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ISSN: 0122-8803
historiacaribe@mail.uniatlantico.edu.co
Universidad del Atlántico
Colombia
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Pontificia Universidad Católica del Perú
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éstos los quieren considerar siempre burguesas del Viejo Continente habían dise-
como sus siervos a pesar de todo su ñado. La creación de los nuevos estados fue
liberalismo paralela a la formación de las naciones; sin
(Simón Bolívar, 1828). embargo, el surgir de la “conciencia nacio-
nal” fue lento, parcial y sujeto a muchos obs-
Casi hacia el final de su vida, como leemos táculos. Recordemos que durante el siglo
en la cita anterior, el Libertador, preso de un XVIII, especialmente durante la coyuntura de
profundo pesimismo, recorría los viejos la aplicación de las Reformas Borbónicas, se
poblados de colombianos y describía la difícil desarrolla un sentimiento regional criollo, un
situación en la que seguían viviendo los apego a la “patria” –como quisieron expre-
grupos populares a pesar de todas las sar aquí los redactores ilustrados del Mercu-
expectativas que habían generado las luchas rio Peruano- en su sentido de tierra natal. La
por la independencia. Sin embargo, si bien historiografía ha demostrado cuán celoso era
esta reflexión surgió a partir de la realidad de el sentimiento criollo frente a los burócratas,
la Gran Colombia, el diagnóstico de Bolívar comerciantes y religiosos recién llegados de
podría extenderse al resto de América Latina la Península. Definitivamente, no creemos
por esos años. Entonces ¿cómo tratar de que pueda llamarse sentimiento nacional a ese
explicar esta ambivalencia liberal y la regionalismo natural, aliado por lo demás a
continuidad de una sociedad jerárquica e una fidelidad casi general por parte de la eli-
inflexible? te de entonces a la Monarquía española2 .
Las ideas surgidas con la Revolución De otro lado, durante la revolución inde-
Francesa - el primer intento importante de pendentista, las nuevas repúblicas no solo se
implantar el modelo burgués y liberal- fue- constituyen en estados, sino también sientan
ron exaltadas por sus seguidores latinoame- las bases de los símbolos, forjan un mundo
ricanos como un referente histórico a pesar imaginario y definen el lenguaje político que
de su fracaso práctico. Nuevamente se inten- ha marcado la vida de estas sociedades hasta
taba trasplantar a nuestra realidad un molde el día de hoy. El discurso, básicamente, estu-
foráneo, esta vez construido mentalmente vo marcado por el debate entre los conceptos
desde conversaciones de salón, de gabinetes nación y ciudadanía. Expresiones como “pa-
de estudio y bibliotecas. Es decir, los inten- tria”, “nación”, “constitución”, “ciudadano”,
tos de alcanzar objetivos políticos se vieron fueron empleadas como sustitutos a la obe-
frente a una realidad mucho más rica y com- diencia al Rey de España.
pleja de lo previsto, a pesar de lo cual los La lealtad a un orden legalmente regula-
partidos o grupos políticos de la región fue- do, a una constitución, en suma, a una con-
ron incapaces de imaginar soluciones origi- cepción abstracta del Estado, reemplaza a la
nales para los problemas concretos que afec- figura del Monarca quien era el centro de las
taban a sus sociedades. lealtades.
La independencia política de Hispano- Cuando “pensaron” la comunidad antigua
américa dio inicio al ensayo de implantar los como una nación moderna y cortaron el nexo
modelos de Estado-Nación que las ideologías que las unía con la legitimidad histórica del
2
VÉLIZ, Claudio. La tradición centralista en América Latina. Barcelona, Ariel. 1984. El autor señala que, si
se analiza de cerca el “nacionalismo” criollo surgido luego de la Independencia, resulta diferente, al menos en
un aspecto importante, del fenómeno que conocieron los europeos en el siglo XIX: en lugar de ser introspectivo,
el nacionalismo republicano de América Latina era intransigentemente extrovertido, ávido por aprender e
imitar todo lo procedente de Francia y Gran Bretaña y, algunas veces, vehemente en su rechazo a la herencia
hispánica.
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Rey, los ideólogos de la Independencia de- poder de los virreinatos hasta en los más pe-
bieron enfrentarse a la definición de esta nue- queños “partidos” y corregimientos, luchas
va idea de nación. En efecto, y a excepción que se atizaron especialmente en el siglo
de las comunidades políticas muy antiguas, XVIII.
unidas por un largo pasado común, toda so- En estos primeros años es interesante
ciedad del Antiguo Régimen no era sino una constatar el esfuerzo de gobernantes tan disí-
pirámide de comunidades superpuestas entre miles como Sucre y Santa Cruz en Bolivia,
sí. Al desaparecer el Rey, quien representaba Rosas en Argentina, Francia en Paraguay,
el nexo superior, ¿a qué nivel debía llevarse Páez en Venezuela, Portales en Chile o Flo-
a cabo la asimilación del conjunto antiguo en res en el Ecuador, Para alcanzar un objetivo
la nación moderna? ¿a qué nivel constituir la común: establecer un orden político estable
nueva entidad política? ¿a la altura de un vi- que pudiera enfrentar una realidad en la cual
rreinato, de una audiencia, de una provincia, la pobreza material y las múltiples fracturas
de una ciudad con su hinterland? Por último, sociales amenazaban con ser germen de vio-
las naciones, como sabemos, son invencio- lencia. Algunos, incluso, lo hacen respalda-
nes recientes. Toda nación se reclama here- dos en un discurso de inspiración republica-
dera de un pasado inmemorial. Como señala no-democrático.
Benedict Anderson3 , extiende su nacimiento Sin embargo, en estas difíciles circuns-
hasta las entrañas de un tiempo difuso, im- tancias, para los nuevos gobernantes, el or-
preciso y antiguo. Nunca aparece su acta de den debía ser autoritario y el poder concen-
nacimiento. ¿Por qué? Porque la biografía de trado. Esto significó desechar una fórmula
una nación es entendida, en la tradición na- democrática, presente en la primera fase de
cionalista, por separado de los estados que la revolución, y también se desecha, por lo
las vieron nacer. menos de forma explícita, la alternativa mo-
El desarrollo o destino de la tradición nárquica, incompatible ya con el acendrado
burocrática colonial en la formación de los republicanismo en las elites. Estas, se adhi-
nuevos estados es un fenómeno escasamen- rieron en general, a alguna variante del cons-
te estudiado. Porque, de hecho, la figura pa- titucionalismo liberal y también lo hicieron,
ternal del Rey definida en la presencia de un sorpresivamente, la mayoría de los caudillos
padre todopoderoso, dador de leyes, máxi- militares que -salvo Rosas- guardaron escru-
mo juez, benévolo y justo, parece haber sido pulosamente las fórmulas constitucionales,
la inspiradora de los afanes centralizadores para violarlas sistemáticamente en los hechos.
de los grandes padres políticos. Para el caso La doctrina liberal al estilo francés, inglés o
de Sudamérica, especialmente el área andi- estadounidense, inspira casi palabra por pa-
na, valdría la pena incursionar en los inte- labra a innumerables constituciones e impreg-
rrogantes acerca de la pérdida del padre, pri- na el derecho. Este se constituye en el dis-
mero el Rey y luego Bolívar, y su relación curso que los letrados esgrimen contra y para
con el desarrollo de los líderes centralistas y los débiles y dominados, convencidos de que
la aparición del caudillismo regional, que lo hacen por su bien.
puede tener raíces en la antigua lucha de los En el marco de la doctrina dominante del
poderes criollos regionales al interior de la constitucionalismo liberal, las propuestas se
burocracia colonial a todo nivel, desde el caracterizaron por una gran moderación: se
3
ANDERSON, Benedict. Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del
nacionalismo. México, Fondo de Cultura Económica. 1993.
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trataba de ordenar y racionalizar lo existen- las ideologías burguesas del Viejo Continente
te, antes de destruir lo viejo y construir lo habían diseñado.
nuevo. Se reconocía que el fundamento del Una vez terminada la guerra contra
orden político no podía ser otro que la volun- España, la organización nacional en los
tad popular, pero se la mediatizaba mediante nuevos países latinoamericanos fue
requisitos para ejercer sufragio: una propie- particularmente difícil. Era necesario
dad, saber leer y escribir, o con asambleas de reconstruir la sociedad civil bajo nuevos
distintos grados. Esto provenía tanto de un criterios, fijar el sistema de libertades que
implícito rechazo del igualitarismo social, teóricamente reclamaban los individuos y
justificado en el permanente recuerdo de la determinar, en consecuencia, quiénes
ignorancia de las masas, como del interés por integraban el cuerpo social o el “cuerpo de
impedir que las divisiones facciosas, que nor- ciudadanos”. En esta dura tarea se enfrentaron
malmente surgían en el seno de la elite y sus liberales y conservadores ( y por qué no, los
sectores periféricos, pudieran manipular a su centralistas y federalistas). Pero también los
favor a estas masas populares. caudillos, capaces de movilizar a las masas
Durante las guerras de independencia y populares, entraron en la lucha, desplegando
aún después de ellas, los liberales criollos aquello que alguna vez llamó José Luis
creyeron que el estado se formaba tras el ideal Romero 4 la “democracia inorgánica”.
de la homogeneidad étnica, lingüística y Y si en los liberales (conservadores o
cultural. En este sentido, al igual que sus radicales) existía una cierta desconfianza,
coetáneos europeos, no pudieron percibir que incluso rechazo ante esas masas anónimas,
la libertad cultural y el pluralismo gozaban fundada en una inocultable visión elitista de
de mayor protección en los estados la sociedad (algunos dirían posición de
plurinacionales y pluriculturales y no en “clase”), desde los grupos indígenas, llaneros
aquellos donde autoritariamente se pretendía o gauchos se reclamaba una sociedad
organizar a la población desde arriba igualitaria que éstos fueron intuyendo desde
convirtiendo en cultura nacional la cultura de las guerras por la independencia. Al menos
la élite. eso era lo que les prometían las proclamas.
Como señalábamos más arriba, las ideas Este fue otro tema que generó la violencia
liberales se difunden en América Latina sobre política en los primeros años de vida
la base de una lectura de textos doctrinarios independiente.
inspirados por otras realidades. De esta forma,
algunos liberales, como el mismo Bolívar o 1. Buscando las diferencias.- Para los
Francisco de Miranda, pronto entendieron conservadores, los liberales propiciaban la
que, pese a todo, el centralismo (y no el tensión social y subvertían el orden: atentaban
modelo federal) debía regir la vida política contra la estructura heredada del coloniaje,
de las nuevas naciones. Incluso en el caso de contra la institución eclesiástica y contra el
Bolívar se exigen (autoritariamente, como sagrado derecho a la propiedad al plantear la
terminó comportándose el Libertador) liberación de los esclavos o la abolición de
monarquías que puedan pasar por repúblicas: los mayorazgos. Los liberales eran los que
la Federación de los Andes. De otro lado, la sembraban la semilla de la anarquía en los
independencia dio inicio al ensayo de estratos más bajos de la población. Y, como
implantar los modelos de Estado-Nación que lo recuerda Nelson Martínez Díaz: “pese a
4
ROMERO, José Luis. El pensamiento político latinoamericano. Buenos Aires, A-Z editora S.A. 1978.
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5
MARTÍNEZ DÍAZ, Nelson. El federalismo: 1850-1875. En: LUCENA SALMORAL, Manuel, et al. Historia
de América Latina: Historia contemporánea, vol. 3. Madrid, Cátedra. 1992. p. 256.
6
CORVALÁN, Luis. El proyecto conservador. En: Los proyectos nacionales en el pensamiento político y
social chileno del siglo XIX. Santiago, Ediciones UCSH. 2002. pp. 55-60.
7
La elite chilena del siglo XIX se caracterizó por integrar en su seno a todos los elementos valiosos provenientes
de los estratos más bajos. De esta manera, el componente “meritocrático” permitió la continua revitalización
de la elite.
8
Para el caso chileno, Alberto Edwards sostuvo que los decenios conservadores del siglo XIX, que se identificarían
con el apogeo del país, fueron los que más consecuentemente se alinearon con las tradiciones políticas del país.
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ción artificial hecha por intelectuales afiebra- pretende una política de Estado mantenida por
dos por las ideas foráneas. Las mismas críti- sucesivos gobernantes, a veces durante
cas tendrían, más adelante, las ideas socialis- generaciones10 .
tas y comunistas. La política conservadora es ilustrada y no
Para los conservadores, en síntesis, había se mide por lo que halaga o puede halagar a
una identidad nacional basada en la historia, la masa, a la mayoría, al pueblo inculto. No
en el pasado, en las tradiciones y no había pretende ganarse su aplauso, su apoyo o su
que violentarla. Más aún si esa ruptura se simpatía. La clave es la siguiente: en lugar de
hacía en beneficio de lo extranjero, de lo ajeno dejarse llevar por el sentir del pueblo,
al carácter nacional. Desde esta lógica, los pretende elevarlo mediante la educación y la
liberales eran imitadores de lo foráneo o los mejora de sus condiciones de vida, aunque
encargados de arremeter con ideas exóticas. eso suponga contrariar sus hábitos y
Los liberales eran unos afrancesados de salón, costumbres. En el centro de gravedad de los
sin capacidad para valorar las tradiciones de gobiernos conservadores no está el pueblo,
la época virreinal, y niegan la identidad sino la minoría ilustrada, lo cual no dejó de
hispana (catolicismo incluido) y la herencia chocar a los liberales del XIX. La política
política de regímenes de orden y autoridad, conservadora tiene metas pero no plazos.
los que serían la condición para la prosperidad Tiene una razón de ser pedagógica y no
y el progreso de cada país. demagógica. Al pueblo se le educa, no se le
Hay que insistir, por último, que la clave utiliza por una minoría ansiosa de conquistar
de la política conservadora es una visión y retener el poder. Por la vía paternalista, se
nacional de gobierno. Está al servicio de los le eleva y capacita, en lugar de explotar su
ideales “Dios-rey-patria” y no de un proyecto ignorancia y sus inclinaciones en favor de las
político formulado por teóricos foráneos o por facciones que luchan por el poder.
sus seguidores criollos. Tampoco está al Una lógica totalmente distinta tiene el
servicio de algún interés personal, como fue pensamiento liberal. No cree, en primer
el caso de la “dictadura teocrática” de García término, en un orden natural. Esto supone,
Moreno en Ecuador. En Chile, por ejemplo, en consecuencia, que hay un proceso histórico
el conservadurismo fue la antítesis de la ascendente, una transformación de la
dictadura o del gobierno de un partido9 . Más sociedad que transita etapas, desde las formas
que un proyecto nacional, el conservadurismo más primitivas hasta las más complejas y,
promueve la modernización dentro del orden. teóricamente, superiores. Es más, esta
Su acción es anterior a los partidos y al sucesión de etapas es inevitable. La historia,
espíritu de partido. En otras palabras, hasta cierto punto, estaría regida por una ley
Esos presidentes autoritarios –Prieto, Bulnes, Montt- fueron tan poderosos como los monarcas de la colonia.
Sostiene, incluso, que esos gobiernos conservadores fueron una suerte de monarquía pero sin el principio
dinástico. El presidente tenía los mismos poderes que un Rey, incluso dejaba a su sucesor, que solía ser su
Ministro del Interior. Claro que había una elección formal, pero esta era de candidato único. Para Chile –
continúa Edwards- esa tradición de gobiernos fuertes se sustentó en la historia del país. La fronda aristocrática
en Chile. Santiago, Editorial del Pacífico. 1945.
9
BRAVO LIRA, Bernardino. Gobiernos conservadores y proyectos nacionales en Chile. En: Los proyectos
nacionales en el pensamiento político y social chileno del siglo XIX. Santiago, Ediciones UCSH. 2002. pp.
39-53.
10
“Este fue, sin ir más lejos, el caso de Chile desde Manso de Velasco, quien se enfrentó al virrey del Perú para
hacer valer los intereses del reino, hasta Portales, quien se empeñó en deshacer la Confederación Perú-Boliviana,
y Montt, en la guerra con España. Eso hizo grande a Chile. De ser uno más entre los reinos indianos, se
convirtió en la primera potencia del Pacífico Sur”. BRAVO LIRA. Ob.Cit. p. 52.
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CORVALÁN. Ob.Cit.
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zar una libertad absoluta en la compra de ar- los cascos hasta las orejas, levantaron a los
mas-. No sólo pidieron el sistema judicial de generales de sus sillas y casi los ahorcaron
tribunales y la abolición de la pena de muer- por tanta ternura. ¡Y era la misma gente que,
te, sino también que la constitución recono- hacía pocas semanas, celebró con el mismo
cía el derecho a la insurrección”12 . entusiasmo a Orbegoso, que se había levan-
Hicieron énfasis en el individualismo li- tado contra Santa Cruz, así como construye-
beral y en el ideal de la igualdad ante la ley, ron arcos de triunfo cuando Gamarra entró
objetivos que habían quedado pendientes tras a Lima encabezando un ejército enemigo!”13 .
la Independencia. Buscaron racionalizar la Una lectura más reflexiva del siglo XIX
economía. Ello suponía abolir impuestos que nos crea dudas respecto a si existió un libera-
inhibían la actividad económica y que sobre- lismo peruano. En el plano teórico, doctrina-
vivían desde el pasado colonial (alcabalas, rio, las diferencias entre liberales y conser-
diezmos y monopolios gubernamentales). Se vadores eran claras. Los primeros se sentían
opusieron a la intervención de los gobiernos hijos del Siglo de las Luces, defendían una
en la vida económica ya fuera en empresas concepción individualista del mundo, tribu-
públicas, otorgando monopolios a empresas taria de las propuestas de Locke, Rousseau y
privadas o decretando tarifas arancelarias Montesquieu. Por lo tanto, el origen de la
proteccionistas. La defensa de la igualdad soberanía se hallaba en la voluntad popular y
suponía, como veremos más adelante, elimi- las leyes se originaban por el consenso de los
nar los privilegios de la Iglesia (y también ciudadanos. En consecuencia, su base doc-
del Ejército). Rechazaron la propiedad con- trinal no consideraba a la Providencia ni a la
setudinaria y abogaron por la abolición de la acción divina como fundamentos para la de-
esclavitud y la incorporación de las comuni- legación del poder. La afirmación de sus idea-
dades indígenas a la “cultura oficial” capita- les se plasmó más bien en la división de los
lista. En síntesis, casi estaba todo por hacer. poderes del Estado, el sufragio universal, la
secularización de los gobiernos, la defensa
2. Perú: “librecambistas” y “proteccio- de la propiedad, la tolerancia de cultos, la
nistas”.- Es una tarea complicada definir a igualdad entre los hombres y la abolición de
los grupos políticos peruanos en los veinte la esclavitud, de los fueros y de los gremios,
primeros años de vida independiente. El des- expresiones del corporativismo de la socie-
orden, la corrupción y el caudillismo hacían dad del Antiguo Régimen. Los liberales no
que la gente cambiara sus “lealtades” cons- se sentían atraídos por la tradición y miraban
tantemente, especialmente los grupos popu- con anhelo los logros políticos del mundo
lares. Asimismo, habría que considerar la anglosajón, específicamente los logrados por
desilusión de estos sectores que esperaban Estados Unidos.
demasiado de los nuevos gobiernos. En este Los conservadores, en cambio, se vincu-
sentido, el viajero suizo Jacobo von Tshudi, laban con las mejores manifestaciones del
testigo del ingreso de Santa Cruz a Lima, en pasado asumido como paradigma y definido
1838, nos presenta el ambiente que se vivió como “tradición”; es decir, el conjunto de
por la llegada de los bolivianos: “Abrazaron creencias, instituciones que, además de pro-
el caballo de Santa Cruz y lo besaron desde ceder de tiempos anteriores, constituyen va-
12
SAFFORD, Frank. Política, ideología y sociedad. En: BETHELL, Leslie ed. Historia de América Latina.
América Latina independiente, 1820-1870, vol. 6. Bacelona. Crítica. 1991. p. 82.
13
TSCHUDI, Johann Jacob von. El Perú. Esbozos de viajes realizados entre 1838 y 1842. Lima, Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 2003. p. 56.
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Citado por WALKER, Charles. Montoneros, bandoleros, malhechores: criminalidad y política en las primeras
décadas republicanas. En: Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia en el Perú, siglos
XVIII-XX. Lima, Instituto de Apoyo Agrario. 1990. p. 113.
15
Proyecto de Código Civil Peruano. Lima, 1835.
16
Citado por WALKER, Charles. Montoneros, bandoleros, malhechores: criminalidad y política en las primeras
décadas republicanas. En: Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia en el Perú, siglos
XVIII-XX. Lima, Instituto de Apoyo Agrario. 1990. p. 112.
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era propietario de numerosos esclavos y, en- tarias, dejando atrás el federalismo y a los
tre 1849 y 1853, tuvo el monopolio para traer sectores populares.
peones chinos al país. Él mismo los utilizaba Paul Gootenberg18 intentó demostrar que,
en el “carguío del guano” en las islas de Chin- en la práctica, en lo único que se diferencia-
cha y en sus fundos en Ica. ron estos grupos fue en la política comercial
Por otro lado, los liberales criollos de- que se debía adoptar. Su tesis central es que
fendieron la libertad de cultos basada en la tras la separación de España el Perú no cayó
supremacía de la conciencia del individuo. bajo el dominio británico y se frustró la posi-
Su defensor más radical fue el sacerdote tac- bilidad de implementar el “libre comercio”.
neño Francisco de Paula Gonzáles Vigil. En El país cayó más bien en un aislamiento co-
su Defensa de la autoridad de los gobiernos mercial y financiero y que la anarquía de es-
afirmaba que la conciencia de una persona es tos 20 años fue la mejor defensa del país frente
exclusivamente suya y, por lo tanto, se ubica a las intenciones del imperialismo (británi-
más allá de la jurisdicción del Estado. Habla co, francés y norteamericano) por establecer
del “ateísmo político” y, recogiendo el ejem- el liberalismo comercial. Sostiene, además,
plo de los Estados Unidos, había que evitar que, dentro del caos, hubo una suerte de “so-
el culto a un “Dios nacional” e impulsar la beranía económica”, alentada por la elite li-
tolerancia a todas las confesiones17 . De otro meña que impuso medidas comerciales pro-
lado, al igual que los ilustrados del XVIII, teccionistas hasta 1850.
los liberales eras “deístas”, es decir, conce- Estas fuerzas “nacionalistas”, comúnmen-
bían a Dios como un “Ser Supremo”, crea- te llamadas “conservadoras”, frustraron exi-
dor del universo, pero que no se ocupa de sus tosamente los intentos de quienes pretendían
criaturas, de tal forma que sus hijos son due- establecer una política de libre comercio. Era
ños de su propia libertad y destino. El “deís- un grupo anti-liberal, muy compacto, que
mo” influiría en la masonería, cuya versión combinaba diversos rasgos de proteccionis-
criolla corresponde a la del liberal Francisco mo, estatismo, intervencionismo y corporati-
Javier Mariátegui, presidente de la Corte Su- vismo y que envolvía esta amalgama con un
prema, o a Mariano Amézaga, profesor del discurso “nacionalista”. Su base era Lima y
Colegio Guadalupe. demandaba una elevada tarifa aduanera para
Si en la teoría las diferencias eran relati- las mercancías extranjeras con el fin de pro-
vamente claras, en la práctica siempre resul- teger los artículos nativos y mantener un mer-
tó difícil la confrontación entre liberales y cado cerrado con Chile de azúcar por trigo,
conservadores. Hay cercanía respecto a su intercambio que se remontaba al siglo XVIII.
percepción negativa de la plebe. En este sen- Junto a la élite limeña encontraríamos a los
tido, debemos tener en cuenta que ambos gru- artesanos y tenderos de la Capital, los terra-
pos descendían de la sociedad virreinal, tan tenientes de la costa norte y central (produc-
jerárquica e inflexible. Es por ello que a me- tores de azúcar, algodón y vid), la red de obra-
diados de siglo, al igual que sus pares en el jeros del interior y los caudillos que defen-
resto de América Latina, los liberales perua- dían sus intereses: Gamarra, Gutiérrez de la
nos adoptaron posturas centralistas y autori- Fuente, Salaverry, San Román y Castilla, en-
tre otros.
17
KLAIBER, Jeffrey. La Iglesia en el Perú. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú. 1988.
18
GOOTENBERG, Paul. Beetween Silver and Guano: Comercial Policy and the State in Postindependence
Peru. New Yersey, Princeton University. 1989.
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GOOTENBERG, Paul. Tejidos y harinas, corazones y mentes. El imperialismo norteamericano del libre
comercio en el Perú, 1825-1840. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1989.
20
El autor, sin embargo, no menciona que los franceses, para proteger sus intereses, amenazaron con bombardear
el Callao y a la Escuadra peruana.
21
En este punto, se soslaya el gran apoyo popular que recibió Orbegoso en Lima cuando la revolución de enero de
1834.
22
Es muy cuestionable calificar de “liberal” a José María de Pando quien, volvió a España al amparo de la
monarquía y organizó luego en Lima su conocida tertulia conservadora. De otro lado, en Vidaurre contra
Vidaurre, Manuel Lorenzo de Vidaurre abandona ideológicamente a Bolívar.
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y estabilidad económica, elementos esencia- elemento clave para entender la formación del
les para una política de liberalización. De otro Estado peruano. Al momento de la
lado, los cónsules no podían hallar una elite Independencia las élites peruanas carecían de
nativa colaboradora y confiable. La ida y ve- una conciencia nacional. Existía un Estado
nida de gobernantes, burócratas y políticas, artificial dividido por regionalismos, el
así como el caos social y la depresión mate- desmembramiento externo (como en los
rial hacían fracasar cualquier incentivo libe- tiempos de la Confederación) y las presiones
ralizador. Digamos que el arma secreta del políticas de las potencias de Ultramar. En ese
Perú contra las presiones del imperialismo era escenario, el territorio peruano bien pudo
su absoluta impredecibilidad. Apunta que terminar balcanizado como la Gran Colombia
habría que tener en cuenta que se trataba de o las federaciones centroamericanas. Sin
Estado empírico, en formación, nacido del embargo, esto fue evitado por la rápida
molde hispánico, cuya clase dominante man- formación de una élite en las décadas de 1820
tenía la herencia de la soberanía diplomáti- y 1830 que, alimentada por un temprano
ca, en parte originada de la tradición anti-an- nacionalismo económico, transformó los
glosajona. Incluso los ideólogos más libera- intereses de Lima y la costa central y norte
les, como Pando y Vidaurre, resistieron a las en un Estado. En estos años, su lucha contra
presiones externas. En suma, lo cierto es que, los “extranjeros” aceleraba el “nacionalismo”
en vez de promover a la liberalización, la in- de los hijos del país. En conclusión, sin esa
tervención extranjera intensificó el proteccio- temprana, a veces incoherente, pero oportuna
nismo. dosis en defensa de la economía local el Perú,
Este “nacionalismo”, propio del partido quizá, no habría podido continuar como
proteccionista es -para Gootenberg- un Estado.❂