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COMUNICADO

de monseñor Antonio Santarciero, obispo de Huacho

Estamos próximos, en nuestra Patria, a celebrar la fiesta de la Navidad, el inicio del año
nuevo 2018 y también a recibir la visita del Santo Padre Francisco. Deberíamos los perua-
nos estar viviendo un tiempo de optimismo y gozo. Sin embargo, la grave y delicada situa-
ción política ha eclipsado el entusiasmo que los peruanos vivimos en navidad y nos ha
arrinconado al borde de la incertidumbre, desconfianza e incluso violencia en todos sus
sentidos.
1. Para los cristianos, que preparamos el nacimiento de nuestro Salvador, Jesús el Señor,
aparece en la liturgia una figura importantísima: Juan el Bautista. Él se presenta como el
«Testigo de la Luz», y como «la voz que clama en el desierto» (Jn 1,23). Él tuvo la misión
de preparar la venida del Salvador. También en nuestra Patria necesitamos Testigos de la
Luz que levanten la Voz en este desierto de incertidumbre y de actitudes políticas no de-
mocráticas.
2. Haciendo eco de este ministerio, exhorto – por un lado – a vivir hoy, para nuestra Patria,
actitudes políticas que sean Testimonio de la Luz, buscando ser hombres y mujeres que
busquen testimoniar la verdad, el diálogo y la paz. Exhorto además – por otro lado – a todos
los peruanos a levantar la voz, como el Bautista, para denunciar la corrupción, el atropello,
la deshonestidad, el interés particular de algunos grupos políticos, la idolatría del poder, la
venganza y el autoritarismo que desembocan en violencia. Esta se fermenta a causa de las
decisiones apresuradas, e incluso directa o indirectamente por actitudes agresivas en ciertos
medios de comunicación.
3. Es preciso abandonar el comportamiento violento en todos sus sentidos, desde el len-
guaje impulsivo hasta la falta de respeto hacia las normas constitucionales, desde la falta de
respeto a los derechos fundamentales de las personas hasta las acciones que puedan condu-
cir al enfrentamiento entre los poderes del Estado. Seamos un país respetuoso de las perso-
nas, de las leyes y de la institucionalidad democrática. ¡No fomentemos ni la violencia ni
el caos! Seamos un país que valora el diálogo, y prefiere por sobre todas las cosas la paz
con justicia.
4. «La política es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad,
porque busca el bien común», dijo el Papa Francisco que visitará nuestra Patria dentro de
poco (Evangelii Gaudium, 205). Y la buena política consiste en solucionar problemas, no
en multiplicarlos. La buena política debe empeñarse también en fortalecer las instituciones
democráticas y no en debilitarlas. Y el buen político trabaja por el bien de todos y del Perú.
5. Exhorto además, en este sentido, a todas las autoridades políticas de la nación, del go-
bierno y del congreso, de los partidos políticos y de los grupos de intelectuales y políticos,
a analizar ponderadamente, a buscar y encontrar soluciones democráticas a esta grave crisis
política y ética que nos ha tocado vivir especialmente con un amplio sector de la clase
política peruana. Existe seguramente una solución digna y democrática que hará bien al
país y no lo contrario. Y esta solución debe pasar por la búsqueda de las causas, por la
denuncia de la corrupción en todos sus ámbitos, por la previsión de la corrupción y control
de sus efectos perversos y por el esfuerzo de enfrentar juntos esta crisis política coyuntural
considerando el futuro de la nación.
6. El bien común del Perú está por encima de nuestros intereses, personales o partidarios.
La democracia en nuestro país es aún frágil y no debemos desgastarla más. Recién hemos
tenido cuatro períodos seguidos de presidentes constitucionales elegidos democráticamente.
Busquemos entonces juntos una solución, anhelando que el próximo bicentenario de la in-
dependencia de nuestra patria nos encuentre con una democracia sólida y participativa.

Huacho, 18 de diciembre del 2017.

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