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¿Cuáles son esos factores?

1. El amor entre los padres y de éstos hacia los hijos. Una familia unida es una fuente
de seguridad para todos sus integrantes, por lo que nunca serán muchos los
esfuerzos para lograr este objetivo. Como parte de este amor está la aceptación de
cada uno en su individualidad y diferencias. Esto cuesta mucho trabajo, porque los
padres pretenden que sus hijos sean a su imagen y semejanza; es el error de querer
recriarse a través de los hijos, y si el padre quiso ser doctor o ingeniero y no pudo,
entonces pone todo su empeño y esfuerzos para que el hijo llegue a ser lo que él no
pudo.
2. Tener personas significativas en quienes confiar. No es prudente cuando nuestros
hijos nos cuenten sus dificultades, tomar medidas represivas o asumir actitudes
alarmistas, que silenciarán sus futuras confidencias.
3. También los hijos necesitan tener padres que les impongan determinados límites a
su conducta, y eviten con ello una utilización desordenada de la libertad, tan dañina
a estas edades. Los límites deben ser racionales, no excesivos ni arbitrarios, pues
perjudican tanto o más que la ausencia de límites.
4. Los hijos precisan sentirse atendidos en sus momentos difíciles, como pueden ser las
dificultades escolares, amorosas o cuando padecen alguna enfermedad. Ello
incrementará su seguridad, su autoestima.
5. Tener una opinión positiva de sí mismos, una autoestima elevada. Para ello es
importante destacar sus buenas cualidades en vez de los defectos, enseñarles
habilidades diversas para enfrentar el estrés y resolver sus problemas, lo cual
favorecerá el surgimiento de sentimientos favorables hacia sí mismos; desarrollar en
ellos la capacidad de controlar y modular sus emociones, para evitar la manipulación
de sus afectos o dar una respuesta impulsiva o impensada.
6. La intolerancia de los padres ante las conductas desviadas. Permitirlas es un
estímulo para que sean repetidas y convertidas en un mal hábito. En este caso es
importante la unidad de criterios en toda la familia al desaprobar determinada
conducta desadaptativa y no sólo la desaprobación de una parte de ella, pues el niño
o adolescente hará alianzas contra quienes le reprueben su conducta, solidarizándose
con quienes se la aprueban o estimulan. Además de rechazar las desviaciones, debe
controlarse frecuentemente para que no se estén presentando, y así se
desestimulará su ocurrencia.
7. Es indispensable para los hijos la conducta de los padres: si los padres nos crecemos
ante las dificultades; si somos dueños de nuestras emociones; si somos estables en
el comportamiento social (familia, trabajo, vecindario); si conocemos nuestros
puntos flojos, nuestras limitaciones; si somos buenos trabajadores, creativos, no
rutinarios; si sabemos ser responsables, confiables; si sabemos disfrutar, seguro
seremos un buen modelo a imitar por nuestra descendencia.
La familia del adicto

La adicción no solo afecta al adicto, sino también a toda su familia, pues, conforme la
adicción avanza, surgen una serie de comportamientos que hacen sufrir a toda la
familia. Por este motivo, el tratamiento de la adicción debe implicar a todos los
miembros de la familia, ya que ellos también deberán recuperarse de los efectos
negativos del ambiente familiar en el que han vivido.

En general, en las familias de adictos hay una mayor probabilidad de divorcio, abuso
infantil, violencia doméstica, depresión, ansiedad y problemas médicos.

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 Tratamiento adicciones
 Ayuda para adicciones
 Dejar adicciones
 Psicologia familiar
 Adicción
Los niños tienen más probabilidades de tener problemas de conducta, bajo rendimiento
escolar, baja autoestima, depresión y mayores índices de delincuencia. Tienen también
más probabilidades de convertirse en adultos con problemas de ansiedad social,
depresión y problemas en sus relaciones. No obstante, con el tratamiento psicológico
adecuado, estos efectos negativos pueden llegar a desaparecer.
Si en una familia sana el objetivo principal es fomentar el crecimiento y bienestar de sus
miembros, criar a los hijos y satisfacer las necesidades emocionales, en la familia de un
adicto este objetivo pasa a un segundo plano, pues la tarea principal consiste en tratar de
controlar y manejar la adicción y las consecuencias de la conducta del adicto.

Debido al estrés y la carga emocional que la adicción implica, se deja de lado todo lo
que, en esa situación, parece secundario, incluyendo las necesidades emocionales de los
miembros de la familia. En realidad, los modos en que las diversas familias de adictos
se comportan son tan parecidos que podrían considerarse la reacción normal de las
personas en tales circunstancias.

No obstante, esa reacción tiene un precio que puede salir caro.

Página siguiente: ¿Cuáles son las características de la familia del adicto?


¿Cuáles son las características de la familia
del adicto?

1. Negación de la situación
Al igual que el adicto, el resto de la familia también suele negar la adicción. Tratan de
guardar las apariencias de cara al exterior, actuando como si no pasara nada y todo fuera
bien, manteniendo la adicción en secreto. Pueden sentirse avergonzados de lo que
sucede en casa y reconocer lo que pasa les resulta demasiado doloroso. Mientas que
algunos solo lo ocultan de cara al exterior, otros lo niegan por completo, incluso ante sí
mismos.

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Esta negación impide que se reconozca que un determinado problema que afecta a la
familia ha sido consecuencia del comportamiento adictivo, como cuando el adicto
pierde el trabajo, y culpan a otros o a la mala suerte.

2. No expresión de las emociones intensas


Se impide a los miembros de la familia a la expresión de emociones intensas y, con el
tiempo, aprenden incluso a no sentirlas. Las emociones más intensas, sobre todo la ira,
son vistas como peligrosas. Los miembros de estas familias tratan de mantener una
especie de silencio emocional para que nada perturbe al adicto, pues temen sus
reacciones, sobre todo las reacciones violentas que a veces muestran los adictos.
Tampoco se habla de la adición, pues es un tema con una alta carga emocional. Es como
si se huera impuesto el lema: "Si no expresas nada ni dices nada, tal vez no suceda
nada".
El problema es que las emociones no se pueden suprimir selectivamente. O sientes todo
lo que hay que sentir o dejas de sentir por completo. Así, al intentar suprimir las
emociones intensas acaban suprimiendo todas las demás.

Esto hace que acaben teniendo problemas para saber lo que sienten, para identificar sus
propias emociones. Por este motivo, no es raro que la ira se sienta como ansiedad o
estrés y que la depresión se sienta como irritabilidad. Pero dado que las emociones son
muy importantes para guiarnos, tomar decisiones y relacionarnos, las dificultades para
saber lo que sientes pueden acabar creando todo tipo de problemas, incluyendo
problemas en las relaciones con otras personas fuera de la familia.
3. Intentos de control
Los miembros de la familia intentan hacer todo lo posible para que el adicto abandone
su adicción, pero estos intentos fracasan una y otra vez. Intentan también controlarse
unos a otros para hacer lo que cada uno considera adecuado. La familia se puede dividir
entre los que consideran que hay que echar al adicto de casa y cortar sus relaciones con
él o ella, y los que se ponen de parte del adicto, buscando excusas y encubriendo las
consecuencias de su conducta.

Cuáles son las características de la familia


del adicto?

4. Inversión de roles
Los intentos de control, y la prohibición de sentir y de habar de ciertos temas, son
invasiones de la privacidad que violan las fronteras psicológicas. Las fronteras entre
generaciones también se rompen. Lo normal en una familia sana es que los padres no
compartan cierta información con sus hijos y no los busquen como apoyo emocional o
como consejeros. Pero el nivel tan alto de estrés en la familia del adicto hace que los
niños perciban el malestar es sus padres y se sientan obligados a cuidar de ellos, a salvar
a su familia, haciéndose responsables de algo de lo que un niño no debería hacerse
responsable, pues necesitan que sus padres cuiden de ellos y no al revés.
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El hijo o hija mayor a menudo acaba asumiendo el rol de un padre o madre alternativo,
cuidando de sus hermanos y de sus propios padres. Todo esto hace que los niños deban
negar las necesidades propias de su edad para convertirse en adultos demasiado pronto.

5. Problemas de confianza e intimidad


La vida en la familia del adicto es caótica e impredecible. No se sabe cuál será el estado
de ánimo del adicto ni su comportamiento en un momento dado. Con el alto nivel de
estrés que esto conlleva y las emociones suprimidas, los miembros de la familia dejan,
poco a poco, de responder a las necesidades emocionales de los demás, no hacen lo que
dijeron que harían, no están ahí para apoyarse, no responden de un modo empático y
comprensivo y la confianza e intimidad que pudo haber entre ellos en el pasado se va
resquebrajando. Por este motivo, no es raro que los niños se acaben convirtiendo en
adultos que perciben las relaciones como estresantes y destructivas, con problemas para
experimentar intimidad con otras personas.
6. Comportamientos que fomentan la adicción
Para sacar a su familia adelante, la pareja del adicto no tiene más remedio que empezar
a realizar las tareas y obligaciones que antes realizaba el adicto. Si el adicto pierde el
trabajo, la pérdida de ingresos puede hacer que no puedan pagar las facturas. Si tiene
suerte, tal vez encuentre el modo de ganar más dinero, pagar las facturas y sacar a su
familia adelante, pero al hacerlo también está impidiendo que el adicto sufra las
consecuencias negativas de su conducta. El adicto puede continuar con su adicción sin
que haya consecuencias realmente graves, porque su pareja se encarga de "limpiar los
platos rotos" y proveer a la familia de lo necesario. Así, la familia del adicto cae en una
trampa que perpetúa la adicción.
7. Codependencia en los adultos
Los hijos de adictos no aprenden a identificar bien sus necesidades emocionales ni sus
emociones, aunque de adultos son muy sensibles al clima emocional a su alrededor.
Entienden el amor como algo que consiste en satisfacer las necesidades de dependencia,
en vez de verlo como algo basado en un verdadero interés por el bienestar de la otra
persona. Esto hace que se sientan mejor en relaciones donde su pareja no es del todo
independiente, como sucede en los adictos, por eso no es raro que acaben también
teniendo como pareja a un adicto.
Por todos estos motivos, las personas que han crecido en una familia con un padre o
madre adicto, pueden necesitar la ayuda de un psicólogo para superar estos problemas y
poder mantener relaciones sanas y normales en la edad adulta.

Cómo ayudar a un drogadicto


4 partes:Mostrar apoyoComprender la drogodependenciaAdoptar medidasContinuar con la ayuda

¿Quieres ayudar a una persona adicta a las drogas pero no sabes cómo?
Existen muchas ideas erróneas acerca de cómo ayudar a alguien que tiene una
adicción. No puedes hacerque una persona venza una adicción ni hacer el
trabajo por ella. Debes centrarte en ofrecer tu apoyo de formas variadas y
creativas. Para ayudar a una persona adicta a las drogas, es necesario
entender que la adicción es algo complejo. No puedes reparar a la persona y,
por encima de todo, alguien que sufre una adicción es una persona en primer
lugar y no simplemente un drogadicto como lo indica el título de este artículo.
La lucha de la persona contra la adicción definitivamente será dura, pero tu
apoyo contribuirá de manera positiva a su proceso de recuperación.
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Parte 1 de 4: Mostrar apoyo

1.
1
Sé el mejor amigo posible. Algunas amistades son pasajeras y otras duran
toda la vida. Ayudar a un amigo en su lucha contra una adicción a las drogas
es una manera de fortalecer una amistad. A medida que se desarrollan las
relaciones, tiendes a preocuparte más por la persona. Cuando se produzca una
crisis, naturalmente querrás ayudar a esa persona.

 Acude a él cuando te necesite y escucha lo que tenga que decir. Existen


razones por la que está persona consume drogas, por lo que escucharla podría
permitirle expresar sus pensamientos y sentimientos que a la larga le ayudarán
tanto a ella como a ti a entender la causa original de la adicción.[1]
 Sé respetuoso, leal y confiable. Expresar los sentimientos es algo valiente y
también puede parecer riesgoso. Puedes reconocer este hecho al decir “Sé
que podría ser difícil para ti y me siento honrado de que compartas esta
información. Te respeto por hacerlo. Estoy aquí en caso de que quieras hablar”.
 Ayudar a la persona con su adicción a las drogas puede ser la actividad más
difícil y prolongada de tu vida, pero también la más gratificante.

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2.

2
Muestra empatía. Ser escuchado y comprendido son los componentes
principales que conllevan al desarrollo personal.[2] La experiencia emocional de
lidiar con una adicción a las drogas le obligará a la persona a crecer, lo que
puede ser difícil. Puedes ayudar a aliviar su dolor al escucharla activamente.
 Ponte en el lugar de la persona. Aprende a ser compasivo y tolerante en lugar
de juzgarla.[3] Podría ser difícil de entender, pero siempre puedes hacer el
intento.
 Trata a la persona de la manera en que te gustaría que te traten.
Probablemente hayas tenido momentos difíciles en tu vida y sabes qué te fue
de utilidad y qué no.

3.
3
Expresa tu preocupación. Es difícil ver a alguien sufrir o tomar malas
decisiones que afecten su vida de forma negativa. En algún punto, tendrás que
decirle a la persona que te preocupa su bienestar. Tal vez quiera escuchar lo
que tienes que decir, pero tal vez no sea así. Esto es normal porque eres
sincero y le demuestras que te importa.

 Pídele permiso para involucrarte. Si una persona pasa por las penurias de una
adicción, es posible que no se dé cuenta de que necesita ayuda, pero podría
estar abierta a ella. Puedes decir algo como “Parece que tienes problemas con
esta droga. Estoy aquí para apoyarte en caso de que necesites ayuda.
¿Estarías de acuerdo con eso?”.
 No tengas miedo de hacer preguntas difíciles. Confrontar un tema difícil que
pueda poner en peligro una relación es todo un desafío. Necesitarás hacer
preguntas directas y honestas como “¿Crees que eres adicto a esta droga?” y
“Sé que puede ser difícil hablar de eso, pero debo saber si estás dispuesto a
arruinar tu salud y tus relaciones por culpa de esa droga”.

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Parte 2 de 4: Comprender la drogodependencia

1.

1
Observa el comportamiento de la persona. Presta atención a los signos y los
síntomas de la drogodependencia.[4] Un cambio radical en la personalidad
podría ser un indicio de que una persona consume drogas. Los cambios en la
personalidad son un signo común de todos los tipos de adicción a las drogas,
entre ellos el alcoholismo, una dependencia a los medicamentos recetados y el
abuso de opiáceos.

 Signos de una adicción a los opiáceos: las marcas de agujas pueden ser
evidentes en los brazos de alguien que consume opiáceos, aunque muchos
adictos se han vuelto expertos en ocultar la evidencia del uso de drogas
intravenosas al inyectarlas en partes no visibles como entre los dedos. Una
persona que consume opiáceos también podría parecer inusualmente sedienta
o sudorosa y sus pupilas podrían ser puntos pequeños.
 Signos de alcoholismo: la persona puede oler a alcohol frecuentemente, exhibir
un comportamiento irritable, articular mal al hablar, tener los ojos inusualmente
brillosos o vidriosos además de una dificultad para expresar sus pensamientos
e ideas de una manera lógica. Los alcohólicos a menudo tratan de ocultar la
evidencia física de su adicción, incluso las botellas y latas vacías.
 Signos de un abuso de medicamentos recetados: las personas que sufren
unadependencia a los medicamentos recetados pueden exhibir signos de
intoxicación, entre ellos torpeza, dificultad para articular las palabras y ojos
caídos.
2.

2
Lleva un registro de las fechas y las horas de los conflictos además de
otros momentos en que las drogas son un problema. Si un problema ocurre
más de un par de veces, probablemente verás el desarrollo de un patrón. Es
difícil predecir si el patrón se intensificará y profundizará la gravedad del
problema. Deberás estar preparado.
 Quizás esa persona consume cantidades excesivas de una sustancia y
continuamente pierde el conocimiento en las fiestas. ¿Ha recibido una citación
por conducir bajo la influencia de sustancias o tiene cargos de vandalismo
impulsado por alguna sustancia? ¿Se ha involucrado en peleas impulsado por
los efectos de una sustancia?

3.

3
Identifica la droga o drogas que consume la persona. Lo más común es
que una persona que sufre una adicción consuma varios tipos de
drogas.[5] Esto podría ser algo obvio o difícil de determinar. Si una persona
consume drogas en secreto, quizás solo veas los signos y los síntomas del
abuso. En caso de duda, siempre puedes preguntar. Entre las drogas que se
consumen están (aunque no solo son ellas) las siguientes: las anfetaminas, los
esteroides anabólicos, las drogas de diseño, la cocaína, la heroína, los
inhalantes, la marihuana y los medicamentos recetados.[6]

 Las diferentes drogas pueden afectar a una persona de formas diferentes.


 Puede haber múltiples drogas en el organismo de una persona, así que será
difícil de determinar.
 En caso de una sobredosis o de una emergencia médica, podrías ser el único
que deba decirle al personal médico el tipo de droga o drogas consumidas para
poder proporcionar el tratamiento adecuado.[7]
4.

4
Determina el nivel de adicción de la persona. El objetivo sería no esperar
hasta que el comportamiento de la persona se haya salido fuera de control
hasta el punto en que las relaciones y las situaciones no tengan arreglo. Lo
ideal sería que la persona deba buscar ayuda para su adicción antes de que
surjan las consecuencias, tales como la pérdida de un empleo, el abuso y el
rechazo de los seres queridos, así como la ruina financiera.

 Pregúntale lo siguiente: “¿Qué intentos has hecho para detener tu consumo?


¿Por qué crees que no tuviste éxito?”.
 ¿La persona parece y suena motivada a cambiar, pero le cuesta en repetidas
ocasiones aferrarse a su plan? ¿Las drogas la controlan?
 Si es tu compañero de universidad o amigo, comunícate con su familia para
decirle cuándo las cosas se han salido fuera de control. No enfrentes el
problema solo.

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Parte 3 de 4: Adoptar medidas

1.

1
Deja en claro si la persona quiere ayuda. Los derechos humanos básicos le
permiten a una persona pedir y aceptar ayuda. Esos mismos derechos le
permiten a una persona rechazar la ayuda que podría necesitar. Esto genera
fricciones entre todos los involucrados y, mientras más se deteriore la situación,
más desesperación podrías sentir.

 ¿Qué tanto quieres involucrarte en el proceso? Si estás leyendo esto en este


momento, probablemente estés decidido a hacer la diferencia en la vida de una
persona.
 Muchas personas se rehúsan a ayudar a alguien adicto a las drogas, así que
es genial que quieras involucrarte.

2.
2
Discute y establece límites. Es necesario discutir los límites saludables
enfocándote en lo que es más útil para la persona que sufre una adicción sin
permitir que la situación empeore. Los comportamientos que fomentan la
adicción de una persona incluyen (aunque no son los únicos) los siguientes:
cuando ignoras el comportamiento indeseable, le prestas dinero a la persona
para que compre drogas y no tenga que robar, sacrificas tus necesidades y
deseos para ayudar constantemente a la persona con una adicción, expresas
tus propias emociones con dificultad, mientes para cubrir a la persona que
sufre la adicción, sigues ayudándola sin que lo aprecie o lo reconozca. [8]

 Dile a la persona adicta que la ayudarás y apoyarás en sus esfuerzos por


controlar su adicción, pero que no te involucrarás en algo que fomente su
consumo continuo de la sustancia adictiva.
3.

3
Persuade a la persona para que busque ayuda. Todas las señales indican
que necesita ayuda. Ahora es momento de que le demuestres la realidad de la
situación. En ocasiones, necesitas obligar compasivamente a una persona para
que considere las consecuencias de no recibir ayuda.
 Si sabes que necesita ayuda pero la rechaza, puedes llamar a la policía para
sorprender a la persona y hacer que se dé cuenta de que necesita ayuda. No
es necesario que sepa que fuiste tú quien llamó a las autoridades.
 Adviértele a la persona al decir algo como “La cárcel es un lugar horrible,
peligroso y desagradable donde a nadie le importas. No querrás estar ahí. Te
perderás y quizás nunca te recuperes”.
 Enséñale a la persona estadísticas y videos acerca de las sobredosis y las
muertes por accidentes de tránsito que ocasionan las personas que conducen
bajo los efectos de las sustancias.
 No tires las drogas por el inodoro porque contaminará el sistema de agua con
sustancias peligrosas que terminarán en el suministro de alimentos.
4.

4
Oculta las llaves de las personas para que no pueda conducir. Conducir
con una persona que está en posesión de una sustancia controlada dará lugar
a que todos en el auto reciban una citación y probablemente sean arrestados.
Este es un ejemplo perfecto del momento en que la adicción de la persona
transgrede la vida de los demás.
5.

5
Realiza una intervención. La ayuda viene en muchas formas y, en ocasiones,
debe ser a la fuerza. Es una decisión difícil de tomar, pero una necesaria en
caso de que la adicción se haya salido fuera de control y la vida de la persona
corra peligro.[9] Si bien una intervención probablemente sea abrumadora para la
persona, la intención es no ponerla a la defensiva. Deberás elegir con cuidado
a aquellos que participen en ella. Los seres queridos de la persona pueden
describir la manera en que el abuso de drogas les afecta.

 Antes de la intervención, desarrolla un plan de tratamiento que le puedas


ofrecer a la persona. Organiza todo con anticipación en caso de que la persona
vaya a ser escoltada hacia el centro de rehabilitación directamente de la
intervención. La intervención significará muy poco si la persona en cuestión no
sabe cómo obtener ayuda y no tiene el apoyo de sus seres queridos.
 Probablemente tengas que engañarla para que vaya hacia el centro donde se
supone que se llevará a cabo la intervención.
 Prepárate para indicar las consecuencias específicas en caso de que la
persona se rehúse a buscar tratamiento. Estas consecuencias no deben ser
amenazas vacías, de modo que los seres queridos de la persona deben tener
en cuenta aquellas que se impondrán en caso de que no busque tratamiento ni
esté dispuesta a seguir adelante.
 Una intervención también podría incluir a los colegas y representantes
religiosos (si es conveniente) de la persona.
 Los participantes deben preparar ejemplos específicos de cómo el abuso de las
drogas de su ser querido ha dañado la relación. A menudo, los que realizan
una intervención eligen escribirle cartas a la persona. Una persona que sufre
una adicción podría no preocuparse por sus comportamientos autodestructivos,
pero ver el dolor que sus acciones causan a los demás puede ser un gran
motivador para buscar ayuda.
6.

6
Sugiere un programa de rehabilitación de drogas. Comunícate con varias
clínicas de rehabilitación y pregunta sobre sus servicios.[10] No tengas miedo de
hacer preguntas específicas acerca de sus programas diarios y de la manera
en que manejan las recaídas. Si no es necesario realizar una intervención,
ayuda a la persona a buscar planes de tratamiento para la adicción y los
recomendados. Apóyala y permite que se sienta en control de la rehabilitación
inminente.

 Haz un recorrido por los programas sugeridos y ten en cuenta que mientras
más receptiva sea la persona adicta con relación al plan de tratamiento,
mejores serán las posibilidades de superar la adicción.

7.

7
Visita a la persona cuando sea apropiado. Si la persona es admitida en un
programa de tratamiento hospitalario, habrá reglas para la vista que deberán
ser aclaradas. Ten en cuenta que necesitas permitirle a la persona participar
por cuenta propia sin la influencia de nadie en el exterior. El personal de
rehabilitación te informará cuándo deberás realizar las visitas y lo más probable
es que sean muy apreciadas.
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Parte 4 de 4: Continuar con la ayuda

1.

1
Vuelve a aceptar a la persona en tu vida. Una persona que ha superado una
adicción a las drogas necesitará una estructura en su vida. Puedes ayudar en
gran medida a que esto suceda. Una actitud acogedora podría ser exactamente
lo que la persona necesita. Todos tienen la necesidad de tener un sentido de
pertenencia y tú puedes fomentar ese sentimiento en la persona. [11]

 Fomenta y sugiere las libertades potenciales de tener un estilo de vida nuevo y


más saludable. Invita a la persona a que te acompañe a aventuras nuevas.
Procura no hacer las cosas que podrían aumentar las ansias de consumir
drogas.
 El objetivo es ayudar a la persona a no sentirse sola y asegurarle que puede
acudir a ti y a los demás siempre que sea necesario. Estará nerviosa, temerosa
e insegura de su capacidad para permanecer sobria.
2.

2
Pregúntale a la persona sobre su progreso. Deja en claro que estás
auténticamente preocupado por la persona y que quieres que tenga éxito. Es
importante que asista a terapia o a las reuniones de los grupos de apoyo. Lo
más probable es que estas actividades sean un requisito de cualquier
programa de rehabilitación.
 Ayúdale a la persona a hacerse responsable por su programa. Pregúntale si
hay algo que puedes hacer para ayudarla a mantenerse comprometida con la
asistencia. No permitas que holgazanee.
 Ofrécete a asistir a las reuniones con esa persona si ambos se sienten
cómodos con la idea.
 Siempre celebra los logros. Si una persona está sobria por uno o mil días, cada
día amerita una celebración.[12]

3.
3
Sé ingenioso si la persona necesita tu ayuda en el futuro. La adicción a las
drogas es una enfermedad crónica, así que puede ser controlada, mas no
curada. Lo más probable es que las recaídas sucedan y todos los involucrados
no deben considerarlas como un fracaso. No obstante, será necesario realizar
un tratamiento después de cada recaída.

 Una vez que pases por el proceso de ayudar a una persona con una adicción,
tendrás los conocimientos y la información necesarios para ofrecer tu ayuda.
Los psicólogos y psiquiatras están disponibles en tu área local y pueden
ubicarse a través de la Asociación Americana de Psicología (American
Psychological Association)[13] y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría
(American Psychiatric Association).[14]
 Apoya a la persona (envíale mensajes de texto, llámala, reúnete con ella,
realicen actividades divertidas, practiquen deportes, pasen tiempo juntas y
apoya sus pasatiempos e intereses). Ayuda a la persona a vencer la tentación
de consumir drogas en caso de que surja una situación particularmente difícil.
4.

4
Mantente positivo en tus interacciones con la persona, pero sé directo,
honesto y serio cuando sea necesario. Ella necesita saber que habrá
personas que la apoyarán durante su recuperación y que tú estás entre ellas.
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Consejos
 La adicción es una enfermedad física, mental y espiritual. Es necesario prestar
atención a los tres aspectos (en ese orden) mientras se supera o se enfrenta la
enfermedad en cuestión.
 No dejes de ayudar a la persona. Lo más probable es que la persona que sufre
la adicción sienta que sus seres queridos la abandonan y que está sola en el
mundo.
 Demuéstrale a esta persona que no irás a ningún lado, incluso cuando sufra
una recaída.
 Sigue expresando tu amor y preocupación por la persona y los beneficios de un
futuro limpio.
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Advertencias
 Una adicción grave a las drogas puede hacer que una persona cometa delitos
con la finalidad de conseguir el dinero que facilite su consumo. Tú podrías ser
la víctima.
 Si sospechas que la persona ha sufrido una sobredosis, llama al servicio de
emergencias para que reciba ayuda urgentemente.
 Podría haber momentos en que no puedas ayudar a una persona a superar su
adicción a las drogas.
 Es posible que una persona parezca desempeñarse normalmente durante años
aun cuando tenga una adicción a las drogas. Con el tiempo, la afectará, ya sea
física o emocionalmente, o en perjuicio de sus relaciones.
 Si surge la violencia, aléjate de la situación y llama a las autoridades.
 En caso de una sobredosis, prepárate para brindar información sobre las
drogas que consumió la persona afectada.

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