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El principio de entropía
Este último principio cierra las premisas de los anteriores, indicando que existe
una tendencia entre los opuestos a atraerse entre sí. Ello pues la psique intenta
disminuir la energía vital usada y ya se indicó que mientras más extremos los
polos, más energía gastan. Si los opuestos se acercan paulatinamente, la energía
requerida será menor.
Esto ocurre a lo largo de toda la vida y es la razón de que durante la infancia o la
juventud las personas tengan ideas y conductas tan polares u opuestas,
mientras que a medida que se envejece, el individuo se vuelve mucho más
centrado y conciliador consigo mismo.
A este proceso de reconciliarse con los opuestos propios (y por ende limpiarse
de complejos), se le conoce como trascendencia. A la trascendencia de todos los
opuestos (masculino-femenino, maduro-infantil, valiente-cobarde, bueno-malo,
etc.) se le conoce como “self” y es la meta de toda persona para la psicología
profunda.
La Sincronicidad, una de las ideas más controvertidas de Jung
La sincronicidad es una forma en la que dos acciones, eventos o pensamientos
pueden conectarse. Dos eventos pueden conectarse, por ejemplo, por medio de
una relación causa efecto, o por casualidad. O una acción podría deberse a los
valores de una persona, o su propósito vital. En la sincronicidad no obran
ninguna de estas cosas.
Así pues, la sincronicidad explica la presencia simultánea de dos acciones,
eventos o pensamientos, que no son obra de la causalidad, casualidad o
conexión teleológica. Y estas dos acciones, eventos o pensamientos conectados
por la sincronicidad tienen una relación real y significativa.
Un ejemplo de sincronicidad sería pensar en un familiar al que no se ve en años
(y casi nunca se piensa en él), justo segundos antes de que este toque a la
puerta, pues vino de visita. Esto es lo que muchos llamarían casualidad y lo que
otros atribuirían a hechos místicos, pero que Jung llamó, simplemente,
sincronicidad.
Así como los arquetipos serían el contenido del inconsciente colectivo, la
sincronicidad sería la forman en que se comunican dos inconscientes
individuales o, dicho de otra forma, sería el lenguaje del inconsciente colectivo.
De acuerdo a Jung existen personas más sensibles que otras para entender este
lenguaje o comunicarse por medio de él.
En otras palabras, de nuevo parece todo producto de ideas supersticiosas. Y esa
es la razón de que Carl Jung retrasara tanto la publicación de este concepto. Él
tenía clara su existencia, pero no sabía cómo presentarla de forma científica.
Ante el temor de morir, lo publicó sin haber dado todavía con las pruebas
científicas requeridas, y por ello sigue siendo uno de los puntos más debatidos
de su obra. Sin embargo, en la actualidad, nuevos hallazgos, incluso en áreas tan
lejanas como la física cuántica, prometen dar una respuesta definitiva y
científica a este complejo tema.
La Tipología de la Personalidad en la Psicología Profunda de Jung
La teoría de la personalidad de Carl Jung parte de dos dimensiones alternativas
de la personalidad (introversión y extroversión) y las funciones que cumplen
cada una (sensación, pensamiento, intuición y sentimiento). La interacción de
estos rasgos y funciones es lo que crearía el mapa de la personalidad de cada
individuo.
Aunque habitualmente se toma a la palabra “introversión” como sinónimo de
“timidez” y a “extraversión” como sinónimo de “sociabilidad”, la descripción de
Jung de ambos conceptos va por un lado diferente. Estos conceptos, desde la
visión junguiana, tienen más que ver con la tendencia de cada persona a preferir
su mundo interno o el externo.
Interno acá no es sinónimo de “yo” y externo no es sinónimo de “los otros”. La
extroversión, para Jung, es la tendencia a atender al yo y la realidad externa,
mientras que la introversión es la tendencia a atender al inconsciente colectivo
y sus arquetipos.
Esta división puede parecer algo complicada de entender, pero se hace más
clara cuando se incorpora a las funciones de la personalidad. Estas funciones
son las que le permiten a cada cual enfrentarse a la realidad, tanto interna como
externa. Y todas las personas tienen estrategias de afrontamiento diferentes.
Esta sería su personalidad.
La primera de estas funciones es la de las sensaciones que, no es difícil
imaginarlo, tiene que ver con el usar los sentidos (vista, oído, gusto, olfato y
tacto) para obtener información. Para Jung, esta función no se controla de
manera racional, así que no incorpora el juicio que se pueda hacer tras la
percepción, sino solo la percepción.
La segunda función es la del pensamiento que, ahora sí, implica un juicio lógico
de la información que se ha recabado con la primera función. Esta sí sería una
función racional y su principal utilidad es guiar el proceso de toma de
decisiones.
La tercera función es la de la intuición. También es irracional, pero, a diferencia
de las sensaciones, no está ubicada en los procesos conscientes. También está
relacionada al integrar información, pero puede tener fuentes aleatorias, en
tiempo, tipo y espacio. Por ejemplo, una intuición puede surgir de años de
experiencia y hacerlo de forma abrupta.
La última función de la personalidad sería el sentimiento, que se refiere a
valorar una información desde una perspectiva emocional. A pesar de lo que
habitualmente se dice de los sentimientos, Jung considera que esta es una
función consciente, pues su centro está tanto en el sentir como en el pensar.
El Mapa de la Personalidad de la Teoría Junguiana
El mapa de la personalidad que plantea Jung se construye indicando, primero,
qué rasgos de personalidad predomina más, y luego estableciendo la
predominancia de las funciones de la personalidad, de mayor a menor. Ello pues
cada sujeto usa estas funciones de una manera y en un nivel distinto.
Partiendo de ese punto, cada uno tendrá una función principal (la más
desarrollada y consciente), una secundaria (también consciente y usada como
apoyo a la principal), una terciaria (poco desarrollada y poco consciente) y una
inferior (muy poco desarrollada y, en la mayoría de los casos inconsciente).
Para la psicología profunda, uno de los objetivos principales es lograr que el
individuo desarrolle ambos polos de la personalidad y sus cuatro funciones,
logrando que todas estas se hagan conscientes. La trascendencia antes indicada
sobre los arquetipos opuestos, aplica también a estos factores de la
personalidad.
Como se puede notar, entonces, las teorías de Jung revelan a un ser humano
complejo, lleno de polos opuestos y matices, que debe jugar a construirse, a
encontrar su centro, por toda la vida. Es una teoría elegante que todavía es
vigente y cuyo legado ha tocado a muchas más disciplinas que las interesadas
en estudiar al humano.
La literatura, el cine, las artes, la mitología, la filosofía, la antropología e incluso
la física han aprovechado las ideas de Carl Jung para exponer nuevos conceptos,
que han calado y son muy bien valorados por muchísimos profesionales. Queda
por ver a dónde llagarán los aportes de esta compleja teoría en el futuro.