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Colección ~ u l t i r l i ~ c i ~ l i n ~

. ~-
= -

Los rituales del cambio


Tr~~sformaciones del régimen
y cultura política en ~ o r e b s
icuardc, Tal a , i Jr gaii y u e l u y . .
4
'avid Moctezuma (coordinadores) 8: I
i
LOSRITUALES DEL CAMBIO
MEDARDO
TAPIA URIBE
MORGAN QUERO
DAVIDMOCTEZUMA
coordinadores

LOSRITUALES DEL CAMBIO


TRANSFORMACIONES DEL REGIMEN
Y CULTURA POLfTICA EN MORELOS

UNIVERSIDAD
NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
Cuernavaca, Morelos, 2004
-

JS2119.5 Los rituales del cambio. Trahsfomaciones del régimen


M6R57 y cultura política en Morelos / Medardo Tapia Uribe,
Morgan Quero y David Moctezuma, coords.
Cuemavaca, UNAM, Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias, 2004.
365 p.
ISBN: 970-32-1 162-3

1. Cultura política - Morelos. 2. Participación


ciudadana - Morelos. 3. Morelos (estado) - Politica
y gobierno. 1.Tapia Uribe, Medardo, coord. 11. Quero,
Morgan, coord. 111. Moctezuma, David, coord.

Catalogación en publicación: Maaha Frías - Biblioteca del Ci'dM.

Imagen de cubierta: M é x h ~abenabde la mmJis


(1988), proyecto
de mural de Abel Quezada.

El CRIM-UNAM agradece a la Sra. Yolanda Rueda de Quezada, Presidenta


de la Asociación Civil Abel Quezada, su autorización para reproducir
la ilustración de la cubierta.

Diseño de cubierta: Poluqui

Primera edición: 2004

O Universidad Nacional Autónoma de México,


Centro Regional de Investigaciones Multidscipharias,
Av. Universidad s/n, Circuito 2, Col. Chamilpa, CP 62210
Cuemavaca, Morelos, México

Correo electrónico: crim@servidor.unarn.rnx


Sitio en Intemet: h t t p : / / w w ~ . c r i m . u " ~ ~

ISBN: 970-32-1162-3

Impreso y hecho en México


PRESENTACI~N

Medardo Tapia Uribe, Morgan Qtrero y David Moctezuma

LOS HEREDEROS DEL PATRIMONIO POLfTICO DE MORELOS:


SU CLASE POLfTICA

Medardo Tapia Uribe

TENDENCIAS
DEL CAMBIO POLfTICO EN MORELOS

David Moctezuma Navarro

FIN DE RÉGIMEN EN MORELOS: 99


CRISIS DE GOBIERNO Y SALIDA DE JORGE CARRILLO OLEA

Morgarz Qilero y Tonntiulz T. González Vázquez

LOS GOBERNADORES DE MORELOS Y LA SELECCION 145


DE LOS CANDIDATOS DEL PRI A DIPUTADOS LOCALES (1982-1997)

Mauricio Benítez Iti~rbe

CULTURA
POL~TICAEN MORELOS: EL DEBATE LEGISLATIVO 187

Leopoldo Ferreiro M.

COMO PARTICIPAMOS EN POL~TICALAS ONG DE MORELOS 235

Juan Manuel Zaragoza y José Moisés Hernáizdez


HACIA UNA TIPOLOGIA DEL CAMBIO POLÍTICO.
LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN MORELOS 1988-2000

Morgan Quero

EL ORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS:


FORMAS DE ASUMIR LOS PROCESOS ELECTORALES

Ana Esther Escalante Ferrer y Luz Marina Ibarra Uribe

ANEXO1
Mauricio Benítez Iturbe

ANEXO2
Leopoldo Ferreiro M.

ANEXO3
Morgan Quero y Fidel Olivera
Mehl-do Tapia
Mo~gan.fiero
David A/lo~.te~zl~?ta

El objetivo de este libro es inostrar la relevancia que puede tener


el proceso de cambio político, vivido en un estado coino More-
los, para la comprensión dc la transición democrática en México.
Todos los artículos se escribieron antes de los acontecimientos
electorales de 2000, cuando el PRI perdió la presidencia de la Re-
pública y, en Morelos, la gubernatura. En cada uno de ellos se pri-
vilegia el anilisis de investigadores y de actores, a quienes les tocó
vivir los procesos de cambio político aquí presentados. Delibera-
damente, el enfoque no es teórico, pero cada articulo contiene
una fuerte base empírica que podría ayudar a futuras investiga-
ciones. La época estudíada es relevante en tnhs de un sentido: se
&ata de los años noventa, cuando a Morelos le tocó vivir un ace-
lerado proceso de cambio social y económico que tuvo repeicu-
siones en la vida política. Así el acontecimiento político mhs im-
portante, la salida del gobernador Jorge C a r d o Olea bajo fuertes
presiones sociales, se transformó en la expresión simbólica de
otros cambios: del auge ecoilórnico se pasó a la crisis, el PRI se
derrumbó en las elecciones, los pueblos y inunicipios recobraron
una fuerza inédita, la cultura delnocritica se fue expandiendo en-
tre diversos sectores sociales, el Coilgreso del estado se adjudicó
nuevas atribucioiles ampliando su tnargeil de autoridad, conu.01
QUERO, MOCTEZUMA
TAPIA.

y poder, y las organizaciones civiles fueron puntales de una reno-


vada y muy participativa sociedad c i d .
Estos procesos no se dieron al unísono pero comparten una
amplia temporalidad, que nos permite observar el proceso políti-
co de cambio desde la perspectiva de la cultura política, las estra-
tegias de los actores, la dinámica interna del pN, el surguniento
dc nuevos valores, la participación que conjuga expectativas y
realidades de una sociedad como la morelense, que se descubre
activa y reunida por el llainado deinocrático. Esta percepción re-
frendada por los protagonistas aparece coino la prueba de que se
está viviendo una transición a la democracia. N o se trata de suge-
rir que la democracia es ya una realidad. Ni inucl~omenos de
contrariar la opinión de inucl-ios que sólo la consideran una alter-
nancia en espera de alcanzar la supuesta plenitud democrática.
Las elecciones presidenciales y estatales para gobernador de Mo-
relos del 2000 son parte de una listoria que deberá estudiarse de-
tenidamente. Este libro se sitíia previamente, antes del aconteci-
miento que marcará nuevos deiioteros en la historia política de
México. D e alguna manera este libro contribuye a entender con
mayor claridad cómo es que se pudo dar ese cambio políti-
co-electoral y, eventualmente, cuáles serán algunos de sus alcan-
ces y limitaciones. Por eso, el título de este libro Los dzlales del
canzbzo, privilegia el enfoque en los procesos vividos en Morelos y
que podrían aportarnos elementos nuevos para comprender los
derroteros políticos a partir de la significativa e liistórica alter-
nancia del 2000.
Como nos lo recuerda Lorenzo Meyer desde la liistoria, los
grandes movimientos sociales que buscaban transformar a Mési-
co no produjeron los resultados anhelados: los cambios de régi-
men en los siglos XiX y S): tertninaron muy lejos de sus metas
originales: "la Independencia no dio paso a la nación fuerte y uni-
da que prometió el Plan de Iguala, la Reforma no logró la demo-
cracia que la Constitución de 1857 suponía, ni la Revolución
mexicana el sufragio efectivo y la justicia social"(Meyer, 1998).
EII consecuencia, el proceso de cambio político que se narra en
este libro no puede ser juzgado sólo a parar de la presencia tan
anhelada de la democracia, después del triunfo del PAN en las
elecciones para la presidencia de la República y para gobernador
de Morelos, sino también desde sus diversas raíces sociales, insti-
nicionales, culturales políticas previas.
Desde una perspectiva teórica más amplia, Elizondo &la-
yer-Serra y Nacif Hernández nos advierten con razón:
...la democratización de los regímenes autoritarios no sólo suporie
la celebración de elecciones limpias, sino también el establecimien-
to de un sistema efectivo de frenos y contrapesos (Elizondo y Nn-
cif, 2002: 19).
Por eso se indaga en este libro cómo fue que transitamos de
un gobierno autoritario, con un pluralismo político limitado por
un partido hegemónico y un poder presidencial tnonopólico
q u e es aquel que ha caracterizado a México (Meyer, op. in/:
28)- en un escenario político estatal, a un régimen con un siste-
ina de frenos y contrapesos que evita el abuso del poder de aque-
llos investidos dc autoridad.
Esta búsqueda 110s acercó a la definición de democracia,
"como un régimen que institucionaliza la incertidumbre", recien-
temente retornada por Przeworslci (Meyer y Nacif, op. ~ili. 18):
La democracia es i ~ i sisteina
i para procesar los conflictos, en el cual
los resultados dependen de lo que los participantes hacen, pero
ninguna fuerza política controla lo que ocurre. Ninguna de las
fuerzas contendientes conoce e x uute los resultados de los conflic-
tos particulares, porque las consecuencias de sus acciones depen-
den de las acciones de otros y éstas no pueden predecirse con
certeza.
Los cambios políticos son la expresión más visible de los pro-
cesos de transformación de largo plazo de una sociedad. Pero no
siempre son una consecuencia lógica o causa! de las expectativas
de los actores sociales y políticos. Más bien, los cambios conlle-
van una alta dosis de paradojas e indefinición que dan lugar a una
amplia interpretación de los hechos. Esta incertidumbre en la re-
solución de conflictos y crisis en Morelos, lo mismo que el forta-
lecimiento del sistema de frenos y contrapesos, así como la
forma en'que se va ganando terreno al poder del partido hegemó-
nico y al propio gobernador del estado, son algunos de los ele-
mentos que tomamos en cuenta para argumentar el tránsito de
un sistema político autoritario a un régimen democrático.
En Morelos, la década de los noventa fue fértil en procesos
sociales expresados a través de conflictos, crisis y cambios que,
en su momento, apuntaban a muy diversas direcciones. La lista es
larga: desde la alternancia política en los municipios en1997, y la
renovada fuerza del Congreso estatal; hasta la derrota del P N en
las elecciones para gobernador del 2000; pasando por un inédito
juicio político al mismo como consecuencia de las movilizacio-
nes de la sociedad civil. El Morelos de hoy no es el mismo que el
de ayer.
Efectivamente, un cambio político de la magnitud del que vi-
vimos en México requiere de romper con el "pasado antidemo-
crático: el monopolio del poder, el patrirnonialismo, el fraude, la
represión, la centralización, el despilfarro, la corrupción, la injus-
ticia, la impunidad, el favoritismo, la margmación" (Meyer, op. dt:
55). Pero tampoco podemos decir que los morelenses hayan de-
cidido cortar en dos su destino, separando (citando a Tocquevi-
Ile) con un abismo lo que han sido de lo que quieren ser. Más
bien, el observador atento puede ir descifrando continuidades y
rupturas que se van entrelazando a medida que los acontecimien-
tos se producen, dibujando un paisaje más complejo donde lo
viejo y lo nuevo se entrecruzan, dunenthndose mutuamente para
poder juzgar en qué medda estamos o no, abandonando un sis-
tema político autoritario.
El sistema de frenos y contrapesos ,21 que l~emoshecho iefe-
rencia, característica de un sistema político democrático, tiene
dos dimensiones: una horizontal que tiene que ver con la división
de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial; la otra, vertical, tie-
ne que ver con el federalismo y la separación de los poderes fede-
ral, estatal y municipal. Por eso es que se a f i n a que en México
federalismo y democracia van de la mano. Mkrahi sostiene "que
las victorias locales de la oposición (estatales y municipales) de-
sempeñan un papel fundainer-ital en la democratización dcl siste-
ma político mexicano" (Mizrahi, 2002). Estos triunfos, visibles
en Morelos desde 1997 en las elecciones para presidentes inuni-
cipales y en el Congreso local, son importantes porque activaron
contrapesos al poder del gobernador -determinantes para la re-
nuncia del gobernador Carrdlo Olea- y al propio podcr del Co-
mité Ejecutivo Nacional del propio PRI, así coino al Poder
Ejecutivo federal.
La fuerza de los acontecimientos locales sorprende porque la
concentración centrahada del poder en México hace que nos ol-
videmos de la importancia histórica que han tenido las regiones,
los pueblos y los inunicipios, así coino la dinámica propia de la
sociedad civil y su repercusión en los valores políticos. Morelos
es un buen ejemplo de esa fuerza regional. Sin embargo, no po-
demos ignorar oti-os elementos que forman parte de ese contra-
peso, pero que tienen que ver con una herencia histórica y una
cultura política local. Esta cultura política puedc ponerse en ten-
sión en un régunen autoritario, segíin Meyer, a partir de un prag-
matismo que olvide su sustrato ideológico. Este sustento es muy
importante, tanto pata regímenes deinocráticos como totalita-
rios, pues en su ausencia el sistema se derrumba. El deterioro cul-
tual e ideológico hizo que el sistema autoritario mexicano
acudiera cada vez inis y inás a instrumentos de manipulación,
poder y uso de instrumentos ilegales.
Regionalmente, empero, los pueblos de Morelos no habían
renunciado a esa cultura política simbolizada en Emiliano Zapa-
ta, la principal figura del movimiento revolucionario en Morelos.
Al tener su origen en el estado, varios actores políticos de disíin-
to cuño ideológico y partidista se han asumido como sus herede-
ros. Este patiiinonio político heredado se encuentra presente, de
manera desigual, en las imágenes y actitudes de algunos de los ac-
tores, y en los acontecimientos políticos importantes previos al 2
de julio, expresándose como parte de una cultura política tradi-
cional.
Ésta es una de las razones por las que dgunos autores han
buscado la respuesta al cambio político en los actores del escena-
rio político, particularmente cuando algunos atribuyen (como
Lorenzo Meyer) parte de ese cambio que vivimos años después a
la movilización de aquéllos. Es por eso que buscainos examinar
inás a los sujetos que a los sistemas políticos y a sus propios esce-
narios locales. Posiblemente una conjunción de estos elementos
es lo que encontrainos en los artículos que interpretan el cambio
político en Morelos.
Como lo señalamos al principio, podríamos todavía hacernos
inás preguntas acerca de esta transición política en Morelos, que
resultan pertinentes antes y posiblemente después del 2 de julio
de 2000:
I 1 ¿Cómo se hace valer la división dc los poderes ejecutivo, le-
gislativo y judicial?
1
2 <Cómose erigen los frenos y contrapesos que evitan el abuso
de autoridad, así coino las garantías que los hacen efectivos?

l 3 ¿Cuál es el tipo de comprornisos que se establecen entre los


distintos actores políticos o las medidas unilaterales de la cla-
se gobernante?
4 ¿Cuál es el papel que juega la ideología J. el pragmatisino en
este cambio?
5 ¡Cómo se acrecienta la autonomía del Congseso local?

-
6 ¿Cuál es el momento en que la concentración del poder, con-
tra lo que se esperaba, conuibu17ó a la falta de gobernabili-
dad?
¿Cuáles fueron los riesgos de esta falta de gobernabilidad v
cómo se superaron?
8 ;Cuáles so11 los riesgos de que esta falta de gobernabilidad
conduzca a neo-autoritarismos o la manera en que se evite
esa vuelta al pasado?
9 iCóino se dañó la confianza colectiva en la política al mismo
tiempo que se generaron expectativas desmedid?,S , o cómo se
logró el coinpromiso de las autoridades de que no abusarían
del poder y se respetarían las reglas establecidas?
10 jDc qué manera se rompe con el pasado y cóino se estable-
cen continuidades?
11 i Cuál es el proceso que rompe con las relaciones cliei.itelarcs?

12 ?Cuál es la irianera en que se fortalecieron los partidos politi-


COS?

Esto no s i p f i c a , desde luego, que el libro de respuesta a todas


las cuestiones anteriores, pero podreinos obsei-irar cóino se cn-
cuentran presentes en los procesos descritos por los autorcs. h:lo-
relos es un ejcn~plointeresante para esaminar de cerca cómo con-
rergierori todos ellos paiii obseri~arlo que antecedd al 2 de julio
de 2000; para enteiider mejor lo que sucedió en estas elecciones
históiicas para el país y para el estado y, posiblemente después de
esa fecha, en el presente que vivimos.
Parte de la dificultad para darle sentido y coherencia a estos
procesos de cambio, radica en su velocidad y en su imprevisibili-
dad. La aceleración de situaciones críticas le resta capacidad de
control a los actores participantes, pero también nos deja a todos
los ciudadanos extrañados o expectantes. Los miedos y las ilusio-
nes se confunden en nuestra percepción de los sucesos e influyen
en las nuevas estrategias de adaptación, en nuestras reacciones,
l
en nuestras posiciones frente al cambio social.
, Sin embargo, debemos estar ciertos de lo siguiente: no pode-
mos confi~ndirlos cambios constantes que se dan en toda socie-
dad al final de un largo ciclo histó~ico,con una transformación
más profunda del conjunto de una sociedad. Este principio y fin,
se expresan, sin duda, en la elección estatal y federal del 2 de julio
del 2000. Detrás de la derrota priísta y la victoria panista, encon-
tramos expresiones de un cambio profundo en las estructuras so-
ciales de Morelos, en las relaciones de poder entre los actores, en
la presencia de un pluralismo incipiente, pero vivo, en la renova-
da fuerza de lo local, entre otros.
Este libro plantea la necesidad de comprender, desde distin-
tos puntos de análisis y estudio, las transformaciones de la cultu-
ra política y cómo se expresan en una entidad como Morelos.
Así, el fin de una época, de un ciclo histórico, tanto como el de un
régrmen político, es decir, de las formas de regulación del sistema
político en su conjunto; que no provienen necesariamente de los
cambios institucionales o legales, sino de nuevas actitudes, com-
portamientos y valores, en una palabra, de su cultura, que la mis-
ma sociedad va experimentando y txansformando.
Para poder analizar esta dimensión de la cultura política tene-
mos que acudir a un concepto que preste más atención, no sólo al
concepto tradicional que divide de manera polarizada a1 ciudada-
no moderno del tradicional, o corporativo.
Se pretende
...recuperar el papel del sujeto en los sistemas políticos y los uni-
versos simbólicos vinculados a las estructuras y ejercicios del po-
der, lo mismo que la distinción entre los distintos iliveles (Tapia et
al.,2001)
de participación y relación. Es a ~ a v é del
s uso que hacen los
autores del concepto de cultura política, que se traslada el anili-

...de los sistemas políticos hacia los actores políticos; de las diinen-
siones =tivas y racional evaluativa hacia las subjetivas, afecti-
vas, valorativas; así como hacia las aspiraciones, sueños e imágenes
de los actores políticos (ibid.).
Y es que la cultura política puede definirse como una
...síntesis heterogénea y evenhlaimente contradictoria de valores,
conocimientos, opi"ones, creencias y expectativas que confor-
man la identidad política de ciudadanos, grupos socialcs u organi-
zaciones políticas (Gutiérrez, 1996: 43).
Coino complemento de ésta su drmensión social. La cultura
política, pues, es el conjunto de orientaciones y referentes que or-
denan y dan significado a la acción política de los ciudadanos, es
decir, hace referencia a la dimensión subjetiva de la política.
"[ ...]resuItado de un proceso histórico, a lo largo del cual los
iniembros de una colectividad van procesando sus experiencias
con el sistema político" (l'eschard, 1996). Por eso, inediante el
concepto de cultura política, podeinos entender como los pro-
pios actores políticos han contribuido al fm del "régimen de la re-
volución" y al inicio de la construcción de un nuevo orden social
y una nueva c u h t a politica plural y democritica.
Se lucha contra el autoritwismo, el cenaalismo y la imposición.
QUERO, MOCTEZUA.I,~
TAPIA.

Contra la caricatura de la democracia selectiva y extralegal, se


fraguando un movimiento civil a favor de la democracia (Alonso,
1994).
Este concepto también nos aleja de la idea, como lo propone
Baitra, de un sujeto único de la historia nacional, el inexicano, no
reconociendo las contribuciones particulares de subjetividad que
se hacen desde diversas regiones. Esta dimensión de la cultura po-
lítica tampoco la hace ajena a los procesos de socialización en que
los morelenses se han formado, sino rescata la subjetividad de
sus momentos creadores. Si n o fuera así, la norinatividad bajo la
que gobierna el Estado sería sencillamente inamovible.
La remoción del gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea,
ilustra este tipo de posibilidades bajo las demandas de la sociedad
civil, junto con muchos otros elementos.
Hay coyunturas que ci-istahan culturas determinadas. Las maneras
que se van encontrando para resolver confhctos sociales se fraguan
en moldes culturales [...l.La relación entre gobernantes y goberna-
dos, entre élites y inasas, no es sólo política sino también cultural
(ibzíl: 1O).
Estas síntesis de elementos tan l~cterogéneosson posibles en
el concepto de cultura política que se configura en las contribu-
ciones de los autores de este libro. La convergencia de los resul-
tados de las elecciones federales y estatales, desde 1988 -prece-
didas por aquella apertura del sistema impulsado por Jesús Reyes
Heroles en 1978 y procesos electorales transparentes mediante la
autonomía del Instituto Federal Electoral y el Instituto Estatal
Electoral- la movilización de la sociedad civil inoielense y la sa-
lida del gobernador Jorge Carrillo Olea son expresiones de esa
síntesis de lo que constituye la cultura política inorelense, para
contribuir a un fin de r é p n e n .
Los regímenes políticos, o coino los d e h e Meyer, la "forina
de ejercer el poder político y administrar los asuntos públicos"

18
son inortales, pero su transformación profunda también depen-
de inás de los cambios políticos que se producen la socie-
L/CJJL/~

dad, que desde el Estado; desde los nlismos ciudadanos que des-
de las institucioncs; desde las nuevas normas sociales que desde
la ley. Es decir, la transición política se caracteriza por la presen-
cia de una relación indisoluble entre movilización y negociación.
I'ara algunos autores
...lo que heinos expeiimeiltado en tluestt-opaís es un proceso de 'li-
beración política', cs decir, un proceso de cambio mis diiigido que
ncgocindo, donde el régimen en arns de sobrevivir 112 buscado
adaptarsc a las riuevas condiciones antes que cambiar (Pcñúiiuri,
2001).
Distinguen dos procesos, el dirigido a la liberalización políti-
ca: "cl proceso de flexibrlización del régimen autoritario" en el
cual "el viejo régiinen encara su sobrevi~rencia,pero en esencia
cediendo poco o casi nada" (ibg.) y el duigido a la deinocratiza-
ción, en la cual "la negociación es concebida coino 'cl acuerdo
efectivo ciltre los diversos actores políticos para la transforma-
ción dcl régimen"' (ihd.).
Algunos autores opinan que "la alternancia marcó el fin de la
transición" jr que la "transición frnalrnente se logró con la csauc-
hlra normativa en materia electoral con que contábainos y en ese
sentido inarca una continuidad". Sin embargo, el proceso de de-
inocratización continúa y se hace necesaria la destitución del au-
toritarismo, es decir de la forma de hacer política, así coino de es-
tablecer lo que llainan un "pacto político", con lo cual se refieren
"21 rcdiseíio insutcicional y normativo" a través de una "revisión
integral jr profunda de la norinatividad y, como ha sucedido en la
inavoría dc los casos, una Reforma Constitucional profunda y
definitiva" (Cansino, 2002).
Por eso podeinos decir que este libro se sitúa en una perspec-
tiva de balance de lo que ha sido la última década en Morelos des-
de el punto de vista político, pero al inismo tiempo busca ir
pensando en el Morelos que viene, en lo que puede ser de cara al
futuro en un contexto radicalmente nuevo. El periodo de inesta-
bilidad como consecuencia de la crisis de gobierno y la s h d a del
gobernador Carrillo Olea, nos recuerda que la construcción de
un sistema político local también es una tarea difícil, que requiere\
de un proceso de consolidación de las élites económicas y socia-
les que participan en el espacio público local.
Sin duda, por ser éste el acontecimiento de mayor alcance en
lo que respecta al cambio político y sus consecuencias para el fu-
turo de Morelos, Iza merecido la atención de vanos artículos. Así,
el texto de Morgan Quero y Tonatiuh González plantea la nece-
sidad de estudiar detenidamente las causas que dieron lugar a una
crisis inédita en el plano nacional y con consecuencias para el
conjunto de los actores políticos. Para explicar la salida del go-
bernador, los autores buscan una interpretación más consistente,
partiendo de la importancia de la crisis de seguridad pública pero
sin limitarse a ella. El impacto de la crisis econóinica de 1994 en
las estructuras sociales del estado, el debilitamiento de los actores
priístas tradicionales y el surgimiento de un nuevo grupo hege-
mónico permiten una interpretación más amplia de la transfor-
mación del poder estatal y el control político.
El Congreso del estado de Morelos jugó un papel determi-
nante, según lo ilustra el capítulo de Leopoldo Ferreiro. Ferreiro
nos muestra cómo se generó cierta autonomía dentro del P N , de-
bido al descontento con la política de Carrillo Olea y tainbiéil
como el propio Congreso 40diversas muestras de esta autono-
mía. Desde entonces, el poder ejecutivo estatal ha tenido la obli-
gación de negociar con el Congreso para poder conquistar credi-
bilidad y legitimidad. Poca duda había de la fortaleza y autonomía
de la sociedad civil que contribuía a ponerle fin a un r é p e n ,
pero tampoco se podía dudar que la sociedad civil inorelense

I
avalaba lo que sus representantes en el Congreso expresaban
como sus demandas -desde luego, excepción hecha a la frac-
ción parlamentaria del PN, cuyo tradicional jefe estatal mikitno,
estaba siendo cuestionado-.
La fortaleza de la sociedad c i d en Morelos, tiene sus oríge-
nes en el impulso social de la Iglesia Católica, particularmente
con la Teología de la Liberación y el movimiento de género. Esto
se ilusaa en la contribución de Juan Manuel Zaragoza y Moisés
Hernández en la crónica de su propia experiencia: "Cómo parti-
cipamos en política las ONG de Morelos". Sin embargo, Zarago-
za y Heinández nos recuerdan cómo han trabajado las organiza-
ciones civiles en su lucha por "reemplazar esta cidtura política
clientelista y la heredada cultura política caudillista por una cultu-
ra ciudadana".
Luz Marina Ibarra y Ana Esther Escalante nos ilustran que lo
ocurrido en Cuautla, Atlatlahucan y Zacualpan forma parte de un
mismo proceso de protagonismo creciente de la ciudadanía. Se
han desarrollado formas de píirticipación en municipios más pe-
riféricos que han contribuido a evitar imposiciones del PRI o a
u&ar a los partidos políticos -en lugar de que ellos los usen,
como ha sido costumbre- para llegar a arreglos y negociaciones
complejas. "Ambas comunidades acuerdan establecer una alter-
nancia en la ocupación de la presidencia municipal por tres años,
de manera permanente e indeñnida.". En este caso, se ualiza el
registro del Partido Civilista Morelense "para cumph con el re-
quisito electoral, concluyendo el compromiso con este partido
en el momento en que teixine el proceso electoral". Vemos en
estos escenarios municipales cómo se construye una nueva cultu-
ra política, a la vez que se contribuye a terminar con un régimen y
abrir un nuevo horizonte en la formas de elección, en cons&
una nueva sociedad política, combinándolo con usos y costuin-
bres locales.
QUERO, MOCTEZUMA
TAPIA,

El artículo sobre "Los herederos del patrimonio político de


Morelos" de Medardo Tapia, nos inuestia lo difícil que resulta
cambiar algunas prácticas y valores de la clase política morelense,
a pesar de la llegada de nuevos actores con los triunfos de la opo-
sición. La influencia de culturas gremiales y profesionales en la
clase política morelense fue adaptándose a lo que el PRI requería
y contrastaba con los valores democráticos adquiridos en la es-
cuela por las nuevas clases medias. Sin embargo, esta preparación
no fue suficiente'para vencer otros elementos de selección a los
puestos de elección en el caso de los senadores y gobernadores,
como el lugar de nacimiento, el arraigo y su presencia en la enti-
dad. La Universidad de Morelos y la Facultad de Derecho deja-
ron de ser los lugares de preparación de los políticos por antono-
masia, una vez que el P N dejó dc ser la única opción en los
procesos electorales. Paradójicamente, los triunfos de la oposi-
ción en las elecciones para diputados federales, estatales, presi-
dentes municipales y en la gubernatura estatal, fortalecieron a la
clase política morelense, incluyendo la del propio pi11 y hasta al
SNTE, aunque no se decidan a ejercerla a plenitud. Los resultados
de esta investigación también nos muestran que todos podemos
aspirar a valores democráticos en el discurso, pero una vez en el
poder federal, estatal, municipal o hasta en el propio partido polí-
tico, tendemos a oLvidamos de ellos.
E1 trabajo de David Moctezuma hace lincapié en cuál fue el
punto de inflexión política y cuáles las tendencias del cambio po-
lítico en Morelos que antecedieron la derrota del^^^ en el estado.
Moctezuma confuma la fuerza que lia cobrado lo local en la de-
terminación de sus propias,tapacidades electorales:
A diferencia del pasado, cuando las decisiones político-electorales
en realidad se tomaban centralmente, ahora lo municipal empieza a
determinar lo estatal, se empieza a contigurar una visión local de la
agenda del gobierno nacional. La Federación parece reconstituit-se
desde las células municipales.

Moctezuma nos lo muestra con datos acuciosos de los resul-


tados de las elecciones de 1997 y cómo esto contribuyó al fm de
un régimen y a la construcción de una nueva cu1tur.a política. La
pluralidad política puede ser vivida hasta en los ayuntamientos, a
través de la representación proporcional que funciona en la elec-
ción de regidores, que ya no pueden ser como antaño, de un solo
partido. Moctezuma nos señala que esto hace que casi cada elec-
ción tenga un cxácter plebiscitario; pues, independientemente
de su fhación partidaria, los ciudadanos mediante su voto san-
cionarán o reclamarán a los gobernantes sus accioncs de gobier-
no. N o cabe duda que los ciudadanos actúan así como contrape-
sos al ejercicio del poder de los gobernantes, pero también del
fortalecimiento de los congresos, que pueden actuar para sancio-
nar una inda actuación de gobierno, hasta del ejecutivo, como
ocurrió con Carrdlo Olca. Negociación, legitimidad y credibili-
dad son necesarias ahora en Morelos y en México. Y esto es indi-
cativo de un fin de régimen, aunque no se obsel-ve de inmehato
cuándo seremos capaces de avanzar de manera clara en nuestras
instituciones con una mayor democracia y eficacia de una nueva
clase política.
E1 artículo de Mauricio Benítez, sobre "Los gobernadores de
Morelos y la seleccihn de candidatos del PRI a diputados locales
(1982-1997)" es un intento por rastrear la racionalidad del viejo
régunen, mostrar sus vktudes para construir equuibiios y pactos
y tratar de aportar elementos que ayuden a realizar una comprcn-
sión cabal de los mitos y realidades que encerraron durante mu-
=ho ticmpo a la figura del gobernador, tanto en Morelos como en
el resto del país. La coiiclusión de Benítez es que el gobernador
era un actor m& dentro del conjunto de actores locales coinpro-
TAPIA,
QUERO, MOCTEZUMA

metidos en un tema, en este caso, la selección de los candidatos


del PRI a diputados locales, a la hora de tomar las decisiones. Su
gran fortaleza, al misino tiempo que su mayor limitación, era el
control de su propio poder, su habilidad para buscar compromi-
sos y resolver favorablemente, manteniendo los equilibrios entre
los distintos giupos en pugna por sus intereses dentro de la es-
tructura político-partidaria. Es importante decir que este meca-
nismo cambió a partk de la irreversible presencia de la compe-
tencia partidista por todos los puestos de elección popular y
donde el PRI ya no tenía todas las de ganar.
El artículo de Morgan Quero, "Hacia una tipología del cain-
bio electoral. Las elecciones municipales en Morelos (1988-
2000)" parte de una geografía electoral asentada en los munici-
pios, y desde allí busca mostrar el profundo cambio de los ciuda-
danos en su comportamiento electoral. Mayor participación,
fragilidad de las lealtades políticas y búsqueda de nuevos consen-
sos serían los rasgos más importantes de este nuevo paisaje. Su
estudio abarca cinco mapas del estado, desde las elecciones de
1988 hasta las del 2000 y 10 municipios, donde se puede observar
la evolución del voto por partido, buscando rastrear nuevos
comportamientos electorales, cada vez más importantes en el de-
sarrollo político del estado y el país.
Los artículos de este libro presentan distintas facetas del nue-
vo aprendizaje democrático al mismo tiempo que los rasgos que
se mantienen del pasado. No es un balance ni un recuento des-
criptivo de los l~echos.Este libro busca dar una interpretación
matizada de los procesos desde una perspectiva dinimica, no es-
tática, de estos años en que México y Morelos definitivamente
cambiaron. Al lector le queda saber juzgar si sus contribuciones
le ayudan a comprender mejor el momento que estamos vivien- l

do y si acaso desde Morelos se podría aportar algo para ayudar- l


1

110sa pensar la democracia que se construye en el México de hoy. 1

24
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En:Iiirsch et al:, coord., op. 6%'.
LOS HEREDEROS DEL PATRIMONIO
POLÍTICO DE MORELOS: SU CLASE POLÍTICA

Medardo Tapia UriheY

Ni la presencia de los znpatistas en los gobicrnos que siguieron a


la muerte de Emiliano Zapata, ni los gobernantes priístas de la
historia reciente de Morelos, han convencido a los inorelenses de
que tienen un papel protagónico en la conducción política de la
entidad. Esto no significa que no exista o que no haya existido
una clase política morelense, sino que no ha logrado consolidar-
se. La presencia de la clase política inorelense se ha puesto en
duda como producto de las luchas visibles, por ejemplo hacenda-
dos-estado, zapatistas-haceildados-estado,así coino por las lu-
chas que celebran estos hacendados con la presidencia de la Repú-
blica, los gobernadores, los sectores del PRI. Probablemente des-
de 1997, con la mayoría de los pmtidos de oposición en el Congre-
so del estado de Morelos y en las presidencias municipales de
Morelos, así como con el triunfo del Partido Acción Nacional en
la gubernatura estatal, se piense ya con mayor seriedad sobre la
presencia y consolidación de una clase política morelense.
El debate sobre su existencia nos reinite al argwncnto aiiejo
sobre el origen de nacimiento dc quienes aspiran a gobernar el
estado de Morelos. El debate es tan antiguo coino la presencia de
:f Iiivestigador del Centro Regoiiiil de Investigaciones hlultidiscipharias
de la UNJIM.
MEDARDO
TAPIA

los colonizadores españoles, sus haciendas y hacendados siem-


pre ausentes pero ostensiblementepoderosos; este debate fue re-
novado mediante una declaración de Genovevo de la O en el
Congreso del estado de Morelos:
Genovevo de la O ... no reconoció tampoco n Velazco, además de
impedir su toma de posesión, manifestó su inconformidad en la
Comisión Permanente del Congreso, donde señaló que el estado
de Morelos estaba cansado de mandatarios de fuera (Lomnitz,

Esta declaración de Genovevo de la O -por cierto gober-


nador interino de Moielos del 12 de agosto de 1914 a mayo de
1915- no impidió que Ismael Velazco con respaldo del ejército
tomará posesión como gobernador el 22 de septiembre de 1924.
Genovevo de la 0 , por su parte, fue removido de su cargo como
jefe de la primera división con sede en Cuernavaca y reasignado
como jefe de operaciones militares a Tlaxcala.
La evolución de la clase política morelense en los escenarios
actuales, empero, nos remite desde sus orígenes al examen de su
autonomía, caracte~dsticaimprescindible de su identidad. Es rele-
vante en este sentido lo que se ha criticado a la clase política mo-
relense cuando toda ella era pdsta (ibid106-112) y simplemente
estaba sujeta a lo que lo que el Poder Ejecutivo nacional le conce-
día desde la Ciudad de México. Este tipo de a p r e ~ ~ c i ó-par-
n
cialmente cierta, pero que desconoce la presencia de los zapatistas
como gobernadores y de los posteriores gobernantes morelen-
ses- requiere de mayor precisión, particularmente en la presen-
cia de los cambios que ha experimentado el país y los que ha
vivido Morelos desde hace una década con los triunfos electora-
les de la oposición y la salida de Jorge Carrillo Olea del gobierno
estatal. Los triunfos de los partidos políticos de oposición en las
elecciones de diputados federales de 1988 y 1997, en las eleccio-

28
LOSHEREDEROS DEL P A T R I M O N I O

nes de presidentes municipales y de diputados locales en 1997 y


en las elecciones del 2000, modificaron la integración de la clase
política inorelense.
E n este capítulo se describen algunas características de quie-
nes integran la clase política morelense. Dada la importancia que
los especialistas le han concedido a la educación escolarizada
acerca de la constitución de las clases políticas, se examina tain-
bién cual es la posible influencia de la educación escolarizada en
la renovación y la consolidación de la clase política morelense, así
como cuales son algunos de los valores más destacados que la
constituyen. Esto último es importante porque los valores (con-
tra lo que pudiéramos pensar) no cambian inucho, son como la
gramática de la vida social. En una sociedad morelense profun-
damente desigual, los valores de la clase política son más indicati-
vos de su origen social, inás que su lugar de nacimiento. Coi1 este
análisis esperamos contribuir a ampliar el concepto de clase políl
tica como se ha uulizado en el estudio de los problemas naciona-
les; también a conocer cómo se constituyen las clases políticas
locales para entender mejor las relaciones entre gobernantes y
gobernados en las entidades del país, en este caso del estado de
Morelos. Las instancias de gobierno estatales y municipales son
frecuentemente menospreciadas y estudiadas como espacios de
poder locales y regionales para distinguirlos de los nacionales.
Estos espacios de poder son hoy mucho mis importantes a la luz
de la transición democrática que vivimos. En México se viven
hoy reformas importantes en el ejercicio del poder en cuanto a
las tres instancias de gobierno que marca la Constitución Política
de México -federal, estatal y municipal-. Vivimos desde hace
más de una década un proceso que ha hablado de una "reforma
municipal" (1983) (Secretaria de Gobernación, 1985). Se vive
también desde hace mis de una década el proceso de una "refor-
ma del Estado" (1989, Salinas de Gortari) (Agdar Villanueva,
1996: 109-152), así como una "Federalización de la educación"
(1992, Salinas de Gortari) y de un "nuevo federalismo". Sin ein-
bargo, a pesar de la presencia viva de estos procesos que recono-
cen legalmente mayor poder a las instancias estatales y
municipales, no se analiza de modo suficiente las clases políticas
locales. Por eso, cuando analicemos en este capítulo cómo .se
constituye la clase política morelense, lo haremos atendiendo
también a la forma particular en que esto sucede en Morelos,
para dilucidar si podemos hablar de una cultura política propia,
en el marco de una identidad y una historia inorelense propias.
Sería una pena descubrir que el pauimonio político tan rico que
les ha sido legado a los inorelenses, sencdainente se hubiera ex-
traviado en su camino. Por eso es itnportante que nos ocupeinos
de responder con inayor profundidad <quiénes constituyen la
clase política morelense?

EL PROCESODE CONSTRUCCION
DE LA CLASE POLfTICA EN MORELOS

E n todas las sociedades, independicnteinentc de su grado de de-


sarrollo, existe una clase dhigente -tina clase política, "una ini-
noría de personas que &igen la cosa pública" (Mosca, 1992: 23),
los gobernantes- y una de los gobernados. La clase política, se-
gún Gaetano (ibid.), nunca desaparece y no está constituida úni-
camente por la autoridad máxima sino por un grupo social inás
amplio. E n cualquier caso, la clase política juega un papel insusti-
tuible de intermediación entre esa autoridad superior y los gober-
nados. La clase política influye sobre el bienestar público y el
desarrollo material de la sociedad a través de sus políticas públi-
cas. Pero además, influye de manera muy compleja sobre la for-
ma de hacer política y sobre los valores que sustentan a la
sociedad en general.
LOSI-IEREDEROS DEL PATRlMONlO

En el estado de Morelos, el origen externo fue la peculiaridad


del desarrollo de esta clase política, desde el asentamiento de Her-
nán Cortés en este territorio en lo que era el reino de Cuauh-
nihuac, así coino posteriorinente los hacendados. Con cl levan-
tamiento de Emiliano Zapata surgió una nueva clase política que,
a pesar de la muerte de Zapata, compitió por el ejercicio del po-
der en la entidad y logró eje-rcerlo.
Podemos asumir que los ex combatientes zapatistas asuinie-
ron el poder con inucha fuerza, aunque existen datos históricos
que nos muestran que no h e así. Durante los 10 años que siguie-
ron al asesinato de Zapata, Morelos vivió una p r o f k d a inestabi-
lidad producto de la disputa por el poder entre los zapatistas, los
hacendados y el gobierno federal. En julio de 1920, comenzó go-
bernando provisionalmente José G. Parres a petición de los re-
volucionarios, en una reunión que tuvieron con Adolfo de la
Huerta. Sin embargo, por influencia de los hacendados dejaría el
poder a Alfredo Ortega en diciembre de 1923, qriiéii sería gober-
nador de Morelos por inenos de un año. A este gobernador se-
guirían otros ocho gobernadores nombrados por diversas
presiones e instancias, la Federación o el Congreso local. Fue
hasta 1930, cuando fue elegido Vicente Estrada C:ajipl que se
restauró la estabhdad política en la entidad. Después de Estrada
Cajiga1 habría dos gobernadores más que fueron ex combatientes
zapatistas, Elpidio Perdomo (1 938-1 942) y Rodolfo López de
Nava (1952-1958). López de Nava inaugura la primera elección
de gobernador bajo la postulación del Partido Revolucionario
Instituciond y probablemente la apropiación del sírnbolo zapa-
tista de manera también "institucionalizada", con lo que se per-
día verdaderamente su identidad propiamente zapatista.
Con la fundación del Partido Revolucionario Institucional
(18 de Enero de 1946 y con la toma de protesta de Miguel Ale-
inán corno candidato a la presidencia de la república) (PRI, 2000)
también se fue constituyendo una nueva clase política en More-
los y una forma de hacer política. Esto no significa que los ex
combatientes zapatistas no tuvieran presencia. Sin embargo, la
clase política morelense de hoy tendría en estas generaciones de
gobernantes antecedentes visibles en el ejercicio de gobierno, in-
cluso en descendientes directos. Tal es el caso de Sergio Estxada
Cajigal, -presidente municipal de Cuernavaca 1997-2000 y go-
bernador de la entidad 2000-2006-, nieto de Vicente Estrada
Cajigal -gobernador de Morelos de 1930 a 1934-. Sin embar-
go, Sergio Estrada Cajigal h e postulado por el Partido Acción
Nacional, a diferencia de su abuelo, quien fue postulado por el
paitido que fue el antecedente directo del PN, el Partido Nacio-
nal Revolucionaiio.
Después de 1%creación del PRI, se afirma que: "tanto los go-
bernadores de Morelos como los presidentes municipales de
Cuernavaca eran designados con el visto bueno presidencial"
(;bid 107). Estos gobernadores (generalmente, carentes de un
apoyo y popularidad local) terminaban formando su equipo de
trabajo con gente también de fuera del estado y de Cuernavaca
(ibid.).Este esquema se repetía con los presidentes municipales,
con la diferencia de que ahora el gobernador era quien otorgaba
su visto bueno a los candidatos del PN. Según Lornnitz, de sus
entrevistas a ex gobernadores y ex presidentes municipales, "no
existe municipio que no sea importante para el gobernador" (ibid
109).
Sin embargo, el suiguniento y consolidación de la clase políti-
ca priísta ocurrió en el marco de una enorme cantidad de cam-
bios sociales que también vivió el país. Especialistas en el estudo
de las élites políticas mexicanas a h a n que es posible observar
una relación entre los oiígenes y experiencias de los miembros de
una clase política y sus orientaciones y opciones políticas. Tain-
bién se afirma que los cambios en los grupos duigentes reflejan
LOS1IL:I;EDEROS DEL P,l7'RlMONIO

alteraciones en la estructura social y los valores dc una sociedad


(Camp, 1996: 14). Es de esperarse, entonces, que las clases políti-
cas inorclenses y inexicanas fueron transforinándose conforme
Morelos y bléxico se fueron transformando, es decir, indusuiali-
zándose, alfabctizándose, escolarizándose y, en gcneral, inoder-
nizándose. También son de esperarse debates intensos sobre va-
lores con el triunfo de Vicente Fox en la Picsidencia de la
República y de Sergio Estrada Cajipl como gobernador de Mo-
ielos y del PAN, en diversos puestos de elección popular cn las
elecciones federales y cstatalcs del 2000.
Rodeiic Camp ha analizado los pioccsos de reclutaniento
político en México y concluyc que
las guerras civiles fueron perdiendo iinportancia coino experien-
cias formativas de los políticos, siendo reemplazadas por filerzas
institucionales. Enu-e las primeras y mas importantes de esas varia-
bles institucionales estuvo la educación (ihid 107).
Esta influencia de la educación se ha estendido inás alli de la
formación que nuestra clasc política ha recibido en las escuelas.
En el áinbito nacional, la influencia institucional de la cscuela se
ha hecho parte de las características constitutivas de los iniem-
1x0s del gabinete presidencial nacional, incluso, como csperien-
cia docente; es decir, la inayoría de la clase política cuenta, en su
desarrollo profesional, con haber &abajado coino académico en
alguna universidad. Desde la presidencia de Echeverría (1970-
1976) con la notable excepción dc la presidencia de López I'orti-
Uo (1976-1982), la inayoría de los rnieinbros del gabinete ha teni-
do experiencia docente, inuclios de ellos en la Universidad
Nacional Autónoina de México (UNAM) y, con Salmas dc Gortari
(1988-1994), casi la initad de ellos con experiencia en uiiversida-
des privadas (ibid 143). Esta influencia de la educación individual
y la experiencia como académico, a pesar de que las camardas
-inecanismo de red persoi~al- siguen sicndo el inecanismo de
reclutamiento político más importante, creció hasta constituirse
en una categoría de clase política propia, los tecnócratas políticos
mexicanos (Camp, op. d.).'
Además de la educación y las camadas como elementos de-
terminantes en la constitución de las clases políticas, la otra ca-
racterística notable del desarrollo de la clase política mexicana es
que la dirigencia política se ha convertido en "una profesión de la
clase media" (ibid233). Sin embargo, una vez más, se considera
que la educación escolarizada es determinante para que las clases
medias mesicanas asuman este papel protagónico principal den-
tro de la clase política; éstas sustentan en la educación su partici-
pación política. Con base en la educación asumen la responsabih-
dad social de participar políticamente y constiuU: proyectos
políticos. Las clases medias tienen en la educación escolarizada el
sustento de identidad social. Por esta razón, el debate sobre la es-
cuela que se necesita en México se ha convertido en el campo de
batalla de las clases inedias, y un instrumento de conquista y de
lucha para ejercer control sobre el prestigio social y el orden sim-
bólico. Por eso mismo, cuando el acceso a la educación se pone
en iiesgo, las clases medias ven amenazada su posición en la socie-
dad y, por supuesto, reaccionan y en algunos casos se movilizan.

LAS CLASES MEDIAS EN LA NUEVA ESTRUCTURA .


SOCIAL DEL MORELOS DE HOY

Morelos vivió las transformaciones educativas y socioproducti-


vas y sociales mis tarde que el resto del país. Probablemente por
esto a un ritmo más intenso, especialmente en la década de 1070
a 1980, cuando el crecitniento industrial tuvo un iitmo mayor
1
1 "Di~?gentescon título ~uliversitario,con est~ldiosen ccononlía, educacióii
I
en el extranjero, conociiniento del modelo econoinico norteamericano,
una carrera en el ejecutivo y experiencias profesioniiles en general limitadas
a organismos relacionados con la econo~nía".
LOSHEREDEROS DEL PATRIMONIO

que el del país. Los cambios cconóinicos se iniciaron con el desa-


rrollo de la industria azucarera en el sur dc Morelos en 1938 j7
posteriorinente con la apertura de la Ciudad Industrial dcl Vallc
de Cuernavaca (CIV--1~) en 1963. Coi1 cl desarrollo de CI\'AC &S-
ilinuyó la importancia industrial de la regtón sur: con su apertura
se influyó de inanera defmitiva en la producción agropecuaria,
dado que la industria azucarera dominante hasta antes de CI\'AC
se sustentaba en la explotación de la caiia de azúcar. Pronto, con
el surgimiento de C I T ~ A Ctainbiéil se tuvieroil los últiinos exce-
dentes en la producción de maíz y frijol en Morelos. Lo que nos
interesa destacar aquí, cs que entre 1950 y 1990 cste es el inarco
cn que se cuadruplica la asistencia a la priinaria dc niños entre seis
y 14 años de edad; crece nueve veces la asistencia a la cscuela de
jóvenes de 15 a 19 años de edad y, crece también, 15 veces la asis-
tcncia a la escuela de los jóvenes entre 20 y 24 años dc edad. Esto
significa que el nivel dc escolaridad de la población que adquiere
el derecho de participar políticainente fue el que más se incre-
mentó.
Adeinás, en el inarco de las enormes transfornlaciones que
experimentó Morelos, que convirtieron una entidad predoini-
nantemente agropecuaria y rural en una urbana y de seinricios, la
clase educada con educación inedia superior jr superior se con-
centró en las ciudades. En la actualidad, 14 ciudades de la enti-
dad, 10 ciudades "regionales" -aqueUas entrc 15 y 50 nxl habi-
tantcs- JT cuatro ciudades "inetropolitanas" -aquellas ciudades
con inis de 50 d habitantes- concentran 70°/0 dc población
inayor de 15 años con educación inedia superior y superior. Seis
cie las 10 ciudades "regionales" conforman un núcleo en el sur de
Morelos en torno a Jojutla y Zacatepec. Sres de las cuatro ciuda-
des "inetropolitanas" -Cuernavaca, Jiutepcc y T e e c o - con-
foiinan núcleo metropolitano en el noroestc de la entidad y
Cuautl.i es el centro inetropolitano cn el noreste. Éstas son las 14
MEDARDO
TAPIA

ciudades de Morelos que concentran a la población mis escolari-


zada de la entidad.
Como resultado dc estas transformaciones la eswuctura so-
cial de Morelos también cambió notablemente. Sin embargo, a
p e s a de que podiíainos afiimar que surgió una clase media -en
el sentido en que lo afiiina Soledad Loaeza- y con un enorme
sustento en los incrementos de escolaridad de los morelenses, los
cambios en la nueva estructura social de los inorelenses son in-
dispensables para poder precisar posteriorinente a la nueva clase
política morelense en su proceso de consolidación.
Si obseilvamos el proceso de transformación de la estructura
social morelense, podemos darnos cuenta que los propios habi-
tantes de las nuevas ciudades, los maestros y los profesionistas,
tipificaron a los sujetos de clase media en los distintos centros ur-
banos que reemplazaron a los pueblos campesinos. Varios de es-
tos pueblos campesinos se volvieron ciudades regionales, con la
transformación que experimentó el estado de Morelos desde el
periodo posrrevolucionwio hasta la época actual. Hoy en las
"ciudades regionalesJ' de la entidad -las 10 ciudades entre
15 000 y 50 000 habitantes, scis de las cuales se encuentran en el
sur de Morelos- sc informa mediante una encuesta con una
muestra de jefes de f a i d a (Tapia, 2001), que sólo existe lt3.1°/o

hay gran cantidad de fuentes de trabajo y mucha gente se ubique


en el sector informal de la economía, es decir, no asalariada. Por
esta razón, a pesar de que la mitad de ellos tiene bachillerato, o un
mayor nivel de escolaridad, no todos lopan conseguir un einpleo
coino asalariados. Prueba de ello es que el porcentaje de jefes de
familia con mayor nivel de escolaridad es el de los comerciantes,
la mitad de ellos. Asimismo, en estas "ciudades regionalesJJexis-
LOS1-IEREDEROSDEL PATRIh4ONIO

tcil peones, albaides 4 . 7 % de ellos- y cainpesinos -S.2U/o-


que tienen cuando menos baclderato.
J,os pueblos de Morelos también sufrieron transformaciones
importantes cn su nivel de escolaridad. Son 75 los pueblos con
una población entre 2 500 y 15 000 habitantes? y cstán constitui-
dos principalmente por jefes de f a i d a cainpesinos, jornaleros y
peones hasta casi en 5O0/o y la mayoría no tienen prhnmia com-
pleta. N o obstante, obséivese que cuando separamos a los jefes
de familia mis jóvenes -los inenores de 40 años de edad- en-
contrarnos que los cainpesinos, jornaleros y peones de estos pue-
blos "de cainpesinos" tienen 7.1 años de escolaridad, inis que la
piimaiia coinpleta. Los inAs educados son los asalariados -1naes-
aos, obreros y eimpleados- y los coineiciantes. De estos dos
grupos sociales, los asalariados son, desde luego, los dc inapor es-
colaridad. El 60% de los asalariados tienen secundaria -35% -
o cuando lncnos bacl-lillersto -25%-. Este dato seri irnpor-
tantc cuando exainineinos cóino se ha reno~radola clase política
inorclense, piincipalinente por los tiiunfos electorales de la opo-
sición. En los pueblos menores de 2 500 habitantes, de los cuales
existen inhs de 600 en la entidad, predoininan las ocupaciones de
campesinos y jornaleros. Los jefes de familia de estos pueblos
tienen una es.colaridadpromedio de 4.5 años. Aunque los jefes de
f a l d a lnenores de 40 años tienen en pioinedio terminada la pri-

inaria, 5.8 años de escolaridad; lo que significs que aun en los


p e b l o s inás pequeños de Morelos, los nuevos jefes de familia
tienen prirnaria coinpleta.
Las ciudades de Cuautla, Cuernavaca y los vecinos conurba-
dos de ésta, Jiutepec y Teinixco se transforinaron en centios ine-
tmpoltanos, las ciudades se convirtieron en nilcleos metxopoli-
tanos de inhs de 50 i d l~abitantes.Para 1997 y en lo que se refiere

Scgúil el SI Censo Gei1er:il de Población v \'ivieilda de 1990 (p.1).


a la clase media, en este tipo de ciudades el cambio más notable
es la fuerte presencia de los profesionistas, quienes en Cuernava-
ca llegan a representar alrededor de 10%. También es notable el
, incremento de los comerciantes y los conductores de vehículos.
Estos dos grupos en conjunto llegan a representa hasta 42% de
la población ocupada (INEGI, 1998: 136). Desde luego que en
Cuernavaca se increinentan notoriamente los trabajadores en al-
gún tipo de industria y los empleados administrativos. Según la
, Encuesta Nacional de Empleo Urbano de 1997, constituyen
1
37.7% (ibíd).Estas cifras cambian completamente si se separa a
Cuernavaca dcl resto de los centros inetropolitanos de Morelos.
La población ocupada por sector de actividad nos muestra las di-
ferencias de la esuuctuxa ocupacional y social entre Cuautla y
1 Cuernavaca. Estas diferencias se concentran en la población ocu-
1 pada en los sectores primario y secundario. E n Cuautla, para
i
1990, existía 20.6 y 14.1% trabajando en los sectores secundario
1
y primario, mientras que en Cuernavaca para esa misina fecha
28.5% trabajaba el sector secundario y sólo 2.4% en el sector pri-
~
1
inario (INEGI, 1997: 74 y 76).
Los ingresos y los niveles educativos de la población ocupada
1
de Cuernavaca y Cuautla pueden complementarnos la caracteri-
zación diferenciada que hacemos de lo que significa la clase me-
dia en los cuatro centros metropolitanos de Morelos. E n Cuerna-
, vaca, para 1990, sólo 13.3% recibía más de cinco salarios míni-
l
mos y 67.9% inenos de tres salaxios mínimos. E n contraste, en
1
l Cuautla sólo 7.8% recibía más de cinco salarios inínimos y 77%
recibía menos de tres salarios mínimos.
l! La asistencia de los jóvenes a instituciones de educación me-
1
I &a superior y superior, como es de esperarse, tarnbién son más
I
altos en Cuernavaca que en Cuautla. La diferencia más notoria es
1 precisamente en el nivel profesional, pues en Cuernavaca asiste a
la escuela 23.5% de jóvenes entre 20 y 24 años de edad, mientras
LOSHEREDEROS DEL P,\TRIMONIO

que en Cuautla sólo lo hace 15.5% del inisino grupo de edad (Ta-
pia, 1993: 282).

LA CLASE POLÍTICA DE MORELOS HOY

Con el panorama de esta nueva estructura social, rcsultado del


proceso dc industrialización y urbanización que experimentó
Morelos en casi medio siglo, tenemos una mejor visión de la po-
sible conformación de la clase inedia y la clase política morelense.
Veamos como ésta sc l ~ integrado
a recienteinentc. Iniciaremos
con el grupo de lo que se ha considerado la clase política tradicio-
nal, los senadores del PRT. Posteriormente también incluiremos a
los diputados del Congreso del estado de Morelos. Cuando los
datos lo permitan haremos una comparación con la legslatura y
el gabinete de gobierno estatal anterior. Además, se considerará
h forma en que el Congreso de la entidad cambió cuando la opo-
sición logró hacerse inayoría por los triunfos del PRD y del PAN.
La influencia del gobernador y del presidente de la República
en la selección de los candidatos a senadores y diputados de todo
el país ha sido ampliamente documentada (Benítez, 1999: 47), es-
pecialmente hasta antes que cambiaran las reglas en este sentido,
en los dos uluinos años con motivo de la transición l~aciala de-
mocracia. Sin embargo, coino podremos obseivar adelante, el
origen profesional ocupacional de los gobernadores se encuen-
tra tambiEn expresado en el coinplejo proceso de selección de los
candidatos. Para el caso de los senadores de Morelos, sólo exami-
nareinos brevemente su origen profesional y su ligar de naci-
miento, como antecedente de la influencia radical del presidente
de la República sobre el constante reclamo de los morelenses, y
las repercusiones que esto tiene en la conformación y consolida-
ción de la clase política morelense.
Los dos senadores por Morelos de la Lii y LIII Legslatwas,
MEDARDO
TAPIA

de 1982 a 1988, tenían un p a n arraigo en Morelos -Antonio


Rtva Palacio y Gonzalo Pastrana-, a pesar de que uno de ellos
no era originario de 1:i entidad. Riva Palacio nació en Cuaurla y se
formó como licenciado en derecho en la Universidad Nacional
Autónoma de México, ha mantenido permanentemente su resi-
dencia en Cuernavaca y ha sido maestro de la Universidad Autó-
noma del Estado de h,lorelos. Gonzalo Pastrana era originaiio de
Guerrero, de Tepecuacuilco, de donde vinieron muchas perso-
nas a trabajar al ingenio Eimhano Zapata de Zacatepec. Pastrana
seiía miembro del consejo de adininistración de este ingenio de
1953 a 1955 y secretario general de la Federación de Trabajado-
res del Estado de Morelos de 1958 a 1975, y de 1978 hasta su
muerte a principios de los noventa. Pastrana sólo estudió en
Cuernavaca hasta la secundaria.
El origen y arraigo en Morelos de los senadores siempre es un
factor de peso en su candidatura, aunque como lo señala Benítez
(op. cit.), en la selección de candidatos a senador del I)RI influye
mayormente el presidente de la República y se prueba también la
fuerza del propio gobernador de Morelos. A pesar de esto, una
cuestión siempre en discusión es el origen inorelense del candi-
dato y su presencia en la entidad. Esta es un2 de las cuestiones
que se discute públicamente y aunque se relegue, como se hizo
casi por completo con los senadores de la siguiente legislatura,
siempre se resiente.
El peaodo de representación de los senadores siguientes, la
LIV Legislatura, se vio afectado por la reforma constitucional de
1986, la cual hizo que los partidos postularan sus dos candidatos
para períodos distintos, uno de seis años y el otro de tres (ibid.).
El proceso quedó prácticamente fuera de la influencia de la clase
política inorelense, pues ninguno de los dos senadores resultaron
~ri~ginarios de Morelos, coiltrastando con el oiigen de los sena-
dores que les precedieron y les sucedieron. Sus características de

40
LOSHEREDEROS DEL PATRIMONIO

formación reflejan las de la clase política del gobierno federal y


del poder central, uno abogado y el otro médico. Ambos gradua-
dos en la UNAM y con amplia experiencia académica en la misma.
Estos senadores realmente nunca formaron parte de la clase polí-
tica inorelense y su selección representa la forma en que se impe-
día la consolidación de la clase política estatal, debido a su falta de
fi~erza.Benítez nos muestra -coino en los senadores de la si-
guiente legislatura- que la clase política morelense se fortalece
cuando los representantes políticos tnorelenses tienen un buen
deseinpeiio en el Congreso de la Unión, dado que estos senado-
res contribuyen a fortalecer la clase política estatal desde esa po-
sición federal. Aunque en el casó de ellos distninuye la fuerza de
esta clase política local, en virtud de que no hay prácticamente
ningún arraigo. Esta fue precisamente la fuerza política, además
de otras determinantes, de los siguientes senadores de Morelos.
Los senadores de la L\rI y LTTI Legislaturas -Angel Ventura
Valle (1 991-1997), Rodolfo Becerril Straffon (1994-3i)Oo)y Ma-
nucl AlIontalvo Medellín (1994-2000)- eran originarios de Mo-
relos, ya producto visible de la fuerza de los gobernadores Riva
Palacio y Ortega. E n estos senadores se nota ya la influencia dc
políticos morelenses con profesiones que coinpetirían, y despla-
zarían en ocasiones, a las carrera tradicional de Derecho, hasta
ese moinento piedotninante. Ventura Valle y Becerril Straffon
estudiaron econotnía en la UN14AI. Becerril hizo adetnis estudios
de maestría y doctorado en Europa. Montalvo Mede1lí.n es inu-
cho inás tradicional en su forinación profesional: es licenciado en
derecho por la UAEAl. El origen y la formación profesional de
esta legislatura contribuyó indudablemente a la consolidación de
la clase política inorelense, en la medida en que reúilen las carac-
terísticas de quienes ejercen la política desde el gobierno federal
y, en consecucncia, pueden competir con ellos y también enten-
derse mejor.
MEDARDO
TrlPIA

Los diputados federales muestran otras características de foi-


mación profesional y lugar de nacimiento. Su gran heterogenei-
dad obedece a que los requerimientos de origen son menos

flexibilidad en cuanto al origen permite que existan diputados de


otras entidades del país. La brevedad de su mandato les ha iinpe-
dido a muchos de ellos desarrollar una carrera política vinculada
a la diputación, lo que l ~ posibilitado
a el arribo de nuevos diputa-
dos y la renovación de la clase política morelense. Sin embargo,
debe destacarse otro fenómeno que afecta enormemente la con-
solidación de dicha clase: cuando algunos diputados vuelven a
ser electos en otro periodo se generan las posibilidades de aspirar
a representaciones de mayor jerarquía, entre ellas, ser goberna-
dor de la entidad. Desde luego, una vez que la oposición avanzó,
la heterogeneidad de origen y formación de los diputados tam-
bién aumentó, así como disminuyeron las posibilidades de los di-
putados federales "priístas" de mantener sus aspiraciones de ser
gobernadores, aunque hayan sido diputados federales en más de
una ocasión. Todo esto tiene repercusiones directas sobre la con-
solidación de la clase política estatal.
De los 30 diputados que- ha habido en las ocho legislaturas
entre 1976 y el 2000 han predominado los nacidos en Moielos
(Cuadro 1).Trece de los 20 diputados que pudunos analizar na-
cieron en Morelos y la carrera de derecho ha predominado en su
formación profesional. Aunque la mitad de ellos se formó en la
Universidad Nacional Autónoma de México ( U N A ~ I )y la otra
mitad en la UAEM, la universidad estatal. Con la poca informa-
ción que obtuvimos en cuanto al origen social de los diputados,
obseivamos que enae los padres de los diputados predomina la
ocupación de agricultores. Por otra parte, con excepción de los
LOSHERDEROS DEL PATRIMONIO

diputados plurinoininales, para ser diputado no se necesita desa-


rrollar una carrera política fuera de la entidad. Sin embargo,
como se podrá constatar adelante, los diputados que llegaror~a
ser gobernadores o tuvieron esas aspiraciones han debido desa-
rrollar, adeinás, una carrera política en la Ciudad de México. Esto
indudablemente puede contribuir también a la coiisolidación de
la clase política morelense.
Debe destacarse que, con el triunfo del Partido de la Revolu-
ción Deinocrática en 1997 para la LVII Legislatura, ocurrieron
varios cambios en el oirigen y formación profesional de los dipu-
tados federales morelenses. En esta legislatura ninguno de los
cinco diputados electos del PRD se había formado coino aboga-
do. D e hecho, no predotninó ninguna disciplms en su forma-
ción, pues los diputados federales electos resultaron ser desde
lnaestros nortnalistas, técnicos, especialistas en letras formados
en la UNAN l-iasta ingenieros y contadores. Esto verdaderamente
inarca un hito en la renovación de la formación de los diputados
que renueva disciplinariamente la clase política morelense en este
nisel.
Los diputados federales también son importantes en la cons-
titución de la clase política morelense por sus aspiraciones a ser
gobernadores. Aunque de los 30 diputados que ha habido en las
ocho legislaturas de 1976 al 2000, sólo Antonio fiva Palacio-L
Legislatura 1976-1979- y Lauro Ortega -LI Legislatura- Ile-
garon a ser Gonzalo Pastrans -LI y LIV Legisla-
turas, 1979-1982 y 1988-1991- siempre se manifestó coino as-
pirante a la gubernatui-a pero nunca lo logró.
Para las elecciones de gobernador en el 2000, se postularon
como precandidatos a gobernador por el PRI cuatro ex diputados
federales y un ex candidato a diputado perdedor ante la oposi-
ción. Los ex diputados del PRI que finalmente se postularon
como precandidatos a gobernador fueron Juan Salgado -LII y
LIII Legslaturas, 1982-1985 y 1994-1997- quien ya había inten-
tado ser postulado coino candidato, pero no lo había logrado;
Rodolfo Beccrd -LV LegisL~tura,1991-1004 y senador 1994-
2000- y David Jiménez -LI y LiiI Legislaturas, 1979-1982 y
1985-1988-. Este último también compitió por la diputación en
la LTTIILegslatura, pero la perdió frente el candidato del PRD. De
los precandidatos del P N , Juan Salgado y David Jirnénez son for-
inados profesionalinepte en derecho y Rodolfo Becerril, en eco-
nomía. En cuanto a su origen social, David Jiinénez es hijo de
militar, Beceriil es hijo de médico y Juan Salgado fue probable-
mente lujo de cainpcsino. E n cuanto a su lugar de nacimiento, Ji-
inénez y Becerril son oiiginarios de Cuernavaca y Salgado nació
eii 'lhknilcingo en el municipio de Tlaltizaphn, aunque se le ar-
gumentaba que no había nacido en Morelos. Los tres precandi-
datos son observableinente de un fuerte arraigo en Morelos, a di-
ferencia de Lauro Ortega, nacido y desarrollado políticamente en
el Distrito Federal, y dc Jorge CarriUo Olca, i1:icido cli Jojutla,
aunque desarrollado políticamente tainbién en la capital del país.
Como el caso de los últimos tres gobernadores de Morelos,
una parte importante de la carrera política de los tres precandida-
tos del PIiI a la gubernatura de la entidad se ha desarrollado en la
Ciudad de México. La Dirección General de Estudios Econóini-
cos de la Secretaría de Industria y Comercio -1977-1986- y cl
Fondo Nacional para las A r t e s d a s -1 977-1987- fueron los
cargos en los que Rodolfo Becerril estuvo más tiempo. Juan Sal-
gado Brito también realizó diversas actividades profesionales en
el Departamento del Distrito Federal, aunque sus datos biográfi-
cos no señalan por cuanto tiempo. De los tres piecaildidatos,
David Jiménez es quien menos ha trabajado en la Ciudad de Mé-
xico o, coino quiera interpretarse, quien más ha fincado el desa-
rrollo de su carrera política en Morelos, especialmente en
Cuernavaca. El perfil de los piecandidatos del PRi a1 gobierno de
LOSIiEREDDEROS DEL PATRIMONIO

Morelos se presenta así con inucho ~ n á arraigo


s en la entidad que
los tres últiinos gobeinadores, a excepción probablemente de
Ihva Palacio. -Asuiniendo que el perfd de los caildidatos dc
oposición corresponde a gente que inayormente fiilca el desario-
llo de su trabajo político en la entidad-, esto constituye el esce-
nario de unas elecciones que contribuirán fuerteinentc a la
consolidación de la clase política inorelense.
E n esta consolidación ha influido considerablemente, ade-
más de los triunfos en las elecciones federales ya resefiadas, la
victoria de la oposición en las elecciones de 1997, a diputados del
Congreso del estado dc Morelos y a presidente inuiiicipd. Hasta
antes de cstos últimos resultados electorales, coino resultado de
esta cadena de iinposicioncs externas, la clase política local sólo
fuc reclamando coino propio el espacio de gobierno estatal como
su cainpo de influencia, a la vez que se fue conforinando coino
clase social muy ligada y definida coino burocracia estatal. Esta
clase política local (para distinguirla de aquella que tiene una pre-
sencia nacional por su participación en el gobierno federal) ha
sido gei~eralinenteinenospreciada. Loinnitz considcia que sc
formó en:
...los intersticios económicos que no ocupó la b~~rguesía nacional
por su escasa iinportancia: cl coinercio y alguna propiedad local,
parte dc las industrias locales de se~viciosy la mayor parte del apa-
rato burocr;ítico en el estado[...] la única fiiente de poder de las éli-
tes locales para 1a constnicción de una hegemonía regonal[...] Los
gol~eriladoresse sustentaban en una base de popularidad interna
dCbil y se vieron obligados a importar sus priilcipalcs hncioiiaiios
desde la Ciudad de Mésico. La élite de Cuernavaca tuvo quc con-
f o r m a r ~con
~ puestos dc segundo tlivel o a lo i~lás.con asesorías
cstraoficiales (Lomnitz, op. b i t : 107).

Esta situación cainbió de modo notable con los iesu1t;idos dc


MEDARDO
TAPIA

las elecciones de esos cargos en 1997, cuando el PRI perdió las


elecciones prácticamente en todos los municipios urbanos de la
entidad y con ello en las ciudades, que por lo general son asiento
de las cabeceras municipales. Así sucedió en Cuernavaca, donde
la presidencia municipal la ganó el Partido Acción Nacional, así
como en Cuautla, Jiutepec, Ynutepec en el norte de Morelos y Jo-
jutla y Zacatepec en el sur, donde el Partido de la Revolución De-
mocrática ganó todas las presidencias municipales. En las ciuda-
des del norte de la entidad, el Partido Revolucionario Institucio-
nal sólo gobierna en Ternixco. Esto hizo a la clase política local
notoriamente mis poderosa: seguramente participó en la "solici-
tud de licencia" de Jorge Carrillo Olea, a su cargo de gobernador.
Sin un congreso dominado por la oposición, a pesar de la enonne
e influyente participación de diversas organizaciones no guber-
namentales, de los medios nacionales y de la propia presidencia
de la República, no hubiera sido posible la salida de Carrillo Olea.
Koderic Camp sostenía que una vez que los partidos de opo-
sición conquistaran el poder en México, especialmente el I'utido
de la Revolución Democrática, no sólo darían oportunidad a una
alternativa en la dirigencia política, sino también a que la clase so-
cial trabajadora estuviera mucho más representada. Esto ya ha
ocurrido así en Inglaterra y Francia, países muy estratificados so-
cialmente. En Inglaterra, el partido que da mayores posiblhdades
a los trabajadores de estar repitsentados es el laborista y no el de
los conseirvadores. Esto afecta la conducción que haga la clase
política, pues según Cainp, se ha demostrado cn grupos de otros
países y otros contextos que los orígenes sociales de los diiigen-
tes afectan la inanera en quc se conducen. En Morclos, el PRD ya
ha demostrado su influencia con las 12 diputaciones del Congreso
del estado de Morelos que ganó en las elecciones de 1997. Sin cm-
bargo, no sabemos cuáles son las caiactensticas de los integantes
de esta XLT~IILegislatura local. Dada la influencia que se le ha con-

46
-

LOSHEREDEROS DEL I J A T R I M O N I O

cedido al nivel de escolaridad y a1 lugar donde se forinaroii, nos


concenuaretnos en cxaininar cuáles son sus caracte~isticas.Se
coinparaihn especialmente las dos úlatnas legishturas, SLT7i y
XLTrII, pues en esta Última la oposición en conjunto es mayoría.
E n ambas legislaturas, los promedios de edad indican que los
diputados del 13RIson los de mayor edad y los del P;\N los inás jó-
venes. E n la LXLT71Legislatura 1994-1997, los diputados del PRI
tienen un promedio de edad de 43.5 aíios, los del l'iiD de 40.4 y
los del PAN de 37.5. En la m 7 1 1Legislatura el promedio de edad
de los diputados del PiU es de 44 años, el del PRD es de 41 y el del
PAN es de 32.
Coino en el caso de las diputaciones federales, llaina mucho
la atención que cuando la oposición llegó a ser mayorís en el
Congreso del estado de Morelos, el Derecho dejó de ser 1s profe-
sión fo~:inativade los diputados. Este predominio del Derecho
en la forinación profesional 1x1 sido una característica del Piü en
el hinbito federal y, aunque no tan notoria en la m171Legislatura,
predominó nuevamente en la fracción parlamentaria dcl PRI en la
XL\'II Legislatura. El 45.5% de los 12 diputados del i'RI en el
congreso inorelense había estudiado Derecho y en su gran mayo-
ría se forinaron en la ULiEA'I.
Entre los diputsdos del PRD de la XLVII Legislatura predotni-
nan dos tipos de formación: alguna disciplina de las Ciencias So-
ciales -33% de ellos- 17 aquéllos que estudiaron una carrera o
bachillerato técnico, incluso sólo la secundaria -33% -. Al
examinar las instituciones educativas que han contribuido inás a
la forinación de los diputados del PRD, resulta interesante descu-
br- que son las secundarias y las escuelas de bachillerato técnico.
~ s t difiere
o de la legislatura anterior, cuando la oposición no cra
mayoría. La U A E ~ formó
I a lnis diputados locales del PRD y tain-
bién prcdoininó la for~naciónen Derecho, cuando inenos en la
MEDARDO
TAPIA

rnisina proporción que otras profesiones relacionadas con las


ciencias.
Aunque el PAN no ha teiiido gran presencia en el Congreso
del estado de Morelos, sino hasta la ,XL~~IIILegslatuia 2000-
2003, también debe destacarse la foirnación profesional de sus
cinco diputados de la ,m1711Legislatura. A diferencia de los dipu-
tados del PRD y del PRT, los diputados del PAN han sido formados
en Medicina, Ciencias Sociales, Ingeniería y Adininistración. La
UAEN y la UNAN han contriibuido en la misina proporción a for-
mar los diputados del PAN. Coino en el caso del diputado federal
del PAN para el periodo 1997-2000, también uno de los diputa-
dos locales fue foi-inado en una institución de educación superior
privada. Para la XLTrIII Legislatuia, donde el P.IN con sus 15 di-
putados constituye 50% del Congreso estatal, la mayoría de los
diputados panistas fueron formados en la UAEhí. También se ca-
racterizan por su origen empresarial, sus relaciones con la Iglesia
Católica, las ~iniversidadesprivadas y asociaciones como el Club
Rotario y otras organizaciones civiles de servicio a la coinunidad.
E n lo que respecta al lugar de nacimiento, se obsei-va que los
partidos de oposición se apoyan más en diputados que nacieron
en ou-as entidades. En la ~ ~Legislatura,
1 ~ 142.9% de los diputa-
dos del PRD había nacido en otro estado del país en comparación
con 25% del PLiNy 20% del PN. En la ~ 1 ~Legislatura,
1 1 40% de
los diputados del PiiN había nacido en oaos estados, a diferencia
de los diputados del PRD y del PRI, todos oricginariosdc Moielos.
En la XViIi Legislatura, 33% de los diputados del PiiN no era
o r i p s i i o de Morelos.

LOS VALORES DE LA CLASE POLÍTICA MORELENSE

La ocupación, la formación profesional y el lugar de nacimiento


de la clase política morelense, a pesar de ser ú ~ l e en
s su caracteri-

48
LOSHEREDEROS DEL P,\TRIMONIO

aacibn, son insuficientes para saber cuáles son los valores que
guían su achiación coino políticos. En esta Última partc quere-
mos coinplementar la descripción dc esta clase política, a partir
de las respuestas que algunos dc ellos dieron a un cuestionario
acerca de los valores que deberían de ser enseñados cn las escue-
las. La encuesta que s h e de base es producto de una investiga-
ción comparativa nacional e internacional en proceso, aunque
debe aclararse que no se definió la clase política como la hemos
venido uduando. La Ilainada "burocracia estatal" se encuentra
constituida aquí por quienes ocupan cargos dc decisión, tanto en
el gobierno del estado de Morelos como por funcionarios de ins-
tituciones educativas. También hcinos separado a quienes ejer-
cen un cargo de representación política por votación; a éstos les
hemos llamado "líderes políticos" y pertenecen tanto al PRI como
a la oposición. En la categoría de "líderes de opinión e intelectua-
les" hemos agrupado a gente que tiene presencia en los medios
inasivos de comunicación y posiciones relacionadas con difusión
de la cultura. La categoría de "investigadores" está constituida
por personas que tienen como ocupación habitual la investiga-
ción cientifica. Los "maestros", por su parte, es una categoría que
agrupa a personas relacionadas con la educación cotidianamente
en todos los niveles educativos. Finalmente, los líderes de ONG
-organizaciones no gubernamentales- son personas que han
trabajado desde hace tiempo en este tipo de organizaciones.
E n general, los resultados preluninares de la encuesta en va-
lores entre la clase política lnorelense muestran consenso acerca
de la democracia como el valor más importante que debe ser en-
sefiado en nuestras escuelas (1.60), seguido de la enseñanza de la
solución de conflictos (1.73). Sin embargo, la democracia no re-
sultó ser el valor más importante para ser enseñado en la escuela
según nuestra burocracia estatal (1.89), es decir quienes trabaja-
ban en el gobierno del estado durante la gestión de C a r d o Olea
MEDARDO
TAPIA

y que, no sobra decido, eran en su gran mayoría del PRI o simpa-


tizantes.

1 .ícl. ],i'{,
h,lacs Idíd. I,íd;
1 '.S t'l p . ,,,,,, c s . hl<ir. NI].
tal itlfl.

'mor. 2.56 2.11 1.00 2.57 3.20 3.50 2.39 2.2

I '"-
inoc.
1.89 1.57 1.00 1.33 1.50 1.20 1.60 1.8

1;iictitc: 1 iticucsta clc esta itivcstigacicíii rlcsarroiiada cn 1997. Nota: u11 mcnor iiiclicc
sipifica cluc cs primero cii importaticin.

La burocracia cstatal típica arraigada en Moiclos (a la que se


ha hecho alusión cn otras investigaciones) se encuentra en el go-
bierno estatal y se distingue inuy bien de la burocracia que lia
einergido con el crecimiento de las instituciones educativas, tan-
to de la univcrsidad coino dc la que s~lrgiócon la descoilcenaa-
ción de los senricios de educación básica y normal. Los resulta-
dos de la encuesta acerca de los valores que debcn sci enseñados
en nuestros sisteinas educativos, inuestran a una burocracia esta-
tal típica más coilsenradora que los nuevos actores de la clase po-
lítica. Todos ellos consideran, por ejemplo, que la deinociacia no
es el valor más irnportantc para ensefiarse. En oposición, los E-
deres de la universidad del estado, los políticos (1.50), los líderes
de ONG (1.33), los maestros (1.00) y los investigadores (1.20)
l
consideran a la deinocracia como el valor mis importante.
I Entre todos estos giupos destaca la opinión tan homogénea y
I
cl alto valor que le otorgan los maestros a la ensefianza de la de-
LOSIJEREDEROS DEL PP TI:IMONIO

inocracia. Aunclue hav que destacar que este valor - q u e otorgan


los inacstros de Cueriiaoaca Cuautla- cs tan importante coino
cl que le conceden a la enseñanza de la autonomía y de los valores
inorales.
Ou-a de las situaciones que destacan es el alto valor que los in-
vestigadores (1.00) v las ONG (1 -71) conceden a la equidad de gC-
nero, así como el poco valor que nuestra clase política típica le
concede a la eixellanza de estos valores, es decir, riuestra clase
burocrática estatal y nuestros líderes políticos. I<n geileral estos
dos ,grupos se dcstacaii por sus posiciones tan coiisei~~adoras en
cuanto a la enseiianza dc los valores de autonoinía, valorcs mora-
Ics 17 equidad en género.
Si coinparainos estos resultados con los obtenidos en el iiivel
nacional -producto de la inisina encuesta hecl-ia cntie líderes de
Cld~ual.iua,Distrito Federal, Y~icatiil,Aguascalientes y Sinaloa-
cilcontramos que, para los inicinbros de la clase política de estas
cntidadcs, la enseñanza de la deinocracia es también el valor inis
itnpoitantc (1.8) junto coi1 la enseiianza del valor de la autono-
inía personal (1.8).N o obstante, debe destacarse que el peso con-
cedido a estos valores en Moielos es mayor que el obtenido
ilacioilalmente.
1,os resultados nos indicail que nuestra clase política tradicio-
nal, la burocrática estatal, muestra una menor disposición y coin-
promiso con la democracia, que el resto de los actores políticos
estatales. El sector educativo universitario, los inaesu-os y los 1í-
deres de opinión son la vanguardia de una orientación l-iacia la
deinocrgcia. La situación de la gestión educativa bajo el coiltiol
estricto de la clase burocritica estatal, los resultados cn la elec-
ci011 de presidentes municipales y diputados locales de 1997 y el
tnovimiento social que contribuyó a la licencia del gobernador
(;arriUo Olca, lian sido cruciales para que los partidos dc oposi-
cióil h a p n posible la inaterialización de avances dcinocráticos.
Sin embargo, sus proyectos aún no son visibles. Esto último pa-
reciera ser el punto de convergencia entre un movimiento poten-
cial hacia la democracia que se aprecia en la clase política del
sector educativo -tanto de univcrsitaiios como de inaestros-
y las aspiraciones de la sociedad morelcnse.
Pero no debemos soñar sin fundamentos; en efecto, cuando
la oposición de otras entidades del país 11a llegado al gobierno es-
tatal, se han emprendido las reformas estructurales educativas,
además de otras reformas y proyectos colectivos. Las experien-
cias de Guanajuato y Cliihuahua nos indican que es necesario
construir. una capacidad de gestión local para sumarse a la volun-
tad política, ya que la constxucción de una educación y una socic-
dad más democráticas tio está exenta de una intensa lucha
política -vgr. con el Sindicato de maestros e incluso con las ins-
tancias federales-. Las experiencias docuinentadas dc los go-
l~iernosde oposición en el país nos inuesuan que los resultados
esitosos no son ni una garantía ni inmediatos. Pero al menos la
clase política morelense puede dedicarse mis a la construcciGn
de proyectos colectivos (cuya pluralidad les exigirá concertar), y
al cultivo de la capacidad de gestión democrática de nuestras ins-
tituciones y organizaciones educativas; también a rendir: cuentas
a los propios ciudadanos morelenses, y no coino trad~cionalmeil-
te se hacía desde la época posrrevolucionaria: subordinarse a lo
que el ejecutivo estatal y federal les indicaban, deteriorando nues-
tra ca~acidadde participar protagónicamente en la construcción
de nuestro propio desarrollo. Al menos allora sabemos con quien
podemos contar, es probable que por eso a la clase burocrática
estatal en el poder, y a la federal, les preocupe tanto el control po-
lítico de los maestros, casi a cualquier costo y, por lo mismo n o
juzga que sea tan importante enseñar el valor dc la deinocracia en
las escuelas.
LOS I-IEREDEROS DEL PATRIMONIO

LA CLASE I'OLÍTICA MORELENSE Y SU HORIZONTE

En oposicion a lo que se afirina en un cstudio rccicntc de hlore-


los, en este capítulo se muestra quc ha existido una clase política
tnorclensc, particularmente presentc a1 triunfo dc los zapatistas e
"institucionalizada" cuatldo el arribo dcl I'RI. Coino su notnl~re
lo indrca, la institucioilalizacicín de la revolución zapatista sc dio,
simbólicamente, cuando cl ÚItin~oex coinbatientc zapatista fue
gobernador, Rodolfo López de Nava, en 1952 (Tapia e Ibarra,
1993: 113-129). El Último vestigio vivo dc la "fatnilin zalx~tista"
cra transformado en uno de los priincros representantes de la
"failirlia revolucionaria" dcl PRI. La clase política de o r i ~ e nzapa-
tista se transformó en cl antecedente de la tnodcrna clase política
tnorclense príísta, pcro coino una clase política de "revolución
institucionalizada". Esta "institxzcionalización" que es paralela al
fortalecimiento del poder fcderal y a la sacralización del poder
dio coino resultado una clase política de gobernantes
fuertes sólo en la medida en clue habían adquirido esa fortaleza
gracias a su trabajo en el gobieriio federal y a su relación con el
ejecutivo fcderal. Seguramente es lo quc ha llevado a afirmar a al-
gún estudioso de Morclos que la clase política morelense era dé-
bil o inexistente.
Tainbién se muestra que esta clase política ha ido consolidin-
dose, especialmente a partk de la fortaleza que construyeron
Lauro Ortega (1 982-1988) )í Antonio lbva Palacio (1988-1994).
Estos dos !gobernadores con gran poder -cultivado precisa-
mente tncdiante su actuación en el poder federal: el pritnero, ex
presidente del Coinité Ejec~~tivo Nacional del PRI 1964-1968 y, el
segundo, ex de la Gran Co~nisióride la Cáinara de Se-
nadores 1985-1988- hall sido detertninantes en la coinposición
de ]a a c n d clase política morelense. Los actuales precnndidatos
por el 11111 a la gubernatura de Morelos son sus lie~ederos.Es t.2
clase política, a hferencia de sus antecesores -Ortega era iné-
dico egiesado de la U N ~ i h yr nacido en el Distl.ito Federal (hlusta-
c h o , 1999: 1416) JT lbva Palacio nació en Cuautla y se licenció en
Derecllo en la UNAhI-, los precandidatos del PRI a goberiladoi:
(Presidencia dc la República, 1987) tienen mayor arraigo y un
mayor desarrollo político en la entidad. Aunque probablemente
mcís preocupados en rendu cuentan a alguien en la Ciudad dc
México, se han visto obligados -por la transición democrática
que vive el país, la crisis social tan grande y los triunfos electora-
les locales de la oposición- a voltear más hacia hlorelos para
poder triunfar, incluso desde la precandidatura.
Contra 10 que pudiera pensarse, la clase política inorelensc
t m b i é n se consolidó con la salida de Jorge Carrillo Olca, ):a que
esto fortaleció a la oposición, mediante los tiiurifos elcctorales de
la oposición de 1988 y 1997, así como los del PAN,con Sergio
Estrada Cajiga1a la cabeza del gobierno de Morelos. Este fortale-
cimiento ha dado como resultado una clase política de inayor he-
terogeneidad en cuanto a su lugar de oiigen, su formación profc-
sional, la institución donde se formaron y su propio origen social.
N o sólo se ha renovado con inayor arraigo y autonoinía frente a
la Federación y a los coinités ejecutivos nacionales de todos los
partidos, sino también es más inclusiva y ha permitido que otros
estratos estttn mejor representados territorial y socialmente, tan-
to hacia arriba coino hacia abajo. Ya no es la carrera de Derecbo
condición por excelencia para ser miembro de la clase política
inoielense, ni liaber sido i~iiembrode la Federación de Estudian-
tes Universitarios de la Universidad Autónoma del Estado de
I\/Iorelos, rii desde luego haber sido d t a n t e del PRI. De los seis
diputados federales de la LT'II Legislatura 1997-2000, sólo cl di-
ptado- del PRT ma abogado. Ninguno de los cinco diputados fe-
derales de la oposicióii que ganaron las elecciones había sido
formado en Derecho, ning~iilohabía sido formado profesional-
LOSHEREDEROS DEL P/I TRIMONIO

inente en la UAEhl y tres de los cinco no habían nacido en Morc-


los. N o obstante, es de destacarse que, con los triunfos electorales
federales y estatales del PAINen las elecciones inás recientes, la
U A E ~ Isigue siendo la institución dc Formación profesional mis
importante de la clase política morelense.
La renovación relativa a la representación de los estratos so-
ciales de menos recursos, se observa claramente en las caracterís-
ticas de los diputados locales de la ,XL,TTII Leglslahua, pero con el
triunfo del PAN,se obselva que son las clases socialcs con mayo-
res recursos las representadas en la SLVIII Lcgslah~ia.Cuando
examinamos el origen y la escolaridad de los chputados locales
electos al Congreso del Estado de Morelos para la X,\'II Lcgsla-
tura 1977-2000, encontramos que las insufi~cioncseducativas
que más contribuyero11a la forinación de estos diputados fueron
las escuelas de baclzillerato técnico y las sccundarias. Creemos
que con esto tainbién se fortaleció la clase política inorclense. Se-
gún un ex diputado local y inicmbro del Coilsejo Directivo Esta-
tal del PRD,s esto se debe a que la elccción y el triunfo posterior
de los candidatos se sustentaron en el reconoc~nientoque tienen
coino líderes de su coinunidad. A diferencia de los inieinbros de
la clase política tradicioilal del PRI, que han obtenido su fuerza
gracias a su relación con el poder federal y el Colnité Ejecutivo
Nacional, así coino el apoyo que de ellos recibían. Esto izo sicgtii-
fica que la U I ~ E Adeje
I de contribuir a la formación de la clase po-
lítica inorelense. La mayoría de los diputados locales del IlRI se
forinaron eil Derecho y en la UAERI. También la oposición ha ie-
c1utadc-j parte de sus cuadros de la UAE~\.I,tanto el P R coino
~ el
P.IN, aunque ya no de la Facultad de Derecho, sino de las Facul-
tades de Arq~utectura,Contaduría, Quúlica Farmacéutica e
Ingeniería.
MEDARDO
TAPIA

Siempre es difícil poder explorar cuiles son los liorizontes dc


la renovada clase política inorelense. En esta iilvesugación, etn-
pero, exploramos cuáles son las posibles orientaciones políticas,
preguntándole a distintos miembros de esa clase política sobre
los valores que deben enseñarse en las escuelas. Descubrimos lo
que ya afirmarnos con respecto a la transforinación de los ex
combatientes zapxtistas morelenses en el ejercicio del poder: ya
"institucionalizada", la clase política tiende a expresar valores
más conservadores. Aunque fue g a t o descubrir que la clase polí-
tica inorelense le concede mayor valor a la democracia que las
clases políticas de otras entidades del país. Se obsewa de manera
contiastante quc los funcionarios públicos, "la clase burocrática"
de la clase política, es la que menos valor le otorga a la deinocra-
cia y que los inaestros son quiénes, de manera inuy homogénea,
inayor vdor le conceden a la democracia. El l~orizontede la re-
novada clase política morelense -disciplinaria, profesional y so-
cialmente, de inayor compromiso y arraigo con Morelos, aunque
no haya nacido aquí- es un I-iorizonte de gran aspiración demo-
crática que coino efectivamente se ha mostrado, tiene en la edu-
cación uno de sus mayores símbolos y sustentos. Después de cin-
co décadas, los incrementos en la escolaridad dc los morelenses
han contribuido notablemente a conformar una nueva clase polí-
tica; aunque mucho inás heterogénea, según las características de
los nuevos representantes políticos del Congrcso del Estado, y
los salarios que perciben la inayor parte de los morelenses. N o
obstante, la nucva clase política morelense hace creer a los inore-
lenses que el iumbo político es suyo y que existe la posibhdad de
que las cosas mejoren. Los últimos gobiernos estatalcs, empero,
parecen haber olvidado la importancia y la influencia de la educa-
ción en la constitución de 13 nueva clase política inorelense. Las
caractclísticas dc la rciiovada clase política morelense 110s hace
pensar q u e las polítrcas públicas anteriores parecen las últimas
cxpresiones de una clase política tradicional.

OBRAS
CONSULTADAS

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rro, David y Medardo Tapia Uribe, coord. Op. cit. pp.113- 129.
TENDENCIAS DEL CAMBIO POLÍTICO
EN MORELOS*

David Moctezuma Navarro*"

Tanto ha cambiado México eil los últimos aíios que hasta se ha


vuelto coinún hablar de alternancia eil el poder. Muchas son las
cosas que han ocur~-idopara que el país avanzara en la consuuc-
ción de un régimen deinocrhtico y arribara a la pluralidad política
que hoy einpieza a caracterizarlo.
La deinocratización del país ha dejado lejos la idea, reiterada-
inente sostenida, de que cl Estado mexicano posrrevolucio~~ario
estaba discfiado de tal inanera que era iinpensable la alternancia.
Ha quedado sin vigencia la tesis de que en el país las elecciones
difíchnente serían hindacionales o punto de arranque de un nue-
vo régimen (Garabito, 1336: 300). La verdad es que hoy día la le-
gitimidad de las elecciones, salvo los naturales debates y disputas
postelectorales entre los partidos políticos, no es cuestionada en
lo hndainental. Las elecciones se han convertido en un inst~w-
mento con fiable y creíble para que la transinisión del poder acon-
tezca de manera pacífica, para que la alternancia de las distintas
fuerzas en el poder sea una realidad.
A pesar de que todavía subsiste el México de la desigualdad,

* Este ensayo es parte del proyecto de investigacióii Lagestiólrmunil7>a/etleles-


fado deMore/os, para el cual hemos contado con cl a ojro financieio del Pio-
' ( ~ ' A I > ~ I ' de
I > la ii~,\nr.
P
efarna de Apoyo a Proyectos de Iilvestigación e nnovacióil Tecnológica
Iilvesugadoi del Centro Regional de Investigaciones Aiuludiscipliiianíis de
del rezago social y de la inargmación, en lo político ahora es sin
duda un país mis democrático y más plural. Sc ha cmaizado y di-
fundido una nueva cultura política de la participación, que ha deja-
do. lejos la tradicional apaúa y resignación de los ciudadanos ante
los hechos políticos; ha einergido con vigor la autonomía de la so-
ciedad, desplazando al viejo estatismo que nos legó el desarroks-
mo; se ha modificado y equilibrado la relación entre los poderes de
la República; el apego a la legalidad parece afianzarse como el p1i.n-
cipio conductor de las relaciones sociales y políticas; el anterior
presidencialismo omnipotente y omnipresente en la actualidad se
ha acotado, por voluntad o por la contundencia de las nuevas reali-
dades, a los márgenes constitucionales; se empieza a establecer una
nueva relación entre los distintos órdenes de gobierno, donde los
gobiernos municipales y las sociedades locales cobran relevancia;
la democracia electoral avanza se consolida.
La transición a la democracia, que se ha dado a través de rc-
formas y avances gr.duales, ha implicado negociaciones ): acuer-
dos, aunque también suspicacias y desencuentros entre las fuerzas
políticas más representativas de la sociedad. Afortunadamente el
avance en la democratización del país no ha contenido iupturas
insalvables, ni ha propiciado el desplome de instituciones. Pero
los cambios sociales o políticos no son acontecimientos instantá-
neos, son procesos (a veces) de muy larga duración. La incipiente
democracia que hoy tien el país, ha sido propiciada o facilitada en
gran parte, por paulatinas reformas electorales. Para terici idea de
lo que esto ha implicado, baste recordar que fue apenas cn 1946
cuando se estableció la primera definición jurídica de los partidos
políticos y del papel del Estado en su regulación; es en 1951
cuando se establece la Comisión Federal Electoral; en 1953,
cuando se otorga a las mujeres el derecho a votar y ser votadas;
en 1963 se instaura el sistema mixto de mayoría relativa y h re-
presentación de las minorías mediante la figura de los @utado.s de
purltdo; cn 1969 se extiende la ciudadanía a los jóvenes de 18 aiios;
en 1973 se concede voz y voto a los partidos políticos en los or-
ganismos electordes y se reduce la edad exigida a los candidatos a
puestos de elección popular (hIolinar, 1887).
- .

Todas esas modificaciones legales fueron allanando el caini-


no, pero las reformas electorales que hoy han permitido la alter-
nancia, sin duda, se inician con la promovida por Jesús Reyes He-
roles en 1977, y culminan, después de dos décadas y otras varias
reformas, con las de 1996' cuya operación plena ocurrió en las
clecciones federales iilterinedias de 1997. Estas elecciones inar-
caron en todo el p i s , y también en Morelos, el final de una etapa
decisiva de la transición mexicana hacia la deinocracia (Salazar,
1998: 29-31). Las elecciones federales de este año fueron irnpor-
tantes, entre otras cosas, porque por primera. vez en su historia,
el I>KI dejó de tener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputa-
dos.2 El Congreso, de golpe y porrazo, adquirió una relevancia
inédita en el sistema político posrrevolucionario con lo cual se
inició un nuevo equilibrio entre los poderes Ejecutivo y Legislati-
vo. La hegemonía que el PRI logró tener en el Congreso de la

1 El 25 de julio de 1996, en el Palacio Nacional, el presidente Zeddlo y los di-


rigentes de los píutidos políticos con representación en el Congreso suscn-
lxeron la iniciativa dc reformas constitucionales para la reforma electoral.
El 30 de julio tales reformas fueron aprobadas por consenso en la C'amara
de Diputados y el 1 de agosto or el Senado. Cuando tales reformas c!iish-
f
tucionales se tradujeron a las eyes secundarias, el consenso se rompio por
desacuerdos en tomo al monto y términos del fuianciamieiltopúbhcopara
las campañas. Ante los desacuerdos, el i'i¿~ elaboró y votó or mayona las
modificaciones al Código Federal de Instituciones y ~roce&nientosElec-
torales. Aun así, las reformas aprobadas por el I'it! reco
constitucionales condensadas, entre las que
facultades de un Consejo General autónomo del II;~?,
recursos públicos sobre los privados, el sistema de
ción, la integración del Tiibunal Electoral al
ción, etc.
En una Cámara constituida or 500 diputados, el i>lu sólo logró 238 cuni-
I;
120, el I>RI>126, e i>Vl;hr 6, el iy!' tambiéi~6 y 3 diputaciones in-
les, el ]>,\N
dependientes.
Unión y en los congresos estatales empezó a declinar; muestra de
ello es que en diversos congresos locales, entre ellos el del estado
de Morelos, ningún partido político cuenta con la mayoría abso-
luta. Sin duda, la nueva importancia de los órganos legislativos
constituye el mejor indicador del grado de democratización que
el país ha alcanzado en estos Últimos años.
Sirvan estos coinentzrios como introducción a este ensayo,
donde abordaremos, partiendo del análisis de las cifras electora-
les, las tendencias del cainbio político que experimenta el estado.
Es obvio que en Morelos, al igual que en el país entero, son mu-
chas las causas, condiciones, actores sociales y políticos que han
generado el cambio político. Por ahora, no es nuestro propósito
adentrarnos y profundizar en todos los aspectos de la transición
específica que vive el estado, sino delinear, esbozar, lo que consi-
deramos son los trazos fundamentales, las tendencias globales de
la transición política morelense. Partimos de este enfoque por-
que en otros trabajos de esta misma publicación se profundizará
en otras cuestiones que ofrecen, en su conjunto, un panorama
más o menos completo y actualizado sobre lo que en el último
ailo del siglo acontece en la arena política de Morelos.

LA DIVERSIFICACI~N
DE LAS FUERZAS POL~TICAS

En Morelos, como en muchas otras partes del país, el proceso de


democratización se ha expresado en la diversificación de las fuer-
zas políticas, en una nueva correlación de fuerzas entre los parti-
dos políticos. O para decirlo en términos más exactos: en More-
los apenas empieza a darse una real contienda partidaria y, por
tanto, una verdadera democracia representativa.
Antes de las reformas electorales de 1977, y todavía una déca-
da después, era indisputable h fuerza electoral que el I)RI tenía en
el estado. Con holgura uiunfaba tanto en las elecciones federales
TENDENCIAS
DEL CAMBIO POLlTICO EN ivIORELOS

como en las dc carácter local. Muestra de ello es que en las elec-


ciones presidenciales de 1970, el PRI logró 90.3% del total de vo-
tos en el estado, en las de 1976,92.2% y en las de 1982,75.9%. El
P-iN, aunque sin gran arraigo en el estado, era la segunda fuerza
política. Con las sucesivas reformas electorales, que paulatina-
mente permitieron el ingreso a la arena política de otros partidos,
la pluralidad de la sociedad se empezó a manifestar en las urnas.
Los votos poco a poco se fueron dstribuyendo entre otros con-
tendientes políticos.
En la última década del siglo, Morelos ha transitado hacia un
régimen tripartidista entre las principales fuerzas políticas del
país. El PRD ha logrado un ripido avance en las preferencias elec-
torales, obteniendo para su causa votos que anteriormente favo-
recían al PRI, lo cual ha dado coino resultado una cerrada compe-
tencia entre estos dos partidos. El PAN, por su partc, aunque se
ubica detxíís del PRI y el PRD, se ha afianzado en la capital del esta-
do y su irea connurbada, la cual constituye la zona más poblada y
la que cs econóinica, social y políticamente más relevante para el
estado dc Morelos.
La llegeinonía electoral del PRI empezó a declinar claramente
a partir de ]as elecciones presideiiciales de 1988, cuando los parti-
dos aglutinados cn cl llamado Frente Dernociático Nacional?
consiguieron en Morclos lnis Votos que el PRI y cl P,IN juntos'
(Correa, 1997). Cuauhtéinoc Cirdenas obtuvo 54.5% del total de
la votación emitida en el estado. Desde estas elecciones, cuando
por cierto Morelos fuc una de 11s cinco entidades de la Federa-
ción dondc Carlos Salinas de Gortari fue derrotado en la elección

I;orinado por la Corriente Democrática, desprendida del iJRi; Jcl AIovi-


miento al Socialismo, desprenclido del I'R'I'; adeinás del I);\Is, el i ' i ) ~ , el
I),\ltXI ): el lJl;(:RN.
derrota electoral del i)i<J cil nforelos se &o a pesar de qiie tres ineses aíi-
tes, en la ara gol)ernndor, triunfó el candidato priísta (Antoilio
7
Ibv:i Palacio) con 8.1°/1,de 10s votos.
DAV I D MOCTEZUMA

presidencial: este estado ha vivido un proceso donde el Revolu-


cionario Institucional ha ido perdiendo la clara mayoría que l o g ó
tener durante muchos años.
Cabe aclarar, coino se aprecia en el Cuadro 1, que a pesar de
que el PRI perdió en el estado la elección presidencial de 1988,
ganó la correspondiente a las diputaciones federales. Asitnismo,
en la elección para gobernador, que se r e h ó tres meses antes de
la presidencial, Antonio Riva Palacio, el candidato del PRI, triun-
fó con 78.1% de los votos. No hay contrasentido en el hecho de
que la coalición que encabezó Cuauhtéinoc Cárdenas arrasara
con Carlos Salinas de Gortari, el entonces candidato del PRI, mien-
tras que precisamente en la misma elección federal, así como en
la de carácter local ocurrida meses antes, el pRI avasallara a sus
contendientes políticos. Lo que pasó es algo que ocurre común-
mente en las democracias pluralistas: el voto se diferencia según
el tipo de elección. Los electores pueden votar por un partido
para elipoder Ejecutivo y por otro para los congresistas, aunque
la elección se realice en la misma fecha.')
En el caso de Morelos lo que acontece, a par& de la elección
de 1988, es que el voto se empezó a diferenciar, un partido puede
triunfar en la elección para gobernador y otro, u otros, en la co-
rrespondiente a los representantes populares. Pero además, un
l

1
partido puede obtener la mayoría de los votos en una elección fe-
1 deral y otro en cornicios locales, lo cual puede indicar que los
1 electores prestan una atención diferente a los temas locales que a
i los temas de la agenda nacional. O más todavía, en votaciones lo-
l

1
cales, un partido puede resultar vencedor en la correspondiente a
I la elección de gobernador y otro u otros en las de presidentes

5 Las ohas fueron Baja California, el Distrito Federal, Miclioacán y el Estado


de México.
"Algunos anahstas sostieiien que esto se debe a la existencia de boletas elec-
torales diferentes en una iiisma elección.
Distrito electoral federal de Cuernanca
l Distrito electoral federal de Cuautla
60

40
O';

70

o
1985 1988 1991 1997 1985 1988 1991 1997

/WPAN MPRI OPRD 1


L
.PAN MPRI OPRD j

Distrito electoral federal de Jojutla Distrito electoral federal de Yautepec

1985 1988 1991 1997 1985 1988 1991 1997


- - --.- -----.
i.PAN HPRI O P R D / W 1 ' N Ei PRI O PRD i
_ J 2

Fuente: Cuadro 1
TENDENCIAS
DEL U M B I O P o L m c o EN MORELOS

municipales. La diversificación de las fuerzas políticas y el respe-


to a los procesos electorales conlleva la posibilrdad de la diferen-
ciación del voto, tanto por partidos políticos como por tipo de
elección (federal o local; gobernador, presidentes municipales o
diputados locales).
El PRI ha perdido paulatinamente gran parte de su clientela
política frente a los perredistas. Este proceso puede ser apreciado
con mayor claridad, para cada uno de los cuatro distritos electo-
rales federales del estado, en los gráficos siguientes se muestra la
evolución de la fuerza electoral de los tres piincipales partidos
políticos, según el porcentaje que obtuvieron en las elecciones de
diputados federales de mayoría relativa entre 1985 y 1997.
Como gráficamente se aprecia, la evolución de la fuerza polí-
tica de los partidos no sigue patrones homogéneos en todo el es-
tado. Considerando sólo este tipo de elección federal, es obvio
que el PAN, aunque ha mejorado su posición general, lejos se en-
cuentra de la posibilidad real de disputar la mayoría electoral. D e
hecho, sólo mantiene una posición realmente competitiva en la
ciudad de Cuernavaca y su área de influencia. El gran avance
electoral del PRD, como puede constatarse en las gráficas, ha sido
a costa de votos que anteriormente favorecían al P R ~ .

1997, PUNTO DE INFLEXIONPOL~TICA

Las elecciones locales de 1997 en Morelos, previas a los cornicios


federales del mismo año, como se puede c o n h a r en las cifras
que antes incluimos y en las que veremos después, constituyen un
verdadero punto de inflexión en la hstoria política estatal. Como
sostiene Luis Salazar en sus reflexiones sobre las elecciones federa-

I
les de este mismo año, que me parece son aplicables por completo
al caso de las elecciones locales de Morelos
...dichos comicios mostraron que el pds tiene ya los elementos bá-
sicos para que el voto ciudadano cuente y se cuente, para que exista
una verdadera competencia plural y relativamente equitativa entre
partidos y para que se cumpla por ende con los principios esencia-
les de la democracia pluralista moderna (Salazar, op. & 29).
rlunque coino ya se dijo, los cambios no acaecen de manera
espontánea. Las refoiznas paulatinas a un sistema político com-
pacto, sostenido por un partido hegemónico, han sido capaces
de transformarlo en uno múltiple y competitivo.
Las elecciones federales de 1997 se dieron bajo la regulación
de un Có&go Federal de Instituciones y Procesos Electorales,
que claramente establece las prerrogativas y obligaciones ciuda-
danas, una nueva integración y facultades para un Consejo Gene-
ral Autónomo del Instituto Federal Electoral, donde se aclara
que debe existir el predoininio de los recursos públicos sobre los
privados para financiar las campañas políticas, donde se especifi-
ca la distribución de los recursos públicos a los partidos (30% en
forma igualitaria y 70% en proporción a su peso electoral); donde
se establece un sistema de inedios de impugnación, y donde se
define un uibunal electoral especializado como parte del Poder
Judicial de la Federación. Sin embargo, las elecciones locales en el
estado todavía estuvieron reguladas por un código electoral que
marchaba a la zaga de la tendencia nacional en algunas reglas; por
ejemplo, se mantuvo la presencia del gobierno en los consejos
electorales de la entidad, así como una sobrerrepresentación de
90% a1 partido que alcanzara 10 de las 18 diputaciones plurino-
minales locales en disputa.
Las elecciones locales de 1997 en Morelos, incluso con este
marco jurídico obsoleto, pero bajo las nuevas realidades políticas
de la sociedad, dejaron en claro que las tendencias electorales his-
tóricas ya no dicen nada para interpretar los resultados recientes.
No existen más regularidades estadísticas en materia electoral. El
PRIperdió en este aiio municipios donde la votación a su f a ~ ~ o r
parecía ir en ascenso y ganó donde parecía perder terreno. En los
asuntos electorales el pasado dejó de determinar el futuro, como
antes ocurría.
En efecto, en ese allo Morelos experimentó una contienda
electoral donde el PRI, por primera vez en la historia estatal, per-
dió además de tres de las cuatro diputaciones federales y el con-
trol del Congreso local, gran parte de los gobiernos municipales.
Para el estado significó un verdadero punto de inflexión porque
cambió de tajo la correlación de fuerzas políticas internas: el PRT
dejó de ser hegemónico. El sisteina de partidos alcanzó un nivel
cuantitativa y cualitativamente superior que empieza a configu-
rar, en el ámbito de todo el estado, un sistema tripartidista alta-
mente competitivo entre el PRI y el PRD o entre el PIu y cl PAN.
Para ilustra el alto nivel de competitividad entre los partidos
baste mencionar el caso del municipio de Yautepec donde el PRD
ganó la presidencia municipal al PRI por sólo tres votos; o el caso
de la capital del estado, donde también en la disputa por la presi-
dencia municipal, el PAN superó al PRI por sólo 0.3% del total de
los votos válidos.
Paso importante en la democratización del estado, como des-
pués veremos, fue el liecho de que los partidos de oposición, en
su conjunto, hayan ganado la mayoría en el Congreso estatal. Las
tendencias de las elecciones federales y locales que se dieron en-
Ue 1988 y 1997 permiten a f ~ m a quer las posibilidades de la alter-
nancia en el poder, incluso en la gubernatura del estado quedaron
establecidas, sobre todo, porque se consolidaron Ias condiciones
para que los ciudadanos tengan confianza, tanto en los procesos
como en las instituciones electorales.
Pareciera que el imbito político-electoral ha logrado autono-
mía en relación con otros aspectos de la vida social y que ahora
dependa, en alto grado, de la buena o mala actuación de los go-
biernos en turno. En este sentido, no es arriesgado inteipretar 10s
DAVID MOCTEZUMA

resultados electorales de 1997 como una reacción ciudadana ante


los muy documentados desaciertos del gobierno priísta de Jorge
Carrillo Olea. Las elecciones ahora también sirven para reclamar
a los gobiernos sus malas actuaciones. Esto parece ser especial-
mente cierto en las elecciones intermedias que es cuando los
electores pueden mostrarse insatisfechos con la gestión de quie-
nes en inicio contaron con el sentido mayoritario del voto. El
voto puede ser una manifestación de rechazo a la conducción gu-
bernamental, un mecanismo de control del electorado sobre el
ejecutivo. En este caso puede sostenerse que el voto operó para
castigar a un gobierno que mostró ser admuiistrativamente inefi-
caz, socialmente insensible y políticamente incapaz de conciliar
las diversas fuerzas de la sociedad.

LO LOCAL ES LOCAL

Las elecciones de 1997 dejan evidencia en el sentido de que lo fe-


deral y lo local no tienen la misma lógica. Hay que reiterar que cosa
distinta son las elecciones federales y las locales. Ambas coincidie-
ron en 1997 y dejaron una clara mayoría para el PRD en la repre-
sentación que Morelos tiene en la Cámara Baja del Congreso de la
Unión, pero en el terreno local el PR.i resultó triunfador.
El hecho de que la mayoría en la elección de diputados fede-
rales la haya obtenido el PRD y la de diputados locales y las presi-
dencias municipales el PRI, demuestra que lo federal y lo local
tienen determinaciones y definiciones distintas, por lo que debe
evitarse la tendencia centralista a suponer que los asuntos nacio-
nales determinan mecánicamente los resultados electorales loca-
les. Las comunidades locales han reivindicado su capacidad para
tomar decisiones electorales de acuerdo con sus propias necesi-
dades, e incluso, de acuerdo con sus propios subsistemas politi-
cos. A diferencia del pasado, cuando en realidad las decisiones

70
político-electorales se tomaban centralmente, ahora lo municipal
empieza a determinar a lo estatal, se empieza a configurar una vi-
sión local de la agenda del gobierno nacional. La Federación pa-
rece reconstituirse desde las células municipales.
E n las elecciones de este año quedó claro que lo nacional y lo
local no son necesariamente iguales. Aunque parezca p e r o g d a -
da, debe reiterarse que lo local es local. No deben ligarse mecáni-
camente las razones del voto local con los asuntos nacionales. La
implantación de la democracia en el país es desigual porque está
mediada por las estmcturas políticas locales que no necesaria-
mente son idénticas a las nacionales.
La necesidad de evitar interpretaciones centralistas para per-
cibir lo estatal a través del exclusivo lente nacional, también es
pertinente para diferenciar, dentro de un mismo estado, las par-
tes que lo integran. Las tendencias que el voto sigue para definir
la integración de los poderes de una entidad federativa tampoco,
necesariamente, se repiten fielmente dentro de los municipios. La
suma de las partes no es, al menos en política, igual a la unidad.
Es necesario entonces distinguir la especificidad de las partes.
E n las elecciones locales de 1997 también se renovaron las 33
presidencias munici~ales.~ El resultado fmal dejó, a los candida-
tos del P R ~17, presidencias; a los del PRD, 13; a los del PAN, dos; y
una al PCM.
Conforme se sube de nivel en los órdenes de gobierno, es de-
cir, conforme se pasa de 10s gobiernos municipales al estatal o al
federal, la mayoría electoral prUsta se diluye. Esto se debe, como
ya se dijo, a que la lógica de la política local no siempre es coinci-
dente con la nacional.

7 E n la contienda solament el 1'1lI registró candidatos para los.33 municipios


y para 10s 18 distritos electorales locales, el l'iül registro candidatos para 32
ales y el I'AN a 24 candidatos. De alguna manera este
penetración de los partidos en los municlplos del es-
tado.
DAV I D MOCTEZUMA

c;llAl:lc:,) 2
I)~S'I'RIBU(:I~N,I>ol¿~ ~ ~ \ l l ' l * IPoI,I'I<ICO,
Do »rl LAS l~l~lISI»llN(:l~\S
i\lUNJCII'Ar,ES ]':N MORELOS

,- - 8

.- - ... - .- -. .- -- -. - - . -- - .

H ll>RI 1'11N U PRD O O t r o s l


. , -- -- - ...
-- .. --
. .- - -.
.
.--- - -- - -

I'ucntc: Cuadro 2.

Dado que lo que nos interesa por ahora es destacar la especi-


ficidad municipal local, es pertinente subrayar que aunque a par-
tir de 1988 empieza a modificarse el panorama electoral more-
lense, no es sino hasta 1997 cuando esa transfoiinación logra ex-
presarse claramente. La recuperación que el PRI logró en las
elecciones inteimedms del gobieri~osalinista se hizo patente en el
hecho de que este partido solamente perdiera, ante el PRD, la presi-
dencia rnunicipd de Temoac. Es decir, en 1991 el PRi conservó el
gobierno de 32 de los 33 municipios. En las elecciones municipa-
les siguientes, las de 1994- q u e coincidieron con el año en que re-
sultó electo el presidente Ernesto Zedillo- el PRI también 1ogi.ó
ganar la gran mayoría de los municipios, perdiendo solamente la
de Huitzilac, también con el PRD.

72
TENDENCIAS
DE!. c/\MR/O POLfTlCO EN MORELOS

(.Cl\l>l<O 2
I < I ~ ~ S V I . ~I >I I~< I.A
A I I~.LX:(:ION
)OS 11tt ,\\TN'I',\NIJNI.OSI ~ N
,~(JI~I<I.OS

. I'Rl - --
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- - .... - .--.-- . l ! I N.
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.- .9 .- . -- - 1.-9--9- - . -1 7... .1991 . 1994 1997


- - 1991
-
; 1994
. -.
1997
.
]y91 1994 1997
.
'

,\inncuznc 1274 2450 2620 734 1759 7281: O' O 161 91 O: 941
:\tlntiniiucnii, 429 2199 21x6 154 741, 1127' o 8' ,326 2 19' 204
,\~ochiapan' 1679' 410X' 3974 1767, 7752, 3692' 0, O O 0 , I l0i 191
.\ynln 36421 12505 6079; 1088' 28311 46-61 471 , 1329: 53241 0 . 326: 1207
(:ondi~> 4 1 5 196 6 5 8 O (ii O 2551 Oi 0 (13
(:u;iutln 89061 28322 133821 453, 35731 226471 10761 3925: 3557; 25721 27811 5669
(:~icrnavaca i 200331 65742: 371 171 5.5441 18814/ 25562' 3463!19191 / 37517: 3269 53261 18140
I(.%npaia 2471, X12Xi 4037' 15241 2118i 2672, 01 O 5198 6 6 5094 701
8 ~

1 luitzilnc 8.38 17.33 17681 OXO. 2040 9RO 0, 9X/ 379 831 140, 1898
,l;intctclco ; 1479i 2605. 1x95' 5 3 594' 9801 o' ;3 2551 6' 301 1263
.li~itcpcc : 73461 254001 123271 24381 83121 15995; 565) 49981118171 409: 1536 5758
,lojutla 58731 12141i 74441 12801 4790; 97941 3051 .370 7.17: (101 059; 1664
.I~nacatcpcc: 8881 25351 16581 226 372; -37881 1 0; 32! 207' 4 9271 201
Mazatc~cc , 10411 18351 12811 7 1 1 O Oi 01 18; 251 311 28
hlincatlen ; 22111 4146, 24951 5781 16121 1571; O 361 24721 11 941 392
Ociiituco 1038 2277' lX28i 70 169; 1183 1421 1779 1571 i34l 279i 2011
1 ) J c l r t l n ' 4168i 6731 5447 2 3 O O 0: 630: 2050 1 4 8 ~ 6 8 1.533,
J , 37831 13113. 8946! 12781 5606 6210i O! 13115 4-3931 530: 1266: 4998
I'cmonc 4 x 8 1657 1642: 5 2 4 8 7 3 2082~ O (ii 91 19' 1661 21 1
I'cpnIcing) ' 1.375 4548 3515: 570 8791 3727 O O! 376: IX 1278 314
'I'cpoxtlin 1 1557; 4747, 2177~ 945; 32161 58611 01 O 821 3131 1026i 311
'I'ccccnla ; 1000 6 9 1 0 ' 317; O 6; 3331 O 141 2
'I'ctcln V. , 8x3 7896' 2204 26x1 10¡ 693; 01 -351 399
'I'l:iln~pgntlai 1 9 6 7 2 791 ¡ 15; 7j 161 81 ,1591 85
'['[nlbzapán 3-481 64821 47941 7891 3261 6461 1591 38921 597

~ ~ )( )trOst ~ ,ticluyc
: , p p y~PIIM. No xc incluycn los votos nulos o
[y;, 1 ~ - 1 ;~ V F M]>(:M,
a favor dc candidatos sin r~ ristro.
I:UCiItcL.:lNj;c;l Y M c m o i a &I proceso clcctoni tic blorclos, 1997. wn.

73
DAVID
MOCTEZUMA

El gran descalabro del PX se da en 1997 cuando solamente


logra conservar 17 municipios y pierde 16. En estos comicios el
PRD avanzó, por primera vez, en el terreno de los gobiernos loca-
les al obtener las presidencias de 13 municipios.
E n el Cuadro 3 se ve la distribución, por partido, de los pues-
tos municipales de elección popular. Si bien el PiU obtuvo el
triunfo en 51.5% de los municipios, sólo logró 42.5% de las re@-
durías; el PRD, en términos relativos, tuvo tantas regidurías como
presidencias municipales; el PAN, en cambio, con 6.1% de las
presidencias logró 13.3% de las regidurías. Esto se debe al siste-
ma de representación proporcional que favorece a los partidos
minoritarios a costa de quien logra mayores votos. Asunto que
ha sido cuestionado por el PRI porque considera que tal sistema
ya no corresponde a un régimen electoral que efectiva y realrnen-
te se ha vuelto competitivo.
Un aspecto que debe destacarse en la integración actual de
los ayuntamientos es su pluralidad política. Es decir, el hecho de
que un partido (cualquiera que sea) haya obtenido la presidencia
municipal no implica que el gobierno de este nivel siga teniendo,
como antes ocurría, un perfil monopartidista. El esquema de re-
presentación proporcional que funciona en la elección de los re-
gidores háce que los presidentes municipales vean acotado, al
menos en teoría, el poder discrecional que antes tenían por el he-
cho de que la abrumadora mayoría de los regidores también per-
tenecían a su propio partido.
Como se observa en el Cuadro 3, en 14 de los 33 municipios
es mayor el número de regidores que pertenecen a partidos &S-
tintos al que ganó la presidencia. Este hecho es de gran relevancia
porque la toma de decisiones en los cabildos ya no corre a cargo
de un solo partido. El partido ganador de la presidencia munici-
pal no tiene más el control absoluto de este cuerpo colegiado. El
equilibrio del poder dentrq del municipio es un reflejo de la in-
(;ul\l>l¿o 3
IN'J*I:(;I~~I(:ION
I~,II~I~IIIAIII,I
111; I,OS ~ I Y ü N ~ ~ ~ l h f l l ~ N 'I iX' COMOI~EI,OS
S
~ ~ 1 0 N l ~ S Dli 1997
( 1 ~ 1 ~ 1 ~ ~ ~ MUNI(:II'Ai,I~S

I'urfrdr~poíi- I
li~dv yf/e I ~ u r l i ~ / n pu1~~/i
~tlr~nic~)i,i pcr/er~er.eel I'urlirlr~pnhiru u1 yue pertenecen 1n.r ryiJore.r , qxepcrtenenrr /o.r .nk-
pre.ri(/en/e Ji~orpr~~/~ru(lnn,r
mi(nicip01
I'IU PI<I> 1 0fm.r
Amncuxnc I'R J 2 1 1'111
Atiaddiucnn 1'111 2 1 I'RI
Asochiapen I'RT 3 2 1'111
Ayda 1'111 4 2 3 I'RI
(:oatlán I'RI 2 1 1'11:
Cuautla l'lU'> 3 6 1 1 l'CM 1'111)
Cucrnnvacn I'AN 5 3 5 1 l'(:h,l I'AN
1 I'VI :M
limiliano Zap. I'AN 3 1 3 I'AN
1 luitxilac I'Rl 1 1 1 l'(;hl 1'111
Jantctclco 1'111 1 1 1 l'(:hl 1'111
Jiutcpcc I'RD 3 4 3 1 ]'(:M l'R1)
Jojutla I'RD 4 5 I'RD
lc~nacatcpcc !']U> 1 2 1'11D
Mazatcpcc I'RD 1 2 1'111)
hfiacatán P1<1 2 1 2 IJI¿l
()cuituco 1'111 I 1 1 1'111
1'. d c Istla l'R1 3 3 1 I'RI
'I'cmisco I'RI 4 2 2 1 I'CM 1'111
'l'cmoac I'RL) 1 2 I'RD
'kpdcinp) 1'11D 2 3 I'Rl)
'I'cpoztlán l'11D 1 4 I'Rl>
'l'ctccda 1'111) 1 2 1'111>
'Tctcla d ~ V. l I'R1 2 1 PRl
'llnlncpnntla 1'1<1 1 1)R 1
'Ilnltizapán PIZD 3 4 1'111)
'llaquiltcnan~o I'RI 3 2 I'l<I
'llnyacapan 1'111 i 1 1'111
'l'otolapan lYRI 2 1 1'11 1
Xochitcpcc 1'111 2 1 1 I I'CM 1'11 1
Yautcpcc PRD 4 4 1 1'1tD
Yccnpistla 1'111) 2 3 l'R13
Zacatcpcc 1)IZI) 3 3 1 1'111>
Zacudpan I'(:M 1 1 1 I'Chl I'CM
I'uentc: penó&Coofiig/Tirm y Lilicrtad. (>r m o oficial dcl estado libre y soberano
de Morelos, núm. 3862,30 mayo de 19 7. 8
DAVID
MOCTEZUMA

tensidad con que se dan las luchas electorales basadas en una ciu-
dadanía cada vez in6s involucrada en los asuntos públicos. Los
electores en los municipios cada vez parecen estar más atentos a
la elección de sus representantes.

ELECCIONESPLEBISCITARIAS

Otra de las lecciones que la democratización de la vida nacional


ha dejado es que las tendencias del voto no son definitivas. Toda
vez que las elecciones se l ~ a nconvertido en procesos confiables,
creíbles, las preferencias y lealtades electorales de la ciudadanía
pueden variar. Muestra de ello encontramos en algunos estados
de la República gobernados por partidos de oposición que han
sido recuperados por el PN (caso de Chil~uahua),o de estados
tradicionalmente priístas donde han ttiunfado coaliciones (caso
de Tlaxcala) o el PRD (caso de Zacatecas). Lo mismo ocurre en
Morelos donde, por ejemplo, el PRD no lograra refrendar, en las
elecciones para diputados federales de 1991, el caudal de votos
que había alcanzado en la elección presidencial de 1988. Tam-
bién lo es el que, en este estado, Cuauhtémoc Ckdenas haya vis-
to disminuidos los votos a su favor en las elecciones presidencia-
les de 1988 y 1994 de 54.5 a 19.3'/0, del total devotos (Cdderón y
Cazés, 1995).Las elecciones de 1994para gobernador del estado,
asimismo, confumaron que las tendencias electorales en un régi-
men competitivo pueden modificarse, que no están dadas de una
vez y para siempre; que los electores, en las urnas, premian o cas-
tigan las actuaciones gubernamentales.
El principio de que las tendencias y preferencias electorales
no son inmutables otra vez se expresó, de manera contundente,
en las elecciones federales de 1997 con motivo de la renovación
de la Ciímara de Diputados de la Federación. E n esa ocasión el
PRD obtuvo mayoría en tres de los cuatro distritos federales, y el
TLNDENCIASDEL CAMBIO POLlTlCO EN MORELOS

PRI sólo triunfó en el distrito de Cuernavaca. Asimislno el p u


perdró en 1997 el control del Congreso del estado y casi la mitad
de las presidencias municipales cuando tres años antes, en la elec-
ción presidencial de Ernesto Zeddlo, había logrado casi la mitad
de todos los votos emitidos en el estado y, en la elección de go-
bernador Jorge Carrillo Olea triunfó con 67.3% de los votos.
Independientemente de las variaciones en las preferencias
electorales, es un hecho que en Morelos, entre 1988 y 1997, inenos
de una década, cl PRD avanzó rápidamente en tales preferencias.
Visto en perspectiva liistórica, Morelos pareciera haber teiii-
do elecciones locales atipicas en 1997. Atípicas porque el PRI,
después de gobernar durante largo tiempo casi todos los inunici-
pios, apenas logró conseivar poco más de la mitad y perdió el
control del Congreso local. Pero lo inás probable es que en este
estado, coino en casi toda la República, todas las clecciones futu-
ras serAn aúpicas en el sentido de que las tendencias pasadas no
sirven para hacer previsiones futuras. La democracia que hoy se
vive hace que en cada nueva elección tenga una especie de carác-
ter plebiscitario sobre la actuación del gobierno en turno, inde-
pendientemente de su ffiación partidaria. Las elecciones ahora
sirven, adelnás de luchar por el poder con proyectos alternativos
de para reclamar a a los gobernantes y sus partidos sus
acciones presentes. Los votos ya no están asegurados para nadie
y cada vez estarán más ligados al juicio que los ciudadanos hagan
de la actuación y la eficacia de los gobiernos, así como de la fama
pública de los candidatos a puestos de elección popular.
Las clecciones se han convertido eil una especie de plebiscito
sobre el desempeño g~bern~amental, independientemente del par-
tido que gobierne. Como dice Adain Przemorskt (1999: 227-
258), las elecciones, adeinls de conceder un mandato a los parti-
dos y sus s b e n para el '?cn~izlNniPnode cueriias", para
aprobar o reprobar las acciones de los gobiernos. En las eleccio-
nes de Morelos en 1997, sin duda se expresó en las urnas el desa-
cuerdo ciudadano con un gobierno estatal - e l de Jorge Carrillo
Olea- que no atinaba a resolver los graves problemas de insegu-
ndad pública que caracterizó, durante su gestión, al estado de
Morelos.
Como se sabe, ese gobierno poco a poco fue perdiendo la le-
gitimidad que obtuvo en las urnas al arribar a la gubernatura con
más de 67% de los votos. Su desprestigio y los cuestionamientos
en su contra se iniciaron ante su incapacidad, en 1995, para con-
vencer a los habitantes de Tepoztlán que aceptaran inversiones
millonarias en el proyecto de club de golf El Tepozteco. La opo-
sición de la comunidad de ese municipio a la inversión derivó,
después de graves conflictos, en la instauración de un Ayunta-
miento Libre encabezado por el Comité de Unidad de Tepoztlán
(CUT) y culminó con la suspensión del proyecto de inversión. No
entendió el ex gobernador que las tradiciones locales, a veces,
suelen tener más fuerza que los proyectos modernizadores, por
racionales que éstos sean o parezcan. A este hecho se agregó, en
1997, la acusación desde The New York Times en el sentido de que
C a r d o Olea estaba vinculado, a través de Amado Carrillo, el Ua-
mado "señor de los cielos", con el narcotráfico. A pesar de su de-
fensa jurídica, los reporteros que escribieron el reportaje en ese
periódico norteamericano obtuvieron, precisamente por ese mo-
tivo, el premio Pulitzer y el funcionario un mayor desprestigio.
Su deterioro político se profundizó. Pero la mayor pérdida de le-
gitimidad, sin duda, le llegó del c h a de ingobernabdidad que se
generó ante los asesinatos de algunos duigentes perredistas loca-
les y de la ola de secuestros que, a la postre, fueron atribuidos pal-
mariamente a funcionarios del propio aparato gubernamental
encargado de la seguridad pública. Todo ello acabó por minar el
consenso que se requiere .para gobernar. Las manifestaciones de
resistencia civil que se organizaron en contra de un mal gobeman-
TENDENCIAS
DEL CAMBIO POLITICOEN MORUOS

te, contra las violaciones a los derechos humanos, contra la insegu-


ndad pública prohijada desde el propio aparato gubernamental,
contra la ineficiencia y corrupción en la impartición de la justicia,
aunados al activismo de un Congreso opositor y de una sociedad
c i d movilizada, teizninaron con la salida del gobeinador, no sin
antes haber pasado el costo político al P R ~ .
El caso de C a r d o Olea es una clara muestra de que no basta,
que no es suficiente, triunfar en las elecciones para tener gobier-
nos legítimos. La legitimidad de los gobiernos se sustenta en la
conhanza de los ciudadanos y ésta se refrenda día con día en los
hechos. En un ambiente políticamente competitivo el único ca-
pital político confiable es la credibilidad. Y cuando ésta se pierde,
no por una mala acción sino por un conjunto de malas acciones,
los electores ajustan cuentas en las urnas, como indudablemente
ocurrió en 1997.

GOBIERNO
DIVIDIDO EN MORELOS

En las elecciones localesXde 1997 la época del caro completo que-


dó en el pasado: la Legslatura local del estado de Morelos
quedó integrada por 13 diputados del PRI, 11 del PRD,cinco del
PAN y uno del Partido Civlhta Morelense. El PRI, si bien perdió la
mayo& absoluta, en principio conservó la mayoría relativa. Sin
embargo, a de 1998 un diputado electo por el PRI se
cambió a la bancada perredista. Quedó así establecido un Congre-
so migenen>,donde nadie tiene la mayoiia absoluta ni la mayoría re-
lativa: tanto el PRD como el PRI cuentan con 12 diputados.

8 E n elecciones que se dan en 18 distritos electorales locales: Cuemavaca


ilorte, oriente, poniente y sur; Temixco; Jiutepec norte y sur; Tetecala;
Puente de Ixtla; Zacatepec; Jojutla; Yautepec poniente y orieirte; Cuautla
norte y sur; Ayala; Yecapurtla, y Jonacatepec.
I'iicntc: Instituto lilcctoral dc Morclos

El suceso de que el I>RI haya perdido la inayoiía absoluta en el


Congreso local hace que el gobierno estatal pueda catalogarse
como un tipo de gobierno dividido (Pantoja, 1999: 2-1 O)." Es de-
cir, un gobierno cuyo poder Ejecutivo lo detenta un partido (el
PRI) y el legislativo es dominado por otro u otros (PRD-P-IN-
PCM) .
Como se sabe, la división y separación de poderes que karac-
teriza a los regímenes federales fue concebida con el fin de con-
trolar y reducir las prerrogativas de los poderes, para reducir el
ejercicio arbitrario del poder. Por ello se eligen, de manera sepa-
rada, a los poderes Ejecutivo y Legislativo. El problema es que
cuando el poder Ejecutivo está dominado por un partido y el
Legislativo (o una de sus Cámaras) por otro o por una coalición

"Téase una amplia expli,cación de las implicaciones de la fdta de control de


los poderes ejecutivo y legislativo por un solo partido.
TENDENCIAS
DEL CAMBIO P o L i n c o EN MORELOS

de O~IOS, el gobierno se divide. El concepto de gobierno dividido


se aplica cuando el poder legislativo se encuenua dominado por
un partido diferente al que detenta la titularidad del poder ejecu-
tivo. E n el caso de Morelos las elecciones de 1997 dejaron un go-
bierno que, en la ciencia política (Casdas, 1998),10 se reconoce
coino de "mayorías divididas", es decir, un gobierno donde el
P N , que es el paitido que detenta la titularidad del poder Ejecuti-
vo local, n o logró obtener la mayoría en las elecciones legslati-
vas. Pero tampoco los partidos opositores logiaron los escaños
suficientes para tener h inayoría legislativa por cuenta propia.
E n Morelos hasta antes de 1997 existió un "gobiei-no unifica-
do7', esto es, tanto el Ejecutivo estatal como el Congreso local
eran dominados por el PIU.Esto hacía que en el áinbito del csta-
do se reprodujera, como en casi todo el resto del país, las caracte-
rísticas del sisteina presidencialista inexicano, lo cual implicaba
que el gobernador en t u n o imponía, sin contrapeso alguno, sus
decisiones, caprichos o preferencias politicas a los demás pode-
res y a todos los municipios. Esta situación cambió a partir de
que en ese año el Congreso estatal quedó bajo el dominio de los
partidos opositores.
Al.ite la eventualidad de que también en el h b i t o federal se
diera (coino ocurrió) el predominio en el Congreso de p~rtidos
distintos a los que pertenece el presidente de la liepública, algu-
nos teóricos y politicos mexicanos pensaron que se corría el ries-
go de que el gobierno se viera paralizado, y se llegara a una frmca
ineficiencia o incluso parrílisis gubernamental. Suponen que un
dividido tiene propensión a la inestalllidad y al confic-
DAVID MOCTEZUMA

to entre los poderes Legislativo y Ejecutivo. Los hechos han de-


mostrado que tal parálisis no necesariamente es cierta; lo que sí
ha ocurrido es que el Congreso adquirió una presencia y una rele-
vancia política que antes no tuvo, con lo cual el equilibrio, el sis-
tema de pesos y contrapesos entre los poderes, tiende a conver-
tirse finalmente en una realidad.
Como ha sucedido en el ámbito federal, el gobierno dividido
no ha impedido la acción de gobierno11 en Morelos, aunque sí ha
implicado que, para llevar adelante sus iniciativas, el Ejecutivo
tenga que negociar, lograr acuerdos con al menos otro partido.
La mayoría opositora no ha paralizado los programas gubema-
mentales, pero si se ha convertido en un freno, en un contrapeso
a los poderes discrecionales que poseía -en un régimen de parti-
do único- el poder Ejecutivo. La democracia, como sostenía
Hans Icelsen, pasa por el fortalecimiento de los congresos, y eso
es lo que ha ocurrido en el caso mexicano en general y en el de
Morelos en particular.
La legislatura local ha participado activamente en la vida polí-
tica del estado, lo cual no le ha impedido realizar su función pro-
piamente legislativa, como lo indica la aprobación de las leyes
ganadera, la de atención integral para personas con discapacidad,
la de prevención y asistencia contra la violencia intrafarniliar, la
de agua potable y la del deporte. El nuevo equilibrio de fuerzas
ha permitido al Congreso iniciar, en 1999, una redistribución de
las participaciones federales entre los municipios, como puede
verse en el siguiente cuadro.
(:UADRO 4
\>~s.~'RIHu(;I¿)N~>Ol¿(:I:N'I'UiU. 111; LAS l'ARI'I(:IPA(:IONIC
I~I:DI:R,U,I:S I:N.IIIT: LOS MUNI(:IPIOS »r; MORI:I.OS

hluiicipio 1998
_________-___
__.-.------ - --
1999
Total 100.0 100.0
;i~nacuzac 0.9 1.1
h tlatlahucan 0.6 0.9
;ixochiapaii 1.4 1.8
hyala 2.4 3.1
Coatlh 1.1 1.1
Cuautla 10.2 8.9
Cueriiavaca 37.6 32.0
E d a n o Zapata 1.7 2.2
I-Iuitzilac 0.6 1.o
J antetelco 0.8 1.1
Jiutepec 5.9 7.3
Jojutla 5.9 4.9
Jonacatepec 1.O 1.1
hlazatepec 0.7 0.9
hfiacatlán 1.9 2.0
1 Ocuitiico 0.9 1.1
1
1 Puente de Ixtla 3.1 3.3
!
Ternixco 2.8 3.9
1
Temoac 0.8 1.O
!
I Tepalcingo 1.6 n.d.
I Tepozdán 1.3 1.7
Tetecala 2.1 1.7
Tetela del TTolcáil 1.o 1.2
0.9
Tlalnepantla 0.6
Tlaltizapb 1.8 2.3
2.1
Tlaquiltenango 1.5
layacapan 0.8 1l.d.
Totolapan 0.6 0.8
Xochitepec 1.5 2.1
4.3
Yautepec 3.1
1.7
Y ecapixtla 1.3
Zacatepec 1.7 1.9
Zacualpan 0.7 0.8
n.d.: no disponible
Iiucntc:lairne llcyna,~ " $ 61.uis. "Rstruchira financiera del ~~yil1tamicntc~Y
siltemas de coordinaclon fiscal''. Ponencia presentada en ~1 'l'allef: AP'nh /fe
fa nfomo ,ni,niipa/ en estado de Mozios. (:lIIM, 21 de de 1999
D,1V I D MOCTEZUMA

El cambio que entre 1998 y 1999 se dio en la distribución de


las pxticipaciones federales es uno de los efectos de la acción de
uila legislatura local que ya no es controlada por el gobernador en
turno. P s a el ejercicio fiscal de 1999, la ~ T ' I ILegislatura local de
Morelos aplicó criterios de distribución'' más equitativos de los
recursos federales destinados a los municipios que, por ley, tiene
la facultad de asignar. Asimismo, esta legislatura, en abril de
1999, aprobó modificaciones tanto a la Ley General de Hacienda
del estado como a la Ley General de Hacienda Municipal, con el
propósito de que los municipios cuenten con el sustento jurídico
para cobrar directamente el impuesto raíz, esto es, el impuesto
predial, por adquisición de bienes inmuebles y sus accesorios, así
como los derechos de fraccionamientos, condominios y supervi-
sión de conjuntos habitacionales. Cabe aclarar que con anteriori-
dad, a pesar de las modific.;lciones que en la década pasada se
hicieron al artículo 115 constitucional para que los inunicipios
cobraran el impuesto predial, en Morelos la totalidad de los mu-
nicipios seguía recaudando este impuesto, previo convenio, a tra-
vés del gobierno del estado. Esta situación empezó a cambiar
entre 1998 y 1999, cuando parte de las presidencias municipales
pasaron al resguardo de partidos distintos al PN.
Pero sin duda, el principal significado que un Congieso opo-
sitor ha tenido es el de convertirse en un real contrapeso a los ex-
cesos del Ejecutivo. Se ha convertido en un poder real, al grado

Olea a retU-arse del cargo.


Efectivamente, ante las inoviltzaciones populares y ante las
TENDENCIAS
DEL CAMBIO POLlTlCO EN MORELOS

expresiones de resistencia civil conti-a el gobierno (enti-e las cua-


les se desarrolló un referéndum (La Jornada, 1998) en el que más
de 98 mil ciudadanos votaron a favor de que se fuera Carrillo
Olea del gobierno y 2 id lo apoyaron), proinovidas por la Coor-
dmadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, los duigentes
del PRD, el PA\N e incluso sectores empresariales, el Congreso del
estado decidió iniciar contra él un juicio político por responsabi-
lidad adminis trativa. Los 12 diputados del PRD, los cinco del PAN
y el del PChI votaron por el inicio de un juicio político contra el
entonces gobernador, sólo los 12 diputados del PRi se opusieron.
finte este hecho, y ante la posible certeza de que había perdido el
apoyo presidencial y el de la &-igencia nacional de su propio par-
tido, como lo evidenció -entre otras cosas la recomendación
que en marzo de 1998 había hecho la Comisión Nacional de De-
rechos Humanos al Congreso para que se investigara el proble-
ma de la inseguridad y la violencia- el gobernador decidió, a
unas horas de que se votara en el Congreso la procedencia del jui-
cio político, pedir "licencia" para retirarse de su cargo. Era el fi-
nal de una pugna, de un enfrentamiento abierto entre los poderes
Ejecutivo y Legislativo (y, obviamente, las fuerzas políticas que
lo integran) que amenazaba con paralizar a la entidad. Contlicto
que concluyó con la salida de C a d o Olea, pero que no c d n i n ó
con el juicio político porque el otro poder, el Judicial, lo juzgó ju-
hdcamente improcedente, por no estar comprendido en la Coiis-
titución del estado de Morelos.
~1 caso de Carrdlo Olea es testiínonio del grado al que puede
llegarun gobierno dividido ante un mil ejercicio del Ejecutivo;
significnuo en una entidad que se habia caracterizado por la es-
tabilidad de los gobernadores. Como lo recuerda losé Luis Co-
rrea (Gómez Tagle, 1994), desde la década de los treinta en
Morelos no se regstmba una gubernstura interina. Solo en 1938
exisuó un gobernador interino, desdc eiitonces, hasta el mandato
de Carrillo Olea, todos los gobernadores habían terminado su
periodo constitucional.
La ingobemabilidad que privó en Morelos, empero, no pue-
de achacarse a la existencia de un Congreso opositor, más bien,
ese congreso pudo actuar como contxapeso y corregir las desvia-
ciones de un gobierno deficiente.El avance en los programas de
gobierno pueden darse con gobiernos divididos, como ha sido
verificado en otros estados de la República donde existen casos
similares (Aguascalientes, Chihuahua, Estado de México, hasta
donde recuerdo), a condición de que se den acuerdos y negocia-
ciones entre las fuerzas políticas. La unanimidad ya no tiene cabi-
da ni en la vida parlamentaria ni en las tareas de gobernar.

MAYORPARTICIPACI~NPOLfTICA MUNICIPAL

Un aspecto para destacarse en el caso de Morelos es que, también


l
en 1997, se rompió una tendencia que se había mantenido más o
menos constante en el pasado: la participación política de los ciu-
dadanos, que se concreta en la emisión delvoto. Tendencialmen-
te puede decirse que el estado tenía un nivel de abstención
electoral ligeramente mayor al del promedio nacional (Moctezu-
ma, 1995). Al igual que ocurría en el resto del país, la participa-
ción en las elecciones solía ser mayor en las presidenciales y más
baja en las elecciones hmmnedias. Esta situación también cam-
bió en 1997.
Mientras que en la elección presidencial de 1988 el abstencio-
nismo promedio en el estado llegó a poco más de 52%, en las
elecciones municipales de 1991, siguiendo la vieja tendencia, el
nivel de la abstención subió a 76.1%. Pero en 1997, en elecciones
locales, bajó a 44.2%. Es decir, aumentó la participación de los
ciudadanos en las urnas, en comicios que tradicionalmente con-
CUI\DRO 5
,\HsT13N(;IONISMO T~I,EC?'ORIII~EN hlORli1,OS
(EI,]:(:CI<)NES 1)hRA I~lU:SIDTiN'Sl7S MUNICIPIUES)

Municipios 1991 1994 1997


Amacuzac 68.3 43.2 40.5
A tlatlal~ucan 86.1 44.6 44.5
Axochiapan 75.0 48.3 51.2
Ayala 78.7 43.6 50.3
Coatlán del Río 56.5 35.0 38.7
Cuautla 80.9 46.3 47.0
Cuernavaca 78.5 37.5 41.5
E. Zapata 66.0 40.5 43.7
Huitzilac 64.7 34.5 30.2
Jantetelco 66.2 48.8 41.2
Jiutepec 70.8 38.8 44.5
Jojutla 75.4 35.8 41 .O
Jonacatepec 80.1 43.1 39.1
hfazatepec 56.6 25.6 30.2
hfiacatlh 71.3 44.1 46.1
Oc~utuco 73.0 33.5 41 .O
P. de Ixtla 72.3 45.1 52.2
Temuco 78.1 41.5 47.8
Temoac 74.3 47.8 38.4
Tepalcingo 81.2 38.3 41 .O
Tepoz tlhn 72.1 36.3 40.5
Tetecala 58.0 35.0 37.1
Tetela del Volcán 76.8 44.5 34.9
fldnepantla 87.8 56.8 65.2
Tlaltizaph 77.8 42.6 43.1
Tlaqdtenango 73.1 43.1 46.4
Tlayacapan 55.5 46.2 41 .O
Totolapan 73.9 58.0 47.1
Xoclutepec 77.7 42.7 46.1
Yautepec 76.0 46.7 47.7
Yecapixtla 83.0 44.2 45.4
Zacatepec 78.8 34.8 42.1
Zacualpan 62.7 36.7 30.6
Total del estado 76.1 41.0 44.2

Iiucnrc: cdculOsP r O P ~con


~ > brsc
~ cn datos dcl Ilili.

Corno anhstas de la realidad mexicana han obsema-


do, desde los comidos federales de 1988 se inicia en el país ente-
ro un despertar ciudadano, una nueva cultura política, una
cu1tui.a política moderna, plurihsta, ciudadana, solida~ia.El re-
clamo deinocritico se generalizó a parti de entonces, aunque tal
reclaino no parecía tener una traducción inmediata en los coini-
cios locales y estatales, donde se mantenían los antiguos niveles
de abstencionisino electoral. Por ello, la disminución del absten-
cionismo en Morelos, en una elección que no fuc presidencial, en
una elección local donde la participación electoral tradicional-
mente era baja, implica que ahora existe una ciudadanía más acti-
va y participante en los asuntos que le son cercanos. Iinplica una
nueva cultura política en la que los ciudadanos, porque confían
en las elecciones, tienen una mayor participación en los asuntos
que les son cercanos.
Que la ciudadanía sca ahora más participativa en los asuntos
que lc afectan, cs un hecho importante que debe subrayarse.
Afortunadamente parece haber quedado en el pasado la cultura
política pasiva o, en la terminología de los años sesenta, de
rlhnond y Veiba, la cultura política suborduiada. Atrás parece
quedar la actitud de apatía, resignación y desconfianza que los me-
xicanos asumíamos ante los procesos políticos y la cosa pública.
Hoy parece arraigarse una cultura política democrática, una
cultura política cívica, donde los individuos participan activa-
mente en el ejercicio de sus derechos y obligaciones ciudadanas,
einpiczan a tener un peso real en las decisioiles políticas y conci-
ben a los gobernantes como lo que son: seividores públicos que
pueden ser removidos de sus puestos inediante el voto popular.

EL ABSTENCIONISMO NADA
TIENE QUE VER CON LOS MARGINADOS

Una de la hpótesis que los analistas electorales sostuvieron por


largo tiempo indica que mientras más pobres son las comunida-
TENDENCIAS
DEL CAMBIO POLITICOEN MORELOS

des más se abstienen de emitir su voto y menos participan en las


elecciones. Ello porque se suponía que la desconfianza en la polí-
tica y cn los políticos, la indiferencia y la ignorancia, eran caracte-
rísticas dtsántivas de los inás pobres y de las comunidades ~wales,
los cuales, por su propia condición social, poco o nada esperan
del sistema político. La pasividad y la poca participación política
y electoral, que en algún grado compartían también ouos secto-
res sociales, se interpretó como un consenso pasivo, implícito,
hacia los gobiernos posrrevolucionarios, cuya legitimidad prove-
nía menos de la vía electoral que de su capacidad para impulsar el
progreso del país y una activa política social que, de alguna for-
ina, redistribuía los beneficios del desarrollo.
E n la actualidad esa hipótesis, que inucl~otenía de verdad, ha
dejado de tener vigencia, al menos en el estado de Morelos. Para
probarlo correlacionamos estadísticamente los niveles de margi-
nación de los municipios, calculados por el Consejo Nacional de
I'oblación para 1990, con los niveles de abstencionisino electoral
que se dieron en las elecciones municipales de 1997 y obtuvitnos
un coeficiente de correlación entre ambas variables de -0.029.'3 Es
decir, estadísticamente no puede probarse que el abstencionismo
esté relacionado con los niveles de pobreza. Correlacionamos
datos de años diferentes porque son los que teníamos a la mano,
pero además porque consideramos que los niveles de pobreza o
de bienestar de la población obedecen a causas estiucturales que
no varían en el coito plazo, de ahí que considerárainos vihda la
comparación y la medición.
Hoy la hipótesis de que los pobres son pasivos, resignados y
omisos en los asuntos electorales puede, y debe, ser cuestionada.

13 El coeficiente de.cor?elacióil res m a medida estadística que permite me&


el grado de asoaac!oi~ Filtre dos valiblcs. Mide su asociación hneal, que
no neccsarialnente implica ulia relacion de causa efecto. Su valor varía en-
tre -1 y +l.Torna el valor de, + 1cuando esiste una asociación positiva per-
fccta, y de -1 cuando la asociacioil es perfectamente llegativa.
La toma de conciencia ciudadana no es privilegio de los sectores
sociales más favorecidos. Los valores ciudadanos han permeado
a todos los estratos sociales.
Pudiera pensarse que una medición tan simple como la ante-
rior es desproporcionada e insuficiente para la conclusión que se
hace, y efectivamente así es, pero se sostiene por considerar que
menos asidero hay para seguir sosteniendo la vieja hipótesis de la
pasividad política de los pobres entre los pobres, de los que más
desprotegidos han estado por parte de la sociedad.
El hecho de que en la medición anterior se hayan uulizado los
datos de la abstención electoral en los cornicios municipales, y no
los de otro tipo de comicios, no es casual. Parece que en la actua-
lidad la competencia electoral entre partidos se está redefuiiendo
desde la célula política del país, que son precisamente los munici-
pios. En la transición democrática mexicana los municipios, y las
sociedades locales, han adquirido una relevancia que antes no tu-
vieron. El centralismo y el autoritarismo que nos caracteiizó se
han desmembrado en todos los niveles, pero no hay duda que los
niveles locales han sido determinantes en este proceso. La demo-
cratización nacional también avanza en los espacios locales.
De hecho puede decirse que los uiunfos que los partidos de
oposición empezaron a tener desde la década pasada en algunos
municipios importantes del país, sobre todo los del norte de la
república, son los que abiieron el camino para que el gobierno fe-
deral reconociera a los tnunicipios como actores políticos im-
prescindibles en la nueva etapa pluralista. Y esos primeros tnun-
fos de la oposición en los gobiernos municipales no pueden
entenderse sin el también nuevo, para nuestro país, interés de los
ciudadanos en los asuntos públicos (GuiJlén López, 1996).'4

'4 r7éaseel muy documentado y completo estudio acerca de la transición po-


lítica en los municipios.
EL PRI, AHORA Sf, GANA EN LOS MUNICIPIOS MAS POBRES Y
DONDE EXISTE MENOR PARTICIPACI~NCIUDADANA

1937 fue un año donde se corrigieron hipótesis tradicionales en


materia electoral, pero también donde otras hipótesis políticas
fueron confirmadas. Los anasis electorales tradicionales solían
suponer que el voto a favor del PRI mantenía una estrecha rela-
ción con los niveles de pobreza de una población. En el nivel
municipal de Morelos esto no era claro, ni cierto, debido a que
simple y sencillamente el PRi ganaba prácticamente en todos los
inunicipios, tanto en los pobres como en los que no lo son. Ga-
naba en todos en la época del carro completo. Empero, las elec-
ciones municipales de 1997, como se ve en el Cuadro 6 , sí
confirman esta hipótesis.
Relacionando estadísticamente los niveles de margmación de
los municipios con la votación a favor del PRI, encontramos que
tienen un coeficiente de correlación de 0.534. El inismo coefi-
ciente resulta de -0.105 para el voto a favor del PRD y de -0.346
para el voto por el PAN. Es claro entonces que tendencialmente
el PRT, en las elecciones para e l e p presidentes inunicipales en
1997, y sólo en esas elecciones, se vio mayormente favorecido en
10s municipios que, en el contexto del estado, tienen los índices
de marpación más &OS.

Asocian'ones 1991 1994 1997


Niveles de marginación Con Votos para ci 111{1 0.055 0.037 0.534
~ i ~dc ~margiria~icíi~
l ~ s coi1 votos para cl 13Iu') 0.232 0.121 -0.105
dc margha~i¿hlCOI1 Votos para el PAN 0.126 -0.180 -0.346
~ j dc ab~tcncionisrn~)
~ ~ coti
l votos
~ para ~el 1)RI 0.263 0.286 0.506
~ i de ~bstcncionlsmo
~ ~ col1
l votos~ para ci~ llR1) -0.319 -0.404 -0.333
~ i de abstcncionismo
~ ~ l votos~ para cl~ l',\N
con 0.154 0.054 0.128

I:ucntc: propios v a r t i r dc datos del ~ i i r y: del ~ ~ i s c ; ~ .


Cosa sitnilsir ocurrió en la asociación que puede hacerse entre
los niveles de abstencionisino y la orientación del voto. En este
caso el coeficiente de correlación entre nivel de abstencionisino y
voto PRI fue de 0.506, el del PRD de -0.339 y el del PAN de 0.128.
E1 PRI consiguió mayores triunfos donde existe menor participa-
ción electoral de los ciudadanos.
Hay que reiterar que estas correlaciones sólo son válidas para
el momento electoral de 1997 y que con ellas no puede hacerse
traspolación alguna. Ni para atrás ni para adelante. Reiteramos
nuestra creencia de que cada proceso electoral nuevo será un
proceso inédito, como lo confirma la medición de los mismos
coeficientes de correlación para las elecciones municipales de
1991 y 1994, cuyos resultados aparecen el cuadr-o anterior.

;QUIEN ES LA PRIMERA FUI?RZA POL~TICAEN EL ESTADO?

Si nos atenemos a lo esttictainente electoral debemos decir que el


PRI continúa siendo la primera filerza política de Morelos toda vez
que gobierna al estado, a la mayoría de los municipios y logró en
las elecciones pasadas la mayolía relativa en el Congreso local.15
No obstante, si atendemos a otro tipo de criterios, menos
electorales y mis sociales o económicos, debe reconocerse que el
PRD, dada la redistribución del poder municipal que se dio en
1997, es ya la primera fuerza política del estado. En efecto, el
PRD, en los espacios municipales, gobierna a 43.3% de la pobla-
ción total del estado, mientras que el PRI lo hace en 30.8% y el
PAN en 25.4% de la población total morelense.
Ahora bien, si consideramos criterios económicos, como lo
son la industria manufacturera o el comercio que se asienta en los
inunicipios, encontramos que en 10s que el PRD gobierna se en-

'"unque, recuérdese, uno de los dip:l>ados que ganó la cund con las siglas
del I>I<I después se cambió a la fracclon parlameiltaria del i>iu).
1 cuentra 44.5% de las empresas manufactureras de todo el estado
y 47.4% de los establecimientos comerciales. En los que el PRI
gobierna se ubica 26.3% de las industrias y 22.7% de los comer-
cios. E n los que el PAN gobierna los porcentajes por los inismos
conceptos son de 28.1 y 29.4%, respectivamente. Gráficamente
cstas cifras pueden expresarse así:

~dicionahnentetenelnos, como se verá en el Cuadro 7, que


12s principales zonas econóinicas, poblacionales, sociales y cultu-
rales de Morelos no son gobernadas, en su mayoría, por el 1'N.
LOS principales municipios de la zona más importante del estado,

la zona rneWop01itana de Cuernavaca, los gobiernan el PAN y el


PN), de esta zona el PRI gobierna los inunicipios menos iinpor-
tantes. La seplnda área poblaciond más relevante del estado, la
zona mctropofitana de Cuautla, la gobierna en su totalidad el
CUADRO 7
C.~R~CERÍSTICAS DE~IOGR~FIC.\S Y ECONÓAIICASDI; I.OS AIUNICII'IOS D E AIOllELOS
Y 1':lRTIDOS POI~TICOSQUE; LOS GOBIElWi\N

Imgar quc ocu: i


/
pan los hlunici- Partido cil
Zona sociocconómica del cstado
,
,ión (1995) pies en el
Gnd;:&lar- / 32$43i
losCobicrr

?rlorclos
Zona metropolitana de Cuernavaca
I 100.0 ¡
44.8
100.0
50.5
100.0 ' 100.0 1
Cuernavaca
Emiliano Zanata
l
I
1
22.0
3.5 '
/ 25.1
3.6 3.4,
27.2
2.2!
33
35
PAN
PAN
liute~cc 1 10.31 11.91 12.21 12.31 8.8 1 31 1 PRD
- 111111
I 'fin&co I 6.1 1 6.9 / 7.6 / 6.5 ! 5.5 / 28 1 PRI lll$ll
Xochitepec ¡ 2.8 1 3.0 1 2.3 1 2.0 1 2.3 ! 21 ¡ PRI U#RII
Zona metropolitana de Cuautia 1 17.7 1 18.0 17.1
Cuautia I 9.9, 10.7 10.5 17.1
11.0 i 30 PRD
Yautepec 5.5, 5.5 5.3 4.7 ( 5.9 26 PRD
Yecapixtla ! 2.3 1.8 1.3 1.41 1.3 1 14 PRD
Zona Zacatcpcc --Jojutia
. - P. de 1. 1 9.4 1 10.0 7.4 12.1 1 12.7 /
Zacatepec 2.3 / 2.5 1 2.3 1 2.1 / 2.7. 32 1 PRD 1911
1 Jojutla' 3.6 3.8 1 3.0 / 5.3 1 6.5: 27 1 PRD 111
Puente de Ixtla 3.5 i 3.7 1 2.1 1 4.7 1 3.5 i 20 1 PRI nh'il
1 Total de las tres zonas I 71.9 78.5 1 84.01 77.1 / 81.9 1
I

Fuente: cálculos propios con basc cn fucntes censales.


11

PRD. La tercera zona, la formada por el eje Zacatepec -Jojutla - j/


l

Puente de Ixtda, en su mayor parte es gobernada por el PRD. 11

Así pues, cuando se va más allá de las meras cifias electorales


il
l
I
y se les contextualiza en sus diinensiones sociales o económicas, 1
t
ya no resulta claro que el PRI sea la primera fuerza política del es-
tado, aunque gobierne la mayor parte de las divisiones políticas.
E n esta perspectiva el PRD es, sin duda, la primera fuerza política I:
morelense. Asimismo, en esta perspectiva, se confirma la impor-
tancia política del PAN ya que, más allá de lo que indican las cifras
electorales, este partido gobierna municipios que econórnica-
1/!:
mente son más importantes para el estado que lo que pueden ser- 1

lo todos los gobernados por el PM. 1


Si se observa bien el cuadro puede percibirse que los munici-
pios que forman la zona inetropolitana de Cuernavaca, son los
1
que menores niveles de marpación tienen, o visto desde la otra
cara, se encuentran entre los municipios con mejores condicio-
nes socioeconómicas. Los municipios que forman la zona me-
tropolitana de Cuautla, aunque son menos homogéneos entre sí,
también se encuentran entre los que tienen melores condiciones
de vida. Lo mismo ocurre con el corredor Zacatepec - Jojutla -
Puente de Ixtla. I
Estos índices confirman que los municipios que cuentan con
mejores condiciones de vida son los que tienen mayores niveles
de urbanización, 10s que concentran la mayor parte de la pobla-
I!
=ión del estado, 10s que aglutinan la mayor parte de las industrias
y ]os comercios, y, por añadidura, los que mayoritariamente son ll
por los partidos de oposición.
1
1
1
COLOFON
3
Morelos, como muchas otras partes de la República, experimen-
ta evidentes tendencias de cambios políticos hacia un régimen 1
1
1
95 I
DAVID MOCTEZUMA

más plural, caracteiizado por la diversificación de las fuerzas po-


líticas, una viva y cerrada competencia electoral, un nuevo equili-
brio entre los poderes y entre los órdenes de gobierno y por la
activa presencia de una sociedad civil más interesada, activa, par-
ticipante e influyente.
Un cambio político donde el poder se reconstituye desde
abajo, desde las comunidades locales, desde los municipios; una
transformación donde el mandato puede ser revocado o corregi-
do por los ciudadanos en las urnas o, incluso mediante acciones
de resistencia civil; una mutación de la sociedad donde la partici-
pación política ha dejado de ser privilegio de los sectores sociales
inás favorecidos.
No liay que dejar, empero, que el canto de las sirenas de la de-
mocracia haga perder el iumbo. No existe algo así como una de-
mocracia instantánea, capaz de des& y volver a consu-uir en un
solo momento el orden político. En Morelos, 1997 marca apenas
el final del inicio de un proceso que no puede, que no debe tener,
como fin último, sólo el pase de estafeta, el cambio del bastón de
mando, ni mucho menos el ajuste de cuentas. La alternancia en el
poder debe ser parte de 11.11 proceso de mayor alcance, de mayor
calado, que permita la construcción de un nuevo sistcina político
más abierto, plural e incluyente, más estable y confiable, mejor
construido desde las raíces inunicipales.

OBRASCONSULTADAS

Araujo Rodríguez, coord. (1996). Transición a la democracia: diferentes


perspectivas. México, La Jornada Ediciones y UNAMICIICH.
Calderón, Enrique y Daniel Cazés, coord. ( 1995). Las eleccionespresidencia-
les de 1994. México, Fundación Arturo Rosenbluet y Ediciones La Jor-
TENDENCIAS
DEL CAAdBIO POLiTlCO EN MORELOS

Casillas, Carlos ( 1998). "Gobierno dividido en México (una nueva manera


de hacer política)". Nexos, núm. 250, octubre. Ei~sayoganador del cer-
tamen Carlos Pereyra.
Correa Villanueva, J.L. ( 1997). "Morelos". En: Góinez Tagle, S., coord. Op.
cit.
Garabito Elías, Rosa Albina (1996). "Crisis de fin de régimen y transición a
la democracia en México". En: Araujo liodríguez, coord. Op. cit.
Gómez Tagle, S., coord. (1997). 1994: las elecciones en los estados. México,
UNAM y La Jornada Ediciones. Colección La democracia en México,
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FIN DE RÉGIMEN EN MORELOS: CRISIS
DE GOBIERNO Y SALIDA DE JORGE CARRILLO OLEA

Tontztitlh G o n z á l c z

Cuatlto más relacio~zarrlosu11acto con sil co~ztcxto,rtlcnos libre


parece el actor, 112cnosresponsatde de sti acto, y lnenos dispiies-
tos estamos a pedirle cuentas o a repudiarlo. El lrccllo tic que
nunca identifiquemos todus las causas ni relriciot~emostodos los
ficto5 Iiirnranos con las circzinstaricias quc los Iiciti condicioriadn,
no significa que filcran libres, sino que nuncu salirerrios hasta
qué pl~ntof~ieroiz necesarios. (Isaiulz Berlin, El crizo y ir1 zorra)

INTRODUCCI~N

para cntender el final de uii régimen polínco desde la perspecnvri


de h s t.milsforinaciones del poder en Mixico. La pequeña lusto-
ria recoge colno causas de su caída el increincnto dc la inseguri-

entre el mismo presidente ~ e & l l oy el gobeinador C a r d o Olea.


1,os soci6logos hsistcn cn el despertar de una sociedad civd c u p
movhzación en las calles, los u-ibuilalcs y la prensa logró dcrro-
car al jcfe del Ejecutivo morelensc.
probablemente, la especificidad de toda crlsis 1-iol.acacsti cn
forma, sus tiempos y su resoluciól~.Cuando las herrarmentas

99
MOI~CAN
QUERO Y Tohr!nuii (;o~z;li.~z

liabituales, sean fstas instinicionales o dc facto, no resultan cfi-


cientcs para salir dc la crisis, entonces entramos c11 un tnoinento
de indefinicioncs que, pudiendo ser más o menos largo, teiinina
transforinando, o a las iristitucioiles que rigen a i riégiineii, o al sis-
tcina político que incluye a los actoccs. De igual modo, pohía-
mos colocar eti la balailza las causas que terrnin:in producielido h
salid21 de un gobernador cn esta particular coyuiitura, oniitiendo
la noción riisina de crisis. Sipiciido las principales llipótesis an-
tcs mencionadas, muchos sc preguntarán si acaso la salida de Jor-
gc Carrillo Olca iio fue pro~~ocada por presioiies a1 inás alto iiivel,
que podríamos identificar con los círculos de la presidcnciii dc ln
República. Para otros, las razones de su caída estarían vinculadas
:i1 papel de la clase política local, ya sea ésta dc su propio partido,
cl ilR1, en plena descoml~osicibn,o de sus virtuales opositores.
Otra sería vincularla con la presión dc la sociedad a uavés de sus
cficicntes inovilizacioncs, marchas, piotcstas, co~-isultaspúblicas,
presiones judicialcs.
l'cro conlo istas 110 nos bastan, nos parece Linportaite situar
la liocibn de crisis política cil el centro del análisis del proceso vivi-
do cti el cstado de Morelos durante los ailos 1994-2000. Sólo des-
dc csta ~->erspectiv~ gcncrnl que recogc los dilemas de todo sisteina
político en profunda trailsformacióti, conlo el tnexicano (Bizberg,
1993), es que podretnos entender los problcinas rehcionados con
la gol~crriabilidad,el crimeii organizado, cl c:iiilbio electoral, e]
desborde de la sociedad civil y las jeral:q~ii~s federales.
Jorge Carrillo Olea fuc un alto funcionario público clue vi.iib
una sitriacibn cxcepcional en el nivel local con rcpcrcusiones e11
cl htnbito nacional. LLacrisis de su gobierno tiene coino corolario
un iníidito final que viene a trastocar el ordenninieiito institucio-
tial dcl csqucina federal: el prirnei juicio político l>roccdctitecon-
tra un gobcrilador según la Cortc Suprci~ladc la Naci<íil. Por si
Ixrilador pasb de cosechar los éxitos políticos del presidente C;a-
liilas, a pagar los costos y re;icciones locales que generó su
proyecto inodernizador.
14 objctivo de este trabajo es tratar de entcnder cómo se fue
constiuyendo la crisis que afectó a1 estado desde la perspectiva
mis amplia de un "fin de rigiinen". Esta noción iinplica cainbios
iireversibles en: cómo se conducen los asuntos públicos, cómo
se artic~danlas relaciones entre el Estado y la sociedad, cómo se
conducc el modclo dc desarrollo, chino se ges tnil las nuevas ilor-
inas legales, cómo se promueve la conlpetencia entrc actores y
partidos políticos, asistiendo siemprc a la Icnta y piiulatina caída
del "sisteina". La etapn clue denominemos fiil de rbgitnen está
marcada por la inestabilidad c iilcertidumbic de los actores ~íolíti-
cos que buscan la innxiillización de sus nuevos espacios de po-
clcr, en conflicto con los anteriores. esta se produce coino
antesala de la caída dcfiiliti~rade un régimen político, anuncik-
dola, con cl consecuente desgaste y desprestigio de sus principa-
les representantes, sean &,tos individuos o insrituciones. En
surila, acabando con un csulo de 11~ccrpolítica. il pn.di8;lio;il,la
elección 17rcsidcncia1, y para hlorclos la de gobernador -del 2 de
julio del 2000, con la llegada al poder dc hoinbrcs IIUCT~OS,IWOPC-
l l i e i ~ t cde~ ckculos políticos distintos al 13111- parccicra corifir-
mar esta hipbtesis.
I'flia acercarnos a una itlterpretación dc cstos acontcci~nieii-
t o s procedcreino~e una rcflexióll cuari.0 partes. Cad:i iiiia 110s
permiai.h combinar lo teórico con lo descriptivo. I'iiiiiero, liare-
i ~ t r:ipido
i recuento de ~:.,s tiuiicns al inicio dcl
~ o b i e r n ode "la gran ;iIianz:tWa causa dc In crisis econ6inic:t de di-
h
cicliib~ede 1994. Luego oincLIJnrenioscl cambio clcctoral dc les
elcccioiles illt"r1ncdi:is dc 1007, con el caso 'Tcpoztlin s u rcper-
cusión en el p0d" del goberllador. L\ partir de dli, mostraremos
c6ino IR cll~is seguridad pcr~niteuna eficiciite inovdizn-
ción de la sociedad c i d , señalando un e n e i q o coiníin. Por últi-
mo, ti-atareinos de reflexionar sobre los alcatlces de la noción dc
fin de régimen a partir del denoininado juicio político y de los
cambios institucionales y políticos surgidos de dicho proceso en
Morelos.

LOS ESPEJISMOS DE "LA GRAN ALIANZA"

La utopía representa la riecesidad de i.iria ~orista~zte


cnrrecció~ro
de un diserio ideal y de iin esfuerzo que supere a lo existente
(Jorge Carrillo Olea, Perspectivns del agro morclense)

Envuelto en la auieola del triunfo, optimista y eiléigico, Jorge


Car~dloOlea inicia su gestión como gobernador del estado de
Morelos en mayo de 1994. Venía de ganar unas eleccioiles estata-
les con gran amplitud. El 67% de los votantes sc inclinaron, una
vez más, por el PRI, asistiendo a las urnas un consistente 57Y0 del
recién estrenado padrón electoral. El 22% lo obtuvo J~ilián Ven-
ces del PRD; inienti-as el PAN, con hliguel Santmaría como can-
didato, obtenía 9% y el PT no superaba 2%. E n los in~ulicipios~ cl
PRI obtuvo contundcntes victorias, perdiendo sólo Huitzdac JT
ratificando la expresión de "carro completo", al ganar también
las 15 diputaciones de inayoría relativa. En el Congicso del esb-
do mayoría absoluta era del PRI con 18 diputados, ilientras quc
el PRD tenía siete y el PAN sólo tres.
A pesar de este panorama, la situación no era ficil para el par-
tido dominante. Las elecciones de marzo dc 1994 en Moielos
eran las primeras después del levantamiento de Chiapas y las úni-
cas antes de las presideiicides de agosto. E1 test era iinportailtc
para el priísmo nacional, sobre todo si recordamos que Morelos
llabía sido uno de los estados que le había ncgado la victoria al
presidente S a h a s scis arios antes. También si tomamos en consi-
Fl,v D E RLGllvIEN EN MORELOS

deracibn que el gobernador Carrillo Olea asuilúa su cargo en


mayo de 1994, dos ineses después del asesinato del candidato
presidencial Colosio del 1 3 N .
Otio factor de peso en el contexto eran las políticas sociales
del salinismo. través de PRONASOL, el pequeño estado de Mo-
relos se había visto favorecido con el objetivo dc recuperarlo
electoralmente. Como 110s lo dicen los expertos:
Teniendo 1.5% dc la población nacional y sin ser los mis pobres,
ha recibido cerca de 2% del gasto ejercido por Pronasol en el país.
(...) En el periodo 1989-1991, en hlorelos, Solidaridad gastó 1.4%
veces mis que la erogación promedio en todo el país (Chivez Ga-
lindo tt uL, 1934).
por eso no era absurdo preguntarse qué pasaría si el inani fi-
nanciero de los últimos anos 4 s t i i b u i d o por la estiatezia polí-
tica del presidente Salinas a través de Solidarida& se reducía
drásticainente en un estado que ya anteriormente le había sido
adverso al PRI, siendo tainbién muy priísta coino lo inostrabail
las rccieiltes elecciones de 1994. Si a eso le suinamcis las disputas
dentro del pl$smo nacional, reflejadas en los asesinatos del candi-
dato presidencial Colosio, primero, y Ruiz Massieu, presidente
del P N , después, con una indudable repercusión en el priísino
rnorelense, el panoralna podía volverse sombrío.
El candidato a gobernador por cl PRI había lanzado su cain-
pañn en 1993, con el lema de "la gran alianzan. En un inicio, ésta
entenderse como u11 esfuerzo por redistribuir los recwsos
disponibles heredados del cambio de modelo de desarrollo reali-
zado por el salinismo. Pero era también una forma de fortalecer
los lazos 11egéinonicos del 13RI con cl conjunto dc la sociedad.
Éstos, al mismo tieinpo que parecían reafumados por los resulta-
dos electorales, e" el fondo podían haberse debiltado organizati-
El clientclislno, al agudizarse, convierte a sus actores en
cada vez inhs dcinandantes, 10 cual genera insospechadas tcnsio-
MORGAN
QUERO I. T O ~ A<;o,vzAl.rz
~ILII~
1
l

nes y presiones sociales que pueden derivar en sitciaciones vio-


lentas (Warman, 1978; De la l'eiía, 1980).
E1 cslogan de una cainpaña exitosa se volvió leina y proyecto
ainbicioso del nuevo gobierno. Estos se podrían resuirir en los I
l siguientes puntos: ,

1. Reforma del Estado


2.
3.
Deinocratizacibil y participación de la sociedad
Ordenamiento url~ano
YIll
4. Einpleo y proinoción de inversiones privadas
Il
II S. ~,uchacontra la inseguridad II'
1
Buscando coilfiinar el proyecto incluyente de su gobierno, el
l
gobernador electo invitó a los partidos de oposición a participar
1 en su gobierno. Sólo el 13=\N, el 1'AR.N y el Civrilista Morelense
aceptaron. También asistió a las toinas de poscsióil de varios a1-
1.4 caldes coino en Huitzilac, donde el PRD liabía ganado, y en Coat-
lán del Río y 'Tepoztlan donde sectores locales de la poblacióil
estaban inconforincs con 10s resultados electorales (Sxniento,
1997). Esta actitud le dio h ~ e n o sresultados dc cara a las presi-
denciales. El candidato del PIII, Ernesto Zccliilo, lag-16 su victo-
ria. Sin embargo, en Morelos, apenas obtuvo 51':'o iiiientias quc
el candidato del i),iN, 23'51y el del PRD, 19%. listo indicaba que,
en condiciones Jc inayor participacibn y competencia electoral,
el 1)iü veía disininuii su porcentaje y "inantenía", a duras penas,
su caudal electoral. h1iciitr:is aparecía un panismo "invisible" o
latente, difíchente idei~tificablc las elecciones estatales y mu-
nicipales, pero que se manifestaba con inusual f~ierzacn las fede-
rales. El inisino PIUI parecía consolidado locahllctite, a pesar dc
la ya notoria debilidad de su candidato presidciicial. Este somero
aixilisis nos mucstxa que la hcgeinonía priísta (en su forina coio-
cluial de "aplanadora") liabía desapaiccido.
FINDE I'E QMEN
t .EN MORELOS

I~otencialmcntc,e1 caudal electoral de la oposición, panista o


pcrredrsta, cistía más allh de no estar más que débilmente repre-
sentada cn Iris csferas gobernantcs del estado: municipios, con-
gt-eso y ejecutivo estatal. El1 unos cuantos meses, entre inarzo y
agosto de 1994 cl panorama había cambiado. Pero ilo tenía re-
percusión &recta en las estructuras representativas, no había ca-
nal de expresión que pudiera manifestarlo localmente en el plano
institucional. Y cn agosto, a pesar de quc 13s cleccioncs presiden-
ciales movilizaban energías y pasiolles ciudadanas de todo tipo,
las cosas iban bien, todavía. Pero la presión contra el 1>1<1-~obier-
no podía subii cn cualquier momento. Y eso fue lo cluc sucedi6 a
partir del impacto producido en Morelos por la crisis financiera
dc dicieinbrc dc 1994.
De pronto, el inargcil de inaiiiobra prcsupuestal se csfriinó
de forma drástica para cl estado los inunicipios, antes dc con-
cluir cl priincr aiio de gobierno. Por si f ~ ~ c poco, rn la crisis de
1994 golpeó con mucha inavor fucrza las cstrucnlras productivas
de Morelos que las de otros estados de la región centro, por el
tipo de cmpiesas ubicndm eil cste espacio productivo. E1 PIB dc
Moiclos rcgistf-Ótasas negativas de crecirniento, alcanzando, en
el 1093-1996, -1.5'4. Gil el irnisi110 periodo, cl coii~crcio
decreció hasta alcailzar -6'Yo; la construccióil bajó a -2941; la in-
dustria izianufactucra sc dcsploinó pasando dc un ciccinliento
de gO/O a -3%). Y los sei-vicios financieros se contrajeron hasta
-1 .(j(><) ((Oivera y C;uadarrama, 2001 : 2). hlorelos pas<í,prictica-
ineiltc, de la noche a la inaiiana, de ser iin estado ganador a scr u11
estado perdcdoi En incnos de un atlo, la posibilidad de sostci-ier
finnncicinmente "la gran alianza" se pulverizó. Dctris dc las ci-
fras estaban 10s calnbios sociales con su cortejo clc dcscmplcados
en scctorcs populares urbanos, s u unpacto en el catnpo, el cmpo-
b r c c i ~ c i i t 0de 10s coinerciantes y el riuincnto dc ln migraci<íny
el sector informal.
Pero eso no era todo. Con la crisis fitlanciera '1 la devaluación
correspondiente de dciernbre de 1994, los dtos índices de popu-
laridad del presidente Salinas se desvanecieron en muy poco
tieinpo y la opinión pública se volvió antisalmsta.1 Mientras el
espejismo del éxito económico se diluía de manera violenta, el
cncono contra el ex presidente Salinas, iniembros de su f a d a y
algunos de sus colaboradores se acrecentaba. Esta sitnación tuvo
una doble repercusión en el gobierno de Jorge Carr~UoOlea. En
lo político lo conviitiÓ en un blanco atractivo para el PRD, en par-
te, al representar lo que sipficaba el proyecto inodernizador y
neoliberal encarnado por el salinismo y por qtro lado, el ser uno
de los políticos que representaban el método y la acción de los
aparatos de seguridad del Estado mexicano en los íiltimos aíios.7
Así, entre mayo de 1994y mayo de 1995, cl gobierno dc Jorge
Carrillo Olea, había pasado de un lnáximo de expectativas a un
inínirno de posibilidades. El margen de acción en materia presu-
puestal se había reducido como nunca antes. El capital político
herencia salinista) que detentaba se volvía una amenaza Wtual
que sus potenciales advers~iofiuscaríanexplotar contra él. Por
si fuera poco, la consistencia del electorado piiísta se había em-

El antisalinismo se volvió u11 lu ar comiin en amplios sectores de o inióii.


Incluso s~ugióuna telenovela, fiadaper~onai,coi1 iiltos índices de ;iu$eiicia,
roducida por 'TV ;izteca, 1995-96. El1 ella sc develabaii, supuestamente,
fos ldos ocidtos dU poder olítico, describiéiidolo como mafioso y reir-
cionindolo con el régimen e!l ex presidente Saliiias.
C a r d o Olea había ocu ?do distilitos car os como alto f ~ ~ ~ ~ c i o idesde
iario
la época del residente ~ c h e v e m akg;ui
, 5 o a ser siil>secret;iriode Gober-
nación coi1 Riigueuei de la Madnd. Pero. sobre todo. los iiombr:imieiitos
como diseñador y director del Centro de Investi, acioii y Seguridad N;icio-
"i
iial ((:ISl<Nentre 1988 y 1990, ? luego responsab c dc la Coordinación Ge-
l? I
iierd ara a nteiición de los deltos coi?!ra la snliid, entre 1990 y 1993, de 1;i
I)(;R; o exponíail, jra en su llueva funclo11dc goberiiador, a la crítica ficil y
la sospeclia de cualquier mzila fe. Esto, eil el inomento eii que se deseiicii-
deiial~atodo tipo de versiones O 1-mores sobrc el víilcdo eiitrc el crimeil
orgatiizado y los olíticos. La confiis:i discusión phl~licasobre los asesiiia-
tos de Colosio I!is hlíissieii desde 1994, fortslecicron csíis iindgeiies. de-
Iiiltriido a lii c%sepolítica (priísta) en sil coiijunto.
FINDE REGIAIENEN MORELOS

pezado a dispersar y la organización del partido no era inás una


garantía de fidelidad y apoyo incondicioilal. Por el contiario,
paulatinainente, muchos pdstas empezaban a abandonar el bar-
co -no sólo eii hlorelos- buscando en otros partidos las posi-
ciones que el PRI no podía garantizarles. A lo largo de su adrninis-
tración, inuchos "correligionarios" se inconforinaron y el descon-
tento interno y la división dc priístas piopicib la salida de ~rarios
dirigentes, hacia el PRD sobre todo, destacando los siguientes
iloinbies: Marcos Manuel Suáiez (ex presidente del PRI )r ex se-
cretario General de Gobieii~o,sempiterno caildidato fallido del
PRI a la gubcrnatura), Eduardo Macinahon García (ex presidente
del PRI), Ricardo Dorantes Saninartín (ex secretario técnico del
Coilsejo Político y diputado estatal) Manuel Lcvi Peza (ex presi-
dente de la Fundación Colosio)" (PRI-Morelos,1998). Estc divi-
sionismo se acrecentuía en las elecciones inteimelas de 1997,
donde, debido a la selección de candidatos, < <gi-upos priístas pro-
testaron conha el [supucsto]~"dedazo" ordcnado desde el pala-
cio de gobierno. Los mrlitailtcs incoilforines liegaion a bloquear
carreteras y a toinar alcaldías en 12 localidades, resaltando los ca-
sos de Axocliiapan, Mazatepcc, E~nilianoZapata, .Jiutcpecy Te-
palcingo. Según cálcrilos de los partidos Acción Nacional (PAN),
C i d s t a h,forelense(PCAI) y del Trabajo, unos 700 priistas desei-
taron" (Proceso, 1997, 9 de febrero). Lo que era l~abitual,pero
110 necesarianente publicitado, a ser indicativo de la debili-
dad intrhlseca que deinostraba el PRI.
1.11llegar la fecha del pliiiier informe de gobierno en abril de
1995, cl gobernador, quien había cambiado varios artículos de la
co~~s~niciói-i local en 1394, como parte de su proyecto dc refoi-
a, dcl estado, 110 se presentó ante el Congreso, coi110 se 10 auto-
rizaban 12s lluevas reglas. l i u ~ ~ q uenc un primer inorncnto dicho

? l7C:ise el de ibl;iurjcio Beiiítez cn esrc misino libro.


cainbio n o fue mal recibido, n posltet-iori, y con el aunlento de los
problemas, el acto ~ L I Cintci-pretndo como una falta de respeto;
peor aún, un acto de soberbia contra el Legislativo.
Los diputados de oposición manifestaron
que el goberi~adortetia la obligación moral y política de diriguse a
la ciudadanía de la entidad a travfs de cllos cluc son, junto coi1 los
demíís integailtes dc la Xi,\'l Legslahira, los representantes del
piieblo @,a Jornada, 1395,24 de abril: 21-25).
Cotno respuesta, la entrega dcl docuinento "se dio ante la au-
scncia dc los 10 d i ~ u t n d o sdel PAN y PRD, que integran la oposi-
ción cn el Congreso, así como de cinco priístas (Diario dc
Morclos, 1395, 2 1 dc abril: 21-25)." Coino lo scllalí, cl ciltonces
vocero de la fracción pcrredista Isaías (:ano h/loralcs, a sabictldas
de los cambios constinicioi~ales,lo importnntc es que "dcsdc el
punto dc vista político -dijo- es una falta de respeto Ir coilsi-
deiacióil dc un poder 0t.1-0,que el gobernador de la entidad n o
haya acudido, en persona, a entregar su informc" (La Jornada,
1995, 34 de abril).
Un incs inás tarde, en mayo, cuando sc empezó a hablar de la
posiblc const~ucciónde un club de golf en Tcpoztlán, partc de la
suerte estaba echada. JJos resortes que podían liacer quc sc 13asara
de los simples espejismos y espectativas incuinplidas, a uila crisis
majror estaban ahí, esperando que se desencadenara de un rno-
lneilto a otro.
EL PO1ZA'L'CI-ITEPOZTECO Y LAS ELECCIONES DE 1997:
DESCUI<IIIENDOEL EFECTO DOMINO

j Tcpoztlái~!
iSer~istal1 ai~tost~ficicn
te, tnrz Iicroicainer~te bcllo de
rirlui í cieell níios? Si acierto n leer la p n l ~ ~ divilla
tn cle ti1 dcslirzo,
Iinbrús de nni([rsienipre trls trariicioiws
(Cnricto~lBeals, h/lcxican Maze, 1931) fbVorilíc-k, 1994)"

I'or distiiitos moti~ros,inucl~asveces inconcxos, el goberriador


iccibjó inucstras dc inconfoirnidad ante vuios de los proyectos
dc ordcnaiilientc) urbario que pretendía iinpulsar. Por ejetnplo,
mucho^ colnci.ciaiites se opusieron a 121 construccii>il dc LIII csta-
cionatnieilt~subteiriiico en el zócalo de Cuernavaca y a la recu-
pcraciOt~y icmodelacióil del ceiltio listóiico. Grupos de campc-
sinos se opusieron a la construcción del traino de urios 20 kin cil
lor re los, dc la autopista siglo X.SIque coilcctaría a la cntidnd coi1
10s estados de i'vféxico y I'ucbla y, m i s aIIh, al Golfo de hl¿xico
cc,jl el Pacífico. Pero sin duda, la iniís iinportailte hic la oposicicín
del piicblo de Tcpoztláii a la constr~icciónde un club de qolf.
A la distancia 110 parecía una idea inuy afortunadn para los 111-
,.cisionistaS. ilpartc dc una larga historia que tcstiinoni:lb;i ]:i cc-
losa ;lutononlía del pueblo de Tepoztláil (Voii bleiltz, 1993:
1 9-54), e11 los aiios anteriores otros gobeiiladores habían quciido
itnpLilsar p r o y e c t o d e desarrollo turístico mucho inis modestos.
j21i ;poca de Rcjwano (1976-1982) se tretb dc coiisuuir uii tc-
leférico, sin éxito. I?:ltnisino Lauro Oitcqi (1982-1 988) (dc cluicn
lioy si. alallfi su hbil-dad en el "meiiej»" poiítico) trató dc propo-
II,, le construcción de un periférico que impillsars la coniniuca-
c-ón el1 In zona norte Para v~ncularlaa iin acropiierto que iba a scr
collstruido "1 SU' de Cuautla y raiiipoco piido. Fiiialmctite, Anto-
ni0 ]tiva l'dfiuo (1988-1994) quiso constrlih 1111 tren rsdiiico. 1.a
..- ------ --
(-j t n d cfl
~ clásico z u p ~ l Jf ~/U, ~ e / , r~,II/E.yiLIIIILI.
~ / ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
MORGAN
QUERO Y T0h1,\7-1UH
GONaLEZ

( 1 !i fuerte reaccióii de Lq población, por distintos inotivos quc tenían


mucho que ver con la protección de su entorno natural como
I;j¡i! 1 parte de su identidad, les obligó a retirar el proyecto. En este caso
I;,,
(m
1
m

I! la estrategia cambió, el proyecto del llanado club de golf sería


II1~ 1
I únicainente privado y no gubernainental.
1, :I
8 !
Pero el probleina se lizo inayúsculo, derivando en conflicto
j1 i; social: toina violenta de la presidencia inuiiicipal, marchas, decla-
raciones políticas de unos y otros y hasta trigicas inuertes. El go-
l ~ bernador inteivino, no podía ser de otra manera, pero se expuso
~ ,~
l
a negociar persoilalincntc en los moinentos ilgidos de la crisis,
dejando de inanificsto su apoyo al proyecto y arriesgándose a scr,
l
finalmente, el gran perdedor.
j! I~ ElpofIafch es un intercambio ritual fundmneiltal de las socieda-
N
1' S des tradicioilales basado en el don que peimite mantener equili-
1

j brios inateriales y simbólicos dentro de una comunidad o entre


1
ld varios grupos socidcs que colnparten territorios. Elpoflat~h es defi-
, SI nido por Marcel Mauss coino una institución de "prestaciones to-
tdes de tipo agonístico". En efecto, se le coinpara a la inversión
l
con intcrés, la cuál en inuchos casos puede desencadenar reaccio-
nes de rechazo violento (por eso lo agonístico), marcando la supe-
'
I rioridad del que rechaza. Estalnos ante la definición jerhquica dcl
I!

poder entre dos actores: al devolver con creces se obliga al otro a


11:' repetir el gesto acrcceiltando nuevarncnte ci don y así sucesiva-
inente, o bloquearse. El icchazo al don implica que no se acepta 12
i ~osibilidaddel vasallaje, hplícito ritualmente, aunque éste pueda
l ser de corto plazo (Mauss, 1979).5Al rechazar el objeto de inter-
!
l
cainbio que le era propuesto, Tepoztliín rechaza también la posibi-
lidad de vasallaje ante los ojos descoilcertados de cluienes no

Aunque estas líileas están inspiradas por cl clásico de 3d:ircel llfauss Sociolo-
jiu u)zfropo/o~iu,es Franz Boas qiueil coloca el térinino pothtch, originario
d e i s sociedades indígenas de Norteamérica. en la reflexión aiitropoló$ca
sobre el intercambio.
comprenden que el pueblo pueda rechazar las virtudes del "pro-
greso".
En este caso al gobernador ya sólo le quedó un dcbihtado po-
der político, 1nienti.a~el intercambio sinbólico se manifestaba en
toda su plenih~dcon el s u r p e l i t o uiunfal de nuevos actores po-
líticos, cn Tepoztkín y en muchos otros pueblos del estado que se
identificaron con su lucha, haciéndola suya. De forma esqucmáti-
ca, era la victoiia de los pobres ante los abusos dc los ricos, de lo
local contra la globalización, de lo público-comunitario contra lo
privado-einpresaiial.Y si segunlos buscando, era la victoria de "lo
políticoy'contra "lo econóinico", que los frescos de Riz1.r j7 E/'ir-
gón en la fachada principal de la presidencia municipal, sintetizaban
con el lema "la dignidad vale más que un pinche club de golf '.
La empresa I(ladt Sobrino (IG) que había adquirido paulati-
namente las tierras de Montecastillo, en las faldas del l'epozteco
(Iitigio que se remontaba a los años seseilta), lanzó una ainbicios~
proínoción de markeiingr para convocx a la población del inunici-
pio a participar en la construcción y convencerla de los benefi-
cios de un club de golf y de un desarrollo turístico. Sin embargo,
esto motivó una rápida respuesta de los sectores políticos del
pueblo que habían perdido las elecciones un año antes, iecibien-
do un amplio apoyo de la sociedad civil nacional e internacional.
Demostrando una gran capacidad de organizacibn, el 11 de mar-
zo de 1995, se &o u i ~ aasamblea de comuneros de 'Tepoztlán a la
que asistieron cerca de 500 personas j r en la cual fue rechazada
PO' unanitnidad la construcción del proyecto (La Unión de Mo-
relos, 1995, 12 de muzo: 1-2). Posteriorinente, el 23 dc inarzo se
realizó una marcha llacia Cuernavaca, donde pobladores entrega-
ron una carta con 3 i d fumas, en la que nuevamente se rechazó
el proyecto por considerar10 un atcntado ecológico, pidiendo
una demanda de juicio agrario sobre las tierras que, según de for-
tna dicita, a d q ~ i la
ó empresa IG.
QUERO Y TUNA
MORCAN 7.1111-1(;O,VZ,iLEZ

Pero el proyecto siguió adelante recibiendo distintos apoyos


de peritajes técnicos y el Ayuntainiento aprobó el cambio de uso
de silelo y la realización del proyecto. Esto generó una masi~ra
inovrlizacióii cl24 de agosto. Por la fuerza, cerca de 2 i d pobla-
dores toinsu-on el Palacio hluiiicipal y desconocieron a Alejandro
Morales Barraghn coino presidente municipa1(12a Jornada, 1995,
26 de agosto: 19). El 3 de septiembre de 1905, en la casa del re-
presentante de bienes comunales, acordonada por inás de 100
cleineiitos de la filerza pública del estado, se llevó a cabo otra
asamblea por parte del grupo de coinuneros que sí avalaban el
proyecto. Esto provocó que 400 llabitantes armados con piedias
y palos acudieran al lugar para declarar invalidada dicha asam-
Idea, ocasionindosc un ctlfrcntamiento que concluyó con Iicri-
dos y cuatro funcionarios cstatalcs retenidos por el pueblo, entre
ellos el entonces subsecretario de gobierno Víctor Saucedo Per-
domo. E1 5 dc septiembre el presidente inunicipal de 'Tepoztlán
solicita su liceiicia por ticinpo indefinido al Congreso. El proble-
ma ya se había convertido en iin asunto estatal.
El 14 de scptieinbre, 5 id personas de 'Sepoztlin, con coiltin-
gentes dc apoyo de 25 municipios mis, sc inanifcstaron en Cucr-
navaca para deinand:ir la cancelación ininedata del proyecto (1~ :,
Jornada, 1995,15 de septieinbre: 1). E1 día 24 se realizaron eleccio-
nes libres de autoiidades inunicipales organizadas por el Coiniti.
de la Uiiidad Tcpozteca (CUT), las cuales, por su ilegalidad, 110 f~ie-
ron reconocidas por cl gobierno del estado. Sin embargo, í-stas
fueron cubiertas por 22 inedios infoi-mati~7oslocales, 33 naciona-
les p 12 internacionales, en las que participaron representantes de
la PGR, de la Comisión Deinocrática Nacional, legisladores federa-
les p locales y u11 miernbro de la UNESCO (14 Regional del Sur,
1995, 25 dc septiembre), resultando electo LGzaro Kodirígucz,
quien toma posesión el 30 del misino ines a1 tiempo quc se declara
vigente el "Ayuilt;u~uentoLibre y I'op~dar de 'repoztlán".
El clía 17 dc octubre se Uegó a seis acuerdos, donde el gobier-
no se coinyroinetió a restablecer los servicios inullicipales y res-
pct3r 1 ; ~voluntad de la ciudadanía de recliazo a1 proyecto a
- .

cambio de que se retiraran los trcs reterles instalados e11los acce-


sos a la cabecera municipal. De igual forina el 26 de octubre la
fuerza pública hace su aparición en el poblado de Santa Catarina
para disolver una asamblea que eiiipczaba a tomarse coilflictiva.
E n el lugar resultan heridos de balas dos pobladores. El 2 dc di-
-.

cieinbre, en otro eilfrentainieilto, dentxo de la conf~lsión,resulta


tnucrto de bala el tío dcl alcalde depuesto, Pedro U;irrag<n Gutié-
rrez, adeinhs de que cuatro personas fueron detenidas y puestas a
disPosici"n de 1a Procuaduría General de la República (La Jor-
ilacla, 1995, 3 de dicieinbre: 14).
l'oco antes, el 29 de ilovicmbre el gobernador inandó al (:oll-
?reso del estado uiia solicitud de desaparición de podeEs el1 T ~ -
pozdhn, proponiendo la formación dc un consejo inunicipd
provisioiial. La Asamblea I'opular rechazó esta desaparición cie
poderes, acordando apoyar al Ayuntainiento libre, así coino pro-
s e g la~ lucl~a
~ en contra dcl club de golf.
E1 3 'le enero dc 1996 es detenido uno de los líderes del molri-
lniento José Cari-do Coiidc y para el 18 es apresado e1 profesor
Gciaido Demesa l'adilla, líder sindical dcl magistei-io local, como
responsable presunto de k muerte de BarragBn (Demesa, 1998).6
En protesta, el 26 dcl nisiiio mes se da una iiiarclia en Cuemava-
,-a de 15 maestros y un paro en distintas escuelas del estado
(1.2 Jornada, 1Y 96, 12 de abril)
B~~ de 1996, durailte la conmeinoración oficial de la
tllucrte de E l d a n o Zapata en Tlaltizapin, un g u p o de llabitaii-
tes de ~ ~ ~ prctcndian d á al presidente
~ ~ pedirle n de la República
su interllle&a~i6ii en el conficto. La amenaza dc ver einpafiado
un acto importante y nacionahnente relevante en esos momentos
por las tensiones en Cliapas con cl EZLN,hizo que el gobierno
del estado instmmentara un operativo policial para evitar que los
inanifestantes tepoztecos llegaran al lugar del evento. Entonces,
en medio del descontrol se suscitó un enfrentamiento en el quc
lwbo excesos por parte de la policía y donde murió Marcos
Olrnedo Gutiéri-ez (La Jornada, 1996,12 de abril), rnieinbro del
CUT y activista de priiner orden en el movimiento.
Esa misma noche, a tiavés de los noticieros de televisión na-
cionales, el grupo empresarial anunció su decisión de suspender
el proyecto por las cotldiciones de ingobernabilidad en el inunici-
pio. A partir de allí, los enfrentamientos entre el Ayuntamiento li-
bre y el Gobierno del estado disminuyeron, y aunquc se inantii-
vieron tensos hasta la salida del gobernador Jorge Carrillo Olea,
se buscó un acercainiento a través de una "inediadora", Ana 1,au-
ra Ortega, Secretaria "A" de Gobierno (Rosas, 1997).La búsqueda
de una reconciliación con este municipio terminó recayendo en el
gobernador sustitutoJorge Morales Baiud y el 26 de inayo de 1998
fue puesto en libertad el profesor Gerardo Deinesa Padilla.
Para entonces, las elecciones intermedias de 1997 se habían
desarrollado en Tepoztlán con éxito para "La planilla dcl puc-
blo", inscrita cn el registro del PRD y que reunía a la gran mayoría
de los partidarios del Ayuntainiento libre y del cu'r. En intere-
santes declaraciones, el entonces candidato pl-iísta a la alcaldía de
Tepoztlán, Mario ililtonio Quiróz rlcevedo mostraba las dificul-
tades para desligarse dc ln sombra h~cóinodadel gobernador. A
pregunta expresa: ''ilnte las prósitnas elecciones, el liecho de que
el gobernador no se pare en esta región ¿qué tanto perjudica al
PRT?" Responde de inmediato: "Para nada, por el contrario, nos
beneficia, pues su presencia significaría la derrota definitiva"
(Proceso, 1997,9 de marzo: 16). Con un alto porcentaje de parti-
cipación, 60°/o del padrón electoral, triunfó el 1XD con (>6O/odc
1
l 1 los votos inienu'as que el 1T.1 obtuvo (só10)7 24.5%.
l
1 El caso tepozteco 110s perinitc entender parte de la txinsfor-
inación clcctoi-al que se &o en Moielos, en 1997. Ya desde 1994
sc había scñalado un aumento de los votos a favor dc las oposi-
ción. Si a esto le agregainos los efectos sociales de fi-ustración jr el
descontento a p a r t i de los "errores de diciembre" c~ucse dejaron
scntit en 1995 y 1996, las elecciones de 1997 no debían augurar
riada bucno para el PRI y el gobernador. Desde 'Tepoztlcin se ge-
neró uii efccto doiniiló que influyó cn los dcinás inunicipios a la
llora de votar cn marzo de 1997. E1 partido que capitalizó cl des-
contento fue el 1'RD. 111inotnento de renovar el Coiigreso estatal,
el PRI logró sólo 13 cscaiios, contra 11 del PRD, cinco del I'AN y
uno del I>Chl.xTainbién se renovaron las 33 presidencias munici-
pales quc el ~ J Mhabía tenido eil monopolio casi exclusivo. S610
conselvaríail 17 presidencias inunicipales, 13 irían al PlW, dos al
P.IN y una al PCM.La inayoría absol~ltase pcrdía en el Congreso y
cn cl nivel inunicipal cl PitI sólo recogía el voto fiel de los tnunici-
pios inás inaqinados y reriféricos de la entidad, los inas ' necesita-
dos de apoyo y cobertura institucional que el otrora partido
hegetnóilico podía seguir otorgándoles. E n las eleccioiles legisla-
tivas federales de 1997, el Piü sólo pudo conseivar un distrito elec-
toral fcdeial, pernicndo los tres restantes contra el PRD.
Ilor otro lado, la alta participación electoral redujo el absten-
cionisiilo a un proinedlo de 44'%t eil todo el estado ],ara las elec-
cioilcs locales. Diclla participación venía a confii.inar cl interés y

estos scs~iltiidosIR iitl;iiiiinid;id dcl recliazo nl ro)-ecto clcl cliil) dc golf


(:011
P
ucd;i eil ciltiediclio. Xiiilca hubo tí11 es sorprci-icente qiie el i'iti liayi PO-
Jiclo ollreller el porceiit.ijc seiiilliido. MAS l>icii,es un;, prueba mis dc Ii1
coiilplejid;id de 1:i eii Tepoztlán.
x ~,(;hisoii lns siglas del Partido Civilista hiorelensc, píirtido 1ocnlist;i surgido

f
rlespu&sde las eleccioiics de 1994 coino rscisioii <e,iii?;ifr~iccibn Gsts iii-
collforlnc, asctltAlido~eposter-ionilente cii el inuiucipio de %;iciia paii eii el
orieilte del estado.
MO,(,; Y TOA'\
, V ~~1:170 rf~lllGONZALLZ

ln posibilidad de una disputa más amplia en relacióri coi1 el tcina


de la gobcrllab&dad. El golpe electoral al PRI rcdil3ujó el mapa
político de hlorclos, crcando uila disputa bipartichsta, eiluc cl I'iU
y P~D. Y esto, a pesar de la ajustada victoria cliic obmr-o cl 12.\N
12 caplta] dcl estado, (:ueinar-aca.

-\unque el I>RI siguió siendo el partido mavoritario cn cuaiito


al núinero de alcalclías, perdió los in~~nicipios
inás importantes en
rclacióii con su población, urbanisino e iinportancia socioconó-
idea coilio Cuernavaca (PAN)y dos dc los cuatro in~iiiicipiosco-

(en manos del ~'RD),así coino Zacatepec y Jojutla (también 21


PRD). En suma, despuks de las elccciones de 1997, el PRD se en-
conuaba en ~ r h n clugar i en cuanto a iiúincro dc ]>ersonasgober-
nadas con 61 6 640 inorclenscs. Lo seLguíael PN, cil scgundo l u p r ,
coi1 451 898 y fir~ahncnte,el PAN cn tcrcer lugar con 366 555 mo-
rclcnses ( l ~ ~ - h l o r e l oosj ~, .L Z ~ ;I,oiniitz, 2000).
Kstc iluevo escci~ariotuvo la Wtud de fortalcccr la esfera pí'-
blica local y 1%13articipación política, rcactivaildo a los iníiltiplcs
grupos y organizaciones civiles quc sc habían consutuido el1 10.;
allos setenta '7 ocl~eiitadesde diferentes espacios de lucha: inovi-
imentos de mujercs, organizaciones de campesuios, colonos y
pueblos, comunidades eclesiásticas de base, asociaclollcs am-
biciitalistas, de derechos humanos, dc obreros tcsdcs, migrall-
tes, lnargmales y ~fildlcat0~ lnagktcr~alesautónonlos, nuevas cla-
ses mechas, ilugrailtes del I>istiito Federal, ei1ti.c otros. La densi-
dad del tejido asociativo de Morclos se vio de pronto alentada, y
de la mernorta histórica recicnte emergían Iris fipLunsde Rub61i"
Jaraidlo y el obispo dc Cueriiavnca hI6ndcz Arcro (1 952-1982),
como bandccis dc una vnp lucha que retomar. Y ksta sc dirigib
l-iacia Ici que quedaba del PIU. Centráiidose en la fig~ira,va dehili-
tada, pero simbólica por exceleilcia, más importante clcl "sistc-
ina" -al ser el ilcxo prioritaao entrc lo estata1 y l o iiacional, el
pasado y el futuro, el bien el mal- del "lximei priísta del esta-
do": el gobernador Carrdlo Olea.

DE LA CRISIS DE SEGURIDAD PÚIJLICA


A LA MOVILJZACI~NDE LA SOCIEDAD CIVIL

La falta de credibilidad es hoy iln fcrrdiirerzo gcr~crtrlizad~, ~0171-


purtzdo por todo el clllc tiene In kolg~irnpar11 Iccr, csnrcIu11.y ver,
sin creer por Z I I I z~zstonte,cn 10 (lile Icen, I ~ L O~ ~cscilchan,
I porqlle
1t1 iwcred~ilirladnizida err tolfaspnrtcs, erosioncuido calilr irltc/j-
Sulc-iu, sc ii7j5ltni y ilevorrr hasta las fis inds crines y 111cjorcsttr-
blecillcls. YA 110 hay trna biísqueda (le la vcrri'ili, ~i170111[0
blísqueda de la falta de verdad, rnrra Irústlued~l()el pc~adoen el
I~unrbrevirtlroso, [le lo profiil~nsit lo sllgrado
(Rafael Segovin, lJeriódico Reforma, 1995, 20 dc ~lovrcinb~e)"'

])ais cl efecto que pudo tener la m o ~ d z a c i 6 ~ la so-


ciedad civil inoreleilsc contra el gobcrilador C a d o Olca, es itn-
portatite e1 B i i h general
~ dc 10s cjudadaiios dumnte el
d o b k proceso estatal (e11 inuzo) y feder:il (en jiilio) de
1997. ~ ~ c l r c lrnunciaba
os el cainhio político que sc avecilaba
cil Disuito Pcdcral con la victoria del 1>W,coino 1. pGr-
dida de lllqoría l > ~ s ten a la Gmnra de Diputados ferieral. Y este
innode se apoyó el1 la crisis de seguridad púl>]i-
qlic rivii> el estado.
fin docuiiicnto c1c anilisis, cl propio 11'11 aceptaba que
MOR(;AN
OVERO Y TONA.~IUI!
C.ONZALE

...el conflicto l~olítico-socialgenerado por la situación de los se-


cuestros y del crincn organizado en las esferas policíacas, merino
la imagendel gobieriio estatal, propiciando una oleada de ani-
rnadversiÓn bastante coilsiderable contra el 1>i¿i, reflejo proyecta-
do en la caída de la simpatía de los elcctorcs en los pasados
procesos locales y federales (I>i¿I-ILiorelos,up. iit.).
Eii efecto, el desgiste del gobierno se inaiiifestaba en sus difi-
cultades para hacer frente a la inseguridad pública. Aunquc el
problema n o era privativo de Morelos, esta temática perinitió
aglutinar a sectoses 111u)r diversos dc la socied:id y proyectar así la
hnagen de un estado y un gobierno incapaz de garantizar la segu-
ridad de sus habitantes. Curiosamente, f i ~ een ese hmbito donde
la movilización dc la organizaciones civiles pudo cspresarse y di-

rrdlo Olca, la reahdrid se volvió contra cl discurso cuando [ain-


basl problemáticas se agravaron significativainente", explica un
opositor (Correa, 1997: 19).
E l 10 de junio de 1997 se dio la primera dc las tres mun;llu.r de/
.rilemio11 que se efectuaron en el estado para protestar contra el
gobierno estatal. Aunque ésta n o h e masiva, ya se elnpezaba a
discutir- sobic el hnpacto de la delincueiicia organizada e n las dis-
tintas regones del estado, entre las clases sociales, y sobre sus ne-
xos con el sistema dc procuración e iinpartición de justicia.
Como siempre ha existido un problema de credibilidad sobre la
validez de las estadísticas policiales en el país, se creí, un debate

'' Ésta se dio para solicitar mayor seguridad y el e s c ~ ; i i e c ~ i c l ldel


~ ollolnici-
dio de h;Iai'iaJiha I':llau, q~uenfuera esposa del es secretario p;liticular de]
cs gobernador Antonio IZtva Palacio. bn esta protesta p;lrticip:iroll alrecje-
dor de 200 personas, cilc:ibczadas por Teodoio La\,ul Leóll, rcsidellte
consejero del Instituto Esetal Electoral y Francisco Guerrem &arro,
rres oilsal de La Jornada, entre otros. Los i ~ i a t l i f e s t ~ isolicit:iron
it~~ inayor
vi&ncia a\ Ayunta~nientoy el e s c l a r e ~ ~ del e n c-ilnell
~~ 2 lii ~>rocilr;ldLl.
ría dcJusticia del Estado. La Unióil de fijorelos, 1')97,11 de juilio. p.s.
en cuanto a las dferentes versiones que se daban sobre el núme-
ro de delitos cometidos y sus características. Según los datos del
cx diputado federal del I'RD, Graco Ramú-ez, entre 199.5 y 1997
los secuestradores obtuvieron ganancias por más de 20 i d o n e s
de dólares, producto de unos 350 secuestros (Proceso, 1998, 15
de febrero), en tanto que la Procuraduría Estatal aceptaba para el
total del periodo un número de 256 secuestros (Gacetz Legislati-
va, 1998). La ola de insegwidad alcanzaba a personalidades del
mundo de la política y la econoinía.12
ri medida que el tema de la inseguridad se volvía dominante,
se observaba un aumento en las peticiones de la sociedad civil.
Las protestas reunieron a dos giupos sociales y políticos, ti-adi-
cionahente enfrentados entre sí, en un reclamo contradictorio:
por un lado, los sectores de "izquierda" estaban en contra de la
ifi2pua"/ar/ de funcionanos Y pohcías; y por otro, la "derecha" pe-
día n m n &TU. rlinbas demandas confluyeron en pe& la salida de
funcionarios de la Piocurad~iiíadel estado y de la policía. Mu-
ellos ciudadanos en el marco de esa persistente confusión sobre
tema 110 podían entender cómo un gobernador que había teni-
do 2 su caigo la reorganizaciÓli de los aparatos de seguridad na-
cional de México, no podía acaba con la ola de inseguridad en el
srgulldo estado inás pequeño del país.
Esta tendencia se esacerbó cuando el 28 de enero de 1998
agentes de la Policía Federal de Caminos detuvieron al coman-
dante ;rn+isecuesUos de Morelos cuando buscaba la forma de
deshacerse del cadáver de U11 p"SUnt0 secuestrador en la cairete-
ra a ~ ~en Guerrero.
~ Esta situación
~ terininó
~ de acorralu
l ~ ~
al gobernador Carr-o Olea y aumentó la indignación de inuy di-

17 EnWc los más soiiadus, dos sol~rin:isiuetas del e s secretario cte I4íldenda y
en presideiire d d irii) ;liitoiiio Oiw hiena. iisi como de inieinbros dc 1s.
~ a i n l ~ aNpsrer
s y l{odrígi~ez Quevedo, dueiios de im parque ;icu:itico eri
OVERO I' TONAT~UI-1
n/lORGAN GONZiLEZ

sectorcs.
1-USOS
~ 1 de3febrero los einpresarios aglutinados en distiiltas oiga-
llizaci,,>nescolno la ,iDIEL\l-COPA\~~EX, la C-lNhCOPE, el Fondo
Mixto y la Ciinara Nacional de la Industria del Vestido se sima-
ron a los Urnados de efectuar una depuración en los cuerpos po-
licíacos y de h institución encargada de la proc~uacióiide justicia
del estado (Diario dc Morelos, 1998, 3 de febrero).
En esta coJruiitura, el gobernador se arriesgó a defender al
procurador del estado Carlos Peredo Meilo, del que sc pedía su
renuncia, inanifcstando que "metería las inanos al fuego por él

Carrillo y el secretario de Gobernación Francisco Labastida


Oclloa. Para el doiningo 8 de febrero, el PRD rcalizó una inaclia
cn Cuernavaca donde se pidió la destitución del prociirador p
por primera vez se e~cuchóel reclamo de aplicar un juicio políti-
co en contra del gobernador por los cargos de encubiitnicnto y
omisión de datos.
El día 10 de febrero empresarios, comerciantes, industiiales,
sindicatos, unioncs dc colonos, ONG, los partidos politicos PAN,
PRD~ PCM y el obispo dc Cue~navacaconformaroil el Coinité por
la Defensa y S e ~ d d a dde Morelos. Días después, coi1 la mseiicia
del obispo Luis Rcynoso, conforinaríall la Coordinadom More-
lense dc Movi~nientosCiudadanos. Fhl&ncnte, a inediados de fe-
brero es arraigado el lxocurador Peredo Merla, posterioinirlltc
enjuiciado y sentenciado juiito con el jefe de h estatal, hli-
yazawa, y el jefe de la unidad antisccuesu.os, M n b c z salgado.
Estos hechos no tenían precedente la llistoria de Morelos.
ilprovechando la cojruntura, el 8 de nialzo la fla-
inante Coorclinadora Morelense dc hlov~nientos Ciudadanos,
encabezada por ilna Lilia Cepeda, Chaco l<;unúez y Caimcn c ; ~ -
llis (todos ellos del i ' i i ~ ) ,realizó una consulta popular, a ilo
teilcr-rina figura legal, para conocer la opinión de la ciudadanía
respecto a la permanencia en el cargo del gobernador. El 94Y0de
los votos, es decir 96 849 personas se expresaron por la renuncia
y 6 072 por la permancilcia; de un padrón estatal electoral de
aproxi~nadamente600 000 clectores.
Una nueva oportunidad se le presentó en el cainino al jefe del
Ejecutivo estatal cuando a1 enti.evistarse con los dirigentes de los
partidos de oposición el 12 de febrero, éstos suavizaron su pos-
tura no pidiendo el juicio político en su contrn a cambio de quc se
inodificara la Coilstitución para que la designación del procura-
dor la pudiera hacer el inisino Congreso. Pero para cl 17 del inis-
ino mes el PAN jr el PRD exigían nuevaneiite la renuncia del
gol~ernador.Ahora &te seilalaba que la responsabilidad del Con-
(rrcso en el ilornlsrainietlto sólo podría entrar en vigor hasta la si-
b
guiente administración. Ese inismo &a b Comisióii para la Refor-
ina del Estado acord6 suspender los foros de consulta sobrc mu-
nicipalismo, al establecer como prioridad la revisión del marco
jurídico en torno a la ~ c ~ p r i d pública.
ad
Al día siguiente, 18 dc febrero, se rcalizó la scgunda tnarclla
del silencio en Cuernavaca donde, según los inanifcstantes, S nlil
1>crsonasexigieronel fiil de la ola de violencia y criininalidad y "la
aplicación de la ley a los que hayan delinquido desde sus respon-
sabilidades públicas y a quienes lo permitieron al no poner reme-
dio oportunmente" (La Unión de Morelos, 1395,18 de febrero).
El 2 de inarzo el gobernador realizó 17 cambios en su gabinete,
entre ellos los del procurador, pero los partidos de oposición se
retiraron de la Mesa para la llefortna del Estado, diridose un
11uex70 rompiinicnto coi1 el gobierno estatal.
El 10 de inarzo la fracción pailaincntaria del PAN eil el Con-
qreso de la Unión exigió la destitución inmediata dcl gobcrilador
y 19 de~i~gnacióii de un inaiidatario interino. El iiiismo día e11
Cuernavaca se Ilcvó a efecto la tercera inarcl~adonde sc dieron a
conocer los resultados fuiales de la consulta ciudadana. A esta
concentracióil convocada por la Coorclmadora Morelense de 140-
vimientos Ciudadallos, asistieron más de 8 id personas de dis-
tintos m~uiicipiosdcl estado (Diario de Morelos, 1998, 11 de
inarzo), los 18 diputados de oposición del Coilgreso local y seis
legisladores federales. Durante este acto, el pcrredista y "presi-
dente de h Comisión de Régiincn Interno y Coilcertación Políti-
ca Hugo Carbajal rlguilar, externó que el Congreso local dará
seguiiniento al reclamo popular para legislar las formas de parti-
cipación ciudadana del referéndum, plebiscito, iniciativa popular
y revocación del inandato" (La Unión de Morelos, 1998, 11 de
inarzo).
Sin duda, estas inanifestacioiles conformadas principalmente
por sectores politizados, clases medias urbanas y jóvenes resumía
un ambiente de protesta en el conjunto de la sociedad. Y su ma-
yor éxito, del cual sc derivan efectos sistémicos, fue el de "hacer
que el 'poder resulte i~isible"',como nos dice ~ i i t o n i oMelucci.
Al hacer "visible un poder que se esconde detrás de la racionali-
dad de los procedunientos administrativos y organizativos" @le-
lucci, 1999) se lograba "desnudar al rey"; en este caso, al gober-
nador. A1 hacerlo, concentraba11sus baterías en esa única figura
que se volvía, nuevaincnte, simbólica por excelencia. Proyectan-
do en el gobernador el sentimiento de indignación, no caiulizado
por otros medios, de todo lo que había de reprobable en el con-
junto del "sistema", sus injusticias pasadas, sus inbtodos, su dcri-
va incontrolada. Pero la eficiente protesta se volvía incfícientc a
la hora de articular cambios más profundos, por ejeinplo, en Lz
inisina correlación de fuerzas políticas (en las que el P i D , parad&
jicainente, sería el gran perdedor), o en la vigilancia sobre los pro-
cedimientos administrativos para conti.olar a la policía, o en la
aplicación de políticas públicas diferentes.
Para el 13 de inarzo, la Coinisión Nacional de Derechos Hu-
manos dirigió al Congreso del estado una recomendacibn, donde
pide que se investigue la procuración de justicia del gobierno de
Jorge Carrdlo Olea. El 19 dc marzo, la Coordinadora Morelense
de Movimientos Ciudadanos, que había logrado aglutinar en Mo-
relos a la mayoría de las organizaciones civiles, anunció el inicio
de acciones de "resistencia cid" v un día dcspués industriales y
einpresarios se manifestaron, de forma so~prcndeiite,a favor de
la validez oficial de figuras como el referéndum, el plebiscito y la
pública. Como una medida más de presión e inconfor-
lnidad, el 22 de marzo el Congreso del estado rechazó Lz cuenta
pública del gobierno estatal y negó la autorización para pedir un
préstaino de 80 millones de pesos. La presión dc las instancias fe-
derales tanbién continuó, primero como ausencia y silcncio del
federal y segundo corno presión desde la C h a de
~ i ~ u t a d oEl s .25 de nlarzo, Icgsladores federales de oposición
exigieron la separación del cargo de Carrillo Olea, n l i e n ~ a que s la
c~ordinaciónde la bancada p&ta .señalaba quc se castigaría a los
responsables, debilitando aún inGs al gobernador.
lunad da a la presión de los actores de la sociedad civil, lidera-
dos por la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudada-
nos, la irifíuencia de 10s medios de coinunicación fue también de-
terminante. Un año antes de la crisis, 23 de febrero de 1997 el
'haio 'i'hN ~ Y0t-k w T i m c . a~ través de sus corresponsales Sain Di-
llon y ~ r a i Pyes,
g había vinculado el1 un arúcdo a los gobernado-
res c ~ ~ UOle% O y Beluones con el narcoaáfic~(Proceso, 1998,
8 de febrero: 8). Aunque estas versiones nunca fucroii confuma-
das, y los gobernadores negaron cualquier hnputación solicitan-
do la intelvencion de la ProcuraduLía General de la República,
bils~andodelnandar iníiulinente a los pefio&stas por difama-
ción, otoigó el premio I->lf/ifyera comienzos de 1998 a Sam
~ l l l o nEsto
. enmreció el ambiente en Morelos y le permitió a la
~ s i c i ó ndel inomento lanzar una ofensiva para c o n s t r ~una
oP
imaginaria relación de complicidad entre el gobernador y el nar-
cotráfico. rZ raíz de que uno de los "capos" dcl narcotrifico cn
hléxico, Amado Carrdlo, tenía un rancho cn cl municipio de 'Te-
tecala y supuestamcilte habitó una casa en Cuernavaca en la rnis-
ina zona residencial que Casa Morelos, sc habló coinpulsivamen-
tc de un "cártcl de Cuernavaca"(citado en Vences, 2OOO).'"
Varios diarios nacionales se destacaron por la cobertura que
le daban al asunto, como La Tornada, El Financiero y Reforma.
Igual en los iloticieros de televisión y radio. Gran interés most.rÓ
Ferriz de Con en su programa "Para empezar", lo mismo que el
1
periodista de Televisa Ricardo Kocha. Este Último, desde su pro-
Fama televisivo "Detris de la noticia", dedicó varios espacios al
problema de los secuestros, con énfasis cn el estado, en la sciic
denoininada "México sccuestrado". Pcio no ~ 6 l 0cso, sino quc
pcrsoilalmeilte se trasladó a Morelos, confundiendo su función:
no se sabía si cubría la tercera inaicha del silencio o si participaba
como activista en ella. Ainbos inostr.aron una gran parcialidad :i1
condenar al gobernador o ~ u r ~ á n d oainplios
le espacios a sus dc-
tractores y aportando supuestas pruebas que lo hacían cómplice
¡ por omisión en torno al teina de los secuestros y la inseguridad.
Esta somera descripcihn nos permite entcnder lo que dicc
Norberto Bobbio cuando plantea la rclacióil entre gobeinabili-
dad y sociedad civil, como un eje que es articulado por el problc-
i ma de la lcgítimidad. Así "la sociedad c i d es sede donde se
forinan, especialnlente en los peiiodos de crisis iilstitucional, los
j
*\ poderes quc tiendcn a obtcner su legitimidad incluso en dctri-
1' inento de los poderes legítimos, donde, en otras palabras se desa-
1
1; rrollan los proccsos dc deslegitimación y ielegitinación". Y

l3 Esta simultaneidad, que no cs caus:ilidad, lc periliiti0 :i ~ u i ode los piiilcipa-


Ics y más influyentes o ositores del goberiiador, Grlico Il:iiiúrez, llegar a
iiivenriit un ji~egode pa!\l;ras basta~iterxtr;iiio. diciendo: "cn hlorelos 1 1 4 7
...dc aquí cluc la frecuente afiimncióri dc que h .I.O/ML.~~YI(/CJ ///i(/ rri.i%r
<qrnvp que ameilazn la vivencia de utl sistcma político debe l~usc;irse
aatc todo cil la socicdad civil, dotlde se pucdcn encontrar nucvns
fiiciltcs dc l~~ltimiznción,
y por tanto i~ue~~~scsp;iciostlc coilsenso
(13ol1bi0, 1983).
E1 comentario de 13obbio nos perinite sopesar los cleinentos
dcl conflicto en Alorelos a partir de las demandas, presiones nc-
ci0nc.s de la sociedad ci~ril,sin la cual no podemos iinaghar niil-
giin dc gobcrnabhdad, porque mvcla qrie en cl
coiazóil del cainbio esti esa legitllnidad en drsputa por parte de
múltiples actores político-partidarios. Ski einbargo, u11 anilisis
s o d r í UCTTB~IIOS
POCO ~ ~ l i d a d o ~ a a creer que la única Icgititnidacl
posible esti, 'material y espkitriahnente', en la sociedad civil. Esta
tchtación podría entonces conduci.rnos a pensar cn una subjetivi-
dad mdrcal de la sociedad ~ 1 ~opuesta
~11 a cualquier fol~naracional e
filstimcional de ieg1lacióil de confhctos, volviendo a oponer 1;i su-
puesta plu-eza del pds real a la supuesta coriupción del país lcgd.
l<sta itnagen de c0l.i-upciónpública se afianzaba con irirnores
que recoi-rhii cl estado. En distintos cúculos socides dominaba
ull lugqr coinúl~: el aumento de la inseguridad estaba vítlcuhdo al
S e g h c s t a difundida versión, este estaba ini~olucra-
do en la oirsani;inizacióiidc 10s secuestros y se beiieficiaba financie-
,,te. Ducfio de un siipilcsto poder absoluto, cl gobernador
como el principal responsable.
Ese bn;igjnarici social sc veía expresado entre líneas, o de for-
lma düecta, en algunos medios de la prensa local y nacional, pero
,,brc todo era amplificado por las conversaciones sociales met-
clando scn&cntos dc inwp"dad e indrpación. Entonces, pnrn
co,fílrinar 10s rumores. Sc utilizaban coino cjeinplos los inal co-
nocidos C ~ C1a ti:ayect~riadel personaje, aunados a las re-
cientes s O v e ~ l ~ ade
s descomposición que se obscivaban en la
clase política en el país: < N oera acaso un inilitar, hasta general (r),
inieinbro dcl Estado Mayor Presidencial y "sal~rador" del piesi-
dcnte Echeveiría en CiudaZUniversitaria? ?No había sido subsc-
cretaiio de Gobernación durante el sexenio de Miguel de la hda-
drid y socio del viejo policía y p o l í ~ c o(o policía político) Fcrnan-
do Gutiérrez Barrios, patrón de la estinta Direccibn 1;cderal dc
Scguridad? ¡NO había sido, finalmente, el hoinbrc escogido por
el presidente Salinas para reestructurar los sen~iciosde inteligen-
cia y scguidad nacional del país y luego para lucl-iar contra el wá-
fico de drogzas? El ruinor ainplificaba su perfil i d t a r , dcforinaba
un acto de sentido coiníin profesional, para luego coilvertido en
un extraño policía, cóinplicc de los pactos secretos entre el podcr
político y el narcouáfico. Para sus detractoics, su trayectoria rc-
construida era sospechosa, sc antojaba urdida en las soinbras del
poder, al ainparo de asuntos turbios, inailcjos políucos dcforina-
dos por una (enloquccida) razón de Estado.
1211ora en klorelos, gobernador por "dedazo", cra cl culpable
ideal, un eneniigo ficilinente reconocible, capaz de resuiii: los
fantasmas y los prcjuicios inás emaizados sobrc la clase política,
sobre los dtos funcioiiarios, sobre el "sisteina" (que todo lo podía,
pcro siempre en cl secreto y el lodo). Esta versión reproducía la fá-
bula del gobernador oilmipotcnte, dueño de un poder mítico que
le permitía saberlo todo y, por lo tanto, vigilar, castigar y preiliiar
por igud, a sus adversaiios y colaboradores (Alvarado, 1996). Una
versión 1nuy "chafa" del periodisino de dcnutlcia (sul~uestainente
de investigación), al peor esdo de Proceso y La Jornada. Si insisti-
inos en esta descripción es p ~ mosu-ai
a que esos prejuicios anima-
ban cl ambiente político, le daban sentido a los análisis dc inuch;~
gente y estxban preseiltes en las versiones que sobrc el tcina vertía
buena parte de la opiiión píhlical4 (Vcnces, 2000).

'4 El testo cluc mejor plailten este ''iniino" social y csta foinxi de :iilaliz;ii cl
Justainente, el pretexto de las inovihacioncs sociales había
sido el aumento de los secuestros y, posteriorinente, la supuesta
complicidad y encubrimiento que recibían los secuestsadores de
la policía judicial, Ilegaildo incluso a obsenrarse que alguilos gru-
POS de secuestradores estaban conformados por policías o ex po-
licías julciales. Según los datos del INEGI para Morelos, en 1996
hubo un inusitado auincnto de los secuestros a partir de las de-
nuncias realizadas ante la I'iocuraduría General de Justicia del
estado. Los secuestros llegaron a 118 para todo cl año, pero cn
1937 descendieron a 38, para mantenerse luego, durailte Z 998, en
40 secuesuos.'5
Ahora bien, estc asunto nos confronta con dos problemas
f~indainentales,reflejo del debilitainicnto profundo del Estado a
lo largo de estos procesos de transformación que se han vivido
en Nléxico desde los años ochenta. IJritnero, el problema de la au-
tonoinía de las instituciones policiales, particularmente de la judi-
cial, y la ausencia de conttoles eficaces por parte de otros orpnis-
mos dcl inistno Estado, coino lo es cl poder Judicial.Segundo, la
reflesión en torno a los nexos formales o informales, reales o fic-
ticios, entre sectores de la clase política y grupos criminales orga-
rizados, sean éstos naicotraficantes o secuestradores. La crisis
de seguridad pública en Morelos J~ su impacto sobre la goberna-
jjilidad local estuvo marcada por la presencia de ainbos arguincn-
tos La creencia social atribuye un alto iivcl de res-
pons.lb&dad al gobernador por la C ~ S ~deS scgi~ridad.Esta
creencia se vc confortada por otra, inhs perniciosa aún, atribu-
)Tendoun antes y un después en materia de seguridad pública a
parh de la salida de C a n d o <)lea: "hliierto el perro, se acabó la
rabia", dice el refriii Pero el asunto no es tan sencillo.
--
\Tcnces (~OCIO),e s c;indid;ito dcl I'Itil 1 ibcrnatura cil 1991y presidente
'jd ,>l<i>estfllsl en peijodo de ~sriiAo''8ea.
I111 Aunque hay muy pocos estudios rig~uosossobrc la policía y
los nexos entre grupos criminales y políticos en México, nos apo-
yaremos en dos textos fundainentales para abordar estos problc-
mas. El primero se refiere a la policía en México cii términos
gcneralcs. Con el inisino titulo, 13eau.i~hiartincz dc hluiguia nos
resume las conclusioiles de su libro en 12 puntos que nos parece
importante rcsaltar (Mnrtinez de Murguía, 1999):l o '1) La policía
l1a ido ganando una creciente autonoinía, con u11 "escaso control
l político" sobrc ella. 2) la autonoinía se expresa por la "organiza-
I
1
cióii pirainidal" que favorecc todo tipo dc coriupci<in interixi y
l por la creciente independencia de la policía judicial frente al ini-
1111 nisterio público, dc quien supuestamente depende segiin la
Constitucióil. 3) L:i "patente de corso" de una policía paralela
constituida por "inadriníls" (personal de apoyo dc la judicial), sin
ilexos orgínicos entre sus inicinbros y sin control de nadie. 4)
', Las "inadrinas" imitan cl comportaniento de la p,olicíri y se beiie-
1I fician del "eilcuhritniento" de los agentes. 5) La impunidad l ~ es-
a
// tado basada eil un "sisteina de relaciones" e11 que la proteccibn
1

i'
1

j /:
1 mutua, la complicidad y la corrupción reproducen las lealtades.
6) N o ha existido un "incentivo institucional" para la profesiona-
:, 1 lización de la policía. 7) Abusos c irregularidades pasan a scr "ru-
Unarios" y ln tortura sc vuelve sustituto de la i~~rresti~ación. 8)
l il
Nula conciencia de scivicio público, "simulando investigar" para
i 11
, 8
fabricar culpables. 9) "llmbiguedad" dc la socicdad en su con-
;IIl i1
l

1
junto frente a la policía. Ausencia de claridad sobre el interés pú-
blico. La ley v las instituciones ~ u e d e nscr usadas con fines
prmados doilde se ii1volucra a la policía. 10) ¡,a "ulfluei~c~a
polítl-
ca" colno amenaza ante la policía impide la :iplicacitin dc la ley.

!' ll !1 doniinio dc relaciones pcrsonalcs l~aceildc 121 policía u11 órgano


--
"vulnerable a todas las presioiics" de iiltereses políticos, econó-
inicos o familiarcs. 12) La inisrna "falta de control" vertical y ~ ~ 1 1 -
tializado eficiente iinpide que la policía participe en esuntcgias de
"represión política" planificada. hIás bien facilita que inielnbros
de la policía sean uulizados de inanera "ocasional" e iiicontrola-
da, cn los ccconflictospolíticos locales".
Esta extraordinaria autonoinía de la policía periniuó, u11
contexto de crisis g trailsforinación, que esta ainenaza se convir-
ticra en u11 probleina absolutainente fuera de control y capaz de
tener impacto en la vida política. D c igual inodo, estas conclusio-
nes nos permiten probleinatizar la esperieticia inorelciise desde
I
una perspectiva que separe lo político dc lo dclii~cuencial.I<ii
otras palabras, lo que s~icediofue tnás bien una auscncia de con-
trol político sobre lo policial, JT 110 una complicidad, que involu-
cra control g subordinación, coino lo sugiere la ?)o.~pop~//i. Esta
ausencia tampoco tiene que ver coi] un gobierno o un personaje,
sino con el profundo debilitaiiiiento de las instituciones estatales
el país y, particularinente, en Morelos.
I'eio v a ~ ~ a m o
1nAs
s lejos. Accptcinos que aparecen tnúltiples
irldicios de nexos entre políticos y orgatiizaciones crinhales en
h,Iésico. Pero 22 quE niveles, y cómo operan cstns redes? Uii gru-
po de acadflnicos especialistas en cl terna de crlniiinlidad y so-
i l i d ~ d enfocados sobre todo, a la franja fron-
~ , ~ ~ ~ ~ bdelnocrática,
tci.ii.i ~ é ~ i ~ ~ - EUnidos, ~ t ~ dencabezados
o s por John Bailey y
poí sc p]ailtean el asunto de este inodo: "icl nexo politi-
c,,.,r~nina] opera de iiianera sistéinica, desde abajo liasta arriba o
c.ti relativamente coiifinado al aparato dc seguridad g el judicial
dc los p b i e r n o s ~statalesy inunicipales?" (8adcy y Godson,
2U00: -37). ]Jara responder a esta pregunta, los autores presentan
una tabla con cuatro modelos que pcrrniten catalogar situaciones
rcLridas a los ilexos político-ciunlides eii el país, distinguiéndose
10s siguicrltes casos: 1) Coriupcióll contenida, 11) Nexos políti-
cos-criminales, sistéinicos centralizados (formales), 111) Nexos po-
líticos-criminales,sistéinico-centralizados (formales "fantastnas"),
IV) Nexos político-criminales, fragmentados-competitivos.
De estos cuatro modelos, el último parece ser el más úul para
entender la crisis de gobernabdidad en Morelos. Los nexos políti-
co-criminales que pudieran aparecer en el análisis nos plantean
más bien una imagen fragmentada, competitiva y limitada entre
alcgunos funcionarios gubernamentales y algunos cabecillas cri-
minales. Este modelo nos parece corresponder a lo que proba-
blemente sucedió en Morelos y nos aleja del supuesto de que
hubo una cooperación sistérnica o un vínculo jerárquico entre
políticos y delincuentes. "Las coaliciones varían según la activi-
dad delictiva", dicen los investigadores, pero "supone, de parte
de las burocracias centrales, un control incompleto de las opera-
ciones de campo". E insisten, "es también una imagen dinámica
que da por sentada la formación constante de coaliciones entre
funcionarios de distinta categoría [con] ligas fuera del áinbito gu-
bernamental (por ejeinplu, ex f~~ncionarios)". Para los autores,
este modelo "encaja (...) en la explicación de los trastornos y las
dislocaciones acarreadas por Po que llaman] la transición dual". Fi-
nalmente,
...cl tnodelo pernlite entender que determinados agentes del go-
lierno, de cualquier nivel, no tcng;in que ver con operaciones de-
lictuosas; o sea, "en torno" a determinados fi~ncionaiiosIlegali a
formarse redes político-criminales (ibíd 37-38).
Ambos estudios, citados in extenso, dan una idca un poco más
precisa de lo que sc vivió cn Morelos. 1,o cierto cs que desdc
1998, tras un proceso judicial penal, resultan sctlteilciados el poli-
cía judicial Armando Maitíncz Salgado, jefe de la extinta unidad
antisecuestros, por 10s probables delitos de asociación delichio-
sa, secuestros y lioinicidio; y por encubrimiento, al ex coordiila-
dor de la policía judicial, Jesús Miyazawa, y al ex procurador de
Justicia, Carlos Peredo Merlo (La Unión de Morelos, 2001,15 de
agosto).
Hasta aUí, lo delictivo nos dice muy poco de las razones que
puedan perinitirnos entender porqué estos hechos condujeroil a
la salida del gobernador Carilllo Olea y su postcrioi juicio políti-
co. Por eso plantcainos la necesidad de interpretar la crisis políu-
ca en su conjunto, colno el motnento clave, inás bien, del j ~ s de o
1111 régitneil a otro. :\sí, la crisis no se convierte en iin asunto de
policías y ladrones, sino en una situación /inlizut.cilue dos tiein-
170s distintos para que la sociedad pueda procesar sus cambios y
continuidades. La crisis sc convierte, cntonccs, no cn algo excep-
ciotlal, sino en un inomento inás del proceso político de cambio
(Dobiy, 1997).17 Por ejcil-iplo, como un eslabón clave en el trau-
mático debilitamiento, aparentemente definitivo, del Estado Me-
sicano; su inbtodo, eficiencia y organización. En consecuencia,
en un ainargo capítulo del largo rejzcienz por el Estado.

SALIDA Y JUICIO DEL GOBERNADOR:


CONSECUENCIA DEL FIN DE REGIMEN

Asípires el1 ni.restros días, se operarz dos revoluciortes


clz sentido contrario; iLna debilita contirztlarnente el poder,
y la otra, lo ref1lerzl.i sir1 cesar
(Alexis de Tucqr~eville,La rienzocraciri cn América)

Los cainbios políticos que se lian dado en Mkxico eil la década de


los noventa, han llevado 2 inuclios a~ialistasa multiplicar las in-
tcrpret;iciones sobre lo que se estaba vjviendo. Mientras la demo-
cracia se iba coilstlugendo coino el régimcn ideal para resohrer
los coiifltctos cntr-e actores políticos y cncauzar la relación gobcr-
nantcs-gobrrnados, se difundían iiiicvos vocablos. i\uiique he-
--_-
1- a este autos para eiitcildes su posturii tcónc;i.
MORCAN
QUPRO I' TONATIUI-I
,;»iVZALZ

lxía que poner inuchas c o i d a s , expresiones coino la tiansicióri,


cl antiguo régimen, la tiansforinación y el dcsgaste del poder, el
nuevo pacto social y federal, el poder coinpartido, el fiil del parti-
do doiliilantc, el tiipartidisino y el pluralisino se volvieron co-
inunes en el análisis del reciente proceso de constiiicción deino-
ciática (Cansino e/ u/., 1998).lXEn todos, subyacc la prudencia
acadéinica para plantear el l~ecllode que la deinocracia es todavía
un proceso inacabado, productor de gran incertiduinbre. Cada
térinino encierra la posibilidad de que lo nuevo no haya triunfado
todavía y que lo viejo no termine de desaparecer. Sin embargo,
inuchas veces es necesario producii: rituales de aficción que mar-
quen los derroteros del cambio, aunque sea de inanera simbólica.
Atrás quedan las soinbras del pasado y sc fortalece el scnti-
iniento de h-ieversibdidad cuando se entierra una época a tmvés
del castigo a una ficgura política de primer plano. El fin de régi-
inen colno cx~resiónrefleja por un lado,
el desgaste de la legtin~idad,y por eiide, dcl poder del ;égirnen polí-
tico mesicailo, lo cual explica que las institucioiles de ~~ontrolpolíú-
co así colno las generadoras de la ideología que ha sustentado al
régimcn (...) sean cada vez menos eficaces (Bizberg, op. L ~ 143)
L

y, por otro, la puesta en escena de la inuertc ritual de aquellos


personajes que le daban vida al "sistema". El desgastc en sí plan-
tea la posibilidad de transforinacióil del poder, pero el fin de régi-
i ~ i e nnecesita, además, hechos palpables dondc aquellos que dc-
sean transfoimarse (adaptándose a las nuevas condiciones) sea11
condenados abiertamente, no sólo por la opinión pública sino
por el inismo iillpulso transforinador que habita en las iilstitlicio-
nes sobrevivientes. Una forma de afuinar, notificándoilos públi-
camente, que dichas instituciones no están sólo construyendo las
nuevas reglas, sino aplicándolas, ejerciendo su renovado poder

IX Ii~clusose p~il~licó
u11 lil~iode sugereilte tíhilo de CEs;ir Cailsiilo e/
hacia los "restos" del pasado.
(:oilcrctainentc, esta versión del fin cie régiinen cn Morelos
se aphca al caso de la salida jr el juicio del gobernador. D c pronto,
eil 1998, ninguno de los trcs tipos de doininacióil lcgítiinos seña-
lados por Wcbcr seguía operando. Los tres, el racional-burocrhti-
co, cl tiadiciona1 y el carismhtico se habían desmoronado ante los
sucesos críticos. Un imnenso vacío parecía apoderarse de los acto-
res políticos lr los ciudadanos ante la implacable, pero al inisino
tiempo esperanzadora, presencia del h. ~\uilqueel fin cstuvicra
dictado por este dcsinoroiiailliento dc las catcgo~íasquc, coino
inodclos, consuuycn la noción dc doininación legítima.

1) 1711el caso del tipo de dotlinación racional, sc había cxtcndi-


do la idea dc que el gobernador no tciia inhs el poder sobrc
su aparato adininistrativo. 1,a crisis de seguridad pública lia-
hía puesto al descubierto la autonoinía del poder policíaco,
no sólo en térininos dc ineficiencia, silo incluso en sus inéto-
dos para tratar dc enfrentar cl desborde criminal. r\l rcvelarse
con el paso de los ccas que cl gobernador desconocía los ac-
tos de los policías, este se ubicaba a sí inisino cil una posición
de inayor vulnerabhclad. Es cl tcina dc la oinisitin. Es criden-
tc quc cl gobernador no tiene porqué s:iber qué 11;icc un fun-
cionario de rango inuclio menor. Pero al aceptarlo, descubre,
ante los ojos de la opinióil, ese ~ o d c siinbólico
r cil la csuuc-
tura adnuilistrativa coino incsistente; retirándose, él i ~ i s i n o ,
el vínculo de poder que lo une a la estructura adininistrati~ra
del I'stado.
2 liil cuanto a la doininación tradicional, la entcndcinos como
aquella que le venía por derecho propio dc su filiación yriísta.
Y aquí liabía dos elcincntos quc entraban en coi~tradicción.
Ungido por el c s presidente S a h a s , gran partc dc su podcr
cman;il,íi de lo que éste reprcseiltaba. El conflicto persotlal
entre Zedillo y Sahlas, encontró al gobernador en una posi-
ción de fraghdad pesse en el rango de la colaboración intergu-
bernamental y federal, desplazándose hacia un conficto
ZediUo-Cudo Olea. Pero lo peor fue que la crisis de diciem-
bre de 1994, con el consecuente viraje de la opinión pública,
ahora antisalitiista, irnpactaba directatnentc ctl varios de los
personajes asociados con el ex presidente. iiunado a eso, un
antipriísmo tditante de izquierda y derecha, un sabotaje in-
terno operado por priístas desorientados por el inisino dis-
curso deinocrático y en busca dc nuevas lcgitimidades para
mantenerse como clasc en el poder, le restaban todos los re-
cursos sitnbólicos de la dominación uadicional que el jefe
político de un estado podía enfundar coino un cómodo y
protector traje para actuar.
3) En cuanto a la dominación caristnática el asunto es todavía
inás interesante JTdifícil. Existe una difundida versión que ca-
racterizaba a Carrdlo Olea, mientras fue gobernidor, como
un personaje distante y frío; inuchas veces cortante y hasta
despótico, poco inchado al contacto con la inasa y no muy
proclive a las misinas categorías (priístas o no) del espectácu-
lo político. Su antítesis, muchas veces mencionada, era el ex
gobernador J h r o Ortega: dispendioso v populista, quintae-
sencia de la nostalgia política pdstn por el a n t i p o réc&en.
Esta imagen de personaje antipático se difundió apoyátldose
eti su pasado de militar y en sus demás puestos de alto fimcio-
nario público, donde debía estar apegado a valores rígidos, a
decisiones certeras, al orden y la discreción. Estas caracterís-
ticas de disciplina y rigor personales que podrían haber real-
zado su carisma se revierten contra él cuando, poco a poco,
por la drástica reducción del presupuesto tiene que empezar a
decir "no" a périodistas, cortesanos y satelitalcs mieinbros
del c'sistemn". El carisma termina por desmoronarse con los
FINDE REGIMEN EN MORELOS

sucesos de Tepoztlán. Su capacidad negociadora se derrum-


ba al perder la fuerza del dem ex machina que puede zanjar los
conflictos entre facciones rivales, siempre por debajo de su
investidura. Coino un triángulo sin base, estas tres caracterís-
ticas clásicas para entender los tipos de doininación legítima y
que el sistema político inexicano lograba adaptar con renova-
dos bríos por ciclos, se desmoronaron ante la propia impo-
tencia del gobernador.
Pero regreseinos a su salida dcfuiitiva y al posterior juicio po-
lítico. El 18 de marzo de 1998, el PRD local denunció que el Sena-
do de la República, de mayoría priísta, pretendía declarar la
desaparición de poderes en la entidad, rumor que se lizo circular
para tratar de frenar las intenciones de los legisladores locales de
llevar a juicio al gobernador.
En este clima de desgaste político, cada vez eran más los gru-
pos que le retiraban su apoyo al gobernador, coino lo inuestran
estas ambiguas declaraciones de Bernardmo León y Vélez, diii-
gente de la Coordinadora de Asociaciones Políticas del Estado
de Morelos (CAPEM) del PRI, que aglutina a 32 agrupaciones.
Éste afirmó: 'Vivimos una descomposición política porque el
gobernador no actuó con inano dura en su gabinete. Por eso la
oposición creció. Entre las bases de nuestro partido hay incerti-
dumbre, porque no sabemos qué va a pasar. No podeinos defen-
der lo indefendible" (Proceso, 1998,15 de marzo: 34).
El 7 de abril, el Coiigreso del estado recibió denuncias'" de
tres grupos para iniciar un juicio de responsabilidades en contra
de Carrillo Olea. Ese inismo día, el Colegio Morelense de Aboga-

1') Eiitre ellas, la de los integraiites de la Coordinadora hiorelense de hlovi-


mientos Ciudadanos, firmada por Julián Vences Camacho, Graco Kamí-
h
rez, José Luis Correa LTillailueva, osé Luis Huete, Ediniuido Venosa, Car-
inen Genis, Javier López Sánc ez, Andres Gabino hIartí.net, Sergio
Alvarez hlata, Rigoberto Loreiice y el líder estatal del l),\N, Adrián Rivera
Pérez.
dos señaló que la recomendación emitida por la CNDI-I no era ni
iilconstitucional, ni ilcgítitna. El 11 de abril, día del ani17crsario dc
la muerte de Einiliano Zapata, en Ciudad Ayala, en una cereino-
nia a la que asistieroti el gobernador y Arturo Warinan, secretario
de la Reforina Agrxia, integrantes de la Asamblea Popular 'l'c-
pozteca, del piiD y de la Coordinadora Morelense kr~unpieron
pidiendo la renuncia del gobernador.
El 8 de mayo la Coinisión de Régiinen Interno y Concerta-
ci6n l'olítica del Cotlgreso del estado aprueba, con dos votos a
favor (PAN y P W ) y uno en contca (l'iiI), que la denuncia por res-
ponsabilidad adinitiistrativa se convierta ahora en juicio político.
El 15 de mayo de 1998, Carrillo Olea solicita licencia por un pla-
zo indefinido al cargo de gobernador del estado "para contribuir
a restablecer los canales de una relación constructiva que tan po-
sitiva fue en el pasado y que no logré por otras vías" (Gaceta 1,c-
gislativa, 1998). Sin embargo, no la cntrega al Congreso hasta no
haberse asegurado que el gobernador interino ya recile los con-
sensos tleccsarios, participando dkcctainente en su desicg~aciói~
para evitar un vacío de poder.
Otra de las supuestas razones para entender esta últiii~aetapa
de crisis política y que define la salida del gobernador es la rcla-
ción con el Ejecutivo federal. Xunclue las razones son poco cla-
ras, es importante sellalar el peso específico en los sucesos de la
Presidencia de la República. Entre las facultadcs "t-i~etacoilstitu-
cionales" con las que contaba el pi:esidcnte de hlitxico, es él cluictl
! nombra y "rctnueve a los gobernadores quc le inolcstan o quc
por algún inotivo no desea clue continúen en el cargo7'(Carpizo,
i 1998). Esta prhctica fue recurrente durantc el scseilio dc Carlos
S a h a s , incluso para crear )7 fortalecer espacios de podei a favor
1

1 de una oposiciGn escogda a través de las llamadas "concertacc-


I
I siones7'.D e una u otra forina, a causa de crisis políticas, o sin ellas
1
(cainbios estratigicos, iloinbramientos en la cúpula de poder del
i~
ccnu-o, ctc.), se removieron 18 gobernadores. Este podcr ineta-
constitucional habría sido u d z a d o una vez inás por LecUo con-
tra Carrillo Olca.
Cna de las inucstras de este desvanecimiento del apoyo fede-
ral fue la recoincndación de la Cotnisión Nacional dc Derechos
Huinanos, pero otra fuc la reunión que se dio en Cuernavaca en-
trc los 12 diputados del 1 ' y~
el subsecretario de Gobernación, Jesús Snlazar 'Toledano, quim les
dio la noticia: el gobernador Jorge Carrillo Olea presentaría cn el
Congreso una solicitud de licemlcia definitiva para separarse del car-
go (I'SOCCSO, 1998, 17 de ~llilyo:8).
Esta muy hcterodosa y sorprcndentc intcl~rcncióildcl ccllu-o
para resolver la crisis n o se h n i t ó únicamente a cnticristarsc con
los integrantes del PRI, sino inclusive con los principales líderes
de las movhzaciones cn contra del gobernador:
Graco Rsmnírcz y Carmcn Gcilis Sinchez, quieiies deniiilciaron
dcsdc 1995 la ola dc crímenes solapados por siitoridades judiciales,
cucntan quc dursntc el último mes [abril y inayo, aparcnternente]
sc rcunicron con f~~mlcionsrios de la Procuraduría Gcneral de la Ice-
pública y dc la Secretaría de Gobernación, Ipara oír] "c1ue en poco
tiempo sc daría la sslicla de Carrillo" (&id 9).
Pcro el asunto sc prolongqría, inAs alli de la solicitud de licen-
cia, hasta trastocar cl ordcilainieilto del federalisino mcxicano. E1
3 de junio dc 1999 el plcno del Congreso del estado dc Morclos
aprobó por tnayoría las conclusiones dictaininadas por la Comi-
sión de Gobcniación y Gran Jurado de la SL\'II Legislatura csta-
tal, en cl quc se dcclara suspcildido del cargo de gobcrílador
constitucioilal con licencia a -Jorge Carrillo Olea y se le potlc a
disposición dcl 'lribunal Superior dc Justicia (TS]). 131 7 dc junio,
la Oficialía Mayor del Congreso inorelcnse recibió por parte del
l'residcntc del'^'^^, J c s í ~ sVallcjo jiinéncz, el resolutivo rcspccto al
juicio político, donde el cuerpo colegiado destaca que "está im-
pedido para seguir el procedimiento que establecen los artículos
del 17 al 22 de la Ley de llesponsabilidades de los Seividores Pú-
blicos de la entidad" (Gaceta Legislativa, 1999).
Sin embargo, el Congreso estatal responderá presentando
una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia
de la Nación. El 3 de febrero del 2000, en un fallo sin preceden-
tes, la Suprema Corte resolvió procedente i-1juicio en contra del
ex gobernador, contraviniendo la Constitución del estado de
Morelos que no lo contemplaba, así como la de una veintena de
estados de la República.20 Al zanjar una coiltroversia entre cl
Congreso y el TSJ del Estado, la Suprema Corte fue más allá de
sus atribuciones sentando un precedente que modifica los fueros
de los gobernadores y su doble relación, tanto con la sociedad es-
tatal, como con el poder federal (Alvarado, op. ~.it.).-l
Piilalmente, el 27 de abril del 2000, los magistrados del TSJ del
estado de Morelos se plegaron bajo fuertes presiones y amena-
A

zasZ2de la mayoría del Congreso Estatal, ante la resolución de la


Suprema Corte e inhabllitaron al ex gobernador por 12 anos para
ocupar un cargo público y retirarle el fuero, remitiendo su expe-
diente a la PGJE, para que, de encontrar posibles delitos, el proce-
so "deje de ser administrativo y se convierta en penal" (Gaceta

2" A la Suprema Corte sólo se le solicita zanjar una controversia constihicio-


iial, no que dicte una sentencia condenatona, pero el ambiente no esti para
pequeiieces: en esos meses se estrenó, con ésto de taquilla, la eiícuia me-
xicana Todo e/podrr En esta comedia se iiarra la indigiiación deios sectores
medios del Distrito Federal contra la inseguridad y se coiivierte a los "poli-
ticos", en este caso al Procurador, en verdaderos jefes de la dehicuencia
organizada.
2' Este caso de estudio debería poder a ortar elementos de discusión sobre
F
los cambios necesarios en matena de ederalismo, la responsabkdad de los
gobernadores, los mecanismos de participación política, entre otros.
22 Como por ejemplo, iio ratificar a aquellos que buscabaii su hamovilidad y
iio aprobar las jubilaciones para aquellos que la teniaii en puerta.
Legslativa, 2OOO).'3 A lo largo del proceso, el acceso a la justicia
federal en busca de un amparo le fue negado sistemáticamente al
ex gobernador.
Para finahzai, recordemos una interpretación fundamental
que de la vida política en Morelos l-iiciera Clauclio Loinnitz en su
clásico "Las salidas del labeiinto". Concluía, después de un am-
plio trabajo de investipcibn durante los anos ochenta, que uno
de los rasgos característicos de Morelos era la debilidad de su cla-
se política por carecer dc una economía autónoma y regional
fuerte que permitiera articular vínculos entre el estado y la socie-
dad. Al final del capítulo Hegenzonia cultt~ralcnMonlo.i; el autor se-
calaba:
Podemos describir a Morelos coino una región cuyos funcionarios
Iwrocráticos superiores, seleccionados por políticos nacionales en
la Ciudad de Mésico, tienen poder para dcsignar a fiincionarios
claves a nivel local. Estos funcionarios claves suelen disfrutar de
.-.
escasa popularidad, lo que socava su autoridad. (...) Las relaciones
de la burocracia estatal con la sociedad local son relativamente dé-
biles, por cuyo motivo se suele representar a1 poder central como
deslig~doo ignorante de los problemas locales.
Y agrega,
la debilidad de los grupos económicos regionales explica la proble-
mática de la articulación política de la región (Lomnitz, 1995).
Estas reflexiones de Loinnitz son fundamentales para inter-
pretar los sucesos que nos ocupan. Así, lo que lizo crisis en Mo-
relos fue esta forma de gobeinar descrita por Lomiiitz, y que
nosotros asociamos con la noción de fin de r é p e n . Es decir,
que poco a poco, esta representación de la hegcmoda y el poder
político construido para Morelos, por lo menos desde los años
treinta (justamente, con el gobierno de Vicente Estrada Cajigal,

23 Datos recopilados en esta Gíiceta.


paradójicamente abuelo del actual gobernador paiiista dc la enti-
dad), se fue desinoronando. Este esquema no resistió las sacudi-
das y deinandas, eil pos de tluevos cauces de poder político, por
parte de ainplios sectores de las élites locales emergentes, ~ i n c u -
ladas con activos sectores de la econotnía regional. E n el fondo,
la caída de C a r d o Olea se explica más por el surgirnieilto de una
nueva clase inedia urbana capaz de producit- su propio discurso
hegemónico, sin necesidad de la cobertura institucional que le
había otorgado el PRI para supeditarla o tutelarla. Sin duda, este
desborde es fundainental pus entender el cambio sociológico dc
fondo que le pertnite a esta clase media, confortnada por jOvencs
~rofcsionistas,coincrciantes, pequeíios propicta~ios,patrones
de la inedana industria local, c incluso, pujantes sectores infor-
inales acceder al poder, ainpliaincnte legitimados por la caída del
cx gobernador. Así, no es de extrañar que el actual gobcriladoi:
sea duciio de un taller lnecanico en Cuernavaca, pero graduado
cn Coinunicación por una prestigiosa universid;ict privada par:\
clases inedias y altas del Distrito Federal. Tampoco es de extra-
fiar que el tema político alrededor del cual se gestó la salida de (:a-
rrdlo Olca liaya sido el dc la seguridad. Tcina por esccleilcia dc
las clases meciias dondc el unaginario sobre los grupos pcligrosos
(inciios, pobres, policías, jóvenes, políticos cosruptos) sc junta
con el tctnor de la violencia social, cl conficto desbocado por 1;i
riqueza y la protección dcl patrinotiio.
Estos factorcs tienen su origen en la explosión delnográfica
reciente y el creciiniento de la zona inctropolitatla dc (:uernava-
cs, que se ha constituido en el principal polo dc atraccióil urbatlo
del estado. Ambos se asocian a1 sorprcndentc autncnto dcl pa-
drón electoral y a la alta dcilsidad deinogrifica. 13s cstc desborde
social el que se manifiesta en la crisis política y el cainbio. Con
surgimiento, como corolario, de una nueva clasc política local,
f~lcrteinenteteñida por los tnitos y cosh~tnbrcsde la clasc inedia
urbatia: sus valores y sus iinaginarios, sus convencionalisinos y
sus expectativas.
No1en.s ~/olen.s,kiorelos se com~irtióentre 1997 el 2000 en un
laboratorio político. Ailunciando los contornos del cambio de
régiinen, la participación clectoral auinentó favoreciendo a los
partidos de oposicibii y convirtiendo al PRi en uii partido iníís.
Bajo la presión de la sociedad civil en las calles, el Congreso esta-
tal conquistó atribuciones insospecliadas en el anterior sisteina y
cl poder judicial adquirió relevancia estendiciido sus márgenes
dc coinpetencia por encina de lo habitual. Las clases indias, o
élites locales, se fortalecieron, ainpliando su autonoiliía respecto
al tradicional poder del centro y los inunicipios se convU.tieron
cn el eje fundainental de esta nueva política. Micntras tanto, las
formas de control, l~egemoníay subordinación asociadas a1 PRI
sc dcbhtaban profundanente, llegando draináticainente a dcs-
coinponer al i ~ i s i n oaparato adininistrativo del Estado.
'I'odo esto, en detrimento del poder institucional del gober-
nador. L,a ciisis de gobierno jr la salida de Jorge Carrlllo Olea, :i
pesar de tener los visos dcl escándalo en materia dc responsab~h-
dad de la clase política, era inucho inás que eso. Era cl escenario
donde se reflejaban las nuevas relaciones entre sociedad civil y
gobernabilidad, los conflictos cntrc grupos socialcs, los cainbios
en las forinas de doininio; el aconteciiniento que perinitia definir
las iluevas rcglas dcl juego político, con impacto nacional, inar-
cando los derroteros de la transición. Desde ese áinbito, inrís po-
lítico y profuildaincnte enraizado en la l~istotiareciente del
estado, cs que podreinos seguir analizando e intei-pretando, en su
justa medida, el sicgnifícado de los sucesos que se clicron e11 el
hiorclos de fin de siglo. Y, sin duda, también vendrán a influir, de
manera muy profunda, en las decisioilcs y proyectos de todos los
actores de cara al futuro.
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Gaceta Legislativa. Órgano informativo mensual de la xLvIrr Legislatura del
Estado de Morelos: 1998, 1999,2000
Proceso El Financiero
l
La Jornada Reforiila
Diario de Morelos La Jornada de Morelos
l
La Unión de Morelos El Regional del Siir
LOS GOBERNADORES DE MOKELOS
Y LA SELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS DEL PRI
A DIPUTADOS LOCALES ( 1982- 1997)

Mauricio Belzítez Iturbe

El1 riquel momento se sentía inás gobernador que nirirca


(Emilio Rabasa, La gaiz ciencia)

En cste trabajo se analiza la influencia de los gobernadores de


Morelos sobre los procesos de selección de los caildidatos a di-
putados locales del PKí durante el periodo que va de 1982 a 1997.
Con él se pretende saber qué tan cierto es el lugar común que
concede a los gobernadores una influencia decisiva en los pioce-
sos de selección de los candidatos a puestos de elección popular
'locales', es decir, presidentes inunicipales p diputados locsles.' La
conclusión del estudio es que, en efecto, el gobernador cs la ins-
tancia última de decisión en el ámbito de las candidaturas a dipu-
tados locales. Sin cmbargo, su poder n o es absoluto, pues debe
satisfacer las deinandas sectoriales de posiciones políticas. El go-
I~ernadorsólo coloca en el Congreso local a un núinero reducido
de políticos ccrcanos, y resewa para uno de ellos la h e c c i ó n de
los kabajos de la Cátnara. Las posiciones restantes quedan en po-
sesióii de las diiigenciss sectoriales estatales.

1 Este tral~ajoes una versióii corregda de iuio de los c;ipitiilos de la tesis Los
... En 1:i tesis se ex;iiniila,
jd~er,~at/oresqlnr t>ar/ido. UIIestclrl~osobre /u z/!f/~dencia
;idemás, la iiiíiiicncia dc los gol~e.rtiadoresde hlorelos en la selección de
caiididatos del Pitr :i selladores, diputados federales y presidentes inuilici-

145
INTRODUCCION
LOS ESPACIOS DE PODER DE LOS GOBERNADORES MEXICANOS

E n h actualidad se desarrolla un debate importante acerca dcl


grado de concentración del poder político duraiite el periodo
posrrevoluciona~io.Diversos estudios han puesto en duda la idca,
por mucho tiempo aceptada sin discusión. de que cl gobierno fe-
deral logró controlar todos los ámbitos de la vida pública de h.Ié-
xico. Se ha demostrado que diversos polos de poder local se man-
tuvieron en funcionainiento aun después de la consolidación del
r é p n e n autoritnrio inesicano. A lo sumo las autoridades locales
tuvieron quc adaptarse a nuevas condiciones en el ejercicio del
poder, pues el gobicrno federal adquirió inayorcs facultades para
condicionar su desarrollo (Rubin, 1966; Pansters, 1998).? Aun
dentro de esta controversia se ha prestado poca atención al f ~ m -
cionarniento de la política local. Varios estudios indican que el
gobierno federal dio cierta libertad de acción a los gobernadores
y caciques locales, pero pocos han señalado hasta dónde se ex-
~
l
tendía ese poder en el áinbito de la política interna dcl Estado
1 (Hernindez, 1998).3E n otras palabras, no se ha investigado con
detenimiento suficiente la delimitación de las zonas dc influencia
reservadas a los gobernadores dentro de sus estados.
~
1

El análisis de los proccsos de nominación de candidatos de


los partidos políticos perinite saber quifil o cluiénes ejercen po-
der en una sociedad ya que, a fin de cuentas, de entre esos candi-
datos se escoge a quienes ocupan los diversos puestos públicos
de elección (Dahl, 1989).4 Para el caso de México, el estudio de

1 El debate ap:irece bici1 explicado cil las obras dc estos autores.

l 4
Excepcioiles provechosas recientes son Rogeho Herilfindez Rodríp~ezy
Pailsters.
Esta es iula de las tres 'Areas temáticas' clave que Dahl reviso cii su iiitento
por encontrar qtuén O quienes poseíati el poder re;il en iuia ciudad i1orte;i-
inencana.
las directrices reales que en su momento guiaron los procesos de
sclcccióil de los diversos candidatos postulados por el PRI es de
importancia insoslayable. Bastc advertir que durante buena partc
dcl periodo posrrevolucionario, dicho partido inonopolizó casi
por completo las posiciones políticas, electivas o de designación.
Cuando la coinpetitividad electoral cs tnítiiina, coino bien expli-
có I<ey cn su trabajo clisico acerca de la política en el sur de Esta-
dos Unidos, no es conveniente centrar la atención cn la arena
electoral, sino cil los procesos internos del partido hegeinónico;
dciltro de él se decide en última instancia quién obtendi.; la can-
didatura para después contender sin ricsgo en una elección (Icey,
1384). Un político inexicailo explicaba la situación cil tkrininos
inis llanos: una vez obtenida una candidatura del PRI, "la cosa cs
suinamente ficil, la batalla está ganada, la victoria [se] obtuvo cn
las antesalas gubcrnamentales" (Maldonado, 1993).
Una ÚltUna razón que justifica el estudio del tcina aquí pro-
puesto es la escasez de trabajos acerca de las funciones políticas
de los gobernadores mexicanos. La falta de investigación en tor-
110 a la figura del gobernador lia permitido que ésta inantenga su
ainbivalencia. Tradicionalmente se ha visto al gobernador como
una posición subordinada por completo a la autoridad presiden-
cial, pero también coino un autócrata que controla absolutainen-
te la política estatal durante su periodo en el cargo (Bernstcin,
1993).5
Todavía hoy existe una confusión generalizada en torno a los
linealnientos "reales" que norinan los procesos de selección de
los caildidatos piüstas a puestos de elección popular. Porque las
ideas inás extendidas al respecto provienen de declaraciones de
políticos que, sin duda, simplifican el asunto en demasía. E n cier-
ta ocasión, el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz coinentó a Luis
S El1 el libro de este nutor se encuentra uilíi revisión reciente de 1;i poca litera-
tura sobre los goberiladores tnexicanos.
Mnunrcro BENITEZ

Fanas la forma en que el presidente rldolfo Ruiz C o r i ~ ~le


e s112-
llía explicado la repartición de las candidaturas del PRI. En opi-
nión de Ruiz Coitines, había que dar
al pueblo los n~unicipios,porque es el pueblo cl que tiene que lidiar
con presideilte municipal y &te con su pueblo. Los diputados
locales a1 gobernador, ya que es el que los necesita; todos los demis
a mí (Farías, 1932).
Según Ruiz Cortiiies, la selección de los caildidatos a gober-
nador, diputados federales y senadores correspondía11al presi-
dente de la República. En cambio, Braulio hIaldonado opinaba

es a1 presidente en turno a quien le toca sehalar y designar a las pcr-

Las contradicciones entre ambas versiones saltan a la vista, y


hacen s u r p la duda de que la distribución de coinpetencias entre
las diversas autoridades con injerencia en los proccsos de selec-
ción de candidatos priístas sea tan clara coino se denota en ellas.
Los de Bertola y Guerra son los únicos eshidios accrca dc la
asignación de candidaturas en México; están dedicados al porfi-
riato, lo que no va cn demérito de su utilidad corno antecedente y
referencia de este trabajo. Bertola ha demosaado que durante la
década de 1880 se construyó un esquema novedoso de conviven-
cia política entre el gobierno federal y los estatales. La reforma
constitucional de 1887, que permitía la reelección consecutiva
del presidente y 10s gobernadores de los estados, marcó el inicio
de esta nueva relación, basada sobre todo en la ainistad y la leal-
tad de los gobernadores al presidente. Segíin un acuerdo thcito, cl
presidente renía la facultad de elegii. a los candidatos titulares a las
LO?;
GOLXRNADORES DE MORELOS

diputaciones y senadurías, p los gobernadores la de integrar úni-


caincilte las listas de suplentes (Bertola, 1995). Por su parte, los
oobernadores aumentaron su poder personal porque el presiden-
b
tc Díaz les dio control total sobre la asignación de los puestos de
clección popular a nivel cstatal. Los gobernadores dcjaion dc so-
meter las listas de diputados locales a la aprobación de don l'orfi-
rio desde principios de la década de los noventa, tras numerosas
autoiizaciones con~pletasde las planillas (ibid 185-190). En cuailto
al gobierno local, los gobernadores tuvieron libertad para desig-
nar a los jefes políticos, quienes a su vez noinbraban a los presi-
dentes municipales. Todo el csqueina se basaba en que las élites
localcs eran confiables por ser allegadas a Díaz y porque lograban
inantcner la tranquilidad política en sus entidades.
Los hallazgos de Bertola y Gucrra dcspiertan cl interés en co-
nocer los cambios y continuidades en los proccsos de asignación
de candidaturas en el México posrrevolucionario. Sin embargo,
al emprender dicho estudio hay qiie totnar en cuenta las iluevas
condiciones del ejercicio del poder político y la incursión de
otros actores en el proceso, coino una estructlira partidista, inc-
xistente en el porfuiato. il partir de las explicaciones de los políti-
cos citados nnteiiorincnte, es posible obtener una noción sobre
cuhles han sido, en el periodo posrrevolucionario, las instancias
psincipalcs de las que es lógico csperar cierta influencia sobre el
proceso de selección de candidatos: 1) el gobernador del estado
briísta, se entiende), 2) el presidente de la República y 3) el parti-
do. El gobernador de Morelos, coino en los deinis estados, es cl
"depositario del ejercicio del poder ejecutivo" (Constitución Po-
lítica del Estado de hlorelos, art. 57). Pcro es bictl sabido que,
adeinás dc 10s derechos y debcres que le otorga11 las leyes, dcsein-
peña ou-as f ~ ~ n c i o npolíticas;
cs las que aquí interesan son las rcla-
LOSC;O:?ERNADOREDE MORELOS

autoridad de los parlainentarios sobre los partidos socialistas era


producto, entre otras cosas, de su "superioridad, reconocida y
consagrada por el propio partido", de su inamovrlidad y de que
su inandato era electoral, es decir, proveniente de la masa, un
cuerpo desorganizado. Estas condiciones perinitían que su po-
der predoininara sobre el del ejecutivo partidario. Con todo, la
presión dc los funcionarios electos sobre los partidos a que per-
tenecen no se ha estudiado con detenimiento suficiente, quizá
por la dificultad intrínseca de anahar prácticas cuyos porineno-
res permanecen generalmente ocultos.
La literatura clásica acerca de los partidos políticos l-ia puesto
atención especial en la participación de los parlaincntarios. En
cainbio, se ha descuidado cl análisis dc la influencia de las autori-
dades ejecutivas en el funcionainiento de sus partidos. Pcro el
que la atención se haya centrado en la influencia de los parlainen-
tarios no finplica que éstos deban ser el objeto de intcrés primor-
dial al estudiar todos los partidos políticos, ineilos en sisteinas
donde el poder ejecutivo es la figura principal del proceso políti-
co porque su partido controla el Congreso, y los parlainentarios
están bien disciphados a los linealnientos partidarios. Eil tales
situaciones el titular del Ejecutivo adquiere inayor influencia so-
bre el partido en que milita, pues contiola recursos &versos de
los que carecen los dirigentes partidarios. Esa relación dc subor-
dinación se repite en 1.0sdiversos niveles de gobierno y de organi-
zación partidaria (Panebianco, 1930).
El aporte más importante al estudio de las prácticas internas
de los parudos políticos es el trabajo pionero de Michels. La idea
básica del estudio de hfichels era que la neccsidad de organiza-
ción ordaba a los partidos políticos al inando oligiiquico, y ex-
plicaba las razones del fenóineno en los siguientes términos:
Si dejainos de lado la tendencia de los líderes a organizarse y conso-
lidar sus intereses, como así tambifii la gratitud de los conducidos
hacia SUS conductores, y la illmovilidad y pasividad dc las
masas, llegamos a la conclusión de que la causa principal de la oli-
garquía en los partidos democráticos habri de encontxarsc et-i la in-
dispensabilidad tí-cnica del liderazgo.
Su l-iallazgo quedó definido en una
ley sociológca hindamental de los partidos políticos [...] forinu1~-
ble en los siguientes términos: 'La organización es la que da origen
a1 dominio de los elegidos sobre los electores, de los maildatarios
sobre los rnandantes, de los delegados sobrc los delegadores.
Quien dice oigatiización dice oligarcluía' @I.ichels, o). u'/., t. 2:
188-189).
Diversos autores han intentado ajustar la forinulación de Mi-
cl-iels. D e las obse~vaciotiesque se han hecho conviene rcvisar las
siguientes: 1) que la oligarquía es pocas veces total, es decir, que
difícilmente deja de estar acotada por un conjurito d e circuiistan-
cias, y 2) que es frecuente que la oligarquía n o csté concentiada
en u n solo ente. La primera de estas lxopuestas se basa e11 la pre-
inisa dc que los grupos en que se apoya un partido (cuadros, vo-
tantes, seguidores) itnponen generalmente un coiijunto de con-
diciones al deseinpeño del liderazgo. Segíin un autor, el error de
Michels fue uulizar únicainente una concepción 'coercitiva' del
poder en los partidos, y olvidar que parte dc ese poder se apoya
en u n consenso. Dicho de otro inodo, Michels soslayG el liccho
de que la estiuctura del partido y los acuerdos ticitos entire sus di-
versos componentes establecen h t e s a la acción d e los dirigen-
tes. Por el simple hecho de coiivencer al liderazgo d e 110 acmar
dc tal o cual inanera, quienes imponen tales nonnas cjercen tam-
bién poder, pues defincn los términos en que la h i g c n c i a puede
coinportarse (Medding, 1970). La segunda correccióii tiene que
ver con el de centralización de la autoridad o l i g i r q ~ i ec n~
los partidos. Al respecto, Eldersveld señaló que el m a n d o sobre
un partido político n o podía estar concentrado totalinente en un
solo ceiltro de poder. Dicllo autor forinuló la idea de la 'estra-
toarquía', producto de la obsei-iración de que e11los partidos polí-
ticos ''existen 'estratos de inando' que operan con u n grado va-
riable de independencia, pero sieinpre suficienteinente ainplio".
Por sus características, los partidos políticos de alcance nacional
recluiere[n] que la autoridad y cl control se asigne a 'estratos' o 'es-
calones' específicos. La heterogeneidad de los miembros y el oi-
gente sisteina de coaliciones entre g r ~ ~ p odiversos
s no sólo hace
dificil sino muy poco prictico un control ejercido dcsde el centro.
ildemis, el partido debe tener en cuenta gran variedad de opinio-
nes, wadiciones y esuucturas sociales de caricter local, lo cual hace
necesario el reconociiniciito y la aceptación del lidcrazgo esistente
in Loco [...] De esta forina se produce una cspecie de 'balcat~ización'
de las rclacioncs del podcr, y el grado de autonomía dc los ilioeles
jcrirquicos intermedios varía de 1ug;ir en lugar (Eldersrcld, '1964:
9-10. Citado por Linz, 1998: 126-127).

LA SELECCION DE LOS CANDIDATOS


A LIIPUTADOS LOCALES DEL PRI. UNA APROXIMACION

E n otro lugar se ha l i s t o ya que el presidente dc la l<epública es,


dc hecho, quien ckige los procesos de selección de candidatos
dcl piii a1 Congreso de la U i i ó n y a los gobiernos de los estados."
Dc la nlisina en forina en que se ha resei-vado la capacidad de de-
cidir en quién recaen esas posicioilcs, la presidencia de la Kepú-
blica ha permitido que las fuerzas políticas locales controlen, a su
vez, otras candidaturas. Scgún Hernández Chárez, la existencia
de ciertos acuerdos inforinalcs sobrc las facultades políticas re-
s c ~ a d a as los distintos órdcnes de gobicrno pone en tela de jui-
cio la idea de la oinilipotcncia presidencial. In&ca también que la
iilierencia d e la Federación cn la vida política de los cstados tiene

Reinito dc iiuevo a la tesis y;i citada.

153
límites rnás o inenos definidos, difíciles de transgre&, según la
fórmula que señaló el presidente Ruiz Cortines a Luis Farias, ci-
tada arriba (Hernándcz, 1993).
Entre los estudiosos de las prácticas políticas inesicanas exis-
te un consenso acerca de la facultad de los gobernadores para se-
leccionar a los candidatos del PiU a diputados locales. Según
Brandcnburg, que es quien ha intentado explicar el proceso más
ampliamente, la selección depende por completo del capriclio
del gobernador, ya sea electo o en funciones, o del hornbre fuerte
local, si existe. La lista de los elegidos se luce llegar a la secretaría
de Gobierno y a la dirigencia estatal del PRI, que se encargan dc
buscar un rcspaldo sectorial para cada candidatura. Brandei~bur~
seiiala que en algunas ocasiones el gobernador escoge arbitiaria-
inente a todos los diputados; en otras, permite que caciques loca-
les o líderes sindicales o cainpesinos postulen candidatos. Entxe
otras cosas, una diputación local era atractiva por el salario, la in-
munidad, el prestigio social y su calidad de puilto de ascenso ha-
cia puestos políticos de jerarquía superior (I3randenburg, 1964).
Para Hansen, los diputados locales y los presidentes inunicipalcs
eran elegidos en la Ciudad de hléxico o en las capitales de los es-
tados, según fuera la relación entre el presidente de la República y
el gobernador del estado en cuestión (Hansen, 1971).
La falta de estudios acerca de la integración y funciones de los
congresos locales obliga a prestar atención a los testirnolios dc
los políticos. Quien ha explicado más llanamente las caractcrísti-
cas del proceso de selección de los candidatos a diputados del PRI
es el ex gobernador de Yucatán, Loret de Mola. En su opinión,
< < la promoción para integrar el Congreso local debe hacerla el

Ejecutivo, quien presenta su lista al delegado [del CEN del PRI]. Si


tiene criterio el gobernador, s e d buena: uno que otro ajuste, aUi
donde él haya dejado olvidado algún sector L.. ] 111 pueblo no le
importan tanto los legisladores: pelea por su presidente inuiiici-
pal" (Loret de Mola, 1978). Óscar Flores Tapia, otro es goberna-
dor, también utilizó su poder para nombrar candidatos de su
partido a diputados locales. Cuenta que, en su afin por ayudar a
los hijos del general Manuel Pérez Treviño, 'postuló y eligió' di-
putado local a uno de ellos (Flores, 1983). -
E1 interés de un gobernador por controlar el proceso de inte-
gración del Congreso dcl estado no es gratuito. Dcsde su crea-
ción, y hasta hace unos aiios, el PRI y sus antecesores controlaron
las inayorías de todas las legislaturas estatales. De l ~ e c l ~lao ,opo-
sición partidista en los congresos locales desapareció casi por
coinplcto durante ese tieinpo. Lo que podía causar divergencias
entre el ejecutivo y el legslativo locales no era una diferencia de
afiliaciones partidistas, sino de lealtades políticas. Aunque no
fuera pluripartidwa, el Congreso podía ser contrario a i gobierno
del estado si sus integrantes eran leales a otro político que no fue-
se el gobernador (Serrano, 1997).Todavía en 1973 cl goberna-
dor de Yucatán propuso una reforina al calendario electoral
cs tatal,
...d e i-ilodo que mi sucesor, el iniciar su mandato, lo hiciera con u n
nuevo equipo municipal y cainard, y dispusiese d e u n trienio de es-
tabilidad política sin elecciones locales [...] El candidato a goberna-

') T;i1 fue la experieiici;~del geiieríilJesús González Lugo, gobernador de Co-


liina de 1949 a 1955,q~uelltuvo que vencer la oposiciói~del Coiigrcso local
a Lu1a reforina consutucioiial dmL'da a igualar los tiempos de las elecciones
de T
JT diputados loca es, en 1950. El generíil Gonzíílez Lugo
tomó osesióii del obieriio del estado durante el se $ndo aíio cle la legis-
?,
htiira fociil, "que Iia ía sido nonibrada ci1 el peiiodo el hjccutivo aiitenor,
licenciado hfailuel Gudifio Diaz", segíiil iiarra imo dc sus colíiboradores.
Pronto, el nucvo gobernador tiivo Licciones con los diputados. "Eii el
c;iso de Colima, se íitiibuyó la actitud rebelde de la legislaturíi a1 hecho de
que 110 dcbíaii al obernante en hirno su propuesta, y por Io inhino v:isalia-
f
je. Se creyó llega o el moinento de arinoniznr las elecciones del Ejecutivo jr
del Legislativo [...] para que en el futuro hubiese el lógico enteilditnieiito
elltre 10s dos órdenes. 'Qucreinos legislar ya no par;i tm, sitio para que mis
sucesores 110 ten a11 problemas como los que yo hive', decí:i el generíil"
(IsmarI Aguayo igueroa).
MAURICIO
BEN~TEZ

dar podrd siempre elllpreiidcr su cainpaiia coi1 quienes habrin dc


acoinpafiado la priinen mitad de SU ejercicio Qorct de Molfl, 0.

LA INTEGRACION DE LAS LISTAS DE CANDIDATOS


A DIPUTADOS LOCALES DEL PRI EN MORELOS

Según lo actualinentc la Constitución estatal,


...el poder legislativo se deposita en una asainblca cluc se denomina
Congrcso del Estado de I\/lorelos,integrada por dieciocho diputa-
dos electos por el principio de mayoría relativa, inediantc el sistc-

op. cit., art. 24 y 40, fracc. 11).


El encargo de los diputados locales dura tres aiios, sin posibilidad
l
de reelección inmediata.
La elección de gobernador coincide sieinpre con una clec-
ción para renovar el Congreso. E n 1968 se eligió unn legislatiira
para un periodo de sólo dos años, para que, en 1970, su rcnova- 1

ción coincidiera con la del podcr ejecutivo (ibi(l., ayt. 9, transito-


rio). El gobernador saliente deja en manos del candidato a sute- I

derlo la diiección del proceso d e seleccióri dc los a


diputados locales y presidentes municipales del p ~ En. pi-lci-
pio, el candidato a gobernador es libre d e ejercer o no su irifluen-
cia para que el partido postule a 10s candidatos que Siii

pone' a nadie para que obtenga una diputación local. 'Tres años l

después, a mediados del periodo constitucional del goL>crnsdor, I


se elige una nueva legislatura. D e manera que cada gobernador
tiene oportunidad de infl~ut.en dos procesos dc selección de can-
didatos a diputados locales del PRi, la priinera coino candidato y
la segunda c o m o gobernador, a initad de su mandato (entxevista
con ex secretario general de Gobierno y ex presidente del CDE
del PRi).
La influencia del gobernador en la selección de los candida-
tos al Congreso local l ~ sido
a u n fenbineno coinún y natural para
los políticos priístas. Coino lo esplica quien ha sido dos veces
presidente dcl CDE dcl PRI, para obtener la caildidatura a una di-
putación local "contó tntlitancia política, contó carrcra de parti-
do, pero bisicainente contó la cercanía con los círculos de poder
,gubernamental. Las decisiones se toinaban de arriba hacia aba-
jo". Sin einbargo, en el proceso de selección de los candidatos a
diputados locales n o sólo participaba el gobcrnador:
...durante setenta anos el partido obedeció e11 inucho a f~~erzas in-
ternas y fuerzas externas. Las fiierzas intemas ha11 sido los sectores
JJ las oqanizaciones, jr las externas, el gobierno y los gobernantes.

El gobielno jr los gobernantes ejercieron un poder iinportanúsin~o


en el proceso de selección y poshllación de canQdatos. Y prictica-
mente en el partido se legitimaban g se daba el tinte democrático
que coilvcnía a cada una de las decisiones (entrevista con cx dipu-
tado local y e s presidente del (:l>i:, del i>ni).
Los diputados de hiorelos han asuinido su papel dc colabora-
dores de la gestión dcl gobernador, y consideran que lo correcto
cs ayudar al gobierno del estado, en l u g z de causarle dificultades,
puesto q ~ z cle deben las posiciones que ocupan. Por su parte, los
sucesivos gobernadores han visto al Congreso coino un órgano
subordinado, cuya función es auxiliar al poder Ejecutivo en su la-
bor. Esta visión compartida hace que la injerencia del gobernador
e11la selección de los candidatos de su partido a ocupar las ciiputa-
ciones sea, para los politicos priístas, un hecho natural. Según lo
explica este ex diputado local y ex presidente del CDE del PRI,
..el gobernador del estado tiene que conocer a los candidatos a di-
putados locales, ver qué candidatos va a laiizar su partido. N o pue-
de lanzar a una persona negativa; es una cosa natural. Cuando
alguien contrata sinrientes tiene que p e b l e s carta de recomenda-
ción, saber cuil es su curriculuin, por quí. lo han corrido de otras
partes. 1-Iay que tencr confianza en la gente con la que se va a estar
trabajando (ibid.).
Durante el proceso de selección, el gobernador (o canclidato
a gobernador, scgún el caso) es la instancia que decide quiéiies
obtendián las candidaturas a las diputaciones locales. Sin cmbar-
go, debe tomar e n cuenta las propuestas de los sectores, aunque a
fin de cuentas él decida cuántas posiciones corresponden a cada
uno (entrevista con ex secretario general de Gobierno y ex presi-
dente del CDE del PN). U11 ex presidente del cDE explica así la
negociación entre los sectores y el gobierno del estado:
Los sectores proponían a la dirigcncia dcl partido sus prospectos.
I,a C N O I ~la, CTM y la C N C llegaban con sus listas. Y luego se l-iacía
u11 acomodamiento, que no era sino [el reparto de] las cuotas de
poder que se le daban a cada uno de los scctorcs o las organizacio-
nes ... cl sindicato de inaestros, dc la ii~dusttíaazucarera, la i;~'i'si
i. i
l
todos había que dejar contentos con posicioilcs, postulando a la
gente quc recomendaban. l'ero después de estas propuestas que
hacían las organizaciones y sectores, pasaban otro tainiz cn las es-
feras de gobierno. El gobernador del estado era pr'acticamcntc cl
fiel de la balanza en el famoso 'paloinco' de cluiknes cran los csco-
gidos, sujctos de la coilfianza, y merecedores del apoyo oficial para
representar a la sociedad O al pueblo en la Ciinara dc Diputados lo-
cal o en los ayuntarnientos. Las poblaciones pelean por la autori-
dad que tienen a la mano, por eso había mayorcs posibilidades de
que los gobernadores pusieran a 10s diputados locales (entrevista
con ex diputado local y ex presidente del CIIE del I ) ~ < I ) .
LOSGOOERNADORESDE MORELOS

I'arece scr que, a la hora de seleccionar a sus candidatos para


el Congreso local, los gobernadores buscan asegurar tainbién
cierto nivel de eficiencia y especialización. Procuran, por consi-
guiente, que en el listado de candidatos se incluya gente capaz de
diiigir y llevar a cabo los tt-abajos de la Cámara. D e ahí que
...algunos políticos ilegaban a ser candidatos a diputados por su es-
pecialidad. En cuanto a la gente que pertenece al partido o la clase
política tradicional, son rnis bien líderes de trayectoria o de presen-
cia en sus organizaciones o sindicatos. Pero siempre se piensa que
en la Cimara debe l~abergente especializada en derecho; se necesi-
ta un abogado, un contador, un economista, un ingeniero, un agró-
nomo, etcétera, según las comisiones y los asuntos cluc se tienen
clue ventilar en el Congreso.
E n cuanto a la presidencia de la Cknara, generalinentc
...se resolvía en función de la persona de mis confianza del gobcr-
nador, cuando era partido único pricticamente. 1-1oy;l;i represen-
tación de la fracción priísta, a1 tiempo que debe tener un perfil de
liderazgo frente a sus correligionarios, tainbién se piensa que tenga
buenas relaciones con el ejecutivo (entrevista con ex diputado local
y ex presidente del c D E del i)i¿I).
Por último, hay que advertir que hasta 1997, los candidatos
dcl PRI obtuvieron la victoria en todos los distritos electorales de
Moielos.

GOBERNADOR
ORTEGA

(1982- 1985). Al evaluar el proceso de selección de


XL/I úgi.s/ad~fru
candidatos del PN a diputados locales, el entonces delegado del
CEN, Fernando Ortiz Arana, y el presidente del CDE dcl PN, ~ u a n
Salgado Brito, a f ~ m a r o ntt-as
, dar a conocer la lista oficial d e can-
didatos, que "todos los inieinbros de la próxima legislama están
plenamente identificados con la ideología de Lauro Ortega"
(Diario de Morelos, 9 de marzo, 1982: 3). 111 igual que Sr1 antccc-
sor, Ortega impulsó a la CRiiiara de Diputados a un par de polin-
de confianza, <lue shvieron de coordinadores del trabajo le-
gislativo en diferentes rnoinentos de la legislanira. 13 inis
importante de los candidatos del gobernador fue T..uis i \ t t ~ r o
Cornejo, quien durante el periodo de Ortega en la diputación fc-
&ral por el 11' distrito había sido subdelegado de Conasupo
- .- en cl
estado (1979-1981). E n 1981 pasó a colaborar en la cainpaiia de
Ortega. D e inmediato se señaló que Cornejo sería el líder dc la
CRmara, gracias a su relación con cl candidato a gobernador, y a
su habilidad para promover el voto en su favor (I'íirez, 4 de inar-
zo de 1982: 2). 11 inenos de un año de haberse inaugurado la le-
gislatura, Cornejo dejó la presidencia de la Coinisióii Política del
Congreso para ocupar la secretaría de la Contraloría dcl
del estado. D e ahí pasó, tiempo después, a la dir.ccción de Gober-
nación de la secretaría General de Gobierno. El segundo de los
diputados del candidato Ortega fue Martín Garduña, un arqui-
tecto con poca experiencia política en el estado, que se hizo cargo
de la Coinisión l'olítica a partir de la licencia del diputado Corne-
)o. Poco antes de finalizar su periodo en el Congreso, en ,1985,
Garduña pidió licencia paia contender por la candidatura del PRI
a la presidencia municipal de Cuautla (Diario de Morelos, 16 de
enero de 1985: 1).
El sector popular ganó en posiciones legislativas con la Ueg;i-
da de Ortega (ver ijnexo, Cuadro 1). Hasta la XLCLVI I.egislatum,
las curules se habían repartido a partes inás o inenos iguales entre !
10s tres sectores. Sin embargo, cl candidato Ortega mantuvo la
tendencia de la últllna le@slanira del sevenio aiiterior, eii que la
asipación dc curules benefició al sector popular, en dctrunento
del obrero y, sobre todo, del campesino. Esta vez, el sector popu-
lar se adjudicó nueve candidaturas en total, es decir., tres cuartas 1
partes del total. Y obtuvo de nueva cuenta las dos diputaciones 1
1
corrcspondientcs a Cuernavaca. E n el primer distrito contendió
un candidato dcl hloviinieilto Juvenil Rcvolucionsrio (AINJR),
Jorge Alleade, ex presidente de la I'edcración de Estudiantes de la
U.-\EN, quien probablemente recibió también el apoyo del can&-
dato Ortega por scr inieinbro de la coordinncióil general de su
cainpaña política; en el segundo, Gloria Ulloa, secretaria de
ilcción Social del CDE del PRI y, desde 1981, secretaria de coordi-
ilación de giras del candidato Ortcga. Al igual que Garduiio, Vi-
llanucva solicitó licencia para buscar la prcsideilcia inunicipal de
Yautepec poco antes de terininar su periodo en la Cáinara, en
1985 (ihid.).Las cúpulas de la FOP, de la FSTSE y del SNTE ol~tu-
vicron sus propias posiciones. Por la FOP entró el secretario de
Organización; por la FSTSE, la e s secretaria dc iicción F c i n e d ; y
por el SNTE, el secretario general de la sección ,XS.El sector po-
pular endosó también las candidaturas de Jesús Díaz Bustaman-
te, cx presideiite del CDE del PRI en el periodo del gobernador
Bejarano, que no tenía posición política al conocerse la candida-
tum de Ortega. Cornejo y Garduño, diputados del gobernador,
fueron tainbién candidatos del sector popular.
El sector obrero obtuvo sólo dos diputaciones esta vez, es
decir, 16.7O/o del total. Una de ellas se asi'pó a Huber Nijera, con
carrera en los inandos medios de la nAI, y la otra a Garibald
Santoyo, secretario general de la sección Cuautla del S U ~ y ~ ~ í
secretario de Acción Obrera del CDE del Plil. El sector campesi-
no sólo logró una posición, inenos de 10% del total, para lioclue
(;onzilez Urriza, quien tainbién gozó del favor dcl candidato
Ortega, pues forinó parte de la coordinación de su cainpaña.
(;onzález Urriza tcnía una larga experiencia en la política cainpc-
sina. Dcsde principios de la década de los setenta fue secretario
de la Liga de Comunidades Agrarias, lo que lo llevó a obtener una
de las dos diputaciones federales que correspondían a Morclos,
el periodo 1973-1975. Después de terininar SLI periodo en la
Cámara, en 1985, Ortega lo nombró subdkcctor de la Colnisión
de Agua Potable (López, 1995).
A diferencia de su antecesor Bejarano, Ortega no recogió en
el Congreso a ninguno de los presidentes municipales de la se-
gunda mitad del sexenio anterior. Quizá el fcnóineno se explique
pO=1 distanciamiento entre el ex gobemadoi Bejarano y O i t c
p-a.10 Talvez también denote que Ortega conocía mejor la política
estatal y sus actores, porque había aprovechado su experiencia
como diputado federal para ello. Segíin el entonces presidente
del CDE del PRI (y, más tarde, secretario general de Gobierno),
Ortega fue el priiner gobernador que percibió la importancia del
Congreso como apéndice del gobierno. Bejarailo, por el conu-a-
rio, dejaba hacer, no ejercía un control férreo sobre la C imara
por no tener allí gente demasiado cercana (pues prefería colocar a
sus degados en la rana ejecutiva del gobierno). Ortega se ocupó
de 1%integración y del deseinpeño de la Ciinara, a cuyos iniem-
bros consideró siempre 'simientes' de su gobierno (entrevista
con ex secretario general de Gobierno y ex presidente del CDE
del PRI). En cuanto a la suerte de los sectores a la hora de la repar-
tición de cuniles, lo mis notable es el reacoinodo de fuerzas que
propició Ortega. El sector popular acaparó tres cuartas partes del
total de curules, 11lienu.a~que disminuyó sensiblemente el núme-
ro de diputaciones de los sectores obrero y cainpesino. De cuatro
posiciones, el obrero pasó a dos, y el campesino, dc dos a una.
XLII7 Lgislutzlrn (1985-1988). En su intervenaón cn la cere-
monia de protesta de los candidatos del PRIa diputados locales y
1
presidentes inuilicipales, el gobernador Ortega seiialó que en I
aquel proceso de selección sc había terminado con "la vieja tos-
tumbre de que eia el gobernador en turno el que imponía a los rc-
presentantes" (Diario de Morelos, 25 de enero de 1985: 4). siii

'" Que estíí explicado :iiilpliaineilte eil la tesis seiialada.


embargo, en la segunda legslatua local coincidente con su go-
!
l~ierno,Ortega conservó para si a un grupo de curules en los que
colocó a colaboradores cercanos. Esta vez apoyó sobre todo a
iniembros de su gabinete para pasar a la Cámara. Tal fue el caso
de Porfxio Flores Ayala, secretario de Desarrollo y Fomento
Ii~dustrial,y de Manuel Salazar, duector de Iilvestigaciones Mis-
tóricas del gobierno del estado. Proinovió adeinás a Alfonso
Cerqueda, presidente municipal de Cuautla, quien ya había sido
diputado local en la segunda lepslatura del periodo de Bejarano.
De la diputación había pasado a la presidencia municipal de
Cuautla, en 1982, ya durante el periodo de Ortega, después de ha-
ber sido el tesorero de la cainpaña (Pércz, 29 de marzo de 1985:
2)." Por Último, Ortega apoyó a Raúl Iragorri, otro ex diputado
local del penodo de Bejarano, que en 1980 ocupó la secretaría ge-
1 i~eralde la FOP. Cerqueda, Flores e Iragorri quedaron incluidos
1 en una terna, de donde se escogió al presidente de la Comisión
! Política. El elegido fue Cerqueda. De nuevo, un hombre de con-
fianza del gobernador ocupó la presidencia de la Cimnara (Diario
dc Morelos, 19 de eilero de 1985: 1).
El sector popular mantuvo su inayoría de posiciones en el
Congreso, aunque en esta ocasión sólo alcanzó siete, casi 60%
del total (ver Anexo, Cuadro 2) (PRI. Secretaría de Acción Elec-
toral, 1387). En su nombre entraron Iragorri y el ex presidente de
la Cámaw de Coinercio de Cueinavaca, Alejaildio Mojica. Poco
después de que Mojica terminó su periodo de diiigente de los co-
merciantes, y sin haber cultivado una relación cercana con él,
Ortega le ofreció, en caso de que fuera militante del PRI, una can-
ctidatura a diputado local, oferta que Mojica aceptó. Reciéil inau-

11 Ortega iio promotíó a i-iiiipilo de los residentes iliunicipíiles del xriodo


de Bejarano. Sin embargo, puede decirse que romovi6 a ~cr~ued!?, dipu-
&
tado or primera vez gracias n Rejiir;uio, a presidencia mui~icipdde
7
Cu;iut a, la seguilc1;i eii unportailcia dcl cstado.
MA~ ~ 1BENITEZ
~ 1 0

la legislatura, Ortega pidió a Mojica que se hiciera cargo


de la general de la FOP (enuevista con ciiputndo lo-
cal), La ANFER obtu~rouna de las posiciones del sector po]->ular
para SU &-gente estatal, Simona Rico, que también hnbía fornla-
do parte de la diiectiva del SNTE en varias ocasiones. r\demis,
obtuvieron candidatuas del sector popular Flores Xyala, Ccr-

total, dos de ellas para inieinbros de su comité ejecutivo: Héctor


Bautista, secretario de Fomento Industrial, c Indalecio r-ivila Pas-
trana, secretario de Finanzas y pariente cercano del sccrctario ge-
neral Gonzalo I'astl-ana. La tercer posición fuc para el secretario
de la sección 86 del Sindicato de la Industria Hotelcra (Diario de
Morelos, 5 de octubre de 1987: 1). El sector campesino logró
sólo dos posiciones, equivalentes a 17'Yo del total. Posni16 a Fran-
cisco Pliego Nava, quien había sido compaiícro de legislatura de
Ortega en 1979 (re~rcsentandoal TI distrito, coi1 cabecera eii
Yautepec, del que está fuera su nuevo distrito local, Zacatepcc), ~7
a Pablo Torres Chávez, ex diputado local en el periodo del gober-
nador Rivera Crespo, y presidente municipal saliente de Ciudad
Ayala (López, op. 1 2 : 308).
En conclusión, puede decirse que el gobernador Ortega ejer-
ció una influencia mayor que su antecesor en la selección de los
miembros de las dos ciinaras coincidentes con su gobieriio.
Conservó la tendencia a poner en manos dc politicos cercanos el
liderazgo de la Cámara. Y conse~vó,también, la concc~->ción del
Congreso coino un grupo de subordinados al poder ejccuux~o.
Casi al fuializar el periodo de la legislatura, el gober-iador Ortega
reconoció "que 10s diputados trabajaron al cien por ciento, pues
nunca se legisló bajo intereses personales o inezquinosn (Diario
de Morelos, 20 de enero de 1988: I), lo cual según su csulo de go-
bicino, fue lo que buscó al seleccionar a los can&datos.
GOBERNADOR
RIVA PALACIO

SIJL ' Lqz.r./rr/um (1758-177 1). Al poco tiempo de cotiocerse la


candidahira de .\ntonio Riva Palacio al gobierno del estado, co-
incnzó la especulación en torilo a la selección de los can&datos a
diputados locales y presidentes municipales. El 9 de enero de
1988 el CDE dcl PRI inforinó que los candidatos a diputados loca-
les se elegirían a propuesta de los sectores, por medio de conven-
ciones (Diario dc Morelos, 10 dc enero de 1988: 1). Pero la lista
de los candidatos a diputados se integró, como en cl pasado, coi1
propuestade los sectores y con 'rccomendaciones' del cmdida-
to a gobernador. Riva Palacio siguió el ejemplo de sus dos prede-
cesores y apoyó a uno dc sus seguidores inás leales para obtcner
una diputación y, más tarde, la presidencia de la Gran Coinisión
del Congreso del estado. La labor de control de la Cámara recayó
cn Toinás Osorio, ex aluinno de Riva l'alacio cil la universidad
del estado, ex diputado local íjor muerte dcl titular) y, atlos más
tarde, secretario particular de Riva Palacio en el Serlado (Pérez,
13 de enero de 1988: 8). La forma en que Osorio llegó al lideraz-
go de la Cámara es ilustrativa de la autoridad del gobernador so-
bre los candidatos priístas. Según el propio Osoiio, los diputados
clcctos debían reunit-sc con el gobernador Itiva Palacio, también
electo, para planear h labor de la fracción priísta y recibir. indica-
ciones cn lo conccrnientc al liderazgo de la C h a r a . Poco antes del
encuentro, los diputados decidieron nombrar coordinador a Oso-
irio, a sabiendas de que, entrc todos ellos, era el más cercano a &va
Palacio y, por consig~uente,quien sería el futuro líder del Congreso
(cntrcvista con ex diputado local y ex líder del Congreso).
Riva Palacio perinitió que se restableciera un equilibrio entre
los sectores, pues el popular bajó esta vez a cinco posiciones, el
cainpesino avanzó a cuatro, y el obrero se mantuvo cn tres (ver
Anexo, Cuadio 3). En tdrininos dc porcentajes, el popular obtu-
vo 42% del total, el campesino superó al obrero, tras cuatro legis-
laturas, con 33% contra 25%. Quizá la afhación sectorial del
propio Riva Palacio, inietnbro de la CNC, sea la causa de esc cain-
bio. Sin eml~argo,la prensa reportó que el candidato a goberna-
dor y su equipo no permitieron que los du-igentesestatales de los
sectores participaran en la selección definitiva de candidatos (Pé-
rez, 27 de enero de 1988: S). Riva Palacio colocó entre los cancli-
datos a Víctor Manuel Saucedo, cx presidente de la Federación
de Estudiantes de la UAIEhf, con amplia trayectoria en la política
universitaria. Sauccdo obtuvo el único distrito de Cuernavaca
que esta vez se le otorgó al sector popular, pues el segundo pasó a
ser del obrero. El Frente Juvenil Revolucionario recuperó su po-
sición en el Congreso para su dirigente estatal, César Cruz. E n la
segunda rnitad del gobierno de Riva Palacio, Cruz f ~ l presidente
c
de la Comisión Estatal del Deporte.
Antes de conocerse la lista oficial de candidatos, el s N n < in-
formó que, aunque ya contaba con una posición en el Congreso,
en esta nueva elección buscaría obtener una más. Sin embargo, el
Sindicato de Maestros tuvo que conformarse con una dipiita-
ción. Saturnino Solano, secretario general de la sección XX, in-
formó que el secretario de Organización del comité ejecutivo ha-
bía obtenido la cuid que correspondía al inagisterio (Diario dc
Morelos, 20 de enero de 1988: 1); Otro candidato del sector po-
pular fue Jorge Rodiíguez, ex presidente inunicipal de Jonacate-
pec (1973-1976) probablemente bien relacionado con &va Pala-
cio, quien más tarde lo nombró director de Reclusorios. Osorio,
el ex secretario particular del candidato Riva Palacio, fue el quin-
to de los candidatos asignados al sector popular.
Al inicia el proceso de selección de candidatos a diputados
locales y presidentes municipales, voceros de la FIN l~icieroilsa-
ber a la prensa que su central depuraba su lista de propuestas.
1 ~4nuncimonque en cuanto a las diputaciones locales, el sectoi:
obrero buscaba, cuando inenos, conservar las tres posiciones ob-
tenidas en el trienio anterior. Más tarde, el secretario general de la
i?i%f, Gonzalo Pastrana, informó que en esta ocasión su central
había solicitado cuatro diputaciones locales (Diario de Morelos,
30 de diciembre de 1987: 1; y 14 de enero de 1988: 1). Sin einbar-
go, en la lista definitiva el sector obrero obtuvo, un2 vez inis, tres
curules. Tres de los candidatos que había propuesto fueron re-
chazados por el candidato Riva Palacio (Pérez, 13 de enero de
1988: 8). De cualquier inanera, una vez conocidos los nombres
de sus tres diputados, Gonzalo Pastrana afirmó que le 'pertene-
cían' a la T;Thi, pues esa organización los había impulsado; explicó
ademhs que "fueron apoyados por esta central porque se han ca-
racterizado por ser buenos elementos" (Diario de Morelos, 26 de
enero de 1988: 1). En esta legislatura, el sector obrero obtuvo la
segunda de las diputaciones de Cuernavaca, para Yolanda Gutié-
rrez, secretaria general de la Junta de Conchación y ex agente del
Ministerio Público. También postuló al secretario de la Federa-
ción Regional de Obreros y Cainpesinos (FROC) enJojutla. Gari-
baldi Santoyo, secretario de Acción Política de la FTM, llegó por
segunda vez a la Cámara, tras su periodo obligado de retiro (Té-
rez, 13 de enero de 1988: 8).
El sector campesino postuló al único presidente municipal
del segundo tirienio del periodo de Ortega que rescató Rrva Pala-
cio, Armando Arellano, de Mazatepec. Lanzó también al presi-
dente del Consejo de Admuiistración y Vigdancia del ingenio de
Zacatepec. Avaló de nuevo a Vicente Peralta, diputado en la se-
gunda legislatura del sexenio de Bejarano, con alnplia trayectoria
en la duigencia de la Liga de Comunidades Agrarias (zbid.).El sín-
dico procurador del Ayuntamiento saliente de Cuautla, ex regi-
dor de Hacienda (1979-1982) y ex presidente del cornisariado
ejidal (1985-1988), que había buscado la canddatura a la presi-
iniciauva de éste), obtuvo otra dc las cliputaciollcs locales del
sector (entrevista con cx sccrctario gci~craldc ( ; o -
bierno y ex presidente del CDE del PRI).
A poco de habcr concluido el proceso de selección de los
candidatos del PRI al <:ongreso local, cl candidato a gobernador
aclaró que " ~ l yoi ni ninguno soinos la oposicibn dc nadie, iIi inu-
cllo inenos el dedo de Riva Palacio 112 determinado quién seri
candidato". De cualquier mancra, recordó a los futuros diputa-
dos que iiada era posible "con disidencias o c o ~ indisciplinas"
i
(Diario dc Morelos, 1 de febrero de 1988: 1). Xclcinis, e11 su pri-
inera reunión con los futuros &putados, lliva Palacio reiteró su
rechazo a cualquicr actitud disruptiva en la Ciinara, y aseguró
que "en el próximo sesenio el Congreso del estado será una fuer-
za inonolítica de esfuerzos en beneficio de los liabitantes de Mo-
ielos" (Diario de Morelos, 21 de febrero de 1988: 1).
~ r u 1- 1994). Al publicar la convocatoria para
XLV ú y j i s l u ~ ~ (199
el registxo de candidatos a diputados locales, el prcsidcilte del
CDE del PRI, llubén 1loin;ín Sáncl~ez,informó que ni la higcncia
del partido ni el gobernador Riva Palacio tenían favoritos "ni
apoyan a nadie para que logrc su postulación" (Diario dc More-
los, 10 de diciembre de 1990: 1). Para 110 dejar lugar a dudas, el
propio gobernador señaló que "el proccso de seleccióil de candi-
datos va abierto y nadie lo cree. Así sucedió en 1988 y así vohreri
a suceder". Reiteró, además, su disposición a "dar oportunidades
de participación a los rnorelenses y no a fuerenos" (Diario dc
Morelos, 11 de kciel-nbre de 1990: 1).
E n coinparación con la legislatura anterior, en 1991 auineiltó
el núinero de gente cercana a1 gobernador en la Ciinara. Este
proceso es s u d a r al que siguieron sus dos antecesores eii el go-
1 Lierno. A pesar de las dcclarnciones cn que se afkmaba que el go-
bernadoi se mantendría distante del proceso de selección de los
candidatos a diputados, el 11 de diciembre dos 1iembros del ga-
binctc, Luis Manuel Goilzález y Alfonso Sandoval Cainuñas, ie-
nuilciaron a sus puestos. González era el dircctor de Ildministra-
ción dc la secretaría de Adininistsación y Sandoval el disector del
Departamento Jurídico. El inisino clía pidió licencia cl presidente
municipal dc Ciudad Xvala. Al día siguiente hizo lo propio el
presidcntc municipal de hliacatlán (Diario de Morelos, 12 y 13 de
dicieinbre de 1990: 1).
Coino de cosniiilbzc, el liderazgo de la Cámara quedó en ina-
nos tic uno de los I~oinbrcsdel gobernador, en este caso Sando-
va1 Cainuiias, también magistrado del Tsibunal Superior de justi-
cia durante el gobierno de lZiva Palacio, jr antiguo inietnbro del
despacho de abogados que lGva Palacio dirigía en Cuernavaca, el
más destacado, según un político entonces cercano a Riva Pala-
cio (entsevista coi1 ex secretario general de Gobierno y e s presi-
dente del CDE del PRI). ' 7 Con Sandoval, el scctor popular sc adju-
dicó una de las dos diputaciones de Cuernavaca, igual que en la
legshtura anterior. El otro inieinbro del gribinete que pasó a1
Congreso, Luis hilanuel González, ocupó desde 1992 la prcsideil-
cia del CDE del PRI.
El sector popular aumentó de cinco a seis su nútnero de posi-
ciones en la Cáinara, es decir, obtuvo la mitad de las can&daturas
en juego (ver Anexo, Cuadro 4). Los dos inieinbros del gabinete
del gobernador obtuvieron sus candidaturas a nombre dcl sector
popular. Sin einbargo, ninguno de ellos era ajeno al sector, pucs
alllbos l-iabían ocupado posiciones inás o incrios iinportantcs cn
la dirigencia dc la FOP. 'Tambi&illos dos presidentes inunicipales
clue ascendieron al Congreso pertenecían al sector popular; uno
dc ellos, de hecho, Iiabía sido secretario de la FOP. María Estela

'2 Riva Pa1;icio sosttivo durante muchos afios 1111 dcsp~ichode abogados en el
ue colaboró una gran c:iiitid;id de los políticos que mis t;~rdepromovió
Qlirante sil goIieniu, elitrc eiIos sus dus secretarios de Gol~ierno,De 121 To-
rre y l'licgo, Osorio y S:indov:il.
MAURICIO
BENITEZ

U1ibe, diputada suplente y secretaria general-delPRI.en Puente de


~ ~logró d su~candidatura
, impulsada por su sector y por el go-
bernador Riva Palacio, con quien colaboró en la campaña. 0ti.a
de las candidaturas del sector popular correspondió a1 presidente
del comité inunicipal del PRI cn Cuernavaca y secretario de Orga-
nización del CDE (Pérez, 12 de diciembre de 1990: 2).
El sector agrado obtuvo de nuevo cuatro diputaciones, es de-
cii., la tercera parte del total. Postuló al secretario saliente de la
Liga de Comunidades Agrarias, Francisco Gutiérrez Ortega.
Además, apoyó al presidente del cotnisariado ejidal de Yautepec.
Irma Oliván, presidenta municipal de Tepalcingo en el primer
trienio del periodo del doctor Ortega, llegó impulsada por la Liga
y por el gobeiinador Riva Palacio, a quien auxilió en su campaña
política tres años antes (López, op. ~ i 341;
h Diario de Morelos, 13
de diciembre de 1990: 1). La cuarta candidata del sector campesi-
no fue Elena Esph, regidora saliente del Ayuntamiento de Jojut-
1a.y secretaria de Acción Femenil de la Liga de Comunidades
Agraiias. Espín obtuvo también el apoyo del gobernador RIVR
Palacio (Davis, 9 y 13 de diciembre de 1990; Jiménez, 1 de di-
ciembre de 1996: 4).
Quizá como consecuencia de la inala actuación de sus candi-
datos en la elección federal de 1988, el sector obrero obtuvo en
esta ocasión sólo dos posiciones (17% del total), en 1ug;u: de tres,
como en la legislatura anterior. Se le asignó de nuevo el segundo
disttito electoral, correspondiente a Cuei-navaca. Poco antes de
conocerse la lista definitiva de candidatos, un miembro dcl comi-
té ejecutivo de la FThi declaró que "cualquier compaller- de la
CTM que fuese tomado en cuenta para ser candidato a una dipu-
tación, debe renunciar y darle el paso a Manuel Montalvo, secre-
tario general adjunto de la Flhl,ya que ha demostrado disciplina,
capacidad y labor partidista" (Diario de Morelos, 18 de diciembre
LOSGOBERNADORES D E MORELOS

el segundo disuito de Cucrnavaca fue Montalvo, entonces dipu-


tado local suplente. El sector obrero postuló también al secreta-
rio general de la FROC en Cuautla.
A inediados de enero, en una reunión con los candidatos a di-
putados, el gobernador Riva Palacio los exhortó a que
...no sólo se concreten a cuinph su tarea, sino que aporten algo per-
sonal para lograr mantener la simpatía de los priístas y logri Ia uni-
dad. Es necesario eliminar por completo los rozarnientos normaies
que hubo entre contendientes (Diario de Morelos, 19 de enero de
1991: 1).
Ya en la toma de protesta de los candidatos, el presidente del
CDE del PRI les exigió, como diputados, "lealtad a toda prueba,
unidad y cohesión alrededor del gobernador", y "coadyuvar en
los esfuerzos que realiza el gobernador en beneficio de la pobla-
ción" (Diario de Morelos, 24 de marzo de 1991: 1).

GOBERNADOR CARRILLO OLEA

~ ~ ~ L e g i s I a t (1
u 994-1
r a 997). En esta l e g s l a ~ ael, núinero de di-
putaciones locales de mayoría relativa pasG de 12 a 15. En el pro-
ceso de integración de la listas de candidatos del PRI a diputados
locales, el candidato a gobernador Carrillo Olea siguió, como el
caso de las candidaturas a diputados federales y senadores, y
como lo indicaba su lema dc campaña, una política de 'gran alian-
za' con los diferentes actores y grupos políticos de la entidad. La
relación dc candidatos a diputados locales deja ver claramente
que C a r d o proinovió a varios políticos activos en los períodos
de Riva Palacio y, más aun, de Ortega. E n sentido estricto, ningu-
no de los candidatos era cercano al candidato a gobernador. Más
aún, los hombres en que se pensó que el candidato Carrillo con-
fiaría para d u i p la Chinara no tenían ningún vínculo visible con
él. En ese sentido, la entonces presidenta del CDE del PRI recuer-
da que el candidato a gobernador sólo sc litnitó a solicitarle nom-
1 ~ e ys curricula dc políticos que nivieran los 'l~crfiies'quc Cl
buscaba que tuvieran los futuros diputados (entrevista con cx.sc-
cretario general y ex presidente del CDE dcl ~1x1)(Iliario de Mo-
relos, 11 de enero de 1994: l).Is
Desde el inicio dcl proceso de selección de los candidatos lo-
cales estaba claro quienes conforinaban el gmpo de asesores rnhs
cercano del candidato Carrillo: Guillerino Malo (mis tarde h e su
secretario de Gobierno), Jorge Meade (coordinador de la campa-
ña) y Rubén Roinán (consejero político) (PCrcz, 21 de dicieinbre
de 1993: 2; J x a i d l o , 8 de diciembre de 1996: 3-4). Coi~vienere-
cordar que Romhn fue uno de los políticos cxperitncntados del
estado a los que el candidato Carrillo pidió su colaboración con cl
nucvo gobierno, sin siquiera conocerlo peisonalinente con ante-
rioridad (entrevista coi1 ex diputado local y ex presidente del (:DE
del PRI). Quizis el hecl~ode que varios de los candidatos a dipu-
tados hubiesen realizado buena parte de sus carreras políticas en
gobiernos anteiiorcs sea rnuestra de la influencia que ejercieron
los asesores -tainbiéil iniciados en la política cn sexcnios ante-
riores- en el candidato a gobernador.
La candidatura de Óscar Puig por el primer distrito de Cuer-
navaca fue sorpresiva, pues fue una muesua inhs dc su l-iabilidad
para ocupar posiciones importantes en diferentcs gobiernos.
Antes de ser diputado, Puig era director dcl Colegio de B a c l d c -
res, cargo que le confkió cl gobernador Riva Palacio en 1988.
Anterio~mente,en el periodo de Ortega, Puig fue uno de los cua-
tro coordinadores regionales del gobierno del estado (una figura
política que dividía el estado en cuatro grandes regiones y que Ic
acarreó críticas al gobernador por ser aparentemente una instan-
cia interinedia ei1u.e el gobierno estatal y los tnunicipales, )r cn la

l3 Carrilio llamó tanlbiéil a los cx presidentes dcl (:i>ii del i>i¿i p;ir;i "solicitar
de ellos experiencias y sugereilciiis dc gran visióil".
que Ortega incluy6 a otros políticos de renoinbre). Se considcra-
ba quc l'ug cra u11 incondicional del ex gobernador Ortega. Una
vcz conocida su canddatura, se aseguró que sería el presidente
de la Gran Coinisión (Cinta, 6 j r 8 de enero de 1994: 2).
J u a nJ a r a d o fuc uno de los políticos, forinados a la soinbra
dc Iiiva Palacio, quc proinovió Carrdio. La hlerza de J a r d o re-
sidía en su control sobre la rllianza de Barrios, una organización
política priísta cuya forinación apoyó el gobernador Riva l'alacio
en 1991 (Jaraindlo, 1996a). Patricia Elton, duectora general de
Eventos Especiales del gobierno de estado en el scsenio de Riva
Palacio, fue otra funcioilaria rivapalacista rescatada. Adcmás,
debe seilalarse que Carrillo Olea permitió que tires presidentes
inunicipales de la segunda initad del gobierno de su antecesor as-
cendieran a la Cáinara local (los de Temixco, Coatlán del Río y
Puente de Ixtla). fiste úluino, Jorge Morales 13arod, ecoiiomista
del Tecnológico de Monterrcy, era adeinás cl duigente del Movi-
miento Territorial en el estado. Poco antes de inaugurarse 12 le-
gislatura, se informó que hlorales Barud sería el presidente de la
Gran Coinisión. Es importante destacar este hecho, porque por
p"ncra vez el líder de la Cáinara n o estaba identificado plena-
inente con el nuevo gobernador (de liecho, se le identificaba
como protegido del ex gobernador &va Palacio) (Cinta, 16 de
abril de 1994: 2). Aún así, tiras terininai su periodo en la Cí-ímara,
Moralcs Bai-ud sc convirtió cil secretario general de Gobierno, cil
presidcnte del CDE del PRI y, por último, tras la caída de Ca.rrdlo,
en sustituto.
Los candidatos dcl sector popular acapararon las candidatu-
ras de los trcs distritos correspondientes a Cuernavaca. 12való
adeinás a la secretaria de ficción Social del CDE del PRI (Cinta, 29
de diciembre de 1993: 2),11y a Roberto Rrtega, quien pasó de una
--

14 Teresa Ortiz obtuvo su caiididatiira, scgíu~rumores, gracias al favor del


hección en el Ayuntamiento de Cuautla a la diputación (y en
1997 fue el candidato fallido del PRI a la presidencia municipal de
la misma ciudad), lo que permite concluir que recibió el apoyo
del candidato a gobernador. Hubo también un ex presidente mu-
nicipal de la primera mitad del periodo de Ortega (Diario de Mo-
relos, 7 de enero de 1994: 5). En total, el sector popular alcanzó
nueve candidaturas, o sea 60'Yo del total.
El sector obrero recuperó una posición, después de haber
obtenido sólo dos candidaturas en la legislatura anterior, con lo
que igualó al sector campesino, ambos con 20% del total. Desde
un principio, Vinicio Liinón, secretario de Organizacióil de la
mhl, ailunció que una de las posiciones de su sector correspon-
dería a Tito Barrera, secretario general sustituto. Ademiís, Limón
sefialó que la m f ya había presentado su lista de propuestas, en
la que se encontraban el líder del sindicato de la industria petro-
química y el secretario general de la FROC en Jojutla. Además, 11a-
bía presentado las candidaturas de dos iniembros del comité
ejecutivo (Diario de Morelos, 26 de diciembre de 1993: 1). Las
tres primeras propuestas del sector fueron aceptadas.
Por último, el sector campesino vio reducirse su número de
candidaturas con respecto a la elección pasado, pues sólo obtuvo
tres. Postuló a dos miembros del coinité ejecutivo de la Liga de
Comunidades Agrarias, y a un presidente de comisariado ejidal
(López, op. ~ i l363-369).
:
Un comentarista hizo ver que el consejero político del candi-
dato a gobernador, Rubén Roinán, había logrado "la cuota más
alta" de candidaturas a diputados. Según esta versión, cuatro caii-
didatos le debían su nueva posición, y Morales Barud, la presi-
dencia de la Gran Coinisión (Jaramillo,29 de clicictnbre de 1996:
3). El candidato Carrillo reconoció que, para obtener el triunfo,

presidente Sahas, 'vecino' ocasional de '?Acuináil, el pol~ladodonde el pa-


dre de Ortiz era líder cíimpesiilo.
LOSGOBERNADORES DE MORELOS

su partido se había apoyado "en disting~udospriístas de antes y


de ahora, sin distinciones", "para que todos estemos juntos, por-
que no hay tendencias, corrientes ni facciones, sino el entender
que todos los morelenses somos parte de una propuesta que se
llama la Gran Alianza" (Diario de Morelos, 18 de enero de 1994:
1). El nuevo Congreso tendría que colaborar sin dificultades en la
gestión del gobernador. Al reunirse con los candidatos, Carrdlo
advktió que "los diputados que fallen en su trabajo serán soineti-
dos primero al juicio de la sociedad y después al juicio de los tri-
bunales". Les advirtió, además, que el Congreso no era "un club
[. . .] sino una gran f a i d a con vigor y una enorme responsabiii-
dad, que es manejar a frn de siglo el destino de Morelos". Por ulti-
mo, señaló que la dirigencia priísta llabía hecho "un gran esfi~er-
zo respetuoso para todos los niilitantes de la entidad, en su
ejercicio para elegir a los mejores hombres", al tiempo que se de-
claró
...absolutamente solidario con mi partido por los métodos que ad-
verá respetuosamente en segundo plano sobre el procediniento de
selección de candidatos (Diario de Morelos, 22 de enero de 1994: 1).
Para la ~ ~ 7 Legislatura
XLI.71 Legi~.Iat~~ra. 1 1 del Congreso del
estado se eligieron 18 diputados por mayoría simple, tres más
que en la legislatura anterior. ii principios de d~ciembrede 1996
cotnenzaron las especulaciot~esen torno a los procesos de selec-
ción de los candidatos del PRI que contenderían en las elecciones
locales del año siguiente. Al respecto, el gobernador Carrdlo co-
mentó a periodistas locales que en el proceso de selección no in-
fluirían "ni compadrazgos ni recomenda~iones'~ (Núñez, 24 de
diciembre de 1996: 9). Por su parte, el presidente del CDE del PRI,
cl diputado federal Juan Salgado Brito, aclaró que su partido bus-
caba candidatos con "lealtad a las convicciones", porque tal ca-
racterística "acredita madurez y capacidad de sus cuadros y
h g e n t e s , que saben de la operación del partido. sabe11 las
reglas escritas y no escritas del partido" (La Uiii611de hl()rel(>s7
17 de dicielnbre de 1996: 4). Qiuzá lo que Salgiido trataba de de-
,& era que los próxilnos candidatos debían ser fieles al gobcrlla-
dore Coino lo un coluiniista, la nueva legislatura tclldría
que aYxdaral gobernador a terminar su pcriodo sin contraticin-
pos. Cabe recordar que entonces einpczaron a proliferar las acu-
saciones en contia dcl gobernador y varios de sus colaboradores
mis cercailos, por su incapacidad para frenar la ola delictiva eil la
entidad. El propio Salgado Brito reconocib tnis tardc que la se-
leccióil de los candidatos en 1997 sc Uevó a cabo coi1 "métodos
tradicionales'' (entrevista con ex diputado local y e s presidentc
del CDE del PRI).
El FRI creó una coinisión interna para la selección de candi-
datos, encargada de elaborar una lista de prospectos, cuya presi-
deiicia quedó en inanos dcl diputado local Óscar Puig, el político
que tres años atiás C a r d o devolvió al priiner plano dc la política
estatal después de su participación en los gobicrnos dc Ortega jr
lGva Palacio. El 25 de diciembre de 1996 la coinisibil dio a cono-
cer los noinbres de los precaildidatos a diputados locales quc
pondría a consideracibn del Consejo Político Estatal (CI~E) del
PRI. Puig afirmó que, en la búsqueda de los candidatos idóneos,
h coinisión a su caigo había puesto atención "e11 el trabajo políti-
co, en la experiencia en el servicio público, en su trqectoaa dc
rcsponsabilidades, cn la hoiiestidad y eficiencia". Quiso despcjai
las dudas acerca de la parcialidad de la coinisión el recordar que
estaba "for~nadapor distinguidos priístas despojados de cual-
quier interés sectorial o de afectos personales" (Diario de More-
los, 27 de dicieinbre de 1996: 4). El CPE sc reunió dos días lnjs
tarde, sólo para aprobar la totalidad de los dicti1menes presenta-
dos por la Comisión Interna de Selección. Puig declaró ciltollces
que tanto en el 'palomeo' colno en los veredictos filiales del c p ~ ,
cada candidatura fue "ampliamente razonada" (Diario de Morc-
los, 30 de dicieinbre dc 1996: 1).
Coino en la integración de la Cáinara anterior, el gobernador
Carrdlo tuvo quc confiar cii algunos políticos formados en sexe-
nios anteriores, sobre todo en los de Ortega y Ibva PaLztcio. Sin
embargo, a varios de ellos los había empleado ya en dependen-
cias del gobierno. El priinero dc los candidatos apoyado diiecta-
inente por el gobernador fbe Víctor Manuel Saucedo, cbputado
en la primera legislatura del periodo de 1Gva Palacio. 'Tras termi-
nar su trienio de diputado, &va Palacio lo colocó en la dirección
dcl Iilstiisito de Vivienda del estado. Ya duiatltc cl gol~iernode
Cazidlo, Saucedo se deseinpeiió como subsecretario "A" de la
secretaría de Gobierno, de donde pasó a la secretaría ge-
neral del CDE del PRI. Antes de que su canchdatura a diputado
fuera segura, se especuló que por fin podría ser candidato a la
presidencia inunicipal dc Cuernavaca. Cuando se supo que sería
diputado de iluevo, se aseguró que alcanzalía, en coinpensación,
la presidencia de la Gran Coinisión (Cinta, 9 de diciembre de
1996: 2).
Del periodo de O r t e p , Carrdio rescató a Joaquín Magdaleno,
antiguo secretaiio pri~radodel ex gobernador, y catedrático y di-
rector de la Facultad dc Deiecllo de la ~uiiversidaddel estado. En
el gobierno dc Ortega, Magdaleno fue también presidente dcl
CDE del I'RI. Ya en el periodo de Carrillo se deseinpenó como
coordinador de asesores del secretario general de Gobierno. Para
el lnomcnto en que se conoció su candidatura, era el presidente
del Coinitb Muiiicipal dcl l'RI cn Cueinauaca (illcaraz, 8 dc di-
cicinbrc de 1996: 6). Otra de las propuestas de Carrillo postiila-
das a nombre del scctor popular fue Laura Ocainpo, presidenta
del CT)E del PRI en el proceso clectorsl de 1994, jr en aquel ino-
inento delegada estatal del Instituto Nacional para la Educación
de los Adultos (a petición del propio C a n d o Olea) (ellucvista
con ex secretario general y ex piesidcntc del CDE del I'RI).
Dos hncionarios del gabinete de Carrillo obtmricron candi-
daturas al Congreso. El priinero fue Francisco AigücUes, direc-
tor del Instituto para la Educación Básica, y la segunda Judith
Pcña, &rectora del Departamento de Secundaiias Gcneralcs de
la inistna dependencia. Conviene señalar que, antes de colaborar
con Carrillo, hrguelles había sido secretario privado del goberna-
dor IZiva Palacio (Diario de Morelos, 4 de enero de 1997: 3). Ca-
rrdlo promovió, además, a tres de los presidentes inunicipalcs de
la primera initad de su sexenio (los de 'Teinixco, Ocuituco y Mia-
catlán). Asirnisino, apoyó a un ex presidente municipal de la se-
gunda initad del periodo de Ortega (Puente de Ixtln).
Según dio a conocer el CDE del PRi, siete de los candidatos a
diputados locales pertenecían al sector popular, siete al cainpesi-
no y cuatro a1 obrero. De esa forma, el popular vio rcducii-se su
cuota a 39% del total, lo inisino que el obrero, a 22"/0. El cainpe-
sino, subió hasta quedar en la rnistna proporción quc el popular
(ver Anexo, Cuadro 6). La nueva distribución de posiciones ern
muy distinta a la de la legislatura anterior. El cainbio in6s inarca-
do fue el auinento del iIúinero de posiciones para el scctor cam-
pesino, que pasó de tres a siete; el sector popular bajó de nueve a
siete, y el obrero subió de tres a cuatro. Saucedo, Ocampo,
Argüelles, Peña, T o v z y Magdaleno, apoyados por el goberna-
dor, obtuvieron sus candidatuas avalados por el sector popular
@ialio de Morelos, 2 y 4 de enero de 1997: l).lj Otro de los can-

iincipio, el calididato propuesto para conipcur por cl distrito dc


fue Eleazín Salgado, el dirigente del hlovimicnto 'I'erritorial y
el estado. le c;ui&danira de Salgado provoc6 protesras dc pru-
POS y organizaciones piiístas de 'femixco, el distrito por cl cluc contcnde-
ría, porque se vio como la imposición de una persona 'siii ;\ri:~igo' cil la
zoiia. Coino respuesta a las críticas, Salgado inforinó que pocKa ser 'postu-
lado por cualquiera de los distritos del estado', pues sil org;iiliz;icióii tenía
'tr;iycctoria jr representaciói~iegoilal'.
LOSGOBERNADOR!ZSDE MORELOS

Carrdlo. Se interpretó que la candidatura de Olivares era una


coinpensación a Meade por no habérselc apoyado en su intento
por obtener la candidatura a la presidencia inunicipal de Cuerna-
vaca ( J a r a d o , 29 de dicieinbre de 1996: 3).
El secretario general de la Liga de Coinunidades Agrarias, el
diputado local Héctor Plascencia Ayala, inforinó, poco antes de
que se conocieran las candidaturas definitivas, que su sector bus-
caba obtener 10 diputaciones locales y que había entregado su lis-
ta de propuestas al CDE del PRI. Cuatro de los siete candidatos
que fmaltnente se concedieron a su sector estaban incluidos cn la
lista (Diario de Morelos, 5 de dicieinbre de 1996: 3). Una vez co-
nocidas las candidaturas oficiales; Plasccncia A yala llainó la aten-
ción sobre el hecho de que el sector calnpesino había obtenido
esta vez siete posiciones, cuatro inás que en el txienio anterior (La
Unión de Morelos, 27 de dicieinbre de 1996: 4). La Liga de Co-
munidades Agi.arias postuló esta vez al presidente dc la Unión de
Productores de Caiía de la región oriente del estado y al presiden-
te del comisariado ejidal de Ciudad Ayala. Lanzó también a dos
de los presidentes inunicipales que pasaron a la Cámara, así como
a1 ex presidente del periodo de Ortega (La Unión de Morelos, 26
de dicieinbre de 1996: 3).
IJor & parte, el scctor obrero apoyó, cn priiner lugar, al secre-
tario de Organización del CDE del PRI, quien contendió por un
distrito de Cucrnavaca. Lanzó además al diiigcnte del sindicato
dc la ii~dustriapetroquúnica, y de la FROC en jiutepec. Por últi-
mo, postul6 por segunda ocasión a Florcncio Rendón, en su cali-
dad dc secretario general de la F r M en Cuautla y secretario de
I3rc\risión Social y Ecología del coinité ejecutivo (Rojas, 27 de cfi-
cieinbrc de 1996: 4). Al respecto, Vhicio Liinón, secretario gene-
ral de la mi,seilaló que su sector ''~~unca va a estar satisfecl~oen
cuanto a las postulaciones que se le otorgt~en"(Ida Unión dc b'Iore-
los, 1 de febrero de 1997: 3).
Una vez que el CI)E dcl PRI oficializó los noinbrainientos, 10s
a diputados locales del 1)lU se reunieron col1 gober-
nador del estado. Carrillo los eshortó entonces a "realizar una in-
tensa y ilovcdosa cainpaíía prosclitista". El gobernador recono-
ció además que "los priístas scleccionaroil a los mejores y nlás
~raliososl~ombresy mujeres", y que, debido a ello, la SLT711Legs-
latura sería "una le$slatma representativa de cara a la sociedad"
(Diario de Morelos, 30 de diciembre de 1996: 1). Al comparecer
ante el CPE, Salgado Brito, presidente del CDE, afuinó que el 1'RI
cligió a sus candidatos "en el inarco de unidad que caracteriza al
partido, superando intereses personales y de grupo". rlsiillismo,
dejó en claro que "la postulación de los candidatos es testiinoiiio
de alianzas internas, de acuerdos intersectoriales, de presencia y
fuerza indiscutible de estructuras. Es testimonio de la importan-
cia creciente de este Órgano colegiado, dado que 14 dc los 18 as-
pkantes so11 miembros del C13E (La Unión de Morelos, 30 de &-
ciembre de 1996: 3)". De cualquier manera, los resultados de la
elección de 1997 frieron poco favorables para el i31U, pues por
p ~ h e r vez
a perdió diputaciones locales. 1.0s caiididatos pnistas
sólo uiunfaron en ocho distrit0s.1~Tiempo después, el CDE del
PRI atribuyó el desastre, entre otros factores, "a 1%mala. selecciótl
interna de can&datos", que generii "una f-Jta de opeclGvidad
p a n COnSenSar con las bases lnlhtantes y los gnipos representati-
vos, provocando hasta la fecha (19991 &visiones marcadas eiiric
los piiístas" (PIU-hlorelos, 1998).
El 6 de al>&,10s ~ l ~ u t a d electos
os dcl PRl designaroll coor-i-
nador de su fracción a Saucedo Perdomo. Acudieron después a

" LOScniididatos del illli clue ranaron la elección ft~cruliSÍiuccdo,Ar@lellr~,


A ~ I S ~ I XFranco,
e a Z, Qca<npo, l<odnpcz C., Gutikrrei 1, S ; ~ l l c ~ l e ~ ,
AI;IZPLI,
1res de ellos pertenecen al sector populnr, y cri;iiro 21 c;llnpcsilio,
LOSGOGPRN/\DORE$DE MORELOS

informar del acuerdo al gobernador Carrillo. Saucedo señaló que


tenía "el propósito de mantener las mayores relaciones con el eje-
cutivo estatal". Por su parte, el gobernador Caridlo propuso una
'agenda de trabajo' para la nueva legislatw-a,y destacó
...la ilecesidad de la administración pública estatal dc contar con la
mayor colaboración posible dc la Ciinara, para fortalecer las rela-
cioiies de trabajo, si11 distiacciones partidistas, en favor de los inte-
reses superiores del estado.
En consecuencia, exliortó a los diputados "a mantener la uni-
dad en la tarea legislativa, puesto que las actitudes contestatarias y
destructivas sólo causan daños" (1,a Unión de Morelos, 7 de abril
de 1997: 6).

CONCLUSIONES

E n este capítulo sc ha obse~vadohasta dónde llega la influencia


de los gobernadores de Morelos en la selección de los candidatos
del PRI-adiputados locales, y cómo se ejerce ti.adicionalmente esa
influencia. El análisis permite obse~varvarias tendencias impor-
tantes. Quizá la más importante de ellas es que, de acuerdo con lo
que explicaba el presidente Ruiz Cortines a Luis Faiías en térrni-
nos generales, los gobernadores de Moielos deciden qué políti-
cos obtienen las candidaturas del 1'il.i a1 Congreso local. Están fa-
~ vetar jr proponer canddatos. Según lo explicaron
c u l t a d ~para
tres ex presidentes del CDE del PRI, los gobernadores curnplgn el
papel de 'fiel de la balanza' a la hora de decidu quiénes serán los
candidatos a diputados locales. Su anuencia es indispensable para
obtener una candidatura. El fenómeno, tanto para la clasc políti-
ca priísta como para los propios gobernadores, es natural. Ambas
partes consideran nol~nalque el gobernador participe en el reclu-
tamiento de un grupo inás de colaboiadores.
Eil buena tncdida, la participación protagónica del gobernn-
dor en la repartición de este tipo de candidamas es cons~ietudi-
naria porque no es del todo arbitraria. Aunque es el factor de ina-
yor importancia en el desarrollo del proceso de selección, el
oobernador no es el único actor involucrado. Las dirigencias sec-
a
toriales estatales unbicionan y se disputan posiciones en el Coil-
greso local, aunque aceptan y respetan, a fin dc cuentas, la autori-
dad decisiva del gobernador. Si se sigue el tesútnonio de los
políticos entrevistados, los gobernadores deciden en úluina ins-
tancia cuántas posiciones se asignan a cada sector. E n ocasiones
los cainbios en ese reparto parecen caprichosos. Aun así, pueden
percibirse ciertas normas infoimales que han regido el proceso
de asignación y que, en cierta medida, restringen el poder del go-
bernador, aún así, suinainente extenso. El1 principio, iiingún sec-
tor puede quedar fuera del reparto. De entre los sectores, el inás
beneficiado ha sido siempre el popular, seguido ya sea por el obre-
ro o el cmpesino (aunque en 1997 quedó empatado con el cam-
pesino) (Cuadro 7). Los tres sectores han desarrollado clisuitos
'bastión' cLuamente identificables, aunque no siempre respetados.
(:u~ll)l<o 7
I)I<OIY)I<(;~¿)NDI; (:,INI>III,Y~LII<AS A IIII)UI*~\~IOS I .o(:.\I .ICSI ) I ~ I ,PRI
O l ~ l ' l ~ N l l POl<
~ ~ \ S120S S l X ~ l ' O l ~ l t1982-
S , 1997

(;chcriiador ()rtc~q Itivn I'nlacio (::~rrillo ()lea


Scctor/legis- XLII XLIII XLIV XLV XLVI XLVII
Iatura
I'oln~lnr 75.0 58.3 41.7 50 6O 38.9
(:anlpcsinno 8.3 16.7 33.3 33.3 30 38.3
( )\~rcro 16.7 25.0 25.0 16.7 20 22.2

Adeinás, el goberaador no selecciona hectamente a todos


los candidatos a diputados. Al menos los sectores obrero y cain-
pesino suelen llevar a la C á m m , en la inayoría de las ocasiones, a
políticos con experiencia o posiciones en sus respectivas cúpulas
estatales. Los gobernadores reservan para su clientela más cercn-
na sólo un níunero hnitado de candidaturas, que ha oscilado en-
tre uno y nueve. rl lo Iargo del periodo, el número de diputacio-
nes del gobernador ha ido en aumento, al igual que la cantidad de
diputaciones disponibles. Sin ei~lbargo,los nútneros relativos in-
dican que cada gobernador tuvo una proporción de curules más
o rnenos parecida.
Dos de los tres gobernadores confiaron el control de la Cá-
mara a diputados que ellos inismos habían promovido, es decir,
'propios'. En la primera legislatura, Ortega delegó la responsabi-
lidad en colaboradores de su campaña política, mientras que Riva
Palacio la cedió a su antiguo secretario particular. En la segunda,
los dos colocaron en la presidencia de la Cáinara, de nuevo, a po-
líticos cercanos. El único gobernador que confió el liderazgo a
políticos no identificados con él fue Carrillo Olea. 'Tal vez esa si-
tuación demuestra que Carrillo carecía en un principio de un gru-
po confiable de colaboradores que pudiera acccder a la C h a r a .
Esta percepción se sostiene si se observa que los gobernadores
Ortega y Riva Palacio, quienes inejor conocían la política estatal,
fueron los que rescataron inenos políticos del gobierno anterior
para llevarlos al Congreso local. ~ ( >elr contrario, Carrillo tuvo
que uuliznr a políticos formados en períodos anteriores.
En suma, puedc deckse que los goberiladores de Morelos
son el factor de mayor influencia en el proceso de selección de
los candidatos a diputados locales del PRI, pues deciden qué per-
sonas y qué sectores obtienen las candidaturas' en juego. Sin etn-
baqo, han uuhzado ese poder dentro de ciertos lúnites. Aunque
no han tenido que respetnr un arreglo rígido en las 'cuotas' de los
sectores, les han proporcionado siempre un número mínimo de
posiciones. Los gobernadores se lunitan a colocar en el Congreso
local a un número variable de políticos cercanos, entrc los que
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La Unión de Morelos. 1996-1997.

Entrevistas
Entrevista con ex secretario general de Gobierno y expresidente del CDE del
PRI.
Entrevista con ex diputado local y expresidente del CDE del PRI.
Entrevista con ex diputado local.
Entrevista con ex diputado local y ex líder del Congreso.
CULTURAPOLÍTICA EN A/IORELOS:
EL DEBATE LEGISLATIVO

Leopoldo Ferreiro M. *

Si es cierto que todo lenguaje contiene los elementos de una con-


cepción del mundo y de una cultura, también será verdad que
por el lenguaje de cada ct~nlpuede apreciarse la nrayor o menor
complejidad de los conceptos mencionados
(Antonio Gramsci)

INTIIODUCCI~N

Para ]a tnayoría de los ciudadanos la política aparece como la ac-


ción de cainxdlas de iniciados que persiguen intereses específi-
cos propios, a despeclio de la noción más difundida de política: la
atención del bien común. Por elemental, tiende a olvidarse la exis-
tencia de dos estratos de actores políticos cuando menos. Esta
distinción en la definición de política es nuestro punto de partida.
Existe una relación entre la forina en que cada uno dc estos esaa-
tos concibe a la política y sus actitudes frente a la ~nistna,es decir,
sus acciones, sus pricticas.
Antonio Grainsci escribió que una consideración elemental
de política es la existencia de gobernantes y gobcrnndos, de &i-
gentes y dirigidos, de iiitelectuales y simples (Gramsci, 1967:
61 -101). Estos estratos, adeinis dc actuar, diferente entre sí, jus-
tifican o explican -tanto para sí como para los otros- su obrar
con el empleo de un discurso determinado.
Existe una noción c l a ~ e En
. la cultura política de nuestro
país, ateniéndonos a lo que Carlos Monsiváis (1988: 383-387)
describe como tal, la forinacibn cívica gira en torno a una rela-
ción: la representación de los dirigidos por los dirigentes.
En este capítulo nos ocuparemos primordiahncnte de aquc-
110s a quienes se atribuye la representación de los duigdos en
Morelos. Atenderemos la relación entre los ciudadanos simples y
los diputados dc la 2 ~ Legslatura
7 ~ del
~ Congseso de Morelos:
¿cómo se representan? (Sartori, 1989: 116-224).1Además, nos li-
initareinos a su discurso manifiesto en torno a un asunto que ha
sido del mayor interés público en los dos recientes años: la Qscu-
sión formal en cl Congreso del estado de Morelos sobre el juicio
político contra el C. Jorge Carrillo Olea, como prirncr plano, te-
niendo como fondo la discusión y movilización ciudadana.
Este asunto involucró n muchos participantes en un periodo
de 16 meses, de febrero de 1998 a junio de 1999. E n estc periodo
se desplegaron los argumentos -no sólo en la expresión verbal,
escrita y gestual en el espacio de la repiesentacibn popular, sino
también en la acción socid- que condujeron a resoluciones Ic-
gslativas, cuya calidad y peso significaron ya una inodificación
de la cultura política dominante en Morelos y, tal vez, en México.
Es interesante constatas que en la discusióii forinal parucipa-
ron sólo unos cuantos diputados, en representación dc todos los
tribunos populares. De tal suerte, el discurso concreto por des-
cribir se reduce a siete u ocho expresiones, es "&scurso dc los

La iepresentación que envisten los cliputados lociiles implica iiila forma dc


r
qobierno, identificada coino re ública'democrsítica, en 121 cual se atribuye a
\os representantes pop~dares a soberanía, ori iilnlmente dunaiiada dcl
puel>lo. Como 110es nuestro propósito discritir7a cuestióii reóiico meto-
do16 'ca, nos iimitainos a indicar que usamos las dilucidaciones elal~oradas
8
por tovanni Síirtoii.
CULTURA
P O L I ~ C EN
A MORELOS

representantes". Mientras que cn la acción social participaron


i d e s de personas: f ~ la~ expresión
e popular, "el dscurso de los
dirigidos o representados". La reproducción del proceso mole-
cular en que éstos intervinieron para consux~kla fuerza social
que obligó al gobernador a solicitar licencia de su cargo, sería
prácticamente imposible. Siii embargo, los integrantes de esta
amplia corriente de opinión concentraron su consenso y su di-
senso en ciertos diiigentes o representantes sociales, cuyo discur-
so fue registrado por la prensa escrita y clectrónica. Este registro
no f ~ literal,
~ e sino matizado por las características propias de los
medios de difusión. Para empezar, este análisis se lunitó al exa-
men del espacio que le asignaron los responsables editoriales; a
unas cuantas horas en el caso de la radio y la televisión; y a unos
cientos de notas en los diarios impresos. Nos concentraremos en
una selección de las notas publicadas por cuatro diarios naciona-
les y cuatro locales, realizada durante el desarrollo de los acoiite-

Por otra parte, se analizan también los discursos de los prota-


gonistas de los acontechnientos del registro localizado en las ac-
tas de.las sesiones del Congreso, en los documentos formales
para la integración de los expedientes de los casos y en la prensa
diaria del periodo. En suma, se analizan tres tipos de datos sobre
la discusión pública de juicio político a Jorge Carrillo OIea: a) los
acontecimientos o decurso; b) el disc~irsode los actores, y c) el
discurso periodístico sobre los lmterioies. Evidentemente, tun-
bién se exaininan las relaciones entre el decurso y los discursos.
El l~iloconductor de esta exposición, y aun de la irnrestiga-
ción, es una carncterkación de Antonio Gramsci2 sobre los regí-

¿ relacióil a una arpiineiitacióil eil contra el sisteni:~electoral, publicada


cil l;, "Critica fiiscista ' del, 15 dc eilero de 1932, eii la cual se sostiene que
"cil fl es ley suprcm? el numero" y que las "oyiniones de un iinbécil cu:il-
c uiera qiie sepa escr~blr ?alen, a los efectos de deterininar el curso político
del Estado, eracrmente *S"" '<luel;is del que dedica sus fuerzas mejores al
menes representativos y la regla de la inayoría (Gransci, 1974:
397-399),un aspecto esencial de la coinunicación política: los vo-
tos, en un sisteina de libre elección, conscieilte, expresan el alcan-
ce de las ideas y programas de los representantes electos, es decir,
su efectividad coinunicacional (Paoli, 1985: 68-74).3
No obstante, en los regímenes representativos conteinporá-
neos y, en especial por la inanera en que recuperé los discursos,
esa efectividad está mediada. Ciertamente, los ineclios de difu-
sión juegan un papel específico en las relaciones entre los dos es-
tratos que describimos. Al respecto, sigo las sugerentes tesis
expuestas por Umberto Eco a propósito de las relaciones entre
prensa y pxlainento en Italia, publicadas inuy iccienteinente en
México (Eco, s/f: 66-97).
Por último, se hace un análisis de contenido para r e c o i i s t r ~
el proceso. Con objeto de reconsuuir el proceso político, pero
sobre todo la interpretación discursiva que los protagonistas ha-
cen del inisino, en su líneas inás gruesas, es menester inostrar el
expediente (Anexo 2).

Est;ido y a la nación". Liiego de rechazar coino erróneo que el iiiimero sc;i


ley suprema y que las opiniones sea11 "cxactaineilte ipiales", Gramsci escn-
be, dentro de tula foimtdacióii extensa, lo siguiente: 'T;in~biénen este caso
10s ntimer0.r son yn sunple valor hstitimeiltal, que dan idna me(/i(/a,y unu reiai7ó1~:
n:ida más. ¿Que es, por otra parte, lo que se mide? .Te rni~lepres7samente/u e / h -
17ay /a capacihd (le e.sl>atf.riólly deper~14aSlhnde /as 0pzttjot1e.r clepu~vs,de 121s&o-
rias activas, de las éhtes, de las vailgi;irdias, etc., o sea, su ríicioiia1id;id o his-
toiicidad fiu~cioildconcreta. Eso q~ueredecir que no es verdad que el peso
de las opiiuoiies de los iiidividuos sea 'es:ictameiite' igual. Las ideas y las opi-
niones no 'iiacen' espoiitá?l,eameilteen el cerebro de cada iiidividuo: han te-
iido uti ceiitro de formacion, de irradiacióii, de dif~~sión, de p e r s u' slon,
~.' ' un
grupo de lioinbres o iilcluso uila individualidad singiilar que las lia elaborado
y las 1x1presentado eil1:i forma política de actualidad. La ii~uneraciónde los
votos' es la manifestación final de un largo roceso cn el cual la kflueiicia
mayor pertenece precisuneiite a 10s '&dican SYS fuerzas nieiores al
Estado jr a la naciori' (cuando de verda"g. lo liaceíi)" (subrayados iníos).
Para una esposicióil sisteinática cii tomo a esta propuesta de Grainsci.
ANTECEDENTES: PERIODO DE HEGEMONÍA

Cuando Jorge Carrdlo toinó posesión, luego de ganar coi1 "carro


coinpleto" la elección de gobernador, con excepción de Huitzi-
lac, anunció que levantaiía el inuro infranqueable de la ley. Ates-
tiguó el entonces presidente Carlos Salinas, durante una acalora-
da sesión del Congreso, en 12 que los diputados perredistas
ieclatnaban liinpieza de las elecciones. Ese muro dc la legalidad
estaba duigido, explícitamente, contra la oposición, incluida la
del Partido Revolucionario Ins titucioilal (PRI), y contra la d e h -
cuencia. E n ese orden. Siinultáneainente, anunció un nuevo mo-
C/ZI..T
opemndz con la prensa.
E n julio, enae e1 l b y el 23, mueren asesinados tres reporte-
ros: Enrique Peralta Torres en Jojutla. Jorge Martín Dorantes y
José Luis Rojas Meraz en Cuernavaca. La reacción de los tiabaja-
dores de la prensa es notable, exigiendo el esclarecimiento de los
crímenes y seguridad para todos. El procurador atiende perso-
ilalinente las demandas de los periodistas. E1 nuevo morhs operan-
cli se concreta en la precisión de los delitos de difainación, caluin-
t i a y daño moral en el Código Penal.
E1 gobernador reúne a los einpresarios de Morelos para
anunciar su plan de desarrollo cconóiiiico. El1 el inisino informa
de ainbiciosos planes dc inversióil para el desarrollo urbano de
Cuernavaca y el desarrollo de complejos turísticos y de servicios
de salud p educación pwa extranjeros en varias plazas de la enti-
dad, con objeto de atraer divisas.
el marco dcl nucvo niot/z/.ropel-anu'icon los tncdios de difu-
sión, tnccanistno importante de la construcción del discurso del
poder, IZ1 Regional del SLUcierra, como consecueilcia de una su-
puesta venta a José Gutiérrez Plascencia por parte del gobierno
estatal. Asfi&lno, El Universal Morelos se cierra por incosteable
y conselva una corresponsalía. \i fines de año son despedidos
los 193 trabajadores del Sisteina Morelense de Radio y 'TV, cluie-
nes piden apoyo al Congreso para lograr liquidaciones conforinc
a la ley.
Para inediados de 1995, el Congreso local, pcse a estar con-
~ o l a d por
o el PKI, exige explicaciones al procurador Carlos Pere-
do Merlo, por el incuinphniento de las recoinendacioncs de la
Coinisión Estatal de Derechos Huinanos (CEDI-1) y la conducta
arbitraria e inpune de la policía a su cargo. Ante la ola de robos y
secuestros que se presenta, diputados de las trcs facciones del
Congreso exigen al procurador medidas dristicas para proteger
la vida y el patrimonio de los morelenses.
Con todo lo anterior, el incs de julio de 1995 es de productivi-
dad legslativa. Se publica el nuevo Rcglainento Interior de la Po-
licía Judicial estatal que prohíie la tort~ira;los ayuntalnientos
quedan facultados para otorgar la concesión total o parcial a tcr-
ceros, con la creación de los organismos operadores municipales
en los próximos 30 días. También culrmna el juicio político con-
tra el presidente inunicipal de Teinixco, el priísta César Cruz,
pese a su resistencia legal y política, al desiglar el cabildo al su-
plente para ocupar el cargo.
El día 16 de agosto el vocero del gobierno, Moisés Lozano,
anuncia que el grupo KS obtuvo la aprobacibil unbiental del
Instituto Nacional dc Ecologja (INE) para construii cl Club de
Golf El Tepozteco. Una semana antes, cn Tepoztlin, 70 organi-
zaciones locales, nacionales y extranjeras constituycrori el freilte
de defensa de las tierras tepoztecas y anunciaron su oposición a=-
tiva al proyecto de I(ladt Sobrino.
7 3 21 de agosto la fracción parlamentaria dcl Partido de la Re-
volución Deinocrática (PRD), en voz de Aiitolúi Escobar, se ina-
nifiesta a favor de la construcción del club de golf eii Tepoztlill.
Tres días despuíis, inis de 2 000 habitantes descotlocen a las au-
¡ tondades locales y ocupan la presidencia municipal, en rechazo a
¡ la construcción.
El resto del año será doininado por el conflicto en Tepoztlin,
luego de la retención de funcionaiios del gobierno estatal por
parte de habitantes del lugar, que cxigen la cancelacibn del pro-
yecto de club de golf. El gobierno polariza la situación al tratar de
mantener a1 edil desconocido como interlocutor vilido y desde-
ñar la posición de los tepoztecos, a quienes acusa de "satanizar"
a1 estado.
Después, ante la fortaleza del movimiento popular, el gobier-
no estatal intenta negociar y propone un concejo municipal mis-
to, pero no retira el proyecto del club. Los tepoztccos estcín
einpeñados cn su propósito y se declaran municipio en rebeldía,
creando un rljruntainiento Libre y Popular en septiembre. En
nombre del Congreso dcl estado, doininado por el PRI, el presi-
dente de la Gran Coinisióil, Jorge Morales Barud decreta ilegal la
elección popular del Ayuntainiento de Tepoztlán. Se inicia el
agrupainiento de los poderes para derrotar la resistencia tepozte-
ca. El gobierno intenta crcar un coilcejo paralelo, coi1 sede en
Santa Catarina, el cual resulta un total fracaso: renuncian los inte-
grantes designados.
El 30 de noviembre, i n t e ~ a n t e sde la Casa Ciudadana de
CUautla y de otros orgaiiisinos no gubernnineiltales, denuncian
ante magistrados del T i i b ~ ~ nSupcrior
al de Justicia Q'sI) y del re-
presentante del gobernador, la participación de elementos de la
policía judtcial e11 secuestros pcipetrados cn la región oriente. La
denuilcja es desestimada mediante el silencio. Se reconoce ofi-
cialmente que los secuestros denunciados suman en este año 44.
Durante 1994 se denunciaron 33 sccuestros. Los oqanismos ci-
\.des de IR oriente afuman que se han efectuado mis de iin
centenar.
Crisis de credibilidad

Durante 1996, el gobierno de C a r d o Olea se centra en su batalla


por la constmcción del club de golf. Moisés Lozano, coordina-
dor de comunicación social del gobierno a r m a que están empe-
ñados en impulsar el desarrollo y la modernización del estado,
frente a la resistencia de las tradiciones, representada por el Co-
mité de Unidad Tepozteca. Ante el cuestionamiento de que no
están comprendiendo la dimensión de la resistencia local, Loza-
no reconoce que no entienden las tradiciones. Mientras los te-
poztecos se fortalecen con la solidaridad de otros inunicipios
morelenses, de entidades nacionales e, incluso, extranjeras, el go-
bierno carrillista recurre al viejo expediente de librar órdenes de
aprehensión contra sus críticos.
Simultáneamente,la impunidad de los secuestradores no sólo
persiste, sino que se incrementa. Organismos civiles y einpresa-
riales inician una serie de denuncias de la inseguridad y convocan
en mayo a la primera marcha del silencio en Cuernavaca. Repiten
la acción en octubre y, antes, en agosto, se realiza también una
marcha del silencio en Cuautla. Los empresarios son los más
amenazados, por razones obvias. Para fines de año, la cifra reco-
nocida es de 63 secuestrados, pues los plagios se incrementan en
el segundo semestre. La ofensiva de los plagiarios alcanza a em-
presarios, ganaderos y hasta personalidades Ligadas al gobierno,
como Bernardo Salgado Leguízamo, tío del notario dos, Hugo
Salgado, personaje muy cercano a Luis Echeverría.
La dingencia de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco)
de Cuernavaca, encabezada por Humberto Corral, denuncia que
el gobierno ha sido rebasado por la delincuencia, pues tan sólo en
el mes de mayo fueron secuestradas siete personas y una más
murió cuando se resistió al secuestro. Piden la intervención de]
ejército.
CULTURA
POLlTICA EN MORELOS

El efecto de la inseguridad, la presencia activa de grupos de


ciudadanos, especialmente de empresarios, que denuncian la im-
punidad de los delincuentes y la ineficacia de la policía judicial,
impulsa a la Canacope de Cuernavaca a sahse del Consejo Coor-
dinador Empresarial (CCE)en agosto. Con esta cámara, sumaron
siete los organismos que se retiraron de la cúpula empresarial por
apoyar al gobernador en su política de seguridad. Durante el año
se realizaron dos marchas del silencio en deinanda de seguridad,
encabezadas por los einpresaiios de Cuernavaca Gerardo Bece-
rra y Elías Granados.
Así como el gobierno federal pierde terreno por sus inconsis-
tencia~en Chiapas, Guerrero y otras entidades, en Morelos el in-
tento de aumentar el margen de maniobra con el incumplimiento
de las demandas de fondo y el ofrecimiento grandilocuente de
falsas salidas, reduce la credibilidad del poder.
Simultáneamente, la incapacidad para resolver las demandas
más reiteradas de la población, rompió irremediablemente la co-
municación política. El gobierno de Carrillo Olea describía una
curva descendente en su capacidad de persuadir. Cada vez ine-
nos recursos políticos le quedan y son pocos los que funcionan.
La credibilidad no es tan solo una cuestión publicitaria. Es, antes
que nada, la capacidad de convocatoria para lograr el consenso.
Si en 1994 las bases priístas aceptaron, no sin resistencia (véa-
se Anexo 2), las imposiciones de candidatos y vieron durante el
ttienio la ineficacia de los mismos una vez en el poder, así como

Desde enero, toda vez que se abrieron las candidaturas del

tantes ocuparon las oficinas en cinco municipios y en otros 23 se


registraron múltiples candidatos. Se acabó el monolitismo. En
Cuernavaca sc estableció el coinproiniso dc apoyar a i\na Laura
Ortega, hila dcl asesor de Carrillo Olea y ex presidente nacional
de ese partido, Lauro Ortega, pcro se resistió dc últkno nloinen-
to Roberto hbc.
Rafael Girnénez anunció la salida de los integrantes de De-
inocracia 2000 del P N y su participación en alianza con el I'RD,
apoyando la candidatura del empresario Raúl Iragorri Montova.
Vila seinana después, Convergencia por la Democracia renunció
al i'iü y se adhirió al Frente Atnplio Opositor. Afirmaron que
juntos, estos organismos agimpan n 5 i d i d t a n t e s .
Estos datos son la inuesua evidente de un fenómeno previo y
subyaccnte: el descontento con la política de Carrillo Olca de de-
sarticular cualquier g u p o de podcr que le coinpitieia.

Batallas de u n poder declinante

E1 periódico T h e New York Ti??ze~.publicó


a principios dc inayo dc
1997 una nota de sus corresponsales en México, Sain Dillon y
(:raig Pycs, cn la que se señala quc los gobernadores dc hforclos y
cl de Sonora, Manlio 12abioBeltrones, esthn vinculados al narco-
tráfico. Ya antcs, el 28 dc abril de 1996, El l~inancicro,cn notas
fumadas por Fernando Meraz, Alfonso SAnchez, Francisco 1;é-
h,Nadia Pieinonte y José Reveles, había difundido supuestos
nexos del proyccto club dc golf con el narcolavado.
kIciaz basaba sus afirmaciones en cspcculaciones sobre una
relación de Carlos Ascencio, coordinador de asesores de Carrillo
Olea, con Manuel Flores Corzo, ~ubducctorde Obras Públicas
del gobierno inorelense, surgida cii 1986, cuando ambos coinci-
dieron coino colaboradores dcl cntoilces duector dc SeLqridad
Nacional. A cstos funcionarios los relaciona con cl grupo de Mau-
rizio Ilaggio, acusado en Italia de lavar dinero. Su punto de parti-
da cs un informe de la DE.\ de 22 páginas, fechado cl12 de fcbre-
ro de 1996. E n él se afuma que el Tepozteco "po&ía ser el
grande sistema para lavar clinero proveniente del trifico de dio-
gis". ~ I u n q u een el testo de Meraz se deslinda ~ l c ~ a n t e m e nat e
Carrillo Olcn, afiiinando que es "una I-iistoria que probableinente
dcsconoce el gol~ernador",el periódico hubo dc disculparse en
su edición del 3 de mnyo por ""piecisiones" en el reportaje.
Por su parte, Sáncl-iezy Felis se liinitan a reproducir informa-
ción de la PGR y del Obse~vatorioGeopolítico de las Drogqs
(OGD) de París, de la que destaca la idciltificación ~risudde liina-
d o Carrillo en calles dc Cuernavaca y Coatetelco, quien tiene una
casa y u11 rancho en estas localidades, afuinail. Xdcinas, el 0(;11
caracteriza a la entidad coino paso "c1;ive" de las drogas. lTinal-
mente, la nota de Piemontc JI Revelcs reproduce inforinacióil, !.a
coriocida, sobre la presencia del gixipo italiano de Raggio j1 17rail-
ccsca Vacca, operadores del lavado de c h ~ c r odcl cs pnincr ini-
nistro Italo Bettino Ciaxi. E11 cambio, colno cl di:irio iicoyorqiii-
tlo citaba documentales para probar sus afumacioncs, Carrillo
Olea los deinand6 pcnaltneilte ante la Procuraduría General dc la
Ilepiíblica (PGR). El 30 dc mayo aseguró quc esos docuinciitos
n o existían.
111 contrario de los reporteros incxicanos ya inencionados,
Nadia y Siilcl-iez Luna se reconocían como ainigos personales
del gobernador en 1998. En efecto, Alfonso Sánchez incluso f ~ i c
fotografiado por cl diario El E~vnomirtuacotnpatiando, con otras
~ > ~ r s " an"Don
~ , lorge" pocoscctías despuks de solicitar licencia
del cargo. I'ostcrioimente fue coordiiiador de (:oinunicación So-
cial del gobierno de h~íoralcsBarud.
E1 27 de mayo de 1997, la PGR citó a los corrcsponsales del
diario nortealnerican~a que responderan o aportaran elementos
deprueba de sus afkinacioiles en el reportaje sobre nexos d e l c o
con el narcouáfico. Representaba al gobernador el abogado S a -
\licr Olca. Los corresponsales tio se prcscntaron a la priineia cita.
Después, por fin, el 17 de junio, los corresponsales presentaron
ante la PGR informes de ElPaso hztelkgence Center, una "confesión
jurada" y dos ex agentes de la DEA en calidad de testigos, como
las pruebas exigidas para acreditar su reportaje, donde involucra-
ron con el narcotráfico a los gobernadores de Morelos, Jorge Ca-
r d o Olea, y de Sonora, M a d o Fabio Beltrones. El abogado del
Carrdlo Olea, en conferencia de prensa, aseguró que
Sam Ddlon no presentó prueba alguna que demostrara su aserto.
Finalmente, la PGR se declaró incompetente para efectuar la
averiguación previa, toda vez que los actos denunciados ocurrie-
ron en territorio de Estados Unidos. No obstante, la presencia
del "señor de los cielos" en Cuernavaca y su operación aérea para
transportar invitados desde esta ciudad a Sinaloa, precisamente el
día que se intentó detenerlo, contribuyen a la sospecha o a la
duda. Como pueden contribuir también las publicitadas propie-
dades de este narcotraficante en Tetecala y Cuernavaca, sin que la
PGR, tan activa en otros casos, interviniera.
La afirmación más sugerente reproducida en el artículo de
Félix y Sánchez reseñado, de que el OGD considera "interesante"
el despliegue del narcotráfico bajo el gobierno del hombre que
asumió la responsabilidad de combatirlo en el ámbito nacional,
cobra mucho sentido. Más todavía cuando se publica el 28 de ju-
lio que Orlando Carrdlo, hermano menor del gobernador de Mo-
relos, está vinculado con el narcotráfico, de acuerdo con docu-
mentos de inteligencia militar de la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena). Según la revista Proceso, solapó que su suegro
sembrara por lo menos 40 plantíos de marihuana en una zona
que custodiaba en su calidad de comandante militar. Refomraase-
guró que buscó a Jorge Carrillo sin éxito. Quizá estas especula-
ciones contribuyeron, con el prácticamente insoportable cluna
de inseguridad, a una derrota electoral aún mayor para el partido
del gobierno.
Enseñanzas y aprendizaje de una cultura política emergente

Dentro de su propia lógica de poder renovado y comprometido


con los electores, el Congreso estatal, aún bajo el control priísta,
establecía distancia de esta cultura condenable de la corrupción,
aunque diera al traste con algunos proyectos de Carrillo Olea.
Empezaba a dejar de ser la bisoña mayoría opositora.
El 11 de junio aprobó por unanimidad, y dispensando la se-
gunda lectura, la iniciativa de cancelación de un decreto del go-
bierno estatal por el que se otorga la concesión de una carretera
perifénca en la zona conurbada de Cuemavaca a las empresas
ICA y Consorcio Consultores Morelenses. Los legsladores a&-
inaron que no había recursos suficientes para tal obra.
Después, el 25 de agosto, los diputados no aprobarían la soli-
citud del Ejecutivo para contratar un crédito por más de 72 mi-
llones de pesos destinados al Desarrollo Integral E d a n o Zapa-
ta si las condiciones pactadas no son renegociadas, informó el
secretario de la Comisión de Hacienda del órgano legislativo,
Fernando García Gómez. Esta medida de control del Legislativo
sobre las decisiones económicas del Ejecutivo, además de inau-
dita, resultaría úul en la conhontación crítica de ambos poderes
en 1998.
Pero el verdadero objeto del control y vigdancia del Congre-
so fueron los ayuntarnientos. En torno a las cuentas públicas mu-
nicipales iniciaron los partidos poüticos una lucha de poder. Sin
embargo no resultaron muy daras las estrategias de las fracciones
para resolver la problemática municipal que se expresa en el ma-
nejo, en la mayoría de los casos, de sus exiguos recursos. Desde
luego, es el ejercicio de una facultad destinado a reducir los már-
genes de enriquecimiento ilicito en los municipios.
Lo que sí parece claro es que ejercen un poder que en legisla-
m a s anteriores no se veía. Aunque revitalrzan al poder Legislati-
1.0,los efectos de las acciones, a veces de inuy corto plazo o coin-
plicadas por las disposiciones confusas de la ley. I'or ejeinplo, cl
17 de julio la Gran Comisión J: la Comisión de Hacienda deterrni-
ilaron proceder penalincnte contra los ex presidentes inunicipa-
lcs dc Cuautla, Tcpalciilgo y Coatlán del Río, Tadeo Espinoza
Díaz, Baruc López Corona y Marco Antonio Ríos Cuevas, rcs-
pcctivainentc, a quienes se les coinprobaron irregularidades eil el
mailcjo de las cuentas públicas correspoildieiltes al ejercicio fis-
cal de 1995.
,11 final de 1997, la nueva inayoría logra articularse en la coali-
ciGn de los opositores, adopta un acuerdo de gobcrnabilidad de-
mocrhtica en la );LT711 Legislatura y dejan definitivamciltc dc ser
los iilexpertos lcgisladores. Parecen cobrar conciencia de su po-
der real cambia radicalinente su discurso. E1 debatc de los gr~i-
pos parlamcntaríos sc eleva en intensidad y alternativas.

El acusador, acusado

Este dcbatc de cultura política se había manifestado antcs en cl


campo prcdtlecto dcl autoritarismo. El 5 dc scpticinbre, iliniiis-
tía Internacioiial(ii~)coinprometió su apoyo a Gcrardo Dctnesa
Padilla, uno de los dkigentcs dcl CoinitG dc Unidad 'Tcpozteca
(~LT-r), al coiisidcrarlo "preso político", infoiinó Moriis Tidball
Uins, integra~~te de 111. Frente al uso arbitrario dcl sisteinn legnl
para reprimir, inediante cl encarcclainicnto de rel~eiles,einerge la
rcivindicación de la libertad y dcl dereclio a disentir.
El cncarcelainicnto infi~ildadode Ilemesn Pndilla pucdc lcer-
se como un síntoma dc la debilidad del gobicrno de (:arrillo Ole;,;
lia sido derrotado en Tcl>oztlhn,pero reueilc por principio dc au-
toridad a uno de los líderes del poblado.
Se describc así la gravedad de la situación. IvIicntras la mayo-
ría la percibe, el gobierilo parece cerrarse. Draináticaincnte con-
C U L T U R A POl./TlCA EN M O R E L O S

tinúa la dinámica que Carrdlo cilcoilu-6 dcsde la cainpaila electo-


ral. N o la pudo resolver pese a sus coinproinisos de campaña.
Por otro lado, en vista dc que sigue la impunidad, el 1 de diciem-
'
brc cerca de 600 ciudadanos, ciltrc transportistas, organizaciones
de dcreclios huinanos independientes y agrupaciones ciudada-
nas, realizaron una inarcha deinaildaildo que el gobieriio estatal
detenga la ola de violencia generada cn todos los sectorcs y espe-
cialmente en el tsansportc. La demostt.aciÓn fuc convocada por
la Federación riuténtica del Transporte, la cual agrupa a varias iu-
tas de pasajeros y a taxistas de la zona conurbada de Cuernavaca.
Para coinpletar el cuadro, el presidente de la Coinisión Esta-
tal de Derechos Humanos, Carlos Celis Salazar, informó el21 de
septiembre, cluc en cstc aíio se Iiail remitido a1 incnos 200 reco-
mendacioilcs a f~lncionariosgubernamentales y "la P.T cn Morc-
los ocupa el primer lugar, mediante actos violatorios por parte de
la PJB". Nakiialinente, 110 lian sido atendidas las indicaciones del
respctado abogado. Ni sicluicra se le escucha. E n consccucncia,
los ciudadailos tampoco cscuchan al titular del Ejecutivo, ni a los
funcioilarios. N o se lcs crec.
Ni seguridad, ni desarrolloyinuclio incnos justicia y, en cam-
bio, represión e ineptitud. El grupo social que apoya a C u d l o sc
disgrega y retrocede. El gobernante ha perdido la hegemonía.
Jist6 en crisis la doininación del estado.

RUPTURADEL BLOQUE DOMINANTE

(:onsiderando los ailteccdentes, podeinos destacar trcs agrupa-


niicntos de los actores del conflicto quc lo discurren, a saber: la
arR~meiitacióndc los partidos políticos opositores, combinada
col1 la de las organizaciones sociales, incluida la jerarquía católica,
cutistituyendo progresi~raineiite un bloquc contia la ilegalidad
gnl>ern;unental; las respuestas dcl gobierrio, expresadas por los
representantes de las diferentes instituciones; y L?s intervencio-
nes de los congresistas. Las cuestiones a resolver son la coheren-
cia interna de los discursos, la comunicación política que
implican y la conciencia que expresan del momento polirico.
Para empezar, porque se describe a sí misma, reproducimos
esta noticia publicada apenas iniciado 1998, el 7 de enero: entre
directores y funcionarios de la Universidad Autónoma del Esta-
do de Morelos (UAEM), del Instituto Estatal Electoral (IFE) y de
los delegados integrantes del Ayuntamiento de Cuernavaca y la
Unión de Voceadores, Jorge C a r d o Olea aseguró que no hay
problemas políticos y que la seguridad pública "se encuentra en
niveles aceptables". "La noticia es que no hay noticia. Estamos
trabajando en un cluna de tranquilidad y paz pública."
En los días sucesivos, la ofensiva del gobierno carriUista con-
tra los opositores se reanuda mediante el mecanismo de resolver
las cuestiones políticas en los tribunales del orden común, Por
una parte, detienen al presidente municipal de Temoac, Luis Pni-
dencio Barrera Adorno, perredista, acusado de portación de ar-
mas de uso exclusivo del ejército, cuando regresaba con los co-
mandantes municipales de comprar armamento para el cuerpo po-
liciaco local. La acción era independiente del gobierno y del pio-
grama de segundad pública impulsado por el gobieino federal.
Esta acción propició la movlhación continua de los pobla-
dores de ese municipio, caracterizado por la pobreza secular y la
violencia contra sus habitantes, ejercida tanto por la policía judi-
cial como por las bandas organizadas de dehcuentes. Pero tarn-
bién se caracteriza por la voluntad de independencia "tradicio-
nal" de sus moradores. La dmgencia estatal del PRD se sumó a la
lucha por la libertad del edu de Temoac y, mediante el cabildeo,
reivindicó la necesidad de defensa de esa localidad, recordando el
asesinato del tesorero, hace casi un año. A la misma se agregaton
10s e d e s y regidores perredistas de todo la entidad.
CULTURA
POLITICAEN M O W ~ ~

Esto propició que el 22 del mismo mes, luego de cuatro ac-


ciones de bloqueo de carreteras de los pobladores de Temoac, la
prensa publicara que
...el gobernador del estado Jorge Cnrrilio Olea, se comprometió,
ante 15 presidentes municipales, a brindar todo su npoyo al alcaide
perredista de Temoac, Luis Prudencio Barrera Adorno, que se en-
cuentra detenido por violar la Ley Federal de Armas de Fuego y
Explosivos. En tanto, después de 14 horas, los casi 700 habitantes y
militantes perredistas del municipio de Temoac levantaron el blo-
queo a la carretera panamericana.
En los hechos, esta declaración no tuvo ninguna consecuen-
cia. Sin embargo, C a r d o Olea recibió un importante golpe a su
escaso crédito el día anterior, según la prensa: "Jorge Carrillo Olea,
cometió el grado máWno de incumplimiento en materia de dere-
chos fundamentales, al rechazar la recoinendación 114/97, emi-
tida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)".
El organismo señaló como "deficiente e irregular la integiación
de las averiguaciones previas en el juicio a Gerardo Demesa Padi-
Ha". "Recomienda a C a r d o Olea otorgar el indulto a Demesa."
En torno del tema de la seguridad pública, del cual los organis-
mos institucionales de la reforma del estado no se ocupaban, se
enfrentaron las fuerzas sociales, agrupadas como ya se mencionó.
Sin embargo, es conveniente señalar que los polos del debate
se movieron en tres pistas: la confrontación discursiva con privi-
legio de los medtos escritos; el plano jurídico, especificamente
penal; y el de la acción callejera y de propaganda directa. Las tres
desembocaron en el Congreso del estado como instancia de má-
Wna resolución. De hecho, tal vez desde los tiempos del Consti-
hiyente, por primera vez los diputados fueron investidos de su
poder como representantes con la acción de las fuerzas sociales
que los reconocían.
Además, podemos dishguu: claramente tres períodos en la
secuencia del proceso conua cl gobernador C a r d o Olea: 1) de
enero a marzo, el descoilcierto, donde se descubrc~lcoinplicida-
des criminales. La sociedad reivindica su razón u el poder se de-
fiende. N o se sabe chino proceder eficazinente, 2) de abril :i
inayo, se da la ofeilsiva social por la revocabhdad, en la cual se
pcrfila una demanda central: destituir: a Carrdo Olen, sc eleva la
demanda dc juicio político y 3) de inayo de 1908 a junio 1999,
donde se desarrolla el juicio político y la lucha contsa la irnpuni-
dad y con ello, el despliegue político de la cultura cincrgentc. Sc
siiitetiza así la definición de las direcciones políticas y sus rcspcc-
tivas propuestas culturales. Veámoslas cn despliegue.

Para empezar, la detención de los policías de Morclos en la carrc-


tera, con el cadivcr en sus inailos, ineiecc uiia soineia revisión
cuando iiiciios. Considerando las características de los cuerpos
policiacos, inisinas que causaron la crisis en ilucstra entidad, ie-
culta un tanto extraño que cuatro agentes judiciales f ~ ~ c i adetc-
il
iiidos por una parcia dc patr~~lleros de caminos, coino sc descri-
bió en la versión iniciahncnte difundida. l'ostcriormcnte sc
inencion6 quc participaron agentes judiciales dc la cntidad vcci-
na en la detención. Sin embargo, fue la PC;R la quc arraigó, intc-
rrogG y consignó ante el juez federal a los policías secuestradores.
l'oco o nada sc disciit-ióp~í~licainciite
de los fundamentos ju-
rídicos para proccdcr coino se hizo. 1 .:I tlnpraiicia y cl cscindalo
político que dc ella sc derivó oscurccicr<>lipor c«iiiplcto cl tctna.
Ida fiindaincntaciói~jurídica palideció ante 1:i fuliliinsnte acción
policiaca.
1 Dc csta suertc podeinos deducir la prcsencis y participación
de poderosas fuerzas quc asestaron cl psimer golpc a la banda cn-
quistada en la 13GJ.Las características dc la detencióti otor-nron
CUI:TLIRA
P0/./7'IG\ PAr MORELOS

ininediatainente certeza a las denuncias civiles ~/Iorelos.L~~


diputados de oposición actuaron pmdcntetnente: demandaron la
destitución del jefe policiaco detenido, la renuncia de su jefe in-

rcdo Mcrlo. Sin einbargo, Carrillo Olea rcspondió, cil voz dcl se-
cretario de gobierno, Jorge Morales Barud -nótese- que no
autorizaba la comparecencia del priincr rcsponsable de los cucr-
POS policiacos. ¿QuC los empujó a esta decisión inaukta eri un
marco republicano?
La reacción del gobierno estaba determinada por el temor.
Los resultados electorales adversos y el avance de la oposición,
en especial del PRD, lo predisponían a no ceder ante un Congreso
de oposición, coino se vio en la sesión inaug~iralde noviembre.
Se refugiaba, sin argumentos y sin alternativas propiamente polí-
ticas, en el principio de la autoridad.
Desde cl inarco de los partidos, los dirigentes del Partido
Acción Nacional (~IAN)y clcl PRD se inostraroil atnbivalentes.
:liite iina scgunda ncgativa del gobernador para qlie comparecie-
ra I'eredo, los jefes de las inis fuertes formaciones calificaron
coino soberbia la actitud del ex inilitar e irracional sil endueci-
,miento, inicnti-as advirtieron cluc le faltaba sensibilidad política.
Es decir, esperaban una respuesta política.
Días después, propusieron una rcfortna cot~stituciot~al para
que desiffiara al procurador en el Coiigreso o se lc eligiera. Nada
de exigir destitución ni renuncia de I'ercdo Merlo. Iilsisticron en

nal. hticntias los partidos locales buscaban soluciones sin sobre-


saltos, la PGK contilluó su accionar: no sólo arraigó a hlf.artinez
Salgado, sino Ilainó a declarar a Miyazawa luego quc se Ic destitu-

bmpcro, los temores dc Carrillo Olea tenían fondo. El coin-


ponente principal del PRD es una fuerza social inovilizada, íunda-
mentalmente popular. Su discurso político es directo y se mueve
con iniciativas propias. Al terminar la primera semana de la sor-
presa, realizaron una manifestación en Cuernavaca demandando
la destitución de Peredo Merlo y juicio político a Carrdio Olea
por encubrimiento. Sólo un día antes, su fracción parlamentaria
reclamó, junto con ONG, la destitución de Peredo.
El asunto de Martínez Salgado, como es obvio ahora, detonó
un proceso político muy importante. El tono inicial de la reac-
ción en los distintos sectores sociales es muy revelador. La prue-
ba de que Martínez Salgado participara en algunos secuestros, se
convirtió en la convicción general de que la policía en su conjun-
to estaba involucrada.
Se disparó el mecanismo popular que releva de pruebas con-
cluyentes. Como es experiencia personal el trato prepotente y ar-
bitrario de los cuerpos policiacos, la revelación sensacionalista
del asesinato del "Moles" transmite la emoción de que se caen las
instituciones y, por fin, llega la justicia.
Si sus colaboradores son delincuentes confesos, el mismo
jefe lo es. Nadie puede, entonces, resolver el problema si no es
sustituyéndolo, reflexiona el sujeto medio. Así, en los diferentes
corrillos de las ciudades afectadas por la ola delictiva, se procesa-
ba la reacción social ante semejantes evidencias. N o había, por
tanto, una directriz clara de acción. Lo más ckro, evidente, era la
indignación. Pero en el quehacer, predominaba más bien el des-
concierto.

La Coordinadora y el bloque emergente

Brotaron las directrices que podrían encauzar esa indignación en


los días subsiguientes. Luego de discutir en distintas instancias,
Julián Vences, presidente del comité estatal del PRD, convoca a
los &gentes de los partidos políticos de oposición, a los diputa-
dos federales, a los dirigentes de varias cámaras empresariales, a
líderes de organizaciones sociales y a ciudadanos notables, como
el propio obispo, para organizar la demanda social de seguridad.
Los reunidos en esa asamblea c i d acuerdan, entre otras co-
sas, convocar a una manifestación silenciosa la siguiente semana,
el 17 de febrero, para enarbolar su demanda central y explícita.
Para el efecto, en el terreno organizativo deciden crear, según la
prensa, el "Comité para la Defensa y la Seguridad de Morelos".
E n realidad, se llamará días después Coordinadora Morelense de
Movimientos Ciudadanos (ChfMC).
Esta organización carece de estructura y jerarquías, integrán-
dose por organizaciones políticas, empresariales, sindrcales, so-
ciales y ciudadanos, cuyo mjxirno órgano de decisión es la
asamblea, pero destaca que esta agrupación incluye a los más di-
versos sectores sociales, desde empresarios hasta t r a b ~ajdores
manuales y desde el PAN hasta el Frente Zapatista de Liberación
Nacional. Su pluralidad es manifiesta. Es la aparición de un blo-
que social emergente.

Composición social y orientación política del bloque emergente

E n este bloque social emergente participa el organismo más re-


presentativo de los empresarios: la XDIEM-Coparmex. Es muy
importante distinguir este tipo de participación, pues esta enti-
dad es simultáneamente una organización económica y política.
Antes de esta coyuntura, la Coparmex siempre se había ali-
neado con el gobierno. Su intervención en un frente antiguber-
namental y de acción social callejera es un hito. En primer lugar,
revela la ruptura del bloque dominante preexistente. Cuestión
que pocos analistas señalaron en su momento. Como se anotó
antes, los empresarios locales habían sido m a r p a d o s por Carri-
llo Olca, ahora sc lc eilfrcntaban. Lns razones son casi obvias: cl
estrato social mhs lastitnado por la acción iinpu~zcdc los secues-
tradores fue prccisaincntc el einpresarial. Rec~~rieroil a diversos
inedios para logrxr seguridad. Empezaron por apoyar a Carrdlo;
demandaron coinedidainente en sus espacios, coino conlidas c
inauguraciones, seguridad para su patriinonio y sus f a i d a s ; ca-
bildearon e licicron llegar protestas cada vez inis enérgicas a1
Ejecutivo. Después, etnpezaron a separarse políticaineilte de los
orpnisinos ledes al gol~ernador.I1asaron a la crítica, para, final-
mente, asumir. una posición de ofensiva y denuncia a la luz de las
evidencias.
En gran inedida, en la cultura política tradicional, es el sector
inás respetado por su cilorinc influencia. En cl periodo que refc-
riinos, sin einbargo, f ~ ~ e r omarginados,
n insultados, engaiiados,
secuestrados y cxtorsionados inpuncrnente. Las listas de secucs-
trados estaban integradas inayoritariamente por sus niicmbros.
Lógcamente pasaban a la oposición.
Adeinis tainbién participa la Cailaco. En Cucrnavaca, coino
habíamos visto, durante la presidencia de Muinberto Corral Arcc,
adininisaador de einpresas, el organismo de los coinerciantcs
inantenía una posición consc~~radora. Ante la ola de secuestros,
dcspuí-s del incremento del 96, túnidamcilte scfialó a fmcs de1 97
que el gobierno había sido rebasado, pero su salida consistió eil
pedit la intervención del ejkcito. Este discurso parece dcscribir-
sc por si inisino. Pinta con claridad h lógica de la ditigencia del
"coineicio cstablccido". No esistc una difercncia dc fondo coi,
el gobierno, acaso constituye un matiz inavormcntc autoritario,
de uso indiscriminado de la fuerza. Sin duda, forma parte de la
cultura política doiniilante.
El relevo e11 la presidencia de la Canaco cambió el discurso
dcl orgnnismo. José Mai-ia Roinán Romin, abogado, artibó a la
chigcncia apoyado por una constelacióri dc colller-iantcs más
críticos. IGpidamcntc se sumaron a la demanda civil de seguridad
y, con faclhdad, por la liga política previa con la Casa Ciudadana,
se integraron a la Coorduiadora.
Las razones de fondo que propiciaron este cambio so11 las
mismas que empujaron a la Coparinex. Así, los organismos ein-
resa aria les más dináinicos y numerosos rompieron el bloque do-
minante y pasaron a la oposición. La presencia dc varios repre-
sentantes de la Canaco en la coordinadora aumentó el peso
específico de este sector en la duiámica del frente contra la insc-
guridad. El propio Román estuvo en h s acciones iniciales, pero
los más activos fueron José Luis Huete y Sergo Ayala. De hecho,
el priinero asumió el papel de coordinador del frente.
La parte empresarial asumió, de esta inmera, un papel &ec-
tivo en lo formal y en lo práctico, aunque, como veremos ense-
guida, no mantuvo coherencia política. En el mismo sector, con
capital de menor sigmEicación, pero de función esaatégica, varias
orpnizaciones de transportistas intervinieron en el frente. Des-
tacan los casos del Grupo Unido de Transporte 1)úblico Inde-
pendencia, de taxistas, duigdo por Enrique Rodríguez Zagal, "el
Cancún", y la Federación Auténtica del 'I'ransporte, la cual a g u -
pa unas 10 rutas de la capital, dirigida, entre otros, por Dagoberto
Rivera Jairnes.
Este estrato social, por su significación económica, puede ca-
racterizarse como medio. De fuerte contenido popular en su di-
ilárnica cultural, por la i1ati.ualeza del proceso dc trabajo, había
sido base social tradicional del priísmo. Empero, rotos los mcca-
nismos corporativos por la presión de los lnismos actores, e11 su
seno se expresan orientaciones políticas también plurales. Asi-
mismo, participaron organizaciones de intereses económicos,
como El Barzón y la Unibii dc Locatarios del mercado Adolfo
I,ópez Mateos, provenientes principalmente de estratos medios.
Dc estos estratos se nutren otras organizaciones que no tic-
nen un carácter gremial como las antedichas. Sería largo enume-
rarlas, pero su orientación social se manifiesta en los nombres,
coino Alianza Cívica, Acción Civil Morelos, Casa Ciudadana,
Centro de Encuentros y Diálogos, Asociación de Colonos, Con-
sejo Cívico, Ruta9 Intematiozal, Unión Estatal de Padres de Farni-
lia, Giupos Comunitarios, Mujeres en Lucha por la Democracia,
etcétera.
Pese a la diversidad de denominaciones, entre ellas hay un
factor común: su disposición manifiesta para participar en políti-
ca. Sus características las identifican con la llamada sociedad civil,
pues se trata de organizaciones no gubernamentales, sin defini-
ción clasista ni política expresa, sino de intención pluralista y ac-
ción en espacios delunitados. Destaca la firma de la Diócesis de
Cuernavaca.
Del lado del sector productivo es notoria la ausencia de las
organizaciones sindicales, con excepción de la sección estatal del
Sindicato del Instituto Mexicano del Seguro Social (IBISS). Aun-
que en retirada, la tradición corporativa de las organizaciones de
defensa económica de los asalariados es quizá la causa de esta au-
sencia. En cambio, en la sección del IMSS participan destacados
críticos del régunen, encuadrados en el PRI y en el PRD. Es decir,
hay una conciencia política, más allá de los intereses greiniales.
Finalmente, el espectro social y político se cierra con la casi
unánime participación de los partidos políticos de oposición. L~~
más numerosos encabezan la agrupación, mientras al'vnos se in-
corporaron a lo largo del proceso, en función de su dináinica in-
terna, como el Partido del Centro Democrático (PCD) y el
Partido Verde Ecologis ta Mexicano (PVEh1). Entre las organiza-
ciones expresamente políticas se cuenta el FZLN, cuyo peso nu-
mérico es más bien reducido, pero representa la opción política
más radical en la entidad.
Esta diversidad social y política es la phcipalWtud del "Fren-
CULTURA
POL/T/CA EN MORELOS

te" contra la inseguridad, propósito manifiesto que encubre el


objetivo político de diinensión histórica y de mayor significación
en la cultura política: la elrminación de la impunidad de los fun-
cionarios del poder público. Esta diversidad es también su ma-
yor debilidad. La orientación política más certera podría cons-
tnUr desde ahí una nueva alianza dominante. Sin embargo, como
veremos, los discursos divergentes de los participantes se coinbi-
naron con la renuncia implícita a tal tarea.
Desde la perspectiva de Car~dloOlea se adverúa aquella posi-
bilidad coino un grave riesgo, de ahí su resistencia tenaz a una rá-
pida victoria del frente emergente. No sólo se trataba de conser-
varse en el poder, sino de conservarlo para la alianza que él
representaba. No sólo se trata de la conservación del PRI en el go-
bierno, sino sobre todo de la continuidad de la cultura política
que separa a gobernantes y gobernados. Estas convicciones sub-
yacen en la reacción casi autoinática, aunque desconcertada, de la
inayoría del grupo en el poder.

CONCERTACI~N
INMEDIATA, INCERTIDUMBRE DEL FUTURO

Demos continuidad a la lectura de los discursos. El secretario de


sgobierno,Jorge Morales, pese a las evidencias y a las detenciones
masivas de agentes del g u p o antisecuestros, el 6 de febrero ase-
p - 6 ante la prensa que no desaparecería el temible grupo. Dos
semanas después, Reyes Gaytán fue designado jefe de ese cuer-
po. Evidentemente, los personeros gubernamentales iio estaban
en disposición de cmfJiar nada. Probablemente permanecían en
su ámbito virtual, ignorando los hechos. Error, sin duda. En esta
lógica, el anunció nuevos recursos para el rubro de
pública, Además, inició su búsqueda de consenso en
los niveles superiores de la burocracia gubernamental, como la
sostenida con Francisco Labastida el 7 de febrero.
De esta enuevista trascendió una versión atribuida a A u p s t o
P d n a César, cercailo a Liébano Sienz, secretario articular del
Presidente Zeddio, la cual afínnaba que el gobernador fue invita-
do a resolver el conflicto de la tnanera que piefuiera, en ese leri-
*aje críptico de la cultura priísta. En el inismo lenguaje, asega
esa versión, Curillo Olea repuso que debelía consultarse a los
expertos coino 61 con respecto a las medidas que sería ilecesario
adoptar contra el narcotráfico.
En tanto, la oposición seguía inoviéndose en ese inwco de
virtualidad, insegura del alcance real de su base social. l'osible-
mente por csto, luego de aceptar en generd la iniciativa p a n desig-
nar al procurador, los diputados resolvieron en la coinisibn peuna-
nente verificar si procedería juicio político contra Peredo, dando
tiempo a una respuesta comedida del gobierno, L? cual restauraría
la coilvivencia respetuosa eiitre los poderes. Como si temieran el
conflicto para constihiir el poder autónoino del I.egsQtivo.
Ainbivalentes, los diputados de oposición en el Congreso es-
tatal tambiCn coiisidenbaii la posibilidakde fincar rcsponsabih-
dades al gobernador, pero más como elemento de presión que
prohabdidad de acción parlamentaria. En foriiia seinejmite sc
inanejaban los dirigentes de los partidos. Aceptaban la posibili-
dad de un acuerdo para reformar la constitución y pasm al Con-
p e s o la designación del procurador, al tiempo que esigían la
renuncia de Peredo -otra vcx le ofrcckn salida dipa- y la de-
signación de u11 nuevo procurador en el marco legal existente.
li~clusose entrevistaron con el gobernador Carrillo, conviniendo
la reforma, por lo cual se apresuraron a anunci;u. que no solicita-
rían juicio poiítico. En el extremo, los dUigetitcs perredistas,
honrando su compromiso con el gobernador, deslindaron públi-
camente al comité directivo de la demanda de juicio politico en-
derezada por sus milttantes en la manifestación del 7 de febrero.
Apenas habían transcurrido dos semanas des& la detención
CUI.TURA ~i,v,vo~u.o~
I'OL~TICA

dc Alarúnez Salgado. La confianza dc CariZUo, luego de las posi-


ciones conciliado~:asdc la oposición -en tanto no consideraba
la berza que se estaba aglutinando en el frente- se manifestó c i ~
Ia reiteración (el 13 dc febrero) dc su frase de campana: nadie está
por encima de la ley. Frcnte a la mayoría lcfftímamente constinii-
da cil el poder I,cgislativo, la sifuinación contumaz. El desprecio
patente por la poblaciótl. La racionalidad, si alg~~na vcz la liubo,
cedía ante el einpuje de una versión capiicl~osade las coridicio-
nes políticas: para Car~dloOlea nada pasaba.
La reacción de los opositores, cinpero, pcrmanccía cn los
marcos de la coilsidcración por el poder. E1 diputado Suircz
Huape, en su e s d o sintetizó: envió una iiisiva a1 gobernador de-
inai~dándolcque solicitara una licencia tcinporal. llconseiaba
una solución al experto en cuestioilcs de seguridad. Natur:ilinen-
te, el silencio fue la elocuente respuesta. En el mismo tcnoi, los
dirigentes partidistas decidieron cambiar de interlocutor: discuti-
rían la iniciativa para designar al ~roc~irador en los 6rgnnos parn
la rcforma del Estado.
En el mundo dc la viitt~alidad,crceríase quc esta decisión re-
ducía el papel del gobernador en la discusión. Incluso, en la co-
inisión para h reforma sc resolvió suspender los foros sobre
rnuni~ipalismoy otorgar prioridad a "la revisión del marco jurídi-
co" en torno a la seguridad publica, scgún la versión periodística.
Tal vez valga la pena considerar este revelador acontccin~ieiito.
L~ iniciativa para la reforma del Estado surgió del gberna-
dor, ahora cuestionado. Tan ambicioso proyecto nunca pash de
concertaciones inme&atistas. Con tal ilombre sc abrió un cspa-
cio palaciego para la negociacióii de objetivos estrechos. Eiiton-
ces, desde principio reprodujo el centro de Ia cultua política
dominante: cosa es la política de los políticos y otra las necc-
de la población. En palabras de Leo Festinger, se trata de
un prototipo de disollancia cognosdtiva. Sc denomina "refornia
del Estado" a un aparato que, en realidad, conselva el estado de
cosas. En términos sencillos, se trata de un engaño. Para usar pa-
labras del propio Carrdlo Olea, de "una mascarada" ideológica
en el peor sentido.
Sin embargo, con resultados magros como antecedente, los
políticos de oposición recurren a ese aparato para significar, en el
código del poder, que van a prescindu de la opinión del goberna-
dor como represalia. Cuando ni formal ni prácticamente tienen
en esa instancia mayor peso que los representantes de los pode-
res instituidos. El gesto resulta menos que una balandronada.
Peor todavía. Asignan al teina que discutirán otro nombre
grandilocuente: revisión del marco jurídico de la seguridad públi-
ca. Nadie que se precie de serio podría aceptar tal disonancia, en
tanto era por todos sabido que se hnitaba a definu. las adecuacio-
nes en la constitución para que el Congreso decidiera, a propues-
ta del gobernador, quien sería el procurador.
Evidentemente, en ambos nombres hay una declaración de
intenciones. Es sólo una gesticulación del poder. Los significan-
tes no corresponden a los significados.N o existe mensaje eficaz,
porque está vacío. El contenido ni siquiera hace a las cuestiones
centrales que invoca la fonna.
Podemos, por tanto, c o l e p dos aspectos interrelacionados
entre sí.

1) No existe comunicación entre dirigentes y duigidos, en tanto


el sentido de los sigmficantes no expresa el mundo cultural de
10s sujetos subordinados. En cambio, entre los &gentes, in-
dependientemente de sus preferencias ideológicas discursi-
vas, sí hay comunión significativa. Es un código cifrado que
pasa por encima de los dirigidos. Estos últimos, de ninguna
manera insensibles al intercambio de señales entre los jefes,
confuman en la práctica la defUiición popular de política.
CULTURA
POL/T~CAEN MORELOS

Hay en esto un residuo significativo universal. Acaso la fun-


ción de esa comunicación entre jerarcas, inetahgiiísticamen-
te considerada, sea asegurar la división entre jefes y masa.
2) Por lo anterior, constatamos que los polos enfrentados re-
producen prácticamente la misma cultura política. La dife-
rencia estriba en que una parte, la que se asume crítica del
estado de cosas, vive el desgarramiento causado por su frag-
mentación interna: para constituirse alternativa de poder,
propone un cambio político, pero simultáneamente practica
la política que denuncia en cuanto se asume parte del Estado.
Precisamente por esta dialéctica, no sorprende la reacción y
contraofensiva del grupo en el poder. Para empezar, el pro-
pio CarrilIo Olea, lejos de atender los prudentes consejos de
sus opositores, los reta. Ante la prensa, al siguiente día del
anuncio de los &%entes partidistas, asume "la responsablh-
dad política que se derive de los errores de control interno
cometidos en la PGJ". Eso sí, declara enfático, no renunciará.
Los desplantes de C a r d o Olea alejan a la oposición de su
tono conchador. Coino respuesta a su nueva propuesta de que la
designación del procurador por el Congreso operara hasta la si-
guiente administración, los dirigentes del PAN y del PRD exigie-
ron su inmediata renuncia. Como si fuera parte de un plan, el
mismo día se publica un desplegado de apoyo al gobernador y
éste emite un mensaje conciliador.
Los signatarios del desplegado, intelectuales adictos al régi-
men en su mayoría, afirman que en Morelos existe un clima de
estabilidad y desarrollo, por 10 cual la gente no debe dejarse enga-
ñar. Se trata de un mensaje para contrarrestar la manifestación
convocada por la naciente coordinadora en esa fecha. El gober-
nador, por su parte, durante la toma de protesta de la nueva di-
rectiva de &naco Cuernavaca, &una a la oposición a un reen-
cuentro. Usa varios csilificatlvos. ldcntifica coino "honesta" su
convocatoria a la discusión "inadura" y sin "radicalisinos". Dcs-
de un punto de vista racioilal, el mensaje pareciera calciilado. SUI
embargo, como ya vimos, en el discurso gubernamental los sigli-
ficantes cobran un seiitido cifiado. Destaca el $ro. liliora el
rnandat;irio se muestra lnesurado y explícitaincnte conciliador.
El tcxto sólo es legible a la luz de los antecedentes.
El uso de los calificativos revela, por oposición, que antes no
se consideró honesto, ni maduro ni moderado. l'areciera autocrí-
tico, pero es mis bien calculador. i'peilas tendreinos todos piue-
bac de la capacidad de convocatoria de los opositores cstc inismo
día. Por tanto, el gobernador ticnde un puente preventivo. Nslda
inis. Otra vez, es un truco del poder.
Por fin,para intervenir en el debate, salieron a la calle las pcr-
sonas sencillas. En el inecanismo de expresión dc los anónimos
ciudadanos apareció la comunión con una h e c c i ó n política. Sc-
gún los medios, cuatro 1 d personas exigieron el fin de h 01% de
violencia y critninalidad en Morelos, así como la inmediata re-
nuncia de Carrillo Olea.
Anotemos que la demanda es la renuncia del gobernador. Es
la posición intermedia entre el juicio político invocado cn la ina-
nifestación peiredsta previa y la conciliaciói~de los poderes. Es
la convocatoria a la racionalidad del gobernante, a la inadurcz,
honradez y moderación republicanas que supuestamente le ador-
nan. El choquuc discursivo es muy obvio. Mienhas la oposición,
especialmente h directiva del PRD, concem y cede para mantener
la unidad y presenrar la ii~stitucionalidad,el gobernador subvierte
en las palabras y los hechos la legalidad que aseglin defeilder.
A partii de la mrirclia ciudadana se suceden, el1 el inibito fe-
deral, declaraciones que aislan al gobierno r n ~ r e l La ~ ~PGR
~ ~ ~ .
promueve órdenes de aprehensión contra judiciales estatales,
consigna y procesa a Martinez Salgado y otxos comandantes, a
CULTUI:~
poI.i.rrcA EN AIORELOs

q i e n e s se dictan autos de formal prisi6n:Mariano Hei~ánSalva-


ti, responsable de la lucha mtinarco, revela que I)eredo ~~~l~
protegía al cártcl dc Morelos, relacionado coi1 el dcJuáret, pero
no lo acusa foimhnente, en una clara operación de desprestigio
contra el gobiemo estatal.
E n la C h a r a de Diputados del Congreso dc la Unión se de-
sarrolh debates sobre l~ inseguridad en Morelos. La directiva
nacional del PRD adopta también una posición beligerante y de-
manda la reconsu-cción de la seguridad y la convivencia social
en la entidad. El presidente de ese liartido, Andrés hlanuel López
Obrador, frecuenta a los dirigentes locales.
Carrillo Olea, después de la inanifestación ciudadana, reiteró
su negativa a renunciar. Por el contrario, convocó a luchar contra
la delincuencia. Como si no estuviera desacreditada su gestión,
usó el recurso declarativo de negar la rcalidad política. A IR vcz
anunció, por frn aunque tarde, camnbios cn su gabinete. También
entregó una nueva propuesta a la Comisión para ln Reforma del
Estado. Considerando las observaciones de los opositores, la iili-
ciativa para quc el Congreso designe al procurador podi-ía ser
aprobada en breve. Este documento, con intencioiles de conci-
liacibn, resultaba tardío einsuficiente. La directriz de los oposito-
res llabía prendido: Carrdo Olea debería deju el cargo. Las argu-
tnentaciones justificativas que expresó éste estaban cruzadas por
una obsesión: su renuncia equivaldría a la ingobernabhdad y al
reputo del gobierno.
Resalta aún mas su temor de ver distribuido el poder de deci-
& del gobierno, Como si se tratara de un botin y el gobernador
C a r d o fuera el protector del preciado bien. Parece más bien un
aqggmento también proyectivo. Sus colaboradores se repartieron
10s cargos y los negocios ligados a ellos, como el propio Carrillo
pretendió hacer con los megaproyectos.
\r finales del mes, por la sensacióo de ofensiva contra el go-
I
bierno, éste hubo de tensar sus fuerzas cuando integrantes de los
wes poderes acudieron a manifestarle su apoyo al gobernador.
1 Priístas se reunieron en el centro de la capital del estado para rea-
l
liza una contrainarcha en respaldo de Carrillo Olea. Los dirigen-
tes de colegios y asociaciones de profesionales también ofrec~e-
ron su solidaridad 211 mandatario en el palacio de gobierno. Incluso
el presidente municipal de Cuemavaca, el panista Sergio Estrada
Cajigal, en abierta disidencia con su partido, convocó a los alcaldes
de la entidad a formar un frente en apoyo del goberriador.
En cambio, la ADIEA4 Coparinex "pospuso" una reunión con
el mandatario y la Canaco inanifestó su rechazo a un juicio políti-
co contra el gobernador. Estas posiciones reflejan, en su dispari-
dad y escasa fumeza, la debilidad del consenso en la coordinado-
ra, donde la demanda de juicio político se subordinó a la
exigencia de la renuncia del gobernador.
Con este ánimo unitario, la Coordinadora Morelense de Mo-
vimientos Ciudadanos (CMRIC) resolvió realizar una consulta ciu-
dadana para establecer si la población deseaba que Carrdo
permaneciera en el cargo. La creación y actividades de la CMI\.ic,
al asumir en téi-minos generales la deinanda de renuncia de Carri-
llo Olea, evidencia un rasgo ambivalente: la concertaclón de sus
1 integrantes es posible sólo en el corto plazo. Su flexibrlidad atrae
¡ a una amplia gama de participantes, pero a la vez hace laxo el
1l compromiso, como veremos más adelante. D e este modo, adop-
ta una característica de la cultura política doininante: el inmedia-
tismo. Por lo mismo, su acción más destacada, la consulta,
l
l configura una concertación inmediata, pero deja en la incerh-
l dumbre el futuro.

LA DEMANDA DE RENUNCIA "ESTA POLITIZADA": JCO

En marzo de 1998 se desataron "los demonios", parafraseando a


CULTURA
POLITICAEN MORELOS

Carrillo OIea. E n un claro movimiento defensivo, efectuó cam-


bios en el gabinete estatal. Jorge Morales Bamd fue a dkgr al
PRI, siendo sustituido en la Secretaría General de Gobierno por
Hugo Sdgado Castañeda, notario público. En los días subsecuen-
tes son relevados distintos funcionarios, formándose un gabinete
de emergencia que apenas permanecerá dos meses y ine&o en
funciones. Algo así como "un gobierno de salvación institucio-
nai". Al dar posesión a su nuevo secretario, el gobernador reitera
una invitación que antes rechazó: "reanudar el diálogo". Su lógi-
ca piepotente le lleva a ofrecer cuentas de vidrio a cambio de oro.
No contaba con el consenso de los políticos de oposición. Ape-
nas iban éstos a tensar sus propias fuerzas. Carrillo se había apre-
surado a descdficar la consultl como proceso manipulado.
Este discurso despectivo, característico del ex militar, además
de mostrar su esencia autoritaria, le resta posibilidades de sumar
fuerzas. Es un despIante de muy escasa habludad política. De an-
ternano condena a los ciudadanos como seres incapaces de &S-
cernir por su cuenta. Con eso inismo justifica su horror ante la
eventualidad de su relevo. La caracterización de soberbio que le
enddgó una oposición conciliadora resultó pequeña.
E n consecuencia, sus Il'amados al diálogo aparecían como
síntomas de debilidad, más que maniobras políticas. Al contrxio,
la oposición se encauzaba en un curso de choque frontal. Los
partidos, al fin, se retiraron de los Órganos de la presunta reforma
del Estado y, posteriormente, descartaron cualquier posibludad
de dihlogo.
Shultjneamente, manteniendo las formas de respeto entre
poderes Lnstituidos, los diputados de la mayoría opositora solici-
taron al gobernador "reflexionar" sobre su permmencia en el
poder Ejecutivo. Insistían en evitar la c o n f r ~ n t a ~ i óc0nstltud0-
n
nal. sin respuesta, lo hicieron responsable de impedu el &álogo.
por su parte, la CMMC afmaba los preparativos para la consdta.
Allunció 700 casillas eii todo el estado. Instnló 831 cl H de marzo.
Los datos son clocuentcs. El gobierno, pesc a quc desechó cual-
quier participación quc legitiinara el proceduniento, contó con
sufragos favorables.
En la histoi-ia recicnte de la entidad ya se kabían realizado va-
Sas consultas de este tipo. Oisai~zadasdirectamente por activis-
tas, vigiladas por los propios interesados y validadas con su
presencia masiva, estos inecanismos democriticos cliiectos siem-
pre han sido desestimados por el aparato dc Estado.
Consideradas riesgosas para la instimcionalidad, las consultas
resultan generalmente afirmativas para la iniciativa ciudadana.
Son el reverso de la moneda de las elecciones iilstituidas. E11
aquéllas, el abstencionista es el gobierno. E n cl caso dc las elec-
ciones oficiales, el resultado se considera valido y legítimo, aun-
que mas de la mitad de los convocados se abstenga, pcse al enor-
me gasto p r ~ p a ~ n d í s t i cque
o se realiza.
En cambio, las coilsultas ciudadanas son oficinhnentc desde-
ñadas y consideradas ilegítimas. Por contraste, los organizadores
las consideran vilidas y legítimas si cuentan con una participa-
ción significativa, cuya proporción cuantitativa no es el criterio,
sino el sentido y calidad de los comicios. Indudablemente se trata
de formas alternas, aunque no necesariamcntc aiitagónicas, de
manifestación dc la voluntad popular. La dcnoininación "consul-
ta" implica que el resultado no es vinculatorio, cs decir, no es
obligatorio, por lo cual se considera indicativo. D e alii que su
peso moral y político sea el principal resultado. Eti tcolia se con-
sidcra que esta deinocracia dc "refcrendo", directa, es comple-
mentaria de la induecta o representativa, en tanto la nociLn
misma de democracia establece que su ejercicio no se agota en 12
ctnisión del voto. De suyo, entonccs, la consulta es un mecanis-
mo de confrontación, pcse a su carácter pacifico y civilizado. No
cpuafia, entonces, que el goberiiador dc Morclos, rechazado por
los ciudadailos coilsultados, la calificara de "mascarada sin sus-
tento legal".
Por tanto, se estableció una descalificación mutua. El gober-
nalite, rciniso a cumph la ley eii el caso de su procurador y jefes
policiacos, a quienes atribuyó virtudes profesionales de las que
carecían coino qucdó demostrado por sus delitos, illrrocaba 12 ley
para refutar la deinanda que los ciudadanos acti~rosle fomula-
rail. Así, el inarco legal era it~suficientepara resolver el coiiflicto.
La oposición apelaba a la virtud central de la consulta: su valor
inoual y político. El gobernante quedaba en evidencia, 61 sí, sin
Sustento en ese marco.
Entraron en juego las reprcsentacioncs legitunadas de ambos
bandos. Mientras la bancada panista federal exigía la destitución
inmediata del gobernador, para sustituirlo interinainente por un
ciudadano sin frliacióil partidista, los alcaldes perredistas en un
desplegado de prensa solicitaban a JCO valorar los resultados
desfavorables de la consulta para reconstinui las relaciones entre
las autoridades y la sociedad. Por su lado, los diputados federales
y senadores piiistas se manifestaban en defensa de Carrillo íu'g~z-
inentando que no está vinculado ni con el narcotríífico ni con las
bandas de secuestradores. Estas propuestas, formuladas breve-
inente desde las referencias periodísticas, aún así revelan clara-
mente el razonainiento de los representantes. Acción Nacional
apela a un acto de la autoridad central, a despeclio de sus largos
discursos sobre el federdisino, para icsolver el connicto. Ade-
más, parece decir que lo importante es sólo sustituir a1 gobernan-
te, no resolver el problema de fondo. De pasada, lanza una
iniciativa aparentemente neutra para perfilar al sustituto: desco-
noce el peso específico de las representaciones, a contrapelo de
sus reclamos en otras entidades. No tiene una sipificación reno-
vadora de la cultura política.
Los alcaldes peiredistas inorelenses apelan, otra vez, a una
cualidad de la que carece C a r d o Olea. Le piden considerar la opi-
nión de aquellos a quielles el mandatario considera manipulados.
El comedimtento parece surgir de la trahción ceremoniosa de
los antiguos mexicanos, como si la cortesía en el trato fuera capaz
de persuadu: a quien los ha caracterizado públicamente como una
amenaza para la entidad.
Además, calculan que, como consecuencia de ese acto vir-
tuoso, de suprema honestidad, se reconsutuit-in las relaciones
entre la autoridad y la sociedad. A la evidente ingenuidad se suma
una visión conservadora. tl<econstituii. las relaciones autoritarias
que tanto esfuerzo 11a costado romper? Dehtivamente, aparte
de ineficaz, este discurso es perfectamente compatible con la cul-
tura doininante. No proponen ni siquiera una reforma.
En el caso de los priístas, su cinismo es proverbial. Conside-
ran que la ineptitud manifiesta del gobernador no es causa sufi-
ciente para que se le obligue a renunciar. Coino no está deinostra-
do que es delincuente, en perversión del principio de presunción
de inocencia, merece permanecer en el cargo, pese a su patente
omisión. Expresión refulgente de la cultura dominante, en la cual
la estulticia es excusa preferida para evitar la aplicación de la ley.
Parecía arribarse a un terreno pantanoso. Mientras el gober-
nador se aferraba al poder, el frente opositor había ganado una
fuerza social considerable. Podía sentirse en la algarabía del mitin
donde se presentaron oficialmente los resultados de la consulta,
la seguridad de que a la razón contenida en los discursos se suina-
ba la fuerza material de la masa silenciosa. Sin embugo, &ora ve-
nía lo difícil: conducir esa fuerza eficazmente para obtener el
triunfo. Los discursos reflejaron esa dificultad. Al triunfalislno
no le sucedió el pliego de demandas precisas. i n o e e n t o se
había iniciado para alcanzar seguridad pública y castigar a los de-
hcuentes enquistados en el aparato de justicia, elumando la im-
punidad. E n SU desarrollo, la lucha por estos objetivos se encon-
tró con la resistencia del gobernador que, además de defender a
los policías secuestradores, incumplió sus obligaciones constitu-
cionales.
Del castigo al corrompido estado inayor de la Procuraduría
parecía encargarse su hornónima federal, a la cual se le otorgó,
por esto,.confianza plena. El gobierno federal podía contar con
el consentimiento de los reivindicados ciudadanos morelenses.
E n cuanto al gobernador, estaba clara la demanda de que dejara
el poder Ejecutivo. Einpero, quedaba en pie el problema de cómo
obligarlo a obedecer ese mandato. Los discursos reiteraban el re-
sultado de la consulta: jfuera Caurdlo!
Los bigentes estaban en un brete. Había que encontrar una 1
solución. En lo inmediato no había nueva directriz, sólo repetir
que el gobernador debería renunciar. De cualquier forma, seguía
también en pie el problema de fondo: garantizar seguridad públi-
ca y erradicar la impunidad. La coinplicada situación política que
se creó parece justificar la insistencia de los opositores en encon-
S

trar una salida negociada. Una salida fundada en un elemento de


la tradición litigiosa ampliamente reconocido, al punto de consi-
derarse un legítimo recurso político: es mejor un mal negocio que
un buen pleito.
En rieor. la recurrencia perredista citada a esta argumenta- 1
ción es un rasgo de la comunicación política en esa organización.
Como anotamos, inicialmente la diiección política del PRD, loca-
lizada fugazmente en la base combativa, se orientó de modo na- 1
tural a la confrontación, demandando juicio político a JCO y
i
I
destitución de Peredo, implicando seguramente las sanciones
que la ley prevé. Posteriormente, la du-ectiva perredista, ininersa
en un esfuerzo de concertación con las otras fuerzas emergentes,
1i
se orienta a la negociación con el ejecutivo. Convenido un acuer-
do palaciego, no solamente frena la iniciativa de sus militantes,
sino los descalifica públicamente. Coino si el P D fuera eii reali-
dad dos partidos.
En su dináinica interna, las corrientes inanifiestas del perre-
disino siguen la posicióil de la bectiva, como si el razonzunielito
de ésta se l~ubierasocializado. Pareciera que la coinunicación cs
Sin embargo, las discusiones internas dcl partido del sol
azteca, tanto en su consejo estatal como cn sus instancias inter-
medias y de base, se caracterizan por carecer de anasis político.
De esto se sicgucque los militantes se subordinaron a la o~ienta-
ción de la directiva. Entonces, se trata de intuiciones más que de
razones sipficativas. Es notoria la incorporacióii acrítica de una
concesión a las posiciones moderadas.
Por todo esto, los representantes y los representados repiten
una posición que no han razonado, que no es realmente suya,
sino que h han escuchado en su directiva y creen, de algún modo,
que tiene una fundarnentación sólida. Es una posiciGn de unidad,
una solución de compromiso que no satisface el fondo, pero quc
permite la apariencia unitziia. Si no hiera así, entonces el perre-
dismo no estaría yendo de una posición a otra y conseguiría hegc-
monía sobre el bloque emergente. El previsible fracaso en
persuadir al gobernante de obedecer el mandato popular ernpujó
a modificar las posiciones, tanto del perredisino como de las de-
más fuerzas sociales.
Adeil~lás,el problema de fondo no estaba siendo atenclido
sino subyacentemente en la fórmula "que se vaya Carrdo".
I
Como si la renuncia del gobernador fuera la clave p.un recuperar
la seguridad y garantizar la eluiunacióii de la impunidad.
l Estas evidencias de ingenuidad y pragmatismo, de someti-
miento a la cultura política dominante, dan cuenta tainbiéti del
previsible fracaso en el intento de sancionar a Cm-o Olea, úili-
ca fomulación precisa de castigo a la impunidad. Quizi todo
esto permitia al propio gobernador i~~anifestar, a inc&ados dc
CULTURA
POLWICAEN MORELOS

marzo, su queja a los reporteros, en un sarcasmo i n v o l ~ m t ~ o ,


capaz de rebasar la fantasía de los cineastas medocres, cuando
afirmaba que la demanda de su renuncia "está politizada''.
De manera semejante a las repeticiones de las fórmulas en el
perredismo, en un desplegado de fines de marzo, el grupo ein-
presa~ial"Jalemos juntos por Morelos", también se quejó de que
"se politizaran" los problemas de seguridad pública.

EL JUICIO POLITICO: LEGALIDAD E ILEGALIDAD

De ese lenguaje da cuenta la discusión suscitada por la recoinen-


dación 65/98 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH).Además de su dunensión propiamente jurídica, la reco-
mendación tiene una dimensión política que subordina a la pri-

La discusión se redujo, primero, a establecer la facultad de la


CNDH para emitir la recomendación aludida. Obviamente, el eje-
cutivo y los diputados y dirigentes del PRI aseguraban la irnproce-
. dencia de la recomendación porque la comisión se " e x t r a h t ó "
en sus funciones. La presidenta de la CNDI-1, Miredle Roccatti, ar-
pmentó, con base en la ley que la sustenta, la facultad del oiga-
nismo, sin encontrar resistencia fundada, excepto la descalifica-
ción señalada. Por su parte, el PRI y su gobernador se encerraron
en alusiones generales a la constitución de la República, sin preci-
sar los fundamentos legales paia negarse a atender la decisión del

En el Congreso del estado el debate legislativo cedió su lugar


a la dscusión política y juiídica de la procedencia de la iecoinen-
dación. Naturalmente, la mayoría le dio entrada y curso. Era una
ayuda inapreciable del poder central. Encontraban buena parte
de las pistas y pruebas que reforzaban las acusaciones de la de-
manda original de juicio político presentada por la CivíblC. De he-
la CNDH retomaba la causa de los organismos defensores dc
derechos l ~ m a n o sincluida
, Ainnistía Internacional, en conua del
uso político de la adininistraciói~de justicia. En el largo docu-
inento, arnpliainente docurilentado, no sólo se recomendaba a
Carrillo Olea liberar a Deinesa, sancionar a los jefes policíacos,
soineterlos a causa penal y destitukclos, y al Congreso investigar al
gobernador, sino también, en un precedente sin paralelo, reco-
inendaba al poder Legislativo investigai Ll acción de jueces y ma-
gistrados en torno de las resoluciones relativas a casos de plagio y
la respoilsabilidad dc los cuerpos policíacos.
Al aceptarla, la inayoría opositora asuinió el coinproiniso J c
enfrentar legalmente a los otros dos poderes. Naturalrnentc cl
'Tribunal Superior de Juhticia se opuso a seinejante iesolución,
apoyados los inagistrados en su experiencia litigiosa. Einpero,
desde las agrupaciones de abogados, iiuincrosas 17 diversas, sur-
gieron voces para defender la legalidad de la recoinendación.
El debate, entonces, se centró en torno a que el congloinera-
do social era respetuoso de la ley. En una discusibii inaniquea,
política inás que de razón jruídica, los poderes Ejecutivo y Legis-
lativo, apoyados por los diputados y ciiirigentes priístas, así coino
por prácticamente toda la prensa local, se atribuían la legalidad
por definición y, por tanto, ubicaban en la ilegalidad a los oposi-
tores. Este debate transcurrió en dos grandes pistas: Iinn de nc-
ción directa y otra legalista. En la segunda, el tribunal se salió de
un yerro en la coinunicación que le enviara la Coinisión del Rkgi-
mcn Interno y ConcertaciÓn I'ofitica (CRICP), encabezada por el
panistalosé Raúl Hernindez Avila, para sustcierse de la esfera
acción del JAegslativo,iniciando una controvcr-ia constihicionel.
legisladores de oposici6n hubieron de c o r r e p el yerro inc-
hante un nuevo coinunicado. cn el cual sc afumnba que el Con-
greso de ninguna manera pretendía inmisc~li.se los astlntos
del poder Judicial, pues sólo pedían i n f o r m a ~ i óy ~qllc
~ Conse-
jo de la Judicatura inteiviniera en lo relativo de la recoincnda-
ción. El presidente del TSJ aceptó la enmienda y se desistió J c la
controversia constitucional. Era apenas cl coniicilzo de un 1230
proceso dc discusión jurídica.
Eii cambio, e11 el tcrreno de la acción, pese a atribuirse la lep-
lidad, los diputados piriístas y los dirigentes del partido, encabcza-
dos por Jorge Morales Barud, asaltaron cl Congrcso estatal, con
apoyo de elementos de cl~oqueprovenientes de Huitzdac, para

incndación dc la CNDI-1. Este discurso de violencia verbal JT física


fue insuficicnte para impedir la redizacióil de la sesióil dc la (3-
mara de Diputados, pero si suficiente para determinar en qué
lado cstaba (aunque intuitivamente para la inayoría de los ciuda-
danos) la legalidad y el derecho.
Eri rcalidad, sc trataba de la discusibn sobrc la justicia. N o
sólo como admrnistt-ación de las cosas legales, sino como for111a
dc vida. Sin tener que desarrollar una disquisición constitticioi~:il
o doctrinaria, para la inayoría de la población es claro que no
existe tal justicia. Tatnbién coino rasgo de la cultura política do-
i ~ i n a n t destaca
c la vacuedad de las palabras y la ruptura entre sig-
nificado y significante: hay un código cifrado de los políticos.

sobrc la política: los políticos profesionales no dicen lo que rcd-


incntc sc proponen.
Esta disociación de significados y palabras quedó en evidcil-
cia con el asalto al (:oilgrcso. Mienaas se arrogabatl la 1cg;ilid;id.
los priístas achlaban degalincnte. El propio h'iorales Barud hubo
de reconocer el error y pidió perdón a los legisladores cuando cl
oficial mayor, rlntohl Escobar, ya había presentado querella
conu-a los dirigciitcs priístas cn la Procuraduría dc Justicia por
acucrdo del pleno 1,egislativo.
El debate se aclaraba. La acción dcscrita tainbiln fortalecía la
creencia popular de la complicidad del gobernador y su círculo
de colaboiadores en el ascenso de la delrncuencia y la inseguridad
pública. El priísino daba elementos de fondo para su cuestiona-
miento. Por su parte, la oposición nuevamente ~ r e f u i óun calni-
no de conciliación en noinbre de la gobernabdidad y dejó de
actuar penalmente contra los dirigentes del priísmo, así como de-
tuvo su ofensiva jurídica contra el TSJ. No así en el terreno del jui-
cio político contra el gobernador, dando como sustanciada la
demanda presentada por los diiigentes de la ChficfC y abriendo el
proceso constitucional correspondiente.
Los diputados de oposición, sin contar con abogados promi-
nentes entre sus miembros, con la salvedad del Oficial Mayor del
Congreso, se lunitaban a repetir los argumentos sólidos de sus
asesores legales, mientras los diputados priístas, encabezados por
un abogado egresado deslaUAEM, Víctoi Saucedo, sostenían te-
sis generales, citando el articulado de la ley, pero sin entrar en el
fondo de la litis, como dirían los jurisconsultos.
De este modo, en la discusión formal, la diputada priísta Ru-
fuia Villanueva Pacheco, en nombrc de la fracción pnista, asegu-
raba que era improcedente el juicio político contra su jefe, invo-
cando los preceptos legales que precisamente lo hacían sujeto del
mismo, tanto en la constitución estatal coino en la Ley de Res-
ponsabilidades de los Servidores l'úblicos. Como sus argumen-
tos eran generales, se reducía a descalificar la ley, al Congreso y,
obviamente, a los diputados opositores.
Su discurso era coiigrucnte, pese a todo. En esa disociación
de los hechos y las palabras que los caracteriza, los priístas invo-
caban la legalidad para nulificarla. Parecían repeLlr estribillos que
entonaba primero Carrillo 0 1 ~ ~ .
Al contrano, 10s discursos de 10s diputados opositoxes se re-
tnitian a las disposiciones precisas, lo cual no resultaba tan espec-
tzmdar como las afiriliaciones del puismo, m p b e n t e resonadas
CULTURA EN MORELOS
POL~TICA

por los medios de difusión. Simultáneamente, el líder parlamen-


tario del PRI, Víctor Saucedo, desataba una ofensiva desde los
medios escritos, especialmente EISoI de C.uemava~a,que reprodu-
: cían en primera plana su crítica: la legislatura es improductiva, se
i dedica a los juicios políticos en lugar de legislar.
I Al margen de discutir el sentido preciso de las obligaciones
de los legsladores, se trata del mismo discurso, denoininado en
otra época "confusionista", cuyo objetivo es descalificar la esen-
cia de la política. Es la misma perogrullada de Carrillo Olea que el
periódico Reforma, en cambio, citaba irónicamente: "los juicios
políticos son políticos".
Es el discui.so que escinde realidad y significantes,el discurso
esquizoide de políticos que descalifican la política en los rivales.
Es la misma argucia de los políticos priístas que, ocupando pues-
tos directivos en las universidades públicas, descalifican la parti-
cipación de políticos de otras organizaciones en esas instituciones
y en momentos de conficto claman al unísono "las universida-
des no son campo de actividad política". En síntesis, es el discur-
so que pretende la exclusividad de la acción política para los
dirigentes del establecimiento, condenando toda participación
autónoma. Es el secuestro de la política por los políticos.
Esta diferenciación discursiva sobre la legalidad refiere el em-
pobrecimiento del lenguaje en la cultura política dominante. En
este marco se forman los gnipos y corrientes emergentes, por lo
cual también lo usan, a veces renovándolo, a veces reforzándolo.
Desde esta pobreza está el reto de la dirección alternativa para la
fundación de una nueva cultwa política, plena de la diversidad
significativa que enriquece la lengua.
OBRAS
CONSULTADAS

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La Unión de Morelos, 12 de marzo de 1998-30 de junio de 1999, Cuernavnca.
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Morelos, mayo, 30p. Documento mecanografiado.
Hoilorable Cuadragésima Séptima Legislatura del Congreso del Estado Li-
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Huete Correa, José Luis, Carnlen Genis Sánchez, Javier López Sánchez,
Edmundo Venosa Peña y Rigoberto Lorence López (1998). Denuncia
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Estado de Morelos ante la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión. Cuernavaca, Morelos. Copia simple con sello de recibido de la
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el 7 de abril, 8 fojas útiles.
, Julián Vences Camacho, Edmundo Venosa, Javier Lóyez
Sánchez, Graco Ramírez Garrido, Carmen Genis, Andrés Gabiiio Mar-
tínez, Adrián Rivera Pérez, Enrique Rodríguez Zagal, Sergio Alvarez
Mata, José Luis Correa Villanueva y Rigoberto Lorence López (1998).
Solicitud de juicio de responsabilidad, en contra del C. Jorge Carrillo
Olea, Gobernador Constitucional del Estado de Morelos. Cuernavaca,
Morelos. Copia simple del original presentado el 8 de abril ante el Con-
greso del Estado de Morelos, 20 fojas útiles.
Mancillas Manjarrez, Jerónimo (1998). Oficio BOO.OO.RO5.07.3/2482 de la
Gerencia Regional Balsas de la Comisión Nacional del Agua, dirigido a
David González Mayén, Director de Promoción de Evigro, S.A. de
C.V., rechazando perforación de pozo profundo en la Ciudad de
Cuautla. Cuernavaca, Morelos. Copia simple del original emitido el 7
de julio y de los anexos antecedentes, 8 fojas útiles.
(1998). Oficio BOO.OO.RO5.07.3/3112 de la Gerencia Regio-
nal Balsas de la Comisión Nacional del Agua, dirigido a Jorge Guzmán
Ballhausen, director general del Sistema Operador de Agua Potable y
Saneamiento de Cuautla, describiendo un polígono de veda para ex-
tracción de agua en Cuautla. Cuernavaca, Morelos. Copia simple del
original emitido el 3 de agosto, 5 fojas íitiles.
CULTURA
poL\nc/i EN MORELOS

Mojica Toledo, Alejandro ( 1999). Iiltervención en el debate sobre el dicta-


men de juicio político contra el C. Jorge Carrillo Olea. Cuernavaca,
Morelos. Copia simple del texto emitido el 2 de junio, 3 fojas.
Román Román, José María (1998). Oficio sin número de rechazo a la refor-
ma de la Ley Estatal de Agua Potable por la Cámara Nacional de Co-
mercio, Servicios y Turismo de Cuernavaca. Cuernavaca, Morelos.
Copia simple del original remitido el 15 de diciembre, 4 fojas útiles.
Reynoso Abúndez, Juan Antonio (s/o. Selección de textos de la Recomenda-
ción 25/98 de la CNDH (pp. 98- 102) y del Periódico oficial del 28 de agos-
to para argumentar en el debate sobre el dictamen de juicio político con-
tra el C. Jorge Carrillo Olea. Cuernavaca, Morelos. Copia simple.
Saucedo Perdomo, Víctor Manuel, Juan Antonio Reynoso Abúndez y Erika
Cortés Martínez (1999). Dictamen de la Comisión de Puntos Consti-
tucionales y Legislación sobre el decreto que reforma la Ley Estatal de
Agua Potable en sus artículos 7,93 y 98. Cuernavaca, Morelos. Copia
simple del original emitido el 12 de enero, 20 fojas útiles.
Villanueva Pacheco, Rufina (1999). Intervención para fijar la posición del
PRI en el debate sobre el dictamen de juicio político contra el C. Jorge
Carrillo Olea. Cuernavaca, Morelos. Copia simple del texto emitido el
2 de junio de 1999,7 fajas.
Xicoténcatl Reynoso, Marco Antonio (1999). Intervención para fijar la po-
sición de] grupo parlamentario del PAN en relación al dictamen de jui-
cio político contra el C. Jorge Carrillo Olea, Cuernavaca, Morelos.
Copia simple del texto emitido el 2 de junio, 3 fojas.
l

COMOPARTICIPAMOS EN POLÍTICA
LAS ONG DE MORELOS

Juan Mar1 tiel Za rqoza


José Moisés Hernández Zornora

En Morelos existe una cultura de lucha desde los pueblos, que

Laureano Vinh Flores generaron importantes movimientos polí-


ticos, pero al ser asesinados, los movimientos políticos que enca-
bezaron perdieron fuerza y aparentemente se extiiiperon casi
por coinpleto.
Con frecuencia succde también que los pueblos ejecutan ac-
ciones dc autodefensa, de autojusticia ante la impotencia de ver
que la justicia federal o estatal no actúan; entonces aparentemen-
te se repliegan y esperan el momento de actuar. En otras ocasio-
nes todos estos esfuerzos frustrados generan un rcsenthniento
colectivo quc da lugar a acciones violentas inaceptables, como
los hcl~ainientosquc Iian ocurrido en Zacualpan, Hueyapan,
Axochiapan p Xoxocotla en la presente década. La fuerza política
y las formas de orgaiiización política de los pueblos son una res-
puesta colectiva a1 deterioro de la legitimidad del Estado y de las
diversas instituciones sociales. Esta rcspuesta colectiva parece
sustentarse en su cultura comunitaria de inayoi convocatoria y
Icgitimidad, y una cultura dc resistencia ante el Estado. Estas for-
mas orcanizativas son la preocupación principal de las Organi-
zaciones No Gubernamentales (ONG) en Morclos. En cste ensa-

235
nos proponemos describir la cxperiencla del Cellu.0 de
Encuentros y Diálogos en el catnpo de acción de las ONG, ~ ~ m o
una expresión de la sociedad civil organizada de Morelos en cl
inarco del desarrollo de otras ONG de la entidad.
o Encuentros y Diilogos (CED) desarrolla su &a-
El C e n ~ de
bajo principalmente en los municipios, y está orientado al desa-
rrollo y potencialización de estas formas tradicionales de partici-
pación colectiva comunitaria de nuevas formas ciudadanas. El
CED considera que estas nuevas formas son resultado de la incz-
cla entre la fortaleza de lucl~ade los pueblos y las formas emcr-
gentes. Muchas de estas nuevas formas emergentes han nacido
con las inmigraciones a la entidad. Cuautla, Cuernavaca y Jojutla
han experimentado nuevas formas de participación de las y los
"nuevos ciudadanos" excluidos de las decisiones de la clase polí-
tica morelense. Sin embargo, aún resulta enigmático saber si 12
actual clase política morelense ha logrado transforinar los caudi-
llaje~en liderazgos, y la acción colectiva en organizaciones ciuda-
danas de mayor presencia e impacto en la sociedad inorelense.
Un lideiazgo que se inateriahó en una organización ciudada-
na emergente fue el de Sergio Méndez Arceo (1907-1992), \711
obispo de Cuernavaca, quien apoyado en las comunidades ecle-
siales de base se convirtió en un actor de la vida política de More-
los. Estas comunidades se sumaron a la actuación del
propio obispo. El Centro de Encuentros y Diálogos fue la con-
creción organizada de este esfuerzo con su h ~ n d a ~ i óenn 1983.
ESknportaiite el aporte dc las coinunidades eclcsiales de hasc
(CEB) durante los 40 años de su actuación, pues convocó a la
gcnte a reflexionar sobre la relación enue la fe y la política. L~
CEB logró que 10s integrantes de estos grupos populares se inte-
resaran también en la política; que su práctica no heiade =-rác-
ter excluyente, un asunto exclusivo del gobierno o de los
políticos, sino un asunto público.
COMO
PARTICIPAMOS EN POLITICA LAS ONG

Las comunidades eclesiales de base empezaron a debilitarse


por un lado, con el retiro de Sergio Méndez Arceo de su cargo
eclesiástico como obispo ~ 7 , por la otra, por los embates de los
nuevos obispos que trataron de disminuir la presencia y partici-
pación política de las comunidades, como fue el esfuerzo del obis-
po Juan José Posadas, sucesor de Méndez Arceo. Sin embargo,
las comunidades eclesiales fueron envejeciendo, y aunque no de-
saparecieron por coinpleto, se estancaron en cuanto a su presen-
cia política. Hoy no son un actor político importante en Morelos
y el CED, aunque heredero desde su propio origen, se ha trans-
forinado más en una orgariización ciudadana.
Una dc las herencias que recogió el CED fue la aspiración de
la iglesia católica inorelense, de construir un sujeto colectivo, un
sujeto popular para hacer política. En ese sueño ha navegado du-
rante sus 16 años de existencia y se ha expresado explícitamente
en su misión:
El c:i:r) es una asociación civil morelense que busca contiibuk a la
constmcción de un proyecto popular que se exprese en una socie-
dad justa, dernocrática, equitativa, sustentable, plural y tolerante
mediante el impulso a los procesos educativos populares, la articu-
lación y el fortalecimiento de las orgqnizaciones ciudadanas y el
apoyo a diseños y propuestas dc políticas públicas.
Con esta ~nisión,el CED se propone contribuir a que coin-
prendamos -los y las morelenses, así como las y los mexica-
nos- que la política es un acto para todos y todas y que desde la
cotidianeidad de los trabajos más sencillos, y en los más comple-
jos, se puede incidir en la transformación social.
E1 CED parte de un supuesto para el desarrollo de su misión y
sobre él ha constituido su propia organización: toda organiza-
ción ciudadana es incompleta y debe de irse construyendo junto
con movimientos populares, organizaciones sociales y ciudada-
nas en una nueva forma de llacer política. Reconocer los intere-
JUAN kl. ZARAGOZA Y OSE M. IIERNANBEZ

ses colectivos y, sobre todo, analizar la coyuntura, reconocer los


escenarios donde se actúa, es dccir, actuar con coiiocirniento de
causa y no sólo a partir del carisma de los dirigcntcs.
Esta concepción dcl CED de las organizaciones ciudadanas
f ~ l~aciéndose
~ c parte de la cultura política de las ONG tnorelen-
ses. Ya en 1991 se vuelve cotnúil hablar de constiucción de escc-
narios políticos cil las ONG de Morelos, así coino en la décaila
;interior hacíainos los llnmados talleres dc ;inálisis de coyuntiira.
Un atiálisis de la evolución de las ONG tnoielcnses nos perinitc
constatar esto.

HISTORIA
DEL CED Y DE LAS ONG EN NUESTRO ESTADO

Ida experiencia pol.itica del CED forina parte dc una historia 1116s
atnplia de las organizaciones civiles de Morelos. EII 1969 Eliza-
bcth (Bctsie) M. Mollaiids, periouista belga que licgó a Cuernara-
ca en 1961, funda junto con Iván Ikch la Coordinación de Inicia-
tivas de Desarrollo para Ainkrica Latina (cID.\J.), que despuks
se convertiría en el Ceiltro de Intercambio y Desarrollo Huinano
para América La tina (CIDI-UL),y posteriorinciltc en el Cenuo dc
ivIujeres para ~lméricaIdatina. Esta organizacií~nnace con el ob-
jetivo de atender probleináticas especificas de las mujeres. l l e
1969 3 1976 lo hará a través de la construcción de i i t ~accil-o do-
cuineiltal sobre el tema; de la difusión de libros, artículos v docu-
inentos, publicatido cl "Boletín Docuiiiental dc la hluier"; v a e a -
vés de seminarios sobre el reina, donde participan inujercs de
diferentes paises. 0 uabajo dc este periodo le pertnitc a (~1DJ-I11I.
abrir una línca del trabajo feininista logrando la sc~lsibilizació~
dc distintos scctorcs dc la poblacihn. El tema etl esos inoincntos
era visto con critica, mocho inciiosprecio y liastn con burla.
En Luna segunda etapa, el C I D l l L se caracteriza por su trab;i-
jo con el sector popular, al que sc le da inás impulso en la instiru-
COMO
PARTtCIPAMOS EN POLITIC,\ LAS ONG

ción. Para 1977 se dcfiiie quc CIDI-LIL hará un trabajo vinculado


a necesidades pr5cticas de género, dc inujeres de sectores popu-
lares, enfocando así su quehacer hacia una perspcctiva de género
I l
11 jTde clase social. E n este periodo se inicia la consulta médica para
/I 1
1 inujeres y sus hijos, atendida al principio por médicos \rolunta-
nos y, a partir dc 1979, con apoyo financiero internacional. E n
i esta etapa surgen las primeras publicaciones coino "Salud y Se-
xualidad de la Mujer", trabajo realizado por el cquipo de la insti-
tución que trabajaba en comunidades, y dif~~ndido eil Ainérica
Latina. Otro aporte de esta etapa cs la elaboración de una ineto-
dología de la educación popular feminista con base en las ideas
del educador popular Paulo Fieire.
E n 1982 CIDHAL instala una oficina cn México, cuyos ejes de
trabajo son la organización y forinación dc mujeres. Ya cii 1983
este ecluipo dcl Distrito Federal tenía una estructura de trabajo
quc abarcaba a integraiites del Movimiento Urbano Popular.
El1 1984 se da un acto de represión contra CIDI-1,-\L por el eri-
tonces de Morclos Lauro Ortega blartíilez, quiin or-
della cerrar la institución con el pretexto de una liccncia sanitaria
así coino ordenando una audtoría fiscal. CIDI-L-i~ vuel-
Fre a abrk: en 1985 con el apovo de gi-cipos nacionales c interna-
cionales, organizaciones populares y partidos políticos.
La tercera etapa va dc 1985 a 1995. Durante los sisinos en el
Distrito Federal, CIDFL\L es una opción pam las mujcrcs inovili-
zadas a raíz de este desastre. E n este periodo se apoya la forma-
ci&l de Mujeres en rlcción Sindical. Esta organización se funda
el1 1986 con el propósito dc atender a las inujcres trabajadoras y,
el1 general, a mujeres que participan en las corrientes dcl feniinis-
ino con mayor vinculación popular. Esta organización junto con
otras citlco Organizaciones N o Gubernamentales organizaron
las Primeras Jornadas Feininistas Latinoainericanas. Asistieron
mujeres de 25 pdses, para iniciar, dcntro del feininismo latinoa-
meiicano, la construcción dc una línea vinculada a los movi-
mientos populares. Acciones importantes de esta organización
feminista de Morelos fueron los Encuentros de Promotoras Ru-
rales iniciados en 1987 y reahzados cada dos años. En 1993 estos
encuentros logran integrar la Red Nacional de I'iomotoras y
Asesoras Rurales.
En 1995 surgen dificultades internas en CIDIiiiL Distrito Fe-
deral que provocan el cierre de esa oficina. Sin embargo, conti-
núa con su trabajo desde Cuernavaca y se plantea influir en las
políticas públicas. Actualmente CIDHiiL sigue ofreciendo los sei-
vicios médicos y de documentación, mantiene el u-abajo foima-
tivo de inujeres de base y sus actividades en la conservación ain-
biental. E n 1998 es clave la gestión que realiza para la aproba-
ción de una Ley Estatal contra la Violencia Intrafamiliar en
Morelos.

DESARROLLO INTEGRAL AUTOGESTIONARIO EQUIPO PUEBLO

El Equipo Pueblo es otra ONG morelense presente en la vida po-


lítica de la entidad, Fue fundado en 1987 con el objetivo de pro-
mover el desarrollo social en diferentes aspectos. Sin embargo,
en la prictica su taca se enfocó inás a apoyar a la organización .
campesina, a la asesoría para la producción y coinercialización de
los grupos campesinos suigidos en la década de 1970 y organiza-
dos en la histórica Unión de Pueblos de Morelos (UPL,~).El Equi-
po Pueblo también 11a brindado asesoría juríhca junto con el bu-
fete jurídico "Tierra y Libertad", a aquellas organizaciones cn
disputa de terrenos de comunidades con el estado o particulares,
como es el caso de la comunidad indígena de Cuentepec. Estas
luchas sigiufícaron la vinculación de esos inoviinientos con orga-
nizaciones nacionales como la todavía existente Coordilladora
Nacional Plan de Ayala (CNPA).
COMO
PARTICIPAMOS EN POLiTICA LAS ONG

La CNPA es una Organización No Gubernamental que tam-


I bién tiene presencia en el escenario político morelense, pero que
1 tiene su origen en una organización de cobertura nacional. Ori-
1
l
g k a h e n t e esta ONG se enfocó en el ámbito nacional a la recupe-
ración hrstórica de la lucha campesina en Morelos, así coino a la
elaboración y difusión de publicaciones. En su trabajo particular
sobre Morelos se orientó la recuperación a la memoria histórica
del pueblo morelense y promovió la conmemoración de los ani-
versarios de Zapata y Rubén J a r L d o .
Otro de los programas que destacan en el trabajo de la CNPA
son el abasto y la nutrición. Para el desarrollo de esta actividad se
elaboraron proyectos de tienda, molinos y tortillenas, ofrecien-
do productos a menor costo e introduciendo mejoras nutritivas
con la venta de alunentos alternativos y de mejor calidad nutri-
cional que los que dominan el mercado alunenticio. Asimismo,
se impulsan los productos generados por cooperativas.
Para 1994, la CNPA inició un trabajo inás enfocado al mejora-
miento del medio ambiente a través de experiencias comunita-
rias. E n este proyecto se organizan talleres de compostaje, sepa-
ración de desechos y de la elaboración de materiales de reciclaje
de plástico. Se pretende que este tipo de actividades pudiera trans-
formarse en un medio de subsistencia para los participantes, con-
tribuir a generar un desarrollo social a través de lo que llaman
ecologia productiva, "un mejoramiento en el nivel de vida de los
beneficiarios que también es respetuosa del medo ambiente".
Estos esfuerzos han logrado conformar a su vez otra organiza-
ción, Desarrollo Integral Autogestionario, que ha construido al-
rededor de 300 sanitarios secos en el sur del estado en Jojutla y
Tehuixtla, así como en la Mixteca baja poblana colindante con
Axochapan. Este tipo de sanitario es una alternativa que no uth-
za agua y además genera abono. Los trabajos se acompañan de
actividades educativas para que la población conozca la proble-
initica de ese tipo de desechos y cl al-iorro de agua, coi1 el objcto
de que se iilcorpore a las diferentes alternativas que se presentan.
La CNP-4 y el equipo Pucblo también promueven la agricultu-
ra alternativa. La tarea aquí es devolver a1 campo lo que el campo
11a cilviado a la ciudad -como, por ejeinplo, las hortalizas, fru-
tas y verduras- a través del coinpostaje. Para ello se 11ai-iideado
ciifcrentes inétodos, coino el loinbiicompostaje o cl Bocashi. Este
íiltimo cs un colnpostaje caliente que procesa residuos orgánicos
utilizados coino abono para el mejorainiento de cultivos, atacan-
do el uso de agroquímicos y mejorando el renduniento.
ITinalrneilte, el Equipo Pueblo tainbién ha tenido la capacidad
de desarrollar proyectos productivos que a la vez proteja11 el ine-
dio ainbietlte, coino el manejo del bagrc en la coinunidad de
Huajintlán, Morelos. Esta es una de las zonas que atraviesa el río
Ainacuzac donde vivc el bagrc que, por malas técnicas de pesca y
la coiltaminacióil del río, ha visto afectada su rcproduccióil. Con
el p r o g r a ~ ~se~pretende
a obtener un paquete para reproducir cn
cautiverio el Lagre de río c ii:buscando alternativas para detener
la contai-iii~acióndel río, así coino la recuperació~~ de la especie
en beneficio de los pobladores ribereíios. En este proyecto se 11;~
trabajado con la Universidad ~lutónoinadel F,stado dc Morelos,
el Tccnológico de Zacatepcc y cl Instituto Mexicano de Tecnolo-
gía del Agua.

Cultura Jovcn es una organizacióii ciudadana que nacc en el seno


de la Diócesis dc Cucriiavaca en 1991; sc define como una Orga-
nización N o C~ubernamental,plural, no confesional, 110partidis-
ta y sin fincs de lucro. Cultura Joven se propone como objetivo
cotitribuii: al desarroilo integral de los y las j6vencs, adolcccentes
y ninos de Morelos que se cncuenuan en situación crítica. 1-la h-
COAIO
IJ,lRTICIPAh.IOS E N POLI77CA /.AS ONG

11 pulsado los siguicnrcs proyectos de servicio: Centro de i\tUma-


1 cióil juvcnil para la ascsoría, acompaiianiento y formacióii de
agentes de juventud; (:entro de Atención Integral a JóvenesAdo-
: lcscentcs con sci~riciosinédicos y de atención psicológica; Talle-
I
res de scsualidad; Centro de Documentación JuveiiI con senicios
dc biblioteca, audiotcca, base especializada de datos, sisteinatiza-
ción de esperiencias c impresión de inaterial cducativo. Cenuo
Juvenil de Derecl~os1-Iumanos "Rigoberta Menchú" con la di&-
sión y proinoción dc los derechos l~uinanosde los y las ~ÓT~CII~S,
adolescentes y niños; Ccnaos Juveniles Locales; l'iopecto educati-
vo de proinoción juvenil cotnunitaria y prevención de situación
crítica; Ccnuo Ecológico Juvenil que es un proyecto de r>romo-
ción de un desarrollo sustentable, principalnlcnte a través de briga-
das ecológcas juveniles; Centro de Coinuiicación juvcnil para la
~ ~ m ~ n o c de
i ó una
n red de experiencias de coinu~icaciónjuvcnil:
revistas, radio, grupos de tcatio inúsica.

EL CENTRO DE ENCUENTROS Y DIÁLOGOS DE CUERNAVACA

dotes cercanos n Sci-gio 3l611dc.z 2i.cc.o. T'ti ~ ~ i . i i i c . i ~<;.,> ~~o 1 : i l l r ~ ~


C o l ) , , , l l l l CSI,¿lCIO ]>;lr;L C]llC 10s grupos ( > ~ ~ c L ~
. os sl l, l ~ t l ; l l lca111-
t~~,
l~c"inos, colonos, que se rciiiiían en las instalaciones de la cate-
di.;^] dc Cuernavaca tul-icratl un lugar dónde l-iaccrlo. (:oilforine
sc desarrolla el proyecto, se vc la necesidad de "acotnpl'nar n cso
$i-upos" con asesoría y capacitación para su tral~ajoen los puc-
bios y coloniss de Morelos. Una idea esth presente en esos ino-
mcntos, la idea de concictltizacibn del pueblo para convei-tit-loen
el "sujcto popular", responsable de la "liberación de los pobres".
Entre algunas dc las primeras actividades con los jóvenes de las
colonias populares, en la Lagunilla, por cjctnplo, se forinan gru-
pos de teatro y se elabora coi1 ~ 0 1 0 1 1 0 )l~ colonas un audiovisual
que describe la historia de su lucha por la tierra. Con las mujeres
se promueve su organización a través de la formación de talleres
de costura y de apoyo a la comercialización de sus productos.
Asimismo se crean centros comunitarios de desarrollo infanul
para atender a los hijos de las madres trabajadoras.
E n otro campo se gestionan recursos ante agencias interna-
cionales para proyectos productivos cainpcsinos. Durante casi
10 años se difunde información con material periodístico sobre
la realidad de Morelos y el país, a través de un boletin semanal in-
formativo entre organizaciones populares de la entidad.
El año de 1988 marca un "parteaPs7' en este tipo de traba-
jo, en el momento en que coinunidades y dirigentes neocardenis-
tas nos invitan y desafían a actuar con una definición concreta
ante la nueva realidad política que se vivió con el aparente triunfo
de Cuauhtémoc Cirdcnas Solórzano en la competencia por la
presidencia de la república.
El trabajo del CED dirigido a los grupos populares, después
de una invesagación participativa que duró aproximadamente
ocho meses, empieza a dirigirse también a los ayudantes munici-
pales, a las ayudantías inunicipales donde mucha gente de las co-
lonias y pueblos de Morelos vieron -después de su fracaso en el
nivel nacional en su lucha por conseguir democracia electoral-
una especie de rendija para conseguirla en el áinbito local en es-
tos espacios.
Con la experiencia adquirida se conocieron las ayudantías
municipales de Morelos y la riqueza organizativa alrededor de
ellas, así como las lunrtaciones con las que los ayidantes munici-
pales trabajan. Entre ellas, la dificultad para la participación ciu-
dadana en la gestión de los problemas, y el bloqueo de las
autoridades municipales y estatales cuando no han sido sus s h -
patizantes políticos.
COMO
P A R ~ C I P A M O SEN POLITICA LAS ONG 111

El surguniento de movimientos ciudadanos, como el Movi-

a una participación más amplia en cuanto a sus referentes socia-


les. En esa coyuntura promovió, además de la obseivación elec-
toral en los comicios de 1994 y 1997, la formación de un grupo
ciudadano plural donde participan además de ciudadanas y ciu-
dadanos sin participación partidista, representantes de organiza-
ciones de colonos ciudadanos y ciudadanas de diferentes parti-
dos políticos y organizaciones como el Partido del Trabajo, el
Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolu-
ción Democrática. Esta organización ciudadana se propuso
como objetivo promover la participación ciudadana y, con ello,
la democracia en Morelos.

Contribución del CED a la Democracia Municipal

Desde 1989, el CED se ha propuesto impulsar el reconocimiento


y el respeto al poder de los pueblos para goberriarse mediante el
apoyo a ayudantías de T e w t c o -Alta P a h u a , Rubén J a r a d o
y Lázaro Cárdenas- así como a pueblos como el de Coatetelco
en Miacatlán y Amilcingo en Temoac. El apoyo a las ayudantias y
pueblos no se ofrece para reemplazar el trabajo, se busca concretar
la idea de que los pueblos son capaces de gobernarse a sí mismos.
En 1993 se logra un pequeño triunfo, junto con los ayudan-
tes municipales de Morelos, en la modificación a Ley Orgánica
Municipal que estableció que deben programarse recursos para
los ayudantes municipales.
En la actualidad, el CED es reconocido en Morelos como un
espacio plural que permite el intercambio libre de ideas, la pam-
cipación de la sociedad c i d , mediante su formación, capacita-
ción, análisis, eventos organizativos, investigación y estudio. Una
debilidad de esta DroDuesta es que se ha mantenido en un radio
que coinprcncic sólo a grupos, individuos y organizacioiies cluc
hall tenido parucipacióil social y política eii el estado. lin 1992, se
PrOmc~~~iti, con otras personas y ~r~anizacioncs, la creacitjn dc un
grupo plural quc integrara a otros sectores y actores diferentes.
Así nació Proinoción Democrática, que jugo uii p p e l dc interlo-
cutor .J. de propuesta pxa la participación ciudadana. La premisa
que nos fue precisatneiite quc, desdc la in&vidu;ilidad de los y
las ciudadanos, podíainos participar. Este proccso 1ia generado es-
pacios ciudadanos coino lo filc el Foro Abierto de Diagnóstico dc
la Cultura en Morclos (1993), que reunió a 125 hacedores dc cultu-
ra, ciudadanos, académicos e integrantes de pztidos políticos.
Ese inismo año también se organizó un Foro Estatal para la
Transición Deínocrática. Este foro elaboró un Programa dc C;o-
bierno Ciudadano para Morelos, tainbién abordaron di~rersostc-
inas coíno educación y cultura, medio ambicnte y desarrollo ur-
bano. También se discuticron los cauces de participacióil social
en la gestión de los asuntos públicos en la entidad. Estc ejercicio
estaba inuy orientado liacia cl próxlno proceso electoral, por lo
quc los "cjudadanos" iiitcgantes de los partidos políticos teiiían
ventaja en la participación, ya que podían capitalizar la l,nrucipe-
ción de los ciudadanos. Estos ctnpero, no pudieron capitalizar su
participación debido a que los partidos políticos sieinpre la con-
sideraron sospecl.iosa. Este proceso nunca pudo lograr u11carac-
ter más amplio fucra de Cueriiwaca, y dos o tres ~ ~ L ~ ~ ~ imás. cipios

1: El trabajo del CED con autoridades nz trnicipales

Desde 1991, el CJiD ha venido capacitando y forinaiido a reprc-


l
1, ' sentantcs municipales interesados en realizar un ejcrcicio demo-
crático dc goblerii(
!j
iiiunicipal Para ello se 11% promovido la con-
( formación de uistaliciiis de iiitcrcainbio. gesÚi>iiconjunta y capaci-
l
1. ración conlo fueron 1;i (:oordiiiadora de Autoridades y Puncio-
COMO
PAR77CIPAMOS E A POLITIC,\ LAS ONG

nanas ~ c m o c r á t i c o sde Morclos (1 991-1 994), que repercutió en


otros estados donde se formaron coordinadoras de autoridades a
! partir de nuesu-a experiencia; así coino la 1<ed de Autoridades y
,; Funcionarios h,iunicipales Democráticos de Nlorelos (1994-
1997). Éste también frie un espacio de formación para represen-
tantes municipales, en su mayoría icgidores de los inunicipios.
Las dos esperiencias dieron cuenta de por lo menos media
centena de municipalistas inorelenses, formados tanto en su
práctica coino autoridades inuiiicipales, coino con la propuesta
formativa del CED. Tainbiéil participaron otras Organizaciones
N o Gubernamentales municipalistas como el Centro de Semi-
cios Nluiicipales Heribcrto Jara. Juntos lograron compartir u11
nucvo ejercicio de gobierno municipal. Varios de los participan-
tes de estos encuentros son ahora actores en sus municipios.
rldeinás del Cenu-o de Sei~riciosMuiicipales Heribeito Jara,
también han participado instituciones académicas -como el
Ccntro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la
UNAbI, localizado aquí en Cuernavaca- en la Discusión de la
Agenda para Reforma Municipal. X esta coilrrocatoria respondie-
ron con su participación y aportes dirigentes políticos, tanto
hombres como mujeres, ayudantes municipales, autoridades inu-
nicipales, académicos, otras ONG. Esto es un logro. Por lo ge-
neral, sor1 sólo los partidos políticos los que convocan y estable-
c e los~ ~forinatos y contciiidos para discusiones de este tipo.
En ese sentido, uila actividad importante para cl CED ha sido
la relación con representantes de 10s partidos ~oliticosque :ic-
túan en la. entidad, así coino con funcionarios del gobieiiio esta-
tal y de los municipios. E11 este inistno campo orientado a b par-
ticipación tainbién se creó la Escuela Ciud:i:?ma MLIII~-
cipal Imeldn Tijeiina (1996) así corno la discusibn 11.3asuntos
I con reprcsentailtes de los como es el caq 13 h c u -
sión de la Refoilna del Estado cn Morelos. Esto ha permitido CI
intercambio y discusión de ideas entre ciudadanos, ciudadanas y
partidos políticos de manera plural, en un escenario y calidad &S-
tintos a la relación tradicional que los precanddatos de partidos
pretenden establecer, aquella caracterizada por venderse como
productos mercantiles, más que como futuros gobernantes.
Los y las egesadas de nuestra escuela ciudadana municipal
han promovido, junto con los y las municipalistas que fueron au-
toridades municipales, la acción planeada y programada de go-
biernos municipales inco~porandola participación ciudadana.
También se ha logrado, siempre con la participación plural y
protagónicii-de los propios actores locales, el surguniento de nue-
vos municipalistas, promotores municipalistas en otros munici-
pios diferentes a Cuernavaca. Ciudadanas y ciudadanos que con
un poco de apoyo del CED y con sus prppios recursos se prepa-
ran en temas inunicipales como: finanzas, resolución de conflic-
tos, participación ciudadana. Para estos ciudadanos municipalistas
la ~rincipalpreocupación es la participación ciudadana munici-
pal, entendida no como una parte complementaria al ejercicio de
gobierno municipal, sino como parte del mismo ejercicio de go-
bierno, lo que en algunos países llaman ahora cogestión.

Las relaciones de género:

La vida política en nuestra sociedad está determinada hertemen-


te por el tipo de relaciones que se establecen entre hombres y
mujeres para hacer política. En la mayoría de las ocasiones en
este quehacer político institucional pasa desapercibida esta dis-
tinción de género. Sin embargo en las colonias, en los pueblos y
en general en la base social se ha enconttado que con frecuencia
son las mujeres las que participan activamente en enfrentar y tra-
tar de resolver los problemas sociales, para conseguir servicios o
1 ,: para liberar a algún dmgente encarcelado, fenómeno común en
Morelos.
En las actividades de nutrición, cuidado de los y las niñas,
mejoramiento del medio ambiente, formación de rnicroempre-
sas, programas de abasto, las mujeres son mayoría casi siempre.
Esto contrasta con el oredominio r n a r c ~ oen las avudnnrinr

I Sin embargo, la actividad política de las mujeres ha tenido al-


l
gunos logros en las representaciones políticas locales. En el re-
sultado de las elecciones del Congreso local, de los 30 diputados
y diputadas locales cuatro son mujeres por mayoría relativa y tres
por representación proporcional (23% ).
En los 33 inunicipios de Morelos, para el trienio 1997-2000,
existen sohnente dos presidentas municipales, esto es, en los mu-
nici~iosde Ocuituco v Miacatlán v fueron postuladas por el PRT.
e
b e 179 rprndilt-í2~ 10s 37 a-tamientos. el PRT ocum 72 re-
gidurías de las que nueve las ocupan mujeres. El PRD ocupa 72
regidurías y 20 personas en esos cargos son inujeres. En total son
16% de regidurías solamente.
En los 10 municipios que a continuación se nombran: Ama-
cuzac, Atladahucan, Axochiapan, Tepalcingo, Tetecala, Tlalne-
panda, Totolapan, Tepoztlán y Zacualpan no hay ninguna mujer
como representante en el Ayuntamiento.
La representación de mujeres es importante en los cargos
municipales, pues la toma de decisiones para el ejercicio de los
recursos propios y federales, la forma de admmstración y el tipo
de problemas por resolver estarán marcados por una visión uni-
lateral del territorio municipal. Un caso concreto es la seguridad
pública. Hay una percepción diferente de los hombres y las muje-
res sobre el problema.
A partir la experiencia del CED en el trabajo con mujeres, se
ha podido percibir. que existe una cultura política distinta entre
los géneros. Las inujercs parecen scr inás organizadas y cuinph-
das en sus coinproi1lisos hacia su trabajo y la ciudadallía. A parnr
dc 1994 encontrainos, a través de una alianza csu-atégica con las
illujeres que coilocíainos o que intencionalcnente I~uscainos,la
posibrlidad de ir consolidando las propucstas cducauvas, de ca-
pacitación y formación: talleres, cursos, coorciitlaciones, progra-
tnas. En este proceso de alianza con las mujercs hcinos aprendi-
do que los hoinbrcs tencinos que ir reeducándonos y apoyar la
reeducación dc los políticos, duigentes sociales, proinotores y
ciudadanos preocupados por un cainbio dcinocrático que inclu-
ya el ~ i o b l e m ade género. En otras ocasiones se ha diclio quc "la
democracia empieza desde lo que en la casa se piensa".
Para el CED se ha vuelto fundamental trabajar con una visióil
de género, entendido no solainente como apoyo a las inujeres
sino como la inodificación de esas relaciones que limitan el avan-
ce demociático en lo cotidiano.

El Correo Municipal y la radio:


otro de los escenarios de acción del CED

Un trabajo que se ha inantenido desde 1995 y clue ha sido iinpor-


tante en la difusión de una perspectiva tnunicipalista para More-
los es la publicación dcl ~nuralCorreo Municipal. kstc sc &stri-
buye en todos los iii~inicipiosy cnrrc org;iiiiííacioiics socialcs
acadéinicas de la entidad.
Desde 1908, la radio ha sido tambikn un espacio para la sen-
sibilización ciudadana. Uno de los programas, "Ida I'irinolaV, fue
importantc para analizar lo que pasaba en el a~I~ieriio dc Jorge
Carrillo Olea, para expresar la opinión de los y las ciudadallas res-
pectivainente, ante el inutisi~loque guardaron los i i ~ c d lilasi-
i~~
ros de comunicación cn el estado. Ese progra~nase & a n s f o r k y
con otro nombre, "Palabra c t ~ Juego", ofrece scinanahncnte un
COMO
PARTICIPAMOS EN IIOLiTICA LAS ONG

espacio de didogo cnuc los diferentes sectores de la población,


iilcluidos nucsiros reprcseiltantes inunicipalcs. En el prograina la
población habla de piobleinas de su icalidad, proponc iluevas d-
ternativas, refleja su cr-itorno, sus probleinas, sus inquietudes,
suenos, ideas sobre su futuro, contribuyendo mediante esta ex-
presión publica a la consuucción de una nueva cultura política.
Este programa forina parte de la Barra de Radio La Vida
Nucstia, un csfuerzo concertado de divcrsas ONG, integrado por
siete prograinas en ~ 1 1 ~El 0 . formato cs de radio revista, con una
Iiora de duración cada uno, y se propone consu-uii.desde la socie-
dad civil, un espacio de cspresión y diálogo entre diversos secto-
res sociales quc promueva, enue otras cosas: la participación
activa, el desarrollo coinunitario, la generación dc alternativas, el
fortalecimiento dc la identidad local, cl coinproiniso social y la
revalorización de la riqueza cultural y natural. La red que pro-
inucve esta b a iadiofbnica
~ ~ está formada por seis asociaciones
civiles moielenses: Accibn y Desarrollo Ecológico, Centro de
~ l ~ c u e n y~ Dinlogos,
os Concertación y Desarrollo Sustci-itable,
Cultura Jovell, C I D H ~ ~y LFundación Comunidad. Sus h e a s es-
tratCgicas son: la participación equitativa de inujeres y jórreries,
cons~ucciónde identidad y comunidad, prese~vacióndel inedio
~ la cultura, desarrollo coinunitario.
nmbiciltc, p r o l n o c i ~ lde

EL CED y la Acciórl Colectiva Ciudadana en Medio Ambiente


l
131 Prograina dc Mcdio ilinbicnte del CED ha influido para que
otras orpnizacioiies y cl gobierno estatal drsarrollcn sus propias
propuesras cducauvas para formar y capacitar cn la tcinática ain-
bicntal.
Cada verano, este programa 119 organizado durante seis aiios
la L<scuclade Formación dc I'roinotoies y Proinotoras Populaics
AmbientaIcs. Eii esta cscucla sc ha capacitado a ciudadanas y ciu-
dadanos, funcionarios municipales y esta~des,a integrantes de
grupos y organizaciones. Algunos participantes, gracias a su inte-
rés y su formación como proinotores, han accedido a funciones
que normalmente desempeñaban personas sin conocimiento del
tema. Otros participantes de los talleres, después de asistir a esta
Escuela, presentaron proyectos en sus diferentes municipios o se
han integrado a los equipos de trabajo ambiental de su munici-
pio: Zacatepec, Jojutla, Tlayacapan, E d a n o Zapata, Cuernava-
ca y Tetela del Volcán.
E n otro de los proyectos se ha asesorado a los gobiernos munici-
pales para desarrollar experiencias de cuidado del medio ambiente,
como en el caso de Zacatepec, en donde se estima que 80% de los
u"9hi,
4 500 habitantes de la colonia Lhzaro Cardenas separa sus residuos.
Existen más experiencias de éstas apoyadas por organizacio-
nes civiles como es el caso de Tehuixtla, comunidad del munici-
pio de Jojutla. En TehuLÍtla desde hace vanos años se han imple-
mentado programas de separación de desechos, reciclaje y com-
postas f a d a r e s y comunitarias impulsadas por la Caja Popular
Mexicana, donde la intencionalidad educativa ha sido la base
para el éxito e impacto de estos proyectos.

El CED en la promoción y d i k i ó n de los derechos infantiles

La Red Morelense de Apoyo a la Niñez (REfitlN1) está confor-


mada por seis grupos e instituciones, que a la vez estin en rela-
ción con otros grupos que atienden a la infancia. E n REMANI se
ha concentrado un trabajo importante de difusión de los dere-
chos infantiles y de búsqueda de alternativas contra el maltrato
infanul.
Las instituciones oficiales, como el DIF estatal, reconocen al
CED y a RELUNI como organizaciones que tienen propuestas
importantes para la atención a la infancia, especialmente en el
campo de los derechos infantiles.
Como resultado de la continua promoción y denuncia de la
violación de los derechos infantiles que se hace desde REAWNI, la
prensa ha ido abriendo lentamente espacios de reconocimiento a
la problemática infantil.
Los grupos que integran esta red tienen actualmente meca-
nismos más efectivos y veloces para difundu sus propuestas y
compartir la información y acciones en pro de la niñez. Actual-
mente, la población sensibilizada en Cuautla y Cuernavaca -p-
pos comunitarios, promotores y promotoras infantiles, y los gru-
pos la Red Morelense de Apoyo a la Niñez (REMANI)- están
realizando actividades de promoción y educación en derechos
humanos, en sus núcleos de acción y atención a la infancia.
Recientemente 4 e s ~ u é del
s diplomado de Educación en
Derechos Humanos que organizó el CED en convenio con la 1
Universidad Autónoma del Estado de Morelos ( u A E ~ ~el) Insti-
,
tuto de Educación Básica de1 Estado de Morelos ( I E B E ~y~ )
Amnistía Internacional- la mitad de las 19 maestras y cuatro
maestros de escuelas primarias y secundarias del estado de More-
los han planeado y organizado talleres de capacitación para la
educación en derechos humanos.
Asimismo, semanalmente el programa de radio del CED "La
Casita del Árbol" está llegando y haciendo difusión en un por-
centaje más amplio de la población infantil y adulta. Los y las ra-
dioescuchas están recibiendo información acerca de los derechos
&fanales
En este progama se recibieron frecuentemente llamadas que
nos indican que el público adulto reconoce y se sorprende de que
los niños y las niñas que están haciendo el programa hayan logra-
do construir un espacio de niños y niñas,
]",\N M z,\R,\Goz,\ z
I ' J O S L AI ~ I ~ R Y ~ N D ~

Idosadultos llablan para fchcitar, corregir, amar 1s atención \'


hacer colnentarios a1 tuna del progiaina v para c s t ~ ~ l u l al
ar
equipo mfand. Por esto crceinos quc tainbién a partii de este cs-
patio cstainos l->rovocandoa la poblacibn adulta a rcspctar, ciccr
y apoyar a la infaiicia que esth apiendieildo a esprcsarsc de mane-
ra p o p i a ctl un mundo dc adultos.

El CED y la acción colectiva rilorelense


en torno al abasto y tzutt-ición

El pioblcina del abasto y nutrición dc los inorclctlscs se ha con-


centrado cn el Programa de Abasto y Nutrición. X uaviis dc cstc
programa se ha impulsado la participacióii de la sociedad civil y
dc las autoridades municipales en el disciio y puesta en pricucn
de políticas públicas de seguudad alunentaria, coordinando ac-
cioiics dc nutrición infanul cn el áinbito cscolar e11 los munici-
pios. El1 Zacatcpec, por ejeinplo, se ha desarrollado conjunta-
incntc coi1 el i\yuntaimeiito una cspcricncia dc coiiicdorcs 111-
fnnttlcs con una dieta iiutritiva para las escochs primarias de 1s

Tainbién se hnn gciicrado espacios de capacitación para qric


la población incjore su aliincntnción bhsicaincntc 2 tYn\-6.; de t:i
llcrcs de nutrición. Eii csta inisina finca cducntii-adel < ,L> y para
rcforzar la capacidad de las coinunidadeS, (>rganizanliun~ncn-
tc la nscucla dc promotores y l'roinotoras la Nuulcióii para la
~apacltacióny forinacibn llutricioiial al>icrta a toda la poblacióii.
E n este programa y las actividades de incdlo alnblcntc se
dcstaca la invitación a lioinbrcs a parucipar estas acuI-ldodcs
porque ~adicionalineiitehan sido dclc9Td;idas a las lniijcrcs. Otro
dc 10s problemas que sc han discuudo es la o r s ~ n l z a c i ~dcl i~
abasto. Con la consolidación dc la llcd de Grupos dc r\basto de
hlorclos se prcteiidc facilitar cl acceso a ahncntos ~ i s l cdc
os
buena calidad y precio justo, así como ofrecer asesoría y capacita-
ción para la rcalización dc proyectos dc abasto coinunitalio.

LOS PROBLEMAS DE LAS ONG MORELENSES EN SU MISI6N:


EL FINANCIAMIENTO

E1 CED, así como las organizaciones civilcs de mis tradición en el


estado, sc han caracterizado por cl tipo de relación particular que
establecen con las agcncias financiadoras. Se ha buscado defii1i.r
con cuálcs sí y con cuálcs no sc debe establecer relación, así coino
los probleinas sociales quc sc abordan. E1 tipo de relacióii con los
organismos que nos apoyan es de parcs. Esta relación se 1121 vuel-
to tensa por moineiltos, pues los fondos que cllas obtienen son
de origen gubeniarnental, así cotno dc ciudadanas y ciudadanos
dc esos países interesados cil apoyar a los países pobres. Sin em-
visión xplicación dc las causas de la pobreza inuclias
1 . 1: ' 1
veces son unpactados por noticias como la que airuiiaio el go-
I~icrnode Carlos Salinas de Gortari. Particularineiitc su gobierno
difundió internacioilaltnente nucstra entrada coino país al primer
inundo. Esta noticia desit1teri.s por la cooperacióii intcr-
nacional con las ONG inexicanas, sobre todo con aquellas que
nos pronunciainos por acciones diferentes a las fdanuópicas so-
latncn tc.
]>arala llamada coopcraciÓn intemacioiial, cl problclna de 12
pobreza se ha ~rucltoel teina principal. En el CBD crceinos que cs
importante realizar programas que enfrenten esta simacióii into-
lerable, pero la idea de la forinación de sujetos, hombres y inuj
rcs q ~ i tcrliunen
c definiti\~aincntccon ella es la idca guía de ~ILICJ-
tro quehncer.
~ l x iorcanizaciol~cs
~ t ~ ~ civiles inexicanas ~ L I Crecibcn foild(
del orgal~slnonortcainericano iV!ii/~>iai l3ndowil?ze111,/i,;r
D~'!?!~uQT,
dependiente del cotipreso
., ~iortcaincricano.Este orgaiGsino apO-
yó la contrainsurgencia de Nicaragua, la oposición cubana en
Miami y ahora apoya la promoción de la democracia en México.
Ha habido prcguntas públicas de ciudadanos sobre este financia-
miento a pesar de que las organizaciones tienen toda la libertad
de ejercer los fondos entregados.
Después del último ascenso de las ONG con los roblem mas
de medio ambiente en el país y el conficto en Chapas, las organi-
zaciones sociales se empezaron a multiplicar intensamente. Sur-
gieron organizaciones que parecen estar a la espera de recibir re-
cursos del gobierno a través de la Secretaría de Desarrollo Social
(SEDESOL)o hectamente del Banco Mundial o del Fondo Mo-
netario Internacional. Estas organizaciones establecen sus pro-
gramas a partir del financiamiento que logran y de alguna manera
se vuelven dependientes de esos recursos.
La admliistración de los recursos recolectados por las ONG
también es un tema central. Generalmente, cuando se reciben fon-
dos para movimientos sociales o proyectos como el de nuestras
asociaciones, si no se tiene experiencia en el manejo, se pueden
producir fácilmente problemas. Ha habido casos en los que las
duectivas de estas ONG se han beneficiado de instalaciones, terre-
nos, mobiliario que originalmente era para proyectos sociales.
Finalmente, para mucha gente de la sociedad es sospechoso
que recibamos fondos internacionales. Esto al parecer tiene que
ver con la tradición nacionalista de México. Existe además la idea
de que el trabajo social es gratuito o de poco valor económico.
Se requiere avanzar en formas mis democráticas de organiza-
ción como ONG para predicar la organización democ&tica de 13
sociedad c i d con el ejemplo. Aquí está también presente el desa-
fío que se han planteado las ONG morelenses: transformar cau-
u s m o s por liderazgos democráticos. El caso de CIDHAL con
una dirección colectiva, es una buena referencia para retomar LI
experiencia y buscar alternativas.
COMOPARTICIPAMOS
EN POLfnCA LAS ONC

Aunque destacamos que el ambiente laboral que caracteriza a


nuestras organizaciones es de respeto y fraternidad, el trato con
la población también es característico por ese respeto y atención
a lo que ella opina y piensa. Aunque no faltan las confrontaciones
con ciudadanos, hombres casi siempre, que pretenden abusar del
espacio plural que hemos construido

LOS PROBLEMAS DE LAS ONG MORELENSES EN SU MISION:


LA ETERNA BÚSQUEDA POR TRASCENDER
EL MOMENTO Y LA COYUNTURA

A pesar de que por nuestro trabajo nos relacionamos con otro


tipo de organizaciones sociales y políticas, tratamos de que esa
relación sea en términos lo más institucionales posibles, enten-
diendo la institucionalidad como una forma de actuación social
permanente.
<Quénos diferencia de es ras organizaciones sociales? Es aqui
donde cobra sentido lo de organización civil. Somos una organi-
zación que busca enfrentar con una actitud constante problemas
que nos atañen como sociedad civil.
Entendemos que un ejercicio disciplinado de intervención
social implica regularidad, ~ermanencia,constancia, focaliración
de los problemas, así como especialización y profesionahación
en los temas que nos desafían diariamente.
Nosotros y nosotras ayudamos a hacer cosas nuevas colno
sociedad civil. Concordando con lo que señala Lorenzo Meyer,
que la sociedad civil es la utopía y es shplemeflte no utópica.
Nuestro trabajo trata de contribuk a quitarle 10 utópico a la uto-
pía de la sociedad civil. Hay casos concretos como el de conside-
rar en las relaciones politicas una visión de género. Eso no 10
podemos hacer sólo por decreto. Llevamos nuestras ideas, habi-
lidades, experiencias con los sujetos y las sujetas socdes, para es-
JUAN M.ZARAGOZA Y]OSÉ M. HERNANDEZ

tablecer un diálogo formativo, tanto entre los ciudadanos como


entre las propias ONG.

LOS PROBLEMAS DE LAS ONG MORELENSES EN SU MISI6N:


EL TALLER COMO INSTRUMENTO DE EDUCACION SOCIAL

En este sentido el taller como instrumento formativo es muy h-


portante para el trabajo de las ONG: se ha ido convirtiendo en el
espacio ideal para un diálogo y no un monólogo. Los talleres sir-
ven para ese diálogo formativo, y como un registro y testimonio;
1
como un espacio de lo que va pasando y los cambios que se van
1 ,
dando en la realidad. Esto genera un tiempo distinto de actua-
ción de los activistas sociales, promotores sociales dmgentes y
políticos (hombres y mujeres).
La aspiración es que esta práctica impulsada se transforme en
cultura, al hacerse parte de las costumbres sociales de los more-
lenses. Partirnos del principio de que la realidad social es trans-
formable y que todos y todas podemos hacer algo por esa trans-
formación. El aporte de las ONG se centra en lo educativo, al
asumir la capacidad de la gente como una posibiudad de contri-
bución a su propio desarrollo, capacidad tan menospreciada por
el poder.
El trabajo en la línea municipal y de género puede ejernpfifi-
car lo anterior: hombres y mujeres de un ayuntamiento, en un ta-
ller de organización institucional habilitado como espe-
cial para el didogo, permitió reconocer los sesgos en las formas
de comportamiento especificas que hombres y mujeres tenemos
en el trabajo. Esto también sirvió para buscar inserción en la cul-
tura del municipio, en las prácticas familiares, en los supuestos
sociales que rigen la vida de las comunidades. Lo cual permitió a
10s participantes plantear ante ellos y ellas prhcticas disantas a las
que están h i t a n d o las formas de relación entre los y las integran-
1

COMO
PARTICIPAMOS ENPOL/TICALAS ONG

tes del ayuntamiento. El taller se transformó así en un espacio


fundamental para que las mujeres y los hombres expresen su for-
ma de pensar, así como un espacio para reflexionar sobre sus pro-
pias actitudes y comportamientos sociales cotidianos, a la vez que
en un espacio para su propia transformación y potencialización.

HACIENDO EL TRABAJO QUE EL ESTADO


HIZO MAL Y LUEGO ABANDONO

Otro de los retos que enfrentan las ONG suge cuando tienen que
asumir trabajos que les correspondían anteriormente al Estado o
que el Estado debe cumplir, por ejemplo, el manejo de desechos,
la reforestación, el abasto de comida a f I 6 s pobres. Las ONG
han aprendido, junto con los ciudadanos, que la participación
ciudadana que se fortalece con estas acciones puede hacer mu-
cho inás cosas para el desarrollo social, cultural y político, y for-
talece la dgnidad de la gente. Si las ONG sólo nos quedáramos
pensando en los resultados de la acción concreta, probablemen-
te nos estaríamos volviendo fimcionales al estado neoliberal,
cumpliendo una función meramente asistencial.

p"l A MANERA DE C O N C L U S I ~ N

Las organizaciones civiles no sustihiimos el trabajo de h gente, la


invitamos a formarse aprendiendo a hacer las cosas: logar el res-
peto de los derechos infandes o ciudadanos desde la propia pre-
paración ciudadana, o contribuir a cuidar al medio ambiente,
acercándoles, facrlitándoles herramientas y promoviendo la arti-
culación social. Nosotros no creemos que sean algunos los que
tienen la solución de los problemas. Pensamos que parte de la
respuesta a los problemas sociales se encuentran potencialmente
en todos y cada una de todos los ciudadanos y ciudadanas; tam-
bién que somos capaces de cambiar las cosas en esta entidad y en
este país.
En las ONG se considera a la población como sujetos en lo
social y en lo político, no como objetos. Un aporte importante
de las ONG se encuentra en el campo de las relaciones políticas.
Las ONG no ofrece cosas ni son asistenciales. Las ONG invitan a
los ciudadanos y futuros ciudadanos a hacer cosas. Esto es un
gian cambio. En Morelos donde por muchos años ha existido
esa cultura política clientelista, tan bien institucionalizada por
Lauro Ortega. Las ONG aspiran a reemplazar esta cultura política
clientelista y la heredada cultura política caudillista por una cultu-
ra ciudadana.
Las ONG y los ciudadanos morelenses hemos aprendido que
la participación ciudadana debe tener nombre y apellido, hacerse
con sujetos concretos y no desde el discurso.
También hemos aprendido que la educación ciudadana se re-
fleja en trabajos concretos y constantes en medio ambiente, dere-
chos infantiles, abasto y nutrición, micro empresas y rnicro finan-
ciamiento, programas de radio, trabajo con niños y niñas.
Esta formación de la participación ciudadana propositiva y no
clientelista, contribuye a la construcción de una nueva c u h a poli-
tica que reemplace a aquella cultura política tm bárbara que domi-
na las relaciones sociales y politicas en Morelos y en todo el país.

Redes sociales

Otra de las contribucioiles del CED ha sido en la constitución de


redes sociales y la ampliación de las existentes. El equipo de CED
no supera las o c l ~ opersonas, como sucede con casi todas las oi-
ganizaciones civiles de Morclos. Una nueva forma de trabajo ha
permitido multiplicar el nuestro y el de la gente con la que traba-
jamos en cooperación formando redes como las de las arañas, di-
COMO
PARTICIPAMOSEN POLITICALAS OjvG

fíciles de descifrar y aparentemente frágdes pero que nos han


sostenido como ciudadanos. Para fortuna de nosotros y noso-
tras, estas redes experienciales han logrado opacar los discursos y
descalificaciones de las oficinas corporativas estatales, e incluso
de algunas ONG que no valoran la acción de sujetos y sujetas so-
ciales para los trabajos civiles y, así como de aquellos que sólo
ven en ella posibilidades de instrumentación para sus h e s . Estos
Últimos logran los beneficios personales que buscaban, pero se
les cierran las posibilidades para hacer un trabajo inás permanen-
te y de mayor impacto.
Otro de los logros de las ONG morelenses ha sido en las ini-
ciativas para la preservación y mejoramiento del medio ainbien-
te. Tal vez Morelos es de los estados con más trabajo de los y las
ciudadanas en este tema.
Las ONG morelenses además han contribuido a constiuir una
cultura de los derechos hulnanos. Decimos esto con todo lo que
significa que en el estado de Morelos la impunidad siga dorninan-
do. Existen decenas de casos de dirigentes sociales y políticos y
periodistas asesinados no aclarados y, después de la época de los
secuestros y de la renuncia de Carrillo Olea, a quien los pmtidos
políticos y organizaciones ciudadanas que pugnaron por eso, pa-
recen haber olvidado.
Nuestras organizaciones civiles introdujeron en Morelos la
prjctica ciudadana de la observación electoral y una tal vez mis
importante: la consulta ciudadana. Desde la espeiencia en 1993
en el problema del agua ~ o t a b l een Yautepec, pasaiido por la
consulta sobre el club de golf en Tepoztlin (1996) y la consulta
sobre la renuncia de Carrillo Olea en 1998. La observación elec-
toral se ha vuelto un instrumento de participación y presión so-
cial en Morelos.
Con el estado de Morelos hemos abierto el didogo y el inter-
cainbio desde lo concreto de nuestros programas de medio ain-
biente y actividades formativas, y de intercambio y divulgación
de conocimientos: las Ferias Ecológcas, los Coloquios de Otoño
de la UAEM, el Diploinado sobre Educación en Derechos Huma-
nos (1997-1998) organizados colectivamente con instituciones
como la UAEM y el IEBEM.

Prospectiva

Una de las carencias que reconocemos es que las redes que he-
mos promovido muchas veces no entran en contacto entre ellas
mismas y no "cruzan" sus trabajos para potenciarlos. Nuestra vi-
sión de organización ciudadana está en crisis. Está por reinven-
tase, es un desafío permanente. Los partidos políticos para bien
o para mal tienen una esuuctura, sostenida por el Estado mismo.
La solución no es que los ciudadanos y ciudadanas nos volvamos
partidos políticos, sino que la práctica ciudadana tenga ieconoci-
miento. Este reconocimiento no será gratuito por parte del po-
der, tendrá que ser un logro de la organización civil.
Otro desaflo consiste en erradicar de la práctica ciudadana
los viejos vicios de la política, la intolerancia, el protagonismo, la
mentira, el doble discurso, el individualismo, la fuerza machista.
Tenemos que aprender a ser gobierno y no solamente sociedad
civil, buscando formas menos sumisas de relación gobiemo-so-
ciedad civil. Existen "cuadros" en las organizaciones civiles, hom-
bres y mujeres que podrían participar en diferentes espacios del
gobierno municipal o estatal como integrantes de las organiza-
ciones civiles, sin perder su referencia para influir en la toma y
forma de decisiones de gobierno. Se trata de hacer el ejercicio de
gobierno un asunto no personai, sino colectivo, sumándole pro-
puestas y experiencias de nuestras organizaciones. Esto se podna
intentar.
COMO
P A R ~ C I P A M OEN
S POLlnCA LAS ONG

Ante un panorama político tan desolador como el que vivi-


mos, desde nuestra Organización No Gubernamental vemos a la
participación ciudadana real, consciente, propositiva, no cliente-
lista como una forma necesaria de reconstmcción de la sociedad,
el territorio y el gobierno de Morelos y del país.
Para 1994 se participó como ONG en la observación electo-
ral, y también nos sumamos a los movimientos nacionales para
parar la guerra en Chiapas, participando en los cinturones de paz
en aquel lugar para establecer el diálogo entre las dos partes im-
plicadas en el conflicto.
HACIA UNA TIpOLOGfA DEL CAMBIO POLÍTICO. LAS
ELECCIONES MUNICIPALES EN MORELOS 1988-2000

Morgan Quero

Pero ese día que vendrá no ha de venir, es éste.


Jaime Sabines

Lo municipal es hoy una realidad: desde la reforma al articulo 115


constitucional de 1983, hasta las nuevas formas de asignar recur-
sos a los municipios en la ley, pasando por elecciones de alter-
nancia en el poder local. Los ~nunicipiosse han nielto centrales
en la vida política de México. Aunque su presencia como instan-
cia admuiistrativa, política y social es tan antigua como la Con-
quista, los inunicipios fueron determinantes en la gestación de la
Independencia, la constmcción de la nación y las distintas transi-
ciones entre regímenes políticos (Boehm, 1987).
La multiplicación de estudios recientes sobre cuestiones políti-
cas municipales se concentra en el ámbito de h gestión con un fuer-
te acento en la innovación de políticas públicas coino motor del
desarrollo local (Cabrero, 1998; Garrocho y Sobrino, 1998; Ziccar-
di, 1995).l A su vez, los estudios electorales se dedicaron a presentv
los cambios cil cl A13bit0 nacional, lcgislau\.o y estahl, dejando de
lado el espacio municipal (Gómez Tagle, 1997; Lujmbin, 2000).
Por eso nos proponemos presenta los principales rasgos del
nuevo mapa electoral del estado de Morelos, que entre 1988 y el

1 ' Eiitre los más significativos.


2000, van dibujando los electores en cada uno de los municipios.
Este penodo eninarca lo que se ha denominado, a veces como lu-
gar comnún, a veces con poca claridad para el caso mexicano, como
"transición" (Silva Herzog, 1999). En todo caso, cubre el periodo
que transcurre entre dos acontecimientos políticos mayores: el
surgimiento de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a las pre-
sidenciales de 1988 y el fin de la hegemonía priísta con la victoria
de Vicente Fox de la Alianza por el cambio en el 2000.
Pero si en el plan nacional estos acontecimientos van mar-
cando grandes ciclos, ?qué pasó en los municipios, particular-
mente de Morelos? Pwte de los conflictos políticos recientes en
h entidad se han desarrollado en espacios microlocales, aparen-
temente marginales y desligados de la vida política central del es-
tado y aun del país. Estos casos pueden ser los de l'epoztlh o Te-
palcingo, por ejemplo, pero, porqué no, también los de Zacualpan
y Cuernavaca. Nuestro propósito no es ni será hacer una lista ex-
haustiva de las diniúnicas particulares de estos problemas políti-
cos. Otros estudios han dado cuenta de esa dunensión local desde
antes (Warman, 1976). Lo que nos interesa es inostiar cómo estas
disputas locales están vinculadas fuertemente con la dinárnica na-
cional, prefiguándola en muchos casos, acompasándola siempre.
Se tratará de describir y obsei-var qué pasó con el voto de los
morelenses en cada uno de sus municipios de 1988 al 2000. Este
panorama nos permitiri definir la geografía política por partido y
municipio. Este ejercicio comparativo nos dará la opor&dad
de obseivar los cambios y continuidades en los compoaamien-
tos electorales de los ciudadanos, inás allá de las diferencias parti-
distas o de los localismos, buscando interpretaciones y estructuras
que expliquen el voto en el ámbito local. Para esto creemos que
es indispensable combinar una doble tradición para definu nues-
tro enfoque metodológ.tco. Por un lado, tratamos de obsemslr los
cambios meramente electorales que afectan a cada muniupio,
HACIA
UNA TlPOLOGfADEL CIIMBIOPOLfTlCO

privilegiando a los actores políticos tradicionales en el proceso de


transición, como es el caso de los partidos. Por otro, tratamos de
hacer una interpretación que vaya más allá, incorporando justa-
mente la perspectiva cultural, la construcción colectiva de la ciu-
dadanía, muchas veces reñida con la definición minirnalista de la
democracia. Porque ambas pueden complementarse para dar ex-
plicaciones inás útiles (Gischke, Paulo, 1999: 177-195) -cono-
ciendo de antemano sus lunitaciones teóricas y sabiendo que la
traclición política de los pueblos nos obliga a un ejercicio más
complejo- es que nos aventuramos a combinarlas en esta apro-
Wnación empírica aplicada al caso de los municipios de Morelos.
Queremos entender por representación política la imagen
que la sociedad se da de sí inisina a través de los procesos electo-
rales. Así, la evolución, o el cambio en el tiempo del voto por parti-
do y del abstencionismo, nos hará comprender las nuevas tenden-
cias del comportamiento electoral de los ciudadanos, buscando .
una tipología que los reagrupe para darle un sentido a esta nueva
etapa histórica que vive el país y el estado en su conjunto. Pero la
idea de iinagen nos remite también a Ias formas en que cada so-
ciedad resuelve sus divisiones internas, construye su sentido de
unidad y expresa sus valores en tomo a la tolerancia o el consenso.
En una primera parte observaremos las grandes tendencias
de este proceso, reflejadas en el mapa del estado. Pero para tratar
de comprender cómo se fue consauyendo el nuevo escenario es-
tatal nos detendremos, en una segunda parte, en 10 municipios
representativos de las grandes tendenchs politico-electorales en-
tre 1988 y el 2000.
1/

PARAUNA GEoGRAFÍA ELECTORAL


I
1
Empecemos con los contrastes entre ambas fechas, 1988 v 2000.
~! 1
Los inapas del estado se refieren al misino territorio, y, sin ein-
bargo, Morelos ya no es el mismo. Entre ambos transcurren 12
'l
1' 1 1
/
años durante los cuales el régiinen político mexicano se 11a trans-
formado de manera radical. En el mapa de 1988, un solo parudo
I gobierna todos los miuiicipios del estado; en el 2000, seis fuerzas
políticas, de las cuales tres constituyen el núcleo principal del sis-
tema político, se reparten los 33 gobiernos municipales.
HACIA
UNA TIPOLOGiA DEL C~i\hlOlOPOLITIC0

Ambos mapas reflejan la transición mexicana, porque esta-


1
inos ante una tiansición política basada en el cambio electoral.
En este tipo de transición los ciudadanos son los actores princi-
pales, ya que a través del.iroto se definen los contornos del nuevo
sistema político. El voto se convierte en la herramienta más im-
portante para articular las nuevas nociones de competencia. y al-
ternancia, pluralisino y participación. Los cambios iilstituciona-
les importantes se refiereh, sobre todo, a los que garantizan la
libertad del voto, la vigilancia electoraly la promoción de la parti-
cipación cívica. Sin embargo, estos mapas, colocados frente a
frente al inicio de nuestra reflexión, nos dan una idea de la t n a p -
tud del cainbio político vivido, pero nos dicen poco de cómo se
realizó este proceso.
Y PARTIDO GANADOR

Surgen h s imágenes de otros mapas entonces, los de las elec-


ciones de 1991 y 1994. Ambas imágenes se parecen más al mapa
de 1988 que al del 2000. Pareciera que nada ha cambiado < E nseis
años la vida política local habría estado incólume al cambio?
reconocido por las autoridades electorales de 1'988, que votó mn-
sivamente a fmror de la candidatura de Cuauhtémoc LArdenas.
Por eso justamente, parte de las baterías de la política social sali-
lista de reconquista se orientaron a Morelos (Sarmiento, 1997).
Este contexto puede explicar, en parte, la continuidad de la
preeminencia política ejercida por el P N en el terreno local-mu-
nicipal. De igual modo, y adelantándonos, la crisis de diciembre
de 1994, su impacto económico y político en Morelos, fue funda-
mental para entender el dernimbe electoral del PRI y el fortalcci-
miento de otras opciones en la perspectiva ciudadana.
Así como el mapa permite una visión panorimica que sinteti-
za, también esconde los procesos más violentos y los más pro-
fundas. Sin embargo, algo se piede intuir en la geografía política
municipal y íunbos mapas nos dejan ver dos puntos que nos lla-
man la atención. En 1991, el PRD obtiene su priiner triunfo electo-
ral en el municipio de Temoac, logrando doblegar al PN en la zona
oriente del estado. En 1994, otra vez el PRD l o e a otro triunfo, esta
vez en el municipio de Huitzilac, al norte del estado. A pesar de
perder Temoac nuevamente a favor del PRI en 1994, el PRD se per-
fiLz ya a l inicio de los noventa como el principal contendiente del
PRI. Su presión se manifiesta piácticmnente en todos 10s munici-
pios, independientemente de que sólo haya ganado un municipio
cada vez. Ambas victorias lo sitúan justamente como el pLincipal
partido opositor, pero también prefiguran la posiblhdad de quc eii
I
I Morelos se construya un esquema bipartidista dc alternancia
l (PRT-PRD), como lo muestra el hecho de que después del PRT.surja
1 el PRD y después de un gobierno de éste, de nuevo se regrese al
PRI.
1 Por iiltiino, las victorias del PRD en 1991 y 1994 cn tan sólo
1 dos municipios del estado, señalan la debilidad de la presencia del
PN, y por ende de los aparatos públicos en dos zonas sensibles
de Morelos: la región norte y la región oliente. En ambas se viven
HACIA DELCAMBIO P o L t n c o
UNA TIPOLOG/I~

confltctos sociales coinplejos donde el problema de la tierra, el


acceso a recursos naturales, como la madera o el agua, la equidad
en el acceso a las tierras comunales y ejidales, los "usos y costum-
bres", constituyen obstáculos concretos a las políticas de moder-
nización impulsadas por el Estado mexicano y aplicadas por las
élites gubernamentales de Morelos. El impacto del discurso opo-
sitor se daba en un terreno fértd por los problemas, no así por la
originalidad de la soluciones aportadas. Más bien se empezaba a
observar la volaalidad del elector, las formas cambiantes en que
expresaba su desacuerdo y su participación: mucho más ligadas a
liderazgos específicos y más ancladas en lo microlocal que en las
contiendas ideológicas que representaba cada una de las opcio-
nes políticas nacionales.
De este modo, el logo perredista era más bien solicitado por
un sector de la sociedad civil -que deseaba contender electoral-
mente contra otra fracción dentro del municipio- amparada
por el PN. De igual modo el PRI empezaba a conocer las derrotas
causadas por la presencia de candidatos que habían obtenido su
de forma poco clara, reforzando el malestar en va-
rios sectores sociales de dichas localidades.
E1 verdadero cambio cualitativo y cuantitativo lo constituyen
las elecciones municipales e intermedias de 1997. A medio cami-
no del incompleto sexenio del gobernador Jorge Cariillo Olea, la
expresión de la diversidad política se manifestaba ampliamente
en el contexto de una C ~ S de ~ S seguridad pública cada vez más
aguda. Las elecciones de marzo de 1997 iban a constituir en la
historia reciente, el verdadero "parteaguas". Lo que había estado
invisible durante largo tiempo, la conflictividad de la política en
hlorelos, la diversidad de grupos sociales enfrentados, la frag-
lnentación de un cuerpo social einpobrecido, se dejaban entrever
por pr-era vez, reflejados en el plano electoral.
Esta geogafia electoral nos reinite a h posibilidad de acercsr-
nos a algunos de los procesos electorales dentro de los mismos
inunicipios. Por eso hemos elegido 11 de los que constituyen los
prhcipales ejemplos para ir defuuendo una tipología política.
Para hacerlo antes d e h e m o s los tres nuevos escenarios que s
nuestro entender aparecen en 1997 y se r e d e h e n en el 2000.
HACIA
UN,\ WPOLOG/ADEL CAA4BlO POLlTlCO

LOS TRES ESCENARIOS DE 1997

Las elecciones municipales g legislativas de marzo de 1997, mar-


caron un cambio diástico en el coinportarniento de los ciudada-
nos. La participación política aumentó considerablementey con-
firinó la tendencia que se venía registrando desde 1991. Pero
sobre todo, tres escenario^'^ fueron construyendo la nueva rea-
lidad política del estado.
l

1) El efecto espejo
Al primero lo denominamos "efecto espejo" porque muestra
de forma muy clara la recuperación del voto del Piü por parte
del PRD. Esta hipótesis se confirma al obseivar que el aurnen-
to de los votos del PRD es proporcionalinente inverso a la dis-
ininución del voto priísta en dichos municipios. En buena
parte de éstos el PRD logia hnportantes victorias, en otros se
hiiita a un expectailte segundo lugar. Pero en todos se da la
inisina correlación dc cainbio entre aquellos electores que an-
tes de 1997 votaban por el PRI y luego lo I~acenpor el PRD.
En este escenario están los municipios de Amacuzac, Axo-
chiapan, Coatlán del =O, Tetela del Volcán, Tlayacapan,
Cuautla, Jojutla, Joilacatepec, Mazatepec, Temoac, Tepoz-
tlin, Tepalcingo, Tetecala, Tlaltizapán, Yautepec, Yecapixtla
y Zacatepec.
2) El escenario plural
Este segundo escenario está conforinado por los municipios
donde se da una disputa lnuy cerrada por el poder, donde los
tres partidos PRI, PAN y PRD, obtienen votaciones
que reducen las distancias y donde la disputa por el " c e n ~ o "
político se vuelve definito~ia.Este escenario coloca a las tres
fuerzas en posicióii expectante, independientemente de quien
gíne y fortalece al sistema tiripartito. Paradójicamente este es-
cenario se produce en municipios no sólo urbanos sino tam-
bién iurales, o supuestamente 1116s tradicionales en su compor-
tamiento electoral. En este escena~ioestin Huitzhc, Puente
de Ixtla, Mkcatliín, Temixco, Zacualpan, Ayala, Cuernavaca,

h11\1'1\ 6
l ~S(;liN~ll<lOS 1997

3) La continuidad
Este i ' l l h o escenario nos muestra la capacidad que tiene el
PRI para mantenerse como hierza hegemónica a pesar de la
HA(:IA
U N A - ~ ~ P O L O ( DEL
; I A CAMBIO P o L i n c o

nueva competencia clectord. En inucl~osde estos inutiici-


pios la presencia del PAN es débil y la participación política
tunbién. Soii inunicipios que podemos considerar coino "pe-
riférico~",o débiltncnte integrados a la dmirnica econótnica,
a1 fortalecimiento instituciond del propio municipio, con alta
dependencia hacia el partido que otrora.les permitía un cierto
nivel de articulación con las autoridades y los recursos p b e r -
nmentales. En este escenario están: Tlalnepantla, 'Totola-
pan, Atlatlahucan, Tlaquiltenango y Jantetelco.

Pcro estos tres escenarios arriba descritos no pnrecen que-


darse inmóviles. Por el contrario, las elecciones del 2000 van a
tnarcar nuevos dcrroteros y van a venir a expandir el cainpo de
análisis político para entender los rasgos más profundos del nue-
vo comportamiento electosal. Tres i~ucvastendencias aparccen
coino variantes de los tres escenarios anteriores, éstas son:

1) El bipartichsmo: sobre todo entre el PRI y el l>RD,coino se-


cuela del efecto espejo, donde se mezcla la búsqueda de alter-
nancia a manera de sube y baja, una vez golpe de tiínón hacia
el rm, luego regreso del PRI. Este escenario parece consoli-
darse coino una opción de disputa rcal prescindiendo del
p i i ~ ,d é b h e n t e implantado en esos municipios. Aquí están
Tlaquiltenango,Tepalcingo, Coatlin del Río, Ainacuzac, Aya-
la, Gmiltano Zapata, Tlaltlepantla, AtL~tlahucan,A/iiacatlán,
Ocuituco, Temoac y Tlayacapan.

La consolidación del pluralismo: esta vez los muilicipios más


integrados del estado adoptan expresar sus divisiones y dispu-
tas por el poder a travbs de los tres paitidos. Aunque sólo uno
gane, los otros dos esthn inuy cerca y la disputa abierta por la
presidencia municipal se prolongari en la constitución del ca-
bildo gobernante. Es sintomático que en los municipios don-
de observamos este comportamiento nuevo, la participación
electoral se reduzca y el abstencionisino aumcnte ligeramente,
constituyéndose en cifras absolutas, en una verdadera "fuerza
política" de diclios municipios. Este escenario plural, común
en las democracias conteinporlneas, no parece despertar las
pasiones en los ciudadanos y la búsqueda de conselisos sc
coiivierte en la principal preocupación de los dlrigentes.En
este se sitúan Huitzilac, Tlaltizapáii, Zacatepec, Yecapixda,
Tetecala, Axocliapan, Tetela del Volcln, Jonacatepec, Maza-
tepec, Jantetelco, Cuauda, Jojutla, Puente de Ixtla, Tepozdln,
Yautepec y Totolapan.
HACIA
UNA TIPOLOGfA DEL CAMBIO POL~RCO

3) El escenario unipolar: muchas veces, después de un periodo


donde se expenrnenta un plurLahsmoincompleto, la reacción
ciudadana puede llevar a construir una nueva hegemonía o
escenario unipolar. Las tres principales fuerzas políticas reci-
ben la adhesión pioporcional, pero una resulta de lejos la más
aventajada, constituyéndose en un nuevo polo dominante.
Es importante vincular este comportamiento electoral a la in-
vención de un consenso que podríamos comparar con el re-
flejo comunitario. Los electores votan - e n un contexto alta-
inente competitivo- de forma masiva por una sola de las
opciones y recomponen así un ideal de unidad absoluta, per-
dida por la fragmentación impuesta por el juego democráti-
co. Aquí se sitúan TemGrco, Xochitepec, Zacualpan, Cuema-

Para mostrar con mayor claridad la forma en que se estructu-


rail y inodifican estos escenarios a partir de 1997 y el 2000, selec-
cionamos 10 municipios donde pueden obseivarse Ias tendcn-
cias históricas del voto por partido. *

Cuautla: la disputa por el centro

El caso de Cuautla resulta muy interesante por ser uno de los inu-
nicipios más importantes de la entidad. Se observa un fuerte des-
censo del abstencionismo entre 1991 y 1994, pero que en un
primer momento favorece al PRI. Esta gráfica parece confirmar
la idea de que las políticas sociales del salmsmo revitalizaron al
potencial electorado priísta. Sin embargo, el cambio de 1997 es
drástico ya que se observa una alternancia con el PRD marcada
por el denominado "efecto espejo". Casi 40% de los electores
que votaron por el PRI en 1994, le dieron su voto al PRD en 1997.
Pero esta tendencia de predommio perredista no se confirmó en
* Ver Anexo 3.
las elecciones del 2000. Más bien, Cuautla se convierte en un mu-
nicipio donde el pluialismo parece ztfianzarse, más allá de la vic-
toria priísta y del rápido avance del PAN. E n este sentido es
importante señalar que, parte de los votos con que el PRD logró
ganar las elecciones del 97 fueron, en el 2000, hacia el PzlN. Tcn-
dríamos entonces una franja del electorado cuautlense, de ahede-
dor de 20% que cambió su voto secuencialmente: en 1994 votó
130' el PRI, en 1997, por el PRD y enel 2000 por el PAN.
Esta búsqueda de nuevas lealtades políticas, o de representa-
ción política en la coyuntura de cambio, está probablemente vin-
culada también con su contraparte, la frustración, el descontento
y las actitudes antipartido o antisisteina. Esto se confmna cuando
el abstencionismo se mantiene por arriba de 4O0/0 del padrón
electoral. La búsqueda de nuevas opciones está relacionada con
la decepción nnte la ineficiencia de los partidos en el nuevo siste-

Elecciones rmuiicipales en Cu'1~1tla


(votos por partido político y abstenaonisrno, 1988-2000)
_ --_-- -- _-- _ .
r---
T_--__ *--. ^

1
HACIA
UNA TlPOLOGfA DEL CAMBIO POL177CO

ma y, a largo plazo, podría derivar en actitudes autoritarias o anti-


democráticas.
Il
Alternancia en Jojutla

lilcccioiics muiiicipaics en Jojutla


(votos por pnrtido político y abstcncionismo, 1988-2000)
90 1

En Jojutla, la situación es inuy siinilar. El esquema sería, en


un primer momento, el del "efecto espejo", para luego pasar a l
escenario "plural". Sin embargo, lo local expresa sus mferencias.
El PRI pierde su liegemonía al inisino tiempo que decae cl absten-
cionismo de forma drástica. Por su parte, el PRD logra capitahzar
el descontento conquistando una importante victoria en 1997.
Posteriormente, la pérdida de los mismos votos que le dieron la
victoria al PRD se desplaza hacia el PAN, como expresión de una
nueva alternancia, evitando así el regieso del PRI. Ambos parti-
dos, PRD y PAN, parecen mo~rrlizara un electorado antiplssta y
que se desplaza con gran facilidad de un polo a otro. Estamos
ante un electorado que rechaza la adhesión ideológica y que bus-
ca alternativas de gobierno. El voto de castigo también es una in-
terpretación vilida que puede expresarse con mayor claridad en
el contexto de un pluralismo renovado. Es paradójico que este
nuevo escenario plural fortalezca un abstencionismo "inilitante"
de alrededor de 40%, como una nueva constante en el juego poli-
tic0 local.

Puente de Ixtla: ¿el nuevo PRI?

I~lcccioricsmiiiiicipalcs cn I>uciltcdc lxtla

100 , (votos por partido político y alstcncioi~isino,1988-2000)

88 91 94 37 2000

-1'RI -F I'R1) - ilño dc elccci0ii


]'!\N O'I'ROS - --,\H~~']:N(;I()NIsI\.~()

Puente de Ixtla es uno de los municipios donde el P ~ uha lo-


grado mantener su liderazgo. Esto, a pesar de empezar a vivirse
un escenario plural desde 1997 y confirmado en e1 2000. Es de al-
gún modo el escenalio ideal para la imagen del ouora pmtido he-
HACIA
UNA TlPOLOGlA DEL CAMBIO POLlTICO

gemónico: compartir un espacio electoral competitivo y abierto


pero manteniendo sus cualidades de oferta y predominio políti-
co. E n otras palabras, transición sin cambio. Nuevamente, el abs-
tencionismo es de gran ayuda para entender los problemas de
movilización política. Entre 1991 y 1994 el PRI dismuiuye sus vo-
tos en proporción inversa al aumento de la participación electo-
ral que termina favoreciendo al PRD. Luego, 45% del padrón
electoral parece darle la espalda a las urnas y este abstencionismo,
en el contexto del p l u d s m o político, termina favoreciendo la
estrategia del PRI en el 2000.

Operación simbólica en Tepoztlán


1 Slcccioncs muiiicpalcs eii 'Tepoatlán
(votos por partido político y abstciicionismo, 1988-2000)
X( 1
I

'
El caso de Tepoztlán es paradigmático. La "operación sim-
bólica" es un fenómeno político que se produce cuando una co-
munidad está en crisis extrema, a l borde de una confrontación
interna o externa que la obliga a reunificar todas las fuerzas pre-
sentes en una sola. Hasta antes de 1995 el nivel de hegemonía del
PIU era alto. A pesar del descenso del abstencionismo eil 1994 es
solamente a partir de 1997 en que el iDIiDpuede alcanzar una hol-
gada victoria. La estrategia elegida es apoyar a una "planilla del
pueblo" que busca unificar todos los cíitenos en LUI momento de
dificultad institucional extrema durante y después del conflicto
del club de golf (1995-1997).Es te mecanismo de unificación "es-
conde", por decirlo de algún inodo, las divisiones políticas habi-
tuales en la comunidad. Tan es así que los resultados plebiscitarios
de 1997 a favor del PRD- "plandla del pueblo", superan los con-
tundentes resultados electorales de 1988 y 1991 donde el PRi ga-
naba sin mayor problema. Sin embargo el abstencionismo decae
abruptamente, por lo cual el periodo 1994-97 parece ser funda-
cional para inuchos nuevos electores que participan por primera
vez descubriendo la fuerza del 'troto, pero también las dificultades
de la democracia. Tan es así que en el 2000 la elección será muy
disputada y ningún partido alcanza 30%. Este escenario p l ~ ~ r a l
deja ver la presencia del PAN, el deterioro muy profundo del PRI
en la localidad y un abstencionismo más alto incluso que el de las
elecciones de 1994. A pesar de ello, la buena implantación del
PRD en la localidad desde 1988, le permite enfrentar exitosameil-
te las muy disputadas elecciones del 2000. Todo consiste en saber
si el propio pueblo estarii dispuesto a adaptarse a éste muy recien-
te escenario plural y a1 mismo tiempo mantener dtos niveles de
gobernabilidad y eficiencia ins titucional.

Yautepec: u n aire de nostalgia

En Yautepec la presencia del PRI también l o e a mantenerse,


colno en Cuautla, recuperando el municipio a1 PRD en el 2000.
Sin embargo, esta recuperación se da mis por una debilidad de
HACIA
UNA TIPOLOGfA DEL CAMBIO POLITIC0

sus oponentes que por un aumento delvoto priísta. Es irnportan-


te señalar que cl abstencionisino se mantiene en 45%, cifra que
pareciera reducir el margen de maniobra del PAN y el PRD en di-
cho municipio. A pesar de su constante disminución de votos, el
PRI parece haberse ajustado a su electorado "duro", apenas supe-
1-ioi. ;11 !crcio del total pero suficiente para ganar las contiendas del
escenario plural. Por otro lado, el castigo al gobierno del PRD en-
tre 1997 y 2000, parece beneficiar el rápido crecimiento del PAN,
casi de 20% entre las dos Últimas elecciones. El PRI probable-
mente logra afianzarse en este escenario por un cierto aire de
nostalgia entre los electores. Hasta 1994 el PRI había recibido cer-
ca de 70% de los votos y,el abstencionisino también era muy ele-
vado. El muy reciente escenario plural tiene el reto de afianzar las
virtudes cívicas y seguir estitn~dandola participación, inventando
el futuro más que soñando con el pasado.

~ ~ ~ c c c i o imunicipaIcs
ics eii Ysutepcc 111
(votos por parado político y abstcncionismo, 1988-2000)
XO
Zacualpan: la fuerza de la comunidad

1 :lccciocics m~i~iicipalcs
cn Zacualpaii
(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2000)

KK 91 94 O7 3000

-+- l'ltl l'l\l> l'/\N -


<\ño dc clccción
O'l'ltOS - --~ \ 1 3 S " 1 ~ 1 ~ N ~ ~ 1 0 N 1 S ~ 4 0
Si en Zacualpan ocurren inilagros, es algo que no sabemos.
Pero en este municipio de reciente creación, el doininio del único
partido local del estado, el Partido Civilista Morelense (PCLI) es
más que sorprendente. Después de la caída del PRI y de la victoria
del PChf en 1997, las cosas se vuelven extrañas. El escenario plu-
ral de este año, construido en base a la participación y a la presen-
cia de tres partidos, se convierte en una caricatura. Las elecciones
del 2000 describen un escenario unipolar, en su versión rural y
comunitaria. La comunidad decide votar de forma masiva, por
un solo partido, la unanimidad borra cualquier diferencia, pero
también hace que el abstencionisino sea un recuerdo frívolo de
épocas pasadas. Esta sorprendente movilización en un munici-
pio rural, parece recomponer sus formas de representación poli-
tica en tiempos de crisis, siguiendo el método de usos y costum-
bres. El aislacionisino y el localisino extremo se errpresan bajo las
siglas del PChI. Sabiendo que de todos modos la relación con el
I
estado y sus élites centrales será siempre sinónimo de dificultad,
1
y probablemente hasta de abandono, Zacualpan de Amilpas in-
l
l
venta su propio camino "deinocrático". Un camino que recoge
las nostalgias del pasado en que la comunidad también se expre-
saba de forma monolítica detrás del candidato priísta y donde sus
altos niveles de participación simbolizan más un refrendo de la
fuerza y la especificidad coinunitalia que un acto verdaderamen-
te comprometido con el sentido de la democracia. Así, el PRI, el
PAN Y el PRD, junto con el abstencionismo, terminan desapare-
ciendo del escenario y el PCAI se convierte en el mediador por ex-
celencia con el sistema político en su conjunto. Un extraño media-
dor ya que reúne unanimidades frágdes y desesperanzas mayores.

Cuernavaca: el consenso de las clases medias


I~lcccioncsm~iiiicipalcscn Cuernavaca
ilnrrido nolítico v abstcncionismo. 1988-2000)
/,rntrr<innr
Si colocamos a Cuernavaca justo después de Zacualpan es para
mostrar que el coinportamiento político de un inuiucipio alta-
inente urbano, y además capital del estado, puede tener sitnilitci-
des con otro, rural y absolutainente periférico. En Cuernavaca, 12
f~1ci.r~caída dcl 1)1{1 dio coino resultado el csccnario plural de
1997. Si hasta 1994, cl PRI había logrado controlar eficazmente a
la capital del estado con plebiscitaiios niveles de 60»/o, en el 2000
cl PAN le prueba, con su victoria, que los niveles plebiscitarios de
aprobación y consenso no son cosa del pasado.
En efecto, la aplastante victoria del cancbdato panista, con
muy poca publicidad y a pesar de su poco carisma, viene a poner
cn cuestión las supuestas virtudes del nm/&e~i/lg político. La
intensa campaíia del candidato del PRI iio alcanzó ni siquiera la
votación de su partido en 1994. Por el contrario, una reacción
cc
comunitaria", silenciosa pero eficaz, constxuctora de consensos
dentro de la propia sociedad mucho inis finos que el de los dis-
cursos de doininio en la esfera pública, confixmaba la fuerte iin-
plaritación de un panisino social, de un panisirio electoral, no así
ideológico. Las clases inedias de Cuernavaca parecen ser las prin-
cipales promotoras de esta victoria y de este consenso bastante
parecido, paradójicamente, a l de Zacualpan. De nuevo, los ries-
gos para la vida dcinocrática están a la vista. Esta tendencia para
recoinponer unanimidadcs podría derivar en actihldes poco de-
mocráticas desde la propia sociedad. Y las clases medias podrían
confumar, en plena alternancia, que la tentación autoritaria se
inantiene, pero por otras vías.

Jiutepec: la clase obrera va al paraíso

E n Jiutepec, los altos niveles de hegemonía que el PRI había al-


canzado hasta 1994 fucroii pulverizados. Eii un primer inomcn-
to es el PRD el que parece perfdarsc coino nuevo actor dominan-
HACIA
UNA TlPOLOGlA DEL CAMBIO POLITIC0

te. Sin embargo, las elecciones de 1997 ven el rápido aumento, y


1 en proporciones similares, del PRD y del PAN. Ambos partidos
capitalizan el descalabro electoral del PRI en ese año. El escenario
l
plural de 1997 se convertirá en unipolar a partir de las elecciones
del 2000.Jiutepec se tiñe de azul, otorgándole al PAN más de 50%
de los votos y dejando al PRD en un lejano tercer lugar. Nueva-
l
mente, encontramos una correlación entre el descenso del abs-
tencionicmo y el porcentaje que pierde el PRI entre 1997 y el
2000. Los nuevos electores descubren al PAN como una opción
suplementaria después de la primera alternancia perredista. En el
municipio que alberga la zona industrial más itnportante del esta-
do, la clase obrera empieza a votar por la "derecha".

I.;lcccioiics municipales cn .liutcpcc


(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2000)
- -- - -- .-- -. -7
i -
1
I

I ... --- . -- .- -- --- -----1


XX 91 94 97 2000
Año de ~IccciOn
e 1'Rl -)- 1'1111 -t PAN O'I'I¿OS - ---/\BS'I'EN(;IONISMO
Temoac: el bipartidismo comunitario

lilcccioncs muoicipdcs cii 'I'cmoac


(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2000)

Entre los municipios rurales con fuerte &árnica política, Te-


moac destaca por ser el primero donde se dio la alternancia a fa-
vor del PRD en 1991. En este caso, la disminución del abstencio-
nismo está mis vinculada con 13 derrota del PRD en 1994 y el
regreso del PRi. Nuevamente, encontrarnos la influencia proba-
ble de las políticas sociales del salinismo que repercuten favora-
blemente en el PRI. Pero una nueva victoria del PRD en 1997, re-
cuperando su electorado de 1991, empieza a estabilizar los
acuerdos intracomunitarios para dtstribuir entre los pueblos el
poder político del cabildo. Para el 2000, el PRi conquista una vic-
toria importante a pesar de ver dtsminuido su electorado, al igual
que el PRD. Esto beneficia a nuevos partidos todavía débilmente
implantados en el iniinicipio. La experiencia de alternancia ha
permitido consolidar entre las élites del municipio un equilibrio o
HACIA
UNA TIPOLOGIADEL CAMBIO P o U n C O

pacto implícito, distribuyendo posiciones y equilibrando niveles


y tiempos de gestión o de poder. A corto plazo, este esquema po-
dria entrar en crisis, en la medida en que los propios habitantes
consideren que el pacto bipartidsta no satisface sus expectativas
o no fortalece institucionalmente al municipio. Así parecen hdi-
cado los nuevos partidos presentes que han aumentado su caudal
electoral en un lapso muy coito de tiempo. Pero el reto para la
comunidad seguirá siendo resolver sus diferencias manteniendo
la cohesión estructural y ordenada de sus formas de gobierno.

Tlayacapan: la simetría impasible

lilcccioncs municipales cn 'I'layacnpan


(votos por partido político y abstcriuonisino, 1988-2000)
,),) ;- - -- -'

--

i\ño dc clccción
-c ])RI -m- ])]1I> -A- l>,\N -D- (Yl'ROS - -. AHS'l'T:N(:IONIShlO

La lógica política del cambio en México parece nutrirse de un


nuevo axioma: todos los electores perredistas fueron prustas. Así
nos lo muestra la fuerte similitud en la evolución del electorado
de ambos partidos en Tlayacapan. Con la alternancia en el 2!000 a
favor del PRD, se cierra un largo ciclo que se inicia en 1991. Si los
votos del PRI subían, los del PRD bajaban y viceversa, y así hasta
llega al triunfo del PRD en el 2000. Mientras tanto, la disputa lo-
cal reavivó de forma fundamental el compromiso de los electores
con las urnas. Cada vez la participación electoral fue inayor, su-
perando incluso las cihas que se dieron en el promedio nacional
y estatal. Este aumento de la participación tuvo la virtud de des-
pertar a los electores de otros partidos para hacerse presentes y
romper con la simetría impasible que es~xcturabaa la comuni-
dad en Tlayacapan. Sin embargo, el bipartidismo parece gozar to-
davía de una larga vida, por las altas votaciones que obtuvieron
tanto el PRD como el PRI.

Fiebre en Huitzilac

13lcccioiics miinicipalcs cii 1 liiitzilnc


(votos por pnrtido político y nbstciicio~iismo,3988-2000)
t),) , - - - -

88 91 94 97 2000

- I'IcI -i- 1)111) -t-


Año J c clccción
¡)/\N -O- O'I'ROS - --,~H~~'~:N(;IoNIsMo
HACIA
U N A TIPOLOGI/\ DLL CAMBIO P O L ~ ~ C O

Aunque hemos optado por ubicar a este municipio en el es-


cenario plural, la disputa por el poder político ha sido feroz. Muy
pronto, el derrumbe del Piü deja en la orfandad a amplios secto-
res dc la población electoral. En un pritner momento es el PRD el
que busca recupera un espacio de liderazgo, pero los problemas
de gobemabrlidad son mayores y en 1997 el PCM conquista su se-
gundo bastión municipal en el estado. Sin embargo de poco le
valió ya que los conflictos se agudizaron con tornas de la presi-
dencia inunicipal, balaceras y hasta muertos. En el 2000 la alter-
nancia le benefició al PAN, aunque sin una mayoría contundente
en el contexto de fragmentación político-electoral. A diferencia
de otros municipios que conocieron la alternancia, en Huitzilac
se mantiene una fuerte disputa política que tensa la relaciones en-
tre dirigentes y grupos de poder dentro del municipio. Aquí el
pluralismo podiía resultar una bomba de tiempo si acaso las éli-
tes del inunicipio no logran alcanzar niveles mínimos de consen-
so con respecto a la distribución y control de los recursos mate-
riales (la madera principalmente). A su vez, tanto los partidos
como el gobierno estatal deben fortalecer los vínculos que los
unen con la población del municipio para evitar que la ingober-
nabhdad local aumente. Sin embargo, los cainbios bruscos del
electorado por un lado, atizan las expectativas dc los líderes polí-
ticos locales para alcanzar el poder y, por otro, ponen de mani-
fiesto la constante búsqueda de una representación efectiva que
aporte y desarrollo a Huitzilac.
Los cmbios políticos en México pueden obselvarse de manera
muy clara en los microespacios locales. Los municipios son el te-
rritorio privilegiado donde se cristalizan estas nuevas dinámicas
políticas; sobre todo cuando estos municipios, coino en el caso
de Morelos, constituyen un tejido social extremadamente sensi-
ble y diverso. Desde las grandes aglomeraciones urbanas hasta
las pequeñas localidades rurales logran verse reflejadas en el voto
municipal de 1988 al 2000. Esta amplitud nos permitió constniii.
una tipología en dos tiempos: la primera inspirada a partir de los
cambios electorales de 1997 y la segunda a partir del 2000. Ambas
se nutren de un pasado cercano donde, aunque el comporta-
miento político electoral estaba todavía asociado al PRI, ya se po-
dían percibir, tras el frágil consenso, las grietas que anunciaban
un tiempo nuevo.
Así, la tipología propuesta en este artículo insiste en la irnpor-
tancia del pluralismo como escenario radicalmente nuevo. Sin
embargo, este pluralismo político-partidarlo expresado en las ur-
nas por los ciudadanos, nos remite a los retos que tiene la clase
política en su conjunto. Los retos son la indispensable negocia-
ción y la discusión pública abierta, la tolerancia ante las distintas
formas de vida y el desarrollo regional, así como la cooperación
intergubemamental para lograr objetivos conjuntos, más allá de
las diferencias partidarias.
En efecto, el reto del pluralismo no es menor, sobre todo
cuando recordamos que durante mucho tiempo en México se pi-
vilegió la búsqueda de unidad, hasta en sus más peligrosas derivas
autoritarias, como herramienta de acción pública. Esta memona
unitaria, basada en un consenso impuesto muchas veces, tam-
bién está presente en la sociedad misma y se mantiene en ciertos
rasgos del comportamiento electoral y la culma política. Los
HACIA
UNA TIPOLOGIADEL CAMBIO P O L ~ ~ C O

riesgos están aUí y podrían asociar a ciertos sectores de la pobla-


ción, de distintos estratos, con algunos actores políticos nostálgi-
cos de un pasado ya caduco. Esta articulación podría ser inuy
diversa y provenir de las demandas de sectores populares, comu-
nidades con fuerte raigambre indígena o incluso, sectores más
modernos y urbanizados. En todos estaría presente el deseo de
evitar la discusión y el acuerdo, por considerarlo demasiado com-
plicado e ineficiente, o simplemente como incapacidad de acep-
tar las lferencias subyacentes a este nuevo escenario político.
Pero lo que depare el futuro próximo dependerá en gran medida
de la capacidad de los actores políticos y los ciudadanos paxa asu-
mir como propio un incipiente nuevo régunen político. Esto es,
para darle un sentido que les permita dehnir estrategias y resolver
exitosmente los conflictos.

OBRAS
CONSULTADAS

Boehm de Lameiras, Brigitte, coord. (1987). El municipio en México. Méxi-


co, El Colegio de Michoacán. 4 6 9 ~ .
Cabrero, E. (1998). Las políticas descentralizadoras en México, 1983-1993.
Logros y desencantos. México, CIDE y Miguel Ángel Porrúa.
Garrocha, C. y J. Sobrino (1998). Desarrollo municipal. Retos yposibilida-
des. México, El Colegio Mexiquense.
Gómez Tagle, S. (1997). La transición inconclusa. Treinta años de elecciones
en México. México, COLMEX.
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Mexicana de Sociología, enero-marzo. México, UNAMIIIS.
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Ziccardi, A. (1995). La tarea de gobernar: gobiernos locales y demandas ciu-
dadanas. México, UNAMlIIS y Miguel Ángel Porrúa.
EL ORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS:
FORMAS DE ASUMIR LOS'PROCESOS ELECTORALES

Ana Esther Escalante Ferrer


Luz Marina Ibarra Uribe*

En el estado de Morelos desde el proceso electoral de 1997, se


observó una mayor participación ciudadana expresada en el voto,
independientemente de los colores o de los partidos, dando la
posibilidad de que tanto partidos de oposición de larga trayecto-
ria, como de reciente creación, lograran posiciones sin preceden-
tes en el escenario político 4 8 O / o de los ayuntamientos en el es-
tado y 43% de la región oriente,' quedó en inanos de la oposicióli
(Cuadro 1)-.
Como consecuencia de los resultados en las elecciones de
ayuntamientos del 16 de marzo de 1997 y del 2 de julio del 2000,
se nota una dinámica política más intensa en la entidad. Los re-

: Docentes del Instituto Profesional de la Región Oriente de la Universidad


Autónoma del Estado de Morelos

1 Consideranlos pertinente dete~minardos grandes regiones sociocultura-


les: y oriente, cada una con una ciudad centro: Cuernavaca y
Cuautla respectivamente (para f i c s práctic?s,considera~sconveniente

oniente
Enno za ata, Huiadac, tutepe=, #%XCO, Tepoztláii, húacatlin, Xoclii-
fh-
extender la cobertura de las regi0nes.a 10s h t e s ,m~iiicides). La re 'ón
formada por los si entes municipios: Zemavaca,

tiepec, del %o, '&Ialtnapiíri,Tetecala, Maaatepec, Puente de Ixtln,


Zacatepec, A4rnacuzac,Jojutla y Tlaqdtenango La región oriente se inte-
or 10s mufiiciplos de: Atlatlaliucan, rixocluapan, Ayda, C'uautla,
Tría7
,intete co, Jonacatc ec, Ociútuco, Tepalcmgo, Ternoac, Tetela del Vol-
ch~i,Tlayacapan,~ l a k e ~ a i i dTotolnpm,
a, Yautepec, Yecnpktla JTZnciial-
pan.

297
sultados de los dtferentes partidos en estas dos elecciones mues-
tran la volaadad de los partidos en distintos municipios, y al
mismo tiempo marca, por una parte, la abrupta presencia del Par-
tido de la Revolución Democrática (PRD) en 1997, jr por otra, el
arrastre del Partido Acción Nacional (PAN), en el 2000. Este fe-
nómeno se atribuye, de alguna manera, a la figura de Vicente Fox
en el nivel nacional por el llamado voto útil;situación que coinci-
de con el triunfo del candidato del PAN a gobernador del estado,
con un margen de dos votos a uno frente al candidato del Partido
Revolucionario Institucional (PRI).

- Amacuzac, Atlatlahucan,
Axochiapan, Ayala Coatlán
2000 --
Miacatlán, Coatlán del Río, Teteca-
la, Puente de Ixtla, Tlaquiltenango,
del Rio, Huitzilac, Jantetelco, Ayala, Yautepec, Cuautla, Totola-
Miacatlán, Ocuituco, Puente pan. Tlalnepantla, Ocuituco, Tetela
PRI de Ixtla, Ternixco, Tetela del del Volcán, Ternoac, Jonacatepec,
Volcán, Tlalnepantla, Tla- Jantetelco y Axochiapan
quiltenango, Tlayacapan, Te (16 Municipios).
tolaoan Y Xochiteoec '
(1 7 ' ~ u n i c i ~ i o s ) .
Cuautla, Jiutepec. Jojutla, Jo- Mazatepec. Amacuzac, Tlaltizapán,
PRD- nacatepec, Mazatepec, Tepal- Tepalcingo, Yecapixtla, Tlayacapan
Alianza cingo, Tepoztlán, Tetecala, y Tepoztlán.
Por Tlaltizapán, Yautepec, Yeca- (7 Municipios).
Morelos pixtla, Zacatepec y Temoac
. --- - ..-- - -
Huitzilac, Cuernavaca, Jiutepec,
PAN Emiliano Zapata, Xochitepec, Zaca-
tepec Y Joiutla
Temixco ' 8 Municipios).
Zacualpan
:---p-p-Rpa
(1 de Amilpas
Municipio). 1 Munici iol, -
PCM
Ningún Municipio.
PVEM
1 Munici io .

En 1996 se llevó a cabo en Morelos la Reforma Electoral, y


uno de sus objetivos era empatar las elecciones locales con las fe-
I
ELORIENTEDEL ESTADO DE MORELOS

derales. En consecuencia, en junio del 2000 por p l h e r a vez, se


eligieron gobernador, diputados y presidentes municipales, al
mismo tiempo que, presidente de la república, senadores y dipu-
tados federales.
Como puede notarse en el Cuadro 1, para el 2000 el PRI con-
serva casi el mismo número de municipios que en 1997, al recu-
pera algunas plazas y perder otras. El PRD baja de 13 a siete muni-
cipios gobernados, en tanto que el PAN, incrementa de dos a ocho
municipios (de entre los más poblados). El Partido Verde Ecolo-
gista de México (PVEM) logra un municipio por gobernar, aun-
que como veremos más adelante se trataba piiístas inconformes.
Soledad Loaeza habla de la importancia de las elecciones
como legitimadoras de los gobiernos en nuestro país:
En México las elecciones cumplen muchas de las funciones que nor-
malmente les corresponden en otros sistemas políticos: son fuente
legitimadora de las formas de organización del poder de autoridades
y políticas son instrumentos de socialización polí-
tica y canal de comunicación entre gobernantes y gobernados (Loae-

Es importante recordar que las elecciones del año 2000 mos-


traron el agotamiento del PRI por la intervención de la élite tec-
nocrática; generaron la participación de la sociedad que exigía
nuevas formas de acceder al poder, y así terminar con el r é p e n
de partido hegemónico.
En el estado de Morelos, las campañas tanto internas como
constitucionales en el nivel municipal, contaron con recursos li-
mitados para todos 10s candidatos y no se registraron diferencias
significativas en las actividades realizadas.
Este trabajo compara tres municipios del oriente de Morelos:
Cuautla, Atlatlahucan y Zacualpan para examinar la forma de
sus procesos electorales. Y la manera en que los sujetos se
organizaron para participar en la toma de decisiones, partiendo
de un proyecto de desarrollo autónomo de su comunidad.
E n la elección de presidentes municipales para el periodo
2000-2003, en los casos de Cuautla y rltlatlahucan nos interesa
mostrar cómo respondieron estos municipios, generando estra-
tegias diferenciales, ante el resultado de las elecciones internas de
candidatos del PRi. En Zacualpan analizaremos cómo un munici-
pio es gobernado, por segunda ocasión, por un partido local de
reciente creación.
Cuautla es una de las ciudades más importantes del estado y
es una plaza que el PRI recupera en las elecciones del 2000, en
tanto que en Atlatlahucan pierde las elecciones municipales con
los inconformes de la elección interna del inismo partido.
El municipio de Zacualpan de A d p a s es atípico. Desde
hace tres años, ha resuelto la elección de candidato a la presiden-
cia municipal, al margen de los partidos consolidados en el esta-
do, tal es el caso del PRD o del PRI. Presenta una organización
comunitaria particular con acuerdos formales de largo plazo.
Los tres municipios difieren entre sí respecto de lo que I N E C r
llama tamaño de la localidad; Cuautla es eminentemente urbano,
Atlatlahucan es seiniurbano y Zacualpan es rural.
La investigación se apoyó en entrevistas de historia de vida y
entrevistas estructuradas. Los informantes fueron los presiden-
tes municipales en funciones (del ejercicio 1997-2000), los presi-
dente municipales electos @ara el periodo 2000-2003) de cada
una de los municipios; así como personas2 que se involucraron

E n Cuauda, Francisco Rodiíguez Montero, Neftali Tajonar Salazar y Gui-


llermo del Valle Reyes. E n Atlatlahiican, Esteban Hemández Franco, Ca-
lixto Urbana La uias y Gloria Pefia Benitez E n %;iciialpili de .\milp;\s,
Ofelio Bnrreto C? anizal, All~ertoGoiizález Tlacotla, José Pifia y Jesus Ortiz
Cmtelpa. Las entrevistas se realizaron en Cuautla en las oficinas de los in-
formantes y en Atlatlahucan y Zacualpntl en los doinic~hos.La recolección
dc información se recabó durante juho y agosto del 2000.
ELORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS

activamente en los procesos, tanto internos como c ~ n s t i ~ ~ ~ i ~ ~ ~


les de las localidades.
Considerarnos que, en general, en los municipios del oriente
se ve una Unportante inovilización social, la cual parece implicar
una conciencia de ser social, expresada en el protagonismo de d-
gunos indviduos que comparten el proyecto de desarrollo para
su comunidad.

DATOSGENERALES DE LOSMUNICIPIOS

El municipio de Cuautla colinda con los municipios de Yautepec,


Atlatlahucan, Ayala y Yecapixtla. Según datos del Censo de 1990,
la población total era de 120 315 habitantes, de los cuales 65 893
eran mayores de 18 años. La población económicamente activa
fue de 37 549 estando ocupados 36 721. La población económi-
camente inactiva ascendía a 45 739; de los cuales 35.47% corres-
pondía a estu&antes y 52.17%, a amas de casa.
De acuerdo con los datos del Censo del año 2000, la pobla-
ción total del municipio era de 153 329 habitantes, de los cuales
86 902 eran mayores de 18 años. La población económicamente
activa era de 57 581 estando ocupados 56 909. La población eco-
nómicamente inactiva ascendía a 51 322; de 10s cuales 30.34%
cor-espon&a a estudiantes y 46.8%, amas de casa.
Cuaut-Jaha funcionado como ciudad centro en el oriente del
estado, es una de las cuatro ciudades denominadas metropolita-
nas, al igual que Jiutepec, Temixco y Cuernavaca. En la década de
los noventa mostró una expansión de la inancha urbana" afec-

3 En la década de los ochenta se forma la primera central de abastos en el es-


tado y se ubica precisameiite en cuautla.
tando la vocación agrícola de la región, que se intentó compensar
con una industrialización hasta ahora incipiente.

Altlatlahucan

Colmda con Totolapan, Tlayacapan, Cuautla, Yecapixtla y el


Estado de México. Según datos del Censo de 1990, la oblación
total era de 12 544 habitantes de los cuales 4 984 correspondían a
mayores de 18 años. La población económicamente activa era de
2 342 de los cuales estaban ocupados 2 205. La población econó-
micamente inactiva ascendió a 3 916; siendo 24.60% estudiantes
y 57.12% amas de casa.
D e acuerdo con los datos del Censo del 2000, la población de
Atlatlahucan ascendía a 14 708 habitantes, de los cuales 7 348
eran mayores de 18 años. La población económicamente activa
era de 4 015 de los cuales estaban ocupados 3 975. La población
inactiva ascendió a 5 313 habitantes: 24.9% de estudiantes y
49.g0/o, amas de casa.
Atlatlahucan, que fonna parte de lo que se conoce como "los
Altos", se localiza en el rincón nororiental del estado, y tiene una
extensión de 5 320 hectáreas. E n la cabecera municipal hay una
plaza central, la presidencia municipal y a un costado de ésta se
encuentra la "iglesia mayor".
E n este poblado se dan relaciones sociales cercanas entre los
habitantes, se reconoce la fhación política y religiosa de los
individuos, y las relaciones de compadrazgo y parentesco son
trascendentes en la vida política de la comunidad.

Zacualpan de Amilpas
Colinda con Tetela del Volcán, Ocuituco, Yecapixtla y Temoac.
Según datos del Censo de 1990, la población total era de 7 569
habitantes. 3 686 son mayores de 18 años. La población econó-
ELORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS

micamente activa era de 1 649 habitantes de los cuales esta ocu-


pados 1 561. La población económicamente inactiva ascendió a
3 094; los estudiantes, 26.17%, y 58.92% amas de casa.
Para el año 2000, de acuerdo con los datos del Censo, la po-
blación del municipio era de 7 962 habitantes. 4 309 eran mayores
de 18 años. La población económicamente activa era de 2 226 de
los cuales estaban ocupados 2 186. La población económicamente
inactiva ascendió a 3 305: 25.8% estudiantes y 51.2% amas de casa.
La información descriptiva de los tres municipios denota que
en el conjunto de los votantes, más de 80%, se compone de amas
de casa y estudiantes, los cuales tienen la capacidad de incluiar las
balanzas en los procesos electorales.

PERFILDE LOS PRESIDENTES MUNICIPALES


EN FUNCIONES Y ELECTOS

Cuautla

Francisco Rodríguez Montero, presidente municipal de Cuautla


en el trienio 1997-2000, es casado, con dos hijos, tiene 55 años y
es ingeniero. Sobrino de un connotado político pdsta morelen-
se, Jesús Rodríguez y Rodríguez, Francisco Rodríguez Montero4
panchito) inició su d t a n c i a política en el PRD al asistir a pláti-
cas con dirigente nacional de este partido, Andrés Manuel Ló-
pez Obrador en 1996.La intención que manifestaba Panchito de
en la política de la ciudad de Cuautla era de ayuda y ser-
vicio a la comunidad.
Neft& Tajonar Salazar, presidente electo paxa el periodo
2000-2003, de 53 años, nació en Cuautla un 30 de septiembre, es
casado, la carrera de Derecho y se desempeña como nota-
4 Asepra n o haber ocupado uestos O ~ ~ U Caunque
O S , la prensa local men-
6: I;
ciona qiie tuvo el cargo de rector e obras públicas en el Ayuntamiento
de CuautIa en 1982.
rio público. Ha ocupado distintos cargos dentro del PRI, subsecre-
taiio de Divulgación Ideológca, jefe de Coorduiación de F h c i ó n ila
y Reahliación y secretario pzticular del presidente del Comité Di-
rectivo. E n distintos ayuntamientos ocupó cargos de jefe de Eje- l
cución Fiscal de Rezagos y secretario del Ayuntamiento.

Atlatlahucan 1
Esteban Hernández Franco, es casado, tiene tres hijos y tres hei-
manos profesores. Empezó su participación pública en 1985, en
obras sociales tanto en las escuelas como en la iglesia. Participó
en la construcción de la capilla de Santa Bárbara que es la sede
parroquial. Logró ser presidente municipal por el PRI en el trienio
1997-2000, manifestándose contra la cúpula progresista.
Para llegar a la presidencia municipal en 1997, tuvimos que hacer
antes 12 años de labor. Nos entró la inquietud, licimos el grupo y
entramos a participar en la política desde 1996. De acuerdo como
se fueron dando las cosas tuvhos que reinar contra corriente,
contra toda la gente muy fuerte en la política en Atiatiahucan, que
tenían 30 años decidiendo quién era el candidato, la señora Elena
Vdianueva y doña Gloria Peña (Rodríguez Montero, 1982).5
Calixto Urbana Lagunas tiene 38 años, es casado, con dos hi-
jos, su esposa es educadora. Tiene formación de profesor, actual-
mente se dedica al comercio; sus cinco hermanos son profesio-
nistas. En 1994, funda el club social Nueva Imagen A. C.6 de
Atlatlahucan para beneficio comunitario; forma parte del Comité
C o p s Cristi de la sede parroquia1 o templo de los "progresistas o

5 Elena Villanueva y Gloria Peña han representado los dos giupos en conflic-
to religioso y politico, "tradicionalistas" y 'Jmgresistas" respectivamente.
Se 11an disputado el poder político en Atiati. lucan por más de 25 años.
"as actividades de la Asociación Civil eran: h p i e z a , pintura, iiomenclatu-
ra de calles, organización de eventos deportivos,culturales y de recreación,
autofrnanciadas por los socios del club.
ELORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS

bíblicos". Ha ejercido varias carteras dentro del PRi municipal


hasta llegar a secretario general en 1997. Durante su gestión
como secretario tuvo como principal preocupación reactivar la
estmctura electoral.
Como secretario, su servidor asumió la gran responsabilidad de lo
que es una durigencia municipal, empezamos a activar los sectores,
los seccionales, los miembros distinguidos, todo el cuerpo que
conforma el comité y fue permanente, no fue electorero (Cahto).

Actualmente es presidente municipal electo por el Partido


Verde Ecologista de México (PTBM).

Zacualpan de Arnilpas

Ofelio Barreto Canizal resultó electo por el Partido Civilista Mo-


relense (PCM),para el periodo 1997-2000. Tiene 43 años y es ori-
ginario de Tlacotepec, Morelos. Casado con dos hijos, tiene
estudios de secundaria; trató de ingresar a la Escuela Normal de
A d c i n g o , al no poder hacerlo emigró a la Ciudad de México,
donde vivió de 1974 a 1988. Probó suerte en Estados Unidos y
volvió asu pueblo en 1991. Ha participado en diferentes comités
y agmpaciones dentro de su localidad y fuera de ella tales como:
Comité de la Fiesta de San Isidro, Comité de la Fiesta Patronal
del 15 de agosto, El p p o de Pesca, El p p o de Toros. Participó
en el Sindicato de Trabajadores de la Planta Rehidratadora de Le-
che Conasupo en Tlanepantla, Estado de México
Alberto González Tlacotla (todos lo conocen por "Chevo")
tiene 52 años. Es técnico en electrónica y tiene estudios de inge-
niería, también en electrónica. Está casado con una educadora y
tiene tres hijos. Proviene de una familia de ocho hermanos, la
mayoría con estudios de licenciatura. A su papá le interesó mu-
ANAE. ESCALANTE Y L uz M.IBARRA

cho que sus hijos estudaran. Son una f a d a muy unida y lo apo-
yaron bastante durante la campaña.
Había tenido diferentes actividades de participación en su co-
rnunidad en un comité de pavimentación, en el consejo de desa-
rrollo municipal, como auxiliar del municipio, apoyó un comité
de aseo municipal, le tocó dirigir la ceremonia de toma de pose-
sión de Ofelio Barreto en el trienio 1997-2000. Actualmente es
presidente municipal por el PCM para el periodo 2000-2003.

RASGOSPOLITICOS

El tamaño de la población de Cuautla sugiere estrategias diferen-


tes para los procesos electorales a municipios con menor pobla-
ción. Las relaciones sociales, los intereses de los grupos y las
orientaciones se reajustan en función de los niveles de integra-
ción posibles, desde el grupo domés tic0 hasta la nación (Wolf, ci-
tado por De la Peña, 1986: 32-34). El funcionamiento de las
instituciones toma en cuenta las relaciones entre actores y grupos
que operan en estos distintos niveles.
Debe considerarse la dficdtad de los habitantes de Cuautla
para organizarse en la toma de decisiones políticas de acuerdo con
usos y costumbres. Es un hecho que el Ayun~amientose integra
mediante elecciones en las que contienden los partidos politicos.
E n la historia del municipio no se han presentado mayores
problemas postelectorales, este fenómeno nos remite a pensar en
una madurez democrsítica de los habitantes de Cuautla,
E n el trienio 1997-2000, Cuautla tuvo un comportamiento
electoral congruente con otros 12 municipios del estado en los
que triunfó el PRD (Cuadro 1).
En 1997, la selección de candidatos se r e a h ó por "dedazom y
ELORIENTEDELESTADO DE MORE,.O~

nadie sensatamente podía o debía discrepar. Sin embargo, el can-


didato del PRI y de la sociedad cuautlense no eran el mismo.
Como forma habitual en el PN, el candidato "de la sociedad" fue
invitado a participar en la segunda posición, por lo tanto fue can-
didato a síndico, pero la estrategia no funcionó y el PRI perdió la
elección constitucional frente al PRD. Después de este proceso,
el partido quedó resquebrajado, y Neftalí Tajonar tuvo que traba-
jar durante tres años para conformar una estructura electoral, ha-
ciéndolo desde el comité municipal del PRI apoyado por el secre-

Transcurridos tres años de intenso trabajo, Neftaií consideró


que estaba lo suficientemente preparado y fortalecido para ganar
la candidatura de su partido. Confiaba en que si el proceso se iba
a realizar de manera democritica en una consulta a las bases, esto
le permitiria contender en las elecciones para el trienio 2000-
2003. Así que se autopropuso como precandidato por el PN, es-
peraba que la gente 10 apoyaría.
Yo creo en mi partido, y mi partido, el nuevo PRI, estableció las re-
glas en las cuales todas las personas priístas podrían participar lie-
nando los primeros requisitos; su servidor con otros tres cornpañe-
ros, intervenimos en esta elección tan bonita y muy importante
para la vida de nuestro partido. Yo con mucho gusto sabía plena-
mente que la gente tne rba a apoyar (Neftdíí.
Neftali gana la elección interna del PRI con 4 500 votos, su
contendente más cercano, Andrés González, obtuvo 4 400 vo-
tos; G d e r r n o del Valle, 4 100 votos, y Jesús Franco M a h , alre-
dedor de 2 000 votos.
Andrés González y G d e r m o del Valle fueron considerados
como candidatos a diputados locales por el PN, debido a que re-
presentaban votos sociales que se esperaba se sumarían a los vo-
tos duros del partido en la elección constitucional, asegurando
así el h n f o del presidente inunicipal. En otros inunicipios, 10s
perdedores decidie~onparticipar con otros partidos, o discipli- Pr
narse como práctica de lealtad priísta. PP
El escenario político que acabamos de describir, es resultado 8
de la estrategia ualizada por el P N en el municipio, para la elec-
k
ción interna de candidato en las elecciones del 2000.
Contrariamente a las afirmaciones del presidente municipal en
6
funciones, "de que en estos tres años, Cuautla ha tenido un despe-
I
gue notoiio",7 las preferencias de los electores en julio del 2000, fa-
P
vorecieron al PRI. Si bien es cierto, no por un unplio margen, los
C
piiístas recuperaron la presidencia municipal para el trienio actual.
Con base en los resultados electorales (17 577 votos para el E
PN, contra 17 189 para la Alianza por Morelos, que significa una I
I
diferencia de 0.7OIo) Alianza por Morelos interpuso el recurso de
impugnación, pero finalmente el acta de mayoría fue entregada
al candidato del rRI,
E n el municipio de Cuautla se obseivó que sumando los vo-
tos de la oposición, superaron los votos con los que ganó el PN la
presidencia municipal. Eso significa que, en este periodo, la opo-
sición siguió siendo mayoritaria pero ahora dividida entre el PRD
y el PAN. E n elecciones recientes estos fenómenos de pluralismo
y volatilidad son frecuentes, por lo tanto es difícil tener la certeza
de cuil partido pudiera ganar las sigutentes elecciones.

Atlatlahucan

E n el municipio de Atlatlahucan, los conflictos por el control del


poder político han estado mediados por los conflictos religiosos,
que dividieron al pueblo desde fíales de los años sesenta, entre
los que se llaman "tradillonalistas" y los que se llaman "progre-
sistas". Esa primera división dio pie a una organización de lucha

' Francisco Rodnguez Moiitero, presidente municipal de Cunutla en el trie-


11io 1997-2000.
ELORIENTEDEL ESTADO DE MORELOS

por el poder político;%demás, desde mediados de los setenta en


este municipio se han dado frecuentes conflictos postelectorales,
con enfrentamientos e incluso agresiones físicas entre ambos

A partu de 1996, el grupo de los "progresistas" se subdivi-


dió, una parte de ellos se rebeló a raíz de que los dirigentes de la
cúpula del grupo trataron de imponer al candidato piiísta. Los in-
conformes nominaron a Esteban Hernindez Franco, que final-
mente logra ser presidente municipal en el periodo 1997-2000 y
permanece sin grandes dificultades a cargo de la presidencia; de-
bido en parte, a la reestructuración del ingreso municipal que
permite hacer importantes inversiones en el municipio.
Esteban, confiado en los resultados de su gestión, intenta que
el secretario del Ayuntamiento Evelio Mecha, sea su sucesor en
la presidencia, a l tiempo que 61negocia su candidatura para dipu-
tado local. La actitud del presidente municipal genera desconten-
to entre los ocasionando una nueva fractura den-
=o del grupo después de la elección interna, en la que se permitió
participar a Evelio Meduia desde el Comité Dkectivo Estatal, en
contra del Consejo Municipal de Atlatlahucan.
Los de la elección interna donde Evelio obtuvo
1 500 votos, C&to Urbana, 1 300 y Omar cerca de 1 200 votos,
llevaron a estos dos Últimos a unirse y formar una planilla que se
regiswó con el PvEM. Confiaban en que la suma de los votos ob-
tenidos en la elección interna, les podría dar el triunfo con cual-
quier otro partido, en la elección cons~tucional.A lo nntciior
Calurto refiere:
A veces tu crees en los estatutos, crees en tus dirigentes estatales y a
la llora de la hora no son las cosas así. En el proceso interno d c h -

8 Organización significa que pueden movilizarse a través de marchas, desco-


jlocer autoridades, negociar con el Ejecutivo estatal y preparar elecciones
extraordinarias.
tivamente hubo muclias irregularidades ... Ese pudiera ser el mo-
mento que nos impulsó a registrarnos en otro partido (Cahsto).
El comportamiento de los electores de una elección interna a
una constitucional no es previsible, los resultados oficiales &e-
ron el triunfo al PVEM con 2 081 votos, sobre 2 002 votos del PRI,
cuando la diferencia esperada era de por lo menos 500 votos.
Esto dio pie a un conflicto de impugnación que finalmente no
modificó los resultados.
En consecuencia, Atlatlahucan fue el único municipio del es-
tado donde el Partido Verde Ecologista (PVEM) obtuvo la victo-
ria para la presidencia municipal en el bienio 2000-2003, después
de una división interna de los militantes del PRI.

Zacualpan de AmiEpas

Es el único municipio de Morelos donde ganó por segunda oca-


sión un partido local, el PChf. E n el oriente este partido fue lidera-
do por los hermanos Tapia."
Desde 1977, cuando se integró el municipio de Tetnoac (Sar-
miento, 1997: 14),1°se separaron de Zacualpan de Amilpas las lo-
calidades de Temoac, Huitzuco, Ocotlán y Amilcingo, por lo que
el municipio de Zacualpan de A d p a s quedó integrado por dos
localidades, Tlacotepec y Zacualpan de Atnilpas, esta última
como cabecera municipal.

') Los llermanos Tapia encabezaban la 1uclia.de colonos, tianguistas y taxis-


tas, pertenecieron ai Partido de la Revolución Democráctica, pero fi~eron
exp~dsadosa priricipios de 1991. El esdo de trabajo se caracterizaba por la
violcncia de sus metodos, el esulo, corporativo y el caudulismo. En 1994
intentaron registrar a Alberto Tapia como candidato del Partido C i d s t a
de Morelos, pero a pesar de la gran actividad realnada en la región oriente,
le fue negado el regstro en esa ocasión. Para 1997 abanderar011 un candi-
dato a la presidencia m~micipalde Zacualpan de Amilpas.

Y
e.: .g6
l o Este inunici io se se aró del de Zacual .i de A d 7 después de una
&spués Be ese proceso, el go terno modi ico S la Ley Orgánica
luclla.para evitar que otros pueblos siguieran el ejemplo
L umcipal
ELORIENTE DELESTADO DE MORELOS

Desde la fundación del municipio, la cabecera integraba las


planillas del Ayuntamiento nombrando a gente de Zacualpan en
las carteras principales. Siempre hubo inconformidad por parte
de los pobladores de Tlacotepec por el descuido en que estaba su
localidad. Consideran injusto que teniendo mayor población en
edad de votar y gente interesada en participar como presidentes
municipales, los candidatos siempre fueran de la cabecera.
Para el trienio 1997-2000, los de Tlacotepec decidieron in-
conformarse con esta situación, además porque para este trienio
los habitantes de Zacualpan y las prácticas habituales del PRT,los
habían dejado totalmente fuera del proceso electoral. Se registró
una planilla por este partido con personas sólo de la cabecera
municipal.
Un grupo de "jóvenes" de Tlacotepec (38-40 años), gente que
nunca había participado en política, sólo en comités locales, deci-
dió regstrar una planilla sirviéndose del logo del PCM, que resultó
ganadora. La planilla se registró en ese partido al ser la única op-
ción posible de acuerdo con los tiempos electorales oficialmente
establecidos. El candidato ganador en ese proceso explica:
Fuimos a ver al PAN, ya era la última semana de registro y estuvo
cerrado,lo que nos quedaba era ver a los del P"',o el Civilista y en el
iyi. Celestino y dijeron (los compañeros) que tenía que ser un
partido neutral, que no había participado aquí, por eso se vio al Ci-
vilista (Ofelio).
Cabe destacar que se buscaba un partido de oposición que no
fuera activo en el municipio, al parecer los militantes de partidos
de oposición eran identificados como personas no gratas en las
comunidades.
E n la elección de 1997, a pesar de que los habitantes de Tla-
cotepec sabían que contaban con un mayor número de electores,
no dejaron de sorprenderse cuando se dieron cuenta de que su
habían ganado las elecciones. La gente de la cabecera
quedó inconforme y decidieron no dejar entrar al presidente elec-
to, al edificio de la presidencia municipal a ejercer sus funciones:
Tomó protesta a la entrada de Zacualpan de Amntlpas, donde esti la
unidad deportiva, al ladito hay una explanada allí, hay unas canchas
y una plaza de toros, ahí se &o porque se mencionaba, se mmora-
ba mucho de que había mucha gente en el centro de Zacualpan,
desde el arbolito que llamamos, para no permitir la entrada de la
gente de Tlacotepec. Debido a eso se hizo ahí la toma de protesta
(Alberto).
El presidente electo estuvo desempeñando su cargo durante
un mes desde la ayudantía de Tlacotepec, y poco a poco, por la
necesidad de la gente de Zacualpan de hacer trámites y el cansan-
cio de los inconformes, que cada vez fueron menos, se fue dando
la posibihdad de entrar a la presidencia. Sin embargo, como reco-
noció el presidente: "íbamos con miedo, transitábamos por &S-
tintos caminos. Resultando una situación incómoda a pesar de
haber resultado ganador" .ll
Al mismo tiempo, debido a la inconformidad, la gente de Za-
cualpan formó una Comisión para vigilar la gestión de Ofelio.
Empezó un grupo de 50 personas que se fue desgastando hasta
quedar sólo unas cinco.
Cuando se acercaban de nuevo las elecciones, y visualizando
que para el trienio 2000-2003 Tlacotepec podía ganar de nuevo
las elecciones, los habitantes de Zacualpan pensaron en unificar-
se para evitar la dominación de Tlacotepec. Jesús, (uno de los ü-
deres de la cabecera) comenta:
Un grupo de 10 personas, preocupadas por el progreso de nuestra
1 comunidad y de que como se acababa de ver, los de Tlacotepec po-
drían seguir ganando y llevarse todas las obras para allá, decidimos
liacer algo y primero pensamos que había que unificar a Zacualpan.

ll O felio Barreto, presidente muicipal en el trienio 1997-2000.


ELORIENTE DEL ESTADO DE MORELOS

Hicimos varias reuniones por barrios, surgieron muchas propues-


tas, queríamos ganarle a Tlacotepec (Jesús).
No hay un acuerdo claro de cómo las poblaciones iniciaron el
diálogo. En ambas comunidades se manejan versiones distintas,
nadie reconoce haber buscado a los activistas de la otra comuni-
dad, aunque sí se sabe que los de la cabecera visitaron a los de
Tlacotepec, como indica Jesús:
Entramos en contacto con los de Tlacotepec y llegamos a organi-
zarnos y logramos la alternancia: u n trienio ellos, un trienio noso-
tros. Está ya en el Diario Oficial, hay actas levantadas ante notario
público, cada trienio lo va a hacer valer el Ayuntamiento y lo va a
respaldar. Distribuimos de manera equitativa las carteras (Jesús).
Como resultado de las pláucas, se formaron comisiones de
didogo y negociación en los dos pueblosJ2con la finalidad de re-
solver las lferencias políticas existentes en el municipio. Los
acuerdos más relevantes que se tomaron fueron:

1) Ambas comunidades acuerdan establecer una alternancia en


la ocupación de la presidencia municipal por tres años de ma-
nera permanente e indefinida.
2) El Cabildo Municipal quedará integrado a partir del año 2000
de la siguiente manera:
Presidente Municipal (1)
Síndico Procurador (2)
Regidor de Hacienda (1)
Regidor de Obras (2)

12 Cada pueblo tiene su comisión, con 25 integrantes cada una; existen dife-
rencias en la organizac~on.En Tlacotepec se nombró a través de reuniones
de ejidatarios, y en Zacualpan en las asambleas de Barrio. Como son cinco
barnos, se eligieron cinco representantes de cada uno.
Regidor de Ecología y Educación (1)
Los números uno corresponderán al poblado que sustente el
puesto de presidente municipal y los números dos a la otra co-
munidad (Periódico Oficial Tierra y Libertad, 2000, 3 de mayo:
11-14 y 92).
Para determinar qué pueblo iniciaba este nuevo proceso de
alternancia política, las dos localidades tuvieron que entrar en un
proceso de democratización. El razonamiento de los de Zacual-
pan era que los de Tlacotepec ya estaban en el ejercicio del poder
y ahora les correspondía a ellos. Los de Tlacotepec consideraban
que el acuerdo de alternancia se iniciaba en el año 2000, y ade-
inás, debía tomarse en cuenta que por muchos años, el presiden-
te municipal había sido de la cabecera.
Realizaron un escrutinio donde no se hicieron boletas sino
que los ciudadanos depositaron en urnas su credencial de elector.
Se estableció una urna en Tlacotepec y otra en Zacualpan.
Coinciden las versiones acerca de cómo transcurrió la votación:
Colocamos urna en Tlacotepec para los quisieran votar por Tla-
cotepec, y la de Zacualpan para que votaran por los de Zacualpan;
si alguien de Zacualpan quería votar por 'rlacotepec, con que se
abstuviera de depositar su credencial en Zacualpan se estaba mani-
festando.
Los que se abstuvieron de votar realmente fueron muy pocos,
estaba la inquietud en ambas comunidades de que tenían que
participar para que el presidente fuera de su comunidad. Fue algo
bonito porque se hizo dentro de un marco de respeto y paz, se
logró conocernos más entre las dos comunidades (Pepe).
Los miembros de la comisión de Zacualpan pensaron que, tal
vez, la gran cantidad de emigrantes de Thcotepec podría darles el
triunfo, pero no fue así, Tlacotepec obtuvo la nominación del
ELORIENTEDELESTADO DE MORELOS

candidato para el periodo 2000-2003 por una diferencia casi de

Una vez que se decidió por votación que el presidente sena


de Tlacotepec, se inició en esa localidad un proceso interno para
seleccionar al candidato. Se eligieron en Asambleas de Barrios a
dos precandidatos por cada barrio, se abrió un tiempo de proseli-
tismo y finalmente hubo una elección. El candidato ganador para
presidente municipal fue Alberto González Tlacotla, práctica-
mente electo. El 2 de julio, en la votación constitucional, los dos
pueblos legitimaron su planilla única.
D e acuerdo con la legislación electoral, se requiere del aval de
un partido político para el registro de una planilla en la elección
constitucional de presidentes municipales. Ante este requisito, en
Zacualpan de Amilpas decidieron regstrarse con el PCM. Combi-
nando usos y costumbres con la legalidad electoral, tal vez para
evitar que se desconozca a sus gobernantes electos. Alberto lo

Con todo respeto, a las gentes del Civilista les agradecemosel apo-
yo y todo, pero no somos civilistas, simplemente se acudió a ellos
para que respaldaran, para cumplir con el requisito del registro de
las planillas,que deben ser a través de un partido político (Alberto).

O t r o de los acuerdos publicado en el Periódico Oficial del


Gobierno del Estado de Moielos, y señalado por integrantes de
las comisiones de Diálogo y Negociación Política, indica:
La planilla única conformada por ambas comunidades se registrará
por el Partido C i d s t a Morelense (1)VM) para cumplir el requisito
electoral, concluyendo el compromiso con este partido en el mo-
mento en que termine el proceso electoral (2 de julio, 2000).
Se impuso la sensatez, la prudencia. Lo importante es el entendi-
miento y que cada cambio de Ayuntamiento sea en paz (Alberto).
Es importante señalar que los integrantes de la comisión de
Zacualpan son entre ellos contemporáneos, algunos son maes-
tros egresados de escuelas normales rurales jr reclaman enfática-
mente el derecho de las propias comunidades de elegir a sus
candidatos a puestos de elección popular.
La mediación cultural resulta indispensable para crear el nivel
de integración, cuya inexistencia volvería imposible la consolida-
ción de un sistema político comprensivo. Así, el intermediario
cultural se vuelve políticamente estratégico. De ahí la importan-
cia ~olíticade las escuelas y maestros rurales: deben volver inteli-
gible -y efectivo- el gobierno y el país a las famihas del agro
(De la Peña, 1986).
Los habitantes de Zacualpan, conscientes de que por su falta
de flexibilidad el inunicipio ya había perdido cuatro localidades,
en este momento de aperturas democráticas, busca a través de la
concertación con Tlacotepec, mantenerse como cabecera muni-
cipal y no ser dominado por dicha comunidad.
La experiencia de Zacualpan no se repite en el nivel estatal.
Es el único municipio del estado que cuenta sólo con dos comu-
nidades, Zacualpan de Amdpas, (cabecera municipal) y Tlacote-
pec. Lo cual le da ciertas caracteristicas en la búsqueda del poder
político, algunas de ellas son: el municipio se había dividido per-
dtendo cuatro comunidades; la cabecera municipal tiene menor
número de votantes que la oua comunidad y siembre había un-
puesto al presidente municipal.
Es precisamente por ello que actualmente hay dialogo entre
las comunidades, las cuales democratizan sus elecciones adelan-
tándose a los tiempos de las leyes electorales. El municipio de
Zacualpan de A d p a s no había conocido la alternancia politica
hasta la llegada del Partido Civilista Morelense.
ELORIENTEDELESTADO DEMORELOS

En este inunicipio se juntan V ~ ~ factores


O S que desembocan
en que llegue a la presidencia municipal el candidato de un parti-
do local y además vecino de la comunidad inargmada (Tlacote-
pec). Se cuentan entre los inás importantes: la crisis interna del
partido oficial; la conforinación de un grupo con interés de parti-
cipación electoral; la candidatura de un ciudadano con arraigo
local y prestigio social; y por supuesto, en un contexto de desven-
taja electoral frente a la cabecera municipal.
I
1

I CONSIDERACIONES
FINALES

E n este apartado reflexionaremos sobre algunos aspectos de los


cambios en la participación política de los casos analizados.

Acerca de la participación ciudadana

La participación ciudadana no está expresada en un aumento en el


número de votos emitidos, sino en la diversificación de los votos
en las opciones partidistas.Volúmenes semejantes de votantes dan
el G m f o a partidos diferentes en elecciones subsecuentes.
En el oriente hubo una gran cantidad de precandidatos que
contendieron en las elecciones internas del PRI, lo cual provocó
diversas estrategias entre los perdedores, promoviendo la postu-
]ación de de hasta ocho partidos en las elecciones
cons tituciondes.
En el caso particular de Zacualpan de Amilpas, los grupos
decideron hacer su elección y oficializarla después con el regs-
del PCAC,partido de reciente creación que ha facilitado su lo-
gotipo únicamente con fines de registro. En el caso de Atlatlahu-
can se requirió también el aval de un partido político, el P W M .
Aplicándose en ambos municipios lo que Sarmiento señala:
En aquellos pueblos en donde se promovieron candidatos diferen-
tes a los del i>i<ifue por una pugna interna cn el proceso de selec-
ción y 110 por el trabajo y la presencia de un partido político de
oposición. Ocasionalmente estas pugnas dieron como resultado
un proceso independiente que disputó y arrebató el poder al 1)iti
(Sarmiento, 1397a).
E n oriente como en el resto del estado y del país, los electores
votaron por lferentes partidos, pero no para todas las posicio-
nes, como d c e Juan Reyes:
Parece claro que la expresión de las urnas es la existencia de una so-
ciedad plural que no está dispuesta a entregar a un solo actor todos
los 11uevos de la canasta (Reyes, 2000).
Es posible que haya conciencia de la amarga experiencia que
dejó a la sociedad las elecciones de carro completo del PRT.

Acerca de los protagonistas

Los presidentes en funciones y los canidatos electos, se consi-


deran apolíticos, sin embargo, han participado en gran número
de comités dentro de sus comunidades. En todos los casos, las
farmhas han sido proinotoras de la actividad política de los invo-
lucrados mostrando un apoyo solidario a sus proyectos.
El nivel de escolaridad de los presidentes municipales electos
es superior al de los presidentes municipales en funciones.
Los candidatos mencionan que su participación se basa en un
interés de beneficio a la comunidad y no en la búsqueda de bene-
ficios personales.
Los aspirantes a los gobiernos municipales asumieron su pro-
tagonismo autoproponiéndose, por sentirse fortalecidos como
líderes y confiando en el apoyo de sus comunidades. Mostraron
de esta manera su conciencia de ser social, y abanderaron una
idea de progreso de su localidad.
OBRAS CONSULTADAS

De la Peña, Guillermo (1986). "Poder local, poder regional: perspectivas


socioantropológicas~'.En: Poder local, poder regional. Op. Cit.
Loaeza, Soledad (1986). "El llamado de las urnas. iPara qué sirven las elec-
ciones en México?". En: Poder local, poder regional. Op. cit.
Padua N., Jorge y Alain Vanneph, coord. (1986). Poder local ypoder regio-
nal. México, COLMEXICES.
Periódico Oficial Tierra y Libertad. 6rgano del Gobierno del Estado Libre y
Soberano de Morelos (2000). "Acta de Cabildo del H. Ayuntamiento
de Zacualpan de Amilpas". Cuernavaca, 3 de mayo.
(2000). "Acuerdo". Cuernavaca, 12 de julio.
Reyes del Campillo, Juan (2000). "2 de julio: una elección por el cambio".
El Cotidiano, núm. 104, año 17, noviembre-diciembre. México,
~~~/Azcapotzalco.
Rodríguez Montero, Francisco (1982). "Fiebre polaca". Sol de Cuautla, 2 de
febrero.
Sarmiento Silva, Sergio (1997). Biblioteca de las entidadesfederativas. More-
los, UNAMICIICH.
LOS GOBERNADORES DE MORELOS
Y LA SELECCION DE LOS CANDIDATOS DEL PRI
A DIPUTADOS LOCALES

Mauricio Benítez Iturbe

CANDIDATOS DEL PRI A DIPUTADOS LOCALES, 1982-1997.


AFILIACIONES SECTORIALES Y REALES

CUAIIRO 1
XI,lI 1.E<;ISLI\'~V~U,
1982-1985

1. Cucrnavaca Ntc. Jorge Alicadc 0.A I'opular (MNJIl) scctor/gobcriiador


11. (:uernavaca Sur (;loria Ulloa V.^
111. 'ICmixco 1 Iubcr Nájcra (;. obrero sector
IV. Miacatljn Ixove Morales C;. popiilar (FS'I'SIi) sector
V. Xochitcpcoc ,\os& 12. I'cdraiia J.,. popular (FOP) sector
\'l. ,]ojutla 1 ,uis 11.Cornejo /l.*^ popular gobernador
\'TI. zacatcpcc ,\manda I'ichardo 1). popiilar gobcriiador
\'III. Yautcpcc Jesús 1 ) i H. ~ popi~lar gobernador
1X. (:uautla C;anbaldi Santoyo (:. obrero sector
X. r\yala 30111iqo Flores s. popular (SNTI':) sector
XI. yccapkda li«que C;onzUlci. U.^ campcsiiio gobcrilador/scctor

321
(:UJ\DRO 2
X L I I I LEC;ISLi\'I'URA, 1985-1988

111. l'cmixco
N. Miacatlán

IX. Cuautla
scctor/gobcrnndor

* l'rcsidcntc dc la Comisión Política


- Prcsidcntc municipal en el trienio inmediato antcrior
rn Participante cn la campaña dcl candidato a gobcrilador
k Colaborador del gobernador antes de ser candidato a diputado
n Diputado por sepiida ocasión

CUADRO 3
XLIV LIi<;ISl,A'TURA, 1988-1991
-

llistrito Candidato Sector ,\poyo


1. (lucrnavaca Ntc Víctor M. Sauccdo P. nopular :obcrnador
1t. (:uernavaca Sur Yolanda C;utiérrcz :)brcro Gcctor
111. 'í'cmixco C¿snr ( l u z OrtizA popiilar (I;Jl¿) sector
IV. híiacatlán Armando Arcllano A. campcsiclo scctor
V. Xochitcpcc Vicente Peralta G. campesino scctor
VI. Jojutla Ilelfino Castro (2. campesino scctor
\'IT. Zacatcpcc liafacl Millán 1'. obrcro scctor
1'111. Yautepcc 'l'omás Osorio I\.* popular gobernador
IX. CIuauda Gnriquc Rodríeuez S. campcsino scctor
X. 11yala Garibaldi Santoyo C. obrcro sector
XI. Yecapixtla Ttmiliano Moralcs V. popular (SN'I'LI) scctor
XII. Jonacatcpcc I ~ o r l¿odriplcz
~e y 1I Ipupiibr gobernador
*l>rcsidentcdc la (:oinisión l'olitica
- Prcsidentc municipal o síndico procurador cn cl trienio inmediato antcrioi
n Diputado por scaunda ocasi6n
(:UADRO 4
XLS l.EGISLlTUM, 1991-1994

1. (:uccnavaca Ntc Manuel J. Montalvo obrero sector


11. (:uernavaca Sur ,\lfonso Sandoval* popular
111. 'I'cmixco
JV. Miacatlán
sector/gobemador
b i s M. Gotryáley popular

scctoc
Florcncio licndón M obrero PROC) sector
Alfrcdo Accvcdo M. popular
XI. Yccapixtln Francisco <;utiCrrcx campesino scctor
scctor/gobcn~ador

CUADRO 5
XJ.\'I LEG ISIATURA, 1904- 1997

111. (:ucrnavaca Sur Patricia Elton B.


1V. 'l'cmixco
l l t o Harrcra C). obrero scctor
(;crmg,, popular
\'JJ. I'ucntc de Ixtla A - J pol'~11~
i\ndr& Mcdina L. obrero (liR(>C) sector
'Icrcsa Jc J. Ortia M. popular
Dclfino '1401eJanoA. campesino

XII. (:uautln Sur Ilobcrto Artcap IK. popular


1-IEctorPlesccncia 11. campesino scctor
I~miiciscoR. Siínchcz popular
(:U!\l>RO 6
X1.VII I.T:<;ISL:i'l'Ulb\, 1997-2000
[listiito (:andidato Sector ,\po\lo
1. (:iicrnavaca Norte \'íctor Saiiccdo*~ popular gobcriiador
11. (Iucrnavaca Oricn. Joaquín hlagdalciio popiilar gobcrnador
111. Cucriiavaca 1)on. Jorge A. ( )livarcs 13. popular gc~bcrnador
11'. (:ucriiavaca Sur Jorge ( ~ u d u ñ oS. obrero scctoc
1'. '1Cmixco Fnrrtcisco Aigiie//csl popular sector
\'l. Jiutcpcc Norte J.co!>olJo Tovor 1':. popular gobcrriador
\'[l. liutepcc Sur Juan Iúpci. G. obrero sector
\'II l. Xochitepcc r\lbino 1;raticn I I . 1 campcsitio gobcrtiador/scctor
IS. 1)ucntc de lxtla .\rturo i\.lnzari 11.1 campcsitlo gobcrilador/scctor
X. Zacatcpcc Josí. 1. Aiarbáii ( 1. obrero sector
XI. Jojutla 1-aura Clcampo G . 7 pop~ilzr gobernador
X 11. Yautepec IJori. Jrr~iiibPerTa F. popular (SN'I'IC) g~b~rila~loc
XIII. Yautcpcc O r i c . 1tubí.11hiizurcs E.1 campcsiiio sector
XIV. C.ii:iutla Nnrtc Florcncio Rendón obrero (I7RO(:) scctor
U'. (:uautla Sur IGlix Rodtipcz S. campesino scctor
XVI. Ciudad 11yala IJascud Rodríguex (1.7 cainpcsiilo sector
X\'II. Yccaputla 1 .ilin lbarra 0.1 canípcsitio gobcriinclor/scctor
XVIII. Axockiayan Mariccla Sánclicz~ campcsiiio scctos
* (:oordinador dc la fracciOn parlamentaria dcl 1'RI
- 1)rcsidciite ~nunicipalen el triciiio inmediato anterior
A I'articipantc en la campaña dcl candidato a pjbernador
k (:olaborador del gobernador antes J c ser candidato a diputado
n lliputado por se a n d a ocasibn
Candidato p n a k > r
CULTURA
POLfTICA EN MORELOS:
EL DEBATE LEGISLATIVO

EXPEDIENTE:LA SECUENCIA DE HECHOS


~ : u l \ l ~ 1l ~ o
~I:R~()»()s
l)]: ( ; c ~ y ~ ~ ' ~riN
' ~171,
l l l>RO(:liSO
h 1'01.í17(:0 hIOl~li1,ENSli1994-1909

I'criO- ~orniiiaciOn (:arac tcns Ucas h4omcntos culmiriantcs


do
Iljcrcicio ilimitado del (:ampaña sin rcsistciicia en siis
poder por partc de propias filas. Nombramientos y
J r r oa desikmacioncc poli.micos. pero
1 ,OS coiiflictos postc- aceptados. 'l'riurifo electoral cluc
Icctoralcs son rcsucl- rebasa los niveles históricos.
tos con la Imposición contra cl comití. de
ricgociación. Iinposi- agua pota,?blcJc Yautcpcc muy
cicíri de politicas 'I violctita. ISs ascsiiiado I'ablo l b
funcionarios. Ilivisión rnircx ] .(),?bato.
IIcgemoiih pnis- ~ 1 cmprcsaniad»
~ 1 con Juicio político n (:í.sar (:ni>:y pCr-
ta y dominio ver- 10s mcpproycctos. dida de objetivos sociales: cl bic-
1994- tical dcJ(:(). I)rcfcrciicia por la in- social sL,bOrdiila~oal
1995 Llisciirso ritmo- vcrsitin cxtcrnn. Crisis matlcjo se iiliciaii los
critico, nccioiles ccolibmica. de cólera, ccifcrmcdnd dc la po-
a1]toritarias. ]<ompimiento de las breza.
Iíncas dc comunica- 111 decidc jukqrse su fll-
citin política en cl 1)1¿1 club de k,lf.
y cii las ii~stitucioncs.
I¿ccliazo al cstaciona-
subtcrrinco
cn cl centro de la ca-
pital. Inicio clcl con-
flicto cri '1Cpoztláii.

325
I'ccio- i Ilomi-
., ' (;aracrcristic;i XIomcntos culrninantcs
.. k ) , 1-iaaol.i 1 . _. . .- _ - -. - . .- . ..

1 : (:omicnza la crosiOn crccicntc (:arrillo ()lea es scvcramcntc


scypridad pública. I'xcc- , cuestionado por los ciiiJlidaiios
1
I
1Idcsivalaconcentración de las solu- víctimas de sccucstros. 1 rs cl año
cioncs en los marcos
1 con el mayor iiúmcro: 63 dcnuri-
1 pcnalcs.Rcsistcncia creciente n I ciados. lil oncntc del estado se
I \la política pbcrnamctital cii convierte cn el campo de la im-
8 (:risis de (varios municipios, cspccial- 1 punidad
mentc 'rcpoztláii, Xoxocotla y Se inician publicacioncs de los
Cucrnavaca. Sc inultiplican los i mcdios nacioiialcs cluc cucstio- l

conflictos en 10s miinicipios. i naii las políucas pybcrnaincnta-


1 Ics: cspccinlmcntc el aspecto
11 I
1 I anibicntal y dc salud. 'l'cpoztlán
1 es una rcfcrcncia crínca. 1,a rc-
1 1 (prcsii61-iresulta en un cnormc
1 dcscrfdito intcriio y nacional.
L-- -- - l
1 ; Se repiten las iniposicioncs en , 1 C1 I'RD se convierte en la pri-
¡l I las candidaturas locales, coii 1 mcra fuerza electoral del estado
l
/ u n crcciciitc rechazo de las ba- 1 con 162 i11d votos, el 33 por
l /scs y los cuadros mcdios. Su- Jcicnto de la votaci6n, knna 13 al-
l mamcntc cuestionado el 1 caldias y 11 diputacioiics. 1';n las
¡ ,
l .
cjucicio dc podcr, se convicrtc i clcccioncs fcdcralcs arrasa en
1 cn una derrota electoral, en un ' trcs distritos y clcva sil votncitii-i
I

1 Imarco iiacional dc rcvcscs. / a 176 mil. l il I>i\N crccc en las


; ciiidadcs y gana la capital: en las
i 1
Ipara el I'RI. Comienza una
transferencia de base social y llocalcs obtiene 85 1nii votos y en
I de cuadros al l'R11.S~ pasa dc , las fcdcralcs 77 niil 151 13R1 re-
1

N
'''dida
.
(la retórica del cambio a la ex- troci.de, dcscoiiccrtado y d c s ~ s -
jl>cricncia de la tolerancla y cl 1 tado: sus cuadros n o elaboran ~ i i i
I
l

I la I pIuralismo rcalcs. l a prácaca , nuevo discurso ni una nueva I


ISrnunia de los parados entra , práoca. l r i i las locales ol>ticnc
I
1
lcn una dinámica de cambio. ,166 mil votos y 151 inil en las fc-
I Irrumpen ciiidadanos sin filia- 1 dcralcs.
Il
I 1ciiiii cii la poli tica. 171 corporativisino del 1'RI iio 1
1 I fiincioiia y las oposiciones se nu-
1 1 trcn de cuadros del oficiaiismo y
1
I 1 p a n parncipaciOn ciudadana.
1
1 ' 1 s s catididaturas de ciudadanos
1
i I1
i pesan mucho cn las elcccioncs.
j I I
(;UADlIO 1
DI: C ~ Y U N ' I U I UEN EI, i)itocnso, i)oi.i?'~co M~RKI.ENSE
I>UII~OIIOS
1994-1999 (CON'I'INUACION)
-- -- - -- - - ---
1
T-

l'crio- 1 Domi- '


do i iincibn i (:aracterísticas hlomcntos culminantes
1 !I 1.2 crisis de scrruridad oública 1 ~n Tcpoztlán una el movimicn-
: se convierte ck cucstid~iccn- to poi;ular, abanderado por el
1 tral. Ims sectores empresaides 1'RD local. Grave dcrrota para cl
l
1 '1
1 sc dividen ante la inseguridad. gobierno.
El (:(:1: es abandonado por las fin de afio, la oposici~)nsc

1 priicipaies orpnkacioncs y
I>érdida piede sipnificación.
1997 1 de la lic- Iis un secreto a voces que la
cOabp para c~)nduck el conge-
so estatal. El gobierno pierde su
capacidad de decisión cn uno de
1 gemonía /policía participa activamciite los poderes constitucionales. Se
I I cii los sccucstros y robos de ,inicia un proceso de ruptura.
1 1 vehículos. 1 .a corrupción avan- 1
I
I
xa más cjuc la rctOrica. Un pre-
sidentc dcl 'rSJ,Jesús Bello
l
I~spíritu,rccoiiocií) desde 1995
. .. .-/ i el hecho. --- .-
/ l i l gobcriiador sc ve duramcn- J,a dctcnci0n y proceso penal del
¡ 1 te cuestionado por los errores alto mando de procuración de
l / d,c sus colaboradores, cvidcn- justicia, a partir del asesinato de
í ciados como dclincLlcntcs.Rc- un presunto secuestrador.
I, mediante inccanismos
pa,ralcplcs. pero pierde leeti-
1.a movilización crccicnte de la
población cn torno a la seguri-
1 midad y se aísla cada vez más. dad como prioridad y a la c h i -
I las instituciones y las fuerzas ilación dc la impunidad como
I políticas leales rlucdan imposi- fondo. 01 corto y el largo plazo
I 'bilitadas de dcfcndcr al g ~ b c r - se confunden en la demanda J c
1 nador. juicio politico contra el gobcma-
1 Ruptura ( ~ ; n , njuego dc gesticulación, Idof.
'"*-
lgP9 Idomi-
'del blO- J(:() pretende coiivcrtir la in- 1.a solicitud de licciicia dc JCO y
/que rnincntc derrota cii un triunfo el jdonco entre las fuerzas políti-
institucional. finalmente cede cas nacioiinlcs y Iicalcs, por h
!
para que el 1'RI mantcnp el /dcsi~maci6iidel sucesor
poder, mientras se cscabuilc en 11<1 triunfo de la oposiciOii que no
I ' dc dominación.
/
recursos lcgdcsy Y el aparato sc traduce en gobernar, sino cn
; rcsolvcr las perspectivas de obtc-
l ],a oposición se cnfrciita al / ncr cl podcr, concenmdo en la
1l
reto de diriktir un proceso de !gobcrnabilidad del (;onpeso.
/
, rcnovacicín, pero fracasa por 14 s ~ b s ~ i i c i iyt largo
c proceso
l
'inmad~irczy falta de proycc- 1 Icpl, en el ciinl la justicia Ic iiicp
!! 'tos. No ha crecido siificicntc- 1 succsivainciltc el amparo a Carri-
! mcritc en calidad, nuiiquc sí eii i Uo Olca. cinpcñado en evitar el
1
j csiltidad. !juicio político a cudquicr costo.
Pcrio- j llomi- j (:ar:ictcristic.is Momcntos mcmcirablcs
d o 1-naci0n 1
. - - ~. ~ _ ..
i 131 espectáculo de la transicitin l il "empate" de poderes coi1 la dc-
1
1
i
i de la crisis de poder a la reno- i cisiOn dcl'1'SI de no rcsolvcr sobrc
por todos i cl fondo del bicio político al ~ o -
1 vacicíti es r c p c ~ d o
i los medios, pero cscasamcntc 1 bcrnador con licencia.
1 ' explicado. l l c al~wnamanera 1
1 se prefigura el futuro político (
i de corto plaxo. I

1 l>cspiibs de la crisis de lcgiti- 1

i nantc
I
1 conscnso. 1 ,os secuestros y
robos continúan. ,
! 1.as resoluciones del (:oiigrc- ,
/,so y dcl 'rSJ evidencian la su- .
1
1
, pcrvivcncia de
i proccdimicntos políticos de '
pra11tía para la impunidad de ,
I
I 1 los gobernantes. '
j I>c todos modos sc abre iin
i I vacío de podcr, 2quií.ncs lo
! 1 cubrirátl?
(:U1\1>1<0 2
(:u~\l>lZOI l l < R I < I ~ I ~ R I ~ N ( ~ I , ~
l ~ l ~ J U I (( ~~ lO0 N ' l ' k \ ~ O l C~ ~( ~ ll~~R l L ,Ol,lCj\,
l,O

Enero de 1998

Jueves 29. Sorprenden a los agentes judiciales Armando Mai-tí-


nez Salgado,Jacinto Arizmendi Rosas y Miguel Espinoza López,
ocultando el cadáver de Jorge Nava Avilés.
Viernes 30. Exigen diputados la destitución del comandante
del grupo antisecuesttos, Armando Martínez, y la renuncia de Je-
sús Miyazawa. Solicitaron la coinparccencia del procurador Car-

Febrero

Domingo 1. La comisión de Régunen Interno y Concertación


Política se inconformó, mediante un desplegado, por la negativa
a comparecer del procurador Peredo Merlo, ordenada por la Se-
cretaría General de Gobierno. La CRICP se reserva proceder con-
forme a sus facultades.
Jueves 5. El P-4N y el PRD se manifestaron por una urgente
modificación a la Constitución del estado, para la designación del
Procuradoi General deJusticia, por la vía de la elección o sanción
del Congreso local.
Dormngo 8. Pcrredistas redizaron una marcha en Cuernavaca
p a a demandar la destitución de Peredo y juicio político conua Ca-
r l - o Olea, por los cargos de encubrimiento y omisión de datos.
Martes 10. Aceptan diputados la propuesta de J C O para de-
signar al procurador. El obispo de Cuernavaca convocó a la so-
ciedad a una manifestación para el martes 17, en demanda de
segundad pública. El gobierno estatd anunció un presupuesto de
57 d o n e s de pesos para la seguridad estatal.
Jueves 12. Luego de entrevistarse con Jorge Carrdo, los din-
gentes de los partidos políticos suavizaron su postura: no pien-
san pedir juicio político. Acordaron reforinu la Constitución
para designar al procurador.
Domingo 15. JCO asumió toda la responsabrlidad política
que se derive de los errores de control interno cometidos en la
PGJ, pero advirtió que no renunciará a su cargo.
Martes 17. El PAN y el PRD exigieron la renuncia inmediata
deJCO y recl~azaionque el Congreso nombre al procurador has-
ta la siguiente administración, como propone ahora. E n la toma
de protesta de la Canaco, Carrillo h z o un llamado a la oposición
al reencuentro medtznte la Qscusión madura, sin ialcalismos.
Akededor de 4 000 personas reaharon una manifestación en
Cuernavaca para exigir el fin de la ola de violencia y criminalidad
en Morelos. Exigieron al gobernador su inmediata renuncia.
Jueves 19. No renunciaré, advirtió JCO un día después de la
marcha silenciosa y exhortó a los morelenses a luchar contra la
deluicuencia. Entregó formalmente su propuesta para el nom-
bramiento del procurador.
Viernes 20. La Coordinadora de Movimientos Sociales de
Morelos anunció que realizará una consulta el 8 de marzo para
saber si los morelenses quieren que JCO siga en el cargo.
Miércoles 25. JCO rccibió muestras de solidandad por parte
de diiigentes de colegos y asociaciones de profesionales, des-
pués de la marcha priísta de apoyo de ayer. El edil de Cuemavaca,
Sergio Estrada, convocó a sus homólogos morelenses a formar
un frente común contra los detractores del gobierno de JCO.

Marzo

Martes 3. Al dar posesión a Hugo Salgado como secretario gene-


ral, el mandatario estatal hizo un nuevo llamado a la oposición a
ANEXO
2

Lunes 9. Al efectuarse ayer la consulta ciudadana, los iesulta-

que si pidiera licencia se desestabilizaría toalmente Morelos.


Miércoles 11. El 94% de los votos emitidos durante la con-
sulta del domingo fueron en favor de que JCO abandone el car-
go. Las cifras finales fueron: 96 849 votos por el sí y 6 072 por el
no. En un desplegado, 13 ediles de oposición piden a JCO valore
los resultados de la encuesta ciudadana y que se reconstituyan las
relaciones de la sociedad con sus autoridades.
Viernes 13. Recomienda la CNDH investiga la procuración
de justicia del gobierno de JCO; el Congreso locd aceptó la reco-
mendación. JCO rechazó la opinión de la CNDH y dijo que exce-
dió sus facultades.
Sábado 21. Presenta la CIDI-Zen el Congreso local una solici-
tud de juicio político de acción popular contra JCO. Rechaza el
Congreso la cuenta pública del gobierno estatal y niega autoriza-
ción para pedir préstamo por 80 d o n e s de pesos.
Lunes 23. En entrevista con Multivisión, JCO señala que el
Congreso local "no tiene facultades para pedir mi renuncia".
Admite su responsabilidad política y moral en los actos de se-
cuestro e inseguridad pública que privan en Morelos.
IAunes30. El organismo "Jalemos juntos en apoyo para la esta-
bilidad de Morelos", publicó un desplegado por "la ola de ataques
contra la entidad, que pone en riesgo el sano desarrollo de las acti-
vidades pnon&as y la estabilidad cotidiana de los morelenses".
Fiman cerca de 100 empresarios y personajes de la entidad.
Abril

Miércoles 1. El Congreso de Morelos aceptó la recomendación


de la CNDII, en una sesión sccreta, obligada por la ir~vpciónde
grupos priístas en el recinto legslativo, encabezados por su líder,
Jorge Morales Barud, pues consideraron que el peliodo era ilegal
y un exceso del organismo humanitario. El Congreso &o entrada
a la recomendación que documenta violaciones a derechos hu-
manos de morelenses y corrupción e iileficiencia en la irnparti-
ción de justicia. Los priístas se retiraron de la sesión. 4!
Jueves 2. La Coorduladora Morelense de Moviinieiltos Ciu- la
dadanos (CLUIC) inició ayer las actividades de resistencia civil en a
demanda de que renuncie JCO.
Viernes 3. El dii-igente del PN, Jorge Morales Bal-ud, en con-
a
P
ferencia de prensa ofreció disculpas a los diputados de oposición 4
por la acción irrespetuosa cn la sesión legislativa que aceptó la rc-
1
comendación de la CNDH. JCO arrancó una manta con la leyen-
I!
da "Fuera Carrillo" que portaban integrantes de la CNMC, duran-
te la inauguración de la Feria de la Flor, en Cuernavaca.
a
Sábado 4. Diputados del PRD y PAN presentaron en la PGJ
h
morelense una denuncia contra quien resulte responsable por los
a
hechos ocurridos el pasado martes en el Congreso local.
e,
Miércoles 8.Oi.ganizaciones politicas, ciudadanas y cmpresa-
1
\
riales de Morelos agupadas en la ChfAIC presentaron ayer a la Cá-
E
inara de Diputados una demanda de juicio político contra JCO.
i
Lo acusan de proteger a organizaciones delictivas dedicadas a la
industria del secuestro, misma que a la fecha arroja ganancias por
mis de 20 millones de dólares. Tainbién se presentaron o ~ a tres s 1'
solicitudes de juicio político contra JCO. II
Sábado 11. El acto del aniversario luctuoso de Emiliano Za- 11
pata, efectuado en Ciudad Ayala con la presencia de JCO y Arhi- 1
\

ro Warman, fue continuamente interrumpido por mtegrantcs de ¡


/ la Asamblea Popular Tepozteca, la CAIMC y del PRD, quienes pe-
dían la renuncia de JCO.
Miércoles 15. Los &culos publicados en Tbe New Yo& Times
en 1997 sobre los nexos entre narcotraficantes y políticos mexi-
canos -incluido el gobernador Carrillo Olea- que causaran
controversia en el país y hasta una demanda ante la PGR por jCO
y Manlio Fabio Beltrones, le valieron a ese diano tres premios
Pulitzer, galardón que otorga desde 1917 la Universidad de Co-
lumbia a lo más destacado en periodismo, literatura, drainaturgia
y música. Las revelaciones del Ncw Zrórk Times sobre la presunta
vinculación de los gobernadores de Sonora y hlorelos, según la
PGR, no han sido probadas fehacientemente. "El premio nos rei-
vindica totalmente a la luz de las acusaciones de los dos goberna- 1
dores", dijo el editor internacional del diario estadounidense, 1

Andrew Kosenthal. La Cámara de Diputados decidió ayer iniciar 1


1
el procedimiento de juicio políuco contra los gobelnadores Ro-
berto Madrazo, de Tabasco, y Víctor Cervera, de Yucatán. El
proceso podría llevar dos meses y podría significar la presenta-
ción de ellos en diversas ocasiones a satisfacción de los diputa-
dos. Se debe elabora un dictamen y para que proceda el juicio
deberh de estar dc acuerdo dos terceras partes del total de dipu-
tados que sólo se logran con el PRI, PAN Y PRD. Con una resolu-
I
1
1

c-ión de la Cámara de Diputados, el asunto sería turnado el Sena- 1


do, que decidirá si se inhabilita del cargo a los gobernadores. 1
I
Miércoles 29. El Consejo de la Judicatura del Poder Judicial
7 ; >ciim~lirnientoa la recomendación 25/98 de la
t ~ ~ h ~ dar lil
CNDH, debido a que su contenido carece de fundamentos lega-
les, reveló el consejero Carlos de la Rosa Segura. Hoy notificará
al Congreso local la resolución.
LEOPOLDO
FERREIRO

Mayo

Domingo 3. Por carecer de clementes jurídicos que les den sus-


tento, la CRICP decidió desecllar tres de los cinco juicios de res-
ponsabhdades en contra de JCO, según información filtrada del
Congreso local. El coordinador del CmPCP, José Raúl Hernán-
dez, dijo que en la próxjma sesión del 7 de mayo se presentará el
dictamen de los juicios.
Viernes 8. Ap~uebala CNCP dictamen de juicio político en
contra de JCO; posponen diputados su presentación en el pleno
y su análisis.
Miércoles 13. Presentará hoy JCO su licencia ante el Congre-
so local para separarse del cargo de gobernador.
jueves 14. El Congreso local inició juicio político en contra
de JCO, ante la decisión del mandatario de n o enviar su solicitud
de licencia. E1 PRI le pidió aplazar la entrega en tanto el Congreso
y partidos no se pongan de acuerdo en el nombramiento del go-
bernador sustituto.
Sábado 16. El Congreso local nuevamente aplazó la aproba-
ción de solicitud de licencia de JCO. Se consensa la sustitución de
Juan Salgado Brito por otro priísta, mientras el PRD consulta su
posición definitiva.
Martes 19. Por unaninidad, el Congreso local autorizó la li-
cencia por tiempo indefuiido presentada por JCO. Nombra el
Congreso a Jorge Morales Barud gobernador interino, quien
anuncia la creación de la Secretaría de Seguridad Pública. El P ~ I N
y el PRD nacional advirtieron que la salida de JCO debe servii de
ejemplo a gobernadores. Fue confirmado el auto de formal pri-
sión dictado al ex procurador Carlos Peredo y al ex titular de la P)
local, Jesús Miyazawa.
Miércoles 27. Por mayoría, el Congteso local decidió conti-
nuar con el juicio político por responsabbiliddad admuustrativa en
acusado del delito de homicidio.
Viernes 29. En su p a por Morelos, el presidente Ernesto
Zedillo dijo que "no vamos a permitir que Morelos siga siendo
refugio de criminales despreciables y despiadados que mucho
han dañado a la sociedad mexicana... Tenemos que limpiar a Mo-
relos de ratas inmundas...77

Martes 16. Entrevistado en La Noticia en el Blanco, de Radiora-


I ma, JCO descartó que esté huyendo, pues "es una palabra orni-
nosa"; estoy al alcance de cualquier persona que pueda contactar-
me. Dijo que no pensaba viajar a París, y destacó que estará
atento a la del edicto, a su contenido y a correspon-
der inmediatamente con una respuesta en los términos de la ley.
Martes 23. El Oficial Mayor del Congreso informó que aún
no se ha en su domicilio oficial a JCO. El legista
Antonio Tallabs opinó que si bien JCO no está huyendo, sí rehu-
ye su responsabilidad, por lo que ahora procede hacer la citada
notificación mediante edictos.
Jueves 25. El presidente de la 'comisión de Gobernación y
Gran Jurado, Hugo Carbajal, informó que aún no se decide si por
edictos o por exhorto se llamará a comparecer a JCO.
Lunes 29. En declaraciones ministeriales, Tomás Colsa Mac
Gregor a h ó que JCO se entrevistó con el narcotraficante Ama-
do Car-do, a quien saludó afectuosamente. Se quejan empresa-
nos (Canacar) de la insegundad: durante junio se han regstrado
tres asaltos bancarios, ocho robos en carreteras y 17 asaltos a
mano armada a establecimientos comerciales.
LEOPOLDO
FERRURO

Sábado 1. En entrevista con ei periódico Reforma, JCO aseguró


que no caerá en el juego político de la oposición y que no se pre-
sentará ante el Congreso local que se le sigue. "Soy un hombre
absolutamente respetuoso de la ley", dijo. La diputada Balderas
Aragón dijo que existen elementos suficientes para que la resolu-
ción contra JCO pueda trascender el ámbito adininistrativo, lo
cual, en todo caso, dependerá del Congreso de la Unión. Este
viernes se publicó el último edicto citando a JCO a comparecer
en el Congreso local. A partir del lunes empezará a correr los 30
días de plazo para que comparezca.
Martes 4. Reapareció Carlos Peredo Merlo: desayunó con el
ex diputado César Cruz. 'Ya no soy noticia", dijo el presunto res-
ponsable de secuestros y tortura, y ex procurador morelense.
Sábado 29. Al cumplirse con la publicación de los tres edictos
para citar al ex gobernador JCO a comparecer ante la Comisión
de Gobernación y Gran Jurado del Congreso local, inició la cuenta
regresiva en el desahogo del juicio de respoilsabilidades que se le
sigue. Tiene como plazo hasta el 11 de septiembre para contestar
la demanda. CLsar Salgado PCrer, representante jurídico de JCO,
acudió al Congreso local días antes de que concluyera el plazo
por responder a los edictos y ser declarado en rebeldía.

1999. Marzo

Jueves 25. El ex procurador Carlos Peredo Meilo fue sentencia-


do ayer a cuatro años, siete meses y 14 días de plisión, así como d
pago de una multa de 2 500 pesos, por los delitos de encubri-
miento de homicidio y tolerar actos de tortura a SUS subordina-
dos eii el caso de Jorge Nava. Sin embargo, Peredo esrá libre pues
pagó una fianza de 500 mil pesos desde que inició su proceso. El
juez p l k e r o de distrito en materia penal, Humberto Venancio
Pineda, le otorgó ese beneficio al igual que Miyazawa, Borrego
Díaz y Estxada Aguilar.

Martes 18. La Comisión de Gobernación y Gran Jurado del


Congreso local resolvió fincarle responsabilidad a Jorge Cariao
Olea por omisión en el problema de seguridad pública y por
comprobarse que violentó las constituciones políticas local y de
la República. En 15 días hábiles podna presentar el dictamen
ante el pleno para su votación.

Miércoles 2. En sesión especial, el pleno del Congreso del estado


de Morelos aprobó por mayoría las conclusiones dictaminadas
por la Comisión de Gobernación y Gran Jurado, en las que se de-
clara suspen&do del cargo de gobernador constitucional con li-
cencia a Jorge Carrillo Olea y se le pone a disposición del
Tribunal Superior de Justicia.
k Viernes 5. El pleno del Tribunal Superior de Justick resolvió l

f que está impedido para segur el procedlniento que establecen I


S los artículo 17 al 22 de la Ley de Responsabilidades de los
8
1
dores Públicos porque el gobernador no está sujeto a este proce- ,
/$ por ser inatendible la solicitud que /I
hento;
l se refiere este asunto, procede devolver al H. Congreso del Esta-
do la totalidad del expediente'y.En la resolución se asienta que lo U

I anterior no prejuzga "sobre la responsabhdad o no del goberna-


t dar con licencia,por lo cual quedan a salvo 10s derechos de quie- ,
nes pretendan responsabilidad para que lo hagan valer en 1
I la vía y f ~ r m rque
i correspondan".
Martes 29. El ex procurador de Justicia de Morelos, Culos I
l
1
Peredo Merla, fue absuelto de la acusación de tolerar actos de

337
LEOPOLDO
FERRElRO

tortura, pero se le sentenció a un año siete meses de prisión por


encubrir un homicidio. El ex subprocurador de Justicia del área
inetropolitana de Morelos, Rafael Augusto Borrego Díaz, quien
fue sentenciado a tres años y tres meses de prisión, también fue
absuelto del delito de tortura y sentenciado por el encubrimiento
de homicidio a 11 meses y siete días de prisión. Ayer, el magistra-
do del segundo tribunal del segundo circuito, con sede en Tolu-
ca, Jorge Ojeda resolvió lo anterior. La sentencia de Peredo es
conmutable por una multa de 15 mil pesos, o puede suspenderse
con una garantía de 70 mil.

Jueves 1. El pleno del Congreso del estado aprobó por mayoría


un punto de acuerdo emanado de la Coinisión de Gobernación y
Gran Jurado, para que el Congreso demande en controversia
constitucional al Tribunal Superior de Justicia estatal ante la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación, con el propósito de que el
máximo tribunal declare la invalidez de la resolución del Tsj so-
bre la improcedencia de la sanción a Jorge C a r d o , y emita de

toria de procedencia, 10 que representa una invasión de las


funciones exclusivas del Congreso.
ANEXO3
HACIAUNA TIPOLOGÍA DEL CAMBIO POLÍTICO: LAS
ELECCIONES MUNICIPALES EN MORELOS 1988-2000

GRÁFICAS POR MUNICIPIO DE LA EVOLUCION DE VOTOS POR


PARTIDO 1988-2000*

13lcccioncs municipales cn ~\macuxac


(votos por partido político y abstcncionismo, 1388-2000)
100 ; -~- -~

* El dato del abstencionisino esth calculado coi1 base en los listados finales del
padrón electoral y esti conformado por la proporción de personas que no vo-
taron respecto al listado total.
Las proporciones de los partidos están realizadas con base eil el número total
de votos si11contar a a uéllos que 110 votaron. Por tanto, son dos
3
imágenes superpuestas; por un la O el abstemioillsmo )i por el otro, la pro-
porción de votos emitidos por partido político.
QUERO Y FIDEL
MORCAN OLIVERA

Iilcccioncx inuiiicipalcs cii ~\iI~tlnhucnii


(\.i)ros por partido polirico S nbstc~icici~iismo.IOXX-3000)
.-
1211

Illcccioiics muiiiapalcs cn A~ocliinpan


(\.oros por partido político y nbstcncionismo, 1988-7000)
80 . ---- -. - - .- --.-
- --

70 .. . ...... - .
-. - .-.
.- ..-

(,O , .- . - . ..- - ...........

2 50 . . . . . . . . . ...... .. ...- -,
b

..... -.-
I'lccáoiicu niiiiiiapnlcs MI I \yala
(\v)tor por partido político y nbstcncionisnio, 1988-7000)
<)(, , .- .-...- ..--- .- . .. - - -..-.--. -- -.- -- - -.- -.- . . - --

I(lcccioncs municipdcs cn Coatlin del


]()() , -.
(votos por partido pnlitico y abstcncionixflio. 1 ygH-21)1)1)) __ _
.-_____-__ _
i<lcccioiics i.nuiiicipdcs cii (:~intitla
(votos por partido pc)litico y nbstciicionismci, I9XX-2000)

XH 91 '14 97 ?inri)

Año dc cleccti,n
+ PllI +I1l\D -PAN -o- OIXOS - .-. , \ l i ~ ~ ~ [ r , ~ ( : ~ ( ~ ~ ~ ~ \ ~ ( ~
Illcccioi>cs rnuiiicjpdes eii Lmiliano Zapata

) ,
l
--
(\.otos por partido político y alstendonismo, 1988-2000)
- 1
1

Año dc clccción
-]>l\l -17RD -pAN -0-O'mOS .--l \ i i ~ ~ N ( : ~ o N I . ~ \ ( o

lilcccioncs municipales en IIuitzilac


(rotos por politico y abstcnáonismo, 19R8-2000)

"' T-

Gil

Año Jc clccción
w1 ~ 1 - . - +-PAN +u~nos. -. AI~S~'ENCI~NISMO
Illcccioncs munidpalcs cn ~antctclco
(\.otcis por prirrido polirico y abstcncionismo, 1YXX-2000)
,(11) .. . - . -. . -- ----

I:,lcccioncs muiiicipdcs en Jiutcpcc


(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2000)
81) , - -- -----.-----.-M---- -
--.-. . .-.. .- ---- -- -
I<lcccioiics municipales cn Jojutla
(votos por partido político y nbstciicionismo. 1988-3000)
, ! . . . ~ '.

- - ...- -..- -. 1

/---

XX 91 94 97 2llllii

- pltl +pltl)
Año Jc elccci0n
p,\N +Cl'IltOS - --~ \ l 3 S 1 l ~ . N l ~ l O ~ l S ~ l O

lilcccioncs muiiicipdcs CII Jonacatcpcc


por partido político y abstcncionismo, 1WX-2000)
1(1() ,.-. - __

- l>Rl +Pltl)
Año Jc drccihn
+I'hN +(l'I1tOS - --hlISl'liN(:IONIRIO
1:lcccioiics muiiicipalcs c ~ A,lnzatcpcc
i
(rotos por partido politici> y :ibstcticioiiismo, 19XH-lliilii)
911 ,- - _. -

- PRl -1'1t1) -pz\N


Año dc clrcción
+CrlltOS - --,\USl'lCN(:1()NlS\{()

lllcccioncs municipales cn Miacatlán


(vntos por partido pcilíticn y nbstcncioiiismo, 1988-2000)
120 1 -
--
-
-7
lilcccioncs municipales cli I'ucntc dc Istla
(votos por partido politico y abstcncionismo, 1988-2000)
11l1i r- i

I,lcccioiics mutiicipdes cn 'l'cmisco


(yotos por pxtidc) político y abstcncionismo, 1988-20()0)
,,ii .- --. -
..

1
.
1

- 1'111 -I>HD
Año Jc clccción
-2- PAN +o.inos - -. ~ n s i ~ z ~ < ; r o ~ ~ s \ \ i o
MORGAN
QUERO Y ADEL
OLIVERA

1:lcccioiics miinicipalcs cii 'I'crnoac


(\.oros por partirlo politico y nbstciicir~nismo, I9XH-2000)

I?lcccioncs municipnlcs en 'l'cp;~lciii~o


(votos por particlo político y asbtcncioiiismi>, 10x8-2000)
,2[, , -- -- - -- .- -. ..
--..----.
..
1

88 ') 1 04

-
o7 2iiiili

- 11'11 -r-I'I11)
~ \ i i tlc
i ~ elccciiiti
l'.\N -.-0'1l~OS . --\11s1~1:\(:10\1~\l~)
l ilcccir~iicsmuiiicpdcs cii 'l'cpoxtliii
(\,ori~sp i ~ partido
r político y ;rbstcncionisrno. 19x8-iOOO)
Xil :
. . - -
..~ -

--- PRI I,~L~


Año J c clccci6n
13~s
-t(yl'l{()S .--~\l3CCKN<:IONlS~IO

1:lcccioncs muiiicipales cn 'I'ctccda


(votos por partido político y absrciicicinism<i. 19XH-20(10)
.. . - -- ---. .-. - - -. .
- ..-.-- -- .- -
911 I

Hii '
lilccciotics municipalcs en 'l'ctcla dcl Volcin
(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2ílOO)

I<lccciriiics municipalcs cn '1'l:ilncpantla


(\.(>trisporpartido político y abstcticioiiismo, 'IOXX-2000)
l()() -- -- . . -- . . -- -
l~lccc~oncs rnunicip;ilcs en 'l'laltixapán
(\-otos por partido político y alstcncionisrno, 1988-2000)
,)() -- -- --- -.-..
1
1

lclccciones rnuiiicipdcs en 'l'laquiltcnango


(votos por p;lrtido político y abstencionismo, 1988-2000)
1()(1 ,. .
.-
7
I:lcccio~~csrnuniupdcs cii Xochitcpec
(votos por partido político y abstcncionismo, 1988-2000)

-
88 91 94 97 ñNU1
Ano de clcccirin
-c I>RI -pRD +PAN ()'nl()s- --/\¡b~'l;N(:loNl%r()

lilrccioncs municipdcs cn Yautcpec


(votns por partido político y abstccicionismo, 1988-2000)
no ,----

3(] .

88 91 94 97 2000
A i i o de clcccirin
-+- I>RI +I'RL) -t l'hN tOl'ROS - --- AiSi~P.NCiC)NiSiilO
lilcccioncs muciicipalcc c11 \'ccapisth
(votos por partido político y abstciicionismo, 1388-2000)
I()() , .
1
1

lilccciones municipales en Zacatcpcc


(rotos por partido político p abstenuonismo, ~ ~ U H - ~ O O O )

Año dc elccci0n
-C I'l1I +l'R1) -A- I'AN +o'lllOS -
. . ,\~\~[.RN(:IosIs~Io
ANEXO
3

\/( YI'O MUNI(:IPI\I, l Y 0 RP/2lYlSJDOPOLITIC<) ?N IIL ESTAD() D E


M( )RIII.(lS (1988-2000) (,Tl;RAS A13S01,U'SAS ((.ON'TINUrI(:ION)
. _____---
--- -----
..-
1988 1991 1994 1997 2000
---
.- --.
'retccala
1'RI 980 1O00 1699 1027 1100
1'1iD 244 317 628 1170 456
PAN O Nli 6 333 199
Otros O NR 14 2 1003
i!bstencionismo -
1822 1816 1309 _ 1580 1969
'Tctcla del Volcán
PRI 2742 883 2896 2204 1873
1'RD 232 268 801 1977 1691
P1YN O NR 10 693 1532
Otros O NI< 25 399 156
Abstencionismo 1971 3802 3174 2890 3856
'Ilalncpantln
1'R 1 530 196 762 79 1 844
I'RD O 45 42 70 776
PAN O N 11 2 16 O
Otros O 8 159 85 16
Abstencioilismo 1 2 0 4 - 1789 1419 1875 1597
-. 'rlaltizapán
PRI 7082 3248 6482 4794 5633
PRn 788 789 1915 8087 6052
1'i\N O NR 326 646 3728
Otros O 159 3892 597 458
8626 4196 1 2 e . .- 14608 12758
A~tcncionismo
.- --- ----. 'I'laquiltcnan~ --
PRI 5762 3267 5754 4455 4503
1'RD 250 604 2513 3023 4456
PAN O NR 360 641 1633
Otros O NR 99 1438 374
8493 9171
Ablt~ncionismo 8278-- 10541 --
6759
---- 'rlí~y---- -
Plil 1351 1076 1942 275 1 1773
PRD 55 81 8 1106 1807 3057
1'AN o Nli 9 26 518
1O0 111 64
Otros O NR 2788 2996 2793
@stcncionismo 2654 2361
'rotolapan
-
.
1092 1464 914
I'RI 1068 601
i'irn o 190 506 688 886
PAN O Nli O O 442
()tras o 19 32 48 781
Abstcncionismo 1775 2293 2259 2107 1940
--- -- - A --- -- - -- - - ---
-.
1388 7997 7 994 ~. 7997 2000
- .-. - -.. .
. -
. Xochitcpcc .--. -_- - . . .. --- -
P11I 4648 2458 741O 5080 4550
l>liIl 895 51O 2173 231 1 1839
PAN O NR 484 1913 7955
Otros O NR 356 2973 738
Alstcncionismo -- 7405 10351 _- 8070 .- 10858 11542
Yau tcpcc --- --A ---
1'1iI 6071 4845 13885 9577 9689
P1D 1103 1347 3421 9580 7241
PAN O N li 442 2146 8396
(Itros O 774 1776 1455 2426
Abstcncionismo 20832 22041 1 7 5 1 8 - 71 550 23173
Yc*.- -- - -- - -
llRI 7413 1045 4402 4043 3291
llRD O 580 2960 4859 3584
PAN O N 11 277 178 1884
Otros O 160 351 724 309
Abtcncionismo 2466 8737 6920 - 8438 12136
Zacatcpcc ---
~111 3588 3214 7160 4586 3926
1'1U 3 1815 1086 3364 5716 2608
PAN O N 11 O 2187 5536
( Itros O NR 786 422 2334
!\bstencioiiismo -_ 14756 16091 - 6800
-. 9517 9955-
.-- Zacualpan
PR 1 1989 947 1577 869 O
1'KI) 182 325 908 1006 O
ll/\N O Nli 9 O
í Itros 684 N 11 43
l7 1264 1963
Abstcncionismo 472 2139 , 1551 1450 3203
l --- - ,'n-lacuzac
- -- -_ . --
I'RI 88.4 60.7 55.51 47.25 39.7
PRI) 0 35.0 39.85 41.14 43
IyAN 0 NR O 3.904 11.5
Otros O 4.3 O 6.15 5.7
~icncionismo 57.8 -- 6 8 . 3 - 43.2 - _ 40.51 40.74
e
---
-
1\ tlatlahucan
PRI 96.3 73.3 67.7 54.8 38.7
I'RD 19.2 26.3 22.8 28.3 6.8
I'IW O NR 0.3 8.2 14.2
Otros O 0.3 0.6 5.1 40.2
Abstencionismo 64.6 _- 86:l 44.6 44.5 37&

----
.
Aynla
IyRI 79.3 70.0 71.1 36.2 44.6
I'RD 2.5 20.3 16.1 25.1 37.5
1'AN 4.5 9.1 7.0 28.8 13.4
Otros O N li 1.9 6.6 4.3
&~cncionismo 35.1 78.7 43.6 50.3 43.9
- -- -(Ioatlin dcl Itio
PRT 88.0 67.0 48.8 52.3 45.7
PRD 5.0 33.0 47.7 35.5 42.3
I'AN O O O 7.0 11.8
Otros 2.1 O O 1.7 0.2
Abstcncionism»
-
62.1 56.5 35.0 --
38.7 .--
43.5
.--. ------.-- .-.- .. - -...- (:uauda
lylZT 58.0 68.7 72.3 28.7 31.3
PRI) 20.4 3.5 9.1 48.6 30.6
I'hN 16.6 7.9 10.0 7.6 27.3
Otros 5.1 19.9 7.1 12.2 10.6
/\&ncionismo __ 73.2 80.9 46.3 47.0 43.7
Cucrnavaca
PRT 59.5 62.0 58.6 30.3 27.8
I'RD 17.3 17.2 16.8 20.9 7.8
PAN 19.1 10.7 17.1 30.7 61.1
Otros 4.1 10.1 4.8 14.8 3.19
Abstencionismo 67.3 78.5 37.5 41.5 34.2
MORGAN
QUERO Y FIDEL
OLIVERA

-- - -.- :miliano
--1- - Zapat~- _ __

1'RI 78.38 59.39 70.88 33.9 33.39


1'1D 15.41 36.63 18.47 19.54 0.17
PAN O O O 38.01 46.94
Otros O 3.989 4.438 5.125 1.89
Abstcncionismo 47.93 66.01 40.47 ... . 43.67 _. 46.35
--. -

- -1-
Iuitzilac
- -- . .-- - -.
.
I'RI 81.1 52.3 41.4 33.7 28.4
PRD O 42.5 48.7 18.7 21.8
I'AN O O 2.3 7.2 35.3
Otros O 5.2 3.3 36.2 14.5
,\b>tencionismo 40.3 64.7 35%- .. 30.3 31.4
. -. _lantctclco -- - -- - - -.-
I'RI 92.3 85.1 77.1 41.7 34.2
1'RU O 14.6 17.6 21.6 31.2
PAN O O 0.4 5.6 O
Otros O 0.4 O. 1 27.8 34.6
&bstcncionismo 47.4 66.2 48.8 41.2 41.1
- Autcpec -. - -
I'RI 64.1 68.3 60.8 26.1 22.8
I'RD 4.1 22.7 19.9 33.8 18.7
PAN 15.5 5.3 12.0 25.0 53.3
Otros 2.6 3.8 3.7 12.2 5.2
Abstci.icionismo -- --70.7 70.8 38.8 44.5 38.3
jojutla - -- - - --- ---
.
I'RI 68.1 78.1 63.6 37.0 35.7
I'RD 1.3 17.0 25.9 48.6 19.9
I'AN 18.5 4.1 1.9 3.5 41
< Itros O O. 8 3.5 8.3 3.3
Ab+n_c:ionismo -. 61.5 75.4 35.8
_- - .-%o 40.2
--p
-.- lonacG51pslcc- - _.
.- .
m .
1'RI 94.1 79.4 61.8 33.4 40.0
1'l-U) 4.2 20.2 9.1 56.0 11.5
PAN O O 0.8 4.2 18.6
Otros O 0.4 22.5 4.1 29.9
~Ib~~ncioiiisrno 50.8 80.1 43.1 __ -
39.1 36.6S
___
-

--M ~ z a t e p c c - - -- .- -
1'111 85 7 59.9 55.3 35.4 32.0
I'RD 11.8 38.6 41.9 55.9 41 .O
1' A N o o 0.8 4.2 26.8
Otros o 1.4 0.9 0.8 0.2
Abstcncionismo 37.0 56.6 25.6 30.2 32.0
--. - () C U ~ ~ I C ~
l'l<I 65.1 65.5 48.3 38.2
1'1W O 4.4 3.6 24.7
PAN O 9.0 37.7 32.9
Otros O 21.1 5.9 4.2
Abstcncionismo 34.6 73.0 33.5 41 .O
--I'uciite dc Ixtla ----
PRI 90.7 74.3 48.0 37.3 44.3
PRD 4.2 23.1 37.8 35.2 22.6
PAN O O 4.5 14.1 29.2
Otros O 2.6 2.6 10.5 3.8
Abstcncionismo 46.9
-- 72.3 45.1 52.2-- 44.5
Tcmixco
1'111 54.5 67.7 55.9 35.3 25.4
1'RD 35.9 22.9 23.9 24.5 18.2
1'11N O O 5.6 16.9 52.8
()tras 2.1 9.5 5.4 19.7 3.7
,2~l~cncio11ismo 68.0
___---- -_-_ 78.1 - 41.5 47.8 42.4
--
'I'cmoac
I>l¿I 60.8 47.3 58.7 40.5 36.8
I'RD 35.8 50.8 30.9 51.7 33.5
]>]\N n n n --
0.2 7. .,5
Otros O 1.i 5.9 5.2 22.3
/Il>stcncio~~ismo 58.1 74.3 47.9 38.5 41.2
- 'l'l'cpaicingo --
I'l¿I 96.4 70.1 62.6 42.8 38.2
I>lW O. 6 29.0 12.1 45.3 40.3
PAN O O O 4.6 14.2
3.8 7 35
MORGAN
QUERO Y FIDEL
OLlVERA

( ~ 0l {l. l Sl'~\l>() 111; hlOl<Iil,( )S


\ro'l'O hfUNIí:IP~\I, l>OR l~All'l3DO1 ~ 0 1 , ~ ' 1 ' 11 <N
(iwx-zooo) EN PO~~(;EN~I-,\~]I:S ((;ON~I~INUI\(;ION)
-..----------p.--.--.- -. - -- - - - - -- -

_ - -1385- 1991 - 19.94


- .- ---- 2 3 7 .- 2000
- - - ----- -

--- -. --. 'I'ctccala


- - .-- - - .- - - - .. . .- .. - ~. ... - -
I'R1 74.8 75.9 69.8 38.3 39.9
I'RD 18.6 24.1 25.8 43.6 16.5
PAN O O 0.3 12.1 7.3
(Itros O O 0.6 7.1 36.4
h b ~ ~ n c i o n i s m- o_._.- 39.8
76.8 -44.5 - .. 34.9 41.7
. ~---
'I'ctcla dcl Volcrín - - - - - - .
... . -
1'R 1 92.0 76.7 73.2 40.9 35.7
I'RD 7.8 23.3 20.2 36.7 32.2
I'AN O O 0.3 12.9 29.2
Otros O O O.6 7.4 1.3
fiktc_ncionismo - 39.8- 76.8 44.5- - . . -.34.9
- -. 42.3.
. _-. . _ ... .-.J'!!n=a4a- _ .. .. -~ ... - -- -

l'li 1 63.6 78.7 70.6 78.6- 51.6


1'1UI O 18.1 3.9 7.0 47.4
PAN O O 0.2 1.6 O
Otros O 3.2 14.7 8.5 1.O
4 _ 4 s t c n ~ o ? ~_ ~ . 59.1
- - - -..-. 87.8 -.-. -..-. _.- 56.8 - . . _- 65.2
-. -. . .-
49.4
_ . - - - -_--- ' I l a k n ~ . á k - .. - . ...- - - ~

1'R 1 82.1 77.4 51.4 32.8 35.5


I)RD 9.1 18.8 15.2 55.4 38.1
I'AN O O 2.6 4.4 23.5
( Itros O 3.8 30.9 4.1 2.9
lkEtcncionismo 54.4 77.8 4 43.1 44.6
" " ' L . . .. .. - - -. -
- ~

l'll-1 93.9 84.4 64.5 45.5 41.1


l'lU) 4.1 15.6 28.2 30.9 40.6
PAN O O 4.0 6.5 14.9
Otros 0 O 1.1 14.7 3.4
^bstcncionismo 57.4 _ _ . 73.1 43.1 - - . 46.4 45.5-.
.-. -- --- --' -. w ! .. _ .
1)liI 84.4 56.8 59.9 52.2 32.8
1'ItD 3.4 43.2 34.1 4'1.9 56.5
1'AN o O 0.3 0.6 9.6
Otros O O 3.1 2.6 1.2
!'iI.tc.cioi-!i~'mo-- -
.-
62.4--- 55.5 -- - 46.2 41.0 - -..
34.0
-- . - --
'I'otolapan _- -
I'RI 80.4 74.2 66.8 61.8 30.2
1'RII O 23.5 31 .O 29.0 29.3
I'AN O O O O 14.6
( Itros O 2.4 2.0 2.0 25.8
Abstcncionismo 57.2 73.9 58.0 47.1 39.1
Los rituales del cambio en Morelos. Transformacidn del
régimen y cultura polftica fue impreso en febrero
de 2004, en Grupo Editorial Zeury, S.A. de C.V., Belice
15, Colonia Olivar de los Padres, C.P.01080, México,
D.F. El tiraje constó de quinientos ejemplares
más sobrantes para reposición, en papel cultural de 75
gramos, con tipos Garamond y Minion.
Corrección de estilo, Carmen A. León Saavedra;
organización de la bibliografía, María G. Giovannetti;
formación tipográfica, Irma G. González Béjar;
cuidado de la edición, Carmen A. León Saavedrd.
$!'objetivo de &es%* libr6 es mostrar la relevancia que puede tener el
bro&&sbde cambio politico~vividoen un estado como Morelo$; para
la transición democrática en México. Escrito de manera ?,.
cada aíeículo contiene una sólida base empírica que podríala@dar d t
%
a UQasinvestiga~iones.
8
0.,#f
a
2
N estado de Morelos le tocó &ir un acelerado prpcesdds cambio
social y econámico,$ae tuvo múltiples repercusiones en la vida polltiga:
de la crisis de segukidad ptíblica a la salida deJgobemacior, del aarnah6
& la participación electorai a la competenda política, de la reactivaoi6h
de la sociedad civiil al fortalecimiento de los pueblos y ayuntamientos,
sid olvidar las puevas atriijuciones del poder legislativo. En suma,
Morelos se transformó. ,,-a

, De modo en esta obra se pretende contribuir 'a una comprensián


(@S clara de cómo pudo darse este cmbio pollítico y; eventualmente,
cuaes serían algunos de sus aIcances y limitaciones. Por eso, los
b tituales del cambio privilegian el enfoque ea los procesos vividos en
Morelos, que podrfan aportarnos elementos nuevos para comprender
lps dmoteros polibcos a partir de la sigjrificativa e hist6rica alternancia
del 2m.

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