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Seminario Arnés

Lectura feminista y canon androcéntrico.


Notas para una reflexión incluyente

Introducción canon y éste del griego kanon (κανών), se trata


de regla o precepto / catálogo o lista / vara o nor-
Leer como mujer, como una feminista, subvierte ma. En el medio literario el concepto de canon se
la construcción de un pensamiento patriarcal que refiere a la existencia de un modelo para calificar
ha formado una conciencia sobre lo femenino una obra literaria y si ésta se considera relevante
desde su particular perspectiva. Así, se va estruc- por la crítica especializada, se presenta como me-
turando la metodología de los estudios críticos recedora de ser estudiada y comentada. Las obras
que tienen como principal objetivo exteriorizar o autores catalogados como canónico sirven de
las prácticas androcéntricas para eliminarlas. En- referente a las diversas categorías literarias. Se
tendiendo que la crítica constructiva se apoya en trata de criterios que determinan la inclusión o la
un análisis que no es neutral sino que responde a exclusión en el canon literario.
la posición desde la que se actúa. Desde este hori- Hubo una época que prevalecía un canon sin
zonte, las fuentes literarias presentan un material discusión porque “no había coro, sÓlo un solista”,
rico en información acerca de la mentalidad do- actualmente es más dif ícil llegar a un consenso
minante y de cuál es el papel que se les atribuye porque la unicidad se ha perdido y otras y otros
a mujeres y hombres por escritoras y escritores. opinan, por lo que hablar o pretender un canon
Aquí la relación con el canon generalmente im- “único” implica un acuerdo que está lejos de ob-
puesto y las prácticas escriturales marginadas. tenerse. Más bien parece que estamos en presen-
¿Desde dónde, con qué criterios, se establecen los cia de diversos cánones impulsados por las otrora
cánones literarios, los modelos a seguir? ¿Quié- “minorías” desvaloradas e ignoradas.1
nes deciden la inclusión o exclusión de obras y Se está lejos de aquel tiempo no muy lejano
autoras/es? El proceso de canonización obedece en que, como recuerda irónicamente (¡espero!) el
a circunstancias históricas, culturales y geográ- crítico Henry Lous Gates Jr. respecto a la época
ficas precisas y por ello la necesidad de su ade- en que era “posible” el acuerdo que sustentaba el
cuación continua. ¿Será ahora indispensable un canon:
canon literario feminista? ¿O lo importante es la
lectura desde la perspectiva crítica feminista para cuando los hombres eran hombres, y los hombres
develar el discurso masculino (seguido también eran blancos, cuando los críticos eran hombres
por mujeres) que trasmite una idea de la mujer, blancos y cuando las mujeres y las personas de co-
por ejemplo, como objeto sexual cuyo único fin lor no tenían voz, eran sirvientes y trabajadores sin
es satisfacer a los hombres? rostro que preparaban el té y llenaban las copas de
brandy en las dependencias de los clubes de la gen-
El canon y su dictamen te de orden.”(Sullá, P. 161)

De acuerdo con el Diccionario de la Real Acade- 1


Joaquín María Aguirre, “¿Canon?”, disponible en http://
mia Española-drae, el término viene del latín www.ucm.es/info/especulo/numero13/canon.html

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Ahora, aquell@s que no tenían voz la han le- yecto libertador, una cultura latinoamericana,

LETRILLAS
vantado fuerte y han cambiado las propuestas para lo cual colaboró con su reflexión sistemática
de canonización por la incorporación de nue- y a partir de una visión integradora de los proce-
vas categorías, como por ejemplo aquellas que sos culturales de la región. Apunto la importan-
promueven la descolonización de la producción cia de su paradigma crítico basado en conceptos
literaria y la literatura afro-hispánica, regional precisos (comarca, sistema literario y transcul-
o testimonial. Entre la inclusión de textos de los turación —del antropólogo cubano Fernando
grupos discriminados, destacan en particular Ortiz en 1940—), que desarrolla a partir de otros
aquellos correspondientes a la perspectiva de gé- autores o de su propia elaboración. Fue uno de
nero y de etnia; entre los primeros sobresale la los primeros críticos en sostener una mirada
feminista. De ahí que una posición actual consi- extrañada, sorprendida por la originalidad de
dera el canon autoras como Armonia Somers (Etchepare), tal
vez influenciado por los inevitables estereotipos
no como una unidad o estructura inmutable, sino masculinos dominantes en el momento. Segura-
histórica, plural, según factores individuales, cultu- mente, si el accidente aéreo no hubiera acelerado
rales, políticos o ideológicos, conformada por he- su partida (junto a Marta Traba —su esposa—,
terogeneidades, complejidades y contradicciones y, Jorge Ibargüengoitia y Manuel Scorza), otra sería
por ello, algo inseparable de nuestro trabajo de su mirada.
creación, crítica e investigación literarias, del que En La novela en América Latina. Panoramas
formamos parte y que contribuimos a conformar, 1920-1980, Rama dedica un ensayo al boom que
ratificar o modificar. Desde la perspectiva del ca- puso a escritores latinoamericano en las listas de
non como un sistema variable, que se puede acep- las “grandes” obras literarias: Vargas Llosa, Cortá-
tar, rechazar o alterar pero en ningún caso ignorar, zar, García Márquez, Fuentes, José Donoso, Rulfo,
perceptible o concebible en distintos niveles de Onetti, Roa Bastos … todos hombres. Igualmen-
abstracción, podemos hablar de un canon literario te, en un curso sobre “Libros para el tercer mi-
[…] hispanoamericano (Carrasco, 2002, p. 9) lenio”, celebrado en El Escorial, España (agosto
de 2000) se pidió a los escritores participantes
¿Quiénes deciden el canon? Pueden intervenir un canon, una “lista formidable” de los 20 libros
actores sociales diversos pero en definitiva el ca- que llevarían a la famosa isla perdida.2 Guillermo
non es producto de la imposición de los criterios Cabrera Infante (1929-2005),3 quien consideró el
de un determinado grupo a toda la sociedad, y siglo xx como “el peor de los siglos políticos”, pe-
que responde a un contexto histórico determina- ro “el mejor de los siglos literarios”, citó a cinco la-
do en el que se conforma un gusto con visiones tinoamericanos: El aleph (Jorge Luis Borges), La
del mundo, ideologías, clases sociales, naciona- invención de Morel (Adolfo Bioy Casares), Pedro
lidades, regionalismos y… feminismo. Por lo tan- Páramo (Juan Rulfo), Gran sertaos veredas (Gui-
to, ni siquiera cuando se habla de canon literario maraes Rosa), El beso de la mujer araña (Manuel
latinoamericano se está considerando un criterio Puig).4 De estos y el resto, ninguna mujer.
único sino de una fragmentación de subsistemas
canónicos, susceptibles de variaciones tempora- 2
Juan J. Gómez, ”Un nuevo canon literario”, en El País, 8
les, geográficas y de género. de agosto de 2000.
3
“Murió sin patria, pero sin amo”, dijo su esposa, la actriz
cubana Miriam Gómez, citando un poema de José Martí,
La mirada masculina el día de su muerte en Londres, donde vivía exilado desde
1965.
4
En la búsqueda de un canon literario latinoame- Ulises (de James Joyce), En busca del tiempo perdi-
do (Marcel Proust), La metamorfosis (Franz Kafka), La
ricano trabajó y vivió el uruguayo Ángel Rama
montaña mágica (Thomas Mann), El gran Gatsby (Scott
(1926-1983), uno de los más lúcidos intelectuales Fitzgerald), Siempre sale el sol (Ernest Hemingway), Luz
comprometido con la idea de construir un pro- de agosto (William Faulkner), La muerte de Virgilio (Her-

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Por su parte el limeño Alfredo Bryce Eche- que vendría a desmentir la idea de que “no ha ha-
nique (1939) concedió a El País un adelanto de bido mucha literatura seria escrita por mujeres”
su lista de favoritos para el próximo milenio, “un (ibid., p. 124).
grupo de amigos”, según prefiere destacar, cu- Y ahí está la cuestión de precisar qué se con-
yos títulos seleccionó en atención “al placer de sidera literatura “seria” y cuál “no seria”, corres-
la lectura” dedicada en su totalidad a escritores pondiente en cierto sentido a la división entre
—estrictamente hombres— en español: La casa literatura y subliteratura (situada “por debajo”),
verde (de Mario Vargas Llosa), Tres tristes tigres o literatura popular, donde se refleja claramente
(Guillermo Cabrera Infante), Convidado de pie- el canon hegemónico que establece consideracio-
dra (Jorge Edwards), Cuentos completos (Julio nes distintas para apreciar la literatura de elite y
Ramón Ribeyro), Pedro Páramo y El llano en lla- “la otra”.
mas (Juan Rulfo), La oveja negra y otras fábulas Las mujeres comienzan a mirar con ojos dis-
(Augusto Monterroso), Cuentos completos (Julio tintos los escritos de mujeres, particularmente la
Cortázar), Cien años de soledad (Gabriel García corriente crítica feminista desempolva, trae a la
Márquez), El siglo de las luces (Alejo Carpentier), luz pública los escritos privados de mujeres, tales
La vida breve y Cuentos completos (Juan Carlos como cartas, diarios, autobiograf ías, poesía, his-
Onetti), El lanzallamas (Roberto Arlt), Gritos de torias orales; también, rectifican muchas auto-
la selva (Horacio Quiroga), Ficciones (Jorge Luis rías femeninas ocultas tras nombres masculinos,
Borges) y Bomarzo (Mujica Láinez). a veces de sus esposos. Así va dándose visibili-
dad a la aportación escritural de muchas mujeres
Enfoque feminista presentada “como prueba de la conciencia de las
mujeres y de su expresión.” (ibid., p. 135). Esta ac-
De acuerdo con Lilian Robinson (1941-2006) el titud no sólo se plantea el valor notorio de la es-
canon literario es falocéntrico y por ello las escri- critura de las mujeres, sino que analicen además
toras han sido excluidas, olvidadas o promovido los criterios de calidad tradicionales y el conjunto
un imaginario que las encasilla en una escritu- de obras canonizadas para dar lugar a una verda-
ra que expresa su pasividad y victimización. Las dera “genealogía” de la escritura de mujeres y de
investigadoras feministas han venido señalando mujeres que escriben” ( Doll Castillo, 2002, pp.
el desplante persistente acerca de la experiencia 86-87).
de las mujeres en el canon literario, manifestado Durante siglos los valores culturales fueron
en una “lectura distorsionada de las pocas escri- predominantemente masculinos y las caracte-
toras reconocidas y en la exclusión de las otras”. rísticas femeninas consideradas de menor valor
(Robinson, p. 117) Lo que se demuestra por el es- porque representaban la parte emocional y no
camoteo del lugar legítimo que les corresponde a razonada de la humanidad, identificada también
autoras ya conocidas, siguiendo la tendencia a la como la parte doméstica y ramplona de la mis-
desvalorización de los “sujetos femeninos y a sus ma. Así que de ellas se anotaba su propensión a
esfuerzos” (ibid., p. 122) Así, se va formando “un “garabatear” páginas, como en su momento al-
contra-canon femenino formado por integrantes gunos juzgaron a la poesía de Gabriela Mistral
que eran en gran parte inasequibles hace tan sólo (Nobel de Literatura 1945), Alfonsina Storni o
una docena de años” (ibid., p. 123), como alter- Silvina Ocampo, entre otras, y los escritos de tan-
nativa a la tradición masculina hegemónica, y tas otras mujeres que debieron esconderse tras
nombres masculinos para no ser descalificadas
mann Broch), Un collar de perlas (Joseph Roth), Un día en de entrada.
la vida de Ivan Denisovich (Alexander Solzhenitsin), Za- Un criterio ferozmente masculino y blanco
zie dans le Metro (Raymond Queneau), Le Voyeur (Alain
incluyó a las mujeres en las “minorías” exclui-
Robbe-Grillet), Lolita (Vladimir Nabokov), El gatopardo
(Giuseppe Tomasi de Lampedusa), Señas de identidad das. Es bueno recordar la propuesta de Walter
(Juan Goytisolo), Mignolo —con respeto a la descolonización de la

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producción literaria en América Latina pero que nes. Tanto a nivel de personajes, de creación y de

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viene al caso— de sustituir el concepto de canon interpretación de la trama representada dentro
“concebido en términos de estructuras simbólicas de este nuevo saber.” 6
de poder y de hegemonía”, por el de corpus como Al respecto, Celia Amorós defiende un canon
objeto de estudio de la crítica, al añadir a lo ante- feminista multicultural que se acerca al pensa-
rior la “oposición y resistencia a través del espa- miento postcolonial, mismo que “asocia el femi-
cio social”. Esta propuesta entiende a los estudios nismo con la colonización occidental y lo acusa
literarios como un corpus “heterogéneo de prác- de ser un elemento particularmente distorsio-
ticas discursivas y artefactos culturales”, donde el nante de las autenticidades culturales”.7
“estatuto canónico es parte de la complejidad de
fuerzas sociales en conflicto” sin que esto signifi- Cierre
que que se trate de una manifestación que “natu-
ralmente define el campo de estudio y determina Tal como señaló Lillian Robinson es necesario
lo que es necesario celebrar”. Para comprender reconocer que “las condiciones que dieron a mu-
la fuerza de este corpus, Mignolo destaca pre- chas mujeres el ímpetu de escribir son precisa-
ferentemente la fuerte presencia de la escritura mente las mismas que no hicieron posible que su
femenina, que había estado oculta en los estudios cultura las definiera como escritoras.” (135). De
literarios “por una noción de literatura que iden- ahí, la necesidad de subsanar el fruto inequitati-
tificaba el canon con el campo de estudios y que vo de una sociedad patriarcal y de construir una
tenía en las historias de la literatura la expresión manera incluyente, respetuosa de las diferencias
de su autoridad” (p. 12). Así, el corpus se enri- y por tanto valoradas en relación a un canon lite-
quece por la incorporación de nuevos referentes rario mucho más complejo que no imponga una
que lo dotan de mayor complejidad, con lo que visión unilateral del mundo y de su interpreta-
se supera el reduccionismo del canon, el peso de ción. Así, se podrá ir componiendo un mapa que
la cultura letrada y de los mecanismos de control vaya más allá de un listado de obras y autoras que
ideológico de los centros de poder.5 permita establecer analogías entre textos, para
Especialistas en literatura escrita por mujeres trascender a una fase más atenta a la diversidad
abogan por una apertura del canon, que atienda fundadora de este auge actual de la escritura de
la experiencia escritural de las mujeres que con- mujeres y del papel de las lectoras en el mismo y,
figuran una literatura que trata de reconfigurar el sobre todo, que refleje la pluralidad sociocultural
canon letrado y que atiende motivos o preocupa- actual.
ciones que se creían preponderantemente mas- El canon ha pasado al plural, en consonan-
culinos. En este sentido, la crítica literaria sobre cia con la pluralidad de poderes. Es decir, que
los escritos de mujeres centra su objetivo en el los “modelos” sugeridos –particularmente los
poder de una interpretación que “se vincula con que corresponden a currículos escolares- de-
los espacios expresivos letrados”, y que reconocen ben transmitir una herencia intelectual plural
“la capacidad, el derecho y el deber de las mujeres no colonialista, donde predomine –o al menos,
en la construcción de su propio discurso letrado” se intente- crear marcos de referencia heterogé-
y que, “además de construirlo sería el derecho a neos en su composición, aunque necesariamente
protagonizarlo y a la vez a interpretarlo. La mujer
como actora e intérprete de sus propias creacio- 6
Carlos Midence, “El propósito es abrir el canon literario
en todos sus sentidos”, entrevista con Bárbara Droscher,
disponible en: http://archivo.elnuevodiario.com.ni/2001/
5
Walter Mignolo, en “La lengua, la letra, el territorio (o la abril/28-abril-2001/cultural/cultural2.html
7
crisis de los estudios literarios coloniales)”, en Saúl Sos- Celia Amorós, “Aproximación a un canon feminista
nowski (comp.), Lectura crítica de la literatura america- multicultural”, en Mujeres en Red. El portal de género en
na, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1996 (4 vols.), vol. I, pp. internet. Disponible en: http://www.nodo50.org/mujeres-
3-29. red/spip.php?article835

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representativos de la comunidad con la que se tá determinado no por la discusión docta sino
identifica. En este caso, el feminismo plantea una por las estrategias mercadotécnicas que venden
visión multicultural para superar la concepción libros antes de que lleguen a las librerías donde
pedagógica que privilegia la forma de cultura oc- se amontonan ávidos consumidor@s de literatura
cidental, blanca y masculina, sin que ello deje de bestsélica —si se me permite el término— pron-
lado la valoración estética y calidad literaria en tos a aumentar los caudales millonarios de l@s
general, sin dejarse presionar por los criterios de autor@s y editoriales bendecidos por esa extraña
“corrección política”. compulsión de consumo cultural. Y esto es moti-
Una parte de la crítica feminista, como ya se vo de otra interesante discusión: el criterio mer-
dijo, propone la apertura del canon, aunque ello cadológico versus el académico y crítico. ¿El valor
no significa insertar los textos de mujeres en un de una obra estará dado por su permanencia en
canon ya determinado sin transformar sus có- el tiempo o por su éxito de ventas —aunque éste
digos. Desde esta perspectiva, la chilena Raquel fuese ef ímero?
Olea opina que
Ana María Peppino Barale
El trabajo de construir tradición de mujeres resulta
necesario como constitución de un corpus que no
podría permanecer en un afuera desinstalado del Bibliografía
corpus dominante, pero el requerimiento de una Carrasco, Iván, “Interdisciplinariedad, intercultura-
crítica feminista es construir sentidos de los textos, lidad y canon en la poesía chilena e hispanoame-
con productividad cultural que pueda intervenir ricana actual”, en Estudios Filológicos, núm. 37,
y ampliar los corpus masculinos, cerrados en co- 2002, pp. 199-210.
rrientes generacionales, épocas, sin posibilitar cru- Doll Castillo, Darcie, “Escritura/Literatura de mu-
jeres: crítica feminista, canon y genealogías”, en
ces y transversalidades textuales (Olea, p. 38).
Revista Universum, núm. 17, Universidad de
Talca, 2002. Disponible en: http://universum.
Así, la tarea está dirigida a construir una ge-
utalca.cl/contenido/index-02/doll.html
nealogía de mujeres escritoras que permita res-
Mignolo, Walter, “Los cánones y (más allá de) las
catar lo oculto, lo devaluado, lo disminuido en su
fronteras culturales (o ¿de quién es el canon del
valía, para ocupar el lugar que les corresponde que hablamos?”, en Enric Sullà, (comp.), El ca-
por su mérito, en el terreno que ha sido ocupado non literario, Madrid, Arco/Libros, 1998.
preferentemente por un canon patriarcal. En su- Olea, Raquel, Lengua víbora. Producciones de lo fe-
ma, para tener legitimidad literaria. menino en la escritura de mujeres chilenas, San-
tiago, Cuarto Propio/La Morada, 1998. Citado
Aunque, al fin y al cabo, canon de ciudad letrada en Doll Castillo.
o neo-cánones, irónicamente el “auténtico canon” Robinson, Lilian, “Desaf íos feministas al canon lite-
—o por lo menos el que sigue la gran mayoría de rario”, en Enric Sullà (comp.), El canon literario,
lectores o, mejor, de compradores de libros— es- op. cit., 1998, pp. 115-137.

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