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BIOGRAFÍA DEL FILÓSOFO SÓCRATES

Nació el 470 a.C. en Alopece, un burgo de Atenas.

Se cree que era poco agraciado y corto de estatura. Desde niño


demostró facilidad de palabra y agudeza de razonamiento. Su padre fue
un cantero o escultor llamado Sofronisco, y su madre fue Fainarate,
comadrona.

En principio recibió una educación ordinaria al no pertenecer a una


familia de clase alta. Antes de convertirse en filósofo, trabajó como
albañil y picapedrero durante varios años junto a su padre. Formado en literatura,
música y gimnasia. Diógenes Laercio, en sus Vidas de los filósofos, cuenta que Sócrates
tuvo como maestros a Anaxágoras, Damón y Arquelao y también se dice que fue
amante de este último; se familiarizó con la dialéctica y la retórica de los sofistas.

Sócrates se casó con Xantipa, una joven con aproximadamente 30 años menos que él y
que debido a su mal carácter y su trato despectivo hacía Sócrates, pasaría a la historia
como insolente y cruel. Por su parte, Aristóteles dice que tuvo también una segunda
mujer, una tal Mirto. Fue padre de tres hijos: Menexenus, Lamprocles y Sophroniscus.

BIOGRAFÍA DEL FILÓSOFO PLATÓN


Filósofo griego (Atenas, 427 - 347 a. C.). Nacido en el seno de
una familia aristocrática, abandonó su vocación política por la
Filosofía, atraído por Sócrates. Siguió a éste durante veinte años
y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias.).
Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), se apartó completamente
de la política; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre
un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un
modelo ideal de Estado. Viajó por Oriente y el sur de Italia,
donde entró en contacto con los discípulos de Pitágoras; luego
pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar
a Atenas.
El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con evidente
orientación práctica. El mundo del verdadero ser es el de las ideas, mientras que el
mundo de las apariencias que nos rodean está sometido a continuo cambio y
degeneración. Igualmente, el hombre es un compuesto de dos realidades distintas
unidas accidentalmente: el cuerpo mortal (relacionado con el mundo sensible) y el alma
inmortal (perteneciente al mundo de las ideas, que contempló antes de unirse al
cuerpo). Este hombre dual sólo podría conseguir la felicidad mediante un ejercicio
continuado de la virtud para perfeccionar el alma; y la virtud significaba, ante todo, la
justicia, compendio armónico de las tres virtudes particulares, que correspondían a los
tres componentes del alma: sabiduría de la razón, fortaleza del ánimo y templanza de
los apetitos. El hombre auténtico será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las
ideas a través del conocimiento, acto intelectual -y no de los sentidos- consistente en
que el alma recuerde el mundo de las ideas del cual procede.
BIOGRAFÍA DE PITÁGORAS
Que puedan considerarse fidedignas, ya que su condición de
fundador de una secta religiosa propició la temprana aparición
de una tradición legendaria en torno a su persona. Parece seguro
que fue hijo del mercader Mnesarco y que la primera parte de su
vida transcurrió en la isla de Samos, que probablemente
abandonó unos años antes de la ejecución del tirano Polícrates,
en el 522 a.C. Es posible que viajara entonces a Mileto, para
visitar luego Fenicia y Egipto; en este último país, cuna del
conocimiento esotérico, Pitágoras podría haber estudiado los
misterios, así como geometría y astronomía.

Algunas fuentes dicen que Pitágoras marchó después a Babilonia con Cambises II, para
aprender allí los conocimientos aritméticos y musicales de los sacerdotes. Se habla
también de viajes a Delos, Creta y Grecia antes de establecer, por fin, su famosa escuela
en la ciudad de Crotona, una de las colonias que los griegos habían fundado dos siglos
antes en la Magna Grecia (el actual sur de Italia), donde gozó de considerable
popularidad y poder.

La comunidad pitagórica estuvo siempre rodeada de misterio; parece que los discípulos
debían esperar varios años antes de ser presentados al maestro y guardar siempre
estricto secreto acerca de las enseñanzas recibidas. Las mujeres podían formar parte de
la hermandad; la más famosa de sus adheridas fue Teano, esposa quizá del propio
Pitágoras y madre de una hija y de dos hijos del filósofo.

TALES DE MILETO

Vivió y murió en Mileto, polis griega de la costa jonia (hoy


en Turquía). Fue el iniciador de la Escuela de Mileto a la que
pertenecieron también Anaximandro (su discípulo)
y Anaxímenes (discípulo del anterior). En la antigüedad se le
consideraba uno de los Siete Sabios de Grecia. No se conserva
ningún texto suyo y es probable que no dejara ningún escrito a su
muerte. Desde el siglo V a. C. se le atribuyen importantes
aportaciones en el terreno de la filosofía, la matemática,
la astronomía, la física, etc., así como un activo papel como legislador en su ciudad natal.
A menudo Tales es considerado el iniciador de la especulación científica y filosófica
griega y occidental,234 aunque su figura y aportaciones están rodeadas de grandes
incertidumbres.
Se suele aceptar que Tales comenzó a usar el pensamiento deductivo aplicado a
la geometría, y se le atribuye la enunciación de dos teoremas geométricos que llevan su
nombre.
Tales de Mileto nació en la ciudad de Mileto (griego Μίλητος, turco: Milet) c. 624 a. C.,
una antigua ciudad en la costa occidental de Asia Menor (en lo que actualmente es
la provincia de Aydın en Turquía), cerca de la desembocadura del río Menderes. La
mayoría de los historiadores lo presentan como genuino milesio (aunque,
según Diógenes Laercio, doxógrafo griego, fue admitido en la ciudad jonia de Mileto.
HERACLITO
Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuro por el carácter enigmático que
revistió a menudo su estilo, como testimonia un buen número de los
fragmentos conservados de sus enseñanzas. El desprecio de Heráclito
por el común de los mortales concordaría con sus orígenes, pues
parece cierto que procedía de una antigua familia aristocrática, así
como que sus ideas políticas fueron contrarias a la democracia de corte
ateniense y formó, quizá, parte del reducido grupo, integrado por
nobles principalmente, que simpatizaba con el rey persa Darío I el
Grande, a cuyos dominios pertenecía Éfeso por entonces, contra la
voluntad de la mayoría de sus ciudadanos.

A estos últimos, en cualquier caso, no debió de apreciarlos en demasía, y Heráclito los colmó de
improperios cuando expulsaron de la ciudad a su amigo Hermodoro. Sea como fuere, la
oscuridad de Heráclito ha quedado caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: enfermo
de hidropesía, preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía;
como ellos no lo entendiesen, se enterró en estiércol en la suposición de que el calor de éste
absorbería las humedades, con el resultado de que aceleró el fatal desenlace. De creer a
Diógenes Laercio, la causa de la afección habría sido su retiro en el monte, donde se alimentaba
de hierbas, movido por su misantropía.

HOMERO

(Siglo VIII a.C.) Poeta griego al que se atribuye la autoría de


la Ilíada y la Odisea, los dos grandes poemas épicos de la antigua
Grecia. En palabras de Hegel, Homero es «el elemento en el que
vive el mundo griego como el hombre vive en el aire». Admirado,
imitado y citado por todos los poetas, filósofos y artistas griegos
que le siguieron, es el poeta por antonomasia de la literatura
clásica, a pesar de lo cual la biografía de Homero aparece
rodeada del más profundo misterio, hasta el punto de que su
propia existencia histórica ha sido puesta en tela de juicio.

Aunque son varias las vidas de Homero que han llegado hasta nosotros, su contenido,
incluida la famosa ceguera del poeta, es legendario y novelesco. La más antigua,
atribuida sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella, Homero es
presentado como el hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le dio a
luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus cualidades
artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces
pasó a llamarse Homero. La muerte, siempre según el seudo Herodoto, sorprendió a
Homero en Íos, en el curso de un viaje a Atenas.
Los problemas que plantea Homero cristalizaron a partir del siglo XVII en la llamada
«cuestión homérica», iniciada por François Hédelin, abate de Aubignac, quien sostenía
que los dos grandes poemas a él atribuidos, la Ilíada y la Odisea, eran fruto del
ensamblaje de obras de distinta procedencia, lo que explicaría las numerosas
incongruencias que contienen. Sus tesis fueron seguidas por filólogos como Friedrich
August Wolf. El debate entre los partidarios de la corriente analítica y los unitaristas,
que defienden la paternidad homérica de los poemas, sigue en la actualidad abierto.
Aristóteles
La filosofía occidental se asienta en la obra
de los tres grandes filósofos griegos de la
Antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles.
Pese a la singular relación que los unió
(Sócrates fue maestro de Platón, quien lo
fue a su vez de Aristóteles), la orientación
de su pensamiento tomó distintos caminos,
y correspondería a Aristóteles culminar los
esfuerzos de sus maestros y ejercer la influencia más perdurable, no
sólo en el terreno de la filosofía y la teología, sino prácticamente en
todas las disciplinas científicas y humanísticas. De hecho, por el rigor de
su metodología y por la amplitud de los campos que abarcó y
sistematizó, Aristóteles puede ser considerado el primer investigador
científico en el sentido moderno de la palabra.
Aristóteles
Algunos ejemplos pueden dar idea de hasta qué punto Aristóteles
estableció las bases que configurarían el pensamiento europeo: las
teologías cristiana y musulmana del Medioevo asumieron su metafísica;
la física y la astronomía aristotélicas se mantuvieron vigentes hasta el
siglo XVII; sus estudios zoológicos, hasta el XIX; la lógica, hasta el siglo
XX; sus apenas cincuenta páginas sobre estética se siguen debatiendo
en nuestros días.
Su incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el
aristotelismo eclesiástico, llegó incluso a frenar el desarrollo de la
ciencia. De tomarse este hecho como una acusación, habría que dirigirla
no al filósofo sino a sus dogmáticos seguidores; pero más razonable es
tomarlo como ilustración de la sobrehumana magnitud de su impronta y
del abismal adelanto que representó su obra.

Santo Tomás de Aquino


(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca, actual Italia, 1224 - Fossanuova, id., 1274) Teólogo y
filósofo italiano. Máximo representante de la filosofía escolástica medieval, abordó
brillantemente una profunda y perdurable reformulación de la teología cristiana, que apenas
había recibido aportaciones relevantes desde los tiempos de San Agustín de Hipona, es decir,
durante los ocho siglos anteriores.

Santo Tomás de Aquino


Hijo de una de las familias aristócratas más influyentes de la
Italia meridional, estudió en Montecassino, en cuyo
monasterio benedictino sus padres quisieron que siguiera la
carrera eclesiástica. Posteriormente se trasladó a Nápoles,
donde cursó estudios de artes y teología y entró en contacto
con la Orden de los Hermanos Predicadores. En 1243
manifestó su deseo de ingresar en dicha Orden, pero su
familia se opuso firmemente, e incluso su madre consiguió el
permiso de Federico II para que sus dos hermanos,
miembros del ejército imperial, detuvieran a Tomás. Ello ocurrió en Acquapendente en mayo
de 1244, y el santo permaneció retenido en el castillo de Santo Giovanni durante un año. Tras
una queja de Juan el Teutónico, general de los dominicos, a Federico II, éste accedió a que
Tomás fuera puesto en libertad. Luego se le permitió trasladarse a París, donde permaneció
desde 1245 hasta 1256, fecha en que obtuvo el título de maestro en teología.
Durante estos años estuvo al cuidado de San Alberto Magno, con quien entabló una duradera
amistad. Les unía -además del hecho de pertenecer ambos a la Orden dominica- una visión
abierta y tolerante, aunque no exenta de crítica, del nuevo saber grecoárabe, que por aquellas
fechas llegaba masivamente a las universidades y centros de cultura occidentales. Tras
doctorarse, ocupó una de las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que compatibilizó con
la redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó a alejarse de la corriente teológica
mayoritaria, derivada de las enseñanzas de San Agustín de Hipona.
En 1259 regresó a Italia, donde permaneció hasta 1268 al servicio de la corte pontificia en
calidad de instructor y consultor del Papa, a quien acompañaba en sus viajes. Durante estos
años redactó varios comentarios al Pseudo-Dionisio y a Aristóteles, finalizó la Suma contra los
gentiles, obra en la cual repasaba críticamente las filosofías y teologías presentes a lo largo de
la historia, e inició la redacción de su obra capital, la Suma Teológica, en la que estuvo ocupado
entre 1267 y 1274 y que representa el compendio último de todo su pensamiento.
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento cristiano por el
averroísmo, interpretación del pensamiento aristotélico que arranca del filósofo
árabe Averroes (1126-1198). El averroísmo resaltaba la independencia del entendimiento
guiado por los sentidos y planteaba el problema de la doble verdad, es decir, la contradicción
de las verdades del entendimiento y las de la revelación.
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de Brabante, afirmó la
necesidad de que ambas fueran compatibles, pues, procediendo de Dios, no podrían entrar en
contradicción; ambas verdades debían ser, además, complementarias, de modo que las de
orden sobrenatural debían ser conocidas por revelación, mientras que las de orden natural
serían accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por tanto, distintas y
complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología deduce racionalmente a partir de
las premisas reveladas.
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo emergente del
averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los universales (los conceptos
abstractos) existen fundamentalmente in re (en las cosas) y sólo formalmente post rem (en el
entendimiento). En último término, Tomás de Aquino encontró una vía para conciliar la
revalorización del mundo material que se vivía en Occidente con los dogmas del cristianismo, a
través de una inteligente y bien trabada interpretación de Aristóteles.

San Agustín
(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq
Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las
máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano. Excelentes
pintores han ilustrado la vida de San Agustín recurriendo a una escena
apócrifa que no por serlo resume y simboliza con menos acierto la
insaciable curiosidad y la constante búsqueda de la verdad que
caracterizaron al santo africano. En lienzos, tablas y frescos, estos artistas
le presentan acompañado por un niño que, valiéndose de una concha,
intenta llenar de agua marina un agujero hecho en la arena de la playa.
Dicen que San Agustín encontró al chico
mientras paseaba junto al mar intentando
comprender el misterio de la Trinidad y que,
cuando trató sonriente de hacerle ver la
inutilidad de sus afanes, el niño repuso: "No
ha de ser más difícil llenar de agua este
agujero que desentrañar el misterio que
bulle en tu cabeza."

San Agustín de Hipona

San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la


más absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque
es tarea de titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas
científicas y matemáticas y alcanzar la divinidad mediante los saberes
enciclopédicos. Y aún es más difícil si se posee un espíritu ardoroso que
no ignora los deleites del cuerpo. La personalidad de San Agustín de
Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos yunques para forjarla.

Marco Tulio Cicerón


(Arpino, actual Italia, 106 a.C. - Formies, id., 43 a.C.) Orador, político y
filósofo latino. Perteneciente a una familia plebeya de rango ecuestre,
desde muy joven se trasladó a Roma, donde asistió a lecciones de famosos
oradores y jurisconsultos y, finalizada la guerra civil (82 a.C.), inició su
carrera de abogado, para convertirse pronto en uno de los más famosos
de Roma.

Cicerón

Posteriormente se embarcó rumbo a Grecia con el objetivo de continuar


su formación filosófica y política.
Abierto a todas las tendencias, fue
discípulo del epicúreo Fedro y del
estoico Diodoto, siguió lecciones en la
Academia y fue a encontrar a
Rodas al maestro de la oratoria,
Molón de Rodas, y al
estoico Posidonio.
De vuelta en Roma, prosiguió su
carrera política, y en el lapso de trece
años consiguió las más altas
distinciones. Empezó como
cuestor en Sicilia en el 76 a.C., y en el 70 a.C. aceptó defender a los
sicilianos oprimidos por el antiguo magistrado Verres, para quien sus
alegatos (Verrinaes) supusieron la condena, lo cual lo hizo muy popular
entre la plebe y contribuyó a consolidar su fama de abogado.
Decidido partidario del republicanismo, admitía la necesidad de un hombre
fuerte para dotar de estabilidad al Estado, figura que reconocía
en Pompeyo; sus simpatías por él, sin embargo, no fueron siempre
correspondidas. Su carrera política fue fulgurante: en un año fue elegido
edil, en el 66 a.C. pretor, cargo desde el que propulsó un acercamiento
entre caballeros y senadores (concordia ordinum), y dos años después obtuvo
la elección de cónsul del Senado.
Desde esta posición, hizo fracasar la reforma agraria propuesta por Rullo,
hizo frente a los populares, liderados por Craso y Julio César, y llevó a cabo
una de las batallas más dramáticas y peligrosas de su carrera: su
oposición a la conspiración de Catilina. Derrotado en las
elecciones, Catilina se disponía a promover levantamientos para instaurar
una dictadura. Los cuatro discursos (Catilinarias) pronunciados por Cicerón
ante el Senado a fin de conseguir la ejecución de los conspiradores
constituyen la muestra más célebre de su brillante oratoria, de gran poder
emotivo.

Sin embargo, su actuación acabó por significarle el exilio años más tarde,
cuando Clodio, elegido tribuno de la plebe (58 a.C.) gracias a César,
consiguió el reconocimiento de una ley que sancionaba con la pena de
muerte a todo ciudadano romano que hubiera hecho ejecutar a otro sin el
previo consentimiento del pueblo. Tras buscar, sin éxito, el apoyo de
Pompeyo, Cicerón marchó al exilio.

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