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El lenguaje se requiere a temprana edad, es algo tan nuestro, su uso es

tan natural, su importancia tan sabida que quizás por eso mismo hay
muchas personas que no le dan la atención que me merecen, el
lenguaje tiene un enorme valor social. Es por medio del lenguaje que le
damos forma y vida a nuestros más recónditos pensamientos, a
nuestras ilusiones, a nuestros sueños, a nuestros sentimientos. Es el
lenguaje el que hace posible la comunicación entre los hombres; es el
lazo con el que más fuerza une a los miembros de una sociedad.
Mientras mayor sea el dominio que tengamos del lenguaje, mientras
mejor se exprese el hombre, mientas mayor sea la presión con que
manifieste en palabras sus pensamientos, mejor se entenderá por sus
congéneres y vivirán más armónicamente en su compañía. A este
respeto, don Pedro Salinas, ilustre profesor escritor y español, el
discurso que pronunciaba en una colación, en una universidad de
Puerto Rico dijo lo siguiente:
Cabe la esperanza de que cuando los hombres hablen mejor, mejor se
sentirán en compañía, se entenderán más delicadamente. La lengua es
siempre una potencia vinculadora, pero su energía vinculatoria esta en
razón directa de lo que bien que se hable, de la capacidad del hablante
para poner en palabras propias su pensamiento y sus afectos. Solo
cuando se agotó la esperanza en el poder suasorio del habla, en su
fuerza de convencimiento, rebrillan las armas y se inicia la violencia.

Con frecuencia oímos decir que el juego es el trabajo del niño esto se
lanza a él con gran entusiasmo, con ardor, sin otro propósito que el de
disfrutar plenamente de un rato de alegría.
El juego del niño es dinámico; como corresponde a quien tiene que
desarrollar músculos, quien tiene todo un organismo por formar.
También es imaginativo, como corresponder a quien tiene una
inteligencia. El en juego los niños lo mismo que corren, que saltan, que
bailan, que dan vueltas, intentan más, mientras más actividad mejor.
Cuando el niño juega, no está consciente de que su carácter se está
formando; no le preocupan a él estas cosas. Se entrega de lleno, se da
todo. Los hábitos de conducta que se forman son accidentales al juego.
Es a los adultos a quienes compete aprovechar este magnífico medio
para inculcar en los niños hábitos y actitudes deseables.

El 25 de diciembre de cada año el mundo celebra el nacimiento de


Jesús. En todos los países cristianos se celebra este acontecimiento.
En una forma o en otra. Hay fiestas religiosas y reuniones de familia. Se
cantan villancicos, se hacen regalos a familiares y a amigos, y se envían
tarjetas de felicitación.
La costumbre de los regalos de navidad es muy antigua; la de enviar
tarjetas de felicitación, es mucho mas reciente.
En algunos países como en Alemania, Gran Bretaña, y los Estados
Unidos, se engalana los regalos como el árbol de navidad, estos se
adornan con bombas y farolitos de grandes colores. Esta costumbre se
ha extendido a otros países. Se supone el gran árbol de navidad tuvo
su origen en la antigua Roma. Los alemanes lo llevaron a gran Bretaña
y de ahí paso a los Estados Unidos donde su uso se ha hecho universal.

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