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LA COMUNICACIÓN Y LA EXPRESIÓN
Sin duda alguna que el tema de la comunicación es muy extenso y puede uno
caer en la tentación de profundizar y expandirse en un trabajo de manera
incontrolada. Pero fijemos los límites de éste trabajo. Centramos estas líneas
en la Comunicación Masónica o por lo menos como pudiera ser interpretada la
Comunicación en el grado de Aprendiz. Algunas reflexiones que nos pueden
servir en la medida que internalicemos el ritual.
Podemos decir que toda comunicación humana tiene alguna fuente, es decir,
alguna persona o grupo de personas con un objetivo y una razón para ponerse
en comunicación. Una vez dada la fuente, con sus ideas, necesidades,
intenciones información y un propósito por el cual comunicarse, se hace
necesario un segundo componente. El propósito de la fuente tiene que ser
expresado en forma de mensaje. En la comunicación humana un mensaje
puede ser considerado como conducta física (tal es el caso de la comunicación
gestual): también existe la traducción de ideas, propósito e intenciones en un
código, en un conjunto sistemático de símbolos.
Nos falta ahora tan solo uno de los componentes básicos de la comunicación.
Así como la fuente necesita un codificador para traducir sus propósitos en
mensajes, para expresar el propósito en un código, al receptor le hace falta un
decodificador para retraducir, descodificar el mensaje y darle la forma que sea
utilizable para el receptor. Hemos dicho que en la comunicación de persona a
persona el codificador podría ser el conjunto de facultades motoras de la
fuente. Por esa misma razón podemos considerar al decodificador de códigos
como el conjunto de facultades sensoriales del receptor. En las situaciones de
comunicación de una o dos personas los sentidos pueden ser considerados
como el descifrador de códigos.
Recordemos que este modelo de comunicación muy moderno, tiene sus bases
en el modelo Aristotélico en su Retórica. Aristóteles definió el estudio de la
comunicación como la búsqueda de "todos los medios de persuasión que
tenemos a nuestro alcance". Analizó las posibilidades de los demás propósitos
que puede tener un orador. Sin embargo, dejó muy claramente asentado que la
meta principal de la comunicación es la persuasión, es decir, el intento que
hace el orador de llevar a los demás a tener su mismo punto de vista.
Sin embargo parece ser que originariamente símbolo era un objeto partido
en dos del que dos personas conservaban cada uno una mitad. Al unirse las
dos partes se hacía explícito un nuevo sentido que podía ser un poder
extraordinario, una relación de parentesco entre los portadores o cualquier
otro acontecimiento hasta ese momento oculto y anhelado. En literatura
fantástica este objeto suele ser un anillo, una medalla o una moneda. En su
obra La edad del espíritu, el filósofo Eugenio Trías define símbolo de la
siguiente manera: