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“La sangre en el jardín, de Ramón Gómez de la Serna.

Comentario: Juan Manuel Hernández Aguilar


Con un estilo minimalista y preciso, el cuento “La sangre en el jardín”, de Ramón
Gómez de la Serna, fija en la primera línea el crimen y el objeto revelador: la fuente
central del jardín. La pericia del escritor, radica en como en pocas líneas nos insinúa
una estructura de iceberg, que permite especular al lector con pocas palabras. El
desarrollo de la trama, y los detalles que develaron el crimen. Lo faltante completado
a partir del del murmullo.
Signos, como el agua muerta y sangrienta, son el primer escalón del eco que tendrá
el crimen, que se propagará a una “correspondencia disimulada”; lo soterrado
psicológicamente, termina por manifestarse en el exceso habladurías. Ramón
Gómez detona el poder de lo que no es evidente, que aparece a partir de signos, y
muestra de qué modo la ficción muestra la estructura oculta del acontecimiento o al
menos su certeza

Att: Juan Manuel Hernández Aguilar

La sangre en el jardín", de Ramón Gómez de la Serna

El crimen aquel hubiera quedado envuelto en el secreto durante mucho tiempo si no hubiera sido
por la fuente central del jardín, que, después de realizado el asesinato, comenzó a echar agua muerta
y sangrienta.

La correspondencia entre el disimulado crimen de dentro del palacio y la veta de agua rojiza sobre la
taza repodrida de verbosidades, dio toda la clave de lo sucedido.

El crimen aquel hubiera quedado envuelto en el secreto durante mucho tiempo si no hubiera sido por la fuente
central del jardín, que, después de realizado el asesinato, comenzó a echar agua muerta y sangrienta.
La correspondencia entre el disimulado crimen de dentro del palacio y la veta de agua rojiza sobre la taza
repodrida de verdosidades dio toda la clave de lo sucedido.

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