You are on page 1of 72

copyright © Eric Rolf

Fotografía y diseño de portada: Crystal Augusto


ÍNDICE

Introducción……………………………………………………………………………………
4 Acerca de la Medicina del Alma
I……………………………………………………………………..4 Introducción
a las enfermedades originales…………………………………………………….7

Enfermedades originales de elemento


Fuego………………………………………………….......8
La
seriedad…………………………………………………………………………………………

La
culpabilidad……………………………………………………………………………………

El
controlar………………………………………………………………………………………

Enfermedades originales de elemento


Aire………………………………………………………..23 El
apego……………………………………………………………………………………………
El
juzgar……………………………………………………………………………………………
El
pensar…………………………………………………………………………………………
31

Enfermedades originales de elemento


Tierra………………………………………………………34
La resistencia al
cambio………………………………………………………………………………..34

La
soledad…………………………………………………………………………………………

El
materialismo……………………………………………………………………………………
Enfermedades originales de elemento
Agua……………………………………………………….52
La
depresión………………………………………………………………………………………

La lástima/importancia
personal…………………………………………………………………..57
La
inconsciencia……………………………………………………………………………………
63
Los alimentos del
Alma…………………………………………………………………………………
67
Los sentidos
internos……………………………………………………………………………………
69
Notas……………………………………………………………………………………………
69
Contacto…………………………………………………………………………………………

2
Dedicatoria:

Agradezco a todas las personas, incluyendo a los profesionales en temas de


salud que, día a día, han demostrado su apoyo y confianza en la Medicina
del Alma y, es a ellos y a los lectores futuros, a quienes les dedico estos
elementos en el arte de vivir con salud vital, abundancia creativa y
relaciones auténticas.

Agradecimientos:

La publicación de este contenido en formato de ebook se hizo posible


con la participación valiosa de Crystal Augusto, quien creó la portada y
diseñó el libro. También agradezco a Mónica Gronchi su contribución en
temas de gramática y sintaxis. Finalmente, agradezco a todos los
participantes a los cursos, las conferencias y las consultas particulares,
ya que no sólo reciben información sino que también aportan mucha
información experiencial al banco de conocimientos de este modelo de
sanación.
3
INTRODUCCIÓN

ACERCA DE LA MEDICINA DEL ALMA I

En su forma original, estas fueron enseñanzas y comentarios compartidos en


un curso sobre Medicina del Alma II en Sevilla, que luego fueron
transcritos para tener una versión digital y, quizás más adelante, den
origen a una versión impresa.

Cada sistema de sanación es básicamente un modelo o lente, a través


del cual escogemos mirar al cuerpo humano y más allá, es decir la
experiencia humana en su totalidad. También es un paradigma particular,
una manera de ver el mundo. Cambia el contexto en el que observas
cualquier experiencia y el contenido cambiará automática e
instantáneamente. Sí puedes crear tu propio contexto construyéndolo de
alegría, abundancia y bienestar.

La vida es insegura, cambia continuamente. El conocimiento consiste en


darse cuenta de que todo lo que ves está vivo. El modelo de la Medicina
del Alma es de creatividad y comunicación y está compuesto por: el Código
Secreto del Cuerpo y el Idioma Creativo Interior.

A través de este modelo obtenemos un “sabor” de esa totalidad que


es el universo, de ahí que estas enseñanzas se llamen El Camino del
Sabor, de ese misterio de la vida. Este modelo ofrece un contexto nuevo y
más expandido de entender la vida. Este contexto de La Medicina del
Alma nos permite relacionarnos de forma más creativa y personalmente
poderosa, que el que conocemos en la sociedad de consenso, y sobre
todo, reafirma más la vida. Es como un viaje a otro planeta, en el que
las cosas parecen iguales, pero la física es diferente.

Algunas de las más de 200 enseñanzas de La Medicina del Alma que hablan
de sobre ello son:

…El Universo es una sola y consciente totalidad que está en una


constante y creativa comunicación con cada una de sus partes o aspectos. La
vida sabe lo que hace y nos lo comunica.
…La existencia le habla a sus partes o aspectos mediante el idioma
de las metáforas.
4
…Las personas, los objetos y los acontecimientos en nuestra vida,
tienen más sentido como metáforas y espejos de nuestros aspectos, que
como acontecimientos separados o no relacionados.

…Nosotros mismos creamos nuestras experiencias de la realidad física


de acuerdo con nuestras creencias.
…Cada persona, basada en sus creencias, establece los límites de sus
experiencias.

…Tenemos un cuerpo nuevo de instante en instante. Nuestros cuerpos son


como fotocopias de nuestra cambiante realidad interior. El original está
dentro y, a cada instante, produce una copia.

…Si con respecto a una enfermedad, lo interior (nuestras creencias


relacionadas) se cambia, la próxima copia lo refleja.
…La enfermedad es un proceso creativo y, en relación con este
proceso, toda enfermedad es similar.

…La diferencia entre un resfriado y un cáncer está en la complejidad


de las creencias involucradas. Se puede comparar con el proceso de
hacer cine. Una película de diez minutos o una de dos horas. La de
dos horas es más compleja pero el proceso de filmarla es idéntico.

…Estos dos modelos (El Código Secreto del Cuerpo y el Idioma Creativo
Interior) funcionan -​ incluso mejor -​ cuando se complementan con otras
recomendaciones o sistemas de sanación más visibles como: minerales,
hierbas, homeopatía. Estas metáforas permiten que la palabra se haga materia
más rápidamente.

…Lo que generalmente llamamos enfermedad, realmente es un patrón de


síntomas o efectos.
…Germen, bacteria y virus participan en la manifestación de síntomas
pero no son la causa. Su participación está guiada por nuestras órdenes
interiores. Los 5
gérmenes, sencillamente actúan, de acuerdo con su naturaleza y potencial.
…La naturaleza de los síntomas de la enfermedad no es en sí problemática.
Los síntomas son una forma de comunicación a “gritos” para llamarnos la
atención.
…Cuando uno se enferma, cuando aparecen síntomas, lo que es de
mayor importancia es la zona del cuerpo y los órganos involucrados.

…El cuerpo se puede dividir en distintas zonas. Cada zona refleja


metáforas relacionadas entre sí, aunque cada órgano en esa zona,
también refleja una metáfora más específica y distinta.
…Cada órgano (interno o externo) representa un área específica de nuestra
vida. Tener dolor en un órgano es como decir que esa parte de
nuestra vida, de nosotros mismos, está intentando llamarnos la atención.

…Cuando le damos atención a esa parte de nuestra vida y aceptamos los


cambios indicados, el cuerpo se cura rápidamente, a veces instantáneamente.
…También existen complejos patrones psicológicos que, más apropiadamente,
se podrían denominar como enfermedades originales.

…Algunos ejemplos de “enfermedades originales”-​ o los contextos


creativos-​ que son la fuente de una variedad de patrones de síntomas,
serían los siguientes: la seriedad, la culpabilidad, el controlar, el apego, el
juzgar, el pensar, la resistencia al cambio, la soledad, el materialismo, la
depresión, la lástima-​ importancia personal y la inconsciencia.

…Por fin sólo existe una enfermedad que se manifiesta en dos aspectos,
siempre en combinación, una especie de sordera espiritual y la tacañería
espiritual.
…Toda enfermedad en niños es reflejo de estados emocionales y actitudes de
los padres. Sana a los padres y el hijo sanará automática y casi
instantáneamente.
…Existe una perfecta sincronicidad entre nuestra vida interior y los
acontecimientos externos, aunque no siempre lo percibimos de esa manera.

6
INTRODUCCIÓN A LAS
ENFERMEDADES ORIGINALES
Toda condición física, resistiva o que nos produce malestar tiene su raíz o
causa en la relación entre dos situaciones: La Sordera Espiritual y La
Tacañería Espiritual. Esa dinámica interactiva y personal es lo que nos
determina nuestra experiencia de vida, tanto como participante y evaluador
que como observador; esas dos actitudes crean nuestros lentes de percepción.

La misma cosa, pero dicha de una forma más positiva sería: El ser humano
está aquí, en esta dimensión, para escuchar, sentir y dar. La ausencia o
limitación de estas actividades dentro de nuestro camino la podemos
denominar: Sordera y Tacañería Espiritual.

De estas dos raíces, que van enlazadas en nuestra vida, es de donde


se manifiestan lo que llamo enfermedades originales. Curiosamente, éstas
tampoco parecen enfermedades, ya que no tienen manifestación de
síntomas físicos, aunque algunos quizás las llamarían mentales.

Yo las veo como campos de cultivo; un entorno y condición, donde se


pueden manifestar o hacer visibles, una variedad de enfermedades más
usuales. Ahora, imaginemos que estos campos son de 4 tipos
esencialmente, y que los relacionamos con los 4 elementos: Fuego, Aire,
Tierra y Agua. Dentro de cada uno de estos elementos, si es que se
manifiestan lo que podemos llamar las semillas, florecerán una variedad
de condiciones físicas, lo que conocemos como enfermedades y que tienen
nombre y patrón sintomático.

7
ENFERMEDADES DE ELEMENTO
FUEGO
LA SERIEDAD
Creencias componentes de la enfermedad: El bien, el mal, el peligro,
la seguridad, la continuidad, la terminación, el placer, el dolor.
Antídotos: Humor, risa, todo tiene una especie de chiste -​ que muchas
veces es humor negro-​ .

Una de las claves de la vida consiste en fluir en cada momento. Para


ello la relajación es básica y me atrevo a decir que es el poder más
importante. Ahora bien, si algo dificulta en grado sumo la capacidad de
fluir, ésa es la enfermedad original de la seriedad. Ésta, sola como tal,
o formando parte del resto de enfermedades originales, es el mayor
freno al desarrollo de nuestras capacidades y propósito de vida.

Estamos viviendo en un mundo donde la seriedad parece ser una


cualidad positiva. Es una sociedad enferma. Ser serio parece sinónimo
de auténtico, honesto, comprometido, todas esas cosas que aparentan ser
buenas cualidades. Y no es verdad. Una persona seria no se puede
comprometer, es imposible. El compromiso comporta una aceptación, una
entrega. La persona seria no tiene esa capacidad.

Estamos en este mundo para desarrollar cada uno su propio camino espiritual.
Antes de nacer elegimos una serie de cualidades que vamos a desarrollar en
esta vida, distintas para cada persona. Para el desarrollo de dichas
cualidades elegimos las circunstancias que las apoyan, desde la fecha
de nacimiento hasta los padres, el lugar, así como el resto de
ingredientes y escenarios, donde se desplegará nuestra vida. A partir de
ahí empieza la función.

La vida es un arte y nosotros somos los artistas; los creadores de


todo cuanto nos sucede. La vida no hay que ganarla, es el premio. La vida
no es seria. Todo lo que trae la vida te está apoyando para desarrollar
tus cualidades. Aún en los momentos duros, tienes un regalo incluido.
Recuerda que la talla hay que darla en esos momentos, no cuando parece
todo fácil y grato, que entonces no tiene mérito, ya que todos somos
capaces de aceptarlo.
8
En el paradigma de la Medicina del Alma decimos que el universo es
amistoso, que está de tu parte y no en contra, aún en los momentos
que así lo parece. Todos hemos vivido experiencias que, en un primer
momento, hemos calificado como negativas y que luego han sido la “puerta”
que te ha permitido encontrar grandes satisfacciones o, simplemente, han
constituido un paso necesario para tu evolución. Lo útil en esos
momentos es preguntarte, cómo eso que te está ocurriendo, te ayuda o te
apoyará, ahora o en el futuro.

Vemos e interpretamos el mundo y la vida a través de las creencias que


cada uno tenemos. Si piensas que la vida es seria, no te extrañes si atraes
seriedad y muy poca alegría. Todos sabemos, aunque no siempre lo
aplicamos, que cambiando el contexto desde el cual observamos cualquier
experiencia, el contenido cambia. La mejor enseñanza que puedo darte es
que construyas tu propio contexto con creencias de alegría, abundancia y
bienestar. Sí, tú eres el que escoges cómo miras al mundo y eso
determina lo que ves y vives.

La vida no es para tomársela en serio. La vida te toma el pelo, se está


riendo, está celebrando, se lo está pasando bien. Pero mucha gente
prefiere ponerse seria, como si no estuviera invitado a esta fiesta, que es
la vida. Una fiesta en la que hay mucho humor negro, en la que debes
saber oír el chiste, porque todo tiene un chiste.

La seriedad es en cierta manera atea. Yo explico la creación, lo que los


científicos llaman la explosión del “Big-​ Bang,” y otros el Logos o
sonido primordial, utilizando la metáfora de que Dios rió y que, de
esa explosión -​ que fue una carcajada-​ , se creó el Universo. La
seriedad es en sí la antítesis del origen. La seriedad es, en cierta
manera, como volverse conscientemente inconsciente. Intentar salir de la
existencia. Es como no estar vivo, como si creyeras que no hay
suficiente lugar para ti dadas las circunstancias del momento, y eso es
tan serio que da risa. La seriedad no permite disfrutar del hecho de estar
vivo.

Nada es serio, la vida es arte. El arte no es serio y los artistas son el


grupo más saludable en términos generales. Por el contrario, las
personas serias parecen viejas, sea cual sea su edad. Fíjate que la
inspiración no es seria ni uno se siente culpable en esos momentos
creativos. Tampoco se intenta controlar; porque en el momento que lo
intentas, la inspiración se va.

Ahora bien, no estoy hablando de rechazar, sino de observar. Cuando notes


que hay una circunstancia que quieres tomártela en serio, si lo observas,
cambia, por 9

lo que lo importante es mantenerse consciente. No se trata de decir “no


quiero ser serio”, pues quien así lo dice, es que ya se lo ha tomado en
serio, ya ha caído.

La seriedad, en cierta manera, incluye a todas las enfermedades. Casi todo lo


que llamamos enfermedad tiene un aspecto serio, así que este campo puede
incluir todos los patrones. Es como un campo de cultivo donde pueden
crecer todas las semillas que conocemos como enfermedades.

Cuando te tomas las cosas en serio, ahí entra el ego. La seriedad tiene
siempre la tendencia a juzgar y separar, que es muy diferente a
distinguir. Una cosa es juzgar y otra distinguir. La seriedad juzga. La
seriedad dice “esto es bueno y aquéllo malo”. La seriedad determina
que las cosas son peligrosas, que puedes morir. La seriedad es como
la anti-​ esencia: intenta lo imposible, que es la seguridad. Fíjate que en
los sitios muy serios, como los bancos, las compañías de seguro, el ejército,
de lo que más se habla es de la seguridad, de garantías, todo lo cual es la
anti-​ esencia. La vida es un juego, un arte. No es seria.

Una persona muy seria produce risa, se convierte en un chiste andante.


Cuando hay una persona muy seria y le dices que se ría, es como
darle una bofetada, porque la seriedad es la anti-​ risa. Y el ego puede
resistir cualquier ataque menos el humor y la risa. Lo que más nos cuesta a
todos es reírnos de nosotros mismos. La seriedad es un apego al poder
y creemos que el poder es externo. Las personas serias suelen estar casi
siempre quejándose, lo cual es una indicación de impotencia. La seriedad
limita tu amplitud de ver. La resistencia y la seriedad van juntas, así que,
cuanto más te relajes, que por fin es el único poder que existe, no
sólo tienes más poder sino que experimentas una alegría natural.

Todos vemos la vida en función de las creencias que tenemos, del paradigma
en el que estamos. Los componentes de la enfermedad original de la
seriedad son creencias sobre el bien y el mal, el peligro, la
seguridad, la continuidad, la terminación, el placer y el dolor.

La mayoría de las personas cree que la vida es una continuidad, pero no es


así. Hasta los físicos cuánticos ya reconocen que el universo se apaga y se
enciende a cada segundo. La vida no es continua, tiene una relación
entre un momento y otro, pero cada instante es distinto. Quien la ve
con continuidad pretende controlarla. La seguridad y la continuidad están
muy relacionadas y, por ello, es que te crees que eres el mismo que fuiste
ayer o hace diez años, sólo más viejo, y no es verdad. Vamos cambiando,
todo cambia de instante en instante y, cómo lo 10

vives, no tiene nada que ver a cómo lo hacías cinco años atrás, aunque te
puedas acordar, pero tú no eres el que eras y, si así lo creyeres, es
cuando te vuelves serio.

Hay un placer que no es opuesto al dolor, y a eso le llamamos existencia.


Lo que llamamos evolución es un desarrollo de niveles de placer más
amplios y sutiles. Placer no es sólo tomarse cuatro copas en un bar o ligar.
Yo hablo de tu arte al crear tu propia vida; no hay más arte que éste.
Cuando sabes que estás creando tu vida como arte, entras en otro campo.
La palabra evolución –“evolution”-​ en inglés, incluye la palabra amor
“love”. Los avances dan placer, y no necesariamente, los avances
tecnológicos. Los avances que te abren a la percepción de algo nuevo
son un placer. Por el contrario, las resistencias, producen dolor. Como
no te enteras, tan sólo percibes el dolor, sin ligarlo a la causa que
son esas resistencias. La mayoría de las resistencias son hacia ti y a tu
evolución.

Tal es así, que los antídotos contra la enfermedad original de la seriedad,


que es la causa de la mayoría de las enfermedades que consideramos
más graves (cáncer, sida, enfermedades inmunológicas en general, estrés,
problemas de garganta, corazón, etcétera), son el humor y la risa. También
lo son los alimentos del alma.

11

LA CULPABILIDAD
Creencias o aspectos componentes de la culpabilidad: sentirse víctima,
tener buena o mala suerte, estar loco, miedo al castigo, responsabilidad
falsa, auto-​ rechazo.

Antídotos: responsabilidad creativa, enterarse (culpabilidad natural), acción


positiva en compartir lo que te has enterado, compasión sin lástima ni
importancia personal.

Todas las creencias que tenemos han supuesto -​ en su momento-​ un


beneficio para el desarrollo de nuestro camino espiritual, salvo que,
concluido dicho momento, en vez de liberarnos de esa creencia, la
mayoría de las veces la conservamos, convirtiéndose en un lastre que
impide proseguir la evolución personal. Dicho de otra manera: cada
enfermedad tiene una parte que vale la pena o hace referencia a un
aspecto valioso. Así, en el caso de la culpabilidad, nos hace referencia de
forma bruta, sin refinar, al hecho de que nosotros somos partícipes de
la existencia; que somos creativos en cada momento y que, nuestras
aportaciones sean cuales fueran, provocan cambios y repercuten en toda
la existencia. Hay un refrán que dice que, cuando se corta una hoja
de un árbol, las estrellas lloran. Lo más pequeño y lo más grande están en
conexión.

Por eso, dentro de lo que solemos calificar como culpabilidad, existe un


aspecto acertado y oportuno. Es lo que denomino culpabilidad o
responsabilidad natural. Por ejemplo: cuando uno tira una cerilla encendida
en un bosque y se origina un incendio. En ese momento te das cuenta que
tienes la posibilidad de impactar en la vida, de aportar a la existencia
algo, salvo que percibes que no es esa la contribución adecuada ni la
que deseabas ofrecer. En ese momento has aprendido algo, te has
enterado, y ya está.

La otra culpabilidad es un juego del ego y del sentirte víctima. La


culpabilidad siempre indica lucha; el concebir un universo hostil y el
creer que somos el mismo que fuimos ayer o el año pasado (y por eso te
sientes en la necesidad de seguir arrastrando la culpabilidad por algo
que ocurrió tiempo atrás). Esta creencia también se mantiene porque el
individuo cree que le aporta beneficios. Por muy mal que vivas las
consecuencias de algo que has hecho, también es una medalla para
colgarte: soy el peor, el más malo, nadie me quiere porque he hecho
cosas malas. Te adormece.
No hay motivo real alguno para sentirte culpable, sea lo que sea.
Pasado el momento de culpabilidad natural, esa enseñanza que uno recibe
cuando una de sus acciones provoca unas consecuencias que no eran las
deseadas o que no contribuyen al bien más elevado, acaba la
responsabilidad. No debes machacarte mañana, pasado y el año que
viene. La vida está muy bien organizada y es consciente en cada
momento. Si finalmente todo tiene algún sentido y apoya de alguna manera,
aunque no siempre nos demos cuenta en ese momento, no existe
culpabilidad. El universo es amistoso y en él todo cambia por motivos
que son misteriosos para ti, pero que debes aceptar. Por motivos que tú
desconoces, ese bosque que ardió se tenía que quemar, y te usó a ti para
su propósito.
12

Mantén una distancia que te permita observar de otra manera, eso te


producirá una especie de ética natural y serás más consciente. Desecha
el creer que has hecho víctima a alguien o a algo. Si algún día
puedes ir más allá de sentir una reacción de culpabilidad no significa
que te hayas vuelto inmoral o amoral. Aceptar la responsabilidad
personal, ser consciente de que eres creador, un artista (y el artista no
es culpable), actuar enfocado en obtener un resultado beneficioso en
términos amplios y humanitarios, no requiere culpabilidad. Eres un ser
poderoso y significante. En cada momento, todos somos seres creativos,
potentes y necesarios de alguna manera, de lo contrario no estaríamos
aquí, si no en otro sitio. Si quieres, llámale a esto, parte de la gran
eficiencia creativa de la vida.

Sí, todos producimos un impacto, ya que las cosas ocurren a través de uno y
de nuestras acciones. Eso lo puedes ver, tanto en las circunstancias
como en las otras personas y, si amplías el concepto del otro para
también verlo como un aspecto tuyo, como si fueses tú en otro cuerpo,
te darás cuenta de cómo tus acciones cambian tu vida a muchos niveles,
que por fin tú eres el artista. En cada instante, el misterio, la totalidad o
Dios, actúa a través de cada uno, y le da o agrega nuestro sabor a
la totalidad del momento. Casi se podría decir que una definición de
la individualidad sería que eres un ingrediente único, que tienes un sabor
único.

Ahora bien, también es cierto, que muchos confundimos nuestra


participación en la vida con una participación egoísta. Así decimos que algo
fue culpa nuestra -​ refiriéndonos a consecuencias aparentemente
negativas-​ , o por el contrario, lo muy bien que lo hemos hecho y nos
atribuimos el crédito. Pues no, ni culpa ni crédito. Toda la vida se
manifestó a través tuyo para que ocurrieran esas circunstancias. También
es cierto que tú escogiste participar.
13

En las creencias que forman parte de la culpabilidad, tales como el


considerarse víctima, el tener buena o mala suerte, el creerte que pudieras
estar loco, el miedo al castigo, la responsabilidad falsa y el auto-​
rechazo, se aprecia -​ a poco que te esfuerces-​ el chiste que incluyen.
Cuando te sientes culpable, como decíamos antes, lo que está detrás es
saber que tienes la capacidad de crear y que éstas, tus creaciones, tienen
consecuencias, salvo que entras a juzgarlas y el ego se separa de la vida.
Te dices: “Puedo ser víctima”. Vas por la calle y se te cae un edificio
encima y exclamas todo compungido: “¡Fíjate lo que me ocurrió!” O
puedes provocar que, con alguna de tus acciones, aparentemente dañes a otra
persona y, enseguida te lamentes y corras a pedirle perdón.

Por cierto, el perdón es una idea nefasta, pues implica que tú has
hecho algo a otro y que, entonces, también alguien te puede hacer algo
a ti. Si hay que perdonar a alguien, perdónate tú. Nadie es víctima,
aunque no nos guste esta idea, pues no cabe duda que considerarse víctima
también incluye un beneficio, ya que te quita la responsabilidad, es como si
no existieras, haces de ti un objeto. Esto es distinto a observar que uno
ha participado en algo, y que alguien está dolido por ello de alguna
manera, y escoges comunicarle que has aprendido algo y que sientes
compasión por el otro.

Algo parecido ocurre con la buena o la mala suerte, que no es más que
creer que uno es víctima del destino o de Dios, pues no sólo se puede ser
víctima cuando lo que te ocurre es negativo, sino también cuando es
positivo.

Las personas a las que les echamos las culpas son mensajeros de los dioses
para producir efectos que, por tu cuenta, tal vez no lograrías en la
mayoría de las ocasiones. Así que, en cierta manera, es para que
agradezcas más a tus enemigos que a los amigos. Recuerda, Jesús dijo:
“Ama a tus enemigos”. Hay que ser lo suficientemente rico para
traficar con todas las monedas, con todas las divisas de la vida. Algo
que te aporta una persona y que no te gusta, es una moneda, una divisa que
no has aprendido a manejar todavía.

Comprendo que es fácil decir que nadie es culpable de nada, pero


otra cosa es vivirlo, pues son muchos los hábitos adquiridos en contra de
esta creencia. Por ejemplo, si el caso es que has matado a alguien,
parece difícil no tener sentimiento de culpa. Ahora bien, un asesinato es
uno de los chistes más grandes que existen. Para empezar, es una manera
más de morir. ¿Te parece que puede existir alguien que muere que no
quiera hacerlo? Piensa en el chiste. Al fin de cuentas, nadie muere, sólo
cambia de estado, así que yo sólo puedo morir desde 14

tú punto de vista, pero no del mío. Tú me puedes matar, desde tú punto de


vista, pero yo sigo viviendo (el cuerpo ha desaparecido pero la existencia
prosigue en otro nivel). Es como si tú me quitaras la ropa y dijeses:
“¡Mira, te he matado!”. Además, visto en términos más globales, cósmicos,
el que es asesinado pidió a su causante que lo hiciera.

Un componente que suele acompañar a la culpabilidad es el miedo o rechazo


al castigo. Una de las cosas que a veces comento son las respuestas,
cuando le pregunto a la gente sobre cuál ha sido el peor castigo que
ha recibido, porque cuando empiezan a tomar conciencia de él, se
enteran que ese castigo fue absolutamente necesario, un tremendo aporte a
lo que estaba sucediendo. En un porcentaje muy elevado, tal vez en la
mayoría de los casos, los peores castigos no son físicos. A mí, por
ejemplo, en el colegio por llegar siempre tarde, me colgaron un cartel con
la frase “tardón”, y tuve que llevarlo todo el día puesto. Lo hacía, aunque
entonces no había tomado conciencia, para llamar la atención. Así, el
castigo de llevar el cartel, vino a contribuir a que llamara la atención más,
pero me permitió ser consciente de ese aspecto y dejé de llegar
tarde. En cierta manera funcionó. Hoy en día es posible que alguien
considere que eso fue un abuso, un maltrato psicológico, salvo que me
parece que esos puntos de vista son serios. Cuando los niños ponen castigos
son más duros que los que pondría una persona mayor.

El auto-​ rechazo es un intento de evadirse de la culpabilidad, cuando


el efecto que produce es el contrario. No te queda más remedio que ser tú,
¿cómo puedes conseguir rechazarte? ¿a dónde vas cuando te rechazas? Es, en
cierta manera, un suicidio.

Otra de las creencias muy asociadas a la culpabilidad es el creerse


loco. Un término que es social, pues no existen enfermedades mentales,
lo que existen son condiciones que pueden o no molestar a la
sociedad. La mayoría de los llamados locos no son peligrosos. Se les
encierra porque molestan, porque no se toman en serio las cosas que la
sociedad piensa que se deberían tomar en serio; porque no se les puede
controlar, pero más peligrosos son los que andan por la calle, que los que
están un poco enrollados en sí mismos. Ellos están teniendo una
experiencia espiritual en forma un poco bruta. Necesitan un maestro, un
espacio donde estas locuras se puedan tratar, pero estos espacios no
son los manicomios. El delirio es como la diarrea del pintor que, en un
momento dado, recibe un montón de imágenes y le gustaría pintar todas pero
no pinta nada. Ve elefantes rosas, ve de todo, y parece que tienen
sentido, pero no lo tienen. Los
15

delirios son visualizaciones impresionantes. Son energía Kundalini y


producen movimientos impresionantes, aunque puede ocurrir que uno se
identifique con ese movimiento bruto, sin refinar, y éste se apodere del
cuerpo.

Hay muchas enfermedades relacionadas con la culpabilidad, por ejemplo,


todos los problemas relacionados con el sexo y el estómago.

16
EL CONTROLAR

Creencias componentes de la enfermedad: peligro/seguridad, el universo


no amistoso, placer/dolor, ser estúpido, cobardía apego/rechazo a sentir
emociones fuertes).

Antídotos: Ser rico, dar incondicional, dar libertad, asumir riesgos


conscientes, vivir el a ver qué pasa.

Si ni tú mismo eres capaz de controlar tus pensamientos, ¿cómo vas a


intentar controlar al otro? El controlar es una distorsión del proceso
creativo. Se produce cuando tenemos un punto de vista rígido y todo lo que
se sale de él, es a lo que se intenta controlar. La idea subyacente es que
se considera al universo como hostil y no amistoso; que en cualquier
momento puede hacer daño. Así que uno intenta controlar esas circunstancias
en las que cree que puede sufrir algún peligro, ya sea física o
psicológicamente.

Todas las enfermedades del elemento fuego van ligadas a la creatividad,


en la que estamos inmersos en todo momento. Cada respiración es un acto
creativo; estamos inmersos en este sabor de creatividad; en esta esencia
creativa que permanece en toda existencia, pero el elemento fuego es
una metáfora más cercana al propio proceso creativo. Es así que, tanto
en la seriedad como en la culpabilidad, o en el controlar, existe ese
elemento de creatividad consciente.

El controlar es, en cierta manera, una distorsión del proceso creativo.


Todo artista, y hablo en particular de esa experiencia que es el
momento de inspiración -​ cuando uno se reconoce en ese instante que está
creando-​ , vive una especie de paradoja, donde se produce un control sin
control. Ese control es una conciencia de cómo uno va alineándose, y se
percibe el camino por donde va ese cuadro, esa escritura. Pero lo que
llamamos controlar, que es una distorsión de eso, se produce cuando lo
que uno quiere controlar es eso a nivel de personalidad. Uno quiere
controlar de forma material, uno tiene un punto de vista muy rígido y
quiere controlar todo lo que no está de acuerdo con ese punto de vista
rígido. Por tanto, la vida, que es mucho más que un punto de vista, sobre
todo si éste es rígido, se bloquea.

La persona que quiere controlar siempre está y vive frustrada. Pero, aunque
lo reconozca, pueden más las creencias que tiene sobre el peligro y
la seguridad. Uno quiere controlar una circunstancia donde se siente, de
alguna manera en peligro, física o psicológicamente.
17

En la Medicina del Alma decimos que una de las primeras preguntas básicas
es considerar si el universo es o no amistoso. Una cuestión que se
ve muy clara cuando se aborda el tema del controlar. Si el universo no es
amistoso, entonces sí realmente uno tiene que asegurarse, porque la vida
en cualquier momento te puede jugar una mala pasada, pero hay que
ver el chiste ahí. Imagínate, por ejemplo, una gota de agua e imagínate
también que el océano es peligroso y que, de alguna manera, esa gota va a
luchar contra el océano para asegurarse. Esto es un chiste, es absurdo. El
controlar, en cierta manera, es como un chiste zen, sólo que el que cuenta
el chiste no está consciente de que es un chiste y no se ríe.

Las personas que quieren controlar lo pasan mal, porque parece que todo es
un descontrol. Uno de los síntomas propios de esto es el mareo. La misma
persona que se marea como pasajero no lo hace como conductor, aún
en las mismas curvas, así que no son las curvas, es que quiere
controlar. Un profesor de mi época juvenil -​ recuerdo que me dijo-​ que si
uno es suficientemente tonto como para subirse en un coche que otro está
conduciendo, por lo menos tiene que ser lo suficientemente inteligente para
apuntarse a eso y dejar de intentar conducir el coche. En cierta manera ese
comentario es profundo, porque lo que hacemos es que parece que nos
apuntamos a algo pero, en realidad, no nos apuntamos. Uno se apunta a
ir de pasajero pero no, lo que quiere es ir de conductor, pero no se quiere
responsabilizar de llevar el coche, así que intenta controlar al
conductor.

El controlar se relaciona mucho con el placer y el dolor. Uno quiere


controlar que haya poco dolor y mucho placer. Sin embargo, las personas
controladoras no entienden el placer. El placer es una aceptación en cierta
manera descontrolada así que, a más control, menos placer.

También se relaciona mucho esta enfermedad original con otra de las


preguntas básicas que formulamos en la Medicina del Alma que es, si eres
estúpido, si vas por la vida de “enterado”. Una persona así, normalmente,
cree que el universo no es amistoso de distintas maneras. Cree, por
ejemplo, que el conductor del coche en el que viaja puede hacer un
adelantamiento imprudente. Va de enterado de las circunstancias, y otra
vez, como es usual, en negativo, porque si fuera en positivo no habría
motivo para controlar.
También guarda mucha relación con la cobardía que, a su vez, se relaciona
con el apego y rechazo a sentir emociones fuertes. Cobardía no es lo mismo
que miedo. Dentro de la Medicina del Alma, el miedo es una palabra o
nombre que se le da a una energía en forma bruta. No se califica al miedo
ni como positivo o negativo. En todo caso, más bien positivo porque,
utilizando una metáfora, el miedo es como el petróleo saliendo de la
tierra. Una energía que tiene valor, sólo que hay que refinar previamente
para que, convertida en gasolina, puedas ponerla en tu coche. La cobardía
en cambio se da cuando uno se resiste a vivir las emociones que acontecen
en su vida y se queda atrapado, apegado a esas emociones cuando aparecen
en su aspecto bruto y, entonces entra esa parálisis que inmoviliza a la
persona, momento en el que el cobarde no puede hacer nada.
18

Las emociones fuertes son curiosas porque, en lo que más las vives,
se convierten en menos fuertes. Así que una emoción fuerte más bien
es una vivencia bruta. Los que corren en fórmula uno o los que hacen
carreras de yates por agua, que es uno de los deportes donde más
accidentes mortales ocurren, son gente a las que les cuesta mucho
jubilarse, porque cogen un globo del peligro. En lo que uno está más
cerca de la muerte física, existe más conciencia y atención. Dicen que
sube la adrenalina, pero eso es sólo una explicación superficial y
química de ese proceso, aunque también ocurre eso. La adrenalina no es la
causa, lo que está dentro de la persona es siempre la causa y es ese estar
un poco al borde del abismo. Ahora bien, eso de estar al borde del
abismo es relativo. La primera vez que uno conduce un coche parece que lo
está llevando a mil por hora y sólo va a cuarenta. Parece que le faltan
brazos y piernas y nadie, en esos casos, entiende cómo otro conductor puede
en esos momentos escuchar la radio, hablar con alguien o fumarse un
cigarro al mismo tiempo. Sin embargo, al cabo de un tiempo de
conducir, todo ese miedo y limitaciones pasan. Así es que las
emociones, en la medida que uno las va viviendo, se vuelven más ligeras,
más livianas. Cruzar la calle solo, cuando uno es niño, es todo un desafío.
Luego se hace de forma casi automática.

Los chinos dicen que cuando te sirve un zapato no sientes el pie.


Todas estas emociones fuertes, hasta las que son agradables, conllevan
un cierto tipo de resistencia. Cuando uno dice, por ejemplo, que siente una
sensación de energía que recorre alguna parte de su cuerpo, indica que hay
un aspecto bruto en eso. La energía, cuando está refinada, no se siente.
Estás consciente de ella pero no te produce temblores. Las energías son
como los perfumes, que uno está consciente de ellos, pero no impactan en
la piel.
Uno de los aspectos en los que mejor se observa el controlar es en los
enfados. Uno se resiste a una vivencia, y no sólo la resiste, si no que está
convencido que es la vida atacándole de forma individual a través de una
persona o circunstancia determinada. Entonces esto estimula esa energía bruta
que es el enfado que, en el fondo, es energía creativa. Cuando las
personas están muy enfadadas, sobre todo de forma inconsciente, son
capaces de cualquier cosa (normalmente de barbaridades), pero eso no
indica que el enfado sea malo, sino que hay algo detrás de todo eso,
que está distorsionado. Detrás de un enfado suele haber compasión y
cariño. Si no, reflexiona acerca del amor y el odio, por ejemplo. De un
instante a otro, se puede ir de un extremo al otro.
19
El controlar puede producir problemas en las manos y también en los ojos.

Uno de los principales antídotos frente a esta enfermedad original es


ser rico, que se debe calificar como uno de los alimentos del alma, sólo
que indica tantas cosas a la vez que no es una acción específica, sino más
bien un punto de vista. La persona que se siente rica siente un control,
pero no es un control pequeño. Siente que su vida lo está llevando por
un camino divertido, positivo, si quieres verlo así. Ser rico es un punto
de vista, es como ser artista. En ambos, con un punto de vista
orientado al dar, un dar sin condiciones. Estar consciente de dar libertad, de
asumir riesgos de forma consciente. Es una manera de hacerte cargo o de
vivir de frente esa parte de uno que quiere controlar cuanto ocurre.
Yo hablo mucho del casino. Es interesante ver en el juego de la
ruleta, cómo salen a flote las creencias que muchas personas tienen
respecto al poder, y recuerda que el dinero es una metáfora de poder. En
la ruleta hay 37 números, pero en cada partida, sólo sale uno. Así que
es, imagínate, como si anduvieras por la calle y te encuentras tú solo
frente a diez personas. Si eres un maestro de artes marciales, te daría igual.
Así que uno, o se siente con el poder y se la juega -​ y en el casino
jugárselo es poner dinero-​ o te lo piensas y paralizas la acción, el juego.
Se trata de tomar un riesgo consciente. La vida es un juego y tú te la estás
jugando en cada momento, que sea dinero, que sea tu vida, que sea lo que
sea; si para ti es un riesgo, te la estás jugando.

En esto consiste el “a ver qué pasa”, que en cierta manera, no es nada más
que eso. Lo demás son sueños que uno tiene de poder controlar la vida. El
“a ver qué pasa” es básicamente decir: a ver qué toca hoy y apuntarse a
eso. Dejar que Dios te encuentre. Detrás del controlar hay un sentido
de pecado impresionante. Piensas que Dios no te puede encontrar porque tú
no te lo mereces; porque tú 20

sabes que Dios sólo encuentra a los buenos -​ te dices-​ .

Se trata de vivir la inseguridad amistosa, que es cuando uno tiene ganas de


vivir o experimentar un impulso, una inclinación en cierta dirección que
te parece divertida y, a la vez, reconoce que puede haber algunas
consecuencias no previstas, que te pudieran hacer algo de daño, física o
psicológicamente.

En los años ‘60 se pusieron de moda los grupos terapéuticos. Los


participantes contaban sus historias a los demás y, en muchos casos,
se originaban enfrentamientos muy fuertes, que hasta llegaban a producir
choques físicos. En apariencia esto podía parecer una contradicción, pero
el objetivo de estos grupos era que cada uno de sus componentes
encontrara ayuda en los demás. Pues sí, así era. En primer lugar, el
beneficio que se obtenía era liberar toda la mala sangre acumulada,
tanto la de uno como la del otro, aunque éste último podía causarte un
daño no previsto de antemano. Este es un ejemplo de lo que puede ser
vivir una inseguridad amistosa.

Controlar se conecta mucho con el proceso del nacimiento. A través de


este proceso, que todos deberíamos conocer, puedes conectar con
muchos aspectos de tu personalidad. En cuanto aparentemente más
dramático este proceso de nacimiento, la persona puede ser más
controladora.
De lo que se trata es de tener nuestra vida bajo cierto tipo de
control, pero un control artístico, no de lucha. El control artístico es un
escoger consciente o un alinearse de forma consciente con la vida. En inglés
existe la palabra “selfish” -​ que se traduce como ponerse uno en primer
lugar-​ . Es curioso, en lo que se está más centrado en uno mismo, menos
controla. Entonces, puede dar sin esfuerzo, puedes dar más libertad al
otro.. Una persona no puede dar nada a otra que antes no haya asumido
como suya o que haya sentido que forme parte suya de alguna manera.
Además, ¿cómo se puede dar libertad a alguien si uno no se siente
libre?

El escoger está muy bien visto. Sin embargo, el ego, cuando uno escoge,
también dice lo suyo. Eliges o escoges un camino y el ego te
recuerda que, en cierta manera, en ese momento, lo que has hecho es
eliminar 359 posibilidades. De lo que se trata es de no escoger,
entonces uno está en el centro y la vida te trae algo, en el próximo
momento otra, pero siempre te trae algo. Siempre te pone algo delante
y, entonces, no hay que escoger, sólo responder a eso, estar presente.
21

Si uno estuviera completamente vacío, centrado, si quieres llamarlo de


otra manera, en cada momento va a salir a tu encuentro lo adecuado, y la
vida te lo va a hacer saber. Pero requiere apuntarse, jugársela (y recuerda
que la vida es un misterio, una aventura en la que uno no puede pedir
seguridades). Lo de escoger es para no escoger y eso suena muy anti-​
libre albedrío, pero si lo que está ocurriendo en ese momento forma
parte de la totalidad, del Universo, uno es parte de eso y se debe
apuntar.

Queremos controlar a las demás personas porque las vemos distintas a


nosotros. Y creemos que es en el otro en quien no se puede confiar, pues
piensas que te va a hacer daño de una u otra manera. Así que, si
entras en relación con otra persona, intentas controlarla, dominarla y, en
definitiva, cambiarla. Sin embargo tú no estás en una relación para cambiar
al otro. No es asunto tuyo. Hay mucha gente que intenta controlar el
cómo piensa otra persona, cuando ni siquiera puede controlar cómo
piensa ella.

Uno de los antídotos para la enfermedad original del controlar es el


escoger desafíos conscientes. La persona que así lo hace tiene menos
problemas. La diferencia entre un problema y un desafío es que tú
tienes muy claro que has escogido un desafío, mientras que el problema
parece que viene de fuera, o que parte de otra persona. Cuando se trata de
un desafío, sabes que también escoges las posibles consecuencias que de
ello puedan derivarse, así que lo vives de una forma muy diferente a
cuando, lo que ocurre, te parece que no partió de ti sino de otra persona.
Ahora bien, si quieres un consejo, escoge desafíos conscientes. Por ejemplo:
el vivir las cosas que te asustan, las resistencias que tienes o el
iniciar aventuras nuevas. En definitiva ¡atrévete! Atreverse incluye la
palabra “verse”. Atreverse es como verse de otra manera, con más
posibilidades.

La vida es un arte y cualquier acontecimiento se puede ver como si


estuvieras pintando un cuadro o escribiendo un cuento. En él habrá
protagonistas, tú y otras personas. Salga al final lo que salga, lo habrás
creado tú. Es posible que no haya salido en los términos que habrías
querido, pero te aseguro que todo proceso creativo produce algo. Sea
cual sea el resultado, si lo miras como un espejo, puedes enterarte de
muchas cosas sobre ti y sobre tus creencias.

22
ENFERMEDADES DE ELEMENTO
AIRE
EL APEGO
Componentes o creencias de esta enfermedad: ser o no ser tus
memorias, identificación, rechazar las emociones, miedo a lo
conocido/desconocido.

Antídotos: desapego, ser rico, vivir el misterio, vivir las cualidades más que
las cantidades, vivir la esencia más que la forma, humor, silencio,
meditación, el estar, estar en el mundo y en el momento sin ser del
mundo, creatividad e imaginación, el universo amistoso.

Buda dice que el apego es la causa fundamental de todo sufrimiento. Ahora


bien, el apego, en cierta manera, es un efecto. Un efecto tan fundamental
que se puede llamar causa, aunque por fin, la causa es la resistencia. Uno
se apega a lo que se resiste.

Por ejemplo, el apego a ser o no ser tus memorias, es una resistencia a la


muerte del ego. Si uno realmente es distinto en cada momento, las memorias
ya no son tuyas. Las experiencias pasan a ser cosas que tú tienes en tu
base de datos, por decirlo de alguna manera, pero no son tuyas.

La Psicología peca en este punto. Intenta arreglar condiciones que


vienen del pasado de la persona pero que están basadas en una mentira.
Recuerda que hay mucha diferencia entre psicología y transformación. La
psicología quiere ajustarte lo más posible a lo que, socialmente, se
considera normal. Por el contrario, aquí estamos hablando de una
transformación de la persona, y el decir que no eres tus memorias no le
gusta al ego. ¿El motivo?... porque entonces ¿qué pasa con todas esas
medallas que te habías ganado en el pasado? Ahora ya no te sirven para
nada (son muertos que llevas contigo). En el Camino del Sabor no hay
medallas, pero tampoco hay culpabilidad. Hay inocencia. Eres nuevo. Y
en cada momento, sólo hay un paso que dar. No existe el camino de
diez mil kilómetros. Hay sólo un paso y ese paso está claramente indicado
por lo que la vida te pone delante, en cada momento, y que es a lo que
haz de atender.

Cuando tienes apego a tus memorias sólo tienes acceso al conocimiento


relacionado con ellas. Y recuerda que, con lo que te identificas no eres tú.
Dices, 23

por ejemplo, que eres español. Eso explica que has nacido en España, que
hablas un idioma concreto, explicita alguno de los sabores que forman parte
de tu ser... ¿pero eso eres tú? No. Cuando empiezas a explorar las
etiquetas, empiezan a desaparecer como las capas de una cebolla, y
comienzas a ver que eso que tú creías que eras es muy nebuloso.

La identificación es un proceso de dar y lo más importante que podemos dar


es nuestra atención creativa. Sin embargo, el hecho es que, la mayoría de
las veces, parece más un coger. Uno está meditando, por ejemplo, y le
sobreviene un pensamiento. Pero uno no es sus pensamientos. Los
pensamientos no le pertenecen a nadie. Sin embargo, la mayoría de las
veces, uno se identifica con ese pensamiento. Se conecta de una forma
apegada, condicionada, y entonces ese pensamiento te lleva y arrastra.
Recuerda que cuando uno medita, lo que debe hacer es observar los
pensamientos. Cuando uno los observa les da algo de atención, pero no es
una atención apegada.

Intrínsecamente relacionado con el apego está el rechazo a las


emociones. La mente y las emociones parecen no compatibles, pero es
porque a lo que se llama mente es en realidad lo que designamos como
ego que, efectivamente, no es compatible con las emociones puras. El ego
no es honesto, y las emociones son emociones. Una forma metafórica de
entender cómo funciona la mente con relación al apego es imaginarla
como una serie de tubos, más o menos amplios, lo que permite que cierta
energía pase y otra no. Ahora, lo que conforma la anchura del tubo
se corresponde con las creencias que se tienen. Cuando las creencias
son limitadas, la emoción que eso produce no cabe por el tubo, y éste se
calienta por la fricción, lo que se traduce en que el individuo lo pasa mal
y, en vez de intentar ampliar la capacidad del tubo, modificando sus
creencias, lo que hace es empecinarse en ellas.

Cuanto más tranquila tienes la mente, más estás en contacto con tus
sentimientos y emociones, pero menos “movimiento” sientes pues no hay
obstrucción en el paso de éstas por tu mente. Te enteras de lo que
te están diciendo esas emociones porque están en contacto con tu corazón.

Otro ingrediente de la enfermedad original del apego es el miedo a lo


conocido y a lo desconocido. Vale la pena aclarar que, en realidad,
no existe miedo a lo desconocido, pues lo que uno hace es escoger lo
conocido y proyectarlo al futuro, además y normalmente, de forma
negativa, con la particularidad de que entonces uno se resiste a las
posibles consecuencias de eso.
24

En realidad, cuando hablamos del miedo como algo negativo, nos referimos
más bien a la cobardía. El miedo es el nombre que se le da a una energía
en bruto: es el nombre para designar al petróleo que sale del pozo. La
cobardía es el acto de apegarse a esa energía en lugar de refinarla. Es
apegarse al petróleo en bruto, en vez de refinarlo para que cambie de
estado y sea provechoso, (que sirva para transformarlo en gasolina que
mueva tu coche). Todos tenemos miedo, pero apegarte, ser cobarde, es
otra cosa. Si tienes miedo, tenlo. Te excita. El miedo es el principio de la
excitación, de la alegría y del baile con el misterio. Lo único que hay que
hacer es decir Sí. Apuntarse a ver qué pasa. En cambio la cobardía
es totalmente intelectual. Un intelectual es alguien que conoce todas las
reglas de los juegos, pero no juega a ninguno. Te los puede explicar.
Cuando empleo la palabra intelectual no la utilizo como piropo. Saber el
nombre de la manzana y no haberla probado, no sirve.

Todos tenemos miedos favoritos y éstos se relacionan siempre con tu


camino espiritual. Son miedos que te permiten enterarte de cuál es tu
recorrido vital en este mundo.

Decirle a alguien que sea más desapegado es una tontería. No se trata de


que sea un mal consejo, sólo que es una tontería. En lo que más prestas
atención a cómo dejar de ser de una determinada manera, más te
apegas, así que no le estás haciendo ningún favor. En estos casos hay que
actuar como la madre con el niño. Una buena madre no le dice al niño que
no haga algo, lo distrae, cambiando de conversación o haciéndole que
repare en un juguete; parece que lo está sobornando. Bueno, puede ser,
pero no le dice que no, sino que le dice: “Mira, te han traído un caballo”.
Ese es un poco el engaño del maestro.

Imagínate a una persona que está muy enfadada y le dices que le ha


tocado la lotería. Inmediatamente se le pasa. Hasta se le olvida el
enfado de buenas a primeras. Cuando la gente tiene muchos pequeños
problemas, le das uno grande, y los demás se solucionan. Así que ese es el
truco del apego, tener la atención en algo grande. Recuerda que uno de
los consejos del Tantra es que te relaciones con enseñanzas grandes,
porque las pequeñas son pequeñas. Las grandes incluyen en cierta forma
todas las pequeñas.

Buda hablaba mucho del apego y de la felicidad. Y hay pocos


budistas felices, porque el budismo en cierta manera es negativo, y la
felicidad es positiva. La felicidad es una consecuencia de celebrar y es
algo que está ahí, que se nota más por su ausencia que por su presencia.
Cuando uno está feliz no se preocupa de si 25

está feliz. Es cuando sientes que te falta algo cuando uno se pregunta
por la felicidad. Nadie puede hacer nada para ser feliz, es una
tontería. Lo que puede hacer es aceptar la vida. Una de las
consecuencias directas de eso es que uno coge un globo, así que si
en algún momento alguien te pregunta, uno dice “Bueno, estaba feliz,”
pero eso es después. La felicidad por fin es algo interior, algo que
uno aporta al momento y a lo presente.

El apego original guarda relación con el hablar (y, por tanto, con todo
lo relacionado con la boca y la garganta). Cuando uno nace, sale de
un estado de silencio, y entra en un mundo -​ no manifiesto todavía-​ . En el
mismo momento del nacimiento, en esos primeros minutos, uno está
escogiendo su camino. Y en ese escoger ya hay resistencias, pues no se
quiere perder el que ha sido su mundo, y las circunstancias que lo tenían
tan protegido y cómodo en la barriga de la madre.

En la medida en que vas soltando más y más tus resistencias; acomodándote


a tu propósito de vida, llegas al punto de cuestionarte el apego a la propia
resistencia. Cuando por fin sabes qué es y qué no es, lo que se llama
apego, se convierte en sólo una sombra más que en una cosa real.
Ahora bien, siempre hay apegos. Unos más “brutos” y otros más difusos.

En el cuento de Sari Cutra, en el que se ilumina, y le dice a Buda que


todavía no se quiere iluminar sino quedarse con él. Buda le deja un tiempo
más pero luego se acabó. Tú tienes que ir por ahí compartiendo todo lo
que has adquirido. Sari dice que él cambiaría su iluminación por poder
quedarse a los pies del Buda, pero éste lo echa y entonces Sari,
desde entonces, cada día, se arrodilla en la dirección que él sabía
estaba Buda y, dicen que, cuando estaba a punto de morir, les dijo a los
discípulos que siempre lo ubicaran en esa dirección. Gran iluminado pero
con cierto apego difuso, al menos de gratitud. Llega un momento en que el
apego se puede convertir en una gratitud impresionante. Otra anécdota
que viene al caso: Cuenta que, cuando Buda muere y llega a las puertas del
cielo, y le dicen que entre porque le estaban esperando, Buda les responde:
“La verdad, no estoy preparado, porque hay tantos que aún no han llegado,
que si entro yo es como si entrara mi pie pero el resto de mi cuerpo se
quedase”. Unas metáforas muy bonitas que intentan mostrar estados de
agradecimiento, y ahí es donde, el camino de la mente y la compasión, se
unen con el camino del corazón.

Cuando estás hablando de enfermedades -​ en una circunstancia


terapéutica-​ la mejor palabra a mencionar es resistencia, no apego.
Osho tenía un montón de 26

alergias, a olores, a polvo, etc. -​ que son resistencias-​ y uno se pregunta ¿a


qué se resistía? Osho se resistió siempre a todo lo que consideraba lo
condicionaba, por ejemplo, se metía con los curas, y no me digas que eso
no era una resistencia.

El Camino del Sabor es un camino como más tántrico. No eres víctima de


nada. Los acontecimientos tienen un sentido. En este karma no hay que
esperar un montón de vidas, te despiertas ya. Estamos hablando de
aceptación, ¿por qué hay que llegar a la aceptación a través de las
resistencias? Ahora, yo estoy de acuerdo en que la comunicación de
esto no está en las palabras, pero las palabras sí pueden orientar o
ayudar a producir una aceptación o no. Yo no digo que el sistema político
que tenemos sea bueno, pero decir que los niños nacen puros y los
condicionamos, no vale. No hay víctimas. Esto es un proceso y los
niños saben muy bien adónde se meten antes de nacer. Son otros
parámetros, pero efectivamente, lo que ocurre es por presencia. Osho estaba
muy consciente de ser un maestro de primera división, de hablar para
un montón de gente, llegando a decir cosas con las que se contradecía,
como un gran político. ¿Quién sabe si él mismo llegó a conocer su propio
chiste? El hablaba de todo.

27
EL JUZGAR
Creencias o componentes de la enfermedad: me sirve o no me sirve,
la supervivencia, la mente calculadora, moralismo fanático.

Antídotos: estar, observar en silencio (sin opinión), el universo amistoso,


humor y risa, no hay casualidades, empatía,, respiración consciente, vivirlo
como espejo metafórico.

El juzgar está muy relacionado con una de las preguntas básicas de la


Medicina del Alma: “Si el mundo es o no amistoso”. Muchas veces, cuando
emites juicios, cuando calificas una cosa como buena o mala, sólo
estás estableciendo si esa cosa te sirve o no, casi en términos económicos.
Es un cálculo en cierta manera aunque no se trate de economía en sí.
Acuérdate que, en la Medicina del Alma, decimos que no somos víctimas
de nada. La única víctima es tu ego. Esto no niega que a veces vivas
cosas que te duelen, sólo que, de una forma u otra, tú las has atraído o las
has creado. Es un aspecto de ti o fruto de una de tus creencias. Desde
luego no ha sido consecuencia de tu mala suerte, que no es otra cosa que
echarle la culpa a Dios o al destino.

Ahora bien, sentirse víctima tiene sentido. Cuando mencionas a una


víctima estás asumiendo que existe un agresor. Si a esta palabra le
quitas la emoción negativa que conlleva, se entiende que te refieres a
alguien que hace algo que causa impacto (y el impactado es aquél a
quien denominamos víctima). Ahora bien, la vida de cada uno de
nosotros, de todos impacta. Sólo el hecho de que estemos vivos
produce un impacto en todo el universo, salvo que no nos lo creemos.
Cuando cae una hoja de un árbol el eco resuena hasta el confín del
universo. Hasta los físicos cuánticos se han dado cuenta que existe una
conexión entre una acción de electrones aquí y también en la estrella
Betelgeuse, que está a varios años luz de distancia de la Tierra y
que, además, la conexión es instantánea. Y es que hay una sincronicidad
perfecta en el universo.

El hecho de que estés vivo hace que el universo sea lo que es. Si no
estuviéramos, sería otra cosa. Tú impactas. Tu vida tiene sentido sólo por el
hecho de que estás vivo. Tienes valor. Cualquier cosa que haces impacta en
todo el universo, salvo que no te lo crees. Sin embargo, sí crees que
lo que otras personas hacen, te afecta a ti. Pero el propósito de esto, o
parte de su propósito, es que te des cuenta que lo que tú haces tiene
sentido. Tiene valor e impacto, alimenta al universo de alguna manera.
Todos debemos reconocer que valemos, no que valemos más o 28

menos, sólo que valemos, que es como decir que todo el mundo es único.
Ahora bien, no siempre sabes para qué vales, pero, si estás aquí,
estás sirviendo para algo.

Hay que darse cuenta que la persona que cae en juicios moralistas, como
cuando dice que no quiere ser como su vecino o como fulanito de tal, se
va a encontrar con que toda la vida ese personaje, su forma de ser
-​ en tanto lo ha entrado a enjuiciar-​ , le va a perseguir. La razón es que
son aspectos tuyos que no quieres reconocer. Y acuérdate que esto no es un
juego intelectual. La vida es un juego de aceptación. Si intentas hacerlo más
intelectual, menos funciona. Vale la pena que, cuando salgas a la calle,
dediques un tiempo a mirar a las personas que no conoces, sobre todo
a los que aparentan ser más extraños. Y decirte: “¡Mira, yo soy como esa
persona!”. Preguntarte qué papel representa esa persona para ti y en qué
medida eres tú mismo en esa persona.

Todo moralismo es fanático. Todo lo que divide, por ejemplo, un


precepto o indicación que se deba hacer porque Dios lo manda o porque lo
manda el Diablo, crea una división cuyo objetivo último es intentar
apoderarte de Dios sólo para ti. Todo moralismo es, básicamente, decir
que Dios está conmigo pero no contigo, por eso le llamo moralismo
fanático. El fanático no se cree su propio fanatismo y por eso es
fanático. Los fanáticos nunca te escuchan porque les resultaría peligroso.
A lo mejor dices algo que le rompe el esquema y, entonces, ¿qué hace?

Otro de los componentes de la enfermedad original del juzgar es la


mente calculadora. Imagínate que volvemos a ese concepto de la gota de
agua luchando contra el océano. Uno se siente sin poder, aislado,
separado. Hasta cuando se auto juzga, uno se está dividiendo, se está auto
fragmentando y entonces entra ese cálculo, que es esa estrategia para
vencer a la vida. La mente, por su naturaleza, es muy agresiva y más
bien violenta (y es que no toda la agresividad es violenta, pero toda
violencia sí es agresiva).

Muchas veces caemos incluso en el juzgar a nuestros propios impulsos


y reprimirlos. Ocurre que, de antemano los juzgamos, aunque no sean
visibles. Y el hecho es que no hay impulsos malos, sino que más
bien, todos son impulsos hacia el amor. Ahora bien, lo que ocurre es
que, en algún momento de la vida hemos distorsionado esos impulsos y
nuestra manera de actuar no fue la adecuada, así que ahora preferimos
reprimirlos. Sin embargo, puedes aceptar cualquier impulso, aunque
rechaces la manera concreta de expresarlo en ese 29

momento.

Un ejemplo. Tienes el impulso de bailar pero lo rechazas porque te imaginas


que la única manera de bailar es levantándote de la silla y empezar
a dar vueltas, cuando por lo que sea, te sientes ridículo de hacer eso en el
sitio en el que ahora estás. Ahora bien, lo importante es darte cuenta
que, cuando te ha venido ese impulso de bailar, cuando tienes ganas de
bailar, ya lo estás haciendo por dentro. Reconocer eso te permite convertir
lo que estás haciendo en ese momento en un baile, sin que tengas que
levantarte de la silla y dar vueltas. E incluso puedes hacer algo con
tu cuerpo, moverte de alguna manera que puede ser algo más apropiado
en ese momento, que llegar a bailar como harías si estuvieras en una
discoteca. Lo importante es que aceptes ese impulso. No que reprimas
o distorsiones su expresión sin necesidad ya que hay muchas formas de
vivirlo.

El perdón sirve. Aunque por fin nadie te ha hecho nada, el perdón sirve. Y
lo hace porque no hay separación. Cuando odias a otra persona, te
estás odiando a ti mismo. Cuando odias a otra persona es como decir
que el mundo no es suficientemente grande para que quepas tú y esa
persona. Todos tenemos personas desterradas. Es como decir que esa
persona está muerta. Pero no es verdad. Las personas no están muertas.
Lo que tú has hecho es matar una parte de tu vida y, hasta que no
perdones, no resucita.

Imagínate algo que calificas como imperdonable. Pregúntate entonces cómo esa
persona te está haciendo un favor. Si te puedes imaginar, aunque sea
mínimamente, de que eso era un favor o, por lo menos, un espejo de
aspectos o creencias tuyas, el perdón será más fácil. O imagínate que,
ante una circunstancia que juzgas como injusta, que quien lo hizo fuera
Dios. Si fue él, igual me estaba tomando el pelo o quizás me estaba
haciendo un favor. Juega un poco con estas reflexiones y, al final, te
quedará la pregunta de ¿cómo es que esto que me ha pasado me lo
he atraído yo solo?. Entonces ya no hay nadie a quien perdonar. En
la medida en que entras a juzgar, y lo tienes separado o apartado de
ti, hasta cuando parece que ganas, pierdes.

30
EL PENSAR
Creencias o componentes de la enfermedad: rechazo/apego a lo físico,
la anti-​ acción, el miedo a comprometerse, la identificación.
Antídotos: silencio, meditación, respiración consciente, ejercicio o
movimiento corporal consciente, arte.
La enfermedad original del pensar está muy relacionada con la del
juzgar. Provoca dolores de estómago, de garganta y también parálisis.

Estamos acostumbrados a usar la palabra pensar de una manera


determinada. Esta costumbre distorsiona un poco nuestra propia
experiencia de pensar. La mente tiene muchas posibilidades y procesos
distintos y el pensar sólo es uno de ellos. Ahora bien, así como el
concepto del miedo lo tenemos puesto en mal lugar, con el pensar ocurre
lo contrario. Además, lo utilizamos como un término genérico para describir
la acción de la mente, cuando ésta tiene muchísimas más actividades. El
pensar -​ visto como enfermedad-​ es lo que conocemos por experiencia,
que es más que nada un pensar dualista, lo que se conoce con el
término popular de “comerse el coco”. Y es que no pensamos una cosa, sino
dos. Y ése es un proceso que paraliza. Cuando exploras ese pensar, lo que
observas es que es tanto un rechazo como un apego, a distintas cosas físicas
y que, en todo caso, son para hacerlas o no hacerlas (o bien hacer otra
cosa distinta), pero no para estar colgado de ellas. Esa es una situación
a la que llamo anti-​ acción. Es una excusa que nos montamos para no
hacer algo, para no actuar. ..Es por eso que me atrevo a decir que
ese pensar no sirve. Ese proceso es un miedo a comprometerse. Y
cada compromiso es una muerte. Cada compromiso indica una acción,
pero en lugar de ejecutarla y comprometernos a algo, pensamos. En otras
palabras: es un proceso de resistencia.

El pensar es una enfermedad en la que hemos caído todos. El estado natural


de la mente es estar en silencio, tranquila, fuera del tiempo y
disponible para el momento. La mente es una mentira útil. Un concepto
útil para indicar ciertas capacidades que tiene el ser humano. La
mente se puede comparar con una playa y, el pensar, con cuatro
granos de arena. El problema es que nos enganchamos y queremos vivir
la vida a través de esos cuatro granos de arena, mientras que al resto de
la playa, no lo utilizamos. El pensar es conflictivo, agresivo, y se
relaciona con la supervivencia y con el miedo -​ en su nivel más bruto
y menos depurado-​ .
31

Personajes como Sócrates no pensaban. Él iba preguntando a la gente,


en un constante proceso de exploración, y así se enteraba de todo.
Recuerda la frase más famosa de Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”. En
ese vacío, se podía enterar.

El pensar se relaciona básicamente con los ruidos. El pensar, contrariamente


a lo que decimos, no se relaciona con ideas. Cuando vislumbras una
idea entras en una especie de proceso de contemplación: es como si
te sentaras frente al televisor y, a propósito de una idea cualquiera,
visionaras películas, reportajes, información y un montón de cosas más. Por
el contrario, el pensar se relaciona con conflictos, de si hago esto o lo
otro, y no se acaba nunca, es como un juego de ping-​ pong.

El pensar es oscuro e incluye el miedo a la muerte. El pensar está


muy relacionado con la cobardía. Sólo los cobardes piensan. En vez de
hacer algo, piensan. Dudan, entre tirar por un sitio u otro y paralizan la
acción, cuando da igual elegir una u otra alternativa. Por lo menos, si
actúas, te vas a enterar de si el camino que decides seguir es el
adecuado. Vive las cosas, no te las pienses. Sólo en muy pocos
momentos conflictivos se estimula el proceso de pensar, pero muy poco. El
estado natural de la mente es estar relajada, abierta, sensible y
organizada.

Una de las mejores cosas que puedes hacer es preguntarte de qué tienes
miedo. Por lo pronto, el reconocer que tienes miedo, equivale a
desprenderte de que sea el miedo el que te tenga a ti.

Un ejemplo de la mente calculadora sería el que se refleja en la


expresión “pienso que te quiero”.

Conozco un curandero que realiza operaciones, abriendo el cuerpo de


sus pacientes con sus manos, sin utilizar anestesia y sin producir dolor.
Además de ser esto llamativo y extraordinario, me parece que una de las
grandes sanaciones en las que participa este curandero, no es tanto lo que
hace a nivel físico, sino los esquemas que rompe. Su forma de proceder
hace que los pacientes alucinen y entren en otra realidad y, con ese
movimiento que se produce, te aseguro se puede curar cualquier cosa.
Ahora, eso es sólo un contexto. Sólo la existencia sabe qué hacer o
qué haces tú. Pero como contexto para poder incluirte a ti mismo en tu
vida, o viceversa, nos ubicamos. Abrir el cuerpo con la mano o con un
cuchillo sin que duela, me parece extraordinario, pero a nivel impacto,
relativo. ¿Pero sabes qué es lo que implica eso para el sistema? Lo rompe.
Este 32

curandero es como un maestro sufí y, es posible, que él ni haya oído hablar


del sufismo. En el fondo, este curandero crea una circunstancia (abrirte
con las manos), para que tú tengas una experiencia, que sin ella,
sería muy difícil que llegaras a planteártela.

Una de las patologías más extendidas hoy en día es el estrés. Cada persona
tiene un espacio, que es el que constituye su vida y en el cual se mueve.
Un espacio que es resultado de las creencias que tiene, de las “gafas” a
través de las cuales mira a la vida. Cuando algo entra en su espacio, que
no es aceptado por sus creencias, es cuando se produce el estrés. Y ese
espacio es un concepto primordialmente mental. En la medida que uno
limpia su mente hay más silencio. Se puede decir que comienza a ir más
allá de la mente. La consecuencia es que se abre el espacio y, las cosas
que estresan, no lo hacen o lo hacen por poco tiempo. Es como tener la
puerta abierta: ya no se cuelgan, sino que pueden entrar y, al tiempo, salir.
El mundo de las empresas es muy mental. Como la mayoría de las
personas trabajan para empresas, no me extraña que el estrés, haya cogido
“popularidad”. Si no cambia la vida de la persona, el estrés no se cura.
Sería como la gente que se enfada con los otros conductores; que se
enfadan con todos, con el camarero, con cualquiera. Están agobiados.
Tienen un espacio muy reducido y, cualquier cosa que entra y que no la
tienen controlada, les produce una especie de estrés.

Los antídotos para esta enfermedad original son: el silencio, la


meditación, la respiración consciente, el ejercicio o movimiento corporal
consciente y el arte.

Cuando se hace referencia a la mente, se habla mucho de que está


llena de ruidos. Ahora bien, imagínate que, a la vez, que hay ruidos
también hay una música, una armonía. Cuando uno se centra, las cosas que
suenan como ruidos, pierden hasta cierto punto ese aspecto y se
convierten más en música. En este sentido, el arte, es una manera de
convertir los ruidos interiores en una especie de música con sentido. Lo
mismo ocurre con la respiración consciente y la meditación.

El silencio no es una pastilla que le puedas dar a una persona. Lo que sí le


puedes ofrecer a alguien es tu silencio (y ése es un dar sin esfuerzo). Si tú
tienes silencio, el otro se va a tranquilizar más, que si tú estuvieses
alterado.

33
ENFERMEDADES DE ELEMENTO
TIERRA
LA RESISTENCIA AL CAMBIO
Creencias o componentes de la enfermedad: miedo al cambio, miedo a la
vida, el universo no amistoso, apego al pasado, agresividad reprimida.

Antídotos: explorar con acciones la lista personal de resistencias,


desapego, enfocar comienzos y finales, actividades intensas por plazos cortos,
respiración consciente, planificar más tus actividades a corto y largo
plazo, la auto aceptación (acordarse de uno mismo 30 veces al día),
meditación, arte.

El concepto de resistencia es fundamental para la comprensión del


camino espiritual. En cierta manera, se puede decir que éste es un proceso
de vivencias a través de las cuales se van soltando resistencias. Y, en
ese proceso de soltar resistencias, como consecuencia hay cambios. Son
dos conceptos que van unidos, por eso, a esta enfermedad original la
denomino: la resistencia al cambio.

Todo cambio representa una especie de muerte para el ego. Para entender
esto un poco, recuerda que lo que llamamos mente, en realidad es
ego. Cuando la mente ha adquirido ciertos hábitos, ciertas direcciones, le
gusta repetir. Cuando se produce una circunstancia, o uno se da cuenta
que tiene una especie de resistencia u obstáculo al cual tiene que
responder de alguna manera, el primer encuentro se produce con nuestra auto
resistencia.

La persona nota, de una manera u otra, que deja de sentir que se está
moviendo. Que hay algo, una idea o un obstáculo físico, que parece que
impide la sensación de moverse. En ese momento aparece un poco la
resistencia a la muerte, que es un poco un chiste, (y aquí no estoy
hablando tanto de la inmortalidad sino del hecho de que lo que
llamamos vida es movimiento). Cuando parece que ese movimiento se
detiene eso representa muerte para nosotros así que, en cierta manera,
enfrentar una resistencia o darse cuenta de una resistencia, ya es
muerte.

En el momento en que parece que estás parado, ya es muerte. Pero


en contrapartida, el renacer, que es hacer algo de otra manera es donde está
lo que aparenta ser un especie de dificultad, pero aunque al principio
parece que esa
34

resistencia es un miedo a la muerte, el hecho de que ya hayas parado es


muerte. En la segunda parte, en lo que uno responde a esa resistencia,
es ahí donde se produce el nacimiento. El miedo a la muerte es por fin
miedo a la vida.

¿Qué pasa cuando entro en otro mundo?, ¿qué pasa cuando me cambio
de trabajo o de casa? o ¿cuando tengo un hijo? Este ingrediente del
universo no amistoso parece que está escondido en todos los campos. La
mente siempre se sitúa en esa zona positiva-​ negativa; siempre se mueve
en polaridades. Así que, en el momento en que uno dice que este cambio
es favorable, arrastra la parte negativa. Aunque hay veces en que uno
suprime la parte positiva y, en otras, lo que suprime es la parte negativa.
Ni lo uno ni lo otro vale. Ahora bien, si vas a suprimir algo, suprimir lo
negativo tiene más sentido (pero el suprimir en sí no tiene sentido).

Lo que sí tiene sentido parece una no-​ acción. Se trata de “estar”


simplemente en esa circunstancia, de no sólo observarla, sino de vivirla,
pero no con la idea de querer cambiarla, sino simplemente de vivirla.
Eso en sí produce una transformación. El camino espiritual es un
camino vertical más que horizontal, en el que la persona se mueve a
través de saltos.

Así que uno llega a un punto, y sí, hay veces que uso la metáfora
del río, que indica que el río ha cambiado de dirección, pero hay
otra metáfora que me parece que es un poco más válida, y que se
relaciona con lo que ocurre cuando uno simplemente está con las
circunstancias, abierto a las circunstancias, sin decir esto es malo o
bueno. Eso produce una especie de transformación que es como dar un
salto. Un salto que te lleva a otro nivel, en el que ya no hay
obstáculos. Entonces parece como si esa resistencia hubiera desaparecido,
aunque tal vez sería más correcto decir, que uno ha dado un salto a otro
nivel de conciencia en lo que se refiere a esas creencias relacionadas
con esas resistencias, que se interponían como un obstáculo.

El apego al pasado es uno de los ingredientes que se corresponde con


la resistencia al cambio. Y tiene un aspecto divertido, pero de humor
negro. El pasado siempre se ve de una manera selectiva. Las personas
suelen dividirlo en dos bloques. Por un lado, las cosas positivas. Por otro,
las negativas. Y el apego al pasado puede ocurrir en cualquiera de las dos.
En el bloque positivo, parece que eso ha sido algo muy bueno para
nosotros por lo que lo quieres poseer; quieres seguir viviéndolo de alguna
manera en el momento presente. No aceptas que eso ya está integrado en
uno, sino que lo quieres seguir viviendo como en una 35

estructura, de una determinada forma. Esta tendencia se puede entender, pero


el apego a lo negativo, es más curioso.

La mayoría de las personas tienen más energía invertida en lo negativo que


en lo positivo. En lo negativo hay más posibilidades de “medallas”.
Con lo negativo tienes más existencia que con lo positivo porque hay
más separación. Ahora bien, en realidad, lo que tiene más existencia es el
ego. El ego se hace más fuerte y entonces parece que tú tienes más
realidad. Si le preguntas a alguien que recuerde las diez mejores fiestas
a las que ha ido, salvo alguna que destaque por algo muy especial, tal vez
no se acuerde más que dos o tres, aunque sabe que ha ido a un montón de
fiestas que estaban muy bien. Ahora bien, si le preguntas a alguien que
facilite los nombres de diez personas que le hayan hecho daño,
enseguida completa la lista e incluso el número se le queda corto.
Detrás del “esto negativo me paso a mí” hay más existencia que cuando uno
va a una fiesta. En la fiesta se abre, lo vive, y se acabó. Y sí, hay
una memoria, pero en cierta forma, ya ni es tuya, sobre todo cuando se
trata de vivencias. Aunque, hay otras cosas que no son vivencias, pero sí
manifestaciones físicas de esas vivencias, y a esas sí que nos apegamos:
diplomas, títulos profesionales (soy médico, abogado, etcétera), así como a
conceptos de estatus social.

El pasado es todo un proceso de la mente. Cuando se habla del pasado de


uno es una fijación mental, es como un ancla o un peso, que no
permite dar ese salto cualitativo. Más que pasado, lo debería llamar el
pesado.

Otro aspecto componente de esta enfermedad original es la agresividad


reprimida, que es como tener energía depositada en un banco. Es una fuente
de energía que está ahí pero que no hemos utilizado. En primer lugar,
esa agresividad es energía, y sólo es negativa si la reprimimos. Sólo
necesitamos transformarla. Si así se hace, se convierte en un proceso
de sanación. Es el mismo proceso que realiza el minero cuando excava en
la roca. Éste entra en la mina y extrae oro, pero son piedras que luego
hay que refinar, no se pueden poner directamente en el dedo como un
anillo. Pero el minero sabe que esa piedra tiene valor. En segundo
lugar, se ha de ser consciente que esa energía no se va a acabar, sólo
necesita ser transformada.
Cuando se habla de agresividad reprimida parece que habláramos de
algo que no tiene ningún valor y eso no es cierto. En el momento en
que empiezas a transformar esa agresividad obtienes muchos beneficios.
Uno de los principales antídotos de la enfermedad original de la
resistencia al cambio es el explorar con acciones la lista de
resistencias que tenemos. Todos deberíamos coger papel y lápiz y
escribir todas las cosas, circunstancias o personas a las que nos
resistimos. Cada una de ellas es una faceta nuestra reflejada en el
espejo. Todas guardan un beneficio que podría aportar nuevos matices a
tu vida y camino personal. Otro antídoto es el desapego, pues la
resistencia es un apego.
36

También es aconsejable enfocar los comienzos y finales de cada proceso.


Ahora bien, casi se puede decir que lo que vale ahí, es enfocar el
comienzo de las cosas y saber que el comienzo y el final van juntos.
Uno de los problemas con los finales es que, la mayoría de las
veces, son demasiado materialistas y con una estructura definida de
antemano. Entonces parece que algo no se ha acabado, porque no se han
manifestado ciertas condiciones y, eso no es cierto. Si uno se enfoca en los
comienzos, sabiendo que eso ya es el final, esta resistencia queda sin sitio.
No te quedas aferrado al pasado, sino que sólo se trata de un paso,
estamos hablando de un paso.

La agresividad reprimida es fuerza creativa y, el arte, es una de las


mejores maneras para sacarla y transmutarla, sea el arte que sea, ya que
permite dirigir esa energía a un acto creativo. Hacer cosas intensas por
un tiempo o por periodos reducidos, es decir, no preocuparse
demasiado por el tiempo que se invierte. Uno dice, ahora voy a escribir,
y parece como si tuviera que escribir un capítulo y no es así, sólo se trata
de escribir algo, simplemente algo. Así, aunque te puedas poner una meta
(pero que parezca más como un comienzo y no un completar), por
ejemplo, acuerdas escribir por lo menos una página al día, eso no
indica que sólo vayas a escribir una página pero, por lo menos, inicia la
acción y ese proceso va a llevar a la persona a escribir algunas veces
veinte páginas y otras dos o una, pero por lo menos ha empezado el
proceso.

Otro antídoto, válido para todas las enfermedades, es la respiración


consciente. También el planificar más tus actividades, tanto a corto
plazo -​ por ejemplo el fijarse cada día tres o cuatro actividades o
actuaciones-​ como a largo plazo. En este caso, no a todas las personas
les sirve el fijarse un objetivo a lograr, por ejemplo, a cuatro años
vista. Va a depender mucho de cada persona. De todas maneras aquí
hay un chiste: a largo plazo todo el mundo estará muerto. Así que, cuando
uno habla de un plazo largo, es mas para mirar cualidades y cosas
que existan en el mundo sin tú estar necesariamente relacionado con
ellas. El concepto de “a largo plazo” se convierte en tu desapego. Por
ejemplo, yo podría 37

decir que, a largo plazo, me gustaría que todos estos conocimientos del
Camino del Sabor se dieran a conocer a toda la humanidad, pero eso no
necesariamente indica que yo tenga que escribir todos los libros, sino
simplemente que se va a conocer. En mi caso concreto, sí tengo una
meta a largo plazo: que exista un idioma universal y eso ya se está
cumpliendo. Ahora bien, cuando digo un idioma universal, no digo que se
hable sólo un idioma, cada persona tiene su idioma, sino que además
de ése, se hable como idioma común el inglés. Y no es un objetivo
que, cuando se haya cumplido, me vaya a servir a mí para darme fama o
ganarme una parcela en el cielo porque yo haya tenido ese objetivo o deseo.

Otro antídoto es la auto-​ aceptación. Quién sabe si ésta no sería la única


cosa que uno tendría que hacer: acordarse de uno, que no es otra
cosa que una profundización en la esencia de uno y de la existencia.
Cuando uno se tiene presente más y más, cuando uno empieza a vivir
más y más de adentro hacia afuera, uno va cogiendo una especie de
distancia natural mucho más relajada de los acontecimientos. Entonces la
vida como metáfora tiene más sentido, uno está viendo los acontecimientos,
los está observando y ve la relación que hay entre ellos, no hay que
hacer ningún esfuerzo aunque lo parezca. Yo no sé la cantidad de veces
que me preguntan si yo analizo las cosas y, la verdad es que no, las
observo y eso es todo. Es como decir que analice tu camisa, no, la
observo, y veo que tiene rayas, pero cuando uno lo comenta parece un
análisis y no lo es, es una observación donde las cosas se unen. En la
medida en que uno toma más distancia hay menos separación, lo bueno y
lo malo ya no se da. En el espacio no hay fronteras, en el espacio, la
tierra es un planeta. Uno sube en un helicóptero y, ¿dónde termina Sevilla y
dónde empieza Huelva? Es un concepto muy pequeño, desde un avión, no
existe esa separación. Así que uno está más con uno, está más relajado, y
las cosas entonces vienen y cambian y, como uno ve que las cosas
están relacionadas, que el mundo te está apoyando, se convierte en una
especie de espiral o de círculo, puedes decir que es un círculo
vicioso, positivo, que acelera ese proceso vertical. El cambio consiste en
un cambio de mundo. Cuando cambias horizontalmente no es necesario un
cambio de mundo, es un cambio de espacios, dentro del mismo mundo.
Cuando asciendes estás cambiando la perspectiva en términos de dimensión
y a ese cambio de perspectiva le puedes llamar un cambio de mundo. Es
como comparar el viajar en coche o en avión; uno viaja en coche y
tiene ciertas posibilidades, pero en el momento en que viajas en avión
es un cambio, un salto de dimensión.

El que tengas resistencia al cambio te hace comprender las ideas o creencias


que tienes en ti. Recuerda que pueden ser erróneas. Además, no las
tienes que 38

defender, puedes hacer cosas aparentemente absurdas bajo esas creencias


sin que te pase nada. Simplemente se trata de hacer en cada momento lo que
toca, lo cual requiere ser un sinvergüenza. El primer paso es aceptar que no
vivimos en el mundo que nos hemos figurado, que se trata de otra cosa. Lo
más seguro es que no lo entiendas, que desconozcas sus leyes, pero lo que
nunca te faltará será la capacidad natural para relacionarte.

El sustrato que late en la resistencia al cambio es el pensar que las


cosas sólo pueden suceder con una forma o estructura fija, la que tú
tienes interiorizada. Eso produce rigidez en el cómo se puede
desarrollar tu vida. Rigidez que se manifiesta a través de problemas de
salud relacionados con las articulaciones, la próstata y la zona genital.
También en problemas de visión, de estómago y de corazón. Por eso,
cuando estamos escogiendo un posible futuro, lo importante es plantearse no
sólo las cualidades que quieres obtener sino también el resultado pero no el
cómo ha de desarrollarse el proceso. Recuerda que no hay que hacer nada
para cambiar. Si aceptas el cambio; cuando dices sí a la vida; no tienes que
hacer nada. Todo lo contrario, tienes que dejar de hacer, y decir sí
a lo que te viene.

Es muy importante y útil examinar tus hábitos como metáforas. Por ejemplo,
los muebles. El espacio es transformable. Para ser rico empieza por
deshacerte de todo lo que no uses, no porque no tenga valor, sino porque
limita el espacio en el que te mueves.

39
LA SOLEDAD
Creencias o componentes de la enfermedad: rechazo/apego a los demás,
aislamiento, represión, identidad fragmentada.

Antídotos: explorar el mundo como metáfora, meditación, respiración


consciente, arte, auto aceptación, andar solo por el campo, escuchar música
con auriculares, verse en el espejo de los demás (la unión), escribir
o mantener un diario o libro de pensamientos, viajar solo a un país
extranjero, tres días de ayuno de agua, zumos y espirulina, cuatro veces
al año, en los cambios de estación.

Si cada persona está aquí viviendo una aventura espiritual, que es la


percepción o la realización personal, una aventura escogida, por un lado
nueva y, por otro relacionada con otras aventuras que hemos vivido en
otras vidas, una de las cosas que queda clara es que el camino
espiritual es de soledad. Ahora, la soledad no indica que no haya otras
personas, sino que implica más bien, unidad, unión.

La soledad a la que me refiero no es a la ausencia del otro. Cuando las


personas hablan de soledad se refieren a sentir que les falta algo, hablan de
la ausencia del otro. Y, en esto, Jean Paul Sartre dijo una cosa con
sentido: “el otro es un infierno”. Y así es si a la otra persona se la
considera el “otro”. La ausencia del otro o la creencia de que te
falta algo es un estado más bien de pobreza. La soledad a la que me
refiero es a la de sentirte unido con la existencia, que es nuestro
estado natural. Cuando te sientes armonizado y en contacto con tu alma, y
cuando percibes desde dentro hacia fuera, es entonces cuando uno vive
una especie de soledad acompañada.

Ahora bien, la soledad como enfermedad original está en relación con


ese aspecto de ausencia del otro (aunque se trate de una mentira
porque siempre llevamos a las personas con nosotros). Los ingredientes o
componentes son: el rechazo y el apego. Podemos distinguir y hablar en
unos casos de apegos positivos y, en otros, de negativos. El positivo,
por ejemplo, sería cuando las personas se enamoran (que no deja de
ser un apego). Parece que no pueden vivir sin la otra persona, y parece
que lo hacen por su propia voluntad, así que vamos a considerar eso
positivo en relación con la acción y no como una observación de que
eso es positivo. El apego negativo se produce cuando se rechaza al
otro. Por ejemplo: cuando se siente y se manifiesta odio hacia otra 40

persona.

El estar con uno mismo no necesariamente indica estar aislado. Todos


hemos vivido la experiencia de sentirnos más aislados cuando estamos
con otras personas que cuando estamos solos. La represión está en la base
de la soledad como enfermedad. La represión produce esa ausencia del
otro o de algo más. Cuando reprimes un impulso, un deseo, una
inclinación hacia alguna actividad, notas que te falta lo que esa
actividad, de haberla realizado, te iba a aportar. Entonces te encuentras
solo y, además, con la identidad fragmentada. La aceptación de ti
mismo está troceada. Es como decir: acepto mi nariz pero no mis
orejas. Tienes un aspecto fragmentado de ti mismo y esos muchísimos
pedacitos pueden llegar a ser miles.

Cuando uno está en el campo, aunque esté solo, no siente la ausencia de las
otras personas. Cuando estás inspirado, cuando haces algo creativo, estás
solo pero no sientes la ausencia de otra persona. Lo que se llama
soledad es realmente un gran secreto. Si estás dispuesto a entrar en tu
propia soledad, a aceptar tu soledad (que al principio parece la ausencia
del otro), puedes llegar a saber qué es lo que tienes dentro y a sentir
la unión interior. Para llegar a ese estado de unión, que yo sepa, no
hay otro camino que pasar por tu propia soledad.

Para hacerlo hay muchos métodos y técnicas. Se trata de entrar dentro


de ti, y hacerlo como si tu vida dependiera de eso, porque efectivamente
así es. Tu vida depende de eso. Si no lo haces eres un muerto andante.
Requiere que, cada día, de alguna forma conectes/entres en tu soledad.
Que sea durante más o menos tiempo; que lo hagas de una u otra
forma, no importa pero lo importante es hacerlo. Sabrás que estás en
contacto con esa soledad porque es un estado de inspiración. Y te
recuerdo que no consiste en sólo apartarse de los demás, sino en entrar
dentro de ti, lo cual, te repito, es absolutamente necesario.

Cuando duermes, de alguna forma, lo haces un poco. Sin embargo no lo


haces de forma consciente. Cuando descansas, si realmente lo haces,
estás contigo y te puedes ir desapegando. Así que, no sólo se trata
de practicar métodos como la meditación, sino aprovechar esos momentos
de soledad física para ir y conectar un poco más con tu propia soledad,
que es un punto en el que estás unido con los demás y con el Todo.
Además, en esa soledad, puedes encontrar también las claves del resto
de las enfermedades originales, porque en la medida en que vas más dentro
de ti, te enteras de más cosas. Te enteras, por ejemplo, para qué sirve y
cuál es la esencia, tanto de la culpabilidad como de la depresión o el
apego. 41

La soledad -​ como enfermedad original-​ es un campo donde se


manifiestan muchas enfermedades o patrones de síntomas: problemas de
circulación, cambios en el peso (parece que uno pierde algo que antes
lo sostenía), problemas musculares, de espalda (porque ya uno no se
siente apoyado de la misma manera). También se puede producir
sordera, tanto física como espiritual.

Osho dijo una vez que sólo un iluminado podía estar solo, y el ejemplo era
que, si uno realmente supiera que es el único ser humano que quedara en el
planeta, si esa persona no fuera un iluminado, se suicidaría. Estamos
conectados con los demás, cuando uno no siente eso, aunque sea ante
extraños, tu cuerpo reacciona; es como no estar alimentado, es como
morirte de hambre. Cuando uno se encuentra solo, aislado, una de las
cosas que ocurre es que empiezas a soltar ciertas defensas. Es como
si estuvieras solo en una isla y dejaras de cerrar la puerta, ¿quién va
a entrar? En lo que vas soltando esas defensas, sientes a veces que te
provocan una especie de chute, mientras que, si uno se resiste, puede
acaecer un ataque de apoplejía.

Uno de los remedios frente a esta enfermedad original es explorar el


mundo como metáfora. En el momento que uno observa el mundo como
metáfora, en que se da cuenta que siempre está viviendo este aspecto de
metáfora; te enteras de que la vida te acompaña, que siempre está
contigo. Eso de sentirse aislado deja de existir, ya nunca más parece
que te faltara realmente alguien, simplemente porque ya están. Además, es
como decir que está Dios, ya tienes la mejor compañía posible. Entonces
la vida te divierte, te toma el pelo, tú compartes con ella sin
condiciones.

Si miras todos estos remedios, en realidad, todos son maneras de estar con
uno mismo a un nivel interior profundo y la consecuencia de eso, es que te
enteras de que uno no está solo, que uno siempre está ahí, que como
dicen en las tradiciones orientales, la ola nunca se ha separado del mar.

También son antídotos: la meditación consciente, el arte (el arte es una


acción en soledad) o la auto-​ aceptación. El tomar acciones como, andar
solo por el campo porque, en ese momento, sientes que no te falta
nadie. Te sientes realmente acompañado por la propia naturaleza. El
escuchar música con auriculares.

El aprender a verse en el espejo de los demás (y eso puede ser


tanto con extraños como con amigos). Uno está en un tren o en un
autobús y tiene a 42

alguien delante, puede que no lleguéis a hablar, pero lo observas y lo que se


te ocurra es lo que tú estás viendo en tu espejo. Así que, podríamos decir,
que con esa persona ya sientes una amistad, porque en cierta manera la
existencia la ha puesto ahí para hacerte de espejo.

Una de las cosas que ocurre cuando uno se intenta aislar es que te
enteras de que no te puedes esconder o que no te puedes aislar, que es otra
forma de decir la misma cosa, y que no es sino un rechazo, un intento de
esconderte de la vida que, desde luego, no funciona porque te sale por el
camino gente por todos lados, a los que tú das y, a veces, sin ellos
saberlo. Durante el tiempo que viví en Hawai hice un programa de radio.
No tenía coche por lo que hacía auto stop para ir a la emisora. La gente
no me conocía de nada, pero en el trayecto me hacían preguntas o
comenzaban a contarme su vida, lo mismo que ocurría después en mi
programa de radio. En otras ocasiones, he estado en países muy recónditos,
y la gente venía a buscarme y yo me preguntaba ¿cómo saben que estoy
aquí? Y es que no te puedes esconder porque la vida siempre sabe dónde
estás.

Otros antídotos para la enfermedad original de la soledad son: escribir


o mantener un libro de pensamientos; viajar solo a un país extraño; hacer
algo de ayuno (lo que ocurre con esto, aparte de la limpieza, es que uno se
interioriza, en parte por la falta de energía. Ahora bien, yo no
entiendo el ayuno como un no comer sino como un alimento para el
alma, pero no sugiero ayunos largos porque la vida es un banquete,
pero sí los recomiendo en los cambios de estación).

Nadie puede comer por ti, y a todos los niveles, es cierto. Las relaciones
por fin son falsas, porque yo te veo como yo te veo, y eso no
necesariamente indica que eres así. Dos personas, por mucho que se
quieran, sólo se pueden unir a nivel espiritual, ya que físicamente sigue
existiendo esa distinción entre los cuerpos. Cuando uno se siente solo,
generalmente se da cuando el cuerpo está solo, aunque uno también se
puede sentir solo en un grupo porque no hay conexión, donde esta gente
parece extraña, extraterrestre, pero tú te distingues, te separas de los otros,
y te parece que estás solo. Es una situación que se vive en el cuerpo de
una manera muy directa pero, por supuesto, tiene también ese aspecto
interior.

El tema de las relaciones, sobre todo de pareja, requiere un comentario


específico. La relación de pareja en sí es un proceso de cambiar a
través del espejo. Por eso digo que las relaciones no tienen que ver con el
amor, aunque las 43

relaciones sí tienen que ver con ciertos procesos, especialmente al


principio, cuando existe esa atención, esa novedad, ese sentimiento de que
uno tiene un ser nuevo delante, por ambas partes, una inocencia, una
apertura, una serie de cosas que, básicamente si las reduces, es un estar
y aceptar a la otra persona sin condiciones. A eso le llamamos
enamorarnos y dura cierto periodo y, a ese periodo le llamamos luna de
miel, pero esa misma intensidad produce cambios. Y no sólo cambios, pues
acuérdate que la vida de cada persona, que es individual, está cambiando y
llegan momentos a donde, aparentemente, parece que esos cambios
separan a las personas. Osho dijo “que el amor no es lo más deseable en
una relación”, que eso no es la parte culminar sino que evoluciona
hacia la amistad, que si uno empieza realmente a profundizar en qué
es una amistad tiene muchísima más gracia que el enamoramiento. Y
efectivamente es así, si uno lo explora -​ y es más fácil explorarlo en
amistades del mismo sexo que con otro sexo-​ , y si uno ha tenido la fortuna
de tener uno o dos buenos amigos por los que harías cualquier cosa, y con
los que puedes compartir tus sentimientos pero sin deseos de posesión.
Es como el ejemplo de dos amigos que se encuentran y uno le dice:
“anoche conocí a una tía y lo pasamos de puta madre” y el amigo le
responde: “muy bien” y te felicita, y te pregunta si era la rubia, una sueca
que se había encontrado en la playa. Como es tu amigo no se le ponen los
dientes largos o piensa que ojalá le hubiese pasado a él, sino que se siente
alegre por ti.. Pero ahora sitúa esa misma acción en una pareja, la respuesta
no sería la misma. Esto le ocurre a todo el mundo y ese no es el
problema, sino el contexto en el cual tenemos las relaciones, y ese
contexto está enfermo pero tiene un beneficio, porque uno puede decir
“esta es mi mujer.” Hay una posesión, y aunque uno le permite usar
la misma tarjeta de crédito, le molesta cuando el otro la usa, pero
parece que a la otra persona no le ocurre la misma cosa, sobre todo a los
hombres.

Uno se mueve en ese contexto y lo que se necesita cambiar u


organizarse de nuevo, es ese contexto, porque esos cambios que van a
ocurrir dentro de las personas van a ocurrir aunque se queden en un
armario, por eso, cuando las parejas se separan y se vuelven a encontrar,
entran de nuevo en la rutina. Eso de la convivencia en un espacio, sobre
todo cuando la relación lleva mucho tiempo, hace que cada persona tenga
un poco la idea de que el otro sigue siendo el mismo y uno sabe,
sobre todo si es un poco consciente, que ahora apetecen otras cosas y
algunas otras ya no, pero parece que a la otra persona le siguen
apeteciendo, que también puede ser, y entonces lo que uno nota es esa
distancia. Hay personas que se mantienen unidas porque sólo pasan
unas horas al día juntos (hay estadísticas que indican que, en los
meses que llueve mucho y la
44

gente permanece más tiempo junta, hay más divorcios, se enteran que
no se aguantan). ¿Cómo se soluciona eso? Imagínate que existe cierta
comodidad, hay que encontrar el beneficio primero, y tener una relación
de pareja lo tiene. Alguien dijo el otro día que quería tener un
perro en su casa para que por lo menos hubiera algo o alguien que lo
esperara,que es una forma de no estar solo. Se comparten ciertas cosas, y
yo hablo de cosas que pueden ser responsabilidades, como la limpieza,
pagar el alquiler, etc. Te puedes, por ejemplo, sentir hasta cierto punto
más protegido. Lo que la gente hace muchas veces es que cada uno tiene un
terreno que el otro no toca; se dividen espacios sentimentales y entonces
pueden convivir sin tocarse demasiado las narices; pero poco a poco, uno
se da cuenta que eso es algo muerto, que no es vital. Hay un montón de
creencias relacionadas con los hijos, por ejemplo, que deben tener padre y
madre. Hay muchas cosas ahí, muchos condicionamientos relativos a la
relación de pareja: de lo que es ser responsable, se habla de la moralidad, y
llega un momento en el que uno tiene que hacer una evaluación, poner un
precio en su vida, porque todo tiene un precio. La vida es gratis pero todo
tiene un precio. Tiene que evaluar el precio que está pagando por todo
eso. Mi padre, por ejemplo, me dijo hace unos años que me mudara
cerca de él, me casara y montara un negocio y, yo le dije, que ya
había estado casado, tenido negocios, casas, y como nada de eso era algo
que me interesase, para qué casarme. A lo que mi padre contestó: “para
que cuando te pongas viejo tengas a alguien que te cuide”. A lo que
le respondí “¿Para que te cuide, te haga la comida y te lave la
ropa?”.Y me contestó que sí, y yo le dije: “¡Coño, una chacha! Para eso le
pagas, y si te sale de los cojones te vas al casino y vuelves a las cinco de
la mañana y nadie te dará el coñazo, ganes o pierdas”. Y me contestó que
pudiera tener razón (a él le encantaban los casinos y los juegos de azar).
Ahora ¿es eso una alternativa?. Sí. Cada persona requiere cierto espacio
y libertad sin condiciones a partir de un determinado punto en su
evolución. Esto de la relación se transforma entonces en una especie de
amistad comprometida, amistad a nivel profundo, y no pasa nada si
echan un polvo entre amigos, pero es cuando toca y hay ganas. Este es un
concepto masculino, no femenino. La naturaleza de la mujer se rebela contra
lo que yo acabo de plantear, porque las mujeres tienen ese aspecto
de madre, de hogar, de proteger y ser protegida, es más social, les gusta
tener la compañía del otro de una manera más íntima, con sentimientos
involucrados. A mí me parece que sentirse libre en una relación, cuando
cada uno de los miembros de la pareja tiene percepciones distintas del
mundo, es engañarse. Uno siempre está relacionándose y, en lo que más
uno acepta al extraño como familia, la familia no se reduce sino que se
agranda, y entonces uno va adonde quiere y si no tiene la idea de que
son extraños, sino familia nueva que se está conociendo sin
45
necesariamente esperar nada de ellos, uno se siente acompañado.

El ego o el sentirse separado está presente en todas las enfermedades


originales. La separación es uno de los elementos fundamentales de esta
dimensión, no porque estemos separados sino porque podemos distinguir, y
hay una diferencia muy importante entre separar y distinguir. Los que hacen
surf distinguen mucho las olas, pero la ola nunca se separa del océano.
Los esquimales pueden distinguir diecisiete tipos de nieve y no se
sienten por ello separados de la naturaleza. Así que hacer la distinción
entre tú y otra persona no indica que esa persona no tenga nada que ver
contigo.

Todos los problemas relacionados con el ego tienen esa equivocación de


base: el no saber distinguir sin caer en el error de sentirse separado.
Debemos ver algún aspecto nuestro en las demás personas, pues ellos son
espejos nuestros, desde el más malvado al más santo. Reconócete y
acéptate en la otra persona, pues tú eres visto o distinguido de otra
manera. En ese momento la separación desaparece. Es una distinción
pero no una separación. Y eso ayuda. Si no hay separación, entonces
tampoco hay lucha, o la creencia de que el otro te va a hacer daño.
El secreto para comprender a las personas es darse cuenta de que en ella
también estás tú, de que el otro es el espejo en el que te ves, salvo que de
una manera diferente. Tú tienes esas mismas características que observas en
el otro, sobre todo, las que no te gustan.

46
MATERIALISMO
Componentes de la enfermedad: creo lo que veo y toco, deseos
materiales, ser pobre, la no aceptación espiritual, la duda obsesiva.

Antídotos: planificar la vida y las actividades basadas en cualidades y


no en cantidades, conocer lo mejor, humor, respiración consciente, arte, el
Camino del Sabor, la Medicina del Alma, enfocar gustos y apetencias
sin relacionarlo con dinero, vivir sin crédito (comprar todo al contado),
meditación, atender de forma muy consciente a quien y a lo que la
vida te pone delante, explorar la realidad del alma, escuchar música con
auriculares.

El materialismo es un aspecto básicamente externo que entra por los ojos y


está acompañado de la creencia de que el mundo es de verdad. Hasta
que uno no toma un poco de distancia visual, hasta que no mira de
manera un poco cínica, de artista, no amplía su percepción.

Hay una frase que dice que ver es creer, pero los magos hablan de que la
mano es más rápida que el ojo. Lo que ves es sólo lo que ves. Ni más ni
menos. Ahora bien, lo que ves, te aporta la “gracia” de la materia, pues la
materia da confianza. Y esa confianza la traduces a palabras y la llamas
verdad. Además, cuando otra persona ve lo mismo que tú, te convences
definitivamente. Entramos de esta forma en la verdad de consenso. Y no
me parece mal, sólo que no es lo que hay o, por lo menos, no es la única
cosa que existe. Además, dos personas pueden ver la misma cosa, pero en
realidad no es así. Lo que van a ver es algo a lo que le han puesto el
mismo nombre pero la reacción puede ser completamente distinta. Un
ejemplo:

dos personas ven unas “tijeras.” La madre de uno de ellos era


costurera y su padre barbero y es con eso con lo que él relaciona
las tijeras. El otro tuvo una experiencia trágica y vio a alguien matar
a otro con unas tijeras, así que decir que los dos están viendo sólo
unas tijeras es mentira. Lo que están viendo son sus vivencias y
memorias. aunque a la misma cosa le hayan puesto un nombre. Se han
puesto de acuerdo y a eso le llaman “tijeras”. Así que la realidad de
consenso es, básicamente, de acuerdos sobre etiquetas, pero la percepción
tuya siempre es personal e íntima, como lo son tus vivencias.

En una ocasión tuve la oportunidad de dirigir un cortometraje. Aunque


en pequeña escala, pude enterarme de cómo se pueden sentir los
grandes directores. Por ejemplo, que a Spielberg se le ocurra una escena en
la que el mar se abra en dos mitades, y entonces otra gente, los
especialistas, que saben como se hace eso, la lleven a cabo. Convierten en
realidad visual la idea del director de la película. La vida se convierte en
ese tipo de fantasía o de sueño. Cuando uno puede ver que no hay
casualidades, que las cosas cambian, ese materialismo deja de tener
sentido, dejas de apegarte tanto al materialismo. O dicho de otra
manera: el hecho de que veas algo no conlleva que te lo creas, es lo que
ves y ya está.
47

Ves un coche y es un coche. Pero puedes jugar con las metáforas de


lo que significa para ti ese coche, pero no es que el coche sea más o
menos de verdad, es que hay un coche en tu vida. Así que el hecho de que
lo puedas ver y tocar no lo hace real. En el caso contrario, si uno
realmente se cree el mundo, tiene mucha dificultad para interiorizarse
porque representa un poco una muerte, lo desconecta del mundo. Ahora
bien, el desconectarse de un sueño no es gran cosa, uno se despierta
y se levanta. Entonces entrar en uno mismo, sea en una meditación o
simplemente en un estado meditativo que uno lleva consigo, que uno
siempre está mirando de dentro para afuera, lo aceptas, interactúas con el
mundo, eso es lo que significa “estar en el mundo y no ser del
mundo”. La persona que se cree el mundo es del mundo.

Los deseos materiales nunca son deseos materiales. La razón es que el


mundo material es una metáfora. Lo que uno desea -​ cuando tiene un
deseo material-​ son las cualidades de esa metáfora. Por ejemplo, el
caso del coche. Dices que quieres un coche y lo visualizas en algo
material, con dos ruedas, de tal o cual marca, etcétera. Ahora bien, lo
importante es su significado como metáfora, de que es algo que te da
movimiento, libertad, tranquilidad, comodidad y cierto poder. Es eso con
lo que uno se relaciona cuando dice que quiere un coche. Y el coche es
un buen ejemplo porque se han hecho muchos estudios psicológicos
sobre ellos y se sabe que los coches se compran por razones psicológicas,
porque hay personas que comprarían un Mercedes y otras que no,
porque no se relaciona con su estilo de vida.

Así un coche descapotable dicen que es un símbolo del amante. Son muchas
las tiendas de venta de coches que ponen un descapotable en el
escaparate. Se detiene frente a él un hombre y se imagina estar con una
mujer hermosa al lado, con el foulard al aire, conduciendo a ciento ochenta
por hora. Pero este mismo hombre, cuando entra en la tienda, igual lo
hace acompañado por su mujer y
48

entonces se acaba comprando un coche utilitario, porque el otro es una


fantasía. Ahora bien, ver el deportivo en el escaparate estimula a
entrar, aunque no necesariamente se compre ese coche, ya que es poco
práctico. Hay quien dice que es el secador de pelo más caro del mundo.
En ningún momento me opongo a que se mantenga una relación con la
materia, sólo que te recomiendo que no te la creas demasiado. Si llegas
demasiado lejos en tu enganche con la materia te sentirás frustrado. Hay que
vivir la materia. La mayoría de las personas no entran suficientemente en la
materia. Si lo hicieran, si fueran suficientemente materialistas, perderían el
apego a la materia. Cuando uno sabe que realmente puede tener, de una
manera u otra, cualquier cosa que quiera, ya no le dedica la misma
atención. A mí me gustan los Ferrari pero nunca me he comprado ninguno,
si bien, en mi actual coche tengo un pequeño Ferrari (porque su motor es
de esta marca). Además, alquilan Ferrari por horas, y me lo podría
permitir. Como sé que tengo esa posibilidad, que está ahí, me digo
que cualquier día lo hago.

De esta manera podemos disfrutar de todo, hasta de las personas. Las


personas primero no son materia, no son objetos. Tenemos fantasías
con personas, por ejemplo con actores, porque las vemos como objetos.
Uno puede disfrutar de una fantasía con una persona, por supuesto, pero
eso es una fantasía.

Un componente de la enfermedad original del materialismo es ser pobre.


Cuando Jesús habla de bienaventurados sean los pobres de espíritu, me
parece una contradicción, en los términos que lo menciona. El espíritu de
nadie es pobre. La psicología de la persona puede ser pobre. Incluso,
hay personas que son humildes por naturaleza. Por cierto, no se trata
de hacer un esfuerzo por ser humilde. El que lo es ni se lo plantea.
En el momento que dices que debes ser humilde, eso es egoísmo puro.
Quieres ser el más humilde. Me parece que lo de ser pobre de espíritu
es más un problema que una bienaventuranza. Al que es pobre le falta
algo y cree que, si tuviera eso entonces podría hacer algo y, es
cuando podría ser otra persona. Mucha gente se mueve en la dinámica
correlativa de tener, luego hacer, y así acabar por ser. Pero es al revés. Es
el ser y luego el hacer que sale de él (que es un no hacer, mientras
que el tener, es un tener desapegado).

Otro componente de esta enfermedad es la no aceptación espiritual. Ideas


como el comunismo o el cientificismo. Ideas de que somos, en cierta
manera, sólo aspectos reducidos a biología. Y eso, ese materialismo
primero, es mentira. Una 49

mentira tan profunda que puede producir trastornos a niveles hormonales,


a niveles muy interiores.

Un ejemplo de ello son las personas ateas. Que alguien le llame Dios o
espíritu o conciencia, es igual, pero el que se resiste a la espiritualidad, el
que se cree que “lo que no son pesetas son puñetas,” lo pasa mal.
Vive como una persona que siempre está reteniendo la respiración.
Todos los ateos son serios. Ser ateo es serio. Es el chiste inglés
último. Ahora bien, suelo recomendar a las personas que, por lo menos
acepten su aspecto ateo, porque hasta que no aceptas ese aspecto es
muy difícil abrirte a una experiencia que te parezca que viene del más allá.
Hay muchas personas que van a misa, que dicen que son católicos o
de la religión que sea, pero si observas el punto de vista que
tienen, son puntos de vista básicamente ateos. No se creen lo que
dicen y no tienen realmente una experiencia de la misma religión que
dicen tener.

El punto de partida es que aceptes que eres ateo o, por lo menos, agnóstico.
En definitiva, que no sabes. Entonces puede pasar algo. Pero el que
dice que es católico, que “ha hecho ya la paz con Dios”, se engaña.
Estados Unidos pasa por ser un país cristiano y Jesús dijo “No matarás”.
¿Cuántas personas a lo largo de la historia se han matado en nombre de
Cristo? Posiblemente no haya ninguna figura espiritual en toda la historia
que sea responsable directa de la muerte de más personas que Jesucristo.
Hasta que no aceptes esa parte tuya de agnóstico o de ateo, es como no
reconocer que sin putas no hay santos, que sin pecador no hay santo. No
hay santo que no haya vivido la transformación de su energía de pecador a
santo, de un punto a otro, y cuando uno la vive no se queda sólo en la
fase de rechazarla. El que sabe que ha robado, mentido, que ha hecho de
todo, no se toma tan en serio que otro lo haga.

La duda obsesiva no parece materialismo, pero lo es. Uno se pregunta si


dudar es bueno o malo. La duda está basada en un separatismo que quiere
controlar, que no vive en armonía con el espíritu, y cualquier cosa que
quiere hacer duda, sea lo que sea. Es como el juego del pensar llevado a
un nivel hasta más profundo. El que duda de esta forma se ve como un
objeto y, como tal, se encuentra aislado en el mundo. Esta es la gente que
tiene que seguir al grupo porque no es capaz de tomar una acción e ir para
allá a ver qué pasa. Para el materialista, lo del a ver qué pasa, es un
peligro para él y lo rechaza. Es posible que uno no sepa exactamente
lo que algo le está diciendo en un momento, pero en lo que uno
sabe que le está hablando no pasa nada, no duda. No se trata de creer. La
duda no es que si uno cree entonces va a dejar de dudar. En la duda, nada
es completo, 50

nada es total, nada satisface, la vida no tiene sabor.

Entre los antídotos está el conocer lo mejor. Lo mejor deja de ser materia.
Poca gente habla de un Ferrari como sólo una máquina. A las cosas buenas,
de calidad, se les ve el alma. Otro antídoto es escuchar música con
auriculares, pues te permite abrirte a otro tipo de información que te
llega en los espacios de la música. En general, son antídotos todos los
alimentos del alma, especialmente la trinidad compuesta por la respiración
consciente, la meditación y el arte o creatividad individual.

La materia sirve básicamente para dar confianza. Sirve como un


vehículo de expresión de la no materia. Cuando dos personas se tocan,
se puede decir que son dos almas que se están tocando a través del
cuerpo, dos esencias que se están tocando. En lo que más conciencia
de presencia hay el cuerpo requiere menos tacto. En lo que hay menos
presencia de alma, parece que se requiere más presión, para que te
enteres que hay alguien del otro lado. Los masajes muy suaves tienen
más efecto que los enérgicos, siempre y cuando que la persona que los da,
los haga suaves porque se está resistiendo tocar. En el Reiki, realmente ni
se llega a tocar, ya que sólo se trata de imposición de manos.

51
ENFERMEDADES DE ELEMENTO
AGUA
LA DEPRESIÓN

Componentes de la enfermedad y creencias asociadas: el auto rechazo,


sentirse sin el apoyo apropiado, estar desconectado de los propios
sentimientos, desconfianza, creerse lo negativo, la vida como una
pesadilla, miedo a la culpabilidad.

Antídotos: interiorización de distintas formas, intenso enfoque en los alimentos


del alma, sobre todo en la respiración consciente, la meditación y el arte.
Utilizar los cinco ejercicios energéticos tibetanos, cambiar los horarios para
vivir más de noche, ayuno de agua y zumo durante tres días (con
espirulina), viajar a un país extranjero solo o acompañado, andar solo por
el campo, una semana de silencio y meditación en grupo, terapias
respiratorias, aprender algo nuevo y desafiante como un idioma, bucear,
limpiar o renovar la casa, tirar o regalar cosas, pintar paredes si hace
falta, masajes.

La depresión es, básicamente, una resistencia a ese proceso natural de


alternancia, de subir y bajar, como el mar, el día y la noche, las montañas y
los valles. La depresión es el valle. Es la experiencia de vivir tu interior.
La depresión se produce cuando estás enganchado a lo externo, cuando
te resistes a entrar dentro de ti. Es como querer estar despierto y no
dormir de noche. Eso es una tortura. Si quieres volver a alguien loco, no lo
dejes dormir. Ahora bien, como en la medicina oficial muchos conceptos son
antinaturales, la única cosa que saben hacer es recetar pastillas. La mejor
alternativa frente a la depresión es entrar a fondo en ella. Hay que
meterse dentro de ella para poder salir. En lo que te resistes, nunca
sales de ella.

Curiosamente, es bastante sencillo salir de una depresión, aunque no


necesariamente fácil o cómodo, en un primer momento. Requiere que la
persona realmente quiera apuntarse a lo que hace falta. En una
ocasión, tuve una paciente que llevaba siete años depresiva, y me
preguntó si podía ayudarle. Le dije que era sencillo pero que debía
hacer lo que yo le dijera. Entonces le recomendé que se sentara delante
de una pared, las veinticuatro horas mirando a un punto fijo, respirando de
forma consciente y que, sólo se moviera para ir al lavabo. La mujer me
respondió: “¡Hombre, veinticuatro horas!” A lo yo lo
52
respondí: “¡Mujer, siete años!”.

La depresión es una forma de obligarte y de empujarte a la soledad. La


persona depresiva no ha entrado en sí misma, no ha entrado en la
soledad. En el momento en que entre de forma intensa y total en la
soledad, se le va a pasar la depresión.

El auto rechazo, uno de los componentes de esta enfermedad, consiste en


negar su mundo interior, los pensamientos que le surgen del fondo de su
ser. En algún momento de su vida vivió esa experiencia y le causó
dolor. Como tuvo esa sensación desagradable, a partir de allí, se
cerró. Puso una coraza a todo su mundo interior. Es así que, el auto
rechazo, es básicamente un rechazo a uno mismo.

Otro componente es el sentirse sin el apoyo apropiado. Es como el que se


siente con hambre. A ese, no le hables de Dios, dale un pedazo de pan.
Había un poeta que se apuntó a unos ayunos de sólo beber agua. Al
cuarto día dice que vio la luna como un pedazo de pan flotando en el
espacio (cuando antes la veía como una imagen poética). Cuando uno no
se siente apoyado por lo externo, por el universo, no puede soltar eso, o
es más difícil soltar el mundo, así que cualquier cosa que te interiorice, tú
no la quieres porque parece que tu supervivencia está en juego, que si no
estás apoyado ahí, si cierras los ojos y te vas de ahí, vete a saber
lo que pudiera pasar.

Estar desconectado de los sentimientos propios, en cierta manera interiorizarse


es entrar en el mundo de los sentimientos y, para que puedas tener una idea
del juego que hace la mente con los pensamientos, uno se pone a meditar y
es, sobre todo cuando uno comienza a meditar, cuando llegan un
montón de pensamientos. Esos pensamientos incluyen sentimientos, o una
relación sentimental o emocional con esos pensamientos pero, como
parece que se mueven tan rápido y uno solamente está mirando esos
pensamientos, ni se entera que existen esos sentimientos, pero uno empieza
a meditar y parece que se crean espacios, y dice “Ah, mira”, eso está
muy bien, pero eso es después, porque al principio, cuando entran esos
espacios es cuando empiezas a notar los sentimientos y, la primera cosa
que notas son esos sentimientos o emociones brutas, desagradables, así
que los primeros contactos interiores pueden ser toda una aventura.

La desconfianza. El mundo externo es donde parece que tienes tu


poder. 53
Desconectarte de eso es desconectarte de un punto de poder. Conocí a
un hombre muy rico que se jubiló a los 60 años. Estuve presente en
su fiesta de despedida en la empresa y estaba vital. Un año después,
volvimos a coincidir, y parecía que había cumplido de golpe cinco años
más. Estaba como un abuelo y lo que pasaba es que estaba deprimido.
De buenas a primeras había perdido el poder como mandamás de la
empresa. Antes tenía un poder externo y ahora se sentía sin él. Las personas
que ponen su punto de poder en lo exterior, cuando llegan situaciones
como la jubilación, parece que perdieran toda su utilidad como ser
humano.

En cuanto a la desconfianza podemos decir que no se puede hacer


nada para tener confianza. Todos esos cursos que se imparten de auto
confianza, si los miras, están haciendo otra cosa distinta a promover
confianza, pues por ella no se puede hacer nada. Lo único que se
puede hacer es arriesgar y, la confianza, viene a través del riesgo.

El interiorizarse, para una persona muy extrovertida, aparenta ser un


riesgo enorme porque le falta la confianza de meterse dentro, de
desconectarse del mundo. Esto coincide bastante con las personas a las
que les cuesta hacer una siesta, que se sienten mal si lo hacen,
porque se han desconectado del mundo, han soltado el control, pero no
para toda una noche sino para una hora y, como en ese tiempo no lo
sueltas del todo, te quedas como fuera de sintonía con el mundo; uno
puede levantarse peor que cuando se acostó.

Creerse lo negativo: imagínate que la energía en su esencia es bruta o


negativa, y que es la conciencia la que la transforma, así que si uno
no se mete dentro a transformar eso, de una manera u otra, lo que llega
aquí es negativo, es lo bruto. Así que las personas que no tienen
manera, sea más o menos consciente de relajarse y meterse dentro, son
sumamente negativas.

Viven la vida como una pesadilla, todos estos conceptos de lucha, de


supervivencia, que no se puede confiar en el otro, todas esas creencias sobre
la vida son terribles. ¡Cómo vas a pegar ojo! ¡Cómo vas a cerrar
los ojos e interiorizarte!, en esa situación la vida te puede comer; te
puede pasar algo horrible.

En última instancia, en esto de la depresión, está el miedo a la


culpabilidad. Parece que tenemos la creencia de que si nos metemos
dentro, nos vamos a enterar o a enfrentar con algo tan terrible que
jamás nos podremos recuperar, 54
como si fuese a ser un trauma; como si te fueses a enterar de que has
cometido un pecado inconfesable. Sobre todo, yo hablo de la culpabilidad
de haber hecho algo malo, pero tan malo que mejor no saberlo, porque
si te enteras puedes arruinar tu vida. Eso no es cierto, pero existe esa
creencia. El que se mete dentro se muere, el ego empieza a pelear, a
defenderse y, al principio, el meditar no es nada cómodo, pero este
miedo de tu realidad cambiante, el saber que no hay nada ahí, eso
puede ser terrible al principio y uno se resiste. Decirle a alguien que
está deprimido que se ponga a meditar, si lo hace, sale pero cuesta. Lo
mejor es la respiración consciente y después meditar en grupo -​ porque uno
se siente más grande, más del tamaño del grupo, se siente lo
suficientemente grande y fuerte como para enfrentarse a su interior-​ .

La depresión es equivalente a la noche, al interior. Es la parte


sumergida del iceberg, mientras lo externo es lo que asoma. Todas las
enfermedades que se relacionan con temas de confianza, autoestima,
problemas psicológicos, se pueden agrupar en el corazón. Si la persona,
con algún apoyo o ayuda, puede empezar a aceptarse hacia dentro, por
ejemplo, respirar desde adentro, hace un gesto interno al respirar. Si uno
trabaja con la persona desde esa perspectiva pronto saldrá de la
depresión. Actividades -​ como el dar vueltas-​ también sirven (tienes que
interiorizarte sino te caes, te tienes que centrar). A las personas
deprimidas, explicarles cosas es una tontería, no te pueden escuchar, pero no
es nada difícil si tienen un poco de confianza en ti, los puedes coger de la
mano para que den la vuelta. Así se creen que tú estás ahí con ellos, y lo
estás, pero lo están haciendo ellos, ellos se han metido dentro y ellos son
los que van a salir.

Hay muchos trucos al respecto: por ejemplo, las meditaciones dinámicas


de Osho, casi se pudiera decir que, al respirar, al gritar, uno se
relaja, y eso le va muy bien al deprimido. Una gran parte de sus
meditaciones son claramente terapias que, al final, producen un estado
relajado, tranquilo y meditativo. También va bien salir de viaje con él,
sobre todo a sitios que no conozca, incluso a países en los que no entienda
la lengua.

Un consejo: si uno se puede dar cuenta de los periodos de subidas y bajadas


a lo largo de un día, la respiración suele darse más por un lado que
por el otro, aunque llega un punto en el día en el que cambia, cuando
estás respirando más por el lado derecho, como en el caso de los hombres,
es un punto más externo. Ahora, cuando cambia al otro lado, es como
el valle y ya el proceso pasa a ser interior. ¿Cómo uno se relaciona
con la noche? Cuando uno está en una depresión es curioso, u odia
la noche o el día. Durante el día parece que no se 55

puede escapar del mundo y, en la noche, parece que se puede esconder y


evadir.

Cualquier enfermedad lleva en sí misma la solución. Hasta se puede


decir que, incluso los síntomas, también producen la solución pero de una
forma incómoda que causa resistencia. Así es que las personas
depresivas respiran mal. Si respiraran bien, entrarían más dentro de ellos
mismos. Sin embargo, al limitar la respiración, eso les hace entrar en un
estado meditativo no consciente. Un depresivo se sitúa de espaldas a su
propio proceso, pero en esencia, lo que está haciendo es correcto. Ahora
bien, si se diera la vuelta y respirara correctamente, entraría en meditación
y, con ello, se le pasaría la depresión. En cualquier enfermedad, sus
síntomas, te dan una pista sobre su solución. En las empresas lo saben bien.
Dicen que la solución siempre está incluida en el problema, que no se
puede definir un problema correctamente sin, de alguna forma, incluir la
solución. Esa es la gran búsqueda. Si defines correctamente un
problema, te darás cuenta inmediatamente de la solución. Y con las
enfermedades sucede lo mismo.

Hay personas que tienen un carácter depresivo. Dicho de otra manera,


personas de carácter interior –introvertidos-​ . Suena mejor, pero estoy
diciendo la misma cosa. La única diferencia es que, el de carácter
introvertido, lo vive conscientemente, mientras que el de carácter
depresivo, se resiste a aceptarlo. Esa es la única diferencia. Igual que
existen hombres y mujeres, existen personas que están más orientadas a lo
interior y, otras, a lo exterior. Las que están más orientadas hacia lo
externo –extrovertidos-​ , suelen vivir los momentos de naturaleza interior
como una depresión porque se resisten a lo interior.

56
LA LÁSTIMA/IMPORTANCIA PERSONAL
Componentes de la enfermedad: ensimismamiento, extrema identificación con el
ego, identidad fragmentada, sentirse víctima, ser culpable.

Antídotos: auto-​ aceptación de sí y de las circunstancias como primer paso


para cambiarlas si se desea; no quejarse, observar los propios
comentarios críticos, no juzgar, arte, respiración consciente, humor, dar
en forma anónima, servir a alguien que sirve a los demás, meditación,
vivir al contado y sin créditos, explorar el concepto que la compasión no
es lástima y que tener valor no indica ser importante; hacer una lista de
resistencias y explorarlas con acciones, planificar más su vida y
actividades personales, enfocar más cualidades que cantidades, conocer lo
mejor y permitírselo, apoyar a la familia sin juzgar, darse el gusto de
hacer regalos a otros, apoyar una causa humanitaria con trabajo
personal.

Todos los problemas psicológicos, de una manera u otra, entran en el campo


de las enfermedades originales del elemento agua. Ahora bien, cuando se
habla de egoísmo, que está presente en todo el campo de enfermedades
de elemento agua, donde se manifiesta más, es en la lástima/importancia
personal.

La lástima y la importancia personal no son exactamente opuestas. Son


como dos capas de pintura, una encima de la otra. Es decir, que casi son la
misma cosa, salvo que vistas de forma diferente. Rascas una y encuentras la
otra detrás. Van juntas. Te tienes lástima porque te has dado importancia y
esa importancia no ha sido validada (te parece que el mundo no te ha
apoyado en la idea de tu importancia personal. Es más, que has sido
herida). Y una persona se da importancia porque se tiene lástima y
se cree que, dándose importancia, va a ayudarse. Esta es la única
enfermedad de las doce originales que parece que fuesen dos, pero no lo
son, por fin son la misma cosa.

En ambas existe una especie de pobreza con relación a la vida. El


que se considera importante está metido en una lucha constante por
demostrarlo. El que se tiene lástima siente que ha perdido alguna
lucha. En la mayoría de los casos, esta enfermedad original guarda
relación con las condiciones en las que se produjo el parto, con su llegada
a este mundo. Un momento en el que la persona elige muchas cosas y en el
que suele haber una gran resistencia.
El camino espiritual de cada cual, que si hemos venido a este mundo
es para desarrollarlo, se debería ver como una especie de juego. En
él se adquieren creencias muy profundas relacionadas con la identidad,
que distorsionan su verdadera esencia, y es que estamos aquí para dar.
Ahora bien, tú no siempre sabes el valor relativo de lo que haces,
sólo sabes que, puesto a decirlo sin rodeos, haces muchas cosas
porque te da la gana. Si puedes aceptar esto un montón de ruidos
desaparecerían. No caigas en la trampa de usar lo que, aparentemente
son desgracias que te han ocurrido o que has provocado en otras personas,
como si fueran medallas que te dan identidad. Esas cosas las vives
como traumas, como hechos que te marcan, y si así lo haces estás
exageradamente dándote importancia. Tu presencia ya implica un dar, no
lo olvides. Si lo vives sin caer en la idea que es una obligación, un
trabajo, estarás dando a tu vida un toque artístico. Te darás cuenta que eres
el artista, el creador de tu vida, por lo que cada acto se transforma en
voluntario.
57

En esta situación encontramos causas como el estar ensimismado. Un


estado muy diferente a interiorizarse, aunque creas que se parecen. Estás
ensimismado cuando te identificas con la parte del ego que te parece
te está halagando o, lo contrario, con la parte que parece que te machaca.
Las dos son mentira, ya que en realidad son una extrema identificación
con el ego. Cuando estás ensimismado, no solamente todo te parece
subjetivo, sino que en esa subjetividad te encuentras solo, aislado,
abandonado. El sentimiento de abandono tiene mucha relación con la
lástima. “Fíjate lo que me ha pasado, me dejaron solo y acababa de cumplir
45 años”. Uno está con uno mismo pero con una idea muy, muy pequeña,
de uno mismo.

Otro de sus componentes es estar en extrema identificación con el ego. Éste,


es curioso, no es vulnerable, aunque sí lo parece. Las mujeres dicen que el
ego del hombre es muy vulnerable. Hay cosas que los hombres le
dicen a las mujeres que una mujer nunca le diría al hombre porque
sentiría que lo destrozaría. Lo que llamamos ego, si uno tuviera que
distinguir entre masculino y femenino, es masculino. Se llama “ego” no
“ega”. Pero eso no indica que no haya mujeres igual de egoístas que los
hombres -​ estoy hablando en términos de principio-​ . El principio
femenino, al ser más receptivo, más de aceptación, no es egoísta. Y no
hablo de mujeres sino de los principios femenino y masculino. Aunque
parece que el ego es vulnerable no lo es en realidad. Es rígido.

Hay determinado ego que es necesario, ¿cómo se podría entender esto


si pareciera que toda la psicología habla de soltar el ego? Imagínate la
corteza de 58

un árbol, no puede ser ni muy floja ni muy rígida. Si la corteza es


flexible, entonces sí puede resistir el movimiento. Si fuese rígida, se
podría tronchar el árbol cuando hubiese mucho viento. Cuándo el ego,
ese aspecto de separación entre tu interior y tu exterior, es flexible no hay
ningún problema.
Si la persona tiene el poder de saber que no es nada, pero que ese nada es
parte de otro nada y que además, la otra persona por un lado existe y, por
otro lado, es un poco un aspecto suyo, desaparece el ego rígido. Ahora
bien, en la medida en que yo te estoy hablando a ti y tengo conciencia
de que existe entre nosotros alguna diferencia, se puede decir que ahí
hay algo de ego, pero eso no indica necesariamente un mal. Indica la
posibilidad que tiene esa parte masculina que actúa por actuar y para ello
hay un agradecimiento.

Uno no es importante, tiene valor. Saber que uno tiene valor no es ser
egoísta, al contrario. Esto de decir que no valgo para nada, que soy el
polvo debajo de tus zapatos, me parece un rollo. Es el egoísmo del
humilde.

Otro aspecto de esta enfermedad original es la identidad fragmentada. Si


todas tus fragmentaciones de tu identidad fueran puestas en una jarra,
como en un puzle, casi se podría decir que la mitad sería darte importancia
y, la otra mitad, el tenerte lástima. Esos aspectos fragmentados son mentiras,
pero si uno se los cree, están ahí. Hasta que uno no vuelve, a través
de alimentar el alma, a vivir algo de unidad, se va a tener lástima o
se va a dar importancia. La identidad fragmentada se produce cuando
personalizas el punto de vista del pobre. Y va muy unido a la queja
que es una afirmación de impotencia. Es normal que al momento de
ocurrirte algo que no deseabas te quejes. Treinta segundos, vale, pero
después ya es hora de actuar. En el momento en que te pones en marcha se
acaba la pataleta. Haz algo con tu vida. Y lo mejor que puedes hacer es
pasarlo bien. Esa es la mayor contribución que puedes hacer. Si así
lo haces, sirves de ejemplo para las otras personas.

Todos hemos vivido la experiencia de tener un orgasmo. ¿Te acuerdas


en ese momento de haberte tenido lástima o de haberte dado
importancia? Nunca, es imposible. Ahora, lo que también es cierto, es que
el muy egoísta no puede tener orgasmos, puede tener eyaculaciones pero
no orgasmos y, la persona que se tiene mucha lástima, tampoco. La
identidad fragmentada implica un punto de vista egoísta. “Fíjate lo que me
hicieron mis padres, me crearon un trauma...que aún arrastro... esos
castigos…” Eso es puro egoísmo. La psicología, los problemas psicológicos,
la mayoría de ellos son egoísmo puro. Todo esto se ve más claro,
59

porque parece más político o más aceptable en el prójimo, y estamos


hablando de la inconsciencia. El ego no tiene porqué juzgar a la
persona, se trata de observarla. .Uno la puede observar y eso no indica
que la persona sea mala, sólo estás diciendo que esa persona está
separada de la existencia y de sí misma. Decir eso no es juzgar, es
como decir que tienes un jersey azul, pero la palabra ego es una de esas
palabras como Dios, amor y tantas otras, que ya no se sabe a qué se
refieren, porque las usa todo el mundo de tantas maneras, que las puedes
usar como tú quieras.

Ahora, si vas a escoger entre ser egoísta o tenerte lástima, aunque sea la
misma cosa, sé egoísta, hasta extremadamente si fuese necesario, porque
por fin, si reprimes al ego, se va a poner más fuerte y más sutil. Muchas
veces he observado que los últimos en iluminarse son los terapeutas, porque
se enteran de todas las fórmulas, de todos los trucos, y entonces el ego no
es que desaparece sino que se pone más sutil. Eso hace que adopten
posturas que parecen silenciosas pero no lo son. En cuanto pasa algo
que les ofende, sale el ego a flote. Así, no es nada extraño
comprobar, cómo entre los mismos terapeutas, existe una gran
competencia por reivindicar quién entre ellos es el mejor.

El ego se cae como una fruta, solo. Casi te podría decir que se trata de ser
egoísta, que por fin se caerá solo. Ahora bien, no confundas expresar tu
autenticidad, con ese egoísmo rígido. Si no expresas ese egoísmo, suprimir
el ego, es ya egoísmo. Es como decir que soy demasiado irresistible.
Mentira.

Decirle a la gente que haga lo que le apetece es bastante rollo, y yo


soy el primero que lo dice, aunque no me lo tomo en serio, porque sé lo
difícil que es. Es como lo de amarse los unos a los otros. Cuando entras
en lo que te apetece, el egoísmo cae solo, porque por fin, si estamos aquí
para hacer algo es para dar, de una u otra manera. Y lo curioso es
que, en e cierta manera, siempre estamos haciendo lo que queremos,
sólo que lo juzgamos y racionalizamos de otra manera.

Nadie hace las cosas, por ejemplo, puramente por dinero. Eso es una
mentira, una excusa fácil. Ahora, si una persona no se ayuda a sí misma,
cómo va a ayudar a otra. Hay que tener mucho cuidado con esto, que no se
trata de que mirar por uno es no ayudar al otro, pues este pensamiento es
una trampa del ego.

En cada momento, la vida te pone gente delante que te está ayudando


o aportando, de una manera u otra. Y no necesariamente son terapeutas,
60

psicólogos o grandes iluminados. Puede incluso ser el que te pisa el


pie en el autobús. En realidad, quien te está echando una mano es la
existencia, y ésta no se equivoca.
Hay un libro, que es parte de la colección de Osho, llamado “Los
diarios de Darllan”,uno que martillea en la piedra-​ , donde hay un cuento
que él relata, que es muy bonito. Hace un comentario sobre la similitud de
la gente con las piedras, y que la vida le va dando toques, hasta que llega
un momento en que le pega un toque a la piedra, ésta se abre y uno dice,
¡fíjate, soy la hostia! Le doy el toque y florece la persona. ¡Qué va! En
ese momento te tocaba el último toque, eso es todo. Pero la vida le ha
pegado diez mil toques, miles y miles de toques y lo que hacía falta es ese
toque que te tocaba a ti dar, y tú lo diste. Así que no es un toque que
abre, aunque sea el toque que produce la apertura, no era sólo un toque era
el último toque.

Hay otra cosa que también es cierta, a la que puedes llamar la teoría de
Arun: el toque consciente. Lo llaman también el tacto consciente que,
básicamente es el toque consciente, y para eso yo relato un cuento como el
de la piedra: hoy en día, tú puedes comprar una fábrica, una refinería, vas
a una empresa que te la monte y te dan las llaves. Resulta que había una
fábrica de éstas y una empresa le había montado ésta a otra empresa, pero
un día paran todas las maquinarias y no hay manera de hacerlas funcionar,
entonces mandan un fax urgente a la empresa que la había montado para que
manden un técnico para ver qué pasa. El técnico va y se pone a andar
por la fábrica, mirando, y llega a un punto en el que toca una pared
de cal, y dice: trae un martillo. Le pega y todo empieza a funcionar. Se va
el técnico y, al cabo de unos días, llega una factura por sus servicios por
100,000 euros. El propietario entonces pide una factura detallada que
justifique el gasto. Llega la factura y el detalle dice: billete de avión,
tanto; comidas, tanto; taxis, tanto; estancia en hotel (en total todo esto 900
euros); dar con el martillo (100 euros); saber a dónde dar con el
martillo (99,000 euros). Así que también es cierto que, cuando sabes
dar con el martillo, pasan cosas que no pasan con martillazos no
conscientes.

Tenerle lástima al otro es algo que muchas veces se confunde con compasión.
Se confunde demasiadas veces con el preocuparte por los demás, por tener
interés en tu semejante. Y no sólo se confunde, sino que se disfraza auto
engañándonos. Y recuerda que no se trata de tenerle lástima a nadie.
Perfectamente puedes tener compasión por una persona y saber que esa
persona está sufriendo. Y puedes ayudarle, poner un poco de luz en su
camino y, a la vez, no tenerle
61
lástima.
De la importancia personal y de la lástima se producen dolencias
relacionadas con el estómago, los ojos, los huesos y la piel.
62
LA INCONSCIENCIA

Componentes de la enfermedad: tacañería, poco poder, no dar tu


atención creativa, ser miserable, estar resentido, resistencia a la vida,
resistencia al alma y a lo espiritual.

Antídotos: apuntarse de forma disciplinada a los alimentos del alma, sobre


todo a la respiración consciente, la meditación, el arte y el humor. Explorar
y vivir el concepto de que la vida es una especie de aventura
espiritual, recordar y apuntar los sueños, practicar algún deporte
individual como: tenis, golf, artes marciales, footing; tener algún negocio
propio, aprender cosas nuevas de forma consciente, viajar a lugares
nuevos, explorar y practicar algún método de sanación alternativa,
planificar más la vida y las actividades de cada día, conocer la
informática, tener y jugar con una cámara de video, escribir o mantener
un diario o libro de pensamientos e ideas, conocer la vida y el vivir como
un arte, hacerte una entrevista en profundidad a ti mismo por escrito,
explorar tus creencias por escrito, recapitular tu vida por escrito,
explorar la Medicina del Alma y las cuatro preguntas básicas.

La inconsciencia casi puede sintetizarse como estar dormido. Si estás


consciente, despierto, no es que estés perfecto, pero estás ahí y
muchas consecuencias negativas, que se traducen en enfermedades, no
ocurrirán. . Así, en cierta forma, se puede decir que la depresión es
una inconsciencia del estado interior; mientras que el materialismo es una
inconsciencia con respecto al hecho de que la vida es más espiritual que
material.

Uno de los componentes de la enfermedad original de la inconsciencia


es la tacañería. Una persona es tacaña básicamente por dos motivos: porque
le parece que no tiene suficiente para poder desprenderse de algo y
dárselo a otra persona, o bien porque, simplemente piensa que esa otra
persona no se merece lo que él pudiera darle. Existen un montón de
racionalizaciones para justificar la tacañería, pero esta inconsciencia es una
inconsciencia de no saber que estamos aquí para dar, que no nos queda más
remedio. La persona sólo con su presencia, aunque no haga nada, siempre
está dando. En lo que más consciente está de ese dar, más da, y con menos
esfuerzo.

Ser miserable, ser tacaño, es una actitud de ateos. Tienes que ser muy ateo
para no darte cuenta que la vida es todo menos tacañería. No
conozco ningún árbol que de sólo una hoja. En este sentido, el que los
padres sean tacaños produce en 63

los hijos sarampión, y recuerda que no hablamos de culpa, sino de


espejos. Hemos venido aquí para dar. A dar totalmente y a jugártela en cada
momento. En cada circunstancia que estés, es para dar lo más valioso que
tienes: tu atención creativa. Eso transforma. Da cariño, vida, poder. Das y
entras en un fluido que no agota tu ser sino todo lo contrario. Las
personas miserables suelen tener estreñimiento y todos los problemas que
se relacionan con estar retenido, porque te parece que no hay suficiente
en la vida, como para que puedas dar.

Otro aspecto muy unido a la inconsciencia es que la persona se siente con


poco poder. Esta es lo excusa que suelen dar la mayoría de las personas
que dicen que no pueden dar. En el fondo, dejan traslucir una creencia
de que tienen poco poder, dado que se enfocan sólo en contemplar una
alternativa en cuanto en qué podría consistir su dar al otro, cuando con sólo
la atención creativa, ya estarían dando apoyo a esa otra persona. En una
ocasión le recomendé a una mujer que tuviera un gato y me dijo que era
imposible porque vivía en un piso. Entonces le propuse que pusiera una foto
de un gato. A esta misma mujer, si le hubiera dado por imaginarse de qué
forma podría tener un gato, se le habría ocurrido algo, desde la foto
hasta tener un gato de peluche. Lo que tenía era un poco de tacañería
con su propia capacidad creativa, no estaba dando su atención
creativa, que es lo más valioso que tenemos.

Cuando uno no está dispuesto a reconocer (y lo sabemos), uno se duerme y


se duerme conscientemente. Es como decir ahí no entro, no quiero
jugar. Otro aspecto de lo mismo es ser miserable. La inconsciencia, por fin,
tiene que ver con tu relación con esa esencia creativa de la vida y de
todas las posibilidades que la vida te da a ti. Tú también puedes dar de la
misma manera, en formas distintas, pero recíprocamente. Si tú das, lo que
parece en un primer momento, es que la vida te corresponde y te da a ti.
En lo que te relajas más, que es lo que se llama estar, parece que tú no
estás dando nada y, a la vez, la vida te lo está dando todo: te está
divirtiendo, te está tomando el pelo, jugando contigo, dibujando
maravillas y tú no has hecho nada, sólo estar.

Otro componente de esta enfermedad original es el estar resentido (que


está muy relacionado con la artritis). Muchas veces, cuando ocurre algo,
nuestra tendencia es a evadirnos. Por ejemplo en el nacimiento.
Recuerda que, en la Medicina del Alma, decimos que uno elige todas las
circunstancias de su venida al mundo, desde la elección de los padres, a la
fecha o el país. Pues bien, ocurre muy a menudo que, por el proceso
que uno mismo ha escogido, aunque no lo sepa, pasan cosas dolorosas
en el parto y el niño lo que hace es enfadarse. Es 64

más, no sólo se enfada, sino que se vuelve casi vengativo. Estar resentido y
ser vengativo están muy cerca, sólo que la venganza parece que se
manifiesta hacia el otro, mientras que el estar resentido, lo sufres tú solo,
pero son muy similares.

La resistencia a la vida, al alma y a la espiritualidad, suelen coincidir


en esas personas que yo digo que todavía no se han decantado por tomar
la decisión de si quieren nacer, y pueden tener aún 40 ó 50 años. Aún se
lo están pensando.

Un campo específico de la inconsciencia es el ser miserable. Los niños que


tienen sarampión reflejan aspectos miserables de sus padres. Miserable es
una persona que va más allá de ir de pobre. Es el que nunca da propinas,
el que siempre busca lo más barato, el miserias. La palabra miserable o
“supertacaño” proceden de la palabra en inglés “maiser”, o tiene la misma
raíz. La persona miserable se tiene lástima. Las cosas que hace las
realiza un poco a regañadientes, siente que la vida no es generosa con
él y, entonces, cómo lo va a ser con los demás. Se siente puteado por la
vida, se siente muy solo y aislado, castigado, pero más que físicamente
de forma emocional. Y esos aspectos en los padres son los que
desencadenan en los niños el sarampión, cuando los niños son de todo
menos miserables, pues son activos, generosos, se ríen, se apuntan a lo que
haga falta.

Hay muchos antídotos contra la enfermedad original de la inconsciencia.


Por ejemplo, el humor. La persona no ríe de forma inconsciente sino
de verdad (salvo aquellos casos en los que ríes por nervios) y, en ese
momento, ya se entra en un estado alfa, en un estado espiritual. También la
respiración consciente, que es un martillazo, el más fuerte. Ver la vida
y cuanto te ocurre de forma metafórica.

Una de las mejores terapias que existe es irse de viaje y, sobre todo,
a países extranjeros, donde las cosas son novedosas, ya que la
novedad despierta conciencia. Otra es la planificación, aunque por fin se
puede decir que la vida no tiene metas, que los planes son cosas muy
relativas. Ahora bien, cuando existe cierto nivel de inconsciencia, entrar
en ese juego de tiempo y espacio, lo que llamamos planificación, puede
servir como una técnica.

Ser egoísta no indica controlar al otro, sólo indica expresarte y hacer lo que
a ti te da la gana y, si realmente lo quieres hacer, no tienes por qué
molestar al otro. El que quiere cantar no necesita público, canta.
Cualquier cosa que uno quiera hacer, la puede hacer y no depende,
por fin del otro, en el sentido como normalmente lo miramos. Uno
dice que quisiera dar un paseo en yate sin 65

tenerlo, y podría recurrir a robarlo, y eso sí sería un comportamiento egoísta,


o vivirlo en la imaginación (y alguien dirá que eso es fantasía, pero bueno,
da igual, si te da la gana, por qué no). Se puede hacer cualquier cosa. No
habría problemas si previamente no existiese una solución para cada
problema. Ahora, hay que buscar un poquito, ser flexible ya que
normalmente, la solución está delante de uno.

¿Alguna vez has explorado cómo una determinada cosa o situación te


estaba apoyando? Hay ciertas cosas que uno las nota más por su
ausencia que por su presencia y, ese aspecto, hace que se ponga atención
-​ por ejemplo-​ a la ausencia de seres queridos.

Cuando hablamos de las 4 preguntas básicas nos estamos refiriendo a:


… ¿Es el universo amistoso?
… ¿Creo yo mis propias experiencias de la realidad, sea de forma más o
menos consciente?
… ¿Estoy loc@?
… ¿Soy estúpid@?

Siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana, aunque lo hemos


justificado de muchísimas maneras. Lo que hacemos nos lo permitimos
porque nos da la gana, que por fin es el único motivo por el que
hacemos las cosas. Hacer sólo indica una acción, no algo perfecto.
Todo lo que escogemos hacer no necesariamente nos gusta del todo, sólo
nos parece la mejor opción en el momento.

66
ALIMENTOS DEL ALMA
El alma no se enferma, pero sí hay que alimentarla. Cuando no alimentamos
el alma, nuestra vida se muere de hambre. En el Camino del Sabor
incluimos como alimentos del alma la respiración consciente, la
meditación, la oración, la creatividad consciente, el humor y la risa, el
movimiento corporal consciente, el escoger consciente, el ubicarnos en
espacios claros y limpios, el sonido y la música en general, el tomar
conciencia de las metáforas, la intuición, los actos de poder en cuanto a
intentos y el dar conscientemente.

…El componente alquímico de la respiración es la atención consciente.


Esta atención consciente transmuta el plomo de las energías brutas y pesadas
al oro del silencio, la confianza y el saber.

…Cada patrón de respiración se relaciona con una o más emociones y


cada emoción tiene su patrón respiratorio.
…Respirar por la boca nos exterioriza y nos conecta más con el cuerpo y
con la dimensión física.
…Respirar por la nariz nos interioriza.

La creatividad consciente se expresa a través de cómo escogemos vivir


nuestra vida, con qué sabor de calidad, que es como decir, qué
visión tenemos del tiempo-​ espacio en el que se desenvuelve nuestra vida.

Nuestra experiencia directa indica que, en la medida en que más nos


enfocamos en las cualidades y en la calidad de vida a todos los
niveles, las cantidades se cuidan por sí solas.

La meditación es, básicamente, desarrollar coraje para estar contigo mismo.


Es una disciplina no un fin en sí mismo.

El hombre no puede meditar. Puede sencillamente auto disciplinarse en la


forma cómo se sienta, en la forma de respirar, de cantar o de recitar
un mantra. La meditación simplemente tiene lugar. No es algo que
puedas llevar a cabo 67

directamente: es una consecuencia.


La meditación puede producirse cuando uno toma conciencia del miedo
y, a la vez, se libera de él.
Tiene lugar cuando somos capaces de escuchar con el corazón.
La respiración es para la mente lo que el ejercicio físico es para el cuerpo.
68
LOS SENTIDOS INTERNOS
Tenemos cinco sentidos externos y diez sentidos internos. De los internos,
cinco se corresponden a los externos y los otros cinco son el saber,
el tiempo, la identidad verdadera, la conciencia multidimensional y el
humor.

Una forma sencilla de conectar con y explorar los sentidos interiores


es en un estado relajado hacerse las siguientes preguntas: ¿quién soy
hoy? ¿y para que estoy hoy?

NOTAS

Una de las cosas que ocurren, y vamos a llamar a este acontecimiento


una enfermedad, es que uno se pregunta cómo se actúa con las
enfermedades. Lo primero es que se deje de llamarlas enfermedades, al
igual que con los problemas, que en el momento en que se los deja de
llamar problemas, se abren otras maneras de percibir esa vivencia. Cada
enfermedad tiene un beneficio y, cada problema que se sigue repitiendo,
también tiene un beneficio y el hecho de que uno encuentre ese beneficio,
ayuda a darse cuenta que uno está pagando un precio muy alto. Por lo que,
o te puedes partir de risa, que ya es un desapego, o puedes darte cuenta
que, sin darte cuenta, estabas haciendo algo que realmente te servía, pero
que lo estabas viendo de otra manera, de espaldas, pero el esfuerzo
ahí no entra. El esfuerzo lo que hace es crear más esfuerzo, por eso digo
que es como podar un árbol, cortas las hojas y lo que sale son tres hojas
más; a donde antes había una, ahora hay tres.
69
CONTACTO

Eric Rolf
www.ericrolf.com
ericrolf33elcaminodelsabor@gmail.com

Para información sobre cursos, programa mentor, o consultas particulares:

Crystal

crys23@gmail.com
70

You might also like