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Cuando

en diciembre de 2011 iniciamos en un blog nuestras


"charlas médico legales" muchos se interesaron en estas temáticas.
Son charlas de contenido violento porque así se dieron los hechos que
recoge.
A ellos y a todos aquellos que en una forma u otra incursionan en las
ciencias forenses, dedico humildemente esta publicación, que ahora es de
todos.
Sin la ayuda y cooperación de mi secretaria la Sra. Belén Spada, la tarea
hubiera sido imposible.
La muerte es un tema de interés natural y el ser humano siempre se ha
preocupado por ello. Pero cuando se produce bruscamente por el crimen
atrae la curiosidad general.
También quiero agradecer y recordar para aquellos que no lo conocen
a un médico y eximio escritor al que he seguido y admirado por su
sapiencia, profundidad y elegante estilo literario, me refiero al español Dr.
Félix Martí Ibáñez. Él ha dicho: ("MD, Criminología y medicina - Vol 5, N°3,
Marzo 1967).

"Hasta el siglo pasado, en general el médico se interesaba especialmente


en la muerte por enfermedad o vejez, firmando el certificado de defunción y
actuando como "notario" de la muerte. Mas, a medida que fue ampliándose
el concepto de lo que debía ser un forense, algunos médicos comenzaron a
aplicar no solo sus conocimientos de medicina sino también de balística y
criminología, para determinar la causa, el momento y a veces el lugar de
ciertas muertes, ayudando así en casos de violencia a la reconstrucción del
crimen y la captura del criminal.
Gradualmente fue dibujándose una nueva especialidad en la

carrera médica, la del médico forense, quien puede científicamente


ayudar a investigar las causas de la muerte, carrera tan indispensable
en nuestra vida moderna erizada -como un puerco espín de púas- de
infinidad de tipos de violencia. El médico por su profesión -que le
enseña a observar, analizar, deducir, experimentar, razonar, en una
palabra, aplicar el método científico a cualquier problema- es el mejor
de los detectives. Para el buen médico, los órganos del cuerpo
humano tienen pocos secretos en la vida y en la muerte. En vida
escucha el lenguaje, elocuente en su silencio, de los órganos; en la
muerte, sigue escuchando las vocecillas sutiles de esas mismas
vísceras que aún le dicen cosas misteriosas y profundas que sólo él
puede interpretar.
El progreso de la criminología desde hace 100 años se ha
debido sobre todo a la obra de médicos esforzados con frecuencia en
pugna de su tiempo y con sus colegas. La antropometría bertillonnage,
la toxicología y la dactiloscopia han progresado gracias a la obra de
médicos. Sin Mateo Orfila, que dio lustre a la isleta de Menorca, no
hubiera avanzado la toxicología; sin César Lombroso, no hubiera
adquirido carácter de ciencia la antropometría; sin Sir Francis Galton
(en cuya vida extraordinaria figuraron ascensiones en globo y
exploración en busca de las fuentes del Nilo), no hubiera progresado la
dactiloscopia. No olvidemos a Sir Bernard Spilsbury, cuyas
investigaciones necrópsicas permitieron resolver muchos crímenes.
Ese Sir Bernard que abrumado por ver tanta muerte, acabó por
suicidarse. El y el Dr.Sydney Smith son las dos famosas figuras
británicas en los anales de la medicina forense."
Dr. Osvaldo Hugo Raffo

Ex Médico Forense de la Justicia Nacional.


Ex Docente de las Cátedras de Medicina Legal de la Universidad de
Buenos Aires, Universidad del Salvador y Universidad Nacional de General
San Martin.
Ex Profesor de Medicina Legal de la Escuela Superior de la Policía de la
Provincia de Buenos Aires.
Ex Profesor de Medicina Legal del curso de Instructores Judiciales de la
Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires.
Profesor Extraordinario visitante de la Universidad Fasta.
Ex Director de Medicina Legal de la Dirección general de Ciencias y
Técnicas Criminalísticas de la Policía de Buenos Aires.
Premio Eduardo Wilde de la Universidad Nacional de Buenos Aires en
"Balística experimental Medico Legal".
Dr. Honoris Causa de la Facultad de Abogacía de Universidad de Morón.
Consultor Pericial del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de la Provincia
de Salta.
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