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Emociones sutiles y Manipulación

De mi pico sale música para ti…

Y no reconoces mi intención.
No cabe duda que la relación entre personas ha cambiado considerablemente en menos de cien
años. El desarrollo tecnológico nos ha llevado a competir por las mejores posiciones, los mejores
puestos y a tratar de ser lo más popular posible. Hoy en día la discreción, el silencio y la paz se
han perdido en el ocaso del tiempo. Y es esta nueva forma de vida en la que vuela el tiempo,
puede ser un agente que disipa la capacidad de reconocer ciertas actitudes e incentivos de las
personas que se encuentran en nuestro entorno.

Es interesante que hasta en las mejores universidades enseñen cierto comportamiento,


dedicado a “cómo manejar a los demás” disfrazado de liderazgo, acentuando técnicas
manipulativas que son lamentablemente muy dañinas para las relaciones personales; ya que el
liderazgo no necesita más que poder ser capaz de hacer que un grupo de personas se apliquen
en trabajar en conjunto para poder realizar una tarea común. Ni qué decir de los vendedores, el
marketing, o los medios de comunicación, áreas que han creado un sin número de técnicas con
el objetivo de desviar las necesidades humanas para beneficio del comercio.

Pero volviendo a las relaciones personales, la manipulación influye sobre otra persona por
medio de sus emociones, tal como lo he mencionado anteriormente. Hay algo que no se debe
perder de vista, y es que el manipulador siente placer al manejar a otras personas, se vuelve un
estilo de vida que busca perpetuar por lo agradable que es para él o ella, el quebrar las defensas
de los demás para beneficio propio.

Para lograr cambiar el comportamiento a favor de sí mismo, el manipulador ya ha captado la


atención y buenas expectativas de otra persona, eso es fundamental. De tal manera que el
otro/a ya le observa como alguien en quien confiar, y puede dirigirse por medio de las
apreciaciones de quien le manipula. Debe tomarse en cuenta que, quien influye en la vida de
otro individuo, querrá acaparar todas y cada una de las buenas características de quien tiene
como objetivo, pues las necesita para sus fines propios. Dentro de estas se encuentran
básicamente:

Su fuerza de trabajo

Ideas y conocimiento

Capacidad de resolución de problemas

Tiempo

Favores sexuales

Dinero

Básicamente estas son las grandes áreas de la vida productiva de una persona, y el manipulador
las querrá casi por completo. La forma como el acto manipulativo adquiere forma, sin ser
percibido por el otro/a, es la sutilidad con la que se produce. Prácticamente nadie presta
atención a los rasgos sutiles que le influyen, y menos lo hacen de la persona que se ha ganado
su confianza. Estos incluyen halagos al principio, muchos halagos para lograr la predisposición
del manipulado, pues no hay mejor forma de lograr que otro haga por él algo, que haciéndole
sentir bien.

En vista de que todo ser humano necesita de la aceptación de los otros, así como del
reconocimiento por sus acciones y logros, es mucho más fácil tener acceso a las capacidades de
un ser humano por medio de las mismas. ¿Por qué por medio de estos componentes? Porque
llega a la persona directamente, no es necesario observarlo desde el punto de vista género, o
pareja incluso, aunque ya está reconocido que en muchas ocasiones una persona no se une por
amor a otra, sino por y para manipularla; sin embargo, al tener la capacidad de atender a la base
de la identidad como ser humano (que es lo que proporcionan el reconocimiento y la aceptación),
el efecto que se produce es mucho más fuerte que si se trata de influir sólo por el género por
ejemplo.
Puede usted encontrarse en un momento en el que ya tiene planificado el tiempo que le llevará
realizar algunas de sus actividades, pero en eso aparece esa persona por la que se siente
simpatía, puede que lleve una gran sonrisa en el rostro, o puede llevar uno acongojado. Desde
ese momento, ya la comunicación verbal captó su atención, así que la lógica le dice
internamente “pregúntale por qué esa cara”, con lo que le da permiso para que exponga la razón
de por qué proyecta esa imagen. Ese pequeño momento en el que se entrelaza la curiosidad
personal y la confianza, hacen que el manipulador inicie el camino para tomar parte de su
tiempo para sí mismo. Empezará por relatar brevemente algo que le ocupa y la necesidad que
tiene, pero se topa con que usted ya tiene planificado algo en particular, y no perderá la
posibilidad de arrebatarle el tiempo para sus beneficios.

Así se pueden encontrar con lemas como:

Eres tan rápido/a para hacer las cosas que ni te darás cuenta de cómo lo lograste…

Eres tan creativo/a que lo lograrás en un abrir y cerrar de ojos…

No sé cómo lo haces, pero eres genial para lograr antes que todas/os las tareas…

Eres tan capaz que no sé por qué te preocupas, puedes con esto y más, ya verás…

Eres tan organizado/a, que por eso acudí a ti, estoy seguro de que lo harás en un abrir y cerrar
de ojos…

Tengo toda mi confianza depositada en ti, sé que puedes lograrlo…


Se puede seguir con muchos más ejemplos, ahora bien, la presión se ejerce directamente sobre
sus capacidades, no sobre su persona. Se encuentra de cierta manera entre la espada y la pared,
pues decir que no, es como dejar de creer en sí mismo/a, en esa parte de su identidad que
proyecta como persona, lo que dice quién y cómo es usted. El manipulador logra crear un lazo
dinámico entre la requisición que hace y su propia forma de respuesta para afrontar las cosas.
Al observarlo de esta manera, no quiere perder credibilidad, muchos menos mostrar
incapacidad, así que acepta la solicitud realizada, aunque ello conlleve el doble de trabajo
previsto.

Es allí donde empieza a perder su calidad de vida como persona, son los pequeños retos que
impone la otra persona, y dependiendo de su necesidad de reconocimiento (de su necesidad de
que los demás den valor a lo que usted realiza), será donde el manipulador tendrá más o menos
oportunidades para captar la mayor cantidad de su tiempo. Empezará con poco, terminará con
mucho. Uno de los mayores problemas que se produce en esta negativa forma de relación, es
que poco a poco el manipulador empezará a mostrarse resistente a darle reconocimiento, y eso
influirá más a querer demostrarle quien es usted, que usted tiene un valor como ser humano
capaz de lograr objetivos y metas. Al final, por tratar de recuperar el reconocimiento inicial del
manipulador, en realidad terminará trabajando para él la mayor parte de su tiempo.

Por ello, si detecta que alguien le halaga en demasía y con ello se pega algún tipo de solicitud,
analice primero si ello le proporciona beneficios a usted o deterioro en su tiempo. Si ya se
encuentra en una situación más avanzada de relación, en la que se hace detrimento de sus
necesidades como ser humano, recuerde que el reconocimiento se lo debe a usted mismo/a en
primera instancia, luego viene el de los demás, eso le facilitará poder alcanzar el momento de
detener al manipulador y empezar a decir “no” a sus solicitudes. Si la relación se encuentra ya
en un punto en el que se haya amenazas de cualquier índole y teme sufrir daños, mejor busque
soporte y ayuda para salir de la misma.

La sutilidad con la que se suceden los actos manipulativos, es a lo que menos le prestamos
atención, y puede ser por muchas razones. El rápido devenir de la vida puede ayudar a no
percibir los mismos, pero no lo suficiente como para no terminar percatándonos de estos. Y si
por alguna razón se nos hace difícil salir de una situación de vida en la que nos han robado
nuestro tiempo (el cual es muy valioso y no retorna), es mejor acudir a un terapeuta para
recuperar nuestra autonomía.

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