Antonio Machado: Poesías Completas
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Antonio Machado Ruiz (1875-1939) fue un poeta español, el más joven representante de la generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista (como la de su hermano Manuel), evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española.
ÍNDICE:
PRIMERAS POESÍAS;
SOLEDADES;
DEL CAMINO;
CANCIONES;
HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES;
GALERÍAS;
VARIA;
CAMPOS DE CASTILLA;
ELOGIOS;
NUEVAS CANCIONES;
DE UN CANCIONERO APÓCRIFO;
CANCIONERO APÓCRIFO;
LOS COMPLEMENTARIOS;
LA GUERRA;
SONETOS ESCRITOS EN UNA;
NOCHE DE BOMBARDE
Antonio Machado
Antonio Cipriano José María Machado Ruiz. (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Coillure, Francia, 22 de febrero de 1939). Poeta, dramaturgo y narrador español, poeta emblemático de la Generación del 98.Realiza sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza y posteriormente completa sus estudios en los institutos San Isidro y Cardenal Cisneros. Realiza varios viajes a París, donde conoce a Rubén Darío y trabaja unos meses para la editorial Garnier.En Madrid participa del mundo literario y teatral, formando parte de la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. En 1907 obtiene la cátedra de Francés en Soria. Tras un viaje a París con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar filosofía con Bergson y Bédier, fallece su mujer - con la lleva casado tres años - y este hecho le afecta profundamente. Pide el traslado a Baeza, donde continúa impartiendo francés entre 1912 y 1919, y posteriormente se traslada a Segovia buscando la cercanía de Madrid, destino al que llega en 1932. Durante los años que pasa en Segovia colabora en la universidad popular fundada en dicha ciudad.En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a la poetisa Pilar de Valderrama, la "Guiomar" de sus poemas, con la que mantiene relaciones secretas durante años.Durante los años veinte y treinta escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. En la Guerra Civil Machado no permanece en Madrid ya que es evacuado a Valencia en noviembre de 1936. Participa en las publicaciones republicanas y hace campaña literaria. Colabora en Hora de España y asiste al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. En 1939 marcha a Barcelona, desde donde cruza los Pirineos hasta Coillure. Allí fallece al poco tiempo de su llegada.En la evolución poética de Antonio Machado destacan tres aspectos: el entorno intelectual de sus primeros años, marcado primero por la figura de su padre, estudioso del folclore andaluz, y después por el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza; la influencia de sus lecturas filosóficas, entre las que son destacables las de Bergson y Unamuno; y, en tercer lugar, su reflexión sobre la España de su tiempo. La poética de Ruben Darío, aunque más acusada en los primeros años, es una influencia constante.El teatro escrito por los hermanos Machado está marcado por su poética y no permanece en los límites del teatro comercial del momento. Sus obras teatrales se escriben y estrenan entre 1926 (Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel) y 1932 (La duquesa de Benamejí) y consta de otras cinco obras, además de las dos citadas. Son Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) - escritas todas en verso - y El hombre que murió en la guerra, escrita en prosa y no estrenada hasta 1941. Además, los hermanos Machado adaptan para la escena comedias de Lope de Vega como El perro del hortelano o La niña de Plata, así como Hernani de Víctor Hugo.
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Antonio Machado - Antonio Machado
Antonio Machado
Poesías Completas
Antonio Machado
Poesías Completas
l’Aleph
Antonio Machado
Poesías Completas
Pintura de portada: Antonio Machado, por Joaquín Sorolla, 1918
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
© 2020 Wisehouse Publishing | Sweden— Edtorial l-Aleph
www.l-aleph.com
ISBN 978-91-7637-714-7
Índice
~PRIMERAS POESÍAS~
SOBRE LA CLARA ESTRELLA DEL OCASO
ARTE POÉTICA
Y ESTAS PALABRAS INCONEXAS
GALERÍAS
~SOLEDADES~
EL VIAJERO
He andado muchos caminos,
La plaza y los naranjos encendidos
EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO
RECUERDO INFANTIL
Fue una clara tarde, triste y soñolienta...
El limonero lánguido suspende
Yo escucho los cantos
ORILLAS DEL DUERO
A la desierta plaza
Yo voy soñando caminos
Amada, el aura dice
Hacia un ocaso radiante
CANTE HONDO
La calle en sombra. Ocultan los altos caserones
Siempre fugitiva y siempre
HORIZONTE
EL POETA
¡Verdes jardinillos,
~DEL CAMINO~
PRELUDIO
Daba el reloj las doce... y eran doce
Sobre la tierra amarga,
En la desnuda tierra del camino
El sol es un globo de fuego,
¡Tenue rumor de túnicas que pasan
¡Oh, figuras del atrio, más humildes
La tarde todavía
Crear fiestas de amores
Arde en tus ojos un misterio, virgen
Algunos lienzos del recuerdo tienen
Crece en la plaza en sombra
Las ascuas de un crepúsculo morado
¿Mi amor? ... ¿Recuerdas, dime,
Me dijo un alba de la primavera:
Al borde del sendero un día nos sentamos.
Es una forma juvenil que un día
¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja,
~CANCIONES~
Abril florecía
COPLAS ELEGIACAS
INVENTARIO GALANTE
Me dijo una tarde
La vida hoy tiene ritmo
Era una mañana y abril sonreía.
El casco roído y verdoso
El sueño bajo el sol que aturde y ciega,
~HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES~
LA NORIA
EL CADALSO
LAS MOSCAS
ELEGÍA DE UN MADRIGAL
ACASO...
JARDÍN
FANTASÍA DE UNA NOCHE DE ABRIL
A UN NARANJO Y A UN LIMONERO
LOS SUEÑOS MALOS
HASTIO
Sonaba el reloj la una,
CONSEJOS
GLOSA
Anoche cuando dormía
¿Mi corazón se ha dormido?
~GALERÍAS~
INTRODUCCIÓN
Desgarrada la nube; el arco iris
Y era el demonio de mi sueño, el ángel
Desde el umbral de un sueño me llamaron...
SUEÑO INFANTIL
¡Y esos niños en hilera,
Si yo fuera un poeta
Llamó a mi corazón, un claro día,
Hoy buscarás en vano
Y nada importa ya que el vino de oro
Tocados de otros días,
La casa tan querida
Ante el pálido lienzo de la tarde,
Tarde tranquila, casi
Yo, como Anacreonte,
¡Oh tarde luminosa!
Es una tarde cenicienta y mustia,
¿Y ha de morir contigo el mundo
Desnuda está la tierra,
CAMPO
A UN VIEJO Y DISTINGUIDO SEÑOR
LOS SUEÑOS
Guitarra del mesón que hoy suenas jota,
El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.
La primavera besaba
Eran ayer mis dolores
RENACIMIENTO
Tal vez la mano, en sueños,
Y podrás conocerte, recordando
Los árboles conservan
Húmedo está, bajo el laurel, el banco
~VARIA~
Pegasos, lindos pegasos,
Deletreos de armonía
En medio de la plaza y sobre tosca piedra,
COPLAS MUNDANAS
SOL DE INVIERNO
~CAMPOS DE CASTILLA~
RETRATO
A ORILLAS DEL DUERO
POR TIERRAS DE ESPAÑA
EL HOSPICIO
EL DIOS IBERO
ORILLAS DEL DUERO
LAS ENCINAS
¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,
EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
UN LOCO
FANTASÍA ICONOGRÁFICA
UN CRIMINAL
AMANECER DE OTOÑO
EN TREN
NOCHE DE VERANO
PASCUA DE RESURRECCIÓN
CAMPOS DE SORIA
LA TIERRA DE ALVARGONZALEZ
EL SUEÑO
AQUELLA TARDE.
OTROS DÍAS
CASTIGO
EL VIAJERO
EL INDIANO
LA CASA
LA TIERR A
LOS ASESINOS
A UN OLMO SECO
RECUERDOS
AL MAESTRO AZORIN
POR SU LIBRO CASTILLA
CAMINOS
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Dice la esperanza: un día
Allá, en las tierras altas,
Soñé que tú me llevabas
Una noche de verano
Al borrarse la nieve, se alejaron
En estos campos de la tierra mía,
A JOSÉ MARÍA PALACIO
OTRO VIAJE
POEMA DE UN DÍA
NOVIEMBRE 1913
LA SAETA
DEL PASADO EFÍMERO
LOS OLIVOS
LLANTO DE LAS VIRTUDES Y COPLAS POR LA MUERTE DE DON GUIDO
LA MUJER MANCHEGA
EL MAÑANA EFÍMERO
PROVERBIOS Y CANTARES
PARÁBOLAS
MI BUFÓN
~ELOGIOS~
Como se fue el maestro,
A ti laurel y hiedra
Valcarce, dulce amigo, si tuviera
MARIPOSA DE LA SIERRA
DESDE MI RINCÓN
UNA ESPAÑA JOVEN
ESPAÑA EN PAZ
Esta leyenda en sabio romance campesino,
Este noble poeta, que ha escuchado
Si era toda en su verso la armonía del mundo,
Tus versos me han llegado a este rincón manchego,
MIS POETAS
Este donquijotesco
Era una noche del mes
~NUEVAS CANCIONES~
OLIVO DEL CAMINO
APUNTES
HACIA TIERRA BAJA
GALERÍAS
LA LUNA, LA SOMBRA Y EL BOTÓN
CANCIONES DE TIERRAS ALTAS
CANCIONES
CANCIONES DEL ALTO DUERO
PROVERBIOS Y CANTARES
LOS OJOS
EL VIAJE
GLOSANDO A RONSARD Y OTRAS RIMAS
SONETOS
VIEJAS CANCIONES
~DE UN CANCIONERO APÓCRIFO~
~CANCIONERO APÓCRIFO~
ULTIMAS LAMENTACIONES DE ABEL MARTÍN
SIESTA
A LA MANERA DE JUAN DE MAIRENA
LOS COMPLEMENTARIOS
CANCIONES A GUIOMAR
OTRAS CANCIONES A GUIOMAR
MUERTE DE ABEL MARTIN
OTRO CLIMA
~LOS COMPLEMENTARIOS~
¡Qué dificil es
ALBORADAS
SÓLO RECUERDO LA EMOCIÓN DE LAS COSAS
APUNTES
EL ADJETIVO Y EL NOMBRE
~ LA GUERRA ~
LA PRIMAVERA
EL POETA RECUERDA LAS TIERRAS DE SORIA
AMANECER EN VALENCIA
LA MUERTE DEL NIÑO HERIDO
A FEDERICO DE ONIS
CANCIÓN
COPLAS
EL CRIMEN FUE EN GRANADA
Estos días azules y este sol de la infancia
ANTONIO MACHADO
por Rubén Darío
Misterioso y silencioso
Iba una vez y otra vez,
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
Cuando hablaba tenía un dejo
De timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
Casi siempre se veía arder.
Era luminoso y profundo
Como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
Y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
O traería un panal de miel.
Las maravillas de la vida
Y del amor y del placer,
Cantaba en versos profundos
Cuyo secreto era de él.
Montado en un raro Pegaso,
Un día al imposible fue.
Ruego por Antonio a mis dioses,
Ellos le salven siempre. Amén.
Rubén Darío
ji
~PRIMERAS POESÍAS~
(Anteriores a 1902)
7
i
SOBRE LA CLARA ESTRELLA DEL OCASO
El poeta recuerda a una mujer desde un puente del Guadalquivir
Sobre la clara estrella del ocaso,
como un alfanje, plateada, brilla
la luna en el crepúsculo de rosa
y en el fondo del agua ensombrecida.
El río lleva un numeroso acento
de sombra cristalina
bajo el puente de piedra, ¡Lento río
que me cantas su nombre, el alma mía
quiere arrojar a tu corriente pura
la ramita más lenta y más florida,
que encienda la primavera
en los verdes almendros de tu orilla!
Quiero verla caer, seguir, perderse
sobre tus ondas limpias.
Y he de llorar... Mi corazón contigo
flotará en tus rizadas lejanías.
¡Oh tarde como aquella y río lento
de sombra cristalina!...
Sobre la clara estrella del ocaso
la argéntea luna brilla.
ii
ARTE POÉTICA
Y en toda el alma hay una sola fiesta
tú lo sabrás, Amor sombra florida,
sueño de aroma, y luego... nada; andrajos,
rencor, filosofía.
Roto en tu espejo tu mejor idilio,
Y vuelto ya de espaldas a la vida,
Ha de ser tu oración de la mañana:
¡Oh, para ser ahorcado, hermoso día!
iii
Y ESTAS PALABRAS INCONEXAS
¡Oh, sola gracia de la amarga tierra,
rosal de aroma, fuente del camino!
Auras... ¡Amor! Bien haya primavera;
bien haya abril florido,
y el solo amado enjambre de mis sueños,
que labra miel al corazón sombrío.
Y en una triste noche me aguijaba
la pavorosa espuela de mis pasos...
Sentirse caminar sobre la tierra
cosa es que lleva al corazón espanto.
Y es que la tierra ha muerto... Está en la luna
el alma de la tierra
y en los luceros claros.
iv
GALERÍAS
Yo he visto mi alma en sueños...
En el etéreo espacio
donde los mundos giran,
un astro loco, un raudo
cometa con los rojos
cabellos incendiados...
Yo he visto mi alma en sueños
cual río plateado,
de rizas ondas lentas
que fluyen dormitando...
Acaso mi alma tenga
risueña luz de campo,
y sus aromas lleguen
de allá, del fondo claro...
Yo he visto mi alma en sueños...
Era un desierto llano
y un árbol seco y roto
hacia el camino blanco
ji
~SOLEDADES~
(1907, edición final en 1919)
7
I
EL VIAJERO
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día vimos partir hacia un país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente;
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
El rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó —la pobre loba— muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?
¿Sonríe al sol de oro,
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela henchida?
El ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas.
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.
Serio retrato en la pared clarea todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
II
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adonde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
III
La plaza y los naranjos encendidos
con sus frutas redondas y risueñas.
Tumulto de pequeños colegiales
que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.
¡Alegría infantil en los rincones
de las ciudades muertas!...
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!
IV
EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO
Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.
A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.
De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros...
Y al resonar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.
Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos...
El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.
—Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa, larga paz a tus huesos...
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.
V
RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección;
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
VI
Fue una clara tarde, triste y soñolienta...
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...
La fuente sonaba.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta.
En el solitario parque, la sonora
copla borbollante del agua cantora
me guía a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía.
La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?
Fue una tarde lenta del lento verano.
Respondí a la fuente:
No recuerdo, hermana,
mas sé que tu copla presente es lejana.
Fue esta misma tarde: mi cristal vertía
como hoy sobre el mármol su monotonía.
¿Recuerdas, hermano? ... Los mirtos talares,
que ves, sombreaban los claros cantares
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama,
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano? ...
Fue esta misma lenta tarde de verano.
—No sé qué me dice tu copla riente
de ensueños lejanos, hermana la fuente.
Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
yo sé que es lejana la amargura mía
que sueña en la tarde de verano vieja.
Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.
—Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.
Fue una clara tarde del lento verano..
Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
y en la clara tarde, dijeron tu pena.
Dijeron tu pena tus labios que ardían;
la sed que ahora tienen, entonces tenían.
—Adiós para siempre la fuente sonora,
del parque dormido eterna cantora.
Adiós para siempre; tu monotonía,
fuente, es más amarga que la pena mía.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta.
VII
El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta,
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera,
tibia tarde de marzo
que el hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente, dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia.
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
VIII
Yo escucho los cantos
de viejas cadencias,
que los niños cantan
cuando en coro juegan,
y vierten en coro
sus almas que sueñan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas,
que no son alegres,
con lágrimas viejas,
que no son amargas
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.
En los labios niños,
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan.
Jugando a la sombra
de una plaza vieja,
los niños cantaban...
La fuente de piedra
vertía su eterno
cristal de leyenda.
Cantaban los niños
canciones ingenuas,
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
Seguía su cuento
la fuente serena;
borrada la historia,
contaba la pena.
IX
ORILLAS DEL DUERO
Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Girando en torno a la torre