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Sosa Díaz, Juan Marcelo c. Flores, Graciela Eduviges y Ángelo Daniel s/ desalojo •
07/03/2016
Voces
Distribución de Costas
Hechos
Sumarios
TEXTO COMPLETO:
Expediente N° 11.353-2015
Para mejor comprensión del caso estimo pertinente reseñar los hechos y argumentos de
la sentencia de primera instancia.
Refiere que el actor, Juan Marcelo Sosa Díaz, promovió demanda autosatisfactiva de
desalojo en contra de Graciela Eduviges Flores respecto del inmueble que allí se
individualiza.
Indica el fallo que la misma invoca falta de legitimación pasiva, negando la calidad de
usurpadora atribuida y refiriendo ser antigua poseedora a título de dueña, habiendo
ingresado al inmueble cuando era un lote baldío con alguna mejora precaria que hizo
derruir y levantado la vivienda respectiva.
Las pruebas de los expedientes B-169.585 y B-206.204 iniciados en 2007 y 2009 fueron
ofrecidas por la apelante para acreditar los gastos que la Sra. Flores sostiene haber
realizado en tanto pretende recuperar su valor.
Finalmente refiere que la figura del concubinato no otorga derecho a continuar en uso y
goce de un bien inmueble cuando la relación cesa o el propietario fallece y los herederos
reclaman la restitución salvo que se pruebe la existencia de una sociedad de hecho.
Indica en el mismo punto que el Sr. Sosa Díaz pretende la recuperación de la cosa por su
sola condición de titular registral del dominio, alegando usurpación, sin evidenciar
cómo se configura en el caso. No se ha probado de dónde nace la obligación de
reintegrar el inmueble.
En el tercer agravio dice violada la doctrina legal sentada en L.A. 38, F° 1170, N° 491,
conforme a la cual la admisibilidad de la pretensión de desalojo se halla supeditada al
requisito de que la obligación de restituir resulte de la demanda en forma nítida y que
sea además actual, real y concreta.
Reitera que en el caso tal obligación no existe porque posee animus domini, entrando en
ella mientras era concubina del anterior propietario.
En cuarto término dice violado el principio de congruencia. Así, expresa que objeto del
proceso de desalojo es el recupero de la tenencia y quien tiene acción para demandar es
la persona que se desprendió o fue privado de ella sin que deba alegar ni probar ser el
propietario de la cosa.
En contra de ello, la sentencia privilegia la cuestión del título registral por encima de
toda la base fáctica y, si la regla es el privilegio del que posee porque posee, se ha
invertido en la sentencia y el que tiene el título registral puede avasallar al que posee por
ese solo hecho. El Sr. Sosa Díaz nunca tuvo posesión de la cosa.
Indica, finalmente, que el recurso resulta trascendente ya que se trata de una mujer
añosa que está a punto de jubilarse y que ha vivido gran parte de su vida con el
propietario del inmueble y por tanto debe equipararse a la viuda, con el derecho de
habitación consiguiente.
Como cuestión preliminar señala que debe rechazarse el recurso por cuanto la
constancia de manifestación previa refiere solo a la sentencia del veintiocho de
noviembre de 2014 y no a la aclaratoria del treinta de diciembre siguiente, sin perjuicio
de lo cual responde.
Expresa como cierto que Rogelio Clemente Chiquello llevó a la demandada a vivir a la
casa de su familia donde ya habitaba Francisco Chiquello y la Sra. Josefa Ochoa. Al irse
Rogelio Chiquello pide a la Sra. Flores que se retire de la vivienda familiar habiendo
terminado su relación afectiva, pero hace caso omiso de ese pedido. Su concubinato no
duró más de tres años.
Rogelio Chiquello se retiró de la vivienda de la familia paterna para irse a vivir con
Elida Noemí García naciendo de esa unión dos hijas.
Asevera que la familia Chiquello intentó siempre de buenas maneras que la Sra. Flores
se retirara del inmueble y, luego de todos los intentos fallidos, no tuvo otra alternativa
que vender la casa e intimarla a desalojar.
Integrado el Tribunal, los autos fueron llevados a dictamen de la Fiscalía General, que
se pronuncia por el rechazo del recurso en términos que, por compartirlos, transcribiré
luego (fs. 47/49).
Destaca el Fiscal General que el recurrente considera impropio por abreviado el trámite
sumario pertinente a la acción de desalojo para demostrar la posesión que ahora esgrime
sin advertir que un procedimiento más amplio no modificaría el hecho concreto y
cabalmente comprobado que evidencia su condición de tenedora a partir de las
actuaciones que promoviera por manutención de la posesión, esgrimiendo derecho de
retención.
Tengo dicho de modo reiterado que “fijar hechos para regular conductas es cometido
que depende de la valoración que el juzgador asigna a las pruebas producidas durante el
desarrollo de la contienda lo que, como tantas veces se ha dicho, es cuestión reservada a
la potestad de los Magistrados de la causa y supera el acotado límite legalmente previsto
para esta instancia extraordinaria salvo que, por mediar ostensible apartamiento de las
reglas que regulan la formación de la decisión judicial, se concrete un resultado absurdo
e impregnado de injusticia” (L.A. N° 53 F° 1492/1494 N° 509), lo que no advierto se
produzca en el caso.
En punto a la objeción a la legitimación activa para demandar por parte del comprador
sin tradición, ya se ha expedido este Superior Tribunal de Justicia en el expediente N°
5721/07 (L.A. 52, F° 1729/1733, N° 627) en consideraciones que son predicables,
mutatis mutandis, al caso ahora en tratamiento.
“Apunto, sin embargo, que los fundamentos que, a mi entender, sustentan esa
legitimación, no son los relativos a la figura del procurador in rem suam, allí invocados,
sino a la cesión implícita de la acción, fundada, de manera análoga a la expuesta en el
plenario de la Cámara Civil del 11/11/1958 en autos “Arcadini, Roque (suc.) c. Maleca,
Carla” (LA LEY 92-463) en la que el voto del Dr. Llambías, señala que la
fundamentación que ampara esta legitimación es la que invoca los artículos 3268 y 1409
del Cód. Civil. En virtud de la primera de ellas el sucesor particular puede pretender de
su autor los derechos que deban ser considerados accesorios del objeto adquirido, a cuya
entrega está obligado el vendedor por el artículo 1409 y entre esos accesorios se
incluyen los medios jurídicos enderezados a hacer valer el derecho que se pretende
transmitir, uno de los cuales es la acción reivindicatoria (Alterini, Jorge Horacio.
“Acciones reales” pág. 21), en el caso, la acción de desalojo.”
“En tal sentido se ha resuelto, en postura a la que adhiero, que `con la escritura traslativa
de dominio se transmiten todos los derechos y acciones del vendedor, entre ellos las
acciones reales, sea en virtud de las normas de la cesión de créditos o por tratarse de
accesorios del objeto adquirido. Análogas consideraciones valen respecto de la acción
de desalojo, que procede no solamente cuando las partes están vinculadas por un
contrato que genera la obligación de restituir sino también cuando la deduce el
propietario ante otros ocupantes que carecen de título idóneo para oponerse a esta
restitución ..., en virtud de facultades que bien pueden entenderse comprendidas en
aquella transmisión de derechos y acciones (conf. CN. Civ. Sala “I” expte. 62.295/96
del 27/12/1996; Sala “C”, “Pelli, Severino L. c. intrusos s/ desalojo”, del 07/11/1995)”.
(Cftr. “Hiphogar S.A. c. Cohen Roberto y otro s/desalojo. Cám. Nac. Apelaciones en lo
Civil. 22/07/2008. MJJ40277).´”
El hecho del ingreso permitido oportunamente por los dueños de la cosa en calidad de
tenedora no puede ser mutado a posesión si no se prueba el acto de interversión del
título conforme los extremos legales respectivos.
Es que nadie puede cambiar la especie de su relación de poder, por su mera voluntad o
por el solo transcurso del tiempo. Se pierde la posesión cuando el que tiene la cosa a
nombre del poseedor manifiesta por actos exteriores la intención de privar al poseedor
de disponer de la cosa, y sus actos producen ese efecto, lo que no ha ocurrido en el caso
(arts. 2353 y 2458 del Cód. Civil y 1915 del Cód. Civil y Comercial).
Señalo además que, invocada la calidad de retentora por la demandada —no probada en
la especie—, la misma tampoco enerva el proceso de desalojo conforme expresa
previsión del art. 392 del CPC. Es que, como lo sostuviera en mi voto en sentencia
registrada al N° 56, F° 1703/1706, N° 508 “prístina resulta, una vez más, la solución
conferida en el art. 392 del CPC citado que reza: ‘No será obstáculo para el lanzamiento
que el inquilino o detentador reclame, como de su propiedad, labores, plantíos o
cualquier otra cosa que no se pueda separar de su finca. Si hubiere tal reclamo se
extenderá diligencia de él, expresándose la clase, extensión y estado de las cosas
reclamadas. No será inconveniente para el lanzamiento la reclamación del vencido sobre
mejoras. En este caso se extenderá asimismo diligencia expresiva de la clase, extensión
y estado de la cosa reclamada para que el interesado justifique su derecho en otro
juicio.’”
Por último, no advierto absurdo alguno en la meritación producida por los tribunales de
grado respecto de la inaplicabilidad al caso del derecho de habitación legal invocado,
por lo que el agravio también debe ser desestimado.
La regulación de los honorarios profesionales habrá de diferirse para cuando exista base
para su determinación.
Los doctores de Falcone, del Campo, Bernal y Jenefes, adhieren al voto que antecede.