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Guía y

remedios
para bajar de
peso

Adelgazar es una necesidad imperativa


actualmente, no solo para corregir los
excesos navideños ni para ponernos el
bañador en la playa. Es una
cuestión de salud por el ritmo de
vida y la forma de entenderla que
llevamos. Pero ¡atención!, no es lo

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mismo adelgazar que bajar de
peso saludablemente, lo sano es
reducir nuestro índice de grasa
corporal, y esto no siempre es lo que
hacemos cuando adelgazamos de la
primera forma que se nos ocurre.

Para nuestra salud y de paso nuestra


figura, lo que realmente más nos
importa es eliminar o reducir
los acúmulos de grasa en nuestro
organismo, este exceso es lo
realmente perjudicial. El problema es
que no solamente son factores
socioeconómicos los que inciden en el
aumento de peso, a ellos se le van
sumando otras formas de entender la
vida que conllevan, directamente, un
incremento desproporcionado de
nuestra masa corporal.
Nos referimos al sedentarismo, las
inadecuadas costumbres alimenticias y
a la tendencia excesiva que cada vez
más se tiene a no sacrificarnos, a no
sufrir lo más mínimo, a satisfacer en

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todo momento nuestros deseos. Todo
ello hace que a medida que nuestro
cuerpo va perdiendo capacidad
metabólica por la edad y otros
factores, se vayan acumulando todos
aquéllos productos que éste no usa y
no puede excretar a la suficiente
velocidad, aumentando así, de forma
inevitable, nuestro índice de grasa
corporal y consiguientemente, nuestro
peso.
Así pues, para reducir nuestro peso de
forma duradera y a largo plazo y que el
sacrificio realizado merezca la pena, no
es suficiente que hagamos
esporádicamente determinadas “dietas
milagro” (se suele olvidar que, durante
ese régimen, puedemos estar
propensos a enfermarnos por la falta de
vitaminas y otros elementos esenciales
para mantener la salud.), sino que es
necesario un cambio radical de nuestra
forma de vida. Si no, pronto podríamos
estar recuperando lo perdido.

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En todas las fórmulas mágicas para
adelgazar hay un escaso componente
de sacrificio, es decir, casi nadie está
dispuesto a realizar algo tan sencillo
como equilibrar el consumo con el
gasto.

Ayuno
intermitente.
Como “quemar”
nuestra grasa
acumulada
Hay un tipo de dieta de reciente
descubrimiento y que supone una
buena solución de compromiso:
el ayuno intermitente. Este tipo de
“dieta” es simple y realmente supone
un menor sacrificio, y se basa
en ayudar a que nuestro cuerpo

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cambie el modo de consumo
energético. Como si pretendiéramos
que nuestro coche queme otro
combustible distinto, pasaremos del
“modo quema azúcares/carbohidratos”,
al “modo quema grasa”,
constituyéndose la grasa en su
combustible principal. Vamos a
explicarlo mucho mejor.
Esta sencilla forma de dieta consiste en
programar bien nuestras comidas, de
manera que ampliemos los intervalos
de tiempo en los que ingerimos
alimento. Obligamos así a nuestro
cuerpo a usar la grasa acumulada en
vez de hacer uso inmediato de los
azúcares que ingerimos.

Eso sí, para “obligar” a nuestro cuerpo


a realizar este cambio, debemos dejar
un intervalo mínimo de 16 horas sin
ingerir alimentos. No os asustéis, es
más simple de lo que parece.

Sabed que el cuerpo necesita unas 6


a 8 horas para metabolizar

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nuestras reservas
de glucógeno (energía rápida
almacenada como azúcares), tras ese
tiempo, el cuerpo ha consumido
nuestras “reservas de azúcar” y
entonces intentará conseguir energía
quemando nuestra grasa acumulada.
Por esto, si reponemos este glucógeno
perdido comiendo antes de cada ocho
horas, el cuerpo nunca usará las
reservas de grasa como combustible. Si
pasamos al “modo quema grasa”,
esto producirá una paulatina
reducción de peso y un aumento
proporcional del bienestar físico.

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Hay distintas formas de hacerlo
posible. Una de las opciones es no
desayunar y que nuestra primera
comida diaria sea el
almuerzo(obviamente podamos tomar
un café por la mañana, pero sin leche y
con algún edulcorante natural tipo kaa-
hee, para no introducir azúcar en
nuestro cuerpo). Evidentemente, no
debemos comer más en el almuerzo
por no haber desayunado.
No hemos de olvidar que ayunar no
significa que después podamos ingerir
cualquier cosa: hay que eliminar
radicalmente la comida basura,
hemos de reducir al mínimo los
azúcares y reemplazarlos con grasas
“buenas”, como el aceite de coco,
el de oliva, mantequilla, huevos,
aguacates, aceite de moringa y
nueces.
Por ejemplo, podemos tomar
una cucharada sopera de aceite de
coco en la tarde, una vez alcanzadas
ocho horas sin ingerir alimentos.

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Esto estimula el proceso metabólico
“quema grasas” y además, tiene un
efecto directo de estímulo tiroideo,
con lo que incrementamos también el
metabolismo, potenciando el consumo
de la grasa.
El efecto no es inmediato, se demora
un par de semanas en comenzar, pero
cuando el cuerpo comience a realizar el
cambio del modo quema azúcares al
modo quema grasas, veremos cómo los
antojos por los alimentos dulces y poco
saludables van desapareciendo (ya que
el cuerpo usa la grasa como
combustible, y no pide azúcares)

Recomendacione
s y Remedios
populares
Como indicamos en la introducción,
modificar nuestros hábitos es vital para
conseguir bajar de peso y cuidar

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nuestra salud física y emocional. Para
ello hemos de seguir unas
recomendaciones.

 Tomar mucha agua facilita el


proceso de adelgazar, ayuda al
organismo a descomponer las grasas
y ayuda a eliminar la sensación de
hambre. Tomar entre 8 y 10 vasos de
agua (2 litros) mínimo.
 Eliminar los azúcares y bebidas
alcohólicas. Se debe eliminar
chocolates y dulces. En su
lugar consumiremos frutas, sobre
todo naranja y pomelo. El alcohol
se debe evitar, ya que se metaboliza
como azúcar.
 Evitar el consumo de
medicamentos diuréticos con el
fin de adelgazar. Eliminar
demasiados líquidos del organismo
hace que se baje la presión arterial
(hipotensión), esto ocasiona que la
persona se sienta cansada, mareada
y agotada lo que dificulta la
pérdida de kilos.
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 Cuidar la alimentación y la
forma de cocinar. Para ello se debe
eliminar el consumo de “comida
basura” y grasa saturada, yreducir
al mínimo harinas, papas, arroz…
(digamos todo lo blanco) y carnes
rojas. En su lugar, consumiremos
carne de pollo, pescado y todo tipo
de vegetales. Si no se puede evitar
comer algo entre comidas, se puede
tomar una infusión, 100 g. de
pepinillos encurtidos, un tomate o
zumo de tomate o algo de cereales
(copos de maíz o avena). No solo
cuenta lo que se come, también es
importante como se cocina,
preferiremos asados y cocidos a
fritos, las preparaciones más ligeras
son el vapor, el hervido, el horno y la
plancha.
 Evitar estar sentados frente al
televisor o el ordenador mucho
tiempo. Llevar una vida
sedentaria, pasar más de 4 horas
sentados, influye negativamente en

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los niveles de glucosa y grasas del
organismo. Según diversos
estudios, cada hora que pasamos
sentados aumenta el riesgo de
patología cardiaca en un 18%. Si
precisamos estar sentados mucho
tiempo, es necesario romper esta
dinámica cada media hora o cada
hora al menos con cinco minutos de
actividad o ejercicio moderado.
 Comer en platos
pequeños. Según estudios de la
Universidad de Utah, hay un desfase
entre el instante en que una persona
ha terminado de comer y el momento
en que su estómago se siente lleno.
Al usar platos pequeños se sirven
porciones menores. En este sentido,
al vaciar el plato, el cerebro recibe la
señal de haber terminado de comer y
nos llegará la verdadera sensación de
estar saciados o no. Así evitaremos
comer “de más”.

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 Aderezar las comidas con
pimienta, jengibre, curry y
ají. Estosalimentos
termogénicos activan
el metabolismo, con lo que se quema
calorías más rápido. Además, estas
especias combaten la acidez,
hinchazón y mejoran las digestiones.
 Hacer ejercicio. Media hora de
caminata durante el día puede ser
muy efectivo. Siempre que sea
posible, elegiremos subir por las
escaleras a tomar el ascensor.
 No ir a comprar alimentos con
hambre. No es tontería, comprar en

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el supermercado con hambre
estimula la gula y podemos estar
tentados a adquirir más comida
de lo necesario, e incluso
consumir alimentos más golosos
y menos adecuados.
Los remedios naturales centran su
actuación en estimular de forma
natural el hígado y el sistema
digestivo, lo que facilita el proceso de
pérdida de peso.
 Tomar 1 cucharadas diluidas
de vinagre de manzana con una
pizca de bicarbonato en un vaso de
agua 30 minutos antes de cada
comida.
 Consumir perejil, vinagre de
manzana y huevo duro, colabora al
adelgazamiento ya que consumimos
más energía para metabolizarlos que
lo que aportan.
 Infusión de marrubio: 1 cucharadita
en 1 taza de agua caliente. Tomar 2
tazas diarias durante 15 días bien

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calentita. Evitar en caso de
embarazo, gastritis o úlcera péptica.

 Infusión de té rojo y cardamomo.


Se calienta 1 litro de agua y se
añaden 2 cucharadas de té y 5
cucharaditas de cardamomo. Tomar 1
taza al día. Evitar en caso de
embarazo, gastritis o úlcera péptica.
 Zumo de zanahoria. Licuar o batir 3
zanahorias sin pelar. Beber tres
veces diarias entre comidas.

 Agua de alcachofa. Cocer 3


alcachofas en medio litro de agua
durante 15 minutos. Beber a lo largo
del día.

 Preparado de apio, nabo y perejil.


Lavar y picar 3 ramas de apio, un
puñado de perejil y 2 nabos. Hervir
en medio litro de agua durante 15
minutos. Tomar a lo largo del día.

 Licuado de manzana verde y zumo


de piña. Lavar y cortar una manzana
verde en cuadrados y licuar con un

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vaso de zumo de piña. Tomar todas
las mañanas.

 Fucus, Diente de León y


cúrcuma. Las algas Fucus
vesiculosisson ricas en minerales
como el yodo, potasio, magnesio,
calcio y hierro lo que permite una
respuesta de la tiroides que
potencia el consumo energético.
El Diente de León estimula de forma
natural el hígado y el sistema
digestivo, y la cúrcuma es un gran
antioxidante. Estos tres alimentos
combinados facilitan muy
eficazmente el proceso de
pérdida de peso.

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