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Índice

Índice..........................................................................................................................................................1

Introducción...............................................................................................................................................2

1. Orígenes del sacramento........................................................................................................................4

1.1. La confirmación dentro de la economía de salvación....................................................................4

1.2. Antecedentes Históricos.................................................................................................................6

1.2.1. Primeros Siglos.......................................................................................................................6

1.2.2. Siglos IV al VII.......................................................................................................................6

1.2.3. Edad Media.............................................................................................................................7

1.2.4. Edad Moderna.........................................................................................................................7

1.2.5. Historia reciente......................................................................................................................9

2. De los que van a recibir el sacramento de la confirmación....................................................................9

2.1. Consideraciones generales.............................................................................................................9

2.2. Consideraciones en torno a la edad de los que van a recibir el sacramento de la confirmación..10

2.3. Acerca del orden en que se administran los sacramento de iniciación cristiana..........................13

Conclusión...............................................................................................................................................16

Bibliografía..............................................................................................................................................17

1
Introducción

El sacramento de la confirmación es uno de los sacramentos conocidos como Sacramentos de


Iniciación Cristiana, es decir, los sacramentos por medio de los cuales se va haciendo más plena la
participación en Cristo y en la Iglesia de los fieles que hacen parte de la Iglesia Católica y que
participan del sacerdocio común de Cristo.

Este sacramento ayuda a completar y perfeccionar el carácter del bautismo y sus efectos, “por el
sacramento de la confirmación (los fieles bautizados) se vinculan más íntimamente a la Iglesia, se
enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo, y de esta forma se obligan más estrechamente
a difundir y defender la fe con su palabra y sus obras como verdaderos testigos de Cristo”1.

La confirmación es un sacramento por medio del cual los fieles se comprometen de forma mucho más
activa, conciente y permanente a vivir la gracia de Cristo que han recibido por medio del bautismo.

Durante muchos años la tradición en torno a la celebración de este sacramento ha considerado que es
importante que sea administrado junto con el sacramento de la eucaristía o incluso antes que esto.
Distintas corrientes y tendencias han surgido al respecto.

La intención del presente trabajo es poder revisar cómo ha sido el desarrollo de la celebración de este
sacramento y sobre todo ver cómo se ha ido regulando en las disposiciones sacramentales de nuestra
Iglesia y en el Derecho Canónico.

En un primer momento se revisará la historia y la evolución que han tenido los sacramentos de
iniciación cristiana y en especial el sacramento de la confirmación a través de la historia de la Iglesia.
Se verá cómo a través de los años se han presentado distintas perspectivas respecto de la necesidad de
adelantar o retrasar la confirmación.

Se revisarán artículos y documentos en los que se hace referencia al hecho de sí es importante o no la


edad a la que se reciba el sacramento de la confirmación y cuáles son las razones que ayudan a

1 CONCILIO VATICANO II, Constitución « Lumen Gentium» 11 (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1980)

2
fundamentar las posturas a favor o en contra.

Se revisará cuáles son las opiniones y aprehensiones respecto de si es necesario considerar el


sacramento de la confirmación como un sacramento inmediatamente posterior al sacramento del
bautismo y previo al de la primera comunión o si es posterior a este.

Finalmente se hará una evaluación en la que se verá si es posible llegar a alguna respuesta clara o si es
que este sigue siendo un tema que no se ha sanjado y que sigue abierto a desarrollarse y a evolucionar a
lo largo del tiempo y de la historia.

3
1. Orígenes del sacramento

1.1. La confirmación dentro de la economía de salvación

Ya en el Antiguo Testamento se ve el anuncio de los profetas hablaba de la venida del Espíritu del
Señor que vendría sobre el Mesías esperado del Pueblo de Dios 2, Espíritu que vendría a salvar a los
hombres.

Este anuncio se manifiesta plenamente en la venida de Jesús al mundo, quien es concebido por el
Espíritu Santo3. Esta misión salvífica termina de confirmarse con la venida del Espíritu Santo sobre
Jesús al momento de su bautizo en el Jordán4. Comienza Jesús a realizar su obra en comunión con total
con el Espíritu Santo que “le es dado sin medida por el Padre”5.

Esta presencia y acción del Espíritu Santo en el mundo no queda sólo retenida en este acontecimiento
histórico-salvífico de la venida de Jesús al mundo, si no que es comunicada a todo el mundo. Jesús
promete la irrupción del Espíritu Santo en varias oportunidades 6. Esta promesa se realiza en un primer
momento en la Pascua7 y luego de su muerte y resurrección de forma mucho más clara en el día de
Pentecostés8. Es por medio de este envío que los apóstoles comienza a anunciar esta buena nueva y
empiezan a bautizar y a trasmitir el Espíritu Santo a aquellos que creyeron9.

A partir de entonces, los apóstoles comienzan a trasmitir el Espíritu Santo a todos los que se acercan a
la fe cristiana por medio de la imposición de manos. Esta entrega viene destinada a poder
complementar la gracia que se ha recibido por medio del bautismo10. Algunos autores relacionan este
gesto como el echo que completa el bautismo; otros buscan darle un sentido más teológico. Podría ser
un reflejo de la liturgia bautismal que estaba en uso en la época. Sin embargo, hay quienes afirman que

2 Cf. Is 11, 22
3 Cf, Lc 1, 35
4 Cf. Mt 3, 13-17; Jn 1, 33-34)
5 Cf. Jn 3, 34
6 Cf. Lc 12, 12; Jn 3, 5-8; Jn 7, 37-39; Jn 16, 7-15; Hch 1, 8
7 Cf Jn 20, 22
8 Cf. Hch 2, 1-4
9 Cf. Hch 2, 38
10 Hch 8, 15-17; Hch 19, 5-6; Hb 6, 2

4
este hecho no tiene un especial significado que pueda llegar a relacionarse con la iniciación cristiana11.

El signo de la imposición de las mano se complementó con la unción con un óleo perfumado a fin de
mejorar el significado de lo que se estaba realizando.

La tradición de la Iglesia ha tomado de aquí el signo de la imposición de las manos y el de la unción


como elementos que hacen parte del rito del sacramento de la confirmación12.

Durante los primeros siglos de la historia de la Iglesia, la confirmación constituía, junto con el
bautismo, una única celebración, se celebraba entonces, según San Cipriano, un “sacramento doble” 13.
Esto se dio probablemente a causa del rápido crecimiento de las parroquias rurales y del alto número de
bautizos de niños que se daban durante todo el año, lo que dificultaba la presencia del obispo en todas
las celebraciones14.

En Occidente, se ha querido reservar la al obispo el acto de conferir la plenitud del bautismo, es por
esta razón que se establece la separación temporal de ambos sacramentos. En Oriente en cambio se han
conservado unidos ambos sacramentos, siendo así conferida la confirmación por el presbítero que
bautiza, quien puede hacerlo sólo con el “crisma” consagrado por un obispo15.

En la Iglesia Romana se realizaba una práctica que incluía dos unciones luego del bautismo, la primera
era realizada por el presbítero al salir el neófito de la pila bautismnal, la segunda la realizaba el obispo
en la frente de cada recién bautizado. Se asociaba la primera unción al bautismo dado por el presbítero
y la segunda a la confirmación dada por el obispo16.

11 OÑATIBIA, I., bautismo y confirmación, 43-44


12 Cf. CEC 1289
13 Cf, CEC 1290
14 Ibíd.
15 Ibíd.; Cf CCEO can. 695, 1; 696, 1
16 Cf. CEC 1921

5
1.2. Antecedentes Históricos

1.2.1. Primeros Siglos

Debido al crecimiento de la comunidad eclesial durante el siglo II se fue haciendo necesario poder
realizar un camino de preparación para los que se iban a incorporar. Este camino conocido como
catecumenado constaba de distintas etapas y ritos17.
El rito de iniciación propio que se realizaba luego del catecumenado era el bautismo. Posteriormente se
realizaban otros símbolos que decían relación con la unción, la imposición de manos y la signación, los
cuales, según la distribución geográfica, se consideraban vinculados o no a la comunicación del
Espíritu Santo, en otros lugares simplemente se les consideraba como parte del bautismo18.

1.2.2. Siglos IV al VII

Durante los siglos IV al VII no fueron muchos los cambios que se dieron en cuanto a los sacramentos
de iniciación. A causa del edicto de Tolerancia de Milán del año 313 las filas de la Iglesia se vieran
ampliamente engrosadas, lo cuál llevó a una cierta relajación en el catecumenado y a que muchos
decidieran postergar el recibir los sacramentos de iniciación a causa de las fuertes exigencias del
catecumenado, se convierten así en una especie de meta que se espera alcanzar más hacia el final de la
vida19.

El bautismo de los niños se fue haciendo cada vez más común hasta casi convertirse en lo más
evidente. Unido a esto, se decidió comenzar a reservar al obispo la unción crismal. Con esto se da un
primer paso a la disgregación del rito de iniciación cristiana20.

Comienza a darse mayor atención a estos ritos postbautismales. En Oriente será mayor el acento en la
unción, en Occidente en cambio se pondrá más atención en la imposición de manos. Esto será el punto
de partida para una teología de la confirmación21.

17 OÑATIBIA, I., bautismo..., 49-50


18 Cf. Op. Cit., 50-51
19 Cf. Op. Cit., 58-59
20 Cf. Op. Cit., 60-61
21 Cf. Op. Cit., 62-63

6
1.2.3. Edad Media

En la Edad Media, antes de la Escolástica, se mantiene la tradición de que la confirmación es dada por
el obispo, aunque el apremio de los padres por ver a sus hijos bautizados lo antes posible es cada vez
mayor. Se consigna que el presbítero que bautice a un niño debe darle inmediatamente al comunión
aunque el Obispo no lo hay confirmado aun. De esta forma, se van separando cada vez más los
sacramentos de iniciación y comienza a darse la comunión antes de la confirmación22.

En la época de la Escolástica se hace cada vez más común que el bautismo de los niños se haga a los
pocos día de nacer. Así mismo, se busca que la confirmación se dé lo antes posible. Numerosos sínodos
en el siglo XIII condenan a los padres que han decidido hacer que sus hijos esperen hasta la edad de la
razón, siete años, para recibir la confirmación, lo que da cuenta de que el sacramento ya se postergaba
respecto del bautismo. En muchas regiones de Europa se mantuvo la tradición de esperar hasta los siete
años antes de confirmar a los niños, esto se debió probablemente con la influencia del concilio
provincial de Colonia del año 128023.

1.2.4. Edad Moderna

En la edad moderna, los reformadores declararon que la confirmación no puede considerarse


sacramento pues, todo sacramento debe “haber sido instituido expresamente por Cristo y debe ir
emparejado con una palabra de Dios con promesa de gracia”24.

El Concilio de Trento abordará el tema de la confirmación en la sesión VII el 3 de marzo de 1547,


vinculándola estrechamente con los sacramentos y especialmente con el bautismo. Afirmó
encarecidamente que la confirmación no es simplemente una ceremonia sin mayor trascendencia ni una
especie de catequesis sino que un verdadero sacramento, uno de los siete 25; es uno de los tres
sacramentos que imprimen carácter26 y que el ministro ordinario único es el obispo27.
22 Cf. Op. Cit., 67-68
23 Cf. Op. Cit., 69-71
24 Op. Cit., 83
25 Cf. DH 1601; 1628
26 Cf. DH 1609
27 Cf. DH 1630

7
Pese a ser lo anterior un gran aporte en la defensa y declaración como sacramento, faltó un desarrollo
mayor respecto de la teología del sacramento, el fundamento bíblico, su relación con la Palabra de
Dios, la función de la fe y la jerarquía existente entre estos sacramentos28.

Respecto de la administración del sacramento de la confirmación, en algunos lugares se seguía


confirmando a los niños al poco tiempo de haber nacido. En otras regiones, siguiendo lo propuesto por
el concilio de Colonia de 1280, los niños eran confirmados a temprana edad pero no antes de los siete
años. La falta de oportunidad, muchas veces debida a la dejadez de los propios fieles así como a la falta
de interés de los obispos, hacía que la confirmación fuera recibida por los fieles a muy avanzada edad o
incluso que algunos llegaran a morir sin haber sido confirmados29.

El Catecismo Romano del Concilio de Trento (año 1586) recomendaba:


“Todos deben saber que se puede administrar el sacramento de la confirmación después del bautismo.
Sin embargo, es más conveniente no hacerlo antes que los niños tengan uso de razón. Por eso, aunque
no hay que esperar a los doce años, si conviene diferir ese sacramento a los siete”30.

Respecto de la edad de la administración del sacramento, se comenzó a tomar en consideración la


necesidad de la catequesis para preparar la recepción del sacramento. Esto llevó a que se comenzara a
considerar la necesidad de llevar la confirmación al final del camino de preparación de la catequesis, lo
que llevó muchas veces a que la confirmación se recibiera después de la comunión 31. El ritual de
Toulon, de 1748, propone: “Con el fin de asegurar que los niños que se presentan en esta diócesis para
confirmarse estén suficientemente instruidos, se ordena que sólo se confirmen después de haber hecho
la primera comunión”32.

León XIII en carta al arzobispo de Marsella con fecha 22 de junio de 1897, alaba su celo por asegurar
que los niños recibieran la confirmación antes que la primera comunión, lo razonaba de la siguiente
manera “se hacen más dóciles a aceptar los mandamientos, más aptos para recibir más tarde el

28 OÑATIBIA, I., bautismo..., 85


29 Cf, Op. Cit., 87
30 Cf. Op. Cit. Nota 27 página 88
31 Cf. Op. Cit., 88
32 Cf. Op. Cit., nota 27 página 88

8
sacramento de la Eucaristía y, cuando lo reciben, perciben frutos más abundantes” 33. Pese a lo
expresado en este documento, durante el siglo XIX empieza a pesar notablemente la tendencia a hacer
coincidir la edad de la confirmación con la edad del término escolar34.

1.2.5. Historia reciente

El decreto Quam Singulari35 de San Pío X publicado el 8 de agosto de 1910 establece que el uso de
razón es el criterio para la obligación del precepto de comunión, como consecuencia de esto, los niños
reciben los sacramentos de la Penitencia y comunión antes que la confirmación, siendo esta última
recibida en torno a los 12 años. Pese a lo anterior, el Derecho Canónico de 1917 establecía en el canon
788 que la edad más adecuada para el sacramento de la confirmación es la de siete años. Así mismo, la
Sagrada Congregación de Sacramentos afirma el 30 de junio de 1932 que se mantenga el orden
tradicional de los sacramentos de iniciación, es decir, bautismo, confirmación y primera comunión36.

Con el Concilio Vaticano II se dieron algunas reformas importantes respecto de los sacramentos de
iniciación cristiana. Estos cambios y elaboraciones serán revisados en las siguientes secciones del
presente trabajo.

2. De los que van a recibir el sacramento de la confirmación

2.1. Consideraciones generales

El canon 879 afirma lo siguiente: “El sacramento de la confirmación, que imprime carácter y por el
que los bautizados, avanzando por el camino de la iniciación cristiana, quedan enriquecidos con el don
del Espíritu Santo y vinculados más perfectamente a la Iglesia, los fortalece y obliga con mayor fuerza
a que, de palabra y obra, sean testigos de Cristo y propaguen y defiendan la fe” 37. Por lo tanto, hace
referencia al hecho de que, como ya hemos visto, la confirmación es un sacramento que ayuda a los
fieles a poder seguir profundizando y creciendo en su vida como miembros de la Iglesia. Muchas veces

33 Cf. Codicis juris canonici fontes III (Ciudad del Vaticano 1933) 515-516; citado en OÑATIBIA, I., bautismo..., 88
34 Cf. Op. Cit., 88
35 Cf. DH 3530
36 Cf. OÑATIBIA, I., bautismo..., 90
37 CIC can. 879

9
se considera entonces que la confirmación es el paso necesario, aunque no para la salvación, que se
debe dar para poder hacer conciente la gracia que ha sido concedida por el bautismo. Si bien el
bautismo ha sido recibido válida y lícitamente, y así mismo es un sacramento que surte efectividad, es
necesaria la confirmación y la eucaristía par que la iniciación cristiana quede completa38.

Como requisitos para poder recibir el sacramento de la confirmación se pide que el candidato esté
bautizado y no confirmado39. Si bien el sacramento de la confirmación se puede administrar a cualquier
bautizado que no haya sido confirmado y que se encuentre en peligro de muerte 40, incluso a los niños si
no han alcanzado la edad de uso de razón 41. Si el fiel tiene ya uso de razón, se requiere que esté en
estado de gracia, convenientemente instruido y dispuesto a renovar las promesas bautismales42.

2.2. Consideraciones en torno a la edad de los que van a recibir el sacramento de la confirmación

Es justamente en este punto donde la discusión se torna álgida y donde aun no se ha podido encontrar
consenso respecto de la edad óptima o adecuada para la recepción del sacramento de la confirmación.

Respecto de este tema el canon 891 del Código de Derecho Canónico de 1983 dice lo siguiente: “El
sacramento de la confirmación se ha de administrar a los fieles en torno a la edad de la discreción, a no
ser que la Conferencia Episcopal determine otra edad, o exista peligro de muerte o, a juicio del
ministro, una causa grave aconseje otra cosa”. Por lo tanto, se entiende que la edad adecuada
correspondería a los siete años43. Antes de esta edad se considera al bautizado como infante hasta que
alcanza esa edad y por lo tanto no requerirá los efectos de dicho sacramento.

Posteriormente ya comienza a tener conciencia de sus actos y empieza a ser responsable de sus vida
moral, razón por la cual se puede considerar necesaria la ayuda del Espíritu Santo para poder vivir más
plenamente la vida de fe.

38 Cf. CEC 1306


39 Cf. Ibíd.; CIC can. 891, 1
40 Cf. CIC can. 889, 2
41 Cf. CIC can. 97, 2
42 Cf. Introducción del Ordo Confirmationis, Observaciones Previas, n. 12
43 Cf. CIC can. 97, 2

10
“Para que el confirmado con uso de razón reciba lícitamente el sacramento, ha de estar
convenientemente instruido, en estado de gracia, y ha de ser capaz de renovar las promesas del
bautismo”44.

Pese a lo anterior, luego del Concilio Vaticano II comenzó a difundirse la idea de postergar la edad en
la que se recibe la primera comunión así como la edad en la que el bautizado recibe el sacramente de la
confirmación, es decir, se alarga el camino de los sacramentos de iniciación cristiana, esto se hace por
diversas razones pastorales. En el caso de la confirmación, esa postergación se relaciona muy a menudo
con la concepción de la confirmación como sacramento de la madurez cristiana45.

Esta imprecisión en torno a la edad viene dada por el propio canon 891, pues al afirmar “ en torno a la
edad de la discreción” no exige ni determina ningún rango, y se deja en libertad a las conferencias
episcopales para que puedan decidir por sí mismas cual es esa edad óptima.

En Chile, la Conferencia Episcopal sugiere que el sacramento de la confirmación sea recibido luego de
haber recibido los sacramentos de la reconciliación y la eucaristía y se considera que la edad adecuada
para confirmarse es en torno a la edad juvenil, es decir, en torno a los 15 años46.

En Estados Unidos, la situación es aun más difícil pues los obispos de la Conferencia Episcopal
reunidos en 1993, diez años después de la promulgación del Código de Derecho Canónico de 1983, no
pudieron ponerse de acuerdo a la “edad de discreción” que señala el canon 891 de dicho código.
Determinaron entonces que dicha edad se mueve en un rango de 11 años, entre los siete y los 18 años
de edad47.

44 Cf. Introducción del Ordo..., n. 12


45 Cf. IGLESIAS, D., Sintió compasión de ellos. Escritos teológico-pastorales [en línea]. (Montevideo, 2008) [fecha de
consulta: 5 de noviembre 2011]. disponible en http://infocatolica.com/blog/razones.php/1005311119-la-edad-minima-
para-la-confir

46 CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE, Orientaciones para la Pastoral Sacramental, N° 186


47 LEVADA, W., «Reflections on the age of confirmation» , en Theological Studies 57/2, 302-312

11
Son diversas las razones pastorales que se aducen respecto al tema. Algunos teólogos proponen que
debido a la descristianización de nuestra época, es importante poder aprovechar que se complete la
iniciación cristiana a temprana edad asegurando así que haya una mayor participación en la
consecuente vida de parroquia o de pastoral juvenil, así lo afirma Daniel Iglesias: “Con mucha
frecuencia los niños se alejan de la práctica sacramental poco tiempo después de haber recibido la
Primera Comunión. Pocos son los que perseveran en la recepción asidua de los sacramentos de la
Eucaristía y la Penitencia, reciben el sacramento de la Confirmación y llevan luego una vida cristiana
militante. De hecho este último sacramento ha quedado reducido a una minoría de los fieles
católicos”48.

Similar opinión es la que tiene el Padre John Dreesse, párroco de la Iglesia de Santa Rosa de Lima en
New Lexington, Ohio. En un artículo publicado en diciembre de 1997 afirma que tal como la tradición
de la Iglesia lo expresa, la confirmación es el paso evidente, luego del bautismo, en la iniciación
cristiana, pues, “una vez que los católicos han recibido la primera comunión, son miembros de la
Iglesia plenamente iniciados, tan católicos como el Papa o los obispos” 49. Por lo tanto es importante,
según el autor, no se atrase la edad de la confirmación, es más, sugiere que este sacramento sea recibido
antes que la primera comunión.

En el mismo artículo, relata cual ha sido su experiencia al hacer que niños de segundo grado de colegio,
es decir, en torno a los siete u ocho años de edad, reciban el sacramento de la confirmación antes que el
de la primera comunión, experiencia que ya ha realizado durante siete años, con la aprobación de su
obispo. Entre otras cosas destaca que al comparar la experiencia realizada en su parroquia con otras en
las cuales quienes se preparan para la confirmación son adolescentes que ya han recibido la primera
comunión, hace notar que estos últimos, se encuentran en una etapa de franca rebeldía frente a sus
padres, lo cual los lleva a cuestionar su vida de fe y los pone en una actitud contestataria. Destaca que
“no se debe usar el sacramento de la confirmación como un rito que marque el paso de la adolescencia
a la vida adulta, si bien es necesario trabajar con expertos en liturgia para poder desarrollar alguno”50.

48 Ibíd.
49 DREESSE, J., «Don't wait for confirmation » , en U.S. Catholic 62/12 (1997), 21-22; traducción personal
50 Ibíd.

12
Destaca también el hecho de que como acto catequético-pastoral, el hecho de que los confirmandos
sean niños de segundo grado de colegio, cumple un rol pedagógico no sólo para los niños, sino también
para quienes participan como fieles en la celebración.

2.3. Acerca del orden en que se administran los sacramento de iniciación cristiana

Otro punto que tiene que ver con el anterior y que no es de menor importancia es el que dice relación
con el orden en el que se administran o se deberían administrar los sacramentos de iniciación cristiana.

Con el único que no hay dudas es el bautismo, pues este es “el fundamento de toda la vida cristiana, el
pórtico de la vida en el espíritu (“vitae spiritualis ianua”) y la puerta que abre el acceso a los otros
sacramentos”51. Sin embargo, respecto tanto de la confirmación como de la primera comunión, hay
diversas opiniones acerca de cual es primero.

Así lo hace notar el Papa Benedicto XVI en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis: “A este
respecto es necesario prestar atención al tema del orden de los Sacramentos de la iniciación. En la
Iglesia hay tradiciones diferentes. Esta diversidad se manifiesta claramente en las costumbres eclesiales
de Oriente, y en la misma praxis occidental por lo que se refiere a la iniciación de los adultos, a
diferencia de la de los niños. Sin embargo, no se trata propiamente de diferencias de orden dogmático,
sino de carácter pastoral. Concretamente, es necesario verificar qué praxis puede efectivamente ayudar
mejor a los fieles a poner de relieve el sacramento de la Eucaristía como aquello a lo que tiende toda la
iniciación. En estrecha colaboración con los competentes Dicasterios de la Curia Romana, las
Conferencias Episcopales han de verificar la eficacia de los actuales procesos de iniciación, para
ayudar cada vez más al cristiano a madurar con la acción educadora de nuestras comunidades, y a
asumir en su vida una impronta auténticamente eucarística, que le haga capaz de dar razón de su propia
esperanza de modo adecuado en nuestra época (cf. 1 P 3,15)”52.

Las opiniones respecto de la necesidad de una ortodoxia clara, que defina de una vez y para siempre el

51 CEC 1213; Cf. CIC can. 842, 1


52 BENEDICTO XVI, exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, n. 18

13
orden en el que se deben administrar estos sacramentos está lejos de asomarse, existen posturas
encontradas al respecto.

Respecto a la pregunta de algunos autores acerca de la interrupción de los sacramentos de iniciación si


se considera que al realizar la primera comunión antes de la confirmación, lo cual implicaría la
necesidad de acercarse previamente al sacramento de la reconciliación, situación que por lo demás se
da si es que el sacramento de la confirmación se atrasa, Levada 53 plantea que en realidad el sacramento
de la reconciliación estaría actuando como un “nuevo bautismo” pues ayuda a retornar al estado de
gracia y por tanto no interrumpiría los sacramentos de iniciación.

Robert D. Duggan, párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en Gaithersburg, Md ., afirma que
“Después de 20 años de prácticas que difieren de parroquia en parroquia [respecto de las edades de
quienes reciben el sacramento de la confirmación] y de diócesis, en diócesis tenemos un caos pastoral
cuyo efecto tóxico se ha vuelto cada vez más evidente para todos” 54, con esta afirmación introduce su
artículo en el cual dice que la política adoptada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, ha
dado tal nivel de libertad que ha generado un evidente caos al no haber una ordenanza clara respecto de
la edad a la cual recibir el sacramento de la confirmación así como el hecho de no tener claridad
respecto del orden en el que se deben administrar los sacramentos de iniciación cristiana.

“Si las presiones compensatorias llevadas a cabo recientemente no fueran tan fuertes, sería fácil ver la
sabiduría que hay detrás de la restauración [del orden original de los sacramentos de iniciación]
ordenada por el Vaticano II y reiterada en la subsecuente legislación. Sin embargo las mismas presiones
que llevaron a permitir la “clausula de escape” en el Ritual de Confirmación, en la prenotanda número
11 (la posibilidad de una edad alternativa, mayor que la edad de discreción), sólo ha servido para nublar
la consideración de los asuntos tremendamente importantes que están en juego 55. Plantea el autor que
esto es un punto no menor que puede acarrear grandes problemas, a continuación afirma “el diálogo
ecumnenico con las iglesias Ortodoxas a revelado que estas consideran que nuestra práctica de la

53 LEVADA, W., «Reflections...


54 DUGGAN, R., The age of confirmation: A flawed proposal» en America 168/20, 12-14; traducción personal
55 Ibíd.

14
realizar el sacramento de la confirmación después de la primera comunión es un serio obstáculo para la
unidad […] Probablemente una de las afirmaciones más fuertes acerca de la importancia de celebrar los
sacramentos de iniciación en su orden apropiado viene dada directamente del Ritual de Iniciación
Cristiana de Adultos, cuando da la razón al afirmar que la confirmación siempre debe seguir
inmediatamente al bautismo; (Prenotanda 215). dicho de otra forma, lo que está en juego es nada
menos que una adecuada comprensión de la economía trinitaria de salvación”.56

Una postura bastante distinta al respecto es la que muestra el Obispo Levada, quien en respuesta al
artículo anterior plantea que es fundamental poder tener en cuenta que el camino que se ha llevado a
cabo al poner la confirmación como la culminación de los sacramentos de iniciación y el hecho de
retrasar la edad a la cual se recibe este sacramento ha permitido desarrollar un mejor camino para un
verdadero catecumenado que permita el alcanzar una verdadera comprensión de lo que significa la vida
de fe57.

El diálogo con las iglesias Ortodoxas se ha visto ampliamente enriquecido y se ha llegado a notables
acuerdos, uno de los documentos más importantes al respecto ha sido la Declaración común de la
Comisión mixta católico-ortodoxa “Fe, sacramento y unidad de la Iglesia”, conocido como
“Documento de Bari 1987”58.

Existen aun diferencias sobre todo con respecto al sacramento de la confirmación, sin embargo, el
diálogo ha ayudado al enriquecimiento de ambas partes.

56 Ibíd.

57 Cf. LEVADA, W., Reflections...


58 Cf. OÑATIBIA, I., bautismo.., 97

15
Conclusión

Si bien en un primer momento puede parecer que tanto la edad a la que se debe recibir el sacramento de
la confirmación así como el orden en el que se deben administrar a los fieles los sacramentos de
iniciación puede parecer un tema poco relevante, definitivamente no lo es.

Es interesante poder ver como se dividen las aguas frente a estos temas. No es evidente el ver que hay
consideraciones tanto pastorales como dogmáticas que están de fondo y que juegan importantes roles a
la hora de tener que tomar una postura al respecto.

Después de lo investigado y elaborado he podido comprender que durante siglos y hasta no hace
muchos años se ha considerado que el sacramento de la confirmación es aquél que viene a renovar y
profundizar el bautismo, permitiendo así poder llegar a tener una participación más plena de la vida
cristiana, y por lo tanto el sacramento inmediatamente posterior al bautismo y previo a la primera
comunión. Sin embargo, me parece que el hecho de poder tener un tiempo de mayor profundización y
preparación para poder alcanzar una verdadera profundización del significado y de la gracia que
recibida por el sacramento de la confirmación hacen que este pueda generar una mayor fructuosidad al
ser recibido a una edad posterior a la de discreción.

Concuerdo plenamente con la declaración de Levada que afirma “es importante una política uniforme
con respecto a la confirmación que permita que los fieles católicos puedan tener una mejor
comprensión acerca de la importancia del sacramento, política que sea sostenida y llevada adelante por
la Iglesia, y que permita asegurar que los niños puedan acceder a la confirmación. Esto sería realmente
útil en una sociedad como la nuestra donde la gente se ve fuertemente afectada por una alta movilidad y
donde los esfuerzos catequéticos se ven afectados por muchos factores externos que compiten”59.

59 Cf. LEVADA, W., Reflections..

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Bibliografía

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