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PETER C.

PHAN

JESUCRISTO CON ROSTRO ASIÁTICO


La cristología sigue siendo el centro de la reflexión teológica. No sólo
porque la cuestión del Jesús de la historia y el Cristo de la fe sigue
ocupando la primera página de la actualidad teológica (véase ST nº
146, 1998, 127-134), sino también porque la inagotable profundidad
del misterio de Cristo es sondeada por muy distintas sensibilidades de
todos los tiempos y de todas las latitudes. El autor del presente artícu-
lo saca de sus raíces vietnamitas aquella sensibilidad que le hace
capaz de comprender y expresar la experiencia sobre Jesús de mu-
chos cristianos del continente asiático y la reflexión de sus teólogos. En
Occidente estamos muy acostumbrados a unas determinadas imáge-
nes de Jesús, algunas de talla policromada, otras de cartón-piedra o de
otros materiales, pero todas con rasgos occidentales. Importa, pues,
contemplar otras imágenes de Jesús de rasgos orientales. Con la acti-
tud del adolescente que se maravilla de todo, dejémonos sorprender
por estas experiencias sobre Jesucristo. Así contribuiremos a la tarea
de construir el cuerpo de Cristo «hasta que todos alcancemos la edad
de una madurez cristiana» (Ef 4,13).

Jesus the Christ with an Asian Face, Theological Studies 57 (1996)


399-430.

Imaginemos que los primeros En el pasado, las Iglesias asiáti-


discípulos de Jesús se hubiesen di- cas se limitaron a retomar los cre-
rigido hacia el Este y no hacia el dos y sistemas teológicos occiden-
mundo greco-romano, que el cris- tales, y a buscar las traducciones
tianismo sirio llegado a China en el apropiadas para expresiones como
s. VII hubiese conseguido una am- «encarnación», «unión hipostática»,
plia aceptación o que los grandes etc. Más aún, cuando la misión cris-
misioneros jesuitas hubiesen trans- tiana en Asia estuvo íntimamente
formado las culturas de aquellos ligada al imperialismo occidental, la
países. ¿Cómo se habría respondi- imagen importada de Jesús era la
do a la pregunta de Jesús «¿quién del «Cristo colonial», esto es, un
decís que soy yo?». ¿Habría conti- Jesús como hombre blanco, varón,
nuado la Iglesia confesando y pro- todopoderoso, Señor, conquistador
clamando a Jesús en los mismos de almas e imperios. Sin embargo,
términos que el Concilio de Calce- desde el s. XIX, empezó a emerger
donia? En palabras de Raimon Pa- una teología asiática distinta, pre-
nikkar: «¿es preciso ser espiritual- ocupada por articular su fe cristia-
mente un semita o intelectualmen- na en los términos de su propia
te occidental para ser cristiano?». cultura.
181
En este artículo, presento algu- Después, expongo cuatro destaca-
nos de los esfuerzos recientes para das cristologías asiáticas. Finalmen-
responder a la pregunta «¿quién te, concluyo con unas reflexiones
decís que soy yo?». Primero, descri- sobre su compatibilidad con la tra-
bo el contexto y el método de la dición cristiana y su adecuación al
teología y la cristología asiática. contexto asiático.

I. CONTEXTO Y MÉTODO

A pesar de la gran diversidad los mismos asiáticos (los japoneses


cultural y lingüística asiática exis- contra los coreanos, los chinos con-
te una común herencia religiosa y tra los vietnamitas, etc.). También
cultural, y un contexto sociopolí- dentro de cada país cometen actos
tico similar. de violencia una clase contra otra,
un grupo racial dominante contra
Pobreza y opresión otro y los miembros de una reli-
gión contra los de otra.
Aloysius Pieris ha sostenido re- Las mujeres forman un grupo
petidamente que una teología au- especial dentro de las víctimas. Los
ténticamente asiática debe tener en ejemplos de violencia incluyen el
cuenta dos características del con- sistema de dote, la marca rusiente
texto asiático: su abrumadora po- de la novia, la esterilización forzada
breza, común a otros países del Ter- y la determinación del sexo en Chi-
cer mundo, y su polifacética religio- na e India, el turismo sexual en Tai-
sidad, específica de Asia. landia y en Filipinas, la discrimina-
Excepto Japón, los otros países ción motivada por el fundamen-
asiáticos padecen una deshumani- talismo religioso en Malasia, el ca-
zadora pobreza impuesta, distinta rácter exclusivamente masculino
de la pobreza asumida libremente del sistema imperial del Japón y el
como un camino de vida solidaria. sistema legal familiar del confucio-
Consiste en una indigencia para nismo.
muchos y una opulencia para po-
cos, propiciada por el colonialismo, Religiosidad cósmica y meta-
el neocolonialismo (donde una pe- cósmica
queña élite hereda la riqueza y el
poder de los colonos), la explota- Asia es la cuna de la mayor par-
ción económica de las multinacio- te de las religiones del mundo: no
nales, la violencia institucionalizada sólo del hinduismo, budismo, jainis-
y la dictadura militar. mo, zoroastrismo (Asia meridional),
La violencia fue producida no confucionismo, taoísmo y sintoísmo
sólo por los occidentales (france- (Asia oriental), sino también del ju-
ses en Indochina, españoles en Fili- daísmo, cristianismo e islamismo
pinas y británicos en la India) con- (Asia occidental). Estas instituciones
tra los asiáticos, sino también entre religiosas forman lo que Pieris lla-

182 Peter C. Phan


ma «orden metacósmico», que in- La realidad asiática y no la Biblia
cluye «la religión cósmica», esto es, y/o la tradición, es el punto de
la actitud subconsciente que el homo partida. La reflexión crítica de la
religiosus adopta hacia los misterios vida cristiana es una actividad se-
de la vida. El budismo es el que re- cundaria frente a la principal, que
presenta el mayor reto para la teo- es la praxis cristiana, basada en el
logía cristiana, puesto que está ex- amor y la justicia.
tendido por toda Asia. Dos son los pasos fundamen-
tales constitutivos de la teología
Comunismo y socialismo asiática: primero, el compromiso
personal y una solidaridad activa
A estas dos características del en la lucha por la justicia y la libe-
contexto asiático hay que añadir ración, y segundo, el análisis so-
una tercera: la presencia de regí- cial.
menes comunistas. Mientras que Además, hay una tercera par-
éstos se han derrumbado en Eu- te del método teológico reclama-
ropa del Este sobreviven en Chi- da por la aplastante presencia de
na,Vietnam y Corea del Norte. A la soteriología no cristiana. Es lo
pesar de una parcial liberalización que Pieris llama «introspección».
económica, mantienen una firme El marxismo no comprendió el
ideología comunista y arreligiosa. impacto revolucionario de la po-
Suman cerca de la mitad de la breza voluntaria en la sociedad
población asiática. ¿Será capaz la asiática. Así pues, una «teoría y
teología de explorar el significa- praxis de la liberación que use sólo
do religioso y espiritual de la in- las herramientas de análisis social
creencia y del ateísmo que acom- no será asiática y se mantendrá
paña la realización política del sue- ineficiente mientras no integre las
ño marxista o le continuará de- herramientas psicológicas de la in-
monizando? trospección que nuestros sabios
En suma, el contexto asiático han descubierto» (Pieris).
presenta grandes retos y enormes Para esto, se precisa un diálo-
oportunidades. Pero, ¿qué pueden go interreligioso llevado a cabo no
decir los teólogos cristianos, que no sólo intelectualmente, sino tam-
son pobres, a los millones de po- bién en el culto, la liturgia, la vida
bres asiáticos que no son teólogos? en común y participando en la lu-
¿cómo puede el cristianismo con- cha de la gente por la vida. Es im-
tribuir a que estas gentes lleguen a portante notar que esa lucha con-
ser «sujetos» de su futuro y facili- tra la pobreza, y el diálogo con la
tarles su lucha por la liberación? religiosidad asiática no son dos
actividades independientes sino
Recursos y método dos caras de la misma moneda.
Ambos son necesarios para no
A diferencia de la «teología en reducirse a un activismo social y
Asia», la «teología asiática» posee político destinado al fracaso, y para
una forma y un método fraguados no caer en una forma de incultu-
en el contexto histórico de Asia. ración elitista e ingenua.

Jesucristo con rostro asiático 183


Una teología asiática genuina agotable fuente de sabiduría para
debe estar enraizada simultánea- la teología cristiana. En Asia, reli-
mente en la religiosidad de los po- gión y filosofía van inseparable-
bres y en la pobreza de lo religio- mente unidas. La filosofía es un
so. Debe también ahondar en el modo de vida y la religión es una
humus de las culturas asiáticas cosmovisión. Ambas son darsana
para encontrar los recursos de su (visión de la vida) y pratipada
desarrollo. (modo de vida).
El primer recurso deben ser los El cuarto recurso son las tra-
miles de millones de asiáticos, con diciones monásticas asiáticas. La
sus gozos y sufrimientos, de es- forma de inculturación más apro-
peranzas y desesperanzas, de piada para el cristianismo en Asia
amor y odio, de libertad y esclavi- no es el modelo latino de la «en-
tud, relatos no consignados en los carnación» en una cultura no cris-
libros de historia escritos por los tiana ni el griego de la «asimila-
vencedores, pero mantenidos vi- ción» de una filosofía no cristiana
vos en «la memoria peligrosa» ni el norte-europeo de la «aco-
(Metz) o en el «reverso de la his- modación» a una religiosidad no
toria» (G. Gutiérrez). cristiana. Los cristianos asiáticos
El segundo recurso es una sub- necesitan el modelo monástico de
división del primero: los relatos de «participación» en una espiritua-
la mujer asiática. Las historias de lidad no cristiana.
opresión y pobreza de la mujer El quinto recurso son las cul-
asiática ocupan un lugar especial turas asiáticas en general, presen-
en la reflexión teológica. tes en los relatos, mitos, folklore,
El tercer recurso son los tex- símbolos, poesía, canciones, arte
tos sagrados y las prácticas asiáti- y danza.
cas precristianas. Sirven como in-

II. CRISTOLOGÍAS ASIÁTICAS

Un buen número de teólogos La imagen de Jesús de Aloy-


asiáticos han presentado alterna- sius Pieris
tivas a la cristología de Calcedo-
nia impuesta a las Iglesias asiáticas Pieris defiende que es preciso
desde los tiempos de la misión. El mantener unidos los dos polos de
núcleo de este artículo describirá la realidad asiática: la pobreza y la
cuatro cristologías, semejantes en religiosidad.
cuanto que son cristologías de la
liberación y diferentes según los 1. Religiosidad y pobreza. Según
caminos que proponen para tra- Pieris, las Iglesias cristianas y su
tar el contexto asiático. Estos ca- teología han permanecido en Asia
minos, que no se excluyen entre sin ser todavía de Asia, debido a
sí, presentan cuatro imágenes de que no han mantenido unidas la
Jesús diferentes. religiosidad no cristiana y la po-
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breza material o, usando su metá- este Cristo se le considera presen-
fora, porque han rechazado un te en todas las religiones como la
doble bautismo: el del «Jordán de consumación final de toda búsque-
la religión asiática» y el del «Calva- da humana de salvación. La segun-
rio de la pobreza asiática». da, la del «Cristo ashrámico» de
En Asia es imposible separar las monjes y místicos voluntariamente
religiones no cristianas de sus cul- pobres de finales de los sesenta. La
turas y filosofías. Por ello, el único tercera, la del «Cristo universal»
camino para que las Iglesias cristia- de los teólogos de finales de los se-
nas lleguen a ser de Asia es asumien- tenta comprometidos en una incul-
do la espiritualidad de las religiones turación que se apropió del lenguaje
no cristianas simbolizada por la fi- y los símbolos de las religiones no
gura del «monje pobre». Por tanto, cristianas.
inculturación y liberación, correc- Estas seis cristologías resultan
tamente entendidas, no son sino dos insatisfactorias en cuanto que se-
nombres para el mismo proceso. paran la religiosidad y la pobreza
asiáticas y son la causa del fracaso
2. Jesús como el monje pobre. Pie- de Jesús, que no fue menos asiático
ris critica los dos modelos de cris- que Buda o Mahoma.
tología que han existido en Asia y El único camino que tiene Cris-
que denomina: «Cristo contra las to para volver a Asia es ponerse el
religiones» y «Cristo de las religio- hábito de monje pobre que junta
nes». en sí mismo la religiosidad de las
El primer modelo presenta tres religiones no cristianas y la pobre-
variantes. La primera, la del «Cristo za de las masas asiáticas. Ha de bau-
colonial» de los misioneros del S. tizarse en el Jordán de la religiosi-
XVII. Por medio de la civilización dad, en cuyas aguas es animado por
occidental conquistaba las religio- un ascetismo profético que consis-
nes no cristianas, consideradas te en una religiosidad liberadora, y
como responsables de la pobreza en la cruz de la pobreza oponién-
moral de los paganos. La segunda, dose no tanto a la riqueza, como a
«el Cristo neocolonial» de finales la codicia y a la avaricia, causas —
de los sesenta. Por medio del mo- para el budismo— de todo sufri-
delo occidental de desarrollo inten- miento. Esta pobreza no consiste
ta vencer a las religiones no cristia- meramente en ser materialmente
nas, consideradas como responsa- pobre sino en luchar contra Mam-
bles de la pobreza estructural. La món, la divinidad opuesta a su Abbá.
tercera, el «Cristo critptocolonia- El monje budista encarna en sí
lista» de finales de los setenta, que mismo la religiosidad y la pobreza,
ve a las religiones no cristianas puesto que ha renunciado a Mam-
como responsables de la pobreza món por razones religiosas —opta
estructural. Los medios que usa son por la pobreza voluntaria— y así
los de la liberación política. puede ayudar a los pobres so-
El segundo modelo también con- cioeconómicamente, luchando por
tiene tres variantes. La primera, la el pobre mediante la transforma-
del «Cristo gnóstico» del s. XIX. A ción radical de las estructuras so-

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ciales opresoras. Con la renuncia, gica» de participación en la doble
el monje alcanza la liberación inte- realidad de la religiosidad y la po-
rior frente a la codicia; con la lucha, breza asiáticas, y ha de ser comple-
consigue la emancipación social res- mentada por los relatos de esos
pecto a la pobreza estructural im- «religiosos buscadores» que han
puesta sobre las masas. optado por la pobreza en su bús-
Pero los monjes no viven solos queda de la verdad salvadora y que,
sino en comunidad (sangha). Ésta no durante su peregrinaje, encuentran
es puramente espiritual sino tam- a Jesús en su propia perspectiva
bién política: practican un «socialis- soteriológica.
mo religioso» y adoptan una forma
de gobierno republicana inspirada La imagen de Jesús de Jung
más en el socialismo tribal que en Young Lee
la estructura monárquica. Así, pue-
de ser presentada como la socie- El punto de partida de Lee no
dad ideal donde no hay lugar para es el budismo sino la filosofía taoís-
la diferenciación de castas y donde ta y sus propias experiencias como
el gobernante es un servidor de la inmigrante en Estados Unidos.
voluntad de la gente.
Así como la pobreza y la reli- 1. Jesucristo como la perfecta rea-
giosidad son los dos polos funda- lización del cambio. Lee elabora una
mentales de la cristología asiática «teología del cambio» basándose en
de Pieris, la sabiduría (gnosis o co- los conceptos yin y yang de la meta-
nocimiento salvífico, asociado es- física del «Libro de los Cambios» (I
pecialmente al budismo) y el amor Ching) e incluyendo tanto la «teo-
(agape o amor redentor, asociado logía del absoluto» griega como la
especialmente al cristianismo) son «teología del proceso» inspirada en
los dos polos de tensión presen- Whitehead.Así pues, considera que
te en todas las religiones, indepen- el carácter último de la realidad es
dientemente de su ubicación. És- tanto «ser» como «devenir».
tas son en sí mismas incompletas: La realidad no es conocida en
se complementan y corrigen mu- un o lo uno o lo otro sino en un tanto
tuamente. lo uno como lo otro. Consiguiente-
Una cristología asiática emerge- mente, la teología debe caracteri-
rá sólo después de que los cristia- zarse por su inclusividad y no por
nos asiáticos, sumergiéndose en las su exclusividad.
aguas de la religiosidad y la pobre- Si yin es estabilidad, ser y sensi-
za, consigan unir «política con as- bilidad, yang es movimiento, deve-
cetismo, compromiso con intros- nir y creatividad. La teología del pro-
pección, análisis de clase y autoaná- ceso implica abandonar la teología
lisis, el laborare marxista con el ora- del absoluto y situarse en la pers-
re monástico, el repudio militante pectiva de la teología oriental del
de Mammón con una relación mís- cambio. En ésta, a Dios no se le con-
tica con Abbá, su Padre». sidera ni como «ser» ni como «de-
La cristología viene a continua- venir» —categorías ambas que se
ción de una «revolución eclesioló- excluyen mutuamente— sino como

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el mismo cambio, el «cambio sub- que existe entre yang y yin.
sistente», que, como fuente tanto El pecado consiste en la no dis-
del «ser» como del «devenir», los ponibilidad al cambio. Ser salvados
incluye a ambos. Paradójicamen- o aceptar a Cristo como el Salva-
te, el cambio, que lo cambia todo, dor significa que debemos aceptar
es él mismo inmutable. La inmu- el cambio. Cristo como Salvador es
tabilidad es posible gracias al cam- yang, actúa y toma la iniciativa. No-
bio. Dios es inmutable porque él sotros, que aceptamos su poder de
es primariamente el cambio mis- cambio, somos yin cuando le res-
mo. La inmutabilidad de Dios no pondemos y le seguimos. Pero, en
niega su esencial naturaleza cam- tanto que respondemos, nos hace-
biante sino que afirma la incesabi- mos activos o yang, y Cristo se hace
lidad de su cambio. parte de la Creación o yin.
En este contexto, desarrolla Lee Cristo también es concebido
su cristología. Dada la prioridad de como el centro del proceso creati-
la creación respecto a la salvación, vo: el Cristo cósmico. Esto significa
de Dios creador respecto a Cristo que es una realidad divina. Pero es
salvador, defiende que la primitiva tanto divino como humano porque
doctrina eclesial sobre la co-igual- es el origen primordial del proceso
dad de Cristo con Dios creador es creativo. Es la perfecta encarnación
inexacta. Dios como creador es del infinito en el mundo finito. Es
mayor que su manifestación y su plenamente divino porque es ple-
misterio no es ni será agotado. Cris- namente humano, y es perfecto
to está subordinado al Creador y hombre porque es perfecto Dios.
su misión como salvador y reden- De esta manera puede ser el me-
tor es una parte de la tarea de Dios diador perfecto entre Dios y la hu-
como creador. manidad.
Lee pasa ahora a examinar los Lee también señala que Jesús
títulos tradicionales de Jesús. Cris- llega a ser la perfecta realización
to como Palabra significa que Cris- del cambio en virtud de su cruci-
to es el fundamento del proceso fixión —símbolo perfecto de la
creativo, «la fuerza dinámica que decadencia— y de su Resurrec-
transforma y produce nueva vida y ción —símbolo perfecto de la re-
nuevas posibilidades». Esta descrip- novación de la vida—.
ción empalma con la concepción de
Cristo como sabiduría de Dios. 2. Jesucristo como el marginal por
El título de Cristo como luz in- excelencia. En uno de sus últimos
cluye también la oscuridad, de la trabajos y sin abandonar el marco
misma manera que la vida incluye filosófico taoísta, hace Lee más na-
la muerte. Excluirle de la oscuridad rrativa su reflexión teológica par-
es excluirle también de la luz. Pues- tiendo de su experiencia como in-
to que Cristo aceptó someterse a migrante y de la de los inmigrantes
las condiciones de la existencia, la chinos, japoneses y coreanos en los
oscuridad debe también estar pre- Estados Unidos. Define esa expe-
sente en su luz. La correlación en- riencia común como «estar en el
tre luz y oscuridad es paralela a la margen» y la contrapone a «estar

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en el centro». Los inmigrantes nun- uno o lo otro» y adopta la episte-
ca podrán estar totalmente integra- mología inclusivista oriental del «ni
dos en la sociedad americana. Siem- lo uno ni lo otro» y del «tanto lo
pre permanecerán en el margen. uno como lo otro»: piensa simultá-
Por «marginalidad» no entien- neamente en una doble negación y
de Lee sólo el estar «en un si es una doble afirmación.
no es» (en tierra de nadie) que La pregunta de Jesús «¿quién de-
respondería a la descripción que cís que soy yo?» ha sido errónea-
hace la «gente del centro». Según mente respondida en la historia del
esta gente, dicha experiencia de cristianismo puesto que Jesús era
no ser ni una cosa ni otra produ- comprendido desde la perspectiva
ce complejo de inferioridad, irri- de la centralidad. Por el contrario,
tabilidad, pesimismo… Pero, esta Lee defiende que Jesús es el «nue-
comprensión es sesgada, porque vo marginal por excelencia». Para
se centra en los efectos negativos hacerlo patente colocará un guión
y necesita ser complementada por entre Jesús y Cristo, indicando así
la propia comprensión de los que que siempre que dice Jesús quie-
están en el margen. Desde esta re decir Jesús-Cristo y siempre
perspectiva, la marginalidad incluye que dice Cristo quiere decir Cris-
estar «en ambos sitios a la vez». to-Jesús. Son inseparables, son dos
Como americanos asiáticos, los in- facetas de una misma existencia.
migrantes son tanto asiáticos como De la misma manera que un asiá-
americanos. Subrayar el carácter de tico-americano significa un asiáti-
«en ambos a la vez» significa, ante co y un americano.
todo, afirmar los orígenes propios Lee relee el relato del nacimien-
de raza y cultura. Pero significa tam- to de Jesús, de su vida, muerte y
bién afirmar la americanidad. resurrección desde la perspectiva
Las dos definiciones de margi- de la marginalidad.
nalidad no se excluyen mutuamen- El nacimiento de Jesús de una
te.Ambas dicen algo verdadero so- mujer soltera en un pesebre es el
bre la experiencia del inmigrante. principio de su marginalización. La
Lee sugiere que la categoría del «en descripción de la encarnación de
un sitio y más allá de él» incluiría a Cristo como kénosis hasta hacer-
ambas. Para estar «entre los dos» y se esclavo es también señal de mar-
en «ambos» mundos —asiático y ginalización divina. La encarnación
americano— «a la vez» se debe puede ser comparada con la inmi-
estar «en-y-más-allá» de ellos. Para gración divina, en la que Dios emi-
llegar a ser una nueva persona mar- gró desde un lugar celestial hacia
ginal hay que superar la marginalidad este mundo.
sin dejar de ser marginal. La vida de Jesús es también una
Los teólogos del Tercer mundo historia de marginalización. Recha-
han de dejar de tomar como refe- zando la riqueza, la gloria y el po-
rencia los criterios de la teología der, se hizo una persona del mar-
euroamericana. La teología de la gen. Fue un «sin techo» que se ro-
marginalidad rechaza el pensamien- deó de un grupo de hombres «sin
to exclusivista occidental del «o lo techo», aunque nunca cerró la puer-

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ta a las gentes del centro. que Jesús mismo es.
Enseñó, actuó, padeció y murió Song descubre que lo central del
como un marginal. Resucitó para mensaje y de la experiencia de Je-
ayudarnos a vivir en-y-más-allá-de. sús es su rechazo del Dios de la
En la cruz, fue rechazado incluso retribución, defendido por los ami-
por su Padre y, con la resurrec- gos de Job, y su afirmación de Dios
ción, Jesucristo representa a la como Abbá, el Dios del amor mise-
nueva humanidad, al nuevo mar- ricordioso. Song considera relevan-
ginal que es capaz de trascender te que Jesús no se dirigiese en la
toda marginalidad. cruz a Dios como «Abbá» sino
En el núcleo creativo de Cris- como «Dios». Esto no indica que
to-Jesús, el racismo es superado, no Jesús fuese rechazado por Dios. Je-
se practica ya el sexismo, los po- sús rechazó el Dios vengativo y
bres llegan a ser autosuficientes y optó por el Dios del amor y la com-
los débiles se fortalecen. pasión: «Padre, en tus manos enco-
miendo mi espíritu».
La imagen de Jesús de Choan- Song tampoco acepta la visión
Seng Song de Moltmann que considera que el
escándalo de la cruz es el abando-
1. Teología cristiana: relatos de los no del Hijo por Dios Padre. La cruz
pueblos asiáticos. La teología de Song representa al ser humano rechazan-
es esencialmente narrativa y se basa do al ser humano. Es el complot de
en los relatos de los pobres y opri- una religión organizada pero ciega
midos. Considera que la habilidad por su propio poder y ortodoxia, e
más importante que han de tener incapaz de tolerar a las personas
los teólogos asiáticos es la capaci- profunda y sinceramente religiosas.
dad para escuchar teológicamente En pocas palabras, la cruz es violen-
los susurros, voces, gemidos y gri- cia humana y no violencia divina.
tos que surgen de las profundida- Song defiende que la respuesta
des de la humanidad asiática. correcta a la pregunta de Jesús no
Esta teología asiática ha de ser es ni la de un Mesías davídico —
una teología de la liberación que no puesto que el reino davídico era un
debe empezar por la abstracción. sistema político teocrático corrup-
Una teología que sea cultural e his- to y opresivo— ni la de un cumpli-
tóricamente neutral no es sólo una miento de la promesa de Dios a Is-
teología sin hogar sino que es una rael, porque Jesús no se consideró
teología imposible.Toda teología es como tal cumplimiento en térmi-
necesariamente una teología políti- nos de posesión de una tierra.
ca, puesto que todo lo que es his- La identidad de Jesús queda ilu-
tórico es también político. minada por su comportamiento
frente a las tres tentaciones: recha-
2. Jesús como el pueblo crucifica- zó la tentación de ser un Mesías-
do. Song sugiere que la hermenéu- mágico que ofreciese una teología
tica cristológica ha de ser «herme- sin dolor ni lágrimas, un Mesías-mi-
néutica del pueblo»: el pueblo po- lagrero que hiciese la proeza de
bre y oprimido es la clave de lo provocar el cambio sociopolítico

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por sí mismo sin intervención de de los nuevos cielos y la tierra nue-
pueblo ni de Dios, y un Mesías-rey va (Ap 21,22-24) para señalar que
que debiese rendir homenaje a los el Reino consiste en la vida abun-
poderes políticos. dante ofrecida a todos, especial-
Finalmente, la identidad de Je- mente a los parias. Pero, el Reino
sús se revela en la última Cena, no es simplemente una realidad
símbolo de la inclusividad. Partici- futura, sino también una dinámica
paron todos sus amigos y segui- presente que trabaja en la histo-
dores. Por eso Song la llama la ria. La realización del Reino supo-
«cena del pueblo». La perfecta ne la transfiguración de la vida,
imagen de ésta no es la de una entendida como liberación, y sim-
mesa rectangular sino la de una bolizada por la resurrección.
mesa redonda china —símbolo de El último tema que Song abor-
hospitalidad, comunión y partici- da es cómo proclamar a Jesús como
pación—.Alrededor de esta mesa Verdad a nuestro mundo de diver-
se sienta —hermanada— toda la sas culturas, religiones y sistemas
familia: jóvenes y mayores, muje- políticos. La verdad está relaciona-
res y hombres. La mesa forma un da con el poder.Así pues, el Espíritu
círculo sin principio ni fin, porque de la verdad es el poder del amor,
en ella no hay rangos: cada uno es la justicia y la libertad.
lo que es. La verdad también es siempre
Pero, la cuestión correcta no es algo relacional: tiene que ver con
quién es Jesús sino dónde se le pue- lo que es el Reino de Dios.Y más
de encontrar, esto es, con quién se aún, la verdad es contextual, his-
identificó. Jesús se identificó con el tórica y transcultural. Por consi-
pueblo crucificado, con los hombres, guiente, la verdad es una realidad
mujeres y niños de su tiempo, de la abierta, a pobres y desheredados,
actualidad y de los días venideros, a los gentiles y a los judíos, a los
económicamente explotados, polí- de fuera y a los de dentro de la
ticamente oprimidos, cultural y re- Iglesia. Por esto Jesús puede cru-
ligiosamente alineados, y discrimi- zar los límites de toda cultura y
nados por razones de sexo, raza o salir al encuentro de las diversas
clase social. religiones, de la misma manera que
podía reconocer el poder de Dios
3. Jesús en el poder del Espíritu. en aquellos exorcistas que no per-
A continuación Song se propone tenecían a su grupo (Mc 9,38-41).
investigar quién es Jesús para no-
sotros hoy. Considera que debe- La imagen de Jesús de Chung
mos adoptar un enfoque que, par- Hyun Kyung
tiendo del mensaje de Jesús
—centrado en su predicación del 1. La teología de las mujeres asiá-
Reino de Dios—, llegue a su vida ticas como praxis de Dios. Recien-
y ministerio, o sea, a su persona y temente, las teólogas asiáticas, y
a su obra. entre ellas Chung, han empezado
Song se sirve de las imágenes a hacer teología a partir de su pro-
del gran banquete (Lc 14,16-24) y pia experiencia. Su teología es una

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súplica e invocación a Dios en bús- Finalmente, la imagen de Jesús
queda de la justicia y la reconcilia- como Emmanuel es apreciada por
ción. Esta teología tiene su origen la mujer asiática porque muestra
en la praxis de Dios y utiliza un que Dios comparte su pobreza y
método inductivo: no parte de la opresión, y está junto a ellas en su
Biblia o de las doctrinas cristianas lucha. Pero el énfasis de la Iglesia
sino de los relatos de las mujeres. en el hecho de la masculinidad de
Así pues, el primer paso es una Jesús les excluye de la plena parti-
«sociobiografía». La fuente de esta cipación en ella.
teología no sólo son los relatos Al margen de estas imágenes
de la mujer, sino su misma religio- tradicionales, las teólogas asiáticas
sidad popular diferente según las han empezado a esculpir sus pro-
distintas culturas asiáticas. pias imágenes: las más comunes
El segundo paso consiste en un son las de Jesús como un liberta-
análisis crítico de la sociedad que dor, un revolucionario o un már-
incluye el análisis político, econó- tir político. También es represen-
mico y religioso-cultural. tado como madre, como mujer y
El tercero es una reflexión teo- como chamán, esto es, como figu-
lógica donde la Biblia y la tradi- ra compasiva que llora y sufre con
ción cristiana funcionan como ellas, como mujer Mesías que li-
contexto para comprender las bera a los oprimidos, y como sa-
experiencias de las mujeres. cerdotisa que libera del resenti-
miento, de la indignación, de la in-
2. Cristo como el «Minjung» al defensión y de la opresión.
interior del «Minjung». Chung co- La palabra coreana minjung (li-
mienza su exposición con una re- teralmente «la masa popular») de-
visión crítica de los títulos cristo- signa a todos los oprimidos, ex-
lógicos tradicionales. La imagen de plotados o discriminados. Las
Jesús como «siervo sufriente» ca- mujeres no sólo sufren la opre-
pacita a las mujeres para encon- sión como miembros del minjung
trar algún sentido a su propio su- en general sino concretamente
frimiento. Sin embargo, el hecho como mujeres. Por eso pueden
de que la Iglesia haya asociado tra- calificarse como el « minjung al
dicionalmente dicha imagen con la interior del minjung».
obediencia y el servilismo refuer- Dado el extenuante trabajo de
za la opresión de las mujeres por las mujeres en sus casas y en las
sus padres, esposos y hermanos. fábricas, Cristo también es presen-
La imagen de Cristo como Se- tado como un trabajador que so-
ñor las libera de la falsa autoridad porta la desesperación y la humi-
del mundo sobre ellas. Sin embar- llación de los trabajadores no cua-
go, esta imagen ha sido también lificados. Finalmente, el hambre
usada para perpetuar su status hace que imaginen también a Cris-
opresivo. El señorío de Cristo fue to como el grano de cereal o de
transformado en un señorío pa- arroz en sus exiguos cuencos de
triarcal. comida.

Jesucristo con rostro asiático 191


III. CARÁCTER ADECUADO Y APROPIADO DE ESTAS
IMÁGENES
Para comprobar la validez de Además, Pieris contribuye positi-
las cuatro cristologías presentadas vamente al debate respecto a la
nos podemos servir de dos crite- relación entre el rol de la libera-
rios: la capacidad de expresar el ción latinoamericana y el de la in-
mensaje cristiano en el lenguaje culturación asiática.
actual para poder comprender y Las palabras solas no pueden
transformar la condición de los transformar las condiciones socio-
destinatarios, y la coherencia de políticas. La praxis cristológica
este mensaje con la vida y ense- debe acompañar y anteponerse a
ñanza de Jesús. la cristología transformadora. Pie-
ris habla de «teopraxis» y de la
El poder transformador de la práctica monástica de la pobreza
cristología asiática voluntaria. Chung habla de una
«praxis de Dios»: una praxis que,
Las teologías y las Iglesias cris- junto con el análisis, forma parte
tianas se han resistido a romper del método teológico.
el tiesto en el que el cristianismo Más aún, para adecuarse a la si-
occidental ha crecido y no han tuación asiática, la cristología debe
permitido que el árbol cristiano utilizar los recursos del pueblo asiá-
echase profundas raíces en el hu- tico.Ya hemos presentado un ejem-
mus asiático para convertirse en plo de utilización de la filosofía taoís-
una plataforma autóctona. ta del I Ching para reinterpretar la
teología en términos de «teología
En busca de la cristología del cambio».Pero,para no alejarse de
adecuada la vida real con consideraciones me-
tafísicas, Lee ha adoptado finalmen-
Para que del trasplante resul- te un modo narrativo de hacer teo-
te un árbol saludable es preciso logía que nos provee de intuiciones
un detallado conocimiento de la útiles para la comprensión de la con-
tierra y el clima locales. Para ob- dición de los inmigrantes y del pue-
tener este conocimiento, los teó- blo marginal delTercer mundo.Tam-
logos asiáticos han adoptado el bién pone de relieve el ministerio de
análisis social de la teología de la la reconciliación de Jesús por el que
liberación latinoamericana. Con- reconcilia el centro con el margen.
cretamente, la teología feminista Pero el maestro de la teología
asiática se ha centrado en las des- narrativa es Choan-Sengh Song.
tructivas consecuencias que ha Las sonrisas y las lágrimas de la
provocado en el minjung el colo- gente son transformadas en rela-
nialismo, las dictaduras, etc. tos y no en conceptos. Sin embar-
Pieris, en cambio, ha advertido go, una adecuada cristología asiá-
que el análisis social sin lo que lla- tica debe utilizar tanto la metafí-
ma «introspección» quitaría a la sica como el relato, puesto que la
teología el carácter de asiática. cristología metafísica sin los rela-

192 Peter C. Phan


tos es vacía, y la cristología del El segundo hace referencia a la
relato sin la metafísica es ciega. ecología. La tecnocracia y la ideolo-
De las cuatro propuestas cristo- gía del desarrollo que se va infiltran-
lógicas, la de Pieris es la más inquie- do en Asia amenaza con la destruc-
tante. Pues si, para él, la cristología ción ecológica. Una adecuada cris-
asiática constituye el apocalipsis crís- tología asiática debe desplegar el rol
tico de las experiencias no cristia- de Cristo en el cosmos que echa
nas de liberación, deberá ser el re- mano del profundo sentido asiático
sultado de un genuino diálogo inte- de la armonía con la naturaleza. Esta
rreligioso, en el que se fundan en un cristología debería estar al servicio
abrazo sabiduría y amor.La propues- de los pobres que, a menudo, son las
ta de Pieris resulta, pues, inquietan- víctimas de la degradación ambien-
te no sólo porque no ha sido escri- tal y de la contaminación del agua y
ta y mantiene oculta su esencia, sino del aire.
porque los esfuerzos conjuntos en- El tercer tema hace referencia a
tre cristianos pobres no teólogos y un importante elemento del confu-
teólogos pobres no cristianos han cionismo: las relaciones familiares y
de producir una cristología bien di- la veneración de los antepasados.
ferente a la occidental estándar. Para muchos, existir es estar unido
Sin embargo, su cristología del en una red de relaciones familiares,
monje pobre necesita el correctivo no sólo con los vivos sino también
de la cristología de la mujer asiática con los difuntos. Mateo Ricci, en un
del minjung al interior del minjung, esfuerzo por hacer compatibles es-
puesto que el monaquismo, incluso tos ritos con el cristianismo,los pre-
en Asia, ha sido un instrumento de sentó como rituales «civiles» y no
los poderes opresores y un oasis de «religiosos», despojándolos de su
riqueza y privilegios.Además,ha sido verdadero sentido y poder. El Vati-
un coto cerrado para hombres y ha cano finalmente los aceptó como
mantenido actitudes despreciativas civiles.Pero,para restablecer su sen-
hacia el estado laical, el sexo y el tido original, se debe desarrollar la
matrimonio imagen de Jesús como el «Herma-
no mayor» de la familia que cuida a
Aspectos ulteriores de la sus hermanos, y que, después de su
cristología asiática muerte y resurrección, es un ante-
pasado portador de la vida de Dios
Hay, a mi juicio, tres temas que a la comunidad.
esas cuatro cristologías deben de- En resumen, las cuatro cristolo-
sarrollar más explícitamente. gías presentadas se adecuan al con-
El primero hace referencia al co- texto asiático. La cuestión es saber
munismo. Es preciso dar una expli- si también se adecuan plenamente
cación a la paradójica dominación de a la fe cristiana.
una ideología atea en países profun-
damente religiosos como China, Fidelidad dinámica a la
Vietnam y Corea del Norte, y en- tradición cristiana
contrar también una respuesta al
reto del ateísmo en sí mismo. 1. La cristología asiática y el Jesús

Jesucristo con rostro asiático 193


del Evangelio. En su cristología na- «objetiva» y «comprehensiva» en el
rrativa, Song es el que más extensa sentido de inclusividad de todos los
y explícitamente ha hecho uso de ángulos de cada tema. Más bien, se
los textos bíblicos. Presenta a un proponen leer las Escrituras desde
Jesús que denuncia la naturaleza la perspectiva del pobre y oprimi-
opresora de la jerarquía religiosa y do, y elaborar una cristología que
política de su tiempo, y que anuncia tienda a enfatizar el mensaje profé-
la inminente llegada del Reino de tico de Jesús sobre el Reino de Dios
Dios, reino de amor y compasión. y sus poderosas acciones en favor
Song utiliza la crítica histórica para de los pobres. Según los teólogos
responder a la pregunta sobre quién asiáticos, las dos áreas en las que
era Jesús y para determinar la cau- Dios se ha manifestado al pueblo
sa de su muerte en cruz. Pero su asiático son sus religiones y su po-
casi exclusiva preocupación por breza. Una hermenéutica bíblica
identificar a Jesús con el pueblo cru- asiática debe, por tanto, tomar en
cificado le lleva a olvidarse, en mi cuenta estas tendencias.
opinión, de otros pasajes que indi- Sin embargo, los teólogos asiá-
can una relación ontológica entre ticos todavía pueden sacar mucho
Jesús, su Padre y el Espíritu. provecho de los actuales estudios
Con más fuerza puede aplicar- bíblicos euroamericanos sobre el
se esta crítica a Chung, quien pa- judaísmo primitivo. Pieris y Song
rece rechazar la inspiración de la contraponen, por una parte, el pro-
Biblia, el canon cerrado y la exis- fetismo de Jesús con la intolerancia
tencia de una norma teológica bí- ideológica zelota, la autojustificación
blica.Además, reclama la adopción farisea y la mentalidad de clase pu-
de fuentes no cristianas para for- diente saducea, y, por otra, el «Dios
mular una cristología, sin preocu- de la compasión» de Jesús con «el
parse demasiado de si están o no Dios de la retribución». Estas
de acuerdo con la «ortodoxia» bí- inexactas generalizaciones pueden
blica. reproducir en la teología asiática el
Lee presta mucha atención a la antisemitismo de la teología occi-
cristología del N.T. La utilización de dental.
la metafísica del I Ching le permite
tomar en serio los textos que afir- 2. Cristología asiática y tradición
man la humanidad y la divinidad de cristológica occidental. Los cuatro teó-
Jesús. Sin embargo, su dependencia logos que hemos estudiado son
de la metafísica del yin y yang le hace bastante críticos con la cristología
escoger una interpretación dudosa occidental. Chung señala cómo los
de los textos. títulos cristológicos tradicionales
Pieris consigue en algunos tex- han contribuido a la subyugación de
tos una brillante exégesis liberado- la mujer asiática. Pieris critica las
ra, pero deja el tema de la resurrec- primitivas cristologías asiáticas por
ción de Jesús prácticamente inex- su fracaso en la concepción con-
plorado en su cristología. junta de la religiosidad y la pobreza.
Los teólogos asiáticos no pre- Song desconfía del molde metafísi-
tenden llevar a cabo una exégesis co de la cristología calcedoniense,

194 Peter C. Phan


porque separa a Jesús del pueblo un abandono expeditivo de las cris-
crucificado, y critica la patrística y la tologías patrísticas y medievales
doctrina anselmiana de la redención. empobrecería la cristología asiáti-
Lee rechaza las cristologías basadas ca. Un concienzudo conocimiento
en la metafísica griega y en la «filo- de ellas puede liberarla de los erro-
sofía del proceso». res que ella misma ha criticado en
Sin embargo, no rechazan com- las cristologías occidentales.
pletamente la cristología occiden- Las cristologías no son más que
tal. Chung también reconoce que intentos de responder a la famosa
la cristología del Siervo, del Señor y pregunta de Jesús: «¿quién decís que
del Emmanuel han contribuido a la soy yo?». Las respuestas de los teó-
liberación de la mujer. Pieris apela a logos asiáticos se unen al elenco
la unión entre el subrayado occi- siempre creciente de cristologías de
dental del agape y el énfasis orien- teólogos del Tercer mundo que ela-
tal de la gnosis. Lee reconoce la uti- boran diversas imágenes de Jesús:
lidad de formular la cristología en el libertador, el hermano mayor, el
términos metafísicos, común en antepasado, el jefe, el hechicero, la
Occidente, aunque prefiere la me- christa, el Mesías negro, el guru, etc.
tafísica taoísta. Song, el más crítico, Si estas imágenes serán aceptadas
hace uso de las recientes cristolo- como auténticas representaciones
gías narrativas y del conocimiento de Jesús o rechazadas como falsifi-
bíblico euroamericano. caciones sólo el tiempo lo dirá.
En general, hemos de decir que
Tradujo y condensó: JAUME FLAQUER

Jesús fue, sobre todo, un creador de esperanza. Alguien que contagiaba


la esperanza que él mismo vivía desde su confianza total en el Padre. La
evangelización necesita siempre testigos de esperanza. Creyentes que sigan
sembrando esperanza a pesar de todo. Si perdemos la esperanza lo hemos
perdido todo. Una pastoral vacía de esperanza es una pastoral incapaz de
evangelizar.
No hemos de olvidar que, en definitiva, evangelizan aquellos creyentes
que, por su manera de ser, de amar, de trabajar, de humanizar la vida, se
convierten en Buena Noticia de Cristo para quienes encuentran en su camino.
Estos son los que pueden impulsar una acción pastoral capaz de suscitar
esperanza, sugerir el Evangelio y atraer hacia Jesucristo.

J.A. PAGOLA, Acción pastoral para una nueva evangelización, Santander, 1991,
p. 62.

Jesucristo con rostro asiático 195

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