En la organización de tipo federal conviven dos niveles
constitucionales distintos, pero articulados. Por un lado,
existe un nivel constitucional general, que define el ámbito dentro del cual se han de mover tanto los órganos federales como los órganos estatales. Por otro lado, existe un nivel constitucional local, subordinado al primero, pero que dentro de los límites definidos por aquel tiene libertad de acción y de expansión. Es común encontrar en la literatura jurídica sobre el federalismo, referencias a las distintas fórmulas utilizadas por los textos constitucionales para distribuir las competencias entre los distintos niveles de gobierno. Por lo general, se señalan las siguientes fórmulas básicas:
Determinación de competencias de las entidades locales, reservando
las no mencionadas en manos de los órganos federales.
Determinación de las competencias exclusivas de los órganos
federales, reservando las no mencionadas en manos de los estados. Este tipo de competencias, también comunes en los sistemas federales, implica que la Federación establece las bases o principios para la ordenación de un ámbito material y a las entidades federadas les corresponde el desarrollo o normación completa. Esta idea corresponde a la tercera posibilidad a que hacía referencia García Pelayo al definir a las materias concurrentes, y que como vimos, se referían —según este autor— a aquellas materias cuya legislación básica pertenece a la Federación, y su legislación detallada o reglamentaria, a los Estados miembro. Desde el punto de vista legislativo, la unificación o federalización del derecho puede entenderse como la transferencia de la facultad para legislar en una materia determinada, de manos de las entidades federativas, a las autoridades federales. Desde la perspectiva judicial, unificación o federalización consistiría en la transferencia de la facultad de establecer la interpretación última y final sobre la ley local, desde los tribunales locales hacia los tribunales federales. Es el sistema de relaciones fiscales que se establecen entre los diversos niveles de gobierno en un Estado federal. II. Para estos efectos, se entiende por Estado federal la forma de organización del territorio del Estado que se caracteriza FEDERALISMO por un grado parcial de descentralización jurídico-política, intermedio entre un Estado central y una confederación de FISCAL estados. El sistema federal es creado por la C, la cual establece dos clases de órdenes jurídicos parciales: la Federación, cuyo ámbito espacial de validez es la totalidad del territorio del Estado, y las entidades federativas, que tienen validez en zonas geográficas específicas del territorio estatal. El sistema de coordinación fiscal entre la Federación y las entidades federativas tiene dos ámbitos: en primer lugar la Federación está obligada, por disposición constitucional (XXIX-73) a participar a los estados en el entendimiento de determinados gravámenes exclusivos de ella. En segundo término, en el ámbito de la coincidencia tributaria, la Federación ha celebrado convenios de coordinación con las entidades federativas para distribuirse los rendimientos de los gravámenes ubicados en esta área, esto es, que constitucionalmente podrían ser establecidos por ambos niveles de gobierno como el mencionado IVA. Se integró en su origen con el 0.37% de los mismos conceptos de ingresos federales participables que integraban el fondo general. En 1981 este fondo fue de 0.50%, y en 1984 fue incrementado con el 3% del fondo general de participaciones y otra cantidad igual a esta última con cargo a la Federación. El propósito esencial del fondo financiero complementario fue el de favorecer en mayor medida a las entidades que obtenían menos participaciones en el fondo general. Por esta razón la distribución del fondo financiero se hacía en proporción inversa a la participación por habitante que tuviera cada entidad en el fondo general de participaciones, en el ejercicio de que se trataba.