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ESPAÑA

1. Concepción

España es en la actualidad es un Estado de Autonomías, un país formalmente unitario pero que funciona
como una federación descentralizada de comunidades autónomas, cada una de ellas con diferentes niveles
de autogobierno. Hoy en día, España está considerada como uno de los países europeos más
descentralizados, ya que todos sus diferentes territorios administran de forma local sus sistemas sanitarios
y educativos, así como algunos aspectos del presupuesto público; algunos de ellos, como el País Vasco y
Navarra, además administran su financiación pública sin casi contar (a excepción del cupo) con la
supervisión del gobierno central español.

2. Reglamentación

En España la Política de Ordenación Territorial es competencia de las Comunidades Autónomas. La


legislación autonómica distingue tres tipos de planes de ordenación del territorio: los que abarcan toda la
Comunidad, los que se centran en una parte y los que buscan objetivos especiales. El primer tipo lo forman
los planes de ámbito regional. El segundo lo constituyen los planes subregionales que han de definir el
modelo territorial de áreas geográficas de características homogéneas o que comparten determinados
problemas, y el tercero es de naturaleza heterogénea y de configuración variable según la Comunidad.

La legislación de Ordenamiento Territorial presenta un sistema jerarquizado de planificación en que el


planeamiento urbanístico queda vinculado por la planificación territorial (integral) y sectorial, y los planes
sectoriales vinculados por los planes territoriales; asimismo, dentro de este último tipo de planes los de
ámbito subregional quedan sometidos a los de ámbito regional. De este modo, el sistema establecido
garantiza la prevalencia de la planificación integral y su materialización a través de los restantes
instrumentos.

Las normativas aprobadas en España regulan esencialmente instrumentos de planificación olvidando en


gran medida la regulación de la gestión, la ejecución y la disciplina. Uno de los principales déficits
detectados en la mayor parte de normativas es la práctica de inexistencia de fórmulas de arbitraje
destinadas a la resolución de los conflictos entre las distintas Administraciones Territoriales. En todo caso,
la cuestión esencial, que a nuestro juicio debe ser destacada, es que el ordenamiento territorial solo se
hace viable y efectivo en tanto es consecuencia de una acción concertada de gobierno. El carácter
integrador de la ordenación del territorio implica que la definición e impulso de la misma debe efectuarse
desde instancias que aúnen la diversidad de competencias y responsabilidades de incidencia territorial y
que incorpore mecanismos de coordinación con las políticas sectoriales.

3. Ejecución

La gestión de los planes es otra de las cuestiones esenciales obviadas por la legislación territorial. La
indeterminación de los órganos que han de llevarla a cabo limita la efectividad de los mismos.

El carácter integral de los planes y su amplio contenido material requiere necesariamente la configuración
de órganos políticos de dirección y control; sin embargo, esta gestión se limita normalmente a un
seguimiento técnico de los contenidos del Plan por parte del órgano de la Administración Autónoma
competente en la materia, lo que resulta insuficiente porque los planes afectan normalmente a una
pluralidad de organismos y administraciones y requiere el impulso político para desarrollar los
instrumentos en los que se plasman las voluntades, los recursos financieros, la distribución de tareas y la
coordinación y los ritmos de ejecución de los proyectos.

De esta manera, también los programas económico-financieros de los planes o las memorias económicas
de los mismos, cuando existen, se limitan a la asignación de responsabilidades a organismos específicos sin
que ello proporcione, como ya hemos mencionado, garantías ciertas de ejecución. La solución planteada
en algunos instrumentos para asegurar la materialización de las actuaciones está lejos de haberse
generalizado y consiste, en los casos en que se ha abordado esta cuestión, en la propuesta de constitución
de consorcios para la gestión de los planes, o bien, en la firma de convenios y acuerdos previos a la
aprobación de los mismos que garanticen la ejecución de los proyectos.
4. Conclusiones

La Ordenación del Territorio ha progresado enormemente como ciencia y herramienta de gestión territorial
en la España de los últimos años. En un marco tan complejo y vibrante como ha demostrado ser el estado
de las autonomías, el desarrollo de trabajos sobre esta materia ha encontrado un especial caldo de cultivo
en el que los continuos conflictos y debates en torno a nuestra realidad territorial no han hecho sino
aumentar el número y pluralidad de líneas de investigación, diversificando algunas líneas preexistentes ya
en cierto sentido agotadas. Es notable la profundidad y el nivel alcanzado por muchos investigadores en el
estudio de aspectos tales como los conflictos urbanísticos, la eficiencia del modelo turístico, el desarrollo
territorial o las deficiencias de la planificación vigente este país.

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