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Auge y ocaso de los incas

Existía en los Andes centrales una sociedad que, previamente a la irrupción


española, presentaba una forma política imperial, no solo por su vasta expansión
territorial, sino principalmente por su compleja organización política, basada en la
supremacía militar y en el terror, con la cual se imponía a diversos pueblos a los
que sometía. En el aspecto social, el incario o incanato –como también se
denomina al Imperio inca- fue una civilización rural y campesina; mientras que del
lado económico, desarrolló una estructura estatal comunitaria y redistributiva.

Esta civilización poseía algunos de los rasgos propios de las altas civilizaciones
occidentales, como finos tejidos, cerámica, arquitectura monumental, irrigación,
etc. sin embargo, no contaba con los principales, como la escritura, el uso de la
moneda, la invención de la rueda; por lo que no se la considera dentro del esquema
clásico de civilización occidental.
El hecho de carecer de estos requisitos se debía más a un desinterés (no tenían la
necesidad) que a un atraso civilizatorio. Por ejemplo, no necesitaban de una rueda
que gire sobre un eje porque carecían de animales de tiro, más bien, utilizaban
rodillos para mover grandes boques pétreos; o en el caso de la escritura, utilizaban
el quipu, un eficaz sistema que no solo servía para el registro contable sino
también para registrar hechos y mitos del pasado.

En su época de máxima expansión, en tiempos de Huayna Cápac, el Imperio abarcó


los actuales estados de Ecuador, Perú, Bolivia, así como la parte sur de Colombia,
la región septentrional de Chile y el noroeste de Argentina. Este espacio geográfico
tenía una particularidad, pues, se trataba de tres franjas paralelas que dividían el
territorio longitudinalmente, de norte a sur: la Costa

Esta organización política, la mayor de la América del Sur prehispánica, es


conocida también con el nombre de Tahuantinsuyo, en alusión a las cuatro regiones
(suyos), las cuatro partes del mundo que diría el Inca Garcilaso, en que se dividía
el territorio: Collasuyo, Antisuyo, Contisuyo y Chinchaysuyo. A su vez, cada suyo
se estructuraba en provincias (marka), pueblos (llakta) y comunidades (ayllu).
Desde el asentamiento de los primeros pobladores, hace ya más de 10 000 años, y
producto de un largo proceso de adaptación, surgieron numerosas sociedades que,
si bien presentaron rasgos particulares, visto desde una perspectiva global, fueron
desarrollando una serie de estructuras políticas, económicas y sociales que han sido
estudiadas y esquematizadas a partir de un vasto legado material (objetos líticos,
cerámicos, metalúrgicos; restos arqueológicos, construcciones monumentales,
etc.) y que constituyen, desde lo organizativo hasta lo estético, la llamada
civilización andina.

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