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TRADICION POLITICA HSPAROLA E IDROLOGIA DE MAYO recho de absoluta, irrenuncis por derivarse de atribuciones conocidos en un pasado remoto y usurpados en. tiempos. imidad, no hist6rica sino absoluta, que Achega ideas— defiende es algo mucho mas audaz. que el prop6= sito primero declarado pr el movimiento de Mayo: ya ro se trata en efecto del ejercicio de atribuciones consti- tucionales cuya vigencia no ha desaparecido, ni se trata tampoco del retorno a olvidadas libertades quichuas; se trata, buenamente, de una revolucién, La re= volucién es, entonces, Ia tercera posibilidad abierta ante Ja crisis de 1a monarquia absoluta, y cuando Achega in vvoca en su defensa los irrenunciables derechos del hombre, esa revolucién ha osado ya, desde afios antes, decit sit nombre, 3) La RevoLUCIN La palabra misma quiere a 1a vez SALIDAS A LA CRISIS DE LA MONARQUIA BSPASOLA gencia en su proclama a Jos americanos de “las causas revolucién que acaba de suceder en el gobierno es- eas més arriba hallamos a la Re~ rasgo esencil consiste en que en ells rlaciones entre 4 hombre: ‘como no & presididas por negadora en rigor d jionario. Asi entendid: més audaz que los utilizados por el pensamiento tradicional, porque no rehtiye Ia dura prueba de ynarios se comprometen a cons- lo desde ya para todos los hombres. Un mito que no jene nada en comin con Ja anterior tradicién politica | as de ella, en cuanto opone mmada para el hombre por ta gra jente concebida como perfecta que esti el mi fa, aunque por més revuelto camino, na. smo admite, en efecto, que se dan instan- tes que inauguran situaciones totalmente nuevas, en los tes —al revés de To que ocurre en un pasado o un futu- cuenta se debe a que una relacién que es humana, a Ta taras; y todo in no. meramente mente humana y mundana es condenado de un espiritu escaso de piedad auténtica, tonces las consecuencias de ese insertarse los hechos vinculados con la salvacién junto al abigarrado conjunto, de los hechos de Jos hombres, en_un_tinico. proceso.tem- distinguir todavi sin esfuerzo dos planos, de los cuales s6lo debe interesarle el primero. Asi, para San Agustin, tas lineales vicisitudes \dad de Dios poco afectan, poco i, mondtona historia de cegue- ra, crimen y efimera gloria que es 1a propia de Ia Ciudad terrena, ‘Ni aun cuando, con Ia madurez. de la escolistica, Ia relacién entre o y profano se vea con menos dra- ccontraste, y en lugar de la oposicién entre ambos sectores de lo real se postule una diferenciacién jerarqui- zada, ni aun entonces el acuerdo finalmente logrado entre 192 ere entonces la concepcién en que s¢ 1a fundamente, la noci6n de que la condicién humana en sus aspectos profanos —y en part cambiados desde el origen de los tiempos y_des- 0 variar tampoco en el sa nocién pro- también que borrado con el sa fin de los racién se abte para 4 6stos ciudadanos de la Ciu- dad de Dios comparten con los qu in Ja Ciudad te- rena una tnica experiencia bi a hegativos son consecuencia necesaria de la Dios. As{ en un contexto hi lama con energia atin mayor de la gracia, del orden _p no estén condicionados por la ca‘da. fe, si San Agustin, si Suérez, deben ex- ‘estos criterios es porque una corriente 193 tenaz se resiste a hacer suya esta interpretaci6n que juzga Jimitativa del mensaje cristiano. En efecto, hubo siempre quienes no se prohibieron’ aproximar el orden de In gra historia sagrada sproximacién no s6lo fana, que deja de ser en que Jo mueva a orientar st quello que perdura_m causa de Dios jea de un sob de un grupo s pro. n la entera historia en historia sagrada, carga a la vez 1a de elementos profano: ie los hombres se vuelven hacia regeneraciones, que ignorado, apa y profana a la vez, DE LA MONARQUIA ESPASOLA pretadas como otras tantas caidas y redenciones: ‘un pro- més complicada— rempla: del que se centraba en ain mas un hecho. sino de las bases mismas de esa organizaci por otra parte en un instante determinado porque 0 aparece como parte de una experiencia total Ja de una trasformacién radical de la humanidad y de convivencia entre hombres. Desde el siglo xit al XV1 las tentativas de dar sentido més amplio ¢ inmediato a Ia nocién de libertad cristiana, de libertad evangélica, que se suceden sin que sus constantes fracasos acallen una exigencia al parecer indomefiable, sin ser ps més profano, en Jos siglos xvit y xvitt. La revolu a a ser un hecho pol no _es_ya_un heel no es ya entonces vista como momento de una historia sagrada, re- sida toda ella por un plan de inescrutable_por los humanos, Sin embargo, vinculada a una esperanza e , Esa revoluciGn sigue sig luto, El orden que mace de ra en. el plano p es puesto en cor ida, de vigencia tampoco condi el recuerdo dal parece en efecto tein como reali- ragpos han sido fija- SALIDAS A LA CRISIS dos para siempre deste un nivel superior al de la mera rece negando un dato es volveré-a imponer en el te un retorno a su_propi pero no es un dato puramente subj al hombre en raleza, de origen Ja que desempefiaba San Agusti Puesto qu orden snto del centro de gravedd del pro- de esa profanizacién de la tes en ef mundo hispanico —y no s6lo en s de la crisis final de Ja unidad monérquiea, Y es én Ja que se invocara mente lo que comienza a ocurrit de Mayo de 1810, Ella se delata ya a través de la imagen grandiosa de los hechos de Mayo, aceptada y propuesta aun por aquellos que de- 197 pero las consecuencias que se deducen del cundir de ese deseo son vistas como una suerte de cataclismo 6smico: “ ra se preparaba a forma a favor de una mutuacién gene inresistibles son tus altos decretos! Formados con titud y gravedad de Ia ete rapide det relimpag: ara fray Pantaleén Gare lado de la fecha del nacimiento del Red: Ia vietoria_y conversién de Con dicadores, experimentados y prudentes, saben sin embar- y bien qué estrechos ortodoxia s, y en abundancia predesti bar y perfeccionar Ia gran- ‘obra de nues ", Pocos sin duda afir- arin con la ce duracién de los plano religioso; muchos, en cambio, mente presente cuando hacen del 25 de May de fecha eje de la Pasando de —que sin embargo dk tallido del movimient ‘rastorno de nuest del cardcter moderado del mismo | fado el 25 de mayo la s: iis grande de los acont hemisferio ia tan glorioso que buscan ‘Otros aceptan con menos reserva las consecuencias précticas de ese esquema. El cardcter innovador, no tra- se advierte aun en los us0s ¢o- mismo. de una nueva inaugura_un ma” que viene a oponerse a lo que, con expresin mas Ilena_de sentido de lo que acaso advertian quienes la usaban, se Mama ya el aun cuando Ia Junta quanto fuese adaptable a las ci fi y si impusie- ron juramento de fidelidad a los oidores slo se determi- naron a ello por id de consolidar el nuevo. irminos empleados para caracteti- zar lo anterior y posterior a Mayo niegan 1a coi as que el contexto en el que son esfera de lo pil devocién al cuerpo politico en donde cada hoi integra, que comprende a la vez la participaci6n im gente en las decisiones de ese mismo cuerpo, también esa virtud que una ima, de Ia Antigiiedad distribuia profusamente entre forma. a ser, con ‘su nombre clisico, virtud moderna gracias al ciclo. revo- Iucionario abierto en el siglo xvit. Su prestigio se halla ya difundido en el Rio de Ja Plata, aun en sus rincones més apartados, cuando estalla el movimiento de Mayo. Ya el Cabildo de Mendoza, al escribir sobre el pronun- iamiento de Buenos Aires al gobernador de Cérdoba, en ivaciones que como el_motor del proceso revolucionario, su se_comunica con la rapidez del rayo, y con ello cae la fortaleza de los dés- potas en Chile, segin la caracterizacién que Ia Gaceta a 1d de la revolucién surge de ella misma, de principios; esa justicia es evi- impone entonces a todos, salvo a vente se ciegan para no recono- Jos pueblos, los que osadame: nuestro Augusto Soberano el Seftor Don fespada que quiso el despotismo hacerlo empufar” contra sus libertadores quedard relevado de tan ingrato deber no puede in| de In ad- Orie SALIDAS A LA CRISIS DB LA MONARQUIA BSPASOLA yracién espafiola en Indias, presentados —apenas muestran algiin apego al viejo orden— como defensores solapados de situaciones de_privilegio persot ido por la Revolucién enemigos de Ia revo- recido su brusco fin. Pero tal re secuencia inesperada de una sin embargo rica Ia propia _revolucién hubiese sido impensable. Esa agen esté presente no sélo en los revolucionarios mas anzados. Oigamos Comelio Saavedra, en una Memoria sin emba ada por su antiguo encono contra éstos ‘én del virrey, y creacién con- siguiente de un nuevo gobierno americano, fue a todas Iuces el golpe el dominio que os reyes de Espana habfan ten cerca de 300 afios en esta par- te del mundo, por el injusto derecho de conquista y sin No se puede negar esta gloria a los que por li- yugo que Ia oprimfa hicimos un for- 203 mal abandono de nuestras vidas, de nuestras familias ¢ intereses, arrostrando los riesgos a que con aquel hecho quedamos expuestos.... Nosotros solos, digo, tuvimos la sloria de emprender tan abultada obs in para Saave yrden antiguo en los puntos que seriim juzgados esen- mpo 0 en otra circunstancia. El proyecto” 0 que a través de la revolucién se SALIDAS A LA CRISIS DE LA MONARQUIA BSPAROLA ccaciones que la tradici6n p hha venido ofreciendo, En este sentido, la ac se acaba de ver— la han dirigido el movi derados, Si nos colocamos en otro plano, en coneretos contenidos del programa revolucionari deracién parece se: re, por ejemplo, un rasgo :0 erigido por Espaiia e is de un celoso servidor de la mente as odiosas consecuen- cas qué de in. Y sin embargo, cuando Ia Re- volucién mand6 sus 5 a libertar el Norte, conser varon éstos la estructura de cas aborrecido; y cuando un de Juan José Ca el jacobino de la 10 dej6 de sefialar, en prosa m esperar de su vehemet hecha a las castas tenia de Un gobierno que se ¢i je Ia virtud, ha de ser franco en di in a la clase y condicién. .. El ci Morenos es muy recomendlable por sts virtudl 205 No pudiera declararle cuando fo oportunidad e| uso de Don a uno de castas 0 la id de distinguido si es soldado vendiéndose aquel ilo en Ia Cémara por menos valor que una accién vir- lento. de Mayo, un cardcter menos heterogéneo del que suele a La caracterizacién de Ja revolucién por Moreno resulta va, antes que de la opinién de un cfrculo ado de entre los que en ella participan, de las ies en el movimiento en su conjun aleanzan en los escritos del seeretario de In_ Junta una expresién coherente, Comienza Moreno por recusar despectivamente_las jeaciones no revolucionarias del movimiento, jLa ‘No conocemos ningui or Ja codicia para ‘no son sino erdos de la rapacidad_metropol ente un memorial de agravios, son cle- ispensables para entender el proceso comenza- Jomo un proceso revolucionario; la violacign SALIDAS A LA CRISIS DE LA MONARQUIA ESPAROLA en el plano histérico de principios de validez més que jectual y mor “preocupaciones” ¢ ignoran gobernantes, pe- Al derecho ejemplo en las leyes las iniquidades de que ros pri el derecho, y de que deben en el plano juridico, es ms vasta. Esos “pri- Loe. cit, pig. 246, tusiasta de Rousseau, a quien prodiga los més extrema- soberanfa que la que nos interesa. La revolucién era acaso, para Moreno, la instauracién de un orden cuyos rasgos esenciales ha- bian sido fijados por Rousseau. Era quiz también. la en este rinc6n austral de que Moreno muestra una pasiones, como dotado de talentos extraordinarios [hizo servir] al engrandecimiento de sus hermanos Ia sangre de un mill6n de hombres derramada por el'bien de su pa- es decir, hasta el momento de su crisis final. Su de Jos hacendados y sus abogados, sensible para. ad- leyes de SALIDAS A LA CRISIS DE LA MONARQUIA RSPASOLA miento de los remotos indigenas del altiplano andino; me- le a las desigualdades, a las injusticias conso- ‘grupos que dirigen Ja revolucién deben el acrecentamien- to de su prosperidad. Ambas caracterizaciones pueden Moreno puede ser el jacobino defensor de de sangre y_exterminio que en él vein Saave- 10 quieren hoy algunos, el reses. impacientes por ul agen confusa y aun contradi ado, haya elaborado_més_madur idores en In comén empresa la nocién de no es una mera no- cién que apele a ia para ser comprendida; ¢s.a la vez un mito, es el mito moderno por excelencia, el de la redencién de ja humanidad por su propio esfuer- zo, el de la conquista de un paraiso situado ahora en el curso de su propia historia humana, como meta final y aleanzable de un proceso que sélo a través de su conquis- ta alcanza justificacién, Ese que en los escritos de Moreno alcanza expresién coherente, al margen. de. ellos da sentido a las primeras etapas de la vida histériea ar- fen las cuales se trasforma en orgullosa fe colec- ima en su larga-desdicha a Cornelio Saa- ide morir en Ia desesperacién a mis de tes revolucionarios, que todavia veinte 209 OLA B IDEOLOGIA DE MAYO plano de las ideas ha- ivo que para la reali- én misma de reino de Ia justicia y ta libertad intemporales, dejando atras ese dominio de ignorancia, crimen y estupidez que comprende Ia entera n una aspiracién ‘opuestas— de quie- n Ta revolucién el derrumbe de una estructura ae ee SALIDAS A LA CRISIS DE LA MONARQUIA BSPASOLA 2a, acrecida durante el antiguo régimen, encuentra esca~ yn que éste les protesta de los on ofrece emtonces, si no sf una categoria nueva para pensar I6gicas: esta nocién, que «: ‘no como dos niveles de una esfuerzo del hombre, esta nocién no tiene, no puede tener precedentes en In tradiciGn politica espafiola, como no Jos tiene en la dominante en el resto de Europa. Pero esta novedad radical que In nocién misma de revolucién porta consigo no afecta i campo de las idea se ha visto ya c6mo gracias a ella pudo tener orientacion tiniea un movimiento apoyado a la vez en exigencias, en aspiraciones, en rencores entre sf incompatibles, Es esa eficacia pol a To que hace de la nocién de revolucién a Ja vez que una categor formal para pensar lo politico, un politica. Como tal cumple una funcién politica inme: que no nos corresponde examinar aqui: no buscaremos entonces establecer si la nocién de revolucién ha sido ido para presentar como aspiracién univers las aspiraciones mas precisas de de emplear entonces servicio de os interoses de an rosamente [os orgullosos sefiores del cal idos en nombre de Ia igualdad revolucionaria mmte dominio de los antes oprimidos Pudieron aprenderlo en 1820 os que durante diez afios cha de Ta Revolucién, en yo punto de partida de una nueva Jegi nueva continuidad politica e ideolégica en cuya estela quieren ubicarse tanto los esfuerzos por constituir al ps fen nacién moderna y unida, cuanto los que buscan inte- dos aquellos que con propé ada caso diferente in embargo, como el Chacho en 1863, la ad- jones que “surgieron el gran que de esa revolucién tampoco se hallard nada ilegitimo en una renovacién de las nociones util zadas para entender el pasado que se apoya en una més \cida —o més atormentada— i nombre de ninguna ortodoxia pol limites a ese esfuerz0 renovador: Ja historia no po reducirse, en efecto, a un repertorio de anéedotas ei cantes al servicio de una doctrina p\ josa, por compartida que Ja imagen de nuestro su acaso oportuno recordar! para que parezea necesario mencios SBuIV SON3NG 30 VINVLISUSAINN IwINOLIGy OAVW 3a VIHVNOIDONAITIOARH vwiIsoO1OaNaCI =X VIONVdSS VOILITOaA NOIIGVUL IHDNOG NIN3d1VH O1TNL voluawy 30 vosLonsia

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