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COMUNICACIÓN LIBRE NRO 16

APUNTES PARA PENSAR EL ESTATUTO DEL PSICODIAGNÓSTICO A


PARTIR DE LOS ACONTECIMIENTOS ACTUALES

Autora: Etel Schvartzapel de Kacero


Zavalía 2174 – (1428) Caba
Email:etelkacero@gmail.com
4783-9986

RESUMEN

La ciencia y la tecnología actual nos someten a una tensión paradojal: por un


lado nos llevan a pensar en la posibilidad de un progreso infinito (herramientas
de comunicación, genética) y por otro surge el temor a un desastre final
inminente (previsiones de la ecología).
Si cada cultura impone sus formas simbólicas en las que quedamos
irremediablemente incluidos, evidentemente nuestro transcurso por la vida
estará modelado por ellas
Las tecnologías electrónicas no son progresos externos; devienen extensiones
cuasi-orgánicas de nuestro ser, lo que está derivando en nuevos modelos de
cognición, de procesamiento mental, de adquisición de experiencias, de
construcción de sentido.
En psicología pensamos todavía en una legalidad universal, sin valorar lo
suficiente los efectos de la realimentación tecnológica sobre nuestro sistema
nervioso, nuestro cuerpo y nuestro modo de sentir.
Si, en cambio, tomamos conciencia de las transformaciones de la subjetividad,
no podemos analizar las producciones de los sujetos utilizando modelos y
categorías acuñadas en épocas en que predominaba la estabilidad y la
integración como ideal de la experiencia.

Palabras clave: Tecnololgías- Subjetividad- Lecturas del psicodiagnóstico

La persona, además de su fundamento pulsional y de su historia vincular, está


marcada por la época a la que pertenece. Los ideales, los enunciados de la
cultura, los valores, las tecnologías de la información, las formas de
intercambio económico, determinan la cotidianeidad y moldean al sujeto.
La subjetividad no consiste únicamente en la interioridad. No hay otro modo de
pensarla si no es en su atravesamiento con lo sociocultural. Es lo sociocultural
lo que introduce los modos de construcción de significados, proporciona
modelos sintácticos y semánticos, moldea la percepción misma y las formas de
incorporación de la experiencia

No son sólo las tecnologías las que determinan las mutaciones: son los
factores de poder, de género, las condiciones económicas, las prácticas
sociales, los mitos que subyacen a la conducta social y en las significaciones
imaginarias, las que constituyen y van instituyendo ese tramado que atraviesa
indefectiblemente al sujeto.
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Las nuevas lógicas, derivadas de tales mutaciones, no constituyen


necesariamente una desviación patológica, aunque no dejan de tener
consecuencias sobre la identidad, las formas de concebir el vínculo, la propia
imagen del cuerpo, la experiencia del espacio y del tiempo.

Si han variado las condiciones de producción de subjetividad, las lecturas que


hagamos acerca de las producciones en el Psicodiagnóstico, deberán tener en
cuenta este presente. En consecuencia lo que consideremos como patológico o
no, deberá ser puesto en cuestión, ya que aunque hablemos de las mismas
estructuras psicopatológicas, los modos de presentación de la expresión
sintomática han variado..
El psiquismo está sometido a nuevos trabajos; en tanto que algunas
capacidades, por no ser requeridas ahora, entran en franco debilitamiento. Así
la memoria tiene hoy su fuente primaria en Internet y al tener la posibilidad de
descargar parte de la memoria en la información proporcionada por Internet, se
pueden desarrollar otras áreas del cerebro como la creatividad, la asociación
rápida y la posibilidad de realizar lecturas simultáneas
En el nuevo escenario si bien la memoria, una de las funciones del cerebro,
parece descansar, otras funciones como la rapidez visual y motora, la
deducción, los entrecruzamientos de datos, utilizados en Internet son
propiciados como una forma de gimnasia cerebral.

Y bien, cuáles son las características del espacio social de nuestros días?.
Podemos decir que vivimos la coexistencia de lo científico con lo esotérico; el
espiritualismo más elevado pero al mismo tiempo el anclaje en la materialidad
más descarnada; asistimos a la ignorancia del cuerpo pero también a su
cuidado más obsesivo: predomina el apego adhesivo a las imágenes y a la
información, que necesita mantenerse actualizada minuto a minuto. El universo
digital con sus posibilidades de aceleración temporal y dilución espacial, el
contacto con los bits, como nuevas unidades sígnicas basados en lo binario, va
determinando un predominio de lo inerte sobre lo vivo, y, de esta manera
introduce modelos de funcionamiento cognitivo- emocional, a partir de esos
modos de percibir fugaces. No se puede esperar entonces atención
concentrada o sostenida.

La imagen siempre presente y la abolición de la distancia destruyen la


categoría de ausencia, necesaria para fundar lo psíquico y la posibilidad de
simbolización.
Nos encontramos con imputs y outputs, por eso la narrativa se anula y vemos
cómo hasta los conectores lingüísticos van despareciendo. Hay simplemente
enumeración, yuxtaposición:
Lam I del Rorschach: Un murciélago, dos brujas, montañas, árboles, manos,
un gordo de perfil.

El estallido de la linealidad y de la lógica secuencial genera un procesamiento


mental diversificado: se procesa en paralelo; se trabaja en multitareas, con
gráficos, sonidos, configurando lo que se ha dado en llamar el “hipertexto”, que
supera la linealidad del texto original, logrando un diseño en red, donde la
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aceleración conlleva la lógica de la simultaneidad y el acceso al objeto es


inmediato y en tiempo real.

Esta presencia absoluta no da tiempo para pensar, para recrear, para asociar.
En lugar de ello se establecen conexiones, pero éstas - en la lógica de los
jueguitos o de los programas - son automáticas y transitan por la red, por fuera
del sujeto. Son conexiones temporales más que conexiones conceptuales. Hay
una yuxtaposición, un armado tipo bricollage que configura realidades que
cautivan y se consumen vorazmente.

Lam I del “Z” test


1) Un agujero profundo como que está chupando cosas, humo… no sé..
2) Monstruo, como si estuviera inhalando (Qué estaría inhalando?) al mundo,
por la posición de la boca. (¿mundo?) – porque es todo lo que está a su
alrededor.
3) Una mancha de contaminación.
Lam II
4) La línea del medio (S) como un camino que divide el dibujo y llega al final
porque nada lo detiene.
5)Pulmones, respirando el aire de la naturaleza.

Vemos cómo, en estas conexiones hay fallas conceptuales y procesos de


animización: el monstruo inhala al mundo; los pulmones han devenido
máquinas de aspirar despegados del cuerpo. A la línea nada la detiene. Lo
inanimado cobra vida y, además, en estas construcciones campea la
omnipotencia y lo ilimitado se hace presente.
La voracidad y el consumo o el deseo de conquista (mundo, naturaleza,
velocidad – nada la detiene-) reinan por sobre la lógica. El juicio crítico está
debilitado y proyectado en la potencia casi delirante de sus expresiones.
Todas son acciones, movimientos y, en especial, acciones de absorción de
energía en lugar de manifestaciones libidinales: no hay emociones, ni sujeto
humano; son “cosas”. La sobrecarga de estímulos lleva a una especie de
intoxicación por exceso; aparece, en consecuencia, la vivencia de
“contaminación”.

Baudrillard habla de “modalidad fractal de dispersión” que irradia en todas las


direcciones posibles y carece de referencias estables. Las cosas se extienden
más allá de sus límites; el desborde, la desmesura van constituyendo una de
las manifestaciones clínicas de la actualidad.

El incremento de la excitación, la velocidad y la acción continua, estarían


representando un nivel primitivo de funcionamiento neuronal: el del arco reflejo
que tiende a la descarga de tensión. La materia, la corporalidad se
desvanecen, todo se vuelve energía.
Lam I del Rorschach:
Una nave rompiendo el sonido y va rompiendo lo que hay alrededor
Lam II
Un avión arrancando perfecto, por la explosión
Lam IV:
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Surgente de pozo de petróleo, en su caída hace un revuelo, diferentes lenguas


de petróleo.

La representación del cuerpo, por efectos de la sobreexcitación y del


bombardeo de información en tiempo real y de la exigencia de eficacia
inmediata, modifica nuestros ritmos internos; una especie de aceleración
eléctrica forma parte ya de los biorritmos, a la manera de motores instalados en
el cuerpo que “funcionan” desprovistos de reacciones emocionales. El Color
evoca velocidad.
En el Rorschach están apareciendo con mayor frecuencia los movimientos
inanimados casi sin forma, representantes, precisamente, de la energía que
pugna por ser descargada en acciones

Juan en Lam VIII dice:


Esto me representa velocidad y dinámica, un animal, algo orgánico moviéndose
rápido. Cada color representa distintas velocidades.
Y en Lam VI responde: Algo se está moviendo rápido… una persona….un
animal o un auto; tiene rapidez… no se puede distinguir.

Vemos cómo la velocidad, la energía, borra al sujeto como protagonista; es lo


mismo una persona, un animal o una cosa (auto).

En otro sujeto la tonalidad del gris evoca lo temporal, ya no textura o volumen.


Lam IV: Un gusano de la morera, las tonalidades definen las distintas etapas.

Parecería que en estas personalidades predomina una modalidad de


organización del mundo sensorial que es la de los estados iniciales, en la que
domina la captación de fuerzas mecánicas y donde predominan las
sensaciones intracorporales (sinestésicas, kinestésicas, de equilibrio…).

Podríamos también asimilarlas a lo que Annie Anzieu denomina “envoltura de


excitación permanente” lograda por la agitación psicomotriz; envoltura vuelta al
exterior, a partir de la agitación, pero a expensas de la constitución de la piel
interna.
Tustin habla de estas características en los autistas secundarios; niños que
andan, corren, vocalizan sin parar. Hoy se habla del ADHD como una
sintomatología patológica. Me pregunto cuánto de este atravesamiento cultural
ha sido incorporado por estos niños y adultos que parecen no poder parar, y
donde el componente cinético está jerarquizado por sobre las cualidades de los
objetos y por sobre la entidad misma de las cosas.

Los cerebros están como “enchufados” a la computadora, volviendo


intercambiables la memoria digital y la memoria subjetiva.
Hoy sabemos por los desarrollos de los estudios del cerebro que determinadas
estimulaciones pueden dar origen a nuevas conexiones neuronales que
probablemente cambien los cerebros.
Las investigaciones sobre las neuronas espejo1 dan a pensar cómo la realidad
virtual produce efectos en el psiquismo. El funcionamiento celular de las
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Mediante las neuronas espejo el cerebro humano es capaz de reflejar especularmente los aspectos más
profundos de la mente de los demás. También codifica las intenciones.. Esas neuronas se activan no sólo
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neuronas espejo nos permite emocionarnos y “vivir” en la realidad virtual,


aunque el cuerpo no se mueva de la silla. Lo imposible, lo que produce
frustraciones, es suplantado por una realidad que no es real ni irreal, tampoco
es ficción; se llega a la sensación de que las imágenes no representan, son
(Romano, 2000)

El cuerpo se transforma en un apéndice de la máquina por la cual circula


información y cobra entonces el espesor de un cable.

Es sobretodo en el ámbito de la evaluación laboral donde he encontrado estas


producciones.:Gráficos que muestran la hibridación del hombre con la
máquina.Figuras tipo robot, rígidas, como de madera

Al generarse la sensación de difusión, de fluidez, de aleatoriedad, se abre el


camino hacia la reconversión de la libido en descarga somática, o se revierte
en formas de actuación, en propensión a accidentes o en distintos tipo de
adicciones o actos de compulsión automática.
Abundan, como sabemos, los estados depresivos, a veces carentes de palabra
que permitan vivennciar ese efecto: la depresión “blanca”, muda.

Los pensamientos y emociones se viven no como procesos subjetivos sino


como “hechos” desacoplados de la pulsión, desacoplados del propio Yo. De ahí
las patologías del vacío, caracterizadas porla abulia, la desconexión, los
automatismos.

Otras formas clínicas que aparecen son los trastornos del lenguaje expresivo y
comprensivo. El bombardeo constante de estímulos rompe las envolturas
psíquicas y aparecen la anorexia, el desapego afectivo, las estructuras t óxicas,
la autodestrucción, las sensaciones de extrañamiento respecto de sí mismo,
que obligan a ser llenadas con hiperactividad o con estimulantes.
Está afectada la posibilidad de simbolización, lo que conduce directamente a
las patologías del acto, a los problemas de aprendizaje, a la dificultad de
pensarse a sí mismo, produciendo muchas veces una angustia arrasadora al
impedir ligarla con alguna representación. No hay representación; hay puro
efecto.

No sólo es la informática la que coloniza nuestros cuerpos y cambia sus ritmos;


también la biotecnología permite que los artefactos electrónicos penetren en
nuestras entrañas y ejerzan funciones conectoras.
La creación artificial de una bacteria a partir de partes sueltas puso sobre el
tapete los alcances de la biología sintética. Con ella se proyecta crear nuevas
formas de vida desde cero, y desarrollar nuevas formas de terapia genética
para algunas enfermedades. Como dice un científico que trabaja con estas
herramientas: “no tenemos que aceptar simplemente lo que la naturaleza nos
dio”

durante la acción sino cuando se ven esas acciones ejecutadas por otros.. Percepción y acción no están
separadas en el cerebro. Se activan ante la percepción de acciones que realizan otras personas. También
cuando oye que se realizan esas acciones y aun cuando oye la palabra que significa esa acción (patear)
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Hasta acá he presentificado apenas algunas de las mutaciones que la ciencia


y la tecnología están proveyendo a la humanidad, pero con ellas se hace
evidente que el determinismo y la previsibilidad están casi ausentes, de lo que
se deriva la sensación de ausencia de límites
Aunque se da la paradoja de que para algunas personas, la red actúa como
sostén, como un modo de estar contenido en ese territorio virtual potente y
proveedor de energía vital, baluarte narcisista, objeto de goce. Resulta
entonces un recurso contrafóbico que brinda seguridad.
Otro de los efectos de la informática es que sectores de la sociedad que no
tenían voz pueden hacerse escuchar, hacer denuncias, convocar a la escucha
de las necesidades colectivas; se pueden generar lazos, intercambiar
conocimiento, instrumentar donaciones.” Compartir todo”, es la consigna. He
visto en estos días que se está asistiendo a un boom de imágenes vinculadas
con la gastronomía. Las cámaras de los celulares, las redes sociales incentivan
esta especie de exhibicionismo que va más allá de la comida y que se centra
en mostrar “objetos” más que personas. Algunos analizadores del fenómeno
opinan que son formas alternativas de interacción y de documentación del
estilo de vida que cada uno lleva. Estas imágenes ganan espacio porque
mostrar cómo comemos, dice quiénes somos incluido un sentido estético que
se disfruta visualmente
(La Nación 20/ 5/ 12)

Como vemos, lo que transcurre en el espacio virtual no deja de producir efectos


en la realidad cotidiana, en el cuerpo, en lo psicológico, en los modos de
procesamiento cognitivo, en las formas novedosas de creatividad, en lo
económico y lo social.

En fin, no pretendo describir la complejidad paradojal de lo que estamos


presenciando, sino formular una invitación a reflexionar acerca de las
condiciones que hoy hacen posible determinadas formas de malestar y
sufrimiento psíquico, de lo que hoy genera formas de adaptabilidad diferentes,
para así poder pensar “de nuevo” nuestra tarea, nuestros instrumentos,
nuestras lecturas acerca de las producciones de los sujetos.

Pensar en la necesidad de crear instrumentos conceptuales que permitan


visibilizar lo nuevo, sin categorizarlo como repetición de fenómenos del pasado,
haciendo emerger las diferencias y los sentidos de las transformaciones en las
que estamos inmersos tanto los sujetos de nuestra mirada como nosotros
mismos.

Estas mutaciones constituyen un hecho de la realidad que va generando otras


formas de devenir existente, otras formas de transcurrir en el mundo. Pueden
ser una oportunidad de inaugurar un pensar creador, un modo de vinculación
colectiva que genere el sentimiento de “nosotros” que lleve a un intercambio
fecundo.

Que se consiga esta conquista o que derive en un modo de alejarse de los


otros y de la realidad, dependerá de las condiciones psíquicas, de los
apuntalamientos que haya tenido el sujeto y de las exigencias que el colectivo
va imponiendo. Estamos atravesados por la lógica de los materiales con los
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que trabajamos, estamos obligados a obtener una sinergia con la circunstancia


y lo que ella nos demanda.
Lo decisivo no es la computadora sino cómo se la concibe: como ideal, como
placenta que cohesiona, como espejo de identidad, como refugio frente a la
violencia imparable del exterior, o como herramienta.
Cada cultura impone sus formas simbólicas, quedamos irremediablemente
incluidos; esas formas devienen egosintónicas..

Por eso hoy no podemos analizar las producciones de los sujetos que
responden a las técnicas utilizando modelos y categorías acuñadas en épocas
en que predominaba la estabilidad y la integración como ideal de experiencia.
Hoy, en el tiempo de la cultura de la imagen, de la tecno, de la velocidad como
valor, cómo son los procesos simbólicos, vinculares y emocionales?; qué
defensas se juegan?; cuáles reúnen las condiciones para considerarse
patológicas?; cómo se procesan las pérdidas?; cómo se viven los conflictos?.
Acaso se “viven” los conflictos o se necesita expulsarlos?. Lo cierto es que
observamos que las prácticas vinculares se expanden, se multiplican, se
aceleran, no reconocen fronteras geográficas ni sociales.
Lo que no podemos es dejar de indagar el espacio social de nuestro transcurrir;
ese espacio que parece encaminarse a una des-subjetivación global en la que
hasta nuestra raíz más concreta- el cuerpo- deviene una construcción tecno por
el entramado de artefactos en el cuerpo. Artificios que van desde la colocación
de electrodos en el cerebro hasta la posibilidad de hacernos evidente nuestro
cansancio, cuando es la computadora la que nos informa que estamos
cansados y que es tiempo de dormir una siesta.

No se si es muy descabellado pensar que ese arrasamiento de la subjetividad


generada por la lógica del mercado y los fabulosos recursos de la tecnología,
no produce como reacción, la generación de un “cuerpo colectivo” que
manifiesta sus necesidades también de manera arrasadora a través de los
movimientos que hemos conocido recientemente como el de los “indignados”
en España o las bandas que incendian, saquean y arrasan el cuerpo instituido
social en Londres y en otras ciudades y continentes. O esa necesidad de
participar en Facebook, Twitter, SMS, chat…

REFERENCIAS
Bendersky, F. y otros: Niños y adolescentes en la era digital: nuevas
producciones subjetivas y vinculares en: Psicoanálisis de las configuraciones
vinculares. Vol. XXXIII, N· 2., Buenos Aires, 2010.

Romano, E.M.: La cultura digital .Ed Lugar. Buenos Aires. 2000

Sahovaler de Litvinoff, D.: El sujeto escondido en la realidad virtual. Letra Viva.


Buenos Aires 2009.

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