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CANCIONES CLARETIANAS

1. ORACIÓN APOSTÓLICA

Señor y Padre nuestro,


que te conozca y te haga conocer,
que te ame y te haga amar,
que te sirva y te haga servir,
que te alabe y te haga alabar.

Ayúdame a ser
un hombre que arda en caridad
y que abrasa por donde pasa,
que desee eficazmente
encender a todo el mundo,
en el fuego de tu amor.

Que nada me intimide,


que sepa vivir en la pobreza,
trabajando, orando y sufriendo,
procurando en todas partes
la mayor gloria de Dios
y el amor a mis hermanos.

2. A LOS MÁRTIRES CLARETIANOS

Río Vero, que llegaste al mar


adornado con la sangre nueva,
cuenta al mundo lo que cuesta amar,
defendiendo siempre una bandera.
Río Vero, mis hermanos son,
ya lograron cruzar el umbral
y sus nombres son sendas de luz
sobre la tierra.

Como el trigo que quiso morir


para ser un pan sobre la mesa,
como el río que ama su fluir
sin anclarse nunca en la rivera.
Encararon firmes el fusil,
esperando el día del Señor,
y la tierra su ofrenda bebió
en primavera.

Viva la Iglesia mártir


del pueblo de Jesús,
viva la Iglesia mártir,
que nace de la cruz.
Mártires claretianos,
senda roja de amor,
vuestra sangre renueva,
la querida congregación.

Hoy su sangre levantó su voz,


con clamor de aguas y trompetas,
y una Madre toda corazón
los coloca en medio de la Iglesia.
Río Vero, mis hermanos son,
ya lograron cruzar el umbral,
y sus nombres son sendas de luz
sobre la tierra.

3. MISIONERO IDEAL

Misionero ideal,
oh, Claret, mi buen amigo,
por el mundo voy contigo
al encuentro del Señor.

Quisiera ser como tú,


recorrer los caminos con un fuego interior,
arrastrar a los hombres tras un gran ideal
y decirle a las islas el paso de Dios.

Quisiera ser como tú,


trabajar todo el día en la viña del Señor,
que otro use mis redes que otro use el telar,
mi denario, mi herencia: el rostro de Dios.

Quisiera ser como tú,


y sentir la ternura del Materno Corazón,
que me envíe su brazo a los pueblos del sur
y me diga al oído: “Tu Madre soy yo”.

Quisiera ser como tú,


caminar mil senderos, proclamar sin temor,
una mano en el tiempo con la otra hacia Dios
y escuchar al Espíritu: “Ya viene el Señor”.

4. URGENCIA DEL CORAZÓN

Llamado a anunciar la Palabra de Dios,


Claret da a los pobres su amor,
alegre recorre caminos del mundo
sembrando la luz a los hombres sin rumbo.

Y de pequeño en su vocación
ya tiene experiencia de Dios.
¿De qué vale ganar si uno mismo se pierde?
En su corazón es lo que siente.

Oh, Claret, quiero ser como vos,


arder en caridad,
abrasar donde quiera que pase.
Que nada detenga tu canto,
que es una urgencia del corazón.

Ya siendo joven se echa al andar,


sabiendo que no ha de parar
hasta lograr que todos oigan
que el Evangelio todo lo transforma.

A veces con lluvia se escucha su voz,


la nieve no la ha de callar,
tierra y mares recorre contento,
marcha con Cristo en todo momento.

Oh, Claret, quiero…

Siendo sacerdote honores le dan,


mas él guarda en su corazón
la sencillez y humildad de saber,
que es sólo instrumento para la misión.

Mueve su voz a grandes y pequeños


sembrando esperanza, queriendo enseñar:
amar la justicia, cambiar la tristeza
por un sueño nuevo de paz y sin guerras.

Y Claret nos dice: "Si buscas la verdad,


la hallarás en dos maderos cruzados,
que dieron lecho a Aquel que ha entregado
toda su vida por amor"
Oh, Claret, quiero...

5. HIMNO A CLARET

Llegó el Señor cruzando tu camino


y al verte por tu nombre te llamó
para hacerte testigo de su Reino
como fiel mensajero de su voz.

Y tú pasabas mares y montañas


proclamando el mensaje del amor,
llegaste hasta las islas más lejanas
anunciando a los hombres el perdón.

Claret, voz peregrina que va sembrando


la gran noticia, la salvación.
No importan razas ni pueblos,
sólo hay un Padre, sólo un Señor.

Claret, desde tu vida Dios nos señala


nuestra tarea, nuestra misión.
Vamos siguiendo tus huellas
gritando al mundo: “Dios es Amor”.

La luz del Evangelio fue tu rumbo,


tu vida Cristo mismo la llenó
y le hiciste llegar hasta los hombres
como el Hijo de María se nos dio.

Nosotros seguiremos tus caminos


como nueva familia del Señor,
queremos ser también la luz del mundo
levadura de vida y salvación.

6. PASIÓN MISIONERA

Anhelo de aquel joven,


salvar a muchas almas;
deseo de Dios Padre,
la gran misericordia.
Pelea contra el tiempo,
no importa el cansancio.
Camina por el mundo,
se sienten aquí sus pasos.

Apóstol de María,
pequeño Padrecito;
su fuerza misionera
lo hace un perseguido.
Heridas que no duelen,
animan su esperanza.
Heridas que lo hieren,
dolor que lo consagra.

Vives aquí, aquí en mi vida,


ardiente pasión misionera.
Eres la fuerza que me lleva
a predicar a Dios Amor.
Vives, Claret, aquí en mi vida,
ardiente pasión misionera.
Me haces andar entre caminos
para llegar al corazón.

Escribe con su vida,


la historia de la entrega;
nos deja aquí su herencia:
llevar el evangelio.
La gloria de Dios quiere,
se vale de mil medios.
Sallent hoy se estremece,
es madre de un profeta.

Andante misionero
de pueblos y palacios;
la Francia lo ha encontrado
durmiendo entre sus brazos.
Pequeño como un ave
que ahora abre sus alas.
Su sueño se ha cumplido:
llegar a todo el mundo.

7. MEMORIAL DE UN MISIONERO

Un hijo del Inmaculado Corazón de María


es un hombre que arde en caridad
y que abrasa por donde pasa.

Que desea eficazmente


y procura por todos los medios
encender a todo el mundo
en el fuego del divino amor.

Nada le arredra, se goza en las privaciones,


aborda los trabajos, abraza los sacrificios,
se complace en las calumnias
y se alegra en los tormentos.

No piensa si no cómo seguirá e imitará


a Jesucristo, en orar, trabajar y sufrir
procurando siempre y únicamente
la mayor gloria de Dios
y la salvación de los hombres.

8. CLARET, UN JOVEN COMO TÚ

Si quieres saber cuál fue su misión:


el aceite nuevo del amanecer,
lo hizo como el cóndor de largo mirar,
de toque ligero y violento a la vez;
que siembra y destruye, crea el amor,
acaricia y juzga su espalda, su voz.

Alumbrando sendas del norte y del sur


de su poncho gaucho brota una canción:
“Es año de gracia, que salga a la luz
quien vive en tinieblas, roto el corazón.”
Si cantas así, te verás con él
tejiendo entre luchas la liberación.

Claret, Claret, un joven como tú


que buscando paz construyó el amor.
(Claret, Claret, desterrado por gritar:
"Que se haga justicia, que haya libertad"). (2v)

Hoy la patria calla, su estrella voló;


tiene alas heridas, triste su mirar.
¿A quién enviaré a sembrar la paz?
No digas que temes, contigo estaré.
Si cavas un pozo, justicia dará;
que bañe la tierra de oriente hasta el mar.

Roja de arreboles la tarde de Holguín,


corre por su rostro de profeta fiel:
quieren detener su paso y canción
y el fuego no puede al fuego apagar.
¡Su sangre es la vida!, ¡un trueno su voz!
su pueblo es el mundo, ¡el gozo triunfó!

9. CLARET, NACIDO PARA AMAR

Hay un niño en su cama que reza con amor,


la eternidad no duerme, él tiene compasión.
Alma buena de Dios que Sallent supo dar,
la semilla creció, no pudieron ahogar.
Un rosario de amor Fusimaña escuchó,
cuna de vocación que la unción despertó.

Oh, Claret, dulce canto de amor


la misión que tu vida llenó.
Son tus pies que cruzaron la mar,
viña joven de Dios, hoy te quiere cantar:
Claret, nacido para amar.

De joven, los telares tejen su vocación,


hilos que en un mañana tendrán otro esplendor.
Tejedor del ayer, tu jugada falló
y una voz de niñez fue saeta que hirió.
Por qué ganar el mundo, yo prefiero perder,
si es el alma mi rumbo, hacia Dios llegaré.

Sé de un hombre que clama por la liberación,


su corazón en llamas arde por la misión.
Hombre de Dios que no mira hacia atrás,
anunciar la Palabra, grito de libertad.
Profeta veloz que supiste sellar
con tu sangre y sudor, predicar tu verdad.
Como pájaro en jaula, otoño de un amor,
la obediencia reclama purgar con el dolor.
Real confesor de un humilde mirar,
hay nostalgia en tu rostro, sueños de libertad.
Ya tu vida se acaba, el destierro final,
por amar la justicia llega la eternidad.

Oh, Claret...
Claret, nacido para amar.
Claret, nacido para amar.

10. CLARETIANO LA FORMA DE SER

Claretiano la forma de ser,


para Dios y los pueblos amigo.
El Señor que modela a los hombres
me tocó y cambió mi camino.

Claretiano por siempre seré


y es mi dicha más grande
compartir la tarea de Cristo
y ser caminante.

Estoy viendo un almendro florido


que adelanta el tiempo de gracia;
así quiero en la historia del pueblo
avanzar la venida del Reino.

Estoy viendo un surco abierto


esperando la siembra del Verbo;
la semilla soy yo y el Espíritu
que libera y señala la meta.

Estoy viendo la Iglesia, mi casa,


como el árbol que acoge las aves,
soy testigo de luz y esperanza,
responsable del pueblo y su marcha.

Estoy viendo mil brazos de jóvenes


que construyen la nueva morada.
Emmanuel ha plantado su tienda
y trabaja oculto en nosotros.

11. EL SOÑADOR

Sé de un niño que soñaba


junto al río Llobregat,
caminando por el mundo,
predicando sin cesar.
“Ven conmigo”, dice el río,
“Yo te llevaré al mar”. (2v)

Sé de un joven que trabaja


en el pueblo de Sallent,
los telares son hermosos,
cantan, juegan a la vez,
pero dicen los telares:
“Más hermosa está la mies”. (2v)

Sé de un hombre que soñaba


irradiar la caridad
desde muchos corazones
misioneros de verdad.
(Hoy su sueño ya no es sueño,
es alegre realidad). (2v)

Sé de un hombre que camina


peregrino por doquier,
trae luz en la mirada,
es el buen Padre Claret,
pero dicen los caminos:
“No te puedes detener”. (2v)

Sé de un hombre que soñaba


alcanzar la Cruz del Sur,
entre mar y cordillera
ver la viña de Jesús,
adornada con copihues,
con la nieve y cielo azul. (2v)

12. SEMBRANDO ESPERANZA

En estos días hace falta tanto amor


que nos invade el miedo y el dolor.
Pareciera que hablar de caridad
no preocupa a la humanidad.

Es oportuno, urgente y eficaz


junto a María el Reino predicar.
Aunque nos falte fuerza,
no descansaremos,
al mirar la Cruz, allí estaremos.

Antonio Claret, viviste la misión,


la misericordia y la paz del Señor.
Fuiste signo de la presencia de Dios.
Evangelizamos junto a vos.

El hombre no tiene dignidad,


porque sin trabajo falta el pan.
Ven, Señor Jesús, aparta esta opresión,
que tu pueblo espera salvación.

Como Iglesia vamos caminando.


Tu Palabra estamos proclamando
para un mundo nuevo
que estamos forjando,
bajo tu mirada paternal.

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