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La verdadera experiencia no consiste en descubrir nuevos países, sino en ver la

realidad con nuevos ojos. Marcel Proust.

PUNTO DE VISTA

ZONAS GRISES
Por Ricardo Villa Sánchez
Redes sociales: @rvillasanchez

En Colombia cuando un político, que encarna una tercería, deja en libertad a sus
electores, como si el voto no fuera su derecho, le sugiere a sus electores votar en
blanco o acude a la abstención, es usual que ya tenga un acuerdo por debajo de la
mesa, con tapabocas, con quien piensa que va a ganar, pero no quiere salir en
foto alguna ni aparecer cercano o coincidir con él. Pero, remember, con el avance
de las redes sociales y el despertar de las nuevas ciudadanías, no hay nada oculto
bajo el sol; además, en política, la mentira cuesta.

Detengámonos un poco, ¿Qué es una tercería? Dícese de una tercería a una


opción alternativa que se sostiene por sí misma hasta el final de la elección, en
este caso la primera vuelta, pero que de no ganar, le favorece a quien lleva la
cabeza, ahora en la carrera presidencial. Quizás, por eso no participaron de la
consulta interpartidista, en la que han podido triunfar, ni se alían para segunda
vuelta, manifestando conservar una zona gris de independencia, que de nuevo y
de manera probalística, le tributaría a quien llevó la punta de la lanza en la pasada
elección. Aún más, dejar en libertad a los electores, per se, lleva consigo un
veneno: el único poder de decisión real, secreto, libre, consciente, con que cuenta
el ciudadano, es el voto. Un ciudadano, un voto es la premisa principal de nuestro
pacto social y es la principal regla procedimental de la democracia.

Votar en blanco en segunda vuelta no tiene efecto alguno, como lo reza la


Constitución de 1991 en su parágrafo 1 del artículo 258, luego no es eficaz en
política hacer este ejercicio en esta coyuntura. Deja mal parado en su coherencia,
a quien lo manifieste. Coincido con quienes afirman que no debería incluirse esta
casilla en el tarjetón electoral de segunda vuelta. Abstenerse sería irresponsable
en este momento histórico y crucial para nuestra débil democracia. Participar y
decidir por la alternativa que abre la Colombia Humana con el candidato Gustavo
Petro Urrego, es consecuente con la realidad actual del país y la grave amenaza
en ciernes de volver a un pasado de ingrata recordación frente a la exclusión
sistemática, la falta de pluralismo y de libertad política, las continuas violaciones
a derechos humanos y al ejercicio pleno de la ciudadanía, el irrespeto y violencia
contra la diferencia, la economía e instituciones extractivistas, la concentración
del poder y de la riqueza con la “ley de hierro de la oligarquía”, toda la receta de
Por qué fracasan los países[1].

Señores que lideran la Coalición Colombia, con su decisión de acudir al coctel


molotov de dejar en libertad a sus electores para abstenerse o votar en blanco o
escoger entre el pasado y el futuro, entre la vida y la muerte: ¿Entrarán ustedes
con creces, en la franja de confort, de los políticos tradicionales del
establecimiento? Los que, como bien lo escribieron en Penumbra en el
Capitolio[2], son enemigos acérrimos del cambio, conformistas, irónicos frente a
las ideas innovadoras; que viven aislados del pueblo y prepotentes frente a sus
necesidades; de espaldas a la realidad y desubicados ante la problemática
nacional; puesteros, clientelistas, coimeros, reyecitos que se creen los dueños del
mundo e inderrotables; raponeros de las rentas públicas; enquistados frente al
relevo generacional; escondidos como un camaleón en el color que más sacié su
sed voraz de poder, que perpetúe sus eternos privilegios y que separe a la posible
convergencia, con vocación de triunfar para las mayorías en la actual carrera
presidencial, y quizás única ocasión, desde la independencia. Ojo visor, se
convertirán en los jóvenes viejos, como diría Salvador Allende que, tal cual los
líderes de papel de hoy, del añejo bipartidismo, hacen política siempre un siglo
atrás. Sin embargo, aún hay esperanza, el balón está en la cancha de las nuevas
ciudadanías; no en las zonas grises. Está la opción viva en la energía del poder de
la gente que cree que, con su voto, pueden cambiar nuestras vidas. Somos los que
vamos a aportar la fuerza de nuestros sueños y de nuestra esperanza, ─esa bola
de nieve que cuando crece, no la detiene nada ni nadie─ unidos para votar
masivamente por la nueva Colombia, más humana, más justa, equitativa,
sustentable, igualitaria y en Paz. La gran coalición es el camino. Cambiemos
juntos al país. Únanse ahora, después la historia se los reclamará.

Santa Marta, 31 de mayo de 2018.

Acemoglu, D & Robinson, J (2012) Why Nations Fail. Crown Publisher, New
[1]
York.
Behar, O & Villa, R. (1991) Penumbra en el capitolio. Editorial Planeta, p.p.
[2]
85-88

Fuente: https://bit.ly/2LPcTtI

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