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ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE LA VIOLENCIA

DOMÉSTICA. DE UN PROBLEMA INDIVIDUAL


A UN PROBLEMA SOCIAL, LA VIOLENCIA
DOMÉSTICA COMO PROBLEMA ESTRUCTURAL

Carmen Quintanilla Barba


Presidenta Nacional de AFAMMER
ANÁLISIS SOCIOLÓGICO DE LA VIOLENCIA
DOMÉSTICA. DE UN PROBLEMA INDIVIDUAL
A UN PROBLEMA SOCIAL, LA VIOLENCIA DOMÉSTICA
COMO PROBLEMA ESTRUCTURAL

SUMARIO: I. DEFINICIÓN DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA. 1. La


violencia doméstica: de un problema individual
a un problema social. 2. El análisis sociológico del
ciclo de la violencia. II. AFAMMER - ASOCIACIÓN
DE FAMILIAS Y MUJERES DEL MEDIO RURAL. 1. Orden
de protección a las víctimas de la violencia domés-
tica: una ventana a la esperanza. ¿Qué es y cómo
funciona? III. CONCLUSIONES.

Quiero empezar mi intervención agradeciendo al Observatorio


sobre la Violencia Doméstica, y al Instituto de la Mujer, el haber-
me invitado para participar en este Congreso que sobre violencia
doméstica han organizado.

I. DEFINICIÓN DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Hoy estamos hablando en este Congreso del análisis sociológi-


co de la violencia doméstica, de un problema individual a un pro-
blema social, pero también hay voces que declaran que la violen-
cia doméstica está mal definida, porque la violencia contra las
mujeres es violencia de género, y voy a intentar definir estos dos
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Congreso «Violencia Doméstica»

conceptos. Desde mi punto de vista, la violencia de género es la


que se ejerce contra las mujeres y se desagrega en los ámbitos
cotidianos en distintas categorías de violencia, y se la encuentra
como componente esencial o importante en la violencia de pareja,
y también tiene incidencia en la violencia contra las niñas, en el
acoso en el trabajo y en las violaciones en espacios públicos; por
lo tanto, implica distintas categorías de agentes y pacientes. Sin
embargo la violencia doméstica, en mi opinión, es la que se pro-
duce dentro del hogar, en el ámbito familiar y privado, dónde exis-
te una relación afectiva, en definitiva en todo acto cometido den-
tro de la familia o cuando la familia o la convivencia se rompe.
Ya en el año 1975, la I Conferencia Mundial de Mujeres cele-
brada en Méjico, definió la violencia doméstica como el mayor
crimen encubierto en el mundo, y es claramente una violación
contra los derechos humanos de las mujeres, es un instrumento de
supremacía masculina y una forma de resolución de conflictos o
de negación de los mismos.
Por último, establecer que la violencia doméstica se nutre de la
violencia de género, y aunque no siempre se desencadena por fac-
tores asociados al género, aún así queda arropada por él, amparada
por él, y sirve de control social sobre las acciones de cada mujer
concreta.

1. La violencia doméstica: de un problema individual


a un problema social

Hoy, en este Congreso, a todos nosotros nos espanta la idea de


que en pleno siglo XXI, se produce la muerte de una mujer cada
semana, asesinada por su pareja y nos hace preguntarnos a cada
uno de nosotros y de nosotras:

¿Qué está pasando?…


¿Qué razones llevan al hombre a maltratar e incluso a asesi-
nar a su mujer o a su pareja?…
Realmente es una pregunta que hoy por hoy sigue sin respuesta.
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

La Violencia contra las mujeres, es un fenómeno social de múl-


tiples y diversas dimensiones, es la expresión de un orden social
basado en la desigualdad como consecuencia de la asignación de
roles diferentes a los hombres y a las mujeres en función de su
sexo y con un reconocimiento distinto y superior para lo masculi-
no; es la manifestación de la desigualdad entre géneros, de la desi-
gualdad en la que todavía viven las mujeres, es la fórmula a la que
recurren muchos hombres para dominar a las mujeres y mantener
sus privilegios en el ámbito familiar, produciendo terribles efectos
para las víctimas y para sus hijos e hijas, víctimas invisibles de la
violencia doméstica.
Sin embargo, hoy me van a permitir que también les diga, que
la violencia contra las mujeres todavía existe porque nuestra socie-
dad está basada en un contexto cultural patriarcal, donde el control
y el sometimiento de las mujeres, incluso a través de medios físi-
cos, ha sido no sólo tradicionalmente tolerado sino legitimado.
La cultura machista lleva consigo el sentido de supremacía de la
posesión del hombre sobre la mujer, considerada como inferior, a
la cual, entre otras cualidades se le asigna la docilidad y el someti-
miento al varón, especialmente dentro del matrimonio o de la con-
vivencia en pareja, y es cuando esa convivencia se rompe, cuando
la mujer sufre más el peligro de que terminen con su vida.
El hecho de que el fenómeno que anteriormente hemos descri-
to se desarrolle en el ámbito privado, no debe ocultar su verdade-
ra dimensión como problema social. La violencia doméstica no es
un problema de las mujeres, es un problema de los hombres y de
las mujeres, es una responsabilidad de todos: gobiernos, legis-
ladores, profesionales, educadores, medios de comunicación, etc.

2. El análisis sociológico del ciclo de la violencia

No obstante, es importante que hoy hablemos dentro del análisis


sociológico, de la violencia doméstica, del Ciclo de la violencia.
El ciclo de la violencia es lento, a veces dura muchos años y pasa
por distintas fases; primero es el insulto, el chantaje, el aislamiento
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Congreso «Violencia Doméstica»

de la mujer ante su familia y amigos; después la humillación y final-


mente «el golpe». Después la petición de perdón del agresor a la
víctima.

PRÁCTICAS DE DENOMINACIÓN MASCULINA


EN LA VIDA COTIDIANA DE LA PAREJA, QUE SE
CORRESPONDEN CON FORMAS DE VIOLENCIAS
CONTENIDAS Y CONTROLADAS*

Prácticas cohercitivas Prácticas Encubiertas


(directas) (indirectas)

Caracterizadas por: Caracterizadas por:


* El abuso de la «fuerza moral» * Ocultar el objetivo de dominio
* El uso de presiones psiquiátricas * Imponer «sus razones» (las del
* El control de los recursos eco- hombre)
nómicos * Ser autoindulgente con su propia
* El avasallamiento cuando la per- conducta y extrapunitivos
sonalidad del dominador es la
más firme

Mecanismos: Mecanismos:
* La intimidación * Abusar de la supuesta «capacidad»
* La toma repentina del mando, del femenina de cuidado
control * Explotar emocionalmente
* Las apelaciones al argumento ló- * Desautorizar
gico (a «su» lógica) * Producir terror intermitentemente
* La apropiación de los espacios y * Mostrarse paternalista
de los tiempos de su pareja * No propiciar intimidad

Puede producir en la mujer: Puede producir en la mujer:


• Inhibición * Zozobra
• Desconfianza * Culpa
• Baja Autoestima * Duda
* Estallidos de rabia
* Frialdad
PUEDE DESENCADENAR CRISIS
Modelo diseñado con categorías de análisis de Bonino Méndez (1997)
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

FASES, EPISODIOS Y RESPUESTAS MÁS FRECUENTES


DE LA MUJER AGREDIDA ANTE EL DESARROLLO DE
LOS MALOS TRATOS
FASES EPISODIOS RESPUESTAS DE LAS AGREDIDAS

TENSIÓN LATENTE/ PRÁCTICAS DE VIOLENCIA COTIDIANA .....> Cambios emocionales

TENSIÓN CRECIENTE .. VIOLENCIA PSÍQUICA .> Se muestran desconcertadas, ambivalentes


.....>Intentos de evitación del conflicto y de
los enfrentamientos

MÁXIMA TENSIÓN . EPISODIOS VIOLENTOS ...> Mantiene aún parte del control de la situación

VIOLENCIA FÍSICA ...................> Intento de evitar la violencia. Pérdida de control de la situación

TENSIÓN APLAZADA ........ ARREPENTIMIENTO ........ Desconcertadas, ambivalentes

* Con promesas de cambio por parte del agresor


* Con búsqueda de aliados

La mujer carece del control de la situación

Dedica sus esfuerzos Dedica sus esfuerzos Queda bloqueada


a la sobrevivencia a la adaptación

Atrapamiento en ciclo de violencia y agresión

La víctima entra en un círculo vicioso, basado en el afecto y la


dependencia hacia el agresor. La mujer siempre piensa que es la cul-
pable, que él va a cambiar y así, la víctima empieza a perder amista-
des, a perder el contacto con su familia y a perder hasta el trabajo.
El repertorio de dificultades que encuentran las mujeres en su
condición de víctimas de la violencia, se pueden resumir y clasifi-
car del siguiente modo.
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Congreso «Violencia Doméstica»

— Dificultades de tipo afectivo: sienten pena del agresor;


creen que él las quiere, no tienen apoyos suficientes en los fami-
liares y amigos para abandonarle.

— Dificultades relacionadas con la socialización recibida por


las víctimas sobrevaloran el matrimonio, la familia; no aceptan
«su» fracaso matrimonial; niegan el problema, tienen miedo de
afrontar las responsabilidades solas.

— Dificultades que son consecuencias psicológicas del maltra-


to recibido, tiene destruida su confianza, su autoestima; han
aprendido indefensión; no responden, se bloquean, no reaccionan.

— Dificultades que tienen que ver con los problemas labora-


les/formativos; baja cualificación o baja experiencia; desempleo.

— Dificultades de tipo económico: son dependientes; no tie-


nen o no pueden quedarse sin vivienda, no reciben pensión, o no
quieren bajar el status.

— Tiene que ver con un sentimiento de indefensión; no confí-


an en la eficacia de la denuncia, ni esperan juicios justos. Consi-
deran además que no hay suficientes medidas asistenciales, lo que
hace que tengan más miedo a la represalia.

Y en esta situación descrita, el agresor se crece, cuanto más


control tiene, más poderoso se siente; pero su poder lo asienta en
el miedo y nos tiene que quedar muy claro que la víctima y sus
hijos e hijas tienen miedo, miedo a morir, a ser golpeados, viven
en un permanente estado de indefensión, las mujeres son incapa-
ces de dar respuesta a las agresiones que están sufriendo, se cul-
pabilizan de la situación, a que las denuncias no surten efecto, a
que la sociedad los mire mal, a verse en la calle y sin recursos.
Durante muchos años, por la experiencia que tengo en el movi-
miento asociativo de mujeres rurales y del que más adelante ha-
blaré, he oído la respuesta de mucha gente de buena voluntad que
ha dicho:
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

«¡Que se vayan a donde sea!


«¡Que huyan!
«¡Que no convivan con él!

Pero yo ahora les diría: piénsenlo fríamente, pónganse en el lu-


gar de la víctima y de sus hijos. Piensen que está encerrada con
alguien de quien depende emocional y económicamente, y ese
alguien es en quien la víctima ha puesto su confianza y sus expec-
tativas, personales y sociales. Alguien en quien un día depositó
sus esperanzas, pues así se le enseñó que debía ser. Es la persona
con la que ha decidido compartir su vida, con la que ha elegido
tener sus hijos, con la que de cara a la sociedad todo debería ser
perfecto, y ese alguien (el agresor) les falla, es su verdugo y no
podemos olvidar que estas mujeres se encuentran solas, aisladas,
sin ayuda de nadie: ni familia, ni vecinos, nadie.

«¿QUÉ HARÍAN USTEDES?»


No es fácil romper con todo en la vida para nadie en ninguna
circunstancia normal; pero es peor y más difícil aún, cuando el
sentimiento que gobierna tu vida es el miedo y el constante temor
por la seguridad de tus hijos y la tuya propia. Estas víctimas en
definitiva, sufren un bloqueo emocional y de conducta.
La violencia contra las mujeres tiene consecuencias inmediatas
y traumáticas para las víctimas y va a condicionar el desarrollo de
esas mujeres y sus hijos, pudiendo ser la causa de la perpetuación
de la violencia en el seno familiar, ya que distintos estudios socio-
lógicos han demostrado que la niña que ha visto como su madre es
maltratada, será una mujer sumisa y potencialmente víctima del
maltrato y el niño que ve como su padre maltrata a su madre, en
un futuro tendrá muchas posibilidades de ser un maltratador.
Y entenderán que la violencia es la única fórmula para resolver
los problemas que se produzcan en el seno de la convivencia.
Les he querido presentar en pocas palabras, cuál es el ciclo de
la violencia y en qué situación viven miles de mujeres en nuestro
país, además, por mi condición de presidenta nacional de la Aso-
ciación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER), me
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Congreso «Violencia Doméstica»

van permitir que haga una mención especial a la situación de las


mujeres rurales y también que les presente esta Asociación.

II. AFAMMER – ASOCIACIÓN DE FAMILIAS Y MUJERES


DEL MEDIO RURAL

En el año 1982 nacía la Asociación de Familias y Mujeres del


Medio Rural (AFAMMER), en aquellos años, nacíamos con el obje-
tivo de reivindicar los derechos de las mujeres; no podemos olvidar
que hacía sólo 4 años, todos los españoles y españolas habíamos
aprobado nuestra Carta Magna, y debíamos adaptar nuestro ordena-
miento jurídico y legislativo a nuestro marco constitucional, y las
mujeres debían estar presentes de pleno derecho. Por otra parte, las
mujeres de los pueblos éramos invisibles a la sociedad en general.
Han pasado 21 años desde la constitución de esta Organización
no Gubernamental, y puedo decirles que hemos roto la invisibili-
dad de las mujeres rurales; hoy, somos visibles a la sociedad y
AFAMMER tiene acreditada su representación a nivel nacional e
internacional.
Les podría seguir hablando de nuestras inquietudes, de nuestros
objetivos, de lo que hemos conseguido y de lo que nos queda por
conseguir; pero no me voy a extender más, solamente les diré que
estamos en el camino de conseguir realmente la igualdad de opor-
tunidades de las mujeres rurales.
Pero si hoy, en este Congreso estamos hablando de violencia
contra las mujeres, las mujeres rurales se encuentran con muchos
más obstáculos, y de nuevo tengo que hacer hincapié en los roles
y jerarquías que por razón de sexo se encuentran instaurados en la
sociedad y en la dificultad añadida que tienen las mujeres rurales
de vencer un modelo social patriarcal fuertemente arraigado, sin
olvidar que a todo esto hay que añadir la sensación de lejanía.
En el medio rural, la propiedad de la tierra la ha ostentado a lo
largo de los años el hombre. El control y acceso a los recursos, el
reconocimiento social del trabajo, el poder y la toma de decisiones,
han sido durante generaciones esferas a las que sólo ha podido
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

acceder el hombre. En el medio rural, la figura de la mujer ha sido


durante años fuertemente silenciada. Y, a pesar de esto, es innega-
ble que sin ella el mundo rural no habría avanzado: sin su trabajo
como colaboradora de explotaciones familiares agrarias, en el
hogar, como cuidadora de sus mayores e hijos, como preservadora
de su medio y como pilar de la familia.
¿Por qué entonces las mujeres rurales maltratadas no son en su
mayoría conscientes de la situación en la que viven y la aceptan
como natural? La respuesta es sencilla, su modelo social las sitúa
en una esfera inferior al hombre, en un mundo en el que el poder
es sólo cosa de ellos y las han enseñado a aceptar como normal su
situación de subordinación a sus maridos, padres e hijos, y por
otra parte, existe la dificultad de acceder a servicios para las vícti-
mas de la violencia, dado que viven en comunidades aisladas y los
recursos se encuentran muy limitados.
Según estudios recientes, las cifras alcanzan límites verdadera-
mente escandalosos: mientras que en municipios de más de 50.000
habitantes existen elevados porcentajes de mujeres que se auto-
declaran maltratadas, en los municipios más pequeños y sufriendo
tratos considerados de maltrato en un porcentaje aún superior a las
de los municipios mayores, estas mujeres no son consideradas víc-
timas de violencia y puedo aportarles los siguientes datos: del 100%
de las denuncias que se producen, el 74% de las denuncias proce-
den del ámbito urbano y sólo el 26% proceden de ámbito rural.
Sirva como ejemplo el caso de la mujer asesinada a manos de
su marido en Puebla de Híjar, socia de nuestra asociación y can-
didata a la alcaldía de su pueblo en las pasadas elecciones. Una
mujer activa, independiente, con posibilidad de acceder al poder y
la toma de decisiones. Probablemente fue la pérdida de control de
su esposo sobre ella lo que la llevó a la muerte. La alteración de
roles socialmente instaurados no son asimilados por los hombres
maltratadores, por lo general, débiles e inmaduros.
Aunque en los últimos años gracias a actuaciones de sensibili-
zación en el medio rural como las llevadas a cabo por nuestra aso-
ciación con ayuda de las instituciones, se ha avanzado algo, la rea-
lidad es que todavía queda mucho por hacer para ayudar de manera
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Congreso «Violencia Doméstica»

efectiva a las mujeres rurales que viven situaciones de malos tratos


y para lograr un cambio de mentalidad en el conjunto de la socie-
dad rural respecto a este grave problema.
En el medio rural, las situaciones de violencia doméstica no se
viven como tales, sino como problemas caseros que corresponden
exclusivamente al ámbito privado.
El cambio de mentalidad es fundamental. No puedo dejar de
sorprenderme cuando aún hoy, al conocerse el último caso de una
mujer asesinada por su marido en un pueblecito de Pontevedra, en
Galicia, las declaraciones de los vecinos son del tipo de que nunca
vieron nada raro en la pareja y de que era un hombre bueno al que
se le habrá metido el diablo en el cuerpo. De nuevo la disculpa al
agresor. De nuevo nadie sabía nada en un pueblecito donde todo el
mundo se conoce.
Es esta la barrera que debemos atravesar. Si no, la erradicación
de la violencia doméstica seguirá siendo casi imposible. Debemos
aprender a manifestar públicamente nuestra posición de rechazo a
la violencia contra las mujeres, lo mismo que lo hacemos con otro
tipo de violencia. Debemos aprender a ser solidarios/as con las
víctimas y no con los maltratadores. Debemos asumir que tenemos
la obligación de intervenir, de que es un problema social que no
podemos tapar con nuestro silencio.
Sin embargo, creo que hemos sido capaces de sacar la violen-
cia doméstica o violencia de género del ámbito privado para que
hoy sea un problema de ámbito público. Las mujeres hemos toma-
do conciencia de que hay que seguir avanzando en lograr la ver-
dadera igualdad real de oportunidades entre hombres y mujeres
para erradicar de una vez por todas la violencia contra las mujeres
y hoy por hoy, nuestro deber es proteger a las víctimas.

1. Orden de protección a las víctimas de la violencia doméstica:


una ventana a la esperanza. ¿Qué es y cómo funciona?

Por ello me van a permitir que como mujer que representa el


movimiento asociativo de mujeres rurales, con veintiún años de ex-
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

periencia, les diga que para nosotras se abre una ventana a la espe-
ranza gracias a la Orden que en estos momentos se tramita en el
Congreso de los Diputados, la ORDEN DE PROTECCIÓN A LAS
VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA, imprescindible
a la hora de proteger y prevenir la violencia contra las mujeres; y
que es impulsada por el Ministerio de Justicia y el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales, con el consenso de todos los Grupos
parlamentarios y que constituye un nuevo instrumento legal dise-
ñado para proteger a las víctimas de la violencia doméstica frente
a todo tipo de agresiones; gracias a la cual y a través de un senci-
llo y rápido procedimiento judicial, la víctima, sus representantes o
las personas de su entorno familiar, pueden obtener un estatuto jurí-
dico integral de protección a la víctima en un plazo máximo de 72
horas que concentre, de forma coordinada, una acción cautelar de
naturaleza civil y penal.
La concesión de la Orden de Protección proporciona protec-
ción integral a la víctima de la violencia doméstica. Esta Orden de
forma inmediata establecerá medidas cautelares civiles que otor-
garán el hogar familiar a la víctima y no como hasta ahora, que la
mujer tenía que abandonar su casa y huir a una casa de acogida.
Se podrá también suspender las visitas del agresor a sus hijos, así
como retirarle la custodia, y fijar la prestación alimenticia y el
régimen de estancia.
También establecerá medidas cautelares penales tales como:
prisión provisional, prohibición de aproximación, prohibición de
residencia, prohibición de comunicación, así como medidas orien-
tadas a proporcionar seguridad, estabilidad y protección jurídica a
la persona agredida y a sus hijos.
Asimismo, esta Orden de Protección activará de forma inme-
diata otra de las solicitudes que durante años hemos hecho las aso-
ciaciones de mujeres, como es el derecho a obtener la renta activa
de inserción, que será gestionada por el INEM de 300€ al mes
durante diez meses; y entrará a formar parte de un proceso de cur-
sos de formación para su inserción laboral.
Es importante que resalte esta medida económica, ya que
muchas mujeres retiran la denuncia, y vuelven con su agresor, por
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Congreso «Violencia Doméstica»

no tener recursos económicos. Y por ello entiendo, que de esta


forma, previniendo, protegiendo y apoyando a estas mujeres,
podremos romper el ciclo de la violencia.
Con esta Orden, las distintas Administraciones Públicas: esta-
tal, autonómica y local, podrán activar inmediatamente los instru-
mentos de protección social establecidos en sus respectivos siste-
mas jurídicos.

III. CONCLUSIONES

Por último, después de analizar que la violencia doméstica no


es un problema individual y que no sólo afecta a las mujeres, sino
que es un problema social que afecta a toda la sociedad y que
hemos sido capaces de sacarlo del ámbito privado al ámbito públi-
co, todavía la violencia de género esta basada en la estructura de
la sociedad, en la desigualdad que viven las mujeres, basada en la
escasa profesionalización de las mujeres, en la discriminación
salarial, en la dificultad para acceder a la toma de decisión, etc.
Como he venido reiterando a lo largo de esta intervención, para
erradicar la violencia contra las mujeres, es necesario actuar desde
la raíz del problema, allí dónde fundamentalmente se nutre, que es
en la violencia de género. Violencia que irá perdiendo fuerza
cuando se vayan produciendo cambios tanto a nivel estructural
como en las relaciones familiares y de pareja.
A nivel estructural las transformaciones tendrán que producirse
en la organización social/sexual. Cambios que generen igualdad de
oportunidades en la división sexual del trabajo; que permitan un
reparto equilibrado de los puestos laborales y de los recursos eco-
nómicos. Estos cambios facilitarán el reparto de poder en la toma de
decisiones entre las mujeres y los hombres. Llevarán aparejados
unas definiciones sociales/sexuales equivalentes y equipotentes,
que difundan nuevos valores de «género». Valores que no den por
establecidos la obligatoriedad de la subsidiaridad de unas, y la le-
gitimación del «dominio» de otros. El trasvase de conocimientos y
de habilidades inter-géneros, podrán promover otras formas de
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Análisis sociológico de la violencia doméstica. De un problema…

entendimiento y de resolución de conflictos, más abiertas y flexi-


bles. Correlativamente, cabe esperar que las aptitudes y actitudes se
modifiquen.
Obviamente, todos estos cambios están directamente relaciona-
dos con otros, en las relaciones personales y en el seno de la fami-
lia. Se necesitan nuevos usos domésticos para la toma de decisio-
nes compartidas; para un reparto equilibrado de tareas y funciones;
y para un reequilibrio equitativo del afecto y del cuidado de meno-
res. Esa democratización en el seno de los hogares compartidos,
facilitará la autonomía económica y profesional de las mujeres, y a
su vez, llevará consigo una menor rolificación. Los papeles socia-
les atribuidos a las mujeres y a los hombres dejarán de ser tan rígi-
dos. Se irán decostruyendo los aspectos más intransigentes de los
«valores» de género. La unión de todos estos elementos, sin duda
propiciará la disminución de las violencias cotidianas en las rela-
ciones de pareja.
No obstante, precisamente hoy, llegaba a mis manos la última
encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en la
que a la pregunta:

¿Ha aumentado en los últimos tiempos la violencia contra la


mujer?

— un 30% decía que sí había aumentado


— un 67% decía que salen a la luz más casos

Esto quiere decir que hemos roto el silencio de las mujeres, y


que ellas son conscientes de que hoy la sociedad, el Gobierno de
España, las Comunidades Autónomas, los servicios sociales, el
Poder Judicial, están con ellas.
Sin embargo, y aunque confío en que la Orden de Protección
descrita va a contribuir a erradicar la violencia que sufren las
mujeres, desde el ámbito legal, jurídico y social, no estaremos
haciendo nada, si no somos capaces de educar en igualdad.
La educación en las familias, en la escuela, en la universidad,
debe transmitir a las futuras generaciones, a los hijos del mañana
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Congreso «Violencia Doméstica»

las vivencias del respeto, de la solidaridad, de la dignidad y de los


principios de la democracia, de tal manera, y no de otra, desde la
educación y desde la tolerancia cero frente a la violencia, todos,
hombres y mujeres, erradicaremos o terminaremos con la violen-
cia que sufren las mujeres.
Para finalizar mi intervención, quiero poner de manifiesto ante
todos y todas ustedes, que después de veinte años de la I Confe-
rencia Mundial de la Mujer, la IV Conferencia Mundial celebrada
en Pekín, volvió a declarar que la violencia contra las mujeres es
un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz de los pueblos.
Estoy convencida de que cuando las bases de la igualdad sean
una realidad entre hombres y mujeres, la violencia contra las
mujeres desaparecerá de la vida de las víctimas, y habremos con-
seguido una sociedad más justa e igualitaria para todos y todas.
Muchas gracias.

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