CONVENCIONALIDAD” JUICIO: MEGAN NICOLE GOTZE SOSA S/RÉGIMEN DE RELACIONAMIENTO
8º SEMESTRE – PRIMERA CÁTEDRA
TURNO NOCHE
ASUNCIÓN – PARAGUAY 2.017 ANÁLISIS DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
RESPONSABLES
1.- Juan Miguel Benítez Orrego C. I. N° 4.417.775
2.- Pedro Fernando Bernatto Caballero C. I. N° 4.220.695
3.- Claudio Gaona Westhoff C. I. N° 3.755.071
4.- María de Lourdes Guillen Irrazabal C. I. N° 4.502.872
5.- Cesar Mathias Locatti Rivas C. I. N° 3.760.665
6.- Gabriel Osmar López Bogado C. I. N° 5.149.090
7.- Cristian Ezequiel Martínez Cáceres C. I. N° 4.728.397
8.- Orlando Monges Rolón C. I. N° 3.877.851
9.- José Adrián Vera Báez C. I. N° 3.794.476
10.- Matías Gabriel Villalba Osorio C. I. N° 4.046.832
Control de Convencionalidad
“Juicio: Megan Nicole Gotze Sosa S/Régimen de
Relacionamiento”
Es absurdo emprender esta labor, sin antes recordar
que nuestro país ha ratificado por Ley N° 1/89 la “Convención Americana de Derechos Humanos”, llamada a su vez, como el Pacto de San José de Costa Rica, con el cual, queda forzoso el respeto de las prerrogativas establecidas en la misma.
De igual manera, a partir del año 1.993, ha reconocido
la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Esta situación resulta de la vigencia del Art. N° 145
de la Constitución Nacional del Paraguay, que establece, “El Orden Jurídico Supranacional, en donde la República del Paraguay, en condiciones de igualdad con otros Estados, admite un orden jurídico supranacional que garantice la vigencia de los derechos humanos, de la paz, de la justicia, de la cooperación y del desarrollo, en lo político, económico, social y cultura”; y del Art. N° 143, del mismo cuerpo constitucional, que establece, “De las Relaciones Internacionales, donde la República del Paraguay, en sus relaciones internacionales, acepta el derecho internacional ajustándose a principios como la independencia nacional, la autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica entre los Estados, y por sobre todo en la Soberanía Popular, consagrado en el Art. N° 2 de nuestra norma suprema”.
Dicho esto, podemos decir, que el control de
convencionalidad es una herramienta jurídica de rango internacional, que los magistrados de los Estados miembros deben hacer uso, pues genera responsabilidades por su omisión.
Ello envuelve pensar que el derecho que deber ser
aplicado en los casos específicos, no es solo de fuente interna, sino que también debe ser aplicado aquel de fuente internacional. Ahora bien, en la sentencia analizada, podemos notar que el control se ejerce de manera fehaciente, y más aún – debería - por el carácter tuitivo de la materia, el fuero de la Niñez y la Adolescencia.
Para el caso, el tribunal de alzada recurrió a la
Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN), adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1.989, y ratificada por la República del Paraguay mediante Ley N° 57/90, promulgada el 20 de septiembre de 1.990.
Como lo declara la UNESCO; “Dos grandes principios
insuflan el articulado de la Convención, el interés superior del niño y la no discriminación. En pro del interés superior del niño, la Convención garantiza el derecho del menor a participar y a expresar su opinión, a ejercer la libertad de conciencia, y a participar activamente en la comunidad a través de la libertad de expresión y de asociación. Esta actitud de participación social en los niños se alimenta, en la práctica, a través de la educación, dentro de la familia y en la escuela, con el fin de prepararlos como ciudadanos activos y responsables”.
Primeramente, es de vital importancia, mencionar el
Art. N° 3, Num. 1, que establece, “En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”.
Todas las medidas respecto del niño deben estar
basadas en la consideración del interés superior del mismo. Corresponde al Estado asegurar una adecuada protección y cuidado, cuando los padres y madres, u otras personas responsables, no tienen capacidad para hacerlo.
El principio del interés superior del niño, consagrado
en este artículo, constituye un elemento determinante para la protección de la infancia, considerando su alcance, pues trasciende los ámbitos legislativos o judiciales, extendiéndose a todas las autoridades e instituciones públicas y privadas, además del entorno familiar del niño. En este sentido, los roles parentales no otorgan derechos absolutos, sino que están limitados por los derechos de los niños en cumplimiento de su interés superior.
En base al Art. N° 12 de la Convención, que establece,
“1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño. 2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional”.
El niño tiene derecho a expresar su opinión y a que
ésta se tenga en cuenta en todos los asuntos que le afectan.
Situación, que según nuestro criterio, no fue tomado
en cuenta por el Juzgado de Primera Instancia, pero no así, por el Tribunal de Apelación, que atendió correctamente, y fue además fundamental para la posterior resolución. El hecho, o mejor dicho, el derecho de dar una oportunidad a la niña a ser escuchada, y valorar su actuación, como lo pregona la Convención, fue determinante para establecer, cuál sería el Interés Superior del Niño.
Otro elemento valorable por parte de los juzgadores,
es la inclusión del Art. N° 17 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, “Pacto de San José de Costa Rica”, que establece, “Los Estados partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución del mismo, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y convivencia de ellos”.
De esta norma cabe destacar la opinión de la miembro
juzgadora (Pág. 12 de la Sentencia), “Estas normas imponen a ambos padres la colaboración en las principales actividades de la menor que mi ver sólo podrá efectivizar manteniendo el progenitor, que no ejerce la convivencia, un amplio régimen de relacionamiento con su hija. Con ello también se evitará que el padre sea periférico, reducir problemas de lealtades y juegos de poder, fomenta una mayor y mejor comunicación con el entorno familiar paterno, se promueve y alienta a participación de estos en la formación de la niña, generando así una mayor equidad en el interior de la familia”.
Lo único que podríamos agregar a estas líneas, sería,
siempre y cuando, estas medidas no menoscaben el interés superior de la niña en cuestión.
1.- LÓPEZ CABRAL, Miguel Oscar. “Código de la Niñez y
la Adolescencia – Comentado y Concordado – Ley N° 1/89 Que Aprueba y Ratifica la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica”. Intercontinental Editora. Asunción – Paraguay. 2.014. ISBN: 978-99953-34-40-2
2.- LÓPEZ CABRAL, Miguel Oscar. “Código de la Niñez y
la Adolescencia – Comentado y Concordado – Ley N° 57/90 Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño”. Intercontinental Editora. Asunción – Paraguay. 2.014. ISBN: 978-99953-34-40-2
“Cuaderno 05 - El Interés Superior del Niño. Interpretaciones y Experiencias Latinoamericanas”. SIPI – Sistema de Información sobre la Primera Infancia en América Latina. 2.014. SSN: 1999-6179