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CONSTRUYENDO ETICA PARA LA VIDA

SANTIAGO GUZMAN PIZARRO

ANGELA MARIA URREGO TOVAR

ETICA Y POLITICA

MAESTRIA EN EDUCACION

LÍNEA INVESTIGATIVA: CULTURA Y PEDAGOGÍA DE LOS DERECHOS

HUMANOS

COVENIO (UCN -UCO)

UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE-UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE

SEDE MEDELLÍN

2017
CONSTRUYENDO ETICA PARA LA VIDA

La analéctica es una relación discursiva entre semejantes, concepto desarrollado por


Enrique Dussel en sus obras: Método para una filosofía de la liberación (1975) e
Introducción a la filosofía de la liberación (1995). Allí propone desprenderse de la filosofía
europea desde un proyecto de autodeterminación ético-político.

El método propuesto por dussel debe ser entendido como una relación del hombre con
los hombres, parte de la cotidianidad y el diálogo entre pares como constructo de un
pensamiento liberador (1995, pág. 229). Para Dussel el pensamiento filosófico depende
de la relación con el entorno y con los Otros, por tanto, si valoro al otro en sí mismo, por
ejemplo, desde la filosofía de los pueblos originarios de América Latina, puedo elaborar
un nuevo método, la analectica.

La analéctica es un planteamiento metodológico para el desarrollo de la filosofía


latinoamericana, y es crítica del método dialéctico hegeliano, base de la estructura del
pensamiento europeo. Para Dussel una filosofía que vea lo otro como objeto determinado
desde un sujeto externo, es una filosofía excluyente porque no reconoce al sujeto en sí
mismo. En este error cae el idealismo Hegeliano que define al hombre desde su
conceptualización transitoria e histórica, la cual inevitablemente se hace absoluta en la
temporalidad; pero dicha absolutización es al fin y al cabo la imagen del hombre europeo.

Dussel intenta apoyarse desde la metafísica de levinas y su Dasein-ético (ser que se


construye existencialmente irrumpido por el otro) aunque guardando sus debidas
proporciones, porque perfila un hombre existencialmente ético-político, configurado sí
por el otro, pero urgido de una auto-determinación cultural y social.

Como el método de la analéctica es principalmente el diálogo entre pares culturales,


habría que anotar que dicho diálogo va más allá de una simple conversación. Exige crear
condiciones racionales para que no prime la discusión sino la refutación de ideas,
construyendo una identidad colectiva propia.
Dussel propone abordar lo político desde dos ejes: 1. como concepto, privilegiando la
idea de poder de los pueblos originarios. 2. como actividad, exhortando a una
construcción analéctica. De esta manera sienta las siguientes bases: a) erigirse sobre el
principio ético material (la vida humana), b) partir de otros supuestos distintos a los de la
modernidad colonial-capitalista (pero también a los del socialismo real) y, c) desarrollar
una nueva concepción de poder que el autor elabora a partir del postulado mandar
obedeciendo, esto es, el poder obediencial.

Por otro lado es de resaltar que el fundamento legítimo del orden político es la soberanía
popular, llamada a reconstruir las formas corruptas que vulneran estos principios. Por
tanto, si hay corrupción existe una doble posibilidad de su causa, el gobernante corrupto
y soberano y por parte la comunidad política que se lo permite.

En este sentido entiende Dussel la política como un campo donde hay sistemas y
relaciones, advirtiendo la interdependencia con otros campos como: el económico,
político, cultural, los cuales dependen a su vez de las relaciones éticas.

El espacio de las instituciones es clave en el proceso de cumplir con el objetivo ético-


material porque están llamadas a crear las condiciones del proceso liberador; se necesita
por ejemplo: garantizar su autonomía de la injerencia extranjera, elaborar estrategias
para la producción de recursos y fortalecer sus formas culturales. Esto permitiría, según
el autor, desplegar la potentia que la comunidad tiene en tanto portadora de poder
(soberanía popular) y que le permite reproducir la vida humana.

Para garantizar el ejercicio efectivo de la producción de la vida humana es necesario que


el poder soberano del pueblo (potentias) dé un paso hacia al poder constituido (potestas),
es decir a la formación de instituciones sociales y políticas que materialicen el principio
expuesto. Mientras el pueblo mantiene el poder en-sí como potentia aún no puede
desplegarse, para ello requiere de la actualización de ese poder a través de la acción y
la institucionalización que constituyen el poder fuera-de-sí. En efecto este pasaje, que ha
resultado siempre problemático para la filosofía política, es trabajado por Dussel a partir
de una apropiación de la noción de poder instituyente de Castoriadis, pero –siguiendo
los aportes de la teoría de la complejidad- considera que la organización que se da a sí
misma una comunidad política es heterogénea y diferenciada. Este paso de
institucionalización hace posible que el poder se haga algo empírico y constitutivo del
campo de lo político, no obstante es factible que las instituciones se fetichicen y operen
como algo autónomo de su origen y en contra de su fundamento. En este sentido
reaparece el problema de la corrupción del régimen –que tanto había preocupado a la
filosofía política clásica, tanto platónica como aristotélica-, es decir enfrentada al ejercicio
virtuoso del noble oficio de la política.

El poder del pueblo requiere de (re)actualizarse en las instituciones, allí se produce el


ejercicio del poder (de los ciudadanos mediante el voto, de los representantes, etc.) en
el campo político. En este punto aparece el problema de la representación política y,
fundamentalmente, de la delegación. El autor se muestra contrario a cierta utopía
anarquista de abolir las instituciones representativas e instaurar la democracia directa,
puesto que la potentia como momento ontológico fundante requiere de
una potestas donde materializarse, aunque siempre la primera conserve soberanía y por
lo tanto la facultad de impugnar las instituciones si estas contradicen su fundamento.

Las instituciones pueden mostrar su agotamiento, desgaste entrópico, burocratización


autorreferente y, en definitiva, fetichizarse. Esto es síntoma de que las instituciones
creadas para la reproducción y aumento de la vida humana comienzan a contradecir sus
fundamentos, orientándose hacia la muerte, la represión y la dominación. Frente a esta
situación el pensamiento crítico tiene el imperativo de hacer manifiesta esta contradicción
y proponer alternativas viables para que las instituciones constituidas no violen el
mandato del poder constituyente, oponiendo intereses corporativos al bienestar
colectivo.

La dimensión moral de la vida humana. Los seres humanos somos capaces de


pensar, decidir voluntariamente y juzgar nuestros actos, gracias que se utiliza la razón.
La razón permite moldear la conducta de acuerdo con principios y valores que son la
base de la formación.

Alguno de los valores que motivan y dan sentido a nuestras vidas son la libertad, el amor,
la justicia, la igualdad y la equidad. También tiene negativas como el odio, la maldad, la
esclavitud entre otros. Por tal motivo algunas acciones para favorecer el desarrollo de
las potencialidades humanas en la escuela son:

1. Libertad para elegir y decidir: hablar de la capacidad humana de pensar, juzgar


acciones, actuar para satisfacer necesidades o comprender los intereses que guían la
forma de actuar de las personas, nos lleva a reflexionar sobre el significado de la libertad
y su importancia en la vida humana. La congruencia entre pensar y actuar
Pensar es la capacidad de formar ideas, entrelazarlas de manera lógica para formarse
un juicio y llegar a una conclusión. Pensar y actuar son dos capacidades.

2. Dar cuenta de las decisiones: Debemos darle importancia y el tiempo necesario al


razonamiento y a la libertad de decidir para que nuestra voluntad actúe de manera
consciente sobre lo que hacemos y así poder advertir cuales podrían ser las
consecuencias.

3. La formación ética y la construcción autónoma de valores: El ejercicio de la libertad


requiere de cierto grado de madurez mental para la construcción autónoma de normas,
reglas y leyes que señalan lo que es válido y lo que no.

4. El compromiso consigo mismo y con los demás: Todas las personas tenemos el
derecho de ejercer nuestra libertad con responsabilidad y compromiso hacia uno mismo,
hacia el entorno y las personas con quienes convivimos.

5. Principios éticos que orientan las acciones y decisiones: Se considera como principio
todo aquello que fundamenta una actitud, un modo de obrar; por lo tanto los principios
son el punto de partida desde los cuales adquiere formar todo aquello que consideramos
ético.

6. Moral, ética y cívica: la moral se refiere a las costumbres, normas y valores de grupos
sociales; Ética: se refiere a sentimientos positivos y el Civismo se refiere al conocimiento
de los derechos y deberes que tenemos como miembros de sociedad.

Una persona actúa con ética cuando mira la vida de cierta manera y actúa en
correspondencia con lo que piensa, tendiendo siempre a buscar lo que beneficia a su
persona y a la sociedad.

En este momento de la historia se requiere una escuela donde se fomente una educación
para la democracia y la paz. Supone la construcción de una experiencia escolar formativa
para desarrollar valores, actitudes y habilidades socio-emocionales y éticas que
sustentan una convivencia social donde todos participan, comparten y se desarrollan
plenamente.

La educación para la paz exige enseñar para la convivencia democrática y pacífica que
aspire a desarrollar en los estudiantes una disposición, una simpatía y un sentido hacia
esta visión de vida, y además, debe entrenarlos para desarrollar en ellos las habilidades
que se requieren para la vida en común.

La Escuela tiene la posibilidad de formar personas que participen activamente en la


construcción de la sociedad colombiana que es una meta que precisa de conocimientos,
competencias y valores específicos. Se trata de "entender la organización social y las
maneras en que ésta afecta a los sujetos sociales y cómo las personas influyen en dicha
organización; este conocimiento les permitirá trabajar con las poblaciones más
vulnerables y entender las causas y las consecuencias de su acontecer. Asimismo, el
maestro debe conocer las culturas del mundo y tener la capacidad de examinar los
temas, las tendencias y las proyecciones de cada una de ellas y la forma en que se
relacionan unas con otras.

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