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ORACIONES CLÁSICAS

Oración pidiendo ser otro Cristo

¿Cómo actuarías hoy, Jesús, si tuvieses


mis manos, mis ojos y mi lengua;
si tuvieses mi energía y mi tiempo,
mi familia, mis amigos y mi trabajo?

Pues hoy te dejo que seas yo:


¡que seas tú quién viva en mí!

Quiero ser tú, el Hijo, que pasa hoy por el mundo:


que transmita tu mirada, tu sonrisa y tu consuelo,
que lleve tu paz, tu ayuda y tu palabra,
que realice tu servicio, tu entrega y tu amor.

Padre, transfórmame todo en Cristo,


Dame su espíritu, para que sea el hijo entre los hombres. Amén.

Oración de San Ignacio

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,


mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo lo que soy y poseo.
Tú me lo diste; a ti, Señor, te lo devuelvo:
todo es tuyo, dispón de ello según tu voluntad.
Dame tu amor y gracia, que eso me basta.

Oración para el Apostolado

Señor, tú sabes el esfuerzo que suponen para mí esas conversaciones en las


que trato de acercar a la fe a otras personas. Después siento tu alegría en mí,
pero antes la inquietud me invade. Transfórmame para que ,me sea casi
imposible no "gritarte".

Oración de San Francisco de Asís

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:


que donde hay odio, ponga yo amor;
que donde hay ofensa, ponga yo perdón;
que donde hay error, ponga yo verdad;
que donde hay desesperación, ponga yo esperanza;
que donde hay tinieblas, ponga yo luz;
que donde hay tristeza, ponga yo alegría.
Haz, Señor, que no busque tanto
ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque es cuando nos damos, que recibimos;
cuando nos olvidamos, que nos encontramos;
cuando perdonamos, que obtenemos perdón;
y es muriendo, que resucitamos a la vida eterna.

Oraciones de la madre Teresa de Calcuta

Líbrame, Jesús mío,


del deseo de ser amada,
del deseo de ser alabada,
del deseo de ser honrada,
del deseo de ser venerada,
del deseo de ser preferida,
del deseo de ser consultada,
del deseo de ser aprobada,
del deseo de ser popular,
del temor de ser humillada,
del temor de ser despreciada,
del temor de sufrir rechazos,
del temor de ser calumniada,
del temor de ser olvidada,
del temor de ser ofendida,
del temor de ser ridiculizada,
del temor de se acusada.
***
Bien amado Señor, Gran Sanador,
me arrodillo ante ti,
pues todo don de perfección debe proceder de ti.
Yo te rezo para que otorgues destreza a mis
manos, visión clara a mi mente, generosidad
y humildad a tu corazón.
Dame unidad de objetivos, fuerza para
aliviar una parte de la carga de sufrimiento
que soportan mis semejantes, y una
realización verdadera del privilegio que me
corresponde.
Borra de mi corazón el engaño y el espíritu
mundano.

Haz que con la sencilla fe de un niño pueda


confiar en ti.
***
Guíame de la muerte a la vida,
de la falsedad a la verdad.
Guíame de la desesperación a la esperanza,
del temor a la verdad.
Guíame del odio al amor,
de la guerra a la paz.
Haz que nuestros corazones se llenen de paz.
Nuestro mundo, nuestro universo.
Paz, paz, paz.
***
Ayúdame, Señor, a
tomarme tiempo para pensar
tomarme tiempo para rezar
tomarme tiempo para reír
tomarme tiempo para jugar
tomarme tiempo para amar y ser amado
tomarme tiempo para dar
tomarme tiempo para leer
tomarme tiempo para ser amable
tomarme tiempo para trabajar.
Inspirada en la carta para el hogar de los niños.

Oración de Santo Tomás Moro

Dame salud del cuerpo y, con ella, el sentido común necesario para
conservarla lo mejor posible.
Dame un alma santa, Señor, que mantenga ante mis ojos todo lo que es bueno
y puro, para que a la vista del pecado no se turbe, sino que sepa encontrar los
medios para poner orden en todas las cosas.
Dame, Señor, sentido del humor. Dame la gracia de comprender una broma,
para lograr un poco de felicidad en esta vida y saber regalarla a los demás. Así
sea.

Oración del barro

En tus manos, Señor, me pongo y me entrego. Trabaja una y otra vez la arcilla
que yo soy, pues en tus manos me pongo como el barro se pone en manos del
alfarero. Dale la forma tú mismo; hazla luego pedazos, si así te parece mejor;
es tuya, y nada tiene que decir. Me basta con que mi vida sirva para tus fines y
en nada me resista a tu divino proyecto, para el cual he sido creado. Pide,
mándame ¿qué quieres que haga? ¿qué quieres que deje de hacer? Animado
o desanimado, comprendido por los demás o entre incomprensiones y críticas,
con ganas o sin ganas, cuando me vayan las cosa bien o inútil para todo, solo
me queda decir a ejemplo de nuestra Madre: hágase en mí según tu palabra.
Inspirada en G. Langrange

Oración de una madre de familia

He hecho todo lo que ha estado en mi mano y les he aconsejado lo más


sabiamente que he podido. No sé qué hacer más, Dios mío. Ahora te toca a ti,
Tú les amas mucho más de lo que yo pueda amarlos, y has sufrido por ellos
más de lo que yo podré sufrir nunca, y sus errores te dolerán mucho más de lo
que yo pueda nunca comprender. Guárdalos en tu amor; guíalos, protégelos y
llévalos a un refugio seguro según tu sabiduría y en el momento oportuno.
De V. Gillick

Oración desde la juventud

Quiero vivir la vida:


que sepa gozar de todo,
que no me venda al falsa diversión,
que busque la felicidad en mi interior.
Quiero apostar por grandes ideales:
que sepa que mi vida vale mucho,
que no me venda a al mediocridad.
que busque servir y amar.
Quiero acertar en mis elecciones:
que sepa distinguir entre el bien y el mal,
que no me venda a ser como todos,
que busque lo que vale la pena.
Quiero ser libre:
que sepa esclavizarme por amor,
que no me venda al capricho ni a la pasión,
que busque la libertad interior en ti.

Oración a mis Tres

Al Padre.- Oh Dios mío, trinidad a quién adoro, ayúdame a olvidarme


totalmente de mí para establecerme en ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma
estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de
ti, mi inmutable, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu
misterio. Pacifica mi alma, haz de ella tu cielo, tu morada de amor y el lugar de
tu descanso. Que en ella nunca te deje solo, sino que esté ahí con todo mi ser,
toda despierta en mi fe, toda adorante, entregada sin reservas a tu acción
creadora.
Al hijo.- Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa
para tu Corazón, quisiera cubrirte de gloria, quisiera amarte,... hasta morir de
amor. Pero siento mi impotencia: te pido ser revestido de ti mismo, identificar mi
alma con cada movimiento de la tuya, sumergirme en ti, ser invadido por ti,
para que mi vida no sea sino irradiación de tu vida. Ven a mí como adorador,
como Salvador y como Reparador. Verbo eterno, Palabra de mi Dios., quiero
pasar mi vida escuchándote, quiero volverme totalmente dócil, para aprenderlo
todo de ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas
mis impotencias, quiero fijar siempre la mirada en ti y morar en tu inmensa luz.

Al Espíritu Santo.- Oh Astro mío querido, fascíname, Fuego abrasador, Espíritu


de amor, desciende sobre mí, para que en mi alma se realice como una
Encarnación del Verbo: Que yo sea para él una humanidad suplementaria, en
la que se renueve todo su misterio. Y tú, oh Padre, inclínate sobre esta pobre
criatura tuya, cúbrela con tu sombra, no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en
quién tienes todas tus complacencias.
De Beata Isabel de la Trinidad

Oración a la madre de Cristo

Madre de Nuestro Señor Jesucristo, que has llevado en tu seno al mismo


creador de todas las cosas, al mismo que acabó de recibir con su cuerpo (y con
su Sangre); ya que es hijo tuyo, pídele que me perdone todo aquello que por
ignorancia, negligencia e irreverencia haya omitido o cometido durante esta
Misa a la que acabo de asistir. Amén.

Oración a la Santísima Trinidad

Que te agrade, Trinidad Santa, nuestro servicio; y te pido que el sacrificio, que
indigno acabo de ofrecerte, sea aceptable para ti, y que beneficie, por tu
misericordia, a todos aquellos por los que lo he ofrecido. Amén.

Invocaciones al Santísimo Redentor

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del Costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de muerte, llámame.
Y mándame ir a ti, para que con tus santos
te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén.
A Jesús Crucificado

Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego con el


mayor fervor que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza,
caridad, dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte:
mientras que yo, con gran amor y compasión, voy considerando tus cinco
llagas, comenzando por aquello que dijo de ti, oh Dios mío, el Santo profeta
David: han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis
huesos.

Oración a San Miguel

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la


maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo
mantenga bajo su imperio; y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno,
con el poder divino, a Satanás y los otros espíritus malvados que andan por el
mundo tratando de perder a las almas. Amén.

Oración del Papa Clemente XI

Creo, Señor, haz que crea con más firmeza; espero, Señor, haz que espere con
más confianza; me arrepiente, haz que tenga mayor dolor. Te adoro como
primer principio; te deseo como último fin; te alabo como bienhechor perpetuo;
te invoco como defensor propicio. Dirígeme con tu sabiduría, átame con tu
justicia, consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder.
Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, para que se dirijan a ti; mis palabras,
para que hablen de ti; mis obras, para que sean tuyas; mis contrariedades,
para que las lleve por ti.
Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como lo quieres,
quiero hasta que quieras. Señor, te pido que ilumines mi entendimiento,
inflames mi voluntad, limpies mi corazón, santifiques mi alma. Que me aparte
de mis pasadas iniquidades, rechace las tentaciones futuras, corrija las malas
inclinaciones, practique las virtudes necesarias. Concédeme, Dios de bondad,
amor a ti, odio a mí, aprecio por el prójimo y desprecio a lo mundano. Que sepa
obedecer a los superiores, ayudar a los inferiores, aconsejar a los amigos y
perdonar a los enemigos. Que venza la sensualidad con la mortificación, la
avaricia con la generosidad, la ira con la bondad, la tibieza con la piedad.
Hazme prudente en los consejos, constante en los peligros, paciente en las
contrariedades, humilde en la prosperidad.
Señor, hazme atento en la oración, sobrio en la comida, constante en el trabajo,
firme en los propósitos. Que procure tener inocencia interior, modestia exterior,
conversación ejemplar y vida ordenada. Haz que esté atento a dominar mi
naturaleza, a fomentar la gracia, servir a tu ley y obtener la salvación.
Que aprenda de ti qué poco es lo terreno, qué grande lo divino, qué breve el
tiempo, qué durable lo eterno. Concédeme preparar la muerte, temer el juicio,
evitar el infierno y alcanzar el paraíso. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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