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SINDROME CONFUSIONAL AGUDO Y HASKIM ADAMS

Se trata de un síndrome transitorio, que es altamente común entre personas mayores o


personas que sufren alcoholismo. Su principal característica es una clara alteración de la
conciencia y de las capacidades cognitivas, lo que nos puede alertar y llevar a confusión con
el inicio de una demencia o de cualquier otra patología neurológica. Estas alteraciones
pueden ser de lo más variopintas, destacando:

 Alteración de la conciencia: la persona que sufre este síndrome no es consciente de lo


que está ocurriendo, de que sus síntomas son anormales, mostrando clara dificultad para
prestar atención a su entorno y a aquellas tareas que intente realizar.
 Problemas de memoria: por ejemplo, dificultades para recordar un evento reciente, o
para reconocer a una persona poco familiar.
 Desorientación temporal y/o espacial: por ejemplo, dificultad para saber qué día de la
semana o qué hora es, problemas para recordar si ya ha comido o no, si es por la maña o
por la tarde, etc.; también son características las dificultades para reconocer el lugar donde
se encuentra, para saber si está en su casa o no, en qué pueblo o ciudad, etc.
 Alucinaciones: percepciones erróneas que son interpretadas como reales por la persona,
como ver a una persona que realmente no está allí, reconocimiento erróneo de
determinados objetos, visión de animales u objetos irreales, audición de sonidos que no
están teniendo lugar realmente, etc.
 Ideas delirantes: creencias distorsionadas que son totalmente reales para la persona que
las sufre, como creer que ha ocurrido un evento que realmente no ha tenido lugar, pensar
que las demás personas le quieren engañar o robar, desconfiar de los demás por miedo a
este engaño, etc.

Estas alteraciones cognitivas fluctúan a lo largo del día, mostrando un empeoramiento en


ciertos momentos del mismo.

Además de estos síntomas, también se suelen presentar síntomas en el sueño, así como a
nivel psicomotor y emocional:

 Alteraciones del sueño: problemas del ciclo de sueño-vigilia, como dificultad para
dormir por la noche, gran somnolencia por el día, despertar temprano, etc.
 Alteraciones psicomotoras: como pueden ser la agitación psicomotora, deambulación
errática, comportamientos desordenados, etc.
 Alteraciones emocionales: por ejemplo, gran labilidad emocional o expresión emocional
alterada.
Otra característica de este síndrome es que tiene un carácter agudo, lo que quiere decir que
se presenta en un corto periodo de tiempo (en horas o días). Es decir, no tiene un inicio
insidioso, progresivo, sino que se presenta “de repente”.

Las principales causas del síndrome confusional pueden ser una enfermedad médica, la
intoxicación o abstinencia de sustancias (por ejemplo, el alcohol) o la exposición
a tóxicos (por ejemplo, efectos secundarios de un fármaco o sobreingesta del mismo). Que
estas sean las causas de este síndrome hace que tenga un carácter transitorio y reversible.
En las personas mayores, causas comunes del síndrome confusional agudo son las
enfermedades médicas (por ejemplo, infecciones de orina o respiratorias), la hospitalización
prolongada o la ingesta de determinados fármacos.

¿Cómo diferenciarlo del inicio de una demencia?

Los síntomas descritos nos pueden hacer pensar en la similitud de este síndrome con el inicio
de una demencia, o con otras patologías a nivel cognitivo. Sin embargo, los siguientes puntos
definitorios nos pueden ayudar a diferenciar una cosa de la otra.

Inicio
Como hemos visto, el síndrome confusional se caracteriza por un inicio agudo, repentino. Es
decir, en cuestión de horas o días se presenta todo este cuadro de síntomas. Sin embargo, en
el caso de las demencias, su inicio suele ser progresivo, “poco a poco”, tardando incluso años
en aparecer un cuadro tan variado de síntomas.

Duración
Teniendo en cuenta las posibles causas del síndrome confusional, su duración tenderá a ser
corta, tanto como dure la problemática que lo origina. Por tanto, este síndrome es, además,
reversible: una vez resuelta la causa, la persona vuelve a su estado cognitivo y general
habitual. Sin embargo, la demencia es un trastorno neurodegenerativo progresivo, que
empeora con el paso del tiempo, y cuya duración podrá ser de años.

Causa
El síndrome confusional encuentra su origen en algunas de las causas antes descritas, por lo
que debemos estar atentos, ante los síntomas, de si alguna de las diferentes opciones puede
estar motivando el cuadro. En el caso de la demencia, esta causa se encuentra a nivel cerebral,
en las sustancias que manejan la información en él (neurotransmisores) y, en última instancia,
en algunos casos en los genes.

Atención
La capacidad atencional de la persona con síndrome confusional se encuentra alterada ya
desde un primer momento. Se muestra distraída, con grandes dificultades para mantener la
atención y concentrarse en lo que está realizando, así como para interaccionar de forma
adecuada con su entorno. En el caso de la demencia, por el contrario, la persona se muestra
inicialmente bien conectada con su entorno.

Inquietud psicomotora
La inquietud y el nerviosismo son síntomas característicos del síndrome confusional,
acompañados incluso de temblor y de conductas erráticas (como caminar sin motivo
aparente, realizar conductas sin un objetivo, etc.). En el caso de la demencia, este tipo de
conductas no se suelen presentar en fases iniciales.
Alucinaciones
En las fases iniciales de la demencia, las alucinaciones no son habituales, sino más bien son
características de etapas avanzadas de la enfermedad. En el caso del síndrome confusional,
son bastantes comunes, sobre todo las de tipo visual.

Estos aspectos nos pueden ayudar a diferenciar entre el inicio de un proceso demencial o un
síndrome confusional agudo. Aunque en la demencia se pueden presentar algunos de estos
síntomas, no lo hacen en fases iniciales.

HASKIM ADAMS
Una afección del cerebro que provoca demencia senil. Hidrocefalia de presión normal, una
enfermedad que hace perder el sentido de la vida

El 10% de los pacientes que presentan síntomas de demencia senil padecen hidrocefalia de
presión normal o síndrome de Hakim-Adams, una enfermedad que es tratable si se llega al
diagnóstico acertado.

La hidrocefalia de presión normal o síndrome de Hakim-Adams es una enfermedad del


cerebro que paraliza poco a poco y va produciendo demencia, puede ser tratada si se identifica
correctamente. Actualmente su tratamiento es más efectivo y seguro, devolviendo calidad de
vida al paciente.

La hidrocefalia de presión normal o síndrome de Hakim-Adams, conocida en inglés como


NPH (Normal Pressure Hydrocephalus), es una enfermedad neurológica que se manifiesta
habitualmente en adultos a partir de los 50 años de edad. Ocasiona compresión cerebral
debido a la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en los ventrículos del
cerebro. Es una enfermedad en general subdiagnosticada que se confunde a menudo con
Alzheimer, Parkinson, arterioesclerosis o síntomas de la vejez. No obstante, la hidrocefalia
de presión normal puede revertirse o controlarse con tratamiento específico.

El líquido cefalorraquídeo es producido y se encuentra en las cavidades del cerebro llamadas


ventrículos (plexo coroideo del 3er. y 4to ventrículo). La función de este líquido es la de
proteger a los delicados tejidos del cerebro y de la médula espinal. El líquido cefalorraquídeo
normalmente debe circular entre el cerebro y la médula espinal. Se produce a una tasa de 20
ml./hora y es reabsorbido a la misma velocidad. Esta absorción se realiza en el espacio
subaracnoideo y luego se incorpora al flujo sanguíneo. Cuando hay exceso de líquido
cefalorraquídeo que se acumula en los ventrículos, el tejido cerebral es comprimido o
presionado contra el cráneo, comenzando a provocar un lento deterioro neurológico en el
paciente, característico de la hidrocefalia de presión normal.
Procedimiento
“El procedimiento es relativamente simple. Se efectúa una incisión en el cuero cabelludo y
un pequeño orificio en el hueso del cráneo para instalar en el ventrículo el catéter ventricular
que se conectará a la válvula. Luego, realizamos otra incisión en el abdomen y pasamos el
catéter o tubo por debajo de la piel (subcutáneo) desde la cabeza hasta el abdomen.
Conectamos el catéter ventricular con el resto del sistema e insertamos la punta del catéter
peritoneal en la cavidad abdominal, donde el líquido cefalorraquídeo (derivado de los
ventrículos cerebrales) se absorbe fácilmente. Terminado este procedimiento la única forma
en que se abrirá la válvula es cuando la presión dentro del cráneo exceda la presión de
apertura programada de la válvula”, agregó el Dr. Rodríguez Loffredo.

Al ser una válvula regulable con hasta 18 posiciones de programación, permite al médico, el
ajuste de presión para el líquido cefalorraquídeo adecuado para cada persona.

“Antiguamente, había válvulas de presión alta, media y baja. El cirujano elegía la de la


presión que a su criterio sería más apropiada. Pero en muchos casos había sub o sobre drenaje
de líquido cefalorraquídeo y complicaciones o falta de resultados. Debían cambiarse las
válvulas por otras de diferente presión. Por supuesto que para ello había que hacer otras
cirugías y los riesgos aumentaban considerablemente.

Desde el advenimiento de las válvulas regulables externamente, se puede cambiar la presión


de trabajo del sistema de forma no invasiva, solamente apoyando sobre la piel del paciente
un programador, y de esta forma se aumenta o disminuye la salida de líquido de los
ventrículos cerebrales. Esta regulación puede hacerse las veces que sea necesario, sin
necesidad de llevar al paciente al quirófano pues puede hacerse en el consultorio. Si se quiere
documentar o chequear en que presión se encuentra, con una simple radiografía es
suficiente”, sintetizó Rodríguez Loffredo.

Las causas
La mayoría de los casos de NPH son ideopáticos o sea por causas desconocidas, pero hay
algunos factores que podrían ser los desencadenantes de la enfermedad como ciertas
obstrucciones, traumatismos, meningitis u otras infecciones, hemorragias, cirugías, etc.

Diario El Litoral – Copyright 2013

Datos preocupantes
Científicos de la Clínica Mayo (Clínica Mayo USA 2007) informan que cerca de 4 millones
de personas padecen Alzheimer. Cada 5 años el porcentaje de personas que padecen esta
enfermedad se duplica. (Fuente: National Institute on Aging de los Estados Unidos,
noviembre 2007).

La Revista Médica The Lancet publicó en el 2006 que la enfermedad de Alzheimer,


Parkinson y otras demencias, afectan a 24 millones de personas en el mundo. Con un caso
nuevo casi cada siete segundos. Se estima que 81 millones de personas en el mundo sufrirán
demencia para el año 2040, según la misma fuente. (Fuente: Organización Panamericana de
la Salud, oficina regional de Bolivia, septiembre de 2006).
Se estima que un 10% de las personas que sufren de Alzheimer o demencia padecen en
realidad hidrocefalia de presión normal, enfermedad subdiagnosticada que puede revertirse
o controlarse con un tratamiento.

Los síntomas
Los síntomas comunes a las primeras etapas de hidrocefalia de presión normal son: cambios
en el andar, incluyendo inhabilidad de comenzar a caminar (apraxia del paso); caminar
inestable; debilidad de las piernas; caída repentina sin la pérdida de conocimiento u otros
síntomas. En tanto que los síntomas asociados a la progresión de hidrocefalia de presión
normal: demencia, cambios constantes de humor, apatía, aislamiento, memoria deteriorada,
dificultad en mantener la atención y disminución de la espontaneidad urinaria. (Fuente:
www.pennhealth.com/ency/article/000752.htm).

“El diagnóstico de hidrocefalia de presión normal es a menudo hecho tardíamente, dado que
sus síntomas son similares a los de otros desórdenes. En muchos casos esta enfermedad se
confunde con la demencia leve, la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson o simplemente
síntomas de la vejez. Esto hace que muchos pacientes no sean tratados de la forma adecuada.
En los Estados Unidos, donde hay estadísticas, sabemos que del total de pacientes que
presentan los síntomas de enfermedades relacionadas con demencia senil, un 10 % (*)
padecen hidrocefalia de presión normal. (Fuente: www.lifenph.com). La tríada característica
de este síndrome está formada por alteraciones de la memoria, trastornos de la marcha e
incontinencia urinaria. Cuando alguno de estos síntomas aparece es vital consultar de
inmediato con el médico ya que esta enfermedad tratada a tiempo puede mejorar
sustancialmente la calidad de vida del paciente y su familia”, comentó el Dr. Anselmo
Rodríguez Loffredo, Jefe del Departamento de Neurocirugía, Instituto de Neurociencias,
Fundación Favaloro.

Tratamiento
La hidrocefalia de presión normal se trata mediante la colocación de una válvula (Shunt) para
derivación de líquido cefalorraquídeo. Este dispositivo tubular se implanta para drenar el
exceso de fluido desde el cerebro hacia el abdomen, donde es absorbido.

Pero la cantidad de líquido que debe pasar por el sistema puede ser diferente en cada paciente
e incluso puede variar en un mismo paciente. Antiguamente, cuando no existían válvulas
regulables, si la cantidad de líquido a drenar no era el adecuado, se debía cambiar la válvula
por otra de la presión adecuada para ese paciente. Para ello se hacía otra cirugía con todos
los riesgos de las reoperaciones.

En muchos casos la válvula debe ser regulada para derivar el líquido justo para cada paciente,
ya que extraer demasiado o muy poco puede ser peligroso. Para ello se utilizan válvulas
programables que suelen tener hasta 18 posiciones para ajustar la presión a la necesidad de
cada paciente. Como se mencionó, este ajuste solía requerir otra cirugía, pero en la actualidad
se realiza de forma no invasiva con las válvulas programables. El médico puede realizar el
ajuste simplemente colocando un sistema especial con imanes sobre la cabeza del paciente y
así proceder a la programación. Este procedimiento es relativamente corto y seguro.

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