoriales. Lo que aquí parece insinuarse es

que, en el proceso de desarrollo, los niños van desde una adscripción muy

ceñida a las emociones básicas, hasta el uso de los modelos para explicar las

emociones, que estarían perfilados desde la cultura, aunque en ningún caso en

contraposición a la estructura más básica de las emociones.

Estas últimas dos proyecciones deberían desarrollarse desde investigaciones

que se concentren en el desarrollo ontogenético de la asignación de emociones

139
y en el establecimiento de paralelos transculturales de las descripciones de

dichos desarrollos.

3.) Un par de proyecciones se desprenden del uso del DRAE con el método de

rastreo.

3.1) En primer lugar su utilización en otros campos. El método de rastreo

permite determinar formas simples y complejas emparentadas. Un análisis

detenido del corpus generado, aunque se alvance sólo hasta de un tercer nivel,

puede revelar con relativa facilidad familias de expresiones metafóricas y

consecuentemente metáforas conceptuales.

3.2.) En segundo lugar, su uso para la generación de corpus para el estudio de

estructuras prototípicas a partir de modelos hipotéticos, como ha sido el caso

con el modelo de Ekman, y como podría ser el caso, por ejemplo, de

vocabulario estructurado de colores, sabores, etc., siguiendo cada vez un

modelo inicial (en el caso de los colores, el de Berlin y Kay).

4.) Respecto del efecto Mona Lisa, será necesario proponer nuevos paradigmas

experimentales a fin de dilucidar cuál es exactamente dicho efecto. Una

posibilidad sería diseñar un set de imágenes que sean todas ellas pictóricas y

en ese contexto determinar si hay desviaciones de dicho set respecto de datos

140
como los de este test, e internamente, si hay desviaciones de la imagen de la

Mona Lisa respecto de las otras.

3.3. Hacia una taxonomía de la expresión emocional

La propuesta de seis emociones básicas como puntos focales ha sido

confirmada por estudios a lo largo de tres décadas en las más diversas culturas.

Junto con eso hay investigaciones neurocientíficas que defienden un

componente innato en la base del fenómeno. El idioma español tanto en la

estructura que de él presenta el DRAE, como en el uso por parte de niños,

adhiere muy profundamente a este planteamiento. Las emociones, como antes

fueron los colores, presentan así una delimitación fisiológica y cognitiva

difícilmente controvertible. De este modo, se hace necesario que las

investigaciones acerca de lo emocional, y muy especialmente en el campo de la

lingüística sean consistentes con estos resultados. Más aun, lo que acá se ha

propuesto es tomar como punto de partida para el estudio de la expresión de

las emociones los resultados alcanzados. En particular, se plantea que

cualquier estudio del lenguaje emocional y sobre la expresión defina y

categorice de acuerdo con las seis emociones básicas. Para eso se pueden

recoger los esquemas de emociones que se entregan en los apéndices 1a a 1f.

141
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