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Al observar los flujos migratorios por departamentos, nos percatamos que estos movimientos
alcanzaron su mayor dinamismo en la década de 1980 y los primeros años de la década de 1990.
Época en que la inseguridad generada por el conflicto interno se sumó a las causas económicas y
estructurales que motivaban la migración de las personas y familias. Estos movimientos se dieron,
por lo general, desde zonas rurales hacia zonas urbanas y otras zonas rurales. De esta forma, las
estadísticas de migración interna reflejan que tanto los movimientos a nivel interdistrital,
interprovincial e interdepartamental, son intensos. Así, entre 1981 y 1993, se desplazaron
aproximadamente 1.1 millones de personas entre departamentos. Sin embargo, este dinamismo ha
ido decayendo paulatinamente. En 1993, la población inmigrante en los departamentos
representaba el 20.1% de la población total, no obstante, para el año 2002, esta proporción había
decaído ligeramente representando el 19.3%.
Como se puede apreciar, la redistribución espacial de la población al interior del país durante los
últimos 60 años –sobre todo en la década de 1980 y los primeros años de la década de 1990– ha
transformado económica y socialmente al Perú. En síntesis, los principales departamentos
expulsores de migrantes en relación a su población total fueron Huancavelica, Ayacucho, Ancash,
Apurímac, Cajamarca y Pasco. De otro lado, las principales zonas receptoras fueron Tacna, Madre
de Dios, Lima, Moquegua y San Martín.
En el estudio “La migración interna en el Perú” encontramos que las migraciones producidas entre
el 2002 y 2007, período que coincide con el inicio del auge del crecimiento económico, fueron
explicadas fundamentalmente por las expectativas de una mejora en el empleo y en las
condiciones de vida en la región de destino. Casi tres millones de peruanos migraron dentro del
Perú en esos cinco años en búsqueda de una mejor vida.
La región que atrajo más migración, en términos relativos a su población total, fue Madre de Dios
(que recibió casi 15% adicional de población) evento que resulta consistente con la “fiebre del oro”
de los últimos años en dicho departamento (ver Cuadro 2). Las condiciones laborales, de legalidad
y sostenibilidad de dichos emprendimientos son muy discutibles, pero no se contradicen con la
realidad económica de ofrecer ingresos de corto plazo mejores que la sobrevivencia en pobreza
extrema en los distritos de origen.
Lima y Callao han sido desplazados a un segundo y tercer lugar como los grandes magnetos de
atracción de migración en términos relativos. Evidentemente, dada la magnitud de población que
ya está viviendo en Lima Metropolitana (alrededor de 8 millones), los números de migrantes en
términos absolutos siguen siendo los más altos, pero eso ya lo sabíamos sin mirar el censo. La
gran novedad son los resultados relativos. En tal sentido, Tacna también ha sido un poderoso imán
en términos relativos.
Cuadro 2
Migración
Depart amento Sali das Entradas Migración Neta
Interna
(http://www.unfpa.org.pe/publicaciones/publicacionesperu/Migracion%20y%20remesas%20como%
20estrategia%20de%20desarrollo%20de%20las%20familias%20peruanas.pdf)
(http://issuu.com/saberescompartidos/docs/economia-y-poblacion-el-caso-de-la-migracion-inter/1)