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ACTA DE “INDEPENDENCIA”

Por Dagoberto Gutiérrez

Este es el documento más secreto que alguien puede conocer. Jamás ha sido pensado
públicamente, aunque ha sido y es mencionado de manera grandilocuente, es referido a la
Patria, pero no a las condiciones políticas e históricas, no es trabajado con referencia a los
intereses de los protagonistas que lo concibieron, redactaron y aprobaron; en fin, el acta ha
sido despojado de su valor histórico propio, y en consecuencia, ha sido enterrado y
soterrado, hasta ahora.

En el documento se refleja la actuación de dos partes enfrentadas y con diferentes intereses


y protagonismos: por un lado, los funcionarios del poder colonial, que maniobran
contradictoriamente entre sí, y por otro lado, el pueblo de la ciudad de Guatemala que
presiona, realmente, por una real independencia de España.

En el bloque de los funcionarios estaban los que no querían la independencia de España, los
que estaban dispuestos a firmar un acta de independencia para anexionarse después al
Virreynato de Nueva España (México), y en el caso de los criollos de San Salvador, los que
querían, sobre todo, los que querían sacudirse el predominio económico de los criollos
de Guatemala sobre la provincia de San Salvador.

Vistas las cosas así, resulta que los hombres reunidos el 15 de septiembre de 1821, en el
Palacio Nacional de Guatemala, no eran rigurosamente independentistas frente a la
metrópoli española, y que los verdaderamente independentistas eran el pueblo que estaba
en la calle exigiéndola a gritos, y metiéndoles miedo a los señores perfumados que
vacilaban al interior del palacio.

Esta lógica es la que explica el texto del acta, porque como sabemos, para interpretar un
texto hay que conocer su contexto, y en este caso su contexto histórico. El acta en
referencia puede dividirse en 5 partes, y en sus 18 numerales encontramos una atención al
Congreso que, posteriormente, en el mes de marzo de 1822, determinaría la independencia
de España.

Esto quiere decir que el 15 de septiembre no es la fecha definitiva de la independencia.


Luego viene la parte que va del número 7 al 9, en donde se establece claramente que se
trata de una independencia sin independencia, o una especie de cambio pero sin cambio.

La tercera parte, que va del número 10 al 11, establece el poderío de la iglesia católica, en
tanto que el número 12 es el texto que garantiza el orden y tranquilidad, y del 13 al 18, se
establece el protocolo y los actos oficiales correspondientes.

En el número 1 del documento encontramos la confrontación histórica real de la coyuntura


de 1821. El texto dice que la independencia debe ser pública “para prevenir las
consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo
pueblo”. Aquí encontramos el sentido excluyente de este texto y la voluntad política de
quienes lo redactaron o firmaron.

Lo cierto es que revela la existencia de la confrontación real entre los sectores populares
realmente independentistas y la de los funcionarios y miembros de las elites políticas y
económicas que consideraban que era necesario evitar que el pueblo hiciera en realidad la
independencia, porque en ese caso, dicen los señores en su texto, que las consecuencias
serían temibles.

A continuación, y confirmando que el acta del 15 de septiembre no era el documento


definitivo, se pasa a organizar la convocatoria al Congreso que el siguiente año, 1822, debía
decidir “el punto de independencia general y absoluta, y fijar en caso de acordarla, la forma
de gobierno y ley fundamental que deba regir”.

En los siguientes numerales se desarrolla el procedimiento de convocatoria; mientras tanto,


el Brigadier Gavino Gainza, funcionario español, nombrado por España para gobernar la
Capitanía General de Guatemala, dice el texto, “continúe con el gobierno superior político
y militar”, es decir, que no hubo ninguna independencia, y mas bien fue una maniobra para
aplacar las exigencias populares y ganar tiempo para sus intrigas palaciegas.

Pero, además, los señores disponen formar “una Junta Provisional Consultiva” para que el
gobierno continuista de Gainza “tenga el carácter que parece propio de las circunstancias”.
Por si esto fuera poco, ocurre que esta Junta Provisional Consultiva, que debía ser
consultada por Gainza, es la que debía consultar al señor jefe político “en todos los asuntos
económicos y gubernativos”. Esto quiere decir, ayer, hoy y siempre, que estos no eran
independentistas, y no tenían interés en romper con la metrópoli.

La iglesia católica tenía un papel político muy importante en los acontecimientos y el texto
le asegura el monopolio de esta fe, los cargos ocupados y, además, a los ministros
eclesiásticos seculares y regulares les garantiza protección “en sus personas y propiedades”,
y se les da la tarea política de sofocar la pasión independentista del pueblo para que no se
dividan los ánimos y no se produzcan “funestas consecuencias”.

En esta parte, el texto llega a ser perverso y antipopular y nos muestra el miedo profundo
que se le tenía al pueblo independentista, al que había que controlar mediante la fuerza y el
trabajo ideológico de la iglesia católica. Lo que sigue en el documento hasta el número 18
es el protocolo de la ocasión. Hay que hacer notar que en el número 13, Gabino Gainza
debía publicar un manifiesto informativo de lo que se había hecho, pero sin una fecha
concreta para hacerlo.

En realidad, el acta de independencia del 15 de septiembre de 1821, debe ser tratado


históricamente, y debe ser salvado en esa calidad, pensado, estudiado, discutido, en su
contexto histórico, para revelar la lucha política, los intereses enfrentados y el papel del
pueblo y las elites, dentro de la coyuntura. Es necesario romper, desde abajo y desde arriba,
el silencio sobre este documento, para poner en su sitio, desde las diferentes visiones e
intereses actuales, el pasado histórico, de manera de encontrar ahí las pistas que
necesitamos para enfrentar y resolver nuestros problemas actuales.
El mayor fracaso histórico que se engendraba en 1821 era que Centroamérica, como
realidad política, necesaria, vital e imprescindible, actualmente, no estaba apareciendo en
las cabezas, en los bolsillos y en los propósitos de las fuerzas, personas e intereses, reunidos
en el Palacio Nacional de Guatemala, y hasta hoy, 5 pequeños, pobres y atrasados países, se
debaten entre la miseria de los pueblos y la opulencia ofensiva de los dominadores.

Fuente

PALACIO NACIONAL DE GUATEMALA, QUINCE DE SEPTIEMBRE DE MIL


OCHOCIENTOS VEINTIUNO

Siendo públicos e indudables los deseos de independencia del Gobierno Español, que por
escrito y de palabra ha manifestado el pueblo de esta capital: recibidos por el último correo
diversos oficios de los Ayuntamientos Constitucionales de Ciudad Real, Comitan y Tuxtla,
en que comunican haber proclamado y jurado dicha independencia y excitan á que se haga
lo mismo en esta ciudad: siendo positivo que han circulado iguales oficios á otros
Ayuntamientos: determinado, de acuerdo con la Excelentísima Diputación Provincial, que
para tratar de asunto tan grave se reuniesen en uno de los salones de este palacio la misma
Diputación Provincial, el Ilustrísimo Sr. Arzobispo, los Señores individuos que disputasen
la Excelentísima Audiencia Territorial, el Venerable Señor Deán y Cabildo Eclesiástico, el
Escelentísimo Ayuntamiento, el M.I. Claustro, el Consulado y el M.I. Colegio de Abogados,
los Prelados Regulares, Jefes y funcionarios públicos: congregados todos en el mismo
salón: leídos los oficios expresados: discutido y meditado detenidamente el asunto; y oído
el clamor de Viva la Independencia, que repetía de continuo el pueblo que se veía reunido
en las calles, plaza, patio, corredores y antesala de este palacio, se acordó por esta
Diputación e individuos del Esmo. Ayuntamiento:

1º Que siendo la independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo
de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe
formarse, el Sr. Jefe Político lo mande publicar para prevenir las consecuencias, que serian
temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.

2º Que desde luego se circulen oficios a las provincias, por correos extraordinarios, para
que sin demora alguna se sirvan proceder á elegir Diputados ó Representantes suyos y estos
concurran a esta capital, a formar el Congreso que debe decidir el punto de independencia
general y absoluta, y fijar en caso de acordarla, la forma de gobierno y ley fundamental que
deba regir.

3º Que para facilitar el nombramiento de Diputados, se sirva hacerlo las mismas juntas
electorales de provincia, que hicieron ó debieron hacer las elecciones de los últimos
Diputados á Cortes.

4º Que el número de éstos Diputados sea en proporción de una por cada quince mil
individuos, sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África.

5º Que las mismas juntas electorales de provincia, teniendo presentes los últimos censos, se
sirvan determinar, según esta base, el número de Diputados ó Representantes que deban
elegir.

6º Que en atención á la gravedad y urgencia del asunto se sirvan hacer las elecciones de
modo que el día primero de Marzo del año próximo de 1822 estén reunidos en esta capital
todos los Diputados.

7º Que entre tanto, no haciéndose novedad en las autoridades establecidas, sigan éstas
ejerciendo sus atribuciones respectivas, con arreglo a la Constitución, decretos y leyes hasta
que el Congreso indicado determine lo que sea más justo y benéfico.

8º Que el Señor Jefe Político, Brigadier Don Gabino Gainza, continúe con el gobierno
superior político y militar; y para que este tenga el carácter que parece propio de las
circunstancias, se forme una Junta Provisional Consultiva, compuesta de los Señores
individuos actuales de esta Diputación Provincial y de los señores Don Miguel Larreynaga,
Ministro de esta Audiencia: Don José del Valle, Auditor de Guerra: Marques de Aycinena:
Doctor Don José Valdés, Tesorero de esta Santa Iglesia: Doctor Don Ángel María Candina;
y Licenciado don Antonio Robles, Alcalde 3º constitucional: el primero por la provincia de
León, el segundo por la de Comayagua, el tercero por Quezaltenango, el cuarto por Sololá y
Chimaltenango, el quinto por Sonsonate y el sexto por ciudad Real de Chiapas.

9º Que esta Junta provisional consulte al Señor Jefe Político en todos los asuntos
económicos y gubernativos dignos de su atención.

10º Que la religión católica, que hemos profesado en los siglos anteriores y profesaremos
en los siglos sucesivos, se conserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu de
religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala, respetando á los ministros
eclesiásticos seculares y regulares, y protegiéndoles en sus personas y propiedades.

11º Que se pase oficio á los dignos Prelados de las comunidades religiosas para que
cooperando á la paz y sosiego, que es la primera necesidad de los pueblos cuando pasan de
un gobierno á otro, dispongan que sus individuos exhorten á la fraternidad y concordia á los
que están unidos en el sentimiento general de la independencia, deben estarlo también en lo
demás, sofocando pasiones individuales, que dividen los ánimos y producen funestas
consecuencias.

12º Que el Excelentísimo Ayuntamiento, a quien corresponde la conservación del orden y la


tranquilidad, tome las medidas mas activas para mantenerle imperturbable en toda esta
capital y pueblos inmediatos.

13º Que el Sr. Jefe Político publique un manifiesto haciendo notorios á la faz de todos los
sentimientos generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones, las
medidas de este Gobierno, las causas y circunstancias que lo decidieron á prestar en manos
del Sr. Alcalde 1º, a pedimento del pueblo, el juramento de independencia y fidelidad al
Gobierno Americano que se establezca.
14º Que igual juramento preste la Junta Provisional, el Excelentísimo Ayuntamiento, el
Ilustrísimo Sr. Arzobispo, los Tribunales, Jefes políticos y militares, los Prelados regulares,
sus comunidades religiosas, Jefes y empleados en las rentas, autoridades, corporaciones y
tropas de las respectivas guarniciones.

15º Que el Sr. Jefe Político, de acuerdo con el Excelentísimo Ayuntamiento, disponga la
solemnidad y señale el día en que el pueblo deba hacer la proclamación y juramento
expresado de independencia.

16º Que el Excelentísimo Ayuntamiento acuerde la acuñación de una medalla, que perpetúe
en los siglos la memoria del día QUINCE DE SEPTIEMBRE DE MIL OCHOCIENTOS
VEINTIUNO, en que se proclamó su feliz independencia.

17º Que imprimiéndose esta acta y el manifiesto expresado, se circule a los Excelentísimos
Diputados Provinciales, Ayuntamientos Constitucionales y demás autoridades eclesiásticas
regulares, seculares y militar, para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha
manifestado este pueblo, se sirvan obrar con arreglo á todo lo expuesto.

18º Que se cante, el día que designe el Sr. Jefe Político, una misa solemne de gracias, con
asistencia de la Junta Provisional, de todas las autoridades, corporaciones y jefes,
haciéndose salvas de artillería y tres días de iluminación.

Palacio Nacional de Guatemala, Setiembre 15 de 1821.

Proceres de la independencia:

(FIRMAN) GABINO GAINZA - MARIANO DE BELTRANENA – JOSE MARIANO


CALDERON - JOSE MATÍAS DELGADO - MANUEL ANTONIO MOLINA -
MARIANO DE LARRAVE - ANTONIO DE RIVERA - JOSE ANTONIO DE LARRAVE
- ISIDORO DE VALLE Y CASTRICIONES - MARIANO DE AYCINENA - LORENZO
DE ROMAÑA, SECRETARIO - DOMINGO DIEGUEZ, SECRETARIO
Fuente

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