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ASÍ NACIERON
LOS EVANGELIOS
r
© Bernardo Estrada
© Biblioteca de Autores Cristianos, 2017
Añastro, l. 28033 Madrid
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Preimpresión: BAC
Impresión: Cofás, Juan de la Cierva, 58, Móscoles (Madrid)
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Ilustración de cubierta: San Marcos (1621), de Guido Reni (Bob Janes Uníversity, Creenvillc,
Estados Unidos)
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Pdgs.
INTRODUCCIÓN . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . XI
BIBLIOGRAFÍA............................................................................. XVII
CAPÍTULO I. El Evangelio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
l. Evangelio: anuncio y kerygma .. . . .. .. ... .. . . . .. .. .. ..... .... ... .. .. . .. .. 3
2. La realidad del kerygma y la historia.................................. 9
3. Fiabilidad del anuncio....................................................... 18
4. El kerygma en los sinópticos.............................................. 23
5. El kerygma en los Hechos de los Apóstoles .. .. . . . . . .. . . . . . . . . .. 25
6. El kerygma paulino . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . .. . . . . . . . .. . . . . . . .. .. 26
7. El kerygma en Juan y en las Cartas Católicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Págs.
4. Testimonio ocular y tradición............................................ 112
5. El ambiente de la predicación .. .. .. .. .... .. .. .. .... .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. 119
6. Visión de conjunto . 128
CONCLUSIONES : . 177
ÍNDICE BÍBLICO : . 183
ÍNDICE DE AUTORES . 191
INTRODUCCIÓN
2
Cf. A. BEA, «La storicitá dei vangeli sinottici»: CivCatt 115/II (1964) 417-
436; «Il carattere storico dei vangeli Sinortici»: ibíd., 526-545. Después apareció
con el título La storicitá dei vangeli (Morcelliana, Brescia 1965).
3 Cf. L. RANoELLINI, «Il Nuovo Testamento», en U. BETTI (ed.), Commento alta
Luke, Mark and Thomas with English, German, and French Trans-
lation ofQ and Thomas (Fortress, Minneapolis 2000).
SÁNCHEZ NAVARRO, L., Testimonios del Reino: Evangelios sinópticos y
Hechos de los Apóstoles (Palabra, Madrid 2010).
SANDERS, E. P., The Tendencies of the Synoptic Tradition (Univ. Press,
Cambridge 1969).
SATO, M., Q und Prophetie: Studien zur Cattungs-und Traditionsges-
chicbte der Quelle Q (Mohr Siebeck, Tubinga 1988).
ScHLIER, H., Il tempo della Chiesa (EDB, Bolonia 41981).
ScHÜRMANN, H., «Die vorósterlichen Anfange der Logientradition:
Versuch eines formgeschichtlichen Zugangs zum Leben jesu»,
en H. Rrsrow - K. MATTHIAE (eds.), Der historische Jesus und der
kerygmatische Christus (Evangelische Verlagsanstalt, Berlín 1961)
342-370.
- Padre Nuestro (Secretariado Trinitario, Salamanca 1982). Orig.
Das Gebet des Herrn: aus der Verkündigung ]esu (Herder, Fribur-
go Br. 1961).
SEGALLA, G., Evangelo e Vángeli (EDB, Bolonia 1994).
- Teología Bíblica del Nuovo Testamento (ElleDiCi, Leumann To.
2006).
- Sulle tracce di Gesi: (Cittadella, Assisi 2006).
STANTON, G. N., ¿La verdad del Evangelio? Nueva luz sobre Jesús y los
Evangelios (EVD, Estella 1999). Orig. Cospel Truth?: New light
on Jesus and the Gospels (Harper Collins, Londres 1995).
STERN, D., Parables in Midrash: Narrative and Exegesis in Rabbinic
Literature (Harvard Univ. Press, Cambridge, MA. 1994).
TAYLOR, V., Tbe Formation of tbe Cospel Tradition (Macmillan, Lon-
dres 21957).
THEISSEN, G. - MERZ, A., El Jesús histórico: un manual (Sígueme,
Salamanca 1999). Orig. Der historische ]esus: ein Lehrbuch (Van-
denhoeck & Ruprecht, Gotinga 1996).
THEISSEN, G., Estudios de sociología del cristianismo primitivo (Sígue-
me, Salamanca 1985). Orig. Studien zur Soziologie des Urchris-
tentums (Mohr Siebeck, Tubinga 1979).
TRILLING, W, El verdadero Israel. La teología de Mateo (Fax, Ma-
drid 1974). Orig. Das wahre Israel, Studien zur Theologie des
Matthdus-Euangeliums (St. Benno-Verlag, Leipzig 1959).
XXIV BIBLIO G RAFÍA
CAPÍTULO I
EL EVANGELIO
que ofrece sacrificios a los dioses por las buenas noticias: Atovúoto; mi<; 0wi<;
cuayy{)...m 0ucrai:;, usando una expresión que aparece por vez primera en Isócrates;
después la usarán Jenofonte y Esquines. La idea sin embargo ya se encontraba en
Homero. Cf. H. G. LIDDELL - R. ScoTT, A Greek-English Lexicon (Clarendon,
Oxford 91961) s.v. cuayyt"Atov. Con Plutarco pasa a significar directamente la
«Buena Nueva», la noticia o noticias en sí mismas, más que la recompensa o la
alegría que ellas generaban. Cf. W. BAUER, K-Ar.AND - B. AuNo, Griecbisch-deut-
sches Worterbuch zu den Schriften des Neuen Testaments und derfrühchristlichen Lite-
ratur (De Gruyter, Berlín-Nueva York 61988) s.v. cuayyt"Atov.
4 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
H. S. Reimarus, muerto seis años antes. Uno de los últimos publicados, Von dem
Zwecke Jesu und seiner Jünger, fue el que desencadenó, primero un escándalo y
después la nueva investigación sobre la vida de Jesús.
12 Cf. L. STEFANIAK, «De Novo Testamento ut christianismi basis histórica»:
Divus Thomas (Plac.) 61 (1958) 113-130. Los tres argumentos empleados para
subrayar la historicidad eran: authenticitas, integritas, veracitas. Cf. I. DE LA PoTTE-
RIE, «Come impostare oggi il problema del Gesü storico?»: CivCatt 120/II (1969)
447-463 (448s).
13 Cf. W WREDE, Das Messiasgeheimnis in den Evangelien. Zugleich ein Bei-
en «Dei Verbum». Atti della XX Settimana Bíblica Italiana (Paideia, Brescia 1970)
400s.
19 Cf. M. KXHLER, Der sogenannte historische jesus und der geschichtliche, biblis-
20
R. BvLTMANN,jesus (Mohr Siebeck, Tubinga 1951) 11.
14 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
21 M. SMITH, [esus the Magician (Harper & Row, San Francisco 1978) 6; J.
23
J. JEREMIAS, «The Search of the Historical Jesus», enjesus and the Message of
the New Testament (Fortress, Minneapolis 2002) 12-13.
24
De hecho no se oponía el Jesús histórico al kerygma, como había hecho la
escuela liberal siguiendo a Reimarus, ni el kerygma al Jesús histórico, como había
hecho la escuela histórico-formal, sino que buscaba la continuidad entre uno y
otro.
C. l. EL EVANGELIO 17
25 Cf. S. NEILL - N.T. WRIGHT, The lnterpretation of the New Testament 1861-
1986 (Univ. Press, Oxford-Nueva York 1988) 379. Parece ser WRIGHT el primero
que ha bautizado esta nueva serie de estudios como Third Quest.
26 Esta es, según mi opinión la esencia del criterio de plausibilidad que propo-
28
Cf. J. D. G. DuNN, Unity and Diversity in the New Testament, o.c., 15s.
C. l. EL EVANG ELIO 19
]esus (Prometheus, Amherst 2000); The lncredible Shrinking Son ofMan: How Re-
fiable is the Cospel Tradition? (ibíd. 2003); «[esus at rhe Vanishing Poinr», en J. K.
BEILBY - P. R. EDDY (eds.), Tbe Historical ]esus: Five Views (lnterVarsity, Downers
Grove, IL. 2009) 55-83; T. L. BRODIE, Beyond the Quest far the Historical ]esus:
Memoir ofa Discovery (Academic Press, Sheffield 2012).
20 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
3
° Cf. J. D. G. DUNN, «[esus in Oral Memory. The Initial Stages of the Jesus
Tradition», en D. DoNNELLY (ed.), ]esus. A Colloquium in the Holy Land (Conti-
nuum, Nueva York-Londres 2001) 84-145 (86).
C. l. EL EVANGELIO 21
¡ 1
11,
22 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
34
Cf. R. E. BROWN, The Death of the Messiah (Doubleday, Nueva York 1994) :11
507.
24 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
36
Cf. B. GERHARDSSON, Memory and Manuscript: Oral Tradition and Written
Transmission in Rabbinic Judaism and Early Christianity (CWK Gleerup, Uppsala
1961) 329.
37
J. D.G. DuNN, Unity and Diversity in the New Testament, o.e., 19.
r
6. El kerygma paulino
El kerygma ha comenzado con la predicación apostólica
después de la Pascua, y las cartas paulinas constituyen el pri-
mer testimonio escrito de esa realidad. De hecho ha sido san
Pablo quien ha servido como punto de partida en el estudio
sobre el origen y la naturaleza de la predicación. Quienes tien-
den a separar la tradición evangélica primitiva del anuncio del
kerygma sostienen que las ideas y convicciones que aparecen
especialmente en las cartas paulinas han tenido su origen en
unas breves enunciaciones acerca de la muerte y resurrección
de Jesús, quien después de estos eventos ha sido proclamado
en el culto como Señor y Salvador. Pablo -a semejanza de
Juan- no menciona prácticamente en sus cartas al Jesús te-
rreno: junto a otros escritores neotestamentarios, no muestra
un especial interés en contar detalles de la vida de Jesús y cita
solo un reducido número de dichos y hechos de su ministerio
38 Ibíd., 21.
C. l. EL EVANGELIO 27
41
H. RIESENFELD, «La tradition évangelique et la regle de foi dans l'Église pri-
mitive», en Unité et diversité dans le Nouveau Testament (Cerf París 1979) 99-112
(107).
CAPÍTULO II
JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS
1. La enseñanza de Jesús
4
Esta es la interpretación que hace H. P. Chajes del texto de Me 1,22, en el
que se narra que Jesús enseñaba «como quien tiene autoridad» w~ e~oucríav sxrov.
«Tener autoridad, o mejor, dominar y gobernar, en hebreo se expresa con el verbo
mashal que tiene un segundo significado en la biblia hebrea: «hablar en parábolas»
(meshalim). Chajes opina que habría habido una confusión en la traducción de un
hipotético texto semítico pre-evangélico en el que se decía que el hablar de Jesús
se realizaba en mesbalim, mediante parábolas, EV 1tapa~o1.,ai~. H. P. CHAJES, Mar-
kus-Studien (Teubner, Berlín 1899) 10-12. De todos modos, se debe hacer notar
que, en su primera acepción, el sustantivo mashal no se traduce nunca en la LXX
como e~oucría.
36 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
(Fortress, Minneapolis 1990) 150-152. Según este autor, Jesús creció en el ambien-
te judaico, y sus parábolas serían similares a las que se encuentran en algunos libros
de la antigua alianza: los escritos proféticos, los salmos, Job. No existen, en cambio,
parábolas en la Torah y no son frecuentes en los libros históricos.
C.2. JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS 39
20
«Las parábolas de Jesús son modelos únicos en que confluyen tradición y
actualización»: D. MuÑoz-LEÓN, Derás. Los caminos y sentidos de la Palabra Divina
en la Escritura (CSIC, Madrid 1987) 586.
21
Cf A. JüLICHER, Gleichnisreden,, o.e. I, 182.
22
Cf G. VERMES, La religión de Jesús el Judío (Anaya & Mario Muchnik, Ma-
drid 1996) 143.
42 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
2. La autoridad de Jesús
1954) 79-117.
C.2. JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS 43
26
C[ FLAVIO JosEFO, De Bello judaico 2,57-65.
46 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
gelios sinópticos y a los Hechos de los apóstoles (Atenas, Madrid 1987) 46.
29 Cf. J. JEREMIAS, Abba. El mensaje central del Nuevo Testamento (Sígueme,
35
Cf S. GUIJARRO OPORTO, El comportamiento filial de jesús, a.c., 65-69.
C.2. JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS 49
36
Cf. J. FITZMYER, First Corinthians (Yale Univ. Press, New Haven 2008) 342,
quien sostiene, entre otros, que es probable que se trate de un texto pre-paulino.
37
Cf J. D. G. DuNN, The Theology ofPaul the Apost!e (Eerdmans, Grand Ra-
pids, MI. - Univ. Press, Cambridge R.U. 1998) 253.
38
Cf N. T. WRIGHT, What Saint Paul Real/y Said (Eerdrnans, Grand Rapids,
MI. - Forward Movement Publishing, Cincinnati 1996) 66-68; J. FITZMYER, First
Corinthians, o.e., 343. FEE dice que «is so constructed that only the most obdurate
would deny its trinitarian implications»: G. D. FEE, Tbe First Epistle to the Corin-
thians (Eerdrnans, Grand Rapids, MI. 1987) 375.
T
50 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
far the Study of the New Testament 4 (1979) 58-68; G. VERMES, «The Use of Jill :n/Jill~
:Ji in Jewish Aramaic», en M. BLACK, An Aramaic Approach to tbe Gospels and Acts
(Hendrickson, Peabody, MA. 1998) 310-330.
°
4 Cf. M. CASEY, «Aramaic Idiom and the Son of Man Problem: A Response
to Owen and Shepherd»: JSNT 25 (2002) 3-32; Tbe Solution to the «Son ofMan»
Problem (T&T Clark, Londres 2007); M. MüLLER, Theexpression «Son o/Man» and
the Development of Christology (Equinox, Londres 2008).
41 Cf. D. L. Bocx, «The Use of Daniel 7 in Jesus' Tria!, with Implications for
42
Cf. D. L. Bocx, «The Use ofDaniel 7 in Jesus' Tria!», a.c., 99.
43
J. JEREMIAS, Teología del Nuevo Testamento (Sígueme, Salamanca 1974) 303s.
44
Cf. L. W HURTADO, «New Testament Christology. A Critique of Boussets
Influence»: Theological Studies 40 (1979) 306-317 (31 ls).
t
1998).
51
G. VERMES, Tbe Changingfaces of]esus (Penguin Press, Londres 2000) 154-
163.
52
Cf. G. VERMES,]esus the]ew (SCM, Londres 32001) 147-149. Por supuesto,
Vermes intenta justificar su muerte de Jesús, poniendo todo el peso en el episodio
de la expulsión de los mercaderes del templo -en realidad, del patio de los gen-
tiles- aunque no reconociendo como auténticas las palabras pronunciadas en esa
ocasión.
C2. JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS 55
53
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. IV: Ley y
amor (EVD, Estella 2010) 40.
54
Cf. ibíd. II/2: Los milagros (EVD, Estella 2000) 1108.
55
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal, o.e. II/2, 672-681; S. FREYNE, «The Cha-
risrnatic», en J. J. CoLLINS - G. W E. NrcKELSBURG (eds.), Ideal Figures in Ancient
]udaism. Profiles and Paradigms (Scholars Press, Chico, CA. 1980) 223-258.
T
56 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
1
1
58
C( J. GNILKA,jesús de Nazaret, o.c., 205.
58 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
vicción que Jesús les transmitió hace pensar que ellos, al haber
recibido ese tesoro de su palabra, lo hayan tratado con mucho
respeto y se hayan preocupado de transmitirlo sin alteraciones.
Una persona tan poco sospechosa al respecto como Dibelius,
dice que los discípulos conservaron su enseñanza con gran fi-
delidad, «fruto de la veneración que tenían por su maestro» 66•
La misma existencia de un grupo de discípulos comporta una
realidad que permite deducir que las palabras y hechos de Je-
sús se conservaron con cuidado y aprecio. Este es también el
motivo por el que comienza a plasmarse la tradición sobre
Jesús; una buena parte de ella, en efecto, deja ver una fe que
existía antes de la Pascua. Es más: los primeros cristianos vie-
ron una continuidad teológica entre la tradición que habían
conservado y la fe plena del período pascual. No se encuentra
una dicotomía entre la misión terrena de Jesús y su muerte y
resurrección salvíficas67•
Si la fe es el presupuesto de esa primera tradición, se com-
prende por qué también los logia -dichos- oscuros o profé-
ticos que apuntaban hacia el futuro fueron conservados, sim-
plemente porque eran palabras de Jesús, aunque no se cono-
cieran en realidad las circunstancias externas en las que fueron
pronunciados. Frases como la del fuego que había venido a
traer a la tierra (cf. Le 12,49s), o el mensaje que manda a He-
rodes, que lo quiere capturar (cf. Le 13,32), o la imagen de Jo-
nás para indicar permanencia en el vientre de la tierra (cf. Mt
12,40) ciertamente no se entendían antes de la resurrección.
Después de la Pascua -conociendo ya el motivo y la razón de
ser de su misión- estos logia habrán sido propuestos en una
forma diferente, no ya tan misteriosa. Así se conservaron en el
texto de forma diversa.
a.c., 359.
69 Cf. A Purc r TARRECH, jesús. Una biografía (Destino, Barcelona 2004) 272.
7° Cf. E. FucHS, «Die Frage nach dem historischen jesus»: Zeitschrift far Tbeo-
5. La pasión y muerte
71
J. RATZINGER-BENEDICTO XVI,Jesús de Nazaret, o.e. I, 18.
72
Cf. B. GERHARDSSON, Tbe Reliability of the Gospel Tradition, o.e., 47.
C.2. JESÚS. SUS DICHOS Y HECHOS 67
75
C[ R. RrESNER, ]esus als Lehrer: eine Untersuchung zum Ursprung der Evange-
lien-Überlieferung (Mohr Siebeck, Tubinga 1981) 3 51 s.
76
C[ J. D. G. DuNN, Remembering]esus, o.c., 224.
70 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
79
Cf. M. HENGEL, «Das Mahl in der Nacht in der "Jesus ausgeliefert wurde"
(lKor 11,23)», en C. GRAPPE (ed.), Le répas de Dieu (Mohr Siebeck, Tubinga 2004)
115-159.
°
8
Cf. G. SEGALLA, Teologia biblica del Nuovo Testamento: Tra memoria escatolo-
gica di Gesú e promessa delfuturo regno di Dio (ElleDiCi, Leuman To. 2006) 67-69.
72 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
1. La Iglesia naciente
4
Cf M. SATO, Q und Prophetie: Studien zur Gattungs-und Traditionsgeschichte
der Que/le Q (Mohr Siebeck, Tubinga 1988).
5 Ya se ha mencionado la conocida frase «en principio era el kerygma». M.
DrnELIUS, Die a!testament!ichen Motive in der Leidensgeschichte des Petrus- und der
]ohannesevangeliums (Topelmann, Berlín 1918) 125.
6
P. BENOÍT, «Reflexiones sobre la "Formgeschichtliche Methode?», en Exégesis
y teología, I (Studíum, Madrid 1974) 240.
i
7
Cf V. TAYLOR, The Formation of the Cospel Tradition (Macmillan, Londres
2
1957) 41s.
8
Cf B. RErcKE, The Roots of the Synoptic Gospels (Fortress, Filadelfia 1986).
9
Cf S. BYRSKOG, Story as History - History as Story (Mohr Siebeck, Tubinga
2000) 48-6 5; 146-17 6; 200-223.
1
° Cf R. BAUCKHAM, ]esus and the Eyewitnesses: The Gospels as Eyewitness Testimony
(Eerdmans, Grand Rapids, MI.-Cambridge R.U. 2008) 5; cf S. BYRSKOG, «The
Eyewitnesses as lnterpreters of the Past: Reflections on R. Bauckham's, "[esus and
the Eyewitnesses"»: ]SHJ 6 (2008) 157-168.
78 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
11
Cf. R. BULTMANN, Historia de la tradición sinóptica (Sígueme, Salamanca
2000) 64.
12
Cf. J. C. S. REDMAN, «How Accurate are Eyewitnesses? Bauckham and the
Eyewitnesses in the Light of Psychological Research»:JBL 129 (2010) 177-197;
D. R. CATCHPOLE, «On Proving Too Much: Critica! Hesitations about Richard
Bauckham's, "[esus and the Eyewitnesses" »: JSHJ 6 (2008) 169-181.
13
A. D. DECONICK, «Human Memory and the Sayings ofJesus: Contemporary
Experimental Exercises in the Transmission of Jesus Traditions», en T. THATCHER
(ed.), [esus, The Voice and the Text: Beyond the Oral and the Written Gospel (Baylor,
Waco 2008) 135-179 (177-179).
14 Cf. J. D. CROSSAN, The Birth of Christianity: Discovering What Happened in
the Years lnmmediately after the Execution ofJesus (Harper, San Francisco 1998)
59-65.
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 79
18
Cf. R. RrESNER, «[esus as Preacher and Teacher», en H. WANSBROUGH (ed.),
fesus and the Oral Gospel Tradition QSOT Press, Sheffield 1991) 185-210 (203).
19
Cf. M. HENGEL, «Eye-Witness Mernory», a.c., 89.
2
°
Cf. R. K. MclVER, «Eyewitnesses as Guarantors of the Accuracy of the Gos-
pel Traditions in the Light of Psychological research»: JBL 131 (2012) 529-546
(545).
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 81
2. La Pascua de resurrección
24
Cf. C. A. EvANS, jesús Deformado (Sal Terrae, Santander 2007) 179.
C3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 83
una sola persona. Los rabinos no han sentido nunca la necesidad de hacer una bio-
grafía de sus maestros» (trad. nuestra). G. KrTTEL, Die Probleme des paldstinischen
Spdtjudentums und das Urchristentum (Kohlhammer, Stuttgart 1926) 69.
84 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
27
Cf. V Fusco, «La tradizione evangelica nelle prime cornunitá cristiane», en
M. Ll.coNI y otros (ed.), Vangeli Sinottici e Atti degli Apostoli (ElleDiCi, Leumann
To. 1994) 117.
28
Cf. H.-G. GADAMER, Verdad y método (Sígueme, Salamanca 1994) 380.
29
Cf. R. BULTMANN, «Das Verhaltnís der urchrisdichen Christusbotschaft zum
historischen jesus», en E. DrNKLER (ed.) Exegetica (Mohr Siebeck, Tubinga 1967)
445-469.
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 85
°
3 Cf. J. D.G. DuNN, Unity and Diversity in the New Testament (SCM-Trinity
33
Cf B. F. MEYER, «Sorne Consequences of Birger Gerhardsson's Account of
the Origins of the Gospel Tradiríon», en H. WANSBROUGH (ed.),Jesus and the Oral
Gospel Tradition (Academic Press, Sheffield 1991) 424-440 (431).
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 87
39
C( P. GRECH, «Il problema del Gesu storico. Da Bultmann a Robínson»,
en Costituzione Conciliare «Dei Verbum». Atti della XX Settimana Bíblica (Paideia,
Brescia 1970) 399-412 (401-402).
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 93
°
4
Cf. J. RATZINGER-BENEDICTO XVI, Fede, ragione, ueritá, amore (Lindau,
Turín 2009) 61.
94 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
51
Cf. D. MAR.GUERAT, «[ésus historique et Christ de la fol», a.c., 43.
52
Cf. G. BoRNKAMM,jesús de Nazaret (Sígueme, Salamanca 31982) 21.
53
B. GERHARDSSON, Tradition and Transmission in Early Christianity (Gleerup-
Ejnar Munksgaard, Lund-Copenhague 1964) 43 (trad. nuestra).
C3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 99
57
Cf. W. BousSET, Kyrios Christos: Geschichte des Christusglaubens von den An-
fangen des Christentums bis Irenaeus (Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 1913).
58
Cf. P. VIELHAUER, Aufidtze zum Neuen Testament (Kaiser, Múnich 1965)
166; igualmente K. WENGST, Christologische Formeln und Lieder des Urchristentums
(Mohn, Gütersloh 1972) 133, sostiene que el título de kyrios en el culto helenístico
era un atributo común aplicado a los dioses.
59
Cf. M. HENGEL, Der Sohn Gottes, 120, nota 135, donde hace ver que atribuir
al panteón griego el título de kyrios es simplista y engañoso. Especial es el caso de
lsis, donde el apelativo de kyria sería una reacción de los egipcios al uso judío, en el
ambiente alejandrino del siglo r a.C., del tetragrammaton, traducido en lengua grie-
ga con ese vocablo; por tanto, la dependencia sería al contrario. Cf. W. FoERSTER,
«xúptoo., en ThWNT III, 1038-1056.
°
6
Cf. F. HAHN, Christologische Hoheitstitel (Mohr Siebeck, Tubinga 1972) 75s.
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 101
und Kritik, zugleich ein Beitrag zur Geschichte des synoptischen Problems (Topel-
mann, Giessen 1924) 143.
104 ASÍ NACIERO N LO S EVANG ELIO S
63
C[ E. P. SANDERS, The Tendencies ofthe Synoptic Tradition (Univ. Press, Cam-
bridge 1969) 272.
64 Ibíd., 274s.
C.3. LA PREDICACIÓ N APO STÓ LICA 105
65
N.A. HuFFMAN, «Atypical Features in the Parables of jesus»: JBL 97 (1978)
207-220.
66
FLAvIO JosEFO, Antiquitates judaicae, 17, 11,4.
r
106 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
72
J. D. G. DuNN, «[esus in Oral Memory. The Inicial Stages of the Jesus Tradi-
tion», en D. DoNNELLY (ed.), ]esus. A Colloquium in the Holy Land (Continuum,
Nueva York-Londres 2001) 84-145(119).
C3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 113
77
Así Bailey llama a la transmisi6n bultmanniana «tradición oral informal in-
controlada», y llama a la de Gerhardsson «tradición oral formal controlada», para
después proponer otros dos tipos: «tradición oral informal controlada» y «tradición
oral formal incontrolada». Cf. K. E. BAILEY, «Informal Controlled Oral Tradition
in the Synoptic Gospels»: Asia]ournal oflheology 5 (1991) 34-54 (35s).
78
S. GUIJARRO ÜPORTO, Jesús y los primeros discípulos (EVD, Estella 2007)
21-26.
C.3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 117
81
El contexto de Mateo en el pasaje paralelo (Mt 13,16s) en relación con los
destinatarios de las parábolas que «ven sin ver y oyen sin oír», es menos natural.
Parece que el evangelista ha querido conectarlo al logion de Is 6,9s acerca del ver y
oír sin comprender ni entender, que sirve de clave para la interpretación y motiva-
ción de las parábolas en los sinópticos. Como se verá más adelante, los dos textos
paralelos -y otros muchos- se remontan a la fuente común de dichos en Mateo
y Lucas, que se conoce como fuente Q.
C.3. LA PREDICACIÓ N APO STÓ LICA 119
5. El ambiente de la predicación
82
Cf S. BYRSKOG, Story as History, o.e., 105s.
120 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
1982) 193-200.
85 H. ScttÜRMANN, «Die vorósterlichen Anfange der Logientradition: Versuch
fundizó hasta poner los cimientos sobre roca». En efecto, en Palestina no se ponían
de ordinario cimientos para construir.
°
9 Cf. J. }EREMIAS, Las parábolas de jesús (EVD, Estella 1981) 32s.
C.3. LA PREDICACIÓ N APO STÓ LICA 123
92
G. SEGALLA, «Gesú, Rabbi ebreo di Nazaret e Messia crocifisso», en Sulle trace
di Gesi; (Cittadella, Asís 2006) 17-81 (77).
93
«Las pruebas aducidas a favor de una interpretación mesiánica-judía de Is 53
y demás pasajes conexos sobre el Siervo distan mucho de resultar convincentes».
E. ScHÜRER, Historia del Pueblo judío en tiempos de jesús, 11 (Cristiandad, Madrid
1985) 706.
C3. LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA 127
94
Cf. E. Kii.sEMANN, «La giustizia di Dio in Paolo», en Saggi esegetici (Marietti,
Casale Monferrato 1985) 133-145.
95
Cf. A. HARNACK, Neue Untersuchungen zur Apostelgeschichte (Hinrichs, Leip-
zig 1911) 48.
96
Cf. P. VIELHAUER, «On che "Paulinism" of Acts», en L. E. KEcK - J. L. MAR-
TYN (eds.), Studies in Luke-Acts (SPCK, Londres 1968) 33-50 (42s).
128 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
6. Visión de conjunto
97 J.
NoLLAND, Luke 1-9:20 (Word, Dallas 1989) xxxvi.
98 Cf J. ]EREMIAS, La Última cena:palabras de jesús (Cristiandad, Madrid 1980)
105-108.
r
99
Cf S. BYRSKOG, Story as History - History as Story, o.e., 306.
CAPÍTULO IV
LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS
1
Cf. SAN JuAN Csrsósroxro, In Mat., Hom., I, 3.
132 ASÍ NACIERO N LO S EVANG ELIO S
2
Cf. SAN AGUSTÍN, De consensu Evang., 2, 12, 28; ibíd. 2, 21, 51s.
3
Ibíd., 2, 21, 51.
4 Cf. V. BALAGUER, Testimonio y tradición en san Marcos (Eunsa, Pamplona
1990).
C.4. LA REDACCIÓ N DE LO S EVANG ELIO S 133
5
Cf. C. F. D. MouLE, «The lntention of the Evangelists», en A. J. B. HrGGINS
(ed.) New Testament Essays in Memory o/Thomas Vválter Manson (Univ. Press, Man-
chester 1959) 165-179 (165).
6
SAN IRENEO, Adversus haereses, 3, 11, 7-9.
134 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
7
Cf. H. GuNKEL, Introducción a los salmos (Edicep, Valencia 1983). Se debe
decir sin embargo, que el verdadero precursor del método, al menos en sus rasgos
fundamentales, fue J. G. HERDER (1744-1803), un prerrománt\co.
8
Cf. G. BoRNKAMM,jesús de Nazaret (Sígueme, Salamanca 1982) 25.
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 135
10
Ibíd., 78.
11
Cf R. BULTMANN, Historia de la tradición sinóptica (Sígueme, Salamanca
2000) 64.
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 137
l
el teatro o en los tribunales; en todas estas situaciones esta-
ban presentes no solo los señores, sino también los siervos y
esclavos12• Respecto a la segunda premisa, los cristianos per-
tenecían a casi todos los estamentos sociales. Por otra parte, el
nivel de alfabetismo en el judaísmo palestino era considera-
ble ". Además, a partir de los nombres contenidos en el Nuevo
Testamento y de los estudios sociológicos sobre viajes, pro-
piedades y bienes en la literatura paulina, Meeks deduce que
los cristianos representaban una buena muestra de la sociedad
urbana, quitando quizá el vértice y la base14• En los escritos
neotestamentarios, a través de las alusiones y citas, aflora en
sus autores un nivel de instrucción secundaria superior 15•
Tiene razón Bultmann al afirmar que los Evangelios
12
Cf F. G. DoWNING, «Abas les aristos. The Relevance of Higher Literature
for the Understanding of the Earliest Christian Writing»: Novum Testamentum 30
(1988) 212-230.
13
Cf. B. GERHARDSSON, The Cospel Tradition (CWK Gleerup, Lund 1986)
32; J. HALVERSON, «The Oral and Written Gospel»: NTS 40 (1994) 180-185.
14
Cf W A. MEEKS, First Urban Christians. The Social World ofthe Apostle Paul
(Yale Univ. Press, New Haven 1983) 73.
15
Cf A. J. MALHERBE, Social Aspects of Early Christianity (Fortress, Filadelfia
1983) 45.
16
R. BULTMANN, Historia de La tradición sinóptica, o.e., 434.
r
138 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
17
Cf. J. BREECH, Tbe Silence ofJesus. The Authentic Voice of the Historical Man
(Fortress, Filadelfia 1983) 6.
18
Cf. R. A. BuRRIDGE, What are the Gospels? (Eerdmans, Grand Rapids Mr
- Cambridge R.U. 2004). D. E. AUNE, Tbe New Testament in its Literary Environ-
ment Q. Clarke, Cambridge 1988) Este autor prefiere aplicarles la palabra griega
~íoc;, precisamente para hacer ver que no son biografías modernas. Ver también D.
FRICKENSCHMIDT, Evangelium als Biographie: Die vier Evangelien im Rahmen der
antiken Erzdhlkunst (Mohr Siebeck, Tubinga 1997).
19
Afirma Burridge: «I have argued that che form-critical views of che gospels
as unique, sui generis, are no longer held as the dominant view in New Testament
scholarship. They are important about the forros of the individual pericopae and
gospel stories, but they miss the importance of the forro or genre of the gospels as
a whole. There is now a broad acceptance of the importance of genre across New
Testament scholarship and a recognition rhar the gospels share both interna! and
externa! generic features with examples of ancient bioi, or Lives». R. A. BuRRIDGE,
«Graeco-roman Biography and che Gospels' Literary Genre», en B. ESTRADA - E.
MAN1cARDr - A. Purc r D,RRECH (eds.), The Gospels. History and Christology. Tbe
Search ofjoseph Ratzinger-Benedict XVI, I (LEY, Ciudad del Vaticano 2013) 151-
198 (198).
C4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 139
2
° Cf. S. GUIJARRO ÜPORTO, Los cuatro evangelios (Sígueme, Salamanca 2010)
59s.
21
Cf. L. W HURTADO, «[esus-Devotion and che Historica!Jesus: The Resurrec-
tion ofJesus as a Test-Case»: RCatT36 (2011) 115-131(131).
22
Cf. G. TttEISSEN, «Epílogo», en R. BULTMANN, Historia de la tradición sinóp-
tica, o.e., 462.
140 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
23
E. AuERBACH, Mimesis. Dargestellte Wirklichkeit in der abendlandischen Lite-
ratur (Francke, Berna 1946) 51 ( traducción nuestra).
24
Cf. R. A. GuELICH, «Introduction», en P. STUHLMACHER - E. E. ELLIS (eds.),
The Gospel and the Gospels (Eerdmans, Grand Rapids, MI. 1991) xxiii.
25
M. DIBELIUS, La historia de las formas evangélicas (Edicep, Valencia 1984) 1.
26
G. ZuNTZ, «Ein Heide las das Markusevangelium», en H. CANCIK (ed.),
Mareus-Pbilologie: Historische, literariscbe und stilistische Untersuchungen zum ztoei-
ten Evangelium (Mohr Siebeck, Tubinga 1984) 205-222.
7,
27
Cf. B. L. MAcK, A Myth ofInnocence: Mark and Christian Origins (Fortress,
Filadelfia 1988).
28
EUSEBIO DE CESAREA, Hist. Eccl. 3,39,15.
29
Cf. M. HENGEL, «Eye-Witness Memory», a.c., 92. Por el contrario, T. S6-
DING, «Der Evangelist in seiner Zeir», en Der Evangelist als Theologe: Studien zum
Markusevangelium (Verlag Katholisches Bibelwerk, Stuttgart 1995) 11-62 (19-20)
sostiene que no es tan clara la concordancia con las afirmaciones de Papías, y se
decide más bien por un evangelista anónimo judío-helenístico que escribió en Pa-
lestina.
r
142 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
30
«Marcos vino a la existencia no tanto como prolongación de una tradición
oral anterior, cuanto como resistencia a la fuerza, norma y autoridad oral. Es la evi-
dencia de una sorprendente separación de la tradición, reconfigurando una nueva
base para el movimiento creciente de Jesús». W KELBER, The Oral and the Written
Cospel, xix. Se nota en esta idea una cierta dependencia del pensamiento hegeliano.
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 143
31 Cf. E. E. ELLrs, Tbe Making of the New Testament Documents (Brill, Leiden
1999) 26s.
32 Cf. S. BYRSKOG, Story as History - History as Story (Mohr Siebeck, Tubinga
2000) 143.
r
144 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
2. La ambientación vital
37
Cf. C. F. D. MouLE, «The lntention of the Evangelists», a.c., 167.
C4 LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 147
40
Incluso se habla modernamente de un «documento» Q: Cf. S. GUIJARRO
ÜPORTO, «El "Documento Q'' y el Jesús histórico», en jesús y sus primeros discípulos
(EVD, Estella 2007) 35-64.
41
Cf. J. D. G. DuNN, «[esus in Oral Memory. The lnitial Stages of the Jesus
Tradition», en D. DoNNELLY (ed.), Jesus. A Colloquium in the Holy Land (Conti-
nuurn, NY-Londres 2001) 84-145 (127).
42
Cf. R. BAUCKHAM, «For Whom Were the Gospels Written?», en Tbe Gospel
far Ali Christians: Rethinking the Gospel Audiences (Eerdmans, Grand Rapids M1.
1998) 32-48 (36).
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 149
44
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal o.e. 11/1, 178.
45
Cf. J. D.G. DuNN, «[esus in Oral Memory», a.c., 123.
C.4. LA REDACCIÓ N DE LO S EVANG ELIO S 151
3. El punto de partida
48
Cf J. GNILKA, Teología del Nuevo Testamento (Trotta, Madrid 1998) 154.
49
Cf M. l<AHLER, Der sogenannte historische jesus und der geschichtliche, bibli-
sche Christus (Kaiser, Múnich 31961) 59-60, n. L
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 153
4. Unidad y diversidad
53
Algunos piensan que Mt 23-25 puede contener dos discursos en vez de uno,
y en ese caso se trataría de seis discursos, cada uno con su propio escenario. Sin
embargo, las conclusiones a los discursos son solo cinco, por lo que algunos co-
mentarios modernos consideran los tres capítulos como último discurso de Jesús.
54
Cf. J. GNrLKA, Teología del Nuevo Testamento, o.e., 182s.
158 ASÍ NACIERO N LO S EVANG ELIO S
55Cf W. TRILLING, El verdadero Israel. La teología de Mateo (Fax, Madrid 197 4).
56Cf. B. ESTRADA, «La giustizia in Matteo: Presenza del regno»: Rivista Biblica
59 (2011) 373-403.
CA. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 159
1990).
164 ASÍ NACIERO N LOS EVANG ELIO S
5. Historia y teología
Günther Bornkamm ha sido considerado una de las voces
más autorizadas en la Segunda investigación sobre la vida de
Jesús, generada como reacción al escepticismo de su maestro,
Bultmann, aunque lo siga de cerca en cuanto al proceso de
formación de los Evangelios y al papel de la fe en la comuni-
dad cristiana primitiva. En su libro sobre Jesús, dice que los
Evangelios contienen en todo momento información sobre Je-
sucristo y una confesión de fe, relato de los hechos y testimo-
nio de la comunidad creyente69• No se posee ninguna palabra
o narración sobre Jesús, sin importar su grado de autenticidad
desde el punto de vista histórico, que no esté embebida de la
profesión de fe de la comunidad cristiana primitiva, o al me-
nos haya sido originada por ella. En cada estrato redaccional,
en cada sección individual, la tradición atestigua la realidad de
la historia y de la resurrección de Jesús. Nuestra tarea es buscar
y encontrar la historia en el kerygma de los Evangelios. Sería
un error buscar la tradición recogida en ellos -dice- con un
interés histórico separado de la fe. Esto fue lo que sucedió en
la investigación sobre Jesús, iniciada por Reimarus.
No es que el interés histórico esté ausente en el estudio de
la narración evangélica. Sin embargo, se hace necesario descu-
brirlo e individuado precisamente en esos textos que tienen
carácter de proclamación (cf DV 19) y recogen por escrito
el período de tradición oral en el que la comunidad primitiva
anunció el misterio del Mesías muerto y resucitado. Por otra
70
J. D. G. DuNN, «Remembering Jesus», en J. K. BEILBY - P. R. Enov (eds.),
Tbe Historical]esus: Five Views (InterVarsity, Downers Grove !L. 2009) 203.
71
«En cada gota del prado bañado de rocío se reflejan los rayos de la luz del sol;
así, en cada una de las pequeñas narraciones encontramos la persona entera de nue-
stro Señor». M. MHLER, De sogenannte historische ]esus, o.e., 60s (trad. nuestra).
72
Cf. H. ScHÜRMANN, «Die vorosterlichen Anfange der Logientradition:
Versuch eines formgeschichdichen Zugangs zum Leben Jesu», en H. RrsTOW
ÍNDICE BÍBLICO 169
- K. MATTHIAE ( eds.), Der historische ]esus und der kerygmatische Christus» (Evange-
lische Verlagsanstalt, Berlín 1961) 342-370 (361s).
73 Cf. M. HENGEL, «Eye-Witness Memory», a.c., 96.
170 ASÍ NACIERON LOS EVANGELIOS
74
Este parece ser el sentido del participio parékolouthékóti «seguido con detalle»,
en Flavio Josefo. Cf. D. P. MoESSNER, «"Eyewitnesses", "Informed Contemporar-
ies" and "Unknowing Inquirers": Josephus Criteria for Authentic Historiography
and the Meaning of napaKOAOU0Éoo»: Novum Testamentum 38 ( 1996) 105-122.
C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 171
78
lbíd. 3,11,1-7.
79
A. GENOVESE, «Ireneo di Lione: Vittoria di un cristianesimo su al tri cristiane-
simi?», en G. Brcuzzr - M. GRONCHI (eds.), Discussione su! Gesic storico (Urbaniana
Univ, Press, Roma 2009) 121-141.
8
°
Cf. G. FILORAMO, L'attesa della fine: storia della gnosi (Laterza, Bari 1983);
E A. ZuBIETA PENICHE, «Neui Age» y «Gnosis» (Roma 2004).
C4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS 173
tol con Jesús en la cruz: «¿Qué estoy viendo, Señor? ¿Eres tú verdaderamente a
quien han capturado? [ ... ] ¿Quién es el que está en la cruz, sereno y sonriendo?».
Jesús responde: «A quien tú ves sonriente en la cruz es el Jesús viviente. En cambio,
aquel en cuyas manos y pies hunden los clavos, es su parte corporal, el sustituto»
(trad. nuestra). En W ScHNEEMELCHER, Neutestamentliche Apokryphen 11 (Mohr
Siebeck, Tubinga 61997) 642.
82 En el Corán, Sura IV; 157 se dice que en la cruz no murió Jesús sino un doble
suyo.
174 ASÍ NACIERO N LO S EVANG ELIO S
83
Cf. C. M. TucKETT, «Thornas and the Synoptics»: Novum Testamentum 30
(1988) 132-157.
84
Cf. G. N. STANTON, ¿La verdad del Evangelio? Nueva luz sobre Jesús y los
Evangelios (EVD, Estella 1999) 123; C. M. TucKETT, Nag Hammadi and the Go-.
spel Tradition (T&T Clark, Edimburgo 1986) 149s.
85
Cf. J. P. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión deljesús histórico. I: Las raíces
delproblema y de la persona (EVD, Estella 1998) 140.
86
Cf. J. D. CROSSAN, The Historical ]esus. Tbe Life of a Mediterranean ]ewish
Peasant (T&T Clark, Edimburgo 1991) 427s.
r C.4. LA REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS
87 «No existe ningún compromiso o acuerdo entre la verdad del mensaje del
2 Samuel Daniel
4,10 5 2,44 51
7,14 48 7,13-14 50
2,1-12 39
Oseas
Job 11,1 48
1,6-12 48
Malaquías
Salmos 2,10 49
2,7 48 3,1 165
8,4 50
89,26s 48
LITERATURA
Sabiduría NEOTESTAMENTARIA
2,13 48
2,16-18 48 Salmos de Salomón
17,23-26 45
Eclesiástico
4,10 48 Qumrán
lQS 9,11 45
Isaías lQSa 2,11-13 48
5,1-7 39 4QFlor 1,10 48
~
•
fi
188 ÍNDICE BÍBLICO
i
20,31 68 179 Romanos
21,24 140 1,7 49
1,14 74
Hechos de los Apóstoles 3,22 27
1,1 6 48 107 4,25 8 !
1,3 73 5,1-5 27
1,8 56 159 6,4 49
1,13 101 8,11 8
1,21 63 8,15 49
l,21s 3156113 170 15,6 49
2,14-36 88
2,22 73 1 Corintios
2,32 73 1,3 49
2,36 73 1,23 87
2,38 26 2,1-7 8
2,42 63 2,6 86
2,42-47 26 8,4-6 48
3,15 73 8,6a 49
3,19 127 9,19.23 73
4,20 83 11,23-26 19
4,32-35 26 14,29-31 162
5,12-16 26 15,1-5 7
5,30-32 73 15,3s 126
5,31 26127 15,3-5 87 126
6,4 73 15,3-8 19
10,34-43 88 15,4 152
10,36-41 73 15,24 49
10,37 73
10,37-40 154 2 Corintios
10,39 31 56 73 1,3-4 49
10,39-41 170 11,31 49
10,43 26 127
12,2 101 Gálatas
13,16-41 73 1,18 20 87
13,31 31 56 2,2 87
13,38 26 127 2,9 102
17,22-31 73 2,16 27
17,31s 82 4,6 49
19,8s 162
26,18 26 Efesios
1,3 49
ÍNDICE BÍBLICO 189
89 114174 Gerhardsson, B. XX 14 21 25 37
58 66 74 86 98 109 116 117
Darwin, C. 99 137144178
DeConick, A. D. 78 Gibellini, R. 17
Dibelius, M. XVIII 11 52 53 60 Gnilka, J. XX 38 57-59 151 152
687699102136140151 155 157
Dittenberger, W 4 Grappe, C. 71
Dodd, C. H. XVIII 34 86 87 154 Grech, P. XX 12 92
Donnelly, D. XIX 20 112 148 Gronchi, M. 172
Dunn, J. D.G. XVIII 9 18 20 22 Guijarro Oporto, S. XV XX 42
24 25 27 31 47 49 56 60 69 85 46 48 53 116 139 148
112 113 148 150 168 Gunkel, H. XX 134
Dupont, J. XIX 36 47 1
Hagner, D. A. XV XX 53 54 67
Eddy, P. R. XVIII 19 31 97 168 76 94 109 124 135
Ellis, E. E. XIX 140 143 163 Hahn, F. XXI 44 100
Escrivá de Balaguer, J. 162 Halverson, J. 137
Estrada, B. XIX 67 138 145 158 Harnack, A. 127
164 Harrisville, R. A. 175
Evans, C. A. XIX 4 82 Hastings, S. 79
Hengel, M. XXI 52 67 71 75 80
Farmer, W R. 164 85 88 100 113 135 141 151
Fascher, E. 103 163 169 '
Fee, G. D. XIX 49 Herder, J. G. 20 134
Feuillet, A. 166 Higgins, A. J. B. XXII 133
Fiebig, P. 39, 40, 41 Hoffmann, P. XXII 149
Filoramo, G. XIX 172 Howard Marshall, l. 72 '
Finnegan, R. XIX 79 Huffman, N.A. 105 '
¡
¡
Fitzmyer, J. XIX 47 49 50 88 Hurtado, L. W XXI 50-52 70 88 1
Flusser, D. XX 40 95 139 !
ÍNDICE DE AUTO RES 193