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"El Acting Out: Una Presentación De La Transferencia"

(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2012

Mónica Morales

Voy a comenzar recordando una frase de Lacan del seminario XX, Encore: “…el goce sólo se
interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante (1).”
El discurso que se está emitiendo convoca cierto semblant, y el lugar desde donde se lo
recibe hace a la función del semblant.
Entiendo el semblant como el lugar que sitúa la castración a nivel del discurso, aquello que
hace pasar el deseo del analista.
La castración está en la misma composición del semblant, esto es que hay un goce que no se
efectiviza. Ese goce que se pone en juego en el semblant, no se efectiviza.
El semblant se arma a partir de lo que el analizante va diciendo, y su decir lo va a ir ubicando
como un objeto en ese discurso. El analista está invitado a tomar el semblant que el discurso
convoca, convocado a “hacer de”.
Un analista podrá recibir el personaje del fantasma, pero no “serlo. Si el analista “es”, si “se
cree” eso que se corresponde con el personaje del fantasma, el analizante quedará
coagulado en el lugar que lo tiene tomado. La abstinencia del analista es abstenerse de ese
goce al que es convocado por el discurso. Por ejemplo convocado a ser mirada. También se
puede decir que en la operatoria del deseo del analista está la abstinencia. El analista pone un
deseo como objeto.
En relación al tema que nos convoca, Lacan dice que el acting out es un modo de reponer el
semblant, modo de llamar al analista a ocupar su lugar.
Entonces una primera pregunta a situar sería ¿cómo articular semblant y acting out?

Por otro lado: Freud se vale de dos vocablos, en La Interpretación de los sueños dice que los
pensamientos del sueño y el contenido del sueño están ante nosotros como representaciones
(Darstellungen) de un mismo contenido en dos lenguas distintas… Dartellung quiere decir
representar, poner en escena. El sueño se tramita a este nivel, a nivel simbólico, son
imágenes con valor significante, es una formación del Inconsciente. El síntoma también es
una formación del Inconsciente. Igual que en el sueño funciona el “representar”, darstellen, y
también en la transferencia.

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Recordemos la frase de Lacan del seminario Los cuatro conceptos…: “la transferencia es la
puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente.” Esta frase remite a lo que es posible
de representar, de poner en acto de la pulsión en la transferencia.
Mas tarde a Freud, se le pone de manifiesto que en la transferencia, no todo se recuerda, no
todo se representa, y que eso que no recuerda, se actúa. Agieren dice.
Freud advierte que algo no entra en el discurso. Que la palabra no lo cubre todo, entonces se
repite sin saber que se repite. Lo que no puede ser puesto en escena al modo del darstellen,
lo es a modo del agieren.
Quizás esta repetición nos remita a la repetición de Lacan: algo se representa, pero no todo.
Lo que se representa y lo que escapa a la palabra. Lo que no se representa es causa de
repetición. Tyche y Automaton.
Pero el Agieren nos remite al acting. Es un modo de poner en escena algo que vale por lo
real.
Por eso, no los podemos tratar de la misma manera. El acting no será tratado de la misma
manera que el síntoma o el sueño.

Para Lacan, el acting es demanda de interpretación, demanda que puede llegar a la


provocación que es a veces, un acting. Una provocación que es una llamada que no siempre
tiene respuesta.
En el acting no es que el analizante nos muestra, sino que algo se muestra. Por eso, el
analizante actúa sin saberlo.
El acting no es pregunta sino respuesta. Hay una búsqueda que no es a través de una
pregunta, sino de una actuación. Pero esa actuación está en los límites del discurso. Es una
actuación que vale por un real, y está enmarcada por el significante. Esto hace pensar que no
es un “fuera de discurso”. Entonces, el analista deberá situar qué se muestra ahí, qué del
discurso fue rechazado.
Podríamos decir, que en sí mismo no genera un enigma. Quizás por eso no suele advertirse
enseguida. A veces es relatado en medio del discurso que emite el analizante, y pasa
desapercibido como tal, porque es el analista quien le da su lugar. El relato del acting no
alcanza para decir que hay un hecho de discurso.
Por otro lado, ya el acting conlleva hablar de lo que se ha hecho, si no se habla de él, no
puede tener estatuto de acting en transferencia. Así como el sueño es el relato del sueño,
podríamos decir que el acting es el relato del acting. Con esto también se está diciendo que
no está fuera del discurso, sino en los límites.
A partir de ser relatado y escuchado como tal, podrá ser interrogado, o no.
Al ser interrogado podrá entrar en discurso, y así adquirir dimensión significante que el relato
por sí mismo tenía. No es lo mismo el relato del sueño que el relato de un acting out.
¿Qué se espera del analista frente a estas situaciones? Se espera que mantenga su lugar, “el
analista es convocado al lugar del A” dice Lacan en un tramo. Entiendo que esto no quiere
decir que el analista sea el A, sino que se vale del A. de las cartas del A como dice en los

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Escritos.
En su enseñanza posterior, el analista tomará el lugar del semblant en el discurso. En el
discurso del analista, pensando en los cuatro discursos, será el lugar del plus de gozar. Lugar
vacío y disponible para recibir el objeto al que está alienado el analizante. A condición de no
creérselo.
Si el analista toma otro lugar, es decir: se cree el objeto, se cree el personaje del semblant
adjudicado por el discurso, podríamos hablar del fracaso del semblant. También se podría
hablar de fracaso del deseo del analista. Probablemente estas situaciones vengan de la mano
de un acting out. También puede suceder que el analista tome el lugar de sujeto, o de amo.
Tal es el caso de Kris y los sesos frescos que nos hace llegar Lacan: el analizante dice ser un
plagiario, y el analista no interroga qué es esto de plagiar, sino que se deja llevar por el
sentido e interviene en la realidad. Kris no lee, actúa: verifica leyendo sus textos que nada
había copiado. Ud. “no es plagiario”. Se adjudica un lugar de amo o de sujeto. A continuación
su paciente le cuenta que al salir de la sesión comió sesos frescos. Lacan le da a esto,
estatuto de acting out dirigido al analista por haberse salido de su lugar.
El analista no ha escuchado que hay un deseo, o un goce en juego, no lo interroga. Entonces,
algo es puesto en escena: “comí sesos frescos”. Una mostración, una respuesta que vale por
un real. No porque las palabras no estén, sino porque no están en función significante.
El analizante de esa manera, sin saberlo, demanda interrogación, ya que el analista se ha
salido de su lugar. Es un llamado al Otro, como dice Lacan.
Es claramente en transferencia, dirigido al analista. En el caso de los sesos frescos, no ha
habido analista que escuche valiéndose de las cartas del Otro, podríamos decir. Ya sea en el
lugar de Amo o de sujeto, el analista se mete en el “mundo de la realidad” y abandona su
lugar.
Lo que el analista no escucha es expulsado de la cadena significante al modo de la forclusión.
Forclusión que no es la forclusión del Nombre del Padre, como sucede en las psicosis. Es el
rechazo de una cadena significante que tendrá entonces la posibilidad de volver a introducirse
cuando el analista retome su lugar. O no.
Por otro lado: cada vez que hablo hago surgir la dimensión del Otro como lugar de la palabra.
En este sentido el analista le da lugar al acting para reponer esta dimensión de la palabra.
La vacilación del analista hace que algo de lo real se haga presente. El analizante pone algo
que vale por lo real.

Ahora bien, el acting ¿es siempre por fracaso de la función deseo del analista? Creo que no
necesariamente. Es efecto del lenguaje. La situación analítica es traumática porque confronta
al sujeto con el lenguaje sin poder por más que hable, decirlo todo.
Recuerdo la frase con la que comencé: “…el goce sólo se interpela, se evoca, acosa o elabora
a partir de un semblante.”
El goce es de lo real. La palabra no puede decirlo. Pero sí puede ser bordeado en las vueltas
de un análisis. Será en el hallazgo, en el precipitado de una letra que el goce quedará situado.

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Freud decía: “…durante el lapso que dure el tratamiento, el paciente no se librara de esta
compulsión de repetición, uno comprende que esta es su manera de recordar…”.
El acting es transferencia, transferencia salvaje, dice Lacan, y la cuestión es ponerlo a
atrabajar. Es el dispositivo analítico mismo que genera su aparición, al igual que las
formaciones del inconsciente. Así como decimos que sin transferencia no hay análisis, quizás
podemos también decir que no hay análisis sin acting. Cuando se trae a la escena surge la
posibilidad de hacerlo analizable.
Sería un modo privilegiado de poner en escena lo que el significante no cubre. Y no
necesariamente lo que el analista rechaza. Se trata de la imposibilidad del analista de tomarlo
todo por la vía de al palabra pero por la imposibilidad misma. Es más, suponer que se puede
ponerle palabras a todo, generaría un acting.
La imposibilidad de decirlo todo está dada porque el objeto no es interpretable, pero sí es
situable. En este sentido, el acting es inevitable y también necesario ya que brinda esta vía
para situar lo real.
Es cuestión de la transferencia, de soportar la transferencia. Esto es posible gracias al deseo
del analista.

Para concluir traigo un recorte de la clínica.

NOTAS:
(1) Lacan, Jacques: Aun, Paidós, Buenos Aires, 1980

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