Professional Documents
Culture Documents
El Universo estático
La evolución de la materia
En resumen
Prólogo
El siguiente escrito está dedicado a comentar las diapositivas que
presentó el Prof. Carlos Pérez García en sus dos conferencias del
seminario "Ciencia, Razón y Fe", que tuvo lugar en la primavera del
año 2005.
Carlos Pérez dejó este trabajo inconcluso, sin texto, por causa del
trágico accidente que sufrió el 31 de Julio de 2005 durante una
excursión a la montaña. Aunque no tuve la fortuna de asistir a ese
curso, las características universales de la ciencia contemporánea
permiten que otra persona cualquiera, como quien escribe estos
textos, pueda imaginar y completar aquello que esa secuencia de
imágenes intenta narrar.
Creo suponer que por esta razón Carlos no ha mezclado los discursos
y los ha separado con una diapositiva sin contenido, neutra. Separa
así dos discursos, manteniendo gran respeto y coherencia en cada
uno de ellos, pero simultáneamente, preservando toda su identidad.
Muchas veces la humanidad ha intentado mezclar las cosas o eliminar
uno de los enfoques y normalmente, el resultado nunca ha sido
demasiado bueno.
Hace ocho siglos Santo Tomás de Aquino nos decía por una parte,
que no hay nada en nuestra mente que no haya pasado primero por
los sentidos, lo que parece una adhesión completa al primer discurso,
pero mantiene simultáneamente un discurso dual, una doble fuente
en el plano del conocimiento al tratar la revelación. Esta postura fue
confirmada en numerosas ocasiones y se mantiene viva en la Iglesia
hasta la fecha. Como católico, también comparto esta perspectiva y
por lo tanto, tampoco me gusta mezclar.
Héctor L. Mancini
El Universo estático
El primer modelo relativamente completo utilizado para predecir los
movimientos celestes es el modelo geocéntrico que se recuerda
asociado al nombre de Claudio Ptolomeo I, quien recopiló muchos
datos de siglos anteriores. Este modelo presenta la antigua
concepción de un universo con la Tierra en su centro y los planetas
describiendo complicadas órbitas sobre un fondo de estrellas
supuestamente fijas. El problema más importante que resolvió, fue la
descripción del movimiento planetario, incluida la Luna. La palabra
Planeta, que significa "errabundo", nos permite dar una idea del
grado de abstracción necesario y la dificultad del problema cuando es
observado desde la Tierra.
Con esta idea de fondo, todas las teorías sobre el movimiento celeste
invariablemente respaldaron la concepción de un universo
globalmente estático, estable y por lo tanto inmutable y eterno.
Casi 2000 años tardó la humanidad hasta que Newton, para describir
el movimiento, pudo incorporar la idea de Euclides de un espacio
isótropo y homogéneo. En menos de doscientos años, esa idea quedó
reducida a un caso límite de un espacio más general (geometrías de
Riemann y Lobachevsky). Nuevamente, la teoría anterior queda
absorbida como caso límite. Por ejemplo, la suma de los ángulos
interiores de un triángulo en la geometría de Euclides vale siempre
180º. En un espacio curvo ya no es así. Esa suma será mayor, pero
siempre, cuando la curvatura es muy pequeña, el espacio podrá
considerarse plano y recuperar su validez la geometría clásica. Esta
absorción de las teorías precedentes en la nueva, es una constante
dentro de la ciencia moderna. Las teorías anteriores son consideradas
como lecturas válidas del mundo real, a su vez, las nuevas podrían
ser absorbidas en el futuro, dentro de otra teoría más general. Pero
en todos los casos, las precedentes conservan su validez dentro de su
aproximación.
Nos da trabajo imaginar un espacio curvo. Aunque estamos dentro de
él y contribuímos a su curvatura, a nuestra escala no nos resulta
evidente y por ello, escapa a nuestro "sentido común". Considerando
el espacio como lo hace esta teoría, no es posible distinguir mediante
un experimento una aceleración, de la curvatura del espacio o
"gravedad". Un campo gravitatorio homogéneo es completamente
equivalente a un sistema de referencia acelerado. Esta es el llamado
"Principio de Equivalencia" y en este espacio, las leyes de la física son
las mismas bajo atracción gravitatoria que bajo aceleración.
La evolución de la materia
Unos años antes del suceso comentado, un antiguo estudiante de
Friedmann, George Gamow, había puesto nuevamente la teoría de
Lemaître en el escenario, precisando que aquel universo primitivo,
además de ser más denso, debía haber sido mucho más caliente y
predecía en sus cálculos la existencia de un resto de radiación
enfriada, es decir, algo similar a un "fósil" proveniente de la etapa
primitiva del universo, que debería estar presente en todos los
rincones del universo. Esta radiación se conoce hoy como "radiación
de fondo".
En las etapas iniciales del universo, las energías que tenían las
partículas eran mayores que las que hoy se pueden alcanzar en un
laboratorio (para alcanzarlas, suponiendo que fuera realizable, sería
necesario construir un acelerador de una longitud comparable con la
distancia al sol). Por lo tanto, no hay experimentación posible y no
hay modelo físico convincente para los primeros (10-33 s) del
universo, el tiempo anterior al cambio de fase que forma parte de la
teoría de la "Gran Unificación" de las fuerzas (GUT).
Por supuesto, no sabemos nada sobre lo que había antes del Big-
Bang aunque nunca faltan especulaciones teóricas. La posibilidad de
existencia de universos paralelos ya había anticipada por el filósofo y
matemático alemán I. Kant, actualmente diríamos "multiversos",
cada uno con su big-bang, con sus constantes cosmológicas y sus
leyes de la física, pero por ahora, y parece que por mucho tiempo
más, todas estas teorías son sólo eso: especulaciones.
En resumen
Los datos experimentales han confirmado que la expansión existe, es
acelerada y pocos científicos piensan hoy en la posibilidad de un
modelo estacionario para el universo. Por lo cual, la teoría de una
regresión final (o "Big - Crunch") tiene actualmente muy poca
aceptación.
También el papa Juan Pablo II, pidió perdón por los errores que
pudieran haberse cometido en el denominado "caso Galileo", como un
acto de buena voluntad dirigido al mundo de la ciencia, para
reafirmar la importancia que la Iglesia siempre le dado a esta
actividad de la razón humana.
Estas relaciones entre ciencia y fe, dentro del catolicismo, van mucho
más allá: el propio Vaticano tiene una Academia Pontificia de las
Ciencias donde muchos de los más importantes científicos son
invitados a exponer sus teorías. El mismo papa Pío XII fue uno de los
más entusiastas seguidores del modelo del Big-Bang, desde antes de
su aceptación generalizada por la comunidad científica. Nada más
ajeno ni más injusto entonces, que esa acusación de oscurantismo
que le llueve a la Iglesia desde determinados ambientes del ateísmo.
No parece ser esta la idea buscada por Carlos Pérez para el cierre de
una exposición como la preparada en la serie de diapositivas que
presentó. A mi entender, el mensaje final que procuran dejarnos
estas dos conferencias, es que el fin del Universo, ocurra lo que
ocurra físicamente, será la apertura completa a la trascendencia. No
se trata de un fin, sino de una finalidad.
Presentación completa
Nota: Animación Flash de más de 1 Mb.
Para pasar las diapositivas, haga clic con el ratón sobre la imagen.