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remedios
para bajar de
peso
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mismo adelgazar que bajar de
peso saludablemente, lo sano es
reducir nuestro índice de grasa
corporal, y esto no siempre es lo que
hacemos cuando adelgazamos de la
primera forma que se nos ocurre.
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todo momento nuestros deseos. Todo
ello hace que a medida que nuestro
cuerpo va perdiendo capacidad
metabólica por la edad y otros
factores, se vayan acumulando todos
aquéllos productos que éste no usa y
no puede excretar a la suficiente
velocidad, aumentando así, de forma
inevitable, nuestro índice de grasa
corporal y consiguientemente, nuestro
peso.
Así pues, para reducir nuestro peso de
forma duradera y a largo plazo y que el
sacrificio realizado merezca la pena, no
es suficiente que hagamos
esporádicamente determinadas “dietas
milagro” (se suele olvidar que, durante
ese régimen, puedemos estar
propensos a enfermarnos por la falta de
vitaminas y otros elementos esenciales
para mantener la salud.), sino que es
necesario un cambio radical de nuestra
forma de vida. Si no, pronto podríamos
estar recuperando lo perdido.
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En todas las fórmulas mágicas para
adelgazar hay un escaso componente
de sacrificio, es decir, casi nadie está
dispuesto a realizar algo tan sencillo
como equilibrar el consumo con el
gasto.
Ayuno
intermitente.
Como “quemar”
nuestra grasa
acumulada
Hay un tipo de dieta de reciente
descubrimiento y que supone una
buena solución de compromiso:
el ayuno intermitente. Este tipo de
“dieta” es simple y realmente supone
un menor sacrificio, y se basa
en ayudar a que nuestro cuerpo
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cambie el modo de consumo
energético. Como si pretendiéramos
que nuestro coche queme otro
combustible distinto, pasaremos del
“modo quema azúcares/carbohidratos”,
al “modo quema grasa”,
constituyéndose la grasa en su
combustible principal. Vamos a
explicarlo mucho mejor.
Esta sencilla forma de dieta consiste en
programar bien nuestras comidas, de
manera que ampliemos los intervalos
de tiempo en los que ingerimos
alimento. Obligamos así a nuestro
cuerpo a usar la grasa acumulada en
vez de hacer uso inmediato de los
azúcares que ingerimos.
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nuestras reservas
de glucógeno (energía rápida
almacenada como azúcares), tras ese
tiempo, el cuerpo ha consumido
nuestras “reservas de azúcar” y
entonces intentará conseguir energía
quemando nuestra grasa acumulada.
Por esto, si reponemos este glucógeno
perdido comiendo antes de cada ocho
horas, el cuerpo nunca usará las
reservas de grasa como combustible. Si
pasamos al “modo quema grasa”,
esto producirá una paulatina
reducción de peso y un aumento
proporcional del bienestar físico.
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Hay distintas formas de hacerlo
posible. Una de las opciones es no
desayunar y que nuestra primera
comida diaria sea el
almuerzo(obviamente podamos tomar
un café por la mañana, pero sin leche y
con algún edulcorante natural tipo kaa-
hee, para no introducir azúcar en
nuestro cuerpo). Evidentemente, no
debemos comer más en el almuerzo
por no haber desayunado.
No hemos de olvidar que ayunar no
significa que después podamos ingerir
cualquier cosa: hay que eliminar
radicalmente la comida basura,
hemos de reducir al mínimo los
azúcares y reemplazarlos con grasas
“buenas”, como el aceite de coco,
el de oliva, mantequilla, huevos,
aguacates, aceite de moringa y
nueces.
Por ejemplo, podemos tomar
una cucharada sopera de aceite de
coco en la tarde, una vez alcanzadas
ocho horas sin ingerir alimentos.
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Esto estimula el proceso metabólico
“quema grasas” y además, tiene un
efecto directo de estímulo tiroideo,
con lo que incrementamos también el
metabolismo, potenciando el consumo
de la grasa.
El efecto no es inmediato, se demora
un par de semanas en comenzar, pero
cuando el cuerpo comience a realizar el
cambio del modo quema azúcares al
modo quema grasas, veremos cómo los
antojos por los alimentos dulces y poco
saludables van desapareciendo (ya que
el cuerpo usa la grasa como
combustible, y no pide azúcares)
Recomendacione
s y Remedios
populares
Como indicamos en la introducción,
modificar nuestros hábitos es vital para
conseguir bajar de peso y cuidar
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nuestra salud física y emocional. Para
ello hemos de seguir unas
recomendaciones.
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los niveles de glucosa y grasas del
organismo. Según diversos
estudios, cada hora que pasamos
sentados aumenta el riesgo de
patología cardiaca en un 18%. Si
precisamos estar sentados mucho
tiempo, es necesario romper esta
dinámica cada media hora o cada
hora al menos con cinco minutos de
actividad o ejercicio moderado.
Comer en platos
pequeños. Según estudios de la
Universidad de Utah, hay un desfase
entre el instante en que una persona
ha terminado de comer y el momento
en que su estómago se siente lleno.
Al usar platos pequeños se sirven
porciones menores. En este sentido,
al vaciar el plato, el cerebro recibe la
señal de haber terminado de comer y
nos llegará la verdadera sensación de
estar saciados o no. Así evitaremos
comer “de más”.
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Aderezar las comidas con
pimienta, jengibre, curry y
ají. Estosalimentos
termogénicos activan
el metabolismo, con lo que se quema
calorías más rápido. Además, estas
especias combaten la acidez,
hinchazón y mejoran las digestiones.
Hacer ejercicio. Media hora de
caminata durante el día puede ser
muy efectivo. Siempre que sea
posible, elegiremos subir por las
escaleras a tomar el ascensor.
No ir a comprar alimentos con
hambre. No es tontería, comprar en
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el supermercado con hambre
estimula la gula y podemos estar
tentados a adquirir más comida
de lo necesario, e incluso
consumir alimentos más golosos
y menos adecuados.
Los remedios naturales centran su
actuación en estimular de forma
natural el hígado y el sistema
digestivo, lo que facilita el proceso de
pérdida de peso.
Tomar 1 cucharadas diluidas
de vinagre de manzana con una
pizca de bicarbonato en un vaso de
agua 30 minutos antes de cada
comida.
Consumir perejil, vinagre de
manzana y huevo duro, colabora al
adelgazamiento ya que consumimos
más energía para metabolizarlos que
lo que aportan.
Infusión de marrubio: 1 cucharadita
en 1 taza de agua caliente. Tomar 2
tazas diarias durante 15 días bien
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calentita. Evitar en caso de
embarazo, gastritis o úlcera péptica.
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vaso de zumo de piña. Tomar todas
las mañanas.
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