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CUANDO LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS SE

VUELVEN NOCIVAS

Sin duda, los avances tecnológicos han favorecido distintos aspectos de la


vida cotidiana. Hablando del ámbito de la comunicación, ésta es casi
instantánea, aunque surja de un extremo del planeta a otro. Es posible
establecer comunicación inmediata sin importar la separación geográfica de
los interlocutores. Se han acortado distancias. Ahora es muchísimo más
sencillo charlar con seres queridos lejanos e incluso verlos, de manera virtual.

En el ámbito de la educación, también se tienen innumerables ventajas. Para


los estudiantes, hoy en día consultar resulta extremadamente sencillo, en
comparación con las generaciones anteriores, gracias al internet, a los
buscadores y a las enciclopedias electrónicas.
Por otro lado, poseer aparatos inteligentes de comunicación, cada vez es más
sencillo. Existen muchas facilidades y opciones. Tener acceso a un teléfono
móvil, a una tableta o algún otro dispositivo, ya no es tan complicado. En años
anteriores era impensable. Ahora, hasta los miembros más pequeños de las
familias cuentan con dispositivos electrónicos.
Si bien, las nuevas tecnologías han incorporado innumerables ventajas a la
vida cotidiana o laboral, tienen su otra cara: «…pueden causar estrés,
ansiedad, insomnio, dependencia o, incluso, adicción, si no son utilizadas
apropiadamente», señala el profesor José María Martínez Selva, catedrático
de Psicobiología en la Universidad de Murcia, España. Los dispositivos
electrónicos y la tecnología en sí, no son «malos». El uso inadecuado y sin
límites, es lo que los torna en nocivos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una
enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad
hacia una sustancia, actividad o relación. Las Tecnologías de la Información
y la Comunicación (TICs por sus siglas) de uso más extendido y cotidiano son
el Internet y teléfonos móviles. Estas pueden producir adicción. ¿Cómo
detectarla? Cuando su uso es compulsivo, repetitivo y prolongado, con
incapacidad para controlar o interrumpir su consumo, y con consecuencias
sobre la salud, la vida social, familiar, escolar o laboral.
Según datos del INEGI de octubre de 2014 sobre equipamiento y uso de las
TICs, el 99,2% de los hogares tiene televisión, el 96,4% teléfono móvil y el
74,4% acceso a Internet. El uso de las TICs por la población de 16 a 74 años
revela que el 76,2% utiliza Internet, siendo los usuarios frecuentes el 93,5%
y los de uso intensivo (diario) el 60%. El 51,1% de esta franja de edad
acceden a las redes sociales, mostrándose los jóvenes de 16 a 24 años los
más participativos (91,3%). El 73,7% tiene teléfono móvil, cifra que aumenta
exponencialmente en el sector joven que roza el 100%. En cuanto a la
población infantil (de 10 a 15 años) la proporción de uso de las TICs es muy
elevada, el 92% utiliza Internet. Por otra parte, el 63,5% de los menores
dispone de teléfono móvil, hasta alcanzar el 90,3% en la población de 15
años.

El Dr. Jaume Eroles explica la influencia de la tecnología en nuestro día a día.


Señala que: «…cualquier actividad que provoca satisfacción en nuestra vida
diaria, puede convertirse en conducta adictiva si se pierde el control sobre su
uso. Inadvertidamente, se puede pasar de forma progresiva del uso al abuso
y del pasatiempo a la dependencia. Conviene subrayar que, hay personas
especialmente vulnerables debido a carencias de índole diversa, déficit en su
desarrollo madurativo o rasgos en su personalidad como la impulsividad, la
intolerancia a la frustración, la falta de autocontrol, la dificultad para aplazar
los deseos, las dificultades de comunicación, etc. Algunos estudios aluden
incluso a factores biológicos que influyen en la tendencia a la adicción».

El citado doctor también afirma: «las adicciones más conocidas porque nadie
oculta su uso, son la dependencia a las redes sociales (Facebook, Twitter,
etc.), a las aplicaciones de mensajería interactiva instantánea (WhatsApp,
Line) y a los videojuegos. Pero “elinfosurfing” (‘navegación’ continua y
prolongada por Internet sin objetivos claros), la pornografía, la compra
compulsiva “online” (oniomanía), los juegos de azar (“gambling”) y la
“infidelidad online”, entre otros, tienen cautivos a un creciente número de
incondicionales que extiende el fenómeno de la ciberdependencia a
diferentes ámbitos de la vida. Dado que el acceso a estas actividades se
produce a menudo a través del móvil, la nomofobia (pánico a no disponer del
móvil) refleja esta mixtura de dependencias, sobre todo entre la población
más joven».

Recientemente, la adicción a las nuevas tecnologías se consideraba un


trastorno propio de la adolescencia o juventud, ahora, los adultos no están
exentos, ya que se han ido incorporando de manera significativa a estos
hábitos nocivos. Es importante hacerse conscientes si se está incurriendo en
estas adicciones, autoanalizarse y detectar donde hay que poner atención.
El uso inapropiado de las redes sociales puede desencadenar situaciones
lamentables, afectando negativamente los vínculos interpersonales. Si bien
es cierto, las redes sociales unen a los que se encuentran lejos, pero usarlas
sin límites, distancia a los que están cercanos geográficamente. La adicción
a las nuevas tecnologías, afecta la comunicación, las actividades en familia y
las diferentes relaciones sociales.
Las redes sociales han sido una causa frecuente de contacto para
secuestros, engaños, intercambios eróticos, de flirteos entre conocidos o
desconocidos, incluso de infidelidades. Gran parte de las crisis
matrimoniales, inician por el abuso o uso inadecuado de las redes sociales.
Suele pensarse que no afectará de manera personal, que sólo sucede entre
los jóvenes o adolescentes o que es algo lejano. Lamentablemente, es más
cercano de lo que se imagina.
Es necesario considerar que se deben tener los cuidados precautorios para
no cometer errores de los que después sea complicado, incluso doloroso,
salir. La Palabra de Dios siempre es pertinente, y en este renglón, tiene algo
que decirnos.
El contexto histórico del libro de Eclesiastés, era algo similar al nuestro. En el
ambiente de donde surge la obra, predominaban los avances tecnológicos,
por así llamarlos, de la época. Parte del pueblo de Dios estaban
deslumbrados por la novedad de la tecnología aplicada a la producción
agrícola, al comercio, a los avances en física y matemáticas que tuvieron
origen en ese tiempo. El autor del libro, con su obra, hace una fuerte crítica a
este poder que predominaba, al estilo de vida de sus compatriotas
aristócratas y a los funcionarios del sistema que, en esa fascinación por los
avances tecnológicos, dominaban y oprimían al pueblo. El escritor desea
mostrar que el sistema, aun y con sus avances, no redunda en la realización
humana.

Ante esta realidad deslumbrante, vanidad de vanidades, todo es vanidad,


dice el Predicador (Eclesiastés 1:3). El término hebreo que se utiliza en esta
afirmación, que aparecerá recurrentemente a lo largo del libro, es hebel.
Además de vanidad, se puede traducir, como «vacío», «efímero», «fugaz» y
«pasajero». Donde no hay posibilidad de un cambio en el rumbo de la historia,
de una realización humana, entonces todo es hebel.

En el entorno de la obra del Eclesiastés, los deseos de la aristocracia se


afirmaban en la vida presente, en lo cotidiano e inmanente, no en lo divino y
trascendente. En medio de este ambiente, el autor da un mensaje de
esperanza, donde invita a vivir con goce y disfrute en medio del hebel que
engulle. Llama a una reconstrucción de la consciencia, fuera de la angustia y
el afán aplastante del hebel, provocado por la imposibilidad que tienen de dar
plenitud en sí mismos, los logros materiales del ser humano. Señala que, el
sentido de la vida está en el temor de Dios (Eclesiastés 12:13 y14). Es decir,
en asumir, que por más avances y hazañas que se tengan, se es humano,
finito y fugaz, no se es Dios. Sólo es en Él, donde se encuentra la plenitud,
asumiendo la propia fragilidad humana.

En la actualidad, la novedad de la tecnología y sus avances pueden


deslumbrar. Es necesario crear consciencia y concentrarse en lo
trascendente, no en lo efímero y pasajero. Será Dios primero, Dios siempre,
por sobre todo, el motor de la vida. Las nuevas tecnologías han traído muchas
ventajas, será necesario aprovecharlas. Pero sin límites, pueden desviarnos,
es vital estar alertas.
El apóstol Pablo, a la iglesia en Roma, situada en la sede del imperio más
poderoso de la época, donde los avances y la cultura del entorno parecían
fascinantes, les escribe lo siguiente, una vez que ha explicado profusamente
el amor y la gracia de Cristo: Por tanto, hermanos, tomando en cuenta la
misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración
espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la
renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,
buena, agradable y perfecta (Romanos 12:1-2, NVI).
Será el amor de Jesús, «la misericordia de Dios», en palabras del apóstol, la
fuerza que nos ayudará a mantenernos firmes en medio de los atractivos de
la época. Las nuevas tecnologías, y los malos hábitos que estas despiertan,
forman parte del «mundo actual». Mundo que, al parecer, se está infiltrando
latentemente en nuestros hábitos como creyentes. Poco a poco. Mundo que
es necesario erradicar. Como seguidores de Jesús, estamos llamados a vivir
«contra corriente».
Quienes son padres, tienen en sus manos algunos elementos que pueden
cuidar y fomentar. Lo mejor es la prevención. Por lo tanto los esfuerzos
deberían ir orientados a:
• Educar desde la infancia en la autorregulación del placer inmediato y en la
tolerancia a la frustración.
• Evitar usar estos aparatos para entretener a los pequeños, por tiempos
indefinidos.
• Educar desde los primeros contactos con las TICs un uso adecuado y
controlado.
• Regular los tiempos de utilización de las tecnologías.
• Educar en el uso de Internet como fuente de información y formación.
• Condicionar tiempo de estudio u otras actividades al tiempo para utilizar el
móvil o el ordenador. Es decir, establecer límites.
• Fomentar el desarrollo de otras actividades lúdicas (deporte, lectura,
actividades al aire libre, aficiones, etcétera).
• Potenciar los contactos sociales presenciales sin el uso concurrente del
móvil.
Si la exploración en internet o el constante uso del teléfono móvil están siendo
un problema, lo siguiente son pautas importantes para trabajar en ello:
• Evitar el uso compulsivo: no consultar el correo o chat constantemente, no
revisar las redes sociales continuamente, no responder a los mensajes o
llamadas perdidas inmediatamente. Si lo ha intentado sin lograr los resultados
esperados, busque ayuda, pues a veces, este tipo de compulsiones, son
propiciadas por la ansiedad.
• Autorregular las web o las aplicaciones utilizadas y/o el tiempo invertido en
ellas.
• Desconectarse, es necesario un espacio libre del uso de la red, al menos
por un par de horas.
• Fomentar actividades que fortalezcan el vínculo familiar y de pareja
• Reflexionar si el uso inadecuado o exceso de uso obedece a carencias o
dificultades interpersonales. De ser así, busque acompañamiento pastoral.
El siguiente testimonio evidencia lo peligroso que pueden ser los excesos en
el uso de las nuevas tecnologías:
Hace tiempo, una mujer aceptó en una red social a un amigo de antaño,
habían ido juntos a la secundaria y desde entonces no se veían. Todo inició
en una breve conversación, se pusieron al día de sus vidas, ambos eran
casados al momento del contacto. Continuaron así, cada vez fueron más
frecuentes las charlas, hasta que se volvió diario el platicar y compartir lo que
habían realizado en el día. Era demasiado tiempo el que pasaban «juntos» a
través de la red, descuidando a sus parejas y a sus responsabilidades. Llego
el día en que «el amigo» le confesó sus intenciones. Le dijo que desde la
secundaria estaba enamorado de ella. Esto la emocionó y la hizo
corresponder. Comenzaron a involucrarse sentimentalmente, dejaron de ser
charlas a través del móvil para ser citas disimuladas. Situación que finalizó
en la ruptura del matrimonio de la mujer. Una ruptura llena de dolor y lágrimas.
Mantenerse alertas, es ineludible, si deseamos vivir con temor de Dios, sin
amoldarnos a este mundo. El Señor nos ayude a tomar decisiones y marcar
la diferencia.
Referencias
1 http://www.lavanguardia.com/salud/psiquiatria
2 http://www.lavanguardia.com/salud/psiquiatria
(Artículo publicado en la Revista «Mujeres de Dios», trimestre abril – junio de
2017, y adaptado para el presente número del Abogado de la Biblia, con un
nuevo título)

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