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Economia y sociedad argentina en los años 20. La rivalidad interimperialista por la argentina
y la relación triangular con EEUU y Gran Bretaña. Los gobiernos radicales. Reformismo
Económico y social y continuidad del MAE.
La primera presidencia de Yrigoyen: al principio parecía existir una cierta continuidad entre la
nueva administración radical y el gobierno conservador que la precedió.
Una vez terminada la guerra, la Argentina (en su carácter de estado neutral) fue invitada a una
reunión privada de consulta, a efectos de examinar los términos constitutivos de la Liga de las
Naciones. En 1919 el gobierno acepto formar parte de la Liga.
En cuanto a la política interna, la oligarquía tradicional siguió controlando gran parte del poder
económico y social; el radicalismo accedió a la presidencia, pero quedó como minoría en el
senado y en varias provincias. Y en 1918 el enfrentamiento entre radicales y conservadores se
hizo más agudo. Como resultado de la influencia de los partidos conservadores en la Legislatura,
muchos proyectos de Yrigoyen no tuvieron sanción por parte del Congreso Nacional.
Desde mediados de 1919, intentando recuperar el apoyo popular, Yrigoyen apeló a una política
de incremento del gasto público.
Alvear presentó a la Cámara Alta, en 1923, un proyecto de reforma constitucional por el que se
reducía el mandato de los diputados a tres años, se disponía la renovación total de la Cámara y
la elección directa de los senadores: pero el proyecto no fue tratado. Pero si se pudieron
sancionar algunas leyes laborales: en 1923 se aprobó la ley que instituyó el pago de salarios en
moneda nacional, en 1925 se reglamento la ley de trabajo de mujeres y menores.
Las diferencias entre ambos líderes radicales evidenciaban crecientes discrepancias dentro del
partido. Y así, los radicales se dividieron entre los “personalistas”, partidarios de la conducción
de Yrigoyen, y los äntipersonalistas” en contra de Yrigoyen. El presidente debió afrontar las
complicaciones que la división de la UCR creaba en el congreso, ya que la presencia mayoritaria
de diputados personalistas obstaculizaba las iniciativas del Poder Ejecutivo.
A mediados de 1924, la división de los radicales se formalizo, y los antipersonalistas se separaron
de la UCR, preparándose para concurrir por separado a las elecciones presidenciales de 1928,
proclamando su fórmula encabezada por Leopoldo Melo.
Por otra parte el recelo de los militares hacia Yrigoyen nació en su primer mandato, con el
nombramiento de civiles al frente del Ministerio de Guerra y rompiendo con la tradición de
reservar el cargo a militares. El gobierno de Alvear, por el contrario, había recompuesto las
relaciones con las Fuerzas Armadas.
En tanto, algunos conservadores abogaban claramente por una dictadura militar, pero si
promovían el golpe militar para impedir el regreso de Yrigoyen al gobierno, corrían el riesgo de
afrontar una guerra civil.
El triunfo del gobierno yrigoyenista fue aplastante con el 60% de los votos.
Relación política exterior Alvear compartía los mismos ideales de Yrigoyen acerca de a
necesidad de democratizar la Liga de las Naciones. Para ello solicito varias veces al congreso la
ratificación del pacto, aunque sin éxito.
Por otra parte, los problemas con EEUU no se limitaban exclusivamente al petróleo, sino que se
relacionaban también con los intereses generados debido a la prohibición de compras de carnes
argentinas por parte del gobierno de Washington, debido a un embardo sanitario establecido en
1926.
Un nuevo factor se iba a agregar a este panorama: la presencia cada vez más inquietante de las
Fuerzas Armadas, que desde 1900 produjeron un proceso de modernización y
profesionalización.
El radicalismo tuvo algunas iniciativas parciales de política económica para hacer frente a
coyunturas adversas de la economía mundial, por la necesidad de reforzar actividades del Estado
o para proteger ciertos intereses sectoriales. Pero esas medidas no alteraron la composición del
PBI, que solo muestra cambios de los distintos sectores entre 1919 y 1929, aunque se advierte
una leve caída de la agricultura y la ganadería y, un incremento del comercio y del sector
manufacturero. El rubro que más se incrementó fue el de la construcción. Los lineamientos del
modelo agroexportador siguen vigentes.
Yrigoyen propuso diversas medidas económicas que implicaban una intervención más
acentuada del Estado en distintos sectores o procuraban realizar moderadas reformas en los
sistemas productivos vigentes. Se destacaban el estímulo a la colonización agrícola, al
establecimiento de bancos oficiales, la creación de la marina mercante, la apertura de nuevas
líneas ferroviarias estatales en zonas atrasadas y la intensificación de la explotación de los
recursos petrolíferos fiscales. Además, se intentó recurrir a la expansión del crédito bancario.
Pero la mayoría de las iniciativas económico-financieras elaboradas por Yrigoyen no pudieron
concretarse porque fueron rechazadas por el Congreso. El partido gobernante estuvo en minoría
con la Cámara de Senadores y debió soportar el bloqueo de muchas de sus respuestas por parte
de la oposición, entre otras, por su importancia, el intento de creación de un Banco de la
República. El sistema de Caja de Conversión se consideraba insuficiente ya que la circulación
dependía de las existencias de oro, y éstas de los saldos internacionales y, en definitiva, de la
cosechas.
También procuró implementar medidas para atemperar las fluctuaciones de la coyuntura y las
desigualdades entre los distintos sectores económicos. Ante las dificultades de los agricultores,
debido a las sequías de años anteriores, el gobierno envió al Congreso en 1916 un proyecto de
ley que establecía un gravamen provisional del 5% de las exportaciones. Los fondos recaudados
se asignarían a financiar la compra de semillas y útiles de labranza. Este proyecto fue rechazado,
pero en 1918 este impuesto comenzó a aplicarse y pasó a ser un componente importante del
sistema fiscal.
La escasez de importaciones durante el conflicto bélico dio lugar a un intenso aunque breve
proceso de industrialización. El gobierno no tomó medidas concretas en defensa de la industria
y el fin de la guerra produjo la desaparición de diversos sectores industriales ahogados por el
restablecimiento de productos manufacturados. El criterio librecambista predominante en el
Congreso impidió la protección de la actividad fabril.
Una de las preocupaciones más importantes para Alvear eran los problemas vinculados a la
escasez del circulante y a las variaciones en la cotización de la moneda nacional. Otro motivo de
alarma fue la disminución de la recaudación fiscal en el sector externo, lo que llevó, en 1923, a
una modificación de los aforos aduaneros, que estaban desactualizados. Si bien el propósito de
estas medidas fue de aumentar las recaudaciones tributarias, benefició por un tiempo al sector
industrial.
Se siguió extendiendo la red ferroviaria, se dio un impulso a las obras de construcción de puertos
y caminos, esto último vinculado a la difusión del automotor, se establecieron las primeras líneas
aéreas, el servicio postal y un sistema orgánico de transmisiones radioeléctricas. Con la vuelta
de Yrigoyen al poder, el gobierno reunió a los principales representantes de los frigoríficos y de
los exportadores de cereales para anunciarles una nueva intervención del Estado en el control
de los precios y calidad del comercio exterior de carnes y granos. Se destinaron fondos para el
desarrollo del sector agropecuario mediante concesiones de créditos a baja tasa de interés y con
garantías de las cosechas, y se realizaron convenios con empresas ferroviarias para el
mejoramiento de los servicios a fin de facilitar el transporte de cereales y ganado. En 1927, por
una iniciativa de legisladores discutió en la Cámara de Diputados un proyecto de ley sobre la
nacionalización de todas las explotaciones petroleras.
2, 7, 3. La política petrolera.
La creciente importancia del petróleo motivada por la expansión del parque automotor y su
utilización como combustible para el sector industrial lo convirtió en una fuente de debates
sobre los principios de la soberanía nacional, a medida que se descubrían nuevos yacimientos
en el país y se intensificaba su extracción. El progreso de la industria petrolera fue lento.
En 1922, durante el gobierno de Yrigoyen, se creó por medio de un decreto (YPF), cuya dirección
era ejercida por Mosconi, nombrado durante el gobierno de Alvear. Sus ideas tendrían gran
influencia en la formación de un nacionalismo económico entre los militares.
Bajo el impulso del mismo se emprendió una serie de iniciativas que colocaron a la empresa en
un nivel competitivo, desarrollando, en especial, una extensa red de distribución por todo el
país. Pero en 1925, cuando se inauguró la gran destilería de La Plata, la distribución del petróleo
nacional, era todavía precaria. Debido a la oposición del Congreso para aprobar su financiación,
Alvear autorizó con este fin la utilización de créditos y de letras de tesorería, mientras se firmaba
un contrato con una compañía norteamericana (Bethlehem Steel Corporation) para su
construcción.
El exceso de importaciones (o déficit comercial) que padecía la balanza comercial británica fue
casi invariable entre 1913 y 1929, pero este déficit era compensado hasta 1922 por los
excedentes de los intereses y dividendos provenientes de las inversiones de GB en el extranjero.
Las principales áreas deudoras del Imperio y Sudamérica eran los países predominantes de
producción agrícola, que mantuvieron durante esos años un amplio excedente de exportaciones
(o superávit en su balanza comercial) con las naciones industriales de Europa continental y con
EE. UU. Los excedentes de las importaciones británicas provenían de su comercio con países
industriales. Países como China, India, Australia, Brasil y Japón tenían déficit en su balanza
comercial con GB. El interés y los beneficios de las inversiones de GB de ultramar eran pagados
con productos enviados por las naciones deudoras agrícolas a Europa continental y a EE. UU. Y
pasaban de éstos, mediante la forma de exportaciones de bienes manufacturados, a GB.
El comercio triangular predominó durante toda la década del ’20 en los mercados mundiales. La
Argentina tenía un excedente de exportaciones con GB y de importaciones con EE. UU. Esta
circunstancia originaba la existencia de un triángulo de responsabilidades y de un triángulo en
los movimientos de capital.
El naviero se producía porque como el grueso de las exportaciones argentinas (carnes y cereales)
se dirigía a GB y Europa, los exportadores de GB disponían de una amplia capacidad de bodegas
de retorno para colocar productos voluminosos, como el carbón. En cambio, dado el poco monto
de las exportaciones argentinas a los EE. UU, los productos de EE. UU. no disponían de la misma
capacidad de embarque de retorno y debían pagar fletes más altos o lograr intercambios con
Brasil como intermediario con Bs. As. Esto facilitó la dependencia de Argentina del mercado
británico.
Entre GB y Argentina, además de la relación comercial que existía entre las dos naciones había
un vínculo que se originaba en las inversiones de capital británico. Éstas, que poseían una alta
rentabilidad, mientras complementaban y estimulaban el comercio entre ambos países, se
radicaron en el transporte, FF. CC., empréstitos al gobierno, frigoríficos, servicios públicos y el
sistema bancario y financiero. Así GB participaba en la producción de bienes exportables y podía
controlar el comercio exterior. Los FF. CC. Eran el punto clave de este sistema, ya que se llevaban
a los puertos de bienes exportables y se introducían las manufacturas británicas en territorio
nacional, contribuyendo una demanda para los productos de GB. Antes de la 1era. GM, la
economía de EE. UU. había implantado capitales norteamericanos en la industria frigorífica de
la Argentina. Luego de ésta, se produjo una verdadera aluvion de capitales de EE. UU. en nuestro
país, como artículos industriales, maquinarias, vehículos, artefactos eléctricos, textiles,
refinación de petróleo, alimentos y bebidas y productos farmacéuticos. También se radicaron
compañías de seguros, bancos y varias firmas importadoras y comercializadoras, muchas de las
cuales comenzaron a realizar tareas de armado y manufactura. Además, EE. UU compró firmas
ya existentes de origen europeo.
Entre 1914 y 1929, Argentina recibió varios préstamos a corto y largo plazo, que le ayudaron a
financiar sus importaciones, mediante la colocación de títulos públicos en el mercado
norteamericano.
La diferencia del tipo de inversión de EE. UU. con respecto a la de GB fue:
EE. UU.: se autoabastecía en varios productos primarios y contaba con una tecnología más
avanzada que la de GB, lo que le daba la posibilidad de exportar productos manufacturados y
bienes de capital y de alta tecnología. Se expanden las inversiones del hierro, acero,
automotores, maquinarias y otros, productos de las exportaciones de EE. UU. hacia la Argentina,
desplazando así a las inversiones de GB. La razón de porque nuestra balanza comercial era
desfavorable con EE. UU. fue que, tanto la economía de ellos como la nuestra en vez de
complementarse, competían entre sí. Es así, como en 1927, EE. UU. dejó de comprar nuestra
carne.
1.-Fluctuación de los precios de los cereales y su creciente descenso de precios desde 1926.
7.-Los costos de los fletes ferroviarios argentinos eran más caros que los de EE. UU. y GB.
Esta industria estaba vinculada con los mercados externos y estaba financiaba en gran medida
por el capital extranjero. Los capitales ingleses fueron los 1eros. en desarrollar la industria
frigorífica en el país, acompañados en menor medida por capitales nacionales. En la 1ra. década
del siglo XX se radicaron plantas pertenecientes a frigoríficos de EE.UU., cuya finalidad era
abaratar las exportaciones destinadas al mercado británico de carnes, aprovechando la mejor
calidad de nuestra materia prima y los menores costos de producción locales. Por el aporte de
estos frigoríficos, el volumen de exportaciones de carnes de EE. UU. hacia GB disminuyó de la
misma manera en que aumentaron las exportaciones argentinas. Pronto, los frigoríficos
norteamericanos, que tenían una tecnología superior a la nuestra y a la de GB, comenzaron a
hacer fuertes demandas a los ganaderos, con el propósito de poder embarcar al mercado
europeo, principalmente carne enfriada (chilled). Esto generó procesos económicos y políticos
que repercutieron en nuestra sociedad:
La 1era. cuestión es técnica, ligada a la materia prima que necesitaban los frigoríficos para
elaborar nuevos productos y se debe a que la aparición de la industria de enfriado provocó una
modificación en el tipo de razas ganaderas y una nueva delimitación de la Pampa Húmeda. Otra
cuestión vinculada también al problema de la materia prima fue que la carne enfriada no
permite una larga conservación y para satisfacer una demanda constante era necesario contar
con buenos cortes todos los años. Esto determinó la aparición de un nuevo tipo ganadero, el
invernador, que disponiendo de las mejores pasturas estaba en condiciones de asegurar una
entrega periódica, lo que resultaba esencial para la industria del enfriado. Los invernadores que
poseían los campos más cercanos a los frigoríficos tenían un tratamiento especial. Los criadores
no disponían de campos para la misma cantidad y tenían 3 opciones: o comercializaban sus
productos directamente en los mercados consumidores locales; los destinaban a la exportación
del congelado; o se dedicaban sólo a la cría de ganado al que alimentaban hasta los 8 o 10 meses
para luego venderlo a invernadores.
La situación se agravaba por la escasa disponibilidad de bodegas para envío a GB, que había que
reservar con anticipación. La competencia generada entre los distintos frigoríficos, provocó que
se llegara a una serie de acuerdos para la distribución de las facilidades de transporte,
denominadas conferencias de fletes". Su propósito era regular los suministros al mercado
británico, para ajustar la cantidad a la posibilidad de absorción del mercado. Se produce una
"guerra de carnes" o "guerra de precios" entre EE. UU. y Argentina, la que consta de varias
etapas. La 1era. se extendió hasta poco antes de la 1era. GM y durante la misma los envíos de
carne refrigerada por los frigoríficos norteamericanos inundaron GB. Durante esta la demanda
de carne fue muy elevada, especialmente la envasada y congelada. Al final de la guerra, comenzó
a decrecer la demanda de ultramar, iniciándose un proceso decisivo en este sector. La
disminución del poder adquisitivo, las acumulaciones de grandes cantidades de carne envasada
y congelada por parte de los mismos aliados y la existencia de otros mercados vendedores junto
con la paulatina recuperación del sector agropecuario europeo, originaron una seria crisis en la
ganadería argentina.
La crisis de los años 1921-1922 reflejó el conflicto de los invernadores y criadores. Los 1eros.
retenían su ganado hasta que mejoraran los precios de frigoríficos. Los 2dos. debían malvender
sus novillos de inferior calidad a la de los frigoríficos o entregarlos para el engorde a los
invernadores, sufriendo todo el impacto de la recesión.
A fines de 1922, las elecciones llevaron a Pages a la dirección de la Sociedad Rural Argentina, por
lo que modificó la política de la Sociedad, culpando a los frigoríficos de lograr beneficios
monstruosos a expensas de los ganaderos. Sus ideas eran opuestas a las de Anchorena (anterior
director), quien proponía la intervención del Estado como única solución. Los frigoríficos
argumentaban que los desequilibrios se debían a un exceso de oferta. Una intervención estatal
no sería beneficiosa ya que desalentaría el crédito extranjero, favorecería la huída de capitales
y perjudicaría la iniciativa privada. En consecuencia, sus propuestas para solucionar el conflicto
eran la reducción de impuestos, la disminución de los costos de producción y la mejora de los
rebaños. El rol del estado debía centrarse en la búsqueda de nuevos mercados. Luego de meses
el Congreso decidió la aprobación de 4 leyes:
4.-Un precio mínimo para la venta de ganado de exportación y uno máximo para la venta local
de carne.
Cuando Alvear estableció por decreto precios mínimos, los frigoríficos criticaron estas leyes y,
como respuesta, dejaron de comprar novillos e interrumpieron el comercio de exportación de
carnes. Ante estas medidas el gobierno debió ceder, suspendiendo el decreto.
Otro acontecimiento tuvo una repercusión mayor sobre el sector ganadero y la industria de las
carnes en 1926. el departamento de Agricultura de EE.UU. prohibio la importación de carnes
frescas o refrigeradas, vacunas, ovinas o porcinas, desde cualquier región donde existiera aftosa,
la Argentina sufría de este mal en todo su territorio (exc. en la región patagónica). La medida
tomada se agregaba a otras de carácter proteccionista adoptadas, que ya había afectado a las
exportaciones argentinas de carnes, de cereales y frutas. Como consecuencia, en 1929, Yrigoyen
inició negociaciones informales con GB para fomentar el comercio recíproco, y ese mismo año
llegaron a un acuerdo entre ambos países mediante el Convenio D’Abernon.
Se destacaban las industrias alimenticias, sobre todo los frigoríficos, las fábricas de extracto de
quebracho, empresas textiles y metalúrgicas y el sector de la construcción. Se producían
contrastes a nivel macroeconómico, ya que las industrias dedicadas a la exportación, en general
de capitales extranjeros, tenían un tamaño corporativamente grande y actuaban en mercados
oligopólicos. En cuanto al mercado interno, las industrias en su mayoría eran de capitales
nacionales y muchas de ellas se dedicaban a la elaboración de bienes de consumo no duraderos
y a la fabricación de materiales para la construcción y de implementos para la agricultura y para
la reparación del material ferroviario.
La 1era. GM supuso un desafío para la industria local, ya que las importaciones de productos
manufacturados disminuyeron drásticamente. El tráfico transoceánico se interrumpió. La
búsqueda de mercados de abastecimiento sustitutivos, como la de EE. UU. , no alcanzó para
compensar los trastornos producidos con los proveedores europeos tradicionales. Las
dificultades en el ingreso de manufacturas importadas contribuyeron a crear una protección
para la producción local, al obligar al país a vivir de sus propios recursos. Algunas industrias,
como la textil, encontraron un fuerte dinamismo que les permitió crecer a lo largo del conflicto
bélico.
2.-Debe buscarse en las dificultades que la guerra creaba para importar los bienes de capital y
las materias primas necesarias para el desarrollo de productos que hasta ese momento se
importaban.
El período de entre guerra se caracterizó por un cambio de estrategia de los capitales de las
principales potencias, como EE. UU. Diversas empresas comenzaron a "sustituir exportaciones”
por producción en el extranjero para poder combinar los procesos de producción más eficientes
con reducciones en el costo de transportes, una mejor penetración en los mercados externos,
la búsqueda de materias primas más baratas y un fortalecimiento en la competencia frente a
otras empresas.
Durante los años ’20 se produjo una interrupción de capitales extranjeros, sobre todo de origen
de EE. UU. , uno de cuyos principales destinos fue el sector industrial, que implicó una serie de
transformaciones para el conjunto de la economía argentina, a partir de una mayor
diversificación de la producción, de la demanda de importación de nuevos productos y de
vínculos económicos cada vez más importantes. Entre las más importantes empresas de origen
de EE. UU. que llegaron al país desde el siglo XIX son: Ford Motors Co., General Electric, Kodak,
Colgate, Refinerías de maíz, etc.
Se observó una transformación importante de los métodos de producción, con una profunda
revolución técnica y organizativa que modificó las costumbres, reformó los conceptos y separó
a los diversos factores de la producción, permitiendo el paso de la manufactura a la fábrica