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TEMA

REVOLUCION DE LOS CHIGUAGUAS


ALUMNOS
SOLANGE ALBAN
ALEXIS ARELLANO
PAUL MEDINA
JEFERSON MORENO
JUAN FERNANDO NARANJO ZAPATA
PROFESOR
Ing. CARLOS PATRICIO LARA FLORES
CURSO
SEXTO ARQUITECTURA
FECHA
10 DE MAYO DE 2018
LA RECOLUCION DE LOS CHIGUAGUAS

El 12 de octubre de 1833, Guayaquil se rebeló ante los poderes extraordinarios


asumidos por el presidente general Juan José Flores con el objetivo de perseguir a sus
opositores que habían denunciado su gobierno por tiránico y despótico, además su
presunto afán reeleccionista. Vicente Rocafuerte líder del partido nacional, opuesto a la
dominación del militarismo extranjero, había sido destituido como diputado y deportado
bajo custodia al Perú.
Rescatado antes de embarcar en Naranjal rumbo a Perú fue conducido al Puerto
Principal donde el 20 del mismo mes se lo proclamó Jefe Supremo, con el encargo de
restablecer las libertades y convocar a una Convención Nacional que se ocupe de dictar
una nueva Constitución, que permita recobrar la institucionalidad, el orden y la paz.

Al tiempo, se ratificó como jefe militar de la plaza al coronel Pedro Mena, venezolano
como Flores, sin cuyo respaldo la sublevación no habría tenido éxito. Capturó a la
oficialidad leal al régimen despachándola al exilio a Paita, pero al comandante José
Maria Urbina, edecán presidencial, extrañamente le permitió viajar a Quito. Desde
entonces se dudaría de su fidelidad a la causa.Después se conocería de una carta de
17 de octubre dirigida por el presidente a Mena en la que se muestra indulgente con su
proceder: “…Pero repito que estoy en la persuasión que Usted ha obrado conforme a
las circunstancias para obtener después el resultado que se ha propuesto; es decir,
prender a los facciosos, enemigos del orden y las leyes”.

Desde el inicio Rocafuerte tuvo problemas con él; primero por el apremio de recursos
para cumplir tareas de inteligencia en las vecindades de la ciudad; luego ante la
exigencia de que si en tres horas no se ponía a bordo de la fragata “Colombia”, surta en
el río Guayas, 30.000 raciones de carne, de galleta, arroz y fréjoles, el ejército se vería
obligado a tomarlas a viva fuerza de la población.

Enfurecido no cedió al chantaje amenazando con renunciar ante la asamblea ciudadana


que proclamó su jefatura. No le extrañó tal proceder, toda vez que era voux populi que
Mena había estado encarcelado en Caracas como malhechor antes de enrolarse en las
milicias bolivarianas.
Superado el impasse, se impulsó la leva en poblaciones de la costa que habían
respaldado la revolución, incluida la provincia de Manabí. Los hermanos Agustín y
Guillermo Franco reclutaron un escuadrón de mulatos y negros en Taura, que con el
paso de los años llegaría a ser una fuerza de choque temida, en especial durante la
presidencia del general Urbina (1852-56).

El 21 de noviembre el general Flores al frente de sus tropas plantó sitio a Guayaquil


desde el llano de Mapasingue, al norte. La estrategia de defensa se basaba en la
artillería del fortín en el cerro Santa Ana, a más de las baterías que controlaban el paso
por el Estero, en los Baños del Salado y en Puerto Liza, los accesos a la sabaneta.

Aunque había perdido la ciudad, todavía controlaba los medios de guerra marítima; una
fragata de 64 cañones, seis goletas armadas y cinco lanchas cañoneras, con un ejército
de 600 efectivos.Dos días después, resolvió dirigirse aguas abajo hasta Puná para
imponer un bloqueo naval al puerto. Muchos de sus partidarios desaconsejaron la
medida porque significaría perder el apoyo popular. Sin embargo, mantuvo firme la
decisión; su estrategia era la de prolongar la lucha armada exponiendo a Flores a un
proceso de desgaste que se tornaría crítico al perder apoyo al interior del país.

El venezolano controlaba casi todo el Ecuador, con excepción de poblaciones del centro
y norte de la costa, así como la entrada al Golfo de Guayaquil; pero era suficiente para
mantenerlo en jaque. Con apenas dos goletas y un bergantín, le resultaba imposible
romper el bloqueo que, por lo demás, suponía privar al Estado de su principal fuente de
rentas: las aduanas.Desde su improvisada sede administrativa en la isla, Rocafuerte en
cumplimiento de normas del derecho internacional procedió a notificar la medida
impuesta a los gobiernos de los países amigos así como a las flotas de Inglaterra,
Francia y Estados Unidos que surcaban el Pacífico sudamericano para garantizar el
comercio y proteger el interés de los suyos.

A principios de enero de 1834, resolvió viajar a Lima para gestionar suministros que
permitan mantener el esfuerzo bélico. Mientras, había iniciado en la extensa zona del
Golfo una sucesión de combates y escaramuzas tanto marítimas como terrestres.

El 18 de enero en una excursión para vivaquear por las haciendas cercanas a


Guayaquil, la “Colombia” en una maniobra audaz, al mando del comandante Agustín
Franco, acoderó en Las Peñas en un intento por apoderarse de las goletas “Ismeña” y
“Valeroso”, y aun cuando estuvo a punto de lograrlo se frustró porque las naves se
encontraban fuertemente encadenadas.

Otro episodio se produjo cuando la goleta “Juanita” que se encontraba merodeando en


las inmediaciones de la ciudad encalló en los bajos de la Isla Santay. Sin demora, Flores
despachó 15 esquifes para apoderarse de la embarcación, que al mando del capitán
Úraga logró contener el ataque, con la suerte que una bala atravesó el corazón de su
rival el capitán Fiallos al tiempo que el reflujo de la marea hacía flotar la nave. El
desenlace favorable a los rebeldes despertó el entusiasmo de la población guayaquileña
que vitoreó la heroica lucha.En cuestión de días se presentó el bergantín “Amospalme”
de bandera norteamericana, propiedad del comerciante Alejandro Rudens que exigió
paso al puerto, intimando la intervención de su marina. Para evitar problemas,
Rocafuerte cedió recordándole su neutralidad; pero a la vuelta, conocedor que había
vendido la embarcación a Flores, lo obligó a pagar una compensación, bajo protesta del
mercader.

En medio del percance hizo su arribo la goleta de guerra “Vincennes”, asimismo


estadounidense; el comodoro Warbuston avisado del reclamo solicitó permiso para
continuar a Guayaquil a fin de recabar información. Por su lado, el cónsul británico
Walter Coppe, aprovechando la llegada de la fragata H.M.S “Challenger” interpuso su
mediación invitando a los antagonistas a su casa en Punta Española, en el extremo
oriental de la isla. Durante la amistosa cena, Rocafuerte cedió comprometiéndose a
devolver el valor requerido.Hacia el filo de la medianoche del 18 de junio, Rocafuerte
estaba de vuelta en su residencia en el pueblo de Puná, cuando sorpresivamente fue
capturado por el comandante Ponte, otro venezolano, que con el mayor sigilo había
atravesado el Golfo con una partida de 50 hombres. Junto a él cayeron en la redada los
coroneles Wright y Lavayen.

Conducido preso a Guayaquil, a Rocafuerte se le colocaron grilletes por orden de Flores;


“es preciso humillar a estos aristócratas”, sostuvo. El intendente departamental Vicente
Ramón Roca intervino a su favor, instando a una inmediata negociación de paz. Se
tornaba apremiante toda vez que el 13 de junio Imbabura, e inmediatamente después
Quito, proclamó la jefatura suprema de José Félix Valdivieso, ex ministro y enemigo
político del presidente.

Los dos adversarios que se habían enzarzado en una lucha sin cuartel durante ocho
meses afianzaron una tregua hasta la conclusión del mandato constitucional del general
Flores, el 10 de septiembre. Además firmaron una capitulación el 19 de julio que
convenía una amnistía general a todos los partícipes de la revolución, al tiempo de
acordar la convocatoria a un congreso extraordinario que se encargaría de establecer
las bases para una subsecuente Convención Nacional. Además, vía decreto, se nombró
a Rocafuerte Jefe Superior del Departamento mientras se perfeccionaba este
documento de “paz, unión, concordia sincera entre todos los ecuatorianos”.

Cumplido el primer período floreano, se reunió una asamblea ciudadana en Guayaquil


que nombró Jefe Supremo del Ecuador a Rocafuerte, quien a su vez a los pocos días
designaría a su antiguo enemigo como comandante del Ejército, con el encargo de
someter al gobierno de Quito, que se rendiría luego de la batalla de Miñarica, cerca de
Ambato, el 19 de enero de 1835.En 1834 Flores y Rocafuerte se reconcilian y firman un
documento para poner fin a las calamidades de una guerra civil y restablecer la paz de
un modo sólido y permanente en beneficio de la causa de la Nación.
BIBLIOGRAFIA

 Monteverde Granados, Carlos, Calm. (SP), Historia Marítima del Ecuador, tomo
VI: La Gran Colombia 1828-1830, La República 1830-1840. Guayaquil, Ecuador,
Inhima, 1997, Imprenta Naval, pág. 244.

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