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RECONOCIMIENTO EN HONNETH
Laura Bernal
Filosofía y Letras
Universidad de Caldas
Lo que sigue es comprobar que existe una relación sistemática entre estas
experiencias de “desprecio” y la evolución estructural de la sociedad. Para esto se parte
de la idea que esta estructuración se basa en la creación de los sistemas de control ya
nombrados, los cuales a la hora de automatizarse lo hacen en detrimento del individuo y
su pretensión de desarrollo moral. Estamos entonces frente a la idea marxista de
“enajenación”. Esto comprobaría la relación que existe entre las prácticas de desprecio y
la evolución de la estructura social. El punto estaría en lograr una explicación
sistemática de esta relación. En pocas palabras, el giro que propone Honneth es
centrarse en las relaciones de trabajo pero desde el ámbito de las perspectivas sociales
de los sujetos, no sólo desde los sistemas de producción. Esto permite centrar la
atención en dichas experiencias morales surgidas de las dinámicas de desprecio, y
traducirlo en la praxis en prácticas de búsqueda de reconocimiento. El último paso sería
entonces la labor intelectual de una Teoría Crítica que sea capaz de articular dichas
fuerzas individuales, encaminarlas a acciones efectivas en un ámbito público
democrático, y no en contraculturas violentas, ya que Honneth con anterioridad se
planteó cómo la articulación violenta de estos sentimientos de frustración se pueden
traducir en la base de autoritarismos, como ocurrió con el nazismo. Está clara entonces
la propuesta de Honneth: siguiendo la tradición marxista, que él también llama la
tradición de la izquierda hegeliana, desde Marx hasta G. Lukács, hasta el mismísimo
Honneth, y retomando a Hegel, plantea que la lucha social debe centrarse en la
consecución de los reconocimientos sociales que históricamente se han negado a una
esfera de la sociedad en la evolución de las estructuras sociales, en el caso específico del
trabajo, en esa “jerarquización”, “ordenamiento” de las actividades productivas
humanas. Estamos entonces frente a una propuesta de reivindicación social desde el
ámbito laboral, exigida sin embargo dentro de las mismas normativas de ese “espacio
democrático”. No se necesita una ardua labor de interpretación para darse cuenta que
Honneth no está planteando superar las relaciones de dominación, sino atenuar sus
condiciones, mejorarlas desde lo formal, lo salarial (la remuneración, manifiesta, es
fundamental a la hora de sentir el sujeto un debido reconocimiento) hasta otro tipo de
condiciones jurídicas que se pueden intuir. No hay entonces la exigencia de
transformaciones de fondo de las estructuras sociales, sino mejorar las ya establecidas.
Hegel crea una atractiva ficción en la que el esclavo, por medio del trabajo duro
sobre las cosas y de su transformación racional del mundo, gana este
autorrespeto. El amo, quien ha devenido dependiente del trabajo del esclavo,
debe ceder finalmente un reconocimiento completo al esclavo. Ambos,
entonces, se reconocen mutuamente como entidades dignas de respeto
(Pinkard:1986,220).
1. HONNETH, Axel (1993). Crítica del agravio moral. Traducción de Peter Storandt
Diller. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2009.
2. HEGEL, G. W. F. (1807). Fenomenología del espíritu. Traducción de Wenceslao
Roces. México: Fondo de Cultura Económica, 2008.
3. HYPPOLITE, Jean (1993). Génesis y estructura de la Fenomenología del espíritu.
Barcelona: Península, 1974.
4. MONAHAN, M.J. (2006). Recognition beyond Struggle: On a Liberatory Account
of Hegelian Recognition. En Social Theory and Practice: An International and
Interdisciplinary Journal of Social Philosophy. 32 (3), pp. 384-414.
5. PINKARD, Terry (1986). “Freedom and Social Categories in Hegel’s Ethics”. En
Philosophy and Phenomenological Research. Vol. 47. No. 2, pp. 209-232.